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Safford, Frank Robinson, 1935- Historia de Colombia. Pais fragmentado, sociedad dividida / Frank Safford, Marco Palacios; traduccion de Marco Palacios, Angela Garcia. — Bogot&: Universidad de los Andes, Facultad ‘de Administracion Ediciones Uniandes, 2012, 590 p.: 17x 23cm. ISBN 978.958495.7328 1. Violencia politica - Historia - Colombia ~ Siglo 2X2. Colombia ~ Historia 3. Colombia — Condiciones econdmicas. I Palacios, Marco, 1944 I. Universidad de los Andes (Colombia. Focullad de Administracin. IL Tit (cDD. 986.1 SBUA Primera edicone 2002 Devimoprimera reimpresicn: Diciembre de 2013, (Obra original en ingles: Colombia: Fragmented Land Divided Society (© Frank Safford y Marco Palacios (© Mareo Palacios, traduccion capitulos 1 al 9 © Angela Gara, traduccion capitilo 10 © Universidad de los Andes, Facultad de Administracion ISBN: 978.958.695.-732-8 CCoreccion de estilo: Femando Carretero Hustracion cardtula: “Jeune Bogotane en toilette” joven Bog {de E, Riou, con base en Jos documentos del autor. Gra Publicado en: André, Edouard L’Amérique Equinos baie Hachette, 1865, pag, 172 lateral se encuentra en la sla de Libros Raros y Manuscitos de la Biblioteca Luis Angel Arango. on tae), André, Edouard, diseno Wem, blanco y negro. 5e-Equateur-Perou) Paris, H. Lit Diseno, proprensae impresion: Gulas de Impresion Ltda. Imypreso en Colombia ~ Printed in Colombia “Telos los derechos reservados, Esta publicacin no puede ser reproducida ni en st todo mien sus partes, ni regisrada en 0 trasmitia por un sistema de recuperacion de informacion, en ninguna oema ni por ningun medio sea mecanico foloquimico, electrnico, magnético, electro-opticn, por {otocopla'e cualquier oto, sin el permiso previo por exrito de la editorial, CONTENIDO Nota a la edicién en espaitol Siglas y acrénimos PRIMERA PARTE Desde la época prehispénica hasta 1808 CAPITULO 1 Pais fragmentado: continuidad y cambio en a geografia econémica de Colombia CAPITULO 2 Eltrasfondo indigena CAPITULO 5 La Conquista CAPITULO 4 Los primeros asentamientos espafioles carituLo 5 Economia y sociedad, 1590-1780 caPituLo 6 Las crisis de autoridad, 1700-1808 PAc oN n B a mM c. 6 LAS CRISIS DE AUTORIDAD, 1700-1808 DURANTE LA MAYOR PARTE DEL SIGLO xvil! neogranadino, los funcionarios de la Corona procuraron vigorizar efectivamente la autoridad estatal, empujados en parte por las exigencias de la guerra. Después de que los Borbones asumieran la Corona espafiola a principios del siglo xvi, se desataron una serie de guerras contra Inglaterra (1739-1748, 1762-1763, 1779-1783), contra la Francia revolucio- (1793-1795) y de nuevo contra Inglaterra (1796-1802 y 1805-1807). El desafio militar, en particular el inglés, llevé a la Corona espafiola a promover diversas reformas mas o menos relacionadas entre si. Las autoridades hispanicas com- prendfan que una fuerza militar més grande requeria mayores ingresos fiscales, ¥ estos, asu turno, exigian més eficiencia administrativa y expansion econémica; €l planteamiento de una economia mas dinamica llevaba, de por si, a intentos de reforma de las instituciones y a nuevas iniciativas para aprovechar las inno- vaciones cientificas y técnicas provenientes de los competidores europeos mas avanzados. Ademés de los esfuerzos encaminados a reforzar el poderio militar, a incrementar los ingresos fiscales y a lograr una mayor eficacia administrativa, los funcionarios borbénicos también buscaron preservar el orden social. Las reformas borbénicas tuvieron éxito en expandir el comercio dentro del imperio, aumentar los ingresos fiscales y ampliar las fuerzas militares en las colonias americanas. En la Nueva Granada, los resultados fueron mucho més modestos que en México o en otras latitudes de la América espafiola. Sin em- bargo, aqui también se ampli6 el ejército, se fortalecieron la administracién y el recaudo de impuestos, las exportaciones se diversificaron un poco y crecieron, se introdujeron cambios institucionales y el pais se abri a las nuevas ideas cien- tificas. Irénicamente, estas innovaciones borbdnicas contribuyeron a difundir la simiente de la rebelién anticolonial. La iniciativa de provocé insurrecciones populares y menoscabs la espafioles, percibidos cada vez més como arrogantes y arbitrarios por noamericanos de todas las clases. Muchos funcionarios espaftoles ado} reforma administrativa como un medio expedito para apartar a los c los altos cargos del Estado, politica que intensificé adn mas la impacie los americanos contra el sistema coloni corrientes del pensamiento cientifico indujo criticas radicales de la Mustracion. contra la autoridad politica de la monarquia. las reformas borbénicas estimularon el cambio y de paso abrieron el apetito de los hispanoamericanos por transformaciones adn mayores, la guerr ternacional, que desempei6 un papel central en promover dichas reformas, en limas también desbaraté el régimen. Las exigencias tributarias para sostener la guerra promovieron motines antifiscalistas en la Nueva Granada en la década de los afios 1760 y una sublevacién de gran escala en 1781. La incapacidad de Espafia para proteger la navegacién maritima en tiempos de guerra, entre 1790 y 1810, despert6 en algunos americanos la conciencia de los inconvenientes de su. in politica con la peninsula ibérica. Finalmente, en 1808-1810, las fuerzas esas invadieron Espafia y depusieron la Corona, dando ast un golpe de gra- cia a la maxima autoridad. Pero el colapso de la autoridad real no significé que las elites criollas encontraran fécilmente el camino de la reconstruccién efectiva del Estado. Ex. VirrEtNato Det NuEvo REINO DE GRANADA En los siglos xvty xv1 la presencia del Estado espaol en la Nueva Grana- da fue débil. La autoridad estaba fragmentada. La Audiencia y bispo de Santa Fe, cada uno en sus respectivas esferas de autoridad, tenian jurisdiccién cefectiva sobre los altiplanos orientales, gran parte de los valles del Magdalena, la costa atl 1, desde 1576, sobre Antioquia. Sin embargo, las dificultades para transitar por estos territorios impedian el control efectivo. Ademas, Santa Fe carecia de autoridad formal sobre gran parte del occidente colombiano. Du- la regin caucana y una zona del valle del Alto Magdalena idad del gobernador de Popayén, quien a su turno estu- ‘ala Audiencia de Quito, después de su creacién en 1563. Para enredar las cosas todavia mas, el arzobispo de Popayén era suftaganeo del de Santa Fe. Pero en asuntos de herejia, el Tribunal de la Inquisicién de Cartagena tenia jurisdiccién sobre todo el pats. ‘Ademis de estos problemas de fragmentaciGn espacial y divisién de la au- toridad, cada uno de los cuerpos de gobierno enfrentaba, de una u otra manera, cto intestinos. En el ambitoeclesigstco, ls arzobispos y obispos cho ccuentemente con las res religiosas, Del ade civil im Rudietea se despa, por la disensién interna; cada oidor veiaa sus colegas como rivales, cala nse apoyaba ensu propia faci elena. 10s Boriones quisteron fortalecer el Estado y ampliar el smbito de ‘ones tanto en Espana como en sus dominios de ullramar. La guerra y el la guerra contra Inglaterra fortalecieron esta resolucion. La creacion del inato del Nuevo Reino de Granada en 1717 fue la primera de las manifes- mes borbénicas en procura del fortalecimiento de la administracion colo. La nueva entidad tuvo a Santa Fe de Bogota como capital y colocd bajo su risdiccién el occidente colombiano y gran parte de los actuales terrtorine de uador y Venezuela. La pragmatica por la cual se instituia el reconstruir y fortalecer sus defensas contra eventuales ata eventuales ataques del exterior. lufa garantizar un respaldo financiero y logistico efectivo a los puertos irse que el Virreinato tuvo dos capitales. Las princ tivas,judiciales y educativas tuvieron asiento rtagena, que era el puerto y la aduana mas importantes, tenia Ia Inquisicion y ademas all se concentré gran parte del ejercit, La segunda razén que se aducia para la creacin del Virreinato era la res- racién del orden en la administracién publica. En 1711, un funcionario de la reria de Cartagena envié a las autoridades en Espafa um informe en el que laa un fraude a gran escalaen el recaudo de los impuestos de aduana en ygena, asunto que don Antonio de Ia Pedrosa, quien habia sido enviado a lecer el virreinato, tenia instrucciones precisas de remediar, Por lo menos de alarmante fue el escandaloso levantamiento ocurrido en Ia Audiencla nta Fe en 1715-1716; oidores corruptos de la Auiencia arrestaron a su pre- te y lo enviaron preso a Cartagena, actuaciones que la Corona espanola encontréjustficadas. Se esperaba que la presencia de un virrey en Santa Fe mpondiaepcoyetcera mayor auoridad o obstante, el nuevo virreinato fue efimero. Fl primer virey I Pronto ala conclusion de que la Nueva Granada estaba demasiado despe bladg, demasiado pobre y sus ingresos no alcanzaban para sostener una adminis, Manco Pat. ace Feats Sar el nuevo virrey, Sebastian de Eslava, llegara a Cartagena, en donde debi6 per- ‘manecer dirigiendo la defensa del puerto. Eslava estaba alli en 1741 cuando una flota briténica de 180 barcos y 23.600 hombres, bajo el comando det almirante Edward Vernon, atacé Cartagena pero no logré tomarsela. Como la guerra con. Gran Bretafia continuaba en 1748, Eslava consider necesario residir en Cartage- na los casi nueve afios que sirvié como virrey. El virreinato reformado cubrié un extenso territorio que inclufa lo que hoy son Colombia, Ecuador, Panamé, gran parte de Venezuela y las islas de Trinidad. y Margarita, Pero en la realidad el virrey no podia gobernar todo este territorio desde Santa Fe. El contacto con Ecuador era mfnimo y no habfa idea de lo que ssucedia en Venezuela. Debido a esto, en 1777, después de casi cuatro décadas de gobierno nominal de Santa Fe, las zonas costeras de Venezuela fueron separadas. del virreinato y puestas bajo la jurisdiccion de la Capitania General de Caracas, aunque la cuenca del rio Orinoco, en el interior, permanecié en el virreinato. LAs ELITES CRIOLLAS Durante el periodo virreinal los més altos cargos del Estado quedaron en manos de espaftoles nacidos en Europa. Los espaftoles nacidos en América (los. criollos) desempenaban algiin papel en la administracién, pero generalmente en niveles inferiores. Esta subordinacién de los criollos obedecia a varias razones. Primera, uno de los principios de la administracién espafiola establecia que los funcionarios de la Corona no debian gobernar en su lugar de nacimiento. (Los funcionarios municipales eran categoria aparte). Se suponia que de este modo los ‘gobernantes serian més leales a la Corona y més independientes de los intereses locales. Segunda, tanto en Espafia como en América las autoridades tenfan més, confianza en los nacidos en la peninsula. Tercera, los nacidos en Espafta tenian ‘mejores conexiones en Madrid que sus eventuales competidores americanos. Como consecuencia, los mas altos cargos de la administracién publica quedaron acaparados por peninsulares. Todos los virreyes de la Nueva Granada ‘como la mayor parte de los oidores de la Real Audiencia, Entre 1654 y 1810, el 80 por ciento de estos fueron esparioles europeos. Si bien algunos criollos desempefaron cargos un poco mas importantes en la Audiencia durante la primera mitad del siglo xv, entre 1759 y 1788 el mimero de estos altos funcionarios disminuyé. Mas atin, la mayor parte de los eriollos que ocu- paron cargos de oidores de la Audiencia de Santa Fe provenian de otros lugares, generalmente de Lima. Los pocos neogranadinos que ocuparon altos cargos en la Audiencia fueron fiscales, sin llegar nunca a ser nombrados oidores. La excep- cin fue Joaquin Mosquera y Figueroa, miembro de una familia de Popayan que ‘se enriquecié con la mineria de oro. Mosquera fue oidor en Santa Fe de 1787 a 1798 y después su notable carrera lo llev6 a desempear altos cargos en México, Caracas y finalmente en la misma Espafta. No obstante, la brillante carrera de Mosquera es la excepcién que confirma la regia. Por otra parte, si bien la Corona, SAHA EDINA 45 witaba el nombramiento de neogranadinos en la Audi i inos en la Audiencia, los oidores muchas veces ferminaban vinculados con la arstoraci local ora vind matrimonio, al suerte que los intereses de los criollos bien los si ten a al suet relacionados sf tenfan alguna ‘Aunque por lo general alos crollos no se les 0 permitia ocupar altos ca cos algunos miembros de Ia elite neogranadina acanzaron prestigio como inistradores de rentas 0 funcionarios del tesoro, 0 como abogados litigan. es ante la Audiencia. Algunos también llegaron a ser corregidores 0 asesores ibermamentales. Aunque las probabilidades de ascenso en la jerarquia de la stracion virreinal eran escasas para los nacidos en América los eri dos sf aspiraban a argos en igh rudos si aspiraban a ocupar cargesgubernamenals ore prestigio seca Para la poblacion crolla el camino principal hacia car i in cargos en el gobiemo volia ser el estudio del derecho, salvo por unos pocos que consegutan los puestos 3 vncloe familiares o por su conexones ola en Santa Fe de Bogota io para los criollos de la elites de provinci en os colegios de Santa Fe, Va de Nusson Store al aan San Bartolomé y el de Nuestra Sefiora del Rosario, acceder ala burocracia politica y, ast, para ascender mente. Fl acceso a la ediucaciGn superior estaba reservado a los criollos que tenfan un estatus relativamente alto. Durante el periodo colonial, os aspiran- tenian que probar su “pureza de sangre” (es decir, carecer de ancestros in- oafrcanos)y demostrar que sus antepasados no habian eercido actividades icas innobles, como la artesania o el comercio a pequefia escala|De a laeducacin universtria actuaba como un medio deconfiemaciony con, lacidn del estatus social y del poder politico dentro de la poblacién hispana} Hasta las primeras décadas del siglo xvi, en los colegios de San Bartolomé Rosario, la mayoria de los estudiantes se educaban para el sacerdocio. Pero | niimero de estudiantes de derecho se multiplic6, sobre Rosario. La expansién de los estudios de jurisprudencia tulad por las reformas emprendidas en la década de los afios 1770, que ron la oferta de cursos preparatorios obligatorios en filosofia y abolie- necesidad de estudiar teologia antes de poder obtener el titulo en derecho. ‘consecuencia, a partir de 1782 hubo tres veces més estudiantes de derecho le teologfa en el Rosario. El crecimiento de los estudios universi de 1770, y en especial ia de un mayor niimero de abogados criolios no tuvo un efecto politico algunos de cuyos miembros abrigaban resentimientos por el hecho de 3s altos cargos gubernamentales se asignaran a menudo a espanoles menos iruidos) Varios de estos abogados criollos desempeniarfan mas adelante pa les cruciales como lideres del movi de independencia, rs rr ficativamente Ia oferta de aspirantes criollos a ocupar cargos oficiales. La nediato, pero a largo plazo termin6 por crear una elite iustrada en asuntos —* | ia crisis imperial en 1808, Los contacts que estableceron con estudiant ‘otras provincias les permitieron conformar redes que hasta cierto punto f ron la coordinacién del movimiento de emancipacién en 1809-1810. Ademés, los ‘iltimos decenios de la Colo fenfan los conocimientos intelectuales necesarios para aducir las justificaciones | independentistas y para organizar los gobiernos republicanos iniciales. ‘Las universidades también formaban sacerdotes criollos. Hasta bien en- trado el siglo xvui, la carrera eclesiastica solia ser, para los criollos, una opcién ‘més viable que el derecho. Al finalizar el siglo xvt, los criollos eran mayoria en- tre los dominicos y agustinos y tal pudo ser el caso en otras 6rdenes religiosas. Enel clero seglar, la abrumadara mayorfa de pérrocos era criolla. Los mas ins- truidos y conectados podian aspirar a ocupar dignidades en los capitulos de las catedraies, Quienes llegaban a tales posiciones se transformaban en ornamentos Visibles de la jerarquia. Sin embargo, pese al predominio numérico de los crio- Ilos en la mayor parte de los estratos de la Iglesia colonial, los espaftoles por lo general ocupaban el épice. De los quince arzobispos de Santa Fe entre 1704 y $810, solo tres nacieron en América y solo uno era neogranadino de nacimiento, (de Tunja). Al despuntar la era de la Independencia, en la primera década del 10 x0x, todos los altos prelados neogranadinos —el arzobispo de Santa Fe Jos obispos de Cartagena, Santa Marta y Popayén— eran peninsulares. D. existir sin duda un sentido de diferencia de clase entre los sacerdotes ddestinados a las parroquias, por un lado, y los obispos espafioles, por el Pero seguramente tales diferencias quedaron atemperadas por la piedad y la en la estructura jerdrquica a cuyo servicio todos ellos se dedicaban. ‘Un tercer campo, el militar, fue creciendo en importancia para los criollos jglo xvun y particularmente en las dos iitimas décadas del periodo colonial nambramiento de oficiales criollos en el ejército gan impulso como resultado 11 esfuerzo borbénico por expandir el sector militar en respuesta a las amené ‘as extranjeras, y también para hacer frente al potencial desorden interno. Tanto én las unidades del ejército real como en las milicias fue evidente la creciente La importancia de esta en. infanteria de Car tagena. Hacia las décadas de apenas llegaban fa un tercio de todos los oficiales; ademas, los peninsulares monopolizaron los wriores, Hacia 1800, criollos y espafioles eran numéricamente iguales. tal de los oficiales como en los cargos més altos. Siete afios después, los dominaban en el total e incluso en los altos mandos. La mis~ presents en las unidades de la milicia de Cartagena, aunque el dominio numérico de los criollos lleg6 antes (en la década de los afios 1790) ¥ fue mucho més acentuado. En la capital jn embargo, no habia esta preponderancia criolla entre los oficial ‘acaso se creia necesario man tener el dominio espaftol en la fuerza JOSE MANUEL RESTREPO COMENTA SOBRI E EL DESCUIDO DE LOS CAMI- NOS ENTRE LAS CIUDADES PRINCIPALES DE ANTIOQUIA ¥ EL RIO MAG- DALENA, TAN TERRIBLES QUE SE UTILIZAI pare ae BAN CARGUEROS HUMANOS. -ursy Si sel ties cee al Reagenh pce ve eapmersenners Sy iat okey rir Eom ee ee = eee eee eee ean erate near ea Sener eat ore oregano en a Cigaieaeecceenas en shail anya eee tae cae ea ieee cea Sie poe tone cae oe aia ane eng en nr es Tocca ar ea na oyun clear ny ata ieee riparia nara nea nee nia aap y verdaderas riquezas”. SS i ae i ene Nuevo Rnd rata perc DD est Maa Ratoos apne ea inoce : Mantel Restrepo abopada de Santa Fede Bogot 1 de reo ce 10, empresas Parca et, ri de a Nueww Granada, Pars, 1849, pp. 217,218. Otra de las actividades en las que los criollos co los espanoles durante los uiltimos decenios del nayorista con el exterior, Durante gran parte de la Color el comercio exterior (principalmente el intercambio de oro por bienes importados) estuvo dominado por comerciantes espafioles. Sin embargo, hacia fines del siglo algunos criollos comenzaron a competir. Entre 1790 y 1810, cuando la armada britanica bloqued tfectivamente el transito de la flota espaftola durante las dos guerras libradas ‘entre Inglaterra y Espafia (1796-1802 y 1805-1807), muchos comerciantes criollos se dedicaron al intercambio ilicito con Jamaica y con otras islas cariberias extran- jeras, No es evidente que los comerciantes criollos percibieran a sus competido- res espafioles de manera antagénica. Ms bien, el hecho que merece resaltarse es, que los comerciantes criollos, aunque todavia pocos numéricamente, represen- taban un grupo de interés que iba adquiriendo cada vez més fuerza. (Et sintesien la primera década del siglo xx ya existia un cuerpo impor- tante de criolios que, si bien no ocupaban los cargos mas altos en el gobierno ito 0 el comercio, si estaban cerca de los rangos superiores y mantenian contactos frecuentes con los espafioles que ejercian la autoridad su- prema. Por lo general, estas elites criollas colaboraban lealmente con sus colegas ‘espafoles. Sin embargo, en tiempos de crisis, cuando los funcionarios hispano: Jes mostraban desconfianza, las relaciones entre los espafioles y los criollos se tornaban tensas y hostiles. PREOCUPACIONES VIRREINALES Algunos problemas persistentes preocupaban a los gobernantes del rreinato: sobre todo, la necesidad de producir mas oro y enviarlo a Espafia y de ‘mantener las defensas de Cartagena, el puerto desde el cual se despachaban las exportaciones legales del metal. A estas inquietudes se sumaron otras durante el tltimo cuarto del siglo xv, entre las que sobresalia el propésito de frenar la fuga de oro de contrabando mediante la apertura de nuevas vias de comercio legal y la expansién de exportaciones distintas del oro, No obstante, aunque en la Nue- va Granada se tuvo la intencién de incrementar las exportaciones coloniales de frutas tropicales y de efectuar otras reformas econ6mi jerto es que dichos esfuerzos muchas veces se supeditaban a la tradicional prioridad de producir a Espafia e impedir su contrabando. slo xvit, el comercio de contrabando, realizado en su ma~ yor parte por briténicos, holandeses y franceses, introdujo bienes manufac- turados y esclavos a lo largo de toda la costa caribefia de la Nueva Granada, desde la peninsula de La Guajira en el oriente, hasta la regién del Darién en el occidente, Este comercio ilicito siempre estuvo presente en mayor 0 menor grado, pero fue especialmente notorio en tiempos de guerra con Gran Bretafta, pues la flota britanica interrumpfa casi totalmente el comercio legal entre Es- paiia y sus colonias. Si bien el contrabando se concentraba sobre todo en Cartagena y sus zonas aledafias, a las autoridades espafiolas les molestaba en especial el comer igal que practicaban los indios no subyugados y aparentemente indémitos de sta del Caribe. Desde el siglo xv1, los indigenas de la peninsula uajir aban contrabando con los holandesesy los Britncos, reiblendo arse y bienes de consumo a cambio de pieles, ganado y maderas de tinte. Los gua- os constituian una afrenta para las autoridades, porque comerciaban con los unjeros y no estaban bajo control espaftol. A veces hasta atacaban los asen- entos espafoles. Por otra parte, en el otro extremo de la costa del Caribe los lios cunas de Ia region del Darién realizaban transacciones clandestinas con britanicos. Los espafioles temfan que los cunas, en connivencia con los bri- \icos, atacaran y se tomaran el Chocé, que seguia siendo una de las regiones feras mas importantes de la Nueva Granada, Por esto se lanzaron campaitas es contra los guajiros en la década de los aftos 1770y en el Darién, en lade 105 1780, ambas con escasos resultados. Otros indigenas que estuvieron en. mira de los espanoles en la época del Virreinato fueron los chimilas, ubicados tur de la Sierra Nevada de Santa Marta, que ocasionalmente atacaban los bar- del lo Magalalenay las haciendas hispanas, "or otra parte, en las zonas agrestes de la provincia de Cartagena y tam! de Santa Marta, diversas gentes —esclavos fugados, mulatos eindiog — age equefias rochelas, comunidades fuera del control de las autoridades. Durante 3 “al son de campana”, para que pudieran ser mejor controlados por el Estado y a Iglesia. En su intento por consoliar el orden socal 7a 30 material, las autoridades lanzaron una serie de campafas para obligar a los ‘arrochelados” a instalarse en comunidades mas grandes. En el Bajo Magdalena, ristocracia local suplié parte del liderazgo en este esfuerzo de concentracién. Entre 1744 y 1770, alentado por el virrey, José Fernando de Mier, rico hacendado y ‘omandante de las milicias urbanas de la provincia de Santa Marta, intent6 poner fin a los ataques de indigenas contra las haciendas y las embarcaciones del rio Magdalena mediante el establecimiento de unos 22 pueblos en la regién, muchos los alo largo dela margen oriental del rio. Mas tarde, entre 1774 y 1778, Anto- de la Torre y Miranda, un antiguo oficial naval espaiiol, funds y organiz6 cer- le 43 comunidades en la provincia de Cartagena, en muchos casos para facilitar ransporte terrestre y el comercio. En la década de los aftos 1780, un sacerdote inciscano espaol, José Palacios de la Vega, también se dedic6 a recoger indios Yy negros dispersos por la provincia de Cartagena y organizarlos en comunidades. Si bien muchos de estos esfuerzos tendientes a pacificar y organizar a las gentes dle las regiones interiores de la costa estuvieron dirigidos por oficiales militares, también desempenaron un papel importante los capuchinos, los franciscanos y misioneros. __ Estas campafas costeras para organizar comunidades formal justificadas como intentos de consolidar el orden social y mejorat econdmica de los habitantes de los nuevos pueblos. Pero también sirvieron para despejar vastas extensiones de tierra de habitantes potencialmente problems- ticos, de modo que pudieran ser explotadas por grandes terratenientes, sobre todo para la erfa de ganado. En las regiones mas colonizadas del interior, el deseo de las autoridades de reforzar el orden social muchas veces asumia la forma de campanas contra la vagancia. A partir de la década de los afios 1780, algunos virreyes y otros funcionarios atribuyeron la vagancia al monopolio de la propiedad territorial ‘en cabeza de los latifundistas, pero tal percepcién no los Ilevé a intentar frac cionar ninguna de las grandes haciendas existentes. Sin embargo, s{ dedicaron, alguna atencién a las gentes sin tierra que se volvieron vagos. A este respecto, una solucién borbsnica tardfa consistié en situar tales vagos en colonias agrarias ubicadas en la frontera 0 en areas despobladas. La Nueva Granada era una colonia relativamente pobre, en comparacién ‘con México y el Perd, grandes productores de plata/En el siglo xv era aro que las autoridades coloniales perdieran la oportunidad de comentar sobre la po- ‘breza del pais y la precariedad de su comercio interno e internacional. Antonio presidente de la Audiencia de Santa Fe, report que, al llegar en 1724, ciudad “es la iltima desolacién: los vecinos principales y notables retirados ociosos, vacios los oficios de Ia repablica, todas recursos naturales de jueva Granada. Se extraia oro a lo largo de la costa del Pacifico, pero muchas minas entraban en decadencia, Se descuidaba el aprovechamiento de otros re- cursos como las esmeraldas de Muzo y Somondoco, los depésitos de cobre en Vélez.e Ibagué y una variedad de productos forestales, como maderas finas, d tinte y balsamos. La agricultura cerealera de los altiplanos sufria la competenci de las harinas importadas, Estos temas fueron una constante en los inform: de los virreyes entre mediados del siglo xv y comienzos del xix. Desde por ‘menos la década de los aftos 1771 ‘comenz6 a expresar su deseo d /explotar otras posibilidades econémicas de la Nueva Granada, y a partir de 1790 se intensific6 este anhelo criollo, sobre todo en lo relacionado con el desarrollo de exportaciones diferentes del oro. ‘A veces los temas que tenian que ver con el desarrollo econémico del vi rreinato avivaban intereses regionales opuestos y también planteaban diferet ias de perspectiva entre algunos de los virreyes de Santa Fe y sus superiores en Espaiia. Estos conflictos se mostraron en la discusién acerca del abastecimiento de harina para Cartagena, su guarnicion y la flota espafola. A los hacendados y comerciantes de la cordillera Oriental les interesaba vivamente recuperar el mercado de Cartagena, que desde 1715 estaba dominado por harinas extran- jeras. Muchos virreyes, influidos acaso por los intereses del interior en donde residian y sin duda por sus inclinaciones mercantilistas, trataron de reemplazar la harina extranjera por harina neogranadina en los mercados de la costa. Salvo Por una sola excepcién, desde mediados del siglo xvi, los virreyes prohibieron. stow 0 Covenaun, PAS MRAGMISTADD, SOCIDAD CIE at nportacién de harina extranjera o intentaron facilitar el envio de Ja harina terior, fomentando el mejoramiento de las rutas terrestres desde Vé- asta el rio Magdalena, Infortunadamente, el camino que descendia desde Velez era objeto de ocasionales asaltos por parte de los indios que vivian en las '. Sin embargo, el peligro principal era el camino mismo, azaroso cuando ban condiciones 6ptimas e intransitable en épocas de lluvia. Los duenios ecuas de mulas se mostraban reacios a arriesgar la vida de sus jumentos por ‘caminos, de modo que no siempre era posible llevar la harina del interior Cartagena a tiempo para cumplir con la demanda. En vista del alto costo, de la baja calidad y del insuficiente suministro de na del interior, los cartageneros sin duda se exasperaban ante los persisten- ss intentos virreinales de presionar a su ciudad para que la utilizara. El dnico no adopté esta politica fue el arzobispo-virrey Antonio Caballero y Gongo- juien en la década de los afios 1780, cuando residia en Cartagena, patrociné a importacién de harina extranjera desde Jamaica, tanto para conseguir la hari- equerida por la guarniciGn militar como para recaudar fondos destinados a mpana militar del Darién. La politica de Caballero y Géngora reflejaba una dn realista de lo inoperante que resultaba abastecer a Cartagena desde rior, Pero su decisidn también resultaba un tanto ironica, porque se trataba na especie de contrabando oficial. Ademas, estaba comprando harina al nar a la guardia costera, cuya funciOn era justamente im cio ilicto, y a unidades militares encargadas de defender el reino cor nes enemigas. Como dato curioso, la Corona espafiola, que asignaba una ridad al sostenimiento de la guarnicin de Cartagena, no objet6 que esta abastecida con harina extranjera, siempre y cuando llegara al puerto en Cos espaioles. tra cuestion conflictiva fue desarrollar exportaciones neogranadinas dis- tintas del oro, es decir, de productos agricolas y forestales. Ya desde la década vyes de la Nueva Granada habjan comenzado a hacer asis en este tema, El virrey Pedro Messia de la Zerda (1761-1772) y su asesor criollo, Francisco Antonio Moreno y Escandén, sefalaron en 1772 que las pro- vincias costeras podian exportar cueros, ganado, mulas, palos de tinte, algodén, cacao, Sin embargo, ni Santa Marta ni Riohacha podian exportar estos. iductos a Espafia ni obtener bienes legalmente importados porque los barcos ‘oles rara vez tocaban sus puertos. Por esta razdn, a los habitantes de es- franceses, Por otra parte, aunque en Cartagena facaban barcos espafioles, los comerciantes hispanos solo aceptaban oro como 1g0 por los bienes importados. Asi pues, si Cartagena queria exportar sus pro- ictos agropecuarios, también tenfa que recurrir al contrabando con las islas aribe. El sucesor de Messia de la Zerda, Manuel Guirior (1772-1775), lleg6 uso a urgir a la Corona espafiola para que permitiera a las provincias costeras comerciar legalmente con las colonias fordneas del Caribe. Tal propuesta de le- galizar el comercio con extranjeros le valié una fuerte reprimenda de Espana. ‘Otros virreyes posteriores fueron menos liberales desde el punto de vista ‘econ6mico. Caballero y Géngora (1782-1789) propugné la imposicién de mono- polios fiscales sobre productos exportables. Por su parte, Francisco Gil y Lemos, (1789) prohibié la exportacién de maderas de tinte a las colonias extranjeras, ‘pues temia que fomentara la expansién del contrabando, aunque la prohibicion seguramente no hizo mAs que reforzar el comercio ilegal. La promulgacién de la politica de “libre comercio” de Espafia en 1778, que autorizaba el intercambio entre un mayor néimero de puertos espafioles € hispanoamericanos, buscaba canalizar el contrabando por vias legales y expan- dir el volumen global del comercio. Esta medida parecta abrirle a la Nueva Gra- nada la posibilidad de ampliar la exportacién legal de productos tropicales. Sin. embargo, la politica de “libre comercio” aumenté muy poco las exportaciones ¢granadinas. Por la época en que se promulgé, Espafia entré en guerra con Gran Bretafa (1779-1783) y la flota briténica précticamente cerr6 el comercio entre el Caribe espafol y la peninsula hasta que termin6 la contienda. La paz con In- glaterra (1783-1795) permitio un incremento de las exportaciones legales de la 1ada a Espafia. Pero en 1796-1802, y de nuevo en 1805-1807, Espafia volvié a librar guerras contra Gran Bretafia. El auge de las exportaciones legales: de productos agricolas y forestales a Espana ocurri6 solamente durante el breve intervalo entre 1802 y 1804. En los periodos de guerra, el comercio maritimo no se interrumpi6. Mas bien prosigui6 como contrabando 0, cuando Espafia permiti6 el comercio legal con paises neutrales, se realiz6 con Estados Unidos. No obstante, la inestabili- dad e imprevisibilidad de las condiciones comerciales desde 1795 significaron. pérdidas econémicas y frustraciones para los comerciantes criollos. Uno de I factores que mas exasperaba a las elites criollas deseosas de ampliar las exporta- Ciones neogranadinas era la inconsistencia de la politica espafola. José Ignacio ‘de Pombo, del gremio de comerciantes de Cartagena, sefalé en 1807 que las autoridades espafiolas tendian a otorgar los beneficios del comercio neutral y. la eliminacién de los impuestos a la exportacion a Cuba y a Venezuela, en tanto que negaban estas ventajas a la Nueva Granada. Aunque Pombo no infirié esto, puede concluirse que los comerciantes y formuladores de politicas espaftoles, percibian a Cuba y a Venezuela como fuentes de exportaciones agricolas, mien iueva Granada Je Seguian asignando la funcién di i {6f0ySea eso cierto o no, la Nueva Granada lleg6 al final del periodo colonial si haber desarrollado s6lidos patrones de exportacion de productos tropicales, a diferencia de lo que ocurrié en Cuba, Venezuela y Guayaquil Por consiguiente, hasta el final de la Colonia la Nueva Granada siguié siendo un exportador ineficaz, en comparaci6n con otras regiones de la América hispana. Entre 1785 y 1796, Cartagena, el puerto principal, recibié més del ocho por ciento de los bienes exportados a América desde Cadiz, el puerto espanol que més comerciaba con Hispanoamérica. Sin embar iin embargo, durante esos mism« nos la Nueva Granada solo suministr6 poco mas del tres por ciento de las ex. portacioneshispanoamerianas a Cdiz. Pore contrari, Venezuela, con menos provey6 mas del nueve por ciento de las exportaci absorbi del diez por ciento de las importaciones. FF a a s se daban cuenta de que era necesario mejorar los transportes iuiera que fuera el t6pico ~ transportar harina del interior a la fa, abastecer las minas, incrementar las exportaciones—, se reconocia que la pertura y el mantenimiento de los caminos de herradura en los territorios es- menzaron'a cuipar cada ver mndealafeimencematalnen nite eet eh dccuadas para mejorar las Comunicaciones interes y por obstrulrel dessa eds pes fro srnas y por obstruir el desarrollo La TLustRactOn EN LA Nuzva GRANADA El interés en el desarrollo de la economia llev6 a los virreyes a patrocinar roduccién de las ciencias naturales contemporaneas. El agente mas impor- la ilustracién cientifica en la Nueva Granada fue José Celestino Mutis, lego a Santa Fe en 1761 como médico del virrey Pedro Messia de la Zerda 's de viajar al Nuevo Mundo, Mutis habia estudiado boténica en ef recién eado Jardin Boténico de Madrid, pero sus intereses abarcaban un espectro inte amplio, En el Colegio del Rosario enseié matematicas y astronomia nicana. Estas ensefianzas, en particular la cosmologia de Copérnico, repre- ban un avance radical en relaci6n con las nociones tolemaicas que todavia ban en Santa Fe y bien pronto sufrieron el ataque de los dominicos, guar- s institucionales del pensamiento tomis - La lucha por el control del contenido del plan de estudios de la ensenanza secundaria duré por lo menos cuatro décadas; el curso obligatorio de “filosofia” veces fue impartido por quienes seguian la tradicién escolAstica y otras los adherentes de la nueva ciencia natural. En este conflicto, Mutis y sus ipulos fueron apoyados con frecuencia por los virreyes y altos funcionarios. 0 todavia en 1801, los profesores de la nueva fisica tenian que defenderse de las acusaciones clericales de impiedad. Més tarde, con el desplome del régimen iol a partir de 1808, algunos criollos letrados culparon a los espaftoles de Bsasiate a sus suites americanos sumidos ene atraso cientico, pese rios virreyes habian sim locon lela n sesso patizado con la causa de la ilustracién cientifica Sin embargo, bajo el estimulo de Mutis y a pesar de la resi del cleo, surgi un grupo de crollos ue se dele al estudio la propagecon mm wwevas ideas cientificas de la ciencia moderna. El contenido intelectual de las ni ‘Nueva Granada en las parecié atraer el interés de las elites modernizantes de la Blecadas de los afios 1760 y 1770. Pero desde el decenio de los afios 1780, tanto los funcionarios de la Corona como los intelectuales criollos empezaron a poner el acento, cada vez més, en las a snes practicas de la ciencia en la produccién econdmica. A fines de esta década, el arzobispo-virrey Antonio Caballero y Gon fgora patrocin6 una reforma del plan de estudios universitaris, con el énimo d¢ ventar el conocimiento practico. Segiin el mismo Caballero y Gongora, “todo el ‘objeto del plan se dirige a sustituir la utiles ciencias exactas en lugar de las me~ ramente especulativas, en que hasta ahora lastimosamente se ha perdido el tiem po" para atender “un reino lleno de preciostsimas producciones que utilizar, de frontes que allanar, de caminos que abrir, de pantanos y minas que desecar, le aguas que dirigir, de metales que depurar...". qnel mismo espiritu hubo intentos de fundar “Sociedades de Amigos del Pais” y (‘sociedades patriticas”), cayo interés primordial residia en el progreso ‘cconémico, En Medellin y en la provincia de Cartagena en 1781, y en Mompox fon 1784, se crearon sociedades de este tipo, copiadas de las que surgian por la misma época en Espafia. (El objetivo de las sociedades de la costa atléntica era impulsaf el cultivo del algodén). Durante los mismos afos, el gobierno espafial trataba de mejorar la produccién minera enviando a la Nueva Granada ingenie= qos de minas, En 1782, el arzobispo-virrey auspicié una iniciativa de Mutis para emprender un estudio de historia natural. Aunque la empresa se denomin6 la Expedicién Botdnica (la Expedicion), sus participantes se interesaban ademés ceniia astronom(a y la meteorologia y pretendian elaborar un mapa de la Nueva Granada, Durante algtin tiempo, la Expedicién quedé encargada de supervisar la rocoleccién y exportacién de la corteza de la quina y dela canela, ast como del cultivo del afl y de la nuez moscada. ‘La Expedicion tuvo efectos que trasce cién sobre las plantas y el fomento a la exportacidn de algunas de ellas. Un Guefio grupo que trabajé al lado de Mutis se interes6 en las ciencias naturale \En el proceso de sus investigaciones sobre los recursos de Ja Nueva Granada ‘se desarroll6 una identificacion mas fuerte con su patria como-pais y a la vez ‘una esperanza en su futuro econémico. AT ‘estimular un patriotismo cient ¥ econdmico entre la elite criolla la Expedicién ayud6 a crear algunas actitudes Zonducentes al posterior movimiento de independencia de Espafias ‘Un temprano y notable exponente del patriotismo econémico fomentada en parte por Mutis y la Expedicién Botanica fue Pedro Fermin de Vargas, oun do de la provincia del Socorro. Nacido en San Gil en 1762, Vargas estudio en al Colegio del Rosario, después de To cual ingres6 a la burocracia virveinal antes de participar en la Expedicién Boténica en 1784. Fue corregidor de Zipaquiré entre 1789 y 1791, afo en que huy6 del pais; més tarde, en Inglaterra, fue uno de los conspiradores que propugn6 la independencia de Hispanoamérica, Entre 1784 y wndieron la recoleccién de informa ( 1791, Vargas ec aro eneyos sobre as condones conics en lV nao, algunos dels cuales se perdieron. Uno de os ensayossobrevivintes, nsamentos polos sabre la grcultura, comercoy mina del Vireinato de Santa Bog un tia extoriaro ate recs ys pad smics de la Nueva Granada. Vargas hacia énasis en a necesda de des ts o interno y externo, lo cual exigla mejorar las condiciones del porte. Como los caminos de herradura del Virreinato se habian descuidado oriamente sus posblidadesecondmicas epuan sin exltr. ‘sill a a intoducion de as Mews polices, scln Eos diel de nprobar pesto que fue pligroso para lies cre apoya pal mee ideas revoluionaris. Sin embargo, puede exnblce ela Tustracion llegaron a la Nueva Granada pi sa oleada qu os ba sobre as ceca sobre historia natural y meteorologia se inelina lo tpior econémicos, sociale polis dea stain ya mayora fe serfan partcipesactivos en el movimiento dela independencia RUFORMA FISCAL Y REBELION, an Aims ls autordades bona se iferesaron por foment pio “0 ara ello introdujeron la ciencia moderna, su preocu primordial fue inerementar el recaudbo fiscel, Se neceitaban los higresce para paz, a mantener tropas y barcos patrulleros en el pa, am atrul litoral caril if debian mae repre costantemente En emp de gu ‘ostos se disparaban. Durante la mayor parte del aa fortficacién del istmo de Panamé y el Virrein pia (por medio desu dependenciacubane) se encergs del guns costers lo xvi, os funcionarios empezaron a presionar seria- f impuestos con més eficiencia, El mo le aguardiente de cata, iniciado en 1736 con un control bastant stado ena écada dels aos 1750 hasta converte en tna sigifiat ngresos estatales, En a década siguientes estableci el monopolio de ena de abc, que también se convit6 en una fuente importante de ingre- Estos monopoles fueron apretados ene 1776 1780, en tempos de guera fn consecuencia se elevaron los precios dl tabacoy del aguartiente dor y, amén de otras disposiciones tributarias se duplicé la acaba absoluta y, de este modo, tuvieron més poder que los mismos virreyes. regent de la Nueva Granada Galvez escogié a Juan Francisco Gutiérrez de feres, un burécrata sin experiencia en el Nuevo Mundo pero dotado, como su le una amplia reserva de arrogancia. La firme y resuelta bisqueda de in- es0s fiscales emprendida por Gutiérrez de Pifteres provocé en 1781 la rebelin los Comuneros, que dejé a la autoridad espafiola al borde del colapso total. Aunque la actitud y la conducta de Gutiérrez de Pifteres empeoraron Ja esta tuvo sus origenes antes de su legada a Santa Fe, en 1778, con las tas contra el monopolio del tabaco. El tabaco era ideal para el pequefio ietario porque podia cultivarse en un lote reducido y atin asf generaba un \ icto de valor relativamente alto. En la década de los afios 1770, los campe- pobres de la regién del Guanenté se dedicaron a su cultivo. Desde 1776, nco del tabaco fue reduciendo progresivamente las éreas donde se podia ar la hoja legalmente. Hacia 1778, el cultivo ya estaba circunscrito a una sroquia del Guanenta. Mas atin, los guardias del monopolio aplicaban es- Estas medidas contribuyeron al aumento de las rentas. El virreinato se volvié un poco menos dependiente en materia militar de sus pares més ricos. del Peri y México. A mediados de la década de los afios 1780 la Nueva Granada. ‘consiguié participar en la defensa de Panama y sostener la guardia costera, y diez afos después contribuia al gasto de Venezuela. Atin asi, el virreinato fue incapaz de pagar la totalidad desu administracién y defensa. Aunque el gobierno virreinal logr6 aumentar los ingresos fiscales en la segunda mitad del siglo xvm, las nuevas exigencias crearon un revuelo generali- zado. En 1752y en 1764-1767 estallaron motines contra el monopolio de aguar- dientes. En Quito, unas diez mil personas se congregaron para protestar por estanco del aguardiente y el aumento de la alcabala. Esta agitacion fue seguida is en Popayén, Cali y Cartago, en algunos de los principales distri Imente en el Raposo y el Chocd, yen Neiva, la principal ciudad Ito Magdalena, Los disturbios de la década de los anos 1760 at ‘morizaron a los funcionarios reales, maxime cuando advirtieron dolorosament su debilidad militar para reprimir las sublevaciones del pueblo. El virrey Pedr Messfa de la Zerda, quien debi enfrentar esta situacién, report6 en 1772, al fin desu periodo, que no disponia de una fuerza militar capaz de reprimir siquier tuna rebelién local. Inform6 que, con excepcién de algunas ciudades como Cai tagena, donde estaba concentrada la fuerza ‘autoridad gubernament dependia totalmente de la benévola disposic los habitantes: de escasez de alimentos y epidemia de vi de Guanenta, cuando, segiin se dice, murieron alli unas seis mil 1s. En 1778, los habitantes de la region comenzaron a reaccionar contra las ricciones al cultivo del tabaco. En febrero de aquel afi expulsaron a los guardias del monopolio; en octubre turbios en Mogotes y Simacota y, en Entre tanto, Gutiérrez de Piferes, el regente recién llegado, concebia nuc- vas formas de aumentar los ingresos fiscales, En mayo de 1780 duplicé el precio al detal de los tabacos y aguardientes. En agosto siguiente reforzé un sistema de sobre el comercio, conocido como las guias y tornaguias, con el objetivo ir la importacion de contrabando. Luego procedié a incrementar la alcabala y a apretar su recaudo. Con este fin resucité la Armada de Barlovento, lun impuesto a las ventas establecido en el siglo xv y destinado a apoyar la flota La obediencia de los habitadores no tiene otro apoyo en este Reino, a excepcin’ | as plazas de armas, que la libre voluntad... con que ejecutan lo que se les ordena, pues siempre que falte su beneplcito ne hay fuerza, armas ni facultades para qi fos superiores se hagan respetar y obedecer por cuya causa es muy arriesgado. mando y sobremanera contingente el buen éxito de las providencias, obligan ‘esta precisa desconfianza a caminar con temor y a veces sin entera libertad, a ‘modindose por necesidad a las circunstancias, | lL En 1776-1781 septs el patrn de exigencins scales acausa de gu ibe, pero que hacia mucho tiempo se habia fundido con la aleabala, Esta seguidas por distarbios populates, solo queen escala mayor En 1779, a guer ida duplicé de hecho la alcabala, La Armada ce Barlovento fue especial. de Espaia con Inglaterra oblig6 a incrementar la carga fiscal. Pero ahora la sit ite dafina para las gentes de la region del Guanenté, porque el algodén cru- cin era mas dramética debido a la centralizacién de la administracion colonial ‘en Espafia,Ievada a cabo de un modo agresivo por José de Galvez, convertido ‘en ministro de la Marina y las Indias desde 1776. Galvez, quien fue enviado es pecial del centralismo borb6nico en México (1765-1771), creia firmemente en Ia. necesidad de apretar las clavijas del sistema administrativo colonial, lo que para. 1 significaba asignar los cargos més elevados solamente a los espaftoles y en. particular a aquellos tan dedicados e intransigentes como él mismo. Para lograr su objetivo reformista y centralizador, Gélvez. creé el nuevo cargo de regente, funcionario que, se suponia, debia servir de jefe administrativo del virrey. De hecho, como los regentes de Galvez fueron creaciones suyas, gozaron de su con- los hilados de algodon figuraban entre los productos afectados y la region ba textiles de algodén. Para los pobres del Guanenta, las nuevas medidas on primero uno de sus medios de vida, el tabaco, y después pesaron 1 otro, los hilados de algodon. Esta doble exigencia provocé disturbios que estallaban casi siempre los dias le mercado. Asi, el 16 de marzo de 1781, las gentes del Socorro protestaron con- a Ia Armada de Barlovento; en las manifestaciones que siguieron en los pue- vecinos, la protesta incluy6 los monopolios de tabaco y aguardientes. En ‘sus comienzos los protagonistas més visibles eran multitudes de pobres, tanto eres Los comuneros también exigieron la devolucién d wl nbién ex o le las tierras de resguar- inne tanner ¥ 1778 y la concesion alos indios de plenos derechos de propiedad sobre sus ras, Esta peticién daba cuenta de la participaciGn indigena en el movimiento comunero, bajo el liderazgo de“Ambrosio Pisco, un cacique rico. Otros articulos refiejaban una sentida hostilidad hacia los funcionarios hombres como mujeres, a veces hasta dos mil, que destrufan las existencias de tabaco y aguardiente, liberaban los presos por el cultivo ilegal del tabaco, e in- luso, en ocasiones, apedreaban simbolos de la autoridad real. Si los pobres ti- raban piedra, hombres un tanto mejor ubicados —carniceros, comerciantes de ganado y pequefios agricultores— orientaron y organizaron la rebelién, Durante Sete mes de acometidas contra las oficinas de recaudaciGn de impuestos, los no- tables locales procuraron mantenerse alejados de los tumultos. Sin embargo, fue tal la presion de quienes dirigian el movimiento que algunos de estos hombres de prestigio debieron comprometerse en posiciones de liderazgo. Gutiérrez de Pifieres reaccion6 ante los sucesos de dos maneras. Prime: ro orden suspender la recaudacién del impuesto de la Armada de Barlovento sobre el algodén y los hilados de algodén. Con ello br ‘movimiento, Inmediatamente después quiso reprim gobierno virreinal tenfa muy poca fuerza para repeler a los rebeldes. La guar icin de Santa Fe, tenfa en este momento sélo 75 alabarderos. Cincuenta de estos, junto con unos 20 guardias de! monopolio, fueron enviados a reprimir los motines, una fuerza ridiculamente inadecuada para cumplir la misin. Los co= muneros organizaron milicias del pueblo, las cuales, al tener noticia de la expe= Gicion militar despachada desde la capital virreinal, marcharon a su encuentro, fen mayo de 1781 y sin ninguna dificultad la sometieron. ‘Mientras tanto, el alzamiento se habia propagado mas alla del Guanenta, Enel mes de mayo, al menos en una veintena de poblaciones de las altiplanicies, orientales se presentaron ataques contra los funcionarios de rentas u otro tipo de disturbios. Movimientos similares aparecieron en los Llanos Orientales. La rebelidn se propagé por el Alto Magdalena y encontré uno que otro eco en las distantes comarcas mineras de Antioquia. Mas de 60 poblaciones y aldeas toma= ron parte en el levantamiento. "Al finalizar el mes, cerca de 20,000 rebeldes acampaban en Zipaquira, pocos kilémetros al norte de Santa Fe, capital indefensa ante esta masa de insur entes resueltos. El regente huy6; primero busc6 refugio en Honda y luego tlirigié a Cartagena, Las autoridades reales que permanecieron en la capital, con larzobispo Caballero y Géngora a la cabeza, evitaron la toma de la ciudad por los insurrectos, solo después de acceder a una lista de 35 demandas comuneras, ‘Aunque la lista fue confeccionada por los Iideres, pertenecientes a los estrates: ‘sociales superiores, muchas de las reclamaciones surgian, claramente, de la en= forecida masa comunera. Exigian la reduccién 0 abolicién de un conjunto de tributos, La Armada de Barlovento debia cesar para siempre y el impuesto a las ventas disminuirse. También quedarian abolidos los monopolics fiscales de los haipes y el tabaco, y el precio del aguardiente de canta descenderia a su nivel Jnterior, Ademés se suprimiria un impuesto de guerra exigido a todos los stb tos, El acatamiento de este convenio habria significado el abandono casi total de las medidas fiscales de las dos dltimas décadas. ulares. Ademés de insistir en la expulsi xpulsion de Gutiérrez de Pife erates da er a btn ours aa ar de espafioles. Las palabras en que se formulé la reclamacién ira los opresores espafoles y por lo menos unacicipienteidentidad > Queen los Empleos de primera, rimera, segunda ytercera plana hayan de ser antepues ¥ prvlegiados los naconses de tsi America al eupenn por camila tas sian eta te de act conservan.». Pues »yendo ignorantemente que ellos son los amos y ls Americanos tod in, sus inferiores criados; ae ; los; y para que no se perpetie este ciego discuso, sso en tn deca gn aad, ber nec. y shee los Americanos, pueda sr iuaiment ocupss, como todos os qe estamos suitor aun imo Re y Senor dehemos vir emanation ln Te seiorearsey adelantarsea mas de o que lecorresponde ala el mismo caso sea separa de nuesire socabidad, Suan Pr La insstencia en el nombramiento de criollos en los altos ca le alguna manera la reaccion de estos ane laprctca expatola de exeuilon sos puestos. Pero esta reaccién antiespafola iba mas alla de la mera defensa os intereses dle los criollos de clase alta. En los distritos comuneros, incluso latos pobres que no eran candidatos potenciales para la burocracia colonial presaron su resentimiento contra los funcionarios espafioles, a quienes tlda- de arrogantes e insensibles. Los pobres eran, a fin de cuentas, quienes es. m1 mas expuestos al hostigamiento, y aun al encarcelamiento, a manos de estos y guards de rns. a joma de Santa Fe, el arzobispo acces esuadi alo rebaldes do etornar asus hogs, Aut ceil fever dele te n en el Guanenta. Luego llegaron de Cartagena refuerzos de tropa y el at- spo consigu restableer el orden. Desnovilizads los rebels el gobierno edi aimponer castigo Gjmplars. En enero de 1782, José Antonio Galan habia persistdo en la rebetin después de Ia capitlacion de junio de 178 ahorcado junto a otros tres comuneros, y sus cabezas, manos y pies fueron estas en estacas en las plazas pblicas dela capital vierein ts activos en la rebelién. Sus descendientes fueron declarados sus bienes confsados y sus hogaresdestruidosy regados con sl El imbrosio Pisco fue encarcelado en Cartagena; a pesar de un indulto posterior Caballero y Géngora, ahora como virrey, dio érdenes reser- Te permitieran regresar al interior. Algunos otros dirigentes fueron sentenciados a sufrir 200 latigazos, vergiienza publica y prisién en Africa. Muchos campesinos sin tierra fueron enviados como colonos al istmo de Pana~ ‘mé, donde muchos debieron morir a causa del malsano ambiente tropical. Las ppocas penas impuestas a los participantes mas ricos fueron menos horrendas; algunos simplemente fueron encarcelados en Cartagena, y después fueron indul- tados. Aftos mas tarde, se decia que mucha gente que participé en el movimiento vivia dispersa en las zonas periféricas por temor a posibles represalias. ‘Administrados los castigos mAs severos, los funcionarios reales se tran- quilizaron a tal punto queen marzo siguiente desconocieron el pacto sellado con los comuneros, baséndose en que habia sido obtenido bajo amenaza. En agosto, ‘el arzobispo-virrey Caballero y Géngora concedié una amnistia a los comune= ros, Sin embargo, en la provincia del Socorro no habjan concluido del todo los problemas. En octubre de 1783, el arzobispo-virrey reporté al ministro de las Indias que en la noche del 29 de septiembre unos 40 hombres de estrato bajo ha- ian entrado al pueblo de Charalé, supuestamente con el animo de asesinar alos funcionarios locales, robar a los més ricos y comenzar un nuevo levantamientoy ‘Aunque este incidente fue facilmente reprimido, cundié el nerviosismo entre las autoridades del Virreinato y este no debié disminuir con el informe de que tun hombre de un pueblo cercano habia leido en un libro de profecias que “los tos” volverian por esa época. (Fl arzobispo-virrey ordené confiscar todos: los libros de profecias en la provincia del Socorro). También oy6 Caballero y Géngora que el respeto que se le tenfa en esa provincia se estaba convirtiendo en ‘odio. Ya estaba convencido de que tanto la rebelién comunera de 1781 como la intranquilidad rural eran obra de algunos criollos notables de la capital, quienes, descontentos, habfan envenenado las mentes de las gentes sencillas del campo, ‘Concluy6 que los neogranadinos debian ser tratados con mano dura. No todos los espaiioles estaban de acuerdo con tal conclusi6n. Francisco Silvestre, a la saz6n gobernador de Antioquia, consideraba que las autoridades: debian proseguir con una politica de conciliacién, con miras a reducir la dese confianza entre espafioles y criollos. Llam6 a poner fin a la “enemistad entre Espafioles Europeos y Espantoles Americanos”, colocandolos “reciprocamente” ‘en cargos politicos, militares y eclesidsticos. Sin una politica tal, predijo Silvestre, habria “envidia, desunién y rivalidad” constantes, que algin dia causarian a Espafia la pérdida de la Nueva Granada. ‘Los historiadores de los Comuneros han variado en sus conclusiones s0= bre el significado de la rebeli6n. Algunos historiadores colombianos la han con siderado como un movimiento precursor de la independencia de Espafia. Otros, Iahan visto simplemente como una protesta contra los nuevos impuestos, sin ¢O= rnexidn con la lucha por la independencia, que vendria casi treinta afios més tar de. Varias consideraciones apoyan el segundo punto de vista. Fl carécter social movimiento comnero dif bastante del dea independencia. La rebliin parece haber sido una protesta surgida de las masas, en ct 8 notables locales tuvieron poco o ningé 2 itera table as ningan control. (Algunas interpretacio rior sefalan, como lacey el arzabispo Caballero y Gongors, que ate ie fomentada por elites crollas de Santa Fe. Pero parece que los criallos nes simpatizantes de a rebelionapayaronel movimiento después de que sido iniciado por el pueblo en el Guanent4. Ademés, muchos crillos les asustados por los disturb comuneros,o bien ayudaron a contener- ¢ fueron psivoso colaboraores durante su repesién. En contrat, fos wieron desde sus comienzos el liderazgo del movimi «lependencia, que ocurrié como tna consecuencia de la rss imperial que 26. 1808, Més in, los comuneros no pidiern a independencia de Espa ion exepcin de algunos alaguesespordlicos de as muchedumbes als los de armas reales, los rebelde juraron, invarablemente lata al rey y a las autoridades coloniales espafolas por los odiados impuestos Fl nal de rebelién en el mundo mno: “{Viva el rey y muer Por otra parte, el movimiento comune: , nunero puede verse como un anticipo de lependencia en dos aspectes: como expresion dela fara popular coates los ionarios espafioles y como una aspiraci6n correlativa de tener gobiernos con nalista, En los afios siguientes, ni el pueblo negranaclino ni cos pober hantes espaftoles olvidaron la rebelién de los Comuneros. Los sucesos ‘de 17H ian con fuerza en 1794-1797, cuando, de nuevo en tiempos de guerra, el "mo virreinal enfrent6 otro amago de crisis, y también en la ‘sisi Tel 1810, que precipit6 el movimiento de independencia. a LA crisis DE LA DECADA DE Los ANOS 1790 Laccrisis que sucedi6 en la década de los an n la de los aftos 1790 en la Nueva G: (enelcontexo del establecimiento exitoso de un gobiemo republicans en Unidos, y de los draméticos sucesos de la Revolucién francesa. Las auto- ’s coloniales espanolas, que durante el decenio anterior habian fomentado *aspectos cientificos de la Tlustracién, comenzaron en el decenio de los a percibr as revolucones norteamericana y francesa como difusoras ien snsamiento poli redicho la monarqutay ‘olentab mapas a tecambio de enfoque se hizo evidente durante el i ente durante el gobierno del vi Ale Ezpeleta (1789-1797), Se manifests en el periédico patrocinads = fhictig ‘que habia de servirles de Norte en la revolucién en este Reyno por las constitu- ciones de Filadelfia”. Ahora, acaso un poco més preocupado, el virrey pidi6 que el delator se infiltrase en el grupo conspirador. Perolas autoridades se alarmaron de verasa mediados de agosto de 1794 Después de salir el virrey a unos dias de descanso en Guaduas, unos jévenes, Con el fin de alborotar, fron varios pasquines en Santa Fe los dias 18 y 19 de agosto. Uno resucitaba el tema de los Comuneros y amenazaba poner fin al do- minio espafiol: ‘Sino quitan los Estancos, sino cesa la opresién, se perderd lo robado, tendra fin la usurpacion. Este suceso provoc6 a un espafiol, escribiente de las Reales marque el habia ad de oto espanol que “varios de los principales suetos de Santa Fe" se habian reunido para “fomentar una sublevaci6n en el Reyno, para hacerle adoptar la pretendida libertad que piensan algunos inquietos disfrutan Jos Franceses, y que para el efecto se hicieron por cinco de los cémplices a esta trama infame, generosas ofertas de dinero y gente”. Sabiendo de la circulacién. de la traducci6n de los Derechos del Hombre, el escribiente espafiol pens6 que podria haber algo de verdad en el relato de una amenazada revolucion criolla, ¥ ‘se apresuré a avisar a las autoridades. ‘Con estas noticias el virrey volvié inmediatamente a la capital y encomen= d6 a los oidores tres causas distintas: sobre los autores de los pasquines, la im- presién de los Derechos del Hombre y la supuesta conspiracién. Un espafiol que parecia responsable de los pasquines identificé a algunos estudiantes criollos: ‘como cémplices y confirmé la especie de una conspiracién. Asi la investigacion de los pasquines coincidié con la de la conspiraci6n y se enfocé en gran parte en los estudiantes y profesores del Colegio del Rosario. Como Narifo se habia identificado como traductor de los Derechos del Hombre y participante en la su= puesta conspiracién, también, pronto lleg6 a ser el blanco principal de las inves tigaciones de los oidores. Mientras los oidores conducian sus pesquisas, el virrey. ‘convocé al clero a predicar contra la herejiay la infidelidad, y envi6 advertencias alos gobernantes espafioles de lugares tan distantes como Venezuela y Cuba. El virrey y los oidores pronto se convencieron dle que los tres hechos (los pasquines, la impresién de los Derechos del Hombre y la “conspiracién”) consti- tufan sucesos entrelazados, si no partes de un plan integral para una sublev: republicana, E119 de septiembre, antes de cumplir un mes de investigaci el virrey informé al gobierno real que los cuatro estudiantes autores de los pas- ‘quines y “algunos sujetos de mas edad se proponian propagar en todas aquellas Provincias las perversas maximas de la llamada libertad por los Franceses; ha- ciendo este encargo a diferentes colegiales, y otras personas, de las cuales habia ns. algunos ya en las Provincias... Parece que eran ya bastantes los coligados y que lisongeaban de contar para su intento con los Indios”, una extrema interpre- wci6n de algunas conversaciones casuales en el Rosario. El virrey siguié: “La ncipal causa de esta intentada sublevaci6n, parece, que era el odio que tienen 8 criollos a los Europeos...”. En cuanto a Naritfo, segiin el virrey, su. sidad se confirm por el descubrimiento entre sus efectos de muchos indicios de entusiasmo republicano, incluyendo un dibujo de un obelisco con la leyenda ibertas nullo venditur auro” (“La libertad no se vende a ningiin precio"). La preocupacién del virrey y los oidores se enfocé completamente en eligro francés; pusieron poca atencién a la influencia de la joven repiblica ricana, a pesar de que el entusiasmo de los ilustrados por estas dos blicas se expresaba en més 0 menos partes iguales. Obviamente, el hecho que Espafia ya estaba en guerra con la Revolucién francesa influia en este foque. En la misma comunicaci6n del 19 de septiembre, el virrey noté que sus responsales en Cuba y Venezuela habian expresado el temor de que a través rios de Venezuela y la Nueva Granada, podria llegar ayuda militar de los franceses a los sublevados criollos. Los sucesos de 1794 revelaron los sentimientos de debilidad y vulnerabili« dad de los gobernantes, asi como una brecha saturada de antagonismo y descon- inza entre los “espafioles europeos” y los “espaftoles americanos”. Temeroso tuna sublevacién, el virrey puso en alerta a la tropa y prohibié el ingreso de los a los cuarteles. En la investigacion judicial, los oidores de la Audiencia lo confiaron en la ayuda de espafioles europeos. Allanaron las residencias de criollos en busca de armas y las de los intelectuales criollos en busca de li- igrosos, La sospecha generalizada de los funcionarios contra todos los. los agravi6 al cabildo de Santa Fe, dominado por estos. Este cuerpo se quejé que el gobierno virreinal impugnaba sisteméticamente la reputacién de los. ricios més respetables, como preferian autodenominarse los criollos notables. s temores y resentimientos entre criollos y peninsulares pronto encontrar: \a nueva expresién cuando el virrey, actuando a peticién de los espafioles dela idad, anulé la elecci6n hecha por el cabildo de dos alcaldes criollos y acomod6 ‘.un peninsular en uno de los dos cargos. Los oidores de la Audienci jue no podian confiar en que los alcaldes criollos suministrarian licial requerida. Mientras tanto, los oidores sometian a toda suerte de tratamientos arbi- trarios a los implicados en el juicio a Narifo y a los estudiantes sospechosos. En defendi6 la impresion de los Derechos del Hombre sefialando Principios de la soberania popular ya habian sido publicados en perié- dicos espanoles, e incluso algunos por parte de uno de los oidores de la misma Audiencia. Mas grave atin, los oidores se enteraron de que la defensa de Narifio estaba sienco copiada e iba a circular entre la elite criolla. Inmediatamente, sin juicio, enviaron el abogado de Narifto, su cufiado José Antonio Ricaurte, a suftir ayuda prisién en Cartagena, Por eso no sorprende que ningtin otro abogado quisiera hacerse cargo de la defensa de Narifio. (Afios después, Ricaurte morirfa prisio- nero en Cartagena, sin haber sido acusado ni juzgado). Narifio fue sentenciado a diez afios de prision en Africa, al exilio perpetuo y a la confiscacién de todos sus bienes. Fl impresor recibié una condena de tres aiios y la prohibicién de ejercer su oficio. En el caso de los pasquines y la supuesta conspiracién, los oid celaron a muchos j6venes criollos; sin acusarlos, los sometieron a intimidacion al menos dos de ellos sufrieron tortura. Los oidores dieron fe a cualquier eviden~ cia aunque fuera solo de ofdos. Después de pasar dos afios en la cércel de Santa Fe, los tres estudiantes criollos de los pasquiines recibieron condenas entre seis y ocho afios de prisién en el Marruecos espaol, seguidos del exilio perpetuo. aunque nunca fueron juzgados, fueron enviados a cérceles de Espafia, aduciend santaferefias, no podian mantenerse bajo seguri sus conversaciones podrian corromper a sus guardianes. También adujeron los idores que, dadas las contradicciones en los testimonios de los sospechosos, serfa necesario aplicarles la tortura, lo cual no podria hacerse bien en Santa Fe sin exasperar a la poblacién local y provocar una reaccién. (También explicaron el fracaso en extraer pruebas irrecusables en las torturas ya administradas por “falta de aparentes instrumentos”). Los jueces enviaron a Francisco Antonio Zea a una cércel espaftola, a pe sar de que admitieron que no tenian pruebas contra él. Explicaron que lo habian mandado fuera del virreinato, “atendida su instruccion e intima amistad” con Narino y Riewx, y porque era “uno de los més nocivos y perjudiciales de este Reyno”. Zea estuvo cinco afios preso, seguidos de diez aftos de exilio en Espana, En 1800, el Consejo de Indias, con palabras que alababan el celo del virrey y la Audiencia, claramente reconocié que estos, influidos por las circunstancias momento, habian reaccionado de una manera excesiva. En el acto el Conseja declaré libres a todos los prisioneros de la supuesta conspiracién granadina. Sify embargo, en 1806, estos neogranadinos todavia estaban en Espafia solicitando smiso para regresar a su tierra Per Curiosamente, los oidores no hicieron causa contra dos de los hombres ‘mas importantes sospechosos de la supuesta conspiracién: José Caicedo y Fl6= rez y José Maria Lozano. En el caso especifico de Lozano, explicaron que se ha= bian abstenido de perseguirlo por ser teniente coronel de milicias y adem6s un gran terrateniente. Probablemente similares consideraciones obraron en cuanto a Caicedo. No se sabe hasta qué punto habia una conspiracién. Parece claro que al- {gunos criollos mas © menos ilustrados de Santa Fe se entusiasmaron por la re: volucién norteamericana y la Constitucién republicana de Filadelfia. También algunos se sentian atraidos por los principios anunciados por la Revolucién ancesa. Pero en la investigacion no salié ninguna evidencia convincen\ lot para una sublevacion, solo algunas conversaciones sobre lo a or xlria suceder. En todo caso los testimonios de la pesquisa ofrecen una muestra ssante del bagaje intelectual de los estudiantes neogranadinos de la ulti. a década del siglo xvi. Al parecer, a diferencia de Narino, los estudiantes no nian de mucho material de lectura para alimentar sus pensamientos, Sin 1'g0, circulaba entre ellos la nocién de que los conquistadores espanoles n unos usurpadores que trataron con crueldad a los indigenas. Sabian que escritos de Las Casas estaban prohibidos por sus condenas a la Conquista, s. De alli se dirigié a Inglaterra y le planteé al gobierno britanico una posible 4 un movimiento de independencia, pero se disgust6 cuando coneluyé s briténicos querian tomar el lugar de los espanoles como amos coloniales, 1797 regres6 secretamente a la Nueva Granada. Su comportamiento mos. ba una acusada ambivalencia ante la autoridad espafola. Adin esperaba una tia real. Pero mientras aguardaba tan buenas noticias, empez6 a investigar las posibilidades de un levantamiento en Guanenté, la tierra de los Comuneroa Disfrazado, a veces de cura, viaj6 por los caminos menores de las provincias del norte, tomando la temperatura politica y conversando especialmente con los sa- tes, cuya influencia consideraba de gran importancia, Hallé que la alcabala ia fastidiaba al pueblo porque se recaudaba rigurosamente sobre bienes ‘muy poco valor. La traicién de la clase alta local en 1781, que salv6 el pellejo ‘especial la suerte de los \denados a colonizar el istmo de Panamé, Narifio hallo al pueblo de Guayenta neralmente descontento”, aunque demasiado ignorante como para comen- Zar su propia rebelion. Narifio elabor6 con cierto d lle un plan insurreccional. En muchos as- leza caudillesca que llegaria a encontrarse a ; lio de la vida rural. Las gentes dle la ciudad no se entusiasmarian tan fécilmente, En todo caso, habia tropas fn Santa Fe y, como ya lo sabia por experiencia propia, cualquier complot en 4a capital seria rapidamente descubierto. Narifio pensaba ir a Palogordo, entre Barichara y Simacota, en donde habia cuadrillas de hombres temibles que po~ drian ganarse con “promesas”, Con estos se presentaria en un pueblo el dia de mercado para ganar més adeptos. Luego escribiria a los cabildos y a los curas: de la provincia para aumentar el apoyo. Por supuesto, Narifio tenfa la inten- cién de tomarse las oficinas locales de recaudacién de impuestos. Calculé que en la regidn circundante podria movilizarse una poblacion de 70.000 personas. Las tropas de la capital no podrian vencerlos; no estaban familiarizadas con el terreno abrupto de estas provincias y la ayuda militar de Cartagena no podria llegar répidamente, si es que llegaba, porque Espana estaba de nuevo en guerra, con Inglaterra. Narifo crefa que, aun sin armas de fuego, sus reclutas podrian enfrentar a las tropas reales tomando el control de las cabuiyas, que eran el ‘nico. medio de cruzar los profundos despeniaderos de los rios de la region. Sin embargo, después de esta labor de reconocimiento y preparacién, Narino continué ambivalente. No se convencia del camino insurgente, quizas porque no sentia que el apoyo de los curas locales era suficiente. Solo dos mos- traron abierta simpatia y uno estaba dispuesto a colaborar siempre y cuando la. religion no fuera atacada. No obstante, algunos otros aceptaron los pantletos: ofrecidas por Narifio, entre estos el Contrato social de Rousseau y una copia de la Constitucién francesa. En todo caso, Narifio regres6 a Santa Fe y lo confes6 todo primero al arzobispo y luego, cuando este lo delat, al virrey. Confiaba en la cle- ‘mencia después de su confesién completa, pero las autoridades lo consideraron demasiado peligroso para ser liberado y permanecié preso hasta 1803, cuando fue puesto en libertad solo porque parecia estar muriéndose. ‘Antonio Narifio era un hombre singular. No puede decirse que tipificaba lalite criolla; pero su trayectoria arroja luz sobre el estado de dnimo de la socie- dad colonial en las postrimerfas del siglo xvtt. La crisis de 1794-1795 puso a las elites criollas a recordar la rebelién comunera de 1781 y profundiz6 el antago- nnismo entre los criollos ilustrados y los gobernantes espafioles, aunque esto no parecié afectar demasiado su lealtad al rey. El pueblo, al menos en las provincias: del norte, como descubrié Narifio, continuaba descontento con los impuestos coloniales. Con el liderazgo criollo, podria ser levado a la rebelién. Los fun cionarios de la Corona también tenfan presente, y vividamente, el precedente comunero. Temfan que no podrian contener otra insurreccién, no solo por la debilidad de las fuerzas armadas, sino porque quizés pocos criollos acudirian en apoyo del gobierno. La creciente desunién entre las autoridades espafiolas y las elites criollas se hizo patente en dos respuestas diferentes a la crisis de la década de los afios 1790. En 1796, Manuel del Socorro Rodriguez escribié tna carta a Manuel Godoy, del trono espaol. Le advertia Granada “el espiritu de inde- ices mas profundas” NS FRAGMENTADO, CHONG ENDINA 139 lesprecio” que el clero demostraba por los pobres y el comportamient funcionaros de provincia, que solo buscabanerviquecese. Sabayab,ade- exclusion de los espaftoles americanos de los cargos de gobierno. Ano- ‘xasperacién” en los “espiritus americanos” por la dureza con que eran jos y mucho més ahora, cuando sabian que varios magistrados europeos sejaron y siguen aconsejando” que no se nombrasen americanos en pues- gubernamentales. Aunque habfa muchos americanos instruidos e idéneos ira asumir responsabilidades de gobierno, eran desdefiados por quienes con- aban el sistema. Cuando se daba preferencia a espanol icanos ilustrados, tales espaftoles se convertian en obj icanos, quienes perdian la fe en el gobierno espafol. Si Espa a ganaty mantene la lealtad de bs hispanoamericanos, deblanombrar a ‘mejores de ellos en los cargos altos. La brecha de actitudes entre los gobernantes espafioles y los hispanoa- ricanos gobernados se aprecia en otra carta que el virrey Ezpeleta, el patron Rodriguez, envi6 el mismo aio de 179 a Godoy. En esta carta Ezpeleta re- mendo una politica contrara a la que peda su protegido ciollo Rodriguez. lando en nombre de los oidores de la Audiencia y del arzobispo, Ezpeleta gerla una politica cuidadosa que favoreciera a los espaftoles sobre los hispa- imericanos como un medio de retener el mando en las colonias, aduciendo la lealtad de los peninsulares. Asi pues, en la década de los aftos 1790 ya era evidente el sentimiento de alienacién de numerosos criollos educados. Pero las conclusiones de estos y de muchos funcionarios espafoles en cuanto a qué debia hacerse al respecto contrastaban radicalmente. La visrera DE LA INDEPENDENCIA La crisis de 1794-1795 hizo brotar el descontento criollo con el régimen es- Ly la exasperacién contra los espaiioles en general. Sin embargo, en épocas cibles estos sentimientos tendian a debilitarse, pues primaban de nuevo los de familia y amistad entre criollos y espaftoles, asi como sus relaciones co- ciales 0 profesionales. {Hasta qué punto existié en 1800-1808 un fundamento gestaci6n de un movimiento de independencia, fuera de la desconfianza tua inducida temporalmente por las crisis entre las autoridades espafiolas y igrantes hispanos, por una parte, y las elites criollas, por otra? {Fxistio sn un fundamento positivo para el nacionalismo, en cuanto sentimiento partido de identidad con la Nueva Granada como lugar geografico y como blo? Los sucesos de 1810 y posteriores dejarian en claro que las identidades EL muchas veces citado Imagined Con : ragin mt edict Anderson, sostiene que los periddicos del periodo colonial tardio, publicados en la Nue- Fermin de Vargas, escribié a comienzos de la década de los aftos 1790 varios sayos en los que propugnaba el desarrollo econémico de la Nueva Granada ‘aba los impuestos y los monopolios coloniales que restringian las expor- jones. En 1797, Antonio Narifio, amigo de Vargas, también le aconsejé al vi- Pedro de Mendinueta sobre la inconveniencia de tales cargas tributarias, virreyes de fines del siglo xvut, Ezpeleta (1789-1796) y su sucesor, Men- eta (1797-1803), formularon politicas econémicas relativamente liberales. bos criticaron los monopolios gubernamentales sobre productos exporta- Y propusieron reducciones de los impuestos sobre estos. Las tendencias ‘micas liberales, que en la década de los aftos 1790 parecian en interés propio sistema colonial, fueron reforzadas durante el primer decenio del x1x, cuando comenzaron a circular entre algunos miembri 's de Adam Smith. El mas notable de aquellos fue José Ignacio de Pombo, ider intelectual del gremio de comerciantes de Cartagena, Sin embargo, las is de Smith también estaban penetrando en las provincias del interior neo- ranadino. El interés creciente en la exportacién de productos tropicales y ol oxige- le las ideas econdmicas liberales resultaron ser una mezcla explosiva, sobre cuando las esperanzas neogranadinas en el desarrollo comercial se vieron radas por la guerra cronica entre Gran Bretafa y Espafia (1796-1802, 1805- 1807). El peligro politico que planteaba la incapacidad de Espafa de proteger comercio hispanoamericano fue especialmente evidente durante la guerra on Inglaterra entre 1805 y 1807. El breve periodo de paz entre Espana y Gran fla, en 1802-1804, habia permitido que se triplicaran las exportaciones de Igod6n, cacao, cueros y palos de tinte. Parece que en esta expansién comercial iciparon tanto los comerciantes del interior como los de la costa. Debido a las speranzas que suscitd esta experiencia, la renovaciGn de la guerra en 1805 tuvo. jpacto devastador en los exportadores neogranadinos. Las consecuencias de la interrupcién del comercio por causa de la guerra idencian en una carta escrita por José Acevedo y Gémez, un comerciante y lor del cabildo de Santa Fe, el 19 de julio de 1810, un dia antes de su llamado santaferefios para sublevarse contra el régimen espafiol. Acevedo recor- en la misiva que durante la guerra con Gran Bretafia, en 1805-1807, habia ido 120.000 pesos, el fruto de 20 aftos de trabajo. Segain él, el culpable era el so, puesto que al no poder hacer llegar sus embarques a Espafia el virrey 1poco permitia el comercio con los neutrales del Caribe. Como consecuencia i6 sus inventarios de corteza de quina, se dano su cacao y el algod6n que ranada entre 1791 y 1810, contribuyeron a desarrollar un sentimiento de ji canes jan aceon te a sno fueron el tinico vinculo entre las diversas regiones. Los estudios Universitaros en los colegios de Santa Fe reunieron a estudiantes de dstntas provinciasy forjaronrelaciones que luego se afianzaron mediante la correspon: dencia privada. Como medio de comunicacién, tos periédicos contaban con una limitacion: mientras a autoridad virreinal permanecier intact, la prensa evitaba publicar comentarios politicos que pudieran interpretase como critcos del orden exstente. Sin embargo este tipo de conversaciones poltcas s parece haber sido frecuente, sobre todo en las tertuli onde se lean y dscatian periddicos europeos que inclufan comenta: 0s mas abiertos. Aung no existe mucha evidencia al especto, ideas que se intercambiaban en las tertu as Ta correspondencia privada, incluido el envio de periédicos - Asty todo, la prensa del periodo colonial tardo de la Nueva Granada stcumplis important al servir de medio de expresién del recint inte acl ais y en su potencial econémico. , SE ee tae rl un certo interés por la cultura nativa, que se expres6 en varios artculos publics dos en el Pape Perio en 1783. Pero el papel més importante en el fomento dg ‘mo incipiente le correspondié a la Expedicién Botanica, que reu as en tomo a un proyecto comin, ¥ imul6 su interés en la geografia, los recursos y el potencial econdmico de Nita Granada ate interes ya era evident en los rics del Pape! Peri (1791-1797, pero enconts su maxima expresion enel Semanaro del Nuevo Rei ula (1807-1810), de Francisco José de Caldas, en el que se publicaban nes geograficas de varias provincias, asi como articulos sobre potencial cultivos agrcolas y productos foestales. El propio Caldas hacia énfasis en comercio y en el potencial agricola, y vatcinaba que, con costs tanto sobr ‘Atlantico como sobre el Pacifico, la Nueva Granada estaba destinada a se emporio comercial entre Asia y Europa Pm rexpust sa plfica de ibe comerco qu inpers en as cada de los aos 1770 y 1780, as como a as inicativas dela Expecibn Botéica, regiones interiores de la Nueva Granada comenzaron a interesarse més por Ia exportacion, despachando primero cantidades relativamente paquetias de ca teza de quina a comienzos del decenio de os afios 1780, y més tarde algod6ny anil del Socorro, a fines del decenio de los afios noventa y comienzos del sig) ra a Cdiz. por requerimiento del gobierno fue capturado por “un poderoso jones del interior reforzaron el comercio ya existente de cue r ; to LE ery aa ¥ de cacao cultivado en el valle del Bajo migo en la mar”. Asi, decia, “este gobierno bérbaro ha dejado a perecer mi 108 y palos de tinte de la cos ered ly6 que estaba dispuesto a perder los fondos que atin a en Espafia, “con tal de que mi patria corte la cadena con que se halla atada ‘esa Peninsula, manantial perenne de sus tiranos”. dalena. ‘ f eas ae periodo de crecimiento modesto en las exportaciones agricolas ving acompafado del surgimiento de un liberalismo econémico consciente. Pedro Esta carta, escrita en los agitados dias de julio de 1810, refleja el calor de las emociones del momento. Pero no todo fueron frustraciones para los criollos en las décadas que antecedieron a 1810. En muchos aspectos, fueron afios de relativa prosperidad econémica. La mineria del oro se expandié en los iltimos: decenios del siglo xv1. Es probable que la produccién total de oro en el occidente ‘se haya incrementado en més del 70 por ciento entre 1770 y 1800. En Antioqui Ia extraccién de oro crecié atin mas répido, pues entre 1750-y 1780 se dup! y entre 1780 y 1800 se triplicé y hasta més. (Vénse cuadro 5.2). En particul él crecimiento econémico en Antioquia tuvo un efecto positivo en la regién de Guanenté, que abastecia a los antioquefios de textiles de algodén. En la regién. de Guanenté la poblacién uments notoriamente y el recaudo de diezmos se ti plicé entre 1780 y 1810. En las demés regiones orientales relativamente poblad de la Nueva Granada también se produjo una expansién econémica, aunque mas gradual y variada segiin la local ‘A principios del siglo x0 la iiento de la econom{a interna y la modesta expansin de las nuevas exportacio~ nes era perceptible, por lo menos en algunos lugares del virreinato. Al finalizar ‘su mandato en 1803, el virrey Pedro de Mendinueta dijo que el cuadro sombrio de la Nueva Granada que habia pintado el arzobispo-virrey en 1789 ya no existia, ‘0 y Gongora habia descrito un pais que estaba “absolutamente despobla~ .gricultura ni industria, sin comercio ni comunicaciones.... que abunda de gentes miseras, de holgazanes y facinerosos”. Menos de quince afios después, Mendinueta percibié un pats muy distinto, La Nueva Granada de Mendinueta tenia muchos pueblos en auge, como los puertos de Mompox y Honda sobre el rio Magdalena; Medellin, el epicentro comercial de las florecientes minas de or0, antioquefias; San los pueblos de tejedores del Guanenta, y San José y el Rosario de Cicuta, donde se cultivaba cacao para la exportacién y él consumo interno. La Nueva Granada, reporté Mendinueta, no habia sufrido por largo tiempo escasez alguna de alimentos y, debido a la prosperidad, los ingresos fiscales habian aumentado. ‘A pesar de la frustracién que produjo la inter épocas de guerra, en la década anterior a 1810 las contentas con el gobierno espaol {os criollos més politicamente despiertos de la altima década detectar en las cartas de un primo socorrano de Acevedo, Miguel Tadeo Gomez, Gomez estaba entre los estudiantes mencionados en el proceso de la “conspi- racién” de 1794, y en 1810 surgi6 como uno de los més firmes partidarios de la independencia en la provincia del Socorro. Pero el tono y el contenido de su correspondencia entre 1801 y 1808 distaban de ser revolucionarios. Nacido en San Gil en 1770, descendiente de tempranos colonizadores del Guanenté, G6- ‘mez estudié en el Colegio del Rosario de Santa Fe y posteriormente pas6 a servir como empleado de las oficinas de impuestos en Popayan y después en el Socorro, iva prosperidad inducida por el creci- LA VISION DE FRANCISCO JOSE DE CALDAS: EL NI ‘REIN RAN: aLNUBVO DA COMO EMPORIO COMERCIAL (DICIEMBRE DE 1807) eal oe "La posicién geogréfica de la Nueva Granacla parece que la destina al comercio del luniverso,Situada bajo de la linea a iguales distancia del Méjco y California por el "Norte, como del Chile y Patagonia por el Sur, ocupael centro del nuevo continente, A la derecha tiene las riquezas septentrionales, ala izquierda todas la producciones del Medliodia de la América. Con puertos sobre el Pacifico y pierts sobre el Atléntico,en imedio dea rmensaextensin delos mares, js de os haracanesyloscarémbanon de tremidadles polares de los continentes, puede levar sus especulaciones mercantiles sdle donde nace el so hasta el ocaso. Mejor situada que iro y que Alejandria, puede :mular en su seno los perfumes del Asia, el marfil africano, la industria europea, las es del Nort, la ballena del Mediodia, y cuanto produce la superficie de nuestro ho. Ya me parece que esta colonia afortunada recoge con una mano las produccio- del hemisferio en que domina la Osa, y con la otra la del opuesto; me parece que +e liga con todas las naciones, y que leva al polo los frutos de la linea, y ala linea las producciones del polo. Convengamos: Nada hay mejor situado en el viejo ni el nuevo Mundo que la Nueva Granada, No nos deslumbremos con las riquezas de Méjco, ni la plata del Potost, Nada tenemos que envidiar a estas regiones tan poderadas, Nueva Granada tiene ensuarbitrio mandar sus buques ala China y ala Europe, 4 la Groenlanalia y a Kamtschatka, sin tocar con aquellas puntas borrascosas que tanto ‘etardan el comercio de las naciones. Esta es nuestra situacion, y éstas son las relaciones «que tenemos con todos os pueblos de la tierra. Volvamos ahora nuestrs ojos sobre ‘nosotros mismos,registremos los departamentos de nuestra propia casa, y Veamos si la disposicion interna de esta colonia corresponde al lugar afor sobre el globo”. . ee Ademés de cumplir sus deberes como administrador de impuestos, Gomez se ‘6 a la especulacion mercantil, desde la venta de tejidos del Socorro a. ias de la Nueva Granada hasta la exportaci6n de palos de tinte y qui en consciente de su aislamiento provincial, participé sin embargo en la lectual de la época. En 1803 acompafié a José Celestino Mutis en uno de sus tudios y mostré especial interés en el descubrimiento de un supuesto hibrido pice ‘de una cabra y un venado, (;Podria tal hibrido procrear, o seria como De su amigo José Joaquin Camacho, el corregidor criollo de Pamplona, G6 ‘mez tom6 prestadas las obras de figuras de la Tustracién francesa tales como Con= dorcet y Condillac y también el informe sobre la ley agraria de Gaspar Melchor de Jovellanos, el cual le despert6 tal entusiasmo que lo copié todo. También se fami liariz6 con las obras de Adam Smith y hablé en 1807 de proponerle al gobierno virreinal un plan de reforma basado parcialmente en las doctrinas de Jovellanos y Smith. El roce de Gomez con la Ilustracién, sin embargo, dejé intacta su fe rel giosa, Temeroso de la viruela y otros males que habian matado a sus hijos, ahuyentar el peligro mediante la realizacién de votos en el santuario de Nuestt Sefiora de Chiquinquira. ‘Sin embargo, en 1807, ciertos indicios de frustracién comenzaron a ost recer las aspiraciones de Gémez. Ahora sentia que “los oficiales reales son la actualidad mis contrarios” y preferian “colocar a los que son de su amaito"y ‘También advirti6 a su amigo José Joaquin Camacho (recientemente removido. ‘su cargo de corregidor en Pamplona) que si, como se esperaba, se implantaba sistema de intendencia en la Nueva Granada, las oportunidades de los crioll de obtener cargos en el gobierno s¢ limitarian asin mas. Como empresario d cado a la exportacién, en baja escala, de productos tropicales, Gémez ya estal anticipando en 1807 la pos Pidié a Camacho informacién sobre las po: ‘cia de Pamplona y en especial se pregunts qué ocurriria si hubiera total ibe de enviar productos neogranadinos desde cualquier puerto, en intercambio bienes extranjeros. Infortunadamente, a mediados de 1808 y como su primo Santa Fe, José Acevedo y Gomez, Miguel Tadeo Gémez ya habia perdido el fru de diez anos de esfuerzo exportador. Mientras que en la primera década del siglo xtx el apetito por un comet exterior irrestricto y las influencias del liberalismo econ6mico se hacfan més dentes, un cambio dramético en el sistema tendria atin que esperar los acont mientos en la metrépoli espafiola. En 1808 Napoleén se tomo Espafia ya su poniendo en duda la autoridad de los espafioles que gobernaban las col Con la crisis del Imperio, la tirantez y la profunda desconfianza entre esp: y criollos, ya puesta en evidencia en 1781 y 1794-1797, volvi a surgir. SEGUNDA PARTE DESDE c. 1808 HASTA c. 1875

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