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NO SE Si SERW DIdIMO UN CHAN-V L'HUMO.O 1A‘UCASION © iho pee wae 10 QUE MU'HAGE LAGRIMIARL... JVANSULIO? Cuideme de la crueldad, del frio, del hambre y de la sed, y yo lo retribuiré con suaves ronroneos y con la oportunidad de sentirse més humano y mas bueno. SOCIEDAD PROTECTORA DE ANIMALES “SAN FRANCISCO DE ASIS” “Nolo DIso POR Mi QUE NGO UNA REVI TA ¥ HASTA MOS¢A.? } PERO CUANTAS : FAMILIAS NE~ i cESITAN un GF * PERRO QUE ~ : * NECES{TA UNA FAMILIA, “. DIGO Yo. @ Peloduro ‘AKIO I / TERCERA EPOCA / AGOSTO 20, 1964 / N" 24 SECRETARIODE REDACCION: CARLOS NUNEZ inecror: JULIO E. SUAREZ PELODURO e+ una quincenal,urugueye, ‘con domiclio en Plaxa Cogen- tha 1356, 47 piso, impresa on huece offset previo. reoltzacién de lipogratia por Imprerore: Rex 5. Ay ¥ pellvlos por Cromo- grat §, A. La distrlbuelén, como no podio ser de otra manera, core per cuenta de Dishibuidora Unuguaya de Revises, Ciudadela 1424, Peleduro se compromete: foimolmante a coneideror todos {os trabojer que expenténeamente ‘envien aus lecores, pero co nin~ ‘guna manera a hace responso- or Ia devaluclén de fos me~ Yeriles no seliciados, gVames a respetornos? COLABORAN EN ESTE NUMERO: aide Galeondro, Serafin J, Gare Corer Millet, Roberto Naya, Julle Puppe, Mauricio Rosencof,, Julio Ressieilo, Jorge. Selavo, Nile 4 ERLE LLG LSB LIS LI LER LS ILLES LER Ee SALEM ALE OES iPUDIERON! corétula de nussto Este domasiade large y demasiade fileséfco. préloge precede a lo que, on uno publieacién do Jor habituales por ‘estos pages, se hubiera resuelto asi: tecordaré ol titular ‘ontorets “1 su primera plane “"GANO NACIONAL COMO FIERRO" o olga por ol estilo, exe penal sobre la hers egal a8 ‘onfesién del esesine @ las evel de la mofena, cuando ya “En nuastra anterior adicién, +e deslix® Improvistomente Jo naclonte duda polidal comenzoba @ empaparse de finla un error que alters parcialmente nuestea epinign, Fare que ‘de Imprenta; on fin, esos “gales del ofico™ biel ne haya lugar a false: interpreaclones, debemos clover Por sscaro tiempo, saliéramor con la noticia errada (que, fonds decies “jQuisieren carrer "Peledure” y no. pu come on el caso del partido de fitbol o el criminal sobrado ‘debid doce: "|Pudierent™, Conflamos en que lo ra clertomente més una exprosién de deseos que une buene volunted de nuestros leclores sebré excusar el invo- ‘ealided probeda!, lunterio error", PELODURO/3 byt Ke} elt Lo) Pros Pree Pod Cea Peri) crue Oa Re Sheu) eo Pr Cece aguantamos ‘Y NOS COMIMC BEE facsimile agut al lado reproduce un acépite 4 publicado en el nimero 1 de Ia tercera epoca de PELODURO, acompaftando una nota de Casimiro Rueda sobre los diez afios que el Uruguay habia empefiosamente— sobrellevado sin la revista. ¥ bien, hermano, pese a que el gobierno no ha decaido en su admirable esfuerzo por brindar diariamente motivos mAs que sobrados para el humor, pese a qle nuestro higado todavia parecia dar para unos afitos de carcajeanté aguantar, pese a la buena voluntad de un montén de gente (entre la que, hermano, te incluimos desde un principio, con, lag gracias ‘del caso y el afecto que no es posible explicar por es- crito), pese a muchas cosas més, no Hegamos a 1973. Explicarte el por qué de este cierre exigiria mas cifras que un editorial de Quijano, y vos te hacés argo, nos consta. Lo que, en cambio, no podiamos eludir, era el cumplimiento de nuestra original pro- mesa. ¥ es por eso que nos hemos permitido dejar ésta nuestra dltima constancia: te prometimos que hos comiamos un chancho con plumas si no llega- bamos @ 1978, iy nos comimos. un chancho con plumas! A la prueba esta, y si las péginas que usamos para demostrarlo te convencen, prometemos solem- nemente que al abrir la Cuaria Epoca de PELO- DURO (ah, no, jl vas @ errar!) nos comemos DOS chanchos con plukas, a vista general”, etoétera (zquién levanta este muerto?), del “almuerz® de camaraderia” (2qulén fue tava que smmpcesa tirar migas?), que “tranecurri6 en un slima de sano esparcimiento” (qué dhjste, vo, s/eewouKo ‘cara de otro?). S UN CHANCHO CON PLUMAS! Barrientos (Megatén) no queria sa- tie en ninguna foto porque la ga: Wega después le arma unos {los barbaros acosandolo de concurrir a orgias y reuniones de amorales y/o humoristas. Pero como desde que salié {a revista s6lo aparecié para La cabecera, en plena ingestién de} suino con aditamentos plumiferos: preguntar a qué hora y donde era Marta sonrle a la cdmara de puro diva que es, Peloduro cumple como la comida, la tentacién de regis ln cabailero con el rite autoimpuesto, Estela pane cara de Jeanne Moreau tran fotograficamente su presenci angustiada y Nunez se queja porque le dieron plumas sin chancho. fue demasiado grande. Cocona (correctora, ;librenos Dies!) pasé un mal momento ante Ja oftn= Siva frontal de todos los redactores, que le reprochaban su excesiva pie dad hacia las erratas, Tras arduos esfuerzos, logré salir del paso pro- ‘metiendo, con esta sontisa angelical, ‘extremar sus culdados caoin para ‘que nunca mas etaoin shrdlu saliera in material con atagin shrdlu emf= wyp con erratas shrly. He aqui un hermoso grupo: todes se rien, menos Rosencof (Juan Tu- leque), militantemente serio, vaya uno a saber por qué. Aparte de Peloduro, muestran la dentadura Millot (Miyo), que justo se puso a dibujar cuando la revista Iba a cerrar, Waksman (Herodes, Al Kaloide), ‘gue trata de hacerse el sueco sin conseguirlo, y Rossiello (Pangloss), que observa de lejos como buen filésofe. - ; 6 eds oo a Marlo, Benedetti (Damoctes puso rip al solemns acto. Alegé estar atrapado Coot na ave, esate am soit pesado, poro se sespecka ave eles te i ples (Yeon salsa golf quedan tani ."eso Sl, mands 40: versifiea aohesién, que agul re [ cimsvopuro CHANCHO CON PLUMAS cont} Peloduro le hinca el diente al cerdo Denry Tarres (Dentor} lucha con una moreilla rebelde, mientras EI Hachere (idern) examina la pureza de la que va a soplarse y Horacio emplumado como si fuera una ca- Ferrer (Fray Milonga). distrae sus ocios cantando “Nubes de humo” ricatura politica. Tras el primer bo- con escenogratla apropiada. Era la esquina mAs maleva de la mesa: ter tic, minaron los trea abrazadas entre st y al correspondiente farol, desento- cada, prometié no hacer mas vaticl- nando “Adiés muchachos” y apayando oalurosamente la sugerencia de nnios sobre la vida de Ia revista. EI Hachero de ir a dar una vuelta per El Bajo. Bordolé (por mal seudénimo Admi- nistrader) y Waksman en un “ama- ble aparte’" de la festichola. El did- logo comenzé en tono algo violento, al reclamar Waksman sus haberes incobrados desde que partiera en viaje de placer (sic, era a Suecia). Pero afortunadamente, y pese a los reeelos iniciales de Bordoli (a quien ‘no le caen muy bien los barbudos), el encuentro tuvo un fireal feliz: am: bos se pasacon horas intercamblan- do sus experienciae ginebrinas (de Ginebra, Suiza, porque lo que se tomaba ‘era whisky). Estos tres sonrientes mosqueteros no son redactores ni dibujantes, pero.han jugado también con la camiseta de “Peloduro”. Esta lujesienta tercera época de la revista ha debido bucha parte de su (modestia aparte) brillante realizacién técnica a Otivencia (Impresora Rex), Sancho y Gampiglia (Cromograf), quienes, por otra parte, han sabido también demostrar personalmente su carifio a la causa peloduresca, llevado hasta el mismo sacrificlo del chanche con piumas, que cumplieron junto a nosotros con una sonrisa en los labios. E! ‘grSfico antiveneno del dire, obvio, debe entenderse como dirigide a los laudes pillos de esta pilia crisis, seit eee EDITORIAL, DE 2xxerd0: no hemos de Hlorar ni una sola ———— Jagrima. Las légrimas contienen una sol que no es Ia sal de la tierra, ni Ia sal de la vida, Wecee ni fa sal de Ia gracia y, por otra parte y en aten- cién de prescripciones médicas {el loco Boutén por medio), me esté indicado un régimen hiposé- dico que no admite ni la sal de sodio, ni la sol de apio, ni la sal lacrimose. Estamos aqui de puro cumplidores, comién- srometimos co- conceptuosa si que fioliente (nor esta vez, Juanjulio, s6t0 por esta vez) pagina editorial se engalana hoy ‘con Ia. publicacion donos el chancho con plumas que ‘del discurso que mernos si esta reiterada experiencia peloduresca Siglo ceca no llegaba a 1973. Y ya no es noticia, para nin- EET onan guno de los presentes, que no llegomos. Se me ocurrié, no obstante, Ia necesidad de decir algunas palabras aunque més no fuera para cumplir los rigores de un ciclo de esperanza, 0 “chancho con plumas-party” del que dan cuenta para cumplimiento de una suerte de monomanio las paginas simétriea que consiste en cecrar con un discurso precedentes. lo que se abrié con otro, bien et cierto que razo- oS a nes obvias hacen que uno y otro discurso no sean (ay) del mismo tenor... Que éste de hoy ex de acentuado registro de baritono. . . En todo caso y sin trabajosa busqueda de juttifieadones de este discurso, lo digo porque me da la real gano. ‘Me gusta, y tal vex nos guste a todos, en oportunidad como éste, echor mano al recurso dichosamente sobado por la costumbee del bicho humano, que siempre empieza sus congregaciones con: “éte acordas cuando... .? Bien, @Se acuerdan ustedes de hace algo osi coma siete méses cuando abrimos una casa que era todo un Iujo para nuestros antecedentes de trant- pirada indigencia, encendimos arafias de muchos picos y los afluentes de un Curtis bastante potable y de un presunto “brut 55” invadieron nuesiras cafierias vidas de alcohol y esperanza?... Recuetdan ustedes el gozoso asombro que Viviamos todos, apoyados en aquel milagro que no queriamos explicarnos, tal como preferimos ignorar los resortes clinicos de nuestra salud o no preguntarnos demasiado por qué aquella chiquilina gloriosa nos llevé el apunte en los aiios de nuestra “nabitud" (apécope de nobo y juventud) cuando todavia éramos cadetes en esta Iaika vida?... Recuerdan cuando Cagancha 1356 empezd a Henarse de gente y de “quetales” y “yalovés" y de sonrisas avténticos y de las otras y el sofiado y pesadillado gremio de [a “publicity” preiiaba el aire de promesas y nos deciamos: de equi no nos sacan ni con la guardia republicana?. . Tengo, para la memoria de zi archive personal de emociones, aquella tarde, en ave, mientras atendia un diélogo de Bergamin y Paco Espinola, ya un poco barrocos de alcohol (Paco y yo! miraba en una de las ventanas a Gustavo ‘Mailhos préclicamente fusilado por la dialéctica desatada y loca de El Hachero, mientras mi (dicho sea muy de paso y entre nosotros) me temblaba la pajarilla y suspiraba unas interjecciones tan insélitamente extensos como: “ay, no metas la pata, Hachero, que estés hablando con el pulmén de le famili ©, mien- tras atendia la promesa formal (jay, no tanto!) de un publicitario, echaba los ojos sobre Estelo, que era el afiche luminoso de aquella esperanza nuestro, ro- deada por los dichosos “‘moscas" de la flamante redaccién, que la envolvian y la abrigaban (manga de adulones!) para que fe gloriosa patrocinente no se fos resfriora, cunque estébamos ya bajo amparo estival. Debo también sefialar que tengo, para ese recuerdo del pasado con que debemos alimentar siempre el futuro, la sotisfaccién de ver y sentir, alrededor del querido nombre de nuestra revista, junto al consagrado pero vigente bellotis- mo de unos cuantos fundadores, « unos cuantos envidiobles jévenes, chiquilines felizmente adultos y capaces, que constituian (por qué habriamos de negarlo) una necesaria transfusién sanguinea para afrontor el esfuerzo, la época y lo que juzgébamos el tono de adecuacién a una realidad que (perdoname Hachero, perdénenme Serafin y Etchepare y el Tape y olros) podia patinarnos en lo rela- fiva esclerosis de nuestras intransferibles veteranias. Recuerdo todo eso hoy, ahora, aqui, porque me gusta revisor las expe- riencias, pero nunca (jpor favor!) con 4nimo de balance; y menos (qué te tiré!) on anima de “postumeria”, ‘Me anima sélo fa necesidad de algunas constancias que, aunque obvios, no estorfa: bien obviarlas por ninguna suerte de prurito. ‘PELODUKO JEESTELA me tlomé una vez, tras el amable y oficioso auspicio del Dr. Santos Veiga, (no me dijo para qué, entonces) para hablar de esa posibilidad en lo que luego nos embarcamos. El Gnimo de sentirme en familia (que el hecho de la publicacién de este dis- curso no invalida) me alienta a contar, muy abreviadamente, la anécdota origen de esta aventura que hoy cerramos. No conocia a Estel, (Dios también tarda en pagar algunas satisfacciones, queridos Campiglia, Sancho y Olivencia); no Ia co- nocia y fui @ Carrasco sin sober ciertamente para qué se me reclamaba. Ya he contado alguna ver que en la puerta me crucé (fue quien me atendié y me hizo entrar) con un moracho al que no le faltaba ni una sola materia para re- cibirse de morocho, que me hizo pasar con una sontisa en la que let algo ast como: “ede qué mostrader fe conozco? y “qué andarés haciendo ves por acd?”. ‘Me instalé en un sillén, cerré una amplia puerta corrediza y"yo me quedé mirando los cuadros, leno de interiores y propias inquisiciones. Sobre todo, me decia a mi mismo: Ahora se va a abrir esa puerta y va a aparecer une sefiora gorda (deduccién-clinica-santosveiga), oliendo a Chanel y humedad, a proponer- me la edicién de una revista femenina o algo por el estilo. Se abrié la puerta corediza y... {flor de churralll (Los remito a te suso- dicha, con excusas del susodicho). Queria una revista. Bueno. La queria humoristica: |Fenémenc!... Y cuando le dije que ya iriamos pensando qué titulo le pondriamos y me dijo: “2¥ por qué no “Peleduro"?, me sostuve las medias que se me corrian desaforades hasta el talon. Curtis, Estelo y yo, entre los tres planeamos aquel mediodia, los primeros pasos de arganizacién; al cabo, tlegé alguien que yo tampoco conocia. Une ca- | misa desprendida (como tendria que ser él mismo en la experiencia @ que se aventuraba}, un pulover resentido con la impecabilidad y chancleteando unas alpargates que ya son fomosos en su mundo familiar. ¢Qué hago? éEs otro que e a reponer el hielo y los saladites? ¢Cuida la quinto y viene a decirle a Estelo que el malvoncito se secé? Hice trizas mi intuicién, despiadamente apre- miada y me jevanié y le tendi la mano: jRlatos mios! jEra Gustavo Meilhos! Asi empezé la cosa. La constancia de este recuerdo, contade con afectuosa sinceridad, quiere respcldar otra constancia que me es necescrio monifestor. ‘Aguella proposicién que me fue hecha y aquel “vamos” que proclamamos entre unos cuantos “curtis” fueron cumplidos de una manera leal y conmovedora, contro los embates de una elementol practicidad © de un sencillo sentido comin comercial. Fueron razones ajenas al cumplimiento de aquel compromiso lo que me hizo proponer de “‘motv-propia" (que no era una Gilera, perdoné Gustovo) este cierre, esta clausura que, por otra parte, no sé qué tiempo, qué plazo tiene, porque somos gozosa y porfiadamente recalcitrantes, porque somos de naturaleza ciclica, porque salimos como un hipo intermitete, porque tenemos un destino espasmédico de publicistas. Hicimos fo que pudimos hacer; lo que, en todo caso, éramos capaces de hacer. Vamos « coflarnos agradecimientos que, no $6 por qué, siempre suenon a fallutes. Creo dejar expresado en los entrelineas, por lo menos, de este responso . el reconocimiento de una actitud. Ye se entiende o quienes, particularmente, aludo ee en ese reconocimiento y, @ fanto déficit sufride, @ tanto conforme transpirado, valgame, yo que no soy més que unc victima moral (zte alivia es0, Gustavo?) vélgame, decia, este superavis que me acredito en el conocimiento y 1a omistod, que ahora tol vex sea incluso mas cémoda (por oligeramiento de intereses) de Estela y Gustovo. SL ECONOCIMIENTO que, desde luego, extiendo (ya dejado el plural com- prometido, © algo asi come cuando Echegoyen se bajo de Ja presidencia para ejercer la propia senaturia) ... reconocimiento que extiende a aqueltos com- paeros que compartieron conmigo Ia experiencia, que dieron el valor de su ta- lento y honrado ejercicio del humor a este PELODURO y fueron, en definitiva, los relizadores y sottenedores de una aventura que pudo merecer mejor suerte, No es a la calle, precisamente, donde siempre hemos contado con el aliento indeclinable de muchos miles de lectores amigos, a Ia que hemos de reprocharle nada del sabor de este chancho y !a esperanza indigesta det estas plumas. Dejemos, en todo caso, con la debida resignacién, una clésica esquelita a la que ustedes sustraerén todo tono patético: Sr. Juez: No s0

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