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ADOLFO Bioy CASARES LA INVENCION DE MOREL Lina! Per (Colca ead exchasmmenre par EL COMERCTO Enpres Editor Hl Conacio A JEM Ques, 300 ime 1 (Pex) LA TNVENCION DE MorEL © Adolfo Bioy Casas, 1940, 4 Herederos de Adolfo Bioy Casares. Derechos de edicién reservados para el Per © Bdiciones Prisa, 2002 ‘Av. Dos de Mayo 1285, San Isidro Lima 27, Pens Pra Bteracom pe ISBN: 9972-40-244-4 ISBN: 9972-40.219-3 de esa colecién, Prohibida a reproduce pa ol del text> las eserves Ning pro sera elcid pede ser pode, cpl ‘tanita sin sutras exe de losers Glguie stn lc comeid conta lor deren de prop Intell que ecrespondn see plein sed demesne Ae acuerdo com el DL B22 (Ly sob Detch e Asta) as yes ivemacionaes qo protege be popdadiaceua Composicisn y diagramacién PEIsA, Impresién: ‘Mateu Cromo Artes Grificas, §. A. Madi, Espa, co et vend bojo candi de que por ning ‘mot, sia mela expen arian de lovee se cj 4eualiacion econdica lena como st laude vende, Hecho dl Depésito Legal N+2002.2788 A Jorge Luis Borges Prélogo Stevenson, hacia 1882, anots que los lectores briténicos desde~ faban un poco los peripecias y opinaban que era muy abil re- dactar una novela sin argumento, o de argumento infinitesimal, atrofiado, José Ortega y Gasset —La deshumanizacién del arte 1925—uata de razonat el desdén anotado por Stevenson y esta- tye, en a pagina 96, que wes muy dificil que hay quepa inventar ‘una aventura capaz de interesar a nuestra sensibilidad superior», y en la 97, que esa invencién wes précticamente imposibler. En ‘eras paginas, en casi todas las otras pginas, aboga por la novela ‘psicolégieas y opina que el placer de ls avensuras es inexisten- ‘eo puerl, Tl es, sin duds, el comin patecer de 1882, de 1925 yyaun de 1940, Algunos escritore (entre los que me place contar a Adolfo Bioy Casares) creen razonable disentir. Resumiré, qu los motivos de ese disentimiento. Bl primero (cuyo aite de paradoja no quiero destacar ni ate- ‘nuat) es el intrinseco rigor de La novela de peripecias, La novela ccracteristca,epsicoldgica: propende a ser informe. Los rusos y Jos dscipulos de los rusos han demoscrado hasta al hasio que na- dics imposible: suicides por felicidad, assinos por benevolencia, personas que se adoran hasta el punto de separatse para siempre, delatores pot fervor 0 por humildad... Esa libertad plena acaba ‘por equivaleral pleno desorden. Por otra pate la novela epsicol6- {car quiece ser también novela weealistar:prefiere que olvidemos su caricrer de artificio verbal y hace de toda vana precisin (ode toda languid vaguedad) un nuevo toque verostmil. Hay pagina, hay capftulos de Mareel Proust qu son inaceptables como inven- ones: los que, sin saber, nos resignamos como alo inspido y ‘cioso de cada dia, La novela de aventuras, en cambio, no se pro- ‘pone como una transcripcsin de la realidad: es un objeto artifi- Prétogo cial que no sufre ninguna parte injustificada. El cemor de incurrie en la mera variodad sucesiva del Amo de oro, de los sere visjes de Simbad o de El Quijote, le impone un riguroso argumento He alegado un motivo de orden intclectual; hay otros de ca- icterempirico. Todos trstemente murmuran que nucsto siglo ‘oes capar de ejer traumas inceresantes; nadie se atteve a compto- ‘bar ques alguna primacia tiene ese siglo sobre los anteriores a primacia es lade las tramas. Stevenson es més apesionado, midi vyetso, més hicido, quizd més digno de nuestra absoluta amistad ‘que Chesterton; pero ls argumentos que gobierna son inferioces. De Quincey, en noches de minaciaso terror, se hundié en el core. 26n de aberintos, pero no amonedé su impresiin de wnusterable and self repeating infniies en fdbulas comparables a las de Kal. ka. Anosa con justcia Oncega y Gasser que a epsicologiar de Bal- ‘ac no nos satsface; [o mismo eabe anotar de sus argumentos. A ‘Shakespeare, a Cervantes, les agrada la antinémica idea de una muchacha que, sin disminucién de hermosura,logta pasat por hhombre; exe mévil no funciona con nosotrs... Me creo libre de toda superstcién de modernidad, de cualquier isin de que ayer difiere fimamente de hoy o difetiré de maiana; pero consi. yo que ninguna otra época posce novelas de tan admirable argu mento como The Tur ofthe Screw, como Der Prazes, como The Invisible Man, como Le Voyageur sur la Terre, como esta que ha logrado, en Buenos Aires, Adolfo Bioy Casares Las ficciones de indole policial —ocro género tipica de ete siglo que no puede inventar argumentos— tefieen hechor mis setiosos que luego justifcac ilustra un hecho razonable; Adolfo Bioy Casares, en estas pdginas, resuelvecoa felicidad un proble- ‘ma acaso més dill. Despiega una odisca de prodigios que no parecen admitir otra clave que la alucinaciéa o que lsimbolo, y plenamente los descifia mediante un slo portlado fandstco pe- ‘ono sobrenatural, Bl temor de incuttr en prematuras o parcales revelaciones me probibe el examen del argumento y de las mu. chas delicadassabidurias de la ejecucidn, Bésteme declare que Bioy renuevaliterariammente un concepto que San Agustin y Or genes refucaron, que Louie Auguste Blangui razond y que dijo con misica memorable Dante Gabriel Rosset ‘ = JORGE LwIs BoRcas T have been here before, Bus when or how Feannot tell: Linow the grass beyond the door, The sweet heen smell, The sighing sound, the lights areund the shore... En expafiol, son inftecuentes y aun rarsimas las obras de imagi- nacidn razonada, Los elésicos ejercieron la alegora, las exagera- ciones de la stir y, alguna ve, la mera incoherencia verbal; de fechas recientes no recuerdo sino alin cucnto de Lat fuerzasex- srafiasy algono de Santiago Dabove: olvidado con injustica. Le Jnvencidn de Morel cuyo culo alude Finalmente a otro inventor islefio, a Moreau) craslada a nuestras tierras y a nuestro idioma un género nuevo He discutido con su autor los pormenores de su ttama, la he relefdo; no me parece una imprecisin o una hipérbole calificar- Ja de perfeea JORGE Luts BoRGES Buenos Aires, 2 de noviembre de 1940 Hoy, en esta isla, ba ocurrido un milagro el verano se adelants. Puse la cama cerca de la pileta de natacin y estuve bafiéndome, hhast muy tarde. Era imposible dormir. Dos © tes minutos aera bastaban para convertit en sudor el agua que debla protegerme de la espantosecalma. A la madrugida me despert6 un fondgrafo, ‘No pude volver al museo, a busca las cosa. Hui por baerancas Extoy en los bajos del su, entre plantas acusticas, indignado por Jos mosquitos, con el mar o sucios arroyos hasta a eintura viendo «que antcipé absurdamente mi huida. Creo que esa gente no vino 4 bascarme; tal ver no me hayan visto, Pero sigo mi lstino; estoy desproviste de tod, confinado al lugar més escaso, menos habita- ble dela isla: a pantanos que el mar suprime tna vex por semana Eseribo esto para dejar testimonio del adverso milagro. Siem pocos dias no muero ahogado, oluchando por mi libertad, espe- ro escribir la Defeuse ante sobrevivientesy un Elogo de Mats. ‘Atacaré en esas péginas, a los agotadores dela selvasy de los de- siertos; demostraré que el mundo, con el perfecionamienco de as policas, de los documentos, del periodismo, de la rdorelefont, de las aduanas, hace itteparabe cualquier ertor del justicia, és un inferno unnime para los perseguidos. Hasta ahora no he podido crib sino esta hoja que ayer no prevela, {Cémo hay de ocups- —fill también se coms. {No hay quien entienda que todo es una broma? El mismo enojo de Morel. Yo nunca lo vi enojado. —Sin embargo, More se ha portado mal —

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