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‘eras fuetio de Inspiracin ‘are muchos Mstoradores, Ms allée las diferen Gl aa las sepa o as open, nas bras en ‘Que no exsten més que 2s Juegos delen- ‘Bley ai sper ores ao ce ae a eT NE sec en nS Sin PROLOGO Los cuatro ensayos reunidos en este libro quisieran re- cuperar un género clisico: et del didlogo con los muertos. Para los historiadores de mi generacién, y para muchos ‘otros, ta frecuentacién de las obras de Michel Foucault, Mi chel de Certeau y Louis Marin fue una fuente de inspira cin de las mas importantes. Mis all de las diferencias que las separan o las oponen. esas obras enuncian una pregunta fundamental: ge6mo pensar las relaciones que mantienen las producciones discursivasy as prcticas sociales? Hacer inteligibes las précticas que las leyes de formacién de los Aiscutsos no gobiernan es una empresa dificil inestable,s- ‘uada “al borde del acantilado", como escribe de Certeau a ropdsito de Vigilar y castigar. Siempre la amenaza la ten ston de olvidar soda diferencia entre Iogicas heterSnomas Pero, sin embargo, articuladas: la que organiza la produe- ine interpretacién de fos enunciadas, la que rige los ges tos y las conductas, Contra tas abruptas formulaciones del linguistic turn, que considera que no existen mas que los juegos del len guaje y que no hay realidad fuera de los discursos, la dis Uincién propuesta y trabajada por Foucault, de Certeat y ‘Marin indica otro camino, Se trata, para ellos, de articular Ia construcciGn discursiva del mundo social eon Ia cons~ ttucein social de Ios discursos. O, dicho de otro modo, de inserbie la comprensidn de os diversos enunciados que tmodelan las relidades dentro de coacciones objetivas que, 1 fa vee, limitan y hacen posible su enunciacién, Bl “orden tel diseusso”, seg la expresion de Foucault, esta dotado ‘de eficacia:instaura divisiones y dominaciones, es el ins- trumento de la violencia simbdlica y, por su fuerza, hace sera lo que designa. Pero ese orden no carece de limites nt de restrcciones. Los recursos que los discursos pueden po: tet en accin, los lugares de su ejericio, las reglas que Tos Contienen, estin histrica y socialmente diferenciados. De ali el acento puesto sobee los sistemas de representaciones, fas categorasintelectales las formas re6ricas que, de ma eras diversas y desiguales, determinan la potencia discur~ siva de cada comunidad, ‘OtraleceiGn dada por ls tes autores que hemos reui- do aqut es la de poner en guardia contra una apreciacién dlemasiado simple de Ia dominacién. Cada uno a su manera yy con su propio vocabulario todos subrayan la distancia {ue existe entre los mecanismos que apuntan a controlar ¥ dimctor¥, por otro "340, [as resistencias o insumisiones de fagellos -y aguellas- que son su objetivo. La tension enue “ispositives de coaceién e ilegaismos en Foucault, 1 opo> sicidn entre estrategia y tictica en de Certeau, la distancia tenre las modalidades del “hacer ereer” y las formas de la ‘reencia en Marin son otras tantas figuras de esa distancia Esta debe postularse a fin de indicar que la fuerza de los instrumentos puestos en aecin para imponer una diseipli fa, un orden 0 una representacin (del poder, del tro 0 de ssa uno mismo siempre debe sg con tor echazos, itor sionesyartinaas de aquellos yagullas a uienes pret. de some, La indica que vinula a sujcin fread iden dad preserva, consentinieat resistencia, ansform profundameat a comprensn dels relscionss de poe, I de formas de dominacion colo oad a rel clones ente los seos. Tambien defini na mieva manera de pesat asignifiacn de tos scrsos, a stele ene is ves estes tls, el ees colres) a intenan Fre imponer su set, as pe Piacones plats, movies de os etre que es dan sos {reomprensones gue ls son propos. Ente las coaciones transpose y las ibereades limites Focal de Ce teauy Marin azn un camino ampliamenteulzad des pues dels, en particule por una historia ( una sono. 5) cata gue, idea de as definconstadictonales A a historia de as metlidaes come pes ten tina las modliades de prpiaion mis quis dis bucions stasis, los procesos de consricin de sentido mis qu a desigel csc eos objets y Is obras la aiculacim ent picts epesetacio nes mse a nventro de as eames mentale. Sin mmo y su inspiracin en Ta fectara de lon autores que Sonnet Ho gue iro co hts joes partir de sabres ycvesiones que speran con mx Cho smite sos da spina Las cut ensyos onsagrads aes son una manera de eeonee a deta conta, Siempre me pateis ue abso de un istrador debi repartee dos expen cias, La primera, clsica y esencal, consiste en proponer la inteligibilidad més adecuada posible de un objeto, un eor- pus, un problema. Es por eso que Ia identidad primera de tada historiador se la da su presencia en un teritorio parti- cular que define su propia competencia, En lo que a mi se refiere, este dominio de investigacion es el de la historia de fas formas, usos y efectos de la cultura escrita en las socie ddades de la primera modernidad, entre los siglos x¥1_y ‘xvi. Pero hay también una segunda exigencia: Ia que obli- ‘gaa la historia a entablar un didlogo con otros cuestiona- mmicnios -filos6ficos, antropol6gicos, semidticos, eteétera— Solo a través de estos encuentros puede ta diseptina inven- tar nuevas preguntas forjar instrumentos de comprensién ‘mas rigurosos o paticipar, con otras, en la definicin de es- pacios intelectuales inéditos. ‘De alli Ia forma dada a este libro. Este no procede 2 Ia manera de los que han sido traducidos al espafot durante fos itimos ats y que se consagran alos problemas histo eos especificos planteados por el estudio de los libros. las Jecturas y las précticascultuales on las sociedades del An- tiguo Régimen.| AI reunir cuatro “lecturas”, se propone ilustrar otra modalidad del trabajo intelectual, 1a que hace 1. Roger Chartier, Libros, lectarasy lectres en la Edad Me dlema, trad. Maura Armifo, Madrid, Alianza, 1993; B orden de los lias, Lecires autores ybibllotecas en Europa entre las flor xy vr. Viviana Ackerman, prdlogo de Ricardo Ga ia Circel, Barcelona, Gedisa, 1994: Espacio pblicn, erica y dlesacralicacion en el siglo x0, Los origenesculturaes de la Re: ‘oluci Francesa, ra. Beatz Lonné, Barcelona, Gedisa, 1995: Sociedad y eseriura en la Edad Moderna. La cultura como apro- ssaaey avanzar en compafia de pensamientos fuertes, de obras ddensas. que son otros tantos apoyos alos cuales recurrir pa- ra trabajar con mas justeza. En estos timos af, tres no- ciones permitieron renovar Ia reflexiGn de la ciencias hu: ‘manas y sociales: discurso, prictica, epresentacién, Volver a la obra de Michel Foucault, Michel de Certeau y Louis Marin es una necesidad, creo, para precisar mejor sus con: ‘tomnos y definir con mas agudeza su pertinencia Una sitima palabra. No es casual que est libro se publi- ‘que nla Argentina. Los textos que lo componen fueron pre- sentados alf como conferencias dada en ocasién de invita ciones alas universidades de Buenos Aires y Mar del Plata Vaya mi recuerdo a aquelas y aquellos que enriquecieron entonces mis lecturas con sus reflexiones y propuestas. Dlacidn, wad. Paloma Villegas y Ana Garcia Bergua, México, Instituto Mora, 1995, LA QUIMERA DEL ORIGEN. FOUCAULT, LA ILUSTRACION Y LA REVOLUCION FRANCESA Una versén inglesa del texto “La quimera del origen. Fou cut a ustracién y Ia Revolocign Francesa” fue publicada en elibo Foucault and the Wriing of History, bajo la dveeeiba de ‘an Goldstein, Oxford, Basil Blackwell, 1994, pigs. 167-186. 2 that 1. La obra de Foucault no se deja someter fcilmente a las operaciones que implica el comentario. Un intento de esta naturaleza supone, en efecto, que se considere cierto rndmero de textos (libros, articulos, conterencias, entrevis- 13s, eteétera) como formando una “bea”, que dicha obra pueda ser asignada a un autor, cuyo nombre propio (Fou: cault”) remite a un individuo particular, poseedor de una biograffa singular y que, a partir de la lectura de ese texto primero (la “obra de Foucault”), sea tegttimo producir otto Aiscurso en forma de comentario. Ahora bien, segtin Fou- cault, estas tres operaciones han perdido la evidencia y la inmediatez que les fueron propias en “Ia historia tradicional de as ideas”! |, Michel Foveault, “Qu'est.ce qu'un auteur, Bilt deta Société francaise de Philosophie, julio-sep. 1969, pigs. 73-103: Publicado nuevamenteen Dis tds, 1954-1988, edicionesable «ia bajo la drecién de Daniel Defer y Panjos Ewald, con aco- Inboracin de Jacques Lagrange, Pas, Gala, 194,11, 1954- 1969, pgs. 789-621, y Londre du dscours. Legon inougurae ae Collége de France prononcée le 2 décembre 1970, Pais, Gall- Foucault las despoj6, en primer término, de su supuesta niversalidad, resttuyndoles su variabilidad. De este mo- {o, precisando las condiciones hist6ricas espectfics (iuri- dicas y politcas) que hacen que el nombre propio emerja ‘como eategorfa fundamental de clasificacin de las obras lo que Hama la "funcién-autor"-, invita a interrogarse acerca de las razones y los efectos de tal operacién: garan- tizar la unidad de una obra remitiéndola 4 un vinico foco de expresin; resolver las posibles eontradieciones entre los textos de un mismo “autor",explicados por los desarrollo de una trayectoria biogrfica;establecer gracias a la media cidn del individuo inscrto en su época, una relacién entre la obra y el mundo socal or otra parte, todas las operaciones que designan y asig~ ran las obras deben ser consideradas siempre como opera- ciones de seleccidn y de exclusion, “Eatre los millones de huellas dejadas por alguien tras su muerte, zesmo se puede ‘defini una obra”. Responder Ia pregunta require una deci sin de separacién que distingue (de acuerdo con criteios, aque carecen tanto de estailidad como de generalidad) Ios textos que constituyen Ia “obra” y aquellos que forman parte 4 una escrtura o una palabra “sin cualidades” y que, por ‘ede, no han de set asignados ala “funcin autor’ Por iltimo, para Foucault, estas diferentes operaciones delimitar una obra stribuirla a un autor. produc su co mentario- no Son operaciones neutras, Ellas estan orienta- das por una misma funcién, definida como “funcign resric- ‘ard, 1971 [Trad eas, El den del dscurso, Barcelona, Tusques 1987) seine oy {LA QUIMERA DEL ORIGEN ” tiva y coeritive” que apunta a controlar los discursos clasi- ficdndolos, ordenindolos y dstibuyéndolos. EI desafio primero y temible que Foucault lanza a sus lectores reside en lo siguiente: hacer vacila,fisuar lo que funda, en la configuracin de saber que es la nuestra la in- teligibilidady la interpretacién de toda obra (incluyendo la suya). De esta manera, se crea una tensin vertiginosa ti ela que toda lectura de un texto de Foucault es siempre yal mismo tiempo, necesariamente, cuestionamiento de los Conceptos habituales (“autor", “obra”, “comentario") que obiernan en nuestra sociedad larelacidn con los textos, En tna observacién de ET orden del discurso en la que, quizé confesa algo de sf mismo, Foucault no exime al autor de I sutnisi6n a las eategorias que earacteizan, en un momento histSrico particular. el régimen de produccién de los dseur sos: "Pienso que -al menos a partir de ciera época~ el indi- viduo que se pone a escribir un texto, en cuya horizonte ronda una obra posible. retoma por su propia cuenta la fun- cid del autor: lo que eseribe y lo que no eseibe, lo que tr 2a, incluso a itulo de borrador provisorio, como esbozo de 1a obra, y lo que deja caer como comentarios cotidianos, o do ese juego de diferencias sta prserito por la funcién au tor, tal como la recibe de su época a tal como a su ver Ia ‘modifica. Aunque pueda transformar la imagen tradicional ‘que se tiene del autores, sin embargo, a partir de una nueva Posicin del autor que delimitar, en todo lo que habré pod do decir, en todo lo que dive todas los dias, en todo instante el perfil ain tembloroso de su obra”? La incorporacién por 2. Michel Foucault, Lone de discus. ob tpg 3. 8 SCRIBIR LAS PRACTICAS cl autor de las categorfas que dan cuenta de las obras en el ‘orden comiin de los discursos es lo que hace posible La a cculacin enre la escritura,entendida como una prticali- bre, profusa, alesori. y los procedimientos que apuntan a controlar, organizar y seleccionar los discursos. No obstan- tc, la aceptacién comin por parte del comentador y del autor de las convenciones que rigen el modo de asignacién y de clasificacin de las obras no debe, empero, hacer que se las considere como neutras y universles, Foucault agrega a este primer desafo un segundo, Todo su proyecto de andlisisertico« histérico de los discursos esti fundado, en efecto, sobre una recusacién expliita de los conceptos clisicamente manejados por la “historia trad ional de las ideas”, que sigue siendo el recurso més inme- diatamente disponible para comprender y hacer comprender tun texto, una aba, un autor. El postulado de Ia unidad y de la coherencia de la obra, Ia puesta en evidencia de la origi nalidad ereadora a inscripeién de la significacin en el dis- ‘curso son las categorias contra las que debe consttuirse otra forma de interpretacin,atenta, por el contrario, a ls dis- continuidades y a las regularidades que constrifen la pro- dducciGn de os diseursos. Comprender un conjunto de enun- ciados supone, por ende, para Foucault, recuttir a principios Sho intesgenides ue reonsan Ios views nociones ~aoenas retoeadas en los éltimos tiempos— de la historia de las ideas. De ello surge una evestidn difcl: cusles son las condi ciones que hacen posible producir una lectura “foueaultia- nna” de Foucault 0 sea leer sus obras, si “obra”, a parti de esa "Tigera desviacion” como él eseribeirénicamente— que “onsiste en trata, no las representaciones que se pueden ‘encontrar tras los discuss, sino los discursos como series LA QUIMERA DEL ORIGEN » regulates y discontinuas de acontecimientos”, y que “per- mita introducie en la ruiz misma del pensamiento, el azar, Jo discontinuo y la materialidad”. ;Hay que oponer Fou. cault a Foucault einscibir su trabajo en las mismas catego- Fias que él consideraba como impotentes para dar cuenta ‘adecuadamente de los discursos? {0 bien hay que someter su obra alos procedimientos del andlsis ertico y geneal6- agico que ella propuso y, al mismo tiempo, anular lo que permite delimitar su unicidad y su singularidad? Foucault, 10 cabe dud, estaba encantado de haber labricado as esa ‘pequelia(y quizés odiasa) maquiaaria” que insinéa la in- ‘quietud en el seno mismo del comentario que pretende de- Cir el sentido o la verdad de fa obra, En esta buena jugarre ta todos aquellos ~que fueron y serin numerosos- que se esfuerzan en leer, ;cémo no escuchar, metilicay fulgu rant, Ia tisa de Michel Foucault?” 2, Para el historiador que quiere hacer inteligibles los ori genes de la Revolucin Francesa (o de cualquier ot fens- meno), esta risa resuena de manera paricularmente mordaz En uno de los pocos textos consagrados explicitamente alo ‘que fue, sin duda para él la referencia filosfiea fundamen- 3. Michel de Cereau, “Le rite de Michel Foucault, Reve de lo Biblionheque National, NP U4, 1984, pég. 10-16, publieedo rnevamente con modifcacones en Michel de Cena, Histoire et pschanalyse entre science et fcton,presentacin de Luce Gian, Pars, Gallimard, 1987, pags. 1-64, [Trad cast. Historia y ps coanilisis entre cenea yflecin, Mésieo, Universidad Tberoame- ricana, 1995, » escaiain LAS PRACTICAS tal a saber In obra de Nietasche-, Foucault leva a cabo una Critica devastadora de la nocién misma de origen tal como fos historiadores estén acostumbrados a manejarta.! Dado ‘que ela jutifice una bisqueda sin fin de los comienz0s y da ‘Jo.que anula la orginalidad del acontecimiento, al que supo- ne ya presente incluso antes de su advenimiento, la categoria fenmascara, al mismo tiempo, la discontinuidad radical de Los Sarpimientos, de las “emergencias imeductibles a toda pre figurai6n,y ls discordancias que separan las diferentes se- ries de discursos o de prietcas, La historia, cuando sucambe fla “quimera del origen”, arrastr, sin tener a menudo clara tonciencia de ello, varias presuposiciones: que cada mo- mento histérico es una toalidad homogénea, dotada de wna Significacién ideal y tiniea presente en cada una de las mani- festaciones que lo expresa; que el devenir histrico est orga rizado como wna continuidad nevesaria; ue los hechos Se ‘encadenan y engendran en un uo inintesrumpido que per- tite decid que uno es “causa” u “origen” del oto. Para Foucault, la “genealogia” debe desprenderse justa- mente de esas nociones clisicas (Cotalidad, continuidad, ausalidad) si quiere comprender adecuadamente las ruptu fas y los desfasajes El primeto de los “rasgos propios del entido hist6rico, tal como lo entiende Nietzsche, y que se ‘pone ala historia tradicional ls Wikliche Historie” es per nnutar “la elaci6n establecida de ordinario entre Ia ierup 4, Michel Foucault, “Niewsche, Is généalogic, histoire’ Hommage lean Hyppotte, Paris, Presses Universitaires de Fran Ge 19TH pigs, 145-172; publcado nuevamente en Dts et écrit, fb eit tH 1970-1975, pigs. 136-156 (cas, ps. 146-149) {LA QUIMIERA DEL. ORIGEN cidn del acontecimiento la necesidad continua, Hay toda tuna tradicién de Ia historia (Leol6gica o racionalista) que tiende a disolver el acontecimiento singular en una conti= ruidad ideal -movimienta teleolégico © encadenamiento natural-. La historia ‘efectiva’ hace resurgir el aconteci- riento en lo que tiene de tinico y de agudo'. Con una radicalidad permitida por la forma, la de un “comentario” de los textos de Nietzsche, Foucault da una \efinicién cabalmente paradéjica del acontecimiento, que sitia lo aleatorio, no en los accidentes del curso de la histo- ria 0 en las elecciones de los individuos, sino en aquello {que para los historiadores parece lo mis determinado y me nos azaroso, a saber, las transformaciones de las relaciones de dominacién. “Acontecimiento -hay que entenderlo no como una decisién, un trtado, un reinado o una batalla, si- 1 como una relacién de fuerzas que se invert, un poder confiseado, un vocabulario retomada y vuelto contra sus tsuarios, una dominacién que se debilita, se distiende, se envenena a s{ misma, y otra que entra, enmascarada~, Las fuerzas en juego en la historia no obedecen ni a una dest nacidn nia una mecénica, sino efectivamente al azar de la lucha (el subrayado es nuestro). Ellas no se manifiestan ¢o- mo las formas sucesivas de una intencién primordial; tam= poco asumen el aspecto de wn resultado, Aparecen siempre eno aleatorio singular del acontecimiento [idem La prolferacién de los hechos, la multiplicidad de las Jntencfones, el desorden de las aeciones no pueden ser. ridas, por tanto, a ningin sistema de determinismo eapez de darles una interpretacin racional vale decir, de enunciar su significacién y sus causas, Tan sélo aceptando este re rnunciamiento “el sentido histGrico se liberard dela historia, 2 [ESCRIBIR LAS PRACTICAS suprahist6rica”, Para el histoiador clisico el precio a pagar rnpes poco, pes es el del abandono de toda pretensién a fo universal, un universal considerado como la condicién de posibilidad y el objeto mismo de la comprensién histérice: ‘La historia ‘efectiva’ se distingue de lade los historiado- resen el hecho de que ella no se apoya en ninguna constan- cia: nada en e1 hombre ni siquiea su cuerpo- es suficien temente fijo como para comprender a los otros hombres y reconocerse en ellos. Todo aguelloen lo que uno se apoya, para volverse hacia la historia y captarla en su totalidad, todo lo que permite describirla como un paciente movi- ‘iiento continuo, ¢s todo aquello que se trata de quebrar sistematicamente, Ha de hacerse pedazos todo lo que per- mitiael juego consolador de los reconocimientos" 3, Sobre las ruinas de esta “historia que ya no se hace mis” (0 que no deberia hacerse mis), qué construir? En varios textos publicados entre 1968 y 1970, en un momen- tode vuelco de su trayectoria intelectual, Foucault multi~ plica fas referencias a la prictica de los historiadores, cuya caracterstica esencial (“un cierto uso de la discontinuidad para eb anliss ee Ine series temporales") puede fijarinte- lectualmente y iegitimar estratégicamente su propio pro suto de deseripeién critica y geneal6gica de os discursos En el “trabajo teal de los historiadores” lo esencial reside, ro en laiavencidn de nuevos objetos, sino “en la puesta en juego sistemdtica de lo discontinuo” que rompe fundamen talmente con Ia historia imaginada o sacralizada por la fi losofia -una historia que es relato de las continuidades y afirmacién de la soberania de la conciencia: “Querer hacer del andlisishistérico el discurso de lo continuo y hacer de {LA QUIMERA DEL ORIGEN Bb Ja conciencia humana el sujeto originario de todo saber y ferentes. El desfasaje enunciativo designa, no una forma tinica y codificada de enunciaeiOn, considerada como pro- pia de un conjunto de discursos, sino un “régimen de enun- iacidn™ que despliega enunciados dispersos y heterogé- neos, relacionados por una misma préctica discursive. La red tedvica juega de igual manera en el nivel conceptual, fapuntando a las reglas de formacién de las nociones ~in- luidas en sus posibles contradieciones-, y no ala presen ‘ia de un sistema de conceptos permanentes y coherentes. Por sltimo, el campo de posibilidades estratégicas recusa toda individualizacién de los discursos Mevada a cabo a pric de la identidad de su temitica 0 de sus opiniones: busca designar la similitad de elecciones testicas que uc de implicar perfectamente opiniones contrarias 0 bien, por ‘el contrat, diferencias de elecciones tesricas compatibles, Dos razones llevan a recordar estas cuatro nociones, consideradas como fundantes de la deseripeién arqueol6a- ta de Ios diseursos en los textos de 1968 y 1969, aun cuan {do ya ao figuren exphicizessonss 2 22 Oven wet diseur so ni en las obras posteriores. En efecto, a partir de estas diterentes modalidades de andlsis, Foucault en el momen te de inavgurar un nuevo estilo de trabajo. brinda a Ja obra ya realizada una coherencia retrospectiva, Cada uno de los libeos previamente publicados es caracterizado como la ex- ploracion, através del estudio de una formacién diseursiva, particular, de un problema especifico del andlisis arquecl6-. ‘La quota Dex omtceN a ico: “La emergencia de todo un conjunto de objetos, muy ‘omplicada y compleja" en Historia de la locurs (1961), las formas de enunciacién del discurso en El nacimiento de la clinica (1963), “las redes de los conceptos y sus re las de formacién” en Las palabras y las cosas (1966).!° [No cabe duda de que mediante esta lectura Foucault desi na Su propio trabajo con ayuda de crterios (unidad, cohe- rencia, significacién) que pertenecen mucho més a la his- toria de las ideas que a la arqueologia que propone. No por cllo deja de designar una distancia fundamental con los ca: tminos de la tradicién al considerar a los discutsos como practicas que obedecen a reglas de formacién y de funcio- De agut en mas surge la necesidad de pensar c6mo las pricticas diseursivas estén articuladas can oteas,cuya nat raleza es diferente. Este tema, que se volvers central en el trabajo de Foucault a pati de Vigilar y castigar, es esbo- zo varias veces en La arqueologia del saber. Contra las ‘causalidades diectas y eeductora, pero asimismo contra el postulado de “una independencia soberana y solitaria del discurso", “la arqueologia hace aparecer relaciones entre las formaciones diseursivas y los dominios no discursivos, ‘nstituciones, acontecimientos politicas,prcticas y proce- s0$ econémicos). Estos acercamientas no tienea ener revelar grandes contiauidades cultrales 0 aislar mecenis mos de causalidad, Ante un conjunto de hechos enunciati- vos, la arqueologia no se pregunta qué pudo motivario (ésta es la bisqueda de contextos de formulacién); tampoco bus- 10, Michel Foucault, L'arcologie du savor 08. it, pg. 86. cca encontrar qué se expresa en ellos (area de una herme ‘néutica): sino que intenta determinar cémo las reglas de formacién de las que depende -y que caracterizan Ia positi- ‘vidad a la que pertenecen- pueden estar vineuladas a sste- nas no discarsivos: busca definir esas formas espectticas de articulacin”." fn la teflexin abierta sobre Ia Revolucién Francesa y sus origenes, este programa tiene una particular pertnencia Por un lado, mantiene la exterioridad y la expecificidad de ras prcticas “que no son ellas mismas de naturaleza discur siva’ respecto de los diseursos que, de multiples maneras,s& aiculan con ella, Reconacer que el acceso a esas prctcas Sin discurso slo és posible gracias al deseiframiento de los textos que las describen,preseiben, proseriben, etcétera, no ‘implica empero identifica la I6gica que las gobiema o Ia “acionalidad” que les da forma con las que gobiernan Ia produccin de Ios discursos. La prcica discursiva es pues ‘ona prfticaespectfica ("extraia”esctibe Foucault en alan fado), que no reduce todos los otros “regimens de préctica” asus estrategas, sus regularidades y sts razones. En este sentido, las posiciones actuales que asimilan las relaciones fociales a pricticas discursivas considerando, por ejempl. tque “las exigencias de delimitar el campo del discurso res pecto de realdades sociales no dscursivas que yaoen ua él puntan inveriablemente a un dominio de accién también constituide discursivamente. Distinguen en efecto entre Uiferentes pricticas diseursivas ~diferentes juegos de len tzuaje--ms que entre fendmenos discursivos y no discuss 1 bi, pig. 202 eee eee secs eee eee eee aa \ | | ' | | LA QUIMERA DEL ORIGEN » ‘yos"! anulan “de manera errada, a mi entender—Ia diferen cia radical que separa “la formalidad de las prcticas” (para ‘retomar tna eategoria de Michel de Certeau) y las reglas ‘que orgenizan la produccién de los discursos. ‘Mantener la irreduetbilidad de esa distancia conduce a ‘cuestionar las dos ideas siguientes, recurrentes en toda his: toriaestrictamente politica de Ia Revoluciéa: que es posible deducir las pricticas de los discursos que las fundan y tas justfican; que es posible raducir en términos de una ideo ogi explicta la funci6n latente de los funcionamientos so ciales, La primera operacin, clisica en toda la literatura consagrada alos lazos ente la Hustracién y la Revolucin, remite los gests de ruptura respecto de las autoridades ¢s- tablecdas ala difusin de Ins ideas “iloséfieas”, suponien- do asi un engendramionto directo, automtitico, transparente de las acciones por los pensamientos. De la segunda resulta cl diagnéstico que califica de jacobina la sociabilidad de las asociaciones voluntarias (clubes, sociedadesliterarias, lo is mas6nicas) que proliferan en el siglo xvit 0 bien el ‘que caracteriaa como la expresi6n de una ideologie terrois: ta implicia la préctica politiea de los primeras meses de 1a Revolucién, ‘Conta estas dos operaciones ~de deduccisn y de traduc: cidn= debe y puede ser propuesta una articulavion diferente {e Jos conjuntos de los discursos y de los regimenes de las préctieas Entre ambos no hay ni continuidad ni necesidad, 12, Keith Michaet Baker. Inventing the French Revolution, Es ss on French Poiical Culture inthe Eighteenth Century, Cam- bridge, Cambridge University Press, 190, pie. 5 » ESCRIBIR LAS PRACTICA Si esti articulados no es segin el modo de la causalidad 0 te la equivalenca, sino a partir de la distancia existenteen- tre la “especificidad singular de las pedeticasdiscursivas” y todas las demis, Es asf como se artculan, en el siglo xvi, los discursos (por lo dems, competitivos) que represeatan- «do al mundo social, proponen st refundaci6n y las prcticas (por lo demés, miéltiples) que inventan en su efectuacion ‘misma, nuevas divisiones. Una perspectiva como ésta puede levar a desplazar la caracterizacin de la llustraci6n. Contra la definicign clsi ‘ea que la considera como un corpus de enunciados explic tos, como un conjunto de ideas claras y distntas, no cabe caso considerarla coma un conjunto de prcticas miltiples| ¥ enmaraladas que guia la preocupacisn por la utlidad co- ‘mui, cuya mira es una gestién nueva de los espacios y las poblaciones y cuyos dispostivos (intelectuales, insttucio= hales, sociales, eteétera) imponen una reorganizacisn com- pleta de los sistemas de percepeién y ordenamiento det ‘mundo social? La constatacién conduce a reevaluar profun- ddamente 1a relacién entra la lustracion y la monarquta, pues és, blanco por excelencia de los discursos filos6fi fens 65 sin dua la iis vigorosa instauradora de précticas ‘raqmadors ~sl20 que Tocqueville sefialé claramente en el capituio 6 de 2! Anviguo Regimen y a Revolucién, al que titula “De algunas pracicas [el subrayado es nuestro] con. cuya ayuda el gobierno llevs a cabo la edueacién revolu- cionaria del pueblo", Pensar la Revolucidn como un entra mado de pricticas sin discurso (o tuera del discurso, irre- ductibles en todos los casos a la afirmaciones ideol6gicas que entienden fundarla en su verdad, es quizéis el medio imas seguro para evitar las lecturas teleol6gicas del siglo ‘Ls QUIMERA DEL ORIGEN a u francés (més vigorosas de Io que se piensa) que lo ‘comprenden a partir de su culminacién obligada ~la Revo- lucidn- y que sélo retienen lo que conduce a ese fin consi- derado como necesario Ia Filosofia, 5. Esablecerfirmemente la distncién entre las prcticas Aiscursivas y las prticas no discursivas no implica consi- derar, empero, que s6lo estas ultimas pertenecen ala “rea- lidad"” a lo “social”. Contea quienes (especialmente histo- riadores) se hacen una “idea muy estrecha de lo real”, Foucault afirma: “Hay que desmitficar I instancia global de loreal como totalidad que ha de ser retituida. No existe jo’ real que seria alcanzado a condicién de hablar de todo ode ciertas cosas mis ‘reales’ que otras, y que se penderia cen beneficio de absteacciones inconsistentes, por limitarse a hacer surgir otcos elementos y otras relaciones. Habrfa que interrogar también quizés el principio. a menudo admitigo impliitamente, que la nica realidad ala que deberia aspi- rar la historia es la sociedad misma. Un tipo de racionali~ dad, una manera de penser, un programa, una técnica, wn ccosiints de esfuerzos eacionales y coordinados, objetivos definidas y buscados, instrumentos para alcanzarlo,eteéte- a, too eso es real. aun cuando eso no pretend ser ‘la rea- fidad misma ni in wwciedad tow 13 Michel Foucault, “La pousie ete nuage", en L'imposs- bie prison. Recherches sur le sstéme péivetaire au XIXe scl, ‘eunid por Michele ere, Pat, Sell 1980, pgs. 2.39: publi feido muevarnene en Dis eer, ob. city 1V, 1990-1988, pigs. 10-19 (eka, pg 19), 2 ESCRIBIR LAS PRACTICA. ‘Se anvla de esta manera la divisin, considerada largo tiempo como fundadora de la prictica historiadora, entre, ‘or tn lado, lo vivido, las instituciones, las relaciones de lominaci6n y, por otro, los textos, las representaciones, las tonstrucciones intelectuales. Lo real no pesa mas de un I {do que del otro: todos estos elementos consttuyen “frag- ‘mentos de realidad”, euyo ordenamiento ha de eompren- derse y, de esta manera, “vet el juego y el desarrollo de realidades diversas que se articulan ente sf: un programa, el azo que Io expla, la ley que le brinda su valor coerciti- Yo, elcétera, son realidades (aunque de atro mod) al igual ‘que las instituciones que le dan cuerpo o los comportamien tos que se le agregan mas 0 menos fielmente”.!* 6. "{Qué sucede en las sociedades ovcidentales moder- as con ese real que es la racionalidad?” A partir de esta pregunta hay que comprender porque Foucault otorgs una iimportancia central la Hustracién, porque, asimismo, este nls histrico dela formacién y de las funciones de la a Cionalidad no es una denuncia de la razén. Reconocer Ia contradiecién entze Ia Filosofia emancipadora de fa Mustra~ cin y los dispostives que, apoyndose en ella, multipican las constriccianes y los controle, no es denunciar la ideolo= sa racionalista como siendo la matriz de la prcticas repre 14, "Table ronde du 20 mai 1978", en L"impossible prison ob cit, pig 40-56; publieado nuevarente en Dis erst 1V, 1980-1988, pis. 20-34 (its, i. 29), 15, Michel Fovcalt, "La poussiére et le nuage 6 {La QUIMERA DEL ORIGEN a sivas caracteristicas de las sociedades contemporsineas (“A {qué lector podria sorprender al afirmar que el andisis de la précticas represivas diseiplinaias en el siglo xvat no es wna ‘manera de responsabilizar a Beccaria del Goulag...”).!® Es- tablecer este lazo seria engafarse doblemente: constituyen- ola ideotogia como instanca determinante del funciona- rmiento social, mientras que todo régimen de priticas ests ddotado de una regularidad, de una Iégica y de una razén propias, inreductiles a los discursos que Io justfiean rei ‘endo a una realidad referencia. originaria, dada de una vez para siempre como “la racionalidad, las figuras méviles y problemticas de la dvisoria entre Io verdadero y lo falso, Imprudente, quizé. diez afos antes del Bicentenario, Fou caultescribta: "Con respecto a la Awfldrung, no conozco a nadie, entre quienes realizan andlisishistricos, que vea en ella el factor responsable del toalitarismo. Pienso, por otra pare, que esta manera de planter el problema careceria de inerés".17 Esta advertencia es otra manera de subrayar el error reduetor de todo andliss de la Revolucién que, por un juego de encajes retrospectivos. inscribe a 1793 en 1789, al jacobinismo en las decisiones de la Constituyente, ala vio lencia terrorista en Ia teoria de la voluntad general 17. De Historia de la tocura a Vigilar y castigar. a Revo lucién est presente en todos los libros més importantes de 16. dom, Postace” en Limpossible prison, ob ci, pags. 316-318 fo nuevamente en Dis e ert, ob ct, pags. 3537 (ta, ” [ESCRIBIR LAS FRACTICAS cau, Peron es considera en nga dels come rr nn rally wo que bra erg es TPonjan de fos saber, de lo discursosy de sae us Up eon esi ene, ls desis ge ecu a Revelcny enix comtimidades que a a draomes que aspen, La argeolog del 0 fret Saheer on ane dl anni dens formciones see las enticaas em Histor del our, El nai se ace) Las ptabras las coe, hace Tecaet eee coe primers “Lae de un miso So sre ie de una very enum ment, os asf coms Gime imerampiendols env ic mo mer contends eg a misma Yeas eet reser mamenida. [De ete modo, a Revlucisn raes Succ a ns aeddor ean cena bass een CME andis aquellos no desempeta el pope Sentence eter fos disuse, nyo ele de iotign ah que volver a encore tis tos dist serdar adecutanent: la fueion como Seen compl. aca, describe de transforma Snr gina se ner ete ae a glee abies mene ostvdes pan de ithacese o descent as i sos, afi Ie Gjor'T amgor de I Weanshaung 1 teu seecaesnane” pr esta contac qu impide ods posi bitidad de totalizacién no contraditoria del acontecitmieno, 18, Michel Foveaul, Larchéologie du savoir. 0b. cit pas 228 y pig. 231 = ‘La QuIERA DEL ORIGEN s Contra fa certeza de un advenimiento radical, de una inauguraci6n absoluta, que habita las palabras y las decisio- tes de fos actores del acontecimiento, la insistencia otor aguda a las discordancias que separan las diferentes series tiscursivas (que son inventadaso transformadas por la Re- volucién o que, por el contrario, no se ven afectadas por cla de manera alguna), ecuerda enérgicamente que la par te refleja y voluntaria de la accién humana no lira necesa: riamente la significacién de los procesos histSricos. Toc- |queville y Cochin, los dos autres reivindicados con mayor frecuencia por los historiadores que defienden més fuerte- mente el retorno dela primacia de lo politico, de la idea y de la conciencia, lo han demostrado de hecho, subrayando {que los hombres de la Revolucién hacen, en realidad, lo contrario de lo que dicen y piensan hacet. Mientras que los revolucionarios proclaman una ruprura absoluta con et Antiguo Régimen, de hecho, fortiticarian y culminarian st obra centalizadora, Mientras que las elites ilustadas pre- tenden contribuir al bien comiin en el seno de soviedaces de pensamiento pacficas y leales a su rey, inventarian los mecanismos dela democraciateroristajacobina, [Lo que esti en causa no es la exactitud de ambos andl sis, sino su rechazo a pensar la Revoluci¢a en las eategorias que elta misma se dio ~eomnenzando por la proclama de na discontinuidad radical entre Ia nueva era politica y la ant gua sociedad-.. La ineligibilidad del acontecimiento supo- he, en cambio, una distancia respecto de la concienci que de él tenfan sus actores. Que los revolucionaros hayan ere do en la absolutaeficacia de lo politico, investide de la do- bie tarea de reorganizar el cuerpo social y de regenerar al individuo, no obliga a compartir sus ilusiones. Que la Revo- % [BSCRIBIR LAS PRACTICAS tucién pueda caracterizarse ante todo como “un fenémeno politico, una profunda transformacion del discurso poltico fe entraiaba poderosas nuevas formas de simbolizacion politica, elaboradas en Ia experiencia de modos radiealmen- te nuevos de accién politica, sin precedentes y no antcipa- {dos no implica que la historia del acontecimiento se es cribaen a lengua que es la suya. En Vigilar y castiga, y los textos que preparan 0 rodean l libro, la Revolucisn est4 como si fuera cabalgada por el anilsis, Su recorte cronol6gico y su acontecer politico no Son considerados, de modo alguno, como pertinentes para resolver el problema planteada: a saber, “jc6mo el modelo Coercitivo, corporal, solitario, seereto del poder de castigat fe sustituyé al modelo representativo, scénico Significant, Diblico, colectivo? Por qué el ejerciciofisico del eastigo {que no es el supicio) fue susttuio, junto con Ta pris, tq es su soporte institucional, al juego soeiat de Tos signos Sel castigo y a la fiesta locuzz que los haeta circular?” CComprender por qué el encarcelamiento es colocado en el tentto de sistema punitive modemo ~ésta es la pregunta de Vilar y eastigar- conduce a determinar un dominio de ob- |etosespecificos y a constrair una temporalidad propia que ho debe nada a las periodizaciones clisieas. La formacién te la “sociedad diseipinaria”, que inventa las teenologtas de ‘jecién y los dispsiivos de vigilancia de los que la prision 19, Keith Michast Baker Inventing rhe French Revolution, ob cit, pi. 7 “Py tchel Foucault, Surveillr et punt, Maissance de tap son, Pats Gallimard, 1975, pig. 134. [Trad cas. Vigor yeast gue Nacimiento de lapis, México, Siglo XX1, 1976.) LA QUUMERA DEL onIGEN ” ¢s, al mismo tiempo, heredera y ejemplo, ha de ser situada, ‘enefecto, entre Ia edad clisica y mediados del sigh xix El andlisis se despliega articulando diversas temporali- dades: el yueleo de los siglos xvm y XIX para el paso a una ppenalidad de la detencién; los decenios 1760-1840 para la FegresiGn de los suplicios y la transformacién de la econo mia de Ia ilegalidad; el pevfodo que va de Ia segunda mitad del siglo xvat hasta ef siglo xix para la puesta a punto de las técnicas de vigilancia en las insttuciones militares, médi cas, escolares, y manufactureras, Asigna a la “eoyuntura”™ Adel siglo xvit ese hecho fundamental que es la generalize cin de las disciplinas, gobernada por la multiplicaciin de los hombes, el crecimiento de los aparatos de produecisn {que no son slo econsmicos) y la dominacién burguesa, Para Foucault, en efecto. las diseiplinas y las lbertades “los panoptismos cotdianos" y las normas juridicas son los ‘mecanismos indisociables que aseguraron y perpetuaron luna nueva hegemonia, socialmente designada: “Historica mente, el proceso por el cual la burguesta devino en el cur- so del sigho xvi la clase politicamente dominante encontas abrigo tras fa instalacién de un marco juridico explicito, co 4ificado, formalmente igualtario, y através de la organiza cig de tn régimen de tipo parlamentario y representativo ‘Sin embargo, el desarrollo y la generalizacién de los dispo- Sitivos disciptnarios constituyeron la otra vertiente,oscura fe este proceso. [...] Las disciplinas corporates y reales constituyeron el subsuelo de las liberades formales y ur dicas".2" El diagnéstico (tetomado por Foucault en la entre- 2 bi, pig. 203-204 * [ESCRIBIR LAS PRACTICAS vista qe precede a raul francesa del Pando, de Bentham)” sorprende hoy por lo que toma det oe wis dimen el Concep wid de Dugusi, tga dea oma modelo den desl roo esate una clase damian por ot. Noe= riage ens cracterzacione, ods elias discus, Soe fh degli gl itacin de Tempra go gsi ie eons, ete dag Tato sre a period evolionario en us tes aga lininando aa singular : Sete mane un ees ra a on mfr de I coninca de To ndvios. De all eh teimieto del en tan ex ponlecomierr gue la Reoluin yb Tia povenoten, abaya un proces de ga durcn que Thecaglob yl super-yaue, con mdaiades fees, ‘Buntan los miss fines, atavesadas por expetativas rns Sin stiloiso rector, Aptonse Dupont x- ‘er cftcament esta ea: "Mundo def linsti6ny Rosai Panes se sian como dos mnietciones 22. *Loa du put. Zat secmy Bem, Le papi, Fr, Pes Blin 1977 mise 3 . its et écrits, ob. Cit. t 53h poked crane en Dis eres oo Tory oa a gen Pe anna eisai owe eva Costin 0 re yr wna su genom, compen ave he eee ture enol que suegr a rigacn en del a nats prls is paguta, o - torpor fg, 98139) | | | | | La QuIMERA DEL ORIGEN 7 {0 epifenémenos) de un proceso mis total el de ta defini- cin de una sociedad de hombres independiente, es decir, sin mitos ni religiones (en el sentido tradicional del térmi no). sociedad “maderns”. vale devir sociedad sin pasado ni tradiciones, del presente y enteramente abierta hacia el por- venir, Los verdaderos lazos de causa a efeeto entre ambas son los de esa comin dependencia respecto de un fenéme. no histérico ms amplio, mas total, que el que les era pro- Pio". La “verdadera Revolucién” (como eseribe Dupront) ‘noes el complejo de acontecimientos que los actores ~y los historiadores~designaron de este modo, sino “un desarrollo historieo mis ampli (..] que es esencialmente el paso de una mitica tradicional (mitica de religién, de sactalizacio res, de autoridad religiosa y politica) a una mitiea nueva 0 fe comin renovada, cuya afirmacién més vehemente es n0 |quererse o na saberse mitica”.2" 8. La relacin entre la Revolucién y la lustraciGn esté en el centro del comentario que hizo Foucault, en 1983, de dos textos de Kant: ;Qué es la Iustracin?, de V784, y a segunda disertacién de Conflieto de las jucultades, de 1798.25 Analizando este citimo texto, Foucault sigue, paso 23, Alphonse Dupwoat, Les etre, les sciences. la vligion et es arts dans la sci fangs: cme mot du Kite ‘le, Paris, Centre de Documentation Universite, pia 21 24 Thi pg. 25, Michel Foucault. “Qu'est-co que les Lumitres? Un cours ing”, Le Magazine Liuérire, N° 207, mayo de 1984, pgs 35. 59% publiado nuevamente en Dis er érit ob. ct, t, WV, 1980. 1988, pags. 679.688, Sobre ol texto de Kant "Qu'est-ce que es ‘a paso, la demostracién por la que Kant piensa mostrar en {que la Revolucién Francesa constituye el "signo historico" {ndiscutble de que existe una causa permanente que garan- tiza el progreso constante del género humano. Para hacerlo, distingue la Revolucién como acontecimiento grandioso, ‘como empresa voluntaia, y la Revolucién como produ tendo en todos los pueblos “una simparia de aspiracion {que se acerca mucho al entusiasmo”. Como proceso histri- to la Revolucién, que acumul6 miserias y atrocidades, pue- {e tanto fracasar como triunfar y, de todos modos. su precio tal que disuade para siempre el recomenzarla: ella no puede pues ser considerada como demostrando el carcter ineluctable del progreso humano, todo lo contrario, podris decirse. En cambio, ls acogida con Ia que cont el aconiec ‘mento da fe de la “tendencia moral de Ta humanidad” que tempuja a los hombres a dotarse de una constitucién libre mente elegida, en armonia con el derecho natural ("a saber, {que quienes obedecen a la ley, deben también, ceunidos,le- ‘Bslar") y “adecuada a evitar por principio una guerra ofen- Siva’, Al eepecto. la Revolucién, 0 més bien las reacciones, aque ella desencadeng, revelan en la naturaleza humane una *faculiad de progeesar” mis fundamental que los azares del acontecimiento que la manifiesta. A partir de ello, Kant ‘constata "Sostengo que puedo predecir al género husano, TLumiéres?”, ef Roger Chater, Les originescaltreles dela Re oto rangaise Pars, Sui, 1990, pags. 37-4. (Trad east. Es pci pbc, crite» desaoralizacion en el siglo XVI. Los or ener citurales de la Revolucion Francesa, Barcelona, Geist 1995, pgs. 36-40.) La Quota DeL ontaen a incluso sin esprit profético, de acuerdo con las aparien- cias y signos precursores de nuestra época, que aleanzard ese fin y, también al mismo tiempo, que a partir de enton- 628 e805 progresos no serfn ya cuestionados”, Niel curso ni la suerte de la Revolucién cuentan en tanto que tales: #0 importancia reside en que dio una vsibilidad espectacular a las viralidades que fundan la Auféldrung y Ia tarea de los fil6sofos: “Esclarecer al pueblo es ensefarle pailicamente sus deberes y sus derechos frente al Estado del que forma parte. Como slo se rata aquf de derechos naturales, que erivan de la sensatez comin, os anvnciantes y comenta- ldores naturales son ante el pueblo, no los profesores de de recho oficiales, establecidos por el Estado, sino profesores libres, es decir, ilésofos que. precisamente, a causa de esa libertad que se permiten, son objeto de escéndalo para el [Estado que siempre slo quiere rina. y son difamados, ba- joel nombre de propagadores de las laces, como gente pe- Tigrosa para el Estado”.2* Con este comentario que abre su curso del College de France en 1983-84, Foucault quiere mostrat que Kant no Solo esti en el origen de la tradicisn filoséfica que retiene ‘como central a cuestin de las condiciones de postbilidad I conocimiento verdadero (al que designa como “anit a de la verdad”). Es también el primero que constiuys el 26, Emmanuel Kant, Le ont des facts en tos section, 1798, waduecin éel alemsn por 1. Gili, Pais, Vin. 1988, “Deuxiéme section: Conflict dela Faculté de philorophie avec Ia Faculté de rot”, pigs. 93-112 (Las etas datas en este pirrafo son de las pgs. 100-108) a ESCRIBIR LAS PRACTICAS presente como objeto de reflexion filoséfiea. Tanto en el texto de 1784, como en el de 1798, “el discurso debe vol- vee a tomar en cuenta su actuatidad, por una parte, para volver a encontrar en ella su lugar propio y, por otf, para decir el sentido de esa actuaidad, por iltimo para especi car el modo de accién que es capaz de ejercer dentro de sa actualidad” ®” Esta referencia al fundamento de una tradi cin eritica que considera “Ia cuestién del presente como acontecimiento filossfico al que pertenece el fildsofo que habla de él” me parece earacterizar el trabajo de Foucault con una agudeza mayor ain que la formula a menudo cit dda: "Mis ibyos no son tratades de filosofia a estudio his téricos: como maximo son fragmentosflos6ficos en eante- ras histricas” [No obstante, mis acé de lo que const ma del comentario de Foucault, es posible volver a encon tuar los anilisis de Kant que son st objeto, El de 1798 sepa- ‘a la significacin de la Revolucion de fa peripecias de su ‘acontecer, El de 1784 opera una doble ruptura conceptual Por un lado, propone una articulaci6n inédita de fa oposi cidn entre lo pblico y lo privado, no séto identificando el tjercicio publico de la razén con los juicios producidos y ‘Comunieatts por Ios individuos privados actuando “como mioius” G en “calidad de enditos”, sin incluso a definir Lo ‘nblico como Ia esfera de To universal y lo privado como el dominio de los intereses privados y “domésticos”: ya se wate de los de un Estado o de una Iglesia. Por oto, despla- ‘a radicalmente la manera como han de pensarse los limites ye la tesis mis 27. Michel Foucault, “Un cours ind” att, pig. 681 LAQuIMERA DEL oRIGEN Fj «que pueden ser puesios a la actividad erica: éstos ya no, son definidos porta naturaleza de los contenides del pensa Imiento, sino por la posicién del individuo que piensa, Legh ‘imamente obligado cuando ejecuta los deberes de su cargo ‘de su estado, el individuo es necesariamente libre cuando ‘actda como miembro de la “sociedad civil universal”, En su «sfuerzo por sitar el lugar de I flosofia en su propio pre sente (cosa que es, para Foucault, la caracteristies singular de la Aufidrung, “la primera época que se nombra a si ‘misina"), el texto de Kant proporciona un instramento para comprender eémo la Revolucién se inscribe en el proceso dde mayor duracién que construyé un espacio extico y pi biico donde podfan ser vueltas en contea de Ia azén de Es tudo las exigencias éicas que ésta habia relegado al fuero e la coneiencia individual? 9. “La cultura europen en los itimos aos del siglo xvi cesboz6 una estructura que todavia no se ha desanudado) apenas se comienza a desembrollar algunos de sus hilos, {que nos son ain tan desconocidios que fos tomamos con fa. citidad como maravllosamente nuevos o absolutamente ar- caicos, mientras que, desde hace dos silos (na menos y em pero no mucho mis) han consttuida Ia trama ascura. pero solids, dn * ex El nacinyeniv dela el 28. Reinhart Koslleck. Kitt wn Kris, ine Studie cur Pat logenese der Burgerichen Welt, Fribours, Verlag Karl et Fribourg, Verlag Karl Albert, 1959, reed. en Franefortsur-le-Moin trad. fe. Le Régne de la er. que Pais, Mint, 1979, 29. Michel Foucault, Nossance de lu slinigue, Pats, PUF. 4 ESCRIBIR LAS PRACTICAS nica como, més tarde, en Vigilar y castigar, cuyo sabttulo 8 Nacimiento dela prisin, Fovcaut sitia en el medio siglo, ‘aproximadamente delimitado, que engloba la Revolucién y {que abarca de 1770-1780 a 1830-1840, la consttucién de. Ios discursos y las précticas que fundan la *modernidad”. ‘La manera como caracteriza ese periodo decisivo ha sido 4 menudo harto mal entendida. Sies efectivamente el mo- ‘mento en que Ios procedimientos dseiplinarios, las tecnolo atas de vigilancia, los aparatos pandpticos se constituyen como los mecanismos esenciales de Ia organizacién y del ‘control del espacio social, eso no significa, sin embargo, {que ellos constriferon, civilizaron y dseiplinaron efectiva- ‘mente el mundo social, Su poliferacién remit, no asu eft cacia, sino as debilidad: “Cuando hablo de sociedad ‘dis ciplinaria’, no ha de entenderse ‘sociedad diseiplinada’ {Cuando hablo de dfusin de disciplina, no afirmo que ‘Tos franceses son obedientes’! En el anilisis de los procedi- ‘mientosinstalados para normalizar, no se enuncia “Ia tesis ‘de una normalizacién’. Como si, justamente, todos estos de sarollos no estuviesen a la altura de una falta de éxito per- petua’? Hay pues un “envés" dela historia de os disposi- tivos disciplinarios -un envés tejido de resistencias, de ‘desvios, de ilegalidades-. En oposicin a las lectutasredue~ torus de su trabajo, Foueault ecuerda la fuerza de 18s ps ticastebeldes que responden, de diversas maneras, ls mi 1963, reed. en 1990, pig. 212. [Tad, cast, naciniento de ta clinica, México, Siglo XX1, 1972] 30. Michel Foucault, "La poussiée et le nage”, at. cit ps. 15.16. se, LA QUIMERA DEL ORIGE 6 cronies de concn“ ay ae nalicar el conju Gels esses al papi en tines de tony ie estate, dcndose qu eas sensivede un ado sine de punt de apoyo aun comstersva del ola Elana 4 el nnn eno ene mi der ea verano sempre ganado Seat, por Sl eontar, de ent as points ls mados Se, cin deena ut, las posible deren con tte ory os" "Een ee sn enti “poser "coat" eahulaio mila indc ue, unqe desig art ae se jueg ene los protien de sein y ln Compatamento eos sje tan sms icsheaexanoy ten samt Ere tnfentamins "ay Gu fel steno dea a EL inal et silo x os omens del aes fn dane. simi en to conse ana Agus Sel poder anna stoma qu opera ate eee cas que ingin dco sony ens Ea cece Sin el poder, nnd por das os apt se apuna a vole al smo tempo, eens yon 31. “Lei pouvoir cen avee Mickel Fuca e Jeremy Bentham, Le ponopriq ob stp 208 32 Michel Foust eee rp 0 et po 3. Re cuts ino pride “neha eta y liza, fect enstomeni de aioe de pet cap Jas cutpos 3 teres sometidos por dpstvos deena oe iliples, objetos para discursos que son ellos mismo ‘elementos de esta i bata “= sates hay qe el ested eI at 1a (pig. 314d nedconen casa) ne +6 ESCRIBIR-LAS PRACTICAS seninad y coherent oanizad y aston, noha de 7 itucién objetiva del pasado, segura de su régi- tmen de ver ct Terteau nos invita a pen- tne de verdad. La que Michel de se Sires io ppd conensin od ira his et ele os enn goa aan cra expan a a ‘entre las unidades construidas por la operaciéa irc ye debts vim na snc d la huella, esi “poblacién de sel ela ur eansiten fs “pac Inerosprsnjes menial o pesos" gu Tae tra hsradoas propane poner en escra 22, Michel de Cente, "Une épstmologe de twansition”, 0. cit, pig 1326 En "La operacign historiogrética”, Michel de Certeau inauguraba un espacio inéito, en un momento elave de la ‘volucign de la dsciplna, dividida entre su préctica de las Series, signo de su cientificidad por fin conguistada, y sus ‘aracterizaciones como un géneroliteraio, reconocidas por tun Barthes oun Veyne. Al desplazar los téminos de fa anti nomia, Certeau se esforzaba por determinar en qué cond. ones un discurso ergido seg los procedimientos espect. ficos del trabajo del historiador puede ser aceptado, come libujando adecwadamente la eonfguracin hstrica que se ‘io por objeto. Lo que supone, sin luget a dudas rpdiar ‘oda epistemologia de ta coincidencia inmediata © de la {tonsparencia entre el saber y lo verdadero, entre el dscurso ¥ lo eal. Pero, igualment, esto sypone pensar la operacién !istérica como un conocimiento (que ottos lamar indica! © conjetural), como una operacién que es “cientifiea” en el Sentido de que “transforma algo que tenia su estatutoy su papel faqut el documento, el archiva} en otra casa que fun siona de manera diferente [el texto histrico)". Debido @ ‘que lograsostener esa tensidn primera, el ensayo de Miche! «de Certeau formula, como por anicipado, los términos mis. ‘mos de fos debates que, en estos thimos aos, se han ef ‘doa Jos paradigmas organizadores del dscurso de historia, ‘Con fidelidad esta epistemologia de la distancia, toda su obra de historiador puso en el centr de su aproximacién ¢ andlisis preciso, atento, de las prcticas mediante las cua. ies os hombres y las mujeres de una época se apropian, a sui manera de fos egos y los fngares que lex on impucs- ‘ox. © bien subvierten las reglas comunes para conformer Drdctcasinéditas. Las précticas propias del lenguaje dela 'mistica son emblematicas de esas “ares de hacer” o "hacer fon” que desvian los materiales de que e apoderan. Al pa sa de una lengua a fa otra, al utilizar la metafora, que eo tuna manera de confundir las fronteras candnicas entre los campos del saber, al quitar a las palabras su signifcacion ‘ecibida, el discurso mistico instituye las condiciones de luna Comunicaci6n que no se asemeja a ninguna otta, Ast conformado, mediante nuevos empleosy desplazamicaton, Puede intentar consignar una expetienia inate devit on rimera persona la palabra que esté en si, cuando, por fine Se hace escuchar “Aquel que habla” En un momento en que se privlegiaba la necesaria des- ripcion de ls dspositivos mediante os cuales los poderes, ‘ualesquiera que furan, pretenden product conte y coaes in, fabricar autridad y conformist, Michel de Certeay "ecordaba que “el hombre corient no carece de aries ni ‘efupos frente a los intentas de desposeerio y domesticarl: “En una palabra, podria decire que la mistica es una reas, in conta la apropiacin de la verdad por los eléigos que Se profesionalizan a partir del siglo x privilegi fs lunes ‘de los iletrados, la experiencia de las mujeres, l sabiduria de {os locos, silencio del nino; opta por las Ienguas verntcn. las conta el latin académico. Sostiene que el ignorant eo competent en materi def...) La mistice es la autoridad ‘de la muchedumbre, figura de lo anénime, que vuelve indi exctumente en el émbito de las auoridades académnicas” >» De da invecion de to eotdiano® a La fibula mistien, 2 Enuevista a Michel de Ceneau en Le Nowrel Obsrteur, 25 de sepiembne de 198. pigs. 118-121 24, Michel de Cente, invention di quotidien, Arts de ‘nisquedaes sin duds ta misma, en procura de 1s proce Iienlos de una eeativdad que la insitucién es impotente Pata refrenar. “Pensar es pasar”™ Michel de Certeau pass mucho, y Pens6 mucho, Viajero © histriador, lo que tal vez sea ia ‘misma cosa, Pero a lo argo del trayecto muna falta con herencia,y los desvis, en realidad, no lo eran, Hacer his fis exge, para él, que siempre se dilucide la elacin ents blada entre el dscurso del saber y el mundo socal donde so inscribe. Lejos de disolver su centficidad, ena lucides og su condicion misma. Por ello esta reflexién aguda sobre In lsciplina, que la comprende al mismo tiempo como un ha {8 Y como una préctca, como una ciencia y como una scttura, Por ello, tambign, en el reconocimgento Ine iscontinvidades histrieas, el acenta puesto sobre las ten, siones entre diseuso de autoridad y voluntades rebeldes, Porque atraviesan tanto nvstro presente como las socieds, es antiguas, La historia es lugar de experimentaciOn, mac era de destacar diferencias. Suber del vito, y por lo tanto de uno miso, ere, Pas, UGE 1980, pi. 10-18, Trad. as Liven de fo otidan Se pina spain en Mexico, Univeral eo meric | 25. Michel de Certs, "Le te de Michel Fouca (1984), ‘eeitado en su antlogi Hisoir et psycamelsue one sence fiction, Pats, Gallimard, 1987, col. Folio cap: 3 pg Seg [ad cast. Historia ypscoandiienre cients cens Mang 9, Universidad Therwamesicana, 1995 | EL PODER, EL SUJETO, LA VERDAD FOUCAULT LECTOR DE FOUCAULT €l Poder, LSvH» Le Vecdad. Goveeu |} leedor ds Hovcavtt EL poder el sujet, a verdad. Foucault ete de Four” fue publica cone tla “Généoge et architecture de Foeuvte: Fournier de Foucault en Las Caer dela Vile Gilt, $oovemfe de 1985, pgs. 188.208, Fn las entrevista, los profacos, las conferenciss y los cursos hoy reunidos en Dits et écvts [Dichos y eseritos), Michet Foucault manifesta una preocupacién constant! inscrbir en un coberencia de conjunto el trabajo ya hecho las invesigaciones en curso. A través de maples rtor: hos retospectivas, Foucault demuestra asf ser el primer Tector de Foucault Estas multiples ecturas que propuso de su “obra” serdn el objeto de este ensayo. -MIRADAS RETROSPECTIVAS De esas mirada retrospectvas, las primeras apuntan 3 sefialar proximidades intelectales. Blas se enuncian de fina manera a menudo banal y elisicamente biogriies ‘cuando Foucault, en una situacidn de entrevista, e cvesti ado acerca de Tos autores y ls lecturas que Jo marcaron, Sin embargo, pueden ser mis “foucaultianas” cuando Pou cat e esfuerza en aplicar a su propio trabajo un enfoque {geneal6gico,entendido como “una forma de historia que la fuenta de la eonsitucén de los saberes, de los discursos, Ue los dominios de objetos, etcéer, sin tener que referise ‘un sujeto, ya sea Este traseendente respecto del campo de acontecimienos ose deslce en su idemidad vaca, af la ode toda Ia historia" | Hay aqui una advertencia fandamental contra todas las lecturas que ponen en obra, espontinesment, para com- prender su trabajo, las categoiasclsicas de la historia de Jas ideas “ese viejo suelo gastado asta la miseria"? a la ‘que pensaba condenar defiitvamente al abandono. Una {eosin extrema ataviesa de esta manera el iscurso de Foucault sobre sf mismo, siempre eapturado entre as xi encias y as trampas de los enunciados en primera persona Y elesfuerzo realizado para desprenderse de ellos. Esbozs, ‘atias veces, para desariculari, el borramiento posible y eseable dela “Tuncidn-autor". Ast en la conferenca pro- ‘nunciads ante la Sociedad Francesa de Filosofia, Qué es un autor’, en 1969: "Al ver las modifieaciones histérces {qe se han producido, no parece indispensable, lejos de ello, que Ia funcién-autor permanezea constante en su for ‘ma, en su complejidad e incluso en su existencia. Puede Jmaginarse una cultura en que los discursos crculasen y fuesen recibidos sin que la Tuncién-autor apareciese aun * Todas fas ntas de este ensayo remiten a obras de Michel Foal que pro tao, sso serin ensionas por sul 1. "Entreten avec M. Foucault”, its et gers, 19541958, Eicon esableida tao la diccein de Daniel Deft y Frangois Ea, con la claboraiga de Jacques Lagrange, Pats, Gall sad, 1994 Il, 1976-1979, pgs 10.160 (lt, pg 147). 2 Liarchéoogie de sovoin Pats, Callmar, 1969, pg. 179. (rad. ast. Lat erguotopia lel saber, sie, Silo XX 1972 | | cx" De iu modo, en las primeras palabras de Ia losin inaugural en el Clldge de France, El orden del discus “Bn el dseurso que hoy debo sostener y en aquellos que deberé sostener aqu, durante af quiz, hubiera queria poder desizarme subrepticiamente. Mas que tomar la pala- ‘ra, hubiese querdo ser envuelto pr ella, tlevado mcho ims allf de todo comienzo posible. Me hubiese gustado peteatarme de que en el momento de hablar un Vor sin nombre me precedia desde hacfa mucho: ine hublese basta do entonces concatenar, proseguit Ia frase, alojarme, sin que se percibiese demasiado, en sus intestcios, como st ella me hubiese dado una seal manteniéndose un instante fen suspenso, No habria pues comienzo, y en lugar de set quel del que surge el discurso, estar mi bien en el azar de su despliegve, como une delgada laguna, el punto desu posible desaparicign".* Recusar las antiguas nociones asociadas a a “funcia- autor” (originaidad de la obra, singularidad del dscureo, subjetividad del auto) permitiadesplegar un enfogueerti- 0 y genealdgico de los discurss que pod lettimamente Ser aplicado al suyo. El prefacio a a traduecininglesa de ‘Las palabras y las cosas inscribe, por ejemplo, al libro en ‘una serie de discursos que lo engloba y lo unificaen una ‘misma situacin de enunciacign y en una mista red teri- 3. "Qu'ece qu'un auteur, Dis et rt. 1954-1960, gs 89-891 (ot pa. 811). “4 Lordre de dicours, Legon inaugural an Coldge de France pronsnee le 2 décembre 1970, Pte, Gallimard, 1970, lps. 18. (Trad ct, El onden del discrso, Barcelon Tex. et, 1987 cca: "Me sentaria mal -a mi més que a cualquier otro~ pre tender que mi discurso es independiente de condiciones y reglas de las que soy, en gran medida, inconsciente,¥ QUE ‘eterminan fos otros trabajos hoy realizados™® ‘La segunda forma de Ia rlacién que Foucault mantiene con su propia “obra” es elsiietoria 0 "arquitectnica”: se trata de inseribir los libros ya escrits y fos que estn en pre= paracin en una organizacion sistemitiea, una arqitectu aya fancin es ala vez dar cuenta de Ia Ipiea de una tra- SJectora de invesigacién y de la coherencia de un procedes. El modelo de esta reorganizaciones retospectvas est di th, desde 1969, en La arqueologia del saber. Foucaslt ya ha (ublicndo Historia de la locura (1961). El nacmiento de a Prince (1963) y Las palabras y ls cosas (1966). Cada uno {de estos libros le parece pes la exploracién de uno de Tos aspos constttivos de toda frmacion diseursivay la apli- ‘avin de una de las modal de analisis arqueol6sic. Tin el vocabulario de La arqueotogia del sober, algo bandonado posteriormente, esas diferentes modalidades ‘onciernen ala consitucién de un “eferenia,entendida ‘Como la formacin del particular dominio de objetos al aoe “punta el disurs a formacién de un “desfsaje enunciati> Abe decir de un régimen de enunciacion espeetico de I produecién de ese diseuso, ylapreseneis de una “red cot ‘Ceptual” definida por ls eeglas de formaciéa de Tos con ‘eptos propios de a formacion discusiva considerads, Las tres obras del decenio del 60 encuentran muy naturalmen: 5. "Préfae 8 én anglaise Dts et vs, 1h 1970+ 1975 pis. 1-15 (ot pg. 19. en igar enemas stein “Bn ior de ten en con frac HCUSISC telecon nc nse es Se yes pum ema concepts ra avant Seine copie aye een om poze mame atu hrmogeneo 9 anon: 8 ones roi inenergncn de wn cole sclera oars compe: a de de bon my pecan exes esi ao gen a oan de 8 a ede acne, eel 8 jae Ena aaneaco se soiesn 8 OS ie li os em eg el nd ays nse se shin dele mera ones 04 1 flomacn 8c mplramint stn Lbs ods einer to gue Isic Ye palabra coal ni Poin pal sor sees de COEDS? ca ct nics oer) mo mo a tren a gman gee rs st de tay ean” Four come awl air ca etnies 2 a bere campo de pstTiaes acon ello ence ile 8 pions 02a vera, aa SE lsat per mr al dora esti comb, ten recta fsa om a orate 6: tearchétogie da savoir ob. 6 B86 | | L del saber ser reiterada muchas veces por Foucault lo ae- 20 de todo su trabajo, Ella mare la importancia que otor- taba a Tas exigencias de ordenamiento que deblan tornar Visiles la higica de la obra. Al mismo tempo, siempee es ‘aba present el riesgo de retonara las categorascldscas sl la historia de ls ideas, rechazadas sin embargo porque ‘on proyecto tal postula, contravene ato que muestra e1 ‘ndlisis arquedlogico de ls formacionesdiscursivas, que la ‘obra debe necesariamente tener unidad y coherencia. Fou. «ult lector de si misino no estaba pues en una siteacion mejor que sus comentadores, siempre troneados entre Ia evidencia engariose de las nociones ue permiten hablar de las bras y la radicalidad de las upturas que impone la em rest “foucaultiana” misma, PARENTESCOS INTELECTUALES En Ia gran entrevista que dio a D, Trombadori a fines 4c 1978, Foucault inscribe su trabajo en tres linajes.” El primero es una familia de escritores: Blanchot, Bataille, Klossowski, a los que pueden agregarse, en ots textos, ‘10s nombres ~como Artaud, Bréton, Léris~El punto co. ‘min de estos autores fue “aerancar al sujeto de sf mismo, ‘hacer de modo tal que no sea él mismo o que se vea lev 4 au aniquilamiento oa su disolucin’.* En la experien 17, “Envretien avec Michel Foucault, Dts et écrit, IV, 1980-1988 pgs. 81-95, 8. Tbad. pie. 3, cia del limite, «fa vez Iteraria y existoncal, Blanchot, taille y Klossowski operan una “desubjtivacin” funda Un recondatorio como ésteremite a Ta presencia rect stent, obsesiva, de esos tres autores, en Js textos de Fou ‘aul de los afos "60. En 1963, en un ariculo de Critique, Foucault caracteriza Ia obra de Bataille como una prueba ‘del Tinite que es rupura con Ia “soberania del ujtofloso- fame” fractura del sujeto filosfico"? Con Batlle, “el i- J6sofo sabe que ‘no somos todo’; pero aprende que lms ‘mo no habita la totlidad de st lenguaje como un dios secreto y omniparlante; deseubre que hay, as lado un len ae que habla y del cual no es amo”. !° Un afo més tarde 1 ensayo sobre Klossowski publicado en la Nowwelle Revue Frangaise.delimia en ls figuras del simulacro props {as por el escrito el desdoblamiento o fa dspersign dest= {t0, hablando en voces que se susurran, se sugiren, se pagan, se reemplazan las unas a las ots ~dispersando acto de escribir yal excritor en la distancia dt simulacro ‘donde se pirde, respira y vive! AL sujeto nico y unif- cado de lafilosoffa idealisa se le sustiaye asi “a multipli- cacintetral y demente del Yo" ‘Un poco més tard el texto sobre Blanchot, aparcida en 9. "Preface & la wanspresson”, Dts drt Ips. 233 250, ie 22 "La prose Ack 1 bids pe 397 1B. "La pede di dehor” Dts tert I pligs, 518-539 (ei, pe 5 Ditse geist kis. 326-337, 7 Critique en 1966," hace dela experiencia del lenguaje una “experiencia desde afvera' “Era hartosabido, después de Mallarmé, que a palabra es la inexstencia manifesta de lo ‘que desgna; se sabe abora que el ser del lenge es el bora ‘mien visible de quien habla"! La obra no expresa una in Aividalidad singular; existe decierta manera por s misma, ‘como el fur desnudo y anénimo del lengua La dsole cin del sujeto en una experiencia Kimi, de naturaleza se- xual en Bataille lenguajera en Blanchot, s sta en total Aiscordancia con Ia exigencia del nombre propio ue gobier- ra el esatto deta literatura desde el Renacimiento. Esta contradicciGn mayor sera el centro de a reflexin en “{Qué Sum autor” yconducir a Foucault identifica los diferen- tes dispositivos (apropiacién penal de los iscurss en primer 'ésmino,definicin jridica del derecho de auto, posterior. ‘mente) que culminaron en 1 “funeisn-aitor” entendida co ‘mo ls asignaisn de a obra lterara a un nome propo. ‘La segunda genealogia en la que Foueault inscribe su propio trabajo es la dela historia de las ciencies. En la en- teovista con D. Trombadori, s6lo menciona el nombre de Kyte, pero en I introduccin ala traduceisn inglesa det bro de Canguither, Lo normal y lo patolgico, publicada en 1978! y revisada en 1984 para el nimero de la Reve 14 Lape hon art 15 wa pag. 16 "meow ve Ml Foci ets (651-662 (cia, pag. 660). ae TT Inde pr Mc oul vies 00a Divs ex certs tM, de Métaphysique et de Morale, consagrado ala obta de CCanguithem, el linge de ls “historiadores de la cients’ ‘comprende cuatro nombres: Koyré, Bacher, Cavalls y fT mismo Canguilher, Sv trabajo tiene un primer punto co Inin: “Obras como las de Koyté, Bachelard, Cavalles y ‘Cangulhem pueden tener efectivamente como cent dere ferencia dominios precios, ‘regionals’, cronoldgicamente bien determinados dels historia de las Ciencias ellos fun cionaron sin embargo como focos de elaboracinFilosfica Jmportantes, en la media en que revelaban, ajo diferentes. facetas, sa euestin de Ia Aufldrung, esencil para la filo sofia contemporines Ea los historiadores de las cieniss esa “uestén dela Auftarung” sofia del saber, dela racionalidad y del concept sun segundo punto comin, més Fundamental todavia qe ‘pone, tmino a término, sus obras a a filosofa dela ex: perienia, del sentido y del sueto, que es Ia de Sane y ‘Merleau-Pont. Para Foucault este clivae es antiguo y le caticterestructrante en la filsofia francesa, desde It op. ‘Sein entre Comte y Maine de Biran hasta la oposicién en tne Poincaré y Bergson. Encontrs su formulacion més re- ‘lente en Ia doblelectura de las Meditaciones cartesianus de Hussert, la lectura epstemolégica de Cavalles yl leo ‘ura fenomenoldgica de Sarre. La historia de las ciencas, en su definiion fitosfiea frances, entraia una primera apuesta: poner en evidencia 18. “La ves Vexpérence et a sien”, ise rts WV. pgs, 763.716. 191, pi, 767 1a historiidad de! pensamiento de fo universal, oponer ala ‘an entendida como una invariants antropolsies, la di ‘tina de las formas de racionalida. Se tata pues de Imerrogar “una racionalidad que pretende & lo universal ‘ienras que se desarolaen la contingenca, que afima su ‘dad y no procede, empero, més que por modificaciones tials, que valida por sf misma su propia soberant, aun ‘ue no puede ser dsociadaen su historia dels neta, las lentitudes 0 fas eoerciones que 1a sujetan”2® Un segundo ‘desplazaminto operado por la historia de las cients la francesa sustiuye, a una concepeién dele verdad conside~ ‘ada como presente en las cosas misma, ls modalidades ‘mévites dela separa entre la verdadero y l also, Fou cult analiza de este modo el trabajo de ls epistemologia histérica: “La historia de la ciencia noes f historia de lo verdadero, de sulenta epifania, no podria pretender elatar ¢l descubrimiento progrsivo de una verdad inscrita desde siempre en as cosas oen ef inteleto, salvo si imagina que {el saber de hoy la posee de manera tan completa y defini 3. que puede medir el pasado a patie de dicho saber, Y, sin embargo, la historia de las cieneias no.es una mera y simple historia de Ins deas y de las condiciones de su apa ricin antes de ser borradas. No se puede, en la historia de las ciencias, dase por adquiida la verdad. peo tampoco se pede hacer Ia economia de un relacin eon lo verdadero ¥ con Ia oposicidn entre lo verdadero y Io falso. Esta rele ‘encia al orden de lo verdadero y Io falso brinda su eects Sicidad y su importancia a esta historia. Bajo qué forma? 20. fem, L PODER. EL SUIETO, La VERDAD, ta Concibiendo que ha de hacerse Ia historia de los ‘diseursos Veridicos'. es decir, historia de los discursos que se ret. fican, se corigen, y que operan sobre sf mismos todo un trabajo de elaboraciGn que eulmina en la trea del “decir verdadero"? Finalmente, la historia de las ciencas opone, al sujeto soberano fundador del sentido, a centalidad del ogito la consttucién reciproes del objeto del sber pore sujeto cognoscente y la del sujeto cognoscente por loss betes que lo objetvan, Foucault se reconoce en una tercera familia, més desuni- a: a formada por “os esruciuralists que nolo eran, con ‘excepein, sin duda, del primero de ellos, Lévi-Strauss, Lay an, Althosser: Entre sus trabajos ye suyo, Foucault recone. © um punto comin, frecuentey vigoro ‘samente rechazada, sino un comin recuestionamiento Je la ‘eoria del sujeto. En las reglas de arentesca oen la proc «inde los relatos mitoligicos, en el funcionamiente dt in consciente, en ta articulacién entre modos de prduceisn formaciones sociales, sus obras idenificaton el juego auto- Itco de las esruturs, all donde los pensamienios idea. lista ubicaban Ia fnvencién ereador, la tansparenia de fa ‘onciencia oe resultado del actar human ‘Lo que une estos tres lingjs en los que Foucault mismo Se insribe es, entonces, una formulaciénradicalmente or Binal de Ia cuestion del sujeto, de un sujeto despojado de 21. htt. 260 22, “Eautin svec Michel Foucault”, Dis et vit, & 1, le 82, los poderes y aributos uadicionales que le permitian dar sentido al mundo, fundar la experiencia y el conocimiento, provdcir a significaién. Enel lugar dela soberania abso Tata dela subjtividad cartesianao fenomenolégica, los es- ctitores del limite, los historiadores de las cienias y los “estructuralistas insalaron los “discuss negatives” sobre el sujeto, Su trabajo remite a una misma obra, a de Nets che. A Foucault le gusta recordar Ia importancia decsiva Aue ella tovo en su tayectoria intelectual, inclso la sta cence! origen de eada genealogta, Nietzsche es el primero de los eseritores de la “desubje tivacidn”, De ello se deduce el recorrido a contrapelo que condujo Foucault de Ios esritores del limite a esa obra me tra: “Let a Nietsche a causa de Bataille y lei a Bataille & causa de Blanchot" Aunque menos evident, la proximi dad entre Nietzsche y Canguilhem no es menos cit “Nietsche decia de Ia verdad que era la mentira mis pro: funds, Canguilhem dita quizds que esté muy lejano y uy prbximo de Nietzsche al mismo tempo, que ella es, ene enorme calendaio de Ia vida, el eror mis reciente 0, mds exactamene, dria qe separ ene hyena roy fo also. a igual que el valor olor a ta era, consttuyen i manera mis singular de vivir que haya pod «do invent una vida que, desde ot fone de orig, le ab on st mis eventual de eae Por tian, urtnne et postecwtcaisme” Dis et dein 24, "La vi: I experience et la seience”, its et ris, t1V, ie 75, como lo sefisla con vehemencia uno de Tos pocos textes ‘que Foucault consagré exclusivamente 2 Niet2sche, el ceoncepto de acontecimiento tal come fo maneja la irk ‘he Historie”, "a historia efetiva”nietzscheana, es ap Tanca fundamental que permite desgajar de la soberania del sujeto significant, todo trabajo de comprenssn,estruct- ralista0 no. Entendido como “una relacién de fuereas que se invert, un poder confiseado, un vocabularioretomado y Wuelto contra sus usuarios, una dominic que se db ta, se disiende, ‘as min y tre gue eott, enmascarada2 considerado en su surgimienta radical el contecimiento obliga a romper con “el juego consolidur de los reconocimientos” ya eliza “el sactfici del sje ‘0-del conocimienta”?? ARQUITECTURAS DE LA OBR EL FODER, EL SUIETO. LA VERDAD En Ia entevista de 1978 con D. Trombador, Foucaulh prope una elsiineiin de hs is ypc yt de a fora de trabajo atelecual gifs pros “Cas ‘uno de mis libwos es una manera de daiitar un oto y de {osiar wn mood alisis. Una vez tena tabi, edo, por una suite de nina etonpeeta ext La ee 6. pa 27 Bi, pag. 147 y 158 i ! experiencia que acabo de hacer un reflexin metodolégica ‘que despeja el metodo que el libra hubiera debi seguir De {al suerte que escribo, algo alterativamente, libros gue la, ‘maria de exploracin y libros de metodo” "Foucault ubica entre los “libros de exploracion” a Historia de la locura, El nacimiento deta chica, y entre “Ios libros de metodo” a Ls arqueolosia del saber, Las palabras y las cosas, “libro ‘marginal’, “eercicio formal”, no encventta lugar en esta ta ‘Konomia ni, por otra pare, ls obras mis recientes, evoct ‘as det siguiente modo: “Luego, esrb cosas como Vilar Y castigar y La voluntad de saber” Inseibi en una cobe Fencia de Conjunto y en una trayectoriarazonada esas "co ‘3 serf el objeto mismo de las ots clsifieciones, En una enevsta otorgada un afo antes2® Foveaui habia hecho del desplazamiento de la categoria de poder el princ Bio de organizacin desu abajo. Se dstinguen ast os libros fundados en una grilla de lectura "juriiea y negativa” del poser, donde el poder prohibe, aula, exclave, y aquellos {qe operan con una grilla diferente, “técnica y estatéica™ En fos segundos, ls “efectos de poder” no remiten ya ona instancia nia y central, sino que resultan dela relaciones impersonales tejidas entre os indiviguos 1s grupon. Lejos

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