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LA CELOSIA ALAIN ROBBE-CRILLET VR BARRAL EDITORES 1970 "tao de be ean ong LA JALOUSIE Tratuciin de Jan Antonin Reso ° a odin orginal: LES EDITIONS Di MINUTT, Paria, 1957 © dete derechos en eden do blo 4 trode putea a DARRAL EDITORES, 8. A.-Paroton, 1970 Depo Legale B. 14751-1970 Pritt 5 | Atora, la sombra de Ia pilastea —Ia pilasten que agua ta qh Angulo. sudoeste del teiado —parte en dos porciones | “Woehticas et dnguto correspondiente a Ia terraza. Esta terra- aoe Campa galeria cubierta, que envuelve Ia asa pot aa es sergus Tados. Como su anchura es ta misma en Ta see~ ee in que las laterals, a linea de sombra proyecteda Sor in pilstra llega exactamente hasia ta esquins de te Pert bro allt se detiene, ya que sélo las baldosas de seen dea go bafan pot 10s rayos det sol, que esté todavia j Yreeslvamente alto en el cielo, Las paredes de madera te Sree ame dect, Ia fachada y e) lado oeste— estén atin 1e Stardadas de aquél por el tejado (tcjado que es comin resgustsa propiamente dicha ya la terraza). As{ que, en a eenentor ia sombra del borde extremo del tejado coin- Side de modo exacto con Ta linea, en dngulo recto, que de- femminan entre ellas Ia terraza y las dos caras verticales del Angulo de la mansién. "Ahora, A-. ha penetrado en el cuario, por Ia puerta imetoe que comuniea con el pasillo central. A. no mira acta ta ventana, abierta de pr en par. por Ia que —des- Terie puerta podria ver ese dngulo de la terraza. Ahora oe Whetve hacia le puerta para cetrarla de nuevo, Continia Hoeado el mismo traje claro, muy ajustado y de cuello seenmage lucfa durante el almuerzo, Christiane, otra vez wee fea indicado que ropas menos cefidas consiguen watts Soportar mejor el calor. Pero A...se ha limitado a _, tonreir: el calor no Ia molesaba, pues habia conocido cli ‘us mucho ms clidos —en Alice, por ejemplo— ¥ sem- 1 301665 her pre se habia encontrado perfectamente en ellos. Por lo de= zis, tampoco le asustaba el fri. En todos los lugares con- servaba la misma naturalidad. Los rizos negros de su cabs- Mo se mecen delicados sobre sus hombros y su expalda, ‘cuando gira la cabeza, ‘A la recia barandilla de la balaustrada casi no Te que 4a pintura por la parte superior. El tono grisieso de la ‘madera puede percibirse en ellg estriado por ligeras grietas Jongitudinales. Al otro lado de esta barandllla, a més de dos metros por debajo del nivel de la terraza, Se inicia el hnuert. ‘Mas la mirada que, desde el contro de la habitacién, pasa sobre Ia balaustrada, no alcanza la tierra basta mucho ids lejos, en la ladera contraria del valle, entre los plétanos de la plantacién. A través de los penachos de étos, reple- tos de anchas hojas verdes, no se logra ver el suelo. No cobstante, como la roturacién de esta parte es bastante ro- ciomte, todavia puede pereibirse claramente en ella el teji- do regular de las hileras de plantas. Igual pasa en la ma- yyoria de Ja parte visible de Ia concesién, ya que las parce- las més viejas —en las que el abandon priva actualmen- te— estin mas altas, en Ia vertionte do act del valle, 0 sea del otro lado de Ia casa, ‘También del otro lado pasa la carretera, casi a la al turn de la cresia de la meseta. Esta carretera, Unica que Teva a Ta concesién, mazea el limite norte de ésta. Desde la carretera hay una pista que conduce a Tos cobersizos y, més adclante, a Ta casa, delante de a cual un ancho espacio Iibre, de ligerisimo’ desnivel, permite la maniobra de Ios vehiculos. La casa estd edificada al mismo nivel que la explana a, de Ja que no la separa ningtin pretil ni galeria. Por los ‘otros dos Iados, sin embargo, esté veteada por la carretera. La pendiente del terreno, mayor a partirde Ia explanada, ‘motiva que el sector medio de Ta terraza (que bordea la fa: hada por esr) se ake por lo menor & os mets dl eto Kodeando ey hasta Ios tines de plamacin, se extiende In masa verde de fo plataneres Igual haca deecha que hacia a iguirda, au excesiva cere ute tamente con in fla de slvacirelaiva de observodor Situndo en i teraza, no pemite disngut on elardad ra Ainposicién cial fondo dst valler en cambio, bits una mirada para dar cuenta de que esa planadee at tesbolilo. En algunas paces de plantacién seetonte ca las ue It tera Tojza comicnen apenas a cede cl pase al folla— es incluso posible segue la ieponicion ease a as cuatro dieclones entrccrzadas,sopda las Seale Se disponen los troncos jovenes Este control no es mis dill. a pear de que eer ‘mien estd mds adelantado, en las prceas Hue sepen Ja veriente do enfrentes cate ey, desde lego, el sector pee $0 ofrece mis cémodamente la mirada, aquel cage oe Janein platen menen problemas (a pss dee cleans bara egar acts ya lang) aquel via done uo mira Ronmalmente sin pensar en ely dee toa ita de ee dos ventana, abietae, de a habitacin. -Apoyadao i put ineror que acaba de volver ermar, Av sin pemarlo observa la made devpinade a ta baad tego, mis pésimo, ef mao dap io de ia ventana, y Tucgo, mde cer an, la mets er gada del suclo, =n Pasea por la habitaciém y se acorea a a gran moda, yo ea superior abe. Rebus ene Tos papel ety arte derecha del ea, se aacha . para wer tclee fondo tra un poco mds hacia ella la cabeta Trt nuceee bisgucdss, se endctezay se suedainmdvl con los coda adoiados al cuerpo y los dos aniebrazon replogadesy Seah {os por el pecho —sosteniendo indudablements estes mans una hoja de papel fim it ee mene anes, Sl cd Fa gn, oo Coe ee ee aoe eee tg vor emus ymesrada, ue da Pa gk en mn cae areata ee 10 | 4e todas pares, de fos millones de saltamotes que haban naaraeet era ems Saat u Para evitar el riesgo de derramar su contenido al errar ‘un movimiento en medio de la oscuridad completa, A... se hha acercado cuanto ha podido al sillin donde esti sentado Fianck. sosteniendo con euidado en su mano derecha el ‘vaso a él destinado, Con la otra mano, se apoya en el brazo {cl sill, inclinandose hacia Franck, tan préxima que sus Cabevas se encuentran una junto a otra. 1 musita unas palabras: sin duda le da las gracias. ‘A. se ineorpora con un movimiento Agi, toma el ter- ‘eer vaso —que no teme derramar, porque esti mucho me- hos lleno— y va a sentarse al lado de Franck, mientras &ste sigue narrando la historia de Ja averia del camién aque inicid on cuanto legs. ‘Ella misma decidié Ia colocacién do los sillones, esta tarde, cuando los mands traer a la terraza. El que ha ofse- ido a Franck y el suyo se hallan uno al Tado de otto con- tra la pared de la casa —de espaldas a esa pared, eviden~ temenie— bajo la ventana del despacho. A... tiene por con- siguionte a su izquierda el sll6n de Franck, y a su derecha “Apero mis hacia adclante— Ja mesita donde estén las botellas. Los otros dos sillones estin ubicados al otro lado de ln mesa, més hacia Ia derecha, de modo que no obstacu- fizan la vista entre los dos primeros y la balaustrada de 1a terraza. Por esa misma raza do evista>, esos dos ttimos Sillones no estén orientados hacia el resto del grupo: han Sido colocadas al sesgo, situados oblicuamente, hacia I talausteada y valle arriba, Esta disposicién oblige a las per- sones que estn en ellos a volver mucho Ia cabeza hacia la jaquierda, si quieren mirar a A... sobre todo por lo que respeeta al cuarto sill6n, que es el mas slejado. TE tereero, que ex una silla plegable hecha de tela mon- tada sobre vatillas metélicas, ocupa wna posicién claramen- ‘te mds hacia atrds, entre el cusrto y Ia mesa. Pero preci mente éste, menos edmodo, os el que ha quedalo vacio. ‘La vor de Franck sigus comtando los quehaceres del dia 2 cen su propia plantacién, A... parece interesarse por ello, De vez en cuando, Je anima con algunas palabras que pruc- ‘ban su atencién. En ua silencio se deja ofr el ruido de ua vaso al dejarlo encima de la mesita Al otro lado de la balaustrada, valle arriba, no hay sas que la musica de los saltamontes y el negror sit esire- as de Ia noche. En el comedor fulgen las Mmparas de beneina. Una de ellas esté en el borde del largo sparador. hacia el extre- ‘mo izquierdo, y la otra encima de la mesa, en el sitio que hha dejado vacante el cuarto comensa [La mesa es cuadrada, ya que el sistema de suplementos (Gnitil para tan pocas personas) no se ha empleado. Los tes cubierios ocupan tres de los lados y la Mmpara el ‘cuanto, A... esth on su sitio habitual y Franck se sicata a su derecha —por consiguiente, delanté del aparador. Sobre éste y a Ia izquierda de la segunda Idmpara (es deci, del lado de la puerta, abierta, del eoffices), se amon- tonan los platos limpios que habran de servir durante la co- ‘ida, A la derecha de la limpara y tras ella —contra la ‘pared una jarra indigena de tierra cocida indica el centro ‘dol nyueble. Mas a Ia derecha se dibuja, sobre Ia pintura aris de la pared, la sombra ampliada y borrosa de una ca- bbeza de hombre —la de Franck. No lleva chaqueta ni cor- bata, ye] cuelo de su camisa est muy desabrochado; mas cs una camisa blanea, impecable, de fina tela de bella cai- ad, cuyos pues, vueltes, estén abotonados con gemelos de mari. ‘Aw. leva el mismo vestido que durante el almuerzo, Franck se ha casi peleado con su mujer, cuando ha criti ccado el excesivo calor de este pais. A... se ha contentado ‘con sonreir: —Ademds, no me parece que el lima de aqui sea tan insoportable —ha dicho para acabar con ese tema— 1Si hubierais visto el terrible bechorno que hacia, di B

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