You are on page 1of 28
EL CAFE EN LA SOCIEDAD COLOMBIANA LUISE. NIETO ARTETA ry EL ANCORA EDITORES mm LA ESTABILIDAD La historia de la economia colombiana hasta la aparicién del café tiene un sentido muy peculiar, En ella se vive lo precario, la contingencia, el ensayo. Un determinado producto adquiere primacia y pos- teriormente cs substituide por otro. No hay estabili- dad. Solo hay una realidad permanente: hay siem- pre un predominio de un solo producto y un hecho constante: Ja inextinguible extraccién de metales pre- ciosos. Primeramente, es el tabaco el articulo que disfruta de hegemonia, Una crisis casi inmediata lo elimina 0 disminuye grandemente su produccién y exportacién. Lo reemplaza el afil. Tuvo una muy li- mitada importancia. Sus ventas al exterior no fueron cuantiosas. Las mayores fueron las de 1870-71 y va- lieron $ 528.575. Se vive luego el ciclo de la quina. Su mas elevada exportacién es la de 1880-81 por § 5.123.814. También Ia quina desaparece. La com- 25 EL CAFE EN LA SOCIEDAD COLOMBIANA i i del Pacifico la ia de las regiones coloniales : Himina, Era el tees infortunado ensayo en la desen- cuadernada Colombia del siglo pasado. Aquella historia, antes de la primacia del eultivo del café, tuvo otra significacidn: Ia produccién de los respectivos articulos no era cuantiosa y estaba cireunserita a unas pocas regiones. Reducido valor y Himitada whicacidn geogréfica. En tales condiciones Ta cconomia colombiana no podia disfrutar de es tabilidad ni ser vigorosa, En las restantes regiones, no beneficiadas por el cultivo o extraccién de la qui- na o del respective producto, habia una grave pe- nuria econdmica, En aquellas que, o Jo eultivaban 9 extrajan no puede hablarce formalmente de un g progreso econémico. Esa inestabilidad econémica Produce mete i virtu itiea, Ia cual cra agudizada en vi PE vcal ads! el cultivo o extraccién del prodecto Gue gozara de primacia tenia una muy inferior cua ; ii i inculacién entre la b a tia. Hay una evidente vinculac nti Vamp Tidad cconémica y la anarguia polities. ce lida colombiano del siglo pasado, don Juan a ea zazu, Ministro de Bee en ae o ae ee z : = me ese afio presenté al Congreso ra made asi lo reconoce. Escribe: ‘La pobreza suite quieta y movediza de ordinario, y el Oe eieacas heredad y la cultiva, une su suerte a la si aay que le da proteccién y seguridad, adquiere a virtud que el habito del trabajo inspira y el sentiniene : su propia fuerza y dignidad, que le har opo 26 LA ESTABILIDAD as agresiones externas y a las conmociones del inte- rior.” La inestabilidad econémica ocasionaba la anar- quia politica y ésta hacia més intensa y aguda a aquella. Un efecto se hacia causa o condicién de la causa que lo habia producido. Esa es la historia de Colombia hasta la aparicién del café. La minima creacién de riqueza, dentro de las con- diciones analizadas, ofrecia circunstancias favorables para la eclosién, una brillante eclosién, del abso- lutismo ideolégico. Me explicaré. Se puede prescin- dir de la discusién de los problemas econdémicos concretos. Cuando don Florentino Gonzalez propone hacia 1847 la creacién de un Banco Nacional, una fria indiferencia rode el bienhechor proyecto. Era vitalmente més gozoso para los neogranadinos pole- mizar en torno a Bentham o a Jaime Balmes. Podian no tener preocupaciones econdmicas: era tan redu- cida, casi inexistente la creacién de riqueza, la pro- duecién de mercancias. Escribian poemas mientras la nacién se hundia en la pobreza y en el desorden politico. Pero si la realidad econémica tenia un tan limitado dmbito de vigencia no era vigorosa como para exigir que no se le desconocicra. Hay una ex- cepeién: Miguel y José Maria Samper y Salvador Camacho Roldan si se entregan a una objetiva con- sideracién de los problemas de la economia neo- granadina y plantean con objetividad la necesidad histérica de la eliminacién de la economia colonial —monopolios, viejos impuestos, etc—. Se discuten frenéticamente todos los problemas politicos —re- 27 EL CAFE EN LA SOCIEDAD COLOMBIANA. formas de las constituciones vigentes, separacién de la Iglesia y el Estado, sistema electoral, forma del Estado, atribuciones de municipios y provincias—. Hay tremendas luchas ideolégicas. Los dos partidos colombianos, el liberalismo y el conservatismo, cu- yos programas adquieren un contenido preciso y con- ereto hacia 1845, se transforman en auténticas con- cepciones del mundo y de la vida que se excluyen y se oponen. Es lo que luego se denominara el “civi- lismo” colombiano. No hay caudillismo. Los genera- les que intervienen en las pugnas politicas —José Maria Obando, José Hilario Lépez, Tomas Cipriano de Mosquera —son acatados, obedecidos y Ievados ala presidencia de la Republica en cuanto son jefes de uno cualquiera de Jos dos partidos politicos. Esa realidad politica oculta una lucha entre los artesanos © manufactureros y los comerciantes, por una parte, y los propietarios territoriales por la otra (incluyendo en éstos a las comunidades religiosas que poscian haciendas y latifundios). Las divergencias de inte- reses econémicos entre esos grupos sociales se ex- presan en las pugnas politicas entre liberales y con- servadores. Se crean asi los supuestos para una lucha ideoldgica de alto estilo y de egregio contenido, se detmen y se contraponen opuestas concepciones del mundo y de la vida. Es el absolutismo ideolégico. Son visiones del mundo y de la vida que tienden a realizarse plenamente. Si bien toda concepcién del mundo y de la vida ha de insertarse en la vida his- térica del hombre, debe realizarse en Ia existencia 28 LA ESTABILIDAD social del hombre, nunca, como en Ia frenética y anarquizada Nueva Granada de 1850, ese sentido de Jas visiones de la vida y del mundo es tan evidente, tan diéfano, Aun cuando la economia neogranadina se hunda, aun cuando desaparezcan sus industrias textiles, aquellas del Oriente —departamentos de San- tander del Sur y del Norte—, aun cuando la Nueva Granada deba entregarse a la pura produccién de alimentos y materias primas, ha de realizarse con desafiante plenitud la concepeién liberal del mundo y de la vida. Es la orgia ideoldgica, es el frenesf po- litico. Imponen el libre cambio. Piensan y propo- nen —Murillo Toro en 1850— Ja supresién de las aduanas. Juegan con la economia neogranadina por- que la creacién de riqueza es todavia muy limitada. Son liricos y romanticos porque no pucden entregarse a una produccién incesantemente mayor. Es la in- fancia. Es el juego. El café sera la edad adulta y la seriedad. No permitiré que los colombianos sigan entregados a la labor, irresponsable tarea, de jugar con Ja ya crcada cconomia nacional. Desaparecera el absolutismo idcolégico. Se iniciara la época de Ja mesura y de la sobriedad. Seran olvidadas las dis- cusiones, estériles polémicas, puramente ideolégicas. Adverté antes que Ios cultivos que preceden al del café —el tabaco, el afiil, la quina—, estin geogra- ficamente ubicados en pequeiias y aisladas regiones. Asi se da la posibilidad historica de anarquizar a la nacién desde las restantes, desde aquellas que por sufrir la penuria econémica pueden ser victimas del 29 EL CAFE EN LA SOCIEDAD COLOMBIANA desorden politico. No es posible extender a toda la nacién el sosiego y la calma que predominan en las regiones ricas, relativamente ricas. Sélo en ellas cl afan productor de riqueza, de mercancias, puede gozar de primacia. Pero aun en tales regiones el auge econémico ¢s transitorio, Cuando ha concluido el ciclo del tabaco, la ciudad de Ambalena, centro de la regién tabacalera de mayor importancia, queda sumida en Ia pobreza y en una vida primitiva. No es dificil mostrar cémo las guerras civiles, con alguna excepcién, se inician en regiones pobres. La penuria econémica producia en cllas la anarquia politica y ésta invadia las islas de fecunda actividad econémica que habia en la nacién, las islas de tranquilidad y de mesura que cran barridas por cl huracan desatado en las provincias paupérrimas. Las especiales crisis econémicas —la nacién vivia en un permanente estado de inseguridad y de penuria econémica— suscitan transformaciones politicas. La de la quina ocasioné la Regeneracién, nombre que ha recibido en Ia historia colombiana el movimiento orientado por Rafacl Niifiez, un antiguo radical, y que produjo la derrota del partido liberal en 1885. Naturalmente, en Ja época contemporanea se ha con- servado esa conexién cntre la crisis econémica y la realidad politica, ya no al través de la anarquia —el café es incompatible con la anarquia— sino expre- sada en cambios politicos electoralmente realizados. Habia otro hecho que agudizaba la anarquia po- litica en Jos dias que preceden a la hegemonia del 30 LA ESTABILIDAD café. Era la pugna entre los propietarios territoriales —partido conservador— y los manufactureros o ar- tesanos y los comerciantes —partido liberal—. A ella me he referido ya. Es necesario que nos deten- gamos en ese nuevo hecho histérico. En la época anterior al café los propietarios territoriales tienen una psicologia conservadora, La explica el origen de la propiedad. Las mercedes del monarca, la ad- quisicién directa en publica subasta o las viejas en- comiendas son el origen de la propiedad. Se forma asi cl latifundio. Esa economia agricola es una eco- nomia para el consumo inmediato, que no conoce amplios cambios comerciales y mucho menos la exis- tencia del mercado internacional, Tan sélo con el tabaco Ja agricultura neogranadina ce orientara ha- cia el mereado exterior. El origen de la propiedad y las aludidas caracteristicas de la economia agricola explican el sentido conservador de los propietarios neogranadinos. Estos son indiferentes a la desapari- cién de la economia colonial. No tan solo indiferentes. No Ja desean. Se oponen a ella. Son los pequeiios productores del Oriente neogranadino —departamen- tos de Santander del Sur y del Norte— el grupo social que impone Ja eliminacién revolucionaria de Ja mencionada economia. El gran propietario es es clavista. Cuando cultiva su hacienda lo hace utili zando el trabajo no libre de Ios esclavos. Se oponen, Pues, a la extincién de la esclavitud, postulado pro. gramatico del partido liberal. 31 EL CAFE EN LA SOCIEDAD COLOMBIANA Los comerciantes, los pequefios productores agri- colas del Oriente y los artesanos o manufactureros quieren Ja desaparicién de la economia colonial. La desean con el fin de disfrutar de circunstancias pro- picias para una ampliacién de sus actividades econé- micas. Pero sus intereses no son homogéneos. Hay una divergencia entre los comerciantes y los arte- sanos ante el problema de Ia regulacién del comercio exterior, Aquéllos con librecambistas y éstos son pro- teccionistas. Es una divergencia que, naturalmente, se expresa en la esfera de las luchas politicas, El par- tido liberal se divide en gélgotas y draconianos. Es- tos sustentan una politica de comercio exterior fa- vorable a los artesanos y manufactureros —proteccio- nismo— y los gélgotas son furiosamente librecam- bistas, Triunfan los gélgotas, En una economia que no conoce una cuantiosa produccion de riqueza y mer- cancias, el comercio disfruta de hegemonia. Los gol- gotas fueron los representantes de los comerciantes.! A pesar de esa interna divisién, los artesanos y ma- nufactureros y los comerciantes son los definidores de la conception liberal del mundo y de la vida, la imponen, la realizan. Esas luchas politicas entre los grupos sociales de que se ha hecho mencién agudizan la anarquia y el 1. Sobre la divergencia entre gélgotas y draconianos y el sentido histérico que tuvo, cfr. Nieto Arteta, Economia y Cultura en la historia de Colombia, capitulo XIII, pags. 205 y Libreria Siglo XX, Bogoté, 1941, LA ESTABILIDAD desorden. A la inestabilidad econédmica se une la desorganizacién que emanaba de esa tremenda pug- na entre grupos sociales cuyos intereses econdémicos eran irreductiblemente imconciliables. Pero el café, al posibilitar por motivos y hechos que se explicaran Iuego, la formacién histérica de unos propietarios territoriales que serdn liberales —los grandes y pe- qaciios productores de café— y de unos industriales conservadores, crearé otra condicién para la esta- bilidad_ politica de Colombia. La nacién adquirira asi definitivamente la sobriedad y la madurez de que carecié en las épocas anteriores. Por qué el café es la estabilidad:econémica y por ende, la normalidad politica? Son varios los hechos que explican aquella. Hay uno puramente geografico: imposibilidad de cultivar en las vertientes andinas otro producto que sea ecoaédmicamente lucrativo, Ade- mas, no cs de temer una competencia colonial tan ruinosa como Ia que suirié el tabaco y también la quina en el siglo pasado. Ein sus colonias, las naciones no pueden ampliar atin més el cultivo del café. Es esa una posibilidad que no se puede realizar. Hay una tercera condicién: no hay una superproduccién de los cafés de la calidad que cultiva y exporta Co- lombia (cafés snaves). La politica de “valorizacién” de] Brasil creé cireunstancias todavia mas favorables para una ampliacién del cultivo de esos cafés, Estos se exportan a los Estados Unidos de América, nacién que no tiene colonias en las cuales cultivarlos y que por su ubieacién geografica ne podré producir café 33 EL CAFE EN LA SOCIEDAD COLOMBIANA suave ni de ninguna otra calidad en su territorio me- tropolitano. Son esas las condiciones que han ocasio- nado la estabilidad econémica en Colombia a raiz de Ja iniciacién y auge creciente del cultivo del café. Es una estabilidad que debe comprenderse, sin em- bargo, cum grano salis, No hay plena estabilidad eco- némica en c] mundo capitalista contemporaneo. La estabilidad del café es una estabilidad con crisis pe- riédicas, crisis de baja de los precios, no crisis de superproduccién. No se debe prescindir de la posi- bilidad, un poco remota por lo demas, de una ele- vacién lenta de la produccién de café a medida que se vayan ocupando y colonizando regiones de ver- tientes todavia desiertas o incultas. No solamente el café es la estabilidad econémica. Hay otra significacion en el ange del cultivo del grano: éste no se produce en pocas y aisladas re- giones, El cultivo del café es un hecho general por- que la realidad geografica fundamental del territorio colombiano que ticne mayor densidad de poblacién es Ja vertiente andina. Asi el café ha eliminado la circunstancia anterior ya explicada, a saber, la exis- tencia de regiones ricas o progresistas rodeadas por la penuria de las restantes. Ha desaparecido la prece- dente disparidad en el desarrollo econémico de las regiones, pero ha suscitado cl café una realidad mas peligrosa: la industria y la riqueza se han concen- trado en el occidente colombiano. El café ha sido también en la historia de la cco- noma nacional la ocupacién permanente y regular. Ha absorbido la poblacién apta para la produccién. 34 LA ESTABILIDAD Eso en regiones de alta densidad de poblacién era muy valioso y nada indiferente para el destino his- trico de la nacién, Es una estabilidad cconémica que ha producido la estabilidad' politica. Esta es un hecho histérico que ha sido condicionado por dos factores: el econdmico, ya analizado, y el propiamente politico, de una me- nor influencia. En efecto, en Colombia siempre han existido dos grandes y vigorosos partidos politicos. Desde 1830 hasta la época contemporanea el conser- vatismo y el liberalismo han sido los tmicos partidos que han funcionado y disfrutado de estabilidad —una analogia con Inglaterra hasta la aparicién del labo- rismo britanico—. El supuesto de la estabilidad del Estado Liberal de Derecho es justamente la existencia de fuertes y bien organizados partidos politicos. La atomizacién de la vida politica debilita a ese Estado y lo lanza a una crisis definitiva. En la historia co- Jombiana los momentos de crisis politica, anterior- mente expresada en las periddicas guerras civiles y actualmente, han estado siempre unidos a una situa- cién interna de crisis en uno de los dos partidos, el que esté disfrutando de hegemonia gubernamental. ‘sa condicién politica de Ja estabilidad del Estado |i- beral de Derecho en Colombia no pudo impedir que antes de obtenerse, con el café, la estabilidad econémi- ca, la anarquia y el desorden politicos desaparecieran. supuesto mas vigoroso para la normalidad en el funcionamiento de la vida politica colombiana ha sido la consecucién de una peculiar estabilidad 35 EL CAFE EN LA SOCIEDAD COLOMBIANA econémica. El café Ja ha producido y con ella el cosiego y la mesura, La formacién histérica de unos propietarios te- rritoriales liberales ha sido otra de las creaciones debidas al café. Los viejos duefios de Ja tierra, des- cendientes de familias que se habian adjudicado a si mismas origenes aristocraticos, cuyos antepasados habian explotado a los indios en las encomiendas, integraban a un grupo social reaccionario, afilia. do al partido conservador. Eran propietarios que es- timaban denigrante. y vil el trabajo manual. A éste se dedicaban los indios y posteriormente, los esclayos negros traidos del Africa. Mas el café, que esta vincu- lado a la pequefia propicdad distinta de la adquirida mediante el cultivo directo de Ja tierra por los hom- bres que Iuego se haran propietarios de la misma, crea el propietario territorial liberal. El colombiano que ha colonizado las regiones productoras de café, el colombiano que ha cultivado ese producto desde cl primer momento al haber Iegado a la-vertiente, ha descuajado Ia selva, ha abierto en ella unos cla- ros, y ha tomado posesién de la ticrra. Tuego se cumplirian los procedimicntos nurmales para Ja ad- judicacién de la propicdad, de acuerdo con la le- gislacién sobre haldios. Ha vivido el trabajo fecundo y ereador, No es un hombre ocioso, no lo ha sido nunca. Los hombres de vida ociosa eran los propie- tarios que poseian inmensas extensiones sin cultivar, Jos latifundistas que también eran propietarios de esclavos y que no podian poner a producir en su to- 36 LA ESTABILIDAD talidad las haciendas que posefan: su gran superficie se los impedia. Eran los propietarios esclavistas del Valle del Cauca en la primera mitad del siglo pa- sado, de Cundinamarca y del Tolima en la misma época, El productor de café ha vivido una existencia econémica distinta. Su conciencia politica ha podido ser distinta. Ello no quiere demostrar que no haya también productores de café afiliados al partido con- servador. Los ejemplos de Antioquia y Caldas in- dican que hay igualmente cultivadores de café con- servadores. Pero la realidad peculiar debida al café es la de haber posibilitado historicamente la forma- cién de propietarios territoriales liberales. La ante- rior dura lucha entre la aldea y la ciudad, entre los propietarios territoriales, quedé amortiguada, des- vanecida. El café habia producido esa transforma- cién. Surge el “republicanismo”, es decir, un mo- vimiento que, dandose ese numbre, propugna un acer- camiento entre los dos partidos politicos. Quiere bo- trar las viejas diferencias, los anteriores motivos para la Incha —el café se habia anticipado a amor- tiguarlos, a desdibuyarlos—. El republicanismo se inicia en Antioquia, departamento que con el de Cundinamarca contemplé los primeros cafetos en el siglo pasado. La incesante expansién del cultivo del café vi- goriza la estabilidad politica y econémica de Co- lombia. La denominada “democracia colombiana” se va transformando en una democracia de pequeiios productores agricolas. Habra entonces una evidente 37 EL CAFE EN LA SOCIEDAD COLOMBIANA hostilidad a toda modificacién fundamental. Los co- Jombianos serén unos hombres moderados y sobrios, No podran jugar con la economia nacional como lez frenéticos radicales —los gélgotas— del siglo pasado, ni lanzar a Ja nacién a la anarquia como les ingenuos constituyentes de Rionegro que le dicron a Colom. bia una Constitucién que intensificé atin mas el desor- den y la descomposicién de 1863 a 1885. La mesura, la proporcién, Ja regla, el orden, eerén el contenide de la vida colombiana. El eafé habia producido la seriedad. No se podia ya jugar con la recientemente formada economia nacional. Los millones de sacos de café que Colombia exporta no lo permiten, Les fabricas desarrolladas en el regazo de esa economia eafetera_tampoco aceptarén ese juego infantil que en el siglo pasado solamente prodijo la desaparicién de las reducidas manufacturas del Oriente —libre cambio—, pero que en el umbral suseitaria graves consecuencias, Del radicalismo al orden, de la infancia a la edad madura, del desorden a Ia estabilidad, de la anac. fuica subjetividad a la mesnrada y fria objetividad produce en Colombia. Los pequetios productores, los Propietarios que han cultivado, ellos mismos, la’ tie, tra, han triunfado, La paz y Ja tranquilidad reineg en Colombia. 38 Iv LA DIRECCION POLITICA i do dirigen a Los hombres que en el siglo pasa a Colombia son del Oriente —departamentos de Sane tander del Norte y del Sur—, del Centro —Boy: y Cundinamarca— y del inmenso Cauca —Popa- yan El Oriente habia disfrutado de un envidiable e Colonia. No conocié el lati- progreso durante la Colo 2i6 lati i ufrié la esclavitud. Fue un p: - aes Tibres, de colonos espafioles. Hizo con Ia ine surreeci6n de los Comuneros —1781 —el primer me imi i ‘io contra la e . Tor Colombians del Orlente extén sarap presents en todos los decisivos y- grandes acontevimientos de la vida politiea nacional. Santa Fe de Bogota — bre nical dela capital de Colombia— tampoco s Pasiva. Son santaferefios Antonio Narifio x, re lo ¥ Gémer. el primero autor de una critica de la eco- nomia colonial —“Ensayo de un nuevo plan de ad- 39 EL CAFE EN LA SOCIEDAD COLOMBIANA ministracién del Virreynato”— y el segundo, uno de Ios orientadores del movimienro emancipador del 20 de julio de 1810. Muchos presidentes ¥ ministros bia en el siglo pasado. El extenso Cauce cevta el ge- neral José Maria Obando, el general Tomic Cipria. no de Mosquera, presidentes ambos, @ iniciad el tradictorio, poeta romantico eminente, conservador, Pero adversario de los jesuitas, Asi se mantiene el equilibrio politico en el siglo pasado. El litoral atlan. tico, Antioquia y el departamento que luego se lla- mar el Valle del Cauca —Caldas era en realidad una region desierta— el remoto Sur, Tolima y el Huila, sufrian la direccién politica, Antioquia continuaba encerrada en sus altas e inaccesibles montaiias —pu- reza racial, patriarcalismo, honestidad de costum- bres, naturalidad y espontancidad en el desarrollo histérico—, Hay una paulatina ascensién politica de las prin- cipales regiones productoras de café. Caldas, Abtio, guia, Valle del Cauca y Tolima dan presidentes y ministros de Estado. El “republicaniemo”, ya ce ad. vitti6, eurgié en Antioquia. En este siglo be satis quefics Carlos E. Restrepo, Marco Fidel Sudren Po. dro Nel Ospina y Mariano Ospina Pérez hag sidg Bepuctentes de Ia republica, Alfonso Lépez y Dario Echandia, tolimenses, han ocupado tambica’ la pre- sidencia. Los banqueros, los industriales, los fitnn 40 LA DIRECCION POLITICA ido eros, que han orientado a los gobiernos han sid a esos departamentos cafeteros. os han vivido joquefios, caldenses y vallecaucan: ° Fe vonsando en los problemas todos de Ia eco FGmla nacional, ;No ea el café el creador ‘ Economia? Es un mirar constantemente esos prol ue Biss a través de la ancha y segura pemepectiva que inistra el café. La época del cai for banqueros, de los industries de los exportadore », de los Ministros de Hacien la f Neda devconvees lou problemas que sunita el cae i diarlos y pla Contrariamente, han de estu 8 cae i ierto. En varias ocasiones un Bec tenido mas Ly ¥ pee i ia que el mismo Congreso Nacional. Al | tev ttt foo hombres queen sempre vers hacia Ia excluyente consideracién de las varia c cireunstancias y de los problemas de la ene nacional, los colombianos que saben de las incidencia de la economia y del comercio mundiales. i do la é, director de Colombia, hha entregedo la priianhs Soltnee a quienes lo producen y han crea do con él la economia nacional. 41 Vv HUMANISTAS, POETAS Y EMPRESARIOS En las épocas que preceden al auge y predominio de Ja produccién de café la cultura colombiana es una cultura humanista y abstracta. La hacienda del tiplano y coneretamente, la de la Sabana de Bogota, es el ambiente en que se desarrolla esa cultura. Hay una reposada vida econémica. Se cultiva y se produce lo necesario para el consumo familiar —tri- go y papa— y para un limitado comercio local. Hay mansedumbre y sosiego. Hay costumbres colo- niales —sincera devocién religiosa, misa diaria y dominical, habitos sencillos—. La cultura que se for- ma renuncia deliberadamente a la aprehensién del mundo que rodea al hombre. Esta vertida hacia lo interior, vuelve al pasado, a un pasado que no se quicre superar. Un filélogo, Rufino José Cuervo, y un hombre universal, Miguel Antonio Caro, simboli- zan esa época de la cultura colombiana. 43 EL CAFE EN LA SOCIEDAD COLOMBIANA No se quiere modificar la realidad, bien sea la histérica o la natural, el paisaje que ofrece el con. torno fisico de Ia existencia intima y quieta de los santafereiios, Se ama la estabilidad, aun cuando con- tradictoriamente ello no pueda darse en las condi. ciones histéricas que en ese momento gravitan sobre Colombia. Se temen los cambios, las transformaciones por leves que ellas sean, En el Oriente Ja situacién cultural era idéntica, Aquélla es una regién que, aun no habiendo conocide tuna auténtica economia colonial, no disfrute jamds de un intenso desarrollo econémico. La pintorosen politica librecambista que impusieran loc radicales -gélgotas- eliminé las manufacturas, las naciontes wien nufacturas. La desaparicién de la economia colonial desplazé Ja produccién de riqueza y de mereancine a las regiones tabacaleras, Ambalema, especialmente Extinguido el monopolio del tabaco, le citade no, blacion, puerto sobre el rio Magdalena, entreaice a una intensa pero transitoria actividad econémica, Ni en el Oriente, ni en Bogoté se podia formar una sociologia colombiana, Eran preocupaciones aja nas a los suaves humanistas que crearon el presti zi intelectual de Colombia —Bogoté, la “Aterns Seon mericana”—. Los ereadores de la sociologia colon, biana son hombres oriundos de otras repiones, Se Miguel y José Maria Samper, naturales de Cusdasc Poblacion cercana a Ambalema, quienes pudieron contemplar las transformaciones historieas beasieent 44 HUMANISTAS, POETAS Y EMPRESARIOS das por la eliminacién del monopolio colonial del tabaco, adquiriendo asi una conciencia histérica y sociolégica de Ja cual carecian casi todos sus con- temporaneos con algunas excepciones —Salvador Ca. macho Roldan, Anibal Galindo, etc. Si los radicales podian jugar con la economia co- lombiana, los humanistas —gramaticos, filélogos, fi- lésofos—, podian prescindir de la consideracion y del estudio de unas realidades econémicas que no eran imperiosas porque obedecian a una provincianamente limitada produccién de bienes. La expansién y el auge del cultivo del café modifican totalmente esa situacién. La constituida economia nacional se inserta en la economia mundial. Desaparece la produccién para el consumo inmediato 0 familiar, para un mer- cado local. La produccién del caté, una produccién creciente, busea en el mercado internacional, remotos y desconocides consumidores. Se impone la conside- racién de unos hechos nuevos, pero simples y ele- mentales. Colombia no puede ser indiferente a las condiciones que predominen en cl mercado del café. Las cotizaciones del grano en la plaza de Nueva York deben ser inmediatamente conocidas y tele- grafiadas a los centros productores. Las vicisitudes del comercio exterior de Colombia —indole y origen de las importaciones, la relacién cambiaria del peso con el ddlar y atin con la libra, las fluctuaciones de los precios del café, la politica de “valorizacién” del Brasil, la limitacién de Ja demanda de café en los mercados internacionales— eran hechos que no sc 45 EL CAFE EN LA SOCIEDAD COLOMBIANA podian mirar con indiferencia, cran realidades que no se podian ignorar. Desde las épocas del tabteo y la quina los colombianos habian olvidado que exis. tia un lejano mercado internacional. Ademis, la am- pliacién de la capacidad interna de consumo y de compra, habia ocasionado la formacién de la in- Justria nacional Eran otros los problemas econémicos que debian ser cuidadosa y objetivamente conside- rados. El juego infantil del siglo pasado habia cesado, Una modificacién de los precios del café suscitaba inmediatamente varios hechos en la creada economia nacional. Si ésta ya existia, los colombianos mo po- dian mirarla con indiferencia y con desdén, iLa eco- nomia Nacional! ;Cudntas exigencias imponia! Era necesario, en ese primer momento, abandonar el ex. tudio del latin y del griego, del castellano del siglo de oro, de Ia filosofia perenne —zsera posible was filosofia perenne?—, Se iniciaba Ia decadencia de lo clasico. Estabamos ya frente a lo contemporaneo. Era inevitable transformar el Estado. Debia desa- parecer la simplicidad colonial de las nuevas descan. sadas épocas anteriores. Tenia que realizarse, ei ca. be Ja expresién, una “racionalizacién” del Estado colombiano. Tal es la gran funcién histérica que cumple el gobierno que preside el general Pedro Nel Ospina, Se crea un banco central de emisién: el Banco de la Reptblica. El nuevo organismo regulard Ja circulacién monetaria o deberé hacerlo cuando las circunstancias Ie impongan esa tarea, Se establece Ja Superintendencia Bancaria, entidad que fiscalizard cl cumplimiento de la legislacién que reglamenta cl 46 HUMANISTAS, POETAS Y EMPRESARIOS ionamiento de los bancos. Previamente esa le- apogee pega facilitar una concentracién del capital bancario. — Es la “racionalizacién”. Se traza el sistema de vias de comunicacién. Es un espiritu distinto el que in- forma ya las actividades del Estado. Se shandonan un poco las inutiles y estorbosas discusiones pol ay de contenido ideolégico. Aquellas concepciones del mundo y de la vida que tan duramente habian Care batido en el siglo pasado son un recuerdo, El onfé impone a los colombianos otras preocupaciones. Lon productores del grano se organizan. Se crea Ja Fe: deracién Nacional de Cafeteros en 1927 en Ja ciuda de Medellin, Es un sentido de cooperacién que an- teriormente no se habia presenciado en Colombia. Es una época radicalmente nueva. El café cxige que los colombianos estén en permanente vincu lacién con los problemas de la economia nacional. : ja tirania de los hechos econémicos. La vida tiene al oa un estilo distinto, presenta unos modos diversos. café ha modificado al hombre colombiano. de a un antioquefio, a un hombre que coi i,t i a a de la nueva época. No es un intelectual. Afortuna ie mente no fue un intelectual, Los antioquefios Ge realistas, Iticidos, claros. Tienen una muy peculiar intuicién para los problemas econémicos —jun re~ moto semitismo?—. En Antioquia la economia i ha desarrollado con naturalidad y siiontancided: 8 una realidad que ha suscitado en los habitantes de ese 47 EL CAFE EN LA SOCIEDAD COLOMBIANA departamento una tendencia a la vineulacién per- manente y ateorética con la realidad. La eootiouaa duricquefia no ha sido nunca una economia que salva desviaciones en su lento desarrollo. En tal vinn cl antioquefio ha sido siempre un hombre realista, ha disfrutado del don de una comprensién de lat realidades econémicas, de una intnicion de las min mas. En Antioquia Ja agricultura produjo suavemen- te una naciente manufactura, No hay artificio en la economia de ese departamento colombiane, Pax teriormente, el eafé erearé condiciones propicias pa: ra la formacién de una economia industrigl, Ante, quia esté encerrada entre montaiias, Sufrié una vida de clausura. En muchas ocasiones, cuando Ia cacien se ggbatia en medio de las convulsiones de las pe, riédicas guerras civiles, en Antioquia la vida trann curia sosegadamente, La psicologia del antioqueno cra una psicologia de campesino, dicho esto sid nie gin sentido peyorativo, sin ningtin propésito de de, calificar o apreciar negativamente los modos de vnc del antioqueito, 0 del antioques é precede otuetio, © del antioguefio de Ia época que Ta reptiblica habia sido una repibliea campesina también. Los presidentes, especialmente los ortanda, de Antioquia, Carlos E, Restrepo y Marco Fidel Sua, rez, eran hombres de sencillas costumbres. No cono- creron, ni aceptaron la rigidez protocolaria. Esa re- publica patriarcal, agricola, entregada a la placides de una vida provinciana, desaparcce con un ante que, el general Pedro Nel Ospina. Fue un emma 48 HUMANISTAS, POETAS Y EMPRESARIOS sario. Concebia a Colombia como una gran fabrica en la cual el proceso de creacién de mercancias y de riqueza debia ser continuo. El café habia transfor- mado insensiblemente al antioquefio. Muy lejos es- taba ya la época de Restrepo y de Suarez, lejos en la vida espiritual aun cuando muy préxima todavia en el tiempo histérico. Mas los mismos modos de ser anteriores del antioqueiio permiticron que Pedro Nel Ospina supiera comprender el significado que tenian los nuevos hechos econémicos. Bastaba para ello que ese insigne antioquefio continuara fiel a la tendencia, al contacto incesante con Ja realidad que distingue a los antioquefios. Ospina intuia las exigencias que el café, que su cultivo incesantemente mayor, que su_produccién en constante aumento planteaba. Ol- vidé toda posicién distinta, toda actitud diversa y especialmente aquellas que quisieran sustentar un estrangulamiento de las tendencias expansivas que el café habia suscitado en la economia colombiana. £n esos momentos la necesidad histérica tenia un contenido diferente. Ya no podia jugar con la eco- nomia nacional. No se repetiria la conducta de los radicales (los gélgotas) en 1850. En un colombiano cminente se’ daré una posicién andloga a la de ese juego infantil cuando hacia 1932 pide que ce limiten las siembras del café. Correspondié también a un an- tioqueiio, sagaz y ducho cconomista, ajustarse a aque- llas tendencias ‘expansivas, al repudiar, siendo Ge- vente de la Federacién Nacional de Cafeteros, todo Propésito de restringir el cultivo del café. Antioquia continuaba intuyendo, al través del café, el sentido 49 EL CAFE EN LA SOCIEDAD COLOMBIANA de Jas nuevas realidades econémicas. El café es la economia nacional. La época que inaugura Pedro Nel Ospina es la de los financieros y los economistas. Los gramiticos (e] antioqueiio Marco Fidel Suarez fue el ultimo), los Hamados “humanistas” (no eran auténticos huma- nistas) y los poetas no tienen ninguna funcién que cumplir'en esa época, Tal fue el error del partido con. servador al Ievar a la presidencia de la repiblica, después del periodo brillante de Pedro Nel Ospina, a un hombre de formacién clasica, de vigorosa con- ciencia civilista, pero ajeno a todos los problemas que el café habia planteado, a todas las nuevas rea. lidades desatadas por el dindmico e impetuoso Os. pina. Hay un colombiano que simboliza esa nueva época: Esteban Jaramillo. Amplia, universal cultura, Serenidad y mesura. Sobriedad y objetividad, Fina e inmediata comprensién de la economia, EI proceso de incesante expansién del cultivo del café exigiré cada dia mayor racionalizacién, Deberin abandonarse los procedimientos simples y provincia. nos. Cuando la Segunda Guerra Mundial lleve a las naciones productoras a acordar métodos de defensa del grano en el mercado norteamerivano, una com. cepcion objetivista informara el Acuerdo Interame- ricano de Cuotas del Café. Se limitaran las exporta- ciones a les Estados Unidos de América. Ese hecho, en apariencia simple y sencillo, obligara a crear in. ternamente en Colombia todo un aparato adminis. trativo para cumplir Jas obligaciones contractuales 50 HUMANISTAS, POETAS Y EMPRESARIOS emanadas del Convenio. Este suponia un mecanismo liar. Todo mecanismo es racional y objetivo. Es un colombiano en el cual Ja economia nacional ha sido una presencia espiritual permanente, Carlos Lle- ras Restrepo, quien aplica el Acuerdo Interamericano de Cuotas del Café. Con tranquilidad y sin indeci- siones, con valor y confianza cumple el Convenio. También se daba en él esa indestructible inclinacién auna vivencia constante de la ya compleja economia nacional. El café ha destruido el provincianismo y la simplicidad. En Lleras Restrepo se muestra como el café conduce a una exacta aprehensién de los pro- blemas de la economia colombiana. El café crea una nueva Colombia. No cs tan sdlo la republica de los financieros y los economistas. Es también la de los industriales. El amplio mercado interno desarrollado por el café ocasiona la hegemo- nia del industrial, una hegemonia que coincide con Ja del productor de café, los economistas y los finan- cieros. Se olvida la anterior pugna ideolégico-politica. Son eonsideraciones y preocupaciones de otra natu- raleza las que predominan. Se hablara, con acierto, de la desaparicin de las fronteras entre los viejos artidos politicos, el conservatismo y el liberalismo. 1 café proseguia su obra histérica. 51 VI LAS DOS COLOMBIAS El desarrollo econémico de Colombia tiene, al pa- recer, un contenido inmodificable: su realizacion no es idéntica en todas las regiones. Hay siempre una disparidad, ciertas diferencias, Estas se han con- servado, no han sido superadas en las varias épocas histéricas. Hasta mediados del siglo pasado las manufacturas y la rica agricultura del Oriente sc oponian a la Penuria del Occidente y a la miseria de la regién Central, departamentos de Boyaca y Cundinamarca, Occidente era la mina antioquefia, explotada y explorada mediante la utilizacién del trabajo no li- bre de los esclavos, cra la economia agricola para el consumo familiar ¢ inmediato del Valle del Cauca, Una economia que conocia el latifundio, un lati- fundio vinculado a la esclavitud. El departamento 53 EL CAFE EN LA SOCIEDAD COLOMBIANA de Caldas no existia. Era una regién todavia no ha- bitada, En Boyacé y Cundinamarca regia la enco- mienda, durante la Colonia, y después de la procla. macién y obtencién de la Independencia, el latifundio. Los campesinos son pobres y harapientos. Eran los antiguos chibchas transformados en una suerte de siervos de la gleba. Son circunstancias adversas a un auténtico desarrollo econémico. En el Oriente la situacién era muy distinta. Hubo una evidente colo. nizacién. No hubo conquista, Los indios, menos pro- gresistas y cultos que los chibchas, eran por eso, jus- tamente, mas heroicos y perecieron luchando contra el invasor espaiiol. Se crea en el Oriente una econo. mia agricola de pequefios campesinos. No hay la fundies. No podia haberlos. No se encontraron mi nas de oro, ni de plata. No se introduce, en cons cuencia, el negro. No hubo mestizaje. No se conocié la esclavitud. Hay una produccién agricola, cuantio- sa para la época. Se forman las manufacturas. Predo- minan las textiles porque transformaban el algodén cultivado y producido en la misma regién, La eco- nomia del Oriente colombiano, en la época qué se analiza, no estaba orientada hacia el mercado exte- rior. Hay un consumo intenso, por las manufacturas, de la produccién agricola. Hay un mercado local amplio para los viveres y los alimentos que se cul- tivan. Esa vigorosa vida econémica del Oriente suscita sus naturales efectos. Hay una rica existencia urbana. Las ciudades tienen nombres castellanisimos: Pam- 54 LAS DOS COLOMBIAS plona, el Socorro, San Juan de Girén, San Gil. Se da también una incipiente cultura. Por eso en la Ex- pedicién Botanica, empresa intelectual dirigida y orientada por José Celestino Mutis, participan mu- chos colombianos del Oriente. Los que dirigen el movimiento emancipador, si ee prescinde de unos pocos préceres de Popayan y de los de la remota Cartagena de Indias, son colombianos oriundos del Oriente. La primera auténtica revolucién anticolo- nial, la Hamada de los Comuneros, se origina en el Oriente. Hay, pues, dos Colombias, en la época de la Colonia y hasta la primera mitad del siglo pasado: la del Occidente, esclavista y minera, y la del Oriente, agricola y manufacturera, La mina y la manufactura y el taller. La pequefia propiedad y el latifundio. La ciudad y Ia aldea y la gran hacienda. La colonizacién y la explotacién del negro y del indio. El gran tio Magdalena es la linea divisoria de esas dos Co- lombias. La hegemonia y el auge del cultive del café con- servan ese dualismo fundamental de la vida ccond- mica colombiana. Primeramente, desaparccicron las manufacturas del Oriente, La politica librecambista de los radicales (los gélgotas) las climiné. No pudic- ron resistir la ruinosa y victoriosa competencia de las importaciones inglesas. El Oriente retrocede a una economia de pocos alientos. Habia sido concluida la obra de los librecambistas, tal como la habian defi- nido Florentino Gonzalez y Manuel Murillo Toro: 55 EL CAFE EN LA SOCIEDAD COLOMBIANA Ja economia colombiana se habia transformado en una economia productora de materias primas y de ali- mentos que se cambiaban por Jos articulos que nos enviaria Europa y mas tarde los Estados Unidos de América. Era la realizacién plena de Ja anhelada di- visién internacional del trabajo. Colombia era una zona exterior no capitalista para la realizacion co- mercial de la plusvalia extraida a los obreros eu- ropeos, especialmente ingleses, y los norteamericanos. La expansién del cultivo del café elimina una rea- lidad anterior ya anotada en un capitulo de la pre sente obra: la exclusiva ubicacién espacial del cul- tivo del producto que disfrutara de hegemonia den- tro del correspondiente ciclo —eiclo del tabaco, ci- clo del aiiil, ciclo de la quina—. La produccién de café se generaliza porque la vertiente andina cs el hecho fundamental de la geografia colombiana. El eafé se cultiva en la vertiente. Una realidad nada despreciable para una racional, aun cuando se deba a la geografia, remodclacién de la economia colom- biana. Pero el café crea o no elimina las circunstancias ya conocidas. Son ellas la de una disparidad en el desarrollo econémico de las varias regiones. Siendo, afortunadamente, el cultivo del grano un hecho que se da en casi todos los departamentos colombianos porque en todos ellos hay vertientes andinas, el ca- {6 suscita inicialmente una transformacién arménica y paralela de todas las regiones de la nacion. Es la diferencia que ha de establecerse entre el tabaco, el aiil y Ja quina, por una parte, y el café. Pero, 56 LAS DOS COLOMBIAS el grano no extingue ese contenido del desarrollo econémico de Colombia, a saber, la disparidad que siempre ha existido entre las varias regiones, o mas exactamente, entre las dos regiones principales de Ja nacién, el Oriente y el Occidente. Antafio fue el Oriente la regién que disfruté de una mas amplia produccién de mercancias, Los motivos ya se expli- caron. Hogaiio la primacia econémica ha pasado al Occidente. Es lo que he denominado el “dualismo fundamental de la economia colombiana”. La mayor produccién de café se concentra en Antioquia, Caldas y Valle del Cauca. Por ejemplo, en 1945/46 Colombia produce 5.761.799 sacos, de los cuales corresponden a los tres departamentos citados, todos ellos en la regién occidental, 3.936.171 sacos. Mas del 50% de Ja produccién total. En 1946/47 de 6.158.605 se cul- tivan en esos mismos departamentos 4.273.918. La pro- porcién se eleva. El fenémeno de Caldas es sor- prendente. En un departamento cuya poblacién no llega al millén de habitantes se producen en 1945/46 2.003.100 sacos y en 1946/47 2.263.700. Es una reali- dad que en la América Latina no se da con fre- cuencia. EI café ha creado Ja economia nacional, pero ha unido a Colombia al través de la separacién y de la diferencia. Es la dialéctica: unir separando. En ei Occidente colombiano ha suscitado Ja formacién de una auténtica economia capitalista. En el Oriente ha coexistido con los viejos médulos econémicos. En Barranquilla ha hecho posible el desarrollo de una 57 EL CAFE EN LA SOCIEDAD COLOMBIANA economia fabril local vigorosa. El mercado de ésta también esté condicionado, aun cuando esta afirme cién sea, al parecer, errénea, por el café. Prescindiendo de los otros departamentos del Oc- cidente (Cauca, Narijio), y concretandonos a Antio- quia, Caldas y Valle del Cauca, las estadisticas de la produccién industrial son, también, como las del café, muy significativas. En 1943 el valor de aquélla asciende a $ 641.081.499, suma en la cual la pro. duccién de los tres mencionados departamentos esti representada por § 310.882.378. Es una proporcién que equivale aproximadamente al 50%, El mayor vigor econémico del Occidente ha sus citado una realidad politica: Antioquia, Caldas y Valle del Cauca desean una inas amplia autonorad administrativa, Es un movimiento que se denomina en Colombia “descentralismo”. Cuando se aprobé en 1886 la Constitucién que todavia esta vigente, uno de sus autores, el sefior José Maria Samper, para ex- plicar la forma del Estado en ella adoptada y de. finida, acuiié esta formula: “Centralizacién politica y_descentralizacién administrativa”. Hizo fortuna esa {6rmula de Samper. Es tipicamente liberal, Supone que la descentralizacién, tal como ella fue fijada en la Constitucién, seré siempre puramente admi. nistrativa, Es la tendencia a la despolitiquizacién del Estado. En determinadas circunstancias (ya se han presentado en Colombia esas situaciones) no es po- sible armonizar la presunta “descentralizacién admi- 58 LAS DOS COLOMBIAS nistrativa” con la “centralizacién politica”. Desde Juego, en esos momentos siempre aquélla ha desa- parecido a expensas de ésta. Ahora bien, el Occidente colombiano, burgués y capitalista (Antioquia, Caldas y Valle del Cauca), descan ampliar y acentuar la descentralizacién administrativa, Asi se explica que haya adoptado el movimiento por ellos defendido y desatado el adjetivo “descentralista”, Aun cuando ya se han reunido dos congresos des- centralistas, a los cuales han asistido delegados de los tres departamentos varias veces citados y del Cau. ca y Narifio, todavia los objetivos concretos del mo. vimiento estan sin precisar. Sus finalidades son re- lativamente confusas o no totalmente claras y dia- fanas. Al parecer, sc desca wna mayor participacion en las obras piiblicas que realice la nacién porque los impuestos direetos (y también los indircctos) pro- ducen mas en Antioquia, Caldas y Valle del Cauca. En efecto, en 1946 los impuestos sobre la renta, pa- trimonio y exceso de utilidades le dieron a la na- cién un ingreso fiscal de $ 77.793.817. En esa su- ma corresponden a los tres departamentos referidos $ 31.044.929, Casi el 50%. En 1947, segtin cdlculo aproximado, esos mismos impucstos produjeron $ 95.893.675 en toda la nacién, y_ en Antioquia, Caldas y Valle del Cauca, $ 38.268.256. El Occidente pide que, habida consideracién de ese hecho, la nacién invierta mayores sumas de dinero en obras publicas en los departamentos situados hacia el Pacifico, Se solicita mas amplia autonomia en el control de cam- 59 EL CAFE EN LA SOCIEDAD COLOMBIANA bios, importaciones y exportaciones, Se sugiere, in- cluso, que haya una ecuacin entre el valor de la, exportaciones de Antioquia, Caldas y Valle del Cau- ca y el valor de las importaciones que esos mismos de. Partamentos puedan hacer libremente. Es un sistema fue podria conducir a un leve desplazamiento de las importaciones colombianas hacia el Occidente, con algin detrimento para las otras regiones de la na- cion. Se ha exigido una mayor ampliacién en la con. cesién de créditos bancarios para el Occidente. Los defensores del “movimiento descentralista” $08 indmicos industriales de Antioquia, Caldas y Valle del Cauca, esos productores de eaf6, esos gran. des importadores de Medellin, Cali, Manizales’ Po, puts, Armenia, han procurado no plantear el pro. Blema de la centralizacién politica. La rasan eset, [ia no se desea volver a una organizacién iederal, s experiencias de la Constitucién de 1863 han side Sefinitivas: el federaliomo anarquizé a la neciém Len ‘escentralistas” tienon la mesura y Ia objetivided due el café ha producido en los colombinnos, Nu 3f Buede jugar con la nacién. Pero la afirmaciéa yo Mas seceemtralizacion” es ya‘ una posicion politica, Mas los “descentralistas” han superado el federalincs, contractualista de la Carta de Rionegro de 1863. Es Ja Jacioualizacion que lentamente ha introducido en Co. lombia el café, igel autor de este ensayo no quiere asumir una ac- itud hostil al ‘movimiento descentralista”, Tampoco LAS DOS COLOMBIAS desea adherir a él. Intenta destacar el significado de ese movimiento: una demostracién de la carencia de armonia, de adecuacién entre la vigente Consti- tucién de 1886 y las realidades econémicas creadas por el café, Hay una pugna entre los hechos econd- micos y una determinada estructura juridica del Es- tado colombiano. Para eliminarla no seria necesario reformar totalmente la Constitucién. Hay una ten- dencia ya implicita cn la Carta de 1886, la “des- centralizacién administrativa”, que no es, sin em- bargo, simplemente administrativa, cuya ampliacion permitiria obtener una desaparicin de la incongruen- cia entre la Constitucién y las realidades econémicas propiciadas por el café. Este conduciré a una inevi- table transformacién del Estado colombiano en el sentido de una mas amplia autonomia de los depar- tamentos. No volveremos al federalismo de Rionegro. Tampoco se romperia la unidad nacional. No se ol- vide que la demanda interna, que el mercado interno que ha actuado como acicate para cl desarrollo in- dustrial son hechos que no se han dado solamente en los departamentos que mayores cantidades de café producen. El mercado ha sido creado por el café. Este ha formado la economia nacional. Asi la de- manda interna es una realidad condicionada por el café en todos los departamentos y regiones colom- bianos, aun en aquéllos que como el Atlantico y Bo- livar no cultivan el grano. Las industrias de Antio- quia, Caldas y Valle del Cauca tienen asegurado un estable consumo en las restantes regioncs porque cl 61 EL CAFE EN LA SOCIEDAD COLOMBIANA café, al crear la economia nacional, ha elevado Ja capacidad de compra de los colombianos. En cee conjunto de transformaciones histéricas que cl café ha producido en Colombia, una de gran al- curnia y que indica la profundidad de csas modi. ficaciones, seré la nueva organizacién juridica del Estado cuando Antioquia, Caldas y Valle del Cauea, tal vez con el apoyo de la nortefia ciudad de Ba, rranquilla, obtengan una distinta autonomia admi- nistrativa. Se extinguira la actual incoherencia en- tre los hechos econémicos y la estructura juridica creada en 1886, 62 VIL LA SOCIEDAD CONTRA EL ESTADO En algunas de las naciones latinoamericanas y en todas ellas en anteriores épocas historicas, hay y hubo una presencia permanente del Estado. Es una realidad que se expresa y se expresé en formas y hechos distintos, La ercacién de riqueza gira en tor- no al Estado. No hay wna auténtiea produccién de biencs. Es el Estado el gran dispensador de em- pleos. No hay burocracia, Tan sélo hay empleoma- nia. Los funcionarios del Estado carecen de ese pe- culiar sentido de Ja racionalidad y de la objetividad que ha de distinguir a la buroeracia. Aun en épocas bosteriores, enando la estabilidad econémica y el nor- mal desarrollo de las naciones modifican esa situa. in, el Estado sigue vinculado a la economia. Se producira entonces el fenémeno de la valorizacion artificial de Ia propiedad en las grandes ciudades. Asi se crearan Jas fortunas individuales. Esa valo. 63 EL CAFE EN LA SOCIEDAD COLOMBIANA rizacién es un hecho que no puede impedirse, Tam- bién se ha dado en otras naciones en las cuales el Estado no ha estado tan presente en la vida econémica individual (los Estados Unidos de América, Canada, Inglaterra, ete.). Pero en la América Latina ese fend- meno de Ja valorizacién mencionada ha tenido un sen- tido peculiar: desvia Jas inversiones (se compran con especial predileccién propidades urbanas cuyo pre- cio Iuego se aumentara extraordinariamente), limita Ja cuantia del capital que se dedicara a otras empre- sas, a la empresa de la produccién auténtica de mer. caneias. Es la pasividad. Nada de produccién. Esperat que el inevitable proceso de desarrollo de Jas ciuda- des ocasione la elevacién del valor de las propiedades, En la América Latina tiene y se tenia una con- fianza ilimitada en el Estado. La vigorosa y auténo- ma iniciativa particular no se conoce y no se conoci, El Estado era un Estado paternal, caritativo. Un efee. to inmediato: el “gobiernismo”. Se esta siempre con el Gobierno. Para las masas el Estado no es una entelequia, El Estado es cl Gobierno. A una mayor pobreza en las naciones o en las diversas regiones de cade nacién, una més acentuada tendencia al go- biernismo, a vineularse al gobierno. Una segunda consecuencia, la tremenda agudeza pasional de las Iu- chas politicas civicas en estas naciones. Son ellas una pugna er torno a la proteccién que ha de dispensar el Estado, Aun cuando tuvieran un contenido ideo- l6gico, cabe aseverar, sin embargo, que las diver. gencias politicas también han sido una lucha por la 64 LA SOCIEDAD CONTRA EL ESTADO proteccién del Estado, la proteccién paternal que otorgaba generosamente el Estado. En las naciones latinoamericanas de mis estable y amplio desarrollo esas realidades han desaparecido. Se extinguieron ya a mediados del siglo pasado. Por eso, en ellas el Estado ha tenido funciones distintas. La sociedad no se ha identificado con el Estado. Este no ha diefrutado de una ubicua presencia en la vida individual. En Colombia tal es la significacién que también tiene el café: producir una actividad diversa ante el Estado, suscitar una auténoma (au- ténoma respecto al Estado) creacién de riqueza, de mercaneias. El proceso de ampliacién incesante del cultivo del café fue una realidad ajena al Estado. Este sufrié, si asi pudiera decirse, las condiciones que propiciaron el desarrollo inexorable de la produe- cién de café, Fueron, como ya eabemos, circunstan- cias internas y externas. Es una realidad nueva: unas Jabores eminentemente productivas de riqueza que no estén subordinadas al Estado, ni han tenido que ser expresamente propiciadas por él. Se piensa menos en el Estado y en el Gobierno porque se vive un proceso econémico auténomo. Es una realidad his- tériea que no ha sido creada por el Estado. Es una afirmacién de la sociedad ante el Estado. El pre- sente ensayo intenta describir el contenido de esa nueva realidad. café ha contribuido, también, a la formacién aia clases sociales. Hacia 1850 habia declarado Salvador Camacho Roldan que en Colombia no ha+ 65 EL CAFE EN LA SOCIEDAD COLOMBIANA bia clases sociales. Queria indicar el eminente s0- ciélogo que dentro de las condiciones econdmicas de esa época no habia una separacién nitida de las va. Tias clases sociales. Ia dramatica y andrquica inesta, bilidad econémica no lo permitia. Una economia fa- miliar y para el consumo inmediato slo conocia dos grupos sociales: los jornaleros y los propieta- rios territoriales. Micntras estuvo vigente la escl: vitud a esos grupos se esclavos. La transitoria economia manufacturera del Oriente colombiano, una economia de taller, no se concibe sin maestros y aprendices, Ademis, los funein. narios publicos y los comerciantes, unos comerciantes al por menor, completaban el cuadro social det siglo pasado. El auge del cultivo del tabaco, después de la extincién del estanco, modified Parcialmente esa gi- tuacién en Jas regiones que se entregaron a la pro- duccién de la hoja. Eran grupos sociales inestables, de imprecisos lineamientos, exceptuando loc de 12 aldea —jornaleros y propietarios, amos y esclavos—, El café crea en Colombia las clases sociales, Previa Ja conservacién de los grupos que ya existinaen la aldea —jornaleros y propictarios territoriales--. Sua cita la formacién de una economia capitalista, dese interno para la futura produccién industrial. La burguesta y el pro- letariado son las nuevas clases sociales. Hay, también, Jos grandes exportadores de café. El aumento ae las importaciones, a raiz de la mayor demand, nos da el comerciante al por mayor, nacional o extren, 66 LA SOCIEDAD CONTRA EL ESTADO jero. El cuadro queda completo. El café es una re- yolucién econémica. ntidad Jtivadores del grano establecen una 1 ee la Federacion Nacional de Cafeteros. crea en 1927 en un congreso de Productores de café. i e Posteriormente, el Estado se vincula a a! Bi 7 i trato! Se recono. Gelebra con ella contratos. {Un contrato! Se recon : cia Ja autonomia de ese organismo. Surg Bra: hos del Estado y de la Federacién. . en a una eficaz defensa de los oa Gre do {fos precios sufran acentuadas bajas en cae ae internacional. Es un Pee sencil “A x oe icacioncs: si los precios disminuyen Stetbn compra el café em el mercado Fntermo, «as cotizaciones anteriores para limitar la aye dis étodo que, desde luego, no seria aplical le sae 2 a momentos de una crisis econémica geners ae produzca en la economia mundial una caida 4 ae i do las oscilaciones de etal cata bed i tancias locales, la i 1 café obedezcan a circuns! i eed de la Federacién en el mercado ha sido siempre muy eficaz y positiva. 16) tidad ha confiedo a Ia Federacién, una entidad erties ie defenis y In proteceién de Tos eultiva Fores. Ademés, Ia Federacion realisa algunas obras publicas en las regiones roduetoras, generalmente i ieria sanita! 3 también oe eal ha substitufio. al Estado. 67 EL CAFE EN LA SOCIEDAD COLOMBIANA En los departamentos que mayores cantidades de café producen no so da el fenémeno del “gobiernis mo. La opinién publica politica no gira ea tora al Estado, el Gobierno. El café ha suseitado esa oe tonomia. En las uiltimas elecciones presidenciales, las de 1946, en Antioguia los electores conservadores en. Peraron a los liberales y ello después de 16 aiios eu. cesivos de gobiernos liberales. En Caldas por leve mar. gen no hubo igual numero de votantes liberales y conservadores. Contrariamente, en los departamentos de limitado desarrollo econémico, departamentos que en su gran mayoria no son grandes cultivadores de café, la opinién siempre se inclina ante el Gobierno, grave falla de la organizacién liberal de Colombia, Siendo el café la autonomia de la sociedad ante ¢l Estado y habiendo ocasionado fundamentales trans formaciones histéricas, esta vinculado a la ampliacién y él perfeccionamiento de la sociologia colombian En el siglo pasado fue el tabaco, el auge de au eal, tivo, el hecho que sirvié de incentivo para la creacién taban para sus investigaciones. En este siglo el café ha colocado ante los sociélogos colombianos un con, Junto de realidades que permitirén obtener una aan Pliacién de aquel contenido. Sin el café la sociologia colombiana no se habria perfeccionado, no habsis podido estudiar las condiciones intetnas del desarrollo del capitalismo en Colombia, la transformacion del hombre colombiano, de sus modos de ser, las cireune- 68 LA SOCIEDAD CONTRA EL ESTADO i roduciran una reforma de la estructura del Estado, el abandono y el olvido de las anteriores divergencias ideolégicas entre los partidos politicos, en suma, todo ese conjunto rico de realidades diversas que el café ha ereado en Colombia, El ser social de- termina el pensar social. 69 VO NUEVA VIDA Y NUEVOS HOMBRES En esa larga época que termina con Ia aparicién del tabaco, con la ampliacién de su cultivo, el hom- bre colombiano vivis ciertos valores. Consideraba que la existencia tenia finalidades trascendentes. Estaba siempre ante lo Absoluto. Queria asegurar ell sosiego y la tranquilidad mediante un rechazo de toda in- cesante persecucién de la riqueza. Vivia la adquisi- cién no el afin de adquirir. Estimaba que el tra- bajo habia sido impuesto como una expiacién por Dios al hombre. Era vitalmente hostil al trabajo manual, a todo trabajo. Si era propietario territorial vivia entregado al ocio. Los esclavos o los jornaleros trabajaban para él. Desdefiaba la amplia produccién de mercancias. Para el hombre colombiano de la época ya mencionada la sangre y no el dinero era el valor fundamental para Ja vida social. Se formé una aristocracia inauténtica, Es una vida victima de la 1 EL CAFE EN LA SOCIEDAD COLOMBIANA infecunda pasividad. La afirmacién d P jae ap a teen led aac ima, etna fo lamente en el Oriente, diversas condiciones histéri cas, habian cread istis ij istori te lo un distinto tipo histérico de Hay también una intimidad provin el temor del mundo exterior, del dishating = Hen tico mundo exterior. Para el hombre colotbleas d Ia segunda mitad del siglo pasado el mundo seeuing~ siendo remoto, enigmatico © ignoto. Las costumbee son estables. No se alteran. Es un provincialismo que gravitaré aun en la época actual sobr i grevitard Dp ual sobre la vida co- La politica goza de evidente hegemoni gatividad de Ja economia —limitads pradussiga as comereio— corresponde una primacia de las preocne Paciones politicas, La polémica idcolégica cf anda rosa y frenética. Se vive discutiendo estérilmente Toy gentes leen con pasin los periédicos y pasquines que se publican en Jas ciudades. Un editorial de aquéllos suministra ocasién para polémicas que se profongan desesperadamente, Son modos vitales de ser que ne davia se encuentran en el colombiano, hombre din cutidor y por eso, hombre natural y espontaneamente liberal. "No se prescindia de la lucha armada Te 72 NUEVA VIDA Y NUEVOS HOMBRES estaria fundada en las ciencias naturales y en una aprehensién inmediata del mundo histérico. Asi se comprende que cuando Moreno y Escandén y el Arzo- bispo-Virrey Caballero y Géngora modificaran la en- sefianza a fines del siglo XVIII, en una época de es- plendor de la administracién colonial, esa reforma no encontraré una natural e inmediata aceptacién. Ya el hombre colombiano era existencialmente hostil a la objetividad. Se hallaba anclado en una excluyente subjetividad. Hasta 1850 hay en él una intelectual y espiritual afirmacién de Ja volutad. Esta es el eje en torno al cual gira el mundo en esa visién de Ja vida y-el mundo que inconscientemente vive el hombre colombiano. Cuando don José Félix de Restrepo de- clara en el Colegio Seminario de Popayan que “Dios geometriza”, que es un “gedmetra” y que al “obrar en el orden natural y ordinario, esta sujeto a las reglas de la geometria y aritmética”, define, un con- cepto de Dios que era incompatible con ese volunta- rismo de la cultura y de la concepcién del mundo y de la vida dentro de las cuales se encuentra el hombre colombiano. Las condiciones implicitas en el auge y expansion del cultivo del tabaco suscitan una transformacién inicial de la vida colombiana. Pero es una variacién geograficamente limitada —el tabaco se produce en gran cantidad en una sola regién—. Surge el em- presario, simbolizado en la figura de don Francisco lontoya. La economia de la Nueva Granada se vincu- Ja a la mundial. Se da Ja especulacién. El nuevo 73 EL CAFE EN LA SOCIEDAD COLOMBIANA hombre ereado por el tabaco se entrega sin dificule tades a vivir el riesgo, el riesgo cconémico. Ha desa: parecido el provinciano miedo anterior. Pero cs cl café el que impone definitivamente un hombre distinto, una vida histérica diversa, Hay una realidad inmediata: una exaltacién del trabajo. Se advirtié en el capitulo tercero de esta obra que bajo la vigencia de la economia colonial se foraa una conciencia hostil al trabajo. Mas el productor de café, especialmente en Antioquia, Caldas, Valle del Cauca y Tolima es un colono. Ha transformado a selva. Ha ocupado la tierra y la ha cultivado, Son esos los titulos de la propiedad territorial en las mencionadas regiones. Me remito a las explicaciones que se pueden leer en el capitulo segundo. Vive, asi, ese productor de café las excelencias del trabajo, Este sera para él fecundo y creador. La diatriba colonial del trabajo se ha extinguido. La coyuntura favorable para la ampliacin de los cultivos de café desarrolla nuevas tendencias en el hombre colombiano. Ten- dra fundamentales Preocupaciones econémicas —la vida es preocupacién—. La ganancia sera su objetivo Sera audaz, no retrocedera ante el riesgo, sera dina- mico. No descansaré. No conoceré el ocio, ese ocio de la época colonial. Tendra cl amor de la novedad. De Ia actividad puramente agricola —época del pa. triarcaliemo de Ja vida antioquefia y del norte del departamento de Caldas—, pasaré ala comercial y de ambas a la industrial. Es el momento en el cual la fabrica ee eleva frente a la parcela en que se cul. 74 NUEVA VIDA Y NUEVOS HOMBRES i é. Creados nuevos modos de ser en cl hom- Fe ere ales wlan en ren al establecimiento de una economia ada L, - circunstancias eye oR era Ean oan je am liacid: Ja produccién de café. u Pac oe icri in al cnvode neon Si en toda existencia hay una escala Laat de valores, son los de indole econémica los valores que vive el nuevo hombre colombiano. Hay en él un m: yor acento de la utilidad. inadas condiciones psicoldgicas, en las cua- ieee objetivamente encontrarse una Eee del espontaneo fluir a Saree ae eae pou il ‘ollo a la en wre Sele] dafoqeator vm Sek nistas, hicidos, realistas, emprendedores. EI cai aon Antioquia. Fueron los cae a eee Came ienes colonizaron a Caldas, al a wall "vector cafetero del Tolima, Hay una muy nitida diferenciacién entre las principales regiones gafetor ras y el resto de Ja nacién en cuanto a los modos de ser de los colombianos. En aquéllas, la aaa ee apresurada y dindmica. La vida esta vertida cia Jo exterior. No es extraiio que en Antioquia te novel s costumbrista haya tenido un gran desarrol lo y_ qui ese departamento haya dado a Colombia inner pintores: la eostumbre es lo externo y la pinwra 4 siempre pintura de lo concreto y de lo individual. El productor de café ha de seguir con atencién curso de las fluctuaciones de los precios del grano. vi} EL CAFE EN LA SOCIEDAD COLOMBIANA Si hay una tendencia muy acentuada a la baja y la Federacién Nacional de Cafeteros ofrece comprar. Jo a los precios anteriores, vendera el café inmediata- mente a la Federacién. Si en el mercado de Nueva York ha habido una elevacién de los precios, exigira que le compren el producto a un precio adecusdo 4 ese movimiento alcista. En suma, el cultivador de café vive intensamente las realidades econémic: tierra. No ha sido nunca un hombre némada. Se com- Prende que en las regiones cafeteras la familia een de tipo patriarcal, esiable también, Esas caracteris- ticas del café explican también la elevada natalidad en esas regiones. Las familias porque éstos son primordia unos auxiliares muy eficaces el cultivo del café y de esper: tos maduren en el arbol. tienen numerosos hijos mente para los padres en Ia labor de extender ar que los primeros fru. Se dijo ya que el café no ha producido un tipo homogéneo de hombre en Colombia. Solamente en las regiones que mayores cantidades de café cosechan hay diversos modos vitales de ser. En un departamento, el Tolima, se encuentran Jos distintos tipos de hom. bre colombiano, Hay el de Ia yuca, el maiz y el algodén. Es tranquilo, Levemente apatico. Con la exeepeidn del algodén, consume todo lo que produce. 76 NUEVA VIDA Y NUEVOS HOMBRES é] fi tidad de log otros dos articu- Ton es vendidh en los merendos locales Es mestizo 0 mulato, Hay un hombre del café. Bs, predominanr temente de’ raza blanca, a Tas caracte istic i dgi ra descritas. Tieton Pence Tad Solitario. Produce pone mercado interno. E] Tolima reine todas las moda- lidades vitales del hombre colombiano. i do Como Ja vida se realiza plenamente, aun cuan eae, ae encuentren ciertos y peculiares ey sassy condicionados histéricamente, pare xf see 161 .oloml de mayor produccién no han dado a ia an é ios, industriales y grandes comerciantes. fins Loper de Mesay de univerealee conocimientos, socidlogo y fildsofo, es antioquefio. Otro caregio fi lésofo colombiano, Cayeteno Betancur, es tumble antioquefio. Pero en I época del café ha sido le de las financieros y economistas. Ha sido la o ie politica de Antioquia, Caldas y Valle eeu Cauca, Go Jombia es el café y Antioquia, Caldas Valle del el café. Una nueva vida, eupuesto : Scales tranaformaciones, ha sido ereade en esos de partamentos. 17

You might also like