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Lordon, politica y afectos sQuign es Frédéric Lordon? Una sociedad tan compleja como la contempordnea no puede ser analizada desde una tinica perspectiva: exige la alianza de miltiples disciplinas que permitan desentrafiar, si, sus ritmos, sus flujos, pero también sus arquitecturas estructurales. Resumidamente, este pu- diera ser el empefio de la obra de Lordon, economista de formacién que ha sentido la necesidad de dotarse de numerosas herramientas tedricas para llevar a cabo su propésito. De ahi que desde la economfa Lordon haya promovido un encuentro con otras disciplines, como la filosoffa o la sociologia, para construir lo que denomina una «ciencia social spinozistan' o, también, un «estruc turalismo de las pasiones»? Lordon es uno de los economistas criticos més re- nombrados de la actual escena europea. Firmante del Manifiesto de los Economistas Aterrados (2010), man. tiene una posicin muy discrepante con las politicas econémicas de la zona euro, tal como queda acreditado 1 F.Lordon, La société des affects. Pour un structuralisme des Paris, Seuil, 2013, p.24. p.11. en el primero de sus libros traducidos al castellano, La chapuza. Moneda europea y soberania democrdtica (Barcelona, El Viejo Topo, 2016). Para hacer frente a los evidentes excesos de las finanzas, Lordon ha propuesto Ja creacién de una nueva tasa, el SLAM, 0 Margen Ac- cionarial Autorizado Limitado. Pero, como hemos apuntado y desarrollaremos a continuacién, los textos de Lordon desbordan el marco de la economia para promover una nueva ciencia social en la que filosofia y sociologia desempefian un papel fundamental. Para ello acude a autores como Marx, Althusser, Bourdieu, Durkheim, pero, sobre todo, Spi- noza, quien se convierte en el pilar basico de su obra. Para guardar la coherencia con sus anélisis criticos de la sociedad contemporanea, Lordon desarrolla también tuna importante faceta activista, que se manifesta, por ejemplo, en su participacién en Le Monde Diplomatique. En esa direccién, Lordon ha desempefiado un importante papel en el movimiento de La Nuit Debout, surgido en marzo de 2016 como respuesta a la nueva Ley del Traba- joy cuyos tintes se aproximaron al 15-M espafiol. Todo ello hace de Lordon, al menos asi lo interpreta. mos aqui, uno de los pensadores més potentes e intere- santes del actual panorama tedrico, cuyas reflexiones, sustentadas en sus profundos conocimientos de las di- némicas estructurales de las sociedades actuales, cons tituyen una herramienta de gran relevancia para pro- mover nuevos modos y maneras de afrontar lo politico, Porque, si algo caracteriza a Lordon y le dota de impor- tancia politica, es su empefio en entender lo politico desde una nueva concepcién de la subjetividad y desde los caracteres especificos de las sociedades mediaticas, en las que las dinamicas de los afectos adquieren una relevancia inusitada, LA CUESTION DBL SUFETO. 11 La cuestién del sujeto La reflexién sobre el sujeto ocupa un espacio privile- giado en la literatura filoséfica contempordnea. La crisis del modelo cartesiano de subjetividad, anclado en el esencialismo, se pone de manifiesto a todo lo largo del siglo xx desde las més diversas perspectivas, desde el existencialismo al posestructuralismo,’ con el hilo co min de la consideracién de la subjetividad como un efecto, un producto, un pliegue, por decirlo al modo deleuziano. En este sentido, Lordon se ubica en una tra dicién firmemente asentada en la reflexién contempo- ranea, aunque para ello recurra a un autor cronolégica- mente alejado, pero muy presente en Ia filosoffa actual: Baruch Spinoza. Lordon hace suya la idea spinoziana, expuesta en contraposicién a los planteamientos carte- sianos, de que el sujeto no es «un imperio dentro de otto imperio»,* idea a la que considera en el origen de la metafisica liberal del sujeto. Frente ala comprensién de un sujeto aut6nomo, capaz de tomar libremente sus propias decisiones, responsable en todo momento de sus actos, Lordon parte de una concepcién del sujeto en laque este, sus acciones y abstenciones, son el resultado de impulsos exteriores al propio sujeto. Toda accién es siempre efecto de una causa exterior que la promueve, de, por decirlo con la que va a ser palabra clave en el léxico lordoniano, un afecto. Sin embargo, el sujeto des- conoce las causas que le impulsan a obrar, lo que le lleva aconsiderarse libre, «ilusién —apunta Deleuze—, como bien es sabido, que Spinoza achaca a la conciencia, cuya 3 Al respecto, véase J. M. Aragiiés, De la vanguardia al cyborg. ‘Aprosimaciones al paradigma pasmoderno, Zaragoza, Eclipsados, 2012. 4B. Spinoza, Etica, Madrid, Alianza Editorial, p. 170. A partir deahora, esta serd la traduccién espafiola que se citard. 12 LoRDON, Fouftica v ArEC" naturaleza es tal que recoge los efectos pero ignora las causas’ y que, al no obtener més que efectos, “[remedia] su ignorancia trastocando el orden de las cosas, toman- do los efectos por las causas”; asi es como el sujeto, aun siendo consciente de sus apetencias, es al tiempo inca- paz de representarse adecuadamente aquello que lo de- termina a buscar en tal 0 cual direccién».* Lordon des- pliega la perspectiva spinoziana desarrollando una concepcién determinista, pero no fatalista, del sujetos es decir, para Lordon, el actuar del sujeto viene determi- nado por ciertos afectos, lo cual no indica que dicho actuar esté prescrito de antemano y, mucho menos, que no pueda intervenirse sobre las causas, los afectos, que impulsan ese actuar. Pues, precisamente, solo el conoci- miento de las causas, el conocimiento adecuado, permi- tird hacerles frente Por ello, Lordon entiende que la politica es un ars affectandi, una estrategia de produccién de afectos para mover a los sujetos en la direcci6n oportuna. Esta resul- tala propuesta mas relevante de la reflexi6n lordoniana, la de entender la politica més allé del estricto juego de racionalidades, para considerarla como un campo en el que se desempefian deseos, pasiones, ideas, es decix, toda una amalgama de elementos que, para ser efecti- vos, deben convertirse en afectos: «la politica —escribe Lordon—, contrariamente a la presentacién compla- ciente que de ella se suele brindar, no es un asunto “de ideas’, sino un asunto de produccién de ideas afectan- tes, lo que supone afiadirles un suplemento».‘ De este 5 G, Deleuze, Spinoza: filosofta practica, Barcelona, Tusquets, 2009, pp. 29-30. 6 E Lordon, Las afectos de la politica, p. 75. (Todas las textuales y remisiones a esta obra corresponden ala presente edicién espariola). LACUBSTIGN DEL sUyETO 13 modo, la politica deja de ser una competicién por el mejor de los argumentos posibles para convertirse en una estrategia de produccién de afectos. Por tal razén, Lordon argumenta que la politica se desarrolla funda- mentalmente en el medio pasional, pues incluso las ac- ciones més coherentemente racionales deben estar in- vestidas de una carga afectiva pasional, que seré la que las dote de efectividad: «cuando, “bajo el efecto de una idea’, como reza la conocida expresién, hacemos algo, con lo cual hemos de comprender que nuestro cuerpo se pone en movimiento —si, por ejemplo, una “idea” politica nos ha escandalizado o movilizado (la palabra, aqui, conviene a la perfeccién)— si estamos més agita- dos, sube nuestra tensién, hacemos ruido con la boca (unas frases politicas y debatimos), eventualmente to- mamos la calle o acudimos a un mitin—; si, por tanto, aquello que llamamos una “idea” nos lleva a hacer seme- jantes cosas, es porque no nos ha llegado exclusivamen- te en la forma de un puro contenido ideal [idéel], sino acompafiada de afectos»,” Deahi que Lordon, tomando como referencia a Marx y Spinoza, proponga «combinar un estructuralismo de Ias relaciones y una antropologia de las pasiones. Marx y Spinoza». O como dice en La société des affects, sinteti- zando ambos términos, construir un «estructuralismo de las pasiones»,’ Los sujetos, que la metafisica liberal presenta como libres, estén fuertemente influidos, de- terminados, por las estructuras sociales que constitu- yen su caldo de cultivo, hasta el punto de que desean y 7 Ib. p.40. 8 E Lordon, Capitali Patis, La febrique, 2010, p. 10. 9 Lordon, La société des affects, p. 11 désir et servitude, Marx et Spinoza, 14 LoRDON, poLftica y APECTOS actiian tal como el sistema les impele a desear y actuar. Por ello dice Lordon que «las estructuras se expresan en los individuos bajo la forma de deseos, y Marx se pro- longa con Spinozay."° Lo cual no obsta para que en ese mismo marco estructural sea posible la generacién de afectos que muevan al sujeto en direccién contraria a los intereses del sistema: «Hay estructuras —escribe Lordon— y en las estructuras hay hombres cargados de pasiones; en primera instancia, los hombres son movi- dos por sus pasiones, en idltimo andlisis, sus pasiones estén ampliamente determinadas por las estructuras; son movidos muy a menudo en una direccién que re produce las estructuras, pero a veces en otra que las impugna para crear otras nuevas».!” Politica y produccién de afectos Si de produccién de afectos se trata, la sociedad con- temporénea, la sociedad de los masivos medios de co- municacién, se convierte en una maquina politica que raya en la perfeccién. Ninguna sociedad como la actual ha sido capaz. de llegar de una manera tan inmediata a los individuos, en el centro de sus hogares, incluso transmitiéndoles de modo tremendamente eficaz mo- dos de ser, de actuar, de vivir en suma. Lordon, dentro de nuestra sociedad capitalista con- tempordnea, distingue dos momentos en funcién de las estrategias de construccién de subjetividad. En primer lugar, el fordismo. El fordismo se diferencia nitidamente del capitalismo del xrx, pues, mientras este basa su do- minio sobre los sujetos en mecanismos represivos y 10 Ib, pp- 14-15. 11 Ib, pp. 11-12. PoLitica x PRODUCCION DE AFECTOS 15 acentda, a través de las plusvalia absoluta, la explota- cién del trabajo, el fordismo produce un nuevo imagi- nario social en el que los individuos, a través de una di- némica de consumo favorecida por un aumento del nivel de vida, se mueven, por primera vez.en la historia, por afectos alegres, deslumbrados por las promesas im- plicitas en los objetos de consumo. Afectos alegres. He ahi el quid de la cuestidn. Pues la dominacién, entiende Lordon, puede realizarse mediante afectos tristes —los que predominaban en el capitalismo decimonsnico, en el que los trabajadores se movian exclusivamente por un movimiento de supervivencia—o a través de afectos alegres, como los que promueve el fordismo. El capita- lismo de consumo «es un régimen auténticamente nue- vo de deseos y de afectos y, como sabemos, su contribu- cin histérica a la legitimacién y a la estabilizacién politica del capitalismo ha sido considerable». Por su parte, el neoliberalismo, incorporando en su seno las practicas consumistas del fordismo, da un paso més alld, pues promueve decididamente en los sujetos el desarrollo de practicas de construccién de si. Mien: tras el fordismo posee un carécter transitivo, en la me- dida en que el deseo se vuelca sobre el objeto de consu- mo, es decir, sobre lo otro exterior, el neoliberalismo tiene un cardcter intransitivo, dado que el sujeto dirige su deseo a la construccién de si. Como argumentan La- val y Dardot, el neoliberalismo genera una «“razén- mundo’, cuya caracteristica es extender e imponer la logica del capital a todas las relaciones sociales, hasta hacer de ella la forma misma de nuestras vidas». El 12 Ib, p. 87. 13 Ch. Laval y P, Dardot, La pesadilla que no acaba nunca, Bar celona, Gedisa, 2017, p. 11. 16 Lonpon, ozirica v AFECTOS neoliberalismo convierte directamente al sujeto en ob- jeto de produccién del propio sujeto, que debe esforzar- se por moldearse a imagen de lo que el sistema espera de él: competencias, salud, gustos 0 practicas son res- ponsabilidad exclusiva del sujeto. El self made man libe- ral llevado al paroxismo. En todo caso, el hecho diferencial del capitalismo contempordneo, ya sea en su versién fordista o en la neoliberal, es que implementa su dominio, mayormente, a través de afectos alegres."* El dominio por el temor, que Maquiavelo reclamaba como una de las estrategias basi- cas de la accién del principe virtuoso, se descubre como un procedimiento de menor eficacia que el dominio por una alegre aquiescencia. Lordon impugna conceptos como los de «servidumbre voluntaria», «consentimien- to» 0 «alienacién», al considerarlos carentes de efectivi- dad para describir las dindmicas de control de las socie dades contempordneas.® Pues, como argumenta Jestis Ibéfier, «el individuo es el objeto mas cuidadosamente fabricado por el sistema capitalista»,'* de modo y mane- ra que se reconoce en las practicas que la sociedad, se- ductoramente, le impone. No andamos muy alejados de Ja idea marxiana de subsuncién real, que, aunque citada enalgiin momento por Lordon,"” no es desarrollada todo Jo que mereceria y que da perfecta cuenta de la preten- sidn neoliberal con respecto a los sujetos. 14 Ello no quiere decir que no existan también afectos tristes, como el endeudamiento, que es soportado como medio para el fin del consumo, Pero Lordon subraya, correctamente a nuestro jicio, la ef cacia de dominacién de los afectos alegres en las sociedades capitalistas contemporéneas. 15 Lordon, La société des affects, p. 251. 16 J. Ibanez, Mas alld de la sociologia, Madrid, Siglo XI, p.58, 17 Lordon, Capitalisme, désir et servitude, p. 187. 986, AFECTAR DE OTRO MODO: ICA ANTAGONISTA 17 Afectar de otro modo: para una politica antagonista Desentrafiar los mecanismos que el sistema utiliza para la produccién de subjetividad es condicién indis pensable para afrontar la batalla politica. Pues, en la ac- tualidad, la construccién de subjetividad se ha converti- do en el campo de batalla fundamental de lo politico. La tesis de Lordon, como venimos viendo, es que esa construccién se realiza esencialmente a través de afec tos. De donde se deduce que para desarrollar otras poli- ticas, para construir una sociedad diferente, resulta im- prescindible promover otro tipo de afectos. Una politica radical, antagonista, revolucionaria, como queramos llamarla, debe ser deseada. No se trata, como ha queri- do esa tradicién, de con-vencer, de encontrar los mejo- res argumentos, que desde su racionalidad derribaran Jas murallas argumentativas del oponente, sino de pro- mover una afectividad, de acompafiar esos sesudos ané- sis de lo real con las estrategias de seduccién que los empoderen. Dicho pronto y mal, que un discurso sea ialécticamente solvente no es condicién suficiente para que termine calando en las mentes y logre que es- fas se inclinen en tal direccién, mas bien que en otra; también hace falta que esté dotado de cierto grado de eficacia afectiva, En ese orden de cosas, Lordon coloca el ejemplo, sorprendente para él, del cambio climatico, cuya evidencia, sin embargo, no produce ningiin efecto en las practicas subjetivas ni en las politicas colectivas. Esuna idea que carece de afectos y, por tanto, de efec- tos, De ahi deriva acto seguido un interrogante a todas luces crucial: ga qué puede achacarse el dejar de ser in- diferente a una(s) idea(s) y, por consiguiente, el empezar apensar de otro modo, si no es, como bien dirfa Deleu- 18 LORDON, POLITICA ¥ AFECTOS ze valiéndose de una idea mordial de «sentir de otra manera», de alumbrar en «otra sensibilidady?"* Se trata de construir «méquinas afectantes»,”” pro- ductoras de afectos. Marx decia que las novelas de Dic- kens posefan més eficacia que sus propios andlisis a la hora de hacer entender la dureza de la sociedad capita- lista. Porque de lo que se trata, en efecto, es de hacer ver para, de ese modo, hacer sentir: «os quiero hacer ver lo que yo veo, con la misma intensidad con la que yo lo veo. Asi pues, la politica est conectada de entrada con toda una economia de la visibilidad, que cada causa se empefia en redefinir o distorsionar en beneficio propio para hacer visible, o mas visible aiin, aquello que no lo es ono lo es lo suficiente, y de este modo difundir por me- jetzscheana, al hecho pri- dio de imagenes reales las visiones que los partidarios- que-ven ya poseen a modo de imagenes “mentales"».”° No cabe duda de que los medios de comunicacién son el instrumento més eficaz, para la produccién de afectos, son la «meta-maquina afectanter. Pero los medios del poder, del capital, dirigen sus estrategias en la direccién contraria a la que aqui se pretende, hacia la produccién de afectos favorables al régimen establecido de lo real. Frente a lo que pudiera parecer, su objetivo primero es ocultar, La descontextualizacién es uno de sus instru- mentos més eficaces, por lo que se empefian en mos- trarnos hechos y acciones fuera de todo contexto, de todo relato, Y asi, las imagenes de violencia de trabaja- dores indignados generan en el puiblico, en la sociedad 18 G. Deleuze, Nietzsche y da filosoft 1971, p. 134, 19 Lordon, Los afectos de la politica, p.7 20 Ib.,p. 83. Barcelona, Anagrama, APECTAR DE OTRO MODO: PARA UNA POLITICA ANTAGONISTA 19 en general, un afecto de empatia con quienes sufren esa violencia. De ah{ que resulte imprescindible, entiende Lordon, restituir las «imdgenes ausentes», reconstruir la narracién, para colocar los hechos en una secuencia global. La batalla por la comunicacién afectante, nos tecuerda Lordon, como han hecho numerosos autores en las tiltimas décadas, se revela ineludible para el desa rrollo de una politica antagonista, para la concrecién de una «epidemiologia pasional de la sediciény,* de una lucha de clases a través de los afectos. Pues la sedicién no es efecto de un salto milagroso fuera del orden cau- sal, sino el resultado de ser determinados a actuar de otro modo. Pero :qué tipo de afectos son los que deben promo- ver la epidemia? gCon qué objetivos alentar la sedicién? Lordon, como era de esperar, vuelve de nuevo la mirada a Spinoza para dar contestacién a estas preguntas. Y es una mirada, lo anticipamos, que se nos antoja proble- mitica. Se trata de promover «deseos comunes [...] ha- ciaobjetosqueno son materiadecapturasunilaterales»,” lo que Lordon entiende como la definicién mas verda- dera de comunismo. Ahora bien, c6mo alcanzar la comprensién de esos deseos comunes proscribiendo, a su vez, aquellos teftidos de egoismo subjetivo? Nueva: mente con un gesto reconocidamente spinoziano, Lor- don defiende que es el eercicio de la raz6n lo que posi- bilitard la delimitacién de esos deseos comunes. Pues sometidos a la «servidumbre pasional», los sujetos son incapaces de encuentro politico Ciertamente, ese 21 Ib, p. 142. 22 Lordon, Capitalisme, désir et servitude, p. 196. 23 F Lordon, Imperium. Structures et affects des corps politiques, Paris, La Fabrique, 2015, p. 23. 20 LoRDON, PoLfTIca ¥ ArECTos ejercicio de la razén, se apresuran a precisar Spinoza y Lordon, no implica la desaparicién de todo conflicto, la fundacién de una ciudad absolutamente virtuosa. La diferencia no es ahogada, como tampoco lo es cierto grado de conflicto, Pero la razén si permitiré la funda- cién de un horizonte comin a través de un mecanismo de democracia radical surgido de la inmanencia de la multitud, tal como entiende Lordon que Spinoza pro pone en el Tratado politico.* Y es que, en efecto, podria decirse que la raz6n, con ciertas cautelas que a continuacién manifestaremos, pudiera convertirse en el instrumento de lo que en otro lugar hemos denominado el «conatus de la multitud».* En Spinoza, el concepto de conatus hace referencia al impulso de permanencia en el ser que caracteriza.a todo individuo, Lordon ha subrayado la importancia de di- cho concepto como base para construir unas nuevas ciencias sociales.* El conatus tiende a ser lefdo desde una éptica individual, por tanto. Pero es preciso recor- dar que, en Spinoza, todo individuo es compuesto, es una multiplicidad en acto.” La multitud, como sujeto politico expresidn de una mayoria social guiada por el ejercicio de la razén en defensa de lo comin, es también un individuo dotado de conatus. ¥ ahi podemos encon- trar la clave de una politica antagonista contemporanea de cufio spinoziano: a través de la definicién de un pro- 24 Lordon, Capitalisme, désir et servitude, p. 201 25 J. M, Aragtiés, Lineas de fuga. Filosofia contra la sociedad idiota, Madrid, Fundacién de Investigaciones Marxistas, 2002, es- iado «Deleuze y la génesis de una ética 1a société des affects, p.24. 17 Véase al respecto J. Ezquerra, Un claro laberinto. Lectura de Spinoza, Zaragoza, Prensas de la Universidad de Zaragoza, 2014. PARA UNA POLITICA ANTAGONISTA 21 yecto politico que permita el mantenimiento en el ser, la supervivencia, de esa mayoria social que expresa, en cierto modo, los intereses de la humanidad, aunque no Ja abarque por completo. Pues la multitud pose voca- cidn de universalidad, pero sabe de las resistencias que va encontrar por parte del poder constituido, atento a la defensa de sus intereses particulares. El desarrollo y plasmacién del conatus de la multitud implica un con- flicto politico con aquellos que pretenden la apropia ign exclusiva de lo comtin, Laraz6n puede ser, deciamos, el instrumento para el desarrollo de una politica de lo comtin, del conatus dela multitud. La razén podria llevarnos a actuar bajo el in- flujo de una especie de imperativo categérico de la mul- titud, que bien pudiéramos enunciar del siguiente modo: actita de tal manera que tus actos posibiliten el conatus de la multitud, el mantenimiento en el ser de lahumanidad en su conjunto. Pero, y aqu{ viene la cautela que anuncibamos, no es la raz6n, sino una forma dela raz6n. Nos explicamos, No existe una tinica forma de ejercer la racionalidad. O por mejor decir, el juego ra- cional puede ser desarrollado desde presupuestos, des- de planteamientos, desde objetivos, diferentes. Existe una razén neoliberal, magnificamente descrita por La- val y Dardot en su La nueva razén del mundo* y que Lordon no se cansa de impugnar a todo lo largo de su obra. Precisamente, el implacable desarrollo de su légi ca nos lleva a un nuevo proceso de agresién contra lo comiin, de la misma intensidad que el que vivié la Euro- pade los siglos xvit y xvi, momento de desarrollo de la razén liberal. No es, por tanto, el ejercicio dela razon 28 Ch, Laval y P. Dardot, La mieva razén del mundo. Ensayo so- brela sociedad neoliberal, Barcelona, Gedisa, 2013 22 LoRDON, POLfrICA Y AFECTOS en abstracto lo que nos llevaré ala seleccién de los de- seos comunes, sino el desarrollo de una raz6n deseante de lo comiin, un deseo de multitud. Es decir, siguiendo con la légica que preside el libro de Lordon, es preciso afectar a los sujetos para el desarrollo de un ejercicio de racionalidad investido por el deseo de lo comtn. Por- que, sigue siendo cierto que aquello que permite reco- nocer una argumentacién como racional —reconocer, es decir, aceptarla— es, una y otra vez, del orden de los afectos, los afectos que son los tinicos en poder dar fuerza a la forma, demasiado impotente por si sola, de- masiado vulnerable ante fuerzas opuestas, de la racio nalidad. Aunque la politica alcanzase a ajustarse a su ideal de racionalidad comunicativa, no por ello dejaria de permanecer enteramente atrapada en la gramatica de la potencia y de los afectos».® O lo que es lo mismo, se trata de evitar que el ejercicio de la racionalidad neo- liberal continde siendo hegeménico Ardua tarea, sin duda alguna, pues el ingenium de los sujetos, es decir, el conjunto de los afectos solidifica- dos, condensados en un modo de ser, genera inercias en los sujetos, predispuestos a someterse al «efecto de sen- dero» promovido por el poder. Pues nuestras vidas, lo venimos diciendo, han ido siendo moldeadas por los flujos que emanan desde el discurso y las précticas he- geménicos. «El ingenium —explica Lordon— es tam- bién la condensacién de toda nuestra trayectoria socio- biogrdfica en tanto en cuanto ha dejado en nosotros pliegues duraderos —aunque, en principio, siempre modificables— al hilo de las afecciones —de los en- cuentros— que nos han marcado. Estas marcas han constituido nuestras formas: formas de sentir, de juzgat, 29 Lordon, Los afectos de la politica, pp. 51-52. CONCLUSION 23 de pensar», De sentir, de juzgar, de pensar. Revertir el ingenium es, casi, impugnar una vida, un mundo. Y para ello, més allé de buenos argumentos, de construcciones racionales impecablemente desarrolladas, es preciso el deseo, Deseo de salirse del sendero, de explorar nuevos espacios y territorios, de compartir afectos. Toda una amicropolitica» de los afectos, de la que Spinoza es el instigador; y Lordon, uno de los mas recientes y suge- rentes continuadores, al lado de Deleuze y Guattari. Conclusién. Nos caben pocas dudas de que la obra de Lordon se va a convertir en referencia obligada del pensamiento contemporéneo, pues ha sabido encontrar una de las teclas basicas de la accién humana en general y de la politica en particular: los afectos. Y lo ha hecho evitan- do ese «giro emocional» contemporéneo al que hace referencia y que denuncia, puesto que «lleva al extremo el retorno teérico al individuo... con el riesgo de liqui- dar definitivamente todo lo que hay de propiamente social en las ciencias sociales, en vias de disolucién en una suerte de psicologismo extendido». El neolibera- lismo toma como una de sus estrategias politicas hacer mirar al sujeto hacia dentro de sf, para evitar que mire hacia afuera. Sin embargo, el reto del anilisis de los pro- cesos de subjetivacién, expresado de forma radical, con siste, por el contrario, en «guardar los afectos pero des- embarazdndose del sujeto»,* al menos en su concepeién liberal y cartesiana, El estructuralismo de las pasiones es un nuevo intento de desentrafiar las relaciones entre 30 Lordon, La société des affects, p 9. 31 Ib, p. 11. 4 el sujeto y el mundo, pero con la virtud de teorizar un sujeto que es mundo y un mundo que se hace sujeto Todo ello desde el ineludible compromiso con la dife- rencia subjetiva, propio de un enfoque materialista con- secuente, Lordon ha abordado el tema de los afectos de mane- ra exhaustiva en diferentes obras. La que presentamos hace especial hincapié en lo politico, perspectiva que también aborda en otra obra de titulo con resonancias spinozianas, Imperium, y que nos obliga a recordar el Imperio de otros dos spinozianos impenitentes, Negri y Hardt. La société des affects y Capitalisme, désir et ser- vitude complementan el anilisis politico con la ineludi- ble aproximacién alo social. Todas estas obras constitu- yen una arquitectura tedrica de primera magnitud que esperamos que, progresivamente, pueda estar al alcance del lector en lengua castellana. Juan Manuel Araciés Julien CANAVERA Zaragoza, octubre de 2017 Prefacio Leer fuera de si La experiencia ensefia convenientemente la insufi- ciencia del lector. ¥ es que no basta con leer las palabras, las frases y entender su sentido. La cualidad que caracte- riza al lector es de aquellas que no se encuentran con mucha frecuencia, y ello por razones que, dicho sea de paso, no requieren tanto la condena moral de las «insu- ficiencias» como el andlisis de potentisimos mecanismos pasionales, Puesto que leer es salir de si, Aqui encontra mos inmediatamente sefialada toda la dificultad: g¢6mo salir de si cuando la relacién con el mundo instaurada por el conatus es, constitutivamente, egocentrada y pro- yectiva? La respuesta es que nunca se puede lograr por completo. Pero, aun asi, se puede lograr em cierta medi- da, lo que requiere una labor constante. Vayamos lo mas lejos posible para poner de manifiesto la dificultad en su maxima expresién: por ejemplo, nunca podremos acce- der del todo al punto de vista sobre el mundo de un gu- sano, puesto que lo que proyectamos sobre el mundo es una complexién humana (bajo cierta actualizacién), el punto de vista de un cuerpo humano. La mayorta de las veces, vivir es proyectar afirmativamente la singularidad

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