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Caprreto X Estructura del discurso narrativo. 1as fronteras que cabe trazar en el ngiiistica o estudios de la lengua literai ISCURSO» EN NARRATOLOGIA ior de una de las mas desarrolladas ha recibido el nombre de Narratologia. Con esta denominacién se relaco, en cierta medida auc R, Barthes de la realizacién. comunse Desde el andlisis de la nove hasta la conversacién diai de su objetivo central. Pero us recursos de la lengua yma respect jones de nuest mayor parte de las realizaci i 966), es muy dificil imagi va que no sea oc ne los mis evidentes—, texto cinematogrific jue exigiria la totalidad de ciencia general det Literaria y enormemente tenga relatos. z definidos algunos uucién recurrente del constitucidn del discurso narrativo. Hablar de lengua literaria no ® solo hablar de discurso litico; hay fendmenos que afectan a ln lengua de Cervantes, de Galdés, de Cortizar. Esa lengua litereria secrisinal en cada uno de ellos— utiliza procedimientos sistem, Res Comunes: una perspectiva, una voz, un uempo, descripcio es, una organizacion del material, un discurso narrative, en Pero al seialar como objeto de este capitulo el adiscure figuras de la narracionn, obliga 'as cuestiones de enorme interés: las del mated storia; el andlisis de las funciones y acciones > las razones de esta opcién en un libro de los aturaleza del presente. Antes querria presentar el gleance y naturaleza de lo que dejamos fuera ylo que acogemon, La fiistinciGn de «Historian y «Discurso» es inherente al cjercicte de la actividad lingiistica y supera el marco de la Narratologia, Podemos servirt la de unas palabras de E, Benvenis. te (1966, pig. 2 limes y lad. Fsto hay que entenderlo de eral: la realidad es producida de nuevo por lenguaje. Fl que habla hace renacer por sa discurso el acontecimiento y experiencia que oye capta prime! acontecimiento reproducido, ejercicio del lengua jacion inherente al del intereambio y del ‘contecimiento (Historia) en el acto quien habla y para quien esi discurso, El dis. ymunicative, para renace siempre en forma de lad, ordena y organiza la nto. Constituye la modal enette (1966, pig. 202) liga esta divisiéa a la q lad entre emimesisy y photesis». La imitacién —mimesis— de la realidad adviene eo Jateratura en forma de poiesis, creacién y organization arate giscurso. Por ello, la Poéties es ciencia de los diseursos: de Ing ‘modos de imitactin de la realidad (vid. Genette, 1979) En este sentido, la Narratologia —y sus distinelones inter. 227 ‘nas— ha existido siempre en forma de Poética discursiva o teoria los géneros in embargo, pata la critica literan 1 «Hiscorian y Disusee said a plaminemmcneVarsaids y tescatada por los formalismos rasos, en especial por B. Tomachevsk: (1925), quien, con su distinci6n en el relato entre trama y argumento, smpulso dio nuevo seaido a la constitucién de ana ciencia de los relatos. He aqui una cita que condensa su pensamicnto: ene dos 2 To Iago de la obra es ic ico y causal de los ontecimientor,independientemente del modo en que han sido dispuestos 0 introducidos en la obra. La trama se opone al aunque esté consttuido por los musmos i obra asecenen dee fomacones gt ono ep vos considerados en su sucesioncronolbg es sentan. Ba esta ‘conjunto de los mé Fin una palabras Taam es cued tenor eh do. (B. Tomachevsk, Sts, ge. 200-205) ica con Ia cons- miento del cadiver que el propio asesinato, o en otra a partir del 228 Gion puede hacerse desde diferentes focalizaciones 0 perspectivas, dar lugar a mayores 0 menores descripciones, diilogos, see, Esco «argumento» es lo que cl lector recibe, el lector se entera de la Sucedido sujeto a una modalidad, aspectualidad, voz y tiempo discursivo, ete Tomachevski, como puede verse en su libro Teoria de la Uiteratura, siatetiza ideas que preocupan a los formalistas rusos. Un Posformalista, V. Propp, se intezes6 por el problema de los smotivos» de Vesclovskt y la constitucién de la trama o historia de los cuentos maravillosos rusos (eft. V. Propp, 1928). La istorian del cuento mara ruso podia reescribirse bajo una morfologia descriptiva que sefiala la existencia de treinta y una funciones (acciones de Ia intriga) y siete ejecutores de esas aceton nes, La aparente méltiple diversidad de los cuentos rusos respon. dia a simples variables de esos elementos invariantes, funciones y Personajes, que constituian la chistoriay. Inaugurd asi Propp Ik hipétests central de unos universales narrat refiere a las funciones (encadenam a las acciones de los personajes. Se inicid asi una del relato como Histo: ndo —en aplicaciones cada vez mas extensivas— el anzlisis de lo folklrico y alcanzando tanto a la graméica general de la narracion integrada en las feorias textuales como a gramiticas particulares de los més diver. sos autores, vos tanto en lo que se 10. de sucesos © hechos) ia de R. Barthes, en su estudio citado, realizaba una presen- facia del analisis del relato posterior a Propp, dist niveles operacios dela ia tres de su sintaxis actancial comuntcacién narrativa o relaciones entre destinatario del relaco. Este tercer nivel es lia organizacién de yal ddiscurso» que aisla narracién como organizacién estructurante y ¢stilstieamente pertinente por el que una Historia se «omponey hasta alcanzar una modalidad de la comunicacion, C6 offece una Historia? ¢Qué moda cin adopea? Se comprenderé ahora por qué en us presente hemos decidido detenernos en el a las figuras de la narraci6n. En otro lugar (J. M. Pozuelo, 1578) Bresenté el andlisis del discurso como una teoria de la especificidad de los relatos y de ahi su interés mayor para una critics lien lad de enunciacioa y de recep 0 de la naturaleza del 229 (Genette, 1983, pig. 12). En efecto, st descomponemos la defini- cién de comunieacion narrativa como «Alguien cuenta una historia a alguien, obtenemos, segin las pautas aqui presentadas, dos elementos: el uno, Historia, define el material y objeto, y podemos definisla siguiendo a M. Bal (1977, pig. 14) 9 acontecimientos ligados de una manera logica, sujetos a una cronologia, insertos en un espacio y causados y[o sufndos por actores, La «actividad» de contar, cl modo de hacerlo (relato erario, teatral) y la enatratividad» del objeto hisedrico cen al Discurso. En nuestra definicién, el Alguien (problematica del Narrador) cuenta (dispone los acontect mientos en un orden, con una duracién, desde uno © varios puntos de ete.) a alguien (problematica del receptor narrat no una serie de iscurso abarca Discrio Alguien cuenta en | una Narrador Aspeetualidad Receptor | | ica literaria encuen- \dad discursiva en cuanto ésta ica de Ia historia, Por el in de la Poética, Las peeguatas mas impo: tean_mis acomodo en explicita la compos logia del Discurso ha rec esperar, la narratologia interesada en mejor a las preguntas que han Linguistica cuenta de Narra Historia responde Jempre el desafio de 1 del signo u objeto. Por ello pront gia que sigue el desafio de Propp se integré —ya en el ik de 1972— cn la Gramética textual y el estudio de las Jades ldgico-universales del relato. Si los analisis funciona sy actanciales mostraran esa logica-universal, seguir importante que nos preguntiramos por las particularidades, estilo narr 3 6n artistica, y ésta, como advertia Tomachevski, se encuentra en el argumento (Dis- curso). § ramos G. Genette (1972), L 2) y R. Barthes, que esta separacion de Historia y Discurso solamente puede ser operacional puesto que el relato como categoria es una unidad que integra los diferentes 230 niveles!, No hay enuneido que pueda ser analiza independien temente de la Enuneiscén que lo often Pe En su Newman dius dh it (983), G. Genewe ba nstido en reescribir la dicotomia histonaciscurso en unt trade comer, tual que diera cabida, al arécity como teaidad objercal ec comprehendiera Ia historia y el discurso. De ese modo distingue entre storia (el conjunto de acontecimiento contados), relao (cl discurso u objeto, oral o escrito que los cuenta) y marracién (el acto de contar, la actividad que Produce el discurso o zelao). Ea este 280 interesa menos la terminologia concreta (que no coincide con Ja de Segre, 1974, pig. 24, quien propone un esquema custipaver 0 , fibula y modelo narrative) que las homol sias posibles con las estructuras te6ricas que dividen el campo hatman (1978, pags. 18-24) ha allegado la denomi- sacton de extructra sem ouch pars Ia narativa, de modo que contenido y de von susuncia yuna formar TPreMONY de un Acontecimientos {eon det Existentes contenido antenido) ) Objetos y personajes, conjunto de seres reales 0 imapinarios que Nacrativa Manitestacién se a History teresa pcs ‘omentada hasta #977 a cargo de M. Mates en eh ide se contempia tmbiea seb dng ©. Boer ron la segunde Las ven semiética son fundamentalmente dos: 1. Concibe la historia y discurso como elementos solidarios, puesto que en la teoria el signo éste es una realidad de dos caras, dandose simul una expresién_y un contenido. Ello obliga a considerar este iltimo como una situacién de discurso 50 puede percibirse. Por lo mismo no «que se propusiera como una légica jas de concebir la narrativa como una estructura literatios, que siempre son expresiones formales y no s6lo sus- tanciales, Aqui radica en parte el fondo de la fuerte critica que P, Ricoeur (1984, pags. 55-87) ha hecho de la narratologia de la historia a partir de Propp. Ricoeur censura a aquél, pero sobre todo a Brémond y a Greimas, que hayan convertido el relato en. ogica de acciones y al descronolizarlo y relogicizarlo hayan : ‘configuracion: la vulnerado precisamente el fandamento de 8 mise en intrigue» que implica una temp. sustituible : — 2, La segunda ventaja de una concepeisn semidtica de la nacativa ts hela concibe como woe ciavon general dl west ‘que puede manipular diferentes sustancias o materiales: la palabra, Ja banda sonora, el film, el mimo, ete. Lo «literarion no es un fendmeno que cubra la narratividad, sino un medio por el cual aquélla se vehicula. Hay constantes «formales> de naturaleza no literaria: la perspectiva, la voz, la descripeién, ete., que conviene entender como formas’ de la expresion comunes a muy distintos medios materiales narrativos. ‘Ein ot direccién también ha profandizado en la Narcaiva como una Semiotica, entendiendo la parcelacién semidtica al modo de Ch. Morris, M. C. Bobes en diferentes estudios y tlumamente en su Teoria General de fa Novela riple componente del signo: sintact narrativos en La Regenta 0 en cualquier obra narrativa, Las funciones y los el tiempo y el espacio configuran una dor-lenguaje y narrador-referencia configuran una semantica, donde intervienen la interpretacidn y los «valores», La «pragma ca» contemplaria las actividades del narrat y leer o relacién entre En las paginas que siguen vamos a esbozar una presentacion del discurso narrativo 0 teoria de la enarracién que incluye tanto ‘dad de contar (alguien cuenta a alguien), que llamaremos «pacto narrativo», como una incursién en problemas de la forma de la expres que han ineidido. ci6n, la vor, la 5 wsistimos en la idea, adelantada en suestro estudio de 1978, de que el anilisis discursivo es el que puede ofrecer interés Ia teora del htertura em evan inden los elementos no sustanciales, sino los formales que son especificos ‘una forma concreta de la expresion con material verbal. La éinica Narratologia literarta es necesariamente la que aborda el adiscur- So» literario en busea de su especificidad formal. La Narratologia ps elementos «sustanciales» no es especificamente Imica, ni etnogrifica, sino previa a ellos, totalmente necesaria en una Lingiitica, pero, conteariamente a lo que creen quienes la intenta «a la literatura, gratuita para la especifi teraria, especificidad que en este 10.2. EL PACTO NARRATIVO. W. Booth dio en su umportante libro La retrte dele fds gis later dé sarracones no puede eseoger al evar I ibe, solamente le es dado elegit ln case de retone que emples, efecto, el discurso de e in relato es siempre una organiza: que se propone como verdadera. En el mundo de la ése es una de los datos de definicién pragmatica mis atraidos— permanecen en suspenso las condiciones de «verdad» referidas al mundo real en que se encuentra el lector antes de abrir cl libro. Cuando realiza esa accion —abrir el ‘una mégica y prodigiosa transmutaciéa en su nocién de realidad, Esto se ha dicho mucho y se ha comparado ese instante y sus consecuencias con el instante en que Alicia cruza el espejo. De entre las muchas aproximaciones y consecuencias que cabe hacer y deducir de esta suspensién de la realidad (las hay de tipo filosoft 0, postico, psico-analitico, etc), nos vamos a interesar ahora por ibro— desencadena 233 una si se quiere mis humilde, pero ao menos decisiva: lo que en ‘tro lugar llame la contraceién de un pacto narrativo (J. M. Po- guclo “Yvancos, 1978), Este pacto —presente en todo discorso fareativo—es el que define el objeto la novela, cuento, te— como verdad y ea virtud del mismo el lector aprehende y respeta lay condiciones de Enunciacién-Recepeién que se dan en la {que Cide Hamete Benengeli no tuvo ninguna jote es hacer tin Maco servicio como remedo de los eronicones, pero esti visible y codifieado explici- tamente como separado de Is responsabilidad auetortal cervantina Por supuesto que siempre es Cervantes el autor, pero el Golaguo de dos perror ahi reside el peto™ hemos de atribuirlo a la eespon Sibidad que tene el que actia como su autor implicit: Campu- Jano. No hay novela que no vincule al lector a aceptar una Fetdriea, tna ordenacion convencional por la que el autor, que funea esti propiamente como person —quien escribe 10 es Guten existe, decia R. Barthes-~, acaba disfmazindose constante- fnve, cediendo su papel a peisonajes que a veces son muy Uisentos de si mismo, incluso pueden ser animales. Darley e Jnvine marta desde una posicién que no podia poseer I. Durse Guten en su Carita de Apandriecambata de foco de enunc constantemente hasta configura una novela —erénica— mosaico tn que hay hechos narrados varias veces desde diferentes pers peerivas y sesponsabilidades auctoriales. Atribuir todas ellas a L. Dursel es dehacer el pacto y situarse en ua nivel no inmanente, en el ave del libro como producto, en un niv Beco, Berar en el pacto narfativo es aceptar una retGrica por la que la situacion BnuneiaciOn-Recepcién que se offece dentro de la novela es disunguible de ln situscion fuera de la novela. En la primera la retoriea discursiva distingue entre Narrador y Autor y Entre Autor implicito y Autor real. Ello es posible en virtad de tinos signos de la naeraciOn, inmanentes al texto, por los cuales es necesatio separar no confundir a Narrador (quien enuncia la histori) com autor (quien da el libro). Igual ocurre en el plano de la Recepesén, donde es posible separar mi papel como receptor real del papel de los receptores que actien dentro del texto como tales (oarratarios) La conteaceion del pacto a0 es un fenémeno de retérica externa a la propia naturaleza de la comunieaci6n literaria. Esta es, como ha expresado F. Martinez Bonati (1960, pags. 128-134) una peewofrase que instaura suv propio contexto. de comunicacion 234 ymanente de frase imaginaria y que implica por ello una suspen- dls habitsles determinacionesconvenctonales de la comic nnicacién lingiistica en que el «auton» se expresa a través de su obra La frase imaginaria, Ja literatura, significa inmanentemente su Propia situacion comunicativa y por ello no es ningin caso el «autor» at el lector real los seres que la situacién comunicativa- raria pone en juego. De ahi que Martinez Bonati denuncie la comitn identificacion entre autor real y hablante ficticio. El hablante ficticio, cl autor «literario» es un ser de papel y ello en cualquier clase de texto literario ficcional, no s6lo en aquellos que evidencian una neta separacion irénica 0 parodistica (ibid. pagi- nas 148-150), Establecida esta base teérica general, que narrativo en una necesida queda el Punto la narraologia ha entrado en una serie de categorias en las que hay acuerdo total sobre algunas y otras se encuentran amplia- mente discutidas. Hay acuerdo en todos los tratadistas acerca de la n entre Autor/Narrador y Lector[Narratario. Tanto el real como el lector real no son identificables en ningéin caso con el Narrador y el Natratarto que son quienes cn el relato actian respectivamente de emisor-receptor y cuya identidad tex- tual no es extrapolable a su tdentidad real-vital. introdueido otras categorias no siempre aceptadas por la seneralidad de los tataistas, La modificacion principal ha sido la tinciéa, debida originariamente a W. Booth (1961) entre Aut incién que en otros autores recibe el nombre del Autor real/Autor abstracto; cfr. Schmid, 1973, J. Linvelt, 1981, pigs. 16 y ss.). Por otra parte, en el plano de la recepeiéa ha ocuctido una extensia semejante al introducit W. Iser (1976) la nocién de autor implicito que ya ha sido analizada en otro lugar de este libro, y que coincide en lo sustancial con el concepto de lector modelo de U. Eco (1979) y con et «informed reader» de S. Fish (1970). Quiese decitse que en un momento dado la primitiva distincién entre Autor/Narrador no se considera jente y hablar de una distincion —bien que diferente entre autor realy autor implicno. Ile marcado qu se trata de una distincién diferente porque hay autores que argumen tan, no sin cierta ravén, en que tal distincién no tiene pertinencia narratologica; antes bien, arguyen, es una distincion que se Proporciona en un nivel hermenéutico-general, externo a la zetori- 235 ca u organizacion narrativa del texto. El hecho de gue alguno de los exiticos de esta distincién sean precisamente G. Genette (1983, pigs. 93-105) y S. Rimmon-Kenan (1983, pags. 86-89), padre en tun caso y difusora en otro de la narratologia del discurso, obliga a entender la retériea de pactos narrativos con mucha cautela porque es esta cuestion donde se vienen mezclando unas veces problemas terminologicos y otras mezclas conceptuales de cierta envergadusa. Con el fin de aclarar al lecto cas el presente, acerca de la naturaleza de las diferentes distinciones categoriales, me propongo ofrecer un cuadro de los ‘posibles pactos presentes en la comunicactén narrativa, cuadro construido sobre el que adelant6 86, pig. 99) y que supone una amp! parcial del ofrecido por mi en 1978. En el cuadto he distinguido dos tipos de codifieacion, marca dos por la diferencia de la raya disconuinua/raya continua. Quiero} decir que las instancias presentes en los ai ntinua) no pertenecen a la codificacion narra immanencia textual. Comprenderin presencias, tanto en el plano de la emisién como en el de la recepeién, que implican una santerpretacién» de naturaleza no formal. El autor real y el autor implicito no representado son susceptibles de cambios profundos sin que ellos afecten a la forma textual o al signo formal del texto en cuestién. Son en ese sentido trascendentes al mismo y pueden 0 bien no ser conocidos (como en el caso de las obras anénimas en el autor real) 0 bien modificarse constantemente (como en el caso de la imagen del autor implicito no representado) sin que construccién textual formal se vea alterada. Igual puede decirse del lector real y del lector implicito no representa 3 y 4, en ambos planos, pertenecen en cambio a la codificacién 236 narratologica y por ello vienen enmarcados por ea conti ‘nua, Sus instancias lo son del texto mismo, sea cual fuere su Interpretacién, vienen decididos por marcas formales y no son susceptibles de modificacién historiea una vez el texto ha sido codificado. Tal distincién entre niveles inmanentes de cod: toldgica y aiveles no inmanentes es, como se veri de inmediato, secesaria para entender cada una de las categorias que la tradicién teérica ha venido incorporando y en donde se han mezclado con frecuencia categorias nacidas de una critica formal con categorias nnacidas de una critica fenomenolégica. Incorporatlas lo creo tan necesatio, en tanto son instrumentos te6ricos utiles, como distin guitlas, en tanto implican diferentes cuestiones, Veamos cada una de ellas: 1. Autor Real-Lector Real. Sean cuales as determi naciones textuales hay una realidad empirica que con nombres y apellidos es el autor del texto. Tal autor en este nivel se comporta como «quien existe» y su relacién es la de produccién de una obra que da a leer a otra instancia empirica, que es la del lector re hhist6rico. El anilisis de las relaciones en este nivel es socolégico entre productor y consumidor. Es un nivel externo a la inmanen- cia textual 2. Autor implicito no representado-Lector implicito no repre- sentado, El autor implicito no representado es denominacida {que cubre la instancia creada por W. Booth (1961, cap. Il). Sobee ésta se han ofrecido diferentes interpretaciones porque para Booth el autor implicito es tanto ef segundo-yo del autor (Booth, 1961, pag. 67, ed. inglesa), que obedece a csa distancia irénica ocultaciéa, de desdoblamiento de su responsabilidad, como «imagen del autor» tal como ésta puede ser deducida por la lectura; como indica C. Segre (1985, pag. 19): «Es el autor como se revela en la obra, depurado de sus catacterizados por aquellos que la obra postul Quijote, ML, 40, identifica de quien «pinta los pensa- mientos, descubre las imaginaciones, responde a las ticitas pre- guatas, aclara las dudas, resuelve los argumentos; finalmente los Stomos del més curioso deseo manifiesta», Borges puede, asimis mo ilustrar esta categoria cuando en su relato «Borges y yoo, incluido en su libro E/ hacedor, se refiere al Borges-escritor como tun personaje respecto al que el Borges-hombre es sdlo una constante y un olvido, 8. Rimmon-Kenan (1985, pags. 86-88) ha denunciado la con: 237 tradicoén clats que en W. Booth se offece entse una entidad anwopomérfis, dotada de una mayor. complejidad poicologiea gue lt del autor sea, y l constante referencia que en la misma Gbra de Booth se hace al autor implicit como coajusto, de normas y de elecciones, como imagen aidealy que cada lector pied econstut 2s modo, De hho pec dice x ambigiedad y postlar para el autor implicio no representado la tmagen del ator construida por el texto y deducida por el lector Es una entdad no formal ea tanto sus construcciones son vate bles sujetas 2 una interpretation ideol6gica, En este sentido de imagen We al ator ene et adda por G. Gente tnisten” G, Reyes (1984, pags. 103-106) propone considers et mpi, por log Go tena y tx cons ge arse que stain ala presencia de su habla de > ala reconstrceion que el lector eerce de tl imagen oa au tentiicacion de tal vor y por tanco afecada por I interpretacion, por autor idea Ea el plano de la recepeia es igualmente operativa yllena de como muestra Dario Villanueva (1986, pags. igualmente necesaria una clarificacioa de lo que aparece ambiguo. De ahi ono representado del lector implicito represent jel narratanio, 1 implicito no sepresentado nos sirve la caracterizacion que ofrece Iser del «lmplied reader». Bs un 1 para su existencia y que el proceso de quel que colma las presuposiciones, que texto de su indeterminacién. Grosso el dector modelo de U. Eeo (1979). textual que actualiza el contenido potencial, En el lo dedicado a la recepeién literaria tuvimos ocasion de ntar ambas teorias y baste con lo dicho alli para esa caracteri- zacion, Afirmar no obstante que se trata de una construceién asimismo virtual o ideal, y perteneciente al eédigo no narratol6gi- co (el lector implicito no representado acta en cualquier texto recibido), por Io que entra en el espacio comprendido en raya discontinua en mi cuadro. G. Genette (1983, pig. 103) lo ealifica de lector virtual», implicado por la competencia lingtistica y narrativa que el texto postula para pretender ser leido. mo, coincide con una de las acepeiones que G. Prince (1973) ofrece de narratario, Ia del «grado cero de nasratario», 0 imagen no marcada explicitamente. 3. Autor implicit representado-Lector implicito representada- Narratario. Dentro ya de la codificacién narratologica —en linea continua en mi cuadro— estas dos eategorias responden a instan- cias que el propio texto instaura y define como tales, El autor implicito representado puede ser calificado como la figura que en el texto aparece como responsable de su escritura, como autor de la misma. Es Cide Hamete autor del Quijote, 0 Campuzano autor de El cologueo de ls perros que lee Peralta, Es Durley responsable de la eseritura por la que conocemos Justine. Esta instancia representa el autor codificado o representado en el texto como tal autor. Son de su responsabilidad los comentarios explicitos de autor, sus sobre. Iustificactones y todas aquellas ocurrencias de la vor del texto que revelan la presencia de una instancia diferente de la del narrador y ea la que éste puede juzgar la actividad del contar 0 corsegir incluso la perspectiva de aquél, Soy consciente de que en la mayor parte de los relatos es muy dificil Ia separacién del «aut fo representado» del narrador, puesto que lo més comin es que esta oposicién (que conviene mantener en el nivel tedrico puesto que oftece ejemplos visibles de personajes-autores) se halla neuira. izada y es el natrador el que ejerce la fancién del autor implicito representado. Pero el autor-compilador que aparece en La familia de Pascual Duarte es desde luego diferente de su narrador y Campuzano, autor del di Berganza ni Cide Hamete es personaje identificable con el yo narrador del Quijote. El autor implicito representado queda det do, pues, como cl responsable que el relato indica de la escritura. autoria del mismo; es un personaje diferente de esa «imagen de autor del no sepresentado y por supuesto de la del autor rea in el plano de la recepcién, el lector implicito representado es aquel lector que el texto ofrece como tal, es el lector inmanente que en el texto aparece como tal. Es el ta al que el texto esti dirigido y co el que el yo (sea autor implicito representado 0 narrador) dialoga, Conserva como lector la memoria del relato y 239 s6lo puede conocer su desarrollo sometido a la linealidad del mismo. No es ya el lector virtual abstracto distinguido por Iser 0 Eco, sino el lector conereto al que el texto presenta como «amable lector» 0 adesocupado lector» y que por supuesto no tiene que coincidir con el lector real. Peralta es lector implicito representado en El cologuio de los perros La dificultad mayor estriba en distinguir al lector implicito representado del narratario, toda vez que Prince (1973) atribuye al narratario buena parte de las funciones que acabamos de reservar para el lector implicito representado: ser memoria del texto, responder a las pseudo-preguntas, etc. Yo he preferido desigaar con narratario exclusivamente cl tor immanente y simulténeo de la emisién del discurso y que te, dentro del relato a su emisién en el instante mismo ea que -ctor, sino como constructor de colaboracién comprometido con del narrador. Esos plurales que Prince revela sefalan un receptor que comparte con el narrador unas referencias comunes. El nor da la siguiente frase: nuestros suefios infantiles se desvanecen y nor convierten tantas veces en un recuerdo intil de nuestra propia imagen» implica un —gue no aparece como lector—, pero que actia colabo- rando explicitamente, en el plano de la recepeién con el narrador. 4a. Si apunto su diferencia, es porque en algunos relatos se ofrece nitida, como en la picaresca espafiola analizado por Dario Villa nueva (1986), 0 en E/ colaguio de las perros y porque el estudio de Prince (1973) mezcla los niveles de nareatario y lector cuando pueden cumplirse en papeles diferentes. 10.3. BL NARRADOR: FIGURAS DE LA NARRACION El resto del capitulo vendré dedicado al narrador, figura central de una teoria del relato y objeto de la principal «actividad de las presentes en el pacto de comunicacién narrativa, Narrar es administrar un tiempo, elegir una éptica, optar por tuna modalidad (didlogo, narracién-pura, descripcién), realizar en suma un argumento entendido como Ia composicion 0 construc a jscurso sobre las cosas. Ese que en el relat narracion y el narrador han sido por ello reveladas como el 240 Principal problema del relato, el que condiciona la organizacién de la historia 0 material. Toda la critica de la narrativa, especi mente la anglonorteamericana, con nombres desde H. James o Lubbock, Mutr, Foster, Scholes, se centré siempre en la «ompo- sicién» narrativa. Posteriormente la eritica francesa en la linea de T. Todorov y G. Genette, entre otros, han sistematizado u ordenado metédicamente tales problemas discursivos en torno a cuatro grandes categorias que se corresponden con las inherentes a la actividad verbal discursiva: a) el aspecto, focalizacion 0 anera en que la historia es percibida por el narrador, 6) la voz 0 registro verbal de ‘én de la historia; ¢) el modo o de discurso utilizado por el narrador para hacernos conocer la historia (showing/telling, narracién/desenipcidn, etc.); é) el tiempo © relaciones entre el tiempo de la historia y el tiempo del discurso © Cada uno de estos problemas discursivos ha suscitado una lad de bibliografia abrumadora desde diferentes dpticas. os limitaremos a presentarlos sucesivamente siguiendo preferentemente la clara sistemitica de Genette, aunque abriremos én el texto las cortespondientes referencias de ampliacién biblio- grifica, to.3.1. Aspecto 0 focalizacién Al leer una obrs de ficcién no tenemos una percepcién di- recta de los acontecimientos que describe. Al mismo tiempo per- de manera distint cibimos, aunq I percep. cuenta. Es a los diferentes tipos de percepeién I relato a los que aos referiremos con el os del relato (tomando esta palabra en una wt a su sentido etim es decir «mirada aspecto refleja Ia relacién entre un él (de tun Yo (del discurso) (T. Todorov, 1966, pé as precisa la historia) gina 177) La pregunta que el aspecto fija es: cquién ve los hechos?, edesde qué perspectiva los enfoca? La aspectualidad recoge, por tanto, un viejo problema de la estructura narrativa tam denominado foco de la narracién (Warren-C. Brooks, 1943) 0 epunto de vi ie suscité en la critica anglonorteamericana Posterior a H. James una atenciéa preponderante. En efecto, es muy citado el prélogo de H. James a su The Portrait of a Lady en que el gran novelista aludia de modo te6rico a su aficion por ef 24

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