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Rev. Chit. Neuropsiquiat.

(1983} 21: 177·188 177

PSIQUIATRIA Y PSICOLOGIA

La Psicopatologia como ciencia basica


de la psiquiatria * **
PSYCHOPATHOLOGY AS A BASIC SCIENCE OF PSYCHIATRY

Wolfgang Blankenburg***

During the last decade, psychopathology has been questioned as much from anti-
psychiatry· as from the behaviorist sciences and from objective psychiatry. One could
speak of a ''crisis of the paradigm ·: But it is precisely the capacity of a science to fall into
crisis and then overcome it what gives proof of its vitality and creativity.
What is the object of psychopathology?
For the medical model its object is the abnormal psychic manifestations. But how can
a manifestation be legitimately considered pathological?
The classic psychopathology slowly forgot the meditation on its foundations, and pro-
gressively found shelter in a "practical" and pre-scientific judgment. This explains the rise
of the behaviorist model, according to which the object of psychopathology would not be
the "illness" but the "devious behavior': The behai•iorist model rv:es all psychic life at
the level of product, without tracing the "how" and the "where from" of this "pro-
duction" of conducts. Consequently, in rigor, the devious behaviors could not be "treat-
ed", but only "modified''.
The interactional paradigm defines as the object of psychopathology the perturbations
of communication; in other words, what happens "between" the subjects or between the
subject and society. But this paradigm disregards substancial differences such as the ones
to be found between "secondary" perturbations of communication {due to a cerebra/-
organic injury, for example) and "primary" ones. such as is the case with child's autism,
besides the existence of important and frequent pathological conditions, as the cyclo-
thymias, in which it would be improper to speak of a communicative perturbation.
The author begins from the hypothesis that the object of psychopathology is not the
"devious behavior" but the multiplicity of impairments that can experience the "ability
to behave''. The problem that interests psychopathology is, then, if someone can or
cannot behaveadequatelyorinadequately, from which it's understood that the inability
to behave in a devious way is just as pathological as the ability to behave only in a devious
way. Here we touch the subject of pathological normality or "normopathy ·:
To the impairments of the "ability to behave" should be added those that relate to
experience, that is, those that relate to the "ability to experience''. When we lay the stress
on the "ability" or capacity, we are touching the problem of liberty. Already Henry Ey
( 19 70) had postulated the creation of a "pathology of liberty''. The problem of liberty
is "ineludible" in psychiatry, as asserted Heidegger already in 1954, even though instead
of using the word "liberty", he spoke of "existence", but meaning the same. In the daily
practise of psychiatry, we find ourselves/aced with the problem of liberty, when it comes
to each appraisal of forensic medicine, to each forced internment; be/ore each patient,
also, we make, besides the syndromic or etiological diagnosis, a diagnosis about the degree
ofliberty in the "ability to behave" and in the "ability to experience·:
From all the preceding it can be inferred that while the special psychopathology shall
continue, in a traditional way, to elaborate the foundations for psychiatric symptoma-
tology, syndromatology and nosology, the general psychopathology shall dedicats itself
to the study not only of the modificability of the different psychic functions (as per-
ceiving, thinking, feeling, etc.) but also of the possible impairments of the degrees of
liberty in the handling of those functions and, in general, in the relation of the subject
with the world, with his own body and with himself.

*Version ampliada de una conferencia leida en el cur so de· **Texto traducidodelaleman p9r el Dr. Otto Don Zegers.
las XX.XVI Jornadas Anuales de la Sociedad Chilena de ***Profesor Titular de Psiquiatria de la Universidad de
Neurologia, Psiquiatria y Neurocirugia. Die. 1982. · Marburg, Alemania Federal
178 J'/olfgang Blankenburg

Así como la patología genera] y la especial ferido emplear el concepto de "matriz disciplina-
constituyen el fundamento de las disciplinas somá- ria" (comparar con Diemer, 1977).
ticas de la medicina, la psicopatología general y la Mientras antes se tendía a dejar a la filosofía las
especial son los pilares de la psiquiatría. Este con- cuestiones relativas a la esencia del objeto (de una
cepto, que fuera considerado obvio desde la tras- ciencia), en las últimas décadas se ha hecho más y
cendental obra de K. Jaspers (1913), ha sido más patente que tales cuestiones son inmanentes
cuestionado repetidas veces en la última década. a las ciencias particulares y constituyen quizás lo
La psicopatología ha caído en una crisis de sus más propio de ellas. Cada ciencia se mueve en dos
fundamentos. De ello se han ocupado, entre otros, planos: el plano de las constataciones de hechos y
Janzarik (1976), Glatzel (1975, 1981), V. Zerssen el plano de las determinaciones categoriales. Estas
(1976), V. Baeyer (1977), Blankenburg (1978, últhnas no son objeto o tema inmediato de una
Coulter (1973), Dieckhofer (1976), Kendall ciencia particular, pero sí adquieren relevancia en
(1975), Heirnann (1976), Keupp (1977) y los períodos de crisis. Pero es justamente la capa-
Schmmelpenning (1977). El valor de la psicopato- cidad de una ciencia para caer en crisis lo que ates-
logía fue puesto en duda desde dos lados: tigua su vitalidad y creatividad, e incluso, su cer-
lo Tanto la antipsiquiatría como las teorías canía con respecto a la realidad; pero de una rea-
conductuales, desde perspectivas muy diferentes, lidad no entendida como un mundo abierto desde
han cuestionado el modelo de enfermedad emplea- siempre y categorialmente preestructurado por
do hasta aquí por la psiquiatría, postulando su medio de expectativas y conceptos, sino más bien
reemplazo por el modelo de la "conducta desvia- como aquello que nos hace frente en su multifor-
da", y midad siempre sorprendente.
20 Por una psiquiatría objetivante, que si bien ¿Cuál es el objeto de la psicopatología? En el
tiene su origen en la psicopatología clásica, termi- pasado esta pregunta carecía de sentido porque el
na por reducirla a una mera sintomatología. nombre mismo lo decía en forma suficientemente
Sin embargo, pareciera como si en los últimos clara: la ••enfermedad" que se manifiesta psíquica-
años la psicopatología estuviera recibiendo nuevos mente o, con otras palabras, las perturbaciones
impulsos y logrando, así, salir fortalecida de esta psíquicas de carácter morboso. ¿Pero con qué
crisis. Baste recordar la obra de Glatzel (1977, derecho hablamos de "enfermedad" frente a deter-
1978, 1981), los Simposios organizados por Jan- minadas modificaciones en el vivenciar y compor-
zarik (1980, 1982), así como una serie de revis- tarse de un ser humano? La psicopatología clásica
tas que han transformado a la psicopatología en su está referida a síndromes, en los cuales un poder-
tema central. También ha renacido el interés por la vivenciar y -comportarse se muestran como mani-
"Psicopatología de la vida cotidiana", que fundara fiestamente anormales aún para un tipo de expe-
Freud en 1901(Boesch,1976). riencia pre-científica. Estos cuadros de estado, que
aparecen como claramente patológicos para cual-
Este nuevo ímpetu o ''renacimiento", se trans- quier lego, son seguidos retro- y prospectivamente.
formaría en mera apariencia, si la psicopatología Retrospectivamente se les sigue hasta esos esta-
no fuera capaz de incorporar y hacer fecundas esas dios iniciales, inaparentes para el no-experto, con
experiencias que lograron remecer sus fundamen- el objeto de precisar diagnóstico y pronóstico.
tos mismos. Este ensayo está orientado justamente Prospectivamente, se aíslan formas evolutivas que
hacia esa meta, aunque limitándome en lo esencial luego se transforman en unidades nosológicas y
a la pregunta: ¿cuál es el objeto de la psicopato- que permiten plantearse el problema de su etiopa-
logía? togenia. Ahora bien, el que se trate realmente de
Cuando en una ciencia particular se plantea la perturbaciones patológicas, vale decir de enferme-
pregunta por su objeto, o más precisamente por su dades, depende sólo de un juicio precientifico, de
objetividad, se habla desde T.S. Kuhn (1976, algo así como un "conocimiento práctico" (Ken-
1977) de una "crisis del paradigma". El concepto nerschaft ). En principio, el psicopatólogo no se en-
de ''paradigma" es más superficial y menos preciso cuentra en mejores condiciones que el lego para di-
que el más antiguo de "proyecto trascendental", ferenciar sano de enfermo, normal de anormal.
atnbuible a Kant (1780). M. Masterman (1974) En cuanto psiquiatra experimentado posee sí co-
pudo demostrar que el concepto de paradigma es nocimientos más sutiles que el lego sobre:
empleado por Kuhn en 21 acepciones diferentes. Y 1o los pródromos o estadios iniciales de la en-
no obstante él ha seducido por su operacionalidad fermedad, que le permiten reconocer por medio de
y plasticidad. En escritos posteriores, Kuhn ha pre- síntomas casi inaparentes, el que se está configu-
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rando una modificación, cuya forma madura se im- no categorial borra las diferencias propias de la es-
pondrá de inmediato al lego como "patológica", 20 pecificidad de lo que nos hace frente (los objetos
sobre las fonnas de evolución, 30 sobre las condicio· de nuestro quehacer). Cuando se habla de "con-
nes patogénicas y 40 las posibilidades de actuar so- ducta" o "comportamiento" se olvida que el idio·
bre tales modificaciones. Para ser "experto" sobre ma alemán habla de "comportar-se". El cómo ex-
los últimos puntos necesita el médico ser al mismo presan otros idiomas esta reflexividad sería materia
tiempo psiquiatra y psicoterapeuta. Pero en este de una investigación aparte. Pero de seguro que no
contexto nos interesa sólo la retirada hacia un se trata aquí de una mera curiosidad lingüística,
estilo de juicio precientífico, calladamente presu- sino de la expresión del hecho que todo lo que se
puesto y que no por eso deja de chocar por su realiza en estado de vigilia, toda conducta cons-
falta de fundamento científico y la ausencia de ciente es un "poner-se-en-relación-con" Kierke-
una clarificación suficiente de las bases de esa ca- gaard ha elaborado este fenómeno con especial
pacidad enjuiciadora. insistencia. W. James descubrió para el mundo
Ahora bien, este ''modelo médico" aplicado anglo-americano cómo en el trato del hombre con
irreflexivamente desde el siglo pasado a todas aque- algo, éste no sólo se comporta en relación a la
llas modificaciones de lo psíquico, que aparecen cosa sino también a sí mismo. Esto fue redescu-
como "enfermas" no sólo ante el experto sino bierto por H. Mead y ejemplificado en la distin·
también ante el lego, ha querido ser desplazado ción que hace el idioma inglés entre "1" y "me".
desde hace 15 años por la tesis: el objeto de la psi- Esta reflexividad basada en la escisión del sujeto es
copatología no es la "enfermedad" sino la "con- completamente ignorada por el behaviourismo y,
ducta desviada" (Scheff, 1966; Szasz, 1969; por lo tanto, por la psicopatología derivada de él.
Keupp, 1975, entre otros). Pero así como para Lo que en último término está en juego aquí es la
la psicopatologia clásica el "modelo médico de eliminación del sujeto.
enfermedad" se había transformado en un presu- 30 Con ello se relaciona el hecho de que la teo-
puesto sobre el cual ya no se reflexionaba, con ría conductista ftja toda vida psíquica en el nivel
este nuevo paradigma ocurrió algo semejante: so- de producto (como out-put de un black box). Pero
bre la base de una deterrnin.¡¡da ideología nació un no se pregunta ni por el "de dónde" ni por el
dogma igualmente poco elaborado y que ha de- "'cómon de esta "producción" de conductas. El
terminado no sólo un lenguaje sino también un punto de partida conductual precisa la experiencia
estilo de rélación con el paciente. La "conducta" psicopatológica, pero aJ mismo tiempo la nivela,
se transformó en una palabra clave, que debería quitándole su profundidad. El determina un proce-
actuar como agente desmitologizador y librarnos dimiento exclusivamente analítico-condicional,
así del "mito de la enfermedad" en la psicopato- que no puede sino permanecer fijado a las ciencias
logía. Y en este punto coincidieron representantes naturales, aun allí donde se trata de fenómenos
de direcciones tan diferentes como los antipsiquia- psicosociales y personales. Análisis condicional sig·
tras, los sociólogos y los terapeutas de la conducta. nifica investigación de lo heterónomo. Los aspec-
La idea de tomar como punto de partida la tos relativos a una posible autonomía del objeto
"conducta" es -debemos reconocerlo- fascinante. no pueden ser considerados por razones metodoló·
Sus ventajas pueden seducir fácilmente, por cuanto gicas. El objeto aparece en primera línea como
promete: condicionado y si no como ''manipalatwn", sí de
lo limitación a lo observable y registrable, todos modos como "manipulandum". La deterrni·
20 comparabilidad y luego conmensurabilidad a nación más importante del objeto es su posible
través de la proyección de todo suceso sobre un "manejabilidad". En el marco de esta concepción
plano único, y resulta, entonces, perfectamente consecuente el
30 mirar lo que nos hace frente como algo mo- que se hable de conducta "desviada" y no de "en-
dificable y en último término manipulable, bajo ferma". En 1924 G. Ricker postulaba una "pa-
determinadas condiciones. tología como ciencia natural pura" sin concepto
Pero, en cambio, las desventajas y los peligros de enfermedad. Del mismo modo observamos hoy
de tal teoría y, en particular su inadecuación (con cómo la farmacología se desarrolla en dirección a
respecto al objeto), tienden a ser ocultados; y éstos una teoría de la modificabilidad de las substancias
son: que participan en los procesos orgánicos, sin nece-
lo Lo que se puede observar y registrar bien no sidad de un concepto de terapia (Blankenburg,
es siempre lo más esencial. 1982); en la misma dirección vemos caminar
20 El crear una comparabilidad y conmensura- a las ciencias de la conducta. Si emplearnos las
bilidad a través de la proyección sobre un sólo pla- palabras en forma estricta, tenemos que la "con-
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ducta" no puede ser tratada sino sólo modificada que interesa a la psicopatología es si alguien puede
de acuerdo a metas preftjadas. o no comportarse adecuada o inadecuadamente.
Ahora bien, cuando nos preguntamos cuál con- Lo que importa es el poder o no-poder. Un no-po-
ducta hemos de designar como "desviada", alcan- der-comportarse-en-forma-desviada es tan pato-
za el concepto de norma un peso injustificado (Se lógico como un no-poder-sino-comportarse-en-
trata aquí de una norma referida a lo social, sea forma-desviada.
que se la defma como norma-promedio, norma- Esto implica que las personalidades anormales,
ideal, norma-real o de cualquier otra manera). Y por más alejadas de la norma que se presenten, no
esto ocurre paradojalmente justo allí, donde se podrán ser tema de la psicopatología mientras esa
pretende ir en contra de todo pensar normado, desviación de la norma no exprese una limitación
más aún de desconocer cualquier forma de obe- de los grados de hbertad en el poder-vivenciar o
diencia a normas. Esto nos II1Uestra una vez más -comportarse.
cómo las ptotestas dependen de aquello en con- Cuando K. Schneider limita el concepto de
tra de lo cual se protesta, a pesar de que los pro- ''psicopatía" a aquellas personalidades anormales
testantes mismos no lo quieran reconocer. (vistas estadísticamente), que sufren con su anor-
De lo dicho debemos retener lo siguiente: allí malidad o hacen sufrir a la sociedad, está -sin
donde las delimitaciones normativas se refieren a la quererlo- entregando la valoración del hallazgo
uconducta" como producto terminado y no como psicopatológico, ya sea al sentir del propio pacien-
un poder-producir diferentes modos de comporta- te o al buen criterio de la sociedad respectiva, y
miento, estamos abandonando el terreno de la con ello a la sociología. El trasfondo de esta pos-
perspectiva médica, y con ello también el de la tura está condicionado por su agnosticismo respec-
psicopatología, para caer en un relativismo sin to a la posibilidad de determinar el grado de inca-
fronteras, cargado de cuestiones sociológicas. Tam· pacidad (de no-poder) y/o de pérdida de la liber-
bién corremos el peligro de limitar la hbertad de tad del hombre al margen de las ordenaciones
nuestros pacientes al pretender saber lo que es nosológicas. Pero con este agnosticismo la psicopa·
ajustado a norma y lo que no es, o de empujarlos tología se está desprendiendo de la plataforma
hacia un terreno de difusión de las metas, donde misma sobre la cual se apoya. Esta es la tesis fun-
se pierde toda orientación médica segura. Lo dia- damental en la que se basará todo lo que desarro-
léctico en este proceso consiste en que la preten- llaremos a continuación.
dida emancipación lograda al eliminar el modelo Cuando decimos que el no-poder-comportarse-
de enfermedad conduce a una casi total despro· en-forma-desviada es tan patológico como el no-
tección de la libertad del paciente. poder-sino-comportarse-en-forma-desviada, esta·
La tesis que se deriva de lo anterior es la si· mos tocando el problema de una posible "normo-
guiente: el objeto de la psicopatología no es la patía (Wulff, 1972). No es casual el que esta
"conducta desviada" sino la multiplicidad de me- cuestión haya adquirido más y más importancia en
noscabos que puede experimentar el poder-com- los últimos años. El llamar la atención sobre lo pa-
portar-se. Pero no se trata aquí de una mera suti· tológico y lo patógeno implícito en un no-poder-
leza, sino de algo de hecho muy diferente. El po- desviarse,' vale decir ese conformismo que no se ha
der-comportar-se no significa una preferencia por elegido libremente, sino en el cual se ha quedado
tal o cual comportamiento ajustado a norma, sino preso sin quererlo, representa uno de los más gran-
más bien el margen de la libertad o los grados de des progresos anotados por la psicopatología. No
hbertad necesarios para poder comportarse de esta hay duda que todavía es difícil en este campo el
o de otra manera. Como el "poder-comportar-se" substituir afmnaciones y suposiciones teóricas por
condiciona cualquier forma de comportamiento o constataciones empíricas confiables. Los hallazgos
conducta, no se le puede subordinar al concepto más convincentes han sido logrados a través del
de "conducta". Puesto que no se trata de si alguien análisis de las personalidades predepresivas:
se comporta o no ajustado a norma, sino de los "Normalidad patológica" (Tellenbach, 1976),
grados de hbertad necesarios para poder-producir "hipemomia" (Kiaus, 1977). Desde una pers-
una conducta estructurada de cualquier manera. pectiva completamente diferente pudo V. Zer-
El problema psicopatológico no radica en si al- ssen (1979) comprobar estas concepciones. Otra
guien se comporta en forma inadecuada o desvia- forma de "pseudonormalidad" es discutida en la
da; esta es más bien la cuestión que preocupa a la actualidad en el marco de la Medicina Psicosomáti·
sociología o a una psiquiatría dirigida por el Es- ca: las personalidades de los enfermos psicosomá-
tado como instrumento de "nivelación" o de qui· ticos, y a diferencia de las de los neuróticos, esta·
tar su peligrosidad a los disidentes. El problema rían caracterizadas por la "alexitirnia" (más exac-
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tamente ..timoalexia .. ). la que no sólo consiste en sometidas a reflexión. Casi siempre acertamos con
una incapacidad verbal, sino también en una falta ellas, pero los errores son altamente posibles.
de reflexibidad en lo que respecta a los sentimien- Pero no sólo existen los errores involuntarios;
tos y a la interioridad en general; esta incapacidad también los voluntarios son posibles. No es dificil
caracteriza hasta cierto punto la nonnalidad del simular un síndrome psicopatológico. Se dice que
hombre corriente. La discusión sobre este asunto durante la guerra de Algeria había expertos fran-
no ha concluido todavía y los hallazgos obtenidos ceses que instruían en este sentido a los que se
requieren de una mayor precisión. Mucho de ello rehusaban a la guerra. Además, un mismo compor-
se encuentra aún en etapa de forrnat:ión de hipóte- tamiento puede significar cosas diferentes: frente a
sis y de especulación. Diversas formas de "norma- un adolescente que se comporta en forma inade-
lidad patológica" deben ser mejor delimitadas de cuada, no es fácil decidir si este "síntoma" corres-
lo que han sido hasta ahora. Pero de todos modos ponde a una hebefrenia incipiente, a una drogadic-
se abre aquí un campo de nuevas preguntas y pers- ción, a una crisis neurótica del desarrollo, a un
pectivas. acto de puesta a prueba su naciente independencia
o a una reacción frente a circunstancias determi-
En lo que respecta al problema de la nonna po-
nadas, incluso banales. No puede decidirse tan fá-
demos decir lo siguiente: a diferencia de la sociolo-
cilmente sobre las medidas a tomar, si terapéuticas,
gía, en la psicopatología importan las normas re-
sociales, pedagógicas, o quizás ninguna. Glatzel
lativas al poder-comportar-se y no al comporta-
(1977), entre otros, postula que lo decisivo es el
miento como tal. Ahora bien, "norma" significa
contexto situativo o social. Pero esto es válido sólo
en cada caso algo diferente. En un caso un más o
en la medida que extraemos conclusiones desde él
menos de poder (o capacidad), en el otro un ser
sobre la respectiva estructura motivacional o con-
así o de otra manera. Hay que distinguir entonces
dicional del comportamiento, vale decir, sobre
entre una norma vertical (que mide cuantitativa-
posibles limitaciones en el grado de libertad del
mente la capacidad iuncional) y una nonnal hori-
poder-aprehender, -vivenciar y-comportarse.
zontal (que delimita cualitativamente). Esto no de-
Aun cuando en la práctica diaria estamos acos-
bería enturbiar, empero, la visión de lo distinto
tumbrados a inferir fenómenos psicopatológicos
(aliter) propio del enfermo psíquico. La no dife-
desde la observación de determinadas conductas
renciación de estos dos conceptos de norma ha aberrantes -hábito que se ve fortalecido por el he-
conducido a una importante confusión conceptual, cho que en muchos casos estas conclusiones se han
apreciable en particular en la evaluación de hallaz- demostrado como correctas- no debemos olvidar
gos de la psiquiatría trancultural. Muy en general que se trata de deducciones "'en corto circuito",
se puede decir lo siguiente: las normas que se refie-
no más confiables que las que pueda hacer un físi-
ren al poder-comportar-se son mucho menos de-
co sobre la dinámica subyacente a partir del regis-
pendientes de factores sociales y culturales que tro de determinados movimientos. Es cierto que él
aquellas normas que rigen el comportamiento fác- lo puede hacer con cierta probabilidad de éxito,
tico en una situación determinada. En este contex- pero recordemos que hasta la aceleración de la caí-
to no podemos profundizar en la compleja proble- da libre podría ser imitada con ayuda de algunos
mática de los conceptos ..norma" y "nonnalidad", trucos.
aun cuando estén íntimamente ligados a la pregun- De lo anterior se puede concluir lo siguiente: el
ta por el objeto de la psicopatologia. objeto de la psicopatología no es captable suficien-
De todo lo anterior se desprende que el com- temente por la vía descriptiva; para su aprehensión
portamiento o conducta no constituye objeto algu- es necesaria también la perspectiva dinámica. reco-
no de la psicopatologia. A través del comporta- nociendo que una descripción correcta representa
miento el psicopatólogo habrá de hacerse una idea la primera condición del trabajo psicopatológico.
sobre el subyacente "poder-comportar-se" y sus Esta controversia tiene importancia práctica en lo
limitaciones. No debemos negar, sin embargo, que que se refiere a la cuestión de si las neurosis han de
en la práctica clínica se inducen en fonna directa definirse descriptiva (=sintomatológica) o psicodi-
desde el comportamiento detenninadasdeficiencias námicamente.
en el "poder-comportar-se". Estas inducciones silen- ¿Significa esto que el objeto de la psicopatolo-
ciosas no son en general conscientes para aquel que gia está siempre abierto de alguna manera? Si igua-
las hace. La apariencia engaña y el comportamiento lamos "experiencia" con registro de datos empíri-
pareciera ser tomado como la única medida. Esta cos desde una posición distante, la pregunta debe-
ilusión deriva del hecho que tales conclusiones fun- ría ser respondida afmnatiVamente. Si concebimos,
dadas en una larga experiencia psiquiátrica no son en cambio, el concepto de experiencia en psicopa-
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tología de manera más amplia, a saber, incluyendo tológico o como elemento "patógeno". Tanto la
el trato con el paciente -no sólo Ja ..experiencia ..perturbación comunicativa" como la udesviación
de" sino también la "experiencia con (él)"-, en- conductual" tienen en común un concepto dema-
tonces podremos decir que, más allá de las conduc- siado amplio del "objeto de la psicopatologia''.
tas registrables, estamos haciendo la experiencia Esto tendría su justificación, sin embargo, si en lu-
del "poder-comportar-se" (o no-poder) de un ser gar de abrir las compuertas a la especulación sin
humano. limites, se aprovechara la oportunidad para delimi-
Esto dirige Ja atención -a través de reflexionar tar en nueva forma este objeto concebido tan am-
sobre la relación preobjetiva con lo que nos hace pliamente. Y aquí reside el elemento promisorio
frente- hacia otra determinación del objeto de de este nuevo paradigma.
nuestra especialidad, en cierto modo rival de la La psicopatologia interaccional es uno de los
anterior, cual es la perturbación de la comunica- desarrollos modernos más importantes de nuestra
ción. Este paradigma que fue introducido por especialidad. Ella nos transmite a veces la impre-
Sullivan (1954) en la psiquiatría norteamerica- sión de encontrarnos ante el comienzo de una
na, ha marcado esencialmente la moderna inves- nueva época. No se trata sólo de extenderse más
tigación sobre familia, así como la totalidad de la allá del individuo a las parejas, los grupos, las aso-
psiquiatría social y en los últimos años ha encon- ciaciones y las estructuras sociales de distinto or-
trado resonancia en la psiquiatría alemana, vincu- den. Lo más importante es que el objeto de la psi-
lada de por si a tradiciones más antiguas (Glat- copatología no es visto como algo ligado a una
zel 1977, 1978, 1981 ). A través de una reflexión substancia determinada sino a lo que ocurre en el
consciente sobre la relación médico-paciente y lue- "entre" (Marcel, 1978; Kimura, 1981). La psi-
go sobre todo el contexto situativo, dentro del copatologia parece transformarse aquí en una
cual el paciente se encuentra, se elevó a la catego- patología social. ¿Pero con qué derecho y -sobre
ría de "Psicopatología interaccional''. A ella le co- todo~ con qué métodos podremos constatar cien-
rresponde un papel decisivo en el camino hacia una tíficamente si una estructura social es "patógena"
psicopatología dinámica. o aún "patológica"? Igual que en lo relativo a la
Pero sería exagerado el querer atribuir todo investigación del rol patógeno de estructuras de
hecho pllicopatológico a una perturbación comu- mundo y de personalidad aparentemente "norma-
nicativa, tendencia que también se percibe insinua- les" (ver más arriba) es urgente en este campo
da en la obra de D. WYSS (1976). Casi no existe llevar a cabo una clarificación conceptual. Es nece-
un hecho psicopatológico que en algún momento sario separar cuidadosamente las hipótesis fasci-
no conduzca a una perturbación comunicativa. nantes de los hallazgos seguros.
Empero, es muy diferente si la perturbación de la El partir desde el "poder-comportar-se" corres-
comunicación es sólo secundaria (como en el caso ponde mejor al objeto de la psicopatologia que si
de una lesión orgánico-cerebral) o si constituye el se toma como punto de partida el comportamien-
núcleo mismo de la enfermedad, como ocurre en el to como tal. Sin embargo, tampoco esta perspec-
autismo infantil -Eggers ha llegado a hablar de tiva es completa, desde el momento que el viven-
"Enfermedades de la comunicación" (1982)-en la ciar queda en un segundo plano. Por vivenciar en-
esquizofrenia y en muchas neurosis. En el caso de tendemos la totalidad de las llamadas funciones
las enfermedades ciclotímicas no podría hablarse, "intrapsíquicas'\ como querer, sentir, experimen-
en cambio, de perturbación de la comunicación, a tar, percibir, imaginar, pensar, reflexionar, etc.
no ser que se considere como tal esa conocida ten- En la actualidad existe la tendencia a subordinar
dencia de los predepresivos a establecer vínculos todas estas funciones al comportamiento, o sea,
simbióticos. a ver en ellas sólo formas de conducta menos ob-
Es necesaria una segunda restricción. "Perturba- servables (cuando no proyectadas). Es cierto que
ciones de la comunicación" circunscribe sólo el todo vivenciar es transmitido a través de una con-
campo, dentro del cual habría que precisar más ducta, como la conducta expresiva, el lenguaje y
exactamente el objeto de la psiquiatría y de la psl- las acciones. Pero esto no priva al vivenciar de su
copatología. Orientada hacia la esquizofrenia y las independencia. La subordinación global del viven-
neurosis, esta determinación del objeto de la psico- ciar al comportarse no se justifica en absoluto y
patologia deja abierta la pregunta sobre cuáles fa- conlleva el aplanamiento y acortamiento de la ex-
llas de la comunicación han de ser vistas como fe- periencia psicopatológica (Blankenburg 1975). A
nómenos psicopatológicos y cuáles no. Porque no pesar de los problemas metodológicos que ello im-
toda perturbación comunicativa en el trato inter- plica, es necesario que sigamos considerando al
personal puede interpretarse como hecho psicopa- vivenciar como un proceso aparte~ aunque comple-
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mentario del comportarse (Scharfetter, 1976). general parte de los posibles daños y /o limitaciones
Y aquí vale lo mismo que con respecto al com- de la vida psíquica sana. Lo decisivo para ella es el
portamiento: en cuanto psicopatólogos hemos de análisis de las posibilidades de menoscabar los gra-
habérnoslas no sólo con un vivenciar "desviado", dos de libertad en el poder-vivenciar y -comportar-
sino con menoscabos del poder-vivenciar. Al médi- se. Habrá que dejar abierta la cuestión de si tales
co le interesan los menoscabos y no las desviacio- menoscabos se perfilan de preferencia en el viven-
nes. Las peculiaridades del vivenciar no son pato- ciar subjetivo o en aquello que los otros perciben
lógicas en cuanto tales, por más infrecuentes que en el trato con el sujeto afectado. La mejor manera
sean. El momento de lo pático es decisivo (ver de coger esta escala de posibilidades de daño o me-
Blankenburg, 1981) y éste no puede ser inter- noscabo seria por medio de una "patología de la
pretado ni desde lo somático ni desde lo psicoso- libertad", metódicamente elaborada, tal como lo
cial exclusivamente. Ya en la determinación del exigiera el maestro de la psiquiatría francesa
objeto de nuestra ciencia y no recién frente a la Henry Ey (1970, 1975, 1977). Un primer desa-
pregunta por la ideología, es que habremos de rrollo de tal "patología de la libertad" lo hemos
reemplazar la alternativa "mito de la enfermedad" presentado recientemente en Bonn en el marco de
(Szasz) o "mito social" (Schmmelpenning) por una un Symposium germano-francés (Blankenburg,
perspectiva libre de prejuicios. 1982).
Los hallazgos del examen psicopatológico están Con razón se habla de una ''patología" y no de
constituidos, entonces, por menoscabos del "po- una "psicopatología" de la libertad. Porque, aun
der-vivenciar" y del "poder-comportar-se". Al cuando los grados de libertad del poder-vivenciar
poner el acento en el "poder" (o capacidad) esta- y -comportarse'" sólo pueden manifestarse en el
mos realizando en ambos casos la misma opera- ámbito de lo psíquico y de lo social, los presupues-
ción lógica: un retornar hacia la condición de posi- tos para la existencia de una libertad relativa habrá
bilidad del comportamiento y vivenciar humanos c1ue buscarlos en lo somático. Por eso no resulta en
en general. Esta particular referencia se refleja absoluto absurdo cuando Huseman (1956) habla
subjetivamente (dentro del campo vivencia!) como de "fisiología de la libertad", la que naturahnente,
el "estar" o "hallar-se" (Blankenburg. 198 l b ). en el campo de la neurofJ.Siología y neuroquúnica.
Un buen ejemplo de que es el poder-vivenciar y representa sólo una tarea a futuro. La condición
-comportarse lo que se refleja como "hallar-se" previa para tal ciencia sería el desarrollo de una
(estar, sentirse) a nivel vivencial es el sentimiento cierta sensibilidad más allá de los procesos condi-
de "bienestar" y sus perturbaciones. Lo notable en cionantes, una sensibilidad que abarque hasta los
el "hallarse" (estar o sentirse) y que le otorga un procesos descondicionantes. Constelaciones poco
lugar especial dentro del marco de las vivencias, es condicionantes habrán de estar caracterizadas por
más que su carácter de cercanía en relación al cuer- la existencia de procesos antagónicos que se man-
po, el hecho que contiene una 1nedida internaliza- tienen en un cierto equilibrio y/o que se anulan
da individua1, con respecto a la cual se mide todo entre ellos.
'"poder-vivenciar y --co1nportarse ... Como en el res- Pero en el campo de la neuroquímica y de la
to de la medicina, también en la psicopatología se neurofisiología nos encontramos a este respecto en
encuentran el examen objetivo y el hallarse subje- pañales; por ello hablaremos en lo que sigue sólo
tivo en una relación de reciprocidad fundamental. de "psicopatología de la libertad".
Esta relación puede ser también del tipo vicariante La falta de una tal psicopatología la percibirnos
(ver Blankenburg. 1965). La complejidad de casi dolorosamente cuando somos preguntados por
esta red de nexos entre comportarse, vivenciar y un tribunal acerca del discernimiento, la capacidad
hallarse (o sentirse) ha llevado a v. Baeyer (1977) de culpa o de trabajo de un sujeto sometido a peri-
a hablar de la "VBE-Einheit'" (Unidad CVH. Desde taje; pero, más allá·de esto, nosotros pensamos que
esta compleja estructura habría que re-pensar las se trata aquí de una problemática fundamental y
relaciones entre psicopatología y somatología en -en general no expresada- de toda práctica psi-
aras a lograr una pato!ogia general que abarque quiátrica. La psiquiatría forense elude estas cues-
tanto las funciones y los actos psíquicos r.:01110 los tiones fundamentales escudándose en maniobras
corporales. como decir. tal pregunta ha sido planteada en for-
Como se señaló al comienzo, nosotros distingui- ma inadecuada o tal pregunta excede los 1ímites de
mos entre una psicopatología genera1 y una espe- la psicopatología. Esto último es, en rigor, cierto,
cial o clínica. La última nos entrega las bases para si se piensa en el estado actual de nuestra ciencia,
la sintomatología y sindromatología clínicas así pero ello no invalida en absoluto la legitimidad de
como para la nosología. mientras la psicopatología la pregunta como tal, sino sólo el nivel de desarro-
184 J11olfgang Blankenburg

llo y la auto-comprensión de la psicopatología. Por gir una orientación exclusiva hacia y desde el ob-
cuanto lo preguntado pertenece a aquellos funda- jeto (en este caso el paciente). Habrá que suponer
mentos que sólo pueden ser des-cubiertos en el te- más bien la existencia de tres elementos: una esti-
rreno pre-científico (y pre-reflexivo), para luego mación subjetiva (por parte del médico), normas
transfonnarse en objeto de una reflexión cien- sociales que rigen el espacio intersubjetivo y -qui-
tífica. zás lo menos explícito- una cierta objetividad (o
En la práctica cotidiana de la psiquiatría no po· fidelidad a lo que se muestra). Debería también
demos escapar a la pregunta por la libertad. Quie- ponderarse el peso relativo de cada uno de los tres
rámoslo o no estamos tornando decisiones en cada ingredientes, según cada caso en particular. Una
momento que implican, con respecto a cada pa- tal revisión encontrará grandes impedimentos, en-
ciente en particular, una respuesta a aquellas pre- tre otras razor1es, porque el tercer componente de
guntas, aun cuando no hayan sido formuladas ex- esta relación (lo objetivo, lo que realmente tiene el
plícitamente. El problema empieza ya cuando se paciente) es del todo desconocido para el sujeto a
plantea la internación forzada de un paciente. Es explorar. Ahora bien, no se trata de que una falta
demasiado estrecho el espacio que media entre la de fundamento racional para las decisiones subje-
peligrosidad del paciente (para sí mismo y para los tivas o la existencia de hábitos sancionables desde
demás) junto a la tarea curativa y preventiva del el punto de vista social, excluyan la posibilidad de
médico, por un lado y el "atropello a la libertad" una relación precisa con el objeto, un ser verdade-
individual por el otro. Varios grupos de investiga- ramente motivado sólo por lo que está allí delante.
dores (Bergmann 1979, Fengler y Fengler, 1980) Muchas de las decisiones intuitivas corresponden a
han demostrado por medio de la etnometodología la realidad del objeto, aun cuando no podamos to-
y del "Frarne-analysis", que tales decisiones depen- davía hacerlas transparentes por medio de los mé-
den prioritariamente de circunstancias externas y todos disponibles. Pero ello no nos exime de la res-
no de la posición íntima del experto en cuestión. ponsabilidad de trabajar en la búsqueda de méto·
Pero no sólo en lo que respecta a la internación dos adecuados, pues no se trata en ningún caso de
forzada es que nos vemos confrontados en la prác- entregarle la palabra sólo al intuicionismo. Habre-
tica diaria con la cuestión de los grados de libertad mos de desarrollar métodos que sean capaces de
en el poder-vivenciar y poder-comportarse de un fundamentar aquello que hasta ahora era objeto
paciente. También en la manera como tratarnos al sólo de la intuición y la rutina. Los errores ( diag-
enfermo estarnos respondiendo ya a la pregunta nósticos) en este campo han sido mucho menos
por su grado de libertad y responsabilidad, aun discutidos que los ocurridos en el campo nosológi-
cuando nadie, ni nosotros mismos, hayamos plan- co, y esto por la sencilla razón que no se podían
teado explícitamente la pregunta. Y cuando habla- probar. Esto ha dañado el prestigio de la psiquia·
mos de trato no nos estarnos refiriendo sólo a las tría entre los pacientes y sus familiares, pero tam-
decisiones que tomamos con respecto a él o a lo bién ha comprometido -pienso- la adecuada rea·
que le decimos, sino también a la comunicación lización de su tarea.
no-verbal: expresión, mirada, tipo de gestos, tono No podemos evitar considerar los menoscabos
al hablar, etc. En el trato diario con el enfermo men- en la libertad del poder-vivenciar y -comportarse
tal o el impedido establecemos junto al diagnóstico como un tema central de la psiquiatría. En 1954
nosológico otra especie de "diagnóstico" que se re- escribió Heidegger que el "ser-ahí" (en el sen-
fiere al poder-vivenciar y -comportarse y/o al tipo y tido de existencia) seria lo ••ineludible" de la psi-
cuantía de sus limitaciones. Pero, en general, so- quiatría. "Ser-ahí" (da-sein) es uno de los concep-
mos apenas conscientes de este segundo diagnósti- tos más complejos de la filosofía de Heidegger.
co, que surge de la rutina y l~ intuición que acom- No entraremos en la discusión de esa complejidad.
pañan los hábitos de la práctica psiquiátrica. Antes aunque sí mencionaremos que habría argumentos
de poner a prueba este diagnóstico intuitivo en en contra de tal conceptualización. Pero después
cada caso particular, deberíamos estudiar mejor el de todo lo expuesto con anterioridad nos parece
proceso mismo de este ..diagnosticar" y tomarlo legítimo substituir el concepto de existencia (scr-
como una realidad que está determinando en ahí) por el de libertad. Con otras palabras: se trata
buena medida lo que sucede con el paciente. Po- de ver lo "'ineludible" para la psiquiatría en la per-
dríamos emplear para ello la perspectiva etnome- cepción de los menoscabos de la libertad en el
todológica y proceder con la mayor neutralidad ..poder~vivenciar" y ..poder~comportarse". Más allá
posible. No se trata de suponerle de partida a tales de las dos significaciones que Heidegger asocia
decisiones ( .. prácticas") una arbitrariedad subjeti- con su concepto de "lo ineludible" cabría asociar
va digna de sanción, como tampoco se trata de exi- con esta palabra una diversidad Significativa aún
LA PSICOPA TOLOGIA COMO C/ENl1A BAS/CA DE /.A PS/QUIA TRIA 185

mucho mayor, si es que se incorpora también la ción del sujeto con el mundo, con su propio cuer-
práctica psiquiátrica, como lo den1uestra el esque- po y consigo misn10.
ma siguiente: La pregunta por la función fundamentadora de
la psicopatología con respecto a la psiquiatría, nos
ha llevado casi imperceptiblemente hacia el terreno
LIBERTAD = LO IN-ELUDIBLE DE LA PSl-
de los supuestos básicos de la psicopatologia mis-
QUIATRIA
ma. Lo peculiar en todo ello es que esta problemá-
= AQUELLO, A LO CUAL TODA tica de corte tan teorético ha terminado remitién-
PSICOPATOLOGIA· PERMANE- donos a la praxis psiquiátrica cotidiana. Su aparen-
CE REFERIDA te mediatez -a través de lo teórico- nos conduce
= AQUELLO, DESDE Y HACIA a la inmediatez de la relación con el paciente. Esto
LO CUAL SE ORIENTA TODA parece paradoja!. Ahora bien, la paradoja consiste
TERAPEUTICA PSIQUIATRIC A en que aquí lo teórico se presenta como lo más
próximo a lo práctico y como aquello que sólo se
AQUELLO DE LO QUE NO PO- deja comprender desde la praxis (ver Sonne-
DEMOS ESCAPAR mann. 1959). Esta paradoja da lugar a una nue-
= AQUELLO QUE NO SE DEJA va pregunta basica. ¿"Es propiamente teórico el
ABAR(' AR SUFICIENTEMENTE ocuparse de los fundamentos teoréticos de una
ciencia"? En la medida que estos fundamentos son
= AQUELLO QUE NO SE DEJA
buscados en la experiencia pre-objetiva y en las
OBJETIVAR SATISFACTORIA-
proximidades del ser·afectado anterior a cualquier
MENTE
predicado (pre-predicativo). es que tal ocupación
= AQUELLO QUE NO SE DEJA con los fundamentos teóricos exige un compromi·
MANIPULAR TAN FACILMEN- so con la práctica cotidiana, vale decir justamente
TE con aquel campo del cual la formación de hipóte-
sis, de reglas, se aleja. Teoría puede significar enton-
El hecho que en otros idiomas esta casi dispara- ces cosas tan diferentes como la mayor distancia y
tada diversidad de significados no pueda ser expre- mediatez, por un lado y la reflexión sobre un pla-
sada con una sola palabra, no agrega nada a la cosa. no de la máxima inmediatez, por el otro.
Lo importante es poner en evidencia la compleja y Esto nos lleva a pensar sobre lo que significa
lo contradictoria que es la relación de nosotros, propiamente "teoría". Teoría significa por una
psiquiatras, con el tema de la libertad. Es una te- parte meta-ciencia, vale decir que no se ocupa en
mática que tratamos por todos los medios de elu- form::i inmediata con los objetos de una ciencia
dir o bagatelizar, sin lograrlo. No estarnos madu- sino con los posibles caminos de acceso a ellos, con
ros para abordarla desde el punto de vista metodo- otras palabras, ciencia significa aquí metodologi'a.
lo~co y tampoco la podemos eliminar, si no que- K. Jaspers construyó su Psicopatologia General
remos con ello sacrificar una parte esencial de sobre el cimiento de la reflexión metodológica.
nuestro quehacer psiquiátrico, degradando nuestra Esta ha continuado siendo hasta el día de hoy la
condición a la de meros "modificadoresn del viven- línea direci:riz de la psicopatologia (P. Mars-
ciar y del comportamiento, sea por medio de la chais 1984; Glatzel 1978, 1981; Lantari-Laura
psicofarmacología o de las técnicas psico- o so- 1981 ). Pero estos intentos dan la impresión
ciológicas. de tener que contentarse necesariamente con
De todo lo anterior se desprende una especie de una relación con la práctica en extremo mediatiza·
ordenación de las tareas que corresponden a la psi- da. Y eso es porque se quedan a mitad de camino.
copatologia general y a la psicopatología especial. La reflexión metodológica nos muestra una gran
Mientras esta últinta debe continuar intentando al diversidad de principios categoriales con sus co-
modo tradicional la elaboración de los fundamen- rrespondientes "objetividades" o paradigmas. Los
tos para la sintomatología, sindromatología y proyectos subyacentes se relativizan unos a otros.
nosología psiquiátricas, la primera tendría por Lo que habría que hacer es "poner entre parénte-
tarea el estudio no sólo de la modificabilidad pa- sis" (einklammem) -en el sentido fenomenológico
tológica de las distintas funciones psíquicas, como del término- tanto las concepciones como sus mé-
percibir, pensar, sentir, el comportamiento del áni- todos y las correspondientes "objetividades".
mo y de los impulsos, etc., sino también los posi- "Poner entre paréntesis'.' no implica dudar de la
bles menoscabos de los grados de libertad en el relativa justificación o utilidad del proyecto res-
manejo de tales funciones y, en general, en la rela- pectivo, sino sólo liberar al objeto de su pretendi-
186 U!o/fgang Blankenburg

da "objetividad" condicionada por el método. El paradigma interacciona/ pone como objeto


También permite un acceso más directo hacia el de la psicopatología las perturbaciones de la comu-
objeto y comprende la empiria científica como nicación, vale decir, lo que ocurre ..entre" los su·
una acción que "se le hace" al objeto y por la cual jetos o entre el sujeto y la sociedad. Pero este para-
se es responsable frente a él. El hacer consciente digma pasa por encima de diferencias substancia-
esta "acción" posibilita el intento simultáneo de les, como las que existen entre perturbaciones de
liberar al objeto de esto que "se le ha hecho", con la comunicación ..secundarias" (a una lesión orgá-
lo cual es posible conservar al objeto en su forma nico-cerebral, por ej.) y ..primarias", como es el
original. caso del autismo infantil, amén de la existencia de
La pregunta '"¿cuán teórica es la ocupación con condiciones patológicas importantes y frecuentes,
los fundamentos teoréticos de nuestra cien- como las ciclotimias, en las cuales no cabría hablar
cia, la psicopatología?" habría que responder- de una perturbación comunicativa.
la como sigue: la ocupación teorética con los El autor parte de la hipótesis que el objeto de la
presupuestos de nuestra ciencia, si es suficien- psicopatología no es la "conducta desviada", sino
temente seria, nos lleva a algo que es lo contra-
la multiplicidad de menoscabos que puede experi-
rio de la abstracción: a la mayor apertura para
mentar el "poder-comportar-se". El problema que
aquello que percibimos en el trato cotidiano
interesa a la psicopatología, es, entonces, si alguien
con los enfermos mentales y los impedidos. La me-
puede o no comportarse adecuada o inadecuada-
diatez de la reflexión metodológica se vuelca en la
mente; de lo que se desprende que el no-poder
inmediatez de la confrontación con el paciente y
comportar-se-en-forma-desviada es tan patológico
lo que le pasa. La pregunta por el objeto de la psi- como el no-poder-sino-comportarse-en-fonna-des-
copatología ha desviado la atención hacia la rela-
viada. Aquí se toca el problema de la normalidad
ción pre-Objetiva con el objeto (lo que tenemos de- patológica o ..normopatía".
lante, lo que nos hace frente). Pero es justo aquí
donde radica la función esclarecedora de funda- A los menoscabos del "poder-comportarse" ha-
mentos que la psicopatología ha de asumir para bría que agregar los de la esfera del vivenciar,
toda la psiquiatría. mejor dicho del ..poder-vivenciar". Al poner el
acento sobre el "poder" o capacidad, estamos to-
cando el problema de la libertad. Ya Henry Ey
RESUMEN (1970) había postulado la creación de una "pato-
logía de la libertad". El problema de la libertad es
Durante la última década la psicopatología ha lo "ineludible" de la psiquiatría, como afirma Hei-
sido cuestionada tanto desde la antipsiquiatría degger ya en 1954, aun cuando en el lugar de "li-
como desde las ciencias de la conducta y la psi- bertad" empleara el vocablo uexistencia", pero
quiatría objetivante. Se podría hablar de una aludiendo a lo mismo. En la práctica cotidiana de
"crisis del paradigma". Pero es justamente la capa- la psiquiatría nos encontramos con el problema de
cidad de una ciencia para caer en crisis y luego su- la libertad frente a cada peritaje forense, frente a
perarla lo que atestigua su vitalidad y creatividad. cada internación forzada, pero también frente a ca-
¿Cuál es el objeto de la psicopatología? da enfermo estamos haciendo, junto al diagnóstico
Para el modelo médico su objeto lo constituyen sindromático o etiológico, un diagnóstico sobre el
las manifestaciones psíquicas anormales. ¿Pero qué grado de libertad en el poder-comportar-se y en el
hace que una manifestación pueda ser considerada poder-vivenciar.
legítimamente como patológica? La psicopatología
clásica fue olvidando poco a poco la reflexión De todo lo anterior se desprende que mientras
sobre sus fundamentos y refugiándose más y más la psicopatología especial deberá continuar, almo·
en un juicio "práctico" y precientífico. Esto expli- do tradicional, elaborando los fundamentos para la
caría el auge experimentado por el modelo con- sintomatología, sindromatología y nosología psi·
ductual, según el cual el objeto de la psicopatolo- quiátricas, la psicopatología general habrá de abo-
gía no sería la "enfennedad" sino la "conducta carse al estudio no sólo de la modificabilidad de las
desviada". Pero el modelo conductual fija toda distintas funciones psíquicas, como percibir, pen-
vida psíquica en el nivel de producto, sin pregun- sar, sentir, etc., sino también de los posibles me-
tarse ni por el ''cómo" ni por el "de dónde" de noscabos de los grados de libertad en el manejo de
esta "producción" de conductas. En consecuencia, tales funciones, y en general, en la relación del su·
las conductas desviadas no podrían, en rigor, ser jeto con el mundo, con su propio cuerpo y consi-
&(tratadas", sino sólo ºmodificadas". go mismo.
LA PSICOPATOLOGIA COMO CIENCIA BASICA DE LA PSIQUIA TRIA 187

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