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‘Volumen sencillo Ec en om stein LESZEK KOLAKOWSKI —autor de «El hombre sin alternatva» (LB 251) y de la tilogia «as principales corientes del marxismo» (AU 276, AU 314 YAU 361) se propone ilegar a In iden clave de Ia fenomenologia. Para EDMUND HUSSERL. (1859- 1938, Ia queda de I certera —dudar de todo para Hiberarse de toda duda>— era consitatva de la cultura europea y el propésito ailtimo de Ia filosofia. Tras presentar —en las dos primeras conferencis— os ‘bitin del proyecte eset 3 ks wedi poston en prictca para intenta aleanzrlos, Kolakowsk past 1 efectuar un balance de los resultados obtenidos. Sa conchsién es que ol método de Husser es insuiciente para alcanzar una certeza absolut, un fundamen perfectamenteséldo del conocimiento; sin embargo, su Cafeers0 0 silo no fhe init, sino que reflejn an necesidad ineludible del espirtu humane, HUSSERL Y LA BUSQUEDA DE LA CERTEZA constituye, en sma, una guia indispensable para adentrarse en una escuela de pensamiento que, aunque difcimente accesible, es esencial dentro del pensamiento ontemporineo, En Allaza Universidad: clavetigaiones jas» (AU 331 y AU 392), de Edmund Huser. El libro de bolsillo Alianza Editorial yg Husserly la bisqueda de certeza Seccién: Humanidades (Otras obras de Leszek Kolakowski en Alianza Editorial: 1B 251 AU 216, AU 314 AU 361 LE hombre sin alternative Las principales conienter del marsismo 1 Lot fandadorer Las principales corremtes del marsismo Th Exvedad de oro Las principales correntes del marsismo Mba rit Leszek Kolakowski: Husserl y la bisqueda de certeza owe 4 Re Binn. tw EI Libro de Bolsillo Alianza Editorial Madrid ‘Tita orginal: Husser and the Seach for Certitude Traductor: Adolfo Murgufa Zuriarrain 1977 und ediién en «El Libro de Botillos: 1983 © 1975 by Yale University © Fo, cast: Alianza Editorial, 8. A, Madrid, 1977, 1983 Calle Milén, 38; ‘2° 200.0045, ISBN: 84.206.16583 Depésio legals M. 14811-1983, Compuesto en Ferndnder Civdad,S. L. Impreso en Artes Grificas Ibarra, S.A Matilde Hernéndee, 31. Madrid-19 Printed in Spain ONIGERS . « Estas tres conferencias se pronunciaron en la Univer sided de Yale en febrero de 1974. Al prepararlas be uti- lizado algunos fragmentos de mi articulo escrito en ale- én con el titulo «Das Suchen nach der Gewisshett» y publicado en ta coleccién Information und Imagination or la Editorial Piper, Munich, 1973, Utilicé, ademas, tun corto fragmento de mi libro, escrito en polaco y pu licado en polaco y alemén por el Institut Littéraire de Paris la Editorial Piper en Munich, respectivamente. (El tituo alemin es Die Gegenwirtigkeit des Mythos, 1972.) Estoy muy agradecido a la sefiora Jane Isay por su gran esfuerz0 en traducir este texto al inglés de un idioma extrafo, desconocido pars los estudiosos 1.* conferencia: Los fines nvegeine ST Te an neves seo BEL HORE BIBLIOTSOA Por qué pienso que el tema es importante. Husserl aparece aqui més bien como un pretexto para discutir ell problema de la certeza, Este pretexto, sin embargo, esté Iejos de ser arbitrario; y en verdad seria diffil encontrar tuno mejor. No pretendo ser un experto en Husserl, como muchos lo son, que analizan cada paso de su desarrollo intelectual, que siguen incluso los cambios més minucio sos en sus formulaciones y que tratan de justficar todo cuanto dijo. Tampoco creo, como hacen algunos, que si se profundiza suficientemente en su trabajo, uno podria iniciarse en un método de pensamiento.absolutamente ‘onfiable. Sin estar interesado en este tipo de bisqueda ddebo admitir que Husserl fue verdaderamente un gran fildsofo debido a la extraordinaria obstinacién de si es fuerzo sin fin: restaurar la esperanza en el retorno @ una intuicidn absolutamente primordial en el conocimiento y en la vietoria sobre cf relativismo y el escepticismo, Leer.» Huser es menudo iitante; Durante su vida amontoné un gran nimero de distinciones y conceptos muy detallados que fécilmente pueden despistar al lector R Leste Kolakowski que no dedica su vida a estudiar a Husserl. El lector tiene muy @ menudo la impresién de que estas distincio- rnes se hacen sobre material vacio, La fenomenclogia aparece muy a menudo al lector como un eterno progra- ma que nunca es aplicado; un método que es continua- ‘mente perfeccionado, pero tara vez mosttado in actu (y sabemos que en filosotia, a diferencia de en teeno Toga, describir un método nunca es suficiente para que la. gente pueda aplicarlo— el método nunca esté claro hasta que no se lo ha mostrado en su aplicacin) Bergson tenia probablemente razén cuando afirmabe que cada filésofo en su vida sélo dice una cosa, una in tencién o idea rectora que llena de sentido todas sus obras. Podemos rastrear tal intuicién basica, continua ‘mente presente en todo el esfuerzo gigantesco de Hlusser. Al igual que la mayoria de los filésofos, durante toda su vida estuvo escribiendo el mismo libro, volviendo siempre al comienzo, cortigiéndose, luchando con sus propios supuestos. La meta era invariablemente la. mis ima: emo. descubrir el fundamento absolutamente in cuestionable, inamovible, del conocimiento; eémo refu tar los argumentos de los escépricos, de los relativists ‘mo librarse de la corrosién del psicologismo y del toricismo; emo aleanzar un fundamento perfectamente sélido en el conocer. Yo mismo fui sumamente depeo- diente de Husserl, de modo negetivo, Pienso que no descubrié ese fundamento autofundante de nuestro pes samiento, Pero su esluer20 no fue en vano; ereo que la fenomenologia fue el intento mayor y més serio en nucs tro siglo por alcanzar las fuentes ltimas del conoci miento. Para la filosofia es de la mayor importancia el ppreguntar: epor qué fracasé este intento ¥ por qué (como To pienso) debia fracasar? La enfermedad escéptica: liberaciOn de la ciencia. La fenomenologia aparece a primera vista como una clase Husserl y la busqueda deFekteas’ 5 B de filosofia muy «técnica». Aspira a ser una ciencia, no luna Weltanschatning. Pero su tendencia hacia una Wel tanschauung aparece una y otra vez. El mismo Husserl cexperaba que su método jugaria un gran papel en la sal: ‘vacin de la cultura europea de la decadencia escéptica Como todo filésofo, él s6lo es ineligible en contraste ‘con y contea el easfondo de la cultura filossfica a la {que atacaba. Su manera antididéctica de escritura desani- tm a bastantes lectores ante muchas de sus obras; para Hiussetl To nico que contabs era la disciplina del conte sido. De este modo se disimulaba a menudo su tendencia hacia una Weltanschauung. Sin embargo, aparece algunas veoes claramente (como en Philosophie als strenge Wis. Temscbajt 0 en Kriss). Y, después de todo, sin saber €50 no sabrfamos para qué es su filosofia El concepto de eerteza puede ser considerado como la clave del pentamiento de Husserl, El se dio cuenta de {que el proyecto de filosofia cientifica, en el sentido en que fue popularizado por los pensadores alemanes en la Segunda mitad del sgio diecinueve, era inconducentey peligoso, La consigna de wcientlicidads introducia sub Tepticiamente una renuncia a lo que habia valido como ciencia en sentido genuino —platénico— través de tn tradicign intelectual europea. Abandonaba la distin- cién fundamental entre doxa y episteme, entre opinién ¥ conocimiento. Al dejar de lado la tradicion del ideals- tno aleman, la filosotia dejé de lado sv independencia Ge is lenis, Comerad consderarse como sine de las ciencias o como andliss psicol6gico. Incluso nuevas formas de kantismo cedieron al punto de partida psico- logico y explicaron ela prior’ kantiano no como un con junzo. de condiciones tascendentales del conocimienta (Galido para cualquier ente racional), sino como cual dades especticas de Ia psique humana, Io que llev6 fatal mente a un relativism genéric. "El concepto husserliano de afilosotiacientifica» era en teramente distinto. La filosofia no debe aceptar tesul tados de la ciencia ya dados y luego «generalizarlosy Su tarea es preguntar por el significado y fundamento de “4 Lee Kolakowski dlichos resultados. La filosofia no debe ser una corona: ism» o una sintesis, sino una actividad que halla los significados que preceden I6gicamente a las ciencias, en cuanto que ellas son incapaces de interpretarse. La idea de una epistemologia baseda en una ciencia, sobre todo en la psicologia, es desagradablemente absurda Creer en una epistemologia psicoldgica equivale « creer que podemos accptar los resultados de una ciencia particular para legitimar la pretensiéa de objetvidad de cualquier ciencia, 0 para dotar de sentido todas las ciencias, y esto implica obviamente un circulo.vicioso. Por ello Husserl retomé la tradicién antiesoéptica de la filosofia curopea. La tradicién de Platén, Descartes, Leibniz y Kant, todos los que se habfan preguntado: 1° ede qué se puede dudar y de que no? y 2° gestamos ‘apacitados para preguntar (y para responder) no sélo cémo es el mundo», sino también «cémo esté el mun do constrenido a sers? y_ gcutl es el sentido y finalidad de la ttima pregunta? Husserl creia que la bisqueda de certeza era consti tutiva de Ia cultura europea y que abandonar esa bis: queda llevaria a destruir dicha cultura. Husseel probs blemente tenia razén: la historia de la ciendia y'de la filosofta en Europa seria cirtamente inineligible si pa- sésemos por alto la busqueda de certeza, una certeca que es algo mayor que lo que satisface Ia prictica; una brisqueda de Ia verdad como algo distinto de la bisqueda de conocimiento apoyado en Ia técnica. No tenemos ne- cesidad de explcar por qué buscamos certeza cuando la duda obstaculiza nuestra vide prictica; pero la bisque: da de certeza no es tan obvia cuando no se mezclan en ella consideraciones directa 0 indirectamente.préctics, Cualquier estudiante sabe que Ia geometria, tal como lo indica su nombre, surgié de la necesidad de medir la tierra. Sin embargo, serfa dificil de explicar eémo al me dir Ia tierra se hizo necesario el sistema axiomético de Euclides; un sistema que atin hoy admiramos como tun milagro. Sabemos para qué es la matcmética, pero ninguna necesidad préctica pudo haber incitado a ‘Eucli- loser y Ia bisqueda de certest 1 des a consteuir su famose y bella prucba de que el con- junto de nimeros primos es infinito, Es diffcil imaginar cémo el conocimiento de que el conjunto de nimeros Primos es infinito, en lugar de finito, pudo significar sigue dilernca én In pritea, Ningone considercin rdctica puede explicar los grandes momentos de eambio En a historia del conocimiento, incluso si sus resultados fe mucstran de gran utilidad prictica. Que esto es asi lo prueba el que sila gente no hubiese esperado obtener desu conocimiento algo més que utlidad técnica y si no. hubiesen considerado la verdad y Ia certeza como valores en sf mismos, no habtian producido ciencia téeni- camente free. Esto confirma ln ides de queen in. cia lo que paga es prescindir de la utilidad posible, pero fe explica por Gof la gente, de hecho, precindio de ella. De esta busqueda nos he sido revelado solamente el futo, y no las razones. La tarea que desde cl comienzo, y no solamente des- de Descartes, se propuso la filosoffa europea, fue éta: ddestruir las certezas aparentes para obtener las «genui- rato; dudar de todo, para liberarse de toda duds, De hecho, sus resultados destructivos, se mostaron ‘mds fectivos y convineentes que sus programas positives; los filbsofos siempre han sido. més fertes en dispar las viejas certezas que en establecer nuevas. Sdlo habia dos Jmbitos en los que el sentido comin buscaba las fuentes de la certeza: las percepciones directas y las verdades de las matematicas (al menos aquellas ditectamente inteli es). El problema de la certeza apareci6 cuando los filésofos comenzaron a ctiticar la certeza de la pereep cig, dncutsacra dels inione de los senicos,« estigmatizar ojos y oldos como a «malos testigos», ¥ @ ftebuir las coaldades sensibles mis bien al percepror {que a lo percbido. La distineién entre percepeiones «co trectas» © ilusiones ‘no era muy apta para disipar las dadas, ya que era fic darse cuenta de que lo que sabe- mos acerca del mundo To sabemos mediante la percep- cién. Carecemos por lo tanto, en principio, de medios para confrontar el contenido de las percepciones con el 6 Leszek Kolahowski ovina ue conocemos por tras fuentes y determiner asi su correccién, Y se objet6 a las proposiciones mate- tniics que 80 certeza sperente se fondaba tncamente en que eran tautologias vacias, que no nos dicen nada acerca del mundo, La sospecha de que el conocimiento matemitico debe su cerca au crkter analco habla aparecido ya entre los antiguos eseépticos aunque bajo ——hL—™Lhmrer—~—s—s—sesSO ls cual el razonamiento deduetivo implica siempre una petitio principii porque las conclusiones siempre estan incluidas en las premisas. Esto proporcionaba a los es: cépticos la base para su interpretacion pragmatice del conocimiento. —Ya que nunca podemos aleanzar las sl timas fuentes de lacertea, deberiamos cansiderar a nuck tro conocimiento no como verdadero en el sentido co- rriente, sino como un conjunto de instrucciones précti- cas, de signos de orientacién, indispensables para huir del suimento, pero que.no nos dicen cémo eel mur ,Y5 menos atin, emo ser. Los antiguos eseé tios afirmaban prfevcamente todo lo que afiraran ls modernos positivistas: no hay juicios sinéticas « priori; y todo fo que en nuestro conocimiento reviste eandcter necesatio se halla incluido necesariamente en juicios ana liticos que regulan nuestro uso del lenguaje, pero que fe git macs son vacos, Lo certo son, os contends le las percepeiones individvales cuya subsiguiente acu: alc amy at aad ly def ttle necesaria para la vida, pero logicamente arbitraria, que no podemos legiimar Ia indaceign sin razonamiento inductivo, lo que conse un cielo viiose, El cone cimiento ‘empirico no se diferencia de los reflejos con: dicionados més que en que los entes humanos, a diferen- cia de otros animales, poseen mejores medos de acura: larlo y de transmitirlo 2 sus descendientes. Lo que real ‘mente conocemos son percepeiones individuales initiles acerca de cuyo significado ontol6gico no debemos pre- guntar; si vamos més allé de este conocimiento no es por- que nos hallemos légicamente calificados para hacerlo, sino porque, de otto modo, no podrfamos vivir, Junto a Houser y Ie bésqueda de corte v las verdades analiticas de las mateméticas(y de Ta Wgica) ¥ las afirmaciones empiricas que’ se hallan encerradas en su bie ef munc, s6lo bay algunas afirmaciones muy im portantes de las ciencias empiricas que son de gran uso prictico, pero a las que seria un abuso denominar ever dad». Ya que construimos barcos y embarcaciones, hemos de comportarnos como si a ley de Arguimedes fuera vilida, de otra manera nos hundirfamos. Pero carecemos de una tazén para afirmar que hay una propiedad del mundo tal como la ley de Arquimedes Vanos intentos de definir la certera. El pensamiento trascendental en sus diversas formas se rebel6 contra estas itritantes conclusiones. Descartes hizo dos distincio- ries cuya validez es decisiva para el destino de la cues- tién de Ia certeza: 1, La distincién entre el sentimiento subjetivo de evi denia (gobvedad») y Ie evdencia objtve de ‘Ambas se mostraron de alcance muy limitado. El que el sentimiento de evidencia no es lo mismo que el cono- cimiento que la evidencia desarzolla en el acto de perci bir, es algo que coneluimos sélo del hecho de que @ me tudo nos vemos obligados rechazar este sentimiento como ilusorio (inducidos por un estado mental patols co), pero esto no implica que tengamos un eriterio que fos permita distinguir Ia certeza esubjetiva» de la gent nna certeza que emana del objeto. Y Descartes fue incapaz de establecer tal crterio sin la ayuda de la veracidad di ving, lo. que restauré nuestra confianza en el sentido comin. Pero los primeros eriticos repararon en un circu 18 Leszek Kolakowsli lo vicioso de su razonamiento: Descartes habia hecho uso del criterio de la evidencia para probar la existencia de Dios, y luego utiizé a Dios para validar el criterio de evidencia No’ nos hallamos en mejor situacién al discutir la se gunda distincién, aquella entre certeza moral y certeza smetafisica. Segiin Descartes estamos moralmente ciertos de un juicio si se halla fundamentado de tal modo que podemos aceptarlo para todos los fines précticos y para usarlo en el razonamiento, La certeza metafisica otorga tuna calidad a los jucios que los hace no sélo utilizables| précticamente, sino inconmovibles apodicticamente. Pero, ‘uevamente, para convencernos de que hay tales juicios debemos recurrir a Ia veracidad divina. Para Descartes la diferencia no es de grado de probabilidad, sino una diferencia de cardcter, Para los fines pedcticos la certeza moral es suficente. ‘Pero para Descartes necesitamos mis, no para mejorar nuestras habilidades técnicas, sino para ayudar a descubrir un orden del mundo significative ¥-auesteo lugar en él; y esto incluye no sélo el acto del Cogito, sino también’ toda la cadena de razonamientos {que conduce al divino Fundador del ser. Si Descartes se hubiese detenido luego del primer paso, luego del «cogito», su descubrimiento habria sido estéril, No hubiera yo sabido més que «soy», sin ser capaz de decir qué significa este «soy» u otorgar # esta verdad un'significado universal. De hecho, el cogito sélo puede ser expresado en la primera persone singular, y seria absurdo decir «Juan piensa, por lo tanto Juan exis- te». El mismo Descartes subraya que el cogito, a pesat del «ergo» que lo compone, no era propiamente una in- ferencia, sino un acto indivisible, un acto en el que capto tanto mi propia existencia como la de un ente pensante Es sélo' ego de que Ia existencia real de Dios aparece apodicticamente probada y que con El es restaurado el orden significativo del mundo y la confianza en nuestros sentidos, que sabemos para qué existe la acerteza meta- Fisica». Pero, desde el comienzo, este paso del cogito a Dios mostré'tantas lagunas que los esfuerzos de Desca ‘Howser! y la boqueda de cereza 9 tes reuttron contaros a sus intercon: eu ig se pecto de la firmeza de los modos corrientes de conoci- Imiento parecié mucho mayor que su deseo de construit un fundamento sélido para una nueva clase de certeza; el lado escéptico actué mejor que la reconstruccién del tuniverso en un orden significative pero légicamente frigil Es dil volver a Descartes no porque él haya restau- ado las viejas objeciones acerca de la confiabilidad de la percepcién y con ello haber dado el mayor impetu al idealismo moderno, sino porque su distincién entre cet teza moral y certeza metafisica fue Ia oportunidad para distinguir la verdad de la probubilidad de tal manera que «probable» se convirtié no en «parecido a le ver dad», no en eaproximindose a la verdad», no en «una verdad inexacta, imperfectamente fundada», sino més bien en una simple apariencia de verdad, en un pseudo- verdad. Se vio que una vez que abandongbamos la idea de una verdad apodicticamente cierta (y no analitica), no necesitabamos, y no éramos tampoco capaces de for- jar concepto alguno de verdad; tampoco una vez que somos incapaces de decir cSmo es. Este fue el importante resultado de la rftica positvista posterior; cuando desa- parecen la verdad absoluca y la cereeza metafisica desapa- rece también la verdad ‘out court; al rechazar los juicios sintéticos a priori la verdad queda vacia. Ciertamente permanece la distincién entre lo que es aceptable y lo que no, pero ser aceptable no equivale a «ser aceptable como verdadero». Significa «de acuerdo con la experiencia» mas que «de acuerdo con el mundo tal como es». La ciencia no necesita més. No puede recubrir con sentido el concepto de verdad como conformidad con las cosas. Medir Ia probabilidad no es «medi» Ia distancia de la verdad en un sentido trascendental —como si supiéra mos ya dénde se halla verdad como para medir nuestra distancia de ella (si lo supiésemos ya estarfamos alld, no hhabria ya distancia alguna). La verdadera tarea de alcan- zar la verdad en el sentido cortiente (trascendental) s€ mostré autocontradietoria: saber acerca del mundo-en- 2 Lessck Kolakowsli sfmismo lleva a un saber acerca del mundo el cual es completamente independiente del hecho de ser conocido, c decir, obtener una situacién cognoscitiva que no im: plica al objeto del conocimiento, o una situacién cognos- citiva que no ¢s tal. Esta es, dicho ripidamente, la ma- nnera en que Descartes y Hume fueron interpretados por los empiristas alemanes y franceses de fines del siglo diecinueve, en particular por Mach y Avenatius. Estos sostuvieron que no podemos preguntar por el mundo sin incluir al mundo en el acto mismo de la pregunta y ue, por lo tanto, el acto mismo de preguntar no podria ser liminedo del contenido de la cuestidn. Una pregunta referida al «mundo independiente» no podrit, en con- secuencia, ser planteada, ya que cada acto de preguntar establecia una interdependencia. Preguntar acerea del serens{mismo signin ‘imo conocer a] mundo sin conocerlo. Ast planteadas, las preguntas de Descartes, Locke y Hume se mostraron erréneamente formuladas. Se suponta que la actividad cognoscitiva revelaba su sen- tido real, biolégicamente determinado. El conocimiento es una elase determinada de conducta del organismo hu- ‘mano, y su fancién consiste en restaurar el equilibrio continuamente alteredo por los estimulos provenientes del medio ambiente. Los predicados «verdadero» y «fal- so» no se hallan en la experiencia (a semejanza con los predicados ebueno» o «malo», «hermoso» o «feo»). Per- fenecen 2 la interpretacién humana de la experiencia ‘Toda actividad congnosiiva, Incuidos el pensemiento filos6tico y religioso, debe ser considerada como una cla se de reaccién biol6gica. El conocer es posible, el cono- imiento es posible, pero no ln teorfa del conocimiento que legitimaria sus pretensiones de «objetividads. or qué pensarlamos Ideicamente? Los resultados de ‘esta erftica —en particular la renuncia a la everdad> y la ecerteza» en sentido tradicional— llevaban, al pare- Ces moe lume! y la biaguede de cert a BiBEoruoa cer de Huser, a Ja ruina de la cultura europea. La inter- pretacign de la Iigice con categorias empiicas, el «psi Cologismo> en Iégica, le parecia especialmente peligroso y destructor. Pata él era natural comenzar con esta pre- funta, ya que a0 se podia decidir sobre la posibiidad de certeza mientras ignorisemos cémo se jutificaban las Condiciones formales de la justeza del pensamiento, ¢C5- ‘mo sibemos que dos juicios contradictorios no pueden set verdaderos? ¢Por qué creemos que las reglas légi- cas son vilidas © que nuestro pensar deberia adecuarse fellas? El psicologismo en su versiGn extrema consistia en afitmar que la logicn describe las leyes del pensamien- to, y que el pensamiento era un proceso psicolégico, Las proposiciones ldgicas nos dicen asi cSmo pensamos. Ellas Gescriben regularidades que gobiernan un cierto émbito cde la conducta humana. Por gué pensamos segiin estas reglas se debe, ya a que nuestro cerebro esté de tal modo construido que no podemos hacer otra cosa, 0 bien por que ellas gobiernan. nuestros procesos psicol6gicos (sea ual fuere su zelacién con el cerebro). La légica como Gdencia no es otra cosa més que una descripcin abstracta de hechos psicoldgicos empiricos. Husserl estaba seguro de que el psicologismo desem- bocaba en el escepticismo y en ef relativismo, de que hacia la ciencia imposible, y de que destrozaba el legado intelectual de la humanided. Luego de Natorp, rege y Bolzano (quien en su opinién, no habia destruido al ene migo de modo suficiente), Husser! atacé al psicologismo. Husserl trat6 de mostrar que esa teotia era autocontre dicris, que se bana en confor el spifiado de los jucios con los actos de juzget, y que absurdamente se distorsionaba el sentido que realmente le atribuimos a Ia logica, Para los seguidores del psicologismo, argu rmentaba, las reglas de la légice, lejos de ser mandatos obligatorios, simplemente sefialan hechos empiricos. Las consecvencias del pensamiento, por lo tanto, no son com secuecias I6gicas del pensamicnto, sino relaciones caust- Jes entre los hechos y nuestra ‘conciencia, Decit que In oracién «todos los perros son mamiferos» implica la 2 Leszek Kolakowsli oracién «algunos mamiferos son perros» no sigoitica realmente que algo siga lgicamente a algo. Simplemente ‘expresa una relacién causal en relacién con estos dos jnicios. Alguna misteriosa ley natural conecta estos dos actos en una sucesion causal de acontecimientos. Las leyes I6gicas, por lo tanto, son relatvas, si no a los indi- viduos, sf al menos a Ia especie humana. Por lo tanto nada nos impide suponer que no poseen validez univer. sal, y que podrian perderla para otro organismo sentien- te; quizd podrien perderla para nosowos si la evoluciéa cambia algunos mecanismos de nuestro sistema nervioso, Quai hay un mundo donde los entesracionales piensan segin el principio «si p, entonces no-p> Qué hay de malo en tal concepcién? Segin Husser, mucho. En su erftica hay muchos argumentos antiescép- seo sadconales: as palabras eveadero» y also» poseen en nuestro lenguaje un significado bien determi- nado; quien dice que un juicio puede ser verdadero para nuestra especie y no-verdadero para otra, no puede usat el término everdadero» en su sentido usual, mientras «que, al mismo tiempo, atribuye a sv afirmacién el valor de verdad en sentido’ usual. No podemos mantener los Significados de averdadero» y «falso» negando validez al principio de contradiccién. Decir que algunos entes Pensantes no lo siguen significa, o bien que piensan ferrneamente —lo cual les sucede también a los huma nos, y el que gente de hecho piense ilfgicamente no es ‘un ‘argumento contra la validez de Ia Iégica— 0 que fen en un mundo en el que «la verdad» no esté some- al principio de contradiccién, lo que prueba que el término everdad» no puede tener el sentido que le attic buimos. El mismo concepto de verdad hace imposible decir «no hay verdado, ya que significaria «es verdad que nada es verdad». Sin embargo, si la verdad tiene sus fuentes en cualidades genérieas del hombre, esto ‘impli que nada es verdad hasta no ser sceptado emo tal; y esto significa precisamente que no hay verdad sin los humanos.—Que ses verded que nada es verdade Mis atin, segin el sentido corriente del término debemos Seer ee tencanee: cn Hlosert y Ia biequeda de cerendB TB LIC Hoan afirmar que, suceda lo que suceda, la afitmacién de que sucede es verdadera; sino hay verdad alguna, no hay ‘ningin ‘mundo del que podria le verdad ser dicha; 0 estamos obligados a admitir que la misma existencia del undo depende de la constitucién de la especie hu- ‘mana. Aquellos ue esto afirman se apoyan en la exis tec de conexions ene norsto,pensamiento lot hhechos biol6gicos de la evolucién humana, y aceptan fstas coneriones como verdadess,incurriendo ast de ruevo en hysteron proteron. ‘El psicologismo, sostiene Husserl, ignora la distincién entre el significado del juicio y el aio de juzgar. Mi acto de afirmar el juicio segin el cual 2+2=4, esté causal Imente determinado, pero seria absurdo decir que la ver- dad de este juicio esté eausalmente determinads. De ‘otro modo nos verlamos obligados a admitir que la verdad surge en el acto de ser pensada o que el teorema de Pitégoras fue vilido s6lo en el momento de ser des- eubierto por Pitégoras. Y¥ asi, en contra del psicologismo, Husser! construye sa programa de légice pura cuya validez no depende de la psicologia o alguna otra ciencia, de los hechos empi- ricos, de fa existencia de la especie humana, de la exis- tencia del mundo, de las conexiones causales o del tiem po. A semejanza'de la aritmética, la légica se basa en Cl significado de categorias ideales, empleadas en todos fos émbitos del conocimiento huraano. Estos significado, sin embatgo, no poseen una categoria ontoldgica similar a las ideas platénicas. De hecho, su categoria ontol6gica te et clara no son ends ideals utSnomas ni acts psicolégicos. Constituyen el conjunto de normas tras: Cendentales en sentido kantiano, Parecen ser entidades & priori, validas no solamente para nuestra especie, sino tye eontenen replas universal de raconlida. Tanto It I6gica como las matemiticas se ocupan con objetos ideals, eros. La verdad es cern, y ax son también las leyes de Ta Wégica (ceternay no signifiea eque, dura npres snort tempor gue 2240 depen de de si'hay 0 n0 quien piense y razone. Esta verdad 2 Leck Kolakowski es referida a todos los juicios posibles como significados ideale. ara avalide del principio de contradic cs ittelevante el que sea o no psicolégicamente posible el desafnrio. Tnctxo x extamos hechos de tal modo. qe pensamos de acuerdo con los requerimientos de Ia légica bivalente, esto no significa que las leyes légicas rijan ‘nuestra conciencia. A diferencia de las leyes emplricas, las leyes légicas no pueden ser aproximadas, 0 mis 0 ‘menos probables; no corren el riesgo de una refutacién por la experiencia, ni necesitan una confirmacién empl: ica, Las conocemos @ prior, gracias a una facultad e3- pecial de penetracién que nos permite aprehender su iecesidad en el mismo momento de comprenderlas, Esta cere no en sentiment mabetiv on tl sencimiento puede ser equivoco y no prueba nada), sino que provie- fe del mismo significado de los jucios, y una certeza apodictica habite ese significado, Husseri recogié la dis- tincién cartesiana entre la sevidencia» apodictica y la sensacidn psicolbgica de evidencia, Su propésito es com batir el principio protagérico segtin el cual el hombre 3 Ta medida de todss las cosas, y restaurar la validez absoluia de la verdad, abolir Ia’ contingencia del cono- cimiento y su dependencia de ls especie humana. Que las leyes de In Idgica son independientes de los hhechos empiticos no significa que. sean tautologias en el sentido ampliamente aceptado en la tradicién positivis- ta; elas no son vélides en virtud de convenciones lin Billstices (ni en el sentido segiin el que la ley «si p ¥ q, entonces p y qv no puede ser negeda sin violar el significado de la palabra ey», del mismo modo que la sentencia «todos los solteros son no-casados» sélo podria ser negada por alguien que no entiende la palabra «sol fero» 0 a palabra «nocasado» 0 ambas). Si las leyes de la Idgica dependieran de las convenciones del lengua: je en el que son empleadas, la lgica podrfa ser tan con- tingente como esas convenciones mismas, Este no es el modo como Husserl expresa su pensamiento, pero tal es obviamente su intencién. De otro modo (es decir si in 1 ORTE ys tendsia sentido decir que ellas son vélidas sin refertlas a la especie humana, ellas serian relativas al lenguaje © incluso’ a cada lenguaje étnico en particular, ya que no hay nada a lo que llamar lenguaje en general, sélo len- fpusies particulares, E incluso si es verdad que todos los Fenguajes conocidos poseen rasgos particulares, sedi- mentados como leyes.légicas, permanecemos siempre dentro de la relatividad genérica —dentro de un modo cde enaturaleza bumana»— que no explica nada. Las pre- untae subsistifan: epor ai obligan todos lov lengut jes a pensar a todos segtin le misma ligica? epor ay feneran todos las mismas convencions? Pedemos ime finar, por supuesto, que se puede hallar una respuesta en la antropologia, que una razén para esta identidad wuede ser hallada en las ciscunstancias genéticas 0 en Les propiedades de nuestto sistema nervioso. Pero tales reepuestas, incluso si aparecen, no nos petmitirfan ir més alla de un relativismo genético, Para Husserl no ton las convenciones lingiisticas quienes deciden acerca de la valides de los conceptos,y estos signifiados deben ser distinguidos tanto de los’ objetos aludidos como de auesuos actos de pesamiento, Le een de Huse al psicologismo involuera un germen ya bien deser de su teoria posterior acerca de la racionalidad trascen- dental, Queremos huir del escepticismo extremo que reduce las eyes del pensamiento a cualidades contin ggentes de una determinada especie, que destruye la va {idea objetiva de nuestro conocimiento y que considera a la verdad como propiedad de nuestra conducta. Una vez ‘que nos entregamos al escepticismo nos negamos el dere- cho de comprender el mundo. Lo que queda es una ima- igen contingente producida en el cerebro como resultado de circunstancias contingentes. Si queremos salvar la confianza en la Razén, en la validez del conocimiento, y preservar el significado mismo del concepto «verdad», ro debemos basar la I6gica en leyes psicolégices. Debe- ‘mos hallar el fundamento trascendental de Ia certeza TEsta fue la idea que llev6 a Husserl de sus ataques contra el psicologismo a su programe de fenomenologia Huser y Ia biaqueda de geteme © % Leszek Kolakorei como un método para descubrir estructuras necesarias ddel mundo, un método libre del impacto de las construe- ciones psicoldgicas. Esto lo llevé eventualmente a la idea de la conciencia trascendental, que constituye estas estructuras como correlatos de sus propios actos inten- cionales, al idealismo trascendental. Es importante tr tar de apehender une cra sligcan en el moviniento que comenzé una lucha contra el idealism psicolégico tn nombre de la ecertezn objetivan y termin6 en oua forma de idealismo. Sea que se considere esta evoluciéa ‘como un accidente personal del pensamiento de Husserl, ‘0 como la maduracién orgénica de sus propias premisas, esta cuestidn no es importante sélo histérica, sino tam: ign filoedicamente. Qué es convincente 9 qué no lo es en el primer paso dela biisqueda de ceriexa por parte de Husserl. ¢Son inrefutables los argumentos contra el psicologismo?” zEs clara la idea de Husserl de la ldgica pura? Ciertamente no podemos basar nuestra ereencia en la valider de la egica en el echo de ser éste el modo de pensar de la gente ya gue Gta comete erores geo, incluso el lescubrimiento de algunos grupos humanos cuyo hablar y pensar desafia el principio de contradiceién a nuestros ojos no refutaria dicho principio. Los argumentos de Hiusser! contra la afirmacién segén la cual la légica es, de hecho, una descripcién de las formas de los razona. mientos humanos dos, son convincentes. Per, no lo son asi sus argumentos contra una interpretacién humes- na 0 machiana de la légice, lo que no implica que las leyes lan ser probadas o justificadas mediante hechos psicolégicos. Mach sostiene que el concepto de verdad, en su uso cortiente, es instil, una reliquia de pisjucos metafiscs. El eoncepto empiin de acetabi 5 muy satisfactorio. ia, segin su opinin, es una continuacién de las reacciones de la vida cotidis. Hussey la bisqueda de certeza 2 na, que emplea el mismo criterio de aceptabilidad del tehtido comin, Es una especie de. sistema de refeios condicionados socialmente registrado. Como cualquier sistema nervioso que luego de un cierto méimero de a30- Ciaciones «admite» espontineamente que «vale la pens» cestablecer (provisoriamente) determinadas cone mo vilidas, asf la ciencia, un érgeno social, afitma las regularidades de la naturaleza, Los humanos poscen otros insrumentos pare acumulat su conccimiento y ordenalo cen Ia forma del lengusje, y la I6gica es s6lo un instru. Iento que hace posible dicha acumulacin, de hecho es relativa al lenguaje, pero no a los procesos actuales de pensamicnto. «Aceptables no significa «admitido como verdadero». Planteado de esta manera, el problema de Ua verdad es ciertamente insoluble, no debido a un mi ‘por estar errGneamente planteado. La ciencia puede operar sin él y sin pretender un valor trascenden- tal. Esta interpretacin no es autocontradictotia 0 ab- surda en el sentido de Husserl, aunque no nos ofrece tuna escapatoria del relativismo y, de hecho, implica Ja renuncia al concepto de ciencia, concebida como una co- pia cada vez mejor del mundo-en-s-nismo. ‘Los criticos de Husser! han notado repetidamente que st atague al psicologismo tenia supuestos arbitratios acer- cca de las unidades ideales de significado, los que no eran producto del pensamiento humano, y eran independien- tes de la pricologia, biologia ¢ historia humanas, ¢Qué aones poseemos para creer en este squera del sig ficado? Y geudl es el modus essendi de estas entidades, ae 20 sn as ew plat tampon pal cos? ¢Qué otras razones podriamos ofrecer en este Sendo excepto el que de otra manera no podemos leat timar las pretensiones de In ciencia @ la «verdad» en sentido tradicional? “Husserl, un poco como Descartes, no logré proporcio- nar tna distincién clara entre la certeza objetiva y la cet- te pein. Habla de It intuicin como de ne expe rlencia especial, pero la experiencia es tn hecho psi ico, y, go6mo podemos hablar sobre el significado en 28 Leszek Kolakowski cuanto independiente de esos hechos? Se supone que esta experiencia especial descubre el significado, no que lo produce, pero godmo podemos asegurarnos de haber al- canzado’ el significado correcto? Los ctiterios para dis- tinguir los dos tipos de certeza son precarios. Probable- mente aparecerd que el contenido ilkimo de la experien- cia no es comunicable. Ciertamente todos los contenidos| son incomunicables. Pero la validez en el conocimiento hhumano s6lo es concedida a lo que es comunicable en el lenguaje (al menos en la ciencia), y la experiencia de la certeza en sentido husserliano parece tan incomuni- cable como una experiencia mistica, ‘La teoria de Piaget es una interpretacién psicolégica de la l6gica que resiste a los argumentos de Husserl. El trat6 de mostrar cémo las normas de pensamicnto se for ‘aban, psico y ontogenéticamente, bajo el influjo de tres factotes: la comunicacién social (la que ella sola puede proporcionar la necsdad de probar algo, de fundanentar In propia posicién), las manipulaciones ‘priticas de ob- jetos en la primera infancia, y el lengua. (Este no im- pone esquemas Idgicos como si fuera condicién suficiente para ellos, pero hace posible su articulacin.) Ignoramos al espiritu como tabula rasa, hallamos algunos esquemas cognocives en la conducia més temprana, y el en centro de estos esquemas con las nuevas percepciones| produce las normas de Ia I6gica socialmente adapradas. El principio de contradiccién es una condicién necesaria de toda solidaridad y comunicacién humenas, y ello lo hhace una norma universal de pensamiento, Las reglas l6gicas no poseen una valide anterior a su constitucién cfectiva en la vida social y en el pensamiento, Ellas son cteadas como formas de comunicacién préctica entre la gente, Lo mismo puede ser dicho de los conceptos geo- métticos y atitméticos. Seria tonto afirmar, de acuerdo con Piaget, que «en la navoraleza misma» el sistema 50° lar tiene nueve planetas. En la naturaleza no existe nada tal como un enuever. El enuever como una propiedad posible de ciertos sistemas en el mundo surge con la presencia del enueve> en nuestro pensamiento, en Ie Huser la biésqueda de cereza 2 conducta y en el lenguaje. La légica no necesita ser var Tidada en la experiencia, pero la experiencia hace posi- ble los instramentos conceprusles que otorgan su «ver- dad» a las reglas Idgicas. Este es, ciertamente, un relat ‘vismo genérico que, en los escritos de Piaget, no tiene consecuiencias filoséficas visibles. La pregunta permanece: jcSmo podemos superar el relativismo genérico desde dentro det esquema conceptual produc histcamente por nuestra especie?, codmo podemos hacer vélida Ia cex- teza objetiva sin liberamos de la dependencia de nuestro condicionamiento biolégico histérico? La controversia entre las interpretaciones psicolégicas y husserlianas es la controversia entre el empitismo y la Creencia en la Raz6n trascendental La filosofia de Husser! es, después de la de Leibniz, la argumentacién mis fuer te en favor de la tesis septin la que, desde el punto de vista empirista, el concepto de verdad es indtil, y ast lo cs también el concepto de ciencia como basqueda de la verdad, A los adversarios de la perspectiva trascendental rno les agrada esta conclusién. Cuando Popper arguye Gee, en ef desarrollo dels cencia podemos eliminr cet tas hipstesis, basindonos en fundamentos empiricos, y que tal climinacién nunca pone a las hipétesis rivales como verdderas, Popper debere concur sue nonce jemos (ni podremos) excluir la posibilidad de que Rizsro covodarenn del mundo extéenteramente cone tituido por afirmaciones falsas. Sin embargo, de ser asi, ro tiene ningsin sentido hablar acerca del desarrollo de la ciencia como de un movimiento cada vez més cercano @ Ia verdad. Con todo, es precisamente asf como Popper ve a la ciencia, Creo que en este punto se equivoca. Creo {que todo aquel que rechaza la idea trascendentalista debe rechazar no sélo. la «verdad absoluta a verdad ‘tout court, no sélo la certeza como algo ya ganado, sino incluso la certeza como una esperanza. Es dace que Is evotoversia n0 puede ede ida apelendo a premisas que los antagonistas —un em- pita’) un trnsendentalitta—reconocen ambos como vilidas. El empitista diré que los argumentos trascen- 30 Leszek Kolakowski dentalistas implican la existencia del conjunto de signifi- cados ideales, y que carecemos de razones empiricas para creer en 4. Hl trascendentalista argiiré que este mismo nto, presentado por el empirista, implica el mono- polio de la experiencia como tribunal supremo de nuestro pensamiento, que esta posicién de privilegio es lo que isamente en cuestién, y que tal monopolio’ es El trascendentalista, por amor a la congruen- cia, obliga al empirista a renunciar al concepto de verdad. El empirista obliga al trascendentalista @ confesar que para salvar la fe en la Razén, se halla obligado a admitir tun teino de entes (0 quastentes), a los que no puede justificar. Este fue el gran mérito de Hussetl: evar esta discusin a su panto extzemo. ‘Segunda conferencia: Los medios . ve aernet DEL HOC qowen La necesidad de ir més allé de 1a duda. Los rigores de Husserl ante el psicologismo se basan en el supuesto de que nuestro pensamiento no tiene otra garantia de al: canzar elas cosas» a menos que logremos una intucién absolutamente original que cumpla dos condiciones. Pr iro ha dese independiente del hecho deaue ey, sujeto cognoscente, soy una persona psicolégica, mezcla- dda en condiciones histérieas y sociales y determinada Biol6gicamente. Segundo, no debe solamente alcanzar sthechos», sino dat acceso a la verdad universal. —Algo au nos dsl bie mune sino que revels conexones enecesarias» en el mundo, Estos dos postulados se expre- san en dos consignas de Hlusserl: eregresar de las cosas mismas», y «la filosofia deberfa ser una cienci rigurosa» La primera consigna contiene dos requisitos més espe cificos: primero, deberiamos asegurarnos de que la ver- ded que obtenemos es independiente de prejuiciosfilo- soficos y de abstracciones artficiales, y que se_halla enraizada en una intuiciOn absolutamente primordial, y Gta es la misién de la filosofia —revelar el significado 3 ” Leck Kolakowsk dle todas las ciencias particulars, La filosofia ha de set Stxdnoma libre de supuestos—- y no debe seepta sin fais Tos resultados de ln cienca, Si los fiésofos ereen gue puclea epeneralizry ess sess, eben ser sony y de este modo zenuncian al radia ne setexice heeeseio ara tare. de a sola roma comp us todo ol conociient banana, inde ser tealzade, Una comprensdn sigifcaava Tenge no puss suri dese acuulctn en at en cattle Laas rite dct, i esis y elasficciones que nos permite prededr aconte Gimieates y mejorar ucsta tecnologia, no. nos. ayuda Ghrealdad ¢ comprender el mundo, Mientras aumenta St poder sobre le nturalens, el hombre aumenta Ia die ta ene a ad tees y apc de Comprender. Las clenias miden las conas sin tener eD uemta qué miden, Llevando adelane actos de conod- lem, on ineapaces de dae cena de estoy misos tein las no pueden. product propo signi ‘Spoutdneamente ni justificar sus espitaciones a la obj Si er coe epee oe cos in lEemales que o bien no lean a la cuestién epistemols- sien (en sentido aio) 9 echarn elmer ET primer blanco es el naturlivno, que considera a tone oa his limi, que hr dest fnvesigado pteloieaments, Sogn ete eager poe thos analiza los contenidos de la concenca, pero ello tno nos permite preguntar por eu vaider (el qe distin parc tones de pescepcones sconce og ee tEolpcaent leva, ef slog ps Cicland corrects Hegan realmente a ns cnn, se o blaneo ‘eel ivorcismo, en el que analizamos are clonento como produce de la historia humana Zomo um conjunto de hechos de cultura, Al hacerlo felativizamos Tos eontenidos cogitivos viéndolos en s sricas cambiantes, los interpretamos gené tuaciones historicas cambi rpretames gen icamente. ¥ dejmos de lado la dni CE"como’un hecho cultural Ie tiencia como conoc Huser y la bisqueda de certeza 3s miento vilido © invélido, y dejamos de lado la ciencia como objeto de evaluscién epistemoldpice, El terer blen. 0 es la Weltanschauungsphilosophie, en la version. de Dilthey u otras, Dicha ovientacién considera la flo. stl come una expen de valores hist, coals © personales, vilidos para un perfodo particular © para tuna comunidad humana dads. ‘No puede establecer (nt tampoco lo quiere) que algo posee valor real (cognitive 1 otto), independientemente del periodo, de su coma. nidad o de la persona, Apartindose del cientifcismo, del peritvsme y del relatvizmo —germenes todos ellos de disoluciéa de la cultura europea— Hussetl busca un into aut juan Ins pettones del encima 4 una validez independiente de la histori, la persona y Ja sociedad ola circunstancia bioldpica. El busca erteriog que mentengan su fyerza exista ef mundo 0 90 De este modo Ia filosofia tiene que dejar de’lado el cuerpo del conocimiento existete en suv conjunto: Ja realidad que la ciencia presenta no se halla mediatizada Por teorfas o conocida sélo como una cottiente de per cepciones subjetivas que siempre pueden ser sospechosas de no ser otra cosa que productos de una psique personal Ls filosofia debe prescindir de toda Ia evidencia de la vide daca Rechazs ‘today Iss resncia de la ctind ral que accpta al mando como un dato incuestions- Bley as incapaz de afrontar ls problemas de eiten cia y vader. Pero hay una intuicién original donde las cosas se revelan directamente a In conciencia, «corporalmenten, sin distorsién, No es la percepeién comtin, con sus exeen cias subyacentes, ni el conocimiento analitico, La feno. menologia quiere oftecernos un acceso a ese intuicion, 4 investiga estructuras significativas esenciales, cone. siones en el mundo que no son simplemente empiric. mente percibidas, sino apodicticamente necesaties inde. pendientemente de la experiencia actual. Para claborar ese método no podemos depender del crterio empitico- stitico de la neutalidad ontolégica de la experiencia. No Podemos afizmar simplemente que los elementos de la 6 Leck Kolakowski experiencia no son ni reflejos de cosas ni combinaciones Gecontenidos psicoldpicos. No podemos aceptar esta opinign por tres razones. Primero, no resueve el proble tha de le valide, sino que simplemente lo niega como Finsentido, Segundo, reduce Ia nocidn de verdad a la hocién pragmatica o la reemplaza por la nocién de acep- Tilided, definida éta por las necesidades practice. ‘Fercero, dicha opinin admite que las teorias cientiices describen regulaidades de la experiencia zelativamente onstantes, pero. que no descubren ni pretenden descu- bir ninguna necesidad inmanente. De este modo no s= gana cere sino aye sn fer co problems reside dl signifiado y del mundo dejando de lado todos los resultados de Ia cienca, todos los hechos em Pitieos como «dados» dentro del mundo, nuestro propio Mogow y la misma existencia del mundo y de as otras enna. Todo ello puede ser puesto en cucstin. Y, tae no? EL camino hacia una intuicién inmediata. Para tes nndet a esto Hlusser] sigue el camino de Descartes y Poms fs Stoonamiento con tgune madiiaciéa, 5 bien jmportante. No puedo comenzar con la creencia en la texistencia tzascendente del mundo tal como él ‘parece, ‘Sin embargo, el hecho de que mis percepciones son ta y cual es un hecho en sentido abscluto, Los contenidos Ge mis cogitaciones actuales (en el amplio sentido carte Siano) me son dadas otiginariamente, inmanente, inne- fablemente,aenque ignoro acerca dela naturaleza de los tata (objetos) o del sujeto cognoscente. Tratamos con fendmenos, con cuslidades cuyo modo de ser no es «da- do» directamente. El puro fenémeno de mi percibis, juz- far, experimentar, querer, puede ser el objeto de una intuicion directa. Se halla inmanentemente presente, aqui BIBLICY x > Huser y le bésqueda de certeza 7 Lo podemos descrbir tal como aparece sin decidir qué 5, pero atin podemos esperar que en el cémo aparece podremos descubrir algunas cualidades del mundo nece: Satis, constiutivas. De este modo imitamos a Descartes'en eusnto no ve- mos nada obvio en el hecho de a existencia del mundo. Sin embargo, el error de Descartes consiste en su deci sidn de que podia dudar de Ia existencia del mundo pero no de su propia existencia —de que su Ego le era dado en absoluta inmediatez y de que él era una sustancia pen sante, Pero en los fenémenos puros no aparece ninguna fustncia penne, Por tanto hemos. de elimina tam ién al Ego sustancal, Una tal purificacién del_cam des once de od eves sta ree t cendental— es la primera y-necesaria operacién en el camino hacia Ia certeza. Ella me libera de todos los pre juicios del sentido comin, en particular acerca de le exis fencia tanto del mundo’ como del sujeto. Ambos son suspendides © puestos entre paréntesis © calificados con el sindicador epistemolégico cero». No negamos su exis: tenia, ni siquiera dadamos de ella, sino que simplemente dejamos In cuestidn provisionalmente de lado. Suspen- demos toda trascendencia, todo aquello que vaya més alld del puro fendmeno de la cogitatio. Este fenémeno dado, pero no asi el hecho de que sea «mio», de que Pertenezca a una persona empirice. Tampoco es un hecho dado el que un fendmeno «representa» un objeto. (La liferencia con el concepto kantiano de fenémeno es ine ‘quivoca: para Kant el fendmeno es una apaticncia de al 0. Que los fendmenos revelaban coses era para él algo obvio, directo. Nosotros no sabemos eémo es la cosa en s misma, pero subemos inmediatamente que ella es reve- lada en el fendmeno. Como si la existencia de las cosas aunque Kant no lo dice asf— fuera una verdad ana Iitica,incluida en el mismo sentido de Ia palabra «fend- meno». Esto no esté implicado en la concepcién de Hu sserl, ya que la existencia es excluida de la inmediatez aceptable,) Toda la evidencia alegada, todas las realida des de Ia vide diaria —cuerpos exteznos, mi propio cuer a Leck Kolskowshi 0, mi mismo (como parte del mundo), las construcio Fe de las ciencias Tlsiets, sociales y matemstieas, todo Aig & suspendido provisosamente, Dentro den campo SH pucieado no conozco al mundo ia Ia conienia tomo pertenecendo ac, coneaco solamente fendmenos gano eens nepal hs aio conan Fl mundo. anes 9 despues de la redueeion no ciire Ge contenido, sino silo en sl actitog, em el sgnifcado Ge fn'errscendencian gue yo sola abu. (Los tee minos, reduce trecendental» y cepojés pueden se¢ Tornados com equialenes, La dstncon posterior ene tts es egut de menor inportanc El msn tcmine tracendentale nose halla sficien- temente explicado en los etrtos de Huser, En un punie el de que la redveion es tracendersal —lo we signifies que ella amula la crencin en le eascen dencia En in yori de los contextor dest que el cono- Sines candela pecamane te Sader es independiente el heshoy que es experimen. thle, acepiada © no, por sjetos detinidesbioegica, Ps Clogs histérieey socalmene, Que lx foncin de Ta feds esa la ver neptiva (puis las copationes Gs los pruicios acre dele tescendencia) positive Ga txt a concen tse 7 ‘Le permanece luego de ia redveisn tn los con- tenidos de los fndmenosy el ugar donde ellos aparece, o'Bgo escendental, nocmpiicg, cl sujeto paso de co socinientos el receptor de Tos Rendmenes, go qe 50 Pace ninguna dele propiedad cominmenteribsidas Wigs tufeon picologcos, ¥ manteniendo, in embargo, ta reacnintencional con st objeto. Debe distnguise nite el aio de a copitatio yw contenido, noes ¥ frema, pero anos silo se dan jumon. Us objeto es ob Fe pone, 7 Eg et sempre dio a oo ew, "I mundo, ef reducido por ambos lados, puede ser iovestiado 9 puede revelaroos cl ecreto del significado Ge puesto conocimiento, Benzo de € podemos comer. far recnstruyendo el mando de valores (come fendie Huser y Ie bisqueda de certera 8 nes La dona de hss y woe, de judas des exptivos y de valor, es anclada, Luego ‘de lr reducién son igualador como’ fendmenos: scar tojon es santo tn fendmeno como amore 0 sstcficion, Desde punto de visa empiista In dcotomfa es incable como Bes la cuestion acer de como ls valores pueden sr inferido ds lov aces, peta en el mundo fsamend ~uego de le suspensig de as preguntas omolgicn ka tons depuce eve oo frometlogs promete superar no ado el Telatvismo epintemolenen Sino tembin lei, meee a reducién parece haber sido conebide como pro- onl. No decidimos acrea de la realidad del mundo Bi acerca de su pritidad sobre la concen,» in om Bag tampoco decidimos por aniipade que este pro blemas no pueden volver + presenarseo ue son in. lubles © sitnenido, La cuestign acres de Wy clo To ae Togeamon en el mundo fenomene! aparecer! como Walid para el mondo eres, permanece abies, Para Acie ‘brevemente, dsjros’ aera la posibiidad de gue se quten lou parénesis. Sin embargo prepentara inom red Goe dnto del romana tran pedremon quite alguna vee los pareneis sa ler oe resultados de ln redeectins 7 De este meri la intuicion directa o evidencia incon: movible [a gue nos da acceso ls reduccion parece principio, Kimitada’en sus aspiraiones, pero enseuida Aparece hugo que sot aspirations son Himitaday TH Srl sestiene que deseubrmos une nueva e ineveione ble exlera del ser (puro fenomeno) en a que nada ee exclsdo dela bésqueday sodo proporcionscerter, Des exibimon los fenémenos tal coin aprecen, y tritamos de aprchender sus estrutors Nugottes,decrpeones, singe apo, fen son conc, yn eno 20h Similares'» la percepion ingemun, enatirals, pote nos permiten ver ditectamente tales conesiones de fas couse Sue una ver sprehendides,saberos gue no puede 68 Se otra manera, alcnaamos fealmente so neceidad Des Cartes, aunque ya en cl dominio de la subjetvidad tras 0 Lesck Kolakowski cendental, no Ja alcanzs. El decidié que lo que resiste 4 todas las dudas es e! Ego sustancial y lo conservé como tine piezaintacta del mundo «natural». Una vez. que qui tamos incluso esta. pieza, comenzamos tratar con el significado, del cual la referencia mundana es descono- cida, y no cuestionad. E! mundo aparece como el fené- meno del mundo Dudas acerca de la reducci6n trascendental. _ ¢Es prac- ticable una tal suspensién de Ia existencia, y qué es Io {gue ella implica? Hassel tiene razén cuando afirma que Descartes traté de salvar al ego como algo que forma pare dl mando, comoyun resto educible y que pro visionalmente adopts el punto de vista solipsista. Esto fs lo que Husserl Ie objeca: deberiamos excluir toda la cexistencia para lograr Ja intuicién radical. ¢Comprende- ‘mos lo que eso significa? Puede argiiirse, como lo hizo Kant, que la existencia no es un predicado real, al menos fen relacién con el mundo como un todo. Para efectuar Ta reduccién debemos primero comprender lo que signifi ca la existencia del mundo (incluido el ego), en sentido absolute. gEs que lo comprendemos? Cuando pregunts: ‘mos si una cosa existe, preguntamos si pertenece al mun- do, si es una parte del mundo, Aprehendemos Ia exis- tencia sélo como perteneciendo al mundo, Esta es la razén por la que el significado de la pregunta «zexiste todo?» (incluyendo al sujeto) es terriblemente oscura. Cuando privamos a todo del predicado de Ia existencia (aparentemente) nade cambia. Parece que comprendemos Ta ast lamada controversia acerca de la existencia del md solamente en sentido cartesian I comprendemos como la cuestién del solipsismo, pero una vez que me suprimo como ego empirico, la pregunta pierde signifi- ado. Uno no puede preguntar racionalmente si todo texiste, El mundo, dice Husser!, puede ser un suefio con- grucnte, Quizé, Imagino vagamente qué significa ello Huser y Ia bisqueda de certess cuando me imagino a mf mismo sofando, Cuando dejo de ser el sujeto sofiante, no veo cémo expresar la dife tenia enti el mundo como un seo y el mundo como algo real, Ello es la razén por la que es sumamente du dloso que la reduccién nos abra un nuevo dmbito del ‘Mis atin, no subemos qué es realmente el Ego eras cendental, que permanece luego de la reduccién. Tarmpoco esié claro por qué es useda la palabra «Egos. El, dice Husserl, no es una parte del mundo, no soy yo, ni una ppetsona’ humana que se conoce sf'misma en ta expe riencia natural. Cuando la repetimos suficientemente esta distincidn entre el Ego psicoldgico y el trascendental (el ltimo un puro sujeto novpsicolégico de conocimiento), comienza a ser por fin inteligible. Pero se trata de una inteligibilided ilusoria. EI Ego trascendental es un rect piente_vacfo de contenido cognoscitivo y nada més, un lager donde aparecen los fendmenos. Husser! experimen: 16 quizd este tipo de reduccién de sf mismo, pero para que un método sea de valor, ha de poder ser utilizado por otros. Le palabra «Ego» es equivoca. Decir «yo existe», e5 gramaticalmente incorrecto, y también Io es decit «el yo exister dado que «yo» es un pronombre y no un nombre, esto es asf de simple. Evitamos In dif cultad usando la palabra lnvioa «Egor, pro ello es so Ciertamente se pueden llevar adelante muches investi taciones, y de hecho se hacen, en todas las ciencis, sin preguntarse por el contenido ontoldgico de los abjetos. Pero no es de esto de lo que habla Husserl, ya que tales investigaciones no nos proporcionan certeza alguna, La pregunta ontolégice es. simplemente desdefada, y. 10 consientemente djade de Indo mediante una esidadont prificacién del campo de Ia percepcién. Parece que la Eisgueda de certezs implica, segin Hosen, It fie ‘maciin explicta de que la certeza excluye todos los pre: juicios existenciales, ¥ surge la pregunta: gacerca de qué es esa certeza y e6mo puede ser comunicada? 2 Leak Kolakowski La bisqueda de universales. La respuesta se encuen tra en el paso siguiente del método husserliano, la re: dluccién eidética, Si la descripeién de un fenémeno spre hrendiese slo su bic et nunc de hecho tendriamos si una certeza, pero cientificamente no tendrla valor, La tarea Ge la fenomenologia no consiste en. descrbi un fené- tmeno particular, tino descubrir en él la esencia univer- Salmente vilide y cientficamente fel, el eidos. La IatuiciOn eidética, sin embargo, n0 es un procedimiento de abstraci6n, sino una clase especial de experiencia directa de los univesales, que se nos revelun con auto- tevidencia irresistible, No suponemos ningsn reino de las ideas separado, auténomo, y petmanecemos dentro del fabio de a concen scene, Nuc itu, fin embargo, es irreductible a las percepciones particu. lates, ast Io es s0 norma. Lo que hacemos para llegar al universal 10 es simplemente generalizar, abstract 0 Simplemente desdefiar algin aspecto de los objetos. Hu- ssedl recheza la teorfa tradicional empirista de la abs- tracciOn, seg la cual la experiencia directa trata siempre on singulares, y el proceso de abstraccién no es otra ose que una’ rotacign simbélica econdmice apta. para fepistrarelgunas cualidades comunes importantes de m- hos objetos. Tal teorle implica que cualquier abstrac- ibn es tan apta como cualquiera otra, que cada concepto std correctamente formado si puede ser aplicado a Ia Fail pre Ia que foe credo, y gu todos los ere trios para Seleccionar cualidades son igualmente correctos 9 todos producen una especie de dstorsién précticamen- te hil, Esta teorla supone edemés que el conocimiento de los univers no aad nada a experiencia de low perticulares, no posee valor cognoscitivo aut6nomo y no fevela nada del mundo que no se hallase incluido en las ppereepciones individuals. ara Hussetl, por el contati, los universales no son infetidos de los particulars sino’ que son dados directa, sccorporelimentes, Como esta concepcién se opone al ree lismo.platénico’ (que acepta un mundo de los universs- Jes separado, trascendente), a Ta teorla de los universales Huser! y la bisqueds de cones BIBLIOGT Eg 48 in re (iemplicando que Ia esencia es una cualidad de un cbjeto trascendente), a la interpretacidn conceptualista (gue acepta la euniversalidad> como una propiedad del espiritu) y al nominalismo (que considera la universalidad como una propiedad del lenguaje, un modus loquendi), Ia perspectiva especifica de Husser! presupone su con: cepto del sujet trseendental. Un dos revel a i mismo en un objeto individual, pero el objeto aparece slo como un eorelato del cto intenconal, in sr una construccién atbitraria. De este modo el eidos no va ‘mds allé del sujeto. Sin Ia experiencia de la esencia no seria posible ningtin significado ni tampoco ningtinjuicio signifiativo; sea lo que fuere que digamos de los obje tos, reales o imaginarios, nos referimos # un «ente de tuna especier. Diciendo ‘cesta piedsa es gris» no. nos referimos a una grisaceidad individual, sino al género aris, y este género es dado inmediatamente. Por supues fo gue un nomingita potia dei que estamos tratando con la semejanza de objetos en algunos aspactos y que aprchendemos esta semejanza en predicados abstracts, Segiin Husserl esto es flso. El sujeto verdadero de tales juicios (0 su significado) no es una grsaceidad individual No podemos afirmar la semejanca sin conocer previame te en oé son semejanies Jos objets, ¥enfonces no estatemos ante la semejanza, sino ante la identidad. (Siendo simplemente grises, todas las piedras grises son idénticas.) Un nominalista dice que tales conceptos tt vieron su origen en actos de comparacién, pero para Husserl, primero, la pregunta genética es epistemolégi camente irrelevante y, segundo, el acto de comparacién mismo impli Ia presen. de ebencias. Yas updo Tos empiristas arguyen que confrontamos semejanzas de cosas bajo distintos aspectos podrlamos preguntar: gqué hace que esta y aquella semejanza sean ambas semejanzas? La respuesta es su semejanza con el géneto semejencs (Este modo de razonar tipicamente platénico —Ia seme janza es lo que hace a las cosas semejantes— de hecho ‘no se halla lejos del enfogue de Russell en sv obra «ln quiry into Meaning and Truth.) El argumento. prin “ Leszele Kolakowski cipal parece ser que seriamos incapaces de elaborar cate- gorfas conceptuales basados en la semejanza a menos que no conociésemos previamente cl pénero.esemejanza» Consecuentemente ay semejanza, y no solamente obj tos semejantes. Lo que es verdad para la percepcién es 4 fortior’ verdadero pare los objetos matemiticos ideaes. ‘Ast las esencias, aunque aparecen sélo dentro de Is intuicién de objetos particulates, de ejemplos, son irre- ductibles e los particulars; ellas som intemporales y no- espaciales (el mismo fenémeno del tiempo es también intemporal, no contiene al tiempo real). Incluso apre- hendiendo ‘un objeto como particular, implicamos que 10 concebimes como una particularizacién de algo universal, y asi la individualidad misma, cuando es el objeto de nuestra intenciSn, muestra el cidos. Es en Ia percepcién risma que vemos el significado de «ser rojo», y n0 hay cosas que podrfan ser rojo «en general», dado que lo too ene muchos matics. Lo misno hay que deur de ver ef significado de «ser de algin color», y ningin objeto esté coloreado en general. Y asf es también al percibit que todo To coloteado es extenso: esto no es una ‘oracién analitica, ni una compulsiéa lingiistica. Una vez que lo decimos,'sabemos que no puede ser de otra m: era, y que reconocemos una necesidad en las cosas mis- mas, siendo esta necesidad independiente de si las cosas realimente existen. No necesitamos muchos ejemplos para ‘obtener un conocimiento de esta clase, universal y nece- sario, y este conocimiento no surge por acumulacién; tampoco necesitamos saber si hay algo real correspon: diente a esos objetos. Tratamos de hallar las estructuras necesarias de los qpiven, sri la comlidsqve nscnsamene les pertenecen, de tal modo que si ellas se perdiesen, los objetos perderian su identided. En lo que Husser! llama «a libre variacién imaginariay tratamos de_imaginar el objeto (an universal), si bien dejando de lado 0 cam- biando mentalmente algunas de sus propiedades, y asf coneluimos que, incluso si algunas de ellas empiricamente siempre acompafian al fendmeno no le pertenecen ¢s- Hlusserl y la bisqueda de certeza ” tructuralmente, y su ausencia deja intacta la naturaleza del fenémeno} otras, en cambio, no pueden ser abolidas sin abolir con ello Ia identidad del fendmeno. Esta ope racién se ocupa de las cosas (los fenémenos) como dota dos de sentido, y no con los sentidos convencionales de las palabras. Los resultados aparecen, en consecuencia, no en forma de juicios analiticos, sino como descripcio. nes fenomenolégicas eidéticas. Podemos analizar todo tipo de conexiones entre estructuras (su similitud, ana- logia, dependencia, mutua dependencia, prioridad formal- contoldgica, etc.), construir asf muchas ciencias eidéticas correspondientes a disciplinas individusles, empiricas y ddeductivas. Ellas explicarén y descrbirén el significado originario de los conceptos bésicos de una ciencia dada (como cl concepto de mimero en matematicas o el con- cepto de obra de arte en historia del arte), sin presu- poner ninguno de los logros de hecho de ciencia alguna Esto es lo que puede proveer a las ciencias particulares| de una autoconciencia de sus propias operaciones; ellas comprenderin realmente de qué se estén ocupando. Una tal eestructuracién fenomenolégice» del aparato concep- tual de Ia ciencia segiin cree Husserl, no es algo arbi taro, No define tines sin mis aera esquemes clasificaciones conceptuales existentes. Nos ofrece estruc turas significantes cuya plenitud de sentido u orden te Teoldgico no son impuestos por convenciones, ni por cit cunstancias psicolégicas («n0 puedo pensar de otra ma neras), sino que itradian del objeto con innegable auto- evidencia, EI deseo de inmediater contra el deseo de ser cient: fico. “Tal es el sentido de la consigna eregreso a las costs mismas» al ser desvelada. Significa eregreso a los tuniversales», pero a los universales que no son produ- cidos arbitratiamente o en bien de la conveniencia y que no constituyen un smbito de ser separado; es deci, “6 Leszek Kolakowski sregreso a los universales como objetos directos de la intuicién intelectual». Queremos saber si nuestra ciencia y nuestro sentido comin recortan el mundo segtin sus junturas «naturales» 0 segtin nuestras necesidades.préc ticas v convenciones (diferencia que no puede ser hecha dentro de cierto fenomenalismo y empirismo). Queremos saber si los concepts cientficos estén correcta y signific cativamente construidos (segtin propiedades necesarias de estructuras cidéticas). Husserl es un platénico en la me diida en gue cree en ja clasficacién natural de las cosas. Pero este modo de bisqueda no pertenece propiamente 4 ninguna ciencia particular. (La historia del arte erata con obras de arte, pero el andlisis de qué sea la obra de arte en general, y qué deba ser, es algo que va més alld de ‘sus fines, las relaciones causales son estudiadss en todas las ciencias, pero el eidos de Ia causalidad en nin ne) ¢ tal investigacién no se excluye en principio a nin- sgin objeto, podemos agrupar y_clasificar fenémenos indefinidemente. Mi intuicién puede ser vaga, pero pue- do dirigit mi atencién hacia la vaguedad como propiedad de mi intuicién y obtener una clara visién de la vague- dad, y luego puedo estudiar el acto de Ia. percepeisn como vago, y luego el acto claro de percepeidn dirigido hacia la vaguedad, y asf siguiendo. Y todo depende en ltimo té:mino de Ta calidad de la intuicién originatia en que las costs se revelan. Aleanzamos una certeza n0- analitica. y «a filosofia deberia ser una ciencia rigurosan. Que hasqueda sea rigurose implica que pueda ser com cada: debemos poder ser capaces de volear su contenido fen palabras de tal modo que todo aquel que nos entienda Hegue a la misma certeza, Este no es el caso de la feno- Qagersr eo Meee Hussey Ja biésqueda de certese . a menologia, La certeza se da en el acto de la intuicién, 1no en el discurso. La tarea de Ia fenomenologfa consiste en describir una cierta esfera particular de la experiencia, y In deseripeién no puede reemplazar a la experiencia; en cl mejor de los casos ella puede facilicar a otra persons cl logro de tal intoicién. Lo mismo, por supuesto, puede decisse de cualquiera otra experiencia directa. El conte- nido cualitativo no ¢s comunicable simbdlicamente, y é3a es precisamente Ia razén por la que la descripcién cuali: tativa no pretende ser «ciencia rigurost». ¢Hay algo malo en la reducciOn eidética? Lo proble- itico con el método de Husserl es que en sus escritos aparecen muy pocos ejemplos. Un método es atiguroso» cuando al set aplicado conduce siempre al mismo resul- tado (al menos aproximadamente). Pero, ecSmo podemos asegurarnos de que realmente es as{? Muchos fenome ndlogos trtaron ciertamente de aplicar el emétodo» y no s6l0 de describ, La descripeién eidética es universal- mente aplicable; podemos describir el eidos_del color rojo, de la relacién de semejanza, de Ia arquitectura, el ‘estado, la religién, el amor, el valor moral, cambios so- Giales, y nuestros actos de ver cada uno de estos objtos. Podemos, por ejemplo, reflexionar sobre el «cidos» de la religion: gconsticuye la ereencia en una deidad personal Sa parte necesaria?, 0 lo es acaso Ia existencia de una organizacién religiosa, la creencia en Ia supervivencia 0 {a experiencia de lo sagrado»? No hay razones para suponer que todos llegarén a las mismas conclusiones, y si alguien dice «yo he tenido la intuicién, usted no», la discusin se termina, Para Husser! el contenido itimo del conocimiento no es comunicable, pero lo comunice ble es de gran importancia; Ia habiidad de un, fenome nndlogo no consiste en recordar verdades ya hechas, sino en un esfuerzo constante por purificar 1a propia’ con- Ciencia de estereotipos ingenuos y de creencias de le vida 8 Lesaek Kolakowshi cotidiana, de la eparente evidencia de la ciencia, de los conceptos habituales y equivocos o de Ja confusién de la disincén enue Ios hechos el concenin ys come ‘Sin embargo, lo grande de las ensefianzas de Husser! —su autocritca radical, su coraje en volver obstinada- ‘mente al principio— no es suficiente para fundar su creencia en haber descubierto un método apto para obte- ner certeza no-analitica. Tomemos de Husterl el ejemplo mis simple de una verdad sintética necesaria: «lo colo- reado es extenso». Parece que no se trata de una asocia cin accidental. Una vex que conocemos el «color», sabe- mos inmediatamente que no puede ser de otra manera, que no hay nimeros 0 sentimientos coloreados. Pero, gen qué sentido es nuestro conocimiento « priori? Un escéptico podria argiir que una vez que tenemos el con cepto de color, éste es aplicable obvismente s6lo a si- perficies, y por ello la oracién antes citada es un juicio analitic, no diferente de la oracién «todo trisngulo tie- ne tres lados». Otro ejemplo: se supone que «el naranja estd entre el rojo y el amarillo» es apodicticemente evi dente. 2Por qué? La palabra entre» describia origina flamente una relacién topolégica, Si damos luz al espec tro, 0 si observamos el arco itis, vemos que el naranja se halla topolépicamente entre el rojo y el amarillo, pero cs algo estrictamente empirico. En otro sentido dicha afirmacién puede querer significar que al mezclar pin: tura toja y amarila obtenemos el naranja, pero, de nue vo, no hay en esto nada a priori. Me es licito negar que Be afirmacién es apodiigmeme obvi, Un fenomené logo, en tal caso, sdlo puede responder que soy estipido, y ello pone fin ala discusién Es posible decir que muchas de las observaciones de Husserl al hecho de que en muestra percepcién e imagi- nacién aprehendemos directamente» algo universal, son fundadas. Quiza el sentido de esta universaidad es ci ferente del que él pens6. La idea de que existen per- cepciones atémicas de las que luego son extraidos los conceptos ha sido criticada a menudo, no sélo desde el Huser y Ia bésqueda de certera ° punto de vista fenomenolégico (por ejemplo en la psico- Teele gesilica). Desir que 9a esigficador, y conas- cuentemente un «universal, forma él mismo parte de la percepeidn, es algo que resulta convincente: un bebé no ‘ve la misma cosa que un adulto cuando «mira» los obje- tos, ignorando su funcién y lugar en el orden de los fi- nes: un adulto percibe los objetos como algo dotado de sentido, y no agrega el sentido a sus percepciones; cuan- do yo veo un automévil veo un automévil ¥ no una superficie coloreada a la que interpreto separadamente ‘como parte de un universo organizado en funcién de fines; cuando observo un texto esctito en un alfabeto aque desconozco no veo lo que ve una persona que puede leerlo, y no percibo las diferencias que él ve ditectamen- te, su comprensisn del texto y su verlo convergen en tun tinieo acto, Todos estén de acuerdo en que la per cepcién es selectiva, ya que se realiza bajo la presién de las circunstancias biolégicas y sociales. Esto no im pliea que experimentemos esencias, solamente que nucs tra experiencia estd culturalmente. condicionada, entre otros factores por el lenguaje. @Cémo podriamos, por cjemplo, reflexionar sobre el cidos de la religiSn o de la relacién causal «sin presupuestosn, de tal modo que los, resultados de esa reflexidn fveran vélidos, sin tener en cuenta el que exista 0 0 alguna religién? Podemos tra tar de fijar la asenciay sdlo bajo la condicién de que hhemos entendido —aunque s6lo fuera vagamente— el significado del fendmeno tal como aparece en el lengua jer ¥ esto significa, tal como lo tomamos de Ia experien cia colectiva. El lenguaje divide al mundo de un cierto modo, y sin dada nuestra percepcisn seria diferente sin i, pero una vez que decidimos comenzar analizando «la esencia» de algo, tratamos siempre con la sedimen- tacidn de les experiencias seculares de Ia humanidad y estas experiencias, aungue explicables histricamente, no implican necesidad logica alguna. En consecuencia, algae nos elementos del sentido comtin estén inevitablemente presentes en los actos que constituyen el método feno- menolégico; en toda experiencia hay residuos irreduct ” Leszee Kolakowski bles del sentido comtin, aunque realizemos la reduccién trascendental no nos podemos librar del lenguaje, y esto significa: de toda la historia cultural de la humanidad, Parecediflcilmente posible, tal como Husserl parece creer- Jo, que podamos regresar a la inocencia cultural de un recién nacido y_ seguir siendo fenomenslogos. Ya que cxisten tales residuos en nuestro espirita, no tenemos ft rantia alguna contra las ilusiones; en otras palabras, no tenemos ninguna fuente de certeza. No puedo tener una intuicién fenomenolégica sin ser capaz de dar un nom- bre al objeto de mi intuicién Un peligro adicional del'‘método de Husser! consiste fen gue nos dispensa totalmente de aprender historia Ninguna «esencia» surgiré de amontonar ejemplos. Para claborar una teoria fenomenol6gica general de la novela basta con haber leido una novela, para construir una teorla universal de la religién no’ necesitamos conocer més que una religidn. Esta es quizd una de las razones por las que Ia fenomenclogia no parece haber contribui- do a hacer «mas rigurosas» las investigaciones en cien cias humanas. Hizo, en cambio, mas fail la libre especu Iacidn, Husserl planted ciertamente preguntas de la. mayor importancia para las humanidades: emo sabemos que nuestros conceptos estén debidamente construidos?, ces acaso nuestro «recorte» del mundo arbitrario, guiado por consideraciones précticas, o encaja en la estructura «real» de las relaciones? Mientras no seamos capaces de con- testar tales preguntas no sabemos qué aprehende nues tro pentamiento, i es que aprehende alg, ot es algo ‘mds que un instrumento préctico. Més atin, no tenemos terios universalmente vélidos para atrapar estructuras significativas. La necesidad de tales criterios ha sido ‘muy sentida en las ciencias humanas, y ha cristalizado en diversos intentos, dependientes © no de la fenome nologia, El problema es que para estas preguntas cada tuno tiene una perspectiva distinta, lo que prueba que estamos lejos de Ia evidencia objetiva. Lo honesto seria decir que el destino del proyecto de Hlusserl fue similar HHunserl y Ia bisqueda de certeza 1 al de Descartes: su pars destruens se mostré més fuerte ¥ més convincente que su creencia en haber descubierto lun campo propio de certeza. Ello parece ser el destino comtin de los filésofos. Tercera conferencia: Los resultados Cénro puede ser el mundo el mismo ayer y boy. Dentro de Ia reduccién trascendental todas las cosas ob- tienen un significado que surge de la conciencia, pero la diferencia entre acto y contenido (0 noesis y noema), como la diferencia entre sujeto y objeto, no desaparece. Por el contrario, una propiedad esencial de los actos de la conciencia es su intencionalidad: los actos estén diti zgidos directamente hacia un objeto (ver es ver algo, un deseo tiene un objeto deseado, y lo mismo debe decirse de las percepciones, actos volitivos, emociones, esperan- 288 y juiclo), Brentano, que definié a los fendmenos psi- ‘olégicos como intencionales (en contraste con los fené. menos psiquicos), fue incapaz, segin Husserl, de aban- donar el enfoque psicoldgico porque no distinguié el Ego psicolégico del Ego trascendental La eategorfa eintencionalidad» es fundamental para la descripcién husserliana de los actos de conciencia, pot aque lt conciencia s6lo puede identificar la identidad del objeto en los diferentes actos considerada como inten- tional, lo que la leva a aprehender el significado. Una 3 %6 Lessek Kolakowski vez que suponemos, como lo hicieron Hume y Mach, que cada percepciGn es atémica y puntiforme, y que represen tamos «objetos» por razones pricticas, separando algu- nas cualidades més 0 menos estables de la corriente de impresiones, nos vemos forzados a aceptar sus conclu- siones: que nuestra idea de la identidad de un objeto puede ser explicada genéticamente, aunque no justificada ‘empfticamente, La ilusién de la identidad de una cosa surge por lo tanto del hecho de que algunos conjuntos de cuslidades relativamente duraderos 3 hallan’ sedi mentados en el Ienguaje (de agut el concepto sin sentido de esustancia» o de vinculum substantiale). No podemos evitar esa conclusién sino hacemos la distincion entre actos y contenidos, si tratamos a las propiedades de un ‘objeto como si fueran elementos reales de la conciencia (como lo hacemos en el idealismo psicoldgico). Cierta- mente, una vez que caemos victimas de esta confusién, no puede aparecer nuevamente ningiin elemento’ del contenido (y esto quiere decir, el acto de mi experiencia real): de otra forma pretenderfamos que podemos ha- cer retroceder el tiempo. Desde este punto de vista po- demos aceptar la similitud de evaldades, pero constituic rfa-un sin sentido hablar de la identidad de un objeto; esto significaria que afizmamos la identidad de dos o més actos psicolégicos,llevados a cabo en distintos momentos, temporales. Pero si tenemos el cuidado de no pasar por alto le distincién mencionada podemos salvar la creencia| del sentido comin segin la cual Is piedra que veo ahora es la misma piedra que vi kace un minuto, y no solsmen- te que estas dos percepciones poseen cualidades similares. Esta identidad es valida luego de fa reduccién, luego de haber anulado la fe en la etrascendencia» de ios ob- jetos. Sin embargo, lo importante para Husser! no. es tanto la identidad de los objets fisicos cuanto la de los ideale, tales como los universales, los conceptos mate miéticos y l6gicos, y los signficados ideales. Para decirlo rnuevamente, sin ser capaces de salvar su identidad, no poseemos titulos suficientes para justficar ninguna pre- tensin de «objetividad» y de certeza en el conocimiento UNIVECS Mad CEL HORTE Hisserly la béssucds "BIBL TOR EG A No hay ningiin género que sea siempre el mismo en muchos actos de contar y que sea independiente de ellos, sélo hay actos individuales de contar, y que no se reli ren a nada idéntico, Cada noema (o contenido) es indi- Vidual, pero muchos noemata pueden referirse al mismo ‘objeto, nico numéricamente, aprehendido en diferentes actos (de pereepcién, juico, recuerdo, sentimiento y ast siguiendo). Esto, sin embargo, s6lo es posible si la per- cepeién no es puntiforme, si cada acto intencional con- tiene la continuided de experiencia realmente percibida. Cada cogito, cuando se dirige a lo cogitatum, no es como una tabula rasa, sino un acto de sfntesis, que enlaza datos en el mundo continuo de los fendmenos. La conciencia interna del tiempo es la «forma de la sintesisy, y es a través de ella que aprehendo el objeto no como una pa te de la conciencia, sino como un significado objetivo. Este es el rasgo inalienable de los actos. intencionales: que cada proceso subjetivo tiene un ehorizonte de refe- renciay. Toda experiencia real incluye realmente a la po- tencil y esto tanto en los aspectos espaciales y tempora Jes de las cosas. Guando veo una cosa, mi intencién se dirige hacia aspectos no-percibides. Que un objeto posee tun lado posterior no es una afirmacin intelectual, sino un elemento real del movimiento intencional, Lo mismo debe decisse de los aspectos temporales: dentro de la in- tencién misma existe ia retencién, un orizonte de pasa- do, una experiencia de la continuidad atente hacia atrés, y existe la protencién, Ie anticipacién de Ia cosa como fuvura. No hay ninguna cogitatio remporalmente punti- forme, ninguna percepeién limitada a la pura actualidad, cada tna se extiende hacia atrés y hacia adelante mis alld del campo de lo actual. Esto es lo que revela a un abjeto como idéntco. Esto es, en consecuenci, lo que nos permite hallar el significado y la referencia del objeto al eidos (no seria realizable ninguna reduccién cidética sin Ie sintesis intencional) Y asf se ha descubierso el segundo error de Descartes Descartes no s6lo ereyé equivocadamente haber tenido acceso al Ego substancial, concebido como una parte del 38 Leserk Kolakowski mundo, sino que creyé no menos equivocadamente, que ‘era posible un cogito no intencional, que él podela ob- fervar su propia concieneia como un acto puro de cogi tao sincoitatum, Paral nds inentonl, in em argo, no hay un acto puro del cogito sin un objeto. desde que realizamos la reduccin, [a invalorable conquis- ta de este método, el cogitatum nos es dado ton directa mente como el cogito. No hemos abolido el objeto, sino que hemos abolido toda mediacién entre acto y objeto (debido a su reduccién al estado de fenémeno). La iden- tided del objeto, en consecuencia, aparece con la misma certeza que Ia identidad del Ego trascendental. El mundo como un recultado de la conciencia. Vemos muy pronto, sin embargo, que el movimiento intencio- ral de Ia conciencia no sélo identifica los objetos, sino que también los constituye. Nos aproximamos aqui al discutido tema del significado de esa posicidn a la que tl mismo Husserl denomind sidealismo trascendental». (Digo discutido porque hay comentadores que no pien- san. que agut estemos ance el idealismo en sentido onto- lgico. La mayoria, sin embargo, se refiere a las expre- siones de Husserl que son tan inequivocas que no tienen ‘tro sentido en este contexto.) De todas formas, el con- ‘cepto de constitucién sigue siendo vago: no es una cree cién ex nihilo, es més bien el acto de dotar sl mundo de tentido, En la conciencia trascendentalmente reducida, sin embargo, cada acto de alcanzar el objeto es un acto de suplantarlo con significado; cualquier sentido es el producto de Ia constitucién, incluyendo, en especial, el sentido de un objeto como existente, «La existencia» misma es un determinado «sentido» de un objeto. Para Hassel, en consecuencia, seria absurdo decir que un ob- jeto «existe» independientemente del verbo «e —independientemente del acto de constitucién llevado a ceabo por la conciencia. La cuestién no es Saber si el paso al idealismo estaba incoado ya en el punto de partida de la filosofia de Hus- Hussey le bisqueda de certera 8 sed], 0 si fue (como creen muchos fenomendlogos orien- tados en el realismo) el resultado de Ia evolucién perso- nal del flésofo, que podria haberle Hevado por otro car ‘mino. (Ingarden, entre otros, sostenia que los mismos ptineipios de la fenomenologis, expuestos en las Investi facioneslgits no saponen Ie concloin ideals, ino {que son perfectamente compatibles con la posicién rea lista.) La fenomenologla puede ser ciertamente definida de diversas maneras, y de hecho lo ha sido. Para Husserl, sin embargo, ella inclufa la reduccién fenomenolégica De este modo padrfamos preguntar: zes la reduccién de verdad ontolégicamente neutral? 2Es slo un método, 0 decide también en cuanto tal, sobre cuestiones ontolé- picas? ¢Es un método reversible? ¢Nos permitiré el in fento de fundar la abjetividad del conocimiento (y de los valores) ubiesndolos dentro de la subjetividad tras: cendental, el quitar alguna ver el paréntesis provisorio del mundo trascendental? ¢No aparecerin estos parén tesis como impedimentos eternos, ligando para siempre el mundo con el sujeto reducido? En las Investigaciones légicas no hay ciertamente nin: una teorfa de la constitucién, Sin embargo, puede argu: mentarse que el paso al idealismo de 1907 en adelante (las conferencias de Géttingen), sin ser una conclusién dde la temprana teoria del significado, era Ia sinica solu- ‘ign congruente con el problema que comenzaron a en- frentar esos primeros escritos. La teorfa de la constitu cién implica que cualquier ente posee validez séto en la ‘medida en que obtiene significado en los actos de la con. ciencia trascendental, El concepto mismo de una realidad absoluta, autosuficiente, no relacionada con la conciencia es absurda y contradictoria. Los objetos son sediment clones «resultados» més que «productos») de actos creatives de la conciencia, siendo esta dltima la fuente ‘ilkima de su forma cristalizada. Desde este momento fen adelante, los paréntesis provisorios impuestos al pro- blema de la existencia se convierten en un muro indes- tructble © Leck Kolskowski , ccinmanente>, «trascendente» ~—incluso las palabras «ob. itor sueon epececine— son tan deivadon de relaciones y movimientos espaciales, Nuestras descrip. ciones parecen depender necesariamente de este lenguaje espacial, y no podemos alcanzar la forma literal. Quizd como dia Bergson (quien relzé un gran eferso au jue no muy exitoso para combatir las analogias espacia- les describiendo la conciencia), ése es el rasgo constante del lenguaje mismo. La moraleja de la bistoria. La evolucién de Husserl del ideal de la validez incuestionable del lenguaje al idea- 5 Leszek Kolakowski lismo trascendental sugiere tres observaciones: primero, Hiussed! creia haber abierto el camino hacia 1a certeza en cl sentido del conocimiento que es totalmente indepen iente de nuestra condicién como entes biolépice, cul tural ¢ histéticamente determinados. Obtenet esa, inde- pendencia nos lleva a conguistar el puesto de los dioses, uienes pueden observar los espititus humanos (emplci: Cos) totalmente desde el exterior. Husser! reclamaba al mismo tiempo que volvigsemos @ una total frescura es piritual, a Ia posicién de la tabula rasa, en la que nuestra Yisidn del mundo no es perturbada en forma alguna por {llenguaje 0 por la hezencia cultural. El querfa de la filo: sofia que estuviese en contacto inmediato con las cosas mnismas y que, al mismo tiempo, fuese una ciencia estric- ta —que fuese lenguaje comunicable, Estas dos taress se contradicen. Un critico catélico de Husserl, Quentin Lauer, observé que Husserl, tratando de mejorar el i tento ‘cartesiano, habia fracasado en aprehender la im- Dorode de ipa genio mage nel rane mmiento cartesiano, Dado que no podemos excluir la poi bilidad de una voluntad diabslica que podria pervert todos nuestros esfuerzas cognosttivos y dotar a las més fantdstcas desilusiones con el peso de la autoevidenca, nos damos cuenta de que nada es obvio ni cierto a menos que creamos en la voluntad benefactora de Dios, que fvita que el mal nos conduzca sistemsticamente al error. Esto es verdad en el sentido en que el absoluto episte moldgico es ciertamente imposible sin ef absoluto onto- Tigico, lo que combina la cualidad de ser un fundamento del mundo autofundante con la perfecta sebiduria,y Ta perfecia bondad. Descartes se equivocs al creer que habia probado Ia existencia del Creador divino, pero tuvo pro- bablementetazén al afirmar que ln fandamentcion de Te certeza s6lo podia ser descubierta gracias a Ia omnis: cencia divina y'a la confianza en su veracided. ‘Segundo, sobre la base del desarrollo de Ia filosofia desde Husserl en adelante es posible sospechar que si ‘comenzamos por el Cogito, podemos reconstrair el mun- do solamente en cuanto cortelacionado de alguna manera ee ee Howse» a bisuede de cones: BEBE BOR BOA 71 con le subjetividad, « menos que utilicemos algunos re cursos Iigicamente espireo, tales como le diving vers. Sind de Deseo toni preeublecda de a niz esta teora nos da ln garanda de que la perecpci de muchas onan conga Fs el fn acones causes entre ellas lo que de maevo supone la imelenla diving sl ‘conver ey ambi probablemente valida. Si comenzamos por la cosa 0 «el tee en el sed de Daren de ‘Spinoza, las cate soras apicables él no nos permiten describe la ere. Goctble subjetividad, este amilagro. de los. milagros> Gusset), este esarditgidehaci-uncsmismo, este acto de experipentne a mismo —a mens uc lo conse amos atbittariamente junto al mundo (como hao 5 fous Es muy dadsn cl gue auen haya tendo uo én obtener un lenguaje que rena ests dos puntos de ‘sta uno diigido dirctamente hacia cogtey el ooro disiido hacia las costs Eo posible que i filosofie se halle ftalmente condenada a Oscar entre estas dos per. Pectivas,ambus ebitaiae y gue se cletran mutusmente paso, s se admite una de ells, y al mismo tiempo, tba times unis en el mismo diero. Hal Mente, es posible sostener —nucvamente una moraleja el desrrollo de Huser! que una bisqueds de costo verdaderamente radial termina siempre coneloyendo que In certeza es accesible slo en la inmancnea, que la pet fea tanec dl deta al slo cord sujeto y el objeto (no importa si es ef Ego empleo 0 trascendental), legen a la identidad. Esto signhes que tuna certeza mediatizada en palabras no es ya ms ecrtcs Llepamos a la certeza, 0 creemos haber Hegad sla solamente en la medida en que obrenemos, 0 cremnos ct obtenido, una perfecta usided eon el objeto una identidad iyo’ modelo es ln experenca ‘mieten’ Ena experiencia, sin embargo, es incomunieable; coalguie ie tento de transmiila a otzos dstruye la mediates ic se suponia constituir au valor —y conseeuentemente des ttuye la certeza. Todo lo que entra en cl campo de a ‘omuniacién humana es inevtablemente incerta, sem 2 Lesesk Kolakowski pre cuestionable,fréeil, provisorio y mortal. Sin embargo, 3 improbable que abandonemos a bisqueds de la cer: teas, y podemos dudar que sea deseable el detenetla Esta Bisqueda viene poco que ver con el progreso de la ciencia y de la tecnologia. Su trasfondo es mas religioso que intelectual; es, como sabia Hlussel perfectamente, una bisqueda de significado. Es un deseo de vivir en tun mundo del que se ha desterrado la contingencia, don- de a todo se le ha dado sentido (y esto significa final- dad). La ciencia es incapaz de proveernos de ese tipo de certeza, y es poco probable que la gente abandone sus intentos de it més allé de la racionalided cientitica ‘Terminarfa diciendo que mi intencién no era sugetit due la bisqueda de Husserl de la nueva racionalidad tras- cendental y de la fuente de perfecta certeza era algo sin valor. Pienso que este intento fracas6 en llegar a su meta como sospcho que esi lamados a fast todos los intentos de aleanzar el absoluto epistemol6gico. Pero in- sisto en considerar su obra como de enorme valor para nuestra cultura, y ello por dos razones. El, mejor que nadie, nos obligé a darnos cuenta del penoso dilema del conocimiento: 0 un empirismo coherente, con sus resul- tados relativistas,esogpticos (un punto de vista al que ‘muchos consideran descorazonante, inadmisible, y, de hecho, ruinoso para Ia cultura), o el dogmatismo tas cendentalista, que no realmente justificarse asi mismo y se queda, al final, en una decisiGn arbitratia, Debo admitir que aunque la certeza cltima es una meta que no puede ser aleanzada dentro del esquema racions- lista, nuestra cultura seria pobre y miserable sin gente gue tratara de slcanzar dicha meta, y nuestra cultura di ficilmente podefa sobrevivir abandonada totalmente a las ‘manos de los escépticos. Creo que Ia cultura humana no puede alcanzar una sintesis perlecta de sus componentes Huser y le bisqueda de certera 2 diversos ¢ incompatibles. Su riqueza misma se apoya en RSE Seca nes a conflicto de los valores. ® : 7 Primera conferencia: Los fines Segunda conferencia: Los medios Tercera conferencia: Los resultados 7 35 3 usivernaD DEL NORTE BIBLIOTEOA El Libro de Bolsillo Alianza Editorial Madrid bros on venta ‘ie te Fite “tory it * biora SeRangra” Pepe ent mene Pe See Se) Satine arnt oo ; eet ante US setine ” Lesvos evince . Ea “S pslsains| a were aa enenoo = Pee 1 Src pictnta deg eg 2 Eien ete ‘= ger outa Segue Ee ene ein oo ‘Sig Fred ‘panty twee eT sy cee eae 2 Sn er 2 Tn: Kata teerner ech hears & fae ope ee | | { | | ta PA 2 ge ts 2a Udo lo 28 COS limon a a Seam aiee em ee tie, mbsf = "Lene _ = tert = 2 Fe see pone PS 05 Sie “s eran ame Tes ee Sats ney sures ba Bee St owe area TE 8 En ane 0 Soe i oes: osecon esata ‘eames ot poles ‘woopeies epeises de sito XV! — Rear, egy ote mag ste en sb 2 BIBLIOTLOA “a ip a oe ‘Stunde crteca ‘tee ean ae Sait rr STI ym as tn "to ‘erehoree eel 8 ata de dase 7 Heh cia, ial 1 tw Feta ee ore eo are Raa toate "He He py Sete Ba es ‘(Sse vi =o SERA ate met RRR sm eng ee ee Cac Oeics ai OH Pema 8S moderne Pome wt 7 Ebay ae toe Ske: me Eien = emi) ae Pome ag Ae! ai: SETS SSeS i oe rons helene eis eee y see ce Seis = ers oben Cig ° (sii bts Bi ieee 1 fie a ror oman ONIVERSIDAD DEL RORTE BIBLICTSOA ‘Volumen sencillo Ec en om stein LESZEK KOLAKOWSKI —autor de «El hombre sin alternatva» (LB 251) y de la tilogia «as principales corientes del marxismo» (AU 276, AU 314 YAU 361) se propone ilegar a In iden clave de Ia fenomenologia. Para EDMUND HUSSERL. (1859- 1938, Ia queda de I certera —dudar de todo para Hiberarse de toda duda>— era consitatva de la cultura europea y el propésito ailtimo de Ia filosofia. Tras presentar —en las dos primeras conferencis— os ‘bitin del proyecte eset 3 ks wedi poston en prictca para intenta aleanzrlos, Kolakowsk past 1 efectuar un balance de los resultados obtenidos. Sa conchsién es que ol método de Husser es insuiciente para alcanzar una certeza absolut, un fundamen perfectamenteséldo del conocimiento; sin embargo, su Cafeers0 0 silo no fhe init, sino que reflejn an necesidad ineludible del espirtu humane, HUSSERL Y LA BUSQUEDA DE LA CERTEZA constituye, en sma, una guia indispensable para adentrarse en una escuela de pensamiento que, aunque difcimente accesible, es esencial dentro del pensamiento ontemporineo, En Allaza Universidad: clavetigaiones jas» (AU 331 y AU 392), de Edmund Huser. El libro de bolsillo Alianza Editorial yg

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