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INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOSOFICAS, Coleccidm: E1LoSoFtA CONTEMPORANEA Serie: ANTOLOGEAS TEOR[AS CONTEMPORANEAS DE LA JUSTIFICACION EPISTEMICA VOLUMEN 1 TEORIAS DE LA JUSTIFICACION EN LA EPISTEMOLOGIA ANALITICA Compilacién y textos introductorios: Claudia Lorena Garcia, Angeles Erafia y Patricia King Davalos S83 ENN UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOSOFICAS PROGRAMA DE MAESTRIA Y DOCTORADO EN FILOSOFIA, México 2013 p22 135 Teoriscontemporsneas del jusiieacionepistémica/ com: pilacin y textos introductorias: Claudia Lorena Garcia, KnglesErafa y Patria King Dévalos, ~ México: UNAM, Insiniro de Investigaciones Flséfics : Programa de Macsuray Doctorado en Flosofia, 2018, 474 p. —(Coleccién Filosofia Contemporinea, Serie An tologis) Contenido: v1. Teoras dela usifeacion en a epsterno login analtica ISBN 978-607-02-3614-3 1.Josificacin (Teoria del conocimieno). 1. Garcia, Cla dia Lorena, comp. I Eras, Angeles, comp. HI. King Déva tos, Paci, comp. TV. Sr. Cuidado del ein: Laura E Manrique Composcdn yformaci6n ipogrticn J Abeta Rarranén Gy Leonardo Catllo Mediza “Agradecemos al Posgrado en Filosofia de a Ciencia dela UNAM el apoyo financerootogado para la wadccién de los textos inlidos en esta antologi DR & 2015 Universidad Nacional Ausinoma de México Primera ediidn: 15 de febrero de 2015. Piohibidala reproducci teal o parcial por cualquier medio sina autorizacignesrita del tir de los derechos patrimoniaes INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOSOFICAS Ciudad Universitaria, Delegacibn Coyoacin, GP. 04510, Mexico, Distrito Federal “els: 5622 7487 y 8622 7504; fax: 5665 4991 Correo electrieo:Hbros@flosfiassanam.mx Pégina webs hupy/wwwlsoficas uname PROGRAMA DE MAESTRIA Y DOCTORADO EN FILOSOFIA Ciudad Universitaria, Dlegacién Coyoacin, CP. 04510, México, isto Federal “Tel: 5622 1820 ‘Todos los derechos reservados Impreso hecho en Mético ISBN 978-607-02-3614-3 INTRODUCCION GENERAL CLAUDIA LORENA Garcia Esta antologia, cuya publicacién hemos concebido en dos vo- Ihimenes, reine enseyos representativos de las corrientes filo- s6ficas mas sobresalientes en el dmbito de las teorias de la jus- tificacién epistémica de Ia segunda mitad del siglo Xx. El eje cen torno al cual gira la mayoria de estos ensayos es la pregunta sobre la mejor manera de entender el concepto de justificacién epistémica, es decir, el concepto normativo central del andlisis tripartito del conoc:miento y, por ende, uno de los ms impor- tantes de la epistemologia. Desde el Teeteto de Platén, el cono- cimiento se ha equiparado con la creencia verdadera justifica- da, Esto se conoce como “andlisis tripartito del conocimiento”; segtin este andlisis, afirmaciones de la forma "S sabe que p” (donde *S” refiere a un sujeto y “p” a una proposicién) son analizables, por lo menos parcialmente, de la siguiente mane- ra: $ sabe que p sélo si (1) “p” es verdadera; (2) $ cree que py (8) $ est epistemolégicamente justificado en creer que p+ ‘Los ensayos contenidos en esta antologia no sélo tocan la Jjustficaci6n epistémica, sino también otros temas fundamen- tales que competen a la teorfa del conocimiento: el papel que la verdad debe o no desempefiar en la epistemologia; la exis- tencia o no de criter‘os que todo epistemlogo debe aceptar al construir una explicacién filos6fica de conceptos epistémicos Edmund Getter escribié, en 1963, un ensayo ttulado "Is Justified True Relief Knowledge?" en e: cual argumenta que extas tres condiciones no son suficientes para la verdad de afirmaciones de la forma S sabe que p'. Re- cientement, algunos filsofos han negado que el concepto de conocimiento se pueda analzar en trminos de la nocign de justiicacién, y sstienen, en consecuencia, que en epistemologia esta nocién no tiene la importancia que la mayorsa de los epistemlogos le atribuyen. Véase, por ejemplo, laintrodie ibn del libro de Timothy Williamson, Knowledge and Is Limits (2000). 6 CLAUDIA LORENA GARCIA y, en caso de que existan, cudles son esos criterios; la necesi dad ono de que el epistemélogo proceda de manera a priori al abordar las preguntas que tradicionalmente le han preocupa- do, etcétera, Uno de los objetivos de esta antologia es presentar alos estu- diantes de filosoffa una buena parte de las teorfas de la justifica cin epistémica de los tiltimos cuarenta 0 cincuenta afios. Por sorprendente que parezca, pricticamente no existe ninguna an- tologia en nuestra lengua que inciuya alguno de estos ensayos originales que han marcado de manera crucial el rumbo de la epistemologia contemporénea y sus tendencias actuales. Esta amtologia pretende remediar estas carencias, increfbles y escan- dalosas, al publicar de manera conjunta en castellano una se- leccién de ensayos centrales sobre las teorias de la justficacion epistémica. ‘Hemos escogido los ensayos tomando en cuenta las siguien- tes consideraciones; primero, en la medida de lo posible, he- ‘mos buscado que sean claros, concisos, y accesibles a lectores con poco entrenamiento filos6fico, puesto que se trata de ofre- cer una introduccién de los temas epistemol6gicos antes mencio- nados a lectores no familiarizados con ellos. Segundo, hemos procurado incluir por lo menos un ensayo original y represen- tativo en defensa de cada una de las cortientes epistemolégi- cas aqui presentadas —el fundacionismo, el coherentismo, el fiabilismo, etc. y uno o més ensayos que éesarrollen de un ‘modo inteligible ¢ inteligente las objeciones més importantes, a esa corriente, Asf, para cada corriente que examinemos en cesta antologia habri, por una parte, un texto que la represente y la defienda; y, por otra, un texto que ofrezca una cri- tica bien argumentada de ella. Adicionalmente, cada secci6n correspondiente a cada una de esas corrientes— abre con una introducci6n, que explica de manera clara y concisa la historia de tal corriente, los principales problemas que intenta abor- dar, su ubjcaci6n dentro de la geografia general de la episte- mologia, lo que diferentes autores argumentan, las principales objeciones a que sus argumentos dan lugar, ¢ incluye una bi- bliografia complementaria que los lectores podran usar para profundizar en algunos de los temas y problemas tratados. INTRODU 1ON' GENERAL 1. Teorias de ta jusificacién en el siglo xx ‘Nuestra intencién ha sido reunir en dos voltimenes las corrien- tes epistemol6gicas sobre la justificacién, porque correspon- den a dos de las grandes tradiciones epistemologicas surgidas en el sigio XX, a partir de las criticas al positivism légico y de las reacciones a esas criticas: la epistemologia analitica y la epistemologia naturalizada, El primero de estos dos vokimenes contiene varias secciones, cada una dedicada a alguna de las principales corrientes epistemol6gicas de la tradicién analitica: el fundacionismo, el coherentismo, el fiabilismo, la discusién entre internismo y externismo, y la epistemologia de las vir tudes. El segundo volumen (atin en preparacién) se dedicaré a la epistemologia naturalizada y se ocupard de la propuesta original de W.V.O. Quine, el neopragmatismo, algunas teorias del equilibrio reflexivo, asi como otras discusiones que se en- marcan dentro de esta tradicion. La tradicion analitica es aquella que considera que la tarea de Ia epistemologia, y de la filosofia en general, es el an sis eaneaptuak deseubytr y sistematizar de manera a priori —n0 empirica— las verdades conceptuales constitutivas de nuestros conceptos més findamentales, como son conocimiento, justifi- cacion, verdad, significado, etc. Esta corriente flos6fica se con- solidé en algunos paises de habla inglesa durante la segunda mitad del siglo pasado, con la critica de Donald Davidson ala filosofia de Quine, quien en algiin momento defendié un empi- rismo radical que niega la posibilidad del conocimiento a pric ri~y, como consecuencia, la posibilidad de una epistemologia «a priori atacando la idea, aceptada de una manera otra por lk mayoria de los filésofos del pasado y del presente, de que bay un conocimiento cuya legitimacién epistémica no se basa en la evidencia empirica® Asi, una de las ideas que Quine rechaza es que la epistemologia, entendida como una disciplina filos6fica, deba dedicarse a la biisqueda de este tipo de conocimiento. Si hemos de estudiar el conocimiento mismo, dice Quine, esto deberd hacerse desde la perspectiva de una disciplina empirica como la psicologia. ® veanse principalmente los siguientes trabajos de Quine: “Two Dogmas of Empiricism” (1951), y su libro Word and Object (1960). 8 CLAUDIA LORENA GARCIA Asi, Quine y su propuesta de una epistemologia natural zada —es decir, de una epistemologia bésicamente empirica— ‘marcan la linea divisoria para los dos volimenes de la presente antologia: Las teorias de la justificacién en la epistemologia anali tica (vol. 1) y Epistemologias naturalizadas: racionalidad y justif- cacién epistémica (vol. 2). El segundo volumen de la antologia explorard la idea de una epistemologia naturalizada tal y como Quine la presents originalmente en su articulo “Epistemology Naturalized” (1969), y algunas de las criticas que epistemélo- {g0s analiticos en los afios ochenta le hicieron a esta propuesta En ese volumen inchuiremos algunas de las corrientes episte mol6gicas que aparecieron mas o menos simulténeamente y que, en diferentes sentidos aiin por aclarar, pueden ser con sideradas epistemologias naturalizadas: corrientes que surgieron de propuestas tanto de algunos epistemdlogos analiticos de- sencantados con la idea misma de una filosofia analitica, como de algunos estudiosos de la ciencia entrenados en la tradicién sociohistoricista, quienes, sin embargo, reaccionaron ante la la mentable propensién de esta tradicién a repudiar o ignorar temas propiamente cpistemolégicos relativos a la evaluacién epistémica, al origen de las normas epistémicas, y a su cam- po de aplicabilidad y justificacién, Las corrientes que presen- taremos en ese segundo volumen de la antologia incluyen el neopragmatismo,® y las teorias del equilibrio reflexivo, Hemos dejado fuera otra importante corriente dentro de la epistemo- logia naturalizada, a saber, la epistemologia evolucionista, por- que existe ya una antologia en castellano que cubre este tema de manera satisfactoria® A continuacién aparece una descripci6n breve pero concisa de las posiciones que se defienden en cada una de las secciones de las que se compone el primer volumen de la presente anto- Aunque no todo pragmatismo epistemolégico tiene que estar compro: ‘metido con la ide central de la epstemologfa naturalizda—Ia idea de que la flosofiay la epistemologia son disciplinas que no se diferencian de las cien= cas empiricas por el tipo de conocimsiento que producen, disciplinas que por ende, no deberfan presuponer la posibilidad de exstencia de un cone. ‘imiento @ priori las posiciones pragmatistas aqui examinadas son, todas cllas, epistemologias naturalizadas en este sentido, y por eso las ncluinos en elvolumen 9 de esta anologia, * Vease Martine y Olivé 1997. INTRODUCCION GENERAL 9 logia. Al principio de cada seccién se ofrece una descripcién mucho més Cctallada de las posiciones sostenidas en cada en: sayo y de los argumentos que se proponen en su defensa, y se complement con una bibliografia més amplia relativa al tema al que se dedica esa seccién 2. Teorias de ia justifcacién en la epistemologta analitica En este primer volumen de la antologfa incluimos cinco seccio- nes que se abocan a la discusi6n de teorias de la justificacién epistémica de los siguientes tipos: fundacionistas, coherentis- ‘as, fiabilistas, internistas y externistas, y teorias de la justifica- cin basadas en la nocién de virtud intelectual. 2.1. Teorfas fundacionistas de la justificacién epistémica La primera corriente que incluimos es el fundacionismo epistémi co, Fundacionistas epistémicos ha habido muchos, y de muchos tipos, a lo largo de la historia de Ia filosofia. Descartes, por ejemplo, era un fundacionista con respecto a nuestro conoc- micnto de lo que él llamaba las “verdades cternas c inmutables” Pej, las verdades de la matematica—. Por otra parte, algunos positivistas logicos se podrian considerar fundacionistas del conocimiento empirico, pues sostuvieron que todas muestras creencias empiricas se justifican por sus relactones con estar dos de aprehensién de datos sensoriales —ie., estados menta- les que no son creercias—. Ahora bien, a finales de los anos 1970 se formularon con més claridad las tesis esenciales a cual- quier posicién fandacionista, las cuales se distinguen de mane- ra precisa de las que no lo son. De acuerdo con esto, cualquier furdacionista epistémico sostiene que aunque algunas de nues tras creencias justificadas si derivan su justificacién de otras creencias, hay otras cuya justificaci6n proviene de su relacién con cosas que no son creencias. Las creencias que estén justifi cadas, pero no por ctras creencias sino por su relacién con estados mentales de otros tipos (eg, experiencias sensoriales), © por su relacién con ciertos hechos del mundo— se llaman creencias bésicas. El fundacionista argumenta que si no hubiera creencias bésicas, entonces no podria haber ninguna creencia Justificada. Asi, para el fundacionista, kay algunas creencias (ie, 10 CLAUDIA LORENA GARCIA las bdsicas) cuya juitificaciém no consiste en tener razones a favor de En Jos ensayos que aqui presentamos se defienden y se eriti- can algunas versiones de esta idea. Por ejemplo, William P. Ak ston caracteriza una versin del fundacionismo a la que llama “mfnimo" formulando las tesis que, segxin él, son necesarias y suficientes para ser considerado un fundacionista. Alston ar- gumenta —en contra de Frederick Will que ninguna otra tesis es necesaria para ser un fundacionista; en particular, afirma ‘que no es necesario sostener que las creencias basicas (0 inme- diatamente justificadas, como él las llama) sean incorregibles, infalibles o ciertas, algo que los positivistas légicos crefan y que se les criticé mucho. Segiin Alston (y segtin todos los fun- dacionistas que lo sucedieron), todo lo que se necesita para ser un fundacionista es sostener que existen ciertas creencias que derivan su justificacién de cosas que no sen creencias (ée., que hay creencias bésicas) y que el resto de las creencias que no son bésicas se justifican, directa 0 indirectamente, a partir de las creencias basicas. Fartiendo de esta caracterizacion muy general del fundacio- nismo, Laurence BorJour construye su critica a esta posicién sefialando que el problema central del fundacionista estriba en su incapacidad para responder de manera satisfactoria a la pregunta por la justificacion de las creencias basicas. Si se dice que las creencias basicas se justifican por ciertos estados men- tales que no son creencias pero que si som estados cognascitivos, entonces surge de nuevo la pregunta acerca de cémo es que se justifican ellos mismos =y no parece satisfactorio responder que no requieren justificacién aunque s{ pueden conferirla— Si, por otra parte, se dice que la justificacién de las creen- cias basicas se da en términos de ciertos estados mentales que no son estados cognoscitives, entonces no se plantea la pregunta por su justificacién, pero si la pregunta sobre cémo pueden, conferir justificaciOn a las creencias bisicas si no estén justi ficados ni son siquiera estados cognoscitivos. Finalmente, si el fundacionista sostiene que las creencias basicas se justifi- can por el tipo de relacién que tienen con hechos o sucesos no mentales entidades “externas” al sujeto—, entonces ten- drd que resolver todos los problemas que, segiin él, tiene el INTRODUCCION GENERAL uu externismo epistémico, problemas que explicaremos més ade- lant. 2.2. Teorfas coherentistas de la justificacién epistémica La critica de BonJour al fundacionismo esté muy orientada hacia Ia defensa de su propia posicién, que es coherentista ‘Al igual que con el fundacionismo, el coherentismo tiene una larga historia dentro de la filosofia —quiz4 no tan larga como la del fundacionismo pero igualmente venerable y alcanz6 una formulacién mds precisa y escueta en la segunda mitad del siglo Xx. Las objeciones més serias al coherentismo también se plantearon claramente por esos tiempos. Aqui inchuimos la impecable formulacién y defensa que Laurence BonJour hizo de un coherentismo de nuestras creencias empiricas, ast como las objeciones que algunos otros fil6sofos le han puesto a su teoria ‘Ahora bien, coherentistas son aquellas posiciones que argu ‘mentan que nuestras creencias sélo pueden justificarse a través, de sus relaciones de inferencia con otras creencias y, en itima instancia, de la coherencia de estas relaciones en nuestro si tema total de creencias. Asi caracterizado, el coherentismo se opone de manera directa al fundacionismo, por lo que las ob- Jeciones més agudas a éste suelen provenir de coherentistas, y viceversa. Asi, en oposicién al fundacionista, el coherentista ‘ree que la justificacién de cualquier creencia consise en tener ra:0- nes para esa creencia. En esta seccién incluimos un ensaso clave de Bonjour donde defiende su versién del coherentisimo en contra de algunas de las objeciones més serias que se le pueden, plantear. El coherentismo que él defiende es sistémico w holista, ya que sostiene que el objeto principal de la justificacién epis. témica no son las creencias particulares, sino el conjunto total de crencias que tiene un sujeto en un momento dado. Bonjour dice que un sistema total de creencias estar mas justificado cuanto mds coherente sea. Por otra parte, las creencias parti- culares del sujeto se justifican por su pertenencia a ese sistema y por las relaciones inferenciales particulares que sostenga con ‘otras creencias en el sistema. Las objeciones mis serias al coherentismo holista de Bor: ‘Jour son las siguientes: en primer lugar, que puede haber sis 12 CLAUDIA LORENA GARCIA temas de creencias empiricas muy justificados segiin su teoria, pero que no tienen nada que ver con la evidencia empirica, pues no es necesario que admitan insumos del mundo empi- rico, En segundo, no és necesario que un sistema de creen- cias empiticas muy justificado en el sentido coherentista sea, sin embargo, probablemente verdadero. La teoria de BonJour deja abierta la posibilidad de que existan sistemas de creen- cias empfricas muy justificados que, a pesar de ello, sean to- dos falsos. Para intentar responder a estas objeciones, BonJour propone lo que él llama “el requisito observacional”, el cual exige que, para ser un sistema de conocimiento empirico, un sistema de creencias muy coherente debe admitir una gran can- tidad de cteencias perceptuales. Por otra parte, el articulo de Fumerton incluido en esta sec- cin presenta otras objeciones al coherentismo epistémico que Bonjour no considera; por ejemplo, una objecién, derivada de Ia paradoja de la loterfa, en contra de la idea de BonJour (y de muchos coherentistas) de que la nocién de coherencia im- plica la nocién de consistencia légica. Seguin Fumerton, esta paradoja trae como consecuencia que un cujeto pueda tener dos creencias gemuinamente justificadas pero légicamente in- compatibles entre si. Si esto es asi, contintia Fumerton, enton- ces ninguna teoria de la justificacién epistémica —incluida la coherentista— puede ni debe exigir que, para que un sujeto tenga creencias justificadas, el conjunto de todas sus creencias, en ese momento sea légicamente consistente. 2.3. Teorias fiabilisias de la justificaci6n epistémica Otra posicién epistemolégica de peso que surgié mas 0 menos en la misma época y que hemos considerado en esta antologia es el iabitismo. No se puede decir que el fiabilismo tenga una historia previa dentro de la filosofia, antes de que el fil6sofo Al- vin Goldman la formulara en 1979. Tiene, si, algunos ancestros recientes en el siglo XX, en la epistemologia nomologicista que defendi6, por ejemplo, David Armstrong,® y en la teoria cau- sal del conocimiento que Goldman mismo sostuvo una década antes y que abandoné debido a las serias dificultades que plan- 5 Vease Armstrong, Belg, Truth, and Knowledge (1978). INTRODUGCION GENERAL 1B teaba.® El fiabilismo de Goldman sostiene que una creencia esti justificada cuando es el resultado causal de un proceso de produccién de creencias fiable ~por “proceso fiable”, Goldman entiende un “proceso que tiende a producir mds creencias ver- daderas que falsas"~. As, el fabilisino trae como consecuencia que un sujeto pueda tener creencias justificadas aun cuando no crea ni sepa que esas creencias suyas estén justificadas. Para el fiabilista, la justificacion de una creencia no necesariamente de pende de que tengomas 0 no razones para esa creencia; basta con que esa creenicia haya sido producida por un proceso fiable. Esta es una de las criticas mds serias que se le hacen al fiabilismo —y no sélo al fiabilismo, sino también, como veremos mds ade- lante, al externismo epistémico en general~. La tazén es que nuestro concepto de justificacién epistémica es tal que tener ‘una creencia justificada parece ser sinénimo de tener razones para la creencia en cuesti6n, y el fiabilismo aparentemente no puede incorporar esta connotacién importante en su teoria de la justificacién, Esta objecién al externismo se examina en la siguiente seccién dedicada al debate entre internistas y exter- Antes de pasar a ello, debemos hacer notar que existe otra objecién importante a un fiabilismo como el de Goldman, ob- |jecién a la que se ha dado por llamar “el problema de la ge- neralidad”.’ la fiabilidad, tal y como la conciben los fiablistas, es una propiedad de tipas de procesos, y no de procesos indi viduales, procesos caso 0 procesos instancia (token). Pero un proceso instancia ~es decir, una serie de sucesos particulares— pertenece a muchos diferentes tipas de procesos, los cuales pro- bablemente posean grados de fiabilidad muy diversos: unos son muy fiables, y otros muy poco fiables. Asi, una teorfa de la justificacién epistémica que afirme que la creencia de un sujeto ests justificada en cierto grado, cuando es resultado de un proceso de produccién de creencias fiable en ese grado, tiene que explicar qué tipo de proceso es aquel cuyo grado de fiabilidad determina el grado de justificacién de la creencia y al cual pertenece el proceso instancia que genera la creencia en Vase Goldman, “A Causal Theory of Knowing” (1967). " Riehard Feldman formulé por ver primera este problema en “Reliability and Justification” (1985). 4 CLAUDIA LORENA GARCIA. cuestién, Si no se hiciera esto, entonces la teorfa estaria radi calmente incompleta. Pero —contimia la objecién— no existe ninguna manera aceptable de especificar el tipo de proceso ef cuestién. Si esto es correcto, entonces el fiabilismo est con- denado irremediablemente a ser una teorfa incompleta y, por ende, inaceptable En “Como concebir la fiabilidad?”, Alston elabora una res- puesta a este problema que formula ast el tipo de proceso per- tinente ~aquel cuyo grado de fiabilidad determina la justifica- cidn de la creencia correspondiente— est dado por la funcidn psicolégica operativa, es decir, por la funcién que realmente lle va a cabo el mecanismo psicolégico responsable de la produc- Gin de la creencia en cuestién. Alston piensa, ademés, que cualquier solucisn al problema de la generalidad tiene que pe sar por la aceptacién de algiin tipo de realismo psicol6gico. En respuesta a esto, Conee y Feldman argumentan que no existe ninguna solucién aceptable para el problema de la gene- ralidad. En particular, en relacién con la propuesta de Alston, ellos dicen que ésta no muestra que exista un solo tipo de proceso psicoldgico pertinente para la justificacién (sino que simple mente lo asume), y argumentan que, para cada creencia, exis: ten numerosas funciones que corresponden a diferentes tipos de procesos psicolégicos (con distintos grados de fiabilidad) ‘que subyacen en la producci6n de Ia creencia. 2.4, Bl internisino y el externismo en las teorias de la justificacién epistémica Casi al mismo tiempo en que surgié el debate entre fundacio- nistas, coherentistas y fiabilistas, se abrié una discusién entre dos posiciones més generales: externismo e internismo. El fia- bilismo y algunas clases de fundacionismos son tipos de exter nismo, mientras que otros fundacionismos y el coherentismo son internistas. En epistemologia, un externisia sostiene que las condiciones que determinan si una creencia esta 0 no justifi- cada pueden incluir estados, procesos u objetos introspectiva- mente no accesibles al sujeto que tiene la creencia. Si supo- nemos, s6lo por el momento, que todos y exclusivamente los cstados mentales de un sujeto son introspectivamente accesi- bles a ese sujeto, de esto se sigue, para un externista, que las INTRODUGCION GENERAL 15 condiciones que determinan si la creencia de un sujeto esti © no epistémicamente justificada puedan entrafiar entidades que no son los estados mentales de ese sujeto —por ejemplo, relaciones con procesos u objetos “externos” al sujeto—. Ast, el fiabilismo de Goldman es una forma de externismo ~aunque no todo externismo es necesariamente fiabilista—, Sin embar- g0, al igual que el fiabilismo, todo externista es vulnerable a Ia objecién de que, de acuerdo con su teoria, un sujeto pue- de formarse creencias justificadas sin tener raz6n alguna para esas creencias y sin siquiera creer ni saber que estén justificadas todo lo que hace falta para que el sujeto tenga creencias justi- ficadas es que se den ciertas relaciones entre esas creencias ¥ el mundo~. En la seccién titulada “Internismo y externismo: :dos aspectos de la justificacién epistémica?” incliimos una revisiGn clara y concisa hecha por Hilary Kornblith de los argumentos y las objeciones que se han expuesto en torno a la discusion ‘entre internistas y externistas. Por una parte, algunos filésofos: sostienen que el externismo epistémico va en la direccién equi- vocada ya que no puede capturar las intuiciones centrales que subyacen en nuestro conecpto de justificacién epistémica asa ber, las intuiciones de que nuestras creencias justificadas son aquellas para las cuales tenemos razones ¥ a las cuales legamos siendo epistémicamente responsabes. Por otro lado, el internismo epistémico afirma la necesidad de que todas las condiciones que determinan si un sujeto esté (© no justificado sean introspectivamente accesibles al sujeto. Para el internista, un sujeto no puede tener justificacién para sostener una creencia a menos que tenga acceso introspectivo a esa justificacién —ie., un tipo de acceso que presuntamente tenemos respecto de todos y exclusivamente nuestros estados: mentales~. La idea de que tenemos un acceso epistémico a nuestros estados mentales especial y distinto del que tenemos 1 otro tipo de entidades en el mundo es en esencia lockeana es la idea segiin la cual basta reflexionar sobre nuestros esta dos mentales para saber si los tenemos o no. Bl internista exige que tengamos este tipo de acceso introspectivo a todas las con- diciones que justifican nuestras creencias. Esto, argumentan, Jos internistas, les permite capturar las intuiciones asociadas al concepto de justificacién epistémica, de acuerdo con las cuales 16 CLAUDIA LORENA GARCIA tuna creencia esta epistémicamente justificada cuando podemos. dar razones para ella y en tales circunstancias es, por ende, una creencia a la cual llegamos de manera responsable. Una objecién importante al internismo es que no puede mostrar que si una creencia est justificada (en‘el sentido in- ternista), entonces es probablemente verdadera. Otra objecién atractiva y complicada al mismo tiempo es la que articula Gold man en su ensayo contra el internismo incluido en esta seccién. En esencia, la objecién de Goldman sefiala que el internismo esta comprometido con una nocién regulativa de la justifica- cin segtin la cual decir que la creencia de un sujeto esté ju tificada epistémicamente equivale a decir que la creencia, asf como ciertas condiciones del estado cognoscitivo del sujeto cumplen con ciertas reglas justificadas de decisién epistémica; por ejemplo, regias para la adquisicién de creencias. Adicional- mente, el internista exige que, para poder tener creencias justi- ficadas, los sujetos tengan acceso introspectivo a estas reglas, y ‘que sepan que estén justificadas epistémicamente, Pero, independencia de cualguier otra cognicién —+ incorre. gibilidad + infalibilidad. En contraste con esto, yo dirfa que no se ha mostrado que el fundacionismo necesite ni el punto de partida ni cualquiera de los subsiguientes eslabones en Ia cadena. Podria parecer que “puede ser establecida con total inde- pendencia de otras afirmaciones” es justa y precisamente lo que hemos dicho que necesita el fundacionismo minimo de sus fundamentos. Sin embargo, existe una suti! pero altamen- te significativa diferencia entre “esté justificado sin depender de otras afirmaciones” y “puede ser esiablecida sin depender de otras afirmaciones”. Podrfa muy bien estar inmediatamente jus- tificado en creer, por ejemplo, que me siento deprimido, sin ser capaz de “establecerlo” (esto es, mastrar que es verdadero), ni dependiendo ni sin la dependencia de otras “afirmaciones”, De hecho, no es del todo claro qué podria contar como demos- traci6n; quizé cl candidato més fuerte seria mi demostracién de que estoy justificado en creer que me siento deprimido. Pero, por supuésto, hacer esto requiere una mayor sofisticacién con- ceptual y dialéctica de la que normalmente tendrfan quienes estén justificados en sostener tales creencias. En vista de eso, es una suerte que el fundacionismo minimo no exija que los sujetos sean capaces de mostrar que sus fundamentos tienen el estatus requerido, sino s6lo que silo tienen.® 81 que Will se incline por el requisito mds fuerte sin duda se vincula con el hecho de que él, junto con muchos otros fundacionistas, ncerpreta el argumento del regreso en términos de un regreso de mostrar la justficacién, GHA QUEDADO REFUTADO EL FUNDAGIONISMO? 45 En Ia cita anterior se dice que la capacidad de ser estable- cida sin depender de otras afirmaciones implica la “indepen dencia logica”. Quiz4 sea asi, pero sélo en el sentido en el que una contradiccién implica cualquier cosa. No veo qué sentido pueda darsele a mostrar 0 establecer que p sin aducir algu- nas bases g, no idénticas a p. Si cuando se me solicita mostrar que p simplemente reitero mi afirmacién de que p, queda cla To que no he mostrado que p; esto se sigue precisamente del concepto de mostrar. Aun si mi creencia se autojustifica, de modo que no haga falta nada aparte de esa creencia para que se justifique sostenerla, lo que se sigue de eso, si es que se si- gue algo relacionado con mostrar, es que no-hay necesidad de que muestre que f es verdadera; desde luego, no se sigue que puedo mostrar que p simplemente por afirmar que p. Asf, el requisito de que sea posible establecer que p sin depender de otras cogniciones es autocontradictorio. Y el requisito mas sensato que hemos considerado intrinseco al fundacionismo —que Ja afirmaci6n esté jusificada por algo que no sea su rela cién con otras cogniciones— no implica que dicha afirmacién sea “légicamente independiente de todas las otras cogniciones posibles". En realidad no queda del todo claro qué significa esto tiltimo, pero supongamos que su negacién entrafia lo que Will dice que entrafia, esto es, que otras cogniciones pueden servir de base. ¢Previene esto el supuesto fundamento de estar inmediatamente justificado? Will asi lo piensa. “Se dice que las afirmaciones se autojustifican s6lo cuando ellas mismas, y nin- guna otra afirmaci6n, pueden ofrecerse en su apoyo” (p. 201).” Sin embargo, no veo mérito en esto. Sostener que una creencia esté inmediatamente justificada no es més que decir que hay condiciones suficientes para su justificacién que no involueran ninguna otra creencia justificada de ese creyente, Esta condi- cién se podria satisfacer aun cuando el creyente tuviera otras en lugar de un regreso de extar justfiado, Véase mds adelante [final de la secci6n 3} (pp. 58-59). Oua dificultad con el argumento bajo consideracién es la incorrect ‘demtificacién de “inmediacamente justificado” (sin relacién con otras cogni ciones) y “autojustifiado". Dejaremos pasar esto por el momento, y volvere 103 2 ello cuando nos octpemos de Lehrer, en cuyo argumento cumple un papel importante 46 WILLIAM P. ALSTON creencias justificadas que pudieran servir como bases, La so- bredeterminacién es un fendmeno tanto epistémico como cau- sal. Lo que permite a una creencia servir como fundamento ¢s simplemente que no necesite otras creencias justificadas para estar ella misma justificada. Puede ser aceptada haya 0 no haya bases. Esté claro que Ia existencia de bases no impide que tenga ese estatus. En relacién con el siguiente eslabén de la cadera, supon- ‘go que si los fundamentos fueran “Iégicamente independien- tes” de otras afirmaciones de manera tal que no sean sus- ceptibles de justificacién mediata, de esto se seguirfa, por la misma raz6n, que no se podria mostrar que son erréneas so- bre la base de otras afirmaciones. Pero como ya hemos visto que no hay razones para atribuir lo primero a los fandamen- 10s, nos quedamos sin base para la atribucién de incorregib- lidad: Will, en otra parte, ofrece otros argumentos a favor de la incorregibilidad, pero involucran rasgos que van mds alld del fundacionismo minimo. Por ejemplo, “la incorregibilidad se deriva de colocar ciertas afirmaciones en la posicién de ini- clos fijos y absoluios en el proceso de justificaiGu” (p. 191). Si pedimos que la estructura de la justificacién tenga estabili- dad maxima, de verdad tendremos que excluir la pesibilidad de que cualquier fundamento pierda sus credenciales. Sin embar- go, todo lo que el fundacionismo minimo requiere es que las creencias mediatamente justificadas que una persona tiene en ‘un momento descansen (en ese momento) en ciertas creencias inmediatamente justificadas. Esto de ninguna manera implica {que el conjunto de creencias inmediatamente justiZcadas cam- bie de un momento a otro sélo por agregar nuevos miembros, ‘También se pueden descartar elementos, por ref:tacion o de alguna otra forma, Eso sélo significard que las creencias me- diatamente justificadas que dependfan de manera esencial de aquellas creencias transgresoras también seran descartadas, 8 Gj Lehrer. “Silas creencias basicas pudieran ser refetadas por creencias no bisicas, entonces todo lo justificado por las creencias bisicas podria ser *Autojustifcado” se usa cominmente de manera indiscriminad, para sbarcar en mayor o menor medida el terreno de Is justifcacién inmediata Leticer mismo, despues de insists en el requisito de que las creencasbaseas se “avtojustifiquen’,sefiala que “los emplrstas pfensan que ta experiencia puede gacantzar a verdad de as creencias bisica”(p. 78). Eso suena mucho ‘mis parecido (2). GHA QUEDADO REFUTADO EL FUNDAGIONISMO? 5 En. primer lugar, notemos que éste es un problema para cualquier teorfa epistemolégica, fundacionista 0 no, que haga uso del concepto de justificacién epistémica. A cualquier teoria epistemol6gica de ese tipo le corresponde especificar las bases de los principios que establezcan las condiciones para que las creencias de cierto tipo cuenten como justificadas. Creo que ‘una evaluacién seria de la situacién revelaria que ninguna teo- ria epistemoldgica ha tenido éxito notorio en esta tarea. Antes de usar tal exigencia como un arma en contra del fundacionis- mo, el critico deberia mostrarnos que la posicién que defiende ha hecho un mejor trabajo.'* En lugar de perder més tiempo en consideraciones legalistas acerca de la “carga de la prueba”, deseo volver a un punto de pertinencia més directa para mi interés de revelar las adiciones gratuitas heclias al fundacionismo minimo. Mi propia visién de cémo el fundacionismo (0 cualquier otra teoria epistemols gica) debe poner a prueba un principio de justificacién es que debe usar evidencia empirica para determinar si las creencias aprobadas segtin tal principio son fiables, esto es, que se puede confiar en que son (al menos usualmente) correctas. Sospecho que Lehrer, junto con la mayoria de mis lectores, reaccionaria a Io anterior sosteniendo que sean cuales sean los méritos de esta ropuesta para otras teorfas epistemol6gicas, ésta obviamente esté fuera del alcance del fundacionismo. Debido a que es par: te definitoria de esta posicién insistir en que un fundamento no depende de ninguna otra creencia para su justificacién, 2c6mo podria consentir el fundacionista el empleo de evidencia em- pirica para validar los fundamentos? Bueno, para ver cémo es posible lo anterior, tenemos que poner de manifiesto una dis- tincién cercana y andloga a la mencionada anteriormente entre €l que una creencia basica esté justificada y sea establecida {0 se muestre que esté justificada). La distincién en cuestion es ene (a) saber (estar justificado en creer) que estoy deprimido (cuan- do ésta es una creencia bésica), y (b) saber (estar justificado en creer) que sé (estoy justificado en creer) inmediatamente que estoy deprimido. Claramente es definitorio del fundacionismo sostener que (a) no depende de la justificacién de ninguna oa 4 No hay duda de que Lehrer considera que ha mostrado esto en la expo- siein de su postura en el capitulo 8. No puedo diseutir eso en este texto, WILLIAM P, ALSTON creencia, pero de ninguna manera es esencial al fundacionis- ‘mo negar que (b) si es dependiente. El fundacionismo minimo cstarfa comprometido con la segunda negacién sélo si no pu: digramos estar inmediatamente justificados en creer que p, sin estar también inmediatamente justificados en creer que se esta inmediatamente justificado en creer que p. Pero, épor qué st poner esto? Aun cuando la justificacién en el nivel més bajo waiga consigo necesariamenie la justificacién de la creencia de que uno esta justificado, de esto no se seguiria que la justifica- Gién de una creencia de nivel superior sea inmediata. Mas bien podrfa ser que estar justificado en creer que p autométicamen- te pone al sujeto en posesion de la evidencia que necesita para estar mediatamente justificado en creer que esta inmediatamen- te justificado en creer que p. En cualquier caso, épor qué supo- ner que estar justificado en creer que p trae consigo necesaria- mente estar justificado en creer que uno esté justificado de esa ‘manera? Pareceria que aquellos que no han alcanzado el nivel de reflexién epistemolégica no tienen justificacién para creer nada acerca de estar epistémicamente justificados. Y cuando efectivamente llegamos a estar justificados en aceptar alguna creencia epistémica de nivel superior, Zacaso no suele hacerse sobre la base del raciocinio? En particular, podria ser, como de hecho Lehrer lo sugiere, que tenga que formular algun prin- cipio general de justificacion y encontrar razones adecuadas para aceptarlo antes de que pueda llegar a estar justificado en creer que estoy inmediatamente justificado en creer que p. En este caso, quiz la evidencia empirica en favor de la fiabilidad de las creencias que satisfacen este principio sera la raz6n cru- cial en apoyo de tal principio.!8 1S En mi artieulo “Two Types of Foundationalism” (1976) explore las ds ferencias enize el fundacionismo minimo y un tipo de fundacionismo que pide, para cada ereencia bisica, que el aujeto también exté inmediatamente jjustfcado en creer que esté inmediatamente junificado en ereerla. En discusiones sobre findacionismo es muy comin establecer la posicién sélo para exigir I inmediata jusificacién © conocimiento en e! primer nivel, 1 luego deslizarse hacia el requisite mas fuerte. La formulacién de Will sobre ol fundacionismo citada lineas atris no incorpora ningiin requisto de que tuno tenga conocimiento inmediato del estatus epstémico de las “cogniciones primeras”. Sin embargo, lo encontramos diciendo cosas como ‘los primeros elementos del conocimient [...] euya validacin files6fiea come conocimien- €HA QUEDADO REFUTADO EL FUNDACIONISMO? 53 Regresemos al argumento de Lehrer segtin el cual el funda- Gionismo no puede proveer razones adecuadas para aceptar un principio que declare que las creencias concernientes a los es- tados de conciencia actuales estan inmediatamente justificadas de alguna manera, por ejemplo, que se autojustifican, Lo que conlleva el ultimo parrafo es que este argumento funcionara s6lo si Lehrer puede exciuir la posibilidad de que el fundacio- nista brinde apoyo empirico adecuado para tales principios. ¥ Lehrer sélo puede hacer lo anterior atribuyendo al fundacio- nismo la exigencia gratuita de que ademds de que las creencias basicas estén inmediatamente justificadas, se debe estar inme- diatamente justificado en tomarlas como inmediatamente jus. tificadas. Una vez més, el argumento obra sélo en contra de una posici6i que hace reivindicaciones innecesarias para ser un fundacionismo. En el nivel de las creencias no bisicas, el argumento de Lehrer procede de lo que él denomina “la doctrina fundamen- tal de las teorfas fundacionistas”, esto 5, que "Ia justificacién, ya sea la autojustificacién de las creencias basicas, o la justifica- i6n derivada de laa ereenciaa no bisicas, garantiza In verdad” (pp. 78-79). Cuando consideramos la justificaci6n de las creen- Cias no basicas que les da la evidencia, “la consecuencia que se sigue es que la evidencia nunca justifica completamente una creencia de manera tal que garantice la verdad de la creencia amenos que la probabilidad del enunciado sobre la base de la evidencia sea igual a 1” (p. 149). De hecho, podemos aplicar estas mismas consideraciones a las creencias basicas. “Si con- sideramos ahora la cuescién de qué probabilidad debe tener una creencia para estar autojustificada, un argumento andlo- go muestra que la creencia debe tener una probabilidad inicial de 1” (p. 150). ¥ esto implica que practicamente ninguna creen- cia contingente podria estar justificada. to tiene que ser susceptible de ser entendjda en completa independencia de Ia instinucion y el instrumento de evtica y evaluacién que It instituci6n pro: vee" (p. 160) y “un nive de eleraentos fundacionales en el conocimiento, euyo status como conocimiento no se pone en duda de ninguna manera especial” (p- 175). En estos slkimos pasajes, Will estd presentando el fundacionismo como si ste exigiera que el estrus gpistimico de los fundamentas pueda ser ‘conocido sin depender de otras cogniciones. 54 WILLIAM P. ALSTON Para cada funcién de probabilidad estrictamente coherente, nin- rin enunciado tiene una probabilidad inicial de 1 a menos que sea una verdad légica, y en lenguajes infinitos no habria una afirmacién no general que tenga una probabilidad inicial de 12 menos que sea una verdad ldgica. De ahi que, con excepcién de ciertas afirmaciones generales en lenguajes infinitos, las creen- cias bésicas completamente justificadas tendrian que estar res- tringidas a las verdades logicas, y las creencias no basicas com- pletamente justificadas estarian restringidas a las consecuencias logicas de las creencias bisicas completamente justficadas [...) Nos encontrariamos fuera del reino de Jo contingente, donde el escepticismo reinarfa de manera absoluta, (p. 151) No tendré tiempo de entrar en detalle sobre la manera en que Lehrer deriva estas conclusiones de la “doctrina funda mental". De nueva cuenta, tendré que limitarme a examinar si el argumento, en caso de ser vélido, afecta al fundacionis- mo minimo, Y aqui, esto se reduce a la pregunta de si el fun- dacionismo minimo sostiene que “la justificacién garantiza ta verdad” Por desgracia, no queda del todo claro qué es lo que esto si nifica. Una interpretacién natural serfa que la justificacién ne- cesita la verdad; que es imposible que una creencia justificada sea falsa, Eso es lo que parece que Lehrer sostiene inicialmen- te. Enel pérrafo en el cual introduce la “doctrina fundamental” afirma: “las creencias basicas son basicas porque no pueden ser falsas; su verdad esté garantizada”. Pero cuando, en el siguiente ‘capitulo, Lehrer llega a reconocer la posibilidad de que existan creencias bisicas corregibles, hace una analogfa entre la garan- tia epistémica de verdad y la garantfa de buen estado de un producto que ofrece un fabricante, y sefizla que en ninguno de los dos casos la existencia de la garantfa es incompatible con la ausencia de lo que esté garantizado (p. 102). éNo harfa esto que la “doctrina fundamental” fuera vacua? Cualguier concepcién (sensata) de justificacién conlleva al menos una presuncién fuerte de verdad, éno es acaso esa garantfa como la garantia de un fabricante? Parecerfa en este punto como si la *garan- tia de la verdad” se hubiera vuelto indistinguible de la “justi ficacién”. Sin embargo, en el capitulo 6, donde se plantea el argumento que estamos considerando, Lehrer parece haberse éHA QUEDADO REFUTADO EL FUNDACIONISMO? 55 movido hacia una concepcién intermedia entre “necesitar la verdad” y “conllevar una presuncién fuerte de verdad”, pero sin decirnos exactamente qué es esto. De hecho, la tinica pis- ta real que tenemos es la afirmacidn antes citada de que una creencia debe tener una probabilidad de 1 para que su justi- ficacién garantice su verdad. Quiz4 sea algo como esto: decir que la justificacién de una creencia garantiza su verdad signifi- ca que se acerca todo lo posible a la necesidad de verdad de la creencia. Pero sea ésta o no la manera precisa de formularla, esté claro que, aun cuando “Ia justificaci6n garantiza la verdad tiene consecuencias tanto para las creencias bisicas como para Jas no basicas presupuestas por Lehrer en el argumento pre- sente, esa doctrina no forma parte del fundacionismo mfnimo. Es muy posible que algunas creencias estén inmediatamente |justificadas y otras creencias estén mediatamente justificadas sobre la base de las primeras, sin que a ninguna de ellas se le atribuya una probabilidad de 1. Al menos no hay nada en las, nociones generales de justificacién mediata € inmediata que apoye tal requisito, Sin duda, entre mds alta sea la probabil dad, mayor seré la justificaci6n, pero 2por qué un fundacionista tendria que insistir en una justificacién maximamente fuerte: Qué hace que el fundacionismo, a diferencia de sus rivales, ne- cesite tal exigencia? El punto distintivo del fundacionismo es la estructura de la justificacién que establece, y esta estructura puede ser impuesia en justificaciones con diferentes grados de fuerza. Una vez més se ha confundido a un grupo de soldados rasos con el destacamento principal 3. Bl estatus del fundacionismo minimo Se podria conceder que el fundacionismo mfnimo no se ve afectado por las criticas que hemos estado discutiendo y aun asi sentir que esto es de poca importancia debido justamente a ‘que esa posicién es tan mfnima que ha perdido los rasgos que dan al fundacionismo sus contornos distintivos. Mi respuesta a lo anterior consiste simplemente en sefialar que cuando se formula el argumento principal a favor del fundacionismo, el argumento del regreso, en la vnica manera en que sirve de apoyo a esa posicidn, la versién que surge es precisamente lo 36 WILLIAM P, ALSTON que he denominado fundacionismo minimo. El argumento del regreso se podria formular como sigue: Supongamos que estamos tratando de determinar si §esté mediats- ‘mente justficado en creer que p. Para esr justiicado de esta mane- TS tiene que estar justficado en creer algunas otras proposiciones gun... que se relacionan apropiadamente con p (para constituir ba decadas para p), Digamos que hemos identifiado un conjunto de esas proposiciones cada una de las cuales S cree. Asi, S ex justi ado en creer que p solo # esta justiticado en creer cada una de esas proposiciones. Y para cada una de extas proposiciones q,1,... que Sino esta inmediatamentejusticado en creer, él esa justificado en creerla solo si esta jusificado en creer algunas otras proposiciones que se relacionan adecuadamente con ella. Para cada una de estas titinas proposiciones. ; “Asi el imento de dar una respuesta defiitiva ala pregunta original nos lleva a construir una estructura arborea mis o menos extensa, fn fa cual la creencia original y cada una de las supuestas creencias ‘mediatamente justificadas forman wn nodo del cual se derivan una 0 ras ramas, de manera tal que cada rama es parte de alguna rama que sale de la creencia original. La pregunta es ahora: équé forma debe asumir la estructura de justificacion para que S este mediatamente jstfcado en creer que #? Las sighientes som las formas concebibles para una rama determinada (A) TTermina en una creencia inmediatamente justificada, (B) Termina en una creencia injustificada. (C) La creencia de que p ocurre en algin punto (posterior a su borigen), de modo que la rama forma un cireulo. (D) La rama continta infinitamente. Por supuesto, algunas ramas podrian adoptar cierta forma y otras una diferente, Bl argumento es que la creencia original estard mediatamente jus tificada sélo si cada rama adopta la forma (A). Se argumentars, de manera positiva, que con esta forma se satisface la condicién necesa ria pertinente para que la creencia original esté mediatamente justi ficada; y, de manera negativa, se argumentara que si cualquier rama adopta cualquier otra forma no se satisfard esa condicién, (A) Cuando cada rama tiene la forma A, esta condicién necesaria se satisface para cada creencia en la estructura. Debido a que cada AHA QUEDADO REFUTADO EL FUNDACIONISMO? 57 rama termina en une creencia inmediatamente justificada sin la necesidad de creencias justificadas adicionales, el regreso se de- tiene una vez recorrida cada rama. Por lo canto, Ia justificacién se transfiere alo largo de cada rama has-c volver a la creencia original (B) Para cualquier rama con la forma B, ningun elemento, incluyen- do la creencia original, esta justificado, por lo menos en esta estructura, Debido a que el punto final no esta justificado, el ‘elemento previo, el cual esta justficado sélo si el punto final lo esti, no estf justificado. Como no esté justificado, su predece sor, el cual esti justificado sélo siel punto final lo est, tampoco sta justficado, y asi sucesivamente, retrocediendo a la creencia, cxiginal, la cual, por lo tanto, no esté ella misma justficada, (©) Cuando tenemos una rama que forma un circulo cerrado, nue- vamente nada en exa -ama, incluyendo el origen, est justificado, cen la medida en que su justificacién depende de esta estructura arbérea. Pues lo que la rama “dice” es que la creencia de que P estd justificada s6lo si la creencia de que r esté justificada, ¥ esa creencia esti justificada sélo si..., v lz creencia que estd justo antes de cerrar el circulo esta justificada s6lo sila creencia de que’p esta Justficada. Asi, lo que esta caciena de condiciones necesarias sostiene es que la creencia de que p esti justificada s6lo si la creencia de que p esti justificada, Lo anterior es co- rrecto, pero insuficiente ya que deja sin resciver la cuestién de sila creencia de que p es justificada, (D) Si hay una rama sin ningiin punto final, eso significa que in- dependientemente de cuzin lejos extendamos la rama, el dltimo elemento seguira siendo una creencia que esté mediatamente Justificada sies que Ic esti. Asi, hasta donde esta eseructura con- tintia, sea cual sea el lugar en que dejemes de agregar elemen- tos, no se habré mostrado que se satisface la condicién necesaria pertinente para la justificacién mediata de la creencia original. De este modo, la estructura nunca muestra que la creencia oti ginal est mediatamente justificada, Por lo tanto, la creencia original ests mediatamente justificada sélo si toda rama en la estructura arbérea termina en una creencia inme- diatamente justificada. De af que, cada creencia mediatamente jus- tificada se sine en la base de una estructura (més © menos) arbérea cde multiples ramas en cada una de cuyas puntas se encuentra una creencia inmediatamente justticada, 58 WILLIAM P, ALSTON No estoy sosteniendo que este argumento sea conclusivo; creo que est expuesto a objeciones de las que no podré ocuparme en el presente texto. Sin embargo, lo que sf pienso se que brin- da un apoyo al fundacionismo considerablemente més fuerte que otros argumentos del regreso. Ademés, es evidente que ofrece como resultado, en el mejor de los casos, un fundacio- nismo minimo. Todo lo que se necesita para evitar las tres al- ternativas consideradas inaceptables por el aigumento es una creencia en la punta de cada rama que de hecho esté inmedia- tamente justificada. Estas creencias no tienen por qué ser inco- rregibles,infalibles o indubitables para gjercer su funcién. Su justificaci6n no tiene por qué “garantizar” su verdad en algiin sentido que vaya més allé de simplemente estar justificadas. No tienen por qué no ser susceptibles de justificacién mediata, Ni siquiera tienen por qué ser verdaderas, aunque, si en general fueran falsas, la estructura a la que dan apoyo seria de poco interés. Su ocurrencia puede depender de varias condiciones externas, No necesitan autojustificarse, en sentido estricto, @ diferencia de otros modos de justificacién directa. Tampoco cs necesario que el creyente pueda mostrar que estan inme- diatamente justificadas; ni mucho menos es necesario que el creyente inmediatamente sepa que estan inmediatamente justi ficadas. Todo lo que se necesita para satisfacer las exigencias del argumento es que una creencia que estd inmediatamente Jjustificada de un modo u otro termine cada cadena de justi- ficaciGn mediata. Dado que el fundacionismo minimo garan- tiza lo anterior, dificilmente puede sostenerse que carezca de la fuerza epistemol6gica distintiva que caracteriza al fundacio- nismo. Por los limites de este texto, no puedo defender aqui apro- piadamente mi afirmacién de que el argumento del regreso, tal como lo acabo de formular, sea la tinica versién que apoya cualquier forma de fundacionismo, puesto que hacerlo supon- dria examinar todos los argumentos. Sin embargo, diré algo acerca de una versién que frecuentemente encontramos tanto entre amigos como entre enemigos del fundacionismo, inclui- dos Will y Lehrer. fsta es la versidn que, haciendo caso omiso de las “letras pequefias”, difiere de la anterior solamente por su interés en mastrar la justificacién més que en estar justifca éHA QUEDADO REFUTADO EL FUNDACIONISMO? 59. do} En esta segunda versién, el argumento dice que si empe- zamos con una creencia mediatamente justificada y procede- ‘mos a mostrar que esté justificada mencionando sus bases, y luego mostrando que estin justificadas, y asf sucesivamente. .., entonces nuevamente la tinica alternativa a la circularidad, al regreso al infinito o a terminar en algo que se muestre que no cesta justificado, es llegar, a lo largo de cada ramal de justifi- cacidn, a alguna creencia que se pueda mastrar que esta justi ficada de una manera que no suponga aducir otras creencias. Esta forma del argumento tierie de hecho una conclusién mar- cadamente mds fuerte que ¢l fundacionismo minimo, pero, por desgracia como se sefial6 paginas atrés en relacién con otro Punto, esta conclusidn es 16gicamente incoherente. Es concep. tualmente imposible mostrar que una creencia esta justficada, © mostrar alguna otra cosa, sin sefialar las proposiciones que consideramos que estamos justificados en creer. De ahf que esta forma de argumento no apoye ninguna forma de funda- cionismo ni ninguna otra posicién. 4. Conetusion Mi propésito en este trabajo no ha sido defender el fundacio- nismo mfnimo, De hecho, creo que hay fuertes objeciones para cualquier forma de fundacionismo, y pienso que algin tipo de tcoria coherentista o contextualista proveerd una orientacién general mas adecuada en la epistemologia. Will y Lehrer tienen ‘el mérito de haber ofrecido, cada uno a su manera, importan- tes aportaciones en cuanto a cémo desarrollar una epistemo- logia no fundacionista. No obstante, para poder descartar con éxito el fundacionismo, se tiene que atacar su forma mis de- fendible y no su forma més vulnerable. Aunque Will y Lehrer revelan debilidades en formas histricamente importantes del fundacionismo, mi propdsito en este articulo ha sido mostrar que sus argumentos dejan incélume la forma mas modesta ¥ "Por la ambigiedad sefalada en Ia nota 4, no suele quedar claro cud de las versiones se esti exponiendo. Sin embargo, los dos autores que aqui ‘nos interesan se ocupan, de modo inconfundible, de la segunda version. De hecho, Will disingue explicitamente estas versiones (p. 178), y sus exitieas se divigen claramente en contra de la segunda versin (pp. 188-184). Para la dliscusién de Lehrer, éanse las pp. 15-16 y pp. 60 WILLIAM P. ALSTON menos vulnerable del fundacionismo, a la que he denominado “fundacionismo minimo” —forma a la que se aproximan ver. siones contempordneas més prominentes de esta posicién~. Seria deseable que los interesados en despejar el camino para tuna epistemologia sin fandamentos apuntaran sus armas criti: cae cdner os fundaconistas inde modesto y uidadosos como Chisholm, Danto y Quinton. [Tradwecién de Jonatan Garcia Campos] BIBLIOGRAFIA [Aixon, WE, 1976, “Two Types of Foundatinalsm’, The Journal of ‘inp cel 73, 00.7, pp. 105-18. caahelur RNL 1965, Thay Kaowlde,Prenice Hal, iglewood cir Dan A.C, 1968, Anal Pils of Kroae, Canbriige Uni wert Pree, Cambridge a LetrerK- 1074, Kraul, Clarendon Pres, Oxi Me Gi Teite Ptphica! Sad, Reed and Kegan Fu onde " 1obb, "The Nace and Realty of Objects of Perception’, en Moore 1932, pp. 81-26 aaa, The Refatation of Kes, en Moore 18883, pp. = 30. Quinton, A.M., 1973, The Nature of Things, Routledge and Kegan Paul, Londres, Ruscell, B., 1912, The Problems of Philosophy, T. Butterworth, Londres (Home University Library of Modern Knowledge, 40). 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La primera creencia es perceptual, fundada directa: mente en lo que escucho. La segunda es inferencial, basada no en lo que percibo, sino en lo que creo: mi creencia de que esti llovienda expresa una premisa para mi creencia de que los cojines se empaparan. Existen muchas creencias de los dos tipos. La pereepeién es una fuente constante de creencias; y, de las creencias que tenemos a través de la percepcién, muchas surgen por inferen- cia. Estas tiltimas, las creencias inferenciales, se basan entonces en las primeras, las creencias perceptuales. Cuando veo la luz de un faro que entra por mi ventana y de inmediato creo, de modo perceptual, que hay una luz brillante que se mueve alli afuera, sobre la base de esa creencia, podria llegar a creer, in- ferencialmente, que un automévil vir6 hacia mi entrada, A su vez, a partir de esta proposicién yo: podrfa inferir que el tim- bre de mi casa esté a punto de sonar, y a partir de eso podria seguir infiriendo més proposiciones. En el supuesto admisible de que conocimiento implica creencia, lo mismo se aplica al conocimiento: mucho de éste se basa en la percepci6n, y mu- cho de él es inferencial.! No existe un limite definitivo para la No es indiscutible que conocer wna propesicién implique creer, pero Ja mayoria de los epistemélogos admiten la implicacién. Para una defensa de ‘statin, véanse, por ejemplo, Harman 1973, y Audi 1988b, 2 ROBERT AUDI cantidad de inferencias que puede uno obtener en dicha ca- dena, y la gente difiere en el niimero que tiende a obtener Sin embargo, épodria ser que, a pesar de la aparente obviedad de estos planteamientos, realmente no hays creencia 0 cono- cimiento no inferencial, ni siquiera en los casos perceptuales? éPodria toda creencia estar basada en algune otra, y ninguna creencia simplemente estar fundada en la percepcién? Si la in- ferencia puede llevarnos hacia adelante indefinidamente mas alld de las creencias perceptuales, épor qué nc podria llevarnos indefinidamente hacia atrés a partir de éstas? Para ver cémo podria darse esto, debemos considerar de manera més siste- matica cémo surgen las creencias, qué las justifica, y cudndo estan lo suficientemente bien sustentadas como para constituir conocimiento. 1. Las fuentes de la creencia y del conocimiento Imaginemos que cuando la lluvia comenzé yo no hubiera con- fiado en mis ofdos. Podria entonces haber creido solamente que habia un sonido de golpeteo, y s6lo sobre esa base, y des- pués de considerar la situacién, haber llegaco a creer que es- taba lloviendo, Sin embargo, no necesitarnos detenernos aqui, pues supSngase que no confio para nada en mi sentido del ofdo. Podria sélo entonces creer que me parsce que hay un golpeteo, y sélo sobre esa base creer qué existe dicho sonido. Muy bien, podriamos decir, pero sin duda este no puede ir ms lejos, y de hecho ni siquiera hay necesidad de legar has- ta aqui. Pero, épodemos ir mds lejos? ¢Qué razén te6rica existe para detenernas? No ‘és como si tuviésemos que articular to das nuestras creencias. Poco de lo que creemios se encuentra alguna vez ante nuestra mente expresindose internamente. De hecho, tal vez podamos tener un niimero infinito de creencias, ‘como algunos piensan que las tenemos cuando se trata'de la aritmética: se dice que creemos cosas como que dos es mayor que uno, y que tres es mayor que dos, y asf sucesivamente. Otra posibilidad es un circulo cognitivo: creemos que p sobre Ja base de q, q sobre la base de 7, y asf sucesivamente hasta 2 Véase, por ejemplo, Foley 1979. He criticado la idea sobre Ta creencia infinia en Audt 1982, EL FUNDACIONISMO CONTEMPORANEO 63 que llegamos a una proposicién, digamos z, la cual creemos sobre la base de p. El debate sobre estos temas contintia tanto en filosofia de la mente como en epistemologia. En filosofia de la mente, el asunto es si el sistema cognitivo de una persona puede soportar un conjunto infinito de ereencias o una cade- na cognitiva circular; en epistemologia, la pregunta principal es si, aun cuando se pudiera, éayudarfa esto a explicar el cono cimiento o la justificacién? La posicién epistemol6gica relacionada con Ia idea de que aun cuando pudiera haber cadenas de creencias circulares 0 infinitas, éstas no podrian ser fuentes de conocimiento 0 jus- Lificaci6n, es el fundacionismo. El fundacionismo es una idea arraigada y destacada de Ia epistemologia; pero a pesar de la gran atencién que recibié en las décadas de 1970 y 1980, po- cas veces se ha formulado en detalle y contintia siendo bastante incomprendido. Se le llama fundacionismo porque considera que el conocimiento ~y de hecho la creencia justificada, a la que comiinmente se considera una parte muy importante del conocimiento— sélo es posible a través de las cveencias junda- cionales. Estas creencias te conciben como no infercneiales tal como lo son las creencias perceptuales: basadas en la experien- cia, mas que en la inferencia. La idea subyacente es en parte la siguiente: si el conocimiento o la creencia justificada surge a través de la inferencia, entonces se requiere la creencia de al menos una premisa, y esa creencia puede producir el conoci- miento o la creencia justificada en una proposicién que se in- fiera de la premisa s6lo sila creencia premisa es ella misma un caso de conocimiento, 0 al menos esta justificada. No obstante, sila creencia premisa esta justificada, debe estarlo en virtud de algo —de 1o contrario, estarfa autojustificada y, por consiguien te, seria, después de todo, un tipo de creencia fundacionista~. ‘Sin embargo, si la experiencia no puede servir para justificar- Ja, entonces la creencia debe derivar su justificacién todavia de otro conjunto de premisas, y €l problema surge de nuevo: ‘qué €3 lo que justifica a ese conjunto? 5 Para darse una idea de esta incomprensién, véanse, por ejemplo, Alston 1976, y mi ariculo Audi 19882, Este ensayo, como lor mencionados, busca formularel fundacionismo de una manera que concuerde con planteamientos contempordneos aceptables de latradicin fundacionista, 64 ROBERT AUDI ‘A la luz de dichas observaciones, el fundacionista concluye que si—como el sentido comtin nos hace desde luego suponer— algunas de nuestras creencias estén justificadas 0 constituyen conocimiento, entonces algunas de nuestras creencias estén justificadas 0 constituyen conocimiento, simplemente porque (de cierto modo) surgen de la experiencia, Si interpretamos la experiencia de manera suficientemente general como para in- cluir la reflexidn légica y la intuici6n racional, entonces parece que existen al menos cuatro fuentes bésicas de conocimiento y creencia justificada. La percepcién es una fuente empfrica; la conciencia es otra y fundamenta, por ejemplo, mi conocimien- to de que estoy pensando en la estructura de la justificacién; la reflexidn es incluso otra y es, por ejemplo, la base de mi creencia justificada de que si una persona A es mayor que B y Bes mayor que C, entonces A es mayor que C. ¥ también la memoria es otra fuente porque yo puedo estar justificado en creer que, digamos, dejé la luz encendida simplemente en virtud de la sensacién de recordar haberlo hecho.* Especialmente en los casos perceptuales, el fundacionista tiende a considerar la experiencia como un espejo de Ia n>- turaleza.> A los fundacionistas esto les parece una buena me- tafora porque sugiere al menos dos cuestiones importantes: la primera, que algunas experiencias son producto de estados ex- ternos del mundo, en algin sentido como cuando Ja luz pro- duce imagenes especulares; y la segunda, que (normalmente) las experiencias de cierta forma corresponden a sus causas; Por ejemplo, en el color y la forma que percibo en mi campo vi sual.® Sime quiero concentrar en una creencia perceptual a la ‘4 Nétese que la memoria es diferente de las otras tres en lo siguiente: apa rentemente no es una fuente bésica de conocimiento, como fo es de jusifica én; ie, no podemos saber algo de memoria a menos que hayamos legedo @ faberlo de alguna otra forma, por ejemplo, mediante la percepcién. Discuto futon el capitulo 2 de Audi 19886, Cfr.Ginet 1975, y Pappas 1987. n Philosophy and the Mirror of Nature (1978), Richard Rorty critica am pliamente la idea de que dicha experiencia es un espejo de la naturaleza. Sin Embargo, tiene en mente wna versién cartesiana del fundacionismo, que no ela nia yentrafia caracteristicas del espejo" que no tienen que ver com los ‘usar suptestos en este ensayo, “Esto no implica que existan abjear en el eampo visual que tengan sus pro pios eolores y formas fenoménicos; la cueston es slo que hay un sentido en EL FUNDACIONISMO CONTEMPORANEO 65 ‘vez, podria pensar en el modelo de un termémetro; éste pro- pone las conexiones causales que se acaban de esbozar, pero también, y tal vez més que la metéfora del espejo, respuestas {fiables a] mundo externo.” Desde esta perspectiva de las res ‘puestas causales, considerar las creencias perceptuales como inferenciales es, en el mejor de los casos, artificial: éstas no se forman, por inferencia, a partir de algo mas que se cree, sino que reflejan directamente los objetos y los sucesos que las causan, De modo que, para evaluar el fundacionismo, debe- mos considerar si todo el conocimiento y todas las creencias Justificadas podrian surgir de un regreso o de un citculo, o si algunas deben ser no inferenciales y en ese sentido fundacio- nales, como las que se originan en la experiencia que refleja la realidad. Porque incluso un circulo finito puede generar un regreso infinito al rotar repetidamente en torno a sf mismo, a esto se le lama “el problema epistémico del regreso”. El funda- cionista lo ‘utiliza para producir un argumento a su favor. De ese argumento me ocuparé a continuacién, 2. El argumento epistémico del regreso Comencemos por formular més claramente el problema del regreso, y a continuacién procedamos a plantear el argumento del regreso que los fundacionistas proponen como una solu- cién parcial al problema.’ En primer lugar, supongamos que tengo conocimiento, aunque s6lo sea de algo tan simple como el que las experiencia caracterizadas por el color yla forma (coma sea que esto =a) represen os colores ys format aprentemenegemphicadas "ste modelo ge le atribuye a DM. Armstrong. Véase especialmente Arms. teong 1973, Su weorfa de la justifeacion y el conocimiento es fahilsta porque considera que ambes pueden analizarse en términas de que se producen me. diante procesos fables o se austentan en ellos (como la produccién de una creencia tact), aquellos que (normalmente) generan masa menudo creencias vverdaderas que falsas. Bl fundacionismo puede ser fabiltta, pero no necesita, serio, y este trabajo intenta ser neutral en cuanto a laelecein entre las con: cepciones ibilstas cinternistas. He esborado sucintamente el internismo en ‘Audi 1998, ye determinado laimportancia de la controversia entre estos dos tipos de teoria en Audi 19884, Para una discusién més extenss, véanse Moser 1989, y Chisholm 1989, Esta seccién est inspirada en Audi 1988c 66 ROBERT AUDI que hay un golpeteo fuera de mi ventana. éPodria todo mi co: nocimiento ser inferencial? Imaginemos que esto es posible en virtud de un regreso epistémico infinito -a grandes rasgos, una serie infinita de conocimientos, cada uno basado (inferen- cialmente) en el siguiente. Asumamos simplemente que una creencia que constituye conocimiento inferencial esta basada en el conocimiento de alguna otra proposicién, 0 al menos en otra creencia de otra proposicién; el otto conocimiento o creencia podria estar basado en el conocimiento todavia de algo més, 0 en la creencia de ese algo mis, y asf sucesivamen- te. Llamemos a esta secuencia cadena epistémica; ésta es simple- mente una cadena de creencias, en la que, al menos la primera creencia constituye conocimiento, y cada creencia se conecta con la anterior por basarse en ella. La perspectiva estandar se- ala que s6lo existen cuatro tipos de cadenas: una cadena epi témica podrfa ser infinita o circular, por lo tanto, en cualquiera de los dos casos interminable y, en ese sentido, regresiva; en tercer lugar, podria terminar con una creencia que no es cono- cimiento; y, por tiltimo, podria finalizar con una creencia que constituye conocimiento directa, EI problema epistémico del regreso sirve principalmente para evaluar estas cadenas como posibles fuentes (o al menos como portadoras) de conocimien- 10 0 justificacién. La respuesta del fundacionista al problema del regreso con siste en ofrecer un argumento de regreso que favorezca la cuar~ ta posibilidad como la tinica opcién genuina. La mejor formu: lacién del argumento es la siguiente: (1) Sialguien tiene algiin conocimiento, éste ocurre en una cadena epistémica (posiblemente incluya el caso especial de un eslabon tinico, tal como una creencia perceptual © a priori, el cual constituye conocimiento en virtud de estar directamente apoyado en la experiencia o en la razén). (2) Los iinicos tipos posibles de cadenas epistémicas son Jos cuatro tipos mutuamente excluyentes que acabo de esbozar. (3) Elconocimiento s6lo puede suceder en el iltimo tipo de cadena: EL FUNDACIONISMO CONTEMPORANEO 67 (4) Por lo tanto, si alguien posee algin conocimiento, esa persona posee un conocimiento directo? Hacen falta algunas aclaraciones preliminares antes de evaluar este argumento. En primer lugar, la conclusién, al ser condicio: nal, no presupone que haya algtin conocimiento. Esto mantiene Ja neutralidad con respecto al escepticismo, como correspon de, porque el tema tiene que ver con necesidades conceptuales para poseer el conocimiento. El argumento tendria trascenden- cia existencial, y asf no serfa meramente conceptual, si supusie- ra que hay conocimiento y, por consiguiente, que existe al me- nos alguien que conoce. En segundo, considero que la primera linea del argumento implica que el conocimiento inferencial depende de por lo menos una cadena epistémica debido a su condicién de conocimiento. Considero, entonces, que el argu mento implica la conclusién adicional de que cualquier conoci miento inferencial que tengamos presenta dependencia epistémi: ca (inferencial) de alguna conexi6n inferencial adecuada, por medio de alguna cadena epistémica, con algin conocimiento nna inferencial que tengamas Por lo tanto, el argumento mues- tra no s6lo que si existe conocimiento inferencial, hay conoci- miento no inferencial, sino también que si hay conocimiento inferencial, ese mismo conocimiento se ruede rastrear hasta al- sxin conocimiento no inferencial que sea su fundamento. El segundo punto sugiere un tercero: si dos cadenas episté- micas deben intersecarse, como cuando una creencia de que p se basa de manera fundacionista en la experiencia y, ademas, es parte de una cadena circular, entonces si la creencia es co nocimiento, ese conocimiento sucede s6lo en la primera cade- rna, aunque el conocimiento en cuanto creencia pertenerca a am- 9 Et locus clasicus de este argumento es Analitics segundos, lbco H. Pero s bien la version de Arstdteles concuerda con la dada aqui en la medida en que su conclusin principal es que "no toda ciencia es demostrativa’, él arabién dice que el regreso debe terminar: “en algiin momento se han de saber las cosas inmediatas, y éstas necesariamente serdn indemostrables” (72b en tanto que yo sostengo que el conocimiento directo no tiene que ser inde rostrable. Podria haber premisas apropiadas: fa creencia fundamenta! de S simplemente no esta basada en elas (también cuestiono la validez de ‘a inte rencia en la segunda cita, sin embargo sospecho que AristSteles tenia rszones independientes para su conclusién), 68 ROBERT AUDI bas cadenas. Entonces el conocimiento no sucede en una cade- na simplemente porque la creencia que lo constituye lo haga. Cuarto, el argumento tiene que ver con la estructura, no con el contenido, de un cuerpo de conocimiento y de sus cade- nas epistémicas constituyentes. En consecuencia, el argumento puede utilizarse sin importar los supuestos elementos de cono- ‘cimiemto a los cuales se aplica en cualquier persona en particu- lar. Tener conocimiento no supone que haya cosas especificas que debamos creer, 0 que un cuerpo de conocimiento deba tener cierto contenido definitive. Hay un argumento similar que és relevante para la justifica- cién, Simplemente hablamos de cadenas justificadoras y proce- ‘demos en una via paralela, sustituyendo él conocimiento por la |justificacién. La conclusion seria que si existen algunas creen- cias justificadas, existen algunas creencias no inferencialmente justificadas, y que si alguien tiene alguna crcencia inferencial- ‘memte justificada, ésta tiene una dependencia justificadora (in- ferencial) en una cadena epistémica que la conecta adecuada- mente a alguna creencia no inferencialmente justificada que alguien tenga, esto es, a una creencia findacional_Cnando hable de fundacionismo, a menudo me centraré en Ia justifi- cacién, Es imposible hacer aqui una evaluacién detallada del argu: mento del regreso, Simplemente comentaré sobre algunos as- ppectos importantes del mismo con el fin de facilitar una mejor comprensin del fundacionismo y de algunas de las principa- les objeciones que se le plantean. A los fil6sofos, la posibilidad de una cadena epistémica infi- nita rara vez les ha parecido una solucién posible al problema del regreso. Permitanme sugerir una raz6n para pensar que es dudoso que los seres humanos sean incluso capaces de tener onjuntos infinitos de creencias. Recordemos la afirmacién que dice que podemos tener un conjunto infinito de creencias arit- méticas, por ejemplo, que dos es dos veces uno, que cuatro es dos veces dos, y asi sucesivamente. Sin duda, para una mente fi- nita llegard algiin momento en el que no pueda comprender la proposicién pertinente. En algiin momento en el camino “ha- ia" el infinito, la formmulacién necesaria (0 la consideracién de la proposicién) se volverfa demasiado larga como para permitir EL FUNDACIONISMO CONTEMPORANEO 69 su comprensi6n. Asi, aunque pudiésemos leerla 0 considerarla paso a paso, al momento de llegar al final no podriamos recor- dar lo suficiente de la primera parte como para entender y, en consecuencia, creer lo que la formulacién expresa, De acuerdo, podriamos.creer que la formulacién que acabamos de leer ex- presa una verdad: pero esto no es suficiente para creer Ia verdad que expresa. Esa verdad es una afirmacién matemética espectf- ca; creer, de una formulacién que no podemos ni siquiera com- prender 6 recordar en su totalidad, que expresa una verdad matematica no ¢s suficiente para creer, ni siquiera para enten- der, el enunciado en cuesti6n. Gomo no podemos entender la formulacién en s1 totalidad, no podemos entender esa verdad, ylo que no podemos entender no lo podemos creer. Dudo que ‘otras lineas de ergumentacién muestren que podemos tener conjuntos infinitos de creencias; tampoco queda claro c6mo, si pudiésemos tenerlas, las cadenas epistémicas infinitas podrfan explicar algo acezca de nuestro conocimiento. Por lo tanto, pro- pongo considerar solamente los otros tipos de cadenas, Se ha tomado con mucha mayor seriedad la posibilidad de una cadena episiémica circular como base del conocimiento. La objecién esténdar ha sido que dicha circularidad es vicio sa porque finalmente tendriamos que conocer algo sobre la base de sf mismo —digamos p sobre la base de q, q sobre la base de r, y r sobre lz. base de p—. Una respuesta esténdar ha sido gue si el circulo es lo suficientemente amplio y su contenido lo suficientemente rico y coherente, la circularidad es inofen- siva. Evito este dificil tema porque creo que el coherentisino en su formulacién més convincente no depende de las cadenas circutares.!° La tercera alternativa, a saber, que una cadena epistémica termine en una Aceptar una creencia en ausencia de dicha ra- 26n, por atractiva 0 incluso obligatoria que dicha acepeacién '82Qué tan buena debe ser la razén? Supuestamente una justificacion au: 92. LAURENCE BONJOUR pueda ser desde otros puntos de vista, significa abandonar la biisqueda de la verdad; dicha aceptacién es ~podriamos decir irresponsable epistémicamente. Mi tesis es que la idea de ser res- ponsable epistémicamente es el meollo del concepto de justifi cacién epistémica.'® Un corolario de esta concepcién de la justificacién episté- mica es que una defensa satisfactoria de una norma particular de justificacion epistémica debe consistir en mostrar que con- duce a la verdad, esto es, mostrar que aceptar creencias segiin sus dictados probablemente conduzca a la verdad (y con mas probabilidad que cualquier alternativa propuesta). Sin dicha metajustificacion, una norma propuesta de justificaci6n epis rémica carece de base subyacente. éPor qué, después de todo, cl investigador epistémicamente responsable deberia preferir las creencias justificadas a las injustificadas, si no es porque las primeras tienen mas probabilidades de ser verdaderas? In- sistir en que cierta creencia esté epistémicamente justificada, y al mismo tiempo confesar de una sola vez que este hecho no brinda una buena raz6n para pensar que es verdadera, sig- nificaria volver nimio todo el concepto de justificacién epis- térmica. Estas observaciones generales sobre la justificacién episté- mica se aplican completamente a cualquier posicién fundacio- nista fuerte y a su explicacién constituyente de las creencias bisicas. Si las creencias basicas han de proporcionar un funda: mento seguro al conocimiento empirico, si la inferencia a par- tir de éstas ha de ser la nica base para la justificacién de otras, creencias empiricas, entonces esa caracteristica, cualquiera que ésta pueda ser, en virtud de la cual una creencia se considera basica también debe constituir una buena razén para pensar ‘menta si hay razones que hacen que la creencia tenga mis probabilidades de ser verdadera que de no serlo, por minimo que sea el aumento, pero hace falta mucho mis que esto para hacer que Ia justifieacin sea adeciada para el conocimiento, (Véase la nota 3, antes.) (La contraversia James Clifford acerca de la "voluntad de creer” también es pertinente aqui. Estoy de acuerdo con (Clifford hasta el punto de decir que la justificacién epistemica requlere una razén positva en favor de la creencia y no slo Ia ausencia de razones en contra.) "Para un uso similar de la nocién de Sosa 1974, p. 117 ponsabilidad epitémica, véase CONOCIMIENTO EMPIRICO Y FUNDAMENTACION 93 que la creencia es verdadera. Si “g” representa esta caracteris tica, emtonces para que una creencia B pueda ser considerada basica en una explicacién fundacionista aceptable, las premisas del siguiente argumento justificador deben ellas mismas estar al menos justificadas.!” (i) La creencia B tiene la caracteristica ¢. (ii) Es muy probable que las creencias que tienen la caracte- ristica ¢ sean verdaderas. Por lo tanto, es muy probable que B sea verdadera, Nétese, ademés, que si bien cualquier premisa que se tome por separado podria resultar justificable a priori (dependiendo de Ja cleccién particular de @), parece claro que ambas no po- drian ser entonces justificables de esa manera, pues B es por hipdtesis una creencia empirica, y es dificil entender cémo una ereencia empfrica particular podrfa estar justificada meramen. te a priori.!* Y si ahora asumimos, de manera suficientemente razonable, que para que B esté justificada para una persona particular (en un tiempo particular) es necesario no simple- mente que exista una justificacién de B en lo abstracto, sino que la persona en cuestién posea cognitivamente esa justifica- ci6n, entonces obtendremos el resultado de que, después de todo, B no es basica porque su justificacion depende de por Jo menos otra creencia empftica. Si esto es correcto, el funda- cionismo fuerte es insostenible como soluci6n al problema del De hecho, las premisas probablemente tendian que ser también verda- eras pa evar ls contrajemples ipo Geter, Pero gnorer quien '*Por supuesio, en una teoria de probabilidad a priori estilo Carnap po- dia ser el caso que las proposiciones empiricas muy generales tuvieran mis Probabitidades de ser verdaderas que falas, esto es, que las descripciones de estados posibles en las que éstas son verdaderas sobrepasan en miimero .aquelis en las que son falsa. Pero evidentemente esto no hace que sean probablemente verdaderas en un sentido que permita la afirmacion objetiva el proposicién en cuestién (so pena de contradicci6n),y este hecho parece Impedi que esa justificacién sea adecuada para el conocimiento, 4 LAURENCE BONJOUR regreso (y un argumento andlogo mostrar que el fundacionis- mo débil también es insostenibie). El argumento anterior es, sin duda, excesivamente obvio. Pero, de qué manera debe el fundacionismo fuerte contes- tarlo? Prima facie parece que s6lo hay dos tipos generales de respuestas que son incluso remotamente admisibles, siempre que el fundacionista fuerte permanezca en los confines de la concepcién tradicional del conocimiento, evite tacitamente abrazar el escepticismo, y no se imponga el heroico cometido de argumentar que una creencia empitica podrfa estar justi cada meramente « priori. Primero, él podria argumentar que aunque en realidad es necesario para que una creencia esté Jjustificada y, a fortiori, para que sea’ basica que un argumen- to justificatorio del tipo esbozado anteriormente esté en prin- cipio disponible en Ia situaci6n, no siempre es necesario que Ja persona para quien la creencia es basica (o para cualquier otra) sepa o incluso crea justificadamente que ese argumento esta disponible; en cambio, al menos en el caso de las creen- cias basicas, es suficiente que simplemente las p-emisas de ese argumento de tipo general (0 de alguna varicdad particular fa- vorecida por dicho argumento) sean verdaderas, independien- temente de que esa persona (0 cualquier otra) crea 0 no jus tificablemente que son verdaderas. Segundo, el fundacionista podria conceder que es necesario que dicha justificacién exis ta y que la persona para quien la creencia es basica esté en posesi6n cognitiva de ella, pero podria insistir en que su comp: rensi6n cognitiva de las premisas requeridas para esa justifica- cin no entrafia mas creencias empiricas que luego necesita ‘fan justificacién, sino que més bien entrafia estados cognitivos de un tipo més rudimentario que en sf mismos no requieren [justificaciOn: intuiciones 0 percepciones inmediatas. Consideraré ‘una por una estas alternativas. it El filosofo DM. Armstrong es quien més se ha acercado a ha- cer una defensa explicita de la perspectiva de que las creencias basicas pueden estar justificadas aunque la persona para quien éstas son bisicas de ninguna manera posea cognitivamente el argumento justificatorio apropiado. En su libro, Belief Truth CONOCIMIENTO EMPIRICO Y FUNDAMENTACION and Knowiedge,"® Armstrong presenta una versién del proble- ‘ma epistémico del regreso (aunque formulada en términos de conocimiento mas que de justificacién), y defiende lo que él ama una solucién “externista”. De acuerdo con las explicaciones “exteinistas” del conocimiento no inferencial, lo que hace que una creencia verdadera no in ferencial sea un caso de conocimiento es alguna relacién natural existente entre el estado de creencia [...] y la situacién que hace a la creencia verdadera. Es una cuestin de cierta relacin que existe entre el sujeto de la creencia y el mundo. [p. 157] El propio candidato de Armstrong para esta “relacién natural” ¢€s “que debe haber una conexién legaliforme entre el estado de cosas Bap [esto es, el que a crea que p] y el estado de cosas que hace que ‘p' sea verdadera tal que, dado Bap, tiene que ser el caso que p" (p. 166]. Una perspectiva similar parece estar implicita en ta explicacién de Dretske sobre el conocimiento perceptual en Seeing and Knowing (1969), con la variacién de que Dretske exige para el conocimiento no sélo que la relacion en cuestién exista, sino también que el supuesto conocedor crea que ésta existe ~aunque no que esta creencia esté justi ficada~.” Ademés, parece probable que diversas Perspectivas de un tipo de lenguaje ordinario que recurren a hechos sobre cémo se aprende el lenguaje, ya sea para justifcar la creencia basica o para respaldar la afirmacién de que no se necesita jus- tificacion, resultarfan ser, bajo presidn, posturas de este tipo general. Aqui me limitaré principalmente a Armstrong, el ini. £0 de estos filésofos que explicitamente se ocupa del problema del regreso. ° Armstrong 1973, capftulos 11-18. Las referencias que aparecen ensre caps na seen percent ret capitulo IM, especialmente las pp. 126-159. Sin embargo, ‘scfcl estar muy seguro dela perspectiva de Dretske, puesen ese libro no se ‘cup de ofrecer una explicacién general del conocimiento. Las perspectivas que de alguna manera son similares a las de Armstrong + Dretske son las que ofrecen Goldman y Unger. Véanse Goldman 1967 y Unger 1968, Teno a Goldman como a Unger les interesa explicitamente el probiema de Geives pero no les interesa nada el problema det regreso, por lo tanto, e8 dfiel saber de qué manera se relacionan sus perspectivas con el tipo de perspectiva externista que se esté tratando aqui 96 LAURENCE BONJOUR Existe, sin embargo, cierta incertidumbre sobre cémo se han de interpretar adecuadamente las perspectivas de este tipo en general x la perspectiva de Armstrong en particular. Por un lado, podria considerarse que Armstrong ofrece una expli- cacién sobre cémo satisfacen las creencias bésicas (y tal vez otras también) la condicién de justificacién adecuada del co- nocimiento; mientras que, por otro lado, podria considerarse que simplemente repudia la concepcién tradicional del cono- cimiento ¥ el concepto asociado de justificacién epistémica, y su lugar ofrece una concepcién sustituta —una concepcién, que va més de acuerdo con la cosmovisién “naturalista” que “Armstrong prefiere—2! Pero sélo cuando se entiende el exter- nismo de la primera maneza (para adoptar el itil término de Armstrong) tiene algiin in:erés inmediato aqui, pues sélo de ‘acuerdo con esa interpretacién constituye una versién del fun- dacionismo y ofrece una respuesta directa al argumento anti- fundacionista presentado anteriormente. Asi que me concen- traré principalmente en esta interpretacién del externismo, y comentaré slo de manera breve, al final de esta seccién, Ia interpretaeidn alternativa Entendida de este modo, la solucién externista al problema del regreso es muy sencilla: la persona que tiene una creen- cia bisica no necesita poser ninguna raz6n justificada para su creencia y, es mas, excepto en la versiGn de Dretske, no necesita ni siquiera pensar que existe dicha razén; el estatus de su creencia como constitutiva de conocimiento (si es ver- dadera) depende exclusivamente de la relacién externa y, de ningin modo, de su visi6r. subjetiva de la situacién. De modo que no hay mas creencias empiricas que necesiten justificacién yno hay regreso. ‘Ahora bien, queda claro que esa posicién extemista logra cludir el problema del regreso y el argumento en contra del = Por un lado, Armstrong parece argumentar que noes un requisto para e1 conocimiento que el sujeto de Ia ereencia tenga “evidencia suficiene” para Su creencia, Io cual suena come un rechazo de la condicién de la justific. ‘én adecuada, Por el otro, parece querer decit que la presencia dela relacion externa hace que sea racional para una persona aceptar na creencia, y parece (aunque esto no es claro) tener en mente una racionalidad epinénica; y al parecer no existe una diferencia sustancial entre decir que una ereencia es Tacional epistémicamente y decir que esti justificada epistémicamente. GONOCIMIENTO EMP{RICO Y FUNDAMENTACION 97 fundacionismo. Sin embargo, lo que bien puede ponerse en duda es si esta evasién merece ser considerada una solucién, mds que una evasi6n esencialmente ad hoc, del problema, Cla ramente el tipo de relacién “externa” que Armstrong tiene en ‘mente proporcionarfa, si se conociera, un fundamento para un argumento justificatorio a grandes rasgos en los términos antes esbozados: (i) La creencia B es un ejemplo del tipo K. (ii) Las creencias del tipo K estén conectadas de una mane- ra legaliforme con los tipos de estados de cosas que las harfan verdaderas y, por lo tanto, tienen altas probabili- dades de ser verdaderas. Por lo tanto, es altamente probable que B sea verdadera. Pero precisamente lo que de entrada genera el problema del regreso es el requisito de que, para que una creencia B esté jus tificada epistémicamente para una persona determinada P, es necesarin, no sélo que haya premisas justificahles a inchiso pre- misas verdaderas disponibles en la situacién que, en principio, podrian ofrecer una base para una justificacién de B, sino que P misma sepa o al menos crea justificadamente algyin conjunto de premisas y, en consecuencia, esté en posicién de emplear el argumento correspondiente. La posicién externista parece simplemente abandonar este requisito general en casos donde la justificacién adquiere cierta forma, y la pregunta es por qué esto debe aceptarse en estos casos cuando no se acepta en ge- neral. (Si en general fues \ceptado, entonces pareceria que cualquier creencia verdadera estaria justificada para cualquier persona, y la distincién entre el conocimiento y la creencia ver- dadera se vendria abajo.) Dicho movimiento parece mas bien andlogo a solucionar un regreso de causas con la simple esti- pulacién de que si bien la mayoria de los acontecimientos debe tener una causa, hay acontecimientos de cierto tipo que no lo necesitan. Cualquier verosimilitud del externismo parece provenir del hecho de que si la relacién externa en cuestién realmente su- cede, entonces P no se equivocaré al aceptar la creencia, y, de 98 LAURENCE BONJOUR cierto modo, no es un accidente que esto resulte asi. Pero sigue siendo confuso cémo se supone que estos hechos justifiquen que P acepte B. Queda claro, por supuesto, que un observador externo que susiera que P habia aceptado B y que también supiera que habia una conexién legaliforme entre dicha acep- tacion y la verdad de B estaria en condiciones de construir un argumento que justifique su propia aceptacién de B. De esta manera, P podria servir como un instrumento epistémico util, uuna especie de termémetro cognitivo, para dicho observador cexterno (y, de hecho, el ejemplo del termémetro es exactamen- te la analogfa que Armstrong utiliza para ilustrar la relacién que se supone que existe entre la persona que tiene la creencia y el estado de cosas externo {pp. 166 y ss.)). Pero P misma no tiene ninguna razin para pensar que B es probablemente ver- dadera, Desde su perspectiva, es un accidente que la creencia sea verdadera.®* ¥, por lo tanto, que P acepte B no es mas ra- cional o responsable desde un punto de vista epistémico de lo que seria la aceptaci6n de una creencia subjetivamente similar para la cual la relaci6n externa en cuestién no existe. Ni tampoco parece de gran ayuda que las cosas pasen de la versi6n externista de Armstrong, la cual solo necesita que * Una forma de plantear esto es decir que si una creenci tiene probabilida des de ser verdadera o 3, en contrast, $ un accident, el que sea verdadera dependerd considerablemente de cémo se describa Ia creencia. Ass, puede ser yerdadero de una o la misma creencia que sea “una creencia conectada ‘de una manera legeliforme con el estado de cosas que describe” y también que sea “una creencis asloptada sin tomar como base ninguna evidencia pa tente";y podria probablemente ser verdadera segin la primera deseripcidn e improbablemente ser verdadera.en la segunda. La afirmacién aquies que es la propia concepcién del sueto de la ereencia lo que se deberfaconsiderar para decidir si la ereencia est junificada. (Algo andlogo parece ser verdadero en Ia ética: es correcto que ei valor moral de la accién de una persona se jurgue s6lo en términos de la concepcin subjetiva de esa persona sobre lo que est haciendo, y no la nz de lo que, al final, resule de esto.) Obsérvese sin embargo, que siesultara que las ereencias que se encuen- ‘an en la relacién externa adecuada poseen alguna caractrisica subjtiva ‘mente distintiva (al como ser espontinea y demasiado convincente para el sujeto de la creencia), ysl sujeto de Ia creencia notara empiricamente que las creencias que tienen esta caracterstca son vetdaderas la mayor parte del tiempo, entonces él estaria en posicén de construr una justificacién para una creencia nueva del tipo esborado al final de la seccién Il Pero, por supest, tuna creencia justficaca de esa manera ya no sera bésica, CONOCIMIENTO EMPIRICO Y FUNDAMENTACION 99 se obtenga la relacién requerida entre el sujeto de la creencia y el mundo, a la versién superficialmente menos radical que, segtin parece, sostiene Dretske, la cual requiere que P también «zea que la relaci6n externa se da, pero que no exige que esta Ultima creencia esté justificada, Esta perspectiva puede parecer ‘un poco menos inadmisible, pues al menos requiere que la per- sona tenga alguna idea, si bien injustificada, de por qué B es probablemente verdadera. Pero este cambio no es suficiente para salvar al externismo. Una manera de ver esto es supo- ner que la persona cree que la relacién requerida se obtiene sobre una base totalmente irracional ¢ irrelevante, eg., como resultado de la lectura de hojas de t€ 0 de estudiar las cartas astrales. Si B fuera una creencia ordinaria, no basica, dicha situacién seguramente impediria que estuviera justificada, y es dificil entender por qué el resultado deberia ser diferente para una supuesta creencia basica As{ que finalmente parece posible entender el externismo sélo si pensamos que el externista simplemente abandona la nocién tradicional de la justificacién epistémica y junto con ella cualquier cosa que sé asemeje a la concepcién tradicional del conocimiento. (Como ya lo comenté, esto puede ser preci- samente lo que los partidarios del externismo piensan hacer, aunque muchos de ellos no sean claros en este punto.) Con- sideremos entonces €] resumen final de Armstrong sobre su concepcién del conocimiento: El conocimiento de la verdad sobre cuestiones de hecho particulares es uuna creencia que debe ser verdadera, donde el “debe” es una ccuestidn de necesidad legaliforme. Dicho conocimiento es una re- resentaci6n fidedigna © “mapeo" de la realidad, (Armstrong 1973, p. 220) Nada se menciona aquf sobre razones o justificacién 0 eviden- ciao de tener derecho a estar seguro, De hecho, la idea misma del conocimiento como en esencia producto de la investiga ci6n reflexiva, crftica y racional ~central en la tradicién epis- temol6gica occidental—ha desaparecido aparentemente sin de Jar rastro, Por supuesto que es posible que dicha concepcién ‘modificada del conocimiento pueda ser ineludible o incluso de

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