You are on page 1of 136
ROULIAD DE) PEIGQHaGIAS GHanAer BIBLIO: fe ebiroriat, TRILLAS| Catalogacién en 1a fuente 7 ee. ‘Ribes thesia, Emilio Poicologia general ~ México: Trilla, 1990. 273 p.; 21 em. ~ (Bibioteca concepts y | tpicos en tearta de eonducta) Tncluye bibllografiase dices ISBN 968-24-3256-1 1. Pricologta, 1&1. Ser LC: BFIB'RS.6 D- 1501'R587p _La presentacion y disposicion en eonjunto de PSICOLOGIA GENERAL. son propiedad del editor. Ninguna parte de esta obra Jucde ter reproducida 0 trasmnitda, mediante ningin sistema Panett, electréntco o mecanico (incluyendo el forocopiado, ‘a'prabecion.o cualquier sistema de recuperacisn y almacenamiento Ge njormactin), sin consentimiento por escrito del edior. Derechos resercados ‘© 1090, Editorial Tillas, SA. de C. Vn lv. Rio Churubusco 385, Col. Pedro Maria Anaya, Cp. 03340, México, D. F. Miembro de la Camara Nacional de la Industria Editorial, Reg. mim 138 Primera edicidn, febrero 1990 ISBN 968-24-3256-1 Impreso en México Printed in Mexico Prefacio Este libro no es un texto. Constituye un tratado de psicolo- gia general sui generis. Pretende, de hecho, parafraseando a Ta famosa obra de Engels, Anti-Diuhring, ser una antipsicologia ge- neral, Pero, zen qué sentido se pretende esto? Se quiere demos- ‘rar que los problemas de Ia psicologia, tal como estén formu lados, son faisos problemas, y que la posibilidad de construir tuna ciencia psicologica no s6lo depenide del grado de refina- mionto de los métodos experimentales, observacionales y de cuantificacion disponibles, sino que descansa —y quiz de mane- ra prioritaria en un principio— en Ja adecuacién logica de los conceptos empleados. Por ello, este libro no es un texto introductorio. Es un libro para el recién iniciado como para aquel ya endurecido por la experiencia que procuran los afios de docencia, investigacién y practica profesional. Es un tratado critico y, en esa medida, constituye el producto de un proceso’ autocritico al que el pro- pio autor se ha sometido. Digamos, metaforicamente, que los pecados que se sefialan son los pecados ya expiados. La argu- mentacién critica que imprime unidad a los distintos capitulos es el andlisis histérico conceptual de las teorias, términos y pro- plemas que configuran a la psicologia general. Hay en este and- isis cuatro influencias destacadas: las de Aristoteles, Kantor, Ryle y Wittgenstein. En los diversos capitulos se examinan, des- de una perspectiva histérica y/o conceptual, los distintos temas que conforman la psicologia general, con el fin de demostrar los errores categoriales y las confusiones conceptuales en que se fundamenta la teoria psicolégica contempordnea, asi como Jas. raices historicas de esta inadecuacién. 6 pREFAcIO En este volumen se retinen algunos articulos ya publicados y otros inéditos. Todos tienen en comin el que analizan proble- mas significativos de la psicologia desde una perspectiva histéri- co-coneeptual. Integrarlos en un solo texto complementa su espectro y les confiere mayor coherencia y poder conceptual. En casi su totalidad, los articulos constituyen el producto de tres afios de reflexién teérica acerca de la estructura conceptual de la psicologia, y por ello, su presentacién en el volumen no corresponde al orden en que se escribieron originalmente. No es necesario afiadir que muchas de las reflexiones conte- nidas en esta obra surgieron del intercambio cotidiano con los colegas que colaboran con nosotros en diversos proyectos de in- yestigacion experimental, asi como con los estudiantes de pos- grado a los que intentamos, no siempre con fortuna, familiarizar con las bondades del anilisis histérico-conceptual. Sin ellos, no habriamos podido pensar y escribir acerca de muchos de los problemas que se examinan en este libro. No obstante, deseo ‘exculparlos de mis excesos y errores. Emi.io RwEs querémesio © no, no podemos tiberamos de un pasado ‘que —con todos sus errores~ sigue vivo en conceptos eredados, en las formas de concebir ios problemas, en los programas de la ensefianza formal, en i vida diaria, en el ienguaje y en iss instituciones. No existe ninguna _generatio spontanea de los conceptas, sino que estén Saige la expresién~ determinados por sus antepasacos, {Lo pasado es mucho mas peligroso ~0, mejor dicho, 5610, fs peligroso~ cuando nuestros enlaces con €l se mantienen inconscientes y desconocidos, la génesis y el desarrollo de un hecho clentifico uous Fees indice de contenido Prefacio Introduccion Cap. 1, Historia de la psicologia, ,para qué? ‘La historia de la ciencia: zhistoria interna 0 historia ex- temna?, 26. Niveles de interrelacin historico-concep- tual del conocimiento psicolégico, 28. Conclusiones, 47. Referencias bibliogrificas, 48. Cap. 2. Acerca de la percepcién, 1a imaginacién, la me- ‘moria y los suefios: algunos malentendidos psicologicos La mitologia de la mente, 52. La clasificacion de los términos y expresiones ordinarias: un instrumento de desmitificacion, 57. La percepcién: el modelo éptico y la geometria de las sensaciones, 61. La imaginaci6n: “fabrica” de percepciones internalizadas, 69. La me moria: el almacén de Jas representaciones, 72. Los sue- fios: la mente actuando sin conducta, 76. Referencias bibliogréficas, 81. Cap. 3. La evolucién de las teorias del aprendizaje: un anilisis hist6rico-conceptual_ ‘Antecedentes historico-conceptuales de la teorfa del aprendizaje, 83. Conclusiones, 117. Referencias biblio- graficas, 121 Cap, 4. Los eventos privados: jun problema para la teoria de la conducta? 2 50 82 124 10 iupice 0€ conTeNi00 Objetividad-subjetividad, 125. Interno-externo, 127. Pablico-privado, 129. Implicito-manifiesto, 130. El anlisis de Skinner de los eventos privados, 133, Una ne conceptual, 136. Referencias bibliograficas, Cap. 5. EL lenguaje como conducta: mediaci6n funcional versus descripcién morfologica Una definicién del lenguaje como conducta, 148. El Jenguaje como mediacién de contingencias: sustitucion y desligamiento, 151. La adquisici6n del sistema reacti- vo convencional: el desarrollo del lenguaje, 157, La transiciGn a las interacciones sustitutivas, 166. La susti- tucion no referencial y el pensamiento como conducta convencional, 171. Referencias bibliog: is, 174. Cap. 6. Algunos pensamientos acerca del pensar y su mo- tivacion La conducta gobernada por reglas: limitaciones y con- fusiones, 178. El pensar como una forma de comporta- miento: jde qué modo se relaciona con las reglas y las convenciones lingiifsticas?, 186. Referencias bibliogré- ficas, 200. Cap. 7. Aptitudes sustitutivas y planeacién del comporta- miento inteligente en instituciones educativas Una taxonom{a para analizar la conducta inteligente, 209, Estrategias para ia planeacién del aprendizaje in- teligente, 220. Referencias bibliograficas, 229. Cap. 8. El problema de las diferencias individuales: un andlisis conceptual de la personalidad Diferencias y consistencias individuales, 234. Personali- dad y categorias disposicionales, 236. Una aproxima- cin @ la identificacion de estilos interactivos, 242. Al- gunas implicaciones pricticas del anilisis experimental de la personalidad, 250, Referencias bibliograficas, 253, Indice onoméstico Indice analitico 147 177 202 231 255 259 Introducci6n Para el que se inicia en el estudio de la psicologia, ésta se presenta como una disciplina perfectamente estructurada y co- herente. Todos los tratados de psicologia general cubren, mal que bien, un conjunto similar de temas y problemas, y aun cuando pueden diferir en la perspectiva tedrica desde la cual los analizan, existe un consenso de principio en los rubros que defi- nen el campo de la disciplina. De este modo, la psicologia apa- rece como el estudio sistematico de una serie de estructuras y/o procesos evidentes por si mismos, tanto para el especialista como para el lego. La incuestionabilidad de dichas estructuras y proce- sos como fundamento de la vida psicoldgica supuestamente proviene tanto de la autcobservacién de los individuos comunes y corrientes respecto a su propia experiencia cotidiana, como de las observaciones sistemiticas y controladas que se Hevan a cabo en el laboratorio, el ambiente natural o el gabinete, respecto a Jas circunstancias en que dichas experiencias tienen lugar. La psicologia contemporénea ha ido acumulando nuevos procesos y entidades a los ya tradicionales que caracterizaban 2 la disciplina a principios de siglo. Algunas veces, las adiciones representaron solamente sustituciones 0 “modernizaciones” de los viejos conceptos, pero por lo general, el contenido de la dis- ciplina conserva un conjunto de temas que cualquier psicdlozo consideraria esenciales: las sensaciones, la percepcién, las emo- ciones, la motivacion, el aprendizaje, la memoria, el pensamiento, el lenguaje, 1a inteligencia y la personalidad. Estos conceptos constituyen el punto de referencia obliga do de cualquier teoria psicolégica, y como premisa general, se supone que delimitan campos empiricos aut6nomos y relativa- uu 12 wrroouccién mente autocontenidos. De este modo, se presume que no cabe duda alguna de que al hablar de sensaciones se hace referencia a eventos distintos a los que tienen que ver con el aprendizaje 0 la memoria, y por consiguiente, se sobreentiende que el papel esencial de la teoria sea el de organizar las relaciones y propic- dades especificas de estos procesos y estructuras psicologicas. Aun cuando las distintas teorias han ofrecido soluciones diver- sas a este problema central, ninguna ha cuestionado la represen- tatividad empirica que se les ha otorgado a tales conceptos. Para Ja mayoria de los psicdlogos contemporaneos, los conceptos que contiene toda psicologia general constituyen términos que des- criben biunivocemente procesos fundamentales y omnipresentes en cualquier fendmeno psicoldgico identificable a partir de la observacién o la autoobservacién. Son, en mayor o menor grado de importancia, el objeto empirico que define la raz6n de ser de 1a psicologia como disciplina cientifica. ORIGEN HISTORICO DE LOS PROCESO: PSICOLOGICOS ck Esta suposicién, en la que descansa la psicologia, no es gra- tuita. Tiene un origen y se apoya en razones historicas que ayu- dan 4 comprender la circunstancia actual, El lenguaje de Ia psi- cologia esta vinculado historicamente al lenguaje ordinario y a ciertos criterios especiales para interpretarlo, hecho que ha sido determinante en la configuracién tan peculiar de la estructura actual de la psicologia. La ciencia occidental tiene su formulacién primera en el pensamiento griego y muy especialmente, en la monumental obra de Aristételes acerca de la fisica y 10s tratados biol6gicos y psicol6gicos diversos que ésta incluye colateralmente. Arist6- ‘eles delimité conceptuaimente a las ciencias naturales respecto a otros modos del conocimiento (la metafisiea, la ética, 1a poli- tica, la l6gica, le retorica y la poética), y aporto las primeras clasificaciones y categorias sistematicas para el estudio de los fenémenos naturales. A pesar de la gran contribucion realizada por Aristételes en muchos de los casos todavia vigente como Planteaniento general, sus categorfas estaban inevitablemente unidas a las pricticas linglisticas de la sociedad de su época, y 2 la carencia de los lenguajes técnicos especializados que promo- vi6 el desarrollo posterior de las diversas ciencias empiricas a partir del Renacimiento, onIGeN DE Los PROCESOS FsicoLécicos 13 El lengudie aristotélico no constitufa, en sentido estrieto, un enguaje especializado de la ciencia, aun cuando haya formulado ‘ganas de las categorias ¥ conceptos que las ciencias naturales Emplearon posteriormente. El lenguaje aristotélico era mas bien Jenguaje ordinario delimitado légicamente para examinar los problemas de los distintos modos de conocimiento identificades J, en consecuencia, no pretendia porque en ese momento Yistorico hubiera sido absurdo o imposible— ser un lenguaje t6e- nico especifico de las diversas ciencias naturales. En la fisica, por ejemplo, se hablaba de elementos como la tierra el fuego, &! Bite y el agua, a los que si bien se les puede encontrar semejanza wotaforica con los estados de la materia que identifica la fisica moderna, eran términos que, esencialmente, formaban parte del enguaje ordinario. Lo mismo puede decirse de los términos ex- pleados en los tratados biologicos y psicologicos. ‘No es sino hasta el Renacimiento cuando las ciencias natura Jes comienzan a construir sus propios conceptos para abordar el ‘studio de los fendmenos desu competencia, y de este modo sur- fg el modelo primitivo de ciencia a partic del cual se conforma gradualmente la ciencia contemporénea, Si se identifica al Renacimiento con la ruptura del lenguaje de las ciencias naturales respecto al lenguaje ordinario, como lo ‘estimonian los diversos tratados de filosofia natural que for mularon Kepler, Galileo y Newton, entre otros, también se tiene {que ubicar en dicho periodo la subordinacién del lenguaje de la Ssicolosia a una deformacion categorial del lenguaje ordinario, Ta necesidad de separar a la ciencia como modo de conocimien: to de la teologia como doctrina del ser, obligé a los pensadores del Renacimiento a fundamentar los ctiterios de verdad en fa ‘existencia de una entidad espiritual en el hombre (la mente 0 fazon), que a la manera de una luz natural interior permitia discernir la estructura de la realidad. La operacion de dicha enti- dad espiritual era prueba de la existencia de Dios y de su perfec tion, y con ello se garantizaba la verdad del conocimiento empi fico humano como conocimiento por reflexion de dicha luz natural interior. ‘Lamentablemente, esta solucion adecuade para el desarrollo de las ciencias naturales de la poca, constituyé una condena histérica para la psicologia como disciplina. La psicolosia que- daba encargada de estudiar la interrelacion entre la raz6n 0 men- te y las acciones del cuerpo. La psicologia “renacia” como psicoftsica. La nueva psicofisica, a diferencia de la psicolosia esbozada por AristOteles, descansaba en la suposicion de dot 14 wzRoDuccioN sustancias (el espiritu y la materia) y retomé los términos aris- totélicos —que no eran més que términos del lenguaje ordinario- ara convertirlos en lenguaje técnico, Este lenguaje seudotécni- co partis de la premisa de que los términos que hacian reforen- cia a operaciones de la mente o la razén correspondian en rea- lidad a tales entidades u operaciones. Por consiguiente, los tér- minos nominativos de dichas entidades u operaciones podian abstraerse de su uso ordinario, porque dada la naturaleza espi- ritual de la mente o razén, constituian la expresion autodesigna- tiva de dichas operaciones o entidades. Hablar ordinariamente acerca de la mente o la razon era prueba de su existencia y de su naturaleza espiritual. El espiritu otorgaba a estos términos el ca~ ricter de ser términos verdaderos equivalentes a los de otras cien- cias, a pesar de que se emplearan en el Jenguaje ordinario. ANALISIS CONCEPTUAL Y ANALISIS EXPERIMENTAL __ La peculiar evolucién historica de la psicologi vido Una condision ‘nics entre lag cioniasexperimentalce, dis: poner de un amplio repertorio de métodos y procedimientos ex- perimentales a la vez que carece de una estructura conceptual y in lenguale ténico definidos. esto que las ciencias avanzadas que hi itu soéelo historico de la constraceion tedricay la imetodologis de Ja investigaci6n, crearon a partir del Renacimiento un lenguaje técnico propio adoptado a sus propésitos, los psicdlogos conci- bieron su quehacer cientifico basados en la suposicion de que su disciplina compartia condiciones semejantes a las de la fisi- ca, principalmente. Sin embargo, a diferencia de esta iiltima disciplina, la psicologia carecia no s6lo de un objeto de cono- cimiento consensualmente validado, sino que, ademis, no po- seia un lenguaje técnico apropiado. Sus categorias eran sola- mente términos del lenguaje ordinario, a los que se les conside- taba descriptores validos de estructuras y procesos de la mente. De acuerdo con esta concepci6n racionalista y dualista heredada desde el Renacimiento, la especificidad de lo psicolégico, era aus la mente, como instania no materi, autodesignaba sus nes y’entidade: sion testimonial de eee are eee __ La identificacién de los términos del lenguaje ordinari teainos ténieos lev6 a confuncir las palabras oon los procesos ANALISISCONCEPTUAL Y EXPERIMENTAL = #2. 0 estructuras, Se supuso que los terminos tomados del lenguaje ordinario eran referentes empiricos legitimos de acontecimien- tos meniales no observables, y se les adoptd como términos tée- nicos que debian guiar la investigacion experimental del mundo psicolégico. Fue asi como la memoria, el pensamiento, la imasi- nacion, la percepcién y muchos otros términos empleados en el habla ordinaria adquirieron el estatuto de conceptos cientifi- cos, a los cuales s¢ supuso descriptores de una realidad psicold- gica dada e incuestionable. ‘De esta situacién surgieron tres problemas permanentes en el quehacer teérico de los psicdlogos: 1. la ambigtiedad de los términos técnicos adoptados del lenguaje ordinario; 2. su reduc- cién a definiciones operacionales inconmensurables entre sis ¥, 3. Ja heterogeneidad categorial de dichos términos respecto al tipo de hechos y niveles explicativos a los que se aplicaban. Los términos psicolégicos empleados en expresiones del len- guaje ordinario, aislados carecen por si mismos de significado, 0 cuando menos de significacién univoca o precisa. Son términos que siempre forman parte de expresiones, que tienen como fun- cién principal comunicar. Comunicar implica afectar el compor- tamiento de otros mediante el lenguaje, y a diferencia de otros empleos del fenguaje —0 mejor dicho, de otros juegos de len- guaje—, la comunicacién siempre tiene lugar como una conven- cién especifica en relacién con un contexto y determinadas formas de uso de las palabras y expresiones, A diferencia del lenguaje ordinario, los lenguajes técnicos son Tenguajes descrip- tivos y designativos, De ahi que, cuando la psicologia transmuto los términos del Ienguaje ordinario empleados con propésitos comunicativos en términos tScnicos descriptivos y designativos, incurrié en un gran error légico: suponer que los términos son significativos al margen de su uso y su contexte, Convirtid a témminos situacionales multivocos en significado en términos: univocos designativos. Se creyé que las palabras describjan cosas en cualquier juego de lenguaje, y que las cosas descritas eran referentes universales ¢ inequivocos. Naturalmente, al descontextualizar a los términos y expresiones de su uso ordi- nario, le psicologia se qued6 con un conjunto de palabras cuya significacién empirica dejaba de ser obvia y evidente. La caren- cia de una significacion univoca supuesta fue compensada por el ajuste de los términos a la seméntica de modelos preconce- idos, a los que se les otorg6 pertinencia descriptiva para catego- Hizar los acontecimientws psivolégicos. Ei resultado histérico de esta estrategia es la consabida torre de Babel en que se ha con- 16 wrRouccisn yertido 1a psicologia: se emplean los mismos términos funda- mentales, pero cada psicdlogo les confiere una significacion diferente. No s6lo hay confusion conceptual, sino también con- fusion terminolégica. Concomitante a esta ambigitedad conceptual de la termino- logia psicolégica, surgié la necesidad de establecer minimos de referencialidad y consenso para los conceptos empleados en las diversas aproximaciones tedricas, El operavionalismo procuré un instrumento atenuador de la gran confusion linglistica y conceptual en que estaba inmersa la psicologia. Si no era posi- ble identificar referentes empiricos univocos de los té:minos psicoldgicos, si era posible establecer criterios definidos respec- to a los procedimientos empirico-observacionsles empleados para su uso, Los conceptos s¢ definieron en términos de las opereciones © procedimientos empleados para observar o recolectar datos, procedimientos que se suponia eran pertinentes a la “naturale: za” empitica “real” de dichos conceptos. De este modo, los conceptos que carecian de referencia empirica univoca se vali- Garon mediante su definicion en téminos de las opersciones empiricas realizadas’ para obtener datos pertinentes a su “con- tenido”. Como consecuencia no sdlo se poblé a la teorfa psi- colégica de tantas definiciones de un concepto como opera- ciones pertinentes fuera posible llevar a la practica en relacion con él, sino que se Iegitimé 1a confusion conceptual por el dispositivo légico circular de validar un concepto mediante procedimientos, y presumir por inferencia 0 correlacién de inferencias-operaciones la legitimidad del procedimien:o res- pecto al concepto, A esto debe afiadirse el hecho de que los diversos usos conceptuales de un mismo término, en la medida en que estaban validados por operaciones efectivas asimétricas y cualitativamente distintas, no eran comparables, Aun cuando introdujo mayor rigor en ta correlacién del uso de términos y procedimientos, dada la peculiar condicién de la psicologia, el operacionalismo aumenté su confusion conceptual al pramover el uso de un mismo término con significados inconmensurables como si éstos fueran equivalentes. Finalmente, el mapa légico de los términos técnicos funda- mentales de la psicologfa mostr un panorama poco coherente: los términos, que supuestamente correspondian a procesos y/o estructuras selativamente auténomas, en algunas ocesiones parecfan yuxtaponerse, y en otras pertenecer a niveles 0 Ambi- tos descriptivos y explicativos diferentes. Esto condujo a ANALISIS CONCEPTUAL DE LOS TERMINOS 17 entremezclar niveles desctiptivos y explicativos distintos res- pecto a categorias que se suponia eran homogéneas y logica- \dependientes. mest por ejemplo, el aprendizaje era un proceso distinto de la memoria, pero ;como podia constatarse lo aprendido sin memoria?; 0 bien, Ia inteligencia era una facultad 0 capacidad para resolver problemas, pero jqué relacion guardaba con la percepoién y el pensamiento, de los que al parecer dependia? Muchos de los problemas teGricos de la nueva psicologia cons tituian solamente las secuelas logicas de una confusion cate- gorial originada por la apropiacién incorrecta de términos ordinarios como si fueran términos técnicos. Ello nos conduce a advertir la importancia que tiene pare Ja investigacion psicolégica el andlisis conceptual de sus térmi- nos técnicos. La biisqueda empirica mediante el anilisis expe- rimental es indispensable en toda ciencia, siempre que las pre- guntas que se exploran no partan de confusiones conceptuales rrores categoriales de principio. ae andi conceptual y el andlisis experimental son dimen- siones fuindamentales del quehacer cientifico. Pero Ja historia reciente de la psicologia parece sefialar, de forma inequivoce gue la investigacion empirica aparentemente no constituye, em este momento, ta ruta que conduciré a la aclaracion de los pro- blemas fundamentales de la disciplina, Mas bien, la generaci6n casi industrial de datos y hechos que permiten les modemas técnicas y procedimientos experimentales, parecen avivar la hoguera de la confusion tedrica, Quiza lo procedente sea volver a los términos te6ricos fundamentales y examinar su estatuto Iogico-conceptual como términos técnicos. El andlisis concep- tual puede contribuir a eliminar les confusiones y malentendi- dos en que se basa el lenguaje técnico fundamental de la psico- logia, y limpiar el camino para la construccin de un lenguaje técnico libre de invasiones categoriales, EL ANALISIS CONCEPTUAL DE LOS TERMINOS PSICQLOGICOS DESDE LA PERSPECTIVA DE LA LOGICA DEL LENGUAJE ORDINARIO jEn qué sentido es pertinente un anilisis conceptual de los térmiinos psicolégicos? Dos son los propésitos teéricos que pue- de cumplir tal andlisis: 1. eliminar los errores categoriales que provienen de la teoria de los dos mundos formulada principal- 18 wrmopuccién mente por Descartes, en la que se presupone que las expresi nes respecto a acontecimientos mentales son prueba de la exis- tencia de un mundo no espacial que regula y determina las acciones de los seres humanos; 2, aclarar la significacion funcio- nal que tienen dichas expresiones-mentales como parte del len- guaje ordinario, y establecer los criterios de referencialidad necesatios para la construccién de un Tenguaje técnico que considere Ia importancia del habla ordinaria, pero no se limite a la mera trasposicion légica de sus términos. En lo que toca al primer aspecto, el supuesto de que el ler guaje es fundamentalmente un instrumento descriptivo condujo a pensar que, de la misma manera que cuando al hablar se hace referencia a cosas y objetos materiales, tas expresiones respecto a eventos mentales constituian también referencias a hechos, pero hechos especiales que ocurrfan en una dimension o mundo distintos del de los acontecimientos fisicos o materiales. En la medida en que el habla y las acciones corporaies eran directa- mente observables como cualquier acontecimiento u objeto fisicos, constituian indicadores o expresiones del mundo de la mente, y eran, en consecuencia, testimonio fehaciente de su existencia, La psicologia debia reconstruir conceptualmente el mundo de la mente a partit de los indicios proporcionados por el habla y las acciones corporales. Al considerarse que la mente se describia a sf misma me- diante el habla, el lenguaje basico para realizar dicha reconstruc- cién tedrica debia partir necesariamente de los propios términos que poseian referencialidad mental en el habla ordinaria. De ahi que la psicologia tomara directamente a los términos “men- tales” del lenguaje ordinario como los términos técnicos de su empresa cientifica, y supusiera en consecuencia, que dichos tér- minos tenfan una referencialidad univeca respecto a un conjun- to de entidades, procesos y acontecimientos que por su naturaleza misma (su no-espacialidad) no eran asequibles a la observacion directa, El objetivo de 1a nueva ciencia era complejo: a) interpretar la estructura y funcionamiento de un mundo no observable di- rectamente; b) elegir los indicadores observables pertinentes para hacer inferencias respecto de ese mundo; c) analizar empi- ricamente 1a interaccién entre el mundo de la mente y el mundo fisico de sus expresiones; y c#) formular o identifica modelos que describieran la estructura de la mente y Ia interaccién con sus diversas expresiones, es decir, lo que limitativamente se llamé comportamiento, ANALISIS CONCEPTUAL OE LOS TERMINOS 19 sin embargo, como demostraremos en capitulos posteriores, ‘estos supuestos son falsos y se basan en un gran error logico: pensar que las expresiones respecto a los eventos mentales son referencias a objetos y eventos, como lo constituyen muchas de las expresiones respecto a las cosas y hechos cotidianos. Las ex- presiones mentales no son referencias a entidades 0 eventos que curren mds allé del episodio linghistico, sino que en realidad constituyen expresiones que comunican intenciones, tendencias, disposiciones a actuar con base en el contexto de la expresion y de acuerdo con el uso de una comunidad determinada. Hablar en términos mentales no es hablar acerca de hechos mentales Es hablar de propensiones, tendencias ¢ inclinaciones, y este hablar tiene significado solo y exclusivamente en el contexto de sie uso. ‘Después de haber sefialado Ia posibilidad de cancelar el mito de 10s dos mundos y, por ende, el encargo actual de la psicolo- gia como disciplina que estudia las relaciones entre ambos, es pertinente comentar el segundo aspecto en el que el anélisis conceptual puede contribuir te6ricamente, Si bien las expresiones “mentales” del lenguaje ordinario no hacen referencia a acontecimientos extraepisOdicos y trascen- dentes, constituyen indudablemente una porci6n significativa del dominio empirico de la psicologia, Cuando se habla acerca de sentir, percibir, sofiar, recordar, imaginar y pensar, estamos frente a eventos psicologicos pertinentes a un anilisis cientifico. Pero si se quiere evitar la trampa del nominalismo es menester realizar un andlisis funcional de dichas expresiones, con el obje~ to de delimitar sus diversos Ambitos de significaci6n de acuerdo con su uso y su contexto, Analizar funcionalmente el habla ordinaria no solo permite derruir Viejas mitologias, sino que también procura un primer deslinde de los diversos tipos de eventos y procesos que confor- man el comportamiento humano. Este deslinde conceptual se wielve prioritario por dos razones: primero, porque permite advertir que no existen correspondencias univocas entre térmi- nos o expresiones del lenguaje ordinario y tipos de proceso 0 eventos psicolégicos: un mismo término tiene significaciones funcionales diversas, como lo demostraremos en otros capitu- os; segundo, porque a partir de la delimitacion funcional de! uso de los términos “mentales” en el lenguaje ordinario, es po- sible construir nn lenguaie técenico que tenga correspondencia univoca con niveles equivalentes de significacion funcional en dicho lenguaje. 20. iwraopucci6N En conclusion, el anélisis conceptual del Ienguaje ordina- tio no constituye en s{ una teoria psicoldgica, pero es indispen- sable para su forrulacion, Su utilidad radica en que, en primer lugar, permite identificar los errores y confusiones categoriales provenientes de la transmutacion del lenguaje ordinario en len- guaje técnico, y a que, en segundo lugar, contribuye a destindar ei terreno de los eventos psicolégicos cotidianos en sus diversos niveles de significado funcional, condicién sine qua non para formular una taxonomia y lenguaje técnico especificos y ade- cuados a un andlisis cientifico del comportamiento. 4 Historia de la psicologia, {para qué? Puesto que estamos estudianda el alma se hace nevesario que ~al tiempo que recorremos les dificultades cuya solucion habré de encontrarse a medida que avancemos— recojemos les opiniones de cuentos predeceso~ tes afirmaron algo acerca de ella: de este modo nos seré posible retener fo ‘que dijeron acertadamente, asf como tomar precauciones respect & ‘aquelle que pusdan haber dicho sin acierto, ARISTOTELES, Acerca del Alma ‘A causa de que nuestra cultura es predominantamente dualista, vernos fa los historiedores interpretar universalmente 2 le psicologfa platénica y aristotélica como si fuesen la creacién de San Agustin o Santo Toms, cur ‘yes culturas eran muy diferentes de las de los griegos, aunaue serejantes 2 la nuestra, J. R. KANTOR La evolucién cientitica de la psicologia No es mi propésito hablar de la historia propiamente dicha de la psicologia, refiriéndome a los acontecimientos en ella con- tenidos. Mas bien, me propongo justificar la importancia de cierta manera de examinar 1a historia de la psicologia como elemento indispensable de 12 préctica tedrica en Ia disciplina. Por ello no recurriré como estrategia sistemética, ¢ citas o and- 2 22. cap.1, HISTORIA DE LAPsICOLOGIA lisis ubicables en la historia de la psicologia, En su lugar, em- plearé en ocasiones referencias a relaciones historicas para ejem- Plificar algunos argumentos que considere fundamentales. Para iniciar mi linea de argumentacién contrastaré dos for- mas de entender la historia en general, y en el caso que me ocupa, Ja historia de la ciencia y en particular de la psicologia. Por un lado, se tiene a la historia concebida como una historiografia de acontecimientos, personajes y obras, agrupados cuando menos con base en un criterio cronolégico. Por el otro, se tiene una his- toria que es sucesién reconstruida a partir del presente. Esta historia constituye una reconstruccién de los problemas concep- tuales, y traza sus origenes y devenir como condiciones de evo- lucién de las teorias y el quehacer cientifico. Me centraré en esta segunda aproximacién a la historia del conocimiento cientifico. Aun cuando més adelante examinaré con mayor detenimiento las diversas formas que puede adoptar el andliss hist6rico-conceptual asi delimitado, es mi prop éxito, como punto de partida, delinear las caracteristicas generales de esta concepcién de la historia del conocimiento como parte integral de la teoria cientifica En primer lugar, es necesario destacar una doble caracteris- tica, aparentemente contradictoria, de la ciencia como corpus teGrico: su cardcter a la vez continuo y discontinuo. Pese a que de acuerdo con la ideologia comiin acerca de la naturaleza de la ciencia, sta constituye conocimiento. acumulado, un examen cuidadoso de su evolucion —tal como Jo seftala Kuhn (1982)- demuestra lo contrario: la ciencia es esencialmente discontinua en su evolucién te6rica respecto a los “hechos” conceptualmen- te significativos. No hay acumulacion factica, pues los datos son significativos anicamente en el contexto relativo de las teorfas, ¥ no por su naturaleza empirica per se.! ; fa historia de la ciencia se caracteriza por el abandono de teorias que son sustifuidas por otras, proceso que no implica la incorporacién parcial de uns por otras, sino generalmente su rechazo global, en la medida en que las nuevas teorias aceptadas no solo implican nuevos hechos, sino que organizan mejor que las anteriores los conocimientos previos, y lo hacen con una éptica conceptual diferente, Por ello, en el proceso de evolucién de la ciencia no s6lo se sustituyen teorias; se sustituyen también los hechos significativos exclusivamente para dichas teorfas. Esta Para un andlsis més profundo y extenso acerca dela naturaleza dels “hechos” en a teora clentifica, Wase Hanson (1985). HISTORIA DE LAPSICOLOGIA ZS caracteristica del cambio cientifico imprime al prozreso te6rico ‘un rasgo de discontinuidad no acumulativo. No obstante, como vya sefialé, la ciencia como cuerpo tebrico también pose conti- nuidad historica, {En qué consiste la continuidad del pensamiento cientifico? La continuidad tiene lugar en una doble dimensi6n teorica: una, que denominaré recurrencia transformada de las formas concep fuales; otra, que designaré persistencia de la l6gica tedrica Arn ‘bas dimensiones tienen que ver con aspectos diversos del concepto kuhniano de paradigma o ejemplar. La recurrencia de las formas conceptuales se refiere a la reaparicion sistematica, en condicio- wes definidas por la carencia de una teoria consensual, aceptada, de microtcorias o hipotesis generales centradas en su mismo con- cepto, aparentemente transformado en un lenguaje de datos dife- Tente, Los conceptos de representacion, de instinto y de placer son algunos de los mas conspicuos en este sentido en la historia de la psicologia. Por persistencia de la légica tedrica debe enten- derse la permanencia de invariantes 0 criterios conceptuales res- pecto a la significatividad y naturaleza de las teorias, al margen the las variaciones que tienen lugar en las formas tedrices particu- lares (hipOtesis, contenidos conceptuales, ete.). ‘Dichas invariantes se refieren a la naturaleza de la explica- cién, a los supuestos basicos acerca de la representativided em- pitica de los conceptos, a las caracteristicas de las generalizacio~ nes simbélicas y a otros problemes semejantes. La mecénica, como légica general de la ciencia, constituye un ejemplo sobre- salionte de esta segunda dimensién continua de la teoria cienti- fica (Turbayne, 1974). En segundo lugar, aun cuando el pensemiento cientifico po- see una Logica e historia internas, como modo social de conoci- miento guarda una estrecha vinculacion con los procesos sociales que articulan las representaciones ideologicas generales. Esta yinculacion es de doble via, en la medida en que el pensamiento cientifico no s6l0 es influido por las concepciones religiosas, poli ticas, juridicas, morales y culturales vigentes en un determinado momento histérico, sino que también incide en tales tipos de concepeiones para’ transformarlas, renovarlas legitimarlas racionalmente. Es ya un lugar comin afirmar que las practicas tedricas y empiricas de la ciencia son influidas profundamente por la red de creencias y valores de una época determinada Bernal, 1972 Ta ciencia griega, la medieval, la ciencia renacentista y la con- tempordnea constituyen ejemplos evidentes de que las concep- cciones religiosas, econdmicas, juridicas y politicas no solo han 24 cap. 1. HISTORIA DE LAPSICOLOGIA auspiciado los problemas significativos para la ciencia, sino que han regulado incluso los criterios de legitimacion tedrica y em- pirica del conocimiento cientifico. No obstante, también se ha ‘operado un proceso en sentido inverso: la ciencia ha modulado as representaciones ideol6gicas y sus usos préicticos, al incorpo- rarse ella misma a la compleja malla social que regula la hege- monia y dominancia de las pricticas de los individuos y sus relaciones institucionales. Para citar un caso proximo, la moder- na biologfa, Ia electronica y la econom{a proporcionan ejemplos de esta “cientifizacion” de las representaciones y précticas sociales. No quisiera dejar este punto sin antes sefialar dos aspectos fundamentales que lo ubican de manera muy especial en la rela- cién de la historia de la psicologia con la historia de las zepre- sentaciones ideoldgicas en general. El primer aspecto tiene que ver con el lenguaje ordinario como punto de partida ¢ instru- mento articulador de todas las relaciones conceptuales a nivel social, El lenguaje ordinario constituye la practica sociel por excelencia, y provee la logica esencial de dicha prictica, El Ienguaje ordinario se convierte en Logica de las relaciones so- ciales entre individuos como prictica definida por uso y con- texto. Por consiguiente, constituye una logica historicamente cambiante. La influencia que diversas formas de representa- cién conceptual ejercen entre si y sobre las pricticas sociales es posible solamente por y mediante el lenguaje ordinario, De ahi la gran importancia que reviste concebir la relacion entre las pricticas lingitisticas como comportamiento y las précticas lingiisticas como representacién del comportamiento. Més ade- lante volveremos a tratar este punto. Un segundo aspecto es el que se relaciona con la distincién de los conceptos en tanto modo, medio y contenido? Le cien- cia constituye un modo especifico de conocimiento y en esa me- dida, el modo se caracteriza como un tipo de proceder en la formulacion, sistematizacion y legitimacion de los conceptos. No obstante, aun cuando el contenido de la ciencia es peculiar de la naturaleza analitica y asi abstracta de sus conceptos, en la medida en que su lenguaje se articula con base en el lenguaje or- dinario, permite que otros modos de conocimiento (religioso, artistico, politico, tecnolégico) se apropien de dichos conteni- dos y los transformen, deformen y adapten a otros usos socia~ ® siguiendo a Ryle (1979), entendemos a eoncepto como funci6n del palabra onlapréctica lingUstica, y nocomo entidad de signficado universal uténomo, ssi HISTORIA DE LaPsicoLocia 25 les, Es asi como el lenguaje ordinario se establece en medio de apropiacion de contenidos por diversos modos sociales de cono- cimiento, La ciencia y otros modos de conocimiento trafican entre si con sus contenidos mediante el instrumento social articu- lador que constituye el lenguaje ordinario. Una falsa concepcién de la ciencia es que ésta progresa por confrontacion directa de sus conceptos con la realidad, supo- niendo que los “datos” 0 “hechos” son independientes de la ciencia misma como prictica linghistica. Esta concepeién ha lle- vado a preocuparse excesivamente por los procedimientos 0 re- glas de confrontacion de conceptos y datos, 0 por las realas de inferencia correspondientes. Sitta a la prictica cientifica como tun proceso discteto, ahistOrico, momento a momento, de for- mulacin y prucba en la que los datos o ciertas reglas logicas ‘universales son la sanci6n tiltima de los conceptos y teorias. ‘Sin embargo, es preciso seflalar que hecho y concepto no son separables, La ciencia, como prictica lingiistica, no puede abstraer los eventos de los conceptos empleados, los cuales articulan e impregnan toda la actividad de conocimiento, inclu- yendo aquella que tradicionalmente se ha supuesto vinculada ‘inicamente a lo sensible: la observaci6n. Si hecho y concepto no son separables, entonces el progreso cientifico no procede de la mera confrontaci6n directa de conceptos y hechos sino, como lo apunta entre otros Kuhn, a partir de la contrastacion de diversos tipos de relaciones conceptos-hechos entre si. De este modo, el cambio cientifico tiene lugar, no como certidum- bre momenténea, sino como un sinuoso proceso histérico de articulaciones conceptuales y su proyeccién en dominios facti- cos aparentemente independientes. Por ello no es posible concebir el progreso cientifico, enten- dido como cambio teérico (o cambio paradigmético), sin le re- capitulacién histérica de los origenes conceptnales de una pro- blemética cientifica como problema fictico. Todo problema cientifico es problema histéricamente configurado, y su solu- cién no depende exclusivamente del ingenio para formular prue- bas experimentales o formales respecto a su falseabilidad o veri- ficabilidad, Depende igualmente del examen légico de su origen como problema conceptualmente definido, y del andlisis de las vicisitudes hist6ricas del problema como concepto inicial transfigurado. La teorfa cientifica se convierte, de este modo, en un proceso de recuperacion y rechazo de problemas histéri- camente configurados con base en el andlisis de la coherencia que ha guardado la préctica historica de dichos conceptos. La 26 capP.1, HISTORIA DE LAPSICOLOGIA historia conceptual de la disciplina, examinada retrospectiva- mente partir de los considerandos expuestos, se vuelve parte integral de la teoria cientifica. El cambio cientifico no puede ‘entenderse si no es como cambio fundamentado histéricamente. LA HISTORIA DE LA CIENCIA: ¢HISTORIA INTERNA 0 HISTORIA EXTERNA? La historia de le ciencia como historia de un proceso social y sus productos se ha abordado recientemente desde una doble Sptica: la ciencia como historia auténoma de las ideas y méto- dos, y la ciencia como institucién conformada ¢ influida por factores ¢ instituciones extemos a ell, La primera tradicién deriva del supuesto de que la ciencia constituye un campo ra~ cional relativamente segregado del exterior y, por ende, que evoluciona con base en los propios cambios que surgen en su interior, fandamentalmente cambios en las ideas y en las reglas de validacion del conocimiento. El segundo enfoque, més re- ciente, proviene de la literatura marxista, y se propone encontrar la detivacién de los motivos y formas del conocimiento cienti- fico a partir de las condiciones sociales, econémicas y politicas de la circunstancia historica especial (Bernal, 1972). Esta posicion se ha radicalizado como antidoto a la tradicion que concebia el cambio cientifico como un proceso cerrado, intradisciplinario y, fen esa medida, desvinculado de la historia social circundante, EL hhincapié exagerado en los factores externos de la actividad cien- tifica conlleva, sin embargo, peligros semejantes alos de postular una pureza ahistorica de Ia racionalidad cientifica. Por ello, Kun (1982, pag. 185) ha admitido: ‘Aunque doy la bionvenida al giro hacis la historia extema de la ciencia, que viene a restablecer el equilibrio perdido durante mucho tiempo, su actual popularided puede no ser una bendiciOn pura. Uns de las razones de su prosperidad presente consiste, indudablemente, en la propagaci6n del virulento clima anticientifico que priva en estos ‘tiempos. Si se converte en el tinico enfoque, Ia historia de Ia ciencia podria quedar reducida a una versi6n, a un nivel mis alto de a tradicion ‘que, por no ocuparse de la ciencia en si, terminara omitiendo les cues- tiones internas que conforman el desarrollo de cualquier Uisciplins. Ese seria un precio muy alto para la reconeiiaci. La historia interna y la historia externa de la ciencia consti- tuyen en realidad enfoques complementarios, que en un mo- HISTORIA DE LAcIENCIA 27 mento dado pueden disociarse analiticamente, pero que hacen referencia a factores que en la préctica historica ocurren entre- azados, exista o no conciencia de ello en los protagonists mis: mos de la historia de la ciencia, No obstante, ambos factores, ‘externos e intermos, ejercen una influencia diferente en distintos momentos de la evolucién historica de cada disciplina cientifica. La influencia de las concepeiones religiosas y politicas es de mayor importancia en los momentos en que se conforma una disciplina que cuando ésta es madura te6rica y metodoldgica- mente. A su vez, es en estas tiltimas circunstancias donde las ciencias son mas permeables a los adelantos tecnologicos y a las consideraciones respecto a sus efectos sociales mediatos e in- mediatos, En el caso de la psicologia, como en el de otras ciencias que inciden més directamente en las précticas sociales, la interrela- cién de factores externos ¢ intemos es més estrecha. Dos razo- nes explican este fenémeno, Primero, en la medida en que estas ciencias tienen que ver con el hombre y su prictica social, se borran los limites que distinguen al proceso de conocimiento ‘como motivo conceptual, de las circunstancias sociales en que dicho proceso tiene lugar. Si en las ciencias no humanas, como la fisica y Ia biologia, se dieron momentos de confrontacién y confusion de los conceptos cientificos con las representaciones ideologicas, mayor es esta doble invasion en disciplinas como la psicologia, Ia sociologia y la economia. No sélo las disciplinas adoptan conceptos extrafios a su modo de proceder, sino que generan argumentos ¢ hipdtesis que los justifican y legitiman socialmente. Véase, por ejemplo, el anélisis que el autor realizo acerca de los conceptos mentalistas como pricticas ideolégicas (Ribes, 1982, pags. 37-48). Una segunda razon es que aun cuan- do las ciencias que tratan del hombre, la sociedad y la cultura son recientes frente a las consideradas ciencias “duras”, consti- tuyen todavia disciplinas sin objeto consensual y, por ende, disciplinas susceptibles de influencia por multiples formas de representaciones ideolégicas ¢ institucionales. Sin embargo, @ pesar de su inmadurez conceptual, al emerger como discipinas cientificas durante los siglos XIX y XX, testigos de una serie de innovaciones y transformaciones tecnologicas revolucionarias, estas ciencias, como sus semejantes ya consolidadas, también se han sometido a un proceso de influencia teenol6gica, en st caso quizd prematuro. Comparten, de manera peculiar, la influencia externa que caracteriza a ciencias en formacién y a ciencias con- solidadas, 28 NIVELES DE INTERRELACION HISTORICO- CONCEPTUAL DEL CONOCIMIENTO PSICOLOGICO Una vez expuestos los argumentos principales respecto a la necesidad de un anilisis historico-conceptual de las teorias cien- tificas, me propongo desglosar los distintos niveles en que puede proceder este andlisis en el caso concreto del conocimiento psi- colégico, Estos niveles implican ~en ocasiones simultdneamente— factores internos y externas a la practica tedrica de la disciplina, por lo que el criterio por seguir se basard en la delimitacion de Jas diversas funciones ejercidas por los conceptos en Ja evolucion histérica de Ia disciplina, més que en el aislamiento de factores que influyen supuestamente en la formulacion y validacion de Ios conceptos. Los paradigmas como modelos ‘0 metaforas de la realidad El concepto de paradigma introducido por Kuhn (1971, traducci6n espafiola) para discutir la transformacion de las teo- rias cientfficas fue empleado por él mismo con diversas acepcio- nes (Masterman, 1970). No obstante, hay tres significados fundamentales, dos de los cuales Kuhn sefial6 posterionnente bajo el rubro general de matriz disciplinaria (1982). Dichos sig- nificados son a los que hacen referencia los conceptos de mode- lo y de efemplar, Existe un tercer significado implicitoenambos ‘conceptos, pero no explicitado suficientemente, al que haré re~ ferencia al examiner la l6gica tacita de un paradigma no repre- sentado analégicamente en una forma particular de teoria. En esia secci6n analizaré el paradigma como modelo o metéfora. Toda ciencia, al plantear su objeto de estudio, formula un modelo propio que describe la realidad como si fuera un conjun- to de elementos y dimensiones que posee propiedades zcordes con la naturaleza del objeto teérico delimitado por la disciplina. Este aspecto metaférico no es exclusivo de las descripciones cientificas, sino que quizé constituya el proceso generador de nuevos usos funcionales de todo lenguaje y, fundamentalmente, del lenguaje ordinario, La funcionalidad de los términos y ox- presiones se entiende por analogia convencionalmente compar- tida, Sin embargo, como lo ha expuesto Turbayne (1972), en el caso de las teorias cientificas es importante considerar que todo modelo es una metéfora y no una descripeion fidedigna de la } NIVELESOE INTERRELACIGN 29 realidad tal cual es. Los modelos presumen propiedades ontold- gicas, y en ese sentido, como lo afirma Kuhn (1982, traduccién espafiola), implican los compromisos metafisicos de la teoria, Por ello és importante sefialar que conticnen presupuestos no verificabies empiricamente de modo directo, los cuales desemipe- flan una funcién cuasi axiomatica 0 definicional respecto a la realidad en estudio. En la mediada en que el modelo se confunde con 1a realidad 0 se Ie considera una representacion simbélica biunivoca de dicha realidad, se comete lo que Turbayne, sizuien- do a Ryle (1949), denomina invasion categorial: el cientifico, en vez de hacer uso de la metfora, se vuelve victima de ella, En el caso de la psicologia, aun cuando historicamente su delimitacion como disciplina puede ubicarse histéricamente jun- to con la de la fisica en Arist6teles, por razones derivadas de la denominacién ejercida por el pensamiento judeocristiano tras- cendentalista durante el imperio romano y la Edad Media (Kan- tor, 1963), sufre una nueva asignacion epistémica en la ciencia del Renacimiento. En el siglo xvtt_ Descartes formaliza un nue- vo papel para la psicologia: estudiar la interacci6n entre dos sus- tancias: Ia res ex tensa y Ia res cogitans (Ryle, 1949 ;Ribes, 1986). El modelo que habria de seguirse en la nueva disciplina se adopté a partir del modelo vigente en la ciencia dominante de la época: la mecdnica, que era la nueva fisica transfigurada a partir de la fisica aristotélica, la fisica de los movimientos como cambios en las cualidades. El modelo de la mecénica, en virtud de la justificacién racionalista dada por Descartes a la veracidad del conocimiento, se tomd de la geometria, y asi, aun cuando se suponia que el Universo era un reloj perfecto creado por Dios, esta gran maquina arménica no era en el fondo més que una maquina geométrica. La realidad en esencia, no era sino movimientos que correspondfan auna estructura geométrica racional, De esta suerte, la geometria se convirtio en el modelo instrumento fundamental de la nueva ciencia renacentista. En la psicologia, la mecdnica y su modelo geométrico se in- corporaron técitamente, y su influencia fue més sobresaliente en algunos campos que en otros. Para ejemplificar el andlisis historico de los modelos subyacentes en las teorias psicoldgicas, tomaré el caso de la percepci6n visual. El estudio de la percep- cién visual en Ia psicologia esta modelado por la diéptrica carte- siana y la Optica newtoniana. Segiin dicho modelo se supone que el ojo funciona como la lente de una cémara fotografica, y el ce- rebro (en sus diversas estructuras pertinentes) como-la-eémara) ‘oscura que forma Ja imagen final. Esta propedb@e'ta {nersign ¢ ESO 30. cAP.1, HISTORIA DE LAPSICOLOGIA procesada cerebralmente de una imagen retiniana geométrica- mente inferida, De este modo, la imagen y su composicion de- penden de las propiedades geométricas del objeto, en su posicion y distancia, respecto a la retina (Kantor, 1969). ‘No abundaré en los detalles de 1a psicologfa dela vision desa- rrollada a partir de este modelo, ni de sus adaptaciones contem- pordneas con base en actualizaciones de la “méquina” cerebral, ‘Sefialaré, sin embargo, algunas de las implicaciones histéricas que el uso de este modelo ha tenido en la psicologia. En primer jugar, dicotomiz6 los eventos psicolégicos en aquellos identifi- cados a partir de la motricidad (0 movimientos mecdnicamente definidos), para los que se reservé el concepto: de comporta~ miento, y los vinculados a la “recepcion” e “interpretacion” de la realidad, entendida como energfa Fisica que impacta en el or- ganismo, Esta distincion, conceptual y empiricamente espuria, relegé al comportamiento observable en la forma de movimiento © productos del movimiento (por ejemplo, el habla) al papel de mera expresién fisica de los eventos psicoldgicos no motrices. A éstos se les asign6 de forma exclusiva la funcién del conocimien- to y, por ende, de ser los protagonistas fenoménicos del proceso de cognicion, En segundo lugar, en la medida en que Jas distintas “funcio- nes” vinculadas al proceso de cognicion asi concebide son fun- ciones “hacia adentro” del organismo, los eventos psicologicos ‘que les constituyen deben consistir en representaciones feno- ménicas de las energfas estructuradas fisicamente. Su caracteris- tica psicolégica es la dimension temporal en la que se desarrollan los procesos isomérficos de representacién (o percepci6n inter- na) de los cambios fisicos que espacialmente deben tener lugar en el sistema nervioso central. De este modo, la categoria general de representacion asume un doble papel: 1. Como “icono”, “simbolo” o “andlogo” psicolégico en diversos niveles de transformacion respecto a las energias fisicas externas “incorpo radas” (transducidas) como energias neurales; y 2. como presen ‘acién repetida en el interior de los eventos extemos recibidos por —y a través de— los sistemas sensoriales. Asi, la mente se yuelve cognicién. En tercer lugar, se plantea el problema de Ja naturaleza y transformacion de la representacién como evento psicologico. Dos son los aspectos fundamentales de este problema. El primero se relaciona con la transformacion de una “imagen’ uidimen- sional en la retina, en una “imagen” tridimensional en el acto perceptual como representacién final. El segundo tiene que ver NIVELES O€ INTERRELACION 34 con la interpretacin del “significado” psicologico de las energies fisicas. Ambos aspectos se han concentrado en Ja postulaci6n de “qnéquinas” analogicas 0 simbélicas, interfasadas ldgicamente con el sistema nervioso central, que den cuenta de este proceso inferido de transformacién e interpretacion de la energia fisica en [a forma de funciones y fenmenos psicol6gicos. ‘No intento hacer una critica particularizada de las distintas versiones de esta concepcién geométrica de la percepcién. S6lo he ilustrado la manera en que una concepcién metaforica acerca de la relaci6n entre la vision y los objetos fisicos tomados direo- tamente de la fisica del sigio xvi determind historicamente, por lo menos de forma parcial, la configuracién del objeto de estudio de la psicologia, al separar el proceso de la cognicion de Jos aspectos motrices relegados a lo que se denominé epifeno- ménicamente comportamiento. El problema reside, sin embargo, en que los psicdlogos (junto con los fisicos y bidlogos), en el pasado y en Ja actualidad han asumido que el modelo geométri- co de la visién no es una metéfora sino una descripeién de las propiedades reales del proceso, y que, en consecuencia, los pro- blemas empiricos derivados de dicha concepei6n son problemas genuinos que tarde o temprano se dilucidarén mediante proce- dimientos experimentales adecuados. Hay una confusién entre metéfora y realidad, y hasta que la comunidad cientifica no se percate de dicha confusion no se podrén replantear correcta- mente los problemas conceptuales implicados. Turbayne (1914) ha efectuado una critica brillante al modelo geométrico de la vision, y ha demostrado que puede remplazarse por otras metéforas mas fructiferas, siempre que se guarde la distincion entre metéfora y realidad. En el caso particular de la vision, Turbayne ha demostrado cmo, al margen de los exrores conceptuales implicitos en la postulacién de un proceso mental distinto del comportamiento, el modelo geométrico es incapaz de predecir e interpreter ordenadamente diversos fendmenos vir suales, No es mi intencion profundizar en la alternativa heuristica propuesta por Turbayne, sino més bien destacar auevamente que mediante andlisis historico de los conceptos se puede acla- rar el origen de las representaciones tedricas de la psicologia, ¥ comprender las razones que llevaron a postular modelos que, pese a ser solamente metéforas, se han confundido con propie- dades reales de los fenémenos estudiados. La division actual entre conducta y cogniciin, y la existen- cia de un campo de estudio consagrado a la percepeién, no constituyen hechos que descansen en principios incuestionables 32 CAP. 1. HISTORIA OF LA PSICOLOGIA de la disciplina, Por el contrario, reflejan la evolucién historica de errores categoriales que desafortunadamente se han converti- do en verdades casi axiomiticas para la comunidad cientifica, y reproducen falsos problemas y callejones teéricos sin salida. ‘Aun cuando el anilisis hist6rico-conceptual de los modelos y categor{as no es suficiente para abrir opciones diferentes a la disciplina, constituye, no obstante, una condicin necesaria para que el cientffico se percate de la existencia y origen de tal pro- blemética conceptual. Los paradigmas como ejemplares metodolégicos El concepto de patadigma como ejemplar hace referencia al hecho de que cuando existe un consenso en la comunidad cien- tifica respecto a la naturaleza y objeto de una discipiina, los cientificos asumen de forma compartida, a través de las practicas de investigacion y ensefianza de dicha disciplina, un proceder técito respecto a cuales son los problemas por dilucidar y los métodos para hacerlo. A estos periodos en gue domina un ejem- plar, Kuhn (1971) los ha denominado periodos de ciencia nor- mal, y ha descrito el proceso de la investigacién cientifica como tun proceso de solucién de acertijos. En términos metaféricos, es como si la investigacion cientifica fuera un juego y los cientificos asumieran que las reglas bajo las cuales lo juegan y susresultados son las tinicas maneras de jugar con los elementos utilizados. La operacion de un ejemplar constituye 1a esencia, en cada periodo historico, de lo que se podria denominar la tradicién cientifica: cuales son los problemas y cémo resolverlos. Si los modelos tienen que ver con la representacion de los eventos y hechos con los que trata la disciplina, los ejemplares st relacio~ nan con la representacién que el cientifico tiene de su propia actividad al plantear y resolver problemas en el marco de una tradicién histérica particular. Aun cuando las caracteristicas del ejemplar estén intimamente relacionadas con las del modelo, los cientificos que operan segiin la tradicién de un ejemplar no tie- nen que estar necesariamente conscientes de dicha relacién. Por ello, el ejemplar se percibe como la Logica inherente a una tradi- cidn cientifica que permite definir, plantear y resolver los pro- blemas que la teoria ¢ investigacién presentan. En este sentido, ef ejemplar constituye el marco de funcionamiento de la ciencia nonmal. NIVELESDEINTERRELACION 33 Tal cjemplar est vinculado con la aceptacién técita de un modelo, pues de otra manera no podria obtenerse el consenso de la comunidad cientifica entre una concepeién compartida respecto a la realidad estudiada y el proceder correspondiente a los problemas que dicha concepcién implica. Es por ello que la viabilidad social de un ejemplar depende de ambos factores: de su corespondencia légico-conceptual con el modelo ticito dominante, y de su eficacia como “método” para formular y resolver problemas en dicho contexto. En la psicologia, la aparicién del método del condiciona- miento, y posteriormente su teorfa, constituyen una muestra historica inigualable de ejemplar como tradicién cientifica. El consenso sociolégico producido alrededor del pronunciamiento watsoniano respecto a la conducta como objeto de estudio de la psicologia (1913), no puede desvincularse de la proposicion pos- terior (Watson, 1916) del reflejo condicionado como método para su examen experimental, El conductismo cambié la natura- leza de Ja psicologia en la medida en que persuadi6 a la comuni- dad de los psicolégos de que, en tanto cientificos, debian partir empiricamente de un dimension piblicamente observable: la actividad del organismo, y que en consecuencia, al margen de {que se aceptara que la conducta definida como actividad obser- vable fuera el tinico objeto de anilisis de la psicologia, éste era, por método, la dimensi6n de la cual debia partir toda propuesta ‘teOrica o experimental respecto a lo psicologico. Histéricamente, el conduetismo cre6 un ejemplar para la psicologia concebido como conductisno metodologico. El ejemplar particular lo constituyd el método de Jos reflejos condicionales que I. P. Pavlov (1927) sistematiz6 y divulgo. El método de los reflejos condicionales, modificado y am- pliado coneeptualmente por Skinner (1931, 1935) se convirti6, a partir de Ia década de los sesenta, en el sustento del ejemplar del condicionamiento que ha dominado una parte sustantiva de la teoria e investigacion psicolégicas durante los tiltimos cin- ‘cuenta afios. Rigié las preguntas que debian hacerse respecto al comportamiento y la forma empirica de averiguar si las pregun- tas eran correctas. En otras palabras, el condicionamiento, como método conceptualmente formulado, proporcioné el marco de la teorizacién e investigaciOn acerca de gran parte de los procesos psicoldgicos, en la medida en que permitia un consenso, a partir de procedimientos normalizados, respecto a la significacion de os problemas y la manera de resolverlos. ‘Como ya lo he sefialado (Ribes, 1984), la gran contribucién 34 cAP.1, HISTORIA DE LAPSICOLOGIA de Skinner consistié en procurar un ejemplar metodoldgico a la psicologia que le permitiera establecer una tradicion cientifica traducida en practicas de investigacion caracteristicas de los periodos de ciencia normal. La importancia de este hecho radica en que la actividad de los cientificos bajo un ejemplar se concibe comosi los problemas por estudiar tuvieran una dimension empirico-experimental y, por consiguiente, no existieran deficiencias conceptuales en las, teorias (0 el modelo) en cuyos supuestos se orienta y plantea la investigacién. S6lo cuando la propia prictica cientifica se en- frenta a resultados inesperados, andmalos 0 contradictorios, la comunidad cientifica 0 parte de ella cuestiona la sustentacin conceptual de ejemplar. En el caso del condicionamiento y las teorias implicadas, esta situacion se esté gestando a partir de los tltimos quince afios, sin que se reconozcan todavia las rafces conceptuales de Ta problemética empirica confrontada. Reconocer la naturaleza conceptual de las anomalias encontradas por la investigncién normalizada segun un ejemplar constituye el primer paso para el avance cientifico y la superaci6n de los periodos de otisis. Pun- tualizar histéricamente los origenes y condiciones que Hevaron a formulary aceptar dicho ejemplar implica adelantarse a los nuevos problemas que el cambio tedrico y los ejemplares por establecerse plantearin a la disciplina como préctica cientifica. Sin el doble proceso de reconocimiento-comprension del ejem- plar, la psicologia corre el riesgo de permanecer examinando problemas y buscando soluciones que sdlo lo son en el marco de un esquema conceptual y metodologico ya agotado (Schoenfeld, 1983), Los paradigmas como estructuras lagicas de Ia teoria y ta investigacién cient Un tercer significado del concepto de paradigma al que hice referencia no ha sido explicitado por Kuhn en relacién con la matriz disciplinaria, Esta tercera acepcién no est desligada de los conceptos de modelo y de ejemplar, pero designa una dimen- sién aparente més abstracta y dificil de identificar por los cien- tificos: la logica implicita en una matriz disciplinaria, on la for~ ma de criterios de correspondencia entre los procedimientos metodolégicos del ejemplar y Ia concepcién “ontologica”” del NIVELES DE INTERRELACION modelo, Aun cuando ya he examinado este probieme (véase Ri- bes, 1986) expondré sus aspectos sobresalientes refiriéndome 2 la logica técita que esta implicita en la teoria del condiciona- miento. La teoria del condicionamiento se incorporé al cuerpo org nico de la psicologia como disciplina a partir de los trabajos ex perimentales de Bechterew (1913) y Pavlov (1927), los cuales se inspiraron en los planteamientos de Ivén Sechenoy (1978) acerca de la naturaleza refleja de la actividad psiquica. Sin embargo, et concepto de reflejo no es original de la biologia (Fearing, 1930; Canghilhem, 1955) sino que proviene de la formulacién de i mecdnica como modelo geométrico-ciencia de los cuerpos, en ‘tanto sustancias separadas del alma (Descartes, 19802). El concepto de reflejo, como ldzica paradigmatica, nace con el pensamiento cartesiano (Descartes, 19806) acerca del miento de los cuerpos y en los cuerpos como efecto de la acciéx: contigua, eficiente, de otro cuerpo o parte del cuerpo en mo vimiento, El reflejo es asi movimiento: movimiento refiejo de otro movimiento, La naturaleza geométrica del movimiento mecdnico en Descartes (y posteriormente en Newton y en toda la fisica clasica) imprimié al concepto de reflejo, primero en la biologia, y después en la psicologia, tres dimensiones lézicas fundamentales: 1. la nocién de movimiento como efecto causado por con- tacto; 2. la conceptualizacion del movimiento como geométrico, con la consiguiente discretizacion del efecto y la supuesta representatividad el punto respecto a la lf nea (trayectoria); y 3. la confirmacién de las dimensiones historicas de un efecto como variables causales eficientes a distancia, y la sucesion contigua necesaria de relaciones causa-efecto como impul- so-movimiento para representar el tiempo entre la accion remota y el efecto presente, Con el ejemplar de 1os reflejos condicionales, la psicologia no s6lo incorporé el concepto de reflejo sino también la légica paradigmitica implicita en el modelo mecénico-geométrico en et que fue formulado. Esta dimension logica paradigmitica dei ‘concepto establece los cviterios que imprimen coherencia a tas pricticas metodol6gicas (o ejemplar) respecto al modelo que los sustenta como pricticas cientificas compartidas. La dimension 36 cap, 1, HISTORIA DE LAPSICOLOGIA Jogica del paradigma constituye los criterios de significacién ticitos respecto a la naturaleza de los datos y las explicaciones correspondientes en las teorias particulares que guian en la solu- ion de acertijos. Para usar una metéfora, la logica del paradigma es Ia estructura del edificio sobre la que se articulan las pricticas de construcci6n y uso del edificio. Su caricter tacito responde a Ia atribuci6n cuasi-axiomética que le otorga 1a comunidad cien- tifica, dada su relacién implicativa con el modelo aceptado como concepeién de 1a realidad. En la teoria del condicionamiento, la /égica del reflejo se expres6 genéricamente en tres caracteristicas de codas las for- mulaciones contextuadss historicamente por el ejemplar corres- pondiente: 1. la concepeién de la conducta, en tanto cambio espacio- temporal, como efecto de un cambio energético correspondiente en el ambiente, relacion causal restringida por la contighidad del contacto entre ambos cambios 0 su mediacién dentro del ‘organismo como representacién de dicha contigitidad (sincreti- zacion de la metéfora mecénica y la metéfora Sptica); 2. Ja naturaleza discreta de las unidades de la conducta y el ambiente, en la forma de respuestas y estimulos, y Ja representa- tividad de dichas porciones respecto al continuo de cambio que constituye toda actividad de un organismo en su entorno. El ‘concepto de clase de respuestas y de estimulos surge necesaria- ‘mente en el contexto de la logica de la representatividad atribui- da a las propiedades puntuales de la conducta (respuestas) y del ambiente (estimulos) respecto a la interacci6n total en un tiem- poy espacio determinados; y 3. la representacién de la historia del organismo enrelacion con su actividad especifica frente al ambiente, como una suce- sin temporal distante de cambios eficientes en el ambiente, mediados externamente por contactos causa-efecto encadenados (por ejemplo, el reforzamiento condicionado y los mecanismos de incentivo), 0 mediados internamente por cambios en el or- ganismo, acurnulables, activados por 0 en la forma de represen- taciones (la memoria). El andlisis historico de la Igica de los conceptos y su fun- cin paradigmatica en la préctica teOrica y de investigacion, es fundamental para hacer manifiestos los supuestos ticitos que regulan la forma particular que adoptan otros conceptos (como fl de operante, por ejemplo) y las estrategias experimentales y I NIVELESDEINTERRELACION 37 de observacién implicadas. En el caso examinado, se hace patente como la teoria del condicionamiento conservé la ldgica del xe- flejo, aun cuando abandonara el término en practicamente todas Jas modalidades que la teoria asumié a lo largo de la historia. No es necesario abundar en la funcién que desempefia la logica pa~ sadigmdtica en la configuracion de las preguntas teéricas y las estrategias empiricas relativas. La légica de una representacion paradigmatica va ineludiblemente ligada a la naturaleza del ejemplar que constitaye la tradicién en periodos de ciencia nor- mal: jqué se busca, {como se representa’, y como seexplica 0 comprende? El origen de los conceptos y su uso Como sefialé anteriormente, los conceptos cientificos pro- vienen, en su mayoria, de términos empleados en el lenguaje ordinatio. Su uso en el lenguaje cientifico corresponde, en mu- chas ocasiones a formas metaforicas de otorgarles un nuevo significado de acuerdo con un modelo acerca de la realidad es- tudiada. Otras veces, su empleo se norma por una redefinicion de los términos, con’ base en un anélisis logico de las acepciones del término y sus implicaciones empfricas y conceptuales. En ‘todo caso, los términos van suftiendo cambios histéricos en su significacién, cambios que se asocian con Ia sustitucién del mo- delo tedrico 0 con los usos pricticos que en la descripcién y clasificacién de los eventos les otorga la comunidad cientifica, ‘Sin embargo, es muy frecuente que la comunidad cientifica vinculada a una disciplina tienda a considerar que los conceptos mantienen un mismo significado, como practica lingitistica, al ‘margen de la evolucién histérica de la propia disciplina y la matriz, cultural en Ja que se ubica. Kuhn (1982) ha ejemplificado como en la fisica moderna se han percibido falsamente los plantea- mientos de la fisica aristotélica, al descontextualizar el concepto de movimiento de su uso préctico hist6rico referido a los cam- bios de cualidad. Igualmente, en la psicologia ~pero por razones totalmente diferentes se ha soslayado la utilidad de adentrarse en el examen historico del origen y uso de ciertos conceptos aristotélicos, que constituyen Ia base de la primera formulacion de la psicologia como disciplina, y que debido a vicisitudes peculiares sufridas por las concepciones psicol6gicas, fueron transformados en su significado con lo que desvirtian su propo- sito, alcance y funciones iniciales. 38 CAP.1, HISTORIA DE LAPSICOLOGIA Tomaré el concepto de alma como ilustracion de este pro- eso, El concepto de alma en los griegos se relacioné con los ptincipios de los cuerpos vivos y, en especial, con los de los cuerpos animales. Dos funciones se atribuian al alma: la del conocimiento y la del movimiento, Ya he mencionado que este ditimo inclufa cambios en la cualidad de los cuerpos, y no solo en su posicion. Con conocimiento se hacia referencia alos princi- pios formales de las cosas, 0 al intelecto como armonia de las cosas o prudencis. Dependiendo del elemento material que se saponia constituia al alma, ésta se denominaba analogicamente: de alii que busquen apoyo en fos nombres: los que afirman que ei alme es lo caliente pretenden que Zon (vivit) desiva de Zein (hervin; los que afirraan que et alma es lo frio pretenden que psyche (alma) deriva su denominaciOn de psychrén (frio) en razén del enfria- mnieato (katapayzxcis) resultante de 1a respiracion (Aristételes, Acerca dei Alma, libro 1). En su tratado Acerca del Alma, Aristoteles examina las limi- taciones logicas y empiricas de sus antecesores presocrdticos y de Platén, y define al alma como inseparable del cuerpo, y solo Ge los cuerpos vivos; es decir, aquellos que se nutren, crecen ‘corrompen, El alma no es entidad en si misma, sino entelequia (erincipios formal-funcional) del cuerpo vivo como entidad. El ima es potencia de ‘un cuerpo que tiene forma hecha acto. Es, en consecuencia, principio de movimiento y conocimiento como potencia de materia con forma hecha acto frente a otra entidad } cumpliendo un fin, No hay alma sin cuerpo, y el alma no es tds que le realizacién en acto de las potencias (0 facultades) de ‘ese cuerpo. Puesto que en otro trabajo (Ribes, 1985) he exami- nado el problema del concepto aristotélico de alma en relacion Con los principios 0 causas, me limitaré a sefialar que los tres fipos de alma identificados por Aristételes constituyen tres for- mes de organizacion cualitativa del movimiento de los cuerpos vos respecto 2 otras entidades. El alma nutritiva, el alma sensi- tive y el alma intelectiva corresponden a fos niveles funcionales ‘os de plantas, animales y el hombre. El pensamiento de los padres de la Iglesia, que sirvid de base je formulacién dualista cartesiana, deformé el sentido natura- tista que los griegos habian dado al concepto de alma, y en pat Toaler descontoxtualiz6 la teorfa aristotélica, al adaptar el tér- imino alma a una concepeién trascendentalista y teologica que desvirtud la ubicacion del estudio del alma como un proceso pr | I NIVELES DE INTEHRELACIUN = 9a natural Kantor, 1963), La falsa identificacion de corporeidad y sustancia con materia ayudé a cumplir con este propésito, a la vez que se universaliz6 tna teorfa de las esencias que se referia a la definicion de lo particular en tanto tal. La mente y sus suce- déneos actuales en la teoria psicologica son hijastros de este proceso histérico de transmutacién de los conceptos. Volver al corigen de los conceptos y al examen de su significado como uso y contexto, implica recuperar los momentos en que condiciones externas ¢ internas de le discipline alteraron el curso conceptual de su evolucion. Significa recuperar los planteamientos historicos que reubican a la disciplina frente a una problematica hiposta- siada por la mitologizacion de los conceptos como equivalentes de una realidad trascendental ficticia. Las facultades psicologicas, ‘como procesos mentales, constituyen los resabios de fa deforma- cién sufrida por el pensamiento aristotélico a partir de la hege- monia cristiana, Recuperar los planteamientos aristotélicos significa la posibilidad de recuperar una psicologia libre de las ficciones conceptuales que delimitan su problemética actual. En su obra El concepto de mente (1949), Gilbert Tyle exa- mina con agudeza la consecuencia historica de esta invasién categorial en el lenguaje ordinario y las inferencias que acerca de él realizaron filésofos y psicélogos. El dualismo cartesiano, formalizado en el mito del fantasma en Ia maquina, no solo formu- Jo un encargo errneo a la psicologfa como disciplina, sino que lo fundament6 parcialmente en la posibilidad de inferir entidades no conductuales a partir de las pricticas del lenguaje ordinario referidas a “eventos mentales”. La referencia a actos de volun- tad, sentimientos, emociones, imaginacién, sensaciones y otras més se tomé como evidencia de otro mundo, interno, en que el propio sujeto podia observarse a sf mismo como si perteneciera a dos mundos: el mundo de los hechos y el mundo privado de la mente. Ryle demostré que cuando el lenguaje ordinario referido a eventos mentales se examina en el contexto de su uso, no hay ‘en realidad referencia a eventos extraepisédicos a la oircunstan- cia misma del hablar. Las distinciones que efectud entre ocu- rrencias y disposiciones, y entre categorias modales y de logro constituyen un ejemplo de Ia utilidad que tiene el andlisis de la logica del lenguaje ordinario como logica de la convencion por uso y en contexto, Permite identificar y delimitar funciones atribuidas incorrectamente a los términos en la forma de Jo que Ryle denominé errores categoriales: watar a dos téminos como si pertenecieran a una misma especie logica, cuando en realidad corresponden a dos dimensiones diferentes. 40. cap.1. HISTORIA DE LAFSICOLOGIA I andlisis del significado de los conceptos no sdlo tiene va- Jor en la identificacion de distinciones histéricas, como en el ‘caso del concepto de alma, sino que también es pertinente para ‘examiner invasiones categoriales en el paso de los tésmines det Tenguaje ordinario al lenguaje cientifico. Un caso ilustrativo es el concepto de aprendizaje. El concepto de aprendizaje es una categoria de logro. Significa cumplir con un criterio en términos de resultados, efectos o productos, Aprender se refiere a encon- trarse en el proceso de hacer lo necesario para cumplir con el criterio de logro, pero no se refiere a un proceso biunivoco idén- tico a la satisfaccién de dicho criterio. El aprendizaje no es un proceso, Es un resultado identifiable. No obstante, la teoria psicologica ha tratado al aprendizaje como un proceso responsa- ble de los cambios identificados como resultado. Las implica ciones de este error categorial —tratar al resultado como proceso— se pueden observar, por ejemplo, en la confusién conceptual que evidencia la teoria psicolégica entre lo que se aprende, ‘eudndo se aprende y como se aprende (Ribes, 1987). Bl andlisis del uso de los conceptos como pricticas 0 juegos lingiisticos (como dirfa Wittgenstein, 1953), constituye un ins- trumento de gran valor para identificar los problemas 0 teorias como errores categoriales que provienen de una “interpretacic cientifica” inadecuada del uso de los términos en el Ienguaje ‘ordinario, o bien de su transmutacion historica, al descontextua- fizar su uso respecto de las convenciones lingitisticas especificas segiin las cuales se formularon y emplearon originalmente. No jnourrirfa en una exageracion si afirmara que en la etapa actual de desarrollo de la teorfa psicologica, se obtendrfan soluciones més adecuadas a los problemas de la psicologia a partir del ané- lisis funcional de los conceptos vigentes, que de lo que resulta ser una vana basqueda de respuestas empiricas a preguntas mal planteadas. La historia de 1a psicologia ha sido, en gran medida, Ia historia de un sinfin de errores categoriales. La evoluci6n de las teorias especiales En Ia historia de 1a psicologfa las teorias no surgen y desap2- recen de forma abrupta. De hecho, toda teoria representa un largo y complejo proceso de evolucién conceptual frente al do- minio empirico de la disciplina. Se pueden distinguir dos formas de evolucién de las teorfas: una, en la que los supuestos y repre sentaciones conceptuales reaparecen periédicamente con un ropaje terminologico diferente; otra, cu que la teoria se concreta | | | | | NIVELES DE INTERRELACION 41 como convergencia de problemas y preocupaciones coincidentes en campos aparentemente distintos. La Hamada teoria del aprendizaje constituye un ejemplo de este tiltimo caso. Puesto que ya lo he examinado con mayor profundidad (Ribes, 1987), me limitaré a sefialar las lineas gene- rales segtin las cuales ha evolucionado la teoria del aprendizaje. Historicamente, el origen del concepto de aprendizaje como problema tedrico —aun cuando no se haya empleado el término en particular— puede ubicarse en 1a contraposicién de dos plan- teamientos respecto al origen del conocimiento en el contexto de la revolucion cientifica que tuvo lugar en el Renacimiento. Los dos planteamientos a que hago referencia son los que repre sentan fundamentalmente Descartes (Meditaciones metaflsicas) y Locke (Ensayo sobre el entendimiento humano, traduccion es~ pafiola, 1956). El primero sostiene la existencia, previa a la experiencia, de cierto conocimiento, en la forma de ideas inna- tas puestas por Dios en la razon humana. Locke, por el contra rio, argumenta que todo conocimiento proviene inicialmente de Ja experiencia sensible, incluyendo la idea de Dios. No se trata, como con frecuencia se menciona, de la contraposicion entre racionalismo y empirismo, pues Descartes mismo reconoce la existencia del conocimiento sensible aunque dude desu verdad, y Locke fundamenta la mayor parte de su teorfa delentendimiento en la reflexién, como percepcion de las propias percepciones. Se trata, mds bien, de la contraposicion entre innatismo y antiin- natismo. ‘Ya que no es mi propésito entrar en los detalles de las 16gi- cas filoséficas en que se sustentan ambas posiciones, ‘inicamente sefialaré que el planteamiento de Locke establece que todo co- nocimiento y: todo evento mental o idea (representacion psico- logica del conocimiento) constituyen actos de la experiencia. Estos actos podian descubrirse metaforicamente como si se ad- quirieran y acumularan o conservaran. Precisamente, de la meté- fora econdmica de la adquisicién y acumulacion del conoci- miento como actos de Ja experiencia o por reflexion, emergié més tarde el concepto de aprendizaje. ‘Sin embargo, su aparicién no fue inmediata. Surgié con el auspicio de tres preocupaciones dominantes en el pensamiento biolégico-psicologico del siglo xIx : la evoluci6n de la inteligencia © entendimiento, la funcién del sistema nervioso central en los procesos psicolégicos, y el papel del habito en la actividad men- tal, en contraposicién al instinto. La evoluci6n de la inteligencia constituy6 un problema crucial para la teorfa de la seleccién 42 cAad.1, HISTORIA DE LAPSICOLOGIA natural, La supervivencia del més apto, como dimensién indivi- dual en Ia seleceién de poblaciones, requirid de una teoria y de métodos experimentales que se abocaran al anilisis de la conducta adaptative como conducta inteligente; es decir, como variabilidad selectiva, La reflexologia, en un amplio sentido, procurd una teoria y un método respecto a las condiciones biologicas partici- pantes en dicho proceso de adquisicion y cambio selectivo de Conducta en relacion con la variabilidad ambiental, Bi funciona lismo puso de relieve la importancia del ejercicio como actividad repetida en la adaptaci6n individual. Estos constituyen los ante~ cedentes de la teoria del aprendizaje y han aportado sus concep- tos y problemas fundamentales hasta nuestros dias: el habito 0 ejetcicio, los efectos de a conducta, y la asociacion de estimu- Tos 0 de eventos, Como ejemplo del primer caso de evolucién de las teorias podemos examinar el viejo dilema quo vivid la teoria del apren- dizaje respecto a la naturaleza de lo aprendido: jse aprenden respuestas 0 se aprenden estfmutos? En téminos contempora- neos, el problema ha reaparecido bajo el planteamiento de la adquisicién de relaciones respuesta-estimulo o de relaciones es- timulo-estimulo. Obviamente, estas dos opciones tedricas pue- den ubicarse, en un pasado inmediato, en las posiciones encon- tradas de Hull (1943) y Tolman (1932), y aun cuando se sustentan en modelos particulares distintos, destacan como cuestién fun- damental una interpretacion en términos de los efectos de la conducta, o la formacién de representaciones respecto a las con- diciones en que la conducta tiene lugar. La persistencia hist6rica de estos problemas sugiere dos interpretaciones. La primera pue- de formularse en términos de que st persistencia refleja un refi- namiento necesario de los modelos teéricos particulares para ve- rificar empiricamente la validez de una teorfa frente ala otra, La segunda, por Ja que quiza me inclinarfa, percibirfa la permanen- ia de este dilema tedrico como evidencia de un planteamiento erréneo. Un error categorial o un problema falsamente plantea- do no puede ser resuelto mediante estrategias empiricas 0 la co- rreceién y refinamiento de las hip6tesis particulares derivables de los modelos que guian su formulacion en dicho contexto. Un ‘anélisis historico conceptual meticuloso de Ja evolucion de los problemas como teorias particulares seria de gran utilidad en la dilucidacion de tal disyuntiva. Las condiciones externas como auspicio dela teoria ‘Al examinar los aspectos relativos a la distinciOn entre histo- sia interna e historia externa de la ciencia, conclui que am| son necesarias para poseer una perspectivaintegral de la evolucién de las teorfas y conceptos cientificos. No obstante, sefialé que la relacion entre ellas no es lineal, y que en esa medida existen dimensiones del pensamiento-cientifico que pueden ser analiza- das con cierta autonomia, bien desde una aproximacién externa, bien desde una optica interna. En la medida en que los factores externos y circundantes @ Ja actividad te6rica propiamente dicha no se relacionan lineal ni simétricamente con la evolucién de las teorfas y conceptos, quik zé sea conveniente caracterizar dicha influencia en términos de auspicio més que de causa o raz6n, Son varios los factores que ejercen esta funcion de auspicio respecto al pensamiento cienti- fico. Entre ellos destacan, a saber: a) el desarrollo comparativo de otras ciencias; b) el avance tecnologico y tecnolégico dispo- nible; c) la organizaciOn social de la institucion cientifica en general y de la disciplina en particular; cit) las funciones y uso del conocimiento cientifico en una sociedad determinada; d) las practicas pedagdgicas de la ciencia; e) la tradicion cientifica como historia practica de Ia ciencia en general y/o la disciplina particular en una sociedad; f) tos sistemas de oreencias domi- nantes, y g) la vinculacion de la ciencia con los medios de pro- ducci6n. Estas influencias pueden agruparse en: a) factores de natura- Jeza ideoldgica y conceptual; ) factores de orden organizativo y econdmico, y c) factores de tipo tecnologico, Cada uno de estos grupos incide de manera diferente en el proceso de la formula- cién y cambio del conocimiento cientifico. El primero influye ‘en la naturaleza de los modelos y representaciones logicas de las teorfas; el segundo afecta los procesos de aceptacion y rechazo de nuevas propuestas, algunas caracteristicas de los ejemplares metodoldgicos y la repercusion que una disciplina puede tener en los cfrculos externos a los de la propia comunidad que la practica; el tercero facilita y promueve maneras y problemas de investigacion en términos de las posibilidades précticas disponi- bles y los recursos que se canalizan a la generacion de ciertos conocimientos, con base en su costeabilidad, productividad y utilidad sociales. En el caso de la psicologia, he cxuminado algunos de los efectos que las influencias del primer grupo han tenido en la 44 capt, HISTORIA DE LA PSICOLOGIA matriz disciplinaria de la psicologia. La obra de Kantor (1963- 1969) constituye un anilisis historico completo de los auspicios culturales e ideolégicos en la conformacién de la problemiitica conceptual de la disciplina. Por ello, citaré sélo algunos ejemplos de los otros dos grupos de influencias. En lo que respecta al segundo grupo, el de los factores de orden organizativo y econémico, ya he argumentado en otro escrito (Ribes, 1982, pags.121-139) que la escision entre la psi- cologfa basica y 1a’ psicologia aplicada se origina en dos ver~ tientes auténomas —y en ocasiones incompatibles— respecto de la definicion del objeto social de la disciplina. Por una parte, ‘se puede trazar una psicologia interesada en el individuo como problema del conocimiento, que se remonta hast Arist6teles y Hega a nuestros dias en la forma de psicologia académica y/o experimental, después de haber sufrido miltiples transformacio~ nes en las que ha adoptado la forma de teoria del conocimiento y de la moral, entre otras. Por otra parte, en los inicios del pre~ sente siglo se identifica un nuevo encargo social a la psicologia, enmarcada por la nueva sociedad industrial y la necesidad de seleccionar, predecir y canalizar a los individuos dentro de una compleja red de divisién del trabajo y su consiguiente superes- tructura meritocratica, Aparecen asf las psicologias “aplicadas”, que se definen por el Ambito institucional que las “crea”: la psicologia educativa, la psicologia clinica, la psicologia comuni- faria, la psicologia industrial, la psicologia ambiental y muchas otras, Paradéjicamente, estas nuevas psicologias no aplican el conocimiento de la ciencia basica. Surgen, mas bien, como res- Duesta 2 necesidades organizativas y productivas que la moder- nidad industrial plantea a las sociedades contempordneas. Por ello, el pragmatismo, concebido como eficacia y eficiencia en el funcionamiento de dichas sociedades, constituye la regla de oro para valorar su adecuaci6n, La teorfa de las psicologias aplicadas se construye como legitimacién social, conceptual y técnica de sus resultados y de las circunstancias sociales que las auspiciaron. Pero queda ahi el mundo de dos psicologias divorciadas, parale~ las, y en el fondo quiza divergentes, configuradas por influencias organizativas y productivas ajenas a la propia evolucién teérica de la disciplina. E] tercer grupo de influencias, constituido por tos factores tecnolégicos, destaca su presencia de manera sobresaliente a través de las innovaciones instrumentales. En la psicologia de la actualidad se testimonia una paradoja esencial: se vive una préc- ‘tica experimental comparable a la de las ciencias mas evolucio- : NIVELES DE INTERRELACION 45 nadas, al tiempo que se la enmarca en una prictica conceptual mitoldgica y plena de confusiones categoriales. Continuamente se incorporan los avances instrumentales que proporcionan las modernas electronica e informatica, sin que ello se acompafie de una nueva formulacion de los problemas. Se tiene una fe casi religiosa en que la solucion de los viejos planteamientos tee ricos radica, en Ultima instancia, en disponer de artefactos cada ‘vez més pocerosos para producir y analizar “hechos”. Esta acti- tud religiosa normalmente invierte la naturaleza del problema y “crea la teorfa a imagen y semejanza del aparato”, actualizando de forma compulsiva la “maquina” psicoldgica que dar cuenta del comportamiento animal y humano, La psicologia ilustra como la complejidad y cl refinamiento de los instramentos in- corporados en la investigacion no s6lo contribuyen necesaria~ mente a cambios y avances te6ricos significativos en una disci- plina cientifica, sino que incluso pueden llegar a frenar su evolucién conceptual. La justificacién racional de practicas politicas y morales En su Etica demostrada segin el orden geométrico (1951, edicién espafiola) Spinoza comentaba, respecto a su concepcién acerca del alma y Ia practica de la vida, que “. . . esta doctrina es también no poco «til para la sociedad comin, en cuanto ensefia de qué manera han de ser gobernados y conducidos los ciudada- nos, a saber, no para que sean siervos, sino para que obren libre~ mente lo que es mejor” (pag. 101). Con esto seflalaba la intima vinculacion que existe entre las teorias del alma (0 lo psicolégi- co) con el hacer moral y el hacer politico. Hemos presenciado, sobre todo en el presente siglo, que la ciencia misma se convierte en ideologia: ideologia cientifica, que invade el lenguaje ordinario y las representaciones sociales acerca de la realidad, La computacion, la electronica, la biologia y la economia han influido de manera notable no s6lo en nues- tras précticas cotidianas, sino también en nuestro léxico corrien- te y en nuestra concepeién del mundo. La psicologizacién de las representaciones sociales también ha tenido Iugar, pero desde épticas muy diversas. Ejemplo de ello es que la interpretacion Psicoanalitica del arte, las relaciones personales y los conflictos sociales, como ejercicio ideoldgico cotidiano amparado en Jo que supuestamente constituye una docérina “cientifica”, se ha AG cap. 1, HISTORIA DE LAPSICOLOGIA convertido en materia de cultura ordinaria desde hace veinte afios. Lo mismo ocurre con otras esferas de las representaciones sociales, y Ja justificacion de practicas educativas, juridicas, po- Iiticas y otras més, a partir de supuestos psicol6gicos a los que se les atribuye el cardcter de doctrina “cientifica”: las bases genéticas de la inteligencia, el desarrollo cognoscitivo basado en la maduracion, la patalogia subyacente en ciertos actos sociales, etcétera, En otro lugar he examinado Ja importancia de las represen- taciones ideolégicas como auspiciadoras del momento, forma y contenido de las teorias psicologicas. Aqui deseo poner. de relieve Ja otra cara de la moneda: a) la generacién de nuevas formas y modalidades sociales de representacién ideolégica, y ‘b) la legi- timacion social de las concepciones morales y politicas como corolarios materiales de las teorias acerca del individuo y su comportamiento, Toda ciencia, quiéralo o no, en 1a medida en que se le apro- pia socialmente como contenido de conocimiento, crea ideologia social. En el caso de la psicologia, esta ideologia incide directa- ‘mente en las concepciones acerca del individuo, sus limitaciones y capacidades, y su papel relativo en la responsabilidad de la circunstancia social en que vive. Se pueden destacar cuatro. formas, no necesariamente excluyentes, en que opera este proceso de cientificizacion de Ja ideologi 1. ‘postulando: procesos y estructuras universales compartidas por todos los hombres que las dirigen a priori en determinado sentido social (por ejemplo, las concepciones cartesiana, freudiana y choms- Kiana); 2. abstrayendo al individuo de su realidad préctica, al privilegiat el sentimiento o la raz6n sobre la accién (como ocu- re en todas las concepciones mentalistas); 3. suponiendo que la realidad se constituye individualmente, incluyendo la realidad social y que, por ende, la circunstancialidad del individuo es privada en origen y en su ejercicio (como en todas las teorias cognoscitivas constructivistas acerca de la inteligencia, el cono- cimiento y las relaciones sociales); y 4. atribuyendo al individuo Ja capacidad de libre eleccion, ya sea bajo el influjo de su racio- nalidad o de una moralidad intrinseca a las acciones y sus senti- mientos (recuérdese la reaccion que desperté el libro de Skinner ‘Mas alld de la libertad y la dignidad {1917}, como un ejemplo de 1a ideologia de la libertad como atribucién individual). Estas ideologias cientificas (0 filosoficas, antes del siglo XIX ), que se recubren de argumentacion epistemologica y ética, no solo contribuyen a la transformacion —en ocasiones aparente— conciusiones 47 de Jas representaciones sociales acerca del individuo sino que, a la vez, participan en la legitimacion social de dichas representa- ciones en otras semejantes, Tal participacién tiene lugar de multiples maneras, pero destacan dos modalidades: 1. la ciencia opera como aval epistemolégico de la convencionalidad social, y bajo su carécter de conocimiento cierto y verdadero ampara la Yalidacién formal de pricticasjuridicas, administrativas, politicas y morales, entre otras; 2. la ciencia desarrolla procedimientos de regulacién de dichas convenciones, mediante su participacion como conocimiento profesionalizado, en précticas sociales que sancionan cotidianamente un espacio ideolégicamente configu- rado en la vida social de todos y cada uno de los individuos. De este modo, la ciencia no s6lo establece creencias sociales acerca de los individuos, como lo ilustran los criterios psiquistricos y psicolégicos relativos a la responsabilidad juridica y politica, sino que también ejerce acciones sistemsticas y concretas a través de 1as profesiones socialmente aceptadas. Ejemplo de ello son las practicas educativas, laborales y de salud, entre otras, que no solo translucen concepciones sociales particulares respecto al in- dividuo, sino que las sancionan pricticamente por medio de ctiterios de seleccion y canalizacién social. En otro articulo (Ribes y cols., 1986) se ha examinado el papel de la psicologia ciinica como instrumento regulador y sancionador de valores morales implicitos. ‘La relaci6n histérica entre 1a psicologia, la politica y moral constituye un amplio campo de estudio, de vital importancia para desentrafiar el origen y la utilidad que han tenido las concepcio- nes acerca del individuo como entidad psicolégica. Bl conductis- mo (Politzer, 1928; Naville, 1946), al restablecer al individuo como prictica tiene todavia que examinar su propia aportacion a esta relacién historica, asi como sus propuestas disciplinarias sobre el particular. CONCLUSIONES Sin profundizar ni agotar la historia misma de los temas ana- lizados, he procurado ubicar la importancia que tiene para la psicologia contemporanea —y en particular para la que se enraiza en las tradiciones aristotélicas y conductista— la reflexion acerca de las dimensiones historicas y concep tuales de los problemas teo- ricos, experimentales y précticos que confront en la actualidad. He examinado siete niveles en los que se puede realizar el anilisis histérico conceptual de las pricticas teéricas, experi- 4B cap. 1, HISTORIA DE LAPSICOLOGIA mentales y sociales de la psicologia. Aun cuando los he separado con propésitos expositivos y de conveniencia en su ejercicio, los siete niveles son complementarios ¢ indispensables para alcanzar una comprensién integral de la evolucion y naturaleza de los con- ceptos, pricticas y teorias psicologicas. En la medida en que constituye, como contenido y como método, una dimension indispensable de la actividad te6rica, conffo en que la historia de la psicologia, en tanto andlisis histérico-conceptual, x con: vertiré. en un tiempo no lejano en parte integral de la teoria psicolégica misma. Este trabajo es una contribucion en ese sen- tido: considerar la historia como constituyente inseparable de fa teorfa cientifica. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS Aist6teles, Acerea def Alma, Madrid; Gredos, 1978. Bechterew, W. von, Objektive Psychologie oder Prychoreffexologie, Leipzig, 1913, Bernal, J, Dy La ciencia en la historia; Universidad Nacional Auténoma de México, México, 1972. Canghilhem, G., La Formation du Concept de Reflexe aux XV He et XVItle ‘Slecles; Presses Universitaires de France, Paris, 1955. Descartes, R., El discurso del método. Meditaciones metafisica, Porrta, México, 1980 @). Descartes, R., El tratado del hombre, Editora Nacional, Madrid, 1980 (0). Fearing, F., Reflex Action: A Study in the History of Physiologeal Pry- chology, MIT Press, Cambridge, 1930. Hanson, NR, Patrones de descubrimiento, Observactén y explicacién, ‘Alianza, Madrid, 1985. Hull, C. L, Principles of Behavior, Appleton Century Crofts, Nueva York, 1943. Kantor, J. R., The Scientific Evotution of Psychology, Principia Press, Chi- cago, 1963, vol. 1. Kantor, J. Ry The Scientific Bvotution of Peychology. Principia Press, Chicago, 1969, vol. 2 Kuhn, T.S., La estructura de las revoluciones cientificas, Fondo de Cultura Econémica, México, 1971. Kuhn, 7, 8, La fensiinesencial, Fondo de Cultura Eoondmica-CONACYT, México, 1982. Locke, John, Ensayo sobre el entendimiento humano, Fondo de Cultura Econémica, México, 1956. Masterman, M., “The Nature of 2 Paradigm”, en I. Lakatos y A. Musgrave (it). Cristiciom: and the Growth of Knowledge, Cambridge University Press, Cambridge, 1970. Naville, P., Psychologie, Marisme et Materialisme, Matcel Riviere, Paris, 1946. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS 49 Pavioy, L. P., Conditioned reflexes, Oxford University Press, Oxford, 1927. Politzer, G., Critique des fondements de la psychologie, Presses Universi- taites de France, Paris, 1928. Ribes, E., £1 conductismo: reflexiones criticas, Fontanella, Barcelona, 1982. Ribes, E., The relation between interbehaviorism and the experimental ana lysis of behavior: the search for a paradigm. The Pryceological Re- cord, 34, 1984, 567573. Ribes, E., En busoa del alma perdida: un comentario @ “Causa, Funcion y el Andlisis de la Conducta”, de Jerry Hogan, Revista Mexicana de And- lisis de la Conducta, 10, 1985, 73-79. Ribes, E., “Human behavior as operant behavior: an empirical or conceptual issue?”, en C. F, Lowe, M. Richelle, D. B. Blackman y C. M. Brad- shaw, Behaviour Analysis and Contemporary Psychology, Exioaum, Hillsdale, 1986, Ribes, E., “La evolucion de las teorias del aprendizaje: un andlisis histérico- ‘conceptual”, en J. L. Pinllos y J. Mayor (dirs.) Tratado de psicologia general (volumen de Aprendizaje y Condicionamiento), Alhambra, Madrid, 1987. Ribes, E., Diaz-Gonzéler, E., Rodriguez, M. L. y Landa, P., Elandlisis com tingencial: una alternativa a las’ aproximaciones terapéuticas del comportamiento, Cuadernos de Psicologia, 8, 1986, 27-52. Ryle, G., The Concept of Mind, Barnes & Noble, Nueva York, 1949. Ryle, G., Dilemas, Universidad Nacional Auténoma de México, México, 1979. Schoenfeld, W. N., Contemporary State of Behavior Theory, Revista Me- ‘xicana de Andiisis de la Conducta, 1, 1983,55-82. Sechenov,L., Los reflejos cerebrales, Fontanella, Barcelona, 1978. Skinner, B. F., The Concept of the reflex in the description of behavior, Journal of General Psychology, 1931, 5, 427-458. ‘Skinner, B. F., The generic nature of the concepts of stimulus and respon- se, Journal of General Psychology, 1935. 12, 40-65 Skinner, B. F., Beyond Freedom and Dignity, Alired Knopf, Nueva York, 1971. Spinoza, B., Etica demostrada segin el orden geométrico, Fondo de Culta- ra Econémica, México, 1951 Tolman, E. C., Purposive Behavior in Animals and Men, Appleton Century Crofts, Nueva York, 1932. Turbayne, C. M., El mito de la metéfora, Fondo de Cultura Econémica, México, 1974, Watson, J.B., Psychology as the behaviorist views it, Prychological Review, 20, 1913, 158-177. Watson, J. B., The Place of the conditoned reflex in psychology, Psycholo~ sical Review, 23, 1916, 89-116. Wittgenstein, L., Philosophical Investigations, Bagi 1953. A PSICOLOGIA 2 Acerca de la percepcidn, la imaginacion, la memoria y los suefios: algunos malentendidos psicoldgicos* Noes un decir: es un hacer. Es un hacer que es un decir Octavio Paz, 1987 ‘Alma: y la duds y su respuesta muerdes ye, concises, como un fruto de espesor:-amargo y libertario, Primavera del placer, otof'o dal combate apenas emprendido. Tuya es la sombra que me sigue. RUBEN BONIFAZ Nuso, 1969 Este trabajo se inscribe en un esfuerzo metodolégico, 1a- mentablemente descuidado por los investigadores contempord- * Dedico este ensayo a Victor Manuel Alcataz, poets apesionado que crea juegos Ge pelabras confundiéndotos con iconosirreales. MALENTENDIDOSPsiCoLdcicos 51 neos del comportamiento: el anélisis hist6rico-concepiual de los problemas y las teorias que configuran el escenario actual de la psicologia como ciencia. Kuhn (1972, 1982) ha advertido que en los periodos de ciencia normal, los cientfficos operan segitn modelos y I6gicas tacitas no necesariamente reconocidos, los cuales delimitan, prescriben y norman los problemas y soluciones aceptables para una comunidad cientifica determinada. Sélo cuando las teorias o los conceptos presentan insuficiencias loei- cas y/o empiricas, el ejemplar o paradigma aceptado entra en crisis. En el caso de la psicologia, existe sdlo un ejemplar universal- mente compartido: el conductismo metodolégico. Todo con- cepto 0 teoria de lo psicolégico debe partir, en razén demétodo, de un dato que haga referencia al comportamiento, indicador jinicial de cualquier evento 0 proceso psicolégico. Pero este ejemplar compartido norma exclusivamente los criterios de refe~ rencialidad empirica de los conceptos y, por ello, ampara los mas diversos modelos y logicas acerca de la naturaleza de lo psi- colégico. Esto ubica a nuestra ciencia, en un sentido kuhniano, en un periodo preparadigmtico, Existen muchas psicologias paralelas ‘© divergentes, que aun cuando se esfuerzan empiricamente por conciliar criterios respecto al proceso de recoleccién de los he- chos, se olvidan de que sus conceptos son inconmensurables y que, por ende, también lo son —al menos parcialmente— sus hechos. ‘Ante este panorama, como lo he expuesto en otro lugar (Ribes, 1986), la tarea de examinar historica y conceptualmente nuestras teorias y categorias adquiere una prioridad por lo me- nos equivalente a la del refinamiento metodologico dirigido a la recoleccin y sistematizacion de datos. Como sefiala Hanson (1977), los hechos son siempre hechos teéricos. Por tal motivo, dedicaré mi esfuerzo al anélisis conceptual de una serie de térmi- nos orgénicos, dirfa yo, de toda teoria psicol6gica: sensacion, percepcién, imaginacion, memoria y suefio. Todos ellos tienen en comin ser términos que implican, de un modo u otro, un concepto subyacente: el de representacion, El siguiente pasaje de Ryle (1949) describe perfectamente mi intencién: “Algunos lectores pueden pensar que mi tono de voz (en este libro) es excesivaments polémico. Puede confortarlos saber que los supuestos contra fos que muestro mds ardor son supuestos de los que yo mismo he sido vietima. Primero, trato de sacar algunos desdrdenes de mi pro- 52. CAP. 2, MALENTENDIDOS PSICOLOGICOS pio sistema, Solo secundariamente espero ayudar 2 otros teécicos « Teconocer nuestra enfermedad y a beneficiarse de mimedicina (pig.9). LA MITOLOGIA DE LA MENTE Wittgenstein (1980) hacia notar que “los conceptos ‘psico- légicos son concepts cotidianos. No son conceptos recién crea- dos por la ciencia para sus propésitos, como Io son los conveptos de la fisica y la quimica” (vol. 2, pag. 121). El vocabulario fun- damental de la psicologia est constituido por una serie de tér- ‘minos que provienen del Ienguaje en su uso ordinario. Su incor- poracién como concepios “propios” de la diseiplina ha dependido de factores ajenos a los que han caracterizado, en lo general, a la evolucién teérica de otras ciencias, Varias son las razones que ayudan a comprender este hecho. La primera de ellas es que la psicologia humana se relaciona directa y exclusivamente con el hacer y hablar cotidianos de los individuos. Respetando el sentido que Wittgenstein confiere a la expresién: “juegos de lenguaje”,' podriamos decir que la psi- cologia parte del material “crudo” que representan los diversos juegos de lenguaje del hablar y del hacer ordinarios de los indi- ‘yiduos. Estos juegos de lenguaje se constituyen simultaneamente en el objeto ¥ en la evidencia empirica de ese objeto para la dis- ciplina psicoidgica, A diferencia de otras ciencias en que el len- guaje acerca de sus objetos es ajeno al hablar misma del individuo, en Ia psicologia objeto y evidencia acerca det objeto s? confun- den. Esto ayudé a crear el primer mito, al establecer la contra~ posicion de dos mundos: el mundo exterior de los objetos y de la corporcidad material, y el mundo interno de la experiencia, mito que confunde los juegos del lenguaje con objetos indepen- dientes de dichos juegos. Esta confusion se produce al conside- rarse que las expresiones del lenguaje que se relacionan con eventos “‘mentales” no son los episodios que han de estudiarse, sino que constituyen la evidencia de que dichos eventos “menta- Jes” existen en un nivel funcional distinto de aquel en que ocu- re el discurso. ‘Una segunda raz6n se remonta al origen histérico de la trans- figuracién del lenguaje ordinario en lenguaje acerca de fenbmenos * ea concepto de juego de lenguaje en Wittgenstein no cubees6to ales divrsos sos del Lenguaje ordinari, lao que contempla la elaboruckin o formulacién de Tonguajee fonmalae diverro= LAMIIOLUGIA DE LAMENT oe de la experiencia y actividades de un mundo interior. Kantor (1963-1969) realizé un anilisis hist6tico minucioso de este pro- ceso de transfiguracién mitolégica del lenguaje acerca de lo Psicoldgico. Aun cuando las referencias a los que hoy denomi- namos eventos psicoldgicos pueden ubicarse en los escritos de Jos presocraticos y quizé antes, es posible considerar que Aristo- teles claboré el primer tratado sistemético en sus libros Acerca del Alma, Este tratado no es importante s6lo porque constituye la primera clasificacién conceptual y empirica de los eventos psicolégicos como fendmenos naturales, sino que lo es también porque la mitologia del mundo interior se elaboré a partir de la deformacion sistematica de estos escritos, Para un lector moder- no de Aristoteles no es dificil identificar los pasajes claves en este proceso transfigurativo. Los libros II y III de Acerca del ‘Alma contienen afirmaciones que, al descontextualizarlas de los supuestos y argumentos acerca de la naturaleza del alma que las fundamentan, son faciles de mistificar para sostener como ocu- sri6— conceptos contrarios e incompatibles con la posicion aristo- télica, La tradicién espiritualista judeooristiana y sus instituciones culturales realizaron esta labor que transform a Aristoteles en el pilar del pensamiento escoléstico medieval y, posteriormente, en el aportador de los conceptos fundamentales del juego dellen- ‘guaje filosGfico del racionalismo y empirismo posrenacentistas. Descartes (Meditaciones metafisicas, El discurso del método), y en menor medida Locke (Ensayo sobre el entendimiento hu- mano), construyeron Ja mitologia modema acerca del alma y la ‘mente, bajo cuya influencia se conformé gradualmente la disci- plina que hoy conocemos como psicologia, La aceptacién de la existencia de dos mundos, el de la vida externa y el de ta vida interna, oblig6 2 la psicologia a adoptar como objeto propio el estudio de la relacién entre dichos mundos, extrafio privilegio conceptual que todavia nos resulta tan diffcil cancelar. Estrechamente vinoulada a esta circunstancia histérica se encuentra una tercera raz6n: la I6gica mediante 1a cual se cons- truy6 la mitologia de la mente. El universo renacentista es un universo geométrico en el que destacan dos dimensiones: el mo- vimiento de traslacin y la luz. La ciencia renacentistase elabor6 para dar cuenta de ambas dimensiones, y as{ surgieron a me- cénica y la Optica, Ambas ciencias se construyeron a partir de la geometria, que no solo constituia e] modelo del universo, sino que era ef método racional por excelencia para conocerlo con certeza, Esta division del universo renacentista se traslad6, como 6gica ineludible en Ia ciencia de la época, a la formulacién de la 5A CAP. 2, MALENTENDIDOS PSICOLGGICOS naturaleza de los eventos psicoldgicos: Ia relacion entre el mun- do interior y el mundo exterior no era otra cosa que la relacién entre una éptica vertida hacia el interior, y la mecdnica del cuer- po, como ejecutor de movimientos particularmente inspirados por la razén o la mente en tanto luz y escenario interiores. El mundo de la mente no era mds que un mundo de las re- presentaciones del exterior. El yo era la representacion paraop- tica del mundo exterior y de las acciones mec4nicas del propio cuerpo. Los distintos procesos psicol6gicos vinieron a ser, de tal modo, operaciones 0 entidades que daban realidad conceptual a este mundo de representaciones interiores. La percepci6n, la sensacién, los sentimientos, la raz6n, el pensamiento, la imagina~ cién y la memoria constituyeron las diversas formas y condicio- nes de existencia de este mundo interno de representaciones. {Cudl fue el resultado de este proceso de transfiguracin mitologica de lo psicolégico, que tuvo lugardesde el siglo vi hasta nuestros dias? Ryle (1949) describié de manera magistral lo que bautizé como el “mito del fantasma en la maquina”: La doctrina oficial, que proviene principalmente de Descartes es que (. .) los cuerpos humanos estén en el espacio y estén sometidos a Jas leyes mecénicas que gobiernan a los dems cuerpos en el espacio. Los proceso y estados corporales pueden ser inspeccionados por obser- vadores externos. .. Pero las mentes no estan en el espacio, ni sus ope- raciones estén sometidas a las leyes mecénicas. El funcionamiento de a mente propia no ¢s testimoniable por otros observadores; su carrera es privada, Solo yo puedo tener conocimiento directo de los estados y procesos de mi propia mente. Por consiguiente, una persona vive dos histories colaterales, una que tiene que ver con Io que le pasa a y en su cuerpo, y la otra que consiste en lo que ocurre y en su mente, La primera es piblice, la segunda privads (pég. 11). Los seguidores del mito del “fantasma en la maquina” han persistido en la creencia de un mundo interior cualitativamente distinto del mundo exterior de los objetos y cosas, y han confir- mado la verosimilitud de su creencia en una interpretacién espe- cial de las expresiones del lenguaje ordinario que mencionan 0 implican términos “mentales”. El leguaje ordinario, no obstante, tiene una logica: la logica de su uso como prictica social. Los diversos términos 0 el 1éxico del lenguaje ordinario tienen multiplicidad de usos y funciones. Estas funciones, que constituyen practicas convencionales, téci tas la mayorfa de las veces son lo que Ryle (1949, 1953) deno- miné la geografia logica del lenguaje ordinario y lo que Wittgens- LAMITOLOGIA DE LAMENTE 99 tein (1953) llamé juegos de lenguaje, Presuponer que el lenguaje ordinario, en su diversidad de términos y expresiones, tiene dife- rentes funciones comunicativas, significa aceptar que no existe, en principio, une correspondencia referencial biunivoca entre palabras 0 expresiones y eventos u objetos. Implica también reconocer que la funcién bisica del lenguaje no es describir la realidad, sino la de comunicarse socialmente entre los individuos. De todo esto se desprende que el lenguaje, como descripcion de cosas, no puede ser prueba de nada més que de las circunstancias mismas en que dicho lenguaje ocurre, y que para examinar la significacion funcional del Ienguaje debemos alejarnos de toda consideraci6n de una supuesta “representatividad” de las palabras respecto do las cosas y de las operaciones del pensamiento, La significacién funcional del lenguaje es la identificacion de las circunstancias que contextualizan su prictica. Su logica, como prictica social ordinaria, es la del uso y el contexto. Las expresiones del lenguaje ordinario que aluden a activi- dades 0 estados mentales, al contrario de lo que suponen los defensores del mito del fantasma en la maquina, no hacen refe- sencia a acciones 0 entidades que tienen lugar en una dimension ajena al episodio en que curren las expresiones en cuestion. ‘Son expresiones que tienen significado s6lo y exclusivamente en el contexto de su ocurrencia. ¥ en la préctica linglistica ordina- ria se sobreentiende que dichas expresiones no sefialan o indican la existencia u ocurrencia de entidades o actividades secretas, inaccesibles a otro observador en la misma circunstancia. A na- die se le ocurre, por ejemplo, inspeccionar Ja lengua de otro cuando éste dice que tiene una idea en Ia punta de la lengua. Como sostiene Ryle, la mayor parte de los términos 0 expresio~ nes mentales no se Tefieren a cosas o eventos, sino que tienen ‘que ver con propensiones, tendencias o circunstancias; son cate gorias disposicionales. Las propensiones o tendencias no constituyen ocurrencias, aun cuando se describen a partir de ocurrencias. Pero no de ‘oourrencias singulares, aisladas, sino de colecciones, simultineas © sucesivas. Por ello, ios términos o expresiones que se relacio nan con propensiones y tendencias no “referencian” ningin evento observable, pues las propensiones y tendencias no cons- tituyen algo de lo cual se pueda predicar su observabilidad 0 no observabilidad. Asi, por ejemplo, el término inteligencia no se refiere a o significa una entidad, proceso o actividad deter- minadas. Describe la coleccion de eventos que satisfacen ol cum- plimiento de un acto inteligente: la efectividad, dada una BB CAP. 2, MALENTENDIDOS PSICOLOsICOS cunstancia y como categoria general, es sindnimo de la tendencia a realizar dicho tipo de actos. No obstante, ningin acto particu- lar inteligente constituye 0 es equivalente a la inteligencia, pues ningtin evento que forma parte de una tendencia es igual a la tendencia cuando se le considera aislado, Ser inteligente ¢s poder realizar actos inteligentes con base en una tendencia previamen- te observada, No tiene nada que ver.con la posesion de una fa- cultad oculta que guia y resuelve el desempefio previo a su reali- zacion. En la medida en que la mayor parte de los términos 0 expre- siones mentales son categorias disposicionales, ninguno de ellos s¢ ajusta al criterio de observabilidad directa que satisfacen otros términos y expresiones; por ejemplo, aquellos que se vinculan con objetos y acciones. Se puede coniestar a las preguntas ;qué es comer? 0 jqué es una mesa? mediante respuestas de naturale- za ostensiva, &s decir, seffalando a una persona que come o 2una mesa en particular, pero no puede responderse de igual manera a las preguntas ,qué es la inteligencia? 0 qué es el orgullo! Asi como tiene sentido decir que los objetos y las acciones soa ob- servables, carece de significado tratar de identificar una tendencia de términos de su observabilidad o inobservabilidad directas. Ryle (1949) ha denominado error categorial al hecho d2 tra- tar a un conjunto de expresiones o términos como miembros de una dimensi6n logica distinta de aquella a la cual pertenzcen, Esta invasion de especies légicas o categoriales puede levarse a cabo de dos maneras: a) identificando una especie como parte de otra; o b) no reconociendo a una especie como miembro de otra, En cualquiera de ambas circunstancias se trata de un error en el que se representa un conjunto de hechos como pertene~ cientes a una categorfa o tipo légico cuando en realidad corres- ponden a otra, En el caso de la psicologia, se considera a los hechos que se expresan en el lenguaje en la forma de hechos de la Vida mental, como si pertenecieran a una categoria logica di- ferente a la de las circunstancias 0 episodios en los que dichos términos y expresiones ocurren. Debido a las razones expuestas, el mito del fantasma en la méquina convirti6 a las expresiones lingitisticas mentales en algo distinto de ellas mismas: las conyirtid en pruebas o testimonio de la existencia de otras entidades 0 actividades ocultas a los observadores participantes en el episodio comunicativo. A los términos y expresiones que identificaban 0 comunicaban pro- pensiones, relaciones, cualificaciones y otras propiedades logicas del uso del Lenguaje en su contexto ordinario, se les transfigurd ' CLASIFICACION DE TERMINOS Y EXPRESIONES OF en indicadores de objetos, sustancias y actividades ooultas. Tal como sefiala Ryle (1949), durante los tres siglos de la época de la ciencia natural, e selec-

You might also like