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FACULTAD DE FILOSOFIA Y LETRAS, INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOLOGICAS HERMENEUTICA, DISCURSO Y SOCIEDAD SEXTAS JORNADAS DE HERMENEUTICA Mauricio Beuchot Ambrosio Velasco Gomez coordinadores UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO México, 2006 66 VICTOR HUGO MENDEZ AGUIRRE Beuchot, Mauricio (2002), "2Es Dios nuestro amigo? Hermenéutica analbgica y {fila en Aristoteles", Logos, XX, 88, pp. 101-108. — (2002b), éFilandropia divina en la ética de Aristétles? Lectura desde la hermenti tica analégica, México, Universidad Nacional Auténoma de México (Colec- cién Cuadernos de Bolillo del Centro de Estudios Clasicos del Instituto de Investigaciones Filol6gicas, 20). Murena, H. A. (1984), La metafora 9 lo sagrado, Barcelona, El Barco de Papel) Ortony, Andrew (ed.), Metaphor and Thought, 28 ed., Cambridge, Cambridge University Press. Ramfrez Vidal, Gerardo (2000), La retrica de Antifonte, México, Instituto de- Investigaciones Filolégicas de la Universidad Nacional Autonoma de Mé- xico (Bitacora de Retérica, 10). Reale, Giovanni (2001), Platén, Barcelona, Herder. Ricoeur, Paul (1975), La métaphore vive, Paris, Seuil Serrano Poncela, Segundo (1963), La metéfora, Caracas, Universidad Central de Veneruela. ‘Tapia, Alejandro (1991), De la retérica« la imagen, 23 ed., México, Universidad ‘Auténoma Metropolitana, HERMENEUEIN EN PLATON Nicoue Ooms IIFL, UNAM InrropucciON En una intervencién anterior en lo que viene a ser para m{ un evento anual muy estimulante intelectualmente hablando, hemos seguido algunos de los pasos que Hevaron Hans-Georg Gadamer a contribuir al desarrollo de una hhermen€uticafilosofica, y hemos visto que estos pasos incluyen la construccién de una hermenéutica de los didlogos de Platén en general, y del Lisis en par- ticular. El hecho de que Gadamer viera en los didlogos de Plat6n una drama- tizacién o representacién de la situacién humana en la vida cultural y social, vida en la cual la participacin y la reciprocidad juegan un papel central, y el hecho de que é1 mismo nos haya ofrecido lecturas de dichos didlogos en los cuales pone a prueba esta visién, parecen legitimar interpretaciones que se- guirian buscando en la obra del filésofo ateniense maneras de abrir el horizonte de una pregunta y hacernos pensadores de verdad. No hay, por decirlo asi, diferencia fundamental entre el hacer una hermenéutica de los didlogos de Platon y hacer hermenéutica Hoy me situaré, para empezar, en un nivel un tanto distinto; esto es, dejaré ‘un lado la conviccin gadameriana de que la teorfa hermenéutica se nutre del pensamiento platénico (entendiendo aqui por pensamiento tanto el conte- nido como la forma de los dilogos) y la de que los textos platénicos son adecuados para aplicar dicha teorfa. La pregunta de hoy es si cabe hablar de hermenéutica ya no de los dislogos platénicos sino de hermeneiitica en Paton, o bien de hermenéutica llevada a cabo por Platén mismo, y, de ser el caso, en qué sentido. En un primer momento atenderé el hecho de que la palabra hermenewein y derivados aparecen una veintena de veces en el corpus. El and- 67 68 NICOLE OMS HERMENEUEIN EN PLATON 69 lisis breve de estos pasajes nos permitiré circunscribir el campo seméntico alrededor de una nocién clave. En un segundo momento nos detendremos en cl didlogo in para proponer de él una lectura que nos permitiré reintroducir Ia importancia de una acepcién fundamental de dialéctica, presente practica, mente por doquier en la obra del filésofo ateniense. Se concluira que sin por cello limitarnos al significado focal de hermenewein, cuyo andlisis nos sirvi6 de punto de partida, si es posible hablar de hermenéutica llevada a cabo por Plat6n, y cuyo resultado es una practica filos6fica peculiar: la del didlogo, junto con una reflexién sobre esta practica. Dicha préctica y dicha reflexion son susceptibles de nutrir una reflexién sobre la hermenéutica en general En un interesantisimo pasaje de Repiiblica VIL, Platén se pregunta por los ‘casos en que la percepcién sensorial despierta perplejidad en el alma. No todas las percepciones sensoriales son ast si mi alma quiere saber silo que veo ‘esun dedo 0 cudntos dedos tengo, una vista normal la informar4 sin tardanza i dificultad. Los problemas surgen cuando mis percepciones sensoriales ofre- cen informaciones que parecen contradictorias; por ejemplo cuando le dicen ‘ami alma que un mismo dedo es al mismo tiempo rugoso y liso. Estas son las, stuaciones en que el alma recibe reportes extratios (axonot t novyne nat epuevevat) que exigen investigacién (entoxexora) (524b1). La percepcidn ‘sensorial manda al alma seiales (aeuatves) de que la misma cosa est percibida via la misma sensacién como algo duro y algo blando (52487), En 52483, el ‘oquawver deviene en xaparehet, algo asi como “anuncia”. Hay indicaciones ‘que ponen al alma en estado de axopia, y luego de biisqueda durante la cual ne en actividad su entendimiento, Ciertas cosas entonces despiertan la cavi- lacién (Sravoia, o bien voeots), y otras no (524d). Quiza en este caso diriamos {que ciertas sefales no necesitan interpretacién ya que son claros, mientras que ‘otros si requieren ser interpretados. Este pasaje parece ser una clara ilustracion ‘de distinci6n entre una simple transferencia de mensaje contra una eventual necesidad de decodificarlo. Plat6n parece, grosso modo, reducir el papel del epueves al de un transmisor y mediador. Nada, hasta ahora, que parezca promisorio en términos de hermenéutica, 1, HERMENEUEIN EN PLATON En una obra recientemente presentada en esta misma aula magna, Maurizio Ferraris observaba que: “la hermenéutica no nace de una propuesta metédica de la interpretacién sino que se une, ante todo, a la experiencia de transferir mensajes [..J; dicho de otro mode, la hermenéutica no surge como una teorfa de la recepci6n sino precisamente como una préctica de transmision y de media- cién. La nocin de transmisién puede encontrarse en practicamente todos los ppasajes platGnicos en los que aparece la palabra hermeneuein y derivados. En algunos casos, esta transmision parece reducirse a una suerte de articulacién verbal de algo frente a un interlocutor: asi,en Leyes XII 96667, quienes vayan a ser auténticos guardianes de las leyes tendrén que “saber la verdad de ellas y ser ‘capaces no s6lo de transmitirla en sus discursos sino también de aplicarlasa los hechos. (Aoyo re wavous epuevevetey Kat ro19 Eproia ovvaxoaovrewy: nétese eh enlace Aoyoo:) Aqui, la transmision implica sin duda el haber comprendido €l sentido de lo que se transmite, y ambien es presumiblemente el caso de quien traduce exitosamente de una lengua a otra” (véase Filebo 1683 y su hermenews)\ Pero a veces, uno puede ser portador de anuncios sin tener forzosamente la comprensién de su sentido. Es,al menos, el reproche socratico en el cual incurre el rapsoda fon, al cual volveremos en un instante y quien confiesa no tener real conocimiento del contenido de los versos homéricos que cita de memoria ante su piiblico. Sibien le es negado a 16n el titulo de experto, en otras ocasiones, Platon eayudica al hermeneus un estatus de conocedor subordinado: véase los nepuevev- ‘tax del Politico, quienes en este caso son adivinos que sirven de intérpretes entre ioses y hombres, pero cuya teynve sigue siendo inferior ala del politico porque solamente transmiten sin autorregularse (60411, 290) Tanto en el caso de 16m como en el caso descrto en el didlogo Politico, la nocién de transmisi6n conlleva_ la nocién de mediaci6n y recurre a un logos articulado, No siempre es el caso: TL. HeaMeneueiy EN EL JON “Aqui, lo que se exige del rapsoda es algo que solamente se exigia de los guar- ddianes de las leyes, a saber: una transmisidn que se base en un tipo de saber (la ‘verdad alla, una ceynve e incluso toda las teynvat mencionadas en Homero y en Jos demés poetas aqui). Lo curioso del requerimiento socrdtico en el caso de I6n no es que el tipo de saber refiera a un conjunto de habilidades o teynvat. El lector familiarizado con los didlogos de juventud suele tratar del conoc- ‘iento tomando como modelo a quienes tengan una habilidad de algiin tipo, tratando incluso la excelencia como el resultado de una habilidad de algiin tipo. Platén no nos dice explicitamente cuales son las condiciones para que luna actividad tenga el rango de teynve, pero se puede deducir de lo que dice al mencionar varios tipos de actividades. Recurro al resumen de Brickhouse y mith, recortado y resumido. 1. Las echnai se realizan de forma ordenada y racional; son guiadas por un conocimiento (Gorgias 4644c6). A procedimiento ordenado; resultado orde- ado. cis 70 NICOLE OMS 2 Las echnai pueden ensefiarse y aprenderse (Lagues 185 bla). El Lagues es “nteresante porque también admite que uno a veces puede aprender una lechne sin maestro (185¢7, 187819). Si un artesano puede ensefiar su quehacer es porque puede dar una explicacion de la naturaleza de los objetos a lo que recurre a sus causas (Gorgias 4654), i 3. Elexperto lo es en algo tinico que lo distingue a él y sus pares de especia listas en otras tchnai. En este sentido, sisoy zapatero, solamente sé de zapateria y con respecto a la fabricacién de estribos para caballos soy del mont6n; esto 6, ignorante. (Apol.24e; Critn 4722). Aquello sobre lo cual versa equi techne es lo que esta lechne logra product, Claro que ciertos productos pueden requerit més de una habilidad (véase el Gorgias, en el cual se dice que tanto la gimnasia como la medicina producen la salud del cuerpo. El ganar una batalla requiere rmuchisimas technai, entre otras la fabricacin de estribos para los caballeros). én es atacado en dos flancos: , 1. No acta por conocimiento sino por inspiracién divina, lo cual presumi- blemente impide que se trate-de una fchne, 0 al menos que se trate de una leche inferior, 2. No sabe de todo lo que tratan los poemas de Homero; esto es, no sabe de ‘cada lechne mencionada en ellos. La segunda acusacién es extrafa si el ser experto implica cl serlo en algo tinico, en algo que me distingue a mi y alos miembros de mi gremio. Una interpretacién de este pasaje podria ser la de que lo que est sucedien- do aqui es que Sécrates con gran facilidad ridiculiza a su interlocutor, denun- ciando la irreflexividad de su comportamiento, oponiéndolo al del filésofo, quien es capaz no slo de llevar a cabo su actividad sino también de dar cuenta de ella de manera racional. Lo que estaria haciendo Sécrates entonees serfa delimitar el campo de su disciplina, desacreditando la de otros. Después de todo, no es descabellado pensar que en este momento inaugural de la filosoti, valga procurar diferenciar con claridad un quehacer de otro. Esto seria verdad ‘en menor medida con respecto a la tarea del rapsoda y en mayor medida con respecto a la tarea del sofista. Lo que propongo a continuacién es una interpretacién que va en este sen- tido pero que no se precipita en una diferenciacién directa entre el quehacer filos6fico y el quehacer rapsodico (en este caso). La principal raz6n por Ia cual no conviene hablar de diferenciacién directa, es porque la distincién entre aactuar con conocimiento y actuar por inspiracién divina No es suficiente ni es siquiera necesario para poder diferenciar a fildsofo de quien no lo es. Recuerden al respecto el alma humana que en el Fedén esta perdidamente enamorada de lo ‘verdadero, y sobre todo la descripcién de la locuta filos6fica en el Fedro, HERMENEUEIN EN PLATON 7 IIL. TRANSMISION ¥ MEDIACION ‘Al describir la actividad del rapsoda, Socrates ofrece un modelo de comunica- cin que relaciona el ambito divino con el 4mbito humano. Se trata de un mo- delo de atracciGn magnética que va de lo divino al poeta, del poeta al rapsoda y del rapsoda.a sus oyentes. La propagacién del entusiasmo va en un solo sentido, y hace que la transmisin que parte de lo divino y lega a lo humano, al destina- tario, use de dos intermediatios. Se trata, pues, de una transmisiGn via mediacién, Por qué resulta interesante este modelo para describir el métodbo filos6fico y asi diferenciarlo de otros? Resulta interesante, crco, porque en el filosofar plat6nico se introducen sin cesar elementos © bien, si se quiere, textos, en el sentido amplio en el que lo hemos usado hasta ahora. Si bien en principio el objetivo de la biisqueda filos6tica no es un volver entusiasta a quien es partcipe de ella, no deja de ser lerto que constantemente Plat6n mismo introduce en sus didlogos opiniones de sabios, versos de poetas, relatos, etc. € incluso afirmaciones no atribuidas a nadie, esto también lo hace el rapsoda, e incluso el poeta mismo.

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