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, construye un sistema de ‘controls internos dl comportamiento, Por via de internalizacin de roles sociales se forma una estructura de superego cada vez més integrada, que permite al agente orientarse por pretensiones Wie (950, 10. a rnormativas de valides. Al tiempo que este superego —el Me—, se forma el yo —el !—, el mundo subjetivo de las vivencias & Tas que cada uno tiene un acceso privilegiado: «El J reacciona al si mismo (Self) que surge mediante la adopcign de las acti des de fos otros. Mediante la adopcién de esas actitudes, hemos lntrodueido el Me y reaccionamos a 1 como I». Mientras que el concepto de Me parece estable, Mead se muestra vacilante en tl empleo de la expresion I. Lo coneibe como una instancia que, dentro del si mismo, e separa de la instancia que representa @ Jas normas sociales, y que eleva al s{ mismo «por encima del individuo instusionaizado». Mas, por un lado, Mead entiende sa instancia como la espontaneidad de las ocurrencias, de los ‘deseos, de los sentimientos, de los estados de dnimo, es decir, ‘como un potencal de reaccién que se dispara por encima de las torientaciones ancladas en el superego y que constituye frente fl mundo extern el émbito de lo subjetivo: «El Me exige cierta Clase de Ten la medida en que cumplimos obligaciones..., pero lex siempre un poco distinto de lo que la situacién misma exi- fe... EL provocs el Me y al mismo tiempo reacciona a él», YY. por otro, Mead entende el como Ia capacidad generalizada 4 encontrar soluciones creadoras para situaciones en que esté fen juego algo asi como Ts autorealizacion de la persont: «Las posibilidades de nuestra naturale, esos tipos de energla a los ‘que William Tames gustaba tanto de ree Gel si mismo que estén més af de nuest inmediata. No sabemos qué son. Son en nidos més fascinantes que podemos contemplar, en la medide fen que somos eapaces de captarlos. Gran parte del goce que nos fausan las novelas, el cine, el ate, dimana de que al menos en Ta imaginacinliberemos capacidades que pertenecen a nosotros rimos 0 que deseeriamos que nos pertenecieran. Es en ells ‘donde se origina la novedad y es en ellas donde estén ubicados rnestros més importantes valores, En cierto modo es la realiza- én de ee sf mismo lo que continuamente estamos buscando» *. El es a la vez el motor y ol lugarteniente de una individuacién "Me (950), 174, Sobre In reaign enieadopen de persesivat conn mora informe Bbiogco de L.A. Kuno. «Pere Jette Taking wr the Cogntve Baus of Cidren's Moral Development, Mtr. Polmer Quarter 24,1978 3. ‘2 Mao (1930, 178 5 Mao (1980), 204aque sélo puede conseguirse por socializacidn, Sobre este «jo» ome instancia dela autorealizacin volveré esputs En este momento s6lo nos interes el en el sentido de una subjetividad que se levanta sobre el transfondo de un superego tmodelado segin roles sociales: «Cuando un individuo se siente fcorralado, se da cuenta de la necesidad de aleanzar una situ ign en que se le presente Ia oportunidad de hacer su conti Dbucién a la empresa, y no simplemente de ser el Me convencio- nalizado» ®. Que Mead esté pensando en eve mundo subjetivo de vivencias al que cada uno tiene un acceso privilegiado y que ada uno revela en sus manifestaciones expresvas ante los ojos 4 un piblico, queda de manifiesto en el siguiente passje: «Las sitwaciones en que uno puede dejarse ir, en que la propia estruc- fura del Me abre In puerta al J, son favorables a la autor fexpresién, Me he referdo ya a Ia situacién en que una persona puede sentarse con un amigo y decir fo que verdaderamente piensa sobre cualquier otro. Produce alegria poder dejarse ir de fst forma, Se dicen con toda natualided cosas que en otras cir- cunstancias no se di ‘Consideradas las cosas desde un punto de vista ontogenttico, el muchacho, « medida que se apropia cognitivemente el mundo social de relaciones interpersonales legitimamente reguladss, a medida que desarollael correspondiente sistema de controles internos y aprende a orlentar su accién por pretensiones nor ratives de valde, traza unos limites cada vex més claros entre tun mundo externo condensado en realidad institucional y el mu do interno de las vivencis espontineas que no pueden salir al fxterior através de acciones conformes a las norms, sino silo f través de Ia aulopresentacién comunicativa, 2. La AvTORIDAD DE LO SANTO Y EL. TRANSFONDO NORMATIVO DE LA ACCION COMUNICATIVA En la secci anterior he expuesto de forma sstemstica mo Mead trata de explicar en tminos reconstructvos Ia interaccién 3 Meo 1950, 212. 5 Meno (198,25. rmediada simbolicamente y Ia acién sjustada a roles sociales, La primera de ests dos etapas de la interacciGn se caracteriza por In emergencia de un nuevo medio de comunicacign, y la segunda por la normacién de ls expectativas de comportamiento. Mien- {ras que en el primer caso le comunicacién queda desigada de Tos estos desencadenantes del comportamiento y se ajusia en adelante al empleo de simbolos, el trinsito ala accidn regulada norms significa que el control del comportamiento queda fo a una base simbélica: quedan reesiructurados simbélice- mente, no ya s6lo los medios de comunieacién, sino también los esquemas de comportamiento y las disposiciones comportamen- tales. Como hemos sefalado varias veces, Mead silo reconstruye este paso evolutivo desde la perspective ontogenétic del desarre- Io del nfo. Para el plano de la interacci6n socializadora con los padres tiene que suponer dadas en éstos la competenci interact ‘vay Ta competenciaFingstica, que el io adquiere en esa inter accidn. Esta restriceién metodoldgca es leftima, mientras Mead ‘limita a tratar la génesis dl si mismo. Pero el propio Mead s© da cuenta perfectamente de que con el tinsito desde el indivi ‘duo 4 Ia sociedad no tiene més remedio que volver a echar mano del tipo de consideracién fllogentica de que habia hecho uso al expicar Ia interaccién simbélicamente mediada ®. De los ‘supusstos relatives a toria de a socializacién, que Mead desarro- -Tlven la parte precedente de su investigacin, s sigue el primado genético de Ia sociedad sobre el individuo socializado: «...si el individu s6lo aleanea su st mismo a través de Ta comunicacién con otro, silo a través de It elabortcin de procesos sociales ppor medio de la comunicacin significante,entonces el si mismo (elf) no puede anteseder al organismo social. Este tiene que existr previamente» * Pero es euioso que Mead no haga ningtin cesfuerzo por explicar e6mo pudo haberse desarrollado este «or- ‘anismo social», normativamente integredo, a partir de las for mas de socilizaciin de It interaccién mediada simbslicamente “Mead establece comperaciones entre las sociedades humanas 1 las sociedades de insectos, compara las socedades hummanas con las soviedades de vertebrados, pero estas discusiones, en buena parte antropoldgics, acaban conduciendo siempre al resultado 5 Frdmlo queen el iro de Mead viene cracterizado por a cess ‘nrg I tecera Terk pte, Meso (1968), 27. "Meno 193), 2278 56 Me 1854, 235 6de que el lenguaje de sefales, la comunicacién por medio de ‘imbolos empleados con identidad de significado, hace posible tan nuevo nivel de soralizacién: «El principio que he sugerido tomo bésico para la organizacién social humana es la comuni- ‘cin, un tipo de comunicacién que se distingue del de otras fspecies que no tienen ese principio en sus sociedades» ”. Aun ‘cuando Mead estaviera en 10 cierto, aun cuando los sistemss pri Imitivos de grits hubieran sido os que abrieron Ia senda evolu tiva que condujo al homo sapiens, con ello ne queda ain expli ado el nacimicnto de las institucones Clertamente gue Mead recurre también en este passe al de- sarrollo cognitivo, el cual hace surge del complejo de funciones dde Ia accin instrumental un mundo objetivo de cbjetos pereep- tibles y menipulables: +Existe, como hemos vst, otra fase muy importante en el desarollo del animal humano que quizé sea tan esencial como ef habla para el desarrollo dela ineligencia tipica del hombre, y que es el empleo de las manos para aisle ‘objetos fisicos» El mundo de los objetos fisios, como dice Heidegger en Ser y tiempo, se constituye como una «totalidad de conlormidads: «He subrayado Ia importancia de la mano en Is construcciin de ese entorno. Los actos del ser viviente son aquellos que conducen a fines tales como, por ejemplo, el ingexit “alimentos. La mano ae introduce entre el principio y el final de texte proceso, Cogemos el alimento, To manipalamas, y en lo que respecta a mucstra explicacién del entorno podemos decir que fos fo presentamos a nosotros mismos como un objeto manipsle- ble. La fruta que podemos tomar es algo que podemos coger con las manos. Puede set une fruta que podamos ingrit © un re- presentacién de Ia misma en cera. Pero el objeto es una cosa Fisica. El mondo de cosas fisicas que nos rodea no es simple: mente la meta de nvesto movimiento, ino un mundo que per. mite la ejecucién del acto» ®. A diferencia de Heidegger, ave fn su andlisis del Serenel mundo, bastante insensible, por cierto, ‘los Fenémenes de le socalizacion (Vergesellschaftune), hace fuyo este motivo pregmatista, Mead sabe tan bien como Piaget {que las acciones instrumentals estén inseras en el sistema de Tre 930,255, 5 Neo 1850, 257. 3M. Hasoecn, Sin und. Zeit, Tubings, 1927, 6689 ver, cst BI Ser el Timp, Mico. 195, 6108. 18 shen (938,268 6s ‘ooperacin de los miembros del grupo y presuponen une inter sccidn regulada. El complejo de funciones de la actin intra: mental no puede analizarse con independencia de las estructuascon anterioridad a toda validez norma- iva, surgen dela interaccién mediada simbslicamente 0, cusndo menos, cémo se los puede entender como un residvo de esa etapa. Pues es manifiesto que este simbolismo religio, en el sentido més lato, que ain no ha sleanzado el umbral del habla ‘ramatical,consttuye el ncleo areaico de la conciencia norma Por tanto, voy a entrar en Is toria de la religién de Durk- heim para completar el programs reconstructivo que Mead se propuso. En la conciencia colectiva de Durkheim podemos iden- tificar una rafeprelingtistica de Ia sccm comunicativa,raiz que tiene cardcter simbdlico y que puede, por ende, ser todavia «re- ‘construidan, esto es, incluida en une investigacién reconstrutiva de ln accin regida por normas (1]. Pero Durkheim no dstingue suficientemente entre la comunidad de préctica ritvl, que el simbolismo religioso eres, y Ia intersubjetividad generada lin- ‘ilsticamemte. De abt que sea menester entrar en aquells de bitidedes de Is teoria de Durkheim que nos permitién retomar el hilo (también descuidado por Mead) dela evolucign del lengua je (2). Se tata del tansito desde la ineracei6n mediada simbs- Ticamente al habla gramatical. La conocida estructura de os actos de habla podemos, cuando menor, acerla plausible desde un ppunto de vista genético, entendiéndole como resultado de una SMe (95, 276Integracion de tres tipos de relacién (cognitiva, moral y expre- con la naturaleza extern, con la identidad coletiva y con neturaleza interna, respectivamente, que tienen sus rafces en lo prelingustico, Naturalmente, este excurso no tiene la preter sin de ser una explicacién causal del necimiento del lenguaje (G1 y FAD. Con estos pasos quedan siteadas y econstruidas en el plano filogenéico las estructuras que Mead habia tenido que dar por supuestas en el plano dela interaccién socalzadora: las expectativas de comportamiento normadas y el habla gramatical “Ambas se complementan para dale estructura de la interacidn Tinglisticamente mediada regida por normas, que constivaye el ppunto de partida de la evolucién sociocultural. Evolueién que Mead y Durkheim coinciden a su vez en caractrizar por Ie ten- encia a una lingisizacén de lo seco, que estadiaré en Ia sex ". De la violacién de una regla ténica vilida se siguen conseevencias que en cierto modo fguardan un nexo interno con la aceién: la intervencién en el ‘undo fracasa, El fin que se pretende no st realiza, producién- dose el fracato de forma automética. Entre la rela de accién y Ia Conseeuencia se da unt relacién empitica 0 n6mica. Por el con- ‘taro, la violacién de una regla moral tiene como consecvencia ‘una sancidn que no puede entenderse como un fracaso que s€ produzea de manera automitica. Entre la regla de accién y la ‘conseeuencia de la sccién se da una relacién de tipo convencio- nal, en virtud dela cual el comportamiento conforme a a norma es recompensado y el desviantecastigado. Asi, por ejemplo, del feoncepto de comportamienta no higiénico pueden infrirse con secuencias empiricas, mientras que conceptos como asesinato 0 suicidio no tienen ningn contenido empirico comparable: « {J no. es posible extser analiticamente de la nocién de asesinato ‘0 de sticidio la mis minima noci6n de vituperio o de deshonra, El nexo que une aquf el acto y sv consecuencia es un exo sinté fico», “@ cin dlermination Fat Moras, en. Dusk, Philosophie et Sociale, PUR. ars, 1967 ‘Derg (0967, 4, 3 Dunes (1967, #8; de exta misma costion part en md: cin entre stabaon esintrscins, fe: Hanan, Cleota Menice ‘omg idelogia, Mai. TOE, 68 "2 Dunes 196 48 n‘Anora bien, para establecer Ie comparacién, Durkheim e2co- se con todo cuidado replas de moral y no reglas del derecho txatuido © positive. En el caso de las regulaciones legales o de las reglas administrtiva, la comparaciin con las replas téonk- Togica en Ia medida en que la relacién convenctonal tntre [a egla Tegal y la sancién trata de asegurar le observancia de Ia norma de forma parecida a como la relacién empitica entre la regla ténica y Ia consecuencia de la accién garantiza la eff clenela de la accinatenida a le rela. Esto también es vido en cl caso derivado que representan las normas jurdicas sancions- ‘das por el Estado; pero Durkhcim se interesa por el caso origi nario de las normas preestatales Su transpresiGn se castiga porque festas normas.pretenden valer en vitud de la autoridad moral ‘que poseen; gozan de esa valide no porque su observanc venga urgida por sanciones externas: «La expresion "autoridad moral” se opone a "autoridad material”, a “supremacia fisi a", Lo que hay que explicar en el caso de la validez de las horas morales es justamente la circunstancia de que posean una fuerza obligatoria que es donde se basan las sanciones en caso de violacién de las reps, y que por su parte no presupone san ‘iones. Es a este fenémeno al que apunta Durkheim con su com- paraciin entre reps tenicas y reas morales: «Existen, pues, Feelas que presentan este cardcter peculiar: nos urgen a no real ‘ar loe actos que nos prohiben simplemente porque nos los proht- bben. Es lo que se Ima el caréter obligatorio de la regla mo- als ‘La explicacién que en su conferencia ofrece Durkheim es todavia muy tentaiva, Em primer lugar, subraya dos caractris- tieas de los ehechos morales», saber: el caréter impersonal ‘que Ia autoridad moral posee a) y la ambivalencia afectiva que ‘es autoridad provoca en el scor 4) Durkheim hace suya In contraposicin kantiana entre de- ber e inclinscién, subrayando, por de pronto, el aspecto de que los preceptos morales guardan una relacién de tensign con los intereses del individuo, Los imperativos de la autoconservacién, 7 Pare una comparacién etre Dutkelm y Weber, ft, R. BOWIE, two Sacologeal Traditions, en R, Bewoit, ©. Rows Scholship and Poraanahi, Behe. 1971 ‘Bunce (190) 83. 75 Dems 196) 8, cl interés por Ia satsfacion de las necesidades privadas, en una palabra: Tas orientaciones de accién centradas en el propio in- Gividuo o las orientaciones de accién de tipo ulilitarista no se feneventran sin més, en tanto que tales, en srmonia con los re {querimientos de la moral. Estos exigen més bien que el actor se lve por encima de ells. Este desinterés que se exige al agente ‘moral esté en correspondencia con la universalidad de las expec: tatives de comportamiento normadas moralmente, las cuales se dlirgen a todos los miembros de una comunided: La moral em- plea, pus all donde empice Ie vinci um grupo de po ‘qe fucre> * ')_Durkheim conecta con Ia distincién Kantiana entre de ber e inclinacién también bajo un segundo aspecto, a saber: el de que los preceptos morales ejercen sobre el individuo una coercin peculiar. El sujeto que acta moralmente tiene certs mente que someterse a una autoridad y en cierto modo hacer violencia @ su propia naturaleza, pero de forma que es él mismo Quien ase eas obgaconesy hae snes ets exienie mo ‘Como Ia voluntad del agente moral no se plicga @ un poder Impuesto de forma externa, sino @ una autoridad que le impone respeto, le cua, «a Ta vez que nos sobrepasa, es interior a noso- {rose , la coercifn moral tiene el caricer de una superaién de si mismo, Pero, por otro lado, Duskheim relatives este duslismo haciendo dervar la fuerza vinculante dela obligecién moral de una coercin y, ala ver, de una atraccin. Lo moralmente bueno «8 al propio tiempo lo deseable; no podria resultar efieaz como ‘deal y despertar un celo entusiasta si no pusiera en perspe la sitisfccién de necesidades reales: «ES menesier, pues, que, parte de su carécterobligatoro, el fin moral sea deseado y de- seable; esta deseabilidad representa una Segunda caracte de todo acto morals ‘Teas esta fenomenologia de lo moral el segundo paso del ant lisisconsiste en sefilar las semejanzas que se dan entre la va Tidez de las reglas morales y el aura de lo sano. 7% Duman (1967. 4, 7 Dum (1867) 62 2 Dons (9830. Bada) Conn se nveniga las reece mis yl compo tanh ates sees primi, no opamos eon Sine eds pee ile co me ein ot a epee, Se carcino 6 Sfucde mezclarse conto prfano sn dejar de ser él mame, Toda Tn no, eso pln et aera tals de cons aiuto conten Mate See can nome pln dos Sic de cnt SP ree or oad eS ee TEED pte pone denne que mo ext ete els are rn be on adclnete heron, ica se me ana ae de Wy treo t incomparable de rer aN atte ame to trade lo minmo gb eae ees er aeannctentn por eee ¥ el aut cere Deira dei io doa a acne Shaan ia trance To presen ales, ete el aa ta Se os toacones de con prfee,e0 Sere cee ttre, Aon cove gor Ts ce geen uonserveion ae aie net crea tan cmafesion conto on dois eye sere col por impersonal eT act, el a Seeded io mean dd ‘ad 6) Lo santo despierta, ademis, 1a misma acttud ambi valente que Ia sutoridad moral, pues lo santo esté rodeado de wn doura que, ela vez, expanta y atte, aterroriza y encandila: «El Ser sagrado cs, en cierto sentido, el Ser prohibido al que uno ro ost viola; pero es también el Ser bueno, amedo, busca do». Enel aura misma se expresa la intangbilidad de fo la ver deseado, la proximiad en a distancia El obj spre {So nor inspira, si_no miedo, sf un respeto que nos mantiene Igjos de él Pero al tiempo es objeto de amor y desto; tende- moe a acercanos a él suspiramos por él. He aqut un doble sent Imiento que parece contradictorio, pero que no por ello es menos 9 Dawes 136.00, © Domo (19674 1 De Torna preida describe Walter Benjamin el aura de 18 obra de arse como smunfeacig nlea de una lena: WB, «Das Kase im Zataler ser tehalschen Reproduserurkt, en Ges Schrier JF parte 451 [Vestn cvellna sa bra dean ep Ta paca des Teproduibiad snes, en Dicuroeintrrumpidos, I, Mai 1982, , ” reale™, Lo santo genera y estabiliza aquella ambivalencia que era nota ceracteristica de los sentimientos de obligacién moral De ls analogias estructurales que se dan entre lo santo 10 ‘moral, Durkheim concluye que la moral tiene una base sacra, Sienta Ia tesis de que las reglas morales reciben en ima ins: fancia su fuerza vinculante de la esfera de lo santo. Ast expica el hnecho de que los preceptes morales encuentren obediencia, sin estar conectados con saniones externas. El respeto que ct n los preceptos morales, al igual que Its sonciones internas de verpienza y de culpa que la violacién de las normas proveca, los tntiende como un eco de reacciones arcaicas enralzadas en 10 sacro: «La moral dejaria de set la moral si no contuviera ya fen sf nada religiso. Asi, el horror que-nos inspira el crimen es comparable en todos sus aspectos con el que el sacrlegio inspira 1 Tos creyentes; y el respeto que nos inspira la persona humana ¢s dificil de distinguir, si no es en sus matices, del respeto que €l creyente de cada rligin tiene por las coses que considera sagradas» ®. Lo mismo que a Max Weber, también a Durkheim se le plantea el problema de si una moral seularizada puede en general tener consistencia, y es evidente que no puede tenerla 51 secularizaciGn significa a Ta ver «profanizaciGn» en el sentido 4d una reinterpretacinutilitarista de la moral. Pues con ello, se haria desaparecer el fenémeno moral Bisco, que es el carécter bligatorio de las normas consideradas vilidas (como acaece en todas las Gticas de orientaciin empirsta)*. ‘Tras haber probado que la moral tiene su base en lo sacro, Durkheim intenta en un tercer paso esclarecer el origen de 10 sro y con ello también el significado dela autoridad moral. Y aqut se hace sentir el vinculo, ain no roto, de Durkheim con Ia tradicin de la filosofia dela conciencia. Las religions se com pponen de creenciss y prictica rituals, Partiendo de las creen ‘las, Durkheim entiende le religiin como expresién de una con clencia colectva, supraindividual. Ahora bien, la conciencia, por Demo (967,54 1 Donne (967,85. sen ln moral de ‘Spence. por dempo, se da un desconacnieno completo qt es Jo ue conse tl ogni, Para In ena no frtra cos que Ta consecuracia meciica del teto (sto te Ye de form Bartclarmeate clara en su ob de pedaggia «propio de on estos ficlaes) Eso supore un desconociminta radical de lv earaterties {i oblgcion morale (Dumcnen [1967], 50, 6vyirud de ou estructura intencional, es siempre conciencia de alg, De ahi que Durkheim busque el objeto intencional, el objeto ‘del_ mundo de representaciones relgiosas; se pregunta por la realidad que le conceptos de lo santo representan, La respueste {que ds la propia religion es cara: el Ser divino, el orden mitico Sel mundo, los poderessacros, etc. Pero pera Durkheim, detrés cde todo ello se ocala ela sociedad transfigurada y pensada sir blicamente». Pues Ta sociedad o el colectivo que con su aso- ciacién ferman los miembros del grupo, en une palabra: «la persona colectivas, tiene una estructura tal que trascende la oncienla de las personas individuales a la vez que les es ir manente. Ademé, la sociedad posee todas las carateristicas de tina autoridad moral que impone respeto. Durkheim introduce este fargumento a la mancea de una prueba de la existencia de Dios: ‘Si existe una moral sl existe un sistema de deberes y oblige Cones, es presto que Ta socieded sea una persona moral cuall- tativamente dstnta de las personas individuals que comprende, de la sintsis de las cuales resulta» ™. Esta entidad, la socie: {dad slo podria sr reconocida e intuida, por de pronto, en las formas de lo saco. ero aun prescindiendo de que conceptos tales como «con ciencia colectiva» y «tepresentacién colectiva» conducen @ una petsonalizacign de la sociedad, es decir, asimiar Ia sociedad tun sujeto en gran formato la explicacion de Durkheim es circu: lar, La moral es reducida alo santo, y lo santo a las represente- cones colectivas de una entidad que por su parte ha de consit- fen tn sistema de normas obligetoras. Pese a todo, con st bajo sobre los fundamentos sacros de la moral, Durkheim se abrié un camino que Jo condujo a Investigaciones etnolGgics, y en particular a ocuparse de ls sistemas totemistas australianos*, Estos estudios conducen finalmente & un esslarecimiento de la estructura simbolica de lo santo y a una interpretacién no posi tivita de Ia conciencia colective. 7 ‘En ellos Durkheim parte otra ver de la divsin del universo en dos émbitosrigurosamente separados, el de Io sacro y el de Jo profano. Ahora distingue més netamente entre fe ¥ praxis, centre Tas interpretaciones miticas del mundo las acciones rita Tes, entre Ia rlacin cognitive y Ia telacién ectiva con los ob- TB Doone (1967, 58 Dome (198). 16 jets sscros. Pero en ambas se expesan Ios misma scttudes, Gira ver escrbe Durkheim lo santo insstenda en su eariter impersonal, que ipo revpete, que anonada lever ue tle ‘a que provoce ensasmo. gue conduc al desprendiicno 2 le superacién de uno mismo, yal olvido de le prope int Feses Una ver mis analiza el polar parentetcoente on ects de salvaiony de expat: «Sin de, lo sntimintoc ve ispeen unas yore no son isto: una cova sel espe Yeira el aco ye horror Sin ebarg, pa qe os pesto an ios misos en embos cabs expresso qu lor sentimientos expe Sedos no diteran en nares. Yen efecto, bay horror en e repereligoo, sobre todo endo et may Intenso, yh miedo {ur inpian los poles maligne va acompatdo sempre de eo rc renal La at for ue ein sis dos sctitudes son a veces tan fupivos, que no sempre ex Teel deci en bd esta de io se encoetanextamete les erepenter Pero dado el material emprico con que cuenta, Durkcim se ve shora en le necsidad de destacar con mis ltided el stan Simbelco de los objets sagas En el cao de Tas plantas de los animales totemicos st inpone ls evidencia de cart Simbelco: son lo ve sinifcen. Los tabiesimpiden gue se os Tete como eos profane; or ejemplo, ue tan consider Como alimentos. Todos los chictorsegradn, sen banderas, nr lems, ado, tetas, omamentor, represetaions, ide 1 objelon ysicesonnatrale, comparten este tu sible Figuran como signs con significado convencinal, 9 Gente todos el mismo ndcleo seminteerepreenan el poder deo Santo, son wiealercolstiver que se han fiado sobre ober materialess®, Esta formlacén proviene de um interesante elo en que Darks a as cova dei oncenia ceva Ja forme de una tevin de lat formas simbias: (ls presntacionesexetives slo se pueden consti encarnéndse fn objeton material, en coas, en sees de todo tipo, en fig en movinints, en sonidos, en palabras, et que les da forma eterna y ls sblzn, yo que 30 expresano ws sen Dias (968, 586 SE Dunne eLe dle de a ature humaine et ss condition soci, Siem XV (914), 206221; repress ea Dune, bse ‘ei Faction oor eh Flos, Pa 19, SASK a ”timients, traducigndolos mediante un signo, simbolizéndolos ex: alas otras, sentir que estén en comunign 4 que vibren al unisono. Las cosas que cumplen este papel pat ticipan necessrismente de los mismos sentimientos que los este dos mentales que representan y, por asi decilo, materializan. Se las respeta, teme y desea como a fuerzas protectorass *. El medio que consttuyen los simbolos religiosos ofrece una clave para la solucién de un probleme que Durkheim formula fen estoe términos: Zedmo podemas pertenecernos por entero & hosotros mismoe y también completamente @ tr0s2, .c6mo po- ver estar en nosotros y fuera de nosotros? Los sim josos tienen el mismo significado para todos los miem- bros del grupo y, sobre la base de esta semntica sacra unitaria, hacen posible un tipo de intersubjtividad, que todavie se mueve aquende los papeles comunicatives de primera, segunds y ter feta persona, pero que, pese a ello, ebasa el umbral de un simple contagio afectivo de tipo colectve. ‘Durkheim investiga este consenso, normativo en esencia, atin prelingistico, pero mediado simbilicamente, analizando las Dricticas ritules, Considers el rito como el componente més inatio de Ia reign, Las conviesiones stn ye {ormulades linguisticamente; son patrimonio de una comunidad religiosa cuyos miembros renuevan la conciencia de su comunign por medio de acciones cultuales. La fe rligiosa es siempre fe de un colectivo: surge de una praxis a la que simulténeamente inerpreta. Esta préctca ritual et descrita, de entrada, por Durk heim en términos mentalistas, en términos de conciencia coleett- va: Las representacionesreligiosas son representaciones colec: tivas que expresanrealidadescolectivas; los rits son formas de factuse que no nacen sino en el seno de los grupos reunidos y ‘que estén destinadas a suscitar, mantener 0 reerear ciertos es tados mentales de esos grupos» ®, Pero la religion no es enten- ciedadestribales, imégenes que ciertamente proporcionan tun po- tencial de justifcacién de tipo narraivo, pero que estén todavia 5. Bic Eintsrun, Grundrs dr vergeichendon Verklenjrah ung, Manic, 1967, 109 25.179, "Duma (i968), 58 8