Serie: Filosofia
DIGNIDAD:
(UNA PALABRA
VACIA?
TOMAS MELENDO
LOURDES MILLAN-PUELLES.
éE€uNSA
EDICIONES UNIVERSIDAD DE NAVARRA, S.A.
1PLONAL
Paradojas actuales
en toro a la dignidad humana
Bl concepto deta dignidad del individwo es
nade las ideas que defnen una organizaciin
rumen de la socedade
an Honssicain, Et clipse de la raxénBasta observar con cierta perspicacia el entor-
no en que nos movemos para advertir la notable
paradoja que afecta hoy a Ia dipnidad humana
tuna especie de contradiccivir que Se mueve entre
el recurso constante a esa dignidad y los conti-
rnuos ataques reales contra ella
1, BL ExTREMO Postrivo
cExruestracreencia que exias verdades son
cevidenies por simimas: que todos los hombres
than sido ereadesigualer; que se hallen dads,
‘por su creidor, de ciertos derechos inalienable
‘qe entre ells fguran la vida, ta libertad la
arcade fa felicidad
Thomas JERERSON, Dectonation of Independence
Por una parte, si bien no puede decirse que la
consideracidn y el respeto debidos a tode hombre
por el hecho de serlo constituya un descubrimien-
MAT eRAAA AAS ARAAAAAAATAVAIIIANIG EsFESSSIIIIIGFAPSSASSVS
to de nuestro siglo, sf cabe sostener que nunca
como en él se ban afirmado estos atributos cot
tanta intensidad, vehemencia y pretensiones de
universalidad.
Desde este punto de vista, Ia gran Declara-
Gidn de los derechos humanos de 1948 marca oa
hito fundamental en la historia de la civilizacion.
or cuanto por vez, primera pretende refrendas ia
dignidad humana con un aleance y vigencia ine.
ttictos,
No se trata, como es sabido, de una pura con:
quista te6rica, Al contrario, la larga y estrecha vo,
reda que en los dltimos tiempos ha conduerdo
hasta esta afirmacion primordial afianzaria lene
nocida sentencia de Nietzsche en Ast habld Zara,
tustra: «escribe con sangre y pronto podrds conn
probar que la sangre es espititu»; pues, en efecto,
esa encrespada vereda constituye un reguero dex
reivindicaciones y luchas, a veces violentas, de
sufrimientos, desarraigos, tensiones... y de vidas
humans.
¥ tampoco se configura esa Declaracién, ni
de lejos, como un hecho aislado. La efemerides
Gc 1948 se encuentra cotejada y sostenida por
fodo un etimulo de manifestaciones y acontech
mientos: movimientos en defensa de Ia igualdad
mujer-varn y de todo tipo de minottas: promo,
Cidn puiblica de los disminuidos fisicos y ments.
les; declaracién de los derechos de la mujer, del
Bifio, de la famitia y del joven, con sus respect
Yos aflos internacionales..., y un nutridisimo eu
‘eétera, que resultarfa casi interminable
vale en torn aI dignided humana 7
soja
se aban en
Ademés, nunca antes de ahor
salzado y exigido con tanto vigor valores como el
dea igualdad y Ta ibertad, en sus muy variadas
vertientes,y detechos como el dela vida, la sid
la posesin de un taba yuna vivenda dios:
y, lo que es mucho ms decisive, nunea como hoy
Se habia pretendido fundamentar tal exaltacin y
Shusivasen ls proclamadadignidad del persona
En conclusign: como resultado natural de un
roceso comenzado hace ya algunos siglo, fos
hiomentos en gue vivimos podrian deseribirse
‘como los de maximo ensalzamiento verbal'y do-
Simontat dela digi dela persona hana
Todo esto, qué cuida cabe, constituye un nota-
bie avance respecto a épocas pasadas. Bs la faceta
afirmativa, incuestionable, de la dignidad del
hombre en nuestros empos.
2. EL poLo NeGaTIVo
end ene
ode «rata pérfida.
A su vez, en el desplicgue de la vida cotidiana
vemos multiplicarse los movimientos de naturale-
2a te6rico-politica, ideoldgica, econdmica 0, de
nuevo, acientificw”, que someten sin reservas la
gvindeza y singularidad de las personas coneretas
¥y particulares —las tinicas realmente existentes—
‘a entidades impersonales y abstractas que, si se
las absolutiza, se torman contrarias a los derechos
del individuo: como el Estado, Ia Ciencia, el Fu
‘ero, la Raza, el Partido, la Economia, el Progre-
‘0, la Ecologia o la propia Humanidad.
A caballo entre teorta y vida, la esfera del de-
recho pablico acoge motives muy sutiles e insi~
diosos que amenazan gravemente el aprecia debi-
do al ser humano. El ejemplo mis significativo,
tremendamente esclarecedor, lo oftecen las Cons-
Paraojesactuaese tomo ala dignidad human »
tituciones de los pafses superdesarrollados, tos
Imismos que hacen gala de defender y favorecer Ia
Uignidad correspondiente a toda persona: en sus
Caras Magnas proliferan, con ritmo cada vet
mas acelerado, articulos que propugnan el divor-
Glo, las wniones irregulares, e] aborto 0, més re-
cientemente, ls eutanasia.
{06 revelan al tGeming semejantes disposi
cioges? bn may defintiva stance leo de
Sone aleance que el paradigm mano per
Seer ine mecsta civlicactin es an modelo de
Menbre decaptadoy disminuido:contrahecho.
Un modelo de homes eno permite sa:
vagunidar porgie fa ignore, el privilego ss
JARNge que le compete como persona: su real c=
srr de aman, de manera incondicional y aso
Fata: para siempre
vtiePara este fin de amor faimos erealos,
exelamaipa spa de sya hace algunos silos,
setstin ie Crus «ht, para ante Dios bia
Sl hombres, agrepaba José Busebio Caro desde
Coton
"ISI me quietes, quiéseme entera So!
Quidreme toda." no ine quieras», argufa con
Cigor Duice Maia Loynaz, a principios de sgl
encuba,
UE amor que pudo morie no era amor,
ascntaba eh Ansninto del Juggesellembrevier de
Voneisen:wét amor[.- Joes sublime 6 no exe
were rerareeeseneesee‘Cuando existe es para siempre y va crecienda sin
cesar, apuntala Balzse; «Sern cenizas, mas en
dein sentida, / polyo serdin, mas polve enamors-
dg, reza el mds Famnoso de los sonetos de nuestro
siglo de ore.
Bsta intrinseca inelinaciOn a un amor que sx
ge con vocacin de integridad y eternidad, aft
mada y reiterada a Io fargo de Ta historia, parece
ajena al hombre y a la mujer que la conciencia
conlemporinea nes propone como arquetipos, ¥
os que muy rara vez considera comma wn-ser-para-
ebamor.
) Y ese ideal humang tsmpoce recope el de-
recho, consubstancial ¢ ieeenunciable, al dolor
derecho que de ningun moda deriva de wna suerte
‘de masoquismo o de desprecia del cuerpo, sino dé
ta verdad de que el padecimiente constituye tan-
tas veces un requisito ineludible para e progreso.
¥ la consolidaci6n del amor y,con 64, de la propia
‘categoria personal.
«Rien ne nous rende si grands qu'une grande
douleur: Nada nos torn tan grandes como un
gran dolor», escribia Musset hace ya bastantes
lustros en La nuit de Mai. Artes, exclamaba von
Chamisso en una de sus Gedichte: «Ah! iNo
vive acaso de dalores el amor, y de amor [a
vida?» Mas recientemente, Abre Gémez afiade
«En la fe, el espfrin descansa; en la razén, vive
en ef amer, goza; sélo en e\ dolor adquicre con-
ciencia»,
Y¥ Fiodor Dostoiewski, en HI sueio de ux
hombre ridiculo, sostiene tal vez con un deje de
punaejan asus ener a Sis oman
spol: fn cto so poskeiosaten
Piper oma torment» slo a ras del oF
Le Mee go sublime Mawerinck co
My a de
sine pet eh orm A
Fain co ne Sono crm
‘cruel fraternidad. ;,Quién sabe si el dolor no es la
fuente viva en que el amor se eterniza?». Y_ ‘Etien-
Caton
ge eevee, wy? Po, 80
on Sea Manes oe
eefigteogeees
esol that La fers de fon abi at
Sete cman aimioe
ee reeks a mena om
ro a aa ree
aS Cae aio conta cl vacoy Tafa
geil aqueinit gun palabra vaca?
concluye: «Aquf, en Occidente, he podido perei=
birun terrible miedo al sufrimiento [...]. Alin no
hhan descubierto cémo el safrimiemto enriquece al
hombre, lo interioriza, lo hace humano».
No es dificif advertir hasta qué extcemo el ar-
quetipo contemporsneo de minipersona —que,
desamorada, huye del dolor y se bunde en el te-
dio'—~ representa uno de los més capitales aterta-
dos conira la inviotabilidad y estima que todo ser
humano merece, y explica en cierto modo, como
‘su fundamento inmediato, el sinfin de menospre~
clos mas coneretos antes apuntados.
Si a esas afventas particulares —y también
‘como eonsecuencia de la pérdida del sentido de la
persona— se suman heterogéneamente los horro-
res de las dos guerras mundiales, el estado de he-
licismo coptinuzdo imperante cn nuestros dfas,
los numerosos ataques contra la vida de seres ino-
ccentes, el terrorism, la discriminacisn de deter-
minados grupos tnicos 0 sociales, de naciones &
1. La relcin entre cazencia de amor, sburiminto ¥
azo del dolr tiene una large historia en nestra civilize
‘in, Ha sido especialmente dessnollaaenite Ive Aiseofos,
por Kitsxecaawoy ¥, entre 10s priguiatss, por Viktor
Prantl a rue de nuevo Gorecitiva: «Queremos Viv
creatvamente. Y af no puede sobrevenie Aingin abueie
‘miento. Schopenhauer dijo que bis que escoger entee
burnmiento ¥ el sufcimiento [par amor. agree y como
Sol. Occidente ha elegigo ef aburtiiento Yas, el hombre
se haacostumbrado a no vivre Ubidem, P92)
————
Paradojts atutles en torn al dignidad
incluso de continentes, las eAasperantes desigual-
dades econdmicas que dividen nuestro planeta 0,
‘on una esfera un tanto distinta, la instramentacién,
genética (incluidos Jos intentos de clonacién) 0
Tas précticas abortivas y contraceptivas, habremos
de convenir en que existe un claro contraste entre
fa afirmacién tedrica tajante de exquisita reveren:
cia al ser humano y las constantes infracciones de
tesa respetabilidad tan cacarcads.
‘A éstas podrlan afadirse, casi al albur y sin
pretensiones de completar el cuadro, otras pincela-
fas negativas, Destaca entre todas ellas la multicud
de asechanzas psiguicas 2 que se ven hoy someti-
Gos nuestres contemporéneos: la manipulacién
psicoldgica individual o de masas, que se concreta
tantas veces en un uso demag6gico e instrumenta-
lizado de la (des)informaci6n y det fenguaje; las
‘campafias publicitarias a gran escala, capaces de
‘determinar, incluso en aspectos definitivas, el sen-
tir de toda una eivilizacién; 0 el lacerante trueque,
fective y reiterado, de la persona por st funcion,
requisito ineludible para que el entero sistema so.
Gial —en particular por lo que se refiere a la pro-
‘duccién econémica— se mantenga en alza y gene-
te los frutos més aparatosos de um ambiguo
progrese,
3. EL conmeaste,
Los ojos del espirita no pueden encontrar en
porte alguna mayer declunbreaiento mis
Tincblas que ene! hombre: mo pueden frse enninguna cosa gue sea mde temible, mis
Complicada, mis misteriona ¥ md infiae
Vier Huco, Ler Misérables
Evidentemente, los que se acaban de apuntar
son s6lo los aspectos menos Yeminoses del panora-
‘ma ofrecido por la sociedad contempordnea. Pero,
Para los efectos que persigue este apartado inicial,
resultan de lo mis reveladores. Y Io son, precisa
‘mente, porque de verdad conviven con las declara~
ciones de la dignidad personal antes atudidas,
El problema radica precisamente ahi: en que
las manifestaciones en favor de la excelencia de
la persona, que han ido engrosando la vida de la
humanidad durante los ‘iliimos sighs —y que
nada autoriza a catalogar de infundadas o insince-
ras—, no poseen Ja fuerza necesaria para invali-
dar Ia muy solvente opinién que considera como
«el drama mis profundo de nuestro tiempo la per
dida del sentido de la persona humana, ¢} olvido
de su dignidad, la esclavitud de los hombres con
Fespecto a sus obras y proyectos»,
Y, en verdad, tal como han sefialado autores
bien competentes, 1a situacién del mundo con-
temporéneo, en 0 que afecta a este problema,
constituye una novedad absoluta respecto a la de
épocas anteriores, {Por qué’: sobre todo, porque
fos ataques actuales a la dignidad humagiano deri-
van de condiciones mas 0 menos coyunturales, ni
de mala fe, ni de una torcedura —siempre posi-
ble— de la libertad individual. Al contrario,
cchas injurias resultan, por decirio de algiin modo,
estructurales, casi casi ineludibles; como sostiene
Paradojas actuals en tomo a la inidad pumana 3s,
‘Spaemann dentro del librito titulado Lo natural y
{0 racional, es la propia configuraci6n intima de
Ia eiviizaci6n actual la que presenta, a pesat de
sus avances innegables, «una poderosa tendencia
ala completa eliminacién de la idea misma de
dignidad>,
ePor qué?
Una primera y no definitiva explicacién de
este hecho, pudiera residir aqui: hoy casi nadie
piensa, en Serio, sobre casi nada. Horror, auténti-
co panico, ala verdad: ése es el problema, Porque
conocer la verdad supone siempre esfuerzo; y
porque la verdad, siempre también, compromete,
'Y el esfuerzo y, mas atin, e! compromise son dos
de los espectros que, de la forma més cerval, es-
Pantan a nuestros contemporimees
Dan pena quienes toran su Vida vana y estéril
por esa huida a cualquier precio del compromiso.
Y son legién. Pero tampoco dejan de preocupar
los que, habiendo apostado personal y decidida-
mente por el bien, se consideran dispensados det
‘empefio por apurar, hasta sus tiltimas consecuen-
ccias, la verdad. Y, por desgracia, también son bas-
antes,
‘A.unos y otros parecen ditigirse, con mas de
un siglo de antelacién, las siguientes palabras au-
tobiogrificas de Kierkegaard: «{,Acaso osdis sos
tener que la verdad puede ser entendida con la
misma rapidez que 1a falsedadl, la cual no requiere
conocimiento preliminar, ni enseitanza, ni discipli
ra, ni abstinencia, ni abnegacién, ni honesta preo-
‘cupacin sobre uno mismo, ni labor paciente?».2% Dignidad: guna palabra vacia?
(O esstas otras, précticamente contempordneas,
del Ast habla Zaratustra de Nietzsche: «Me ha
parecido imposible ensefar la verdad, alli donde
Ja manera de pensar es demasiado baja».
Y 6sa es, exactamente, Ia situacién de hoy.
Menosprecio'del més genuiino saber, Superficiali-
dad casi congénita. Desempeio. Falta de amor
‘genuino, arriesgado, personal, a la verdad. Aler-
‘ia ante el conocimiento. Inmersién absoluta en
lo practico.
{Deberfa extratiar, dentro de este panorama,
la ignorancia profunda de buena parte de nuestros
conciudadanos en tome a los titulos radicales de
1a nobleza personal, ¢ incluso respecto al signifi-
cado efectivo de expresiones come «dignidad hu-
mana» 0 «dignidad de la persona»; jasombrara
‘el gue estos semantemas se transformen, para tan-
05, en mero constructo verbal o en arma arcajadi-
za, dotada de fuerte impacto dialéctico en las tei-
vindicaciones y en los debates, pero cuyo senti
{ntimo desconocen?
Ahora bien, resulta més que evidente gue,
mientras se mantenga esta situacién de incultura,
de desatenciGn y desestima de la verdad, el sbo-
engo radical de todos y cada uno de los compo-
rrenies de nuestra estirpe seguird viéndose someti-
do a las ambigiedades de un componamienta
que, a la par, ensalza y envilece. Lo recordaba
hace ya varios siglos el joven Schelling en su Pre~
facio al Vomt Ich: «el hombre se torna mas grande
cen la medida en que se vonoee a sf mismo y a su
propia fuerza». Y afiadta: «Proveed al hombre de
|
Paradojas actuals ent I iid barman n
ta conciencia de lo que efectivamente es y apren-
dera inmediatamente a ser lo que debe; tespetadlo
teGricamente y el respeto practico sera una conse
cuencis inmediata [...]. El hombre debe ser bue~
ho tedricamente para devenirlo también en la
practic.
‘De maners semejante,aclar6 Goethe que «lo
primero To ultimo gue sereauiere dl genio es el
Ginor 2 ta verdad (Wahrheitliebe)>. Algo mas
he genios necesitamos hoy” Pero tampeco nes
SS mal un dscreto puro de ellos. Por ale
rma pate ay qe emperar
Dento, pty de a ingen tren destin a
recuperat Ia pasion enamorada por Ia verdad, con
Today las consecseacias que deviven de ello, Se
Smypone ahora un esclarecimiento del significado
Ye fos fundamentes de a tan ponderada yescar
necida dignidad humana.
PR DADABAAVABAAATATAS SS Saseaasessna