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Al local Io reconocf enseguida como la peluqueria que visito diariamente. E] dia del sepelio tuve que esperar algo ahi y por eso Ilegué un poco tarde a la casa del duelo. Mi familia se mostrd entonces descontenta conmigo por haber yo dispuesto que los funerales fuesen discretos y sencillos, to cual luego se reconocié muy atinado. También me echa- ton un poco en cara el retardo. La frase del cartel es de doble sentido y quiere decir, en ambas direcciones: «Uno tiene que cumplir con su deber hacia el muerto». (Una dis- culpa, como si yo no lo hubiera hecho y necesitara indulgen- cia; y el deber tomado literalmente.)* El suefio emana, en- tonces, de aquella inclinacién al autorreproche 1°* que te- gularmente se instala en los supérstites. Carta 52° [...] Tu sabes que trabajo con el supuesto de que nues- tro mecanismo psiquico se ha generado por estratificacién sucesiva, pues de tiempo en tiempo el material preexistente de huellas mnémicas experimenta un reordenamiento segin nuevos nexos, una retrascripcién {Umschrift}. Lo esencial- mente nuevo en mi teorfa es, entonces, la tesis de que la memoria no preexiste de manera simple, sino multiple, esta registrada en diversas variedades de signos. En su momento (afasia) he afirmado un reordenamiento semejante para las vias que Hegan desde la periferia [del cuerpo a la corteza cerebral]."° Yo no sé cudntas de estas trascripciones exis- ten. Por lo menos tres, probablemente més. He ilustrado todo esto con el esquema siguiente, en el que se supone que las diversas trascripciones estén separa- das también segtin sus portadores neuronales (de una ma- nera no necesariamente tépica). Este supuesto quizé no sea indispensable, pero es el mas simple y puede admitirselo provisionalmente. * {EI doble sentido, mejor explicitado en el pasaje de IS a que se hace referencia, es el siguiente: 1) el deber del hijo es certar los ojos del padre muerto; 2) se ruega «cerrar los ojos» (= «mostrar indul- gencia>) ante cl hijo si este no cumplié con su deber en lo tocante a los funerales.} 108 [Cf. supra, pdg. 260, n. 80.] 109 [Fechada en Viena el 6 de diciembre de 1896.] 110 [Alude a un pasaje de La concepcién de las afasias (18916), pag. 55.] 274 {Figura 7. J! P son neuronas donde se generan las percepciones a que se anuda conciencia, pero que en si no conservan huella al- guna de lo acontecido. Es que conciencia y memoria se ex- cluyen entre st.\? Ps [signos de percepcién] es la primera trascripcién 1 de las percepciones, por completo insusceptible de concien- cia y articulada segtin una asociacién por simultaneidad. fc (inconciencia) es la segunda trascripcién, ordenada segtin otros nexos, tal vez causales. Las huellas Ie quiza correspondan a recuerdos de conceptos, de igual modo in- asequibles a Ja conciencia. Pre (preconciencia)' es la tercera retrascripcidn, ligada a representaciones-palabra, correspondiente a nuestro yo ofi- cial. Desde esta Pre, las investiduras devienen concientes de acuerdo con ciertas reglas, y por cierto que esta conciencia- pensar secundaria es de efecto posterior {wachtraglich} en el orden del tiempo, probablemente anudada a la reanimacién alucinatoria de representaciones-palabra, de suerte que las neuronas-conciencia serfan también neuronas-percepcién y cn si carecerian de memoria. Si yo pudiera indicar acabadamente los caracteres psico- Iégicos de Ja percepcién y de las tres transcripciones, con ello habria descrito una psicologia nueva. Existe algtin ma- terial para cello, pero no es mi propésito hacerlo ahora. Quiero destacar que las trascripciones que se siguen unas 111 [Esta figura anticipa los diagramas del aparato psiquico in- cluidos cn cl capitulo VII (B) de IS, 5, pags. 531-4. Las abrevia- tutas no coinciden con las alli empleadas, y que aparecen por pri- mera vez, seis meses més tarde que la presente carta, en la Carta 64 y el Manuscrito N (infra, pags. 295 y 297).] U2 [Esto ya habia sido sefialado por Breuer en Estudios sobre la histeria (1895d), AE, 2, pags. 200-1, y claborado por Freud en ce! «Proyecto» y otros lugares. (Cf. infra, pég. 343.) — Al final de Ja oracién anterior, se fee cn el original «des Geschehenen»;, en AdA, pag. 186, reza «des Geschehens» {adel acontecer»}.] 113 [«Niederschrift»; en la correspondiente descripcién contenida cen IS, 5, pag. 532, se utiliza «Fixierung» {«fijacién»}. Cf. «Un caso de curacién por hipnosis...» (1892-93), supra, pag. 159n.] 114 [Por lo que se sabe, es esta la primera oportunidad en que aparece el término, publicado bajo Ja forma «Vorbewusst» {«precon- ciente»} en IS, 4, pag. 372, y 5, pdg. 495.] 275 4 otras constituyen la operacién psiquica de épocas sucesivas de la vida. En la frontera entre dos de estas épocas tiene que producirse Ja traduccién del material psiquico. Y me explico las peculiaridades de las psiconeurosis por el hecho de no producirse Ja traduccién para ciertos materiales, lo cual tiene algunas consecuencias. Establecemos como base firme la tendencia hacia la nivelacién cuantitativa.!"” Cada reescritura posterior inhibe a Ia anterior y desvia de ella el proceso excitatorio. Toda vez que la reescritura posterior falta, la excitacién es tramitada segtin las leyes psicoldgicas que valian para el periodo psiquico anterior, y por Jos ca- minos de que entonces se disponfa, Subsistird asi un anacro- nismo, en cierta provincia regirén todavia unos «fueros» aparecen «relictos». La denegacién {Versagung} de la traduccién es aquello que clfnicamente se Ilama «represién».!"® Motivo de ella es siempre el desprendimiento de displacer que se gencraria por una traduccidn, como si este displacer convocara una perturbacién de pensar que no consintiera el trabajo de traduccién. Dentro de Ja misma fase psiquica, y entre trascripciones de la misma variedad, se pone en vigencia una defensa nor- mal a causa de un desarrollo de displacer; una defensa pato- légica, en cambio, sdlo existe contra una huella mnémica todavia no traducida de una fase anterior. Que Ia defensa termine en una represién no puede de- pender de la magnitud del desprendimiento de displacer. En efecto, a menudo nos empefiamos en vano contra unos re- cuerdos de maximo displacer. Entonces se nos oftece la si- guiente figuracién. Si un suceso A despertd cierto displacer cuando eta actual, la trasctipcidn-recuerdo A I 0 A II con- tiene un medio para inhibir el desprendimiento de displacer en caso de re-despertar. Cuanto mds a menudo se fo re- cuerde, tanto mds inhibido terminaré por quedar ese des- prendimiento.!** Ahora bien, hay w caso para el cual la inhibicién no basta: Si A, cuando era actual, desprendié cierto displacer, y al despertar desprende un displacer nue- vo, entonces no es inhibible. El recuerdo se comporta en tal caso como algo actual. Y ello sdlo es posible en sucesos se- xuales, porque las magnitudes de excitacién que ellos des- 15 [«Quantitativen» en el original; en AdA, pag. 187, «quulita- tiven».] * {En castellano en el original} 116 [CF pdg. 313, 7. 213.] 117 [Véase el examen del «domefiamiento» de los recuerdos en el «Proyecto». pags. 428 y sigs.] 276 prenden crecen por sf solas con el tiempo (con el desarro- Ilo sexual). EI suceso sexual en una fase produce entonces efectos como si fuera actual y es, por tanto, no inhibible en una fase siguiente. La condicién de la defensa patolégica (represién) es, entonces, /a naturaleza sexual del suceso y su ocurrencia dentro de una fase anterior. No todas Jas vivencias sexuales desprenden displacer; en su mayorfa desprenden placer. La reproduccién de las més de ellas iré entonces conectada con un placer no inhibible. Un placer asi, no inhibible, constituye una compulsién. De este modo se Ilega a las siguientes tesis. Cuando una vivencia sexual es recordada con diferencia de fase, a raiz de un des- prendimiento de placer se genera compulsidn, a rafz de un desprendimiento de displacer, represién. En ambos casos la traduccién a los signos de la nueva fase parece estar in- hibida, (?)1"8 Ahora bicn, la clinica nos anoticia sobre tres grupos de psiconeurosis sexuales: histeria, neurosis obsesiva y para- noia, y ensefia que los recuerdos reprimidos fueron actua- Jes, en Ja histeria, a la edad de un afio y medio a cuatro, en Ja neurosis obsesiva, a la edad de cuatro a ocho afios, y en la paranoia, a la edad de ocho a catorce afios. Ahora bien, hasta los cuatro afios no hay todavia represién alguna; por tanto, los periodos del desarrollo psiquico y las fases sexua- les no coinciden [figura 8]. [Figura 8.] 1% 4 8 14-15 Psiq. | Ta | Ib | UT II | Sex. | I \ u | I Aqui corresponde el siguiente pequefio diagrama [fi- gura 9]. Y en efecto, otra consecuencia de las vivencias sexuales prematuras es la perversién, cuya condicién parece ser que la defensa no sobrevenga antes que el aparato psiquico se haya completado, 0 que no se produzca defensa alguna. Hasta aqui la superestructura. Ahora el intento de situar- la sobre bases orgdnicas. Hay que explicar por qué unas vi- 118 [El signo de interrogacién esta en el original.) 277 epeiusiur ou 0 ajqisodurr (qemoe) ugisaiday ugispnduor pnpy yenoy ugIsIOAIog aq sousis ua oprmiday jenpy vioueieg J] sousis ua opruniday yenoy “sqo “Indyy Sq ua jenpy opruniday Uo}s[nauo} east ——_— _—_______ |_———__+______ ST-P Sop easepy g SOT vISeEY p SO] visepy map] ug + OT Sq Isa Sd ‘ U6 emirq} 278 vencias sexuales que, como actuales, produjeron placer, re- cordadas con diferencia de fase producen displacer en al- gunas personas y en otras subsisten como compulsién. En el primer caso, es evidente que tienen que desprender des- pues un displacer que al principio no produjeron. Corresponde derivar también las diversas épocas, las psi- colégicas y las sexuales. A las segundas me las has dado a conocer ti como miltiplos destacados de los perfodos feme- ninos de veintiocho dias. [... J" . : : . . J Para elucidar la decisién entre perversién 0 neurosis, me valgo de la bisexualidad de todos los setes humanos. En un set puramente masculino, habria sin duda un excedente de desprendimiento masculino por las dos barreras sexuales,!*° -Y por tanto se genetaria placer, y en consecuencia perver- sidn; en un ser puramente femenino, un excedente de sus- tancia de displacer por esas épocas. En las primeras fases ambos desprendimientos serfan paralelos, es decir, darian por resultado un excedente normal de placer. A ello se recon- ducitfa la predileccién de las mujeres genuinas por las neu- rosis de defensa. La naturaleza intelectual de los varones quedaria asf ates- tiguada sobre la base de tu teoria. Por ultimo, no puedo sofacar la conjetuta de que la se- paracién entre neurastenia y neurosis de angustia, olfateada por mi en la clinica, se entrama con la existencia de las dos sustancias de 23 y de 28 dias. Ademdés de las dos aqui conjeturadas, podrian existir varias de cada clase.'*" La histeria se me insintia cada vez mds como consecuencia de una perversién del seductor; y la herencia, cada vez mas, como seduccién por el padre. Asi se dilucida una alternancia de generaciones: 1? generacién: perversién. 2° generacién: histeria, que luego se vuelve esterilidad. A veces, en la misma persona, una metamorfosis: perversa a la edad en que tiene la plenitud de sus fuerzas, y luego his- térica, a partir de un perfodo de angustia; entonces la histe- ria no es en verdad una sexualidad desautorizada {ableb- nen}, sino, mejor, una perversion desautorizada. 119 [Sigue aqui un largo parrafo (dos paginas en el original}, sdlo inteligible a Ia luz de Ia teorfa de la periodicidad de Fliess; hemos resuelto omitirlo, como lo hacen también Ios editores de AdA.] 120 [Véanse las dobles barras verticales en la figura 8.] Wt (CE. pag. 366, 2. 69.) 279 Por detrds de esto, la idea de zonas erdgenas 1? resigna- das. Es decir: en Ja infancia, el desptendimiento sexual se recibiria de muy numerosos lugares del cuerpo, que luego sélo son capaces de desprender la sustancia de angustia de 28 [dias], y no ya las otras. En esta diferenciacidn y limi- tacién [residirfa] el progreso de la cultura, el desarrollo de la moral y del individuo. EI ataque histérico no es un aligeramiento sino una ac- cidn, y conserva el cardcter originario de toda accién: ser un medio para la reproduccidén de placer. Esto es al menos el ataque en su raiz; por lo demas, se motiva ante lo pre- conciente con toda clase de otras ‘* razones. Asi, tienen ata- ques de suefio aquellos enfermos a quiencs se les aporté algo sexual estando ellos dormidos; se vuelven a dormir para vivenciar lo mismo, y a menudo provocan con ello el desma- yo histérico. EI ataque de vértigo, el espasmo de Hanto, todo cllo cuenta con ¢l oéro, pero las mas de fas veces con aquel otro prehistérico inolvidable a quien ninguno posterior iguala ya. También el sintoma crénico de la mania de permanecer en cama. Uno de mis pacientes todavia hoy lloriquea mientras duerme, como entonces lo hacia (para que lo tomara con- sigo la mamd, que murié cuando él tenia 22 meses). No parece haber ataques como «expresién acrecentada de las emociones».?*# [. : : : : : : : : J Carta 55 Te comunico en caliente dos ocutrencias de hoy que me parecen viables, desde luego que basadas en los resultados de anilisis. 1. Condicién para que haya psicosis en lugar de neurosis (es decir, amentia 0 psicosis confusional, psicosis de avasa- 122 [Aparentemente, la primera vez que aparece la expresidn, dada a publicidad en Tres ensayos de teoria sexual (1905d), AE, 7, pags. 152 y sigs.] 123 [«Anderen» en el original; omitido en AdA, pag. 192.] 124 [En su primer ttabajo sobre las neuropsicosis de defensa (18942), AE, 3, pag. 52 y 2. 15, Freud se habfa mostrado inclinado a eh " definicién “de la histeria propuesta por Oppenheim L A 125 [Fechada en Viena el 11 de enero de 1897.] 280

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