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Este libro introduce en las principa- les lineas probleméticas que el cam- po grupal presenta. Aborda, con un criterio de elucidaci6n critica, auto- res clsicos en esta temética reali- zando un enfoque hist6rico-genea- El campo grupal légico; indaga cémo las distintas corrientes disciplinarias han consti- tuido sus discursos y saberes, sus Notas para una genealogia dominios de objeto, sus dispositivos 5 de intervencién; analiza la constitu- cin de diversas practicas grupales, sus demarcaciones disciplinarias y sus impensables te6ricas, Alo largo del texto Ana Marfa Fer. néndez realiza puntuaciones que permiten focalizar aquéllos niicleos te6rico-précticos que en sus insi tencias producen las principales de- marcaciones del campo grupal Advierte score algunos lugares munes que han cristatizado en los saberes y pricticas grupalesen nues- tro medio, proponiendo al lector al gunas localizaciones criticas que offece como sus notas para una ge- nealogfa de lo grupal. Tambien des pliega sus propias ideas sobre los grupos, que en la dtima parte de la obra toman forma sistematica Obra original y polémica desde un sostenido referente epistemol6gico, sus preocupaciones transitan tanto porlas cuestiones fundamentales de la clinica grupal como por los deba fer acces Ig eles cies Nueva Visién "7 Contemporanea a” El campo grupal | Ana Maria Fernandez Ana Maria Fernand SBN. 950: ill 02-1 JN, 950.6 H89506W2 1 ‘Ana Marfa Fernéndez: El campo grupal A Nicolés, Emilia y Francisco, mis hijos. Coleecién Psicologia Contemporénea Ana Maria Fernandez El campo grupal Notas para una genealogia Prétogo de Armando Bauleo Ediciones Nueva Vision Buenos Aires a 302.84 Femandez, Ana Maria FER El campo grupal. Notas para una genealogia - 1* ed 117 reimp.- Buenos Aires: Nueva Visién, 2002. 192 p., 19x13 om - (Psicologia Contemporanea) LS.B.N. 950-602-197-X [. Titulo ~ 1. Psicologia grupal LAFOTOEOPIA —Todareproduccisn total o parcial de esta obra por MATAAELIBRO — cualquier sictema incluyendo ol fotocopiado que no haya sido expresamente autorizada por ol ‘editor constituye una infraccién a los derechos del autor y sera reprimida con penas de hasta seis altos de prisién (art, 62 de la ley 11.723 art, 172 del Codigo Penal). © 1986 por Ediciones Nueva Visidn SAIC. Tacumén 3748, (1189) Buenos Aires, Repiblica Argentina. Queda hecho el depésito que marca la ley 11.723, Impreso en la Argentina / Printed in Argentina EL libro que aqui se presenta tiene su antecedente on el trabajo ori- ginal escrito como postulante al Concurso de la Citedra de Teorfa y Técnica de Grupos de la Facultad de Psicologfade la Universidad de Buenos Aires, sustanciado en 1985, Aquella primera producciéntenfa como eje el tema solicitado en tal concurso: “{Existen los grupos humanos, Fundamentaciones”” Sucesivas reelaboraciones han transformado aquel texto de seten= ta paginas cncl volumen que scofrece hoy a su publicacién. Si bien luego de casi tres afios de trabajo poco queda de aquel primer tex- to, cl actual conserva un eje de ciettos recorridos leméticos y ce au- tores, consecuencia del requisito académico en el marco del cual fueron pensados los problemas centrales de este libro. Fucrie motor de susdistintas versiones ha sidoel didlogo con los, alumnos, quicnes con sus preguntas ¢ impresiones han orientedo muchos de sus tramos. Al mismo tiempo, fa discusién y la critica del equipo docente de dicha edtedra han permitido su ‘enriqueci- micnto y profundizacio Sin el estimulo de tal marco académico es probuble queeste libro no hubiera sido posible, Sus paginas Hlevan la impronta de largos didlogos con Juan Carlos de Brasi, Marcelo Percia y josé Antonio Castorina, Su pre- sencia va mucho més allé de las citas en que son mencionados pun- tualmentc, También llevan el afecto y la eficiencia de Mercedes Lopez, Sandra Borakievich ¢ Isabel Temprano, quienes realizaron el “invisible” trabajo mecanogritico. A todos ellos, muchas gracias. ‘Ana Maria Ferndndez Buenos Aires, diciembre de 1988, sente trabajo, Frente a algunas preguntas muy clésicas respecto a ios grupos, como “gcusintos individuos conforman un grupo?”, se centrard la reflexién sobre conjuntos restringidos de personas; quedan por tanto excluidos de esta elucidacion grupos humanos mais amplios, colectividades, masas, clases sociales, etcélera Scha visto ya que el mero “juntarse” no constituye un grupo; lonces, “;,cusindo un conjunto de personas se conforma como gru- po?”, Desde lactimologta ha podido observaise que el groppo scul- torico poscia cicrta forma particular de agrupamiento y que poste- riormente cl vocablo grupo comenzé a designar reunién de perso- nas, circilo de personas con algo en comuin, “agrupaciones de oficios, comerciales, ete.” Bs decir que serdn necesarias determi- nada actividad en comiin y ciertas formas organizacionales. Por oira parte, la figura nudo indica que en tal agrupamiento se formardn “anudamientos-desanudamientos”. EL ndmero restringi do de personas no remite, simplemente, a una cuestién formal onu- mérica; en tanto se lo ha asociado con la figura nudo, se afirma que esta caracteristica: nimero restringido, orientard en forma signifi- cativa los intercembios que entre tales personas se produzcan. A Su vez, Si se toma distancia de la inmediatez de su existencia fctica, se vuelve necesario abrir interrogacién con respecto a las instancias organizadoras de estos colectives humanos, 0 sea las formas que sus legalidades adquieren, Habré que interrogar también si estas peculiares formas de inter- cambio que parecen ser los grupos, organizan a, 0 se organizan desde algunas particularidades de las formaciones psiquicas de sus iniegrantes, 0 si —avanzando un poco mas— producen'“formacio- nes pstquicas propias”. Por iiltimo, se advierte que en to que respecta a los discursos sobre la grupalidad, no es intencidn de este trabajo realizar un and- lisis de 1o que ha dicho cada corriente significativa con respecto a qué son los grupos; se tomarin tan sélo algunos momentos de tates discursos, aquellos que resulten mds instrumentales para el desa- rrollo propuesto, Esto es, aquellos aportes fundantes de los tres momentos episté- micos delimitados en paginas anteriores, en la constitucién de los saberes y pricticas grupales: el todo es més que la suma de las par- tes; los organizadores grapales y el agotamienio del objeto disc 36 Capitulo IL LO SINGULAR Y¥ LO COLECTIVO YY mi soledad no ataca ms que la intelgibitidad de tas cosas. ‘Mina hasta el furdamento mismo de su existencta. Cada ver ric asallan mis daa sobre la verseidaddel testimoniodemis sentids. $é ahora que la tier sobee li que se apoyan nis clos iesmecesitarfa paramo tambatearse que alos, distintos de los ‘mios, hpisaran, Contra la ilusién éptie, el espejismo, taal cinacién, el sonar despierto, el Cantasme, el dcliri, le pertur- hacidn del ofdo.., 1 baluarte més seguro es nussto amigo © ien, of cioses, alguien. nuestro enemigo, pet. A, Antinomia individuo-sociedad Sibienen la actuatidad puede considerarse que fas relaciones de los seres humanos con el medio que fos rodea son inherentes a 1a pro- pia humanizacién, el problema de fa relacidn de los individuos en- zre sina sido considerado desde diferentes puntos de vista. Podrtan juematizarse las posiciones mas opuestas diviendo que desde una de ellas se considera al individuo, en tanto singularidad, como una realidad en sf mismo; s6lo él percibe, piensa, ama u odia, se siente responsable, toma decisiones, ctoétera, El grupo, la socie- dad, lo colectivo serfan generalizaciones te6ricas que no tendrfan otra consistencia que la realidad misma de ese individuo. En la tesis contraria, el individuo como tal, independicntemente de los demas serfa una mera entidad lgica. Unicamente el grupo, el colectivo, la soviedad, son reales; s6lo a través de dicha realidad se presentifi- a 1a instancia individual. Segdn esta concepcida, el individuo se rfa producto de su ambiente, sea él consciente ono de ello. O, di- cho de otra manera, c! individuo serfa un cruce de relacionses so- ciales. * Del Jog-boolede Robinson en Is isla Speranza, antes dela llegeda de Viernes. Michael Tournier. Viernes 0 los limbos det Pacifico, Alfaguara, Macti, 1986. a7 Ee ‘Como puede observarse, tanto en una como en otra posicién, 1a relacién individuo-sociedad esté pensada desde un criterio antag6- nico, es decir, que ambas “resuelven” la compleja tensiGn entre 1o singular y lo colectivo desde un paradigma disyuntive —muy pro- pio del pensamiento occidental— segiin el cual singularidad y co- lectividad conforman un par de contrarios; presentan, por lo tanto, intereses “esencialmente” opuestos y se constituyen desde Idgicas “esencialmente” diferentes. Se pueden puntuar en ese sentido dos formas tfpicas de “resol- ver" tal tensién: el psicologisma y el sociologismo. E] primero mas frecuente en el pensamiento liberal, conserva Ia tendencia a redu- cir los conceptos sociales a conceptos individuales y psicol6gicos el scgundo, més frecuente en el pensamiento socialista, ha ido en sentido contrario: hacia la reducci6n de los conceptos individuales a una idea globalizada de la historia y de la sociedad. Ambos fo- mentan un antagonismo entre individuos y sociedades, el primero en favor de una idea abstracta de individuo, el segundo en favor de una idea abstracta de la sociedad? En muchos tramos deeste libro se observard ciertainsistencia en el sefialamiento de sesgos psicologistas o de operaciones de psi- coanalismo. No debe entenderse esta preferencia como una consi- deracién de mayor importancia del psicologismo con respecto al sociologismo; ta justificacidn de tal insistencia radica en otra afir- maci6n: aquella que ubica al psicologismo 0 al psicoanalismo ‘como los impensables mas frecuentes de la cultura “psi”. Asi, por ejemplo, dentro de las posiciones psicologistas en la psicologia académica, puede observarse la presencia de la antinomia Indivi- duo-Sociedad en el campo grapal, en 1a tajante divisoria de aguas entre “individualistas” y “mentalistas” que recortié los primeros tramos de este campo disciplinario, A su vez, esta polémica desa- rrolla nuevas formas argumentales en el campo del psicoandlisis, cuando esta disciplina incorpora formas grupales de trabajo clini- co; aqui una de las divisorias se ha establecido entre aquellos que hhan nominado a su quehacer grupal como psicoandlisis en grupo y aquellos que lo han llamado psicoandlisis de grupo. * Russell, J. La amnesia social, Dos culturas, Barcelona, 1977. 38 Peruel interés de estas puntuaciones noes s6tohist6rico, la preo- cupacién con respecto a Ta tensin entte lo singular y lo colectivo, como asi también la necesidad de su reflexién por caminos que to” se deslicen hacia os clisicos reduccionismos cobra absoluta vigen- cia cn Ja actualidad tratando de superar las formas dicotémicas de abordaje de esta tematica. Asi por ejemplo interragaciones tales co- ‘mo: cul es la dimensién de lo social hist6rico en ta constitucién de la subjetividad’, joules el papel de La subjetividad on los pro- cesos hist6rico-sociales?,? dan cuenta de la necesidad actual de des- dibujar las formas antinémicas de pensar esta cuestién. Son intere- antes al respecto las preocupaciones que nuclean a los historiado- res de Annales para quienes una sociedad no se explica solamente por sus fundamentos econémicos, sino también por las representa- iones que ella se hace de sf misma. Ha dicho G. Duby en una de sus Iecciones inaugurales en el Colegio de Francia: EL sentimiento que experimentan los individuos y los grupos de sus posiciones respectivas y lasconductas que dictaese sentimiento, no son determinados inmediatamente por la realidad de su condicién ‘ccondmica sino por fa imagen que de ella se hacen, la cual jamés es fiel, sino que es siempre la inflexiGn det juego de un conjunto.com- plejo de representaciones mentales.# Obsérvese cémo desde este tipo de planteos, quedan en cuestio- namiento diversas antinomias simulténeamente, asf no séto lo sin- ‘gular y lo colectivo sino también lo objetivo y lo subjetivo, lo ma- terial y fo ideal, la economia y la cultura, abrierdo nuevas formas de enlace entre lo imaginario y lo social. 1 Castoriadis, C. La institucién imaginaria de la sociedad, Tusque's, Barcelo- nna, 1983, Véase al respecto ol iérmino “imaginario social" usado porel autor. ‘Bonnet, "Le mental et le fonctionnement des socié.és”, Rev. L'Arc n® 72, Pacis. 39 recorrido la historia de la constituci6n del campo de saberes y préc- ticas grupales, Asi, las investigaciones de Kurt Lewin (psicolégico de la Escuc- lade Berlin, emigrado a Estados Unidos en 1930) sobre los grupos democraticos, autoritarios y “laissez faire”, se organizaron a partir de una interrogaci6n sobre el nazismo: gc6mo pudo producirse, desde el punto de vista psicolégico, un fenémeno colectivo como el nazismo?, ;e6mo es posible prevenir psicolégicamente tales fe- némenos? En Wilhelm Reich, sus elaboraciones sobre los fenémenos de masas y el grupo familiar fueron animados, asimismo, por una pre- gunta politica: ;por qué las masas obreras alemanas oplaron por el nacional socialismo y no por la alternative socialista 0 comunista? Esta intetrogacién lo Hev6 a analizar el papel jugado por el grupo familiar, redefiniendo ta idcologia como una fuerza material En los primeros pensadores sobre lo grupal: K. Lewin, Moreno, Pichon Rivigre, estuvo siempre presente una fuerte preocupacién porel cambio social, Pensaban a los grupos (mas all de lo diferen- tes que pudicran ser sus concepciones de la transformacién social © 10s dispositivos grupales que disefiaron) como instrumentos vé- lidos para la “realizacién” de las fuertes utopias sociales que los animaron, Si bien este tipo de preocupaciones parecerfa estar ausente en la incorporacién de dispositivos grupales en el drva de la asistencia psicoterapéutica, sin embargo los psicoanalistas ingleses que em- pezaron a trabajar con grupos, buscaban una forma de abordaje cfi- caz en la rehabilitacién de los combatientes ingleses de la Segun- da Guerra internados en los hospitales psiquidtricos militares, Asimismo pueden sefialarse este tipo de enlaces en los aportes sartreanos sobre los grupos humanos, En su Critica a la razén dia- éctica (1960) Sartre abre un campo de reflexiGn: el hombre fren- teal grupo y la historia colectiva; reflexién sobre lo grupal pero que busca, sin duda, respuesta a una dolorosa interrogacién politica, {de qué manera ha sido posible un fendmeno como et stalinismo? ‘También se pueden incluir aquf as preocupaciones y replanteos sobre los grupos desarrollados por el Andlisis Institucional, de in- dudables influencias sartreanas. Autores como Loureau, Lapassa- de, Ardoino, retomaran el interés por los grupos en las institucio- nes, las condiciones para el despliegue de sus povencialidades ait- togestivas, la dialéctica de lo instituido-lo instituyente, etc.; dentro de esa linea son significativos también los aportes de Guattari so- bre los grupos objeto y los grupos sujeto; es evidonte en todos es- tos autores la importancia del Mayo Francés, como asf también su interés por los espacios de autogestién obrera de la Revolucién de Octubre y otros momentos revolucionarios europeos anteriores ala ‘Segunda Guerra Mundial *, La relaci6n grupo-sociedad La relacion grupo-sociedad ha sido tradicionalmente encarada des- de una perspectiva de relaciones de influencia, donde las diferen- tes posiciones tedrico-ideolégicas varfan segiin olorguen un mayor ‘0 menor grado de influencia de 10 social sobre los movimientos de un grupo; pero, en todas ellas, lo social se ubica como algo exterior | al grupo, sobre el cual recaeré, en mayor 0 menor medida su influencia. Una variante de esta forma de pensar es plantearse la relacién grupo-sociedad en términos de interaccién mutua. En rea- lidad, la relaci6n grupo-sociedad es un subtema de la relacién in- dividuo-sociedad que tradicionalmente ha sido planteada en térmi nos antagénicos. Como se vio cn paginas anteriores la antinomia individuo-soci dad forma parte de un conjunto de pares antinémicos: mater ideal, alma-cuerpo, scr-tener, objetivo-subjetivo, pablico-privado, que han atravesado la reflexién occidental abarcando desde proble~ miticas filoséticas, politicas y cientificas hasta laorganizacion de la vida cotidiana y la produccién de subjetividad. Se encuentran ar- ticuladas habitualmente desde ldgicas binarias jerarquizantes. Probablemente el pensar estos pares desde tales ldgicas sea una de las formas de mayor eficacia simbélico-imaginaria de Ia. pro- duccién dediscursos, Asimismo, importarfa sefialar que tal divisign dicotémica no séto ha transitado el nivel discursivo de diferentes disciplinas sino que ha investide Lambién sus practicas, inscri- bigndolas de forma muy particular en diferentes estrategias de dis ciplinamicnto social | | Se dijo ya también que cl pensar la tensi6n entre lo singular y to colectivo desde 1a antinomia individuo-sociedad opera como a priori conceptual en las diferentes reflexiones sobre lo grupal. En cl intento de desdibujar el sentido antinémico de Ja tensi6n entre 1o singular y lo colectivo, es que resulta pertinente repensar critica- mente aquella nocién por a cual los grupos constituyen un campo de mediaciones entre individuos y sociedades. Solucién de com- promiso tal vez valida en su momento, frente ala gran dificultad de pensar las mititiples combinatorias posibles de la tensién antes encionada, pero que hoy merece revisarse, La operacién que parecieran haber seguido las diversas discipli- nas humanfsticas en sus momentos fundacionales serfa dividir ilu- soriamente el campo de indagacién en dos objetos de estudio “bien” diferenciados: individuos y sociedades, organizando dite rentes freas y précticas disciplinarias para luego buscar las formas por donde ponerlos a jugar sus relaciones. Esto hizo necesario en- tones demarcar los campos de saberes y practicas mediadores Psicolowa Sociologfa Pedagosta Antropologia Psicoandlisis ete, NN Mepiactones Psicologia Social Paicologia de los Grupos Psicologia de las Instituciones Esta noci6n de los grupos como campos de mediaciones ha in- tentado “resolver” la tensidn entre lo singular y lo colectivo a ua- vés de la catogorta de intermediacién. Si bien dicha categoria me- rece revisiGn, es necesario destacar que mantiene 1a presencia del polo social cn su andlisis de la dimensi6n grupal, Por el coniratio, puede encontrarse fuerte tradicidn en cierta forma de reduccioni: mo “psi”, en aquellas corrientes que centran su andlisis dc los acon- 52 tecimientos grupales en las interacciones entre sts integrantes, pro~ duciendo un enfoque de los grupos plegados sobre si mismos don- desibien se abre visibilidad con respecto a sus cohesiones, lideraz- gose interaccién de roles, etc., se invisibilizan Jos atravesamientos institucionales, sociales ¢ hist6ticos que confluyen en la gestion de tales movimientos grupale: Esta forma de “ grupismo” al reducir los aconteceres grupales a algunos de sus movimicntos, suele operarun efecto de teorfa por el cual estos “grupos-isias” terminan produciéndose plegados sobre sf mismos, De todos modos, este tipo de reduecion se produce en elmarco de corrientes que legitiman un espacio propio delo grupal, ¢s decir que han podido superar una primera reduccién, aquella por lacual los pequefios colectivos humanos no ofrecerfan la necesidad de parimetros de andlisis propios. Otra manera de “resolver” Ia tensidn aludida, suele ser la nega~ ccidn de la especifidad de los acontecimientos grupales; puede en- contrarse en aquellas formas de abordaje donde el dispositive gru- pal es visualizado s6lo como un espacio-escenatio de despliegue de las singularidades, en sus diversos juegos especulares, pero exclu- yendo (oda posibilidad de especitficidad en cl agrupamiento cn sf mismo. Un cjemplo en sentido contratio puede ofteceto la nocién de ar ticulacién entre horizontalidad y verticalidad de Pichon Riviere, quien mantiene la tensi6n sin “resolver” entre amas instancias: en este autor, horizontalidad y verticalidad no se subordinan una a la otra sino que, porel contrario, es en el cruce de las diacronias y sin- cronias grupales donde el emergente adviene. Eluso extensive de lanocién de emengente que sucte encontrase en lis précticas de los Enupos operativos no debe oscurecer Ia sutileza de esta forma pi- choniana de pensar Ja atticulacién singular-colectivo. D. La categoria de intermediario \cterizacién de los grupos como mediadores, es decir, co- s ntermedios enire “individuos” y “sociedades” Ilova implicito cierto concepto operativo, através del cual dados dos con- 53 a i i TT juntos diferentes previamente demarcados habré que, posterior ‘mente, buscar sus relaciones, sus puentes articuladores. A su vez, y correlativamente con lo anterior, dadas dos disciplinas ya cons- titidas —psicologfa y sociologia—se vuelve necesario demarcar nuevos campos disciplinarios intermedios, articuladores, En este caso, una psicologia de los grupos. Esta nocién articuladora es el conceplo de intermediario, René Kaés Se pregunta: ;Puede la categoria de intermediario ayudarnos a pensar la articulacién psicosociat?! Plantea que, pot definicidn, esta categoria ha estado destinada a pensar lo articular, utilizéndose en diferentes disciplinas: psicologta, historia de las mentalidades, psicoandlisis, antropologia. Es necesario subrayar uc esta categoria es puesta en funcionamiento cuando tales disci- plinas se han visto frente al desafio de pensar desde sus diferentes campos de demarcacién, las relaciones entre subjetividad ¢ histo- ria, entre inconsciente y cultura, etcétera, Sin embargo, sostiene este autor que dicha categoria no ha sido objeto de una elaboracién. suficiente en as disciplinas que trabajan con ella, Esta situaci6n pa- recerfa contrastar con el status que tal categoria ha cobrado en a fi- losofia, donde: el pensamicato de lo intermediario la cuatidad de medio) es una de las categorias mas pregnantes de la historia de las ideas. Atraviesa todo ef campo de la filosofia occidental: en su apogeo con Platén. (Con las categorias det mésostes y del métaxu), vigorosa en teologia y motafisica, sc impondrd aun alas corrientes prerracionalista y ra- ‘cionalista y luego volverd con mas fuerzaen el siglo xix en las dis- ciplinas cuya tarea consistiréen dar cuentadeta transformaciéntem- poral o de un vinculo entre organizaciones heterogsneas. Plantea este autor tres caracteres generales asociados a la cate~ gorfa de intermediario: 1, Lo intermediario como funcidn de lo articular, por el cual lo intermediario funciona en el campo de lo discontinuo, en tanto re- 2 Kats, R.“Lacategorfa de intermediario y Ia articulacién psico-social”, Re. de Psicologia y Psicoterapia de Grupo, Tomo VU n* 1, Buenos Aires, 1984 2 Kats, R. Op. ci 54 sultado de una separacidn entre elementos que se trata de rearticu- lar, por medio de una suerte de “by pass” tedrice, Desde esta pers pectiva, lo intermediario esté pensado también como un proceso de reduccion de antagonismos. Este proceso se refiere también a lo discontinuo, pero a un tipo de discontinuidad basida en los conilic- tos que se dan en un campo de fuerzas de oposicidn, sc trata enton- ces de articular, bajo diferentes formas, a los elementos en con- flicto. 2. Lo intermediario ligado a la presentacién de un proceso de transformaci6n y pasaje, asociada por ende al pensamicnto del mo- vimiento. 3, Si bien las dos primeras caracteristicas hacen aparecer lo in- termediario como ta necesidad de Jo continuo, principio o agente de coneatenacién, proceso de pasaje de un orden @ otro, la tercera in- siste en su funcidn esiructurante y en su responsabilidad respecto del pasaje de una estructura a otra Ademés de sefialarestos tres aspectos de lo incermediarid, Kaés propone una distincisn entre Intermediarios de Tipo 1, que operan cn un campo homogéneo, cn el interior de una misma estructura 0 de una concatenacién, ¢ Intermediarios dél Tipo 2, que articulan dos conjuntos heterogéneos, heterénomos, de niveles l6gicos dife- rent La cuestién de ta articulacién psicosocial refiere particularmen- tca.un intermediario del tipo 2, puesto que se trata de dos potos psi coléaico y sociolégico, quese han constituido en el curso de su opo- ndiferenciada. Kat's plantea que un punto de vista como éste podria admitir no la mediacién entre niveles heterénomos, pero subraya que, lrecuentemenie, y sobre todo en la: fases constituti: vas de los campos disciplinarios, cl resultado del debate evolucio- na asiduamente hacia posiciones reduccionistas, Sin duda la cuestiGn del intermediario dista mucho de estar re- suclia; su vaguedad conceptual sucle ir acompafiada en algunos mbitos de valoraciones negativas, en tanto suele asociarse la in- termediacién con lo neutro, lo mixto, lo bastardo, lo impuro. Este tipo de anexiones asociativas, sin duda acentuadas desde las dispu- las por la hegemonfa cn el campo intelectual, hablan de las dificul- tades que tales intentos de articulacidn presentan. ee ee Estas cuestiones no sélo sefialan problemas tesricos de comple- {ja demarcacién, Se presentan también en Ta cotidianeidad de las précticas grupales oricntando las mismas hacia algunos de los duiccionismos mencionados lineas arriba, segtin los @ priori con- cepttiales que se pongan en juego en tal terreno. No debe olvidar- se que dichos @ prior’ han operado previamente como impensables cen el diserio de sus dispositivos. De esta manera al crear condicio- nes para producir determinadas experiencias grupales —y no otras— se refucrza et circuito reduccionista, Aquelos aconteceres que en el grupo aparecen como lo dado, el dato primero, son en res lidad construcciones realizadas desde el a priori conceptual; dada su invisibilidad se ofrecen como la“evidencia deloshechos”,cuan- do en realidad son un efecto de teorta. Resumiendo, muchas son las formas que los reduccionismos pueden presentar. Tanto las teorizaciones como el lugar dela voor- dinacidn suelen oscilar entre dos ficciones: Ja figura del gran indi- viduo 0 el espejismo de los grupos como intencionalidad. En este sentido se vuelve necesatio un cambio de paradigma; de un ctitcrio antinémico de individuos vs. sociedaides, hacia una ope racién conceptual que pueda evitar una falsa resolucién reduecio- nisla y se permita sostener la tensién singular-colectivo. Singula- ridad descarada de soportes corporales indivisos. Colectividad que en las resonancias singulares produce anudamientos-desanu- damientos propios. Singularidad y colectividad que s6lo sosteniendo su tensién ha- ‘ran posible pensar la dimensién subjetiva en el atravesamiento del deseo y la historia. E, Problema epistémico En un intento —atin provisorio— de superar ciertos imp: los reduccionismos seftalados y 1a categoria de intermedi plantean, se enuneia en este trabajo la necesidad de pensar lo gru- pal como un campo de problemdticas aravesado por multiples ins- cripciones: deseantes, histéricas, institucionales, politicas, econd- 56 micas, etc. Lo grupal en un doble movimiento teérico: el trabajo sobre sus especificidades y su articulacisn con las multiples ins- cripeiones que lo atraviesan. Nueva manera de pensar Lo Uno y Lo Miiltiple, intentando superar los encierros que fal6gica del objeto discreto impone, abriendo la reflexién hacia formas epistémicas pluralistas, transdisciplinarias. En este sentido vuelve —insiste— la figura nudo, En su formu- lacién metaférica y no anal6gica, produce signiticacién dentro del planteo epistemolégico que aqui se esboza. Mas que buscat los re- quisitos epistémicos para construir el objeto te6rico grupo se pre- sentan Ios grupos como nudos tedricos, Nudos constituidos por miiltiples hilos de unidades disciplina- que se enlazan en cl pensar lo grupal, Esto emplica un movi- miento bascular por el cual se vuelve impresciniible sostener las categorias de andlisis especiticas, particulares, de los recortes dis- ciplinarios y —al mismo tiempo— mantener su >roblematizacion permanente atraveséndolas con las categorfas de otras territoriali- dades disciplinarias que enlazan los nudos te6ricos grupales. Proyectos de este tipo s6lo pueden desplegarse si se interroga criticamente la epistemotogfa de las ciencias positivas, en la cual atin se fundamentan las Hamadas ciencias humanas —el psivoand- lisis inclusive. Tal epistemologfa supone un objeto discreto auté- nomo, reproducible, no contradictorio y unfvoco. implica una L6- gica de Lo Uno donde la singutaridad del objeto no se vea afecta- da por eventuales aproximaciones disciplinarias®* Estas ldgicas de objeto discreto, imprescindibies, seguramente, cn los momentos fundacionales de las ciencias humanas, suelen ocasionar sus propias dificulltades para comprender situaciones de transferencias maltiples en diferentes tervitorialidades, Podrfa pen- sarse que en la actualidad han comenzado a producir un obstéculo epistemoldgico en ta rellexién de lo grupal. Han conformado algu- nas ilusiones (e6rico-téenicas de dificil desarticulacién; entre ellas pueden mencionarse: la posibilidad de construir un objeto tedrico “grupo”, la lectura de los acontecimientos grupales plegados sobre sf mismos (los grupos “islas”), el psicoandlisis como disciplina * Kats, R. Op. cit “explicativa”, untvoca, de los movimientos grupales de 1a especificidad disciptinaria del campo grupal. olanegacién La aparicion de propuestas transdisciplinaria¥®* da cuenta del surgimiento —aunque incipiente— de otras formas de abordaje de ja cuestién, asf como de la necesidad de utilizar criterios epistemo- Jdgicos pluralistas. Habla asimismo de la resistencia de ciertos pro- cesos a su simplificacién unidisciplinaria y sugiere la oportunidad de los desdibujamientos de “individuos” y “sociedades”, en inten- tos de comprensién que aborden estos problemas desde el centro mismo de su complejidad. ‘Con su propuesta de atravesamientos disciplinarios, esta ten- Loura, R. Op. cit 62 daban ast confundidos, en este caso, los sistemas dereferencia gru- pal y los sistemas de referencia institucional. Si bien es comprensible que estas diferenciaciones fueran invi- sibles en los momentos fundacionales de este campo de interven- cién merecen ser seftalados en tanto con suma frecuencia puede ob- servarse —aun hoy— atribuir capacidades intrinsecas a los grupos que dejan cn invisibilidad atravesamientos ¢ inscripciones mucho més amplios que cl grupo mismo. Pero més alld de estas puntuaciones a posteriori-—y posibles en | funcién de desarrollos disciplinarios mas actuales— lo cierto es que el tipo deexperiencias aqui sefialadas puso a los grupos por pri- | mera ver.en el campo de mira de investigadores sociales, empresa- trios y hombres de estado de los principales pafses centrales. B. La dindmica de grupos Kurt Lewin! psicolégico de la Escuela de Berlin, emigrado en 1930 Estados Unidos, aports principios de la Gestaltheorie al estudio de la personalidad y posteriormente al estudio de los grupos. Esta habfa demostrado que Ia percepcida y el habito no se apoyan en elementos sino cn “estructuras”. La Teorfa de la Gestalt puso en evidencia, experimentalmente, refutando el asociacionismo, como —cn ciertas condiciones— cabe afirmar que'el todo es mids que la suma de las partes”. Segin esta corriente la explicaciGn de los fe- némenos perceptuales debia intentarse a través de una unidad de andlisis—el campo perceptual— de un nivel distinto al de las uni- dades propucstas hasta entences: las sensaciones: Lewinlexplicara a accin individual a partir de la estructura que se establece entre el sujeto y su ambictile ef uit momento determinado. Tal estructu- ra es un eximpo dinémico, es decir un sistema de fusrzas en equili- brio, Cuando el equifibrio se quiebra, se crea tensién en el indivi duo, y su comportamicnto tiene por finalidad su restablecimiento, __ En 1938 utiliza el método experimental (por primera vez en las inyestigaciones grupales) para trabajar la noci6n de campo dindmi- co, origindindose la muy conocida experioncia con grupos de nifios, através de la construcci6n experimental de tres climas sociales: au- 63 aeeeeeereeeeeeeneeeenenememnneenenegmeeeeeeeeeeeeeeeeeeteeeeerereeeeeestn itil eeeeeeeeeeeeetee voritario, democrético y laissez faire.’ Habfan partido de una hips tesis: [a frustraci6n ocasiona la agresi6n; pero al concluit 1a expe- riencia pudo observarse que las reacciones agresivas variaban se- gain los climas grupales, dependiendo este del estilo de coordina cin, . Dado que esta experiencia se realiza a comienzos de la Segun- da Guerra Mundial aleanza gran cetebridad. Da fundamento cien- lifico a la valoracién del ideal democritico al demostrar que en los a réticamente 1a tensidn es menor, pucs la age wrgan ellos de mancra gradual en lugar de acu- mularse y producir apatia o estallidos, como en los otros dos gru- pos. Concluye que el grupo demoerdtico, al aleanzar mas ficilmen- ic el equilibrio intemo, es mas constructive en sus actividades A partir de allf Lewin) comienza a desatrollar sus hipstesis cen- sobre los grupos: ef grupo ex un todo cuyas propiedades son diferentes a la.suma de las partes. El grupo y su ambiente consti- tuyen un campo social dindmico, cuyos principales elementos son Jos subgrupos, Los miembros, los canales de comunicacién, las ba- rreras. Modificando un elemento se puede modificar la estructura. El grupo es un campo de fuerza cn “equilibrio casi estac Este equilibrio no es estético, sino dindmico, resultante de un jue~ go de fuerzas antagénicas: por un lado, las fuerzas que constituyen las partes en un todo; por olro las fuerzas que tienden a desintegrar al conjunto. Como puede observarse es una concepeién netamente “ges- taltista”: el juego de fuerzas expuesto se picnsa tan s6lo en relacién al todo; lejos de que las partes puedan explicar ese todo, da cuen- ta de cada una de cllas en sus relaciones con todas las demés.S En consccuencia, uno de 1os problemas ms importantes para Kurt Le- win y sus colaboradores cs la investigaciGn de a unidad del grupo Si permanencia como totalidad dindmica (de allf los numerosos, ‘studios de esta escuela sobre la cohesion grupal, la relacién de los, miembros entre sf, los procesos de interaccién, etc.), como asf tam- bién, Jas relaciones dindmicas entre los elementos y las configura- ciones de conjunto. Ha nacido la Dindmica de Grupos * Anzieu, D. Op. cit Viet, J. Los métodas estructuralisias en Ciencias Sociales, Amorrorta, Buc sos Aires, 1979. 64 Demodo tal que, paraKurt Lewin, el grupo es. unz realidad irre ductible a los individuos que la componen, mas allé de las simili- tudes odiferencias de objetivos o temperamentos que pudieran pre- sentarsusmicmbros. Es un especifico sistema de interdependencia, tanto entre los miembros del. grupo como entre los elementos del campo (finalidad, normas, percepcidn del mundo extemo, division de roles, status, etcétera )Aqut se diferencia de aquellos que plan- tean el factor constitutivo del grupo, en mera afinidad entre sus in- tegrantes. El funcionamiento del grupo se explica por el sistema de inter- dependencia propio de dicho grupo en determinado momento, sea éste funcionamiento intemo (subgrupos, afinidadeso roles) 0 refe- rido a la accién sobre la realidad exterior. En esto reside Ia fuerza del grupo 0, dicho mas exactamente, en esto reside el sistema de | fuerzas que lo impulsa, es decir, su dinamica.* Las relaciones descubiertas en Laboratorio sobre grupos “artifi- ales” pasan a ser estudiadas luego en agrupamientos de la vida co- tidiana: talleres, escuelas, barrios, etc., en la convivcién de que el pequefio grupo permite vencer las resistencias al cambio y provo- ca la evolucién de las estructuras del campo social (Fabrica, consu- midores, opinién publica, eteétera). A partir de ese momento traba- | {jard Ia temética del cambio social y'la resistencia al cambio con la célebre experiencia de modificacidn de costumbres alimentarias de 1943, Trabaja sobre la resistencia de las amas de casa noreameri- canas durante la Segunda Guerra a incluir achuras en ta dieta ali- mentaria; sc hacfa necesario modificar estos habitos en virtud de ta falta de carne que el abastecimiento de las tropas ocasionaba.” “Descubre” que tomar una decisién en grupo compromete mas alaacci6n que una decisiOn individual, que es mds fécil cambiar las ideas y las normas de un grupo pequefio que Tas de los individuos aislados (costumbres alimentarias, rendimiento en el trabajo, alco- holismo, etc.) y que la conformidad con el grupo ¢s un elemento fundamental frente a la resistencia interna para el cambio. Se plan- ®Dindmica: en un meio detinido, cera distribucion de fuezas determina el ‘comportamiento dle un objeto que posee propiedades definidas NAnzieu,D. Op. cit 65 tea la necesidad de reorientar ta fuerza resistencial al servicio del cambio. En tal sentido los dispositivos grupales que disefia se le presentan eficaces para tal objetivo. LaTeorfa del Campo elaborada por K. Lewin ofrecié una gran posibilidad de estudio de los grupos y dio lugar a vastisimas apli- caciones cn sus discipulos;* hizo posible la consolidacién de las “técnicas de laboratorio social” y la “Investigecion-Accién”, ins- trumentos que han excedido en su implementacién su lugar origi- nario para aplicarse en muy variados campos de las ciencias socia- les. Los aportes de ta Teoria del Campo han tenido gran influencia en dmbitos muy disimiles; puede observarse incluso, laimprontade algunos de sus postulados —aunque con importantes reformula- ciones— en autores argentinos como Pichon Rivitre? y Bleger.?° ‘También fueron tomados, en sus inicios, por los psicoanalistas de Ja escuela kleiniana que abrieron dispositives grupales en el érea psicaterapéutica. P. Sandi plantea que la concepcién lewiniana del grupo co- ‘mo un todo significa el abandono de la posicién que coloca al in- dividuo en primer pla;o. Sefiala, sin embargo, que si bien Lewin acenttia fa interdependencia de los miembros, mantiene invisibles los presupuestos sobre los que se funda tal interdependencia; con- sidera, asimismo, que serén los aportes psicoanaliicos respecto a los procesos identificatorios, las relaciones emocionales y los pro- ccesos inconscientes los que hatin posible ahondar en esta cucstién, C. Criterios epistémicos de Kurt Lewin Interesa resaltar de este autor algunas posiciones epistemol6gicas desde donde pensaba lo grupal. Si bien es sabido que Kurt lewin to- m6 diversas nociones de la Fisica, es importante sefialar que no im- * Véase Carvight,D.y Zander, A. Dindmicade grupos Ivesigaciény t00- ria, Trillas. México, 1980. fre " ” ® Pichon Rive, E, El proceso grapal, Nucra Visi, Buenos Aires, 1975. "© Bloger, J. Temas de Psicologia, Nueva Vsin, Buenos Ais, 1971. " Shand, P.Paeologia de Grupo, Herd, Barcekna, 1978. 66 ports de esta disciplina tanto sus leyes como sus principios meto- dol6gicos; puso énfasisen la construccién teérica de conceptos que no derivan dela experiencia, En Dindmica de la personalidad opo- ne al concepto de ley aristotético el concepto de Izy galileano. Pa- raccl primero son legales ¢ inteligibles las cosas que ocurren sin ex- cepcidn, también pueden incluirse las que ocurren con frecuencia; para esta concepcién los hechos individuals, que ocurren una so- la ver, son mero azar y quedan por fuera de la legalidad.? En cam- bio, par Galileo, que ef hecho descripto por la ley ocurra raramen- te 0 con frecuencia no compromete la presencia de la ley; el caso puede suceder una sola vez o varias, lo que interesa es que todo acontecimiento es legal. 7 _ Latey,para Lewin, os ley estructural ya que establece una rela- [ ciénTaitcional-entre Jos aspectos de una situacion; asimismo el aconiecimiento depende de ta totalidad dela situacién, Enel campo formado porlaunidad funcional de persona y ambiente, lasituacién es tinica, cambiante y caracterizada por la totalidad de las interre- laciones que se dan cn un momento determinado. Por ello, para la ; Psicologfa, segén Lewin, no tiene sentido establecer leyes de acuerdo al criterio aristotélico, en tanto éste toma en cuenta los fac- tores comunes a todas las situaciones o las que aparecen con més frecuencia, Se debe proceder de acuerdo al criteno de la fisica gn- lileana, que obligaba a tener en cuenta, ante todo, la totalidad de la situaci6n, - Lo quees ahora importante para ta investigacién de la dindmica, no es abstracr un hecho de su situaciGn, sino descubrir aquellas situa ciones on las que los factores determinativos dela estructura ding mica total se manifiestan con més claridad y pureza. En ver. de una referencia al promedio abstracto de tantos casoshist6ricamente da- dos como sea posible, se dala que corresponde al contenido concre~ to de una situaci6n especifica” Muchas veces, en Psicologta Social, la Teoria del Campo de Le- win fue interpretada en un sentido “globalista” o totalista, esto es, "2 Lewin, K, Dinimica deta personalidad, Morata, Made, 1969. Lewin, K-Op. cit oT como si su aporie a las ciencias humanas hubiera consistido en sos- tencr la imposiblidad de dividir por andlisis el campo y luego re- construirio desde las partes asf obienidas. Ya se ha dicho que apor- 16 la premisa de la Gestaltheorie “el todo es mas que la suma de las partes” para sus andlisis sobre los grupos, pero la intencién de Le- win iba mucho més lejos, enel sentido de especificar la nocién “es- tructural” mediante un tratamiento miateratico, Ast, por ejemplo, Alex Bavelas llev6 a cabo esta precisién trasponiendo Ta Wopolo- gfa” de Lewin —quizé lo esencial de su teorfa del campo— a una represcntacién grifica carente de ambigtiedades. A pesardesus insuliciencias, laconcepcién estructural de Lewin sigui6 firmemente Ia tendencia metodoldgica apenas esbozada por los psiedlogos de la Gestalt, que llevaba desde la simple descrip- cién-de las totalidades irreductibles, al andlisis explicativo. Sus aportestonstituyen un intento de explicarlas interaccciones obser- vables por un sistema de leyes, que se intenta reconstruir por mo- delos matemiticos. Sin bien hered6 de los psicdlogos de la Gestalt la nocién de forma como un todo organizado, no cayé como ellos en el reduccionismo fisicalista del equilibrio estitico; sin embargo, mantuyo en comin con esta escuela el olvido de la perspectiva his- torica, En virtud de que el campo solo da cuenta de la conducta en un momento dado, se inscribe en una psicologia de los estados mo- mentineos.'* De tal manera, el dinamismo del campo estructural fue pensado por Lewin en términos estrictamente espaciales, dejando de lado la dimensign temporal y con ella la perspectiva histérica, Resumiendo, la linea que va de Elton Mayo a Kurt Lewin revis- te importancia para el presente andlisis por cuanto permite demar- car momentos clave para un intento de reconstruccién genealégi- ca de las teorizaciones sobre los grupos humanos. Es a partir de ellos y sus continuadores que se desarrolla una nueva disciplina, la Microsociologia. Més alld de sus derivaciones posteriores, alli, en germen, muchas de las ideas que —aun hoy— es necesario elucidar. “*Castorina, J. A. Explicacién y modelosen psicologia, Nueva Visién, Buenos. Aires, 1973, 8 Por otra parte, fueron un jal6n fundacional enel Dispositivo de los grupos, a partir del cual se instiuyeron formas grupales de abordaje en distintas dreas de la realidad social , Los nuevos téc- nicos de allf surgidos comienzan a inseribir su prictica social en tal dispositivo hist6rico. En cl plano teérico aparecieron los primeros eshozos de bisqueda y jerarquizacién-de legalidades grupales. Hasta aquf, entonces, para K.“Lewin un grupo es un conjunto de personas reunidas por razones experimentates o de su vida diaria, para realizar algo en comiin y que establecen relaciones entre sf; conformardn de esa manera una totalidad que produce mayores efectos que los mismos individuos aislados. Es decir que el grupo ¢s irreductible a los individuos que lo componen,en tanto éstos es- tablezcan un sistema de interdependencia; en esto radicaré la fuer- za 0 dinémica de un grupo. | D. Primer momento epistémico: el todo es mis que la suma de las partes La pregunta porel grupo, cn tanto “todo mas que las tes” se ha constituido en un interrogante Namada Psicologia de los Grupos. A partir de la eplicacin que K. Lewin realiza de esta premisa de la Gestaltheorie a los grupos, ha sido divisoria de aguas con respecto al tema, Fuertes a priori con- ceptuales han orientado las tomas de posici6n d2 totalistas y cle- mentalistas. , Este aporte de la Gestalt d las primeras conceptualizaciones so- bre los grupos resalta'Ta idea de totalidlad, afirmando un jain im- portante a Favor de la bésqueda de 1a especificidad disciplinaria; crea las bases para que pudicran particularizarse estos conjuntos, hasta el momento diluidos entre Individuos y Sociedades. De esta forma, a partir de estos principios de demarcacién se crean las con- diciones para la produccién de dispositivos téenicos y la organiza- cidn de los primeros discursos sobre la grupalidad, 'S Véase capitulo I «o Sin embargo, la relacién todo-partes es un problema cuya res- puesta es siempre compleja; porque aun aceptando que el todo fue~ ra, en los grupos, mas que la suma de las partes, ;c6mo categorizar tal plus?, gqué relacién se asigna al todo con respecto a las partes? El tratamiento de la relacién todo-partes ha tenido diferentes for- ‘mas de abordaje. Planteos estructuralistas posteriores a la Gestalt, indicaron que cl problema no pasaria por comprobar que el todo fuera mas que La suma de las partes, o igual, sino si—en ese todo— las partes organizan relaciones, y qué tipo de relaciones conforman (ya sea entre ellas o entre las partes y cl todo). Establecidas las re- laciones de las partes entre sf, y con el todo, no serfa una refutacién al planteo que hubicra situaciones aditivas entre partes'® 0 momen- tos de particularizacién de partes. Al mismo tiempo, para un inte- rés estructuralista, la relacién todo-pamtes se inscribié posterior- mente cn la necesidad de delimitar una estructura subyacente, de la cual todo movimiento grupal es efecto.2” De tal forma para tal pers- pectiva cl problema de la redefinicién de la relacién todo-partes queda cruzado por Ja relacién acontecimiento-estructura: ésla pa- rece operar como un verdadero a priori conceptual, en virtud del cual se “resuclyc” la tensién a favor del polo estructura, se subsume cl polo acontecimiento y éste pasa a circular como mero efecto de estructura. En ese sentido, se hace necesario diferenciar la importancia que ha tenido la puntuatizacidn det grupo como un todo de algunas de sus consecuencias teérico-técnicas; muchas veces, al pensar la re~ lacién partes-todo desde criterios homogeneizantes, se subordinan las particularidades, diferencias, singularidades una totalidad ho- mogénea, global y masificadora, Un todo pensado como un gran Unico y no como las diversidudes de lo Miliiple.* Asf como los pensadores post-estructuralistas intentan, en los lillimos affos, pensar otras formas de atticulacién entre aconteci- micntos y estructura, de manera tal que el primero no sea meramen- te un efecto de la segunda, también se inclinan a considerar otras 6 Castorina, J.A. Op. cit, 7 Bohoslavsky, "Grupos: propuestas para una tcorfa Rev. Argentina de Psi- cologia, 1 22, Buenos Aires, diciembre 1977 8 Véase “El todo no lo es todo” (capitulo LV), 0 formas de relacién todo-partes. En ese sentido resultan de interés, para la reflexién del tema los aportes de-Deleuzz y Guatiati.!? Bsx, tos autores sefialan que esta cuesti6n ha sido tradicionalmente mal’ planteada tanto pore! vitalismo como porel mecanicismo clésicos, cn tanto el todo es considerado como tolalidad cerivada de partes, © como totalizaciGn dialéctica, Es asf que dirin ‘Yano creemos en esos falsos fragmentos que, como los pedazos de tuna estatua antigua, esperan ser completados y vucltos a pegar pa- ra componer una unidad! que actems es la und de origen, Ya no ‘ereemos en una totalidad original ni en una totalidad de destino. Ya nocreemosen la grisalla de una insutsa dialéctica evolutiva que pre- tende pacificar los pedazos limando sus bordes. No creemos en to- talidades més que “al lado”, ¥ si encontramos unatotalidad tal, al la- do de partes, esta totalidad es un todo "de" aquellas partes, pero que no las totaliza, es una unidad “de” todas aquellas partes, pero queno fas unifica, y que se afiade a ellas como una nueva parte compues ta aparte, Es interesante la reformulacién planteada por estos autores en tanto acentiian el cardcter que posee lo miltiple: irreductible a la unidad. De tal manera piensan el todo como producido, como una parle al lado de las partes que ni las unifica ni las totaliza sino que se aplica elas organizando relaciones transversales entre elemen- tos que mantienen toda su diferencia en sus propias dimensiones La relacién todo-partes no reviste una importancia meramente especulativa sino que es decisiva tanto en Ia fo:ma de teorizar Io gtupal como en las formas de intervenciones interpretantes de los coordinadores.” En sfntesis, el reconocimiento de un todo: el grupo, ha tenido una importancia hist6rica en la demarcacién de los saberes y quehace- res de la grupalidad. Posiblemente ha sido Ia forma intuitiva, em- brionaria, de demarcacién de un campo propio para los fendmenos grupales, no reductible a los fenémenos individuales. En ese sen- tido, también puede pensarse que el campo semdntico en una de sus figuraciones: cfrculo, debe operar signilicancia en el término todo. ' Delewe, G. y Guattari, F, Fl anti Eiipo, Barral, Barcelona, 1972. Se retoma esta cuestién en los capitulos LV y V. n El grupo imaginado como un todo més que la suma de las partes, consituye un primer momento epistémico en la institucionalizacion de saberes y pricticas grupales, Tal ver no fuera exagerado afirmar en ese sentido, que esta premisa ha configurado un imaginario fun- dador deste campo disciplinario, es decir, ha operado—como di- ria Benoist—* un espacio de proposicién, no necesariamente de- “ mostrable, que ha orientado la busqueda de la especificidad del campo. De allf la importancia de su puntualizaci6n para una genea~ logfa de lo grupal. E, Anal de la demanda {Cual es la situacisn polttico-econémica que atraviesa la sociedad horteamericana en el momento en que Elton Mayo realiza su inter- venciénen la Westem Electric Company?” Ya en una etapa de gran empresa los empresarios comienzan a comprender la necesidad de regular a producccién en todos sus aspectos: maquinaria, mano de obra, distribucisnfls Ia época de la organizacién cientlica del ra- bajo (Faytor). El nico sobresaliente en ese momento de la socie- dad industrial es el ingeniero-organizador con su gran aporte tec- nol6gico: el trabajo en cadena; este sistema fue suprimicndo cada vez-més el trabajo viviente, pero los inconvenientes ¢ insuficiencias que el taylorismo crey6 poder subsanar mediante una racionaliza- cién cada vez ms avanzada, aparecfan ahora como “disfunciones” ligadas al factor humano. Donde se crea que el organigrama solucionaba todos los pro- Dlemas, naceré cl interés por el sociograma; de los dos aspectosin- disolubles del proceso del trabajo: las relaciones materiales del individuo con tos objetos de ta produccién y las relaciones socia- les de los trabajadores entre sf, se habfa descuidado el segundo, 2 BenoistJ.M. Op. cit. Segxineste autor los imaginarios fundadores tienen ol poder dle poner desde ana disciplina en formacisn nociones que para el consenso dela époea esultan poco aceptables. Son cuempos de proposicionesfindacionales {quesecaraeterizan porun ali nivel desecurrencia y porlaspolémicas que desta El andlisisdeesta demanda pone de maniliesto el entrecruzamientode los es- pacios cientificn, ético y politico sefalados en el capitulo IL n Se comenzaba a ver que detras del efecto humano —Ia “holga- ” del obrero, segiin Taylor— haba una respuesta que el operario dirigfa a un sistema de relaciones impersonales fustrantes; esta intuici6n pasa a considerarse una de las claves para entender el mal rendimiento. Surge asf el encarga’ Elton Mayo; demanda social que pone en evidencia un vacto: la carencia técnico-social frente a los proble- ‘mas que, en este caso, las nuevas formas de produccién generan.? Los nuevos problemas yano pueden ser resueltos mediante las t6 nicas de racionalizacién; exigen la intervencidn de nuevos especia- listas, de tal modo que al ingenicro-organizador suceden los técni- coscn grupos, los expertos en relaciones humanas, quienes se ade- lantaron a “elaborarlas frustraciones” que ta crisis de los afios trein- ta agravaria para las mayorias de 1a sociedad norteamericana. Con respecto a K. Lewin, tainbién desarrollardsus trabajos en un candente momento politico, Como ya se dijo, sus investigaciones dieron fundamento cientifico a los ideales democraticos; pero jqué idea de democracia esta alli en juego? ta democracia entendida co- mo libre discusién; la discusién democrética como resorte dle los pequefios grupos para aliviar tensiones. Por otra parte, los técnicos capaces de incidir sobre los cambios dehabitos, oricntaciéndel consumo, es decir, losiécnicos de grupo, se volverdin cada vez mas imprescindibles”* cn una “cultura” indus- trial que implementaré la sociedad de consume como alterativa para salir de una de sus crisis econémicas més severas, Desde E. Mayo y K. Lewin se organiza una disciplina: la Dind-) mica de Grupos, desde su inicio acoplaré campo de andlisis y campo de intervencién; las primeras investigaciones sobre grupos surgen en respuesta a una demanda econémico-politica, dando lu- gar al “Dispositivo Grupal”. He allf una de las caracteristicas del! dispositive foucaultiano: “formacién que en un momento hist6ri- ® Lourau, R, Op. cit. Sedistingte encargo y demansta cx el mismo sentido que este autor, Paraun anilisis detallad de estos términos, véase Woronowski, M. Pi- chon Riviére y lacritica de la vida cotidiana, Dte, Publicacones, Facultad de Psi ccologfa, UBA, 1988, Sobre el carieter no nutural de las necesidades sociales, véase Castoriadis, C. Op. ci. B ee + /co determinado, ha tenido como funcién principal responder a una uurgencia, el dispositivo tiene pues una funciGn estratégica domi ante”. \ ,Cual urgencia? Sin duda, mantener y mejorar el nivel de pro- duccidn de la gran empresa, estimalando las telaciones informales entre los operarios; la futura disciplina de las Relaciones Humanas ha construido aqui uno de sus pilares fundacionales. Pero también reforzar (os ideales democriticos, operar sobre el consumo, ctc.; la Dindmica de Grupos se expandité rapidamente por diversos campos: empresarial, educacional, de mercado, etcétera, Por tanto, urgencia situada hist6ricamente, en funcién de imperativos econd- micos y politicos del sistema de! que forma parte. E] momento y cl lugar en que surgis la Dinmica de Grupos no fueron accidentales. La sociedad norteamericana de los‘afios "30 proporciond cl tipo de condiciones necesarias para que surgiera es \emovimhiento. Entre elias merece destacarse la apuesta que los s tores hegeménicos de dicha sociedad habfan realizado en favor de lacioncia, la tecnologia y la solucién racional de sus problemas ¢ mo pilares de su progreso, La conviccién de que una democra puede mejorar tanto Ja naturaleza humana como la sociedad a partir de la educaci6n, Ia religién, la legistacidn y el trabajo duro. Desde sa perspectiva comiena adesarrollarse la inversién cconémicaen la investigacién y ésta a considerarse como un motor fundamental de resolucién de los problemas de la sociedad; es decir que se va consolidando la creeneia de que el sistematico descubrimiento de los hechos facilitarfa 1a solucién de “problemas sociales”. Asi cuando luego de la Segunda Guerra Mundial comenzé a répidacx- pansién norleamericana ya estaban preparados para dar apoyo fi- hanciero a dicha investigacién; ésta provino no sélo de institucio~ nes y fundaciones académicas, sino también de empresas y organi- zaciones interesadas por “mejorar las relaciones humanas” y por cl propio gobierno federal.2* Junto a estos factores, cabe seftalar que parte del mundo académico norteamericano de 1a época habia ini- ciado su “rebetidnempirica en las ciencias sociales” que opondria 2 Foucault, M. Eldiscurso del poder, Poios, México, 1983. 25Carvwright,D. y Zander, A. Dindiica de grupos. Investigacién y teria, Tit las, México, 1980, ¥ Carowright, D.y Zander, A. Op. cit 4 | condiciones de produceién que hicieron posible la invencign y pos | | | t ala especulacién sobre la naturaleza de los fendmenos humanos la necesidad de investi gat experimentalmente los fcnémenos sociales cobrando répido ¢ importante desarrollo una psicologia social de |metodologia experimental. {| Inleresa en este punto’coittristar la demanda social en la que se inscribi6. 1a microsociologfa-émpresarial norteamericana con las | terior desplicgue de los grupos operativos a partir de Pichon Rivie- re en la Argentina, Desde su mitica intervencign cn el Hospicio de las Mereedes®* y la Experiencia Rosario® que dieron los primeros disefios de tra- bajo, pueden puntualizarse algunas diferencias, Tal vez lamas sig- nificativa sea que no surgen desde un requerimiento de ios centros de poder institucional, ni los orienta la intencién de consolidar he- gemonfas instituidas. Muy por el contrario, sus localizaciones ini- Ciales, como muchos de sus desarrolos posteriores, s¢ implantaron en los mérgenes de fas instituciones en los iniersticios de las hegemionfas; en muchos casos fueron animados por marcadas uto- pfas contrainistifucionales, Silas latencias de una demanda social ponen en evidencia un va- fo ja que urgencia del socius los grupos operativas fueron respucs- ta? Esta demanda por los grupos en ta Argentina (décadas det 60 y 70) se produce en un cuerpo social agitado, momento de auge de jas luchas populares, Gran parte de 1a intelectualidad de los "60 se caracteriz6 por estar imbuida de fuerles utopfas sociales. Muchos dc los profesonales del campo “psi” que implementaron estas préc- ticas fueron crilicos de los autoritarismos insttucionales: jerar- quias médico-hospitalarias, autoritarismo psiquidirico-manicomial, pirdmide A.P.A., verticalidad en los espacios educativos, etcstcra. Junto con otras formas de abordajes grupales, zoo porejemplo el psicodrama psicoanalitico, los grupos operativos fueron instru: ‘mentos claves para el trabajo en los espacios piflicos. En tal sen- tido, constiuyeron un fuerte anclaje emblematico para aquellos j6- * Ziw Loma, J. "Conversaciones con Barique Pichon Riviere. * Pichon Rividte. E. EIproveso grupat del psicoandlisisa la psicolngia social 1, Nuova Visisn, Buenos Aires, 1977 15 nN ee Et venes profesionales de fa salud que luego se denominaron trabaja- dores de la salud mental ‘Mas alld del derrotero posterior de los grupos operatives —su propia institucionalizacién— interesa subrayar que desde sus con- signas de “aprendera pensar”, “romperestereotipos”, “claborarlas ansiedades frente al cambio” crearon condiciones para que pala- bras y cuerpos sofocados en las jerarqufas instituidas pudieran po- nerse en movimiento, afectarse en otras formas sociales, abrir nuevos sentidos para las practicas colectivas. En realidad, nel surgimiento de toda disciplina hay una urgen- ciahist6rica que la hace posible y “necesidades” sociales que orien- tan su desarrollo; es decir, que no hay excesivo azar en el “socius”. Al mismo tiempo, cl entramado social en que muchas disciplinas y iprofesiones inscriben sus pricticas, suele constituirse en un impen- {sable Significativamente resistente.” Por otra parte se hace necesario superar cierto maniquefsmo de- rivado muchas veces de las posturas cpistemoldgicas althuserianas que postularon rupturas un tanto ilusorias entre momentos precien- tificos 0 ideoldgicos y momentos cientfficos, a partir de ta consti- tucion del objeto formal abstracto de una disciplina, subestimando la necesidad de la articulacién_ entre cieneia y préctica social, en- tre la productividad de los saberes y la eficacia de los poderes. Ast puntiia Foucault la articulacién saber-poder, cn tanto todo campo disciplinario mantiene con respecto al poder efectos de eficacia y con respecto al saber efectos de productividad. Por lo tanto el andlisis de un campo disciplinario —en este solosdiscursos y iGenicas grupales—deberd pensarse en tanto con- juntos de conocimiento que produce dicho campo, clucidando c6- ‘mo se articulan — en cada caso— estas producciones de conoc miento con los juegos de poder c interrogandose en qué estrategiay |. de saber-poder desarrollarén sus practicas sociales los téenicos 2" Tal verel psicoandisis sea un sjemplo paradigmitico de estos impensables; son sumamtente sugerentes los andisis de I inscripeisn sociat de sus préeticas en Jas estrategias biopolficas: Pouestll, M. [storia de la sexualidad, Tonao I, Siglo XXI, México, 1978; Donzelot, La policia de las familias, PreTextos, Valencia, 1979; Castel, R, El psicoanalismo, Siglo xxi, México, 1980, 16 ae tal campo disciplinario, La conjuncién de Jo antedicho, crea condiciones para poder delimitar qué zonas cobrardn visibilidad e | invisibilidad para tal campo disciplinatio y cudles se mantendran | necesariamente invisibles y no enunciables. °° En este sentido es importante subrayar que le misma relacién , que define lo visible deun campo teérico y su préctica, define lo in- visible; dicho campo demarca lo visible como to excluido de su | visibilidad, es decir que contiene lo visible como su propia denega- | Ci6n, de tal forma que los futuros nuevos objetos, son hoy los ob- | Jetosprohibidos de la teorfa; ésta atraviesa sus no odjetos sin verlos, para no mirarlos.%® En un sentido genealégico serfa dtil pensar cual ha sido la obli galoriedad de ver —en los primeros dispositives grupales— al grupo centrado en el grupo, como un todo autorregulado y auténo- mo, plegado sobre sf mismo, el“srupo-sla”, como ha sido deno- minado en un trabajo anteri Los dispositivos grupales que se produjeron desde Mayo-Le- win, necesariamente, dada la demanda social ala que respondieron, debieron mantener en la invisibilidad los atravesimientos institu- cionales, politicos ¢ ideolégicos en los que, sin embargo, quedaron inscriptos tanto sus discursos de la grupalidad como sus interyen- ciones técnicas, ‘No debe subestimarse, sin embargo, que ales dispositivos hicic- ron posible la visibilidad de importantes mecanismos de funciona- miento de los grupos: liderazgos, roles, dificultades en la toma de decisiones, cambio, resistencia al cambio, jucgos ensionales den- trodel grupo, etcétera. A partir deestas visibilidades posibles, se or- ‘ganizaron sus enunciables, Junto a estos visibles dzjaron coma sus invisibles necesarios los procesos inconscientes que atraviesan ta- les mecanismos como asf también Ia inscripcién institucional y sus eficacias en el seno mismo de tales mecanismos grupales. Esto no significa critica a supuestos errores, sino puntuacién de las nuevas y necesarias visibilidades en el imtento de comprensién 81 Foucault, M, L/archéologie du savoir, Gallimaed, Paris, 1969, ™ Ducrot y ottos. ;Qué es ol estructuralismo?, Ed, Losack. % Fernindez, A.; Del Cueto A. "El dispositive grupal”, en Lo Grupal 2, Buis- queda, Buenos Aires, 1985, 7 dc las produecious de posteriores enunciados de la grupalidad, Ya que si —como se ha subrayado— lo invisible es aquetlo excluido de la visibilidad, lo prohibido de ser visto, tambign es importante puniuar que, cuando un campo teérico se rearticula, transforma en nuevas tertitoriatidades, aquellas zonas que, en la demarcacién an- terior, ni siquiera habfan sido advertidas, De all Ta importancia pa- ra una gencalogia de lo grupal, de puntualizar las zonas de visibi lidad y enunciabifidad que una comiente abre, y cudles quedan por fuera de su dptica, a la espera de futuros investigadores, Esta forma de andlisis mas que buscar acuerdos 0 desacuerdos con los autores que se abordan, se propone una actitud de indaga- ci6n critica para realizar algunas niotas cn cl trazado de una genea- Joga del campo disciplinario, una mirada hist6rica que mas que or- ganizar una cronologfa pueda dar cuenta de tas condiciones. de ‘constitucién de sus saberes y dominios de objeto; que pueda pen- sarnomeramente el “desarrollo” conceptual de sus ideas, sino aés- tas y las Areas problematicas que el campo del saber inaugura co- mo la compleja articulacién de: la urgencia histérica que la hace posible, lax necesidades sociales que la despliegan, los a priori concepiuales desde donde ordena sus conacimientos y los dispo~ sitivos tecnoldgicos que inventa F. Elna niento de lo grupal Antes de avanzar se hace necesario aclararel sentido en que se ui- lizan los términos Dispositivo de los Grupos y dispositivos grapa- les. El primero s@ refiere a la aparicicon hist6rica —a panir de 1930, 1940 aproximadamente—de ciertos eriteriosen virtud delos cuales comenzé a pensarse en artificios grupales para “resolver” algunos conflictos que se generaban en las relaciones sociales. Ad~ quicren visibilidad conflictos humanos en la produccién econémi- >4En trabajos anteriores, el uso de ambas expresiones se encuentra menos dis criminado; parasu mejor precisién han sido de gran utilidad las puntuaciones yer ticas del Lic. Roberto Montenegro, docente de la caiedra de Teorfa y Tecnica de ‘grupos. Facultad de Psicologia, UBA. 18 py cca, en la salud, en Ja educacién, en la familia y las instancias orga- nizativas de la sociedad pasan a considerar estas cuestiones como parte de los problemas que deben resolver. Las tecnologfas previamente existentes son consideradas inefi- caces; los conflictos puestos de manifiesto exigen otras formas de intervencidn y especialistas adecuados a tales fines, Desde diferentes puntos de iniciacién se inventa una nueva tec- nologia: et Dispositivo de tos Grupos; aparece un nuevo téenico: cl coordinador de grupos; se gestiona una nueva conviceisn: los abor: dajes grupales pueden operar como espacios tdcticos** con los que se intentaré dar respuesta a méltiples problemas que el avance de 1a modemidad despliega. El Dispositivo de los Grapos cuenta con varias localizaciones fundacionales, que crean las condiciones para Ia institucionaliza- cidn de tecnologias grupales en los mas variados campos de apli- caci6n, Su répido desarrollo evidencia que ha side respuesta a una™ “urgencia histérica” que la hizo posible y a necesidades del socius que la desplegaron. A su vez cn el mismo proceso que se instituye- ron este tipo de intervenciones se delimitaron sus recortes discipli- harios, se consalidaron sus discursos y se establecieron sus impen- sables.96 En cambio, cuando se utiliza la expresién/dispesitivos grupales, se hace referencia a las diversas modalidades de trabajo con grupos) © que cobraron cicrta presencia propia en funcién de las caracteri ticas te6rico-técnicas elegidas, como también de los campos de) 2/”/ aplicacién donde se han difendido. Asf, por ejemplo, puede hablar-| se de dispositivos grupales psicoanalfticos, psicodramaticos, de srupo operativo, gestalicos, etostera. Cada uno de ellos crea Con-| diciones para la produccién de determinads efectos de grupo —y ‘no ottos—; son en tal sentido virtualidades especificas, artificio locales de los que se espera determinados efectos. 5 Pemindez, A., Del Cueto, A, “El dispositive grapal”, es Lo Grupal 2, Bis- ‘queda, Buenos Aires, 1985, También puede observarse en LaGirupal4, Biisque- sla, Buenos Aires, 1987, que O. Saidén en " Modernidad Ineansciente y Grupos” titiza este téraino en sentido similar. *Como possi observarsese intenta dar aqui ‘pos un sentido foucaultiano, Foucault, M Historia de la sexoalidad, ct, | Los dispositivos grupales forman parte del Dispositivo de los Grupos, en la medida en que histéricamente, a partir de las prime- ras experiencias de K, Lewin y E. Mayo por un lado, las experien- ‘cias de Moreno y el diserio de ia ctfnica psicoanalitica de instancias, por otro, se inaugura una modalidad que abre espacios de un nime- ro numerable de personas para la produccién de efectos espectficos en diversas formas de intervenciones institucionales, Quiere acentuarse de esta manera el carécter virtual de losefec- tos de grupo, diferenciando estas clucidaciones de aquellas anima- das por un interés éntico: precisar qué es un grupo. Por el contra- rio, Se sostiene —en un sentido genealégico— que aquello que las diferentes orientaciones en el campo de lo grupal han abierto como visibilidad con respecto a qué son los grupos muchas veces han si- do capturadas por los efectos det dispositive montado; sin embar- go, han generado la ilusion de haber hallado caracteristicas esencia- les de los grupos. Se trata de problematizar tal esencializacién por cuanto se afirma que las dreas de visibitidad abiertas y sus enuneiados son producto de la compleja articulaci6n de ta demanda social a la que responde, de su posicionamiento enla tensién de lo singular y lo co- Ieetivo, de los dispositivos grupales montados y de sus impensables institucionales. Los grupos no son lo grupal. Ya Bion” habia intuido algo dees- to cuando sefialaba que los requisitos tales como que un conjunto de personas se retina en un mismo lugar y al mismo tiempo son s6- Jo necesarios para hacer posible el estudio de los grupos, asi como para que sea posible demostrar una relacién de transierencia, es ne- cesario que cl analista y el analizante se redinan. Decfa este autor: s6lo si los individuos se acercan suficientemente unos a otros es posible dar una interpretacién sin necesidad de gritar; de la misma manera es recesario que todos los miembros de un grupo puedan comprobar los elementos en los que se fundamentan las interpreta ciones. Porestas razonescl nimero y el grado de dispersién del gru- po deben ser limitados. E1 hecho de que el grupo se constituyaen un » Bion, W., Experiencias en grupos, Pais, Buenos Aires, 1963. 80 lugar deierminado y en un momento caterminado, es imporiante por las razones mecdinicas sefaladas, pero no tiene mayor significado para la produccién de fendmenos de grupo; laidea de que ello sea ignificativo surge de la impresidn que establece que una cosa co- mienza en cl momento en que su cxistencia se hace palpablel..] Ia existencia de la conducta de grapo se hace evidentemente mas Facil dedemostrar, y aun de observar, siel grupo se constitaye como tal Esta intuicién de Bion subraya que, sibicn los seres humanos son impensables por fuera de grupos, los grupos se vuelven visibles a partir del montaje de dispositivos técnicos tales que permitan de- mostrar y observar las conductas de grupo. Se presentan hasta aquf dos niveles de existencia de los grupos: cl primerg fictico, en tanto hechos sociales; el segundo del campo disciplinario; por cuanto al montarse los sucesivos dispositivos grupales del Dispositivo de los Grupos, los grupos paulatiriamen- fe se vuelven visibles, observables, comprobables, explicables, ex- perimentables, tcorizables, es decir, chunciables:En este sentido fa microsociologia al instituir dispositivos grupales localizé uno de/| los nacimientos a lo grupal. Antes de ella, los grupos estaban ah, en una inmediatez tal, que no se vetan ™ Bion, W. Op. cit. El subrayado es mio. |

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