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Del mismo autor en Taunos: Jiirgen Habermas omiao tae = a ea arirmms "sins fod «pee fst pelt “darllen + Teoria dela accéncomunicativa, , Racionalidad dela sciény a oan a Teoria de la accién comunicativa, IT Critica de la razén Suncionalista Ty Taurus Humanidades “Tilo oii: There des komitativen Hanes Bond 1 ar Keith der frkionalisischen Verna (SBHSathap Vg Feat an Nin Primera ln: 1987 Reimpresione: 198, 1992 (AUTUS —Voasdint pope ke Santillana que edita ex: rake nexco Rn Bi “Taunus Edwonts © 1987, Ata, Tas, Alaura, S.A. © 1992, Saiiana 5. A to, 32. 28027 Madi ISBN: 84306-12792 tomo 1) ISBN: 64305 9882x (obra complet) Deposit Legal M. 7141-1992 Proved in Spin Divo de cables: Zimmermann Asociados, SL ‘Stamos rn EL CAMBIO DE PARADIGMA EN MEAD Y DURKHEIM: DE LA ACTIVIDAD TELEOLOGICA ‘A LA ACCION COMUNICATIVA El andisis de la recepcin de que fue objeto Ia teorin weberia- 1a dela racionalizacin en la linea de pensamiento que va de Lu- es a Adorno pone de manifiesio que en ella la racionalizacién social fue pensada siempre como cosficacién de la conciencia ceptuales dela flosfia de Ia conciencia, Por eso, antes de volver sobre la problemitica de la cosificaién y de reformularla en cate- sgorias de Ia accién comunicativa, por un Iedo,y de Ia diferenci- idm de subsisemas regida por medios de control sstémico, por ‘otro, voy a tratar de desarollar esas categoriss partiendo del con- texto en que emergen en Ia historia de a teora soiolgica. Mien- tras que la problemética dela racionalizacién-osificacin se sta fen una linea ealemana de pensamiento sociolépico determinada por Kant y Hegel, y que partiendo de Marx y pasando por Weber conduce hasta Lukes y la Teoria Critica, el cambio de pars: digma que aqui me interesa se inicia con George Herbert Mead y Emile Durkheim. Mead (1865-1951) y Durkheim (1858-1917) pertenecen, al igual que Weber (1864-1920), a la generacién de los padres fundadores de la sociclogia moderna. Ambos desarto- llsn unas categoria que permiten replantear Ia teoria weberiana de la racionalizacién liberéndola de la aporstica de la flsotia de la conciencia: Mead con une fundamentacién de Ia socologia fen términos de teoria de la comunicecén, y Durkheim con una teorie de Ia solidaridad social, en que les categoras de integre- 7 ‘ign social e integracin sistémice quedan referides Ia une a la otra Las ideas de reconciliacién y libertad, que Adorno, al que dar a la postre prisionero del encantamiento. del pensamiento de Hegel, se limita a circunscrbir en términos de diléctica ne- ‘gativa, necesitan de-una explcacién; y esta explicacion, como Ihemos dicho, puede hacerse mediante el concepto de racional- dad comunicativa 2 que ya remiten en el propio Adorno. A tal fin parece puesto en razén recurvir a una teoria de la accién como es la de Mead que termina en la proyeccign de una comi- hidad ideal de comunicacién. Esta utopia est, en efecto, al tervicio de la reconstruccién de una intersubjetivided no menos cabada que posibilite lo mismo un entendimiento. no coactivo de los individuos entre si que la identidad de un individvo capaz de entenderse consigo mismo sin ningin tipo de coaceién, Pero los limites de este enfoque en términos de teria de la comuni- cacién saltan 2 la vista, La reproduccién de la sociedad en su ‘onjunto no puede elucidarse de forma suficiente a partir de las condiciones de la racionalided communicative; lo cual no ex Sbice ‘para que desde esas condiciones si que pueda estudirse la re- ‘produccién simbélica del mundo de la vide de los grupos :0- Ciales cuando se alumbra a éete desde su propia perspective in- Por consiguente, examinaré primero céimo desarrlla Meed tun marco categorial para la interacién regulada por normas y rmediada lingusticamente, en el sentido de une génesis Iogica ‘que a partir de un tipo de interaccin inieialregulads por el instinto y mediada por gestos past por la etapa de una inter accién mediada por un lenguaje de seales y, por tanto, mediads ya simblicamente (1). En el trinsto desde la iteracign sim Dlicamente mediada ala itereccig divgida por normas queda de manifieto, empero, por el lado filogenético, un vacio que puede Ienarse recuriendo a las hipstesis de Durkheim sobre los fundamentos sacros de Ia moral, sobre el capital de solidarided sccial protegido por el rito (2). Escogiendo como hilo conductor I idea de una linglistizacién de este acuerdo normativo bisico sasegurado ritualmente, podemos obtener ef concepto de un mun- ddo dela vida racionaliado, diferenciado en sus estructuras sim- bolicas. Este es un concepto que la terie de Ia accién de Weber Inubo de dejar de lado debido a los limites que su dependencia 8 categrial de la actividad teleolégica y de la racionalidad con arreglo 2 fines le impuso [3] 1. LaTRORIA DE LA COMUMICACION COMO BASE EI modelo sujetoobjeto de la ilsofia de la concencia se ve stacedo a principios de este siglo por dos frentes: por parte de la filosofia analitica det lengusje y por parte dela teoria psco- [6gica del comportamiento. Ambas renuncian a un acceso directo 1 fos fendmenos de conciencia y sustituyen el saberseintitvo, Ia reflein o la introspectién, por procedimientos que no ape- lan Ta intuicin, Proponen andisis que parten de las expresio res lingisticas 0 del comportamiento observable y que quedan abiertos a una comprobacién intersubjetiva, El andlisis del len guaie hace suyos los procedimientos usuales en légica y en lin aUistica de reconstrucién raconal de la eapacidad que tienen los Sujetos para hacer uso de certs rela, y la psicologia del com- pportamiento adopta los métodos de observacién y las estratgias Interpretativas de a investgacion etologica Estas dot corrientes de critica a la flosofia de la conciencia, pese a tener un comin origen en el pragmatismo de Ch. S. Pe 2,4 han alejado Te una de Ta otra; sus acufaciones més radi cales se han desarzollado de forma independiente. Por afadidura, 1 posiivismo Iépico y el behaviorismo se deshacen del paredig: rma de la filgsofia de la conciencia a costa de eliminar de un plumazo tos problemas planteados en esa tradicin, bien sea retrocediendo al andlsis de lenguajes clentficos arficsimente 7 Esto o hace nota el proplo MesD ens introdueci metodoigca sus eciones de ptaog socal Mind Self ond Soca. 2 eistnce ‘nent el behaviors emis en To Polo a tes de le picologe Simul» Cio sepia Ia verte semana ea obra de MEao, Mid. Self nd Soir, paca postumamente eo 1954 por Ch. W. Moers Core Bie, rin embargo, In tadacclan en algunce asses en gue me parece {mprarindble Race. Sobre i dudosaaduecisn ewes por "dn tide elas obsevaciones de Tuctvousr (1979), 247. [Noa dele ‘lctor en eta erst casellam Tas ease Mind, Self and Soles fstindiectament radcids del inglés: cto poe In dion GH. MED, Mind Seif and Sacety, Universiy of Chicago Press 1954) ° construidos, bien sea limiténdose al esquema del comportamien to, determinado por estimulos, de un organismo. No obstante, landline del lengusje ha logrado liberarse del estrechamiento ‘que representabs el dogmatismo de sus origenes. Tanto por la Tinea que parte de Carmap y Reichenbarch, pasa por Popper, y , Ii 1 10560), 33 ey GA Coon The Slf ex Moral Agent, tis Joe (Ori, Yale 1966, K. Rae Ident and Solar, Munich, 1971: wo {re te induyene prvectces de inteacconsno sible por Blumer. Gre €. MePmut, © Reagoer. “Mead vs. Blumer, ASR, 1979 49 58; Br Mussa, O-F Mead Sef, Lenguage end the Word, Chicago, 1980. (on toque ety tna en dea, et con To excelete tei dotoral 6 Fo tons Praiiche Imeraubiouivie, Freel, 1980 10 + fenémenos’ de conc lado, y ln psicologia social de Mead, por otro. Mead analiza los ia desde el punto de vista de cémo se consttuyen éstos en el seno de las estruturas de la interac ‘mediada por el lenguaje o mediada por simbolos. El lenguaje tiene una signficaciin determinante para le forma sociocultural de Ia vida: «En el hombre la diferenciacién funcional a través el lenguaje da lugar a un principio de organizacién completa mente diferente qve produce no solamente un tipo distinto de individuos, sino también una sociedad distinta> "Mead introduce su teria bajo la denominacin de “behavio- remo social” con el fin de subrayar le nota de eritice ala filo. sofia de la conciencia: as interacciones sociales configuran a partir de oraciones y acciones una estructura simbdlica @ que puede referrse el andlisis como algo objetivo. Mas, pee a esa ‘Senominacién, entre el enfoque de Mead y el behaviorismo se ddan diferencias metodoligicas. EI modelo de que parte Mead no cs el comportamiento de un organismo individual que reacciona 4 os estimulos de su entorno, sino la interaccin en la que a lo ‘menos dos organismos reaccionan el uno al otro. «En psicologia social no construimos la condueta del grupo social en términos iduos que lo. componen Antes bien, pertimos de un todo social dado de complejaecti- vidad grupal, dentro del cusl analizamos (como elements) la conducta de cada uno de lor distintos individues que lo com ponen»' Pero Mead no solamente rechaza el individualismo Imetodoldgico de la teoria del comportamiento, sino también su bjetvisma, No quiere ver reducido el concepto de «comporta- ‘miento» a reacciones comportamentales observables, sino que tl concepto ha de incluir también el comportamiento simbolicamen- te orientado y dar cabida a la reconstrucciGn de estructurs gene- rales dela interaccin ingistcamente mediada: «La psicologia sociales behaviorstaen el sentido de que parte de una actividad ‘observable —el proceso socal dindmico en curso ¥ los actos so- ales que son sus elementos constituyentes—, que ha de ests: diame y analizarse cienficamente. Pero no es behaviorista en tl sentido de jgnorar Ia experiencie interna det individuo —le fase interna de ese proceso, de esa actividad», Frente al as 3 Mean (830,244 4 Me (1830) 7 Me (830), 7 pecto de comportamiento, el sentido meteralizado en una accién Social es algo no extero, y, sin embargo, en tanto que. algo ‘objetivado en expresiones simbélias, ese sentido resulta pablia- ‘mente accesible, no es algo meramente interno como acontece con los fenémenos de conciencia: «Dentro del aco mismo existe tun campo que no es externa, sino que pertenece al aco, y hay caracteristicas de esa conducta orgénica interna que se revelan fen nucstras actirudes, especialmente en las conectadas con el halas YY al dar ast cabida en & behaviorismo a un concepto no- reduccionista de lenguae,en la obre de Mead quedan unidos los doe enfoques de ertica Ia filosofia de la conciencia que des. puds de Peirce siguieron derroteros distnts: la teoria del com- pportamiento y el andisis del lengusje. Bien es verdad que su teoria do la comunicacién no se limita los actos de entendi riento, sino que se refere a la aecidn comunicaiva: Mead solo fe interesa por los simbols lingisicos y por los simbolos loge- érfies en tanto que elementos mediadores de Is interaciones, de las formas de comportamiento y de las acciones de una plu. ralidad de individuos. En la accién comunicativa el lenguaje de- sempeni,aparte de st funciGn de entendimiento el papel de coor dinar las actividades teleoldpieas de los diversos sujetos de 9e- «ign, asi como el papel de medio en que se efectia la esocaliza- cine de esos sujetos de accin. Pero Mead considera la comuni- cacién lingistica casi exclusivamente bajo estos dos aspects de Itogracisn social de los agentes tcleolégicos y de socializacién de los sujetos capaces de actin, pasando por alto Ia funcion de fentendimiento y la estructura interna del lengua. Por este lado, su teoria de la comunicacin necesita ser complementada con andlisis del tipo de los que mientras tanto se:han desarrllado fen In Seméntica Filosfica y en la teoria de los actos de habe El cambio de paradigma que se pone en marcha con la psico- logia social de Mead es de interés en nuestro contexto porque pone en perspectiva un concepto comunicativo de racionalidad sobre el que volver después. En esta seccién caracteriaré pi ‘mero cl plantesmiento de que parte Mesd en su teoria de ls ‘comunicscién [1], para mostrar eémo explica el ténsito desde la interaccién subhumana medieda por gestos a la intereceign Fw 950.6 7 Gietome lado Pimer. 2 medias por simbolos [2]. Los resultados de Ia teora del sg nificado de Mead han de precsarse recurviendo a ls conside raclones de Wittgenstein sobre el concepto de rega (3]. A con- timuacién trataré de mostrar cémo el lenguaje se diferencia sega Jas funciones de entendimiento, integracién social y socializa cin, haciendo. asi posible el teinsto desde la ineracein me- diada por simbolos ala interaccién regida por normas (4). Le es verdadero; y frente a esa pretensién un oyente ppoede responder con un esi» o con un «ngs. Con el modo sser- Térico de uso del lengua cobran, pues, los actos comunicativos le fuerza de coordinar las accfones a través de un acuerdo mo- tivado racionalmente. Con ello se perfila una altemativa a ese ‘otro tipo de coordinacién de Ia accén que en timo témino se basa en regulaciones instntvas. Ahora bien el efecto de vinculo ‘que tienen las pretensiones de verdad s6lo puede bastar evando Tos parteipantes en Ia comunicacién se orientan en sus acciones por convieciones de carécter descriptivo. Pero a elas, evident ‘mente, no pertenecen los fines por los que se gufan ios partic antes en sus intenciones de accidn, Las oraciones de intencién no estin hechas direstamente a la ‘medida de fines cominicavos. La intencién comunicativa que tun hablante competente vincula a su oF siete, por lo general, en avisar de su propia accién,o de la con- Seouencias postivas o negatives que esa accién puede acarrear 8 los oyentes, El aviso es la declaacién de intencién del habla fe, de la que el oyente puede sacar sus propias conclusones. De al oyenteocasion de esperar Ia avisada intervencién en el mundo ¥ predecir Ins mudaneas que se producirdn en caso de que la ‘actin tenga éxito. Con el aviso ef hablante no trata de sleanzar {un eonsenso, sino de influir sobre Ta stuaciOn de acciGn. Y lo rmismo eabe decir de ls imperativos. Cuando no estén insertes fen un contexto normativo, los imperativos no expresan otra cosa fue les infenciones de un hablante que se orienta, no hacia le fbtencién de un consenso, sino exclusivamente en funcién de las fonsecuencias de se accién. ‘Con fos avisos e imperativos el hablante trata de influ so- bre las intenciones de accién de su destinaario sin hacer depen- presan una voluntad a la que el destinatario puede someterse w ‘ponerse. Els! o el ‘no’ con que el oyente responde a lo im peratvos tampoco puede funder, por tanto, la vaider intersub- jetive comportamentalmente eficaz de una emisién simblica, sino que representan por su parte declaraciones de voluntad w ‘opsiones que no han meneste de ulterior fundamentacién. En este caso las posturas de afirmacién o negacin pueden tambin ser sustituides por la emisiGn de intenciones Es To que leva a Tugendhat 4 la tess de que las oraciones de intencién son «aquells oracones en primera persona que co rresponden a los imperativos en segunde persona. Si alguien me dice ‘Vete a casa después de la clase’, puedo responder 0 con tun 'sf 0 con la correspondiente oracién de intencién. Ambas co ss son equivalents. Una oracién de intencin es, pues, la res puesta afirmativa a un impeativo. Pero a un imperatvo en vez 4 con un so con la ejecucion dela acién se puede responder también con un po» ®. Esta interna rlacin que ls imperatives guardan con las declaraciones de intencién permite ver que el hablante no vincula a los imperatives ninguna pretensién de v Tidez, es decir, ninguna pretensign que pueda crticarse y defen- erse con razones, sino una pretensién de poder TN los imperativor ni las declaraciones de intencién se pre- sentan con pretensiones que de por sf tienden a un aeverdo re cionalmente motivado y remitan & la critica o a le fundaments cin. No tienen ningén efecto de vinculo, sino que, para causer algo, necestan quedarligados de forma externa con motivas em- piricos del oyente, Pero no se pueden garantizar Ia conexién de Tas acciones de alter con las acciones de ego. Son prueba de Jas contingencias que con el arbitrio de los actores que sctian teleoldgicamente irumpen en la interacciGn lingisticamente me sada, contingencias que no pueden ser absorbidas con sélo la fuerza vinculante del uso asertrico del lenguae, lo que quiere ‘ecir: con s6lo la pretesiGn de verdad proposiconal La regulacin de Ia accién por medio de normas puede en tenderse, por tanto, come solucién al problema que se plantes fen evanto deja de funcioner el tipo de coordinsciGn de Ia scxiso ‘que representaba el lengua de sefiales “Tce (1979), 182. ‘Los mperatiory lat delaracions de intencdn pueden, nara ite, eran y fondamentase dese ef Puno de vith de Te eject ‘Mided dea aelonengdn o que se Gene em proyecto (et. Sead 9 1b) Norma y accién de rol—Mesd analize la construccién emitido por B. Y al adoptar A frente 8 mismo esta expectativa de B, adquiere el concepto de pairs 0 pauta de comportamiento que liga condicionalmente las ex- pectativas pariculares de comportamiento de A'y B, complemen taris la una de la otra, Si se comidera sisladamente el lado cognitvo-social de este proceso, puede oblenerse Ia Tals impresién de que el nfo dis pone de una especie de espacio de nepociacién para imponer Sus propiosintereses, cuando lo que en realidad acontece es que sen este proceso donde cl nifo aprende a interpretar sus nece- 3 sidades y a articular sus deseos, Las expectativas de comport Imiento ie salen al paso al nino como algo extern, std Ia autoridad de la persona de referencia. A la ppartida pertenece una desigual dstibuciGn de medios de stn- cidn; en este plano opera una segunda adopcién de la actitud del otro, que ex In que Mead tiene mayormente a la vista al tratar de Ia formacién de la identida. no solo vincula ya el anuncio de sanciones a tales o cuales imperativos concretos, sino a le expecativa generalizada de que ‘A, en atencién a los cuidados que recibe de B, se mueste obe- dient. A antiipa esta amenaza , al obedecer ct imperativo «qe de B, hace suya esta acttud de B hacia él. Esta es la base de la inteaizacin de roles, e inicimente, por tanto, de la internali- zacién de expecativas partculaists de comportamiento asocie- dos por parejas. Freud y Mead se dieron cuenta de que estos petrones de comportamiento se destigan de las intenciones y de fos actos de habla de las personas particulares y de la vincule- cién de tales inteneiones y acs a un determinado contexio y fadquieren Ia forma extema de normas tocales a medida que las sanciones asociadas con ellos ton interalizadas mediante 1 rmecanismo de la adopeién de la acttud del otro esto es, quedan trasladadas al interior de Ia personalidad haciéndose ss inde- pendientes del poder de sancién de las personas coneretas de referencia, ‘Un patrén de comportamiento que quedeinternalizado por A cen el sentido indicado cobra Ia utoridd de un abirio supra ‘cea condicin el patrén de comportamiento puede ido a situaciones de accién paresidas, es decir, puede ‘quedar generalizado en el expacio y en el tiempo. A aprende fx{ a entender como cumplimiento de una expectativa de com portamiento les interacciones en que A y B te dirgen imperativos el uno al otro y cada uno cumple los del otro, El sentido impe- tativo de «expectativa» experimenta entonces un peculiar des: plazamiento: A y B subordinan su voluntad particular Ta vo Tuntad combinada regultante, al aritrio surgdo, por asi deri, por delegacién, que In expectativa de comportamiento genera Zada en el expacio en el tempo representa, Ahora es cuando A entiende ef imperativo de orden superior que representa el pa tn de comportamiento que lo mismo B que A estén suponiendo cuando emiten «q> 0 «r El proceso de formacién de esa voluntad suprapersonal de ‘que quedan dotadas las formas de comportamiento lo observa Mead en el juego en que el no se dedice a cambiar de roles. EL nino cambia imaginariamente de posiciones colocéndose en la posicién del comerciante e, inmediatamente después en la del Somprador; en la del polica e, inmeditamente: después en la Gel delincuente, Ciertamente que ain no se trta de Foes soc les en sentido estricto, sino de patrones eoneretos de comports- mien. En tanto los patrones de comportamiento en que el nif se ejercta no sean todavia sociales, es decir, todavia no estén feneralizados 8 todos los miembros de un grupo, sélo tienen var Tidez para las situaciones en las que A y B sc relacionan. El concepto de patrin de comportamiento socialmente generdlizado, «decir, de una norma en la que en principio se supone a todos Ii competencia de adoptar las posiciones de A y de B,s6lo puede formarlo A si adopta una vex mas le acttud del oto, esta vez Ia Game.—tiesta aqui hemos partido de que ego y alter, cuando se relacionan entre sf, sdoptan solamente dos papeles'comun- cativor, el de hblante y el de oyente. A ello corresponden pers- pectivas coordinadas de los participants, coordinacién en que el Feciproco entrelazamiento de ls perspectivasintercambiables de hhablante y oyente describe una estructura cognitiva que subyace ‘la comprension de las stuaciones de actin. Aparte de es0 he ‘mos supuesto que, a To menos, se ha puesto em marcha la cons- tituein de un mundo de objetos; el nfo tiene que ser capaz, al menos incoativamente, de adoptar una acttud objtivantefren- te # objetos percepibles y manipulables para poder acusr in- tencionalmente y entender exigencias y declaraciones de inten- cin. A fo cual coresponde Ia perspectiva de un observador, pers pectiva que es shore cuando por vez primera se introduce en el fmbito de la interacién. En cuanto se cumple esta condicién, {gue ex la condicién que vamos a exigir para el trinsito desde play al gome, ego puede dividit ol papel comunicativo de alter fon dos papeles comunicativesdistintos,en el papel comuricativo de un alter ego, del otro que participa en la interaccién,y en el {de un neuter, de un miembro del grupo, que asite a Ia interac cin como expectador. Con ello, los roles comunicativos de he blante y oyente quedan reltivizades en funcin de la posicién Yy ate ya no son consderados drectamente como deslaracionss fcticas dela volunted de un hablant; sin embargo, la norma de seein, tal como A Ix entiende aqui todavia, no expresa atin otra cosa que el arbitro generalzado de todos los otros, un im- peratvo generalizado en ese grupo, y todo imperativo descunsa @ la posire en un arbitio. Lo tnico que A sabe es que las conse: cuencias de le sccién, una ver normadas de ess forma, se han vuelto socialmente expectables dentro del grupo: quien pert rece al grupo de los padres © al grupo de los hos y, de acuerdo con la norma correspondiente, emite en situaciones dadas «q> 9 ar» frente a un destnataio del otro grupo, puede esperar (en el sentido de un pronéstico) que por lo general se preste obe- diencia a esos imperatives. Pues si A, con su no obediencia al imperativo «q> emitido por B, contaviene a un patron de com- portamiento socialmente: genealizado, no solamente vulnera el interés de B, sino también los imereses de todos los miembros del grupo, que esa norma encama. A tiene que esperar en este caso sanciones del grupo, que serén ejecutadas por B, pero que cuentan con ef respaldo de la autoridad del grupo. qui hemos dado en la reconstruccén ‘sccign ae refieen 2 Ta regulacién co ie los pertcipantes en la interaccién, los cuales coordinan sus acciones través de imperativossaneionados y de Ia satisfacciOn reefproca de intereses. Mientras slo tenga ‘mos en cuenta el Indo cognitivosocal de In normacién de expec: lo mis que se llega es a los mode- los de condicionamiento reciproco a través de probabilidades de éxito que nos resultan familiares por las éicas empiristas. A pue- 3 de saber qué es lo que B, C, D, ... quleren decir cuando spoyan ivo de orden superior que repre- ero todavia no ha entendido el com. ponente seméntico més decsivo del concepto de norma de ac- ‘ién: el eatécter obligetorio de las normas de accién vigentes, ‘Solo oon el concepto de validez normativa podtia A superar por entero las asimetias inseritas en la interaccién socalizadore Generclized other —Mead vincula al concepto de rol socal ef sentido de una norma que autoriza alos miembros de un grupo ‘esperar en determinadassituaciones determinadas acciones unos de otros, y que a la ver los obliga a cumplir, ellos también, las ‘expecativas de comportamientojustificadas de los otres: «Cusn- do sfirmamos nuestros derechos, estamos provocando une ret esta definida, justo porque se trata de derechos que son univer tales, una respuesta que todo el mundo tendria que tener y que ‘quad tendré. Ahora bien, es respuesta esté presente en nuestra propia naturaleze; en cierto grado estamos dlspuestos a adoptar hacia cualquier otro la misma actitud si apela nosotros, Cuan- do provocimos est respuesta en los otros podemos adoptar Ia setitud del oto y después ajusar sella nuestra conducta. Exis ten, pues, series completas de tales respuestas comunes en la comunidad en que vivimos, y tales respuestas es lo que lle ‘mamos «insttucioness. La institucidn representa una respuesta ‘comin por parte de todos los miembros de la comunidad s una stuacign particular [...]. Uno apela al polica en demanda de Aurilio, uno erpere que el fiscal del Estado actie, espera que el tribunal y sus dstintos funcionarios sometan @ juicio al delin- ‘cuente, Adoptamos Ia actitud de todos esos Srganos involucrados| ten Ie defensa dela propiedad; todos ellos, en tanto que proceso ‘organizado, se encuentran en cierto modo en nuesras propias| nituralezas, Cuando provocamos tales actitudes, estamos adop- tando Ie aetitud de To que he llamado el “otro generalizado"» * 4 zo (195,26. Sobre a ontptnesis de os cones nxmntive- sodas, lr. TUaie, «The Development of Socal Concent, en D. De Paine y [Four (eis), Mor! Development, Hilkdale (8,1), 1973: In, sSocal Regulations and Domains of Soi Conceps, en W. Dison (cds, New Direction for hla Development 1H, San Fancico, 1378, WW. Bawox, The Soci World of the Child, San Pancco, 1877; H. . Foam ‘Phe World of Growmaier Children's Conceptions of Soi, Nueva York, 1580 38 En este passje, Mead habla del adulto socializado que ya sabe que signifies que una norma ses considereda valde: trate de explicar este concepto sefalendo que el ecor que reclama un derecho esté hablando desde le stalaya del otro genralizadom, Insste& la vez en que esta instancias6lo surge como relidad social en la medida en que los miembros de un grupo social intenalizan roles y normas. La autoridad de que esté doteda la instancia del «otro generalizado» es la de una voluntad general del grupo; ess autoridad no coincide con el poder del abitio fgeneralizado de todos los pariculares, que se msniiesta en las Sanciones de un grupo conta las desviaciones. Pero Mead piensa, coincidiendo aqut otra vez con Freud, que ia autoridad de las ‘normas por las que nos tentimos obligados surge por via de temalizacin de las acciones con que fdcicomente se amenaza Y que fécticamente se ejecutan, Hasta ahora slo hemor consi ‘erado la adquisicgn del patrén socialmente generalizad de com- portamiento bajo su aspecto cognitive. Pero en realidad, el mu- chacho aprende este patrén interiorizando las sanciones que aguardan a la violacién de un imperativo generalizado y con ello interalizando el poder con que el grupo socal respalda ese lmperativo, EI mecanismo de la adopein de la sctitud del otto vuelve operar aquf a nivel moral, mas esta vez a partir del poder sancionador del grupo y no del de las personas particulars de r= ferencia. En la medida en que A ancla en la estructura de su si mismo, es decir, en un sistema de contoles comportamentalee inernos, esto es, morales, el poder con que, primero de forma fletica, se le enfrentan las instituciones, el patrén generalzedo de comportamiento cobra para él Ia autoridad de un sdebes» {ya no slo como imperative) y, con ello, el tipo de vader nor. mativa en virtud del cual tienen las normas fuerza vineulante Heemos visto cémo la autoidad de que disponen primero las personas particulars de referencia y que pase después a Ia vo- Tunted combinada de A y de B, se convi fenwralads de todos fon oc. Este concep bare pose Te {dea de sancionesrespaldadss por la voluntad colectva de un grit po social, Pero esta voluntad, aungue generalizada, sigue siendo tuna voluntad de arbitrio. La autoridad del grupo consste sim: plemente en que éste puede amenazar con senciones, eject. tarlas, en easo de que se lesionen inereses. Esta autoridad, que reviste la forma de simples imperatvos, slo se traneforma en 39 utoridad normativa por medio de internalizaciéa. Slo entonces ‘surge Ia instancia del «otro generalizado» que sirve de funds mento la validez normativa de las normas. [La autoridad del wotro gencralizedo» se distingue de una sutorided basada solamente en la capacidad de hacer uso de me: dios de sancidn, en que descansa sobre el asentimieno, En cuan- {A considera las sanciones del grupo como suyas propias, como sanciones dirigidas por él mismo contra si mismo, tene que pre- Suponer su asentimiento la notma cuya violacién centurd de ‘esa forma, A diferencia de los imperatives socalmente general 2zados, los insttuciones poseen una validez que proviene del re ‘conosimiento intesubjetivo, del asentimiento de los afectados: «En relacién con la protecsign de nuestas vidas © de nuestra propiedad, asumimos la aettud de asontimionto de todos los iembros de la comunidad. Adoptamos el rol de lo que podemos mar "el otto genealizado"» ®. La acttud de conformidad con las normas que un hablante adopts en la ejecucién de un acto de habla repulativ, la reconstruye Mead como adopcién de In act- tud del sotro generalizado»; con Ia acttud de conformidad con las normas, Avda expresién a Ia postura de consenso normativo de los miembros del grupo. Las posturas afirmativas que sirven de soporte a este consen- so tienen, por de pronto, un status ambiguo. Por una parte ‘no sigifican simplemente el xsiv con que un oyente’ sumiso responde al imperativo , construye un sistema de ‘controls internos dl comportamiento, Por via de internalizacin de roles sociales se forma una estructura de superego cada vez més integrada, que permite al agente orientarse por pretensiones Wie (950, 10. a rnormativas de valides. Al tiempo que este superego —el Me—, se forma el yo —el !—, el mundo subjetivo de las vivencias & Tas que cada uno tiene un acceso privilegiado: «El J reacciona al si mismo (Self) que surge mediante la adopcign de las acti des de fos otros. Mediante la adopcién de esas actitudes, hemos lntrodueido el Me y reaccionamos a 1 como I». Mientras que el concepto de Me parece estable, Mead se muestra vacilante en tl empleo de la expresion I. Lo coneibe como una instancia que, dentro del si mismo, e separa de la instancia que representa @ Jas normas sociales, y que eleva al s{ mismo «por encima del individuo instusionaizado». Mas, por un lado, Mead entiende sa instancia como la espontaneidad de las ocurrencias, de los ‘deseos, de los sentimientos, de los estados de dnimo, es decir, ‘como un potencal de reaccién que se dispara por encima de las torientaciones ancladas en el superego y que constituye frente fl mundo extern el émbito de lo subjetivo: «El Me exige cierta Clase de Ten la medida en que cumplimos obligaciones..., pero lex siempre un poco distinto de lo que la situacién misma exi- fe... EL provocs el Me y al mismo tiempo reacciona a él», YY. por otro, Mead entende el como Ia capacidad generalizada 4 encontrar soluciones creadoras para situaciones en que esté fen juego algo asi como Ts autorealizacion de la persont: «Las posibilidades de nuestra naturale, esos tipos de energla a los ‘que William Tames gustaba tanto de ree Gel si mismo que estén més af de nuest inmediata. No sabemos qué son. Son en nidos més fascinantes que podemos contemplar, en la medide fen que somos eapaces de captarlos. Gran parte del goce que nos fausan las novelas, el cine, el ate, dimana de que al menos en Ta imaginacinliberemos capacidades que pertenecen a nosotros rimos 0 que deseeriamos que nos pertenecieran. Es en ells ‘donde se origina la novedad y es en ellas donde estén ubicados rnestros més importantes valores, En cierto modo es la realiza- én de ee sf mismo lo que continuamente estamos buscando» *. El es a la vez el motor y ol lugarteniente de una individuacién "Me (950), 174, Sobre In reaign enieadopen de persesivat conn mora informe Bbiogco de L.A. Kuno. «Pere Jette Taking wr the Cogntve Baus of Cidren's Moral Development, Mtr. Polmer Quarter 24,1978 3. ‘2 Mao (1930, 178 5 Mao (1980), 204 aque sélo puede conseguirse por socializacidn, Sobre este «jo» ome instancia dela autorealizacin volveré esputs En este momento s6lo nos interes el en el sentido de una subjetividad que se levanta sobre el transfondo de un superego tmodelado segin roles sociales: «Cuando un individuo se siente fcorralado, se da cuenta de la necesidad de aleanzar una situ ign en que se le presente Ia oportunidad de hacer su conti Dbucién a la empresa, y no simplemente de ser el Me convencio- nalizado» ®. Que Mead esté pensando en eve mundo subjetivo de vivencias al que cada uno tiene un acceso privilegiado y que ada uno revela en sus manifestaciones expresvas ante los ojos 4 un piblico, queda de manifiesto en el siguiente passje: «Las sitwaciones en que uno puede dejarse ir, en que la propia estruc- fura del Me abre In puerta al J, son favorables a la autor fexpresién, Me he referdo ya a Ia situacién en que una persona puede sentarse con un amigo y decir fo que verdaderamente piensa sobre cualquier otro. Produce alegria poder dejarse ir de fst forma, Se dicen con toda natualided cosas que en otras cir- cunstancias no se di ‘Consideradas las cosas desde un punto de vista ontogenttico, el muchacho, « medida que se apropia cognitivemente el mundo social de relaciones interpersonales legitimamente reguladss, a medida que desarollael correspondiente sistema de controles internos y aprende a orlentar su accién por pretensiones nor ratives de valde, traza unos limites cada vex més claros entre tun mundo externo condensado en realidad institucional y el mu do interno de las vivencis espontineas que no pueden salir al fxterior através de acciones conformes a las norms, sino silo f través de Ia aulopresentacién comunicativa, 2. La AvTORIDAD DE LO SANTO Y EL. TRANSFONDO NORMATIVO DE LA ACCION COMUNICATIVA En la secci anterior he expuesto de forma sstemstica mo Mead trata de explicar en tminos reconstructvos Ia interaccién 3 Meo 1950, 212. 5 Meno (198,25. rmediada simbolicamente y Ia acién sjustada a roles sociales, La primera de ests dos etapas de la interacciGn se caracteriza por In emergencia de un nuevo medio de comunicacign, y la segunda por la normacién de ls expectativas de comportamiento. Mien- {ras que en el primer caso le comunicacién queda desigada de Tos estos desencadenantes del comportamiento y se ajusia en adelante al empleo de simbolos, el trinsito ala accidn regulada norms significa que el control del comportamiento queda fo a una base simbélica: quedan reesiructurados simbélice- mente, no ya s6lo los medios de comunieacién, sino también los esquemas de comportamiento y las disposiciones comportamen- tales. Como hemos sefalado varias veces, Mead silo reconstruye este paso evolutivo desde la perspective ontogenétic del desarre- Io del nfo. Para el plano de la interacci6n socializadora con los padres tiene que suponer dadas en éstos la competenci interact ‘vay Ta competenciaFingstica, que el io adquiere en esa inter accidn. Esta restriceién metodoldgca es leftima, mientras Mead ‘limita a tratar la génesis dl si mismo. Pero el propio Mead s© da cuenta perfectamente de que con el tinsito desde el indivi ‘duo 4 Ia sociedad no tiene més remedio que volver a echar mano del tipo de consideracién fllogentica de que habia hecho uso al expicar Ia interaccién simbélicamente mediada ®. De los ‘supusstos relatives a toria de a socializacién, que Mead desarro- -Tlven la parte precedente de su investigacin, s sigue el primado genético de Ia sociedad sobre el individuo socializado: «...si el individu s6lo aleanea su st mismo a través de Ta comunicacién con otro, silo a través de It elabortcin de procesos sociales ppor medio de la comunicacin significante,entonces el si mismo (elf) no puede anteseder al organismo social. Este tiene que existr previamente» * Pero es euioso que Mead no haga ningtin cesfuerzo por explicar e6mo pudo haberse desarrollado este «or- ‘anismo social», normativamente integredo, a partir de las for mas de socilizaciin de It interaccién mediada simbslicamente “Mead establece comperaciones entre las sociedades humanas 1 las sociedades de insectos, compara las socedades hummanas con las soviedades de vertebrados, pero estas discusiones, en buena parte antropoldgics, acaban conduciendo siempre al resultado 5 Frdmlo queen el iro de Mead viene cracterizado por a cess ‘nrg I tecera Terk pte, Meso (1968), 27. "Meno 193), 2278 56 Me 1854, 235 6 de que el lenguaje de sefales, la comunicacién por medio de ‘imbolos empleados con identidad de significado, hace posible tan nuevo nivel de soralizacién: «El principio que he sugerido tomo bésico para la organizacién social humana es la comuni- ‘cin, un tipo de comunicacién que se distingue del de otras fspecies que no tienen ese principio en sus sociedades» ”. Aun ‘cuando Mead estaviera en 10 cierto, aun cuando los sistemss pri Imitivos de grits hubieran sido os que abrieron Ia senda evolu tiva que condujo al homo sapiens, con ello ne queda ain expli ado el nacimicnto de las institucones Clertamente gue Mead recurre también en este passe al de- sarrollo cognitivo, el cual hace surge del complejo de funciones dde Ia accin instrumental un mundo objetivo de cbjetos pereep- tibles y menipulables: +Existe, como hemos vst, otra fase muy importante en el desarollo del animal humano que quizé sea tan esencial como ef habla para el desarrollo dela ineligencia tipica del hombre, y que es el empleo de las manos para aisle ‘objetos fisicos» El mundo de los objetos fisios, como dice Heidegger en Ser y tiempo, se constituye como una «totalidad de conlormidads: «He subrayado Ia importancia de la mano en Is construcciin de ese entorno. Los actos del ser viviente son aquellos que conducen a fines tales como, por ejemplo, el ingexit “alimentos. La mano ae introduce entre el principio y el final de texte proceso, Cogemos el alimento, To manipalamas, y en lo que respecta a mucstra explicacién del entorno podemos decir que fos fo presentamos a nosotros mismos como un objeto manipsle- ble. La fruta que podemos tomar es algo que podemos coger con las manos. Puede set une fruta que podamos ingrit © un re- presentacién de Ia misma en cera. Pero el objeto es una cosa Fisica. El mondo de cosas fisicas que nos rodea no es simple: mente la meta de nvesto movimiento, ino un mundo que per. mite la ejecucién del acto» ®. A diferencia de Heidegger, ave fn su andlisis del Serenel mundo, bastante insensible, por cierto, ‘los Fenémenes de le socalizacion (Vergesellschaftune), hace fuyo este motivo pregmatista, Mead sabe tan bien como Piaget {que las acciones instrumentals estén inseras en el sistema de Tre 930,255, 5 Neo 1850, 257. 3M. Hasoecn, Sin und. Zeit, Tubings, 1927, 6689 ver, cst BI Ser el Timp, Mico. 195, 6108. 18 shen (938,268 6s ‘ooperacin de los miembros del grupo y presuponen une inter sccidn regulada. El complejo de funciones de la actin intra: mental no puede analizarse con independencia de las estructuas con anterioridad a toda validez norma- iva, surgen dela interaccién mediada simbslicamente 0, cusndo menos, cémo se los puede entender como un residvo de esa etapa. Pues es manifiesto que este simbolismo religio, en el sentido més lato, que ain no ha sleanzado el umbral del habla ‘ramatical,consttuye el ncleo areaico de la conciencia norma Por tanto, voy a entrar en Is toria de la religién de Durk- heim para completar el programs reconstructivo que Mead se propuso. En la conciencia colectiva de Durkheim podemos iden- tificar una rafeprelingtistica de Ia sccm comunicativa,raiz que tiene cardcter simbdlico y que puede, por ende, ser todavia «re- ‘construidan, esto es, incluida en une investigacién reconstrutiva de ln accin regida por normas (1]. Pero Durkheim no dstingue suficientemente entre la comunidad de préctica ritvl, que el simbolismo religioso eres, y Ia intersubjetividad generada lin- ‘ilsticamemte. De abt que sea menester entrar en aquells de bitidedes de Is teoria de Durkheim que nos permitién retomar el hilo (también descuidado por Mead) dela evolucign del lengua je (2). Se tata del tansito desde la ineracei6n mediada simbs- Ticamente al habla gramatical. La conocida estructura de os actos de habla podemos, cuando menor, acerla plausible desde un ppunto de vista genético, entendiéndole como resultado de una SMe (95, 276 Integracion de tres tipos de relacién (cognitiva, moral y expre- con la naturaleza extern, con la identidad coletiva y con neturaleza interna, respectivamente, que tienen sus rafces en lo prelingustico, Naturalmente, este excurso no tiene la preter sin de ser una explicacién causal del necimiento del lenguaje (G1 y FAD. Con estos pasos quedan siteadas y econstruidas en el plano filogenéico las estructuras que Mead habia tenido que dar por supuestas en el plano dela interaccién socalzadora: las expectativas de comportamiento normadas y el habla gramatical “Ambas se complementan para dale estructura de la interacidn Tinglisticamente mediada regida por normas, que constivaye el ppunto de partida de la evolucién sociocultural. Evolueién que Mead y Durkheim coinciden a su vez en caractrizar por Ie ten- encia a una lingisizacén de lo seco, que estadiaré en Ia sex ". De la violacién de una regla ténica vilida se siguen conseevencias que en cierto modo fguardan un nexo interno con la aceién: la intervencién en el ‘undo fracasa, El fin que se pretende no st realiza, producién- dose el fracato de forma automética. Entre la rela de accién y Ia Conseeuencia se da unt relacién empitica 0 n6mica. Por el con- ‘taro, la violacién de una regla moral tiene como consecvencia ‘una sancidn que no puede entenderse como un fracaso que s€ produzea de manera automitica. Entre la regla de accién y la ‘conseeuencia de la sccién se da una relacién de tipo convencio- nal, en virtud dela cual el comportamiento conforme a a norma es recompensado y el desviantecastigado. Asi, por ejemplo, del feoncepto de comportamienta no higiénico pueden infrirse con secuencias empiricas, mientras que conceptos como asesinato 0 suicidio no tienen ningn contenido empirico comparable: « {J no. es posible extser analiticamente de la nocién de asesinato ‘0 de sticidio la mis minima noci6n de vituperio o de deshonra, El nexo que une aquf el acto y sv consecuencia es un exo sinté fico», “@ cin dlermination Fat Moras, en. Dusk, Philosophie et Sociale, PUR. ars, 1967 ‘Derg (0967, 4, 3 Dunes (1967, #8; de exta misma costion part en md: cin entre stabaon esintrscins, fe: Hanan, Cleota Menice ‘omg idelogia, Mai. TOE, 68 "2 Dunes 196 48 n ‘Anora bien, para establecer Ie comparacién, Durkheim e2co- se con todo cuidado replas de moral y no reglas del derecho txatuido © positive. En el caso de las regulaciones legales o de las reglas administrtiva, la comparaciin con las replas téonk- Togica en Ia medida en que la relacién convenctonal tntre [a egla Tegal y la sancién trata de asegurar le observancia de Ia norma de forma parecida a como la relacién empitica entre la regla ténica y Ia consecuencia de la accién garantiza la eff clenela de la accinatenida a le rela. Esto también es vido en cl caso derivado que representan las normas jurdicas sancions- ‘das por el Estado; pero Durkhcim se interesa por el caso origi nario de las normas preestatales Su transpresiGn se castiga porque festas normas.pretenden valer en vitud de la autoridad moral ‘que poseen; gozan de esa valide no porque su observanc venga urgida por sanciones externas: «La expresion "autoridad moral” se opone a "autoridad material”, a “supremacia fisi a", Lo que hay que explicar en el caso de la validez de las horas morales es justamente la circunstancia de que posean una fuerza obligatoria que es donde se basan las sanciones en caso de violacién de las reps, y que por su parte no presupone san ‘iones. Es a este fenémeno al que apunta Durkheim con su com- paraciin entre reps tenicas y reas morales: «Existen, pues, Feelas que presentan este cardcter peculiar: nos urgen a no real ‘ar loe actos que nos prohiben simplemente porque nos los proht- bben. Es lo que se Ima el caréter obligatorio de la regla mo- als ‘La explicacién que en su conferencia ofrece Durkheim es todavia muy tentaiva, Em primer lugar, subraya dos caractris- tieas de los ehechos morales», saber: el caréter impersonal ‘que Ia autoridad moral posee a) y la ambivalencia afectiva que ‘es autoridad provoca en el scor 4) Durkheim hace suya In contraposicin kantiana entre de- ber e inclinscién, subrayando, por de pronto, el aspecto de que los preceptos morales guardan una relacién de tensign con los intereses del individuo, Los imperativos de la autoconservacién, 7 Pare una comparacién etre Dutkelm y Weber, ft, R. BOWIE, two Sacologeal Traditions, en R, Bewoit, ©. Rows Scholship and Poraanahi, Behe. 1971 ‘Bunce (190) 83. 75 Dems 196) 8, cl interés por Ia satsfacion de las necesidades privadas, en una palabra: Tas orientaciones de accién centradas en el propio in- Gividuo o las orientaciones de accién de tipo ulilitarista no se feneventran sin més, en tanto que tales, en srmonia con los re {querimientos de la moral. Estos exigen més bien que el actor se lve por encima de ells. Este desinterés que se exige al agente ‘moral esté en correspondencia con la universalidad de las expec: tatives de comportamiento normadas moralmente, las cuales se dlirgen a todos los miembros de una comunided: La moral em- plea, pus all donde empice Ie vinci um grupo de po ‘qe fucre> * ')_Durkheim conecta con Ia distincién Kantiana entre de ber e inclinacién también bajo un segundo aspecto, a saber: el de que los preceptos morales ejercen sobre el individuo una coercin peculiar. El sujeto que acta moralmente tiene certs mente que someterse a una autoridad y en cierto modo hacer violencia @ su propia naturaleza, pero de forma que es él mismo Quien ase eas obgaconesy hae snes ets exienie mo ‘Como Ia voluntad del agente moral no se plicga @ un poder Impuesto de forma externa, sino @ una autoridad que le impone respeto, le cua, «a Ta vez que nos sobrepasa, es interior a noso- {rose , la coercifn moral tiene el caricer de una superaién de si mismo, Pero, por otro lado, Duskheim relatives este duslismo haciendo dervar la fuerza vinculante dela obligecién moral de una coercin y, ala ver, de una atraccin. Lo moralmente bueno «8 al propio tiempo lo deseable; no podria resultar efieaz como ‘deal y despertar un celo entusiasta si no pusiera en perspe la sitisfccién de necesidades reales: «ES menesier, pues, que, parte de su carécterobligatoro, el fin moral sea deseado y de- seable; esta deseabilidad representa una Segunda caracte de todo acto morals ‘Teas esta fenomenologia de lo moral el segundo paso del ant lisisconsiste en sefilar las semejanzas que se dan entre la va Tidez de las reglas morales y el aura de lo sano. 7% Duman (1967. 4, 7 Dum (1867) 62 2 Dons (9830. B ada) Conn se nveniga las reece mis yl compo tanh ates sees primi, no opamos eon Sine eds pee ile co me ein ot a epee, Se carcino 6 Sfucde mezclarse conto prfano sn dejar de ser él mame, Toda Tn no, eso pln et aera tals de cons aiuto conten Mate See can nome pln dos Sic de cnt SP ree or oad eS ee TEED pte pone denne que mo ext ete els are rn be on adclnete heron, ica se me ana ae de Wy treo t incomparable de rer aN atte ame to trade lo minmo gb eae ees er aeannctentn por eee ¥ el aut cere Deira dei io doa a acne Shaan ia trance To presen ales, ete el aa ta Se os toacones de con prfee,e0 Sere cee ttre, Aon cove gor Ts ce geen uonserveion ae aie net crea tan cmafesion conto on dois eye sere col por impersonal eT act, el a Seeded io mean dd ‘ad 6) Lo santo despierta, ademis, 1a misma acttud ambi valente que Ia sutoridad moral, pues lo santo esté rodeado de wn doura que, ela vez, expanta y atte, aterroriza y encandila: «El Ser sagrado cs, en cierto sentido, el Ser prohibido al que uno ro ost viola; pero es también el Ser bueno, amedo, busca do». Enel aura misma se expresa la intangbilidad de fo la ver deseado, la proximiad en a distancia El obj spre {So nor inspira, si_no miedo, sf un respeto que nos mantiene Igjos de él Pero al tiempo es objeto de amor y desto; tende- moe a acercanos a él suspiramos por él. He aqut un doble sent Imiento que parece contradictorio, pero que no por ello es menos 9 Dawes 136.00, © Domo (19674 1 De Torna preida describe Walter Benjamin el aura de 18 obra de arse como smunfeacig nlea de una lena: WB, «Das Kase im Zataler ser tehalschen Reproduserurkt, en Ges Schrier JF parte 451 [Vestn cvellna sa bra dean ep Ta paca des Teproduibiad snes, en Dicuroeintrrumpidos, I, Mai 1982, , ” reale™, Lo santo genera y estabiliza aquella ambivalencia que era nota ceracteristica de los sentimientos de obligacién moral De ls analogias estructurales que se dan entre lo santo 10 ‘moral, Durkheim concluye que la moral tiene una base sacra, Sienta Ia tesis de que las reglas morales reciben en ima ins: fancia su fuerza vinculante de la esfera de lo santo. Ast expica el hnecho de que los preceptes morales encuentren obediencia, sin estar conectados con saniones externas. El respeto que ct n los preceptos morales, al igual que Its sonciones internas de verpienza y de culpa que la violacién de las normas proveca, los tntiende como un eco de reacciones arcaicas enralzadas en 10 sacro: «La moral dejaria de set la moral si no contuviera ya fen sf nada religiso. Asi, el horror que-nos inspira el crimen es comparable en todos sus aspectos con el que el sacrlegio inspira 1 Tos creyentes; y el respeto que nos inspira la persona humana ¢s dificil de distinguir, si no es en sus matices, del respeto que €l creyente de cada rligin tiene por las coses que considera sagradas» ®. Lo mismo que a Max Weber, también a Durkheim se le plantea el problema de si una moral seularizada puede en general tener consistencia, y es evidente que no puede tenerla 51 secularizaciGn significa a Ta ver «profanizaciGn» en el sentido 4d una reinterpretacinutilitarista de la moral. Pues con ello, se haria desaparecer el fenémeno moral Bisco, que es el carécter bligatorio de las normas consideradas vilidas (como acaece en todas las Gticas de orientaciin empirsta)*. ‘Tras haber probado que la moral tiene su base en lo sacro, Durkheim intenta en un tercer paso esclarecer el origen de 10 sro y con ello también el significado dela autoridad moral. Y aqut se hace sentir el vinculo, ain no roto, de Durkheim con Ia tradicin de la filosofia dela conciencia. Las religions se com pponen de creenciss y prictica rituals, Partiendo de las creen ‘las, Durkheim entiende le religiin como expresién de una con clencia colectva, supraindividual. Ahora bien, la conciencia, por Demo (967,54 1 Donne (967,85. sen ln moral de ‘Spence. por dempo, se da un desconacnieno completo qt es Jo ue conse tl ogni, Para In ena no frtra cos que Ta consecuracia meciica del teto (sto te Ye de form Bartclarmeate clara en su ob de pedaggia «propio de on estos ficlaes) Eso supore un desconociminta radical de lv earaterties {i oblgcion morale (Dumcnen [1967], 50, 6 vyirud de ou estructura intencional, es siempre conciencia de alg, De ahi que Durkheim busque el objeto intencional, el objeto ‘del_ mundo de representaciones relgiosas; se pregunta por la realidad que le conceptos de lo santo representan, La respueste {que ds la propia religion es cara: el Ser divino, el orden mitico Sel mundo, los poderessacros, etc. Pero pera Durkheim, detrés cde todo ello se ocala ela sociedad transfigurada y pensada sir blicamente». Pues Ta sociedad o el colectivo que con su aso- ciacién ferman los miembros del grupo, en une palabra: «la persona colectivas, tiene una estructura tal que trascende la oncienla de las personas individuales a la vez que les es ir manente. Ademé, la sociedad posee todas las carateristicas de tina autoridad moral que impone respeto. Durkheim introduce este fargumento a la mancea de una prueba de la existencia de Dios: ‘Si existe una moral sl existe un sistema de deberes y oblige Cones, es presto que Ta socieded sea una persona moral cuall- tativamente dstnta de las personas individuals que comprende, de la sintsis de las cuales resulta» ™. Esta entidad, la socie: {dad slo podria sr reconocida e intuida, por de pronto, en las formas de lo saco. ero aun prescindiendo de que conceptos tales como «con ciencia colectiva» y «tepresentacién colectiva» conducen @ una petsonalizacign de la sociedad, es decir, asimiar Ia sociedad tun sujeto en gran formato la explicacion de Durkheim es circu: lar, La moral es reducida alo santo, y lo santo a las represente- cones colectivas de una entidad que por su parte ha de consit- fen tn sistema de normas obligetoras. Pese a todo, con st bajo sobre los fundamentos sacros de la moral, Durkheim se abrié un camino que Jo condujo a Investigaciones etnolGgics, y en particular a ocuparse de ls sistemas totemistas australianos*, Estos estudios conducen finalmente & un esslarecimiento de la estructura simbolica de lo santo y a una interpretacién no posi tivita de Ia conciencia colective. 7 ‘En ellos Durkheim parte otra ver de la divsin del universo en dos émbitosrigurosamente separados, el de Io sacro y el de Jo profano. Ahora distingue més netamente entre fe ¥ praxis, centre Tas interpretaciones miticas del mundo las acciones rita Tes, entre Ia rlacin cognitive y Ia telacién ectiva con los ob- TB Doone (1967, 58 Dome (198). 16 jets sscros. Pero en ambas se expesan Ios misma scttudes, Gira ver escrbe Durkheim lo santo insstenda en su eariter impersonal, que ipo revpete, que anonada lever ue tle ‘a que provoce ensasmo. gue conduc al desprendiicno 2 le superacién de uno mismo, yal olvido de le prope int Feses Una ver mis analiza el polar parentetcoente on ects de salvaiony de expat: «Sin de, lo sntimintoc ve ispeen unas yore no son isto: una cova sel espe Yeira el aco ye horror Sin ebarg, pa qe os pesto an ios misos en embos cabs expresso qu lor sentimientos expe Sedos no diteran en nares. Yen efecto, bay horror en e repereligoo, sobre todo endo et may Intenso, yh miedo {ur inpian los poles maligne va acompatdo sempre de eo rc renal La at for ue ein sis dos sctitudes son a veces tan fupivos, que no sempre ex Teel deci en bd esta de io se encoetanextamete les erepenter Pero dado el material emprico con que cuenta, Durkcim se ve shora en le necsidad de destacar con mis ltided el stan Simbelco de los objets sagas En el cao de Tas plantas de los animales totemicos st inpone ls evidencia de cart Simbelco: son lo ve sinifcen. Los tabiesimpiden gue se os Tete como eos profane; or ejemplo, ue tan consider Como alimentos. Todos los chictorsegradn, sen banderas, nr lems, ado, tetas, omamentor, represetaions, ide 1 objelon ysicesonnatrale, comparten este tu sible Figuran como signs con significado convencinal, 9 Gente todos el mismo ndcleo seminteerepreenan el poder deo Santo, son wiealercolstiver que se han fiado sobre ober materialess®, Esta formlacén proviene de um interesante elo en que Darks a as cova dei oncenia ceva Ja forme de una tevin de lat formas simbias: (ls presntacionesexetives slo se pueden consti encarnéndse fn objeton material, en coas, en sees de todo tipo, en fig en movinints, en sonidos, en palabras, et que les da forma eterna y ls sblzn, yo que 30 expresano ws sen Dias (968, 586 SE Dunne eLe dle de a ature humaine et ss condition soci, Siem XV (914), 206221; repress ea Dune, bse ‘ei Faction oor eh Flos, Pa 19, SASK a ” timients, traducigndolos mediante un signo, simbolizéndolos ex: alas otras, sentir que estén en comunign 4 que vibren al unisono. Las cosas que cumplen este papel pat ticipan necessrismente de los mismos sentimientos que los este dos mentales que representan y, por asi decilo, materializan. Se las respeta, teme y desea como a fuerzas protectorass *. El medio que consttuyen los simbolos religiosos ofrece una clave para la solucién de un probleme que Durkheim formula fen estoe términos: Zedmo podemas pertenecernos por entero & hosotros mismoe y también completamente @ tr0s2, .c6mo po- ver estar en nosotros y fuera de nosotros? Los sim josos tienen el mismo significado para todos los miem- bros del grupo y, sobre la base de esta semntica sacra unitaria, hacen posible un tipo de intersubjtividad, que todavie se mueve aquende los papeles comunicatives de primera, segunds y ter feta persona, pero que, pese a ello, ebasa el umbral de un simple contagio afectivo de tipo colectve. ‘Durkheim investiga este consenso, normativo en esencia, atin prelingistico, pero mediado simbilicamente, analizando las Dricticas ritules, Considers el rito como el componente més inatio de Ia reign, Las conviesiones stn ye {ormulades linguisticamente; son patrimonio de una comunidad religiosa cuyos miembros renuevan la conciencia de su comunign por medio de acciones cultuales. La fe rligiosa es siempre fe de un colectivo: surge de una praxis a la que simulténeamente inerpreta. Esta préctca ritual et descrita, de entrada, por Durk heim en términos mentalistas, en términos de conciencia coleett- va: Las representacionesreligiosas son representaciones colec: tivas que expresanrealidadescolectivas; los rits son formas de factuse que no nacen sino en el seno de los grupos reunidos y ‘que estén destinadas a suscitar, mantener 0 reerear ciertos es tados mentales de esos grupos» ®, Pero la religion no es enten- ciedadestribales, imégenes que ciertamente proporcionan tun po- tencial de justifcacién de tipo narraivo, pero que estén todavia 5. Bic Eintsrun, Grundrs dr vergeichendon Verklenjrah ung, Manic, 1967, 109 25.179, "Duma (i968), 58 8

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