FREDY REYNA
No es un cuatrista popular. Fue un miisico de escuela que Ilegé al cuatro por la
rura de su primer amor, la guitarra de seis cuerdas. Tampoco fue un guitarrista po-
pular. Nos relata que su rclacién con ese instrumento surge de haber descubiertos sus
posibilidades como instrumento de concierto. Su hallazgo del cuatro nunca fig, nunca
ha sido, un amor a primera vista, con entrega y aceptacién mutua de las limitaciones
reciprocas. Ha sido una relacin polémica, agresiva, tenaz y fructifera.
Desde el principio —por la serie de coincidencias y azares que describimos en el
Capitulo I— Reyna no acepté la afinacién tradicional del cuatro. La afinacién por él
propuesta no produjo tan sélo lo que algunos criticos afirman —una guitarra grande a
Ja cual se le han amputado dos cuerdas— sino un antiguo instrumento olvidado, la gui-
tarra renacentista espafiola.
Hemos sefialado que nunca desaparecié esa vieja guitarra, en su forma rasgueada
y golpeada, puesto que sigue viva enjoyada por la mufeca prodigiosa de los cuatristas
populares. Lo que habfa desaparecido, lo que Reyna saca de nuevo a la luz, es la guitarra
espafiola tocada a la manera de la vihuela, Este reaparicién no es, empero, una mera re-
construccién arqueolégica. Esté apoyada en los golpes originarios del cuatro, y en la
tradicién de la antigua guitarra, conservada y desarrollada por los virtuosos del
flamenco.
Los actuales representantes del cuatro innovador —Gamboa y Hurtado entre los
més destacados— no siguen los lineamientos de Reyna. Han regresado a Ia afinacién
tradicional, y sus golpes y rasgueos provienen de la més legitima tradicién personal y
familiar. Pero nadic la discute el mérito de haber abierto —con la severa discusién que
inicia, con la originalidad de sus proposiciones, con los importantes rechazos y adhe-
siones que convoca, cl camino hacia una redefinicién del papel del cuatro en el ambito
de nuestra musica contemporénea.
En esta conversacién, al igual que en uno de los fragmentos transcritos en el
Capitulo I, participa, —enriqueciendo el discurso— la esposa y compafiera de trabajo
de Fredy, Dona Lolita.
FREDY (Relata el primer encuentro de la musica capitalina con el Indio Figueredo)
sntonces, cuando descubrimos al Indio, qued como un artista de primerisima clase, una ar-
pista excepcional, y descubrimos que Marfa Laya era de &, y varias otras (piezas).
Y nos conté que a él le gustaba desde siempre la musica. ¥ que un dia, sin saber nada
de arpa, se metiéen una casa sola, con un arpa y un poco de comida que puso allt. "Yo no salgo
de aqui —dijo— hasta que no toque este insirumento”. Entonces se pasé una semana, y re-
vent6 como arpista éQué te parece?
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