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Marie-Héléne Brousse Ana Lucia Lutterbach Holck Diana Chorne Patricio Alvarez Karina Lipzer Jorge Rodriguez Marina Carreiro Paula Husni Paula Contreras Silvia Pino Rosy Goldman Marina Mosquera Susana Masoero Susana Reif Isabel Carraro Maria Elisa Banzatto De astucias y estragos femeninos

5 8 fa aellos. Elencue 7 ido que solo los tenfa ael nto Gin embargo, noo Fabia ocurtido. Cuardo de eso una ide mi vi lista es a la vez. epi importante abilidad del analist Pistem la respons dumbre, que cay Bic sente al centfico para quien una eventual deiciencig ‘Contrari¢ mmino del descubrimiento, el deseo del anc tica no er Ia clinica, porque es la condicién de poe lista es puesto 2! ha, que consiste en abordar lo desconocido ayer bilidad de ese insoportable; lo inhumano en lo humane, sr de la rile 2 decir que toda caida en el moralismo politica: Lo que tio del momento, hecho de un tejido compacto de pre. mente correcta or gnos, de sentimientos siempre tan confusos comp cios fees ae cinismas, de escepticismos diversos ¢ interesados, nia aoeo nese sujeto dividido que el andlisis intenta ese, imped co esti6n femenina que era mi dolor, no hor ben er aistas lamadds posreulanos mise habia en gn absorbida por es0 mismo que ella pretendia com. “Miva la vagina!” de los innovadores respondia el “jUrra por el a I" de los clasicos. ee endencine confundides, de a Egopsicologia de los oto- doxos a los tedricos més heterodoxos de Ia relacién de objeto, sin ‘olvidar al consensuado Winnicott, esperanza de una tercera via que se revelaba desde entonces ser un camino de travesta para la obten- cién de una felicidad de propietario. Nadie me ofrecia algo ane pudiera hacer de mi sufrimiento subjetivo una biisqueda de saber. La instancia de la madre parecfa poder hacer sola contrapeso al agujero ‘de lo femenino. Foy sé que sin Jacques Lacan no solo no bier podido encom trarel andi, sno ain més, el psicoandlisis habria desaparecido. Todo esté marcado por una contingencia vertiginosa, en la que se puede pensar que es uno de los nombres de lo real, tal como Lacan lo definis. . Si, fue necesario el deseo de un hombre para que el pricoandiss no diga lo que dice siempre el poder (EI Seminario, Libro 7, La etic b Psicndlisis, Clase 24, “Las paradojas de la ica”): “Lo esencial 10 Siguiente -continden trabajando. Que el trabajo no se detenge. Lo ue quiere decir que quede bien claro que en caso alguno es una oc sin para manifestar el mas minimo deseo (...) en cuanto a los. deseos, ustedes pueden esperar sentados. Que esperen’”. a gy. horizonte desolado posfreudiano, intenté ir a ver 2 Un analista, que me habfan dicho que estaba en esta famosa tercera mis cert. log. = 3 1 Pero al final de la primera entrevista tan tenu habl6 del precio diciéndome da’ En esta ocasién esta cuenta perfecta interrumy que ya tenia la intuiciOn que las cuentas claras, y permiten seguir durmiendo, mientras division que deja un resto, No regresé. Escuché hablar de Lacan, de su Escuela, de algunos de sus enun- ciados que modificados por el rumor me escandalizaron, Recuerdo uno de ellos: “La cura viene por aftadidura” iCémo, el sufrimiento del sintoma no es santo! ;Peor, una podria no curarse de ser una mujer! Si las cuentas claras permiten dormir bien, el escdndalo despierta: queria por lo tanto un analista lacenia. no, y entré en el dispositivo analitico. La aventura comenzaba, Encontré el departamento de psicoanalisis, Jacques-Alain Miller, Alain Grosrichard y otros. Liberada de la caparazén de eternidad de la que uno se rodea en la Universidad, el saber vivia, los enunciados no hacian uno con la enunciacién. No entendia gran cosa, pero con su apoyo tanto generoso como entusiasta y confiado, comencé a bus. car en la ensefianza de Lacan las respuestas a mis preguntas, Ast orientada volvi a los posfreudianos. Si bien ellos no leyeron a Lacan, él fue su asiduo lector, No escondié su admiracién por Melanie Klein, por Balint, ni su deuda por Winnicott. Sin duda alli tenfa un saber no sabido, que por poco que uno pudiera servirse de él, permitia avanzar, Al mismo tiempo que Freud elaboraba las dificultades para dar cuenta de la sexualidad femenina a partir de las coordenadas edipi- «as, en vida ya, un movimiento cada vez més potente conducido mas alls, esencialmente, por analistas mujeres. Las mas conocidas eran Anna Freud y Melanie Klein, que habian intentado desarrollar el psi- coandlisis con nifios. Que los nifios sean el objeto de las mujeres es viejo como el mundo y esta tendencia para ser “natural”, es decir culturalmente dominante, no podia sino aumentarla dificultad para salir de los pre- juicios incluidos bajo su mascara de modernidad. Ciertamente, estas dos analistas habjan dado al psicoandlisis contribuciones muy gene- tales, pero su clinica llevaba siempre la marca del periodo de la infan- cia. Nada mas justo, se responder4, ya que Freud considera que todo esté jugado a los tres afios, y que el nifio, “perverso polimorfo", ‘ocupa desde los “Tres ensayos para una teoria sexual” un lugar fun- damental en la clinica psicoanalitica. EL “perverso polimorfo’, si, pero la relacién madre-nifio es menos r 1€ como tranquilizador “De ese modo seria una cuenta redon- pid el ronroneo, por- conservan la amistad que el inconsciente es una | soninawas soovaiss 4 svimnisy 3a hecho que Freud, en el transcurso de su oby, Sentido comin ubicaria a la madee ge tonde spadre y no la madre a quien Freud asige, ioe fiunble“experimentalmente”, pero logicamee pe construccion del fantasma. te necesario on oe oandlisis de nifios daba la primacia ala relacgn Ahora ie ido comiin venta a apoyarlo. 2Y los meses de gos. madre-nio Ee el traumatismo del nacimiento? De hethe tacion? ef part Cao en ese traumatismo? (No serfa mas just aguién es Wau eres hablar de esta experiencia, que suponer en escuchar 2m traumatismo que M0 €5 sino retrospectivo? No hay alimentacén ¥ “cimniento como experiencia de la castracién sing aque suponer oo ecucharlo. ZEl amamantamiento? Lo que permite que $e tral tlacion madte-nifio es la primera, la més originaria, Pear gu does entre os posfreudianos avanzaron con palabras enudblonas haca a idea de un Freud patriarca levado por su obse Sapo el pace, que se equivocs. Fue necesario por lo tant, para sper aurpimiento del sujeto, ir més alla del Ealipo, hacia un pe- todo pre-edpico que daria su fundamento necesatiamente maternal ree picandlisis es ante todo un dispositivo de palabra y esta ovientaion hacia lo precoz, que asimila la légica a lo cronol6gico, lo primero alo mds importante, el origen a la causa, conduce necesa- Famente a tomar alguna libertad con la cura. Tra las nurseries, alas guarderfas, alas escuelas y observar alos nos, Retomara una clinica de la mirada. Anna Freud se interes6en Jos nifos que habia conacido en los campos de concentracién; René Spitz en los nos hospitalizados; Margaret Mahler en las vicisitudes de la individuacién en los servicios de psiquiatrfa infantil. Todos estos estudio son interesantes, aunque participan del psicoanaliss aplicad. Melanie Klein se sostenia en el dispositive de la cura analitic ‘mientras que este movimiento conducia a reabsorber el psicoandlisis ena pscologia del nifio, perdiendo definitivamente de vista la pet pectva dl sujeto del inconsciente. EI nino es efectivamente una cate fora de pensamiento que tiene su pertinencia, ya sea en el campo de 'a Biologia, de la sociologia; atin en el domino de la educacién. 7 Pricoandisis no es pertinent. Lo que si es pertinente en psicoan’l Sis es la dimension del sujeto que el chiste, los lapsus, los olvidos. Actos fallidos, los suefios, hacen una cadena significante que aPrin confab cn eee formaba parte de ello en To que Melanie Ke a razén, No s sorprendente que las multiples observaciones, las cuantifr iis | Manie-Hetene Brousse caciones minuciosas, las comparaciones razonables en términos de significacién, hayan aportado poco al avance de los problemas fur damentales del psicoandlisis. En uno de los tiltimos textos de los Escritos, Lacan precisa con simplicidad: “Sea como sea, establezco que toda tentativa, o inchiso. tentacién en que la teorfa corriente no cesa de reincidir, de encamar ‘més allé el sujeto es errancia, siempre fecunda en error, y come tal equivocada. Asf encarnarlo en el hombre el cual regresa con ell> al nifio. Pues ese hombre sera alli el primitivo, lo cual falsearé tod lo del proceso primario, del mismo modo que el nifio desemperaré el papel de subdesarrollado, lo cual enmascararé la verdad de lo que sucede, durante la infancia, de original” (Escrites, pig. 837). Solo hay psicoandlisis del sujeto, que nunca es primitivo ni subdesarrollado. Excepcionalmente se puede decir lo mismo del hombre, de la mujer, del nino, GPor qué entonces la errancia de los mejores espiritus del psicoa- nilisis? La hipétesis que se impone, porque es la mas simple, es que ésta se produce por el inconsciente mismo. En efecto, “el inconscien- te interpreta’, 61 “interpreta al servicio del principio del plac’, ssegiin una expresiGn de Jacques-Alain Miller. La deriva tebrica que privilegia al nifio y a su relacién con la madre resulta de una inter- pretacidn del inconsciente. Para ponerlo en evidencia, fue necesario para Lacan interpretar en “sentido contrario al inconsciente” La orientacién posfreudiana y prelacaniana del psicoandlisis ocul- taba la pregunta sobre la feminidad, haciendo de la madre el parte- naire esencial, y de la relacién madre-nifio el lugar donde se decide el sujeto. Se opusieron dos corrientes: la Egopsicologia, la relaci6n de objeto. La misma méquina del tiempo que confunde pasado y memoria, la misma locura del “pre-": pre-verbal, pre-edipico, pre-objet... Estosig- nifica que esta orientacién “cronologizadora” del psicoandlisis por fuera de la cura, contra Freud, no plantea el mismo centro. En el centro de la Egopsicologia esté el momento simbiético. En el corazén de la relacién de objeto, esta el vientre materno. En Freud, hay el Edipo, una triangulacién. La eleccién de lo pre-edipico imp! «a, en cambio, o bien una relacién de dos elementos (es la teoria ce a relacién cle objeto que se sostiene, de proyecci6n a introyeccién, sobre laimposibilidad de salir del dos), o bien, la referencia a un todo in ferenciado nitio-madre-contexto que es la simbiosis y su consecuen- cia; la larga y dificil marcha hacia la individuaci6n, verdadera mar- cha hacia la humanidad segiin un darwinismo que no siempre se ignora. Pero jamas se saldré del ego, uno se acostumbraré més 0 Menos a la multiplicacién de los ego. 2 g g = sopitidad conceptual de la Egopsicologta estaba des; ; Ladebilidt con la orientacion freudiana. Por el cone necié io, |. tig reacion de objeto permanecisfiel a la pa, . corrient iprimiento freudiano, aunque abordé ee — del descul ae estructura dual, una relacién de espejo entre yen su tea evdenteen Sus interpretaciones en términos de naa ge contratansferencia. ue ho op los elements cincos Keinianos en una cong, ne potete, que agrege 2 a relaci6n madre-nino, revalorizan: cin er esperar tos dosclementos alo el Nombre Padre. ‘Algunos de los que los posfreudianos en contradicci alunos de Lacan intentaron hacer habian hecho de la madre, lames i ie Rr jlo, Tambien un catecsmo lacaniano surgi6 sin més resultade sed precedente: el mismo pensamiento simplificaor, la misma ee sndion pobre, mismo sometimiento a los prejuicios dela pasa Nada lo permite en Lacan, quizés hasta lo prohibe ‘Algunos de ls adeptos de la relacin de objeto empujaron la radi calzarion hasta entrever en la relacién de objeto precoz madre-ninio el pardigma, cierlamente perdido, de la dinica relacién sexual sais fauona. La relacién con el amamantamiento hace la figura del orgas- mmo perdido, satisfaccién mutua, correspondencia de la boca y el Teno del seno y de la leche, de la madre y del nifio, del niito y de la adie. Era el suefio de una naturaleza bien hecha, donde los goces itfan en la misma direccidn que el instinto: suefio de adecuacién per- ida, Cierto, estaba perdida aunque habia sico posible. Elbeneficio primero fue asegurar que hay relacién con la verdad yy como beneficio secundario se relegé la cuestién del goce femenino 4 los limites de la nurserie: uno se desentenderia de la pregunta “Qué quiere una mujer?” por la respuesta “Sea madre para gozar” Freud sabia bien que la satisfaccién de Dora en éxtasis frente 2 la Madona era de otro orden. Lacan es feroz cuando evoca “la consigna del buen latin” (Note pégine 825 Escritos): “Nos llega, bajo la consigna del buen latin, av se pitorrean de nuestras referencias a la metéstasis y a la metonimis (sie. tir de su descubri- ‘onal, no le perm felicidad por el al psicoandli- stra cosa que tieron diferenciarse radi objeto Al final de su articulo famoso, "De la pediatria 2 sis’, enuncia claramente que el objeto transicional no es 0! el fetiche materno. Manie-Heutne Brousse A zg 5 6 a ¢ 3 F = 3 8 Esto aclara la orientaci6n de la teorfa de la relacién de objeto desde una nueva perspectiva: la relacién madre-nifo ofrece el para- Gigma de la satisfaccion, es la felicidad por el fetiche ‘Gin duda los posfreuclianos creyeron un poco en el fantasma, cre- zon que no haba felicidad sino en el falo, creyeron en la existencia Ja relacién sexual. El inconsciente no conoce la relacién, no hace asain, sino por el fantasma y el sintoma. A partir de alli, Lacan tea~ tre la pregunta por la sexuialidad femenina disocidndola de la posi- ign materna y haciendo radicalmente disimétrico lo masculino de lo femenino. ‘La pregunta acerca de la posicién femenina se encuentra desde entonces radical mente modificada. “TrADUCCION: CLARA KICLLOF wl caurmanes copYHISE A S¥IDNLSY 30 El rapto y la mujer escritarz Awa Lucia LuTTerBach Houck “La tinica ventaja que un psicoanalista tiene el derecho de extraer de su posicién es la de recordar con Freud ue en su materia el artista siempre lo precede; pot lo tanto, él no tiene que hacer de psicblogo cuando el artista le desbroza el camino’, (Lacan, 1965/2008, pég. 200) En su curso De la natwraleza de los semblantes, Miller (1991) nos dice que la incompletud del ser femenino, en Freud, es tomada en Lacan como una inconsistencia que designa una estructura légica positiva -el espacio no-todo- un conjunto abierto definido por la imposibili- dad de circunscribir una totalidad. Miller hace, asf, una distincién entre Ia légica edjpica freudiana condicionada por el régimen del Uno-todo, que se funda con el padre como excepcién, y la l6gica laca- niana de la inexistencia del Otro y del no-todo generalizado. ‘Awa Lucia Lurrensact Hotck es psicoanalista (Rio de Janeiro), miembro de la Escola Brasileira de Psicanalise (EBP), AE 2007-2009, miembro de la ‘Asociacién Mundial de psicoandlisis, bacholck@infolink.com.br "Nota del traductor: el término portugués arrebatamento, traduccién del ‘érmino francés ravissement utilizado por Lacan, fue traducido en espaol como “aplo”. El rapto es un sustantivo, pero puede ser usado como verbo: raptar, raptado, raptor, etc. El problema en la traduccin se pre- senta cuando es usado como adverbio, dado que su traduccién como arrebato o arrebatamiento seria mas exacta. Por ser fieles al texto de Lacan conservaremos el término rapto cuando nos sea posible, pero en algunos casos utilizaremos el término arrebatar, arrebatado, etc. A los fines de la traduccién, debemos considerarlos equivalentes: rato y arte bato; pese a no ser sinénimos en espafiol, serén considerados equivalen- tes en el presente texto, dado que provienen del término ravissement uusado por Lacan. O Arrebatarento ¢ a Muther escrita fue publicado em a-Sephallus Revista digital del Nticleo Séphora, del Programa de Posgrado en Teoria Psicoanalitica de la UFRJ. Tania Coelho dos Santos (org). Rio de Janeiro, 2006. ge) somnanss soovniss 4 svionise 30 _— retendemos identificar en El rapto de Lop — Vist En este texto Ph i964) la ldgica femenina del no-t ein de uras (1964) la L6gica feme W-todo y, Marguerite Pa Karenina Ce Tolstoi (1875), el mismo pe un siglo antes, ¢ edipica freudiana, 2] Ana Loca Lurenoacn Houck regido por la gic Del Uno-Todo al no-togo mula “para todo sujeto funciona la funcign fétic v4 sometido a la casiacion’, indica que es por la nce hombre como todo se inscribe, excepto que esta unc Iimite en la existancia de un punto exteor, a través es negada. . Ta es la logica de la totalizacic La for hombre est falica que el encuentra su cual la funci6n La l6gica masculi tuye por la excepci6n 3, 0, ¥ que se consti. como término que la niega integralmente 6 ‘odo, sean cuales fueran los elementos, es neces. ye ee ‘més, que esté afuera. re ae redo femenino, el modo de someterse a la ley del falo, ala cas- pannel postulando la universalidad de la ley, pues como no. ta ee ned colocarse del lado del falo 0 no. En la f6rmula “ng todo ei Paesrpajer que no esté sometida a la castraci6n” no hay a ee ninguna mujer esti fuera de la castracin, no existe I Fear fandadora de un conjunto de mujeres, luego, no hay “ni una” iH 10 esté sometida a la castraci6n. . No existe, por lo tanto, la condicién necesaria para que se esta blezce el universal. El todo no se constituye, luego, la mujer es ro, toa somelida ala castacin. Las fGrmul del lado femeio ind can qu a mujer nose inscribe de a misma manera gu fon iempo, no prescinde de . Sera, per ampoc estéeneramente sometida a ey sims El flo y la identfcacign fica designan un régimen de a ido simbolizad,lmitada, En la logica del no-todo, lo que est en es tg no esl fla. EI no-todo no india lo que descompleta 31D pero s{la serie ilimitada que no es universalizable, ni incon npn fuida. El gocefemenino infnito,amado no-todo, designs 318° flojo que fluido, un ata y desata, que nunca se deja am: mente. En esa logic, el falo noes mas el mediador entre los S000 TT duciendo en este espacio una relacién al infnito espectfica Par sexo. No es la funcién félica la que hace la an vrometido # sexos, sino la posicién por la cual cada sujeto se declara ella 05 intro} da ‘iste en una cultura que hace sentido y garantiza el ejercicio de la fun- jos_Cién del padre como suplencia para los dos personajes femeninos: la Ensu curso De la naturaleza de ls semblantes, Miller (1991) nos dice queen Freud, el agujero, la pérdida y la castracién son solo pensables en el régimen del Uno en oposici6n al Otro, como el Uno unificante que hace un todo de todos, o sea, la relacién entre la falta y aquello que la tapona estd condicionada en la l6gica edipica freudiana por e! régimen del Uno-Todo, ‘La época de Freud corresponderia al reino del Nombre del Padre, ‘cuya estructura estd esbozada en “Totem y tabt, la universalizacion que se funda con el padre como excepcién. La época lacaniana del icoandlisis es la época de la inexistencia del Otro, del no-todo gene- ralizado, donde el Nombre del Padre es pulverizado, y la subjeti dad pasa a ser caracterizada por la fuga del sentido, por la paradoja de la fusi6n de los goces, por la segregacién y el aislamiento, La estructura que responde al Otro que no existe no se inscribe en la universalizacién. Es el no-todo generalizado: no en el sentido del para todos, sino en todas partes, para todos los lados, no hay univer- sal, no se puede formar el espacio cerrado del “para todo x” (Miller, 1996-1997). Para Miller, el fundamento del goce en el individualismo ‘moderno tiene esa estructura del “no-todo por todas partes”. La mujer escrita Para cefir el no-todo en el Rapto de Lol V. Stein (Duras, 1964), tomamos otra experiencia literaria, distante casi un siglo de la pri- ‘mera: Anna Karentina (Tolstoi, 1875). El texto de Duras fue exhaustivamente comentado por los analis- tas, y el érmino rapto (ravissement) gan6 casi el estatuto de concepto después del articulo de Lacan (1965/2004) en homenaje a Duras. La eleccién de Anna Karenina se debi6 al hecho de que encontramos alli, casual y curiosamente, y con detalles, la misma escena del baile que se repite en todo el ravissement, pero orientada por una légica entera~ mente diversa. Tenemos la impresién de que Duras arrancé la escena del baile de Tolstoi, la rasgé, hizo cortes, y, con casi nada, hizo Lol. En esa distancia entre las experiencias, encontramos soluciones diferentes para la falta de un significante de la mujer 0 de una esen- cia de la mujer. Lol esta sin el padre, sin el Otro ~suelta del todo y de todo-, es una mujer realizéndose sola. En Tolstoi, el Otro existe, con- Jsonwanas soovaiss & svionisw 20 arebatadora Anna Karenina, en su trayectoria trdgica y, su reverso, Kitty, con una problematica edipica semejante a la de Dora, de Freud. 2 Zl 5 i i a arenina hay una extensa narrativa, oe setalles “ie ocotidiano, el texto de Toten cat bi ifs ere formaciones dispersas, que solo constituyen a “ del lector vida con smc anced contada, sino inventada por el narragoy La historia de sir de rumores que no se distinguen de algunag jacques Hold ersas de la cinica testigo de la escena del an informacion: OE Hold y amiga de adolescencia de Lol, Su pre) ‘Tatiana? aman ae que “no saber nada de Lol era ya conocerg” al descubririeda de To que oye: "Yo, creo nada de lo qu dg ree do de nada”. er fy Con en ate de Lol también, la fascinaci A esa opés port ella, Lol, no es el de un amante: él dice weal Hold y su in para intentar aprehenderla, para comprenderla poy en u bisquet Pofrece su subjetividad, colocéndose al service da vera cpara que Lol se sirva de él, para reinventarse. "Yq fants de$ a ‘yo amo, que si Lol es silenciosa en la vida eg (Hold ae eyo. en el espacio de un rayo, que esta palabra podria I oe su existencia, ella se calla, Esa habria sido una eA an rene, una palabra-hueco, agujereado en su centro como Pa Oras e Hueco donde todas las otras palabras habrian sida fnterradas” (Duras, 1964, pag, 48). sera ata otal Bl, dlc pet indferent, nunca parece sufi alge ode sar una légrima. Cuando alguien en el colegio intentaba aprehen dere, else escuria por ene los dedos de las manos, como agua En un instante estaba lejos de todos, inmersa no en sues de cet sina, ein su amiga Tatiana en la nada. Conoci ns ae cines ecole, als 19 af, a Michael Richardson, novo ie ser raptado en el ball Ella no tena existencia antes del bal pee después ella se torna un desierto, “en la cual una facultad n oad habia lanzado en la busqueda a ede qué? no se sabia. ondfa.” (Duras, 1964, pag. 24). | ; | nS tala fa udad donde nae Lol, no esté en el mapa ena tol Most de Tlsc est stuado en el mapa, y, en aqua Pienso que es en este punto donde podemos ubicar la elecién del sujeto, y este fragmento nos permite preguntarnos acerca de c6mo el sujeto se colaca respecto al gace, respecto al Otro y cudles son los puntos de esta trama significante a los que se identifica Podemos decir que decide y lo hace orienténdose hacia la madre, la referencia a la madre est en el inicio de la constitucién de la trans- Jerencia y en el armado del lazo al analista a quien se dirige. Surge la incidencia de la identificacién en relacién a la direccién de la cura. En este caso no es un nombre cualquiera, se trata del nom- bre desu madre y el nombre de su analista los que se ponen en juego. iaterial nos per- > BeLaca, Gz “Bl pase tna forma eminente de saber lo que piensa la Escuela”, en: Virlualia, Revista digital de la Escuela de la Orientacion Lacaniana, LaukenT, D. “Desidentificacién de una mujer”, op cit PAB. 36. ae cerca de aque g z 5 g z a dejan su huella desde el inicio, 7 ‘ar de entrada la importancia que ‘ou articulacion con la cuestge, fel = centrecruzan Y ames, permite SubraY mmirden la cura eR ‘del nombre. we quiero haceries hoy, e8 trabajar el materi) propuesta dvi Gata forma poder introducit una articyig ta reflexionar acerca de la incidencia que retia como analistas hoy, estos conceptos, en uesta Pisa del discurso analftco radica en poder operar soiy la aa del sujeto; pero ubicdndonos desde la lectura que req (atanen iar 9, La identifeacion’, podemos decir que el a rumarra a un trazo que le viene del Otro, la identificaciones ye toseamar sstencafantasmatica, haciendo un Uno de cada rapa podria ser una de las vertientes, una de las operaciones pry to Ese Pein ands. El pasae de Ia identificacion a Ta destitusy subjetiva y el advenimiento de un significante cualquiera que posi Tite a futuro el 1az0 de la transferencia. ] spor esto que el semblante no se reduce a ninguna identifcacig y surge como efecto del discurso analitico. Por tiltimo, podemos pep sd pasaje del nombre propio, al nombre comtin, respecto de €l ast snalisia, parece ser la condicién necesaria para la ing Paracién del semblante y de la direccién de la cura ‘Elsemblante le brinda al analista un lugar diferente en relacién Ia falta, un lugar ligado a la causa y no un lugar ligado al S, de enticacén. a nombre comin como S,,significante cualquiera {que posta el uso del semblante en ef dispositivo analtico. Crg Condicin necesaria establecer esta distincién clinica para profund: zarel horizonte de nuestra lectura con respecto al testimonio. Estrago, transferencia y posicion del analisti ‘Adentrados ya en nuestra lectura, considero necesario y Po demés conveniente la introduccién de un segundo articulo, en est caso de Marie-Heélene Brousse, “E] estrago a la luz de la vacilacion los semblantes”.5 “La cuestién del semblante es central en estos momentos de dif cultad del proceso analitico en donde la relacin estragante ©" Lacan, J: El seminario, Libro 7, La identi 1598. 4 nario, Libro 7, La identificacion, Paidés, Bs. AS» Brousst, M.-H.: “El estrago a la luz de la vacilacién de los, semblante®) «en: Lazos 5, EOL Rosario, 2002. dre viene al primer plano. ‘La vacilacién del semblante es un rasgo esencial de estos momen tos de crisis bajo transferencia, el analista y ol andlisistoman enton- {es consistencia de un real insoportable. Desnudo el semblante se Ceeuentra transformado en mentira tebajado a un marco irtsorio, Sescalificando la funcién misma de la palabra 7 “La zona del estrago es el lugar electivo de vacilacién de los sem- blantes, lo que en sf constituye un problema clinico”. "El estrago que es en la mujer la relacién con su madre se presen- taen el andlisis articulado al amor de transferencia”. La autora toma el testimonio de Dominique Laurent como ejem- plo deesto, yes lo que permite pensar cSmo hace su entrada el esra- foen la relacion analtica y c6mo esta entrada cuestiona el deseo del analista. El primer anélisis se interrumpe luego de una interpretacién bru- tal dela analista que la deja en una posicién asociada al terror y en relacién a la figura materna. “E| analista pasa a encarnar en la transferencia una figura perse- cutoria de la relacién con el Otro en su voluntad de goce” Es aqui donde ella retoma la relacién planteada entre estrago y transferencia, ubicando el deseo del analista y, la pregunta acerca de {como actuar con el propio ser? Pregunta que ya se plantea Lacan en Su texto a cerca de “La direccién de la cura...”, pero que le va dar una vuelta mas. Ella plantea estos puntos de interrupcién del vinculo en transferencia con el analista como una dificultad y un real cinico que ge un tratamiento serio, es decir estructural, dentro de nuestra prdctica como analistas. mat “Reina de la noche” No es mas que un nombre de goce que surge de un suefio y hace referencia a un personaje de la pera de Mozart: La flauta magica. Es central la posicidn de la madre que se puede relacionar con este per~ sonaje. La “Reina de la noche” es en esta trama significante nada menos que la reina de las fuerzas del mal. (Fragmento del argumento de la épera de Mozart.) Aparece en escena la Reina de la Noche y entrega a su hija una daga con © Brousse, M-H.: “Estrago y deseo del analista’, Freudiana N° 31, Escuela Europea de Psicoanslisis, Paidés, Barcelona, 2001. sa] sonmanas sovaiss 4 svionise 20 , 2B] Jonce A. Roonicuez yr Ga coms de dar muerte a Sarasto (su padre). De este modo se cry via vengarza del infierno” (“Der Holle Rache). Sarastro dice ahora vig eons a Panini es para libraria desu madre y que el verdadero desig sen mujer es estar bajo la gui y direct dew hombre, i Reina de la Noche intenta, wna vez ms, derrotar a Sarastro con ayuda de sus Damas y de Monostatos, que reaparece ela oscurided, ey ra eran de I lz Us aro de all bajo lt Benecolente protecion Seeaato (padre), la Beleza y la Sabiduria ser coronados para siempre 1 En estos fragmentos de la obra de Mozart se puede ver como q significante “Reina de la noche", al igual que Ia posicién mater Ja posicion de la analistaen la transferencia se encuentran anudado, ya desde su origen en el fantasma materno, tomando de esta maner, Marta consistencia imaginaria, queda més clara la referencia al terra, de la transferencia anudada a esta trama significante. ‘el amor del padre estructura la histeria, el goce de la madre la desestructura, El problema estructural del que se trata es que ly ‘madre goza de otra cosa que del padre”, ‘"..) El goce de la madre desborda lo que puede significar padre. Hay tn ms alla del goce fico. Para la nina resulta un eng ima lo que hace de punto de almohadillado para este goce mas alls ddel padre. M-H. Brousse planteaba, ayer, la cuestién del estrago matemo. Yo propondria que la madre, como mujer, produce siempre tun estrago en sus hijas, pero tambien tiene efectos sobre los hijos. Se trata de un problema de estructura, que se percibe especialmente en Iahisteria, El estrago puede ser més 0 menos marcado, Depende dé discurso con el que la madre nombre el més alla del falo” ‘A partir de la lectura de estas citas surge la siguiente pregunta {Cual es el modo de gozar de esta madre? {Cémo se nos presenta? Y la respuesta es la depresién, ya que estuvo deprimida durante toda la infancia de la analizante, con ideas suicidas que evocaban lt muerte. Escenas de muerte que se asociaban a la hija. La infancia de la madre estaba marcada por el duelo y el abando- no. Esta es una posicién de goce, que se funda en la pulsién de muer te. Es en el interior del andlisis que se va desplegando lo que t inguin del goce de su madre, goce diferencial del cuidado de padre. Podemos ubicar la posicién mortifera de la madre y la incidencié que ésta tiene sobre la posicién del sujeto, a partir de ubicar la pul sign en la esfera oral, lo que localiza la fijaci6n oral que determina é 7 Lautan, D.: “Desidentificacion de una mujer” op, cit, pags. 38/39- jmer andlisis se interrumpe en utigmo. El primer ari ny el mutism®.£ dhacerse comer por el Otro”. Una anoredce ema cantba sod fantasia ante a parle urna intervencin de 18 el put ae gore © ian de upc sent: alg pensar la secuenia To6ic0 SB ente: ase pcion del anatsta~intrpretacion brutal. ee rapcisn alia del dispositive cafda del lazo en la trans- 3) Interrupc ae in suefio fuera del andlisis seriori y como respuesta surge U ay posteriorly orm suemo de elaboracién de los personajes como tere Po. ee figuras de la transferencia. Aparicion del nos ; rem rina de Ta noche re on ee sue donde se apacigua a angustia fente al goce ‘acto en transferencia, | Pane alisis y estableciendo un corte en relacion a la sintgicaestablecia fen el primer tramo, la primera maniobra del chalista es ubicar esta dimension mortifera del goce materno al S; Reina de la noche”, trocandolo por “Reina de la muerte”, ore eminacion del goce materno, més alld del goce félico, con el significante ‘Reina de la noche’ se desdobl6, a rafz de una interpreta- Gn del analista en ‘Reina de la muerte”. Elanalista desdobla noche por muerte en referencia a las mujeres desu familia. Al mismo tiempo que subjetiviza el “Yo muerdo” (que se desprende de un recuerdo encubridor donde ella es salvada por el padre de mori asfixiada) por el yo muero, que anuda la pulsion de muerte al goce en que esté fijado Segunda maniobra del analista al S, “Reina de la noche’, el ana- lista aarege SRey Sol”, y de esta manera se restituye la cadena significante:S, ~ ‘Se llega a vaciar de sentido estos significantes. El S) conecta al sujeto con significantes de su infancia y posibilita una salida. sc sto femenino se encuentra en un punto donde el sem ae hemos desplegado aa lectura y una pro- Yara detbajo, que me parece muy interesante para segui dinlo- ro aceca de est tema en nuestro espacio, a partir de ls diferen- Brmentacones clinias que tengan lugar ene futuro so qeenveniente deter I etura en este punto ya que consid entre estrago y transferencia abre un campo de pre- Buntas elf i 7 encuentro. que podrfamos desplegar recién a partir del proximo " 33 sonmanas soovuisa 4 s¥Dnisy 20 El amor como funci6n Comentario acerca del testimonio de Dominique Laurent Marina CARREIRO La intencién del presente comentario no es tomar el testimonio como un caso dlinico, sino mas bien situar este relato como dispara- Gor que -junto con algunas elaboraciones tedricas- tiene la particu: favdad de permitir ubicar “Io femenino” respecto de la clinica y del ‘ndlisis de una mujer. Dentro de esta clinica de las mujeres, lo que intentaré ubicar se encuentra en relacién al amor, la funcién que de puede extraerse del lado de la histeria, y una funci6n del amor que habilitaria un més alld de esta posicién. El estimonio parte de ubicar ciertas cuestiones en relacién al estra- ‘go materno por un lado, y una primera salida de él en la identifica- Gién al padre y el armado de ciertos sfntomas histéricos. La cita de Lacan al respecto es: “El goce materno desestructura a la histérica, el amor al padre la estructura”. Por un lado, encontramos toda la cues- tin de cémo nombrar ese goce de la madre, que desborda lo que el padre puede significar. Se van circunscribiendo ciertos significantes enel intento de metaforizar el goce materno, significantes que sostie- nen la identificacion y el amor al padre. Dichos significantes estén en. relacién al “salvar", “ser médica de los més desprotegidos”, “alguien que no tiene nada y da” (figura del amor); significantes que, del lado del padre, se mostraban impotentes en el intento de cifrar el goce matemo, en términos de “aspiraci6n a la muerte” ~ “depresi6n” Eneste sentido es que se puede decir que el goce de la madre siem- ‘MARINA CARREIRO es psicoanalista; Docente de la Practica profesional y de investigacén: Clinica con nifos y adolescents “Las formaciones del sinto ima, Facultad de psicologfa (UBA),Integrante de servicio de psicopatologia ifanto-juvenil del Hospital Alvarez. marinacarteiro@gmailcom a2 |sonmanas sopvuisa 4 svonisy 2g bi 7 jue of signiicante_paterno g J estrago estructuralmenty Ho punire. En este Punto Na de ig 1 gore de nica es pensar qUC OFIENLACIg: tas i eel pox pork va smb pee pubic ee dete paternos organizaban gy este nies terns orga AL ism ean tines eleCCION. MOTOS y wi, ena velit fs desprotegites su rela al suf presi er mn an an agar desde cond aloarag inont de sea ga estructura €8 deel organivaan ly dando cierta “estab on y amor al padre. En este punto q armada histérica de ede una imagen del cuerpo que recubre lg amor funciona como 2°51 on ef testimonio ciertos efectos sobre q ) femenino: son ubiades 2 ge sostener el amor y ta icentificacign a ero, como consecuene £2 con un cuerpo inconvenient”. By + angi igaicante “Reina de la noche” /”"Reing thin otra articulacion respecto del goce de Ig os eaye prople ‘Reina de la noche”, que empareja con “Rey 1" operando como §, _ ; oo moatlidad de ubicar aquellos significantes que estén en fur 5 ficaci6n al padre, es un puntoa cin de see alii como 5 ha sido menciona, atravesar para la histérica en un andlisis, ; c do constituyendo a su vez, una manera de hacer con lo que es ofre ‘ado en términos de goce de la madre. Ahora bien, hay un més all de la identificacion al padre, una posibilidad de salida donde se con jugan lo femenino y el amor, ya no al padre, sino respecto de un par tenaire. Considero que las teorizaciones o el saber que cada quien puede llegar a formalizar, tienen en algin punto, algo que ver con los atra vesamientos dados en el transcurso del propio andlisis. Mas alld dd saber que puede acumularse, la posicién del analista esté en funci6a de su propio andlisis,y dicha posicién seré el lugar desde donde ut analista lea la clinica y formule ciertos saberes. Una de las formulaciones que encontramos en el testimonio, 6 como consecuencia de éste, es sobre el amor y el estrago en relaci g_ con Io femenino. El planteo es que el estrago y el amor tienen @ i mismo origen: “el f, el no-todo en el sentido del sin Itmite”™ ony ta medida 0 a Tel goo A pre hace este Hleanza para a acid con est en core Ao cies Entiendo este principio que comparten del siguiente modo: la reli «iin al 5 (A), we estalece para eh a i pata el primer caso, bajo el modo de Uk fechazo de esa imposibilid in wit : ad. Dominique Laurent sittia como conse ‘ re ee Mace An, 2008 qp Parana” analiste mujer, i 2; a {nica de este rechazo la presentificacién de algo de eedde muerte, de lo mortifero, Plantea que el sujeto femenino esta seHicularmente expuesto a cierta orientacién hacia la pulsion de Paferte, pore! hecho de no estar todo inscripto en la funci6n fica Dieha inclinacidn hacia la pulsion de muerte para la mujer, puede resentarse cuando [os signos del amor o del deseo se alejan. Del otto Pijo. implica soportar esa inconsistencia, en lugar del rechazo, podriamos ubicar aqut la posibilidad de construir alguna respuesta, Brreste lado es ubicado el amor como algo “vivible” (como posible ge set vivido), donde lo ilimitado encuentra una forma de localizar- se, de detenerse. La cita que me interesa tomar a este respecto es la siguiente -viene hablando de la relacién al Ifmite que para el hombre esta dada estruc- turalmente por el falo: “La relacién al limite para ella es contingente y depende del amor, de la certeza del amor que viene a fijar la deri- va pulsional. En el lazo heterosexual, el hombre elegido es tomado en una forma erotomaniaca del amor (...) El lazo erotomanfaco, en la cer- teza del amor compartido, si no es totalmente delirante, detiene, fija ‘a las mujeres en una relaci6n vital.” Aclara que “no se trata de una reciprocidad imaginaria o del reconocimiento simbélico, sino que es una respuesta de lo real”. Es interesante pensar el lazo amoroso donde se juega lo hétero, como una via posible para el lado femeni- no de localizaci6n de aquello que se plantea en términos de ilimita- doo de lo no limitado por la funcién falica. Si lo femenino es plante- ado del lado del exceso, en el sentido de lo suplementario, el interés. clinico es entonces cémo se localiza eso que se sale del todo. Podrfamos ubicar a la histeria como una respuesta que, si bien se establece sostenida en el amor, se trata de la identificacién al padre y su base de amor, elementos que podrian ser ubicados dentro del terreno de la funcién félica; constituyen una salida y una forma de localizacién via el amor. Considero que hablar de lazo con lo hétero, implica un modo de subjetivacién respecto del amor que articula -un poco mas all del falo-el deseo femenino con el Otro, Otro del deseo; articulacién pensada en términos de encuentro. Creo que este es un punto clave respecto de la clfnica en relacion a este aspecto tan enigmatico de la teorfa que es “lo femenino”. Considero que esta cita marca un punto donde lo femenino puede ser deducido de la experiencia, en la medida en que est4 constituido por quello que se juega en el lazo con un Otro del amor y del deseo. De otro modo, lo femenino es la mistica o lo contrario del estrago, o sim- Plemente el exceso que no aporta demasiado, ya que podemos ubl- cuencia cl ta pat 2 ta passa A S¥00U5¥ 20 | sonmanas 509% Tt Zar excesos del lado macho, o incluso el estrago mismo puede ga. S| Marina Carneiro .do en términos de exceso. ; Retomo lo planteado por Mario Goldenberg en su articulo astucias y estragos femeninos”®, respecto de la erotomania como tmaniobra del lado femenino que permite hacer existir a un Otro que hable, un Otro del amor; destaca ademas que no se trata de cualquier Otro, sino que alli se juega la singularidad, algo de la subjetividag propia debe ser puesto en juego en dicha maniobra. Es este sentido, Fonsidero que hay algo de la astucia en juego allf, en este “hacer hablar” /“hacer existit”. Cito a Dominique Laurent: “Las aporias desarrolladas hasta el presente hacen valer en la clinica la relacién del goce femenino con el significante félico, pero, més all, con la palabra como aparato susceptible de cifrarlo para hacerlo compatible fon la vida’4. Creo que este es un sentido que se le puede dar a esta reparticién en funcién de ciertos rasgos donde se ubica del lado femenino el extravio, y del lado hombre, la brijula; podriamos pen. sar que la brijula seria este Otro del amor que ella misma se cons. truye, lo que no quiere decir que el lado hombre funcione como bré- jula, sino la posibilidad de encuentro con uno en particular. Vale la pena aclarar que alguno debe encarnarlo, de otro modo la certeza si seria totalmente delirante. Cuando se dice que algo se fija, se detiene para la mujer cuando hay palabras de amor, es en la medida en que estas palabras de amor funcionan de orientacin del goce que se encuentra por fuera de la ‘medida félica. Es preciso que la cadena significante se despliegue, ya que si hay un Otro que habla, hay mantenimiento del $ (4). Es toma- da la cita de Lacan respecto de que “el goce del Otro no es signo de amor”, con el agregado de que esto es un saber del lado femenino, y que por eso es preciso que la cadena significante se despliegue. Para finalizar, el término “lazo heterusexual” designa un lazo donde lo que estd en juego es el encuentro con lo Otro, con lo hétero (en contraposicién al mantenimiento del Uno, del todo), seria hacet lazo a partir de la diferencia, lo cual es una manera de escribir ¢ encuentro con la castraci6n; el amor puede ser considerado una res" Puesta a dicho encuentro. En este sentido el amor puede ser pensado como recubrimiento de este encuentro real. El amor pensado como un velo o recubrimiento, no deja de lado la castracién. Lacan sitéa que para que haya amor, existe una condicién de castraci6n: “Para hacerse una sana idea de lo referente al amor, habria que partir qui En este mismo volumen. Laurent, D.:"El responso del partenaire”, op. cit, pag, 24. sasde esto que, cuando algo se juega pero seriame am . — ‘una mujer, siempre Se pone en juego la castreesent UN hom- jcoanalist). Asiznismo quedan emparentados cl amee 1st Pie cuando Lacan define al discurso capitalista come ots ta castraciOn, y por ende las cosas del amor. que forclu- Por lo tanto, podemos ubicar dos vertientes del am: siente més imaginaria, que viene a recubrir algo delonen trocon lo hétero 0 con Ia castracion; por oto lado un amor an, ede realizarse si la castracién esté en juego, Consider ques Fata de dos nociones distintas del amor, sino més bien dex. ea gue se conjugany si se hace necesario un recubrimiente ineee rio/simbélico, es porque hay un real en juego, que es la dimensién de encuentro, de encuentro con algo Otro. Creo que es lo que Lacan intenta formalizar con el concepto de - muro, que €s un aspecto del amor donde se juega la castration y lo real. En El saber del psiconnalistaseftala que entre el hombre y la mujer hay un muro, que no es otro que el de la castracion, lo que es una forma de escribir la no complementariedad entre los sexos; en tiltima instancia, lo que puede ser ubicado como estrago (en el lazo entre un hombre y una mujer) es cuando esto no es soportado, cuando hay un aplastamiento de la divergencia que debe ser mantenida, Lacan utiliza el término (a) muro para designar una dimensién del amor ubicado en el nivel del encuentro entre los cuerpos: “el a-muro es lo que aparece en sefales extrafias sobre el cuerpo"; esto es un amor al que ubica como diferente del “hacerse uno”, de una dimen- sién del amor por el atuendo, amor por el atuendo podriamos ubi- carlo del lado del amor al padre y la identificaci6n histérica. En la nocién de a-muro, pareciera que ademés de la palabra de amor, hay fen juego algo del encuentro de los cuerpos. Es asi como creo que puede ser pensado el amor en el lazo heterosexual, tal como lo ubica Dominique Laurent como respucsta de lo real. ‘or: una ver~ I del encuen- Enesta misma Ifnea ya que se trata de un comentario acerca del recortido de alguien por un andlisis~ podemos ubicar al encuent, siempre contingente, con un analista. Es otra salida respecto ¢t° estrago por la via del amor pensado en términos de contingencia Y encuentro. pel goce”, Paid BS. LACAN, J: El Seminario, Libro 20, Aun, Capttulo 1: “Del go "Paid, As, 2995, pag. 13. | sommawas soovaisa 4 sviomise 30 B| Mania Canneino Bibliogragiy secin a pcondlia, Pra ate cote a Bs AS. 1989. yc a Ps 2 seminar 2, SL a A ber del sit ta SnD. El analista mujer, Tres: Haches, Cong, del 21/01/1975. Inédito. Clase tage 3, de 6/01/1972. Inédito Bs. As, 2008. DONACION ‘GRAMA EDIGIONES Estrago y clinica Paula C. Hus “La irrupci6n del estra 0 en la vida analiti pon acento ertel cuerpo, ym fa analtca pone ids precisamente, en el cuer- po del que el sujeto ests, por decrio as, privador Marie-Hélene Brousse, “La extimidad del pase"! E] término ravage -estrago- es utilizado por Lacan en distintos ‘momentos de su ensefianza. Si bien desprender de allf una clinica del estrago implicaria, a mi entender, cierto forzamiento del concepto, el ardlisis detenido de aquellas referencias invita a desarrollar una ovientacién y una lectura clinica de la cual pueden extraerse conse- cvencias en cuanto a la direccién de una cura. ‘Las dos primeras referencias ~el Seminario 17 y "El atolondradi- cho”= coinciden en un punto central; en ambas el estrago queda liga- do exclusivamente al vinculo con la madre. En el Seminario 17 dice Lacan: “El deseo de la made [...] siempre produce estragos”? Elestrago se sittia entonces inherente al deseo materno, el “siem- pre” de la frase eterniza a la madre en un lugar estragante. En “El atolondradicho”, en cambio, el estrago se destaca como exclusive de la relacién (hija) mujer-madre: "...e1 estrago que en Ia ‘mujer, en Ja mayorfa, es la relacién con la madre...”> Hay una tercera mencién de Lacan al término estrago en el PAULA C. Huswt es psicoanalista, coordinadora del equipo de adolescentes y deadultos del CSMAC N° 1, paulahus@amet.comar Brousse, M-H.: “La extimidad del pase”, en: Freudiana 31, Paidés, Barcelona, 2001. 5 2 Lacan , J: El seminario, Libro 17, El reverso del psicoandlisis, ap. VIL Paidés, Bs. As., 1992, pag. 118. LACAN fs oElatoleeteicho o la wus dices’, 14/7/72 Revista Escansién N° 1, Paidds, Bs. As, 1984 3 sownanas sonvussa & svionasy 3a Seminario 23: “Un hombre puede ser para una mujer una afliceig, Bl Paws c. Husw ue un sintoma (..) incluso un estrago”. ; Pecan preciso como orientador, aqui Lacan utiliza el término estra go eclipsando, si se quiere, a la madre. Es el hombre quien puede devenir estrago para una mujer. ‘Como leer las incidencias clinicas de estos tres momentos dq Lacan. , Considero que las referencias mencionadas, lejos de ser exclayen, tes a pesar de sus diferencias, pueden articularse en la lectura clinicg ide modo tal que sus aleances orienten la direccién de una cura, Coordenadas del estrago Vale preguntarse qué empuja a consultar a un sujeto que vive bajo el yugo del estrago. . Siel estrago es “una afliccién peor que un sintoma” se podria leer alli, entre lineas ~y no tanto- una indicacién clinica de la que puede desprenderse una direccién posible: del estrago al s{ntoma, Sil estrago no es un sintoma sino que, por el contrario, obtura el devenir del mismo, es claro Lacan alli donde sefala que sf se tora tuna afliccién. No es sintoma, no es angustia, es afliccién. La “afliccién’, entonces, de R. cuando pide una consulta a los 43 afios es la dificultad que se le presenta para ponerle Ifmites a su hijo, El hijo de R. es adoptado, le han diagnosticado una esquizofrenia y tiene, en aquel momento, 12 affos de edad. Comienza a formalizarse en su andlisis una demanda en la que se dibujan los trazos de un sintoma posible: R. quiere tener un hijo. No ha podido quedar embarazada y no se han encontrado motivos orgé- niicos. Sus dificultades respecto al embarazo la remiten a lo que ella llama la “tensién” de ser mujer. Seré a partir de alli que desplegaré el viscoso vinculo con su madre. R. ha dormido con su madre desde los 9 afios hasta su casamien- to (a los 23), Iuego de una pelea entre los padres. R. duerme en el lugar del padre y el padre, en el lugar de R. Esta coyuntura presenta, sin embargo, sus matices. La madre de R. se ausenta algunas noches; R. infiere que tiene encuentros con st padre. El enigma sobre el deseo materno queda abierto dejando un salida posible de este embrollo para la sujeto. Lacan, J: Elseminario, Libro 23, El sinthome, clase del 10/02/76, Paidés Bs. As, 2006. oes esa la decision sin embargo, que prima Ausencia qe presente como fa en taforizada bajo el significante falco ae pa ema as lcssamienlo podrahaber sido ot said aque g escucha esta primera eleccién de pareja en absoluta contre relatos Ei vinculo mater. Es, de hecho, una para elegida mane oR Hombre que viene, nuevamente, al lugar del estrges Po” = MAG. Bajo un hecho contingent sin embargo, algo se conmu aecidente de auto trae aparejado el pensamiento cai some a feza de que morirfa joven si continuaba con esa relacén eo Efectivamente, es ese encuentro con lo teal de lao que produce el reorno de los efectos subjetivos dl estan en ge Hpreducido a ser el objeto del Otro: el hombre, la madre ea madre que, lejos de Sin voz Varios modos fallidos de separacién pueden encontrarse en la his- toria de R: desde un vémito que no para, en cualquier encuentro con la manifestacién més o menos velada del deseo del Otro, o bien lo que ella llama “asma”®, La imposibilidad del embarazo se orienta en esa misma Iinea intenta hacer las veces de palo en la boca del cocodrilo: “Si tenia un hijo mi cuerpo se iba a convertir como el de mi mamé. Tenfa la fan- tasfa de que me pegotearfa con mis hijos’” Un Otro materno que se sostiene bajo el fantasma de un goce ili mitado, sin ley: “El terror més grande me lo provocé su enojo. Me podia aplastar, matar, hacerme desaparecer. Una mujer que no me deja salir la voz”. En un suefio: “Me cafa en un pozo, como que la vagina me iba a tragar’ As{ como la madre se le presentifica como un gran agujero que se la podria tragar, se deslizan en su andlisis sus dificultades para tenes implacable la posicién de quedarse con un resto. Sostener de modo implacable la pos ser el falo de la madre obtura aqui el pasaje hacia el tenet Esto se sanciona en una intervencién a partir de un suefio: "1 ‘mamé estaba embarazada, Me muestra la vagina; tenfa un apo" me decia que yo podia tener un tap6n”. queda asociado al Este significante, escandido en su andlisis -as/m=- uedarse sin aire para lamar a la mamé. enesta coyuntura, | sommanss soovussa 4 svionisy 30, \dicién para tener” veemet gwen el tapon es condici6n Para tener”, Seinterviene? Enel suetecmnenzat @ ahorrar -quedarse con yp ‘A partir de ot Bo subjetivar que ella efectivamente tiene mS resto- y, por sobre 1080" hijo. la funcién pat uesta en forma de i6n paterna. p hacia la histeris fantasfas de que C., su actual pares R.comienzaa espe va a haber otra mujer, ee Tn engafia con ov Tit me distraigo pensando en eso”, Se pene saaciajer que la distrae de To que la satisface,g sola”. dir aliviada: “Me sacaste a mi mamé de encima’ cNtervencién ha funcionado aqui, efectivamente, como el palo en boca del cocodrilo; Nombre del Padre que, puesto en funcién, Gpera de separador Opera de un modo efecivo porque hay un suje to alli dispuesto a escucharla y hacer uso de ella Esa partir de aqui que puede desplegarse la angustia que le pro- duce quedarse sola, confrontarse con el vacio. Ahora si, angustia Comienza a poner limites. A su pareja, a su hijo. No es sin estos movimientos que puede situarse su posicién en esta coyuntura. Fs otra vez, a partir de un suefo: “Al lado de una mujer habfa un ugar vaco. Yo tenia que ir ahi. Me aterraba acostarme con ella. Me aterraba ver el lugar vacio”” Bajo la intervencion: “La aterraba ver el lugar vacfo y no podia dejar dee’, responde la sujeto ala sesi6n siguiente: “Siento tina gran tristeza. Siento que algo adentro mio se murié”, Es bajo estos desasimientos del Otro que puede recortar un rasgo para, ahora st, acer uso de él, En este caso tomard la forma de “hacet uso de los zapatos de la madre”, Su madre limpiaba casas, ella lim- Pia en una escuela En cuanto al padre, R hace mencién del mismo en una primera lord ee ane como un hombre alcohdlico que le gritaba a la Sabo a guts de “queria que desapareciera. Gin Dang de Lacan que el Nombre del Padre es una fae elsujeto entonces irae Para discernir cuestiones clinicas. ion. A partic de la a lo que ocupard el lugar de esa fur Sion tendrd sus virajes, Pavia c. Husn 6 ta en forma de la funcién paterna, esta Ve puede resituar que la posicién que ella to aba de “tapar jo— Puce la madre no la dejaban ver el lugar pat los agus Areca que lla fuer. 8 del padre, esi so mienza a ubicar ciettos rasgos de su ae padre quele septum en su actual potja “ES I primera ver que eutaban se vpo era todo pata mi mam. Para seguir pegada seem de 4 mama fesitaba que mi padre se corriera. Yo no quise coresme" Sin vos Hay un hilo sigiloso que se despliega acompafando sus relatos, Gira en torno a un recuerdo infantil: en primer grado una maesta pega en sus manos con un puntero, Se queda sin palabras literal. mente-- ‘Ese quedarse sin palabras se inscribe allf como marca inalterable da cuenta de una modalidad de respuesta singular. ‘Desplegard en sus relatos su eterno quedarse sin palabras frente a Ios requerimientos de los otros, sus dificultades para tomar la pala. bra. ‘Su voz queda tapada, como ella dice. Hasta que ha podido hablar. se la deja hablar. Sus sesiones son sus palabras y sus construccio- nes; mis intervenciones, pocas. Ms bien instaurar cierto vacio que posibilite un decir, aunque no sepa lo que dice. R. comienza a tomar clases de canto; estudia técnica vocal “para que mi voz se escuche”, dice. Relata, casi al pasar, sus ejercicios; "Me escuch¢ la voz por primera vez. Mi voz es més armada. Produc algo con mi voz; sacar afuera”. Sacarla a vos afuera comienza a tomar forma en el cuerpo. Sujeto y estrago a ewneise an Se puede desprender de la referencia a “El atolondradicho" una: relacién sin salida en el estrago: “...c] estrago que en la mujet, en la mayoria, es la relacién con la madre, de la cual parece ‘esperar en tanto mujer mas subsistencia que del padre, lo que no pega con su ser segundo en este estrago”.® © LACAN, J: “El atolondradichoo las vueltas dichas”, 14/7/72 0P- i 5 i £ madre algo de lo cual también ell, wr salida ~estrago- en tanto se e encoetea prvace. BsTued TY ao hay mds que un retorno Bey! ide ser alli tuna consist dontantento de obturar la castracién Maeno fay. Un sult tia relacion sexual, de btu t Otro con todo su $F -ontrarse eterné Trace mas que Teen’ eternamente parradura del SYA) RO juego imposible y sin salida donde lo gy e te del caso cbmo la sujeto, a pesar de indica de claero mater (que se deja eniever 8 pesar dena ddenodados esfuer20s POF naurarlo) no consiente en dejar de ocupar ce sihay lugar para el andlsis; Porque se trata de ung construccon fantasmatica. Se trata dela lectura del sujeto. efala Mauricio Tarrab en st prinie® testimonio del pase: “La interpretacin muestra la lectura qi el sujto seguta haciendo ati. buyéndole al Otro un deseo mortificante”.’” Agrega que es entonces 17 jete quien se har cargo de “esa Teckura Y del goce extraido de ella”. ‘Se desprende claramente del testimonio el modo en que el sujeto recur ee inconmensurables vueltas del sentido que dejan como ido a consruccion del fantasma. Aquel matema que, una ver. for ane jo-en el andisis, advierte al sujeto el lugar en el que esté ama- rrado con todo el peso del goce. 'No hay caida del fantasma, no hay salida del estrago, sin una decisin ética del sujeto. aes el goce- ae ide larament ese lugar. Es por eso qu ? ‘Tageas, MY ¥ M.: “Y el soplo se vuelve sieno”. en: Freudiana 48. Paidés, Baree Bibliografia .; CRISCAUT, J.J FAVRET, Ey FRED, , srafia ; FRED, S; Newantc, A.C, = A.C; Ross. L; Lar Lael A sag. La cin mae, Aor, oes VAE posse, M-Fls “La extimidad del pase, en: Few Tora, 2001 Frediana 831, Paids, Bare iota J El seminar, Libro 17, EL reerso del pion ” 1992. indlisis, Paidés, Bs. As, LE Je “BI atolondradicho las vuel r Aesion N° 1, Paid6s, BS. As, 1984. as dichas”, 14/7/72, Revista LEAT: El sominrio, Libro 23, El sinthome, Paid, Bs scat Da Elanalista mujer, Tes laches, Bs. As pees sa, JA. “EL mio entre la mujer y la madre, enV Nonuné, B: “Lo infantil y lo femenino”, en: El Ps aaa 5. 1987 1 en: El Padre y La Mujer, Atul, Bs ‘Table, M: “Y el soplo se vuelve signo”, en 7 si igno”, en: Freudiana N®48, Paidés, Barce- Amores y astucias El amor y el goce femenino KARINA Lipzer He pensado que se puede trabajar la cuestién del amor en el eminario 20 desde distintas vertientes: la primera es la que aparece enel capitulo 1. Y para orientarnos es lo que podemos llamar la coto- fra de Picasso, Cusl es la perspectiva de Lacan cuando dice que la otorra esté enamorada, y no habla de Picasso, sino del cuello de la tamisa de Picasso. Es en la pagina 13 de la versién castellana: “Puedo Contarles un cuento, el de una cotorra que estaba enamorada de Picasso. ;En qué se notaba? En la manera en cémo le mordisqueaba el cuello de la camisa y las solapas de la chaqueta. En efecto, la coto- fra estaba enamorada de lo que es esencial al hombre, es deci, su atuendo”. Si seguimos la licencia que se tomé Lacan para hablar de los sen timientos de la cotorra, podemos decir que no estaba enamorada de los cuadros de Picasso, 0 de sus proezas sexuales, estaba enamorada de una imagen, un rasgo. Es la vertiente ilusoria del amor, la ver” tiente imaginaria, Un rasgo que vale por la persona, un rasgo al cual el sujeto queda alienado, En este caso es la camisa de Picasso, que ne sabremos nunca qué tenia de especial porque la cotorra no nos v2 2 contar nada. Ta segunda es la que aparece en la pagina 101. El capftlose Par “Una carta de almor” Al fnalizar me voy a detener un poco en 9 ‘Y que aparece, porque no dice amor, dice almor. Pero pot ed que quiero destacar en esta pagina es lo que van 4 encontrar en jentacion La Kama Lirzer es psicoanalista, miembro de Ia 8 Loe de Orie caniana y de la Asociacién Mundial de Psicoandlisis Foor ye ae! pital de Dia de Adultes del Centro de Salud Mental N° 2 tera de Psicologia (UBA). karinalipzer@fbertelcom-4t saa sopvuiss 4 SviDnisY 3, | Kanna Linzer _ agp efecto —dice Lacan-To tinieg nao pirrao del apartado 3: ” ue segundo para ep analitic es PAB ‘de amor”. pcemos ene SUSY gd on O88 perspectiva que la cotorg sta frase nos PU endida a Ta image’ ‘Acé Lacan dice que da, de Picasso que a Un va realmente distinta, darle gg a tha y eso es una Persp it ee 1 Sa dear Eve postive analitico, del ame sehablay a paso mds en este parrafo y dice que hablar ge Peo Lacan Tce, Acé hay dos cuestionet Ia primera es que, eg ore ainaro 1 abica al goce del lado del amor de las palabray eam ada: no dice quel Boce del amor radica en el acerca. inionto de los cuerpos, no ubica el goce del amor en el abrazo, en mien rel beso, en nada que imple dos cuerpos sexuados, cam ran perspectiva del amor que no es la fascinacién por lg agen sino un goce espertfico del amor. "Ba goce ese de amor que no fee que ver con el goce sexual y que ubica en el goce de la palabra. . . {Que hablar de amor sea algo que legitima el discurso analttico y que hablar de amor sea en si un ove eS algo que toca, como lo abrén notado, al amor de transferencia. Ts tecerperspectva es la carta de amor. No es la imagen fasc- nante ni las palabras dichas. En la carta de amor hay una referencia sree, Y ao solo eso, sino que de la carta de amor Lacan dlrs, en ia pagina 102, que es la cnica cosa més 0 menos seria que puede hacerse. La perspectiva del escrito remite a una materialidad diferente a las palabras, otra consistencia y una perdurabilidad en el tiempo que no tiene el dicho. Pero también remite a otra cuesti6n: carta en francés se dice igual a a ‘Cuando esté hablando de la carta de amor, esta hablando delaleba es decir, del significante que no tiene por funcién remitir. 10. eee gran ejemplo, es “La carta robada”. =) panned robada es una carta dirigida a la reina, oculta parle eva po un mina que pasa de mano en mano. Pot coe de policia que es el que hace de idiota,Y el investigador privado que es sc ies Taran ce ot prvado que es quien tiene las luce: mete todo el mundo y cada vez. que cae & tlae pans arora tarsorma aes ujeto, Lacon en se ‘momett alg Pesce el significant determina el destine ae Cres gus es ya que me quiero detener i que Dupin, finalmente, reemplaza el tex de la carta por otro y se lo devulve, = inal o® decir, de quien envi6 la carta eae jl aleance del sunt, ometedora para la rina, Todo ira al fe que es una al alreded« cats fe esta carta podria hacer caer arena Yay a ues: sande Mal insto con el texto cambiado, pin le devuel- ims cuatro renglones del texto "La cata robada" os npiemos sometido desde hace largo ompornan dicen lo An comunicacién intersubjetive, donde el emaor seks tri ptor su propio mensaje sj une forma inverida Tealque Tin este sentido, la via Edipo-castracién y la via de una distribu. cién sowual, son dos operadores eficaces desde donde leerlo. i bien Freud plantea un supery6 débil en la mujer, la clinica demuestra no estar més protegida que el hombre de los estragos pro- \ocados por el superys. Sin embargo, Freud viene en nuestro auxilio Sinos servimos de los datos revelantes que tocan a la nifa. No voy a entrar en los operadores Edipo-sexuacién que han sido recorridos en el Atelier, sino solo para extraer de ellos lo siguiente: - La ligaz6n con el Otro materno, su no resignaci6n, con su conse- cuente condena a la decepcién y la hostilidad que leemos como estra- {go materno. Estrago que puede encarnar un hombre en tanto parte naire-estrago. El primer marido de Freud en la conferencia de “La feminidad’, excesivamente investido del lazo con el Otro materno. {uno Es Posi ferns dese, Tres Hache, Bs, AS 199 Cauneron De LABaRcs, A: Joan Rivire el screto deo Ferenino” Line por Une 36, Revisa Mundial de Paicoandlsis, Bs. As, noviembe “MILLER, J-A.: “Clini anak Jos “Clinica del uperys en: Record de Lacan, Manan > - La ligazén al padre, lo que iny — i li del intercambiofalico pero estrageds oe BTESMo en a mor al padre y las identificaciones vinjge ada en mane go/sintoma, abre dos vias: padre muertgy hon Partenaiteesis re impotente, - Respecto del goce falico y l goce su * rimero No es simétrico para ambos sexos, por lp renino, el Fitino y lo femenino no existe relacién de Fomine et 10 mas- tanto, un Sexo nO puede gozar sexualmente del ome aedad. Por den gozar del falo y bajo dos modos distintos: el Uns 10 PUE todo en él goza del falo y el Otro sexo como “notmien oe? ella goza del falo. He aqut el goce femenino suplemeniane oe tiene medida félica, “que queda por fuera del ea epee que no Jo que leva mas alld que el hombre en el camino fe i ton wea (x) sihay un ser de la mujer este es supleny significante félico” # Suplementario respecto del iplementario o fem ‘Ahora bien: cudl es la verdad de la posicién femenina? Justamente la que propone Joan Rivitre en su mascarada femeni- za, es decir saber operar con nada ante la falta de representante psi- quico que diga “qué es una mujer”. Apunta a que la mujer eae envoltura félica para tener un lugar en el fantasma del hombre. Recordemos que la condicién erstica en el varén es el fetiche. Sin embargo, este requerimiento de la posicién femenina resulta parado- jal. En tanto se la requiere falicizada como ardid para el Uno, no debe creer en esa identificacién imaginaria, lo que la vuelve una posicién delicada. Lacan orienta esta posicién en la frase que se extrae de “Ideas directivas para un Congreso sobre la sexualidad femenina”; “Elhom- bre sirve de relevo para que la mujer se convierta en ese Otro para misma, como lo es para él”. Esta es la estructura que Eric Laurent define como normal @Cual su desvio? Las posiciones arriba sefialadas: por un lado, “ser todo para una madre”, 0 su relevo en un hombre; por oto "er todo para un hombre”, posicién que se ‘abre hacia varias direcciones: Li alsa solucién masoquista que conquista un lugar en el fantasre det hombre por la via de sactificar su tener al hombre amado, 5:70 un ser bajo el modo de la privacién. Ela misma puede or € 10” serlo, no tenerlo, encarando “To que le falta aloshombres’ La solucién histérica via la duplicidad: amante castrado-padre ‘ fmeinas de 07. ‘AnaMBURU, J.: “Prélogo”, en: Posicions, | MARINA MOsQUERA oe sricas de Freud en “Psicotera nos recuerda 2 1 153.0. Isabel R. tas Ta marae EL enfermar & ao tiempo, 0 la misma Joan Rivitre, a ose padee comienza un serie de enfermedades . ‘Gio, Su pasaje del padre muerto al pag, sralista Jones en Ta carta que éste le oan el mayor fracaso de analista de sy tras la muer grenos un ineento de Jmpotente, lo verifica biera a Frew “esa misma carta J rain descanso ide Freud por P su Toque conside! 3 iden log anes expone su fantasma: “se ha dedica wn considerable éxito”®. Pero Joan referirla mas como traductora que oo barre histérica interroga el enigma femenino identificando. se ella al Uno, creyendo ser 680 # To que se identifica falicamente ¢ jintroduciendo Otra mujer pare responder por su enigma, Respecto del goce suplementario, la paradoja de Zenon? puede ee trata de la cuesti6n del infinito representadoen fa entre una tortuga y el guerrero Aquiles. En tanto Agqulles ha dado un paso, la tory ha dado otro que la coloca en saerhejanca, en alteridad respecto de aquel Yello en respuesta ano ser toda, “no toda” para el partenaire. Entonces la posicién sexuada femenina es aquella que coloca en dlsyuncién y aticulacion el campo de lo félico y su suplemento. Lacan sia este goce como el goce del habla, es el lenguaje como aparato de goce. Que el hombre le ‘hable, constituye para el Otro sexo tun signo de amor, que diga de su falta. Pero también su busqueda, hemos dicho, puede ser busqueda de sustancia. He aqui la cara estra- gante del amor. Dice E Laurent :“Digo esta adoracién de la mujer por aquello que 5) CaLDeRON DEA BARcA, A. “Joan Rividre y el secreto de lo femenino”, op. at 6 “Estudio de la Ciencia” (Internet). “Supongamos, decia Zenén (filésofo ‘griego, siglo va.C.), que Aquiles, que corre 5 veces més répidamente 1° {ina tortuga, uega con ella una carrera dandole una ventaja de 5 ki. ‘Cuando A recorra esos 5 km, la tortuga habra avanzado 1 km. Cuando cabra ese klémetro que lo separa ahora de su contrincante, esta habré caminado a su vez un quinto de kilémetro, es decir 200 mts. Pero cuary do A trate de alanzarla cortiendo esos 200 mts, la tortuga habré recor do 40 mts. yuna vez que A salve los 40 mts., con la esperanza de alcar~ zarlalatortuga habré avanzado 8 mts. y todavia le evaré venta Ure went ae) deminuye sin cesar, pero que siempre esté, porque cada Ver ue A recorre Ia distancia que lo separa de la tortuga, ésta, en ese IP de tiempo, aii movido algo, por poco que sea y en consecuen jpre la delantera. Conclusién: Aquiles nunca la alcanza”- tA detrés del velo también puede toy dadera voz de sirena: el surmonae fot de un llamado, de ile. Lacan invita ‘do el llamado de las sirenas an implica pasar del "hablame d ato mas feroz. “CAstrate por min hablame como mujer", wwevo nombre de goce: el super ‘aan ue al crimen’" were por mi", “conviga, eM tanto Ley insengata Medea: del amor a la Muerte SUSANA Ma: SOERO. LILIA SUSANA Reig Medea La tragedia se basa en un mito: Jasin, héroe griego, 7 sijeal mando de Ia nave Argos hacia la Cilquilece bused cele wre objeto qu le permitiriarecuperar su trono de cual fuera despa por elias, a la saz6n rey de Yolcos. ‘Tamaria empresa liubiera sido imposible de no mediar el auxilio de la princesa Medea hija de Aites, rey de esa ierrasbérbaras, Ella, una joven virgen con conocimientos profundos sobre la magia, ena- ‘morada perdidamente de Jason, decide cayudarlo en su misién. De esta manera traiciona a su padre y mata a su hermano para poder huir. Posteriormente, la hechicera, por venganza, logra con artilugios que las hijas de Pelias asesinen a su propio padre Finalmente la pareja emprende el exiioy luego de un largo y peligroso viaje llega a Corinto donde se estabece junto asus dos hijo. 'AII viven en paz durante varios as, hasta que el rey Creonofrce @ Jesén casamiento con su hija Glauce y éste aceptarepudiando a Medea a tragedia fue presentada en Atenas en e ao 431 aC. Se inicia con una conversacién entre la nodriza y el pedagogo de los 1 Psicologia (UBA|; colaboradora 30 Su; partcipante del De jolenca (VEL) Vielencia SUSANA MasoERo es psicoanalista Lic. de la Comisién de Extensin del IOM-Conurban partamento le Estudios en Pans sabre studios Lacanianos (ICBA). sumasoe@hotma cs 5 SusaNa Retr es recanaltes icon Picola UBAY Doce ATT TPsloandlisie BewelaInglesa Facultad de sicolog(UBAD I UBACYT. susana_reif@yahoo.com &|sonmanas soovuiss 4 sviousy 3g ris media RST Susana Masoeno / Liua Susana Rie edentes de Ia historia y i i se narran las antecet 10S acon. a Ley perjurio dejan, el dsgstoy Ja furia de Medea" ee bs a ide expulsara de Corinto, para protegerse de su venga! la decist ‘y ~ a ‘Act le suede un enfretaient entre Cron y la maga donde ey la expulsién del rei sr postergar por unas loras 1a exp reino, Inge con arti oe demuestra 86M Ue SU acto 5 indjgny En el agon retorico ) ye que aa nerds qu na ene que ver co el Dinestar de yg iis. a Be ormente se presenta Ege rey de Atenas, que promete aslo gj a oe aga eta promest, Mea consumn tu venganze, mata g a ey Sin yas pris ios triunfndo sobre adverse ue no puede sigur r2cuperr Sus CUPS dado que ella huye en el car, ‘lado de so. Del amor a la muerte 4) Pero mi manera de razonar no es la mismna para tfy para mu Ti tienes esta ciudad, y ademds, wna casa paterna y ventaja de vida y trato de amigos. Yo, en cambio, habiendo sido llevada como botin desde wna tierra baba. ra, sin madre, ni hermano, ni siquiera un pariente para encontrar refugio de ¢sla desgracia mia, halléndome solitaria y sin patria, soy injuriada por mi ‘marido “Nosotras las mujeres somos la criatura mds desdichada, En primer lugar es necesario que compremios un esposo a un precio extravagante Y haber conseguido un amo para nuestro cuerpo; de hecho ese mal es toxin mas dotoroso que el otro. Y la prueba mds grande reside en haber tomado uno malo 0 uno bueno..." ‘Como todos los grandes textos, la lectura de Medea conlleva dif- cultades. En este caso su complejidad reside en la multiplicidad de niveles posibles de abordaje, por lo cual, ceftirse a uno cualquiera sera par de educcinismo necesario entender esta tragedia que trasciende su época, como = arctan de elementos artisticos, sociopoliticos y culturales. leaes también una manera de hablar de las posiciones feme 4 Medea: Episodio | as. En ese sentido, es un ejemy i tribuida a las mujeres, ‘nuestra lectura pretend una aproximac ion, nfs alld de su acto inmortal, presenténdola coma “iS Personae pleia- luna figura com. Por un lado representa en la tragedia (cuyo final cqeacién del autor) lo mas extraviado que puede dans oot wuier mujer. 4 ‘elarse en cual- Por el otro, eS una madre amorosa y una e smayoressacrificios para satisfacer ast hombge 8 P82 os ‘Como el héroe clasico, se encuentra muni Ia sabidurta, maneja el logos, venciendo con su ano de lo juridico, y domina también la magiay lohan fpeual es temida y respetada, y ademas, pero por sabre eae oe cazadora excepcional que culmina su venganza haciendo deca wont do la pieza mayor. mari- c el A Cuando el vencido no repara sus errores, como sf lo hubiera hecho de ser un hombre su contrincante, Medea recurre a sus dotes extraordinarias, consumando una venganza cuyas consecuencias perduran hasta nuestros dfas en el imaginario popular y en el seno de una estructura, la masculina, , Se advierte que uno de los objet ne develar el status quo social y jurfdico de las mujeres, cémo son con- ducidas al matrimonio y cuél es el lugar que ocupan en esta institu- cién. ‘Como en todas las demés instituciones de esta 6poca, el rango que les corresponde est en relacién a lo imaginario, a una mirada mas- culina que construye su ser pero por sobre todas las cosas su “deber ser”. Médicos, juristas, artistas, ignotos escribas, dicen de su cuerpo, cuerpo casto amarrado bajo la funcién materna, funcién excluyente y exclusiva. . Es claro entonces que las habitantes de la polis no pueden consi- derarse el modelo que inspira a Euripides para inventar “su” Medea. Amordazadas por la moral griega es impensable que alguns levante contra el orden establecido. De ahi que el poeta elie - a a bara para expresar su parecer sobre un sistema que Leinart débiles, convirtiendo a la parricida del oe on aya _Jas6n, por su parte, que en Ia imaginera Port ae Btiego indiscutido, es transformado en un coba® actia llevado por sus pequefios intereses yee Pas justia. hos lleva a pensar que el acto de Medea 8 ¢t eee Saar Su lamento, su venganza, van més fa de areté ella encama Plo paradigmatic de lg anbigie. | sommmawas soowwisa 4 svionisy 30 | Susana Masomno / Liua Susana Rev sl orden de la re ‘ . a hay all algo de eciprocig dono ot Pee de at tropello de sus derechos. lad ant esta. qu SPT te modelo de dominactnexisten Ling Bla sie gue 900 cetespralgon derechos quero ye que denser avasalasgdar el glpe cuando mala ala prometda ien done minando su posbilidad de Ocupar un hy los ios de Jas clo a set un adotescente eterno, un paria dey, e a Hina eg a wilco elortor de esa pérdida por el reat ‘de sus dias y mas alld de la muerte. ta del velloct “(_) Pobre Jason patido ala conuista locino de oro de iy sucky) que no reconoc a Medea.” nos dice Lacan: ret bien, gqué esuna muje?, ede qué no seria capa7?, 2qué gs va Mujer? ohn y ‘No Todas nos orienta en la perspectiva de lo sin. gular solo puede decire de una en una como lyché, no como estruc. aul Momo posicén que se articula a algo que es del orden dela rentingenca; es decir, aquello que no se esperaba encontrar desenca. sane o que artancs al Oro algo que es del orden de los biens, Medea expresa como la Verdadera Mujer, que una vez atravesa. dos ln limites puede desprenderse del tener en tanto ella ha admit dose propa castracion surge como efecto de un acto en el que su ser se extravia fuera de lo simbélico. ‘Nos preguntamos... zqué causa a Medea a realizar el acto, ese toque mortal que dejar tn vacfo, una herida irreparable en Jasin. Ella mata a sus hijes no por el goce de sacrificarlos sino por el sgoce de la venganza de’ hombre que la ha traicionado. Denuncia que el reino del tener es absurdo si le falta Jasén. Su traicin empuja a Medea a esa regién desconocida en que ella se vuelve Otra pata sf misma y elabora la venganza: matando a sus hijos se priva del tener. Al respect dice Lacan: “(...) Fl hombre sirve de relevo para que la majer se convierta en Otra para si misma, como los para él’, En este aso que el hombre sirva de relevo puede lle- var a una mujer a alcarwar esa zona peligrosa que no hay que alcan- zar; donde esté el Otro de sf misma que revela ese goce mortifero de ser privada, Amar la falta y gozar de ella. Otra modalidad posible del goce de la privac es lo que Lacan Lacan, J: “Juventud ce Gide o la letra y el deseo", en: Escritas 2, Siglo i eciees, México, 1984, ’ : LACAN, J: "Ideas directivas para un con, omen Wvas para un congreso sobre la sexualidad femen ‘m4, en: Esrites 1, Siglo XXI editores , México, 1979 ee enominaes7390, alidendo alg defgr en una Mer ‘in la leyenda, Medea llevada por sy a adre, mata a su hermano, huye de su pats 50 tac aya €poca eM que eS0 era peor que la muesg So Hay un sin-limite en contraposicién ag of oto intenta proteger su tener; al aba Son la princesa Glauce pretende asegurase un Jencia legitima que con Medea “la birbara, dria ‘En ese sentido y refiriéndose al goce os se’ "(.) Fbricarse pla pride et Be ate poser llegar mucho mas lejos que los hombres en iemeeTEL i6n al amor, porque en el for inos de la hora bien, si Lacan enuncia que hay lave aque day la falsa? La respuesta Tee era falsa mujer; uno se empefia en que sea un falo, pero su Gna rlacion con el falo consiste en que el falo es lo que nos impide tener una Gdn con algo que sea nuestra contrapartida sexual.” La contrapartida sexual para Lacan es el Otro sexo y el Otro sexo es la mujer. La falsa mujer es la que se presenta como Uno siendo el falo. La histérica se ofrece como el falo que le falta al hombre ident ficada a la posici6n viril adora a la Otra mujer. Por ejemplo Dora, quien va a buscar en la Sra. K el secreto de la ferinidad La diferencia radical con la posicién femenina, es que el hombre sirve de relevo para que una mujer en el coito se pierda como sujeto, ‘abandondndose a ese goce desdoblado més alld éel goce fico. El goce femenino es ilocalizable y allf radica lo més femenino de ‘una mujer, del lado del ser: la no-toda. ‘La no-oda implica que ella no rechaza el gocetalico sino que ade is tiene relacién con un goce suplementario que la hace mas cerea- naa lo real. Se sirve del falo como de un semblante detras de! cual culta el Otro goce. Es un semblante, tal como el Nombre del Padre, el semblante por excelencia segtin sostiene Lacan en “El desperter de la primavera’ articuléndolo a otro semblante: la mascara, que pone en neg vacio de La mujer. El velo levantado no muestra nada, nor di Inferimos por lo tanto que la funcién de la mscara & ue ‘Meum hombre puede lege ‘un reno, una dese "a extranjera’, no ten. i ‘As, 2000. + Laurent, E, Posicionesfemenins esr, Tres Hache. BS i emmansmias sanwussa 4 S¥DTISY 30 ra ‘eso es el semblante propiamente femenin, nada a0 Fombre siempre quiera encontrarse con Io fe We eae suele ser padecido por las mujeres y al hombre tan, i ,ducirle horror. 1 puede Pesan lo aborda?Fetichizando aa met, por eri spree a Fred, por “el bilo en lanariz”. Y la mujer tambien arr. muesta sus “redondeces”, se recarga de adornos, se pre cupa ‘excesivamente del pelo, “esos raros peinados nuevos”, ete,” Qué salida estructural tene la mujer Para evitar el Otro de gt, isma? ‘mia histeia:identificarse al hombre y hacer algo con el objeto ‘eal Otra somo enigma de la feminidad. Esto lo hace desde , posicién hombre, La histeria como solucion respond a la falta del Giro no con la respuesta del goce como seria la posicién femening, sino con la respuesta de su falta en ser. Se sustrae del goce y se afir sma como sujeto; no consiente ser para el hombre objeto de goce, tra de las soluciones que encuentra la histeria en el registro de] ser es la mascarada, En El hueso de un andlisis Jacques-Alain Miller condensa mascara y masculina en: “le masque-lin de Ia femme”, “la mascara ~ulina de la adorai mujer". ila seve forzada a velarse, e enmascara para acentuar su sem blante. En los Escrifos Lacan sefiala que: “(...) Es para ser el falo, es decir el significante del deseo del Otro, para lo que la mujer va a rechazar una parte esencial de la feminidad, concretamente todos sus atribu- tos en la mascarada, Ser el objeto falico que le falta al Otro es el tra- tamiento imaginario de la castracién, que implica una modalidad de ) oce en la histeria...” Lacan nos dice que La Mujer no existe, aludiendo a que no hay un epresentante de la falta en el inconsciente. Ahora bien, podemos afirmar que la histérica existe y su queja reinvidicativa recorre su vvida con la demanda permanenie de un lugar, de una representacién Ofrecerse como el falo que le falta al hombre atin cuando no lo tenga, para encontrar un lugar, la conduce a pagar con el sactificio del Otro goce. 7S oe oH {ue la histria se consttuye en el representante de Poros nang ymascarada,extrafiada en lo que no es el flo coeriston a eget de a posicion histérica afirmada en el tenet Ime con penny te tbc a niio como objeto de su goce, on Cuando un pine on 2888 attificialmente Jo que le falta. ¢s todo para una mujer ella desiste de buscar e" el Si SitPo de su partenare sexual el sigificante de su deseo. Ses" | Susana Masoeno / Litia Susana REF Jes, en el articulo “El nifo entre la my ve haya una division ene deseo pany et) 2 Made” en ‘Ahora bien, una division radical tampign 5 dos lugares, complicadas, que el nifio quede atrapado en 7 pa Corsecuencias jemplo, 0 un acto al estilo de Medea: caida dar eo’ "30 por deseo en Jason ya no puede sostener su posicg 82” Stsa del Por st parte la. mujer con postizo aparens ne Made refuerza un rasgo desde lo imaginati pars seer ease, se ‘on ese sentido podemos pensar el final faa lade tenes, Medea parte en el carro alado del so, cuyoresplandor ene Sando de cerca que solo se trata de eso, “un posting! Con las formulas de la sexuacién Laca a situar la distribucién sexual a parr defen jel no-todo. El falo aparece comodlaiguneen pee — ia los lugares en que cada sexo vaa ubicarse. La novedad tau a, habiendo goce félico para los dos sexos, no todo es flico Del adda la mujer, bajo la logica del no-todo, hay Otro goce. Es ur gove sae cional, suplementario, sin medica falica y sin localizacion tn dientemente del sexo biol6gico. “De ese goce ela quiz mide soke o tno ser que lo siente, eso silo sabe... cuando ocume... no les caneg a todas’? La mujer es el Otro sexo para hombres y para mujeres. El hombre que no esta “estorbado por el falo” puede estar del lado derecho de las formulas, lugar del analista, quien se soporta del no-todo®. Del lado del todo, el goce falico que es mensurable,es el goce del érgano, autoer6tico, “goce de propietario” en tanto prescinde del Otro. El hombre solo goza del cuerpo de la mujer como objeto a, es decir desde su fantasma. La diferencia sexual es una diferencia radical de los goces, de alli que la relacién sexual es imposible. Desde esta perspectiva el ee de la clinica es la no relacién sexual. Para concluir una reflexién acerca de la relaciGn entre Lis Ue amor: dice Miller en Légca de a da amarsa, qu o que paral one tica espafiola es amor, en francés podria escucharse como “2m muerto, gla Medea? ,O del amor a... La muerte? In presenta una nueva via i, Bs. AS 1985. LACAN, J: El seminario, Libro 20, Aaa Pe oe Seu Pats, 2002 Lacan, J: "Note Italienne”, en: |sonanas soovuiss 4 svionisy ag Bibliografig vay Pear, Me Historia de ls myers, Taurus, Madrid, 195), Dae tan (eagedia gig, sgl Va. C) Eran C: Estudio preliminary nota (Medea) Biblos, Bs As, 2094 Ca nd de Geol eta yt C0" en: Ess 2S eitores, Mésico, 1984. _tdiores Mecsas para un congreso sobre la sexualidad femenina oto 1, Sig XX] editors, México, 1979 a ce oan nercenconesy textos 2, Manantil, Bs. As, 196, ae sepertt dela primavera” en: Ifervenciones y textos 2, Manan ‘hs, 1988 \ "Fi Seminario, Libro 20, Aun, Paid6s Bs. As, 1995. Noe laienne” en: Autres Eris, Seuil, Paris, 2001. ‘Grr Ps ovens de, Ts Hashes B.A, 200 Muten, j-A. De mujeres ysemblntes, Cuadernos del pasadr, Bs Mn acdc ands, res Haches, Bs. AS, 198 eee A gins de vida emorsa, Manantal, Bs. As, 1991 FET nifo entre la mujer y la madre” en: Virualia 13, Revista digital de scela dela Orientacin Lacaniana julio 205. a Scoop 0 la astucia de Sondra ISABEL Carraro Responder a la sexualidad, en el caso de la posi , cee a ee nti Jentante psiquico. Ya en 1896 Freud, abocado al estudio de las hens rosis, y particularmente a la histeria, toma dimension de la proble- mética de la sexualidad, Dice de los sujetos histericos: “Son personas que no pueden responder de manera suficiente en lo psiquico alas ‘demandas de la sexualidad”. El sujeto ante la necesidad de tener que responder a la sexualidad, pone en marcha un sistema de defensas, que luego ocasiona los sintomas histéricos. La astucia es otro modo de respuesta posible. Para ambos sexos, y luego de los avatares del Edipo, se accede, via las identificaciones, 2 una posici6n sexuada, pero lo femenino plan- te6 complejidades tedricas y clinicas, por ejemplo, en relacion alaley, yal superys. Cuando Freud desarrolla la tres salidas del Edipo para la mujes, Jo femenino queda mas destacado en su aspecto de telacin al falo. Luego las teorfas posfreudianas en cuanto a la mascarada fereni- na, atin intentando correrse de la cuestién félica para pensar una especificidad de lo femenino, continuaron en el mismo de. Asf la mascarada femenina es también una versiGn de cémo hacerse una envoltura félica : Docente Isanet Cannano es psicoanalista (Bs. As) Lic en Piolo (UBA} Peet ATP Cétedra Paton re Doce rin Protons Se ‘aciGnes del sintoma’s supervisor adel gobiero Ce Coa eee: ola de Saud Reproduce 6 nacional, isabelcarraro@yahoo.comt =| sominawss soovasa A svionisy 30, [Isawee Cannaro Ta relacién con la madre compejza ms la cUeSHN. Ese vi quence esueve puede vlverse tan etagantel Punto deco, gu mo ina fjcion que se instala con total prescindencig fal fel a ea al sujeto sin el acceso ala furcién fica ("L'Etourg Pace desde la mirada freudiana, como la causante de las aie ’ mer matrimonio (Conferencia sobre "La feminidagsy culo ciones en el pr Indicios para avanzar més alla del faig Es en el mismo concepto de la castracién donde Freud sitia, Lacan lo retoma, ampliando el 130 del concepto. Es el punto dond Lacan lee Ia letra freudiana. le Lacan en st texto “L’Etourdit” escribe: “La mujer es pez en agua en evant ala castracin’. Freud lo sia como un dato de . entrada al Edipo. En ese mismo texto, escribe: “...una mujer... ella h tinica cuyo goce sobrepasa al que surge del coito”. 8 ‘También en su seminario Encore y ya desde el titulo, da la pista, enel sentido del adverbio... mas... mas... pide la mujer. J Y “precisamente porque se define con una posicién que sefalé como el no todo en lo que respecta al goce fico. Llegaria més lejos todavia: el goce fico es el obstéculo por el cual el hombre no lle diria yo, a gozar del cuerpo de I mujer, precisamente porque a ce goa de oe el

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