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Acaba 2010. Unos sin tenencia y otros a pagar.

Por Isidoro Guerson

Cierto el año termina. Inexorablemente los ciclos se cumplen y, éste,


el más regular desde hace 2 mil años, no podría fallar, en unos días
estaremos hablando que ya vivimos en el 2011; pero, ¿saben qué?,
nada cambia si tiramos la hoja del calendario o el calendario mismo.
Nada cambia, o como escribiera Giuseppe Tomasi, Príncipe de
Lampedusa y Duque de Palma di Montechiaro, cambiamos algo, para
que toda siga igual. Aunque la cita textual sea, “si queremos que todo
siga como está, es necesario que todo cambie”, avanzada desde la
excelente portada de la versión en español de la novela El Gatopardo,
hecha por Dalia G. Sonatore de Acero, y editada en Argentina por
Longseller, en 2001. Para tipificar o nombrar este fenómeno hicimos
un ismo a partir del título de la novela, que al llamarse Gatopardo, dio
lugar al gatopardismo, que en el colmo se ha hecho sinónimo de
hipocresía o de mimetismo social y político. O como pomposamente
dicen ciertos manuales, el lampedusismo, que existe cuando un
político hace cambios o un cambio, para que todo siga igual. En otras
palabras, para que no sufran grandes mermas sus privilegios o los de
la clase a la que pertenece, por eso veces, cuando los cambios que
se buscan introducir, y no son cambios reales, no encuentran
oposición, en cambio cuando se quieren introducir cambios en los que
se cambia de fondo las estructuras, éstos no solo enfrentan una gran
oposición, sino que tardan mucho en penetrar en la sociedad, en
transformarse en conductas cotidianas. Al gobernante le es más fácil
recurrir al terror, al miedo para gobernar, que convencer o razonar con
la sociedad y discutir sus ideas de cambio, aunque ellas constituyan
un cambio importante o necesario, mas en la mayoría de los casos, los
cambios políticos solo reflejan los interés de los proponentes o –a
veces- los proponentes son solo amanuenses de los que realmente
tienen el interés y el poder, tanto, que hasta a ellos los usan. Les
hacen creer que tienen el poder y les arrojan migajas para que no den
lata, mientras el gran pastel se reparte entre los que verdaderamente
tienen el poder. Justo por ello, es importante que la gente piense que
el cambio de calendario no significa nada, a excepción que se lo vea
desde el punto de vista fiscal, el corte que el gobierno o los gobiernos
hacen año con año, y que les sirve normalmente para aumentar los
impuestos, que ya nadie se atreve a llamar contribuciones y festejar
aquélla vieja, pero muy reveladora canción, que en una de sus
estrofas decía: "Se acabaron las pelonas, se acabó la presunción la
que quiera ser pelona que pague contribución". Hasta el oficio más
antiguo, el gobierno de los años veinte pretendía regular con el cobro
d impuestos. Hoy –al igual que taxis, y otras linduras- la prostitución
está tolerada, para que en es margen de tolerancia quepa toda
práctica, incluso la corrupta y la que pone en riesgo la salud pública,
precisamente por la tolerancia no toma en cuenta aspectos de
salubridad, ni de las persona que ejercen ni de los lugares en donde
se llevan a cabo dichas prácticas. Baste revisar el libro Sexo secreto
del periodista Francisco Reséndiz, para constatar como se practica la
prostitución femenina y masculina en la Ciudad de México y sus
límites de tolerancia.
Cuando aprenderán en términos generales y en todos los países
agobernar los políticos, hasta cuando dejarán de usar la idea punitiva
para orientar y guiar a la sociedad, lo más fácil parece ser reproducir
las conductas paternas y amenazar, nunca concientizar, educar,
elevar los niveles de cumplimiento de la norma a la convicción y no al
miedo. 72 horas de arresto, al estilo militar, si se le encuentra
habiendo cometido el delito de beber. ¿Será que infligir una norma
administrativa que presume un posible delito, como pasarse una luz
roja, colisionar con otro vehículo o dañar a un transeúnte, amerite
privación de la libertad? ¿Será válido convertir la prevención del delito
en administración de justica, es decir con la aplicación de la norma?
¿puede existir flagrancia cuando solo traes aliento alcohólico? En
fin…, a falta de cultura cívica se gobierna con el miedo y con el
garrote. Alguien confía en que será sometido a la prueba sin mayor
trámite, ¿’están inermes, es decir respetados los derechos humanos
de los que manejan? ¿Dónde está el defensor de dichos derechos?
¿Será que como en la canción del poeta y cantautor Atahualpa
Yupanqui está sentado en la mesa del patrón? Para quien no se
acuerde de la letra, ésta dice: “que dios vela por los pobres/tal vez sí o
tal vez no/pero es seguro que almuerza en la mesa del patrón”. Ahí
está seguro el defensor de los derechos humanos ante tanta y
constante violación de ellos.

Pero como quiera, como dicen en la que antaño era Santa Lucía y hoy
es una de las ciudades más industriosas del país, que se comenzaba
a poblar con su nombre actual a fines del 16, como quiera el año se
acaba y en solo sus últimos quince días hubo estertores
ensordecedores, la liberación de Diego Fernández de Cevallos, la fuga
de 141 personas de un penal en Tamaulipas, la explosión en un ducto
de PEMEX con saldos mortales y trágicos para la población de San
Martín Texmelucan, las sucesivas denuncias de robo de combustible y
otras pertenencias de PEMEX, el silencio de las autoridades sobre las
reservas de coltán. En fin…, el año calendario acaba movido, no así la
pobreza y la tristeza de los capitalinos que aun tendremos que pagar
la tenencia, impuesto federal, que ya no se cobrara en muchas
entidades federativas, pero aquí si. ¿Dónde está la brida o como
nuestro himno nacional dice quien controla al bridón?

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