You are on page 1of 1
46 Juan ve Dios Aras abierta; descargé un zurrén de miel que traia, frente a una puerta de la cueva, y junto.@ una palma de ramo, y miré hacia el interior. Deslumbrada por el tesoro que pudo-ver, corrié a lamar a su ma- rido; pero cuando éste vino, no encontré ni cueva, ni palma, ni ‘asc sino slo el (umbado que éte habia dejado sobre a hietba. Cerca de la loma de “Buena Vista” hay otra cueva, de la cual sale un “Biato”, y se lanza sobre el viandante solitario, a pegart. Si el pasajero es miedoso y se deja pegar, “‘se la sigue dedicando”. Pero si vence al “Biato” y lo azota, entonces éste Je pide que no le Degue mas; le quita el sombrero y lo lleva a la cueva. Alli debajo del sombrero encuentra un bail leno de oro. No tiene sino que evirselo a casa, y héteme aqui al hombre rico, Tal ha sido el ori gen de muchas fortunas, que a cirtos pobretes, los han hecho apa Fecer ricos de la noche a la mafana. Hay otra cueva que Haman la “cueva del indio”, y que probable- ‘mente fue un cementerio indigena, pues alli se han encontrado hue- 803 humanos, tazas, platos y pocillos de barro y algunas gargantillas de oro. También esta cueva ha dado origen a la leyenda de un hom- bre codicioso, que fue asaeteado por los indios por haber intentado obarles sus tesoros. Ta “cueva de Cachala” era el lugar donde los indios de la regién de Oiba, guatdaban todo el oro y joyas que posefan. El parroco de esta poblacién Hegaba en sus excursiones apostélicas a esas apar- fadas veredas, y trataba con los indios, a los cuales regalaba he- rramientas y ropa. Un dia, viajando el Padre, del Olival hacia iba, le salié al camino un indiecito quien le dijo que estaba muy agraidecido por los regalos que le habia hecho. Lo convidé en se- guida a ira la cueva de Cachald que quedaba cerca de aquel sitio, y le prometié darle todo el oro que quisiera. Acepté el Padre; y ‘cogiendo el indio 1a mula de cabestro, se internaron en 1a monta- fia, hasta llegar a una mesetica, Alli el indio amarré la mula a un Arbol, vendé al Padre y lo condujo hasta la puerta de la cueva, En seguida el indio lo guid hacia adentro y le dijo que sacara todo el ‘oro que pudiera. Como el Padre no venia preparado para este caso, linicamente pudo lenarse los bolsillos cou algunas ubjetus de ore, FOLKLORE SaNTANDEREANO 47 El regreso se hizo en la misma forma de la venida. Pero al quitar- se la venda, el Padre traté de precisar el sitio en que se hallaba; y al mirar hacia el Norte, divis6 al frente, en la lejania, la puerta de la iglesia de Oiba. Se dice que con el oro que el parroco sacé de Ja cueva, fue do- rado el altar mayor de la iglesia, Destle entonces, muchas perso- nas han ido en busca de la cueva, pero ésta se ha ocultado a sus esquisas. As{ se rodea nuestro pueblo de cosas maravillosas; y sobre el lienzo burdo del vivir cotidiano, va bordando un mundo de fanta- slas, que le sirven como escalén para clevarse luégo al universo in- tangible de las eternas realidades.

You might also like