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Bomber perro grande. Un San Bernardo. Mucha gente le tiene miedo porque es demasiado grande. Algunos incluso cambian de acera cuando lo ven paseando con su amo. A Bonifacio esto no le importa, pues él también le tiene miedo a la gente. Le tiene miedo a todo el mundo. iPensar que es un perro tan grande y tan cobarde! Eso le molesta a su amo. El piensa que un perro tan grande debe ser valiente, cuidar bien al amo y ser inteligente. Pero Bonifacio es muy cobarde y casi siempre esta cansado. A veces es hasta un poco tonto. Bi mejor snare honlceivar tie. Se conocieron en la terraza, cerca del jardin. En ese momento Bonifacio estaba durmiendo la siesta. De pronto, alguien le hizo cosquillas en la nariz. Bonifacio abrié un ojo y, cuando vio a Tigre, salié cortiendo. La verdad es que Tigre no es un ratén. muy grande. —IOye! ¢Por qué sales cortiendo? —pregunt6 Tigre, y salié corriendo detras de Bonifacio. Bonifacio corrié por el prado y por el sembrado de hortalizas de su amo. Luego se escondié detrés del cubo de la basura, que est detrds de la puerta del jardin. —No seas tonto —dijo Tigre—. No te voy a hacer nada. Con frecuencia, a Bonifacio le da tristeza desilusionar a su amo y, entonces, se propone cambiar su forma de ser. —iSeguro? {No me hards nada? —pregunté asustado Bonifacio. —Seguro. No te haré nada —dijo Tigre—. Palabra de raton. Entonces el perro salié con mucho cuidado de su escondite. —iQuién eres? —pregunts. —Me llaman Tigre, porque no me asusta nada ni nadie. ZY ta quién eres? Soy Bonifacio —dijo Bonifacio—, pero prefiero que me lames Boni. Bonifacio es un nombre para un perro valiente Esti bien —dijo Tigre. Y asf se volvieron amigos. W HD peetities pontine cobarde, pero a él no le importa eso. Cuando Tigre nota que Boni est muy triste por este motivo, piensa en diferentes formas de ayudarle. Un dia tuvo una idea. Llegé al jardin cuando Bonifacio estaba dando su Paseo de la tarde. —iEy, Boni! —lo llamé—. Tengo una idea: Vas a aprender a ser valiente. —iQué dices? —pregunté Boni. —Vas a aprender a ser valiente —repitié Tigte—. He pensado que si luchamos contra tu cobardfa, algtin dia la vencerds. —iQuieres decir que me convertiré en un perro valiente? —pregunt6 Boni. —Si—dijo Tigre. Boni se puso triste y sacudié la cabeza. —No —dijo—. No lo creo. No daré resultado. —iClaro que st! —dijo Tigre—. Por lo menos inténtalo. Hazlo por mf, iquieres? —Esta bien —dijo Boni, pero no tenia muchas esperanzas. Y ademés, iqué tenia Tigre en mente? 1 hizo una mascara de gato. La méscara qued6 igual al gato Mauricio, el gato de la casa de al lado. Cuando Tigre se puso la mascara, Boni salié corriendo y pisote6 el pasto y el sembrado de hortalizas de su amo. 8 El gato Mauricio tenfa las garras més largas de todos los gatos de la manzana. —iEspera! —le grit6 Tigre a Boni—. Aain no hemos empezado. Entonces Boni regres muy despacio. —Pon atencién —dijo Tigre—. Haré como si fuera el gato Mauricio, pero sélo voy a fingir. Yo no soy el gato Mauricio, ide acuerdo? Antes de que Boni le contestara, Tigre ya se habfa puesto la mascara de nuevo. Sin embargo, Boni volvié a salir corriendo. iBoni! —grit Tigre—. (No te vayas! iRegresa! Tigre se quité la mascara y sacudié la cabeza. Boni se sintié muy avergonzado y regtes6 lentamente. No queria mirar a Tigre a los ojos. —iNo result6? —pregunté en voz baja. —No —dijo Tigre—. No resulté. —LY ahora? —pregunt6 Boni. —Ahora vamos a descansar —dijo Tigre—. Mirta llegard en cualquier momento y vamos a dar un paseo por el estanque. Mirta era la novia de Tigre. Boni y Tigre esperaron a Mirta durante un cuarto de hora. Tigre ya empezaba a preocuparse porque no podfa dejar de pensar en el gato Mauricio. Estaba muy asustado. —Lo mejor es que me vaya a buscar a Mirta —dijo—. iQuieres venir conmigo, Boni? Podrfamos dar un paseo los tres. Pero Boni no querfa. A él no le gustaba pasear porque les tenfa miedo a los gatos. Entonces sacudié la cabeza y dijo: —No, Tigre, gracias; ya es la hora de mi siesta. Prefiero quedarme aquf hasta que ustedes regresen. Y... Boni estaba muy indeciso. Qué? —dijo Tigre. ~Y si algo pasa —dijo Boni—, me llaman. Esta bien —dijo Tigre. -Hasta luego. Entonces Tigre doblé la esquina. ID) de que Tigre se fue, Boni se acosté en el prado. Luego certé los ojos y empez6 a roncar muy fuerte. Nadie se dio cuenta de que el gato Mauricio habfa estado escondido detras del arbol de manzanas mientras Boni y ‘Tigre hablaban. Lo haba visto y escuchado todo. Entonces sonrié satisfecho y se burl6 de que Boni fuera tan tonto y asustadizo. Habfa escuchado con mucho cuidado cuando Boni y Tigre hablaron sobre Mirta. Ya se habfa fijado en la deliciosa ratoncita, pero todavia no la habfa podido atrapar. Ella era muy lista y siempre se le % escapaba. Sin embargo, el gato Mauricio nunca se daba por vencido. Ja, ja», pens6, «Esta vez la atraparé. Ya rat6n presumido también». El gato se lami los labios y se desliz6 despacio hacia donde estaba Boni. Luego desaparecié por la misma esquina por la que Tigre se habfa ido. h, Hes que més le gusta a Boni es dormir In siesta. Se molesta mucho cuando alguien interrumpe su suefio. Se molesta especialmente cuando una de las moscas del jardin lo despierta. Entonces grufe, muestra los dientes y da manotadas para ‘trapar a la mosca. Cuando hace esto se ve como un perro muy feroz. Justo en ese momento vino una mosca zumbadora y se pard en la nariz de Boni. —Grrrr —gruiié Boni, pero era como, si la mosca no lo hubiera ofdo—. Grrrr —gruiié Boni de nuevo, pero la mosca atrevida siguid sentada. En ese momento Boni salté, mostré los dientes y dio un manotazo. Por supuesto, la mosca salié volando. Las moscas son siempre muy répidas, especialmente si las comparamos con un perro tan grande. —iAl diablo! —murmuré Boni. Estaba sofando con una & Uoliciosa salchicha. Tal vez $A sl me vuelvo a dormir, siga sofando con mi salchicha», pens6 Boni. Lo intent6, pero no le funciond. a «Bueno», pens6, «voy a ver si Tigre y Mirta ya regresaron de su paseo». Entonces se puso de pie y salié trotando. Pero cuando iba a voltear la esquina, vio al gato Mauricio. Bon no querfa encontrarse con el gato y por eso se devolvié y se encondié detras de la esquina, muy enojado. Entonces pensé: «{Qué buscaré ese tonto en el jardin de mi casa? (Qué estaré haciendo?» Boni miré con cuidado al gato y entonces vio algo terrible. El gato Mauricio tenfa atrapada a Mirta! Tigre Boni querfa salir corriendo, pero no podfa dejar a sus amigos en medio del peligro. Tigre era muy valiente, pero muy pequefio para pelear contra el gato. Boni era mas grande que el gato, pero estaba muy asustado. Tendré que pelear con el gato. No. Pelear no es la mejor solucién. Tal vez podamos llegar a un acuerdo. Le hablaré a Mauricio y le ofreceré mi comida de toda una semana...» Una larga semana sin comida... Esa no era una buena idea, pero tal vez era mejor que ponerse a pelear contra Mauricio. 8 Est bien», pensé. Se llen6 de valor y doblé la esquina. Hola —dijo Boni tratando de permanecer tranquilo—. Yo... yo queria pedirte que... sifueras tan amable de soltar a Mitta y.. iQué dices? —dijo el gato—. iEstés loco? iSabes cudnto tiempo he esperado este momento? No, no soltaré a la ratona. {Y si te regalo mi comida... la de toda una semana? —pregunt6 Boni. al —La comida de perro es mala y vieja, ¢ cambio, una deliciosa ratoncita... Mauricio se burl6 e hizo un gesto horrible. —No, perro. Ese no es un buen negocio. iOlvidalo! Boni no sabfa qué hacer. Mir6 a Tigre y Tigre pens6: «Si yo fuera tan grande como Bonifacio, este gato no s estaria burlando de mi». Pero Tigre no era tan grande como Bonifacio y Bonifacio era muy cobarde. Ya no hablemos més —dijo el gato—. Si no les importa, nosotros nos vamos. iNo! —grité Mirta. iNo! —grité Tigre—. iSuelta a Mirta! Sino lo haces... Si no lo hago, iqué? —dijo el gato. ‘Tigre mostr6 sus afiladas garras, pero Boni no dijo nada, Estaba muy a] confundido. Justo en ese momento aparecié una de las moscas zumbadoras. iQueria pararse en la nariz de Boni! iSdlo eso le faltaba! Grrr —gruiié Boni, pero la mosca no se movi6. Entonces Boni mostr6 los dientes y ladré. Luego manoteé y se pusd furioso. Cuando el gato vio esto, pensé que estaba perdido. Crey6 que el perro querfa agarrarlo con sus grandes dientes. Entonces, muy asustado, solt6 a Mirta y de un solo brinco salté por el muro del jardin. Bar segufa grufiendo, pero pronto se calmé pues la mosca ya se habfa ido. Las moscas son siempre muy répidas, especialmente si se las compara con un perro tan grande. —iBravo, Boni! —dijo Tigre—. Eso estuvo muy bien. —Si—dijo Mirta. —Pusiste en su sitio a ese gato tonto. —Mmmm, no lo sé... —dijo Boni tartamudeando. —iClaro que lo hiciste! —dijo Tigre—. estabas tan enojado, que hasta yo me asusté. —Si —dijo Mirta—. Estuviste maravilloso. Me salvaste la vida. —Te portaste como un leén —dijo ‘Tigre—., (Sabes una cosa, Boni? Creo que no vas a tener que seguir luchando para volverte valiente. —Mmm —dijo Boni. Boni estaba pensando si no serfa mejor contarles a Mirta y a Tigre lo que en verdad habfa pasado. 8| «iLes cuento?», pensaba Boni. Esa era una pregunta muy dificil. Mientras Boni encontraba la respuesta, escuché la voz de su amo. —iBoni! iBonifacio! {Dénde se habra metido ese perro? —Mmmm —dijo Boni—, me tengo que in Y salié corriendo a su casa. —iHasta luego, Boni! —gritaron Mirta y Tigre—. Y de nuevo, muchas gracias por todo. —No hay de qué —dijo Boni. Pero lo dijo tan bajo que no lo escucharon. Ahora... si Boni tenia suerte, su amo no veria el sembrado de hortalizas.

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