II. Delimitacién conceptual del derecho
penal econémico
2.1. INTRODUCCION: PRECISIONES TERMINOLOGICAS; EL
‘DERECHO PENAL ECONOMICO COMO NUEVO DERECHO:
PENAL; LOS FENOMENOS DE LA EXPANSION (DISCURSO
DE LA MODERNIZACION) ¥ DE LA REDUCCION (DISCURSO
DE RESISTENCIA) DEL DERECHO PENAL
Bn términos generales eabe indicar que cuando la doctrina ha venido
uilizando las expresiones «Derecho penal econémico», «Derecho penal
‘socioeconémico», «Derecho penal de la economia» u otras similares, no
hha pretendido referirse a un Derecho penal «distintor, sino a unasimple
calificacion fijada sobre la peculiar naturaleza del objeto que trata de
tutelar. Desde esa perspectiva, las citadas denominaciones poseerfan el
‘mismo valor que las expresiones «Derecho penal administrativo», «De-
recho penal sexual», «Derecho penal de la cireulaciéne, ete. (vid. por
todos ya RODRIGUEZ MOURULLO, P.G., p. 29).
En principio, aqui parto también de esta base, puesto que al menos
delege lata nada autoriza.a hablar de un Nerechapenal sustancialmente
diferente en el easo de que el objeto de estudio venga caracterizado por
‘su proyeccién sobre el aspecto econdmico 0 socioeconémico. Por consi-
guiente, el intitulado «Derecho penal econémico (0 socioeconsmico)» se
halla regido por los mismos prineipios juridico-penales que el Derecho
penal comin uordinario y encauzadoa través deidénticas instituciones
dogmaticas.
‘Sin perhicio d as alracenes que se lactuarin despos an dvrsos oars de
cexposistn, imgria sefalar aqu que, en prncoo, uz ls témings weconémio> y
‘Sosecanmio- como snéimos, del mismo mado qu seven enaniendoporparte dit
Ginn dominna en neato pais, Aunque en la dctine espaicaespacialzada comenad
hbléndse(y conn habndoee mayertareert) de «Derecho peal ecadizo»y de
‘elie ecznias,o primer Proyecto espaol de CP dl nuevo régen democrat,
PLOGP ce 190, erie expresn de detos canal edn soc econico, exes
‘uo (conesaidética Sica oes asinhicada de odetiosscicacondivs»)sehamaniigo
‘hoo ls tetospeleltios epales posierores yh so aga por el propio CP de
‘68, enesla seni ~segin sever més abajo— deen dlleo punto expsfevigeie2 ‘CARLOS MARTINEZ. BUJAN PEREZ
se colge que, en eleco, arbasexpresions aon ante cl, aunque en a moro da
Preeisldor de 1960 habia una erence mal ala que se cen eu meer,
Ahora bien, sin merma de lo que antecede, no se puede pasar por alto
‘que —segtin se pone de relieve por parte de la moderna doctrina—nos
enfrentamos ante una familia delictiva que ofrece determinadas pecu-
liaridades o earacteristicas que permiten individualizarla y que sirven
para difereneiarla de aquellas agrupaciones delictivas que tradicional-
‘mente se han ineardinado en el denominado Derecho penal sclasico» 0
snuclears,
Asf las cosas, lo que se trata de examinar en las paginas que siguen
es justamente cudles son esas peculiaridades que explican la insistencia
doctrinal en individualizar este sector del Derecho penal y, paralela-
‘mente, la tendencia a configurarlo como un objeto de estudio que puede
ser analizado de forma separada del Derecho penal clasico. Y, en este
sentido, no se debe desconocer que existen ciertamente determinadas
notas distintivas que son comunes en la tipificacién de todos los delitos
socioeconémicos y que se plantean problemas penales también espectfi-
cos de esta materia delictiva frente a los suscitados en delitos que
tradicionalmente han venido integrando el méicleo del Derecho penal
Por consiguiente, desde esta perspectiva queda, porlo pronto, plena-
mente justificada Ia necesidad de anteponer una Parte general al
estudio particularizado de los delitos socioeconémicos regulados en la
legislacién penal espafiola.
En este sentido, interesa resaltar que la finalidad de exponer con
cardcter previo una teorfa general concerniente a todos los delitos socio-
econémicos es, ante todo, didéctica 0 docente, en el sentido de que se
persigue examinar unitariamente cuestiones que son comunes a todos
ellos 0, en su caso, a buena parte de los mismos. De esta suerte, se
pretende ofrecer una respuesta general comin, valida para las diversas
figuras delictivas, evitando estériles repeticiones en el andlisis particu-
lar de cada una de ellas. Ahora bien, y precisamente sobre la base de la
especificidad de este sector del Derecho penal, al propio tiempo se
abordaré la cuestién de saber hasta qué punto los principios dogmaticos
fundamentales de interpretacién de las normas penales pueden verse
‘matizados e incluso en algiin punto modificados en referencia a delitos
socio-econémicos.
Con todo, algunos autores pretenden ir més allé, propugnando una
verdadera autonomtfa cientifiea del Derecho penal econdmico frente alo
[DERECHO PENAL ECONONICOY DELA EMPRESA 3
‘que se califica de Derecho penal «clsico», comin» o «nuclear. Byiden-
temente, dicha autonomia no encuentra —como queda dicho ma
tconfirmacién o reconocimiento explicitos en el Derecho positive espaiiol
{al igual que acontece, en general, en otros Derechos), ero st se postula
dle lege ferenda por parte de algunos un tratamiento diferenciado, en la
‘medida en que las diversas instituciones dogméticas elaboradas por la
{eoria penal permitan llegar a solucionesjuridicas distintas a las que se
sustentan para el Derecho penal comtin. En algunos casos se trataria
simplemente de efectuar algunas matizaciones ocorreeciones a institi-
tones penales tradicionales euando éstas se utilizan como instrument9
para la interpretacién de los delitos econémieos, mas en otros casos se
Tiega a proponer incluso la ideacién de nuevos principios juridico-
penales de imputacion diferentes de los tradicionales,
‘Semejante panorama resulta comprensible en la medida en que el
legislador penal del momento presente ha ido ampliando paulatinamen-
te su émbito de intervencién, creando nuevas figuras de delito que cada
vyez se alejan mas de lo que histéricamente constituyé el niicleo del
Derecho penal.
En los tltimos afios el denominado fendmeno de la sexpansién» del
Derecho penal se ha revelado como un fenémeno claramente perceptible
cen detrimento de otros sectores del Ordenamiento juridico 0 ineluso en
detrimento de otros sistemas no juridicos de control social.
loseconprueba, on parr elo queaososnosaleaenislegslacones pends
antes den pales dela. vc, engages eran jen anal rennin.
feral comm son Alani ia, por sunuesn,enrusropal, en donde esa tencecia se
a maize incleo en el Seno del propio GP de 1885, ue —sagin se a rena
inetoniamerie po pare dela doctna pena expecta ropeseta un fl exponerte de
fenimera del exensin.
or apa ay que racooce ue esa tender la expanstn del Derecho penal
pace haberseinpuesolanién comoparadgmadonireneendlnoviieno ge rome penal
{ueseeltoa enelémbi del flees db nso em jrdioy.encoresen, ener
aos tabajsGesaoladosenlseno dela UE. spasanete en claspectosociocandic.
‘Clroseemolsvedren resents par el ComeniaPF (Cameron al proton
Aelosirtereses nancies dees Cartas erpens) (Busan 26 uo 6125), pot
‘I CORPUS URIS de disposcons penal para laprlecoénde snes trans doa
Ue, enn pores propesias de neizacn el Dretapenal econo da UE EUBO-
DELITOS)- Vi porados MARTINEZ BULAN, 202, pp. 35s,
Se ha desembocado asf en una situacién de tensién al intentar
proyectar sobre los nuevos delitos econémicos unos principios generales
de imputacién y unas estructuras dogméticas que fueron elaboradas
para la exégesis de los delitos tradicionales, cuando el Derecho penal no4 ‘CARLOS MARTINEZ-BUSAN PEREZ
habia iniciado todavia siquiera su moderna fase de expansién ala tutela
de nuevos bienes juridicos.
Conjiane asvetirdo que, cbvament, llamado Dee penal -acesoos ownodemnor
nose agetaana dbl secoeoonénic, habia cunla de que se project aen sobre cos
‘erase juidios (on materia de salud pibica, ado ambiente, fancén pbc) (vd
‘SILVA, 1982, gp. 291, 902, 205; ASSEMERY MUNOZ CONDE, 185, . 27,
‘Ahora bien, frente a la idea de In expansién se ha ido gestando otra
idea contraria, que consiste en propugnar una reduccién del mbito de
lo delictivo, que incluso deberia llegar —segrin algunas versiones parti-
‘culares dela teoria—a un regreso ala situaciénexistenteenel momento
del nacimiento del Derecho penal cldsico, cireunscrito la tutela directa
de bienes altamente personales y del patrimonio.
La idea de la reduccién del objeto del Derecho penal, asociada
indisolublemente a la expresi6n «Derecho penal minimo», ha recobrado
‘una fuerza inusitada en los iltimos aiios, Bs cierto que seria imposible
de resumir aqui el proteico entendimiento de esta expresién. Ello no
obstante, a los efectas que aqui me interesan, y aun a riesgo de ineurrir
‘en simplificaciones, cabria sintetizar las peculiaridades més caracteris-
ticas de esta corriente de pensamiento en torno a dos aspectos, que son
complementarios entre si: de un lado, se pretende restringirla seleccién
de bienes juridico-penales a aquellos bienes que se califican de «clisi-
cos», en la medida en que se articulan sobre la base de la proteceién de
los derechos basicos del individuo; de otro lado, se trata de respetar #
ultranza todas las reglas de imputacién y todos los prineipios politico-
criminales de garantia caracteristicos del Derecho penal «clasico» o de
Ia Tlustracién,
Les tlerenciastibbogricas potion er gu mnaoss. Bast con menctnar, al odo,
slautormés cad ena odors doc ya.ucbra ms emblematic vi, FERRAJOL, 1555,
Porta dems, cerirodela prepa dota alana, yen lo que se ely, ns conretamen,
1 nes de andl elava af amplaci ce bene urcoenalesy aura carla
‘exis de eg de ipulacn y pniospoc-cinales de gra, merece se
stacads aca de NOC, 1987.
En este contexto cobra especial relieve la contribucién doctrinal
vineulada en su nacimiento a lo que se conoce ya como la «Escuela de
Frankfurt», que ha critieado severamente la decisién de que el Derecho
penal extienda su objeto mas alla de los limites que tradicionalmente
han acompafada a la proteccién de los bienes juridicos eldsicos y que
acabe convirtiéndose en un Derecho penal puramente funcionalista,
orientado exclusivamente a la finalidad de lograr una defensa de la
DDERECHO PENAL ECONOMICO YDE LA EMPRESA %
sociedad lo més eficaz posible frente a los riesgos derivados de, las
‘disfunciones del moderno sistema social
En le aad escula de Frank mitan panastas slmanes tan consitvos eam
HASSEMER, LUDERSSEN, NAUCKE, HERZOG, ALBRECHT, PRITTWITZoKARGL Sobel
Caracas de esa eso, ve por toons SLVA SANCHEZ, 200, Pogo, Xn
donde eeverée quate eseule no ea en aldad como a oda vez que ease con
lures con everson exiasy mlodlgis.
En el fondo de esta eritiea late Ia idea basica de que una intervencién
del Derecho penal en estos nuevos sectores (uno de los cuales, y desde
Juego de los mas significatives, seria el de la economia) supondria
sacrificar garantias esenciales del Estado de Derecho. En definitiva, los
integrantes de esta escuela vienen a sostener que el Derecho penal debe
‘ajustarse rigurosamente a los postulados del Estado de Derecho y
respetar a ultranza las tradicionales reglas de imputacién y los princi-
ppios politico-criminales de garantia que la ciencia penal ha venido
claborando desde la época de la Iustracién, aunque ello vaya en
detrimento de la funcién preventiva de este sector del Ordenamiento
juridico.
Vid. par tdos HASSEMER, 1982, pp. 378s; HASSEMERY MUO CONDE, 1985p.
‘8 sn, espeianorop, ty. Y, ls ald opin pacer de HASSEMER, hay Ue
reconecer qs es caacrsica general conina tos locaulores que nserben en iaescela
(Frankel stvarse en ina posi beara, utamone ens anipoa eres
rel smodeos (seb ell SILVA Prélog, 2000p. x).Enla reine doctinaesprols
(arbién he helo ecogde oon mayor @ marr fia 2 os presipuesine gion,
‘flosoian de lexus 6 rank vel SANCHEZ GARCIA DE PAZ, 199, passin espcoh
rele p. Bs, MENOOZA, 2001, passin y 2002, passin y bbogtaa qv se cia.
Esta contribucién de la escuela de Frankfurt se apoya, ante todo, en
la formulacién de una concepcién del bien juridico-penal meramente
individualistar 0 «personal», en virtud de la cual se situarfan en
primera Iinea de la tutela penal los bienes juridicos individuales,
mientras que los bienes supraindividuales tnicamente merecerfan ser
‘objeto de proteccién en la medida en que sean concebidos como puros
§ntereses mediatos 0 instrumentales al servicio del individwo.
Ela docna mds recent se eg nso a consones todavia ms contundetes por
pte alnas ules, coro KARGL 200, p48, avin, parende ela remisad qu
{Dereco peal pretage expects, eens como posbiladde ue aveorgarzacn
personal o desta def prop prsonaidad, concept el dono como une alracin
Fru delarefded social nara, sro cam lest del espto deb als pretensiones
Iriel conserva conned imperutable de Cetosinlereses vos, Strole
thse de esto plomemiena extra, en cone, aconclsin de ue as eles expecta‘evo MARLINS SUJAN PEREZ.
ro vinan dads pol sociedad, ino ques denitan a paride ls sani el indituoy do
‘surola cpaciad de pemenencia ene impo, dele cual deduce a8 es, que sala ee,
lair. beady el patimeniomereerian rots pena
Asi las cosas, segtin escribe HASSEMER, el Derecho penal moderno
‘se manifiesta sobre todo en la Parte especial de la legislacién penal, a
‘través del incremento en los mareos penales de delitos ya existentes oon
Ia creacién de nuevos delitos, Pues bien, en este iltimo sentido, el aludir
las «novedades» del Derecho penal moderno, es cuando a los sectores
antes mencionados aniade el de la economia, con relacién al cual senala
los tres instrumentos técnicos mas representativos de este nuevo Dere-
cho penal. El primero de ellos seria una orientacién institucional en la
proteccién de bienes juridicos, que posee como consecuencia la tutela de
bienes «universales: (sic) y no individuales: como ejemplo més caracto.
‘ristico cita el nuevo delito de estafa de crédito (art. 265 b StGB), a través
del cual se pretende proteger, a su juicio, —al lado del derecho del
‘acreedor— el interés econémico general en prevenir los peligros que se
Producen en la economia con la concesién injustificada de créditos. Fl
Segundo de los citados instrumentos seria el recurso a la técnica de los
tipos de peligro abstracto, que «amplian enormemente el dmbito de
aplicacién del Derecho penal», dado que «al prescindir del perjuicio, se
prescinde también de demostrar Ia causalidads, pues «basta sélo con
Probar la realizacién de la accién incriminada, cuya peligrosidad no
tione que ser verificada por el juez, ya que sélo ha sido el motivo por el
que el legislador la ha ineriminado»: asi, v. gr., un tipo delictivo como la
estafa (art. 263 StGB), claramente estructuradyen susdiversosclemen,
tos, ofrece al juez en todo momento informacién de la ratio legis,
mientras que el tipo de la estafa de subvenciones (art. 264 S\GB) able
requiere a prueba dela accién incriminada, y deja al juez précticamente
sin ningdin criterio hermenéutico. En fin, el tercer y iltimo instrument
es en realidad una logica consecuencia de los dos anteriores, puesto que
eloperar con bienes uridicos universales y con tiposde peligro abstrerto,
conduce a la construccién de delitos sin victimas o, cuando menos, con
victimas difuminadas, en los que no se exige un dato,
3 HASSENER/M. CONDE, 195 pp. 275s. En laren octra esata vid adds
‘muitOZ CONDE, LH Vale, 2001, passin especialmente p.570 ss; SANCHEZ GAACIA GE
PAZ, 888, pp. 36.
Ello no obstante, una vez.expuesto lo anterior, es menestor advertir
de que la direccién doctrinal representada por la Escuela de Frankfurt
Xo propone una absoluta descriminalizacién de tales conduetas, rele
_DERECHO PENAL ECONOMICO Y DE-LA EMPRESA 1
_géndolas exclusivamente a la condicién de simples ilfcitos extrapenales
(administrativos, civiles, laborales, etc.), de tal suerte que deban ser
regulados de forma privativa en cada uno de esos sectores del Ordena-
‘mientojuridico. En efecto, y para expresarlo en palabrasde HASSEMER,
el Derecho penal liberal tradicional deberia, ciertamente, reducir su
objeto a lo que él denomina el «Derecho penal nuclear», pero las
infracciones concernientes a esos nuevos bienes juridicos (como los
referentes al orden econémico) podrian ser reguladas a través de lo que
41 lama un «Derecho de intervenciéns, que —aunque no aparece sufi-
cientemente concretado—tendria que ser configurado como un Derecho
sancionador situadoa medio caminoentre el Derecho penal y el Derecho
de contravenciones o de infracciones del orden, entre el Derecho pablico
y el Derecho eivil; este Derecho de intervencién se caracterizaria por
ontener garantias y procedimientos menos rigurosos y exigentes que
Jos que acompaftan al Derecho penal, pero, como contrapartida, dispon-
dria de sanciones de menor entidad que este ultimo, osea, menos lesivas
para los Derechos individuales,
Vit HASSEMER, 188, pp. S85; HASSEMER! MUIOZ CONDE, 1655, pp. 43 y ss,
espeiamnente p46
‘Sidejamos a un lado ahora otros 4mbitos del sedicente Derecho penal
‘moderno o accesorio ynos centramos on el terreno que aquinos incumbe,
el socioeconsmico, cabe afiadir a lo expuesto que los penalistas
incardinados en la Escuela de Frankfurt han censurado, consecuente-
‘mente, la labor eodifieadora que proponian los autores del Proyecto
alternativo alemén de delitos contra la economia en el afio 1977 y Ia
‘area desplegada por el legislador penal alemén alo largo de los iltimos
‘aos, al introducir en el CP, merced a la promulgacién de dos Leyes
dostinadas especificamente a combatir la criminalidad econémica, di-
versos delitos econémicos configurados como tipos de peligro inspirados
cen su mayor parte en las directrices mareadas por el referido Proyecto
alternativo.
Ello no obstante, la critica de los autores de la Escuela de Frankfurt
‘al muevo Derecho penal econémico alemén noha sido mayoritariamente
‘compartida en Ia doctrina germénica. Desde diversas perspectivas
‘metodolégicas reputados especialistas han respondido a la apuntada
critica y, sobre la base de variados argumentos y con diferentes matices,
han respaldado la decisién det legislador penal alemén en materia
econdmica, Hegando a propugnar incluso en algunos casos una amplia-
cidn de la esfera de intervencién penal en este terreno,8 ‘CARLOS MARTINEZ BUJAN PEREZ,
Vi. egpecaante ya TEDEMANN, 199, possin, SCHONEMANN, 1991, pp. 39 58
KUHLEN, 100, p27 vil ademas BOTTHE y KINOHAUSER, en, Tedemam,
Llegados a este punto, conviene advertir que el conocimiento de la
experiencia alemana es de capital importancia para valorar la decision
del legislador penal espafiol de 1995, consistentenoséloen mantener las
agrupaciones delictivas de indole socioeconémica que ya se describian
cen la legislacién penal anterior, tanto en el antiguo C.p. como en leyes
‘especiales, sino también en introducir en el texto punitivo de 1995 un
novedoso ‘Titulo en el que, bajo una ribrica que incorpora la expresion
de adelitas socioecondmicos», define ulteriores infracciones de la indole
mencionada. Indudablemente, Ia inmensa mayorfa de las infracciones
aludidas puede ser englobada en la categoria deo que —en la termino-
logia de los penalistas de la Escuela de Frankfurt— cabe calificar de
Derecho penal accesorio o moderno.
‘La progresiva inelusién de nuevas figuras delictivas econémicasenla
legislacién penal espasila alo largo de los tiltimos afios, culminada con
Ia.aprobacién del nuevo C.p. de 1995, ha suscitado ya un intenso debate
cn la doctrina espaiola, que viene a reproducir en esencia —como no
podia ser de otro modo—Ia polémica iniciada ya en Alemania a finales
de los afios setenta con motivo de la introduccién de los primeros delitos
‘econémicos en el StGB, Con todo, seria injusto ignorar que en la Ciencia
penal espafiola los presupuestos del debate comenzaron ya asentarse—
usique en un plano de lege ferenda-— con la publieacién del PLOCP
espafiol de 1980, que, inspirado sin duda en el Proyecto alternativo
alemén, ofrecfa un eatélogo de delitos contra el orden socioeconémico
‘mucho més amplioque el que, aa pote, searporéalvigente Cp. de
Asi mientras algunos ares (leaner con cersos mats en cada caso) sealngaban
«nto sstanca ona eentalén dl PLOGP de 1980 (id prncoatraie en BALOI SUAREZ,
180, pp. $613 es rumeoeascontbucones eecuadas par l propio BAO y por aes
ponaises que se relaconan en biogas; vi. tantien con postecridad et Iho
TTEARADILLOS, 186, yl ibogai all cade), cos se habian mosadorotundsmente
conraris aa misma (vi. sefaladanenta . gr, STAMPA’ BACIGALUPO, 1880, passin,
‘eepcimene pp. 24 8) , os, on con base en eguenis varios en cada cas,
!motreban es rear polco-iminsles dogmaies el apunidainienencin del Derecho
‘ena en ete mda stor da dencuonca vd. en ese senido pincplman ya
[MUNOZ CONDE, 19821865 No se puede ignrar, portato, aster deousén dct
‘ue hao gestando en nus pals desta la publican del PLOCP de 1960 hasta la
pubioan dlp. d 1805, aunqu en valoacin dasa cotenacion doen ampoco se
eds pasar por ato gan doar stent en bos ttos, es dec, a megamana>
Fequlacén del Proyecto de 1980 rene slamucho més radeta requacén aoptad poe.
‘DBRECHO PENAL BCONOMICO Y DE LA EMPRESA 9
te 1995 ft, MUTOZ CONDE, 1995, 9.271). Por consult, ta vara de ls rss
scones dotnet de ser cua cum grano sls reizaa alas cel cfnreo
{exo o Proyecto sol cul scones fuer vers,
En Ia doctrina espafiola més reciente se mantiene la divisin de
opiniones, si bien son mayoritarios los penalistas que se muestran
partidarios de a expansién o modernizacién del Derecho penal (0 teoria
Jel Big Bang) con todos los matices que en cada caso se agregan, pero
oincidiendo en términos genorales en que, en lo esencial, el sedicente
sbandono de los principios bésicos del Derecho penal garantista por
parte del moderno Derecho penal no responde a la realidad.
Vi, si imo exhasvo, framerate ARROYO, 197; CORCOY, 199 y 200
‘leZRPOLLES er, 2004y2005/GHLLEGO SOLER, 20 y 202 GARCIAPABLOS 208
CSNBEANAT, 180, GOMEZ MART, D6 GRACIA MARTIN, 208 20 LAURENZO,
Sous MARTINEZ BUNA, 1c, 15, 2M Pogo a Cary, 199; PAREDES,
‘or POZUELO, 20; RANCS, eI SOTO, 200; TERRADLLOS 201, 757s
Gon maton, CEREZO, 2022p. £65
Por otro lado, frente a esta tendencia se alzan voces discrepantes,
inequivocamente eontrariasa la expansidn. Enel marcodeesta segunda
pposicién, especial mencién merece por su rigor cientifico (y también por
tratarse de una versién mds matizada y menos radical) la contribucién
de SILVA, fiel paradigma de la teoria del Big Crunch 0 teoria del
discurso de resistencia a la modernizacién del Derecho penal.
congas une nee sar ala corfu do SILVA, cae deta (apa a
ctacovetjode SANCHEZ GARCIADE AZ| lstbsjsdeMENDOZABUERGO, 2002002,
1MUNNOZ LORENTE, 20.
‘an ots, cariae eck que den del tora del Big Crunch es psa eecuar
abvsoes sl islade ls potladas enrtos que encada casos acogen. uy sata
‘icespeda esa dastcacin de as vas pstas docile que eaza DIEZ RIPOLLES,
2005p. 2485. opare ccierenciaents'aposicin ofgal dela Essa de Frank,
‘egrotada po HASSEMER, ya poseln de acoplacn esigadayIitace perp or
SUVA dsingve ual posture, de actiye esti geranistaate ls mosaics
‘uepropone epic cna moderzadr, ena crtdodequenovelanecesicaderelzar
Colones acelano les itrmeds do rierencinponales o arapenes: nce DIEZ
FIPOLLES on ea ilina apenas cena BUENO ARUS, MENDOZA, MUNOZ LORENTE,
\VELASQUEZyopebsbement a CEREZO.
En efecto, profundizando en una linea emprendida en otros trabajos
anteriores (fandamentalmente, 1992, pp. 241 ss. y 285 ss.), SILVA
publieé en 1999 (con una 2." ed, en 2001) un libro de tono muy eritico
sobre el fenémeno de la «expansién» del Derecho penal en el seno de las.
‘modernas sociedades postindustriales. En él se empieza por constatar80 ‘CARLOS MARTINEZ. BUSAN PEREZ
aquedichofenémenoexpansivoseha plasmado en una tendenea general
“‘iaraments dominance en las legslacionespenalan~ laces de
‘nuevos tipos penales oa la agravacion de los ya exstonta, en el marco
del cual destacarian los siguientes aspectos particulars: eeacon de
nuevos