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EL BAUTISMO Sacramento del Pacto de Gracia Pierre CH. Marcel Doctor en Teologia / Pastor de la Iglesia Reformada de Francia 1968 Fundacion Editorial de Literatura Reformada En él también fuisteis circuncidados con circuncisién no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la cir- cuncisién de Cristo; sepultados con él en el bautismo. Colosenses 2,11-12 Porque pata vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que estan lejos; para cuantos el Sefior nuestro Dios lla~ mare. Hechos 2,39 Depésito Legal B. 18748 - 1968 Cumplidos los requisitos del Depésito previo a la difusién exigido por el ar- ticulo 12 de la vigente ley de Prensa ¢ Imprenta. Impreso en Talleres Graficos Angel Estrada, Rabassa, 11, Barcelona (12), Espafia. FUNDACION EDITORIAL DE LITERATURA REFORMADA STICHTING UITGAVE REFORMATORISCHE BOEKEN Apartado 4053 Rijswijk (Z.H.) Pafses Bajos CONTENIDO pe Prefacio del autor a la edicién espafiola ..... sie wae Meas sole, 7 Wnt iC CGI sass sesnisserraraean nae niacie ase saeaiatn maa teecnua tae toa AR rAra ea ASEAN, 9 Primera parte Estudio general de los sacramentos.........6. 6.000 e eee eee ees 25 Segunda parte EL PACS ME PIACA ssc 4 6 hPa HAAG Ee ehd werns ty seaa Ae adeacti cota 39 Tercera parte E] bautismo, sacramento del pacto de gracia.... 62... 0... eee 129 IngiceMEREl.5 5500555 ikapyeees ones e Sess s LAR 251 PREFACIO DEL AUTOR A LA EDICION ESPANOLA = Al redactar en tres meses, y en medio de una intensa labor pastoral, mi estudio: «Le Baptéme, Sacrement de I’Alliance de Grace», voluminoso fasciculo de la revista que entonces empezaba a publicarse, La Revue rmée, s6lo pensé en dar cuerpo a un escrito polémico de alcance limitado, con el proposito de detener una violentisima campania que se estaba levantando dentro de la iglesia reformada de Francia contra el bautismo de los hijos de los creyentes. Como otros muchos, yo también tengo motives para estar satisfecho del resultado de esta polémica. Pero, sobre todo, fue para mij una verdadera sorpresa poder comprobar como este estudio mio sobre el bautismo ha traspasado rapidamente las fronteras de la iglesia reformada francesa, y como ha suscitado numerosos comentarios en mi propio pais y en el extranjero. Su publicaci6n en inglés ha contribuido grandemente a su propagacion, hasta el punto de que han aparecido dos ediciones casi seguidas. Hace algunos afios iba yo en mi coche a Chateau de Paron —escuela franco-holandesa— para asistir a un Congreso organizado por la Sociedad Calvinista de Francia cuando a lo largo de la carretera vi, uno tras otro, gran numero de autostopistas. Me detuve junto al ultimo de una larga fila yle hice subir conmigo, Se trataba de un escocés muy callado, que respondia a mis amables preguntas con monosilabos. Después de un cuarto de hora de silencio se fijo en mi documentaci6n de propietario del coche, situada sobre la guantera, y, venciendo entonces su mutismo, me dijo: «Yo también conozco a un tal Pierre Marcel». «Pues no hay muchos Marcel — repuse— El bautismo - (Podria ser yo Pierre Marcel?» Y él me replico, muy seguro de lo que decia: «Oh, no! Tenemos en Edimburgo un profesor de teologia que nos ha hecho leer y estudiar The Biblical Doctrine of Infant Baptism y que aprecia mucho al profesor Marcel...» Este es uno de tantos ejemplos por el que puedo dar gracias a Dios, pues nos hace ver cémo un modesto trabajo, redactado ocasionalmente y por obligacién, ha sido util a muchas personas. Pero he aqui una nueva sorpresa para mi: la presente traduccién espafiola. Los reformados franceses llevamos muy dentro del corazon a los protestantes espafioles —y a todos los de habla hispana— a causa de su historia y de los muchos sacrificios que han tenido y tienen que soportar todavia para permanecer fieles a la fe evangélica. Me produce una intima satisfacci6n pensar que por gentileza de la {glesia Reformada Libre de Rijswijk-ZH, Paises Bajos, puedo desde ahora ponerme en contacto directo con los hermanos en Cristo que van a leer el presente libro y asociarme, tratandose de un tema tan fundamental como éste, a la consideracion detenida de sus iglesias, para las que pido la bendicion de Dios. La vida de los tedlogos se halla hoy dia llena de peligros espirituales que surgen tanto desde fuera como desde dentro de la misma iglesia. Por ello me atreveria a pedir a cuantos hermanos lean estas paginas que no cierren este libro sin antes interceder por mi, para que el Seftor me guie y ayude en mis obligaciones y cargas. Ser para mi una intima alegria poder contar con su comuni6n y su fraternal intercesion. De antemano, jgracias a todos! PIERRE CH. MARCEL, D.T. 15 de octubre de 1963 Saint-Germain-en-Laye, Seine-et-Oise, Francia INTRODUCCION Be Los sinodos regionales, que celebraran sus sesiones proximamente, y el sinodo nacional de 1951, tendran que hacer frente a uno de los problemas més importantes que hayan figurado en el orden del dia desde hace mucho tiempo. Se trata, en efecto, de una cuestion de doctrina y disciplina que abarca toda la teologia y, en consecuencia, su confesién de fe. ¢Es legitimo el bautismo de nifios? {Tiene fundamento biblico? ;Debemos continuar bautizando a los nifios? ¢A todos? FE. Lovsky nos ha pintado el panorama de «la inquietud contra el bautismo de nifios desde los tiempos de la Reforma»,' y el pastor Conord, secretario general de la iglesia reformada de Francia, nos ha dado un breve resumen de la cronologia de los acontecimientos ocurridos en los ultimos veinte afios.* Los impugnadores del bautismo de ninos han publicado estudios que han tenido, y tienen todavia, una gran resonancia. Ante ciertas actividades cada vez mas conclusivas, y ante «la inquietud que hoy dia se manifiesta en muchos respecto al significado del bautismo»,’ se hacia indispensable que la iglesia estudiase el problema. En 1946, por mandato del sinodo nacional de Lyon, el consejo nacional de Ja iglesia reformada constituy6 una Comision del Bautismo, encargada de estudiar todas las cuestiones suscitadas al respecto. Sus conclusiones fueron enviadas a principios del presente afio a los consejos presbiterales encargados de «Notes d'Histoire pour contribuer 4 étude du probléme baptismal», Foi et Vie, enero 1950. Christianisme au XXe siécle, 23 febrero 1950, p. 69. Decision XX VII del sinodo nacional de Lyon, 1946. El bautismo estudiarlas, cada uno por separado, segtin la disciplina de nuestra iglesia, y de hacer llegar a los consejos regionales sus observaciones respectivas. Después de oir a un ponente encargado de presentar las observaciones de los consejos presbiterales, cada sinodo regional votard a su vez sus propias conclusiones y observaciones, que seran luego recibidas por el sinodo nacional, el cual decidira finalmente segtin las normas acostumbradas de su propia disciplina. Asi pues, el estudio del bautismo ha sido incluido en el orden del dia de la iglesia por el sinodo nacional, en cumplimiento de lo ordenado por sus delegados, por el consenso general de la iglesia. Aparte del gran ntimero de fieles que se interesa por la cuestién, pues los asuntos de la iglesia son sus propios asuntos, mas de seis mil consejeros presbiterales y pastores han estado y estan Ilamados, en virtud de sus cargos eclesiasticos, a estudiar con la ms absoluta seriedad, y ante Dios, la cuestion del bautismo de nifios. Esta claro que un tema de tanta importancia no puede ser estudiado por los fieles ante una simple mesa con una voluminosa Biblia delante de cada cual. Tan sdlo para conocer los datos biblicos mas sencillos y sus multiples articulaciones, serian necesarias, ademas de un espiritu bien dispuesto, muchas semanas de trabajo. Es Principio fundamental de la teologia reformada que los doctores de la iglesia deben pensar con el pueblo y el pueblo con los doctores. ;Quién entendera y predicara la Palabra sino el pueblo de Dios, que es un solo cuerpo aun con sus diferentes funciones y Organos? La literatura de los impugnadores del bautismo infantil se ha visto enriquecida en estos tiltimos diez afios con obras importantes, facilmente accesibles a todo el mundo. Es de suponer que sus autores estan satisfechos de tales trabajos, y estiman que por dicho medio los creyentes se hallan suficientemente informados del fundamento de sus convicciones. Con pena comprobamos que no ocurre lo mismo con los que abogan por el bautismo de nifios. Se dice: «Parece evidente que la mayoria de los miembros de nuestras iglesias se inclinan por la administracion del bautismo a los recién nacidos».* Pero esto no es una prueba decisiva de su legitimidad. Lo que esta claro es que los tedlogos partidarios del bautismo infantil no han puesto a disposicion de la iglesia tratados 0 libros debidamente respetuosos a la Palabra de Dios que permitieran a ésta emprender su estudio. Sdlo el excelente trabajo exegético del profesor O. Cullmann y la respuesta dogmatica del sinodo de la iglesia reformada holandesa* destacan claramente sobre un conjunto de Conclusiones de la Comision det Bautismo, § {11 Es muy lamentable que este estudio, que ha llegado a nosotros muchos afios antes de que el tema acaparara la atencién general, haya pasado casi inadvertido. A excepcion de A. Benoit en su articulo, nadie lo ha citado nunca. A peticin nuestra, unos hermanos han trabajado para nosotros, y no hemos tenido en cuenta su labor. 10 Introduccion publicaciones que adolecen de extrema brevedad o de referirse solo a un aspecto de la cuestion, En nuestra opinion, ninguna de estas publicaciones se ajusta a la tesis reformada ni a los que han sido y siguen siendo sus argumentos. En el estado actual de la bibliografia en lengua francesa, no podemos saber lo que en realidad piensan los teélogos reformados. Nuestra Comisién del Bautismo ha cedido a iniciativas privadas’ la tarea de facilitar esta documentaci6n, y no ha puesto a disposicién de los consejeros de los presbiterios, ni de los fieles (jlos pastores también tenemos gran necesidad!}, los estudios necesarios. Deberia ser impuesta a todos la lectura de dichos estudios, que nos habrian permitido afrontar el problema en toda su envergadura. Es muy lamentable que se haya descuidado esto. En efecto, es facil comprobar que gran numero de consejeros de los presbiterios, asi como pastores, no han tenido en sus manos los documentos principales del debate ni se han sentido obligados a conocerios. En muchas sitios se ha tratado la cuestién sin documentaci6n alguna. El tinico documento oficial que hemos recibido consta de tres paginas de multicopista con las conclusiones de la Comisién sobre doctrina, administracion y disciplina de! bautismo. Las tesis de los tres grupos de la Comision (no se nos dice quien las haya redactado) se presentan resumidas en cincuenta lineas. Los resimenes son tan concisos que resulta muy dificil percatarse de la gravedad y multiplicidad de las cuestiones en juego. El vocabulario empleado es de una imprecisi6n desconcertante, y no se cita Dice el pastor Conord (articuto citado, nota 2): «Es ciertamente deplorable que a causa de la carestia del material impreso, y de que ciertos informes no hayan sido redactados en su totalidad, los trabajos llevados a cabo por la Comision no hayan podido ser publicados». a) Sin el menor espiritu cxftico, dnicamente porque nos tomamos muy en serio la labor de nuestras comisiones y la importancia del papel que éstas deben desempeniar en la iglesia, no podemos dejar de hacer las observaciones siguientes: a) Pata que la Comision pueda de verdad trabajar es imprescindible que los trabajos que le son presentados estén redactados en su totalidad, que se hagan copias de los mismos + se pongan a disposicin de cada uno de sus miembros, para que puedan hacer un examen minucioso y reflexionar sobre ellos profunda y extensamente, En casos como éste no puede permitirse la improvisacion, b) Enel seno de la Comision, mayoria y minoria deben, cada una por su parte, redactar el fruto de sus estudios en un informe detallado y preciso. ©) Finalmente, la Comision tiene el deber de presentar a la iglesia, que ha sido quien Je ha encomendado el estudio, sus diferentes informes publicandolos integramente. El conocimiento de estos trabajos pertenece a ta iglesia, y 0 @ tinas cuantos privilegiudos. 4) Cierto que el coste de impresion es elevado, pero zquién se atreveria a afirmar que este argumento ticne algun valor delante de nuestro Senor en una cuestidn que, segun Ja opinién unanime, concierne a la gloria de Dios? Hubiera sido facil sufragar los gastos de un volumen impreso a gran tirada y de venta asegurada en las iglesias iacales. La iglesia reformada no vacila en publicar, todos los anos, un volumen de doscientas paginas con el contenido de las actas ¢ intormes del sinodo nacional. W El bautismo ni un solo texto biblico. Estimamos que las tesis del Primer Grupo —los partidarios del bautismo infantil—, condensadas en dieciocho lineas, no evocan mas que de una manera harto imprecisa los argumentos de la teologia reformada. Las justificaciones aducidas en pro de la legitimidad del bautismo de nifos tan s6lo ofrecen al lector una ligera idea de lo que pueden ser y son sus fundamentos biblicos y teolégicos, y tampoco trata suficientemente las consecuencias multiples que entrafia el rechazo de dicho sacramento. Tomando como base este documento, las consultas de los consejos presbiterales no han podido ser llevadas conscientemente a feliz término, excepto en aquellos casos en que ciertos consejeros 0 pastores se han sentido constrefidos a realizar un trabajo personal de gran envergadura. Pero en la mayoria de los casos nos presentaremos ante los sinodos sin haber cumplido nuestro cometido con la seriedad propia de nuestra vocacion. Los que han sentido esta conviccién, y sufren bajo su peso, son muchos mas de lo que se cree. Dada la falta de publicaciones al alcance de los fieles, se nos ha pedido repetidas veces que expongamos con cierta amplitud la consideracién general de la cuestion y aportemos el material que justifica la teologia reformada. Bajo el doble peso de esta responsabilidad y de la premura de tiempo, hemos reconocido en este llamamiento exterior una exigencia de Dios yr seguin nuestra capacidad, hemos compuesto el presente estudio con la idea de que pueda aparecer ante los sinodos, y con la esperanza de ser tomado en consideracién junto con los demas trabajos ya publicados. Este trabajo no es exclusivamente el reflejo de nuestro sentimiento personal, ya que desarrolla la tesis reformada en el cuadro del ecumenismo reformado y de la teologia reformada, que no distingue hoy, mas que otras veces, fronteras nacionales o iglesias constituidas. Si junto con las conclusiones del sinodo nacional de la iglesia reformada de los paises bajos hubiéramos recibido también informes de los sinodos de las iglesias reformadas del mismo pais (Gereformeerde Kerken), de las de Escocia, Hungria, Estados Unidos, Sudafrica, etc., no cabe la menor duda de que sus puntos de vista habrian sido idénticos en todo lo esencial.’ La iglesia reformada de Francia no puede tratar la cuestién del bautismo como algo La decisién XXVIII del sinodo nacional de Lyon, 1946, en el parrafo b, precisa: «El sinodo... encarga al consejo nacional... tomar, juntamente con esta comision, la iniciativa de una encuesta entre las iglesias reformadas extranjeras, dentro del cuadro de actividades del movimiento ecuménico». S6lo conocemos la respuesta del sinodo de la iglesia reformada de los Paises Bajos. Cudles han sido las otras iglesias extranjeras consultadas? ¢Cuales son las que, habiendo sido consultadas, no han enviado su respuesta? ;Existen otras respuestas recibidas por la comision que no se nos hayan dado a conocer pablicamente? 12 Introduccién exchusivo. Su consideracion teoldgica debe hacerse en solidaridad con las demds iglesias hermanas y permanecer en communion de pensamiento y fe con ellas. El presente estudio no va dirigido solamente a los tedlogos, sino también al pueblo de la iglesia reformada, por lo que evitaremos toda erudicion teolégica superflua y un vocabulario demasiado especializado, a fin de que pueda ser facilmente accesible a la mayoria.’ Procuraremos ser escuetos en citas o referencias bibliograficas, limitandonos esencialmente a las Confesiones de Fe de las iglesias reformadas y a las publicaciones al alcance del ptiblico francéfono. En materia de sacramentos lo mas importante es la ensefianza dada al pueblo. Para no sobrecargar y hacer pesado el texto, la mayor parte de las indicaciones concernientes a nuestro acuerdo o desacuerdo con ciertos trabajos se incluiran en notas. Evitaremos, ademas, la tipica expresin «el subrayado es nuestro» cada vez que en una cita deseemos poner de relieve parte de una frase. Pese a cierta complejidad aparente que pudieran notar a primera vista aquellos que no tienen costumbre de estudiar un problema teolégico en sus principales aspectos, estamos convencidos de que todo creyente de nivel cultural medio podra leer este estudio y comprender sus diversas partes. No esta por encima de su capacidad. Dios no nos revela nada esencial en la Escritura que esté por encima de la inteligencia de aquellos a quienes f otorg6 la fe y se afanan en obedecer el mandamiento de amar a Dios «con toda su mente». Solamente el parrafo que viene a continuaci6n tiene, por necesidad, un aspecto algo técnico. El lector que crea no poder entenderlo puede dejar su lectura para mas tarde y empezar ahora con la Primera Parte. Dificultad y complejidad del tema. Ciertas doctrinas nos han sido reveladas muy claramente en las Escrituras, pero todos reconocemos que no contienen una doctrina sistematizada de los sacramentos. En ellas se habla, sin duda, de la circuncision y de la pascua, del bautismo y de la Cena del Sefior, pero no encontramos ninguna teoria general de los sacramentos del Antiguo y Nuevo Testamento, ni se nos presenta ninguna concepcién sintética de las diversas instituciones No hemos podido eludir el empleo de ciertos vocablos. Para quienes no estin acostumbrados a ellos, diremos que neotestamentario significa ‘del Nuevo ‘festamento’; una doctrina neotestamentaria es aquella que esta fundada en textos del Nuevo Testamento; veterotestamentario, ‘del Antiguo Testamento’; paidobautismo, la doctrina referente al bautismo de los nintos y que es adicta al mismo; paidobautistas, los partidarios del bautismo de nifios; antipaidobautistas, los que se oponen al bautismo de nifios. La exégesis es la explicacién detallada de los textos de la Sagrada Escritura y, consecuente- mente, es también la interpretacién que conviene dar a los textos. El exegeta es el experto que se dedica al comentario de los textos biblicos. 13 El! bautismo sacramentales. La cuestién de los sacramentos se trata generalmente en relacion con otro tema, lo cual introduce e impone al autor cierta orientacion de pensamiento (comp. Ro. 6; 1 Co. 12:17-34). La mayor parte de los textos no habla de un sacramento en si mismo, sino de uno solo de sus aspectos. Breves, Ilenos de fuerza y densidad, los textos de la Escritura son generalmente parciales y no ofrecen sino criterios v definiciones también parciales. En la Escritura, parece que mds que el concepto importa el sacramento mismo, sugiriéndonos que el concepto se exprese o deba ser buscado en otro lugar, en la declaracién de otra doctrina fundamental sobre la que se fundamentarian los sacramentos, Sin duda alguna, la mentalidad hebrea se movia mas libremente en estas cuestiones que la nuestra. La ausencia de textos biblicos que abarquen completamente y nos expliquen con claridad el sentido, objeto y modalidad de los sacramentos, abre el campo a un trabajo teolégico que debe ser realizado segtin los métodos propios de la dogmatica y la aplicacién arménica del Soli Deo Gloria. Este lema debe desde el primer momento mover a los llamados a ocuparse de la cuestién a una actitud de modestia y humildad. Entre los que estan de acuerdo en reconocer en la Sagrada Escritura el manantial inspirado y la norma de toda su fe, y confiesan que no es necesario afladir ni quitar nada podrén existir ciertas divergencias. Pero éstas han de ser examinadas en amor: la exclusion, la condena sin apelacion, el sectarismo, estan vedados aqui.’ Algunas de Jas dificultades proceden de nuestras fuentes de informacion, pero hay otras que surgen por culpa nuestra, de nosotros mismos, y por ultimo hay otras que son debidas a la extrema complejidad del asunto. a) Los apriorismos juegan a veces un papel importante en el estudio de los sacramentos. No son las mentes virgenes y los corazones nuevos los que se asoman a este problema, sino las personas que tienen una mentalidad totalmente tributaria de los apriorismos filoséficos, y que marcan instintivamente cuanto tocan con el sello de esta mentalidad. El hecho de que los textos que se citan reciban diferentes interpretaciones por parte de unos y otros se debe principalmente a las ideas aprioristicas, ligadas con filosofias humanas (magia, dualismo, individualismo, romanticismo, misticismo, hiperespiritualismo, humanismo, existencialismo, etg.) Es evidente que quienes interpretan libremente la Palabra de Dios pueden, tanto en ésta como en todas las demas cuestiones, llegar a conclusiones que deben ser enérgicamente denunciadas. La «modestia» a que hacemos referencia no debe inducimos a menospreciar los conceptos biblicos fundamentales. 14 Introduccién desde cuya perspectiva son considerados. Estas ideas aprioristicas explican las diferencias de las traducciones, la exclusion voluntaria de ciertos textos e incluso el que se «olviden» inconscientemente otros que sin embargo son de la mayor importancia."* E] reciente debate abierto en el seno de las iglesias reformadas confirma una vez mas esta observaci6n: estos apriorismos explican también que en el curso de la historia el problema que nos ocupa haya sido estudiado siempre en los mismos términos, sin que se registre progreso notable alguno. Cada cual permanece en posiciones que, por su persistencia, se han convertido en posiciones histéricas. Los problemas contintan confinados en los mismos limites. Hace falta mucha probidad y lucidez de pensamiento para tratar objetivamente los sacramentos. Es una mera cuestion de honradez cientifica el indicar las presuposiciones filoséficas propias, confesndolas claramente, después de haber hecho la necesaria critica reflexiva de los datos . Y por iiltimo (p. 22): «La cuestién del bautismo de nios no debe enfocarse desde el Angulo del testimonio escriturario. ‘Teniendo en cuenta nuestras fuentes, no es posible hallar respuesta si no es partiendo de la doctrina del Nuevo Testamento sobre esta materia. E! problema es, pues, el siguiente: és el paidobautismo compatible con la concepcion neotestamentaria de bautismo?» K. Barth, en su tratado, no cita ni un solo texto del Antiguo Testamento. Unicamente se alude a Is. 40:10ss., pero ello haciendo referencia a la eficacia de la Palabra de Dios. Se trata, sin duda, de un caso tnico en un estudio sobre el bautismo que, por otra parte, soporta un conjunto de afirmaciones tan graves y una cifra tan impresionante de juicios categéricos. En esta cuestin, sobre los sacramentos 0 todo lo que puede relacionarse con el bautismo, el Antiguo Testamento no pinta nada, no existe. Entre el Antiguo y el Nuevo Testamento hay una ruptura absoluta en lo concerniente a este asunto, @ incluso una franca oposicién (respecto del juicio de K. Barth sobre la circuncision y la anulacién del principio «de generacion en generacion» en el pacto de gracia, volveremos a hablar en otro lugar). Asi pues, en lo tocante a este particular, la Biblia esta cortada en dos; K. Barth desea fundamentar el estudio del bautismo tinica y exclusivamente sobre el punto de vista neotestamentario (p. 32). Por nuestra parte, bien podriamos discutir la elecci6n limitada que el sefior Barth ha hecho de los textos del Nuevo ‘Testamento, asi como la perspectiva de su interpretacion («La interpretacion de nuestro colega no puede, a nuestro parecer, seguirse en sus principales conclusiones, segiin*el Nuevo Testamento» O. Cullmann, op. cit., p. 23). Pero limitémonos a plantear la interrogante: Es valido semejante método de «reflexién dogmatica»? Donde halla su justificacin? {Corresponde a la dogmatica regular? ;O no sera que, al margen de su dogmatica regular, el senor Barth nos ha ofrecido voluntariamente un ejemplo de dogmatica irregular con el propésito de hacer trabajar a la iglesia y de obligarla a reflexionar y considerar su dogmatica? Las Conclusiones de la Comision del Bautismo, en lo que concierne a este particular (Part. Il, preambulo), limitan igualmente la Escritura al Nuevo Testamento. 16 Introducci6n ellos serian tan solo expresién secundaria.’* Intentaremos mostrar que, en efecto, éste es el caso de los sacramentos: se refieren a la predicaci6n, a Jesucristo, al pacto de gracia, temas de los que ya hemos recibido abundante informacién. El célebre tedlogo H. Bavinck ha sefialado muy bien que la doctrina de los sacramentos ha sido siempre el shibolet, la piedra de toque, de todo sistema teoldgico.'S En ellos encuentran su manifestacion practica y concreta los principios que han servido de punto de partida en la iglesia y la teologia, en cuestiones de fe y costumbre. Las doctrinas que nos hablan de las relaciones entre Dios y el mundo, de la creacién y de la regeneraci6n, de la naturaleza divina y de la naturaleza humana de Cristo, de los modos de obrar del Espiritu Santo, del pecado y de la gracia, del espiritu y de la materia, estan todas mas 0 menos presentes € implicitas en la doctrina de los sacramentos. Los diversos senderos de la teologia, quiérase 0 no, poco 0 mucho, consciente o inconsciente- mente, conducen a la encrucijada de los sacramentos. Es muy importante tener esto en cuenta. Es mera ilusiOn querer tratar de tal o cual sacramento in abstracto 0 tomado en si mismo. Toda divergencia de opinién en la manera de concebir los sacramentos tiene su origen en otras doctrinas consideradas de diferente forma. A menos que se llegue al fondo de las cosas, las partes contrapuestas daran la impresion de no entenderse, incluso en la interpretacién de textos a primera vista simplisimos." Todo ello se debe a que, en el fondo, no se entienden tampoco en otras muchas cuestiones antecedentes. Como no nos remontamos a las verdaderas fuentes, el tono de la disputa se eleva y rapidamente adquiere un matiz por demas desagradable. Publicaciones y articulos recientes nos lo prueban con toda claridad. c) La tercera condicién necesaria para ocuparse inteligiblemente de los sacramentos consiste en poseer una visién general de la teologia, una vision perspectiva y panoramica del conjunto del contenido de la tevelaciOn. Sin esa vision uno se condenaré a si mismo a no tratar mas que un solo aspecto de la cuestién y a caer en irremediables ™ Es de actualidad permanente la indicacién de Lobstein: «Si el debate se encamina Gnicamente por el terreno de la exégesis (a saber, neotestamentaria), limitandose a la discusién de algunos textos biblicos, jams podra legar a su fin» («Ensayo de una Apologética del bautismo de nifios», Par le Christ é Dieu, p. 228). % Gereformeerde Dogmatiek, IV, p. 221. © Comp. F. J. Leenhardt, Foi et Vie, «Le Baptéme des enfants et le Nouveau Testament», pp. 78, 89. 17 El bautismo contradicciones internas. Por una parte, cuanto se afirme del bautismo debera estar acorde con las consideraciones mas evidentes de la Escritura y, por otra, hay verdades tan claramente reveladas y tan estrechamente relacionadas con los sacramentos que hacer causa comin con ellas es no solamente un deber, sino una necesidad cientifica. Tenerlas presentes permitira la resolucién de las cuestiones que de otro modo quedarian subordinadas a la subjetividad humana. La teologia del bautismo debe ser una teologia «ordenada». Por su carencia de una vision de conjunto, tanto los contrarios como los partidarios del bautismo de nihios han perjudicado con harta frecuencia la causa que pretendian defender. La idea que uno pueda hacerse de la palma de la mano depende también del conocimiento que se tenga del puro y del brazo que la sostiene, y de los cinco dedos cuyos movimientos coordina. Hablar de la palma en si seria hablar inadecuadamente. Un estudio demasiado especializado Y particular del bautismo sera siempre un mal estudio. Método Es un hecho indiscutible que gran numero de tedlogos y pastores protestantes han mantenido y practicado, y siguen haciéndolo, el bautismo de nifios sin conservar la teologia que ha sido y contintia siendo la base de la justificacion y posibilidad del bautismo de ciertos ninos, a saber, los hnijos de los creyentes. Esta ausencia de base teologica se da bien por haberla negado, bien por haberla olvidado (esto ultimo mas frecuente de lo que se cree). Eso no quiere decir que no hayan tenido ni tengan ya razon alguna para bautizar nitios. Quienes permanecen en estrecho contacto con la Sagrada Escritura, tomada en su totalidad, tienen frecuentemente poderosos motivos internos, fundados sobre el conocimiento y la experiencia de Ia Palabra. Pero, dado que no son motivos teolégicamente explicitos, adquieren un caracter subjetivo y sentimental, por lo que son violentamente rechazados —con raz6n— por los impugnadores del bautismo infantil. Muchos son los que sienten y saben que los adversarios del bautismo de nifios estan equivocados, pero se encuentran ante la imposibilidad de probar teolégicamente cémo y por qué lo estan,” A partir de ese momento la causa del bautismo de nifios esta teolégicamente perdida y sus partidarios, a falta de argumentos tealdgicos, tratan de buscar, un precario refugio en razones y hechos que no pueden aportar la mas * Suponiendo que sea posible probar un articulo de fe, dicha prueba s6lo puede tener lugar én el caso de que se proponga a alguien dispuesto de antemano a creer en la Palabra de Dios y que, una vez admitida, encuentre en su propia verdad la fuerza interna de conviccion. Fl empleo de tal prueba nos conduce de nuevo a la cuestiOn de la eficacia de la Palabra de Dios y de la predicacion 18 Introduccion minima justificaci6n: testimonios histricos, tradicién de la iglesia antigua o tradicién reformada, inscripciones, mosaicos, esculturas, monedas, citas patristicas, etc... gy en qué no han procurado fundamentarse? jCuanta inconsecuencia la de aquellos protestantes que quieren fundamentar el bautismo sobre la tradicién 0 sobre la «autoridad» de los reformadores!"* Como si para nosotros los reformados la tradicién pudiera tener algtin valor en si misma y no tuviese necesidad, cuando tal tradicion existe, de ser siempre, incluso hoy mismo, justificada biblicamente y confrontada con la Palabra de Dios en su fondo y en su forma. Ei testimonio de la tradicién puede tener algiin valor para los reformados, pero solamente después de que hayan sido puestos de relieve los fundamentos biblicos. En materia de tanta importancia, una tradicion, ya sea «eclesiastica» 0 «reformada», no prueba ni justifica nada. Dice Calvino «Seria un recurso muy pobre y malhadado el que, para defender el bautismo de nifos, nos viéramos obligados a recurrir a la sola y simple autoridad de la iglesia. Pero se probaré que en modo alguno es éste el caso» (Inst., 1V VIII, 16). Menos atin necesitamos apoyarnos en las tradiciones de los siglos II y Ill, aunque estén firmemente probadas, ya que podria suceder facilmente que en esa época los nifios fuesen bautizados por motivos distintos de los que los tedlogos reformados pueden o deben destacar. Dicho sea de paso, tales motivos son idénticos a los que se aducen, al mismo tiempo, para retrasar el bautismo hasta la edad adulta o hasta la hora de la muerte. A este respecto, los que se oponen al bautismo infantil debieran revisar su método pues tampoco ellos, si son protestantes, tienen derecho alguno a apoyarse en la tradicion. Y si su concepcion del bautismo no es la que predomina durante los siglos IT y IIL, las pruebas histdricas que pretenden inferir respecto al bautismo de adultos y a la raz6n teoldgica del mismo, tal como se practicaba entonces, no son validas para ellos. Desde el punto de vista teoldgico, este método esta doblemente viciado. Tampoco tenemos necesidad de escudrifiar febrilmente los textos de los santos padres para buscar, descubrir 0 insertar en ellos, por medio de complicados comentarios, indicios o sefales del bautismo de ninos. No debemos aventurarnos en este terreno, puesto que tal busqueda nos es totalmente innecesaria. Por esta raz6n, ciertos estudios, al estilo del de Ph. H. Menoud,” cuando son interpretados como un intento del autor de fundar » «Muchos de entre nosotros... invocan la autoridad de los reformadores». Conclusiones de ta Comisién det Bautismo, 11, $1. «Le Baptéme des enfants dans I'Uglise ancienne», Verhur Caro, febrero 1948, pp. 15-26. 19 El bautismo y justificar historicamente el bautismo de nifios, levantan con toda justicia la mas viva oposicion, que nos parece pertinente en su origen.” Ya pueden prestar su testimonio los textos historicos, las inscripciones, los miosaicos, las esculturas, las monedas y todo lo que se quiera, que, si somos reformados, si nos basamos en la Palabra de Dios, no necesitaremos ese testimonio en absoluto. Nos esta vedado, incluso, adoptar una posicion antes de haber concluido nuestra labor como hombres de la Biblia y como tedlogos. Para algunos partidarios del bautismo de nifios el horizonte ha parecido despejarse repentinamente. Los trabajos del profesor J. Jérémias prueban que desde el principio de la era cristiana y para algunos intérpretes primitivos el bautismo de los prosélitos y de sus hijos menores procedentes del judaismo es un hecho incontrastable.”' J. J. Von Allmen cree que la importancia de este optisculo es «decisiva».” Ciertamente, las conclusiones de Jérémias son del mayor interés y, en ciertos aspectos, de capital importancia. ;Pero guardémonos de cantar victoria! Y esto por tres razones, La primera es que, como buenos reformados, no podemos fundar el bautismo de nifos en textos extracanénicos, sea cual fuere su autoridad. E] bautismo infantil, en la iglesia cristiana reformada, debe estar cimentado Y justificado biblicamente. La segunda es que los impugnadores del bautismo de ninos no se han sentido desconcertados en modo alguno por los nuevos hechos que han llegado a su conocimiento. Unos critican la fecha de los textos y la hacen remontarse al principio del siglo II, lo cual nos lleva al problema de la utilizacion de la tradicion;** y otros rechazan su sentido, alcance y valor, cosa en que, desde el Punto de vista metodolégico, hemos de reconocer que tienen razon. La tercera es que seria catastrofico que la consideracion teologica y dogmatica quedase paralizada por estimar que la prueba historica fuese suficiente. Antes al contrario! Esta exigiria imperiosamente su justificacion teoldgica y dogmatica, y obligaria a exegetas y tedlogos a poner manos a la obra. Estos nuevos hechos no cambiaran ni una sola jota de la argumentacién y método polémico de nuestros oponentes: no nos concederan jamas una nueva arma con que hacerles Comp. E Lovsky, «Notes d'histoire pour contribuer a l'étude du probléme baptismal», Folet Vie, marzo 1950, pp. 109-138. ;Pero que nuestros oponentes no se sirvan tampoco de conelusiones historicas para fundamentar teologicamente sus tesis! ¢ 2 Joachim Jérémias: Hat die Urkirche die Kindertau fe getibt? 24 ed., 1949. 5 Eglise primitive et le baptéme des enfants», Verbum Caro, n® 13, pp. 43-47. * Comp. A. Benoit, «Le probleme du pédobaptisme», Revue d'Histoire et de Philosophie religieuses, 1948-1949, n2 2, p. 135. * EJ, Leenhardt, Foi et Vie, (op. cit., p. 90): «No hallo razén alguna para pensar que cuanto Prevalecia en el judaismo, en lo que a rito de purificacion se refiere, tenga valor normativo, ni aun significativo, en lo que conciemne al bautismo cristiano. Por otra parte, no existe ¢l menor indicio que permita liberar semejante relacion del dominio de la pura conjetura» 20 Introduccién frente. Sin abrigar falsas ilusiones o esperanzas engafiosas, debemos desde ahora estar plenamente persuadidos de ello. Pero si nos retrasamos en situar la cuestion del bautismo de nifios en su verdadero terreno biblico y teolégico nuestros contradictores tendran perfecta raz6n en atacarnos, como ya han empezado a hacer, acusandonos de que no podemos defender el bautismo de nifios mas que con una mala conciencia,* sobre un terreno que nosotros mismos reconocemos como «poco seguro», valiéndonos de «una argumentacién tan poco digna de crédito que nuestros fundamentos exegéticos son poco satisfactorios», sin que podamos jamas pretender estar «seguros de nuestra posicion», etc... Confesemos que el vigor y la persistencia de estos ataques han tenido éxito al atribuir «mala conciencia» a ciertos defensores del bautismo infantil que se han encontrado temporalmente ante la imposibilidad de justificar teologicamente sus puntos de vista. Pero, lejos de reprocharselo, debemos dar las gracias a nuestros contradictores. Sefialar al contrincante los defectos de su armadura es siempre hacerle un gran servicio. Es como si se nos gritase: «Ya es hora de levantarnos del suefio» (Ro. 13:11). jEscuchemos este Ilamamiento fraternal! ;Despiértense, pues, los que duermen, fuere cual fuere la causa de su sopor, y dediquen tiempo a rehacer su teologia! Dice J. J. Von Allmen «Si la historia prueba que el bautismo de nifios no es una invencion del precatolicismo, sino que ha sido admitido sin discusién ni reparos en la era canonica, hay que reconocer que existia entonces una doctrina del bautismo en cuyo seno el bautismo de nifios no era ni discordante, ni fraudulento, ni un modo facil y deplorable de asegurar el crecimiento de la iglesia, ni distorsion del Nuevo Pacto entre Dios y su pueblo»(op. cit., p. 47). Con toda nuestra buena conciencia cristiana, con toda nuestra buena conciencia teolégica (que también tiene su valor!), creemos que esta doctrina ha existido y existe, y que ademas es biblica, cristiana y reformada. Trataremos de definir, pues no somos de los que se olvidan de la sana doctrina, y mostrar a cuantos deseen estudiar nuestros argumentos de modo serio y verdadero, que no pertenecemos a esa clase de personas que, por necesidad, se ven obligadas a «arrancar jirones de los textos, a fin de fabricarse con ellos su defensa».* ® Esta es la mas grave acusacién que puede formularse contra hermanos cristianos, iguardémonos de ella! Seria menos humillante que nos trataran simplemente de imbéciles. Comp., por ejemplo, K. Barth, La doctrine ecclésiastique du Baptéme, p. 36, F. J. Leenhardt, op. cit., pp. 66-67. Mas adelante tendremos ocasién de volver sobre estos juicios. * — Tal reproche ha sido formulado textualmente por F. J. Leenhardt, op. cit., p. 67. 21 El bautismo El método del presente tratado es, pues, teolégico. Se apoya sobre los trabajos de la exégesis reformada y utiliza su sintesis segtin los criterios que caracterizan su disciplina. Es decir, no esta ligado al orden nia los métodos de la exégesis critica. La ultima palabra de un estudio exegético sobre el bautismo, a saber, la de que es un sello de la gracia, puede convertirse legitimamente en una de las primeras de un estudio dogmiatico.” Nosotros consideramos la Sagrada Escritura como un todo yla estudiamos segtin el principio clasico de la analogia de la fe. Creemos que si la Palabra de Dios es homogénea en si misma, ella mostrara que el Soli Deo Gloria es también el alma inspiradora de toda doctrina sacramental. Desde el punto de vista filos6fico, no somos individualistas ni subjetivistas, y esto no es porque tengamos una posicién a priori, sino porque no descubrimos en la Escritura el menor signo de ideas individualistas y subjetivistas modernas. Ella nos obliga, por el contrario, a estar muy atentos, de una parte, a la objetividad de la Palabra, promesas y hechos de Dios y, de otra, a las realidades de solidaridad espiritual que sin cesar ponen de manifiesto la unidad de la familia, de la nacién de Israel, de la iglesia visible o invisible, y la intima comunién que objetivamente une al cuerpo de Cristo a los lamados por Dios, no sélo a los elegidos. Esa solidaridad espiritual es algo que experimentamos objetivamente y forma parte de los propdsitos divinos revelados. Mas adelante aportaremos las pruebas biblicas de estos hechos.”* Pero la presién de la filosofia y de las concepciones individualistas ejerce tal influencia sobre la mentalidad de los hijos de este siglo que no estamos seguros de habernos despojado de todo individualismo. Sin duda apareceran sefiales de dicho individualismo en el curso de esta exposici6n, en la que més de una parte podria haber sido presentada en un sentido atin mas biblico. Agradeceriamos que los espiritus perspicaces nos las sefialaran. Ya hemos declarado” el caracter de simplicidad general que deseamos dar a nuestro trabajo. FJ. Leenhardt, Le baptéme chrétien, p. 65, tltima linea. Véase en este mismo libro los apartados: Los nifios en el pacto y Los niftos en la iglesia, ast como todas las ulteriores consecuencias. » Comp. pp. 11-12. 22 Introduccion Plan {Cual ser nuestro plan de estudio? 1. Partiremos de las afirmaciones biblicas neotestamentarias relativas a los sacramentos y estableceremos su relacién con la Palabra. 2. Comprobaremos que los sacramentos se refieren a Jesucristo, que es su contenido central. 3. Puesto que Cristo es el ejecutor, el mediador de la promesa de redenci6n por su sacrificio, nos remontaremos a la causa de su venida, que es el pacto de gracia, realizacion historica del decreto eterno de Dios de salvar El al hombre pecador. 4. Comprobaremos que el pacto de gracia es tinico, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, y que los sacramentos son todos sacramentos del pacto. Aunque parte del Nuevo Testamento, nuestro estudio se convertira en biblico en el amplio sentido de la palabra. . Una vez recorrido el camino —sacramentos, Jesucristo, promesa, pacto de gracia— segain un método de investigacion teolégica «regular», descenderemos desde esta cumbre, haciendo el recorrido en sentido inverso, y estudiaremos las consecuencias del pacto para aquellos a quienes ha sido destinado en primer lugar. Luego lo estudiaremos en la doctrina de la iglesia y a continuacion en el sentido, alcance, aplicacion practica y validez de los sacramentos —especialmente el bautismo— para seguir estudiando el sentido, alcance, aplicacion practica, validez y eficacia de la predicacion de la promesa. 6. Precisaremos cual es la doctrina del bautismo que se funda en el pacto de gracia y justificaremos teolégicamente el bautismo de los nifios del pacto. 7. Por ultimo, responderemos a algunas objeciones y consideraremos los textos sometidos al estudio de los sinodos. wn 23 Primera parte ESTUDIO GENERAL DE LOS SACRAMENTOS 25 1. Significado del término sacramento EL significado eclesidstico de la palabra «sacramento» ha sido muy variable en el curso de la historia de la iglesia y se ha visto influido por circunstancias diversas. Etimoldgicamente y en sentido propio, esta palabra hace referencia a algo sagrado o consagrado y, en consecuencia, a aquello que encierra un significado sagrado, secreto o relacionado con un «misterio». En este aspecto, el término ha sido empleado para designar los ritos y ceremonias rcligiosas, Con tal significacién la palabra sacramento es afin al vocablo griego mysterion, que significa ‘secreto’, ‘misterio’, ‘algo para cuyo conoci- miento el hombre debe ser iniciado’. Por eso, en la Vulgata, sacramentum se emplea como traduccién de mysterion, particularmente en Ef. 1:9; 3:2, 3, 9; 5:32; Col. 1:26-27; 1 Ti. 3:16; Ap. 1:20; 17:7. En un sentido amplio la palabra era, pues, utilizada para referirse a todo signo o sefial que poseyese un significado oculto. Los ritos religiosos y las ceremonias, la senal de la cruz, la uncion con 6leo, la predicacién, la confirmaci6n, la oracion, la asistencia a los enfermos, la explicacién mistica o alegérica de la Escritura, etc., recibian también el nombre de sacramento.’ El sentido de «Nisnis autent longum est, convervienter disputare de varietate signorum, quae cum ad tes divinas pertinent, sacramenta appeluntur» (San Agustin, Carta 138, edit. Bénédictine, Paris, 1836, ss, Vol. VII, p. 615). «Ista fratres dicuntur sacramenta, quia in eis aliud videtur, alind intelligitur. Quod videiun, speciem habet conparalent; quod intetligitur, fructum habet spiritualem » (San Agustin, Sermén 252, ibid., Vol. V, p. 1614). «Sacrumenta Dei sunt praedicarc, benedicere ac confirmare, conmunionem reddere, visitare infermos, orare» (erénimo, Loc. Heo. XIX, 1, § 6, 9) 27 El bautismo la palabra hasta la Edad Media es tan vago que, mientras Abelardo sdlo cuenta cinco sacramentos, jHugo de San Victor enumera treinta! Salta a la vista que el primitivo significado religioso de la palabra es tan extenso, y su empleo tan excesivamente libre, que es imposible que los tedlogos puedan servirse de él sin correr el riesgo de caer en confusiones. Por ello, dejando el terreno de la etimologia y la filologia, los tedlogos se esforzaron, felizmente, en brindarnos definiciones mas 0 menos exactas de esta palabra de acuerdo con la ensefianza que el Nuevo Testamento da sobre el particular. De las definiciones anteriores a la Reforma que existen, dos nos Ilaman especialmente la atenci6n. La de Agustin: «Accedit verbum ad elementum, et fit sacramentum», lo que en sustancia viene a decir: ‘se une la palabra a la materia, y se hace el sacramento’. Y la de Pedro Lombardo (t 1164), contenida en su Libro de Sentencias: «Sacramentum est sacrae rei signum»,? ‘el sacramento es la sefial de la cosa sagrada’; concepto éste comprendido en la célebre formula: «Sacramentum est invisibilis gratiae visibilis forma», ‘el sacramento es la forma, la expresién visible de una gracia invisible’. Sin embargo, estas definiciones han parecido y parecen atin demasiado imprecisas a los tedlogos reformados. No bastan para caracterizar el sentido y el alcance de los sacramentos comunes a todos? los creyentes — el bautismo y la Cena del Sefior— ni para definir los que estaban comanmente en uso en el Antiguo Testamento. Habria que elegir entre cambiar la palabra o precisar la cuestién dandole un sentido mas adecuado. En tiempos de la Reforma e inmediatamente posteriores hubo quienes intentaron adoptar la primera soluci6n mediante la predileccién por los vocablos sefial, sello, 0 misterio. Y atin hoy sigue habiendo quienes no tendrian inconveniente en cambiar la palabra por otra realmente mas apropiada. Pero la fuerza de la costumbre es tan grande que dificilmente se encontraria otra que brindase, sin mas inconvenientes, las mismas ventajas que la que ha sido consagrada por el uso. Pese a que Ilamaron la atencion de los creyentes sobre el hecho de que no usaban la palabra Sacramento en su sentido original, Lutero y Calvino, y con ellos las iglesias de la Reforma, estimaron que es la costumbre, antes que la etimologia, la que determina finalmente el significado de un palabra. Poco importan las palabras, si se conserva el propésito. é 2 Lib. IV, dist. I, B. Subrayamos todos, dejando a un lado la cuestién de la ordenacion pastoral por la imposicién de manos. 28 Estudio general de los sacramentos El tnico método seguro y satisfactorio para llegar a la concepcion mas precisa posible del sentido de la palabra es remitirse a las ceremonias que por consenso general son reconocidas como sacramentos y, analizandolas, determinar cuales sean sus elementos esenciales y caracteristicos.* Hay unanimidad en reconocer que, en la economia neotestamentaria, el bautismo y la Cena del Sefor son sacramentos.‘ Un estudio exegético lleva a las siguientes conclusiones esenciales: 1. El bautismo —bajo su forma cristiana— y la Cena del Sefior son ceremonias instituidas por Cristo (comp. Mt. 28:19; Mr. 16:6; Mt. 26:26- 29; Mr. 14:22-25; Le. 22:14-20; 1 Co. 11:23-29). 2. Su uso es perpetuo, es decir, debe ser practicado hasta que Cristo vuelva. Entonces, cuando se hayan cumplido las promesas, ya no habra necesidad de predicarlas, representarlas 0 sellarlas, y los sacramentos dejaran de ser titiles (1 Co. 11:26). 3. Ambos sacramentos son sefiales. El bautismo representa, figura y sefiala la purificaci6n; la Cena del Sefior representa, figura y sefiala el alimento espiritual. Los sacramentos son sefiales externas extraordinarias que, partiendo de las cosas sensibles, segtin una analogia preestablecida, son destinados por Dios para mostrarnos, explicarnos y aclararnos los bienes eternos e invisibles. 4. Los sacramentos no sdlo son sefiales, sino que ademas son sellos que sirven para confirmar y fortalecer la fe. La comprensi6n exacta del valor de esta afirmaciOn biblica da a la doctrina reformada de los sacra- mentos su caracter original, al mismo tiempo que su gran precision. Los sellos se distinguen de las sefiales no s6lo en que nos recuerdan las cosas invisibles, sino en que las autentifican en nuestra conciencia religiosa, haciéndonoslas mas ciertas y seguras. En la vida practica normal nos valemos continuamente de sellos, de marcas, para combatir el fraude, lo adulterado y la imitacion. Es necesario, en efecto, distinguir lo verdadero de lo falso, lo auténtico de lo que no lo es, lo original de lo falsificado. Una marca comercial sirve para autentificar y garantizar el origen y calidad de un producto. Las marcas del contraste son las que certifican la calidad de la aleacién de un objeto de oro o plata, su valor exacto y su nacionalidad. Con este método, creemos librarnos del reproche que Théo Preiss expresa en oposicién a la nocién clasica de sacramento, cuando dice «que un concepto general de sacramento tendra siempre muchas posibilidades de ser un simple articulo de importacién filos6fica» En «Le Baptéme des enfants», Verbum Caro, agosto 1947, p. 114. Por tanto, seran excluidas de la categoria de sacramentos todas aquellas ceremonias de instituci6n divina o humana que no presenten dichas caracteristicas. 29 El bautismo Y en cuanto a pesos y medidas, las marcas 0 sellos atestiguan la exactitud de la inscripci6n por referencia al original, cientificamente determinado, que representan. El lacre, el sello y las firmas garantizan la perfecta autenticidad de un documento importante, etc. La Escritura certifica el uso de sellos, cuando se trata de probar que algo es verdaderamente auténtico y que necesita ser protegido contra cualquier falsificacion.’ El hombre, lo hemos visto, pone gran empefio en garantizar la autenticidad de sus actos, de sus pensamientos, de sus productos, y en preservarlos, en la medida de lo posible, de toda profanacion. ¥ es de gran importancia ver cémo la Escritura nos ensefia que Dios hace otro tanto respecto a sus obras, su Hijo, la iglesia, y respecto a todos aquellos que le son queridos; El los marca con su sello, para garantizar la autenticidad, tanto de personas como de cosas, y también para preservarlos de toda profanacién. El Dios vivo tiene su sello (Ap. 7:2). El sella las estrellas (Job 9:7) cuando las oculta tras las nubes para apartarlas de las miradas de los pecadores, E] pone un sello sobre el Libro del Juicio de forma que nadie, excepto el Cordero puro y sin macula, pueda abrirlo y leerlo (Ap. 6:1, etc.). El sella la entrada del abismo en que Satands ha sido arrojado, para que no engaie mas a las naciones (Ap. 20:3). Dios procede de la misma manera con aquellas personas que El ama. Valiéndose de multiples sefales, marca con su sello a Cristo para que nadic dude que Fl es quien da la comida que a vida eterna permanece (Jn. 6:27). EI sella a todos los creyentes por su Santo Espiritu, para que sean guardados como herederos para el dia de fa redencién que ha de venir (2 Co. 1:22; Ef 1:13; 4:30). Bendiciendo el trabajo del apéstol Pablo, Dios le da un sello que confirma su apostolado: «El sello de mi apostolado sois vosotros en el Sefior», dice él (1 Co. 9:2) Dios pone su sello sobre el edificio de la iglesia, para asegurar y garantizar que es de su propiedad personal (2 Ti. 2:19). La Sagrada Escritura ensefia que los sacramentos son igualmente sellos. De este modo Abraham recibié un sello en la sefial de la circuncision (Ro, 4:11), esto es, una confirmacion, un aval, una garantia de la justicia que habia obtenido por la fe. Ef 1:13 y 4:30, que en opinion de los exegetas hacen referencia al bautismo, muestran que éste es también calificado de sello. La Escritura nos dice que eran selladas las cartas de los principes (1 R. 21:8; Neh. 9:38; Est. 3:12) 0 de otras personas (Jer. 32:10); las leyes promulgadas ds. 8:16} 0 los Libros importantes (Dn. 12:4; Ap. 22:10}. Para garantizar la ausencia de cualquier violacion, la fosa de los leones de Daniel (Dn. 6:18) y la tumba cle Cristo (Mt, 27:66ss,) fueron selladas ©, Cullmann (op. cit., pp. 30, 49), Dada su exposicién de las relaciones entre el bautismo y el Espiritu Santo, parece que le sea imposible a FJ. Leenhardt negar este hecho, aunque € no admita, en cuanto a los términos, que aqui hava otra cosa que un juego de palabras. 30 Estudio general de los sacramentos Por tanto los sacramentos no son solamente sefiales, sino también sellos que estan unidos a la palabra, con el propésito de que esta palabra se nos manifieste en toda su verdad, en toda su credibilidad y en toda su certeza. Decimos se nos manifieste pues, ni que decir tiene que la Palabra de Dios, objetivamente considerada, es como tal Palabra de Dios totalmente segura, verdadera y veridica, y no necesita confirmaci6n. Es en nuestra conciencia, en nuestro corazon y en nuestro espiritu donde Dios confirma su Palabra por el sello que en ellos imprime el sacramento, con miras a autentificarla y preservarla de toda duda y profanacién. Los sacramentos no ayudan a Dios, sino a nosotros.* * _ K Barth (op cit,, p. 19) esta plenamente de acuerdo en este punto, E. J. Leenhardt, no. Los sacramentos, para él, no son sellos. Esto se desprende claramente: a) del hecho de que, si hemos leido bien, la palabra «sello» solo se encuentra una vez en el desarrollo isamiento (op. cit, p. 65) y, como por accidente, en la tiltima linea de su b) del hecho de que esta nocién est explicitamente descartada por la definicion de sacramento adoptada por F. J. Leenhardt: «Es suficiente decir que el sacramento es la sefial visible de una gracia invisible, como repite la tradicion reformada (Op. cit, p. 64); c) de su directa negacion: «Nadie encontrar el menor valor demostrativo al hecho invocado por O. Cullman (p. 39) de que Pablo llama sello a la circuncision y de que hace alusion al bautismo empleando el verbo sellar» (Ro. 4:11; Ef. 1:13; 4:20) Pero el hecho evocado por Cullmann lo evoca también, desde hace mucho tiempo y hoy mismo, toda la escuela reformada clasica. A nuestro parecer tal exégesis es perfectamente adecuada y reviste un valor demostrativo evidente. El lenguaje del apéstol es lo bastante preciso como para que la misma raiz, empleada en forma de verbo o de sustantivo, pueda tener el mismo sentido en dos pasajes distintos. Nos parece que la concepcion de Leenhardt no desea ajustarse a un lenguaje preciso. A este respecto, debemos senalai que os Cuesta cierto trabajo comprender el pensamiento de Leenhardt con toda precision. Sin duda es defecto nuestro, pero es necesario indicar que el vocabulario, a menudo impreciso, del autor no facilita nuestra labor. En cuanto a la definicién de sacramento adoptada por Leenhardt, «semtal visible de una ‘racia invisible» (op. cit, pp. 11-14, 64-65, 78), estamos obligados a negar que sea la «férmula tradicional» de la etradicion reformada» (p. 65). Incluso, y sobre todo, dando su sentido a las palabras, esta definicion de sacramento es exactamente la de Pedro Lombardo (es natural que las consecuencias deducidas de ello sean diferentes); y si ha encontrado lugar en el protestantismo no ha sido precisamente en su tradici6n reformada, sino en su tradicion modernista, trétese del modernismo del siglo XVI 0 del de hoy dia, La definicion de Leenhardt. no es la de ninguna de nuestras Confesiones de Fe, ni la de ninguna dogmiatica © exégesis reformadas. Es invtil insistir sobre la importancia de las consecuencias que se derivan de una definicién tal, establecida desde el principio de su estudio. El mismo autor nos ha sehalado su importancia: «La interpretacién de toda la ensenanza neotestamentaria Sobre el bautismo es solidaria de una determinada noci6n de sacramento. Ademds, y como consecuencia, Ia doctrina eclesidstica del bautismo dependerd igualmente de las posiciones adoptadas desde el principio sobre esta cuestién» (op. cit. pp. 11-12). Esto salta a la vista, €s por ello que no podemos estar de acuerdo con Leenhardt sobre muchas de sus conclusiones ulteriores. El punto de partida es aqui decisivo. Es legitima la manera de buscar la significacion del sacramento (op. cit, pp. 11-14) sin ninguna comparacion con los sacramentos? A la pregunta presentada por Leenhardt: «Qué posicién puede adoptarse que se distinga cle aquella que hemos adoptado, Karl Barth y'yo, de acuerdo con la tradicin reformada?» (Foi et Vie, op.cit, p. 78), solo podemos responder: La posicion de la misma tradicién reformada, la cual intentaremos bosquejar. Por otra parte, no estamos muy convencidos de que, sobre este punto, la posicion de F. J. Leenhardt y la de Karl Barth sean idénticas, 31 Il. Relacién entre la palabra y los sacramentos. Elementos constitutivos de estos ultimos. > . Prioridad de la palabra. Después de lo que acabamos de decir es obvio que el problema de la relacion entre la Palabra y los sacramentos exija nuestra consideracién. Por palabra hemos de entender la Palabra de Dios expuesta en la Escritura y predicada hoy en la iglesia. Por tanto, se trata a la vez de la Palabra de Dios escrita —leida o escuchada y creida—, y de la Palabra de Dios predicada —oida y creida por el creyente—. No obstante, hemos de enfatizar decididamente esta tltima faceta por ser de ella de donde debemos sacar la relaci6n que existe entre los sacramentos y la Palabra en su comin pertinencia eclesiastica actual, pertinencia muy substancial y concreta.’ Considerar esta cuestion nos permitira asimismo despejar el terreno para ocuparnos ulteriormente de la eficacia de los sacramentos. La iglesia romana parte del principio de que los sacramentos contienen todo lo necesario para la salvaci6n de los pecadores y que éstos no tienen por qué recibir explicacion alguna. Si no en teoria, es claro que en la practica esa postura equivale a confesar que la Palabra es superflua como medio de gracia. Por el contrario, las iglesias de la Reforma enfatizan celosamente la supremacia de la Palabra de Dios y la considerdn absolutamente esencial, precediendo a los sacramentos en orden y * Haciendo esto, cae la objecion presentada por Théo Preiss (Verbum Caro, op. cit., p. 115). 33 El bautismo dignidad. Si esto es asi, {qué necesidad hay de afadir los sacramentos ala palabra? Los tedlogos reformados" insisten en el hecho de que Dios ha creado al hombre de tal modo que pueda adquirir el conocimiento por mediaci6n de los sentidos de la vista y el oido. La Palabra es adecuada al oido; los sacramentos a la vista, al tacto, etc. Al afiadirle a la Palabra los sacramentos, que ponen en juego la actividad de los demas sentidos que EI nos ha dado, se puede decir que Dios acude en ayuda del hombre pecador. Le habla a todo su ser. La verdad, que llega al oido en la palabra, es simb6licamente representada ante los otros sentidos por los sacramentos. Todo sacramento, por tanto, ofrece una sefial visible externa, un ele- mento material palpable a los sentidos. La materia externa del sacramento no consiste solamente en los elementos empleados (agua, pan y vino) sino en todo cuanto le es concomitante. La inmersi6n o la aspersion en el bautismo; la bendicion de la copa, el partimiento, distribucién y recepcién del pan, asi como del vino, en la Cena del Sefior, no son for- malidades arbitrarias o indiferentes sino parte integrante de los sacramentos, y nos ayudan a una mejor comprensién de las promesas y beneficios del pacto. Junto con los elementos mismos de los sacramentos, estas formalidades constituyen las sefiales y sellos de los bienes invisibles de la salvacién. No conviene perder de vista, sin embargo, que si bien la Palabra puede existir y ser perfecta sin los sacramentos, los sacramentos jams lo son sin la palabra." . Semejanza entre la Palabra y los sacramentos Entre la Palabra y los sacramentos existen numerosos puntos de similitud. 1, Su autor es el mismo. Dios los constituye juntamente como medios de gracia. Los hombres, en efecto, no pueden crear sacramentos ni nada que guarde relacién con el culto que ellos rinden a Dios. S6lo Excepcién hecha de algunos tedlogos escoceses y del doctor Kuyper, que, con ciertos luteranos, pretenden que una gracia especifica, diferente a la que es conferida por la palabra, se transmite por los sacramentos. Constiltese igualmente: Pierre Marcel, 4 VEcole de Dieu y A I'Ecoute de Dieu, la seccin dedicada a los sacramentos. «No existe sacramento sin que sea precedido de la Palabra de Dios; pero es afiadido a ésta como un apéndice ordenado para rubricarla, confirmarla y garantizarnosla mucho més, segtin la necesiciad que el Seftor considere, por causa de la ignorancia de nuestros sentidos,; ademés de la pereza y debilidad de nuestra carne» (Calvino, Inst., IV, xiv, 3). 34 Estudio general de los sacramentos les toca recibir y guardar lo que ha sido ordenado por El, ya que solamente a Dios corresponde sellar su Palabra.'? 2. La Palabra y los sacramentos tienen el mismo contenido. Cristo es el contenido central de ambos. a) Cristo es el contenido central de la Palabra. Los tedlogos reformados insisten enérgicamente en el hecho de que los sacramentos no confieren provecho alguno que no pueda ser recibido igualmente de la Palabra de Dos, por la fe sola. La Sagrada Escritura, en efecto, afirma que el que cree entra en posesién de todos los dones de gracia. «El que creen el Hijo tiene vida eterna» (Jn. 3:36); el que cree «es justificado por fe» (Ro. 3:28); tiene paz para con Dios (Ro. 5:1); es santificado (Jn. 15:3), purificado (Heh. 15:19) y también glorificado (Ro, 8:30). Fl que cree tiene comuni6n con Cristo (1 Jn. 1:3); es por la fe que Cristo habita en nuestros corazones (Ef. 3:17); el que cree es hecho participe de la carne y la sangre de Cristo (Jn. 6:47ss); tiene comunion con el Padre (1 Jn. 1:3) y con el Espiritu Santo (Jn. 7:39). El Espiritu es comunicado por la predicacion de la fe (Ga. 3:25), etc. Todo esto se resume en la afirmacién general de que el que cree viene a ser hecho «hijo de Dios». Asi pues, la Palabra contiene todas las promesas de Dios y la fe se las apropia todas y cada una de ellas. El contenido de la Palabra es Cristo, Cristo entero, Cristo completo en todo su significado."* b) Cristo es el contenido central de los sacramentos. Dado que ya hemos dicho que las sefiales y los sellos constituyen el elemento primario de los sacramentos, debemos anadir que debido a su caracter de seffal y sello, éstos presuponen algo que se sefiala y se sella, una gracia interior. Entonces, el segundo elemento constitutivo del sacramento es dicha gracia interior, la cual el sacramento sefala y sella. La Escritura manifiesta claramente en un buen numero de textos importantes que todo sacramento es sefial y sello de la gracia interior, ofrecida gratuitamente y recibida por el creyente. "= 11 Conf. Helv., XIX, 53 ; Conf Isl, Ref,, § 5; etcétera. - ® Comp. «La source de la foi», en A I'Ecole de Dieu, pp. 1315s. l'Ecoute de Dieu, pp. 121ss. 35 El bautismo Los sacramentos son sefiales y sellos del pacto de gracia: «Esta es la sefial del pacto que yo establezco entre mi y vosotros... Mi arco he puesto en las nubes, el cual sera por sefial del pacto entre mi y la tierra» (Gn. 9:12-13). «Circuncidaréis, pues, la carne de vuestro prepucio, y sera por sefial del pacto entre mi y vosotros» Gn. 17:11). Los cuatro textos relativos a la institucion de la Cena del Sefior hablan de «la sangre del pacto». Los sacramentos son sefiales y sellos de la justicia de la fe: «(Abraham) ...recibié la circuncision como sefial, como sello de la justicia de la fe que tuvo estando atin incircunciso» (Ro. 4:11). Los sacramentos son sefiales y sellos de la remisién de los pecados: «(Juan)... predicaba el bautismo del arrepentimiento para perd6n de pecados» (Mr. 1:4; Mt. 3:11), «Esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisi6n de los pecados» (Mt. 26:28). Los sacramentos son sefiales y sellos de la fe y de la conversion: «sino que es judio el que lo es en lo interior; y la circuncision es la del coraz6n, en espiritu...» (Ro. 2:29). «El que creyere y fuere bautizado, sera salvo» (Mr. 16:16). También son sefiales y sellos de la comunién con Cristo en su muerte y en su resurreccién: «,O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jestis, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucité de los muertos por la gloria del Padre, asi también nosotros andemos en vida nueva» (Ro. 6:3-4). «Todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estais revestidos» (Ga. 3:27). «La copa de bendicién que bendecimos, no es la comuni6n de la sangre de Cristo? El pan que partimos, jno es la comunién del cuerpo de Cristo?» (1 Co. 10:16). Pacto de gracia, justicia de la fe, remision de pecados, fe y conversi6n, comunion con Cristo, etc. En resumen, la materia interna de un sacramento, la gracia interior sefialada y sellada, es Jesucristo y sus riquezas espirituales. Es Cristo entero, en toda su plenitud y con todas sus riquezas, segdan su naturaleza divina y su naturaleza humana, con su persona y su obra, en su estado de humillacion y de glorificacién. Cristo y sdlo Cristo es la «cosa celestial» sefialada en el sacramento. Cristo que es, con todos sus beneficios y bendiciones, el mediador del pacto de gracia, la cabeza de la iglesia, el si y el amén de todas las promesas de Dios, el contenido de su Palabra y de su testimonio. Cristo: sabiduria, 36 Estudio general de los sacramentos justificacién, santificacion y redencion de los creyentes, profeta, sacerdote y rey, por quien Dios nos comunica toda su gracia, y que es el mismo ayer, hoy y por los siglos. El que es y que era y que ha de venir, Jesucristo, es la verdad de los sacramentos, sin el cual éstos no serian nada. También es la verdad de la Palabra." Asi pues, no hay un solo beneficio de gracia ausente en la Palabra, que pueda ser comunicado de manera especial y particular a los creyentes por medio de los sacramentos.” No existe una gracia bautismal especial, ni una gracia eucaristica especial. El contenido de la Palabra y de los sacramentos es exactamente el mismo. La Palabra y los sacramentos contienen, presentan y ofrecen el mismo mediador —Jesucristo—, el mismo pacto de gracia, los mismos beneficios, la misma comuni6n con Dios, la misma salvacion. Los sacramentos estan asociados a la Palabra para sefalarme no solamente una verdad, una promesa, un hecho general de la libre gracia, sino cada una de estas cosas aplicadas a mf individualmente ya cada uno de los creyentes por separado; 0 sea, la verdad de que Dios ha mostrado su gracia para conmigo en Jesuctisto, el evento de mi adopcion y eleccién, que yo debo aceptar. Los sacramentos sirven para fortalecer nuestra fe al ver realizados en cada uno de nosotros esta promesa, esta verdad, este hecho. Ellos representan visiblemente y acrecientan la conciencia que tenemos de los beneficios espirituales del pacto de gracia, de la purificacion de nuestros pecados, de la participacion en la vida que es en Cristo Jestis. Como sefiales y como sellos, los sacramentos son, igual que la predicacion de la Palabra, medios de gracia, es decir, medios que fortalecen la gracia interior operante en el corazon por el Espiritu Santo. «Asi pues, de una parte tenemos la Palabra predicada —promesa de buena voluntad en Jesucristo, hecha a cuantos crean en Ely de otra, los sacramentos —sello divino puesto sobre esta promesa hecha exclusivamente a los que crean y ofrecida a todos los miembros del pacto de gracia, con el propésito de ser confirmada individualmente en cada uno de ellos».!* Conf. de los Paises Bajos, § 33 Véase mas adelante: «Eficacia de los sacramentos». A. Lecerf, Bull. de la Soc. Calv., n.2 44, p. 9. Se observara que en las lineas que preceden no se trata, para justificar la existencia de los sacramentos, de sobrentender un dualismo (naturaleza-gracia) de origen griego (comp. Théo Preiss, «Le Baptéme des enfants», ap. cit., pp. 114-115). ¢Es verdaderamente necesario probar una vez mas que el dualismo de Calvino no es el de la naturaleza y la gracia, sino el del pecado y la gracia, de la carne pecadora y el espiritu, y que este dualismo es de origen biblico? 37 El bautismo 3. Relacién entre los elementos materiales y la gracia interior. Este epigrafe nos lleva a considerar la tercera similitud entre la Palabra y los sacramentos y, al mismo tiempo, la tercera caracteristica de un sacramento. Al dar a los sacramentos el nombre de sefiales y sellos, la Escritura indica por si misma que existe una estrecha y precisa relaci6n entre los elementos materiales y la gracia interior que éstos sefalan, entre la sefial y la cosa sefalada.” {De qué naturaleza es esta relacién? La opinion casi undnime de los tedlogos reformados es que primero es de indole relativa y luego moral y espiritual. a) Relacion relativa. Es semejante a la que existe entre Cristo y el evangelio, entre los beneficios del pacto de gracia y la Palabra de Dios. Decimos que esta relaci6n es relativa,* porque a diferencia de cémo las palabras de nuestro léxico indican objetivamente el lazo que las une a las cosas que designan, en los sacramentos el agua, el pan y el vino no son en modo alguno, por naturaleza, sefiales y sellos de Cristo y sus beneficios. Nadie podria verlos en ellos si Dios no lo hubiese declarado categ6ricamente asi. Esto no quiere decir que £1 haya escogido estas sefiales de un modo arbitrario. ;Antes al contrario! Como se nos dice en su Palabra, descubrimos la mas perfecta armonja entre la sefial y la cosa sefialada. {No es el mismo Dios y el mismo Padre quien reina sobre los dominios de la naturaleza y de la gracia? ;No ha creado E1 el mundo visible de forma tal que por su medio podamos comprender el invisible? Para el creyente, el mundo de la naturaleza es una imagen del mundo espiritual: Cristo nos lo muestra continuamente. «No es porque la palabra no sea lo suficientemente firme en si misma, o que pueda tener mejor confirmacién en cuanto a si (pues la verdad de Dios es por si sola tan segura y cierta que no puede haber, por otra parte, mejor confirmacién que ella). Pues nuestra ie es tan pequena y débil que, si no es apoyada por todas partes y sostenida por todos os medios, al instante se siente completamente conmovida, agitada y vacilante. Y puesto que somos tan ignorantes y tan predispuestos a las cosas carnales y terrenas, no podemos pensar, comprender ni concebir nada que sea espiritual; por eso el Senior misericordioso se acomoda a la rudeza de nuestros sentidos, e incluso utilizando estos. elementos terrenales nos lleva hacia si, y nos hace contemplar aun en la came, como en un espejo, sus dones espizituales» (Calvino, Inst., IV, xiv, 3) Por otra parte, nos parece imposible descubrir aqui todas las intenciones y razones de Dios. En cuanto a la existencia de Jos sacramentos, hay ciertamente motives que al presente somos incapaces de entender y que s6lo nos seran revelados en el més alla. Confesamos que no hacemos sino acercamos a la cuestién, y reconocemas humildemente nuestra incapacidad para definir de un modo perfectamente fiel Ios misterios de Dios. Experimentamos mds de lo que podemos decir. Conf. De Westminster , XVII, § 2. 11 Conf, Hielv., XIX, § 10. 38 Estudio general de los sacramentos Sin embargo, era necesaria la Palabra particular de Dios para que nosotros pudiéramos discernir en las seftales del bautismo y de la Cena del Sefior una imagen de los bienes espirituales de salvacion. Y esta necesidad era atin mas imperiosa por el hecho de que el agua, el pan y el vino no son solamente la imagen de la gracia, sino también los sellos de Ja misma, que en manos de Dios sirven para fortalecer nuestra fe. Solo cuando entre la sefial y la cosa sefialada existe la relacién que acabamos de indicar y cuando se percibe el propésito divino que por la Palabra establece dicha relacion, se puede afirmar con propiedad que existe sacramento. «Lo que antes no era sacramento es hecho sacramento por Ja Palabra de Dios»."” Por esta razon, entre los reformados, las palabras instituidas pronunciadas por el oficiante no poseen virtud alguna escondida, misteriosa o mAgica; no sirven, ni pretenden servir, para introducir en la sefial la cosa sefialada. No son mas que una declaracién o proclamacién que no produce cambio alguno en la sefial. Es ésta la que, con toda sencillez, por la percepcin y conciencia de los oyentes distingue, separa, el uso vulgar de los elementos empleados y les confiere en aquel instante un significado religioso particular. Sin la Palabra proclamada, aparte de ella, tanto el pan y el vino de la Cena del Senor como el agua del bautismo son sélo son lo mismo que de ordinario: corrientes alimentos cotidianos.” Después de haber pronunciado las palabras de la institucién, el pastor no tiene en sus manos mas que una sefial, y lo que distribuye a los creyentes no es mas que una sefial. Pero con el mandamiento va unida la promesa y Dios mismo se ha comprometido a otorgar por su Santo Espiritu la gracia invisible sefialada en el hecho, y la otorga alli donde el sacramento sea administrado segiin el mandamiento y recibido con fe en la virtud de la promesa. Dios y sélo Dios es el nico dispensador de la gracia. Por tanto, en la recepcion de los sacramentos, los cristianos no dependen del pastor sino de Dios solamente, y es de El y de su Palabra de quienes deben esperarlo todo.” dt Conf. Helv., XIX, § 8. En el lenguaje de Agustin: Por medio de los sacramentos Dios pone su mano sobre cada uno. Imposible escapar, imposible decir que la Palabra va dirigida a otros. La Palabra visible asedia, acosa a la persona que la recibe, justo a dicha persona y en ese mismo momento. Dios le ofrece todo a él, quien debe tomarlo todo para sf. De nuevo encontramos lo que ya hemos dicho al final del parrafo que figura bajo el epigrafe: «Cristo es el contenido central de los sacramentos». . Los sacramentos renuevan de manera concreta el pacto que une a los creyentes con Dios, asi como el sello de su eleccién eterna. Los sacramentos fortalecen la comuni6n cristiana de los creyentes, los unen entre si, los separan del mundo y testifican a los angeles y a los hombres que son pueblo de Dios, iglesia de Cristo, la comunion de los santos. Nos indican lo que Dios quiere de nosotros. En consecuencia, los sacramentos colocan a quienes los reciben bajo la obligacion de servir a Dios, comprometiéndolos, «empenandolos», haciéndolos distintos, para dar testimonio delante de los hombres. «Los sacramentos son sefiales y marcas de nuestra profesion, es decir, que por estas marcas declaramos ser pueblo de Dios y hacemos profesion de cristianos» (Catecismo Reformado, § 54). 7 «Los sacramentos han sido dados, tanto al pueblo del Antiguo como. al del Nuevo Testamento, para sefalar y garantizar la gracia y las promesas de Dios, recordando por medio de ellos las grandes bendiciones divinas, y para separar a los creyentes de todas las demas religiones del mundo. En una palabra, para ser recibidos espiritual- 57 EI bautismo mente por la fe, vinculando a Ia iglesia a aquellos que los reciben, y para amonestar a los tales acerca de su deber» (I Conf. Helv., XIX, 5).*' Las palabras que hemos subrayado al final de esta cita son de gran importancia, por lo que volveremos a considerarlas cuando tratemos el tema del bautismo. Para puntualizar los rasgos caracteristicos de la teologia reformada respecto a los sacramentos (0 a cualquier otra doctrina) en una confrontaci6n con la teologia catélico-romana, es de sumo interés mantener por una parte las semejanzas y por otra las diferencias que acabamos de precisar tocante a la Palabra y los sacramentos. Quien atribuya a los sacramentos una accion especial y particular de |: gracia, distinta de la que ejerce la palabra, divide a Cristo y sus beneficios, rompe la unidad del pacto de gracia, materializa la gracia, convierte los sacramentos en institucién autonoma que se opone se alza sobre la palabra, trastorna la relacién que existe entre la Sagrada Escritura y la iglesia, hace al sacramento absolutamente necesario para la salvacién, y subyuga al creyente al ministerio del sacerdote o del pastor. Por esta raz6n los tedlogos reformados no han cesado ni cesan de poner y volver a poner constantemente en claro la justa relacién que, segtin la Sagrada Escritura, une a los sacramentos y la palabra, a saber, que los sacramentos estan subordinados, como sefiales y sellos, ala palabra, y que ésta y aquéllos tienen como fin comtin mostrarnos que el unico fundamento de nuestra salvacion es creer en la ofrenda que Jesucristo ha hecho por nosotros sobre la cruz. Las confesiones de fe reformadas afirman, en consecuencia, esta indisoluble conjuncion de la Palabra y los sacramentos.** Comp. iguaimente If Conf. Heh, XIX, § 1; Conf. de Westminster, XXVIL, § 1; Conf. de Ginebra, § 14; Inst., TV. xiv, Ly 19. Comp., mas arriba, pp. 41 y 42; Cat. de Heldelbet 66; 17 Conf. Helv., eteétera. 58 Segunda Parte EL PACTO DE GRACIA El pacto de gracia Se En varias ocasiones hemos empleado aqui la expresién pacto de gracia. Hemos dicho que los sacramentos son las sefiales y sellos del pacto de gracia. Ahora debemos justificar esta afirmacion y considerar sus implicaciones y significado. La Escritura, segtin hemos indicado, establece que Cristo es el contenido central de la Palabra y de los sacramentos por lo que, consecuentemente, veremos que su misién u oficio principal es, en primer lugar, el de revelador y, en segundo lugar, el de mediador, ejecutor y fiador del pacto de gracia realizado por Dios con los hombres. Cristo es hoy el dispensador de este pacto. fl ha venido a causa y en virtud de una promesa, una tan importante que recibe el nombre de Ja promesa. Asi pues, nuestro cometido actual sera remontarnos a la causa divina de la venida de Cristo, a aquella causa por la que Dios quiso y quiere que haya una buena nueva, una palabra y unos sacramentos de los cuales Cristo mismo sea el unico contenido. No remon- tarnos hacia esta causa es quedarnos a mitad de camino en el estudio de los sacramentos. Considerar a Cristo como un don que se origina en si mismo, que encuentra en si mismo, y trae consigo mismo su explicacién y justificacién, es olvidar lo esencial del problema. Como lo es fundaf la doctrina de los sacramentos y reconocer su contenido por un método pura y simplemente cristocéntrico. Los exegetas neotestamentarios no suelen prestar demasiada atencion a este hecho.** Como toda doctrina biblica, los ” FJ. Leenhardt dice muy justamente: «La verdadera naturaleza de esos acontecimientos ha de buscarse en la intenci6n divina que se realiza historicamente» (Op. cit., pp. 47-48) 61 El bautismo sacramentos deben estar, como en realidad ya estan, establecidos de manera teoldgica, esto es, trinitaria, y su verdadero contenido sélo podra definirse de modo teoldgico y trinitario. Para que la mente comprenda, el coraz6n abrace y la voluntad acepte la obra del Hijo —y consecuentemente también los sacramentos, que son sus sefiales y sellos— ésta debe ser referida a la determinaci6n y a los decretos del Padre. El mismo Cristo tuvo buen cuidado de anunciarlo y predicarlo asi. Pero no queremos que se nos atribuya esta consideracién como premisa ya que, como veremos, resulta del estudio formal y serio de los textos, 62 Be |. Aspectos objetivos del pacto de gracia A. El pacto en la historia. 1. La voluntad de Dios de salvar a la humanidad caida: Dios pudo aplicar al hombre, inmediatamente después de que cayera, el castigo eterno, justa consecuencia de su desobediencia. Pero Dios, en su compasi6n, decidié posponer el juicio. En su bondad, del mal que los hombres habian hecho quiso sacar el bien y servirse de la caida de Adan y del pecado como medio de una revelacion nueva y mas sublime de su Divinidad. En consecuencia, determino volverse al mundo caido con todo el esplendor de su amor redentor y de su gracia salvadora. Al hacer esto, Dios estaba velando tanto por su propia gloria como por el bien de sus criaturas. Su gloria, porque El habia creado el mundo para darle a conocer el esplendor de su Divinidad, la cual antes de la caida no habia sido manifestada en toda su perfeccién. El bien de sus criaturas, porque en lugar de dejarlas sumidas en la muerte, conse- cuencia y paga del pecado, Dios tomé al hombre caido para hacerle objeto de la revelacion de su gracia y del don gratuito de la vida. A Jas demandas de su justicia, Dios decidié responder con‘su paciencia y su gracia: éste es el «testamento» eterno del Padre. La Sagrada Escritura nos revela las condiciones en que esta gracia podia ser y ha sido prometida, realizada y adquirida. Una inmediata destrucci6n del pecado era tan imposible como un perd6n arbitrario, que no seria reconocido por la majestad ultrajada de Dios. Por una 63 El bautismo parte, el pecado estaba en el hombre y la justicia divina debia seguir su curso hasta el final y, por otra, la majestad de Dios debia ser proclamada en su plenitud al hombre pecador: Dios queria perdonar el pecado. Ante la imposibilidad en que se encontraba el pecador de expiar por si mismo su pecado, Dios decide que la expiacién sera hecha por un mediador, que adquirira la justicia que el hombre necesita, justicia que éste ha de recibir como una gracia. Dios mismo, en la persona de su Hijo, se compromete a obrar, a realizar, a hacer eficaz esta mediacién. El Hijo sera el mediador, la victima expiatoria, el tescate, el salvador. El Padre y el Hijo toman la decision comin de hacer resplandecer a un tiempo la gloria del Dios tinico y la salvacion gratuita de sus criaturas caidas. En teologia, esta decision se llama «pacto de salvacién» o «pacto de redencién».* «Dios, desde toda la eternidad, propuso y predestiné la salvacién del mundo por Cristo, y por el Evangelio ha declarado a la humanidad esta predestinacion y consejo eterno suyos. De donde parece evidente que la religion y doctrina del evangelio es entre todas las que han sido, son y seran, la mas antigua» (II Conf. Helv., XI). Revelada en el tiempo y en el curso de la historia, esta voluntad o determinacion de Dios de salvar al hombre de la ruina y de otorgarle la justicia y la vida recibe el nombre de «pacto de $racia». Empezamos a descubrirlo ya en Génesis 3:15. Desde el principio la gracia es implicitamente ofrecida a todos —a Adan y su descendencia, a Noé y su descendencia— segiin ciertas normas y condiciones que no conocemos muy bien.* Hasta el tiempo de Abraham, la Sagrada Escritura no nos dice nada de un establecimiento formal del pacto de Sracia, en el sentido que éste adquiriria después. is} . Realizacién del pacto. Con Abraham entramos en un periodo importantisimo de la dispensaci6n de la gracia: el pacto de gracia. Trasladémonos a Génesis 17. Después de haber hecho a Abraham participante de sus promesas (Gn. 12:1-3, 7), de forma solemne Dios hace un pacto con él (Gn. 15:1-8) que es necesario que releamos: (Karl Barth, op. cit, p. 31). Dos textos citados, Ro. 4:2 y Jn. 1:12. El problema de la circuncisién es tratado () en dieciséis lineas. «La manera como K. Barth trata esta cuestion es, sin duda, el punto mas debil de su doctrina del bautismo... Lamentamos no comprender como K. Barth puede admitir que el bautismo es el cumplimiento de la circuncisién, negando al mismo Uempo y en el momento decisivo su relaci6n interna, y afirmando que la circuncision seria en esencia totalmente diferente del bautismo. De este modo, seguin él, no podria deducirse de la circuncision de niftos la legitimidad del bautismo infantil» (O. Cullman, op. cit., p. 49). Es necesario referirse a su argumentacién (Ibid., pp. 50-51) Estos juicios sobre la circuncisién son formulados en general por los «espiritualistas» neotestamentarios, por los dispensacionalistas americanos de hoy en dia, por ciertos bautistas, ctcétera. F J. Leenhardt, en Le Baptéme chrétien, y en el articulo complementario de Foi et Vie, los hace suyos integramente. La preparacién con que busca establecer este punto muestra claramente que esta pieza ¢s, a sus ojos, uno de los elementos esenciales de su teoria. Pero Leenhardt asimila la circuncision a la ley mosaica, y las consecuencias de este lamentable error se hacen notar a través de toda su exposicién, quitandole la fuerza de conviccién que el autor ha querido darle. Tengamos presente esta afirmacion suyat «Nadie pretenderd negar la continuidad de los dos pactos, su parentesco esencial. Pero este parentesco, esta continuidad, cexcluyen la diversidad profunda en el modo de las disperisaciones? Semejanie diversidad no puede negarse en nombre de una palabra»(op. cit., Foi et Vie, p. 87). Los dos pactos, para Leenhardt, son el pacto masaico y el neotestamentario. Después de lo que ya hemos dicho, y diremos todavia, se reconocerd que es dificil afirmar que aqui solo se trata de una «palabra». «Esta dialéctica corresponde a la del reino de la ley y del reino de Cristo Jestis» (op. cit., p. 88). Se refiere a la dialéctica que Leenhardt atribuye al apéstol Pablo (mas Pablo habla efectivamente del pacto mosaico y no del pacto de gracia 0 abrahdmico) entre la alianza de la letra y de la muerte, y el pacto del Espiritu y de la vida, Pero en el pacto abrahamico se trata precisamente del reino de la promesa en Jesucristo, que no es anulado por el pacto mosaico, «Sobre esta dialéctica se basa el juicio que emite (Pablo) sobre la circuncisién en la Epistola a los Colosenses (2:11)... Quisiera leer en este texto solamente lo que hay; 0 sea que, a la luz de todo lo que dice Pablo sobre la ley, a la cual pertenece la circuncisién, me es imposible ver solamente, en lo que dice sobre esta iltima, en Colosenses 2:11, una simple protesta contra un falso concepto de la circuncisién. Aqui hay un eco fiel del constante pensamiento de S. Pablo, que nunca ha hablado favorablemente de ia ision». A esto contestamos: a) que la luz que nos ofrece Pablo para comprender 2:11 es muy diferente (comp. ©. Cullmann, op cit., pp. 50ss.); b) que la circuncisién no pertenecié originariamente a la ley ni al pacto de obras, sino a la alianza hecha con Abraham, 430 anos antes de Moisés; ¢) que Pablo habla muy favorablemente de la circuncision cuando se trata de la circuncisién «en Cristo», la misma que recibio Abraham y que se cumple en el Nuevo Testamento, la misma a la que deberia tender todo verdadero judio. ; Prosigue Leenhardt (pp. 88-89): «El pensamiento constante del apéstol es, no s6lo que el pacto de la ley ha sido abolido y con é! la circuncision como solidaria, sino también que la circuncisién, como Ia ley, son esencialmente inferiores a la fe y no pueden intervenir en el pensamiento del creyente. Pablo opone la fe a la promesa, a fin de poner en evidencia la oposicion de la justificacion por las obras a la justificacién por la fe». A esto respondemos: a) Pablo ha tenido cuidado en decirnos que la promesa es precisamente la que se hizo a Abraham y a su descendencia. Y es esta promesa la que él opone a la ley; b) en su principio, la circuncisin no es solidaria de la ley, sino de la promesa de la cual es sefial y sello, como es sefial y sello de la justicia obtenida por la fe; ¢) {Como no 79

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