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Guido Sirtori guia fotografica de lay e Dye y «st Le ) modalidad y época adecuadas para cada especie de arbol operaciones que hay que realizar durante la poda y tras esta EDITORIAL DE VECCHI Gage Enrica Boffeli Wage’ zm ct Ee ee % INTRODUCCION (CL acsce TY La poda es una préctica habitual, me- diante la cual es posible «cambiar» el comportamiento de una planta para obtener los resultados (principalmen- te de cardcter productivo) que se de- seen. Sin embargo, para realizar correcta- mente esta operacién es necesario co- nocer, a través de la observacién y de la practica, el comportamiento natural de los arboles en un ambiente concre- to, para, de este modo, poder interve- nir donde y cuando sea necesario. En efecto, la poda modifica, tanto durante breves periodos como a lo lar- go de la vida de la planta, su creci- miento y desarrollo. De este modo, la estructura natural y tipica de cada especie frutal arbérea puede ser modificada para distribuir Jos recursos en favor de la fructifica- cién. Todas las operaciones (tanto las de poda como las restantes) tienen, en principio, la finalidad de acelerar el ritmo del desarrollo de los Arboles j6- venes, reduciéndose al minimo la du- racidn del perfodo improductivo. Sucesivamente, la funcién de la poda consistird en regular el equilibrio entre vegetacién y fructificacién y en facilitar todas aquellas intervenciones en el cultivo que el desarrollo de la planta necesite. FASES FENOLOGICAS SAP be aap EI ciclo vital de los arboles se puede dividir, esquematicamente, en tres fa- ses principales: crecimiento, produc- cién y vejez, vélidas tanto para las plantas provenientes de semillas como para las obtenidas por via asexual (en especial por injerto, aunque también destacan las producidas por esqueje, acodo y mugrén) (fig. 1). Actualmente, las plantas frutales més difundidas estan formadas en su mayorfa por dos individuos diferentes, uno de los cuales pone a disposicién las rafces (sujeto, portainjerto 0 pa- tron) y el otro la parte aérea (objeto, injerto o ptia de injerto) (fig. 2). En este caso, tanto el crecimiento inicial como la vejez son mas acelera- dos, pero el periodo de reproduccién resulta mas largo y precoz. En las tres fases, la intervencién del hombre es muy destacada, pero lo que hace posible condicionar y orientar el desarrollo vegetativo son los varios ti- pos de poda. En la primera, el creci- miento y desarrollo son més répidos (posteriormente se mantendrén cons- tantes), permitiendo a la planta la ex- pansin de sus rafces en la tierra, la consistencia del tronco y la distribu- cién de sus ramas en la parte aérea. Sin embargo, un buen desarrollo ra- dical seré aquel que posibilite un ané- logo crecimiento de la copa. Por ello, durante la primera fase del desarro- Io, las raices precisamente asumen ma- yor importancia, utilizando la mayoria de las sustancias nutritivas producidas por las hojas para desarrollar, de ma- nera consistente, su aparato. En efecto, hasta que las raices no alcancen una propagacién tal que les permita abastecer de agua y sales mi- nerales en abundancia toda la parte aérea, no se iniciard el proceso produc- tivo. FASES FENOLOGICAS: fig. Formas de propaga- clén de las plantas: A) esqueje; B) acodo de cepa; C) mugrén FASES FENOLOGICAS m Fig. 2 Presentacion y desarrollo de dos organismos en Ia planta injertada pia de injerto FASES FENOLOGICAS En las plantas producidas por semi- las, este perfodo de crecimiento resul- ta muy largo si se quieren cultivar con fines econémicos, ya que puede durar incluso entre diez y doce afios. La técnica del injerto permite re- ducir este tiempo, totalmente impro- ductivo, a s6lo dos 0 tres afios, favore- ciendo asf un rapido desarrollo de las raices (por ello resulta tan importante elegir el patrén mas adecuado) y de los frutos. Aunque este proceso repercute desfavorablemente en la longevidad de la planta. ‘Aun asf, los gastos generales de un plantio de drboles frutales son mucho mis reducidos, gracias al gran anticipo en la produccién. Cuando Ia relacién entre la copa y la raiz se hace paritaria (transcurridos dos 0 tres afios si la planta se ha culti- vado con las técnicas de poda e injerto correctas) empieza la fase de produc- cidn, es decir, el largo periodo de fruc- tificacién, que puede variar segiin la especie. Normalmente, el arbol esté ya for- mado a los diez 0 doce afios, con sus ra- mas principales distribuidas en funcion de la especie a la que pertenezea y del ambiente en el que se haya desarrollado. La actividad vegetativa se inicia en primavera, con la apertura de los bro- tes y el consiguiente desarrollo de los pimpollos, Segiin la especie arbérea frutal de Ja que se trate, puede producirse un florecimiento inicial y una posterior emisién de las hojas’(albaricoquero, melocotonero), el caso inverso o inclu- So una apertura simulténea de ambos elementos. En todo caso, cada afio, ademas de producir nuevos brotes, la planta aumenta de espesor, tanto en Io que concierne al tronco como a las ramas y taices, Los nuevos brotes pueden surgir en un punto cualquiera de la rama o ser una prolongacién de una del afio ante- rior (yema apical). Su crecimiento prosigue a lo largo de todo el verano, pudiendo alcanzar incluso, en plantas muy vigorosas, una longitud de varios metros (superada notablemente por las de tipo sarmentoso, como el kiwi y la vid, que producen ramas jévenes cada afio). Hacia finales de agosto se inte- rrumpe el crecimiento y adquiere ma- yor importancia la maduracién de la madera (agostamiento) en previsién del perfodo invernal, ya que sdlo la que se halle uniformemente madurada podré superar esta frfa estacién. La polinizacién de los arboles fru- tales (poméceas, drupaceas, higue- ras), suele producirse gracias a la la- bor de los insectos 0 a la accién del viento (polinizacién entoméfila o aneméfila respectivamente). Las flo- res abiertas, oportunamente fecunda- das, se convertirén en frutos, es decir, fructificardn. Los mayores obstculos para que se produzca la polinizacién (y, conse- cuentemente, la fecundacién poste- rior) son imputables a factores climé- ticos tales como bajas temperaturas primaverales, Lluvias intensas y fre- cuentes durante el florecimiento y vien- tos tempestuosos (que impiden el vuelo de los insectos) 0 a la esterilidad constitucional de las plantas. FASES FENOLOGICAS FLORACIONES MES ESPECIE En, |Febr. |Mar. | Abr. | May.) Jun.| Jul. | Ag. |Sept.| Oct. |Nov. | Dic. Manzano ° Peral ani) se Membrillero ee eS Nispero japonés . Albaricoquero ealis Cerezo dulce u Cerezo acido * Almendro eje + Melocotonero ote Ciruelo europeo . Ciruelo chino-jap. ous Naranjo eis Limonero ’ ae iene | bed iesulliow ele Mandarino . . Pomelo 2 Castaiio : Higuera . ole Caqui «[- Kiwi ele Avellano* edied| Bo) Nogalt ool Vid ele GT: FLORES MASCULINAS 9 : FLORES FEMENINAS £pocas de florecimiento: las plantas pertenecientes a la misma especie flore- cen casi simulténeamente, aunque la maduracién de los frutos puede produ- cise en distintos momentos, de lo que se deduce que no existe relacién alguna entre estos dos factores. 1, Cuando el periodo de florecimiento es superior a los tres meses, las plantas se denominan reflorecientes. 2. Las flores masculinas aparecen con anterioridad, pero la maduracién del polen se obtiene en relacién al florecimiento de las femeninas. FASES FENOLOGICAS En este caso, sera necesaria una po- linizacién cruzada, mediante polen proveniente de cultivos divers Es importante conocer bien esta forma de incompatibilidad en el mo- mento de plantar, para poder escoger asf las mejores variedades productoras de polen y permitir la polinizacién cruzada, preferible (también en el caso de variedades autocompatibles) por- que con seguridad determina una ma- yor fruetificaci6n, La eleccién de las variedades com- patibles se orientaré hacia aquellos cultivos que tengan una 6ptima actitud fecundante y florezcan al mismo tiem- po que el principal. Es frecuente hallar variedades auto- compatibles en el cerezo dulce, almen- dro, manzano, peral y en el ciruelo chino-japonés (en cambio, este hecho es muy poco frecuente en el albarico- quero, guindal, ciruelos curopeos y en los agrios). No todas las flores presentes en la planta en el momento de la floracién son fecundadas y, de las que si lo son, s6lo algunas consiguen fructificar y madurar, Para obtener una buena pro- duccién, el porcentaje de maduracién varia entre el 10-20 % en el caso del melocotonero y del cerezo, mientra que las pomiceas y el olivo registran valores inferiores, en torno al 5 %. El crecimiento de los frutos (produ- cido normalmente en el transcurso del periodo estival) consta de dos fases: la primera se haya caracterizada por una continua divisién celular y la segunda por la distensién de estas células, con el consiguiente aumento de volumen de los frutos, aunque, en ambas, puede producirse una cafda precoz de estos en su fase de desarrollo. Este fenémeno es bastante normal (se da en junio, antes de la recogida y en general, debido a circunstancias fi- siolégicas) y puede estar determinado por una maduracidén excesiva. De este modo, la planta se autorregula para poder abastecer de agua y de las sus- tancias nutritivas disponibles los fru- tos que le quedan, ‘Sin embargo, con bastante frecuen- cia suelen hallarse plantas que presen- tan una maduracién demasiado eleva- da o una caida precoz excesiva, que ni tan s6lo la de tipo fisiolégico consi- gue regular. Es en estos casos cuando las intervenciones de poda pueden restablecer un equilibrio a la altura de la copa e impedir la alternancia, favo- reciendo la produccién de frutos cuantitativa y cualitativamente acep- tables. La fase final de la fructificacion concluye con la maduracién de los frutos, que sufren profundas transfor- maciones en su pulpa y céscara: se desarrollan los caracteres organolép- ticos (como el sabor, la acidez, la as- tringencia, el aroma, etc.), aumenta el contenido en azticares debido a la hidrdlisis del agua, disminuyen los dcidos, se forman las pectinas que fa- yorecen el ablandamiento de la pul- pa, se sintetizan los pigmentos del color, desaparece la clorofila y, por Ultimo, se desarrollan las sustancias aromaticas. La maduracién es gradual en el seno de una misma planta y esté en funcién de la posicién de las ramas. Asimismo, en el conjunto de un culti- FASES FENOLOGICAS vo de una misma especie, varia nota- blemente (en periodos de tiempo muy amplios) hasta el punto de que pueden distinguirse variedades precoces, me- dias y tardfas. La maduracién del fruto se corres- ponde con el alcance de la capacidad germinativa de las semillas (comesti- bles en las nueces, avellanas, almen- dras, castafias, kiwis ¢ higos, si bien en estos dos tiltimos casos se comen junto ala pulpa). Muy a menudo, las recién sacadas del fruto presentan un estado de quiescencia, que sélo les permitira germinar transcurridos algunos meses 0 incluso aitos. Durante los primeros afios, tras el crecimiento, se constata un aumento creciente de la produccién que, en ailos posteriores, se hace constante, es- tabilizandose incluso durante muchos més, segiin la especie frutal de la que se trate. Posteriormente, tiene lugar la tlti- ma fase vital de la planta, que corres- ponde a la vejez: EI primer sintoma de este periodo fisiol6gico suele consistir en un rapido descenso de la produccién, asi como en un freno del desarrollo general de la planta. El fendmeno, estrechamente ligado a la edad, depende del hecho de que Jas sustancias absorbidas y elaboradas son utilizadas, en su mayorfa, para mantener la estructura del érbol, por lo que los recursos destinados a la pro- duccién de nuevos frutos, raices y bro- tes son muy limitados. Asi, se inicia un mecanismo reduc- tivo, que alcanza su punto maximo ya en la vejez. DESARROLLO DE LAS RAMAS Cada especie arbérea tiene una geo- metria especial que la caracteriza, que suele estar representada por la distri- bucién y disposicién de las ramas en el tronco. La forma de la planta se adecua a la funcién que las ramas tendrdn que de- sarrollar en el ambiente en el que se si- tien. Es importante observar la forma de la copa y la distribucién de las ra- mas, ya que condicionan al arbol, prin- cipalmente en su relacién con el viento y con otros agentes atmosféricos. Este aspecto deberd ser tenido en cuenta si manipulamos la forma del drbol en funcién de nuestras exigencias Por otra parte, el tipo de ramifi cién varia con el paso de los afios: por ejemplo, en la fase juvenil, la posicién tendencial de todas las ramas es hacia arriba, mientras que, en la madurez, tienden a ensancharse, para més tarde caer hacia abajo, ya en la fase de vejez (fig. 3), que se manifiesta a través de una considerable reduccién, tanto en ntimero como en longitud, de todas aquellas. En definitiva, es indispensable des- tacar que el crecimiento y longitud de las ramas y de los brotes esta ligado a a posicién en la que estos se encuen- tran. Las ramas cortas 0 muy cortas estén localizadas en la parte mas interna y vieja de la copa (en la que se filtra me- nos luz), en tanto que en las exteriores prevalecen las largas, con brotes late- rales de distinto vigor: este fenémeno se debe normalmente a la posicién, FASESFENOLOGICAS juventud senescencia vejez ) madurez vee is mFig.3 Esquema general de modificacién del desarrollo de un arbol frutal, en el trans- ‘curso de sus distintas fases vitales FASES FENOLOGICAS més 0 menos iluminada, de una sola rama, que domina sobre las restantes y orienta su posterior desarrollo COMPETENCIA Por lo que respecta a la parte aérea de la planta, es necesario subrayar que no todos los érganos presentes participan en el desarrollo y crecimiento total de la copa. Esto es debido a que cada rama puede desempefiar la misma fun- cidn que las demés (en efecto, cada una de ellas puede producir hojas, flo- res y frutos), por lo que se entabla una competencia entre las diversas partes para aleanzar un tnico y mismo resul- tado. De este modo, las rafces compi- ten entre ellas, asf como las yemas, que presentan la capacidad de limitar 0 impedir el desarrollo de las restantes. Es este el caso de la denominada api- cal (presente en cada brote), la cual, para mantener el dominio, produce hormonas que inhiben el desarrollo de las subyacentes). Ademés, segtin la posicin, pueden atraer, en mayor o menor grado, las sustancias nutritivas en su propio y tnico beneficio. En estado natural, esta competencia se manifiesta cuando observamos, con bastante asiduidad, grandes ramas muertas, que permiten un mejor dese rrollo de las vecinas. Esta forma de autorregulacién natu- ral (debida a la competicién para obte- ner el «mejor lugar») no es otra cosa que una forma de poda espontiinea, cau- sada por la légica conexién que existe ena planta y que obliga a todas sus par- tes a contribuir al desarrollo general. DISPOSICION Y EDAD DE LAS HOJAS La posibilidad de crecimiento de la planta estd también ligada a la disposi cién del ntimero de hojas presentes en la copa. Esto se debe a que la distribu- cidn de dichos 6rganos en la planta po- sibilita un maximo rendimiento foto- sintético. Por este motivo, las hojas localiza- das en las partes bajas e internas de la planta tienen, a causa de la escasez de luz, un bajo «rendimiento» en cuanto a fotosintesis (produccién de sustancias organicas), mientras que, en cambio, las que se desarrollan en las partes ex- ternas y soleadas de la copa (hojas de alto rendimiento) son diferentes, in- cluso estructuralmente: su transpira- cidn, respiracién y fotosintesis es mas elevada y son més gruesas, mas ricas en agua y més verdes. Este fenémeno esta muy condicio- nado por las variaciones estacionales: por ejemplo, durante el primer perfodo primaveral, casi todas las hojas pre- sentan una excelente disposicién para realizar la funcién fotosintética. Sin embargo, debido al paso del tiempo, al desarrollo de los brotes, a la fructifica- cidn, etc., se pueden reducir las condi- ciones de iluminacién, principalmente en el interior de la copa. Esto se soluciona con la poda (tanto verde como seca), ya que permite crear discontinuidades en ella y reali- zar aperturas, que posibilitan una ma- yor distribucién de la luz y un mejor paso del viento entre el follaje. La mayor capacidad fotosintética se produce cuando la hoja alcanza la mé- FASES FENOLOGICAS xima expansién de su superficie, pero disminuye una vez concluido el creci- miento, hasta anularse por completo al aproximarse la planta a su perfodo de vejez. En este contexto, también es impor- tante la operacidn de poda verde deno- minada de deshojadura (de la que ha- blaremos a continuacién). DIFERENCIACION DE LAS YEMAS En una copa en la que hojas y ramas entablan (aunque compitiendo entre ellas) una relaci6n positiva, el primer beneficio que se obtiene es el de la for- macién anual, regular y constante de las yemas de flor y de madera, Sobre una rama, se pueden hallar yemas situadas en las puntas (apica- les), desde donde se producira el alar- gamiento de la rama, y yemas desarro- Hadas en la axila de las hojas (fig. 4). En un principio, estas, llamadas axila- res, no presentan diferencias, ya que apenas estén esbozadas y presentan una forma puntiaguda, aunque, en un determinado momento de su vida, su- fren una transformacién, que las lleva a continuar su regular crecimiento y a convertirse en yemas de madera (que producirén brotes) o a diferenciarse, es decir, hacerse productivas y a orga- nizarse para formar los érganos flo- rales. Asimismo, su forma se redondea y aparecen las primeras sefiales de lo que mas tarde serdn los sépalos, péta- los, estambres y pistilo. La época en la que se produce este Fig. 4 Distribucion de las yernas sobre una rama: A) yema apical; B) axilares 0 \aterales importante fenémeno varia segtin la especie: por ejemplo, en los arboles frutales suele tener lugar durante los meses estivales (junio-julio) del aio precedente al que brotan. Por otra parte, en las plantas reflo- recientes (como por ejemplo el limo- nero) se manifiesta en distintas épocas del afio, mientras que en las perennifo- lias se produce, por regla general, en- tre enero y febrero del mismo afio en el que brotan. Conocer la época en la que se dife- rencian las yemas es importante, ya que es necesario efectuar practicas de cultivo (especialmente de poda) que FASES FENOLOGICAS permitan condicionar y dirigir la evo- Iucién de aquellas antes de que su dis- tinci6n resulte irreversible. Las sustancias que influyen en la orientaci6n de las yemas hacia madera © flor son, I6gicamente, de naturaleza hormonal, aunque muchas teorfas sos- tienen la idea de que existe una rela- cin entre hidratos de carbono (produ- cidos por la parte aérea) y compuestos nitricos (absorbidos por las rafces): en efecto, cuando esta relacién se oriente a favor de los hidratos, se tendré una propensién hacia la flor, mientras que si lo hace a favor de los compuestos, sera hacia la madera. Es este el caso de los primeros aiios de vida de las plan- tas, principalmente de las silvestres, en los que Ia actividad de las rafces es su- perior a la de la parte aérea. Si la planta se deshojara antes del periodo de diferenciaci6n (incluso en plantas adultas y muy productivas), se invertirfa la relacién a favor de los ni- tratos, por lo que se producirfa una gran distincién, a favor de la madera. ALIERNANCIA | DE PRODUCCION Cuando la estacién mantiene un trans- curso regular y no se producen fen6- menos climaticos como el hielo o la Muvia durante la fase de apertura de las flores, la fertilidad de los drboles fru- tales es un hecho que se da por des- contado. Sin embargo, muy a menudo ocurre que la maduracién resulta in- cluso excesiva, hecho que impide a los ‘frutos alcanzar las dimensiones nor- “males y, ademés, la elevada presencia mFig.5 Aiternancia de produce de carga: b) aio de descarga A) afio

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