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Redefine el amor. rms allé del amor ______________169. Feminismo, sexualidad y amor. Contra el confort (heterosexual o lesbiano) La heteronormatividad funciona como una especie de confort piiblico al permitir que los cuerpos ocupen espacios que ya tienen una forma conereta (...) La heteronormatividad también se convierte en una es- pecie de consuelo, uno se siente mejor al calor de enfrentarse a un mundo que ya ha asimilado.* La obsesién sexual es el motor de nuestra nacién. No hay ningiin as- ecto de la sexualidad que no haya sido estudiado, comentado 0 de- ‘mostrado. Hay clases practicas para cada dimensién de la sexualidad, incluida la masturbacion. No obstante, no existen escuelas de amor. Todo ef mundo asume que sabremos amar de forma instintiva." Al igual que las emociones, la sexualidad ha ocupado en occidente, en los dltimos siglos, un lugar preferente en el proceso de produccién de nuevos sujetos, para lo que se han ido desarrollando toda una serie de técnicas que tienen como fin la sexuaci6n y la sexualizacién de los, cuerpos."* En este perfodo, al contrario de lo que ha sucedido con el amor, la sexualidad ha sido objeto priorizado de reflexién cientifica ©, matizarfa, un objeto de estudio mucho més visible y directo que las emociones y el amor, Todo esto provocaré el surgimiento de un nuevo pensamiento sexual, liderado por autores como Michel Foucault,"” y desarrollado en disciplinas y campos diferentes (estudios feministas, y gays-lesbianos, por ejemplo), lo que da a la sexualidad una histo- rial y desafia la ortodoxia sexol6gica."* Esta cientifizacién de la sexualidad ha ido paralcla también a tuna politizacién y una contestaci6n social de la misma que han con- 110. Ahmed 2004, p. 148), 111. bell hooks 2001, p. XXVIN) L12. Foucault, Michel La historia de fa sexwalidad I La voluntad de eaber (1981). 113. tbidem. 114. Rabin (1989), 115. Gagnon, John y Richard Parker. Intoduccién. Conceiving sexuality. Approaches to Sex Research in a Postmodern World (1995, p 8), 170 shore de una eon partir dl amor evado una renegociacién de la vida erética en su conjunto, més mani: fiesta todavia en las iltimas décadas del siglo xx."* Algunas conse. cuencias en el tercio final de este siglo han sido la separaci6n entre sexualidad y fertilidad, o la mayor apertura y liberacién de la sexualidad,' asi como la vinculaci6n entre sexualidad y consumo, sexualidad y autonomia femenina... y los debates en torno a los derechos repro: ductivos, el lesbianismo, la violencia contra las mujeres o la porno. grafia.™ Y Ia retroalimentaci6n entre (nuevo) pensamiento y activismo impulsard revisiones respecto a las relaciones entre sexualidad y po- der, género, heterosexualidad, homosexualidad... al tiempo que se forjaran nuevas propuestas sobre el deseo o Ia identidad que desafia- in fronteras que antes parecian infranqueables, como la teoria queer ‘6 Jas relativas a la transexualidad y el transgenerismo."” El feminismo de finales del siglo xx ha sabido operacionalizar de manera brillante esta dimensién politica y subversiva de la sexuali- dad, al compas ademés de una estrategia reproductiva caracterizada por una disminucién notoria del nimero de hijos y una intensificacién en su cuidado. En el estudio de la sexualidad, en general, y en el particular de las relaciones entre feminismo, género y sexualidad, sobresale la apor- tacidn de Gayle Rubin, que propuso en un ensayo escrito en 1984 al- _gunos elementos para una teorfa radical." Una teorfa radical del sexo debe identificar, describir, explicar y denunciar la injusticia erética y la opresiOn sexual, Necesita, por tanto, instrumentos conceptuales que puedan mostrarnos el objeto a estudiar. Debe construir descrip- ciones ricas sobre la sexualidad, tal y como ésta existe en la sociedad yen la historia, y requiere un lenguaje critico convincente que trans- ‘ita la crueldad de la persecucién sexual.'* 116, Rubin (1989, p. 114), 17. Criticada por sus insuficiencias y abusos por las feministas (Osborne, Raquel «La diseriminaciGn socal de la mujer en f226n del sexo», 1991, p. 168). 118, Osborne (1991) 119. Aste nivel en castellano puede consultars el libro editado por José Antonio Nicto, Transexuatidad, transgenerismo y cultura, Aniropologéa, idenidad y género (1998), 120. "Rubin, Gayle. «Reflexionando sobre el sexo: notas para una teorfa radical dela sexualidad» (1989), 121.” Rubin (1989, p. 130), Redefine el amor. rms allé del amor TL Algunos de los principales problemas que irfan en contra de esta teoria serfan: (1) el esencialismo sexual (La idea de que el sexo es una fuerza natural que existe con anterioridad a la vida social y que da forma a instituciones® (...) EI hambre del estémago no pro- orciona indicios que expliquen las complejidades de la cocina): (2) la negatividad sexual, cl sexo como algo pecaminoso, mantenida por la mayor parte de la tradici6n cristiana; (3) el sistema jerdrquico de valoracién sexual," que provoca que se distinga entre précticas sexuales buenas, normales y naturales (practicas heterosexuales, monégamas, maritales, reproductivas, no comerciales), que ponen ademés el Kimite entre el orden y el peligro, el caos. (Es dificil desa- rrollar una ética sexual pluralista sin un concepto de variedad sexual benigna)."* Y ademas de profundizar en la estratificacién sexual, y en los conflictos sexuales, tanto legales como entre distintas comunidades; en Ia critica a la idcologta antipornografia (también de sectores feri- nistas) y su demonizacién de la imagineria sadomasoquista; revalca Rubin la conveniencia de mirar més alld del feminismo. En ausencia de una teor'a radical del sexo més articulada, la ‘mayor parte de los progresistas han recurrido como gua al feminis ‘mo. Pero las relaciones entre feminismo y sexo son muy complejas. Debido a que la sexualidad es un nexo de las relaciones entre los gé- heros, una parte importante de la opresin de las mujeres estd conte~ niida en y mediada por la sexualidad. El feminismo ha mostrado siem- pre un gran interés por el sexo, pero se han dado dos lineas basicas de pensamiento feminista sobre la cwestién. Una tendencia ha critica- do las restricciones impuesias a la conducta sexual de las mujeres y hha denunciado el alto precio que se les hace pagar por ser sexualmen- te activas. Esta tradicidn de pensamiento feminista ha reclamado una Iiberacién sexual que alcance tanto a las mujeres como a los hom- bres. La segunda tendencia ha considerado la liberalizacién sexual como una mera extensién de los privilegios masculinos, Esta tradi- cidn comparte un tono similar al del discurso antisexual conservador. 122, Ibidem. 125. Ibidem, p. 132. 124. Al que nos hemos referido en el apart de «Hise Pensamiento Amoroso que nos convierte en Mujeres (y Hombres) 125. Rubin (idem, p. 142) 172______ shor de una ton partir de amor Con la Ilegada del movimiento antipornografico adquirié una hege ‘monia temporal en el andlisis feminista (...) Cualquiera que sea la posicién feminista —derecha, centro 0 izquierda— que legue a ser dominante, la existencia de una discusién tan rica es por si sola evi dencia de que el movimiento feminista serd siempre una fuente de re flexiones interesantes sobre el sexo. Sin embargo, quiero cuestionar la suposicién de que el feminismo es 0 deba ser el privilegiado asiento de una teorfa sobre la sexualidad, El feminismo es la teorta de la opresién de los géneros, y suponer automdticamente que ello la con vierte en la teoria de la opresin sexual es no distinguir entre género y deseo erdtico.™* Se desmarca asi de su propio planteamiento defendido en 1975, donde argumentaba que el género y el deseo sexual estaban entrelaza- ddos en sistemas de organizacién social basados en el parentesco. Afir ‘mo ahora que es absolutamente esencial analizar separadamente gé- nero y sexualidad si se desean reflejar con mayor fidelidad sus existencias sociales distintas ...) .. a medida que las euestiones son ‘menos de género y més de sexualidad, el andlisis feminista pierde uti- lidad y es a menudo engafioso."™ Siguiendo la estela de autoras como Rubin, Beatriz Preciado ha ‘analizado en su libro, Manifiesto contra-sexual,” la importancia que las técnicas surgidas en Occidente a partir del siglo xvit (para repri- ‘mir en un primer momento la masturbacién y curar la histeria) tienen en el conocimiento, control y produccidn de ese sujeto con identida- des sexuales y cuerpos muy concretos.""’ Tecnologias del género que hhan seguido renovandose y proliferando y que tienen como fin la pro- uccién de feminidades y masculinidades heterosexuales, insertas en discursos y précticas médicos, reproductivos y morales." Preciado 126. idem, p. 171 127. Rubin, Gayle «Bl wifico de mujeres: nota sobre la “economfa politica” del sexo» (1986). 128.” fbidem, pp. 184, 186 129. Preciado (2002), 130, Tésnicas que se basaron por ejemplo en la aplicacién de too tipo de instrumen {os para evita el contacto genital y la masturbcién (Euantes,hietto,erilletes, cin zones...) asf come de vibradores que mediante la provocacién del orgasmo preten curar la hstenia, 151. Pensemes por ejemplo en los artlugios y watemientos que se han aplicado 0 aplican alas eraturas con alguna condicinintereenual (Sobre el tratamiento socal y médico asf como las actividades de las personas afectadas por las Hamadas ADS Ano Redefine el amor. rms allé del amor 173 subraya que estas tecnologias (las précticas sexuales, en general, po- drfamos decir) han sido poco a poco invertidas en diferentes usos a lo largo del siglo xx, tanto por las mujeres en el espacio privado como ppor los colectivos gays, lesbianos y SM (sadomasoquistas)." Son, por tanto, re-contextualizadas y re-apropiadas en el interior de siste- mas queer de relacién cuerpo-objeto, provocando ast nuevos place- res, sextalidades y posiciones de identidad."” La sexualidad se con- vierte asf en un instrumento de trans-incorporacién,™ un instrumento politico. Pero hay una cietta hipertrofia de la sexualidad en el feminismo, sobre todo en algunos sectores, que lleva implicita una forma determi- nada de entender al ser humano y la politica. Por poner un ejemplo, a Jas mujeres que trabajamos en los afios setenta/ochenta en los llama- dos centros de planificacién, creados por el movimiento feminista, todas nosotras re- .cializadas en el culto al placer sexual, no se nos hacia crefble que pudiera haber entre las mujeres que acudian a las, consultas quienes no tenfan relaciones satisfactorias (medido siempre esto en funcién de los orgasmos) pero que no reparaban apenas en este ‘hecho o por Jo menos lo relegaban a un lugar muy secundario en sus dilemas vitales. Una de las tesis principales del presente libro es que todo este esfuerzo ingente y fructifero de experimentacién y politizacién sexual y re-inscripeién corporal, por una parte, y de desencializa- cién y re-formulacién te6rica de la sexualidad, por otra, con una incidencia especifica en la generacién de nuevas posibilidades en las relaciones de género, no se ha aplicado de igual modo al campo de las emociones y el amor, Esto ha quedado perfectamente de ma- nifiesto también en las entrevistas con mujeres feministas a las que, en general, ha costado mucho més recordar debates grupales o lec- turas concretas y compartidas referidas al amor, y que sin embargo aludfan fécilmente a reflexiones 0 incluso acciones en tomo a la sexualidad alias de la diferenciacion sexual, puede consultars el aticulo de Nuria Gregori Flor La experiencia interseaual en el Contextoespasol. Tensiones, negoviaciones y micro- resistencias» (2008) 132. Preciado (2002, p. 91) 133. Ihidem, pp. 88-9. 14 Thidem, p75, 174 shor de una eon partir dl amor Esta focalizaci6n de la atencién en la sexualidad se acrecienta en momentos hist6ricos determinados.""* Como veremos en los testi- monios de las mujeres entrevistadas, las que participaron en las 1u- cchas del perfodo comprendido entre los tltimos afios de la lucha con- tra el franquismo y la Hamada transicién democratica, subrayaban el ambiente de promiscuidad sexual en el que se vivia; una promocin constante de la sexualidad y el amor libre que permitia a sus protago- nistas ser ferozmente criticas con la familia a la que se atribuia un cardcter intrinsecamente conservador. También en circulos feministas queer o trans-marica-bollos, la sexualidad es un émbito priorizado para la transgresién y la ruptura, en mucha mayor medida que el amor. En general, dirfa que ser feminista es tener un bagaje basico, una formacién general y amplia en torno a la sexualidad, estas alturas de mi argumentacién alguien podria estar pensan- do que reflexionar y teorizar sobre la sexualidad, en la medida que te obliga a revisar los vinculos entre las personas, Ia organizacién de la vida cotidiana, etc., leva implicita la reflexién sobre el amor. Y asi es. Sin embargo, no es equivalente en absolute el capital feminista en uno vu otto tema, Asf que, concluirfa, las feministas (los movimientos so- ciales, en general) estamos mucho més huérfanas, mucho menos en- trenadas, en una reflexidn eritica sobre las emociones y el amor que cen lo que se refiere a la sexualidad. Es como si, parafraseando a Ru- bin, el amor no tuviera todavia su historia, o ésta fuera todavia muy incipiente. ¥ esto, en Giltima instancia, supone un freno teérico-con- ceplual y vivencial Pero quiza (y sigo inspirindome en Rubin) deberiamos ser més ‘humildes y pensar que la teorfa feminista no va a poder ser capaz de ofrecer la explicacién iiltima y completa del Pensamiento Amoroso. ‘Que, dado que el género no es el nico factor implicado, no es sufi- ciente con recuperar y reformular el conocimiento feminista acumula- do en toro a las emociones y el amor. Una teorfa radical del amor debe apuntar mds alld. Més alla del mismo amor. Con el feminismo. Pero més allé también (;por qué no?) del feminismo, 135. Aste respecte Jankowiak sefile que cada cultura suclen poner de relieve o et amor o la sexualidad pero suele haber mis problemas para integrals (1995, p. 3), Redefincel amor. rms allé del amor 175 Un ingrediente bésico del pensamiento critico respecto al amor es, sin ninguna duda, la des-romantizacidn y des-naturalizacidn de los esee- narios heterosexuales," lo que solo es posible desde una mirada que voy a denominar lesbiana/queer, wilizando el adjetivo lesbiano/queer como potencial subversivo y no (0 no obligatoriamente) como précti- ca." Una forma de desestabilizar nuestra mirada al amor es, desde luego, revisar los limites del (propio) imaginario heterosexual, y esca- par de las asimetefas del orden simbélico heterosexual.” Reflexionar sobre el amor romiéintico es, por tanto, reflexionar sobre la (propia) heterosexualidad o, si se prefiere, revisitar las sepa- raciones entre hetero y homosexualidades, entre fantasias y realida- des, entre normas y practicas." Algo que no se puede hacer eludiendo 1a propia experiencia. De ahi una parte del titulo de este apartado, la que se refiere air en contra del confort heterosexual. Desde como yo lo veo no se puede ser heterosexual de manera acritica, ranguila, inocente. Con esto no quiero decir que La alterna- tiva sea el lesbianismo. Estoy hablando de incorporar una mirada les- biana/queer a cualquier tipo de préctica amorosa y sexual, que sirva para generar un cierto grado de malestar, de inquietud, de interroga- cign continua... que nos haga estar alertas frente alos propios manda- tos culturales. 136, Me inspiro agu en el andlisis que Preciado (2002, pp. 60-61) hace de la eiti- ca de Teresa de Laureis (1994, p. 220) al heterocenrismo de autores como Lacan, a partir de la pelicula de Sheila MacLaughlin, she Must Be Seeing Things (1987). La Protagonista de este film, Agatha, en una crisis de celos visita un sex-shop y compa fa la mueea hinchable con el dildo, lo que le permite confrontarse con el imaginatio heterotexual, quitarse de encima el peso del alo ycomenzar a comprender lo que er el lesbianismo «viendo» que la heteroserualidad se reduce a muy pocas «cosas» (Preciado ibidem). De Lauretisreivindica ast el dildo, en tanto que lugar estratégico entre el flo yel pene, como up instrumento de confrontacién erica y uptura epis- temologica 137. En sta linea, Tamsin Wilton, en su libro Des-ovientacién sexual (2005), propo- ne como método pars mejorar la comprensién del deseo, la preferencia y la intimiad Sexual a exploraign de las ayectorias de as personas desde la infaneia, que incl yen en la mayoria de los casos anhelos y aproximaciones carnales al margen del sexo de las personas, se acabe de adultos en relaciones heterosexuals o lesbians: asi como de las vivencias de mujeres heterosexuales que se han implicado posteriormente en Felaciones eentimentales con otras mujeres. 138, Preciado (2002), 139. _Vease a este respecto Esteban (20098) 176 shore de una eon partir dl amor Y estoy utilizando el concepto de disconfort en el sentido que Je da Ahmed cuando se refiere a las relaciones no heterosexua- les. ¥ lego asf a la propuesta de ir también contra el confort les iano. Puede que los sujetos queer, cuando se enfrentan alas «como- didades» de la heterosexualidad, se sientan incémodos (el cuerpo no «se acomoda» en un espacio que ya ha cogido su forma). El dis confort es una sensacién de desorientacién: uno siente su cuerpo como fuera de lugar, torpe, inquieto (...) Estas vidas (los sujetos queer) no desearian el acceso al confort; mantendrian su incomo- didad en todos los aspectos de la cultura normativa en la que viven. Idealmente, no deberian tener familias, no se casarian, no se esta- blecerfan en una vida automdtica en pareja, dar a luz y sacar ade- lante a criaturas, apuntarse a la vigilancia vecinal o rezar por la nacién en tiempos de guerra (...) Podemos sentirnos incémodos en las categorias que habitamos, incluso las categorias moldeadas por su rechazo del confort piiblico (...) La comodidad es el efecto de los cuerpos que pueden «acomodarse» en espacios que Ya tienen su forma, La incomodidad no es simplemente una eleccién o una deci ‘sin —«Esto 0 lo otro me hace sentir incémoda/o»— sino un efecto de cuerpos que habitan espacios que no tienen ni «extienden» su Jorma (...) Definir una familia como queer es interrumpir una ima- ‘gen ideal de la familia, basada en la unién heterosexual, la pro- creacién y el vinculo biolégico (...) La incomodidad por tanto no se refiere a la asimilacién o resistencia, sino a habitar las normas de forma distinta." Revisitar, ¢ incluso trascender, el amor genera inevitablemente un cierto grado de incomodidad, de disconfort, ya sea heterosexual, gay, lesbiano, queer Y viceversa, 140. Ahmed (2008), 41. Toidem, pp. 144-155, Redefine el amor. rms allé del amor 177 La amistad no cae del cielo, tampoco se contrae definitivamente en fa javentud, hay que mantenerla activamente contra las fuerzas centrifu- {92s de la vida laboral (en eso se parece al doble trabajo existente en ‘e! matrimonio). Tiene que ser renovada siempre de nuevo a través de! ‘mutuo apoyo, y precisamente también en forma de una franqueza critica que refuerza las propias intenciones contra la propia traicién. En los conocides nes encontramos con una forma menos compro- ‘metida de Ia amistad, Ambos, los amigos y los conocides, forman una red que protege a las biografias que se mueven encerradas en si rmismas, contra sus delimitaciones e inseguridades. Dicho con otras palabras y de modo mas general: se debiera desarrolla, desplegar y ‘ensayar individual y sociaimente una tipologia de relaciones primarias {que correspondiese a las caracteristicas dela situacién de la existen- cla individualizada y que fuera capaz de mitigar las caidas en los abis- ‘mos y las fuentes de locura, intrinsecas a ellas."* ‘Como una mala sala de concierto, el espacio afectivo tiene rincones muertos, donde el sonido no circula. —E1 interlocutor perfecto, ef amigo, £no es entonces e! que construye en torno nuestro la mayor resonancia posible? No puede definirse la amistad como un espacio de sonoridad total? Mas allé del amor: reconocimiento, reciprocidad, redistribucién Estamos viviendo un momento de fuerte crisis global. El momento de quiebra que estamos viviendo estd evidenciando cuestiones clave so- bre la perversidad inherente al sistema socioeconémico. Pero el dis: curso que se va instalando las oculta, La retérica sobre la refunda- cién del capitalismo nos esté escamoteando de nuevo un debate urgente. Tenemos que hablar de un modelo de «civilizacién». La de- bacle financiera no es el todo de la crisis; es la eclosién final de un proceso de crisis acumulada, El sistema venia haciendo aguas por 12, Beck y Beck-Gernsheim (1995, p. 293) M3. Barthes, Roland. Fragmentor de wn discurso amororo (2005, p 183).

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