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ELL PRINCIPIO DE ADECUACION ETICA EN EL USO DE LOS MEDIOS DE CONSERVACION DE LA VIDA: ENTRE EL EXCESO ‘TERAPEUTICO ¥ EL ABANDONO DEL PACIENTE Maunzio Cauiessr Introduecin, En nuestros dias, ls noticias ponen continua, y a veces draméticamente, ‘como centro de atencién, tanto de los individuos como de la opinién pila, el problema de la gestiOn de las intervenciones terapéaticas y del apoyo vital, en re- Jacién ala dignidad del paciente al respeto de los valores auténticamente huma- nos, En efecto, las nuevas y recicates posibilidades técnicas de intervencida ica, mis que asegurar unas mayores oportunidades de vida y/o de mejores condiciones de salud, pueden implicar para ol paciente ¢ veces, un uleerine agea- vamiento de su suftimiento personal, sin que hays, en cantespartida, ina pers- ppectiva real de beneticio alguno. ¢Qué hacer en estos casos? ¢Qué criterias adop- ‘ar para poder expresar un juico ético y operativo sobre el empleo de medias de cconservacién de la vida que sea fundado y justificable? El presente texto pretende ser un intento de respuesta concreta a estat pre- guntas, a través de la propuesta de un nuevo esquema de dinamismo valorativo, ‘capaz de ayudar en la prictica médica tanto a los operadores sanitarios como al ppaciente a tomar decisiones operativas a veces diliciles y controvertidas, pero siempre orientadas a asegurar el bien integral de la persona que sufre y que nece- sita atencién Premisas antropolégico-teoligicas Alinicio de mi itinctaro, me parece neceseri referime a algunas premisas csenciales de tipo antropolégico y teoldgico, aunque sin detenerme en este at ‘iculo a justficarlas. Dado el contexto global de la propuesta de este Congreso, «reo, en efecto, que se pueda adoptar un enfoque anitropolégico de tipo persana- connie deca intra epee ss de cana st ks amplanens eps ager pins dnd Can 8 Cr i mes Tralan ipo ‘mere ni Eee Bn QS Ps 35 cpa CA NC ars 152 Mane Clipart lista (con fundamento ontolégico), del que derivan los etitetios axio¥igicos de toda valoracign éica En esta éptica a vida fisica individual, ene los bienes relatives de la perso na (y no s6lo pata la persona), represents, sin duda alguna, aquél que precede y funda todos los dems, en cuanto que es la primera eondicién de posibilidad de su subsiste y de su desarsollo% En el esiuerzo por valorar la bondad ética del empleo de los medios de con- secvacién de la vida, ve ha de poner siempze como referencia basilar eieenuncia- ble el reconocimiento de a inalienable dignidad —o de otro modo, valor— de persona que todo ser hummano posee desde e! primer instante de su existencia, ‘Dich dignidad pertenece a cada hombre per natura y tiene sa funcamento iltimo ‘ene acto de amor, libre y personal, con el que Dios crea cade ser hurmano east jmagen y semejanza»*; por ello, no es susceptible de vacaciones cuantitativas ni ‘usliativas, no puede depender de ls diversas cicunstancias existenciales ni del ‘econocimicato personal o de la concesién de otro: nuestra dignidad de persona iniia con nosotros y nos acompaaa hasta el momento de nuestra muerte. Durante la fase terrena dela vida, la dignidad peculia de cada ser humano se ‘manifesta y se expeesa antes que nada en el bien primario de la vida fsica, es e- cir, a través del hecho de que somos seres «vivos llamadios a dar glotia 2 Dios ‘con nuestra existencia, en vista del eumplimiento de noestro camino que se 2c- ‘tuard en la vide eterna’ Permaneciendo en el horizonte del angumento que es objeto de nuestra refle- xién, el problema que hay que afrontar —a los ojos del moralista, asf como de ‘eulquier persona que tenga que asumir la responsabilidad de clecciones conere- tas— no ef en ptimera inseancia, el de establecer la obligatoriedad 0 no del uso 2 Cf ConaHsckc mes LA OCTRDA DEAF, Dasa Yi SCE, ln Bai vel on ia fer 3 ee ey ee ii 2 ets sigacne: RAW. Pont poss Agee agin Par: Coa, 17 RemecRO ‘Ponca Dene dP, Tns OTST. 90 65507; Ber Ease df art pra ‘einen nara Caress 0 Prue De ne Meat 190 T-.anro Cane tones Pa), Enya Pip vl Nee ee Muelle, 19710 ‘Bow hs da Nn! Po Ange, 8: Leno Fo ome of en Bes Bere © RG), Eup his i I Now York Gad 199590 986 Mo a ‘a mse Helog Ce Nar 97, ror Peron en Monto B, Dinar xe Pasa m1 hs ls at tram Ses Seen SET Sat tt Tpit tem ¢ ci dC ‘Bsus ee eee oar at man ace ae pc Sa Sete oe Stee nc in Pe Ei teeter Shes Mecha et ie rina Daa HEL eaten fda tor paces ames see he ees Nii rea li ee Osler oa ne See ema SEE ER aay ic CN A Pe 200 Tg Rea ee prin deena cae es de oe mei camsecin ds i ide 153, dde un determinado medio de conservacién de Ia vida, sino el de reconoeesy ees petar la dignidad de la persona que necesita cuidados y/o apoyo vita, intentando Individoar hice nen, es decir, ca la situacidn determinada, el mejor modo de pro ‘mover su bien integral (que incluye tambien el bien dela vida fsiea), mediante Ia decision de emplear 0 no un determinado medio de conservaciin de la vida, Personalmeate, creo que esta diferencia de perspectiva al afrontar el proble- ima moral en euestién no representa una simple cuestiin de «palabras, sino al contrario, un hecho totalmente sustancial, puesto que sélo si se presta atencidn a |i persona del paciente en su verdad objetva e integral (que comprende también ‘su subjetividad), se poded encontrat la respuesta moralmente mis adecuada 4 us necesidacles reales y actuales, anto si tiene buena salud como si experinienta la dificultad de la enfermedad o de la cereania de la muerte. ‘Naturalmente, subrayar esta perspectiva de acercamiento ético no significa negar fa justa exigencia relativa al hecho de que la reflexin moral, para poder claborar concretamente un juicio de valor étieo acezea del uso de un determina do procedimiento médico o, mis en general, de un medio de conservacin de la vida, tenga la necesidad de individuar crterios que scan los mis objetivos y cla- 108 posibles. ‘Un dinamismo valorativo en tres «fases» Al ecorte os vatos textos de la Tadicia moral y del Magistero relatvos al «inpleo de medios de conservacin de la vida , se puede poner de relieve el uso mayoritacio de dos diadas teminoldgicas que los eoanotan desde el punto de vista de la posible obligacién moral de recur a ellos: a dada eotinatio/ex- texordinaron, que esl mis tradicional, yl dada epoporcionalo/desproporco- nadom, de uso mis recente. A veces, estas parejas terminoldgieas son empleadas ‘como sifueran simples sindnimos, mientras que otras veces parccen ser emplea- das con significados diferentes entre ells. Por ell, me pregunto si es porble legis a una acaracién conceptual que tenga en venta la especifcidad de caca una de estas expresions, sn tener necesaiamente que consideralas en términos de simple eequivalencia 0 valtecuativn “Tras un largo estudio y reflesinreiteada, he madurado la firme cotwiccién de que la respaesta ha de ser afirmativa y voy a intent dir una argumentacion en favor de este punto de vista Lo texto os ques hace refrnca no nso presets ag poe conagen el oben. ‘fico dees celeron de ne engees A can sat pares opon sace 1°CE Leow 8, Epping Bic, Acie Llu San Wat, 22: 467470, 154 Mae Calpar ‘Al tratar de Ia formulzeidn de un jaicio ético acerca del uso de los medios de conservacion de la Vida, ereo que ¢s necesario en primer lugac subrayar el he- cho de que la vevaluacién médica» en cuesti6n se refiere propiamemte al uso ex. situacién del medio, y no al medio en cuanto tal. En efecto, las «cosas», los obje- 10s materiales, si soa considerados en s{ mismos, no poseen cualidades éticas Sélo las acciones humanas libres y conscientes pueden tenerlas Dicha evaluacién, ademas, deberd ser elaborada a a nz de muchos factores 8, algunos de los cuales son de caricter eminentemente objetivo, mientias que ‘otros son de naturaleza mas destacadamente subjetiva. Por ello, generalmente, en una situaci6n clinica determinads, la elaboracidn de tal juicio moral deberia sex un proceso gradual que sea el resltaco de la pro- _gresiva y atenta evaluacién de numerosos elementos, en un clima de sincero y Constante diélogo entre el paciente (0 sus legtimos representantes) y quienes lo ssisten, En este continuo didlogo, es necesatio que, por parte del médico, haya tun especial cuidado en evitar el riesgo de caer en formas de paternalismo médico cexcesivo y actogante, que consideran al paciente como un smenom que hay que gestionar prescindiendo de su participacién personal; en el lado opuesto, el pa- cicnte tiene el deber de huir de toda forma de un rautonomismo» mal compren- tlido en telasién al médica, es decir, de un eamportamienta que tienda a conside~ tar al médico comparindolo con tin mero sinstrumento» que se puede utilizar, cen €] nombre de le propia autonomi, para realizar los propios deseos en orden al cuidado de la salud y de la vida. En cualquier caso, es necesario reconocer que la responsabilidad primera y likima del juicio ico que hay que formulat pertenece, en itimo término, al pa- ‘Gente (0 a quien lo representa leghimamente), en cuanto primer titular del bien personal de la vida. Naturalmente, también el médico ha de obedecer al dictamen, cde le propia conciencia moral y profesional, sin violar jamais la del paciente. Ast pes, en el caso de que surja un conflico insoluble entre la conciencia del pa- ‘ieate y la del médico acerca de la valoracién érca de una determinada interven~ ‘i6n de apoyo vital, la mejor solucidn ¢s, sin dada, la interrupcién de Ia alianza tcrapéutica establecida entre los dos al inicio de la relacin de atencivin médica Volviendo a nuestro recorrido, lo que en defintiva quiero proponer es un proceso dinimico de valoracién que puede ser descrito mesiante una articula- cicn en tres fases. Segtin la Jogica, deberd tener en cuenta inicialmente los ele~ smentos de tipo médico-téenico 0, ms en general, todos aquellos factores que se cep deme poco a an mine tee ade “roe Binge AS SEP EDRISA ou De Bactaatr tt 1 Jetta bos aor Spgs, 09 El princi dean ioc ea mie Se meen db i 155 estan a una valoracién eminentemente objetiva (primera fase); después, deberi Tomar en consideracién aquellos fuctores més estrechamente relacionados con la subjetividad del paciente (segunda fase); por timo, deberi producir un juicio Gtico conelusivo, que tengs bien en cuenta las fases precedentes de valoraciéa y aque se traduzea en una devisién operativa moralmente adeeuada (tereera fas), Primera fas: wlorecin dela eproporconalidads [Mi propuesta es la de reservar la calificacién de eproporcionadon o adespro- porcionadon, en zelacén al uso de un medio de conservacin de la vida (ya sea diagndstico, terapeéutic, paliaivo, de asistencia, natural, artifical, etc), a la pri- mera fase de este dinamismo de valoracién, es decir, 2 a fase en la que han de snalizarse principalmente los elementos de carictertécnico-méico, los cuales se prestan en mayor medida 2 una valoracién objetiv, sustanciaimente indepen- dente de la subjtividad del paciente. En esta optic, le proporcionalidad o despeoporcionalidad de un medio de conservaciin de la vida indicari la adecuaci6n o inadecuacién «técnico-médicay de su uso, cn relacién a la consecucién de un determinado objetivo de salud o de apoyo vita para el paciente ‘Consideremos, por ejemplo, el uso de un medio natural de conservacion de lt vida, como la asuncién (0 suministacién) de alimento y de liquidos; podemos afiemar que, en una determinada situacién elfnicey para un dererminado sujeto, siempre habri que consideraslo «proporcionadon en la medida (y hasea el mo- mento) en que conserva la capacidad actual de alcanzar su finalidad especitica, es decir ln de autee ala persona, proporciondndole ls sustancias necesatas para sa ‘mantenimiento vital, El aismo razonamiento, aun con una valoraciéa técaicamente més compleja, vale en el easo de una intervencién médica (Aiagnéstica, terapéutica 0 de apoyo vital) asa hacer més clara la aplicacién del concepto de «proporcionalidad a los actos médicos en general, me parece itil evocas desde el inicio alguaos principios de fondo, comnnes a Ia moral ya la deontologis médica. Ball eleecién de los medios de intervencién, todo médico consecuente te- ne el deber de seguir algunos criterios fundamentales: deber siempre empleas, dentro de los limites de 3 disponibilidad actval, aquellos medios que, sein las investigaciones cientificas mas aetuales, resulten ser mis eficaces para It pato~ Jogia que hay que diagnosticar 0 eurar, mis adaptados « las condiciones parti- culares fisio-patoldgicas del paciente en cuestién, con menos tiesgo para su S2- 156 Mase Calipari Iud/vida, y que tengan un menor nimero de efectos secundasos graves © perjudleae "A proprio del primes efi, user adem preci ques alr ciba puede se efectiada no slo en relcion aun preciso Obed eagndsio 0 terplntico que alent (caacon,prevencion de reas, prolongacén de tua lv de os suftimieton ehblitacion Ec, te): bjetv, ena si {on ltica pura, ba de er previamente individ ves del didogo en treed alice yl paciente, come sini de los objetivo stcicas dl primero (Cmédico) 7 de ls etimasyrazonables expecatvan de! segundo (€lpaeate), tmbase al valor que et in recone os beneiios esperados del terapa propia Tin este sentido, propongoutiicar el érmino scficaia médicar pat nda los efectos objets de sal que el enpleo de ua toed de contervacin del ws proce, en cain a un precio bjetivo médica. En cambio, ulzaré el CEaminowcBcncla lobule pn a btescin de efectos de salad que reste set realmente sigfcavos ps I vida del packente, egin su vali personal tenendo en cueniaelcomtexto global des exstencia a eicala sola ndop- ‘ada pore, Tn priica dlinica puede dare la stuacin en aque un certo remo proms 9 auesue toner ana Gert veficria médic, tcicamente hablando, eto no ata seca lots para e pacente, En efecto, en bate 353 uit pee tonal resuados reales que se puoden obene ques han obtenido de he- tho) mediante el empleo de una cera intervenci6n médica podsan o tener un Sgrifcado vital capa de hacer obligato o snplement de justia, cl wo de taimedie, Obvament, el presopusto minim para qu paente pueda expe- fie ia facia global de una inter veaionterapetica esque ta macs te fer uns efiacia mecasfcent en lain ass acuales condiciones de sled En defn, en la valoncién én de une intervencion tempt, la facia EE Remo ML, Pera cl ry en PROETERAS, LOSES. ed), Digi Bat Bo logue Scie: BDBIGE 1986 4ST eee Pe ned owt compo, en part iio caus] cease, ev sees ope eee ee ete eee as fy Bc ‘ln ne ssp ene npn sgn cs we repro algunos nese de Se alin se te ca den, cone non ua me> {fede dence ce wed prot bre xe miner enn logue pur ena nee SUCSSeecees cs deb emo pes go ust tne compacts No cleans ‘Ptrsunctin Ey Die ol gf Bt an forays fen Pro ACAD in i Do OpFor as Vw 0,219.4 CE ln Pius DListy tf te te nama avant ann eee Mata 1988 113137 Sittoess La flr ak ie fe lp! Oe © andes ¢ Monte 2008, © tipi. Spin de acini er dea ae cen dk ie 157 mudi es un elemento neces, pro siempre suficene para garantie una ‘fcc global la persons gue se smnete a dca intervencon, Se puede afrmar porlo tan, que uma intervenciin mie edeba cori sar sproporconado en la medi hasta el moments) en que se demucra ade. da, en ica stain clinica pa el logo de un pees objedvo meen pe ‘ts en el sexpto de os eto fundamentals ya menconados Tal ct de proporcionalidd,siendo de natura eminntemeate métcosteice, core pone escent el médica yal equipo quccolaboracon en cl ata de Paiene Dich uo debe sc el rerltado de una voracion ompatads de “avon specon vnc nintendo medica en even: )_ Le dpe mrt del mio gaat op plement canta. La primers y obvs condlcin neceacia pa que am medio dagnatco, tert pético 0 de apoyo vital pueda restr proporcionao, esque tes, he may Eoncretamentedponile prs lwo, uc eracomibemenes epuednencon, tea La rcionbidad de que 4 pueda encontar a de ser vaotada soe bused los esieroe (ital meio, tempo, et) necesanes para obtener ten relcin 4 raved yo angenia dele stuaion clic que hay que srontat. Poel, un medio médico ue, en absolut sea el jor del tudo para fzoter una dotrminads sowicign lie, peels et tid dy derpoporsonndo sn cuanto us noe oa o zone ©) Lamu prided nad sare! adesadanene Mis li ea dis oni cone dl medi, es actario que haa mbt un pessoa gue ped uz con a suficent peic ycompetenca enc moment oporane Usar de manera imadccuada wn remedio 0 un insrameno msden peed ch fcc, sera de usa sgt dinsion desu cea pew Sere to, de-un notable mument el ego panel patent haciendo de exe modo qu so de tal medio sx desproprccnada ©) Larreenbs expats de rel wf mi dima Adem deve tif de os ds peimeros elementos menconads, oc representa cs un Conic previa pra el uso de un determinado medio de comtermcon cel Vida uno de los principales factors pas eterna s proporconlided eI prevtin xznabl dels efectos benéficos que puede procurar an determina to paiente en la expen stacon clay en selcn a ua revo objeto tea Dich previ ene qu se eiadaconstamtenente rant tol teanscuao del interven, puesto que ls condiciones conertan del pacene puen vad con emp Revordernos qu cl semen de a eft medics tene que acompafado dl de cca lob, que eaminneros tds aan te ene los fictores de career subjedon 154 Mang Cal ‘Al tratar de la formulacién de un juieio ético acerca del uso de los medios cde conservacidn de la vida, ereo que ¢s necesatio en primer lugar subtayar cl he- cho de que la vevaluacin médica» en cuestin se refiee propiamente al uso en situacién del medio, y no al medio en cuanto tal. Bn efecto, las wosasy, los obje- tos materiales, si son considemdos en si mismos, no poscen cualidades éticas ‘Sélo las acciones humanas libres y conscientes pueden tener Dicha evaluaci6n, ademis, deberi ser elaborada ala Inz de muchos factores®, algunos de los cuales son de caricter eminentemente objetivo, mientas que ‘otras son de naturaleza mas destacadamente subjetiva. Pos ello, generalmente, en una situacién clinica determinada, la elaboracién de tal juicio moral deberia ser an proceso geadual que sea el resultado de la pro- presiva y atenta evaluacidn de numerosos elementos, en un clima de sincero y constante diilogo entre el paciente (0 sus legtimos representantes) y quienes lo asisten, En este continuo disloga, es necesasio que, por parte del médico, haya ‘un especial cuidado en evitar el riesgo de caer en formas ce paternalismo médico excesivo y arrogante, que consideran al paciente como un «menor» que hay que geestionar prescindiendo de su partcipaciéa personal; en el lado puesto, el pa- Cicnte tiene el deber de huis de toda forma de un «autonomismor mal compren- ide en relaeién al médlicn, es decir, ce im eomportamienta qe tienda a conside tar al médico comparindolo con tin mero «instrumento» que se puede utilizar, cen cl nombre de la propia autonomia, para realizar los propios deseos en orden al cuidado de la salud y de la vida, En cualquier caso, es necesario recanacer que la responsabilidad primera y lta del juicio ético que hay que formulae pertenece, en tlkimo término, al pa- cieate (0 a quien lo representa legiimamente), en cuanto primer titular del bien ppetsonal de la vida. Natoralmente, eambin el médico ha de obedecer al dictamen de la propia conciencia moral y profesional, sin violar jamés la del paciente. Ast ‘pues, en el caso de que susja un conflicto insoluble entre la conciencia del pa- ‘Gente y la del médico acerca de la valoracién érca de una determinada interven i6n de apoyo vita, la mejor solucidn es, sin duda, la interrupeién de la aliarza terapéutica establecida entre los dos al inicio de la relacién de atencin médica Volviendo a nuestro recorrido, lo que en definitiva quiero proponer es un proceso dinimico de valoraci6n que puede ser descrito mediante una articula- ‘Gon en tres fases. Segyin Ia l6gica, debers tener en cuenta iniialmente los ele- rmentos de tipo médico-téenico 0, mas en general, todos aquellos factores que se + coe nn pono eae aes ems po aces: bees rede rete coronene ee See er ee reas teres Gore t Gh Deen a sets BESIDES Soest 3 Mee de Spe Sr i princi de nasi on deo mei de merci evi 155 pprestan a una valoracién emineatemente objetiva (primera fase); después, deberi ‘tomar en consideracién aquellos factores mas estrechamente relacionados con la subjetividad del paciente (Segunda fase); por tltimo, deberi producir un juicio iico conclusive, que tenga bien en cuenta las fases precedentes de valoraciéin y {que sc traduzca en una decisi6n operativa moralmente adecuada (tercera fase). Privra fai: sabracsn deta eproporcionaidads Mi propuesta es lade reservar la eaificacién de

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