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EDUARDO A, ZIMMERMANN LOS LIBERALES REFORMISTAS SS _La cuestion social en la Argentina, E ©1890-1916 — Editorial ‘Sudamericana Universidad de San’ Andrés Cuestiones obreras, pp. 3-11, y UIA, Proyecto de ley de accidentes del trabajo (Buenos Airer: Lmprenta La Buenoe aires, 1907) DSC, 1905, vol 1: p, 697, Union Industrial Argenting, Res- fia Historica (Buenos Aires’ Cia, Sudamericana de Billets de Banco, 1910), pp. 28-2; 9 Los proyectos de ley de la diputacionsociaista sobre jornada legal de ocho horas “semana inglesa” (Buenos Aires: Gin Samer de Billede ann 1914), Sobre la colon de [os posiclones adoptadas por la UIA frents an cuestiGn abrera véase He carp patently pap aspen Tt sites? EdTonaT Memmi 1960, pp. 73:05; y Eugene G. Sharkey, “Union Industrial Argentina, 1887-1920", pp, 179-237. Una recopil clon de articles on tavor del proteccionisaro publicados en el Boltin ide ta Union Industria! Argentina, stacando ls arguments social tas sobre reduccidn de Tas tarfas aduancraa, puote verse en Unidn Tntateiol Argentina, Le coresta dela vida'y ef proteccuaniemo (us tov Aires: Imprenta La Buenos Aires, 1919). Vease tambien Eugene Sharkey, ‘Union Industrial Argentina, 1887-1920", pp. 149-162, - bre ln participacién de la UIA en la sancién do la ley de aduana de 1906, de inspiracion proteeionista, ‘2 Juan B Just, socials argentino” (1940), en Scciatiamo {Buenos Aire: ia Venguordie, 1900), p 116, Ftpe Yoke, ex minisivo ds Hoca, ee Iamontaba on 1908, al contestar un pedido de ayuda de un Sado politicn del interior, por la forma en que las cambiantes si- ee ie es pieciar neniceuind emer a fos roquistar “todo pedide mio ae aupone que es para un roquista 7 Jos amiges de Rea han perdido hoy Ia confianza del gablerno Archivo Felipe Yore 1887-1907, Legajo de Correspondencta No. 1, . 342, Archivo General de fa Navin, Sala VIL 9 Respuestas a la “cuestién obrera” (II) La nueva legislacion El fracasado intento de sancionar una omnicomprensiva ley nacional del trabajo que incorporara a las nuevas fuer sociales al proceso de elaboracién y funcionamiento de la: institueiones que regularian las relaciones industriales, a la par de su gradual incorporacién al proceso politico segun el proyecto de Joaquin V. Gonzalez, dio paso en el Congreso Na- cional a un desarrollo continuado, si menos ambicioso, de nue- va legislacién social. Este desarrollo de nueva legislacién se vio impulsado desde sus comienzos por la presencia en la Camara de Diputados del socialista Alfredo Palacios, quien se incorpor6 a la misma en forma casi simultanea a la presentacién del proyecto Gonzalez. En 1905, a un afio de su incorporacién, si sancion6 la le de descanso dominical, tras una propuesta de Palacios paza que lo reglamentado en el proyecto Gonzalo sabre In materia ve sancionsra camo cna ley aparte. La com sidn de legislacin de la camara presents entonces un proyecto que reproducia lo establecido por el del Poder Ejecutivo, que fue eventualmente sancionado con aplicacién limitada a la Capital Federal! Posteriormente, en junio de 1906, P; enté proyecto de regulacién del trabajo de Tujeres y nilgs, cuye Etatamiente, por objecioneo levantadas por Unite tented Argentina (UIA) y algunos diputados, fue aplazado hasta co- mienzos de 1907. La UIA sostenia que debia sancionarse la ley pero con horarios menos restrietivos (menores entre 14 y 18 afios sélo podian trabajar 6 horas, algo que segiin la UIA no existia en ningtin pafs del mundo). El tratamiento del presu- puesto general de 1907 volvi6 a postergar el tratamiento del proyecto hasta mediados de afio. Para ese entonces la comisiGn de legislacion habfa recibido, estudiado y aceptado un nuevo proyecto presentado por el director del flamante Departamen- to Nacional del Trabajo (DNT), José Nicolés Matienzo, que pas6 a ser tratado por la Céimara. Durante el debate de este proyecto, el diputado Segui, que representaba la opinién de la UIA, argumenté que la jornada de 8 horas debia limitarse a los menores de 14 afios, ya que ni “las naciones mas civilizadas” habian legado a lo que pretendia el proyecto original. Como respuesta a las objeciones de los industriales, que se basaban en el aumento de costos impuesto por Ia futura legislacién, el diputado Pera, miembro de la comisién de legislacién que apo- Yaba el proyecto de Palacios, sostuvo que se tenia ahora a “la tarifa proteccionista (...) (como) en la Australasia (..) (donde) se ha apelado también a la tarifia aduanera (..) para proteger el trabajo de sus obreros”. El diputado Pera se referia a la protec- cign arancelaria introducida por la ley de aduana de 1906 como tuna forma de resarcir la industria local por los mayores costos que impondria la nueva legislacién social, combinacién que fue el sello distintivo de las politicas del progresivismo Sustraliano de comienzos de siglo. En la ley finalmente sancio- nada (ley 5291) se llegé a un compromiso por el cual I - res de 16 aiios no trabajari joras por dia, ni mas de “#8 heTrarclin de legislacion sobre accdentes de trabajo fue el resultado de un proceso mas largo, al final del eual, en 1915, podia argumentarse que la nueva legislacién simplemente Gaba sancién legal a una situacién de hecho ya existente ~el establecimiento de seguros contra accidentes de trabajo-, ¥ confirmaba la evolucion de la doctrina juridica sobre el tema, esto es, la introduceién di ria del riesgo profesional como fundamento de sabilidad patronal. Entre 1902 y 1915 se presentaron en la Camara de Diputados varios proyectos sobre la materia: Belisario Roldan y Marco M. Avellaneda (1902), Cédigo Gonzalez (1904), Alfredo Palacios (1908), Matienzo-DNT (1907), UIA (1907), A. Escobar (1910 y 1912), Palacios-Justo (1912), R. Araya y bancada radical (1912 y 1914), Arturo Bas (1914), y finalmente Palacios nuevamente (1914115). Durante este periodo, se expandié el numero de industrias que esponténeamente organizaron sistemas de se- guro contra accidentes de trabajo, y el ntimero de trabajadores fasegurados crecié de 67.000 en 1908 a 185.000 en 1913, deca- yendo al afio siguiente como consecuencia de la crisis econémi- ca. Al mismo tiempo, como ya se ha mencionado, se produjo en el campo teérico una marcada consolidacién de Ia doctrina del “riesgo profesional” como fundamento de la responsabilidad patronal por los accidentes de trabajo, en parte facilitada por la 194 campaiia de difusién e informacién que el DNT desarrollé des- de 1907 sobre la legislacién comparada en la materia.? La conjuncién de estos dos factores Ia evolucién del pen- samiento juridico y de las practicas econdmicas en favor del establecimiento de seguros contra accidentes del trabajo faci- lito la sancién de la ley que se habia postergado en varias oportunidades. El proyecto volvid a debatirse en 1915, cuando Alfredo Palacios, que habia insistido durante aios sobre la necesidad de legislar sobre esta materia, habia renunciado a su banca por su desvinculacién del Partido Socialista. Al presen- tar de nuevo su proyecto, Juan B. Justo destacé la coincidencia de los distintos sectores en la Camara, reflejada en la similitud de los proyectos presentados por socialistas, radicales y conser- vadores. Estanislao Zeballos mantuvo en la Cémara una aisla- da oposicién a la reforma de las normas tradicionales del Cédi- go Civil, acusando en un agrio intercambio a los socialistas de buscar solamente ventajas electorales: “Ia prueba de ello es que no se ineluye a los gauchos, que son los que sufren mayor nuimero de accidentes en el trabajo del campo, porque no len los diarios y no pueden darles sus votos en las ciudades.” El consenso sobre la necesidad de aprohar la ley fue mas fuerte, sin embargo, y en octubre de 1915, el Congreso sancioné ef proyecto de la comisin de legisiacién (basado en el presentado por el diputado catélico Arturo Bas) como la ley 9688 sobre responsabilidad por accidentes del trabajo.‘ Otra de las instituciones introducidas por el proyecto Gonzalez fue la creaciGn de tribunales de arbitraje y conc cin para resolvérTos eonflictos laborales. FI proyecto Gonzalez {jabs Ia necesidad de encusdrar las organisaciones cbrerad dentro de un marco legal preestablecido como requisito previo al uso de los mecanismos de conciliacién, y como hemos visto, fue esta exigencia la que provocé en gran parte el rechazo del proyecto por el movimiento obrero, Anteriormente, el diputado Geronimo del Barco (Cordoba) habia presentado en 1903 un proyecto de ley estableciendo tribunales de arbitraje que fun- cionarian en la Capital Federal y territorios nacionales, como reaccién ante las huelgas de noviembre de 1902. El proyecto as6 a comisién, siendo reflotado tras las nuevas olas de huelya en 1910 y 1912, aunque nunea pas6 del estudio en comision. presidente Quintana, tras su asuncién en octubre de 1904, decidié implementar estas ideas de alguna forma, y en uno de sus primeros decretos constituyé al jefe de Poliefa de la Capit descanso dominieal y la jor fue enérgicamente rechazada por las organizaciones obreras, particularmente las anarquistas. Lo mismo ocurrié con el in- tento hecho por José N. Matienzo tras asumir la presidencia del DNT: su invitacion a las organizaciones obreras (FORA y UGT) yala UIA para organizar comisiones representativas de traba- Jadores y empleadores que establecieran acuerdos eolectivos y actuaran como mediadores, fue aceptada por los dirigentes industriales pero repudiada por las centrales obreras.‘ Duran- te las grandes huelgas ferroviarias de 1907 el gobierno impuso el arbitraje por el DNT. A pesar de los temores de las organiza- ciones obreras, on ol caso de la huelga de junio la solucién fue favorable a los trabajadores, y segtin un observador favorable a las compafifas ferroviarias el incidente sirvid para establecer un precedente itil para el establecimiento compulsivo del arbitraje en las cuestiones obre- pero los huelguistas han salido intactos de la disputa, sin rr ni paga, ni posicién, ni derechos a una futura promocién, a raiz de la huelga.* Dada la impopularidad del nombramiento del jefe policial como arbitro y mediador impuesto durante la presidencia de Quintana, Matienzo propuso en 1908 Ia reforma de dicho de- creto, justituvends al jefe policial por_una_comisién de “gre- mios obreros y capitalistas”, aunque sin mayores resultados, y Turaate los aos siguientes el arbitraje fuends freenentemen- teel produ a imposicion gubernamental que el resulta do de mecat instituci 18 por empleadores y empleados. En las huelgas ferroviarias de fines de 1910y 1911, el ministro del Interior, Indalecio Gémez, intervino en forma directa como mediador, fallando a favor de las demandas de los, trabajadores, lo que fue visto con poco agrado por los directivos de las empresas, que s6lo se tranquilizaron a medida que Ezequiel Ramos Mejia, ministro de Obras Publicas con fuertes, simpatfas por las compafiias, se afianz6 dentro del gabinete, segtin se sefialé en los debates parlamentarios.” Si bien no hubo entonces acuerdo para la sancién de una ley sobre arbitraje y coneiliacién de conflictos laborales, el Congreso aprobé en esos afios numerosas leyes vinculadas con Ja euestién obrera: las leyes 9104 y 9105 que introdujeron_ modificaciones y ampliaciones a Ta aplicaci do- minical, Ia Te qué establecio una comision para estud Ia_regulacién del trabajo adomicilio, Ia Tey 9148 que cre agencias de empleg, la ley 9511 cobre la protecsiGn Tegal contra 196 eLembargo de suoldos v pensiones, la ley 9659 que_creé un fondo de pensiones para los trabajadores ferroviaTios:1as leyed, 9608 y SUGT que extablocieron penalidudes tare as leet ‘Ta Togintactdn labaral sanclonada: ys ley BOTT STee dees baratas”, que como vimos organiz6 un Sistema de provision de vivienda econémiea. Como ya se ha mencionado, gran parte de toda esta legislacién habia tenido sus antecedentes en el pro- yecto de Joaquin V. Gonzalez de 1904. La creaeién del Departa- mento Nacional del Trabajo en 1907 fue otra instancia de ese proceso de afirmacién de la corriente reformista en sus relacio- nes con la cuestién obrera, que habia tenido su antecedente en el proyecto Gonzalez, El Departamento Nacional del Trabajo Tras la presentacién del proyecto Gonzdilea en 1904, y la saneién de los primeros ensayos legislativos en materia labo- ral,/la creacién del Departamento Nacional del Trabajo en 1907, y su evolucién en afios siguientes, constituyé una etapa importante en la conformacion del enfoque reformista de la cuestion obreraJEl actu especifico de ereacion del DN'T, sin embargo, estuvo lejos de ser un paso estudiado que respondiera una politica articulada de antemano. Tras una postergacién de la discusion sobre la ley de regulacién del trabajo de muje- res y nifios, en enero de 1907, la Camara de Diputados pasé a tratar en sesiones extraordinarias el presupuesto general de ese aio. El dia 9, durante la discusién de las partidas de fondos correspondientes al Ministerio del Interior, el diputado Julio A. Roca (h) propuso sorpre: 10a oun au Roca_(h) propuso sorpresivamente la inclusion dean nuevo. ineiso que dispusiera la creacion del DNT, para cuya organiza- dion e tnstalacidn ge destinaria la sumy de SSO ato. Los s antecedentes mas importantes citados por Roca para funda- mentar su propuesta eran la Junta Nacional del ‘Trabajo del proyecto Gonzalez de 1904, y el Bureau of Labor americano de 1884 (que a su vez habia inspirado al proyecto de Gonzdlez). La propuesta sorprendié a la camara, y algunos diputados se opu- sieron a votar la creacién del nuevo departamento sin un pro- yeeto de ley del Poder Ejecutivo dedicado especialmente dicho acto. Alfredo Palacios apoyé la iniciativa de Roca, aunque argumentando que eventualmente el P.E. debia enviar una ley al Congreso. Finalmente se acept6 votar los fondos, limitando- se las funciones Arenntaagod "aca Tabac or aerees ‘GEnIeA, Te-recopilacion de informacién y estadisticas, sin at Tecoplacion de informacion y estadisticas, sin alri- 197 bueiones para legislar sobre la materia. Bl Senado, sin embar- 0, rechaz6 la propuesta dos veces, también argumentando la necesidad de una ley previa, hasta que finalmente por dos tercios de los votos en Diputados, la iniciativa quedé sanciona- da en sesién del 28 de enero de 1907. En marzo, el Poder Bjecutivo dicté sendos decretos instalando el Departamento Nacional del Trabajo bajo la presidencia de José Nicolas Matienzo, y organizando el personal, entre los que se contaban Alejandro Ruzo y Alejandra Unsain, graduados en 1906 en la Facultad de Derecho, dando Matienso'ara prafeson que scams vertirian en dos reconocidos expertos en relaciones laborales, Por otro decreto se traslad6 la Divisién Industrias del Ministo- rio de Agricultura al Ministerio del Interior, para desempenar- se en el DNT* Matienzo elevé un plan de trabajo al Ministerio del Inte- rior, y un proyecto de ley orgdnica, donde siguicndo el ejemplo del Bureau of Labor americano de 1884 y aparténdose del modelo de Junta del Trabajo del proyecto Gonzalez, se limita- ban las funciones del nuevo organismo a aquellas de indole técnica e informativa, excluyéndose funciones de policia indus- trial y comercial. Ademas de la recopilacién de estadisticas ¢ informes do logislacién comparada y articulos de tipo doctrinario sobre diversos temas conectados con la cuestion obrera que llevaba a cabo el BDNT, Matienzo presenté al Con- greso en su calidad de director varios proyectos legislativos sobre arbitraje y conciliacion en conflictos laborales, accidentes de trabajo, trabajo de mujeres y nifios, y pensiones de anciani- dad." Bn marzo de 1909, se realiz6 una reorganizacién del DN'T, ingresando dos nuevos graduados de la Facultad de Derecho de Buenos Aires, con tesis dedicadas a la cuestién social: Pabl Storni, que habia colaborado en el proyecto del Codi Gonzailez, y Federico Figueroa, autor de una tesis doctoral sobre las huelgas en Argentina. Los ingresantes no tuvieron mucho tiempo para colaborar con su antiguo profesor, ya que en diciembre de ese mismo ano Matienzo presenté su renuncia al ministro del Interior, Marco Avellaneda, alegando razones de salud. En su carta de renuncia, Matienzo enumeraba la obra de organizacién realizada, incluyendo los numerosos proyectos legislativos presentados, y destacando la creacidn del Boleti de una “biblioteca de obras especiales” comparable a la de “los principales paises extranjeros”. Por ultimo, reiteraba la necesi- dad de sancionar una ley orgénica del DN Unos dias después, el PE. nombré a Marco M. Avellaneda, hijo del ministro del 198 Interior, como nuevo presidente, quien, debiendo trasladarse a Europa, fue encomendado con el estudio de reparticiones simi- lares en el viejo continente, comisién que realizaria sin goce de sueldo, Durante su ausencia se design como presidente interi- no del DNT a Alejandro Ruzo."® Avellaneda habia expresado su interés por la cuestién social desde la catedra de Economia Politica (véase el capitu- lo 4), la prensa, y en el Congreso, presentando en 1902 junto a Bolisario Roldan (h) el primer proyecto de legislacion sobre accidentes del trabajo. Con intenciones de integrar al reformismo social argentino a las corrientes internacionales en Ja materia, Avellaneda entré en contacto durante su viaje por Europa con las oficinas del trabajo en Paris y Roma, interesain- dose en proyectos de construccién de casas para obreros y mecanismos de conciliacion laboral. El Instituto de Reformas Sociales de Madrid, donde la seccion de legislacién, bibliografia ¥ estaddistica estaba a cargo de Adolfo Posada y Adolfo Buylla, le parecis “un modelo”, aun comparandolo con los mas renom: brados de Europa. Espafia, sostuvo a su regreso Avellaneda, “viene desde hace aitos destacdndose por la legislacion social” 1.a relacién de Avellaneda con Poaada, como veremus, ConLINU. ria en Buenos Aires en el DNT." En lo que hace a sus proyectos para el DNT, Avellaneda 6 ampliar las funciones del mismo, a través de la presenta cin de un proyetto de ley orgauicay que introduela pederse a inspeceién, algo que Matienzo habia expresamente dejado de lado. El proyecto rescataba la idea de Gonzalez de un Consejo de Trabajo, donde estaban representados los gremios empresa. rios y obreros, siempre que estuvieran encuadrados dentro del marco legal previsto, que actuarfa como mecanismo de conei- liacion y arbitraje. Como mecanismo de previsién de las huel- gas Avellaneda propuso ambiciosamente, “como lo aconsejaba Pellegrini’, reformas logislativas destinadas a “la ereacion de sociedades de participacion obrera que transforman progresi- vamente el trabajo asalariado en asociado y convierten al obre- ro en copropietario de la empresa. No solamente la participa. ciGn en los beneficios, que es el primer esealén, sino participa. cidn en el capital”. Por ultimo, Avellaneda buse6 integrar al reformismo ar- gentino dentro del movimiento internacional a través de la Participacién en la conferencia internacional sobre el desem- pleo organizada por la Association Internationale pour la Lutte contre le Chémage (véase la siguiente seceién, p. 202), y la creacién de la secei6n argentina de la Assoctation Internationa. 199 le pour la Protection Legale des Travailleurs (AIPLT). La AIPLT habia sido creada en Paris en 1900, para estimular una accién internacional coordinada en materia de legislacién labo- ral, y sirvié como un punto de encuentro para reformistas sociales de distintos paises. En la Conferencia de Basilea de 1901 estuvieron representados ocho pafses: Alemania, Austria, Bélgica, Francia, Hungria, Italia Holanda y Suiza; en 1908, en Lucerna, se habian agregado Dinamarea, Espana, los Estados Unidos, Gran Bretafia, Japén, Luxemburgo, Noruega, Rusia, el Vaticano y Suecia. Después de la Primera Guerra Mundial la AIPLT fue absorbida por la Oficina Internacional del Trabajo de la Liga de las Naciones. Alentado por la presencia en Buenos Aires de Adolfo Posada, representante espafol de la Asocia- cin, Avellaneda convocd a través del Departamento Nacional del Trabajo a una reunién, con la presencia de Posada, para constituir la Seccién Argentina de la AIPLT Concurrieron representantes de los distintos sectores vinculados con la refor- ma social en la Argentina: Joaquin V. Gonzalez, Julio Roca (h), Lucas Ayarragaray, por el liberalismo, radicales como José Luis Cantilo, socialistas como Ingenieros, del Valle Iberlucea y Alfredo Palacios, y eatélicos como Alejandro Runge y el preshi- tero Gustavo J. Franceschi, entre otros. Se decidié formar una comision presidida por Gonzélez para redactar los estatutos, que fueron finaimente presentados en septiembre de 1910. Al igual que los otros proyectos de Avellaneda, esta iniciativa se vio frustrada en gran parte debido al cambio de administracion ocurrido en octubre de ese ao, con la asuneién presidencial de Roque Séenz Pefia."* Tal como habia ocurrido eon el proyecto de eédigo laboral de Joaquin V. Gonzalez, las cambiantes circunstancias politicas fueron un factor importante para el fracaso de muchas de las reformas buscadas por Avellaneda. Junto a Séenz Pefia asumié como ministro del Interior, de quien dependia el DNT, Indalecia. Gomez buses un manejo. de los problemas | inéervinfondo personalmente, en lugar de a través del DN’ varios intentos de conciliacion . Tras la designacion dol jofe de Policia para intervenir como mediador en un conffic- to laboral de Buenos Aires, Avellaneda presenté su renuncia en enero de 1911 ante la certeza de estar “perdiendo el tiempo” Como nuevo presidente fue designado Julio B. Lezana, también vinculado a efrculos catslicos,” =~ Como ya se ha mencionado, a partir de 1910 el ministro Gomez intervino frecuentemente como mediador en conflictos 200 laborales. Mas alla de la posicién que tomara el ministro Gomez en casos especificos, interesa aqui resaltar su decisién reduciondo asi el area de influencia del es quedaron confirmadas con la presentacién del presupuesto anual de 1912: el DNT pas6 a denominarse Direccién General del Trabajo, quedando Tos fondos asignados a fa misma inclui- eaentre de la partida general del Ministerio del Interior, en lugar de asignarse partidas propias como a los Departamentos de Policia y de Higiene, y como previamente recibia el DNT. Por decreto del PE. de abril de 1912, se reorganiz6 al personal de la Direccién General del Trabajo, dividiéndolo en tres secciones: 1) Secretaria, dependiente del director general, Julio Lezana; 2) Estudios Legales y Estadisticos, a cargo de Alejandro Ruzo; y.3) la nueva seccién de Inspeceion, a cargo de Alejandro Unsain, donde colaboraban como inspectores Pablo Storni y Federico Figueroa." Estos cambios tornaron aun mas urgente la postergada sancién de una ley del Congreso que organizara definitivamente al DNT, tras cinco afios de su creacién por decreto. En septiembre de 1912, tras la presentacion de varios proyectos, la comision de legislacién de la Camara de Diputa- dos se expidid con un proyecto que, tras varias modificaciones durante el debate, fue sancionado finalmente en octubre de ese fo como ley 8998, de organizacién del DN: Durante el deba- te, Alfredo Palacios enfatiz6 la disminucion de la importaneia del DNT producida por las medidas de Indalecio Gémez: Este achicamiento del departamento del trabajo no es obra de log poderes ejecutivos anteriores. No, es la obra del senor minis- tro del Interior, (...) a objeto de colocarlo mis directamente bajo su autoridad inmediata y de arrancarle asf Ia relativa indepen- dencia que tenia (..) hoy no es més que una oftcinita, que depende exclusiva y directamente del senor ministro, ¥ que est sometida en un todo a los vaivenes de la politica de camarilla, Con el dictado de la ley se traté de restablecer la dignidad perdida, restituyéndose el nombre original de Departamento Nacional del Trabajo. El proyecto de la comisién, expuesto por Palacios, preyefa el traslado al Ministerio de Agricultura (pro- bablemente como un intento de sacar a la oficina del area de influencia de Gémez), aunque esto fue eliminado en la vota- cién, permaneciendo en Interior. La ley sancion6 la creacién de : Legislacién, Estadistica e Inspeccion y vigilan- 201 cia, ademés de la ereacin de un Registro de Colocaciones “eon, fl objeto de coordinar la oferta y 1a demanda del trabajo”, al igual que vigilar a las agencias particulares de colocaciones. Se autorizaba también al DNT a convocar “consejos de trabajo", compuestos por igual mimero de obreros y patrones, como mecanismos de conciliacién y arbitraje."" Lo que la ley no logro fue eliminar la sensacién de que el DN se habia convertido en una agencia superflua e inoperante frente al tipo de interven- cidn directa que habia propiciado Indalecio Gémez. Nuevas polémicas se abririan en torno al papel que debia jugar el DN, particularmente frente al problema del desempleo, agravado por la crisis econémica de 1913-17. Soluciones al problema del desempleo. El resurgir del movimiento social eatélico La disminucién del ingreso de capitales durante 1913, debida a restricciones monetarias europeas, seguida por las malas cosechas de 1914 y el estallido de la Primera Guerra Mundial, fueron los detonantes de una profunda crisis econd- mica, Las exportaciones declinaron un 27% entre 1912-13 y 1916-17; la construccién sufrié una impresionante caida del 82,4% entre 1913-1917, debida principalmente al cese de prés- tamos e inversiones extranjeras; y la caida del producto bruto durante esta crisis (1913-17), 19,6%, fue muy superior a la de Ja Gran Depresién de 1929-1933 (9,7%), El desempleo en todo cl pais crecié en pocos afios en forma abrupta: del 5,1% en 1912 al 19,4% en 1917." ‘Ya antes del comienzo de esta crisis, el gobierno habia considerado el problema del desempleo y la necesidad de reali- zar una investigacién sobre sus causas y posibles soluciones, En otro intento por acercar al reformismo argentino a las asociaciones internacionales, el presidente del DN, Mareo M ‘Avellaneda, habia recomendado en junio de 1910 al Ministerio del Interior la partieipacion en la conferencia internacional sobre el desempleo a realizarse en Paris, organizada por la Association Internationale pour la Lutte contre le Chomage que presidia Léon Bourgeois.” Por decreto del Poder Bjecutivo fue- ron nombrados como enviados Belisario J. Montero, Juan G. Beltran y Manuel Galvez, Tras el congreso, este ultimo preparo un detallado informe de mas de 400 paginas sobre el problema del desempleo, titulado La inseguridad de la vida obrera (In- forme sobre el paro forzoso), basado principalmente en las 202 conclusiones de la conferencia internacional, y agregando una Seecién concerniente al problema en la Argentina. Especial atencién se dedicaba a los mecanismos de lucha contra el des- empleo y de asistencia a los trabajadores desempleados, tales como el establecimiento de seguros de desempleo y, principal- mente, el funcionamiento y variedades de instituciones de colo- Cacién como solueién al paro forzoso.” Estas preocupaciones fueron en parte recogidas por la ley orgéniea del DNT (ley 8999) sancionada en 1912, que creaba en Suarticulo 5 un Rogistro de Colocaciones destinado a coordinar la oferta y demanda laboral y a vigilar a las agencias particula- res que cumplian con una tarea parecida. A mediados de 1913, los diputados eatélicos Arturo Ba: rafferata presenta ron uh proyecto de ley ereando agencias gratuitas de coloca- im, Como extensiones del Rogistro Nacional de Colocaciones, enTa Capital Federal, y en todas las capitales de provincias y territorios nacionales, y en las ciudades de Rosario y Bahia Blanca, Sus autores, tomando la participacién argentina en el Congreso de Paris de 1910 como “el punto de partida” de la ucha contra el desempleo en la Argentina, argumentaban que ora necesario estahlorer una alternativa a las agencias profe- Sonales que cobraban altas comisiones a los abreros por su Servicio, Bl proyecto fue debatido y sancionado en septiembre de 1913 como ley 9148. Enrique Ruiz Guinazu, catedratico de Beonomia Politica, advertia por entonces en una conferencia dictada en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos ‘Aires que el problema del desempleo no aparecia todavia como tuna amenaza preoeupante: Entre nosotros, convienen los estadistas y economistas en reco- hocer que es prematura cualquier actitud que se asuma, Ni razones econdmicas, ai de ningzin otro orden, precipitan la sol ‘Gon del problema, El Registro de Colocaciones Tlena gradu: mente su misién, y si bien es cierto, como ya lo hemos dicho, existe el paro forzoso, ninguna circunstancia apremiante ni remota hace presentir la miseria obrera por avance del flagelo.* Sin embargo, cuando un afio més tarde el gobierno no habia dado todavia cumplimiento a la ley de creacion de agen- cias gratuitas de colocacién, el diputado Cafferata procedié a requerir enérgicamente una comunicacién del Poder Ejecutivo para que explicara este incumplimiento, En su presentacién, Cafferata acompaiié documentacién elaborada por el Registro Nacional de Colocaciones del DN, detallando las operaciones 203 de colocacién realizadas por el Registro y las agencias privadas y las denuncias por excesos, comisiones mal cobradas, ete., en que el Registro habia intervenido. La respuesta del gobierno se concentro en la imposibilidad econémica de hacer efectivas las disposiciones de la ley 9148. El agravamiento de la crisis se habia hecho sentir en Ia reeaudacién de las rentas fiscales, obligando a realizar severas restricciones en el gasto puiblico, haciendo necesaria la postergacion de la creacién de las agen cias gratuitas y la utilizacién del Registro de Colocaciones como alternativa a las agencias privadas, y como mecanismo de vigilancia de las mismas.* Como forma de demostrar su preocupacién por el proble- ma del desempleo, el gobierno hizo publicos, ademas, dos deta- Mados informes que sobre la evolucién del desempleo en la Argentina habja realizado Alejandro Bunge, director de esta- distica del DNT. En Buenos Aires, sostenia Bunge, el desem pleo se habia hecho sentir mas fuerte en la industria de la construccién, donde en 4 afos el numero de trabajadores em- pleados en la Capital se habia reducido casi a la mitad (de 45.400 en 1910 a 23.400 en 1914); a pesar de esto Bunge consideraba que en términos generales “nuestra desocupacion industrial na puede considerarse atin ceonomicamene afligente”, ya que “en paises dinamicos como el nuestro y como los Estados Unidos se soportan desocupaciones mayores que en las de los paises de régimen econmico estable...”. En cuanto a los posibles remedios, el problema que enfrentaba el pais, decia Bunge, era el de una deficiente estructura de “distribucién de brazos", que databa desde los comienzos del boom agro- exportador. La consecuencia de la ausencia de “un sistema cientifico que coordine la oferta y la demanda” en materia laboral era una dramatica sobreoferta: “el pais sostiene mayor miimero de brazos que el que necesita”. Ademas de la creacion de mecanismos adecuados para la distribucién “cientifiea” de la mano de obra, Bunge recomendaba una seleccion restrietiva de la inmigracién, “pues nada se obtendria con el mas perfecto sistema de distribuciin de brazos si se dejara franco el avance de una excesiva inmigracién avida de trabajo, capaz 0 no ca- paz." En el andlisis de Bunge, la reaccién contra la determina- cién por las fuerzas del mercado de los niveles de oferta y demanda laboral se expresaba en su idea de una racionaliza- cién “cientifica” de esa distribucién; de ahi la necesidad de contar con mecanismos que coordinaran estas fuerzas. Como en otros analiisis contemporaneos del problema del desempleo, el énfasis se ponia en esa necesaria coordinacién regulada por 204 el Estado, y no en la conexidn entre el desempleo y otras variables macroeconémicas como la inversion ptbliea o la de- manda de los consumidores, que transformaria las politicas sobre el desempleo después de la Primera Guerra Mundial.* En septiembre de 1914 el Poder Ejecutivo presento a la Camara de Diputados un nuevo informe sobre las medidas dispuestas para enfrentar las necesidades de los desocupados. Por dos decretos de agosto de 1914, se formé una comision de socorros que coordinaba la accién de las distintas instituciones de obras de caridad, presidida por la presidenta de la Sociedad Nacional de Beneficencia, y orientada a la ayuda de los desempleados; y se ordend'a la Direccién de Inmigracion que proveyera transitoriamente de alojamiento y manutencién a los desempleados sin medios de subsistencia, certificados por la comisidn de socorros. En septiembre habia alojados en el Hotel de Inmigrantes unos 2.800 obreros desempleados. La Municipalidad establecis “cocinas populares”, donde se servian hasta 8.500 comidas diarias, con la contribucién de particula- res y gremios. Dentro de las restricciones econémicas vigentes, el gobierno traté de implementar un programa de empleo a través de pavimentacién de calles y muelles del puerto, cami- nos de acceso, etc., al igual que a través de los planes de construccién de casas para obreros (leyes 7101 y 7102) de la Municipalidad de Buenos Aires.* Por otra parte, se contaba con los sistemas de seguro establecidos por algunos gremios obreros para proteccin de sus afiliados. La Federacion Grafica Bonaerense, por ejemplo, Pagaba un subsidio diario de un peso a sus socios desem- pleados. El numero de subsidios pagados erecié de 1.186 en 1912, a 1.5983 en 1913, y salt6 a 9.756 en 1914. Para cubrir los gastos extraordinarios forzados por la crisis el sindicato formo un fondo especial, recaudando beneficios de festivales, y esta- blecié una cuota extraordinaria pro subsidio, que, segin infor- m6 la comisién directiva a comienzos de 1914, “se cobra bien y sélo hay cinco asociados que se niegan a pagarla”. En septiem- bre de 1915 la comisién podia informar orgullosamente: Nuestro sindicato ha sido sometido a una prueba de sélida eficiencia, de la cual ha salido no sélo airoso, sino que ha demostrado précticamente la ventaja que les reporta a los obre- ros el subsidio al paro forzoso en los desastres econdmicos,"” La accién oficial, mientras tanto, volvié a ser objeto de criticas y nuevas disputas en el Congreso. Hacia fines de 1914, 205 | durante la discusién del presupuesto para el afio siguiente, quedé claro que las partidas de fondos propuestas por la comi- sién de presupuesto establecian severos recortes al DNT y al Registro de Colocaciones en particular, originéndose entonces en Ia Cémara de Diputados un acalorado debate en torno a la utilidad y efieacia de estas instituciones.” José Luis Cantilo, de Ja UCR, pese a reconocerse como uno de los autores del proyec- to de ley de arganizacién del DNTT, sostuva que la institueién era totalmente ineficaz, por lo que consideraba apropiado el recorte de fondos. Alfredo Palacios, en cambio, atacd al gobier- no por su falta de apoyo hacia el DNT y el Registro de Coloca- ciones, alo que el ministro del Interior, Ortiz, respondis que las exigencias fiseales en medio de la erisis econémica hacian im- posible solventar todos los gastos del DNT. El punto mas dlgido del debate, sin embargo, fue aleanza- do por las acusaciones que el joven . diputado soeialista Antonio de Tomaso levants contra lo que califies de predominio clerical aoa | Ua prsidensia del Departamento exten manos de un honbre que se caracteriza por su tendencia clerical (Julio Lezana). El Jefe do a dvisiénectadftica (.) co el prenidemte del Girls de yreros Catélicos (Alejandro Bunge). Bl jefe de la divisién ins- peccién (..) es profesor de Ta Universidad Catslica (Alejacdro Unsain). Ademés varios empleados del Departamento son alm hos de la Universidad Catélica. Sobre las subvenciones para las agencias gratuitas de colocacién, de Tomaso argumentaba que las mismas irian a beneficiar a las agencias de las instituciones catlicas dirigidas por Bunge exclusivamente, por lo que se oponia a su otorga- miento. La eficacia del DNTTy de las agencias se veta seriamen- te comprometida por ese alineamiento ideologico de sus autori- dades: “Yo creo que un departamento euya direccién levanta la bandera clerical, es una reparticion que a justo titulo debe inspirar desconfianza a los trabajadores...”® El diputado socia- lista hizo ademas una seria acusacién contra la presidencia del Departamento por la realizacion de gastos superfluos y el ineficiente uso de los fondos destinados, comparandolo desfa- vorablemente con las oficinas del trabajo americana y cana- diense.* E] diputado catélico Arturo Bas reaccioné defendiendo vigorosamente la conducta de las institueiones eatélicas: “la clase obrera no le debia (al socialismo) en todo el pais una sola escuela, un hospital, ningun instituto de beneficencia, mien- 206 tras que los elementos eatélicos podian presentar valiosisimos testimonios de su accién eficaz por esa clase”. Bas propuso que en reconocimiento a las exigencias impuestas por la crisis eco- némica se dispusiera una reduccion en las subvenciones a las agencias gratuitas de colocacién, pero se rechazara el pedido de eliminacién de las mismas, argumento que fue finalmente aceptado por la Camara.” El choque entre de Tomaso y Bas en la Camara de Diputa- dos simbolizaba el resurgimiento politico del catolicismo social, que habfa conseguido igualar si no superar a la alianza entre Iiberales reformistas 7 socialiates en la promocion de medidas de reforma social. Ex primer lugar, la Hegada de Indaleclo Gomez al Ministerio del Interior en 1010-mntrodujoun estilo de intervonciBn directa en Tos conflictos Iaborales que tras el Te- euiptgen de Manes MC Rvellsaeda aeal DNT oc comvirasd earl prineipal punta de eeatacte del gebiocao con ine asociacionis obreras. En segundo lugar, se produjo un indudable afianza- miento de los dirigentes cat6licos dentro del DNT, liderados por Algandrs Btage Sue, come yaaehe mencionato, mantenta la presidenciade-los Cireulos Catdlicus de Obrervs, a los que se acusaba de recibir fondos oficiales eanalizados desde el DNT. Por ditimo, los catdlicos sociales adquirieron mayor grado de influencia también en el Congreso, con la legada en 1912 de Juan Cafferata y Arturo Bas, ambos diputados catélicos de ta provincia de Cordoba, con preocupaciones sociales que desarro- Maron una aetiva labor parlamentaria en varios campos de la legislacién social: accidentes laborales, construccién de casas baratas, agencias de colocaciones son slo algunos de los cam- pos en los que la diputacién catélica tuvo un peso preponderan- crecientemente a rechazar todo mecanismo institucionalizad de incorporacién de Tos trabajadores, alternativa que como vised pareclan preferir eloraistas hberales eomo Joaquin V. Gonzalez y José N. Matienzo. En este sentido, debe tenerse presente que una vez superados los obstculos que el anarquis- mo habfa puesto a esas propuestas de incorporaci6n, obstdicu- los similares fueron colocados por el sindicalismo revoluciona- 207 rio, que tras el Centenario se convirti6 en el rival mas serio de Jos socialistas en el movimiento obrero: toda reforma social que se Heva a cabo dentro de las institueio- nes burguesas solidan el régimen imperante. Los sindicatos obreros tienen la misin de destruir para poder construir lo que les sea conveniente, Reformar et de conservadores.** La firme decision de los sindicalistas revolucionarios 0 puros de subordinar la politica a los intereses econémicos de os trabajadores los llev6 frecuentemente a extender esa conde- na al reformismo a Ia actividad politica en general, como ha- bian hecho los anarquistas desde fines del siglo diecinueve. Las organizaciones de signo sindicalista en forma creciente exten- dieron su erftica de la politica partidaria, y hacia la Primera Guerra Mundial, el discurso sindicalista estaba impregnado por un fuerte contenido antidemocratico. Sebastian Marotta, dirigente e historiador del movimiento sindicalista, expres6 en junio de 1911 en un acto de solidaridad con la revolucion mexicana: Los trabajadores (..) han tenido la perspicacia de pereatarse de que Ia democracia no podfa traerles mas que esclavitud y mise ring, favoreciendo intereses burgueses, y han declarado, ante la guerra democratiea iniciada por Madero, la guerra de clases que los ha de conducir a la conquista de (sus) derechos... Esta critica a Ia democracia proveniente del movimiento sindicalista provocaba serias preocupaciones en algunos obser- vadores. En 1915, Ernesto Bott reflexionaba en el Boletin del ‘Museo Social Argentino sobre este “niicleo compacto, decidido y agresivo” surgido dentro de la clase obrera, “que ha resuelto desechar en absoluto los medios de lucha que las instituciones, democraticas ponen a su alcance. Es el sindiealismo (...) son la teoria y la tendencia disolvente del viejo anarquismo, ecmple- tadas por los principios de la cooperacién, que les dan, encierto modo, el caracter de fuerza constructiva.”* ‘Acesto debian sumarse las dificultades que los socialistas debieron enfrentar durante su trayectoria politico-electoral, y en sus intentos por conciliar esa trayectoria con la actividad sindical. Segtin ha apuntado Ricardo Falcén, en lo que respecta a propuestas de incorporacién de los trabajadores, la concilia- cidn entre lo corporativo y lo politico que buscaban los sozialis- tas fue una permanente fuente de tensiones y conflictos, lo que explicaria el éxito relativo de los anarquistas primero y los 208 sindicalistas revolucionarios, después, y sus propuestas “anti- politicas” * En ese sentido Indalecio Gémez, al introducir ese tipo de intervencién directa, no institucionalizada en I. Sates atago y orenisacianey Gorerat: achat mane precttae Gun estilo de Taneje ze Fetactones entre a] Eetado ¥ Tas pe ete ey siguientes por el yrigoyenismo y el peronismo. NOTAS : DSCD, 1904, vol. I, pp. 476, 645, 616; DSCD, 1908, vol. I, p. 568. También José Panettieri, Las primeras leyes obreras (Buenos Aires: Centro Editor de Amériea Latina, 1984), pp. 25-38, Sobre la participacién de Palacios en la elaboracién de las primeras leyes obreras véase Richard J. Walter, The Socialist Party of Argentina, pp. 73-92. § DSCD, 1906, vol. I, pp. 894-95; DSCD, 1907, vol. I, pp. 235-243; BDNT, No. 1, 1907, pp.'67-81; DSCD, 1907, vol. 1, pp..367-68; ley 5291, DSCD, 1907, vol. Il, pp. 190-92. Sobre las politieas del “nuevo proteccionismo” de Alfred Deakin en Australia, véase Gordon Greenwood, “National Development and Social Experimentation, 1901-1914", en Gordon Greenwood, editor, Australia, A Soclat and Political History (Sidney: Angus and Robertson, 1955), pp. 196-257. Puoden encontrarse argumentos similares invocando el vinculo entre In reforma social y la proteceién a la industria nacional en la Argenti- na en Alejandro M. Unsain, “La proteccién legal a los trabajadores en la Republica Argentina’, RCE, No. 25-26, 1915. * Las cifras de trabajadores asegurados han sido tomadas de BDNT, No. 33, 1916, p. 236. Sobre las campanas de difusién de sistemas de seguros del Departamento Nacional del Trabajo véase BDNT, No. 6, septiembre de 1908; BDNT, No. 12, marzo de 1910; y, especialmente, BDNT, No. 20, 1912, un numero del boletin dedieado integramente al tema'de la responsabilidad legal por los accidentes laborales. Sobre 1a evolucién de la doctrina del riesgo profesional en In Argentina, véase en ese ntimero del BDNT, Alejandro Ruzo, “Fun- damentos juridicos del riesgo profesional’, pp. 9-18; y Alejandro M. Unsain, “Principios generales de la legislacion de accidentes”, pp. 19 31; también, Francisco Stach, “Seguros contra accidentes de trabajo”, BMSA, vol. 1V, No. 45-46, septiembre-octubre de 1915, pp. 429-53; 9 Jas opiniones de Ernesto Quesada y Juan Bialet Maseé ya ctadas en el capitulo 4. * Ley 9688, DSCD, 1915, vol. IV, p. 918. Cf Arturo Bas, Accién parlamentaria, pp. 107-156. Las objeciones de Zeballos a la nueva legislacion pueden verse en DSCD, 1915, vol. Ill, pp. 344-45, 591; y en Estanislao Zeballos, Cuestiones » legislacién det trabajo (Cordoba. B, Cubas, 1919). 209 * DSCD, 1912, vol. I, pp. 185-188; decreto del Poder Ejecutivo ‘Nacional, 20'de octubre de 1904, en Ordenanzas Generales de la Policia de Buenos Aires, pp. 400-402; “El gobierno y la cuestién obre- ra”, La Protesta, 22 de octubre de 1904. Las notas intercambiadas por el DNT, la UIA, y la UGT estin reproducidas en Hobart Spalding, La dlase trabaiedora, pp 264-367— “Walter Townley sir Edward Grey, 2de julio de 1907, FO. 971/ 194, Londres: Publie Records Office; sobre las huelgas ferroviarias de 1907, vease Ruth Thompson, “Organized Labour in Argentina’, pp. 62-64, * DSCD, 1911, vol. TV, pp. 265-86; Ruth Thompson, “Organized Labour in Argentina”, pp. 71-77; duan Suriano, "Estado y conflicto social: Bl caso de la huelga de maquinistas ferroviarios de 1912", Boletin det Instituto de Historia Argentina y Americana “Dr. B. Ravignans”, 3ra. serie, No. 4, 2do, cemestre de 1991, pp. 91-115; Ezequiel Ramos Mejia, Mis memorias, 1853-1935 (Buenos Aires: breria y editorial La Facultad, 1936) sobre su gestién en el Ministerio de Obras Publicas. Sobre el proyecto de arbitraje de José N. Matienzo, vase BDNT, No. 4, marzo de 1908, pp. 5-12. " DSCD, 1907, vol. II, pp. 638, 646. Los debates en las Cémaras de Diputados y Senadores, y los tres decretos del Poder Ejecutivo fueron reproducidos en RDNT, No. 1, 1907, pp. 5-21 * Veanse los numeros del DIT de 1901 y 1908. kn materia de legislacion social Matienzo parece haber postergado sus fuertes con- vieciones liberales clasicas, visibles por ejemplo en su La civilizacién es obra del pueblo y no de los gobernantes (Tueumén, 1932), por el ‘nuevo enfoque reformista que otorgaba al Estado un papel mas activo en la materia. Sobre la obra de Matienzo, véase Francisco Luis Menegazzi, Biobibliografia de José Nicolas Matienzo (Buenos Aires: Casa J. Peuser, 1940). Sobre las eonvicciones reformistas de Matienzo en materia politico-institucional véase el eapitulo 3 ° Los nombramientos de Storni y Figueroa en deereto del Poder Ejecutivo, 6 de marzo de 1909, en BDNT, No. 8, marzo de 1909, p. 135. Sobre Storni y Figueroa, y otros graduados de la Facultad de Derecho que ingresaron al DNT, véase el capitulo 3. La carta manuserita de renuncia de José N. Matienzo en Ministerio del Interion Mesa de Entradas, Logajo 17, Expediente No. 5345, 20 de diciembre de 1909, Archivo General de la Nacién; reprodueida en BDNT, No. 11, diciem: bre 1909, pp. 660-61. El nombramiento de Avellaneda en deczeto del Poder Ejecutivo, 16 de diciembre de 1909, en BDNT, No. 11, diciem- bre de 1909, p. 662. " Reportaje de Ei Diario, 22 de junio de 1910, reproducido en Avellaneda, Del camino andado, pp. 169-175. Avellaneda, Del camino andado, pp. 177-78, El proyecto de Avellaneda de ley organica del DNT esti publicado en BDNT, No. 14, septiembre de 1910, pp. 534-544; y en Avellaneda, Del eamino anda’ do, pp. 180-197. Avellaneda invit6 a Posada a trabajar durante unos dias en el 210 DNT, como un modo de continuar la relacién establecida en el IRS de Madrid. Segtin Posada, Avellaneda tenia la intencion de organizar Jas actividades del DNT siguiendo como modelo al IRS. Adolfo Posa- da, La Reptiblica Argentina, pp. 340-41. Sobre la Asociacion Interna- ional para la Proteccion Legal de los ‘Trabajadores, vease Judith F. Stone, The Search for Social Peace, pp. 51-52. 4 BDNT, No. 13, junio de 1910, p. 476; BDNT, No. 14, septiembre de 1910, pp. 553-564. Segun Posada, Palacios y del Valle Iberlucea eran ‘los mas entusiastas adherides” a la obra de la Asociacién. Adolfo Posada, La Republica Argentina, pp. 305-6. En 1913, el Museo Social Argentino llevo adelante tn nuevo intento para crear un comi- té argentino de la Association Internationale pour la Protection Legale des Travailleurs, y de la Association Internationale pour la Lutte contre le Chémage, aunque sin éxito 8 La renuncia, del 6 de enero de 1911 esta reproducida en Avellaneda, Del camino andado, p. 198. El BDNT publicé solamente uuna nota del ministro Gémez aceptando la renuneia, y el nombra- miento del nuevo presidente por decreto presidencial del 25 de febre- rode 1911, BDNT, No, 16, 31 de marzo de 1911, p. 238, Sobre el estilo de interveneién de Indalecio Gémez en los conflictos obreros véase también Juan Suriano, “Estado y eonflicto social: El caso de la huelga de maquinistas ferroviarios de 1912", Boletin del Instituto de Histo- ria Argentina y Americana "Dr. E. Ravignani”, ara. serie, No. 4, 240. semestre de 1991, pp. 91-115, ¥ DSCD, 1911, vol. IV, p. 138; BDNT, No. 19, diciembre de 1911, p. 1057, ¥ DSCD, 1912, vol- IL, p. 304, pp. 767-792; ley 8999, en Anales de Legislacién Argentina 1889-1919 (Buenos Aires, 1955), pp. 880-81. ® Carlos Diaz Alejandro, Ensayos sobre la historia economica ‘argentina, p. 62; Revista de Eeonomia Argentina, No, 7, citado en La Bolsa de Comercio de Buenos Aires en cu Centenario (Buenos Aires, 1954), p. 240. Sobre los efectos de la gran guerra en el movimiento obrero argentino, véase Bill Albert, South America and the First World War (Cambridge: Cambridge University Press, 1988), pp. 247- 255, ' BDNT, No. 13, 30 de junio de 1910, pp. 478-79, Sobre la obra de Léon Bourgeois frente al problema del desempleo, véase J Hayward, “The Official Social Philosophy of the French Third Republic: Léon Bourgeois and Solidarism”, International Review of Social History, vol. VI, 1961, pp. 19-48. Como ya se ha mencionado, en 1913 ol Museo Social Argentino intont6 infruetuosamente formar un comité argentino de esta asociacion # Manuel Galver (h), La inseguridad de ta vida obrera. (Informe sobre el paro forzoso) (Buenos Aires: Imprenta Alsina, 1913). El libro fue reproducido integramente en el BDNT, No. 22, febrero de 1913, y extractos v comentarios sobre el mismo aparecieron en RACP, vol. 1V, 1912, pp. 614-626, y RACP, vol. VI, 1913, pp. 352-53. El nombramion- to de Montero, Beltran y Galvez para participar en el Congreso de Paris, en BDNT, No, 14, 30 de septiembre de 1910, p. 774. aun dic. 1913, pp. 255-260. Sobre la creacién de ageneias gratuitas de colocaciones, DSCD, 1913, vol. ITT, pp. 647-49. Cincuenta ageneias profesionales investigadas por el DNT habian colocado en 1912-1913 171.284 obreros, eobrando comisiones que iban de 1 a 4 pesos; en los empleos comerciales se exigia un 10% del primer sueldo; existian también en Ia capital 23 agencias filantrépicas, que habfan colocado fen el mismo lapso a 19.028 personas. Cf, DSCD, 1913, vol. Il, pp. 494- 99; Accidn Parlamentaria del Doctor Arturo M. Bas (Buenos Aires: ‘Taller Grafico de L.J. Rosso, 1915), pp. 209-216, # DSCD, 1914, vol. IIL, pp. 126-28, 160-61, 404-406. ® Investigaciones del Departamento Nacional del Trabajo", en Ministerio del Interior, La desocupacién de los obreros en ta Republi ca Argentina (Buenos Aires: Imprenta de Coni Hnos., 1915), pp. 41- 66. % Sobre las interpretaciones del problema del desempleo que cireulaban hasta la Primera Guerra Mundial, véase José Harris, Unemployment and Politics. A Study in English Soctal Policy 188 1914 (Oxford: Oxford University Press, 1972). La revolucién en las politicas sobre desempleo causada entre las dos guerras mundiales por el impacto de las ideas keynesianas es analizada en Peter Clarke, The Keynesian Revolution in the Making 1924-1936 (Oxford Clarendon Press, 1990). Sobre el pensamiento econémico de Alejan- dro Bunge vease Jose Luis de Imaz, Alejandro E. Bunge, economt ¥ socidlogo (1880-1943)", DE, vol. 14, No. 55, octubrediciembre de 1974, pp. 545-967; y Juan José Llach (seleccién de textos e introduc- cidn), La Argentina que no fue (Buenos Aires: Ediciones del IDES, 1985), % Ministerio del Interior, La desocupacién de los obreros, pp. 72- 83, 2B] riesgo de paro en las sociedades obreras”, en Ministerio del Interion, La desocupacién de los obreros, pp. 181-89. ¥ DSCD, 1914, vol. VI, pp. 67-102. ™ DSCD, 1914, vol. Vi, pp. 85-86. Alejandro Bunge habia dis- puesto la creacién de agencias gratuitas de colocacién en los Cireulos Catélicos de Obreros y de una Agencia Central dependiente de la Junta de Gobierno de los Cireulos, “para atender el grave problema del desequilibrio entre la demanda y Ia oferta de trabajo". Cf N.T. Auza, Aciertos y fracasos sociales del catolicismo argentino, vol. IT, pp. 22-26, ® De Tomaso sostenia que el departamento del trabajo cana- diense tenia un presupuesto anuaj equivalente a 70.000 pesos, mien- tras que el DNT habia recibido 193.000 pesos en 1912 y 240,000 esos en 1913; también comparaba el salario del presidente de la oficina del trabajo norteamericana, equivalente a 11.750 pesos, con los 14.400 que ganaba Julio Lezana como presidente del DNT. Por ‘iltimo acus6 a Lezana de haber invertido 100.000 destinados a la reorganizacidn del DNT en un automévil para su uso personal, pa- 212 gando todos los gastos, incluyendo combustible y “chauffer”, con To fondos del DNT. DSCD, 1914, vol. VI, pp. 87-88. % DSCD, 1914, vol. VI, pp. 99°101; Accién parlamentaria di Doctor Arturo M. Bas, pp. 221-27 % Accidn parlamentaria del Doctor Arturo M. Bas, pp. 107-242, para los debates y proyectos presentados; véase también NT. Auza, Aciertos y fracasos del eatolicismo social, vol. I, pp. 175-188. © Miguel Saturno, “Las reformas”, La Confederacién. Organo oficial de ta Confederacién Obrera Regional Argentina, No, 2, mayo de 1910. Para las posiciones tedricas del sindicalismo revolucionario frente a la democracia politica véase Hubert Lagardelle,“Democracia politica y organizacién econdmica"; Georges Sorel, “El sindicalismo Tevolucionario”: ambos en Sindicalismo Revolucionario (Madrid: Edi- ciones Jucar, 1978); Jeremy Jennings, Syndicalism in. France. A ‘Study of Ideas (Londres: Macmillan, 1990), Para los vineulos entre el ‘sindiealismo soreliano y el corporativismo fascista véase Isaiah. Berlin, “Georges Sorel”, on Against the Current. Essays in the History of Ideas. (Oxford: Oxford University Pross, 1981), pp. 326-27; 9 Matthew H. Elbow, French Corporative Theory, 1789-1948 (New York: Octagon Books, 1966), pp. 100-107. “La revolucién obrera en Méjico", La Confederacién, No. 10, Julio de 1911. Véase tambien “Renacimiento de la lucha’, “El parla. mento no sirve a los intereses proletarios’, y “La democracia y los trabajadores", en los numeros de enero a mayo de 1912, donde se hacen Ilamados en tono parecide a librarse de la “anquilosis demoeri- tica”. Ernesto J.J. Bott, “La crisis del parlamentarismo”, BMSA, No. 41-42, 1915, pp. 260-285, 8 Cf Ricardo Falcon, “Izquierdas, régimen politico, cuestion étnica y cuestion social en Argentina (1890-1912)", Anuario (Kseuela de Historia, Universidad Nacional de Rosario) No. 12, segunda 6poea, 1986-87, pp. 365-389. Sobre los socialistas y los problemas que en. frentaba su estrategia de participacién electoral véase Jeremy Adelman, “Socialism and Democracy in Argentina in the Age of the Second International’, Hispanic American Historical Review, vol. 72, No. 2, 1992, pp. 211-238,

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