DESCARTES,
La reina Cristina de Suecia (1626-1689) y su corte, detalle que muestra a
Descartes ensefando a la reina cn 1649; éleo sobre tela, de Pierre-Louis
{Casillo de Verses, Prania/The Bridgeman Are Libraty International)da de los grilleces de Ia autoridad tradici
gue todos, sin que importara
spo su reputacién se fund6
ywier hombre o mujer comtin y corr
irenado, podia convertirse en un pensador
ate, que su propia busque-
resultado de algo més que una mera
claras y distineas. Igualmente deciso-
n que experimenté en la noche del 10 al 11
19, en al curso de tres suefios cnigméticos
ho tres maravillas», escribe entonces cn un
lonard jamés: «Algo a partir de nada, el
hombre».
cuademillo, Descartes se consideraba
somo Agustin de las verdades que Dios236\ ames MILLER
te habia revelado, Crea ferventemente que «todos x
‘dado el uso de... razin tienen la obl
palmente en la empresa de conocer y conocer.
proveyé de uno de sus epigramas prefeidos: «Que
Pq es conocido por todos pero muere in 2o80-
vs Povo después de la muerte de Descartes se di-
Fandié un mito hagiogrfico alededor de su memoria Y todas las
primeras biogtaflashablan de su juventud rebelde, su conversién
mega de ia mente, de un encueno en presencia del nuncio
papal etc. y siempie destacan Ja orrodoxis de sus concepciones
teligiosas.
Producto de una educacién eatélica que propuso ,
Concluyé que podia ser prudente expulsar sus creencias
previas «de una vez por todas para remplazarlas después por otras
‘mejores o por las mismas una vez que las hubiera verificado segiin
los estindares de la razén».
Era una decisién arriesgada. Después se sintié «como un
hombre que camina solo y en la oscuridad>. Avanzando con la
debida cautela y al cabo de més meditacién en la soledad de su
habitacién, Descartes resolvié adoptar lo que llamé un «édigo
fas leyes y las costumbres del
actuar de acuerdo con | mds probable cada vez que no
hubiera tiempo para di lo que es verdadero, y en tercer
‘agar, tratar de subordinar al mundo los descos propios y no
al revés.
Como cédigo general de conducta y como «la tinica base
fas tres formulas anteriores, perseverarfa en un silencioso au-
foexamen y en una lucha constante por el cultivo de la razén para
avanzar cuanto le fuera posible hacia el conocimiento de
verdad.
Y se fue el relato de su conversién a Ia filosofia, que
opté por publicar como prefacio de su primera obra
sportante, Omite toda mencién a su secuela inmediata, que
sti regitrada en el diario personal, que se preocupé de entregar,
Ito con otros escritos inéditos, a sus albaceas literarios.
Adrien Baillet, ef bidgrafo de Descartes, que tuo acce-
diario, describe lo que ocurrié enseguida, después de que
fes terminara sus meditaciones diurnas con la pragmitica244 \ JAMES MILLER
conclusion que en fa conduccion desu vida ya «no quedaba ot
cosa que el amor a la Verdad>.
‘Como resultado de sus cogitaciones,
gu mente fue arrojada 2 violentas agitaciones, potenciadas
por una incesnee intensidad de ‘sentimiento, lo que lo dej6é
Facapacitado para dsaerse con un >
Feneando ejércivos protestantes contra eétcitos carliens ¥ trans:
formando partes de Europa central en un osario.
‘Deveartes recortié amplios sectores de la zona de guerra.
sen 1628, sogin sus primeros bibgrafos, fue testigo de la rend
Gdn al ty bis XI del reducto hugonote de La Rochelle des-
pués de un sitio prolongado y brutal que hizo morir de hambre,
enfermedades y heridas de guerra a més de yeince mil personas.
No eabe duda que conacia de primera mano los costos dela gue"
tra relgiosa, Pero, al revés de Montaigne, nunca participé perso-
nalmente en los combates.
Preferfa, en cambio, la libertad del estudio a las respon
sabilidades (y tiesgos) de la vida publ jando de lado sus
primers esuerzs vailantes por claborar wna maths univers,
Tis, Descartes paso buena parte de su tempo tratando de hallar
Soluciones a problemas expecificos de mateméticas, mecinicay
treteorologia y 6ptica. En este periodo fue cuando mds explord
aa inwaicign de que las rlaciones espaciales siempre se podian
a la inversa, de que las verdades
que es crucial
organizar en mapas numéricos Ys
numéticas se podian representar espacialment
paral geometea anita (un campo de investigaci6n que ayudé
a rear, en parte con fa invencién de lo que hasta hoy se conoce
como sistema coordinado cartesiano).
Entre 1625 y 1628 pas6 la mayor parte del tiempo en
Paris como investigador independiente. Mientras estuvo alt cn~
fab en contacto con diversos inventores y Aildsofos, sobre todo
Marin Messenne. Monje entregido una vide de piedad
cereiana, Mersenne también se dedicaba a fomentar nuevas for-
mas de investigacién y ‘a promover (y a veces a blindar
ontra la persecucién religiosa) 2 gran cantidad de eminentes
contemporineos, entre los cuales al lésoo politico y materialist
Inglés Thomas Hobbes (1588-1679) y a astrénomo y ae
a a ol a pea En lugar de embarcar-
nse eae ane
tenta comprender la gloria dela creacién de Dios lo hard rr
analiza poco a poco y pacientemente las partes del mundo te
se nos apareceny si se entcga a proyectos de invstigacién —en
een, mecénica y éptica— que tengan un valor prictico
po ‘Mersenne defendia también una firme doctrina de
ria por completo inertc, porgue esa doctina facta una
‘comprensién cuantitativa de la naturaleza y, lo que era incluso
Beep oss ca doctrina separa claramente lo na-
ee renatural, asignando los poderes del movimiento,
volicién y la voluntad solamente a Dios. La naturaleza slo
iento. Dios es ne-
an dar un impulso a la naturaleza
In resultado aparente de la amistad de Descartes co:
‘Marsenne fue que volvié al manuscrito de las as a
ae vases un nuevo conjunto de reglas que pretenden
URES sic cian lesen
a Segiin la biografia de Descartes de Baillet, otro resultado
sw amistad con el monje erudito fue un encuentro en Pars
9 el nuncio papal, Monsieur de Barg, y con otros person
pan imporeances, entre los cuales estaba el cardenal Pierte
‘ le, un catélico de linea dura que propugnaba el uso dela
para purgar a Francia de inficles protestantes. La leyenda
E ee a dejé atdnito a este grupo demostrando
para que la verdad pareciera falsa, y viceversa,
legsndo argumentos de mera probabilidad antes que de
lumbre. Cuando el grupo le pregunt6 cémo s¢ podia
ser engafiado de esa manera, dice la hi
oe roria que Descartes
& brevemente su propio método cientfico. Reducido
por el genio del francés, se supone que el cardenal250 \ JAMES MILLER
pidis a Descartes, como una «obligncién de conciencia», que
continuara su im Sn, y se supone, ast ver, que Descartes
declaré que renuinciarfa ala cbuena sociedad» y seciraria para
siemprea un lugar agradable en que disfrutar de perfecta soledad
en una comarca moderadamente fria donde nadie | conociera».
“Aunque algunos creen que esa reunion pudo haber ocursi-
do, parece poco probable que el cardenal —un hombre duro y
doctrinatio— aconsejara al lésofo que continuara con s® bis:
queda de la verdad y cambién es muy poco probable que Descartes
fomara en serio su consejo. La bistoria cumple sin embargo un
propésito apologético en le narracién de Baillet y ayud6 a aislar a
su personaje de dudasacerea de su buena fe como catélico.
‘Eran afios terribles para quienes defendieran cua'ai
seacign abierta, En 1624 el parlamento de Paris habla pro-
ajo pena de muerte, que alguien «sostuviera cualquier
discusién piblica distinca a las aprobadas por los doctores dela
Facultad de Teologia» de la Sorbona. Sélo dos aftos antes las aur
totidades de Paris habian quemado en la hoguera 2 un filéso-
fo acusado de paganismo. Al mismo tiempo habia empezado a
surgir en Pars una red de instituciones informales que reunian
scomerciantes, magistrados y filésofos para discutir con disere-
vyén como se podian Iievar fructiferamente a la prictica Jas nue-
vas teorlas de matemiticos y fisicos en campos como Ja medicina
ya ingenieria. Los ricos patrocinadores, que apoyaban Is nueva
¢ importante investigacién cientifica, podian potenciar sut estar
tus, y los investigadores ecibir un estipendio y alguna proteccién
contra acusaciones de herejia.
En este contexto, el renovado interés de Descartes por mos-
tra emo los métodos de la [6gica formal y de la geomettia po-
‘lan resolver problemas Fsicos, morales y metafisicas era, com®
ha dicho un autor moderno, «mds que un -valioso experimento
aa métodos filoséficos; ambién era una astuta movida politicar.
(tanto o mas til, abstraia el proyecto de investigacién pura de!
lemento mas discutible desu génesis, los suefios de 1619.)
Pero Descartes no queria correr ningtin riesgo. Rechaz6
el apoyo de patrocinadores y mientras vivi6 en Paris traté de
ocultar su obra y paradero, instruyendo en més de una oca-
sién a Mersenne que mintiera sobre sus actividades. A finales
de 1628 o comienos del af siguiente dio un paso ain més
tajante para proteger su pri se mudé a los Paises Bajos,
donde (como escribié en 1637) «he podido llevar una vida wan
solitaria y retirada como si estuviera en el desierto més distan-
"ter, Petmanecié dos décadas en los Paises Bajos, mudéndose
regularmente de lugar a lugar como si fuera un fugitivo: «La
buena vida que llevaba Descartes permaneciendo bien oculto
requeria de mucho disimulo».
Llegé con pocos muebles y unos cuantos libros ademés
ero una vez instalado se planted una meta nue-
vay grandios. «En lugar de expicar cualquier fenémeno por
si mismor, escribié a Mersenne, «he resuelto explicar todos los
fenémenos de a raturaleza s decs toda la fica. Mi plan actual
1 gusta més que cualquier otro que haya tenido, porque creo
er hallado una mancra de desplegar todos mis pensamientos
os y la inmortalidad del alma. En otra carta a Mersenne
bié que habia shallado una manera de demostrar verdades
‘que es mis evidente que las verdades de la geomerria»,
a afirmacin cas ran sorprendente como su am
todos los fenémenos de la naturaleza,
Descartes tuvo dificultades desde un comienzo. Ti
de a una parte de su proyecto de tratado y a ora dio por
Tratado sobre el hombre. Pero no tenia las a
laagos de indagaciones especificas —sobre éptica, meteo-
y comportaniento dels rayos de luz— en la promesida
jén general de la naturaleza. Tampoco tenia claro cémo
yy estructurar un tratado que presentarfa sohiciones a
as de fisica y de larga data en metafisica acerca del alma252 \ JAMES MILLER
y d1incelecto, Esperaba construir una secuencia que cexplicara la
fhaturaleza inanimada, a naturaleza animada y la mente.
En esos afos estudid anatomia y Fisiologia. También se
ocupé de diserar una nueva méquina para cortar lentes y $¢ fas-
‘cind con los «autmatas», miquinas que parecian moverse e5pOn=
vdneamente, pot ejemplo los relojes y las bombas de agua. Para
al propésito de su andlisis, propuso tratar al ser humano com
sede mds que una esttua o miquina hecha de terra», En 1632
seenbig a Mersenne elos cielos me han caprurado. He descubier-
to su natusaleza y la de las estrellas que vemos ali y muchas otras
teas que s6lo hace pocos ais ni siguiera me habriaatevido
a esperar descubrs; y abora me he vuelo tan audaz que eS0Y
dispucsto a buscar [a eausa de la posicion de cada estrella ja.
El rono de sus cartas osclaba entre el entusiasmo ante nuevos
hallargos y el desaienco porque pareca temer que jams podria
terminar un proyecto cada vex. més ambicioso.
Bntonces se produjo el desastre. «Te
vyarte Le Monde como regalo de afio nuevor, escribié a Mersenne
va noviembre de 1633, «pero he estado tratando de averiguar em
odos mis papeles;en todo caso no he dejado que nadie Jos vea».
Pensé revisar Le Monde tratando de no ofender a los cen-
sores, pero rechand la idea, pues la ensefanza de Galileo efor
traba parte tan integral de mi tratado que no pod quitats de
“iit sin tornatlo defectuoso. Pero dicho esto, no quiero publicar
tin discurso que contenga una sola palabra que provogue la des-
aprobacién de la Yglesia. Por lo tanto prefiero suprimirlo que
publicarlo mutilado>.
La vehemencia de la reaccién de Descartes es muy reve-
Jadora. Los Paises Bajos estaban fuera del alcance de Ja autori-
dad papal y en Francia ya no habia Inqusicién. Es probable que
Descartes pudiera haber publicado y
, dada la ayuda con que
ri ados como Mersenne.
‘ sus dudas y suspicacias. Y no estaba
interesado en una pelea con el Vaticano. «Deseo vivir en paz»,
xy continuar con a vida
tropiece con relaciones no deseadas que infel
p ‘que infeliz por haber
tiempo que ocupé componiéndola». ae
Pero por desgracia Descartes cayé ,
ex xy6 una vex més bajo la cen-
aura regis, ahora por su conduct personal En agosto de 1635,
se presenté en una iglesia de Deventer para reconocer que era el
padre de la nifta que estaban bautizando, La llamaron Francine
y cta hija de Héléne Jans, una
donde Descartes estaba viviendo.
aaa mo una especie de santo. «El
e lo una sola vez contra el honor del celiba-
>, a lec, «es menos una prueba de su tendencia por el
que de su debilidad: y Dios, que muy pronto volvié a poner-
pie, dispuso que la memoria de su caida le provocara una
‘manuscritos entre sus papeles personales, con la esperanza,
esrb més tarde, de que «quienes los consigan deat
if muerte puedan userlos del modo mis adecuados), y se
en un planteo nuevo. Salvaria partes del tracado que no
dl tema sensible del movimiento de
ierra y ofteceria254\ james MILLER
odestamente, como «sain, una seleccién de texts cientlicos,
intentos por resolver diversos problemas especifics en tes Camm
pos: éptica (telescopios, como cortar lentes, et.) ‘meteorologia
{el origen de los arcoitis, la causa de los rayos, et) y peor
(Construcciones utiizando solamente circulos y lines ree
,
Al escribir en francés, Descartes sefialaba que estaba diri-
giendo su Discurso en primer lugar a lectores laicos y abiertos a
jdeas nuevas, a artesanos tanto como a escolisticos, @
tanto como a hombres. ¥ el Discurso tuvo un éxito extraordinario
entre es0s lectores: como anota un historiador modern
se con-
sib en el texto més famaoso de Descartes, probablemente en el
‘mis famoso y més lefdo de la Revolucién cientificay.
Descartes ya era muy conocido en los circulos mavemé
xfficos. Pero la publicacién del Discurso le hizo més
interés de monjes como Mersenne en la
eva ciencia, un ntimero creciente de tedlogos, tanto protes-
tes como catélicos, tomaba nora del tajante y nuevo enfoque
Discurso a problemas tradicionales de la merafisca. Algunos
Tos criticos del libro insinuaron que Descartes era un sofista
éticamente inteligente que habia suprimido de modo deli-
conocidos argumentos sobre la existencia de Dios y los
fa remplazado por un argumento nuevo, de él mismo, tan
convincente que los lectores eran Jos a concluir que
en realidad, no existe,258 \JAMES MILLER
Durante la década siguiente Descartes se vio arrastrado
‘contra su voluntad cada vez mds hondamente a controversias reli-
siosas El resultado mas notable fueron las “Meditationes de prima
iphilophiae, publicadas en 1641. Eseritas en latin y con el aspec-
unto de seis ejercicios espirituales del tipo conocido
falumno de los jesuitas, las Meditaciones apunta-
amente a los académicos cristianos. Segiin el subcitulo
. de 1642, el propésito primordial de las
neditaciones era demostar ela existencia de Dios y la distinci6n
here el alma y el cuerpo humanos». Avanzando ms allé del re-
Tato autobiogréfico que habfa ofrecido en el Discurso, Descartes
propone ahora prucbas filosficas independientes, recurriendo
ae reamente a la «raz6n natural, de proposiciones que un buen
catslico como él también aceptarta apoyado sélo en Ia fe.
Fn la primera de estas Medizacionesimenta enfrenta direc-
tamente el tipo de duda que un catélico escéptico podria sent
acerca del proyecto de indagacién pura en que Descartes s¢ habfa
‘embarcado como resultado de la revelacién obviamente diving
de cea noche de més de veinte afos antes. Supongamos que la
fuente de esta revelaci6n no «fuera Dios, que es el bien supremo
7 la fuente de toda verdad, sino un algin demonio malicioso de
enorme poder y astuciar que shaya empleado todas sus energias
para engafiarmen. Esto, por clerto, no era una mers inquietud
Fexbrica para Descartes la habla experimentado Ia noche misma
de sus suefios reveladores.
En este contexto de las Meditaciones, su respuesta a la po-
idad de haber sido engafiado por un demonio maligno se
posterga hasta que reafirme su conviccién (en la tercera parte
de sus Meditaciones) de que Dios existe. En sus diarios privados
Descartes ya habia esbozado brevemente el proceso por el cual
sc habia convencido, después de su noche de suefios, que se le
bia concedido una visiGn verdadera sabre cémo se puede ad-
‘conocimiento confiable de Dios y la naturaleza. Es
dde las Meditaciones argumenta con mayor latitud que so!
Dios (y no un demonio maligno) puede ser la fuente de sus ideas
to como también aquell: verdades ‘i
eee aa sobre las matematicas y de
En canto cuanto esté seguro de ‘
‘que estd contemplando vel
Dios verdadero en quien se esconden todos los tesoros de la sa
las ideas que tiene sobre la naturaleza estdn «producidas
cosas corporales», se sigue que las cosas corporales existen y que
propicdades que comprendo de manera clara
de la materia (pero ha sido desde en-
ce argumento sea coherente
contemporineos, desde luego, no se
on, El francés Pierre Bourdin no veia cémo
escartes podia responder a la sospecha de que Satin en real-
Te estuviera engaitando, por ejemplo en su suposi
da, de que ningin daft podta provenir de la abdicacién,
sélo fuera temporal, de la creencias tradicionales. Como
falado un filésofo moderno, si se considera con seriedad la
tun demonio engafiador, como hace Bourdin, se plantea la
endente posibilidad» de que «lo sepamos 0 no lo sepamos,
p er victimas del demonismo e incapaces de decir
mos vctimas debido al engatosistemétio causado por el
ina cosa parece clara: otra vez por medio del cjercicio dela
acerca de su epifania reflexiva de 1619, Descartes con-
mar, otra vez, su propia monumental confianza en si
y también ofrecer razones independientes para defender
vicciones bisicas.Y en un gesto adicional de abierto y plural compromiso
con sus criticos, fersenne que solicitara y compilara di-
‘versas respuestas de distincos tedlogos y filésofos naturales, desde
Thomas Hobbes, un materialista, y Pierre Gassendi, un escépti-
co, hasta Antoine Arnauld (1612-1694), determinista teol6gico y
coautor de La ligica de Port Royal. Y a pesar de su susceptibi
aprovech6 la ocasién para entablar precisamente el tipo de dis
ccusién docta que en el Discurso habia dicho que esperaba evitar.
Puede que Descartes haya cometido un error estratégico.
Con la esperanza de blindar ante la critica religiosa su descubri-
miento del «fundamento de {una} ciencia maravillosa», provocé
un debate interminable, que involucré a tedlogos y filésofos, y
que no se enfocé en los fundamentos de su ciencia maravillosa
sino en una serie de proposiciones metafisicas. (Hacia el final de
su vida, Descartes llegé a advertir a un visitante que «no debia
dedicar tanta atencién a las Meditaciones y a preguntas metafisi-
cas{..}. Alejan demasiado a la mente de las cosas fiscas y obser-
vables y la tornan inadecuada para estudiarlas. Sin embargo pre-
cisamente estos estudios fisicos son los més deseables que pueden
cencarar los hombres.)
Continuaba la discusién sobre las posturas religiosas de
Descartes y también empezaron a circular rumores sobre su vida
privada. Se susurraba que Descartes, ademas de ser un materi
ta sin Dios, era un hombre inmoral, padre de una hija ilegitima.
(Francine habia muerto de escarlatina en 1640 y dejado s6
padre). Segiin la ley holandesa, técnicamente no era
pues su padre habia reconocido piblicamente su paternidad.
‘A pesat de haberse establecido en una granja remoca que
daba a unas dunas que llegaban hasta el ooano, Descartes renfa
aque hacer frente a un continuo torrente de visitantes. Cuando
tuno de esos peregrinos solicits conocer la biblioteca del gran
hombre, dicen que Descartes le dijo «venga conmigo» y llevé a su
hhuésped a un cobertizo donde le m becerro muerto y lis
+o para ser disecado. Otro de los micos divulgados entonces cuen-
ta que Descartes siempre viajaba en esos afios con un autémata
diseiado por él mismo, una mufieca de tamafio natural que habla
construido para que lo acompafiara y también para demostrar
que hasta los seres humanos sélo son maquinas.
Crecfa su fama y pas6 a ser de buen rono que las jéven
bien educadas buscaran a Descartes para pedisle ag aan
__conduccién de su vida y también para saber mds sobre os resul-
tados de sus estudios fisicos. Las que no podian conocerlo perso-
nalmente le escribfan cartas. La més importante de estas corres-
pponsales fue la princesa Isabel de Bohemia (1618-1680), véstago
de la realeza protestante (que acabé sus dias como abadesa de un
monasterio luterano en Westfalia).
Las primeras cartas son de 1643, cuando Isabel tenia veinti-
La Haya. Habfa aprendido alemin, francés,
iano y latin, Era muy habil en mateméticas y
se movfa con soltura en asuntos de metafisica. En su primera car-
ta Descartes le planted un problema sobre las consideraciones
que habia hecho en el Discuro y en las Meditaciones acerca de la
mente y el cuerpo,
Si, como Descartes habia afirmado, todos los cuerpos son
‘méquinas, sustancias puramente materiales, que trabajan como
fo hacen en respuesta a estimulos externos de acuerdo con las
Teyes de la fisica, y si, como también habia afirmado Descartes, la
‘mente humana es una sustancia inmaterial c inmortal que pone
€n movimiento al cuerpo humano por medio del libre arbitrio,
entonees cbmo puedc la mente, que es inmaterial,aferrar la ma-
quinatia del cuerpo y cémo ingresan los estimulos externos en
hnustra conciencia, lo que claramente hacen?
Descartes tuvo que conceder que la experiencia nos mues-
fra que mente y cuerpo estén interrelacionados, pero
Diossabe de qué modo. Lo inadeouado de eta clas de a
sivié para encender una correspondencia que duré hasta el inal
de la vida de Descartes.
Sur intercambio epistolar —después de su muerte a veces
Publicd separadamente como una introduccién a un modo
vida propiamente cartesiano— giraba en torno de puzzles262\ JAMES MILLER
metafisicos y también en torno de problemas practicos SOX los
casa Lucilius. Por ejemplo, Isabel,
crPrhoviembre de 1645, urge a Descartes que le responda una
Seng que le hizo en una cara anterior sobre queen él mun:
spabrla rads bien que mal. Ella observa que los sees husiand
tienen més ocasiones de dolor que de goce ¥ qué abay miles de
roves por cada verdad, La respuesta de Descartes 6 Sc00% arte
1 de prictica en la previsié
tos que pueden caer sobre