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pao. Kealacin, pel. eile in. refi B rr. Myie. CoN4AULtA 2001, -. - POSADA Y LA SOCIEDAD DEL ESPECTACULO Patrick Frank BY Ese fue, en verdad, un extrafio y nunca visto acontecimiento (fig. 43). ‘Nacis una bestia con pacas, cola y cuerpo de cerdo, pero cara y cabeza humanas. La hoja dice que tenia cabello, que las orejas eran “exac- ‘tsimas a ls dela gente y colocadas en perfecta posici6n humana” y que Tosojos “se ven unidos ysumamente redondos, no siendo de cerdo ni de hombre, pues més bien semejan set de pescado”; ademas, el monstruo Iucfa en la frente un cuerno y habla sido dado a luz por una cerda, en un pueblo cercano. Si por las dudas el Jector no lo crefa, certificaba el texto {que la bestia era conservada muerta en un vaso de alcohol por un tal don Agustin Castro, “muy conocido en la ciudad de Panucc A pesar del horror, esta historla extrafia es narrada poéticamente en versos al otro lado de la hoja: Sefiores, el hombre cerdo Que en Ja Gudsima naci6, ‘A todo el mundo ha Ilenado De espanto y admiracién. La hoja fue editada en la ciudad de México en 1899, publicada por fa casa Antonio Vanegas Arroyo e ilustrada por José Guadalupe Posada, Fue una entre los centenares que realiz6 Posada con ese editor y que se 159 vvendfan en la calle a a gente pobre, principalmente a los trabajadores jornaleros. Por estos y otros grabados, Posada es uno de los artistas mas ‘onocidos y difundidos de América y su obra esté ampliamente repro- ducida tanto en México como en Estados Unidos y Europa; sin embar- go, podrfamos preguntamos: Lc6mo se explica su fama hoy?, ipor qué se difunde tanto su obra entre mexicanos, norteamericanos e ingleses? Y, si bubiera que analizar el interés en fa obra de Posada en nuestros dias, tc6mo hacerlo?, icémo se analiza su obra en el contexto en que hoy vi- ‘vimos, es decis, en una sociedad saturada de medios de comunicacién_ masiva? Dos respuestas parciales nos ofrecen el pintor mexicano Diego Ri- vera y el novelista cubano José Lezama Lima. Rivera elogia al grabador antes que nada por su mexicanidad; segtin el pintor, Posada es el “intér- prete del dolor, fa alegrfa y la aspiraci6n angustiosa del pueblo de Méxi- co”! O sea, es el mexicano cabal, el artista nacional de quintaesenci - Por supuesto, “lo nacional” en su obra tiene gran importancia, porque dibui6 yretraté los aspectos de la vida diaria que desfilaban ante él en la época del porfriato, Es més: mientras perduren esos mismos dolores, alegsia, angustias yaspiraciones, la obra de Posada permaneceré en el coraz6n del pueblo mexicano. Pero la verdad es que su obra goza también de gran fama fuera de México. Ha merecido aplausos en varios pafses del mun- do. El argumento de Rivera no explica la fama internacional de Posada. ‘Lezama Lima lo preconiz6 por “su realismo, si es que esa palabra lo expresa, [que] es como el punto invariable alcanzado por una forma de tafz muy soterrada, necesaria y fatal”? En el arte realista nos vemos re~ flejados, y segtin Platén, el espejo mimético nos encanta a los seres hu- manos. Esta teorfa trasciende las fronteras nacionales y hasta las gene- raciones, Por cierto, Posada retraté a los seres humanos en sus varias 1 José Guadalupe Posada, Monografia, Diego Rivera (int.), México, Mexican Folkways, 1930, sp. 2 José Lezama Lima, La expresin americana, México, FOE, 1993, p. 147 [1957] 160 actitudes y & ciclopedia de Lima tambié sentacién de igual. Lezam realismo que to invariable Si anali plegadas en! las mismas ol de medios n imagenes y t actualmente nen caracter que nos rode taclismos. La con lo que G las hojas noc nicacién esp decirlo asf, ui cias entre la que —vistas entender me histérico, asf Las hoje lefan en los ¢ primera plan que también. rade referen Posada dluste ‘mos sucesos mid y vendid 5 trabajadores s artistas mais n 2 tepro- oa; sin embar- ipor qué se ec ingleses? Y, nuestros dias, en que hoy vi- comunicaci6n ano Diego Ri- via al grabador daes el “intér- seblo de Méxi- ataesencia. Por porque dibujs élen la época slores, alegrias, tel corazén del mbién de gran raises del mun- om. : Posada. esa palabra lo una forma de ‘nos vemos re- va los seres hu- hasta las gene- ss en sus varias México, Mexican 95, p. 147 [1957]. actitudes y estados de énimo, captando con su buril una verdadera en ielopedia de caracteres y modos de actuat. Peto la ponencia de Lezama “Lima también es incompleta, porque deja de lado tanto el tipo de repre- sentactén de Posada como los temas que trat6, Todo realismo no vale igual. Lezama Lima no separa el realismo de Posada de otros tipos de tealismo que se presume no son tan atractivoss no define, pues, el “pun to invariable” que alcanza el grabador. Si analizamos las hojas de Posada segdn una serie de teorfas des- plegadas en los afios sesenta, encontramos una respuesta mas completa: Jas mismas obras nos ofrecen datos e imagenes adecuados a la definicién de medios masivos, proporcionndonos un constante especticulo de Jmdgenes y textos; por Io tanto, inferimos que nos resultan atractivas actualmente, en patte, porque nos son familiares y en parte porque tie- rnen caracteristicas comunes con los medios de comunicacién masivos {que nos rodean y nos informan sobre escenas horripilantes 0 graves Ca taclismos. Las hojas sueltas de Posada coinciden en importantes aspectos con lo que Guy Debord llamé la “sociedad del espectaculo”; sin embargo, las hojas no corresponden cabalmente a a definicién de medios de comu- nicaciGn espectacular. Més bien se trata de una forma incipiente 0, por decirlo as, un nonato del fenémeno. Mas atin, hay importantes diferen- cias entre la obra de Posada y los medios masivos actuales, diferencias que —vistas ala luz de las teorfas antes mencionadas— nos permitirén entender mejor lo atractivo de aquella obra en el presente momento histrico, asf como algunas caracteristicas de los medios actuales. Las hojas de Posada narraban a menudo las mismnas historias que se lefan en los diarios del dia. Todo fusilamiento, por ejemplo, figuraba en primera plana en los periédicos de la época y se consignaban ah datos que también recogieron las hojas de Posacla y Vanegas Arroyo. A mane- rade referencia, cuando fue fusilado el soldado Bruno Apresa en 1904, Posada ilustré un total de tres hojas sobre el asunto, dibujando los mis- mos sucesos que se resefiaron, por ejemplo, en El Imparcial, que impri- mi y vendi6 107 332 ejemplates al informar el pablico sobre el iltimo 161 dia del reo, en contraposicién a la venta del dia anterior que sélo fue de 82547? Inundaciones, terremotos, revueltas y cosas raras se publicaban, en los diatios y en las hojas. El caso del cerdo con cara de hombre ocups ‘un puesto de honor en la primera plana del diario oficialista, cuyo dibujo probablemente sirviera de modelo a Posada (fig. 44). Aunque la nota publicada es mucho més corta que la de la hoja y no entra en detalles morbosos, el diatio califica al fendmeno de “cerdo monstruoso” y nos asegura sobre of carfcter de don Agustin Castro, un sefior “muy conocido ‘en Pénuco y en esa ciudad donde ha vivido muchos aftos y es reconocida su veracidad y honradez”* En algunos casos, pues, la diferencia entre los medios “oficiales” y los de “el pueblo” no es muy grande. Ambos fun- cionaban como medios de difusién masiva de la informaci6n, el uno des- tinado a la clase media o alta el otro a las més humildes. Las hojas como tales no eran una “necesidad” basica, como la co- rida, sino un pequefio Tujo para amenizar las cortas horas de asueto después del trabajo. Segiin el testimonio de los descendientes del editor ‘Vanegas Arroyo, las hojas se destinaban a la clase mestiza y poco letra- da, recién llegada del campo en busca de trabajo en la ciudad de Méxi- co, por entonces en expansién. Los nifios vendian las hojas en la calle, pregondndolas en vor alta. Se supone que sus lectotes las llevaban a departamentos o viviendas comunes donde residfan muchas familias, de tal manera que quienes sabfan leer podfan nartérselas a los analfabetos. Las noticias que refe- fan casi nunca eran “necesarias” para la reivindicacién de los derechos del ciudadano en la época del porfiriato. Por lo tanto, el texto de la hoja no corresponde a la definicién clésica de “noticia” formulada en 1940 porla socisloga Helen MacGil, pues sus noticias no son “o suficiente- mente urgentes como pata impulsar un cambio en los planes u opinio- 3 Estos datos apareefan en la primera plana en los dias mencionados. 4 Un caso teratolégico”, en Bl Imparcial, 29 de junio de 1899, pL 162 nes” del con ‘con los asunt na de Posade publicar una Tejera, Abt muerte del e eliintento fr visto, el pat cerdo con ¢ que de las * ces coincidi ‘apenas part porfiiato, € necesidade: Como dor ya dese biacriado ¢ tipo se apre dan en efec lam (fig. 45) tagonistas enojado pc ciendo que pide perdé abandonar ta, el gavilt Mla para ar moral, que caaa del re 5 Hel Chicago Pre que sblo fue de -assepublicaban le abre ocupé ista, cuyo dibujo ‘Aunque la nota intra en detalles ynstruoso” y nos “muy conocido yes reconocida diferencia entre ade. Ambos fun- in, el uno des- les. ica, come la co- horas de asueto ientes del editor iza y poco letra- judad de Méxi- alas en vor alta, tos 0 viviendas m quienes iicias que refe- de los derechos texto de la hoja aulada en 1940 1 “lo suficiente- anes u opinio- fonados. 3. del consumidor® Tampoco tenfan relacién, en su gran mayorfa, "Jos asuntos piiblicos del dia, Cuando comenzaba la carrera capitali- i Posada, o sea alrededor de 1892, Ia casa Vanegas Arroyo intents Iiear una hoja algo ms “noticiosa’ bajo el rtular de La Gaceta Ca- ~ Abt figuraban noticias segdin la definicién clésica, por ejemplo, la Riouierte del ex vicepresidente Gonzélezy un motin de estudiantes. Pero tento fracas6. No se edité mas de media docena. de nimeros. Por lo 0, el pblico al que iban destinadas preferia enterarse del caso del Fido con cara de hombre y otros acontecimientos sensacionalistas, F ieide las “noticias” segtin las define la clase dominante, aunque a ve- =s coincidieran en su contenido. Si la gente que compraba las hojas jpenas participaba en la vida pablica de la aristocracia exclusivista del porfriato, es natural que éstas presentaran las noticias ajustadas Tas inecesidades y deseos de las clases trabajador ‘Como el contenido de la hoja estaba ditigido al pablico consumi- ‘dor ya descrito, hay que tener en cuenta que buena parte de éste se ha- bia criado en el campo, en una cultura mas bien rural. En hojas de este tipo se aprecia el aspecto mas “nacional” de Posada. Varias hojas abor- dan en efecto temas plenamente rurales, como en El ranchero y el gavi- lan (fig. 45), cuya historia expone un supuesto debate entre los dos pro- tagonistas sobre el derecho del gavilén 2 a vida. El ranchero esté muy enojado porque’el gavilin le rob6 unas gallinas. El gavin protest, di- ciendo que tanto para él como para el hombre es dificil ganarse la vida, y pide perdn al ranchero. A cambio de salvar su vida, el gavilin promete hs abandonar la caza de las gallinas pero si el ranchero no acepta la propues- ta, el gavilén lo amenaza con regresar el dfa siguiente con toda su pandi- Ila para armar aGn mas caos en. el gallinero, El didlogo es una discusién i tnoral, que gana finalmente el gavilin cuando el ranchero abandona la i caza del raptor. La historia cobra un significado adicional si se advierte 5 Helen MacGill, News and che Human Interest Story, Chicago, University of Chicago Press, 1940, p. XX. el doble sentido que se atribuye en el lenguaje popular a “gavilén”, un vvago, y “gallina”, una mujer. Para esa gran proporcién de la clase trabajadora de la capital que en esa 6poca proventa del campo, la hoja es recuerdo gracioso de una vida recién abandonada pero no olvidada. Ademés, la narracién dedica- da a temas rurales probablemente servia como punto de encuentro entre las generaciones, ya que los j6venes nacidos en la capital o trados a ésta siendo nios, no tenfan los mismos recuerdos de la vida rural que los mas ancianos. Mas importante atin para el argumento de este estudio, s que en la hoja que analizamos en el pérrafo anterior y también en !a ya descrita del cerdo, se observa muy bien el inicio de lo que los filésofos de ‘medios masivos llaman espectdculo. En 1967 Guy Debord sefial6 que los medios masivos funcionan instalando en la sociedad un gran espectaculo que divierte ya la vez en- venenaaa la gente, alejéndolas de sf mismas y de sus seres més cercanos. El efecto se consigue remplazando experiencias vividas directamente por experiencias filtradas a través de imagenes y cuentos creados con- forme a criterios comerciales: “En las sociedades en que prevalecen condiciones modernas de producci6n, toda la vida se presenta como tuna gran sucesi6n de espectéiculos. Todo lo que en una época anterior se vivia directamente, ahora se ha convertido en una representacién’ En el México de Posada apenas se esbozaban las condiciones mo- dernas de producci6n. La industria se encontraba en su infancia y Ja ciudad empezaba a crecer: Pero las hojas del grabador se producfan en scala industrial, como un diario o una revista, y la casa Vanegas Arroyo cestampaba asf muchas hojas “folcl6ricas”, que recotdaban a la gente la vida rural y ademés se vendfan como pan caliente, segtin dijo una vezel hijo del fundador de la casa. En el caso de El ranchero y el gavin, Posada remplaza lo que la gente del campo alguna ver sufri6 a causa de los ga- vilanes, por una hoja (entre centenares de copias idénticas) que podia © Guy Debord, The Society ofthe Spectacle, Detroit, Black and Red, 1983, tex 1. 164 distruts Ta reali U Su pop srabadk esuna dores. | muy bic el uraje consist: de varic le. Elte Tajaras « exactar bien arc valientc rescatat ocurre, Cristéb del rape un merc hubiera prevalec hoja, po pablico nos. Ye del espe como ut reducids alcuent Ta lleva Debord, alar a “gavilén”, un ade la capital que lo gracioso de una inarracién dedica- de encuentro entre ital o trafdos a ésta a rural que los mas le este estudio, es y también en la ya que los filésofos de sasivos funcionan iertey ala vezen- Tes mas cercanos. das directamente 1tos creados con- 1 que prevalecen € presenta como 1a época anterior ™sentacion’’, condiciones mo- su infancia y la se producfan en Vanegas Arroyo ban a la gente la ndijouna vezel I gavilén, Posada causa de los ga- ticas) que podia Red, 1983, tesis 1 Pi fracarse 0 cembio de unos centavos. La imagen vendida suplantaba fa tealidad vivida. = Una funcién parecida cumplis Fl valiente de Guadalajara (fig, 46). 5S popularidad fue tal que la hoja se reedit6 en varias ocasiones. En el gfabado se ve al protagonista amenazando a un tigre —el texto dice que “es una pantera— ante Ia mirada asombrada de un pufiado de especta~ J teaje en Ia lucha, asi sea con una pantera. El monslogo del valiente asiste en enunciat y denunciat la supuesta debilidad de los hombres de varias regiones de México. No hay nadie en todo el pats que lo igua- "Je. Eltexto menciona la cesteriay el tejido, artesantas tfpicas de Guada- lajera; sin embargo, la realidad vivida que esta hoja suplanta no es aqut exactamente la del protagonista. El valiente representa un carfcter més bien arquetipico, con rafces en el teatro espafiol del Siglo de Oro. Los valientes espatioles eran aristcratas heroicos que luchaban por el bien, rescatando a la mujer en peligro © venciendo a cualquier malvado. Asi ‘ocurte, por ejemplo, en el drama El més valiente andaliez Anton Bravo, de Cristébal de Monroy y Silva, cuyo protagonista defiende a una mujer del rapto de un novio rechazado, El valiente de Guadalajara es, en cambio, un mero fanfarrén. Es probable que el asunto del valiente mexicano lo hubicran relatado cuentistas en una época antetios, en regiones donde prevalecfa la vida rural y condiciones propicias para ese tipo de folcloz La hoja, por su parte, conserva Ia tradicin prescindiendo del cuentista. El piiblico goza de la historia sin el historiador, sin el contacto entre huma- nos, Y asf la imagen vendida remplaza {a realidad vivida. Los te6ricos del espectaculo coinciden en lamentar tal sustitucién, denuncidndola como una especie de alienacién. La comunicacién entre personas se ve reducida y sustituida por la compra de medios masivos. En lugar de oft al cuentista junto con un grupo de personas, cada uno compra su hoja y la eva a casa. “La relacién social es transformada en imagenes”, dice Debord, y la reunién a que convocaba el oficio del cuentista, se realiza 165 ahora en centenares de viviendas particulares.” Se puede coneluir que el resultado de la popularizaci6n de las hojas es impulsar la alienacién de la comunidad, su fragmentacién en mero individualismo. Pero; si en verdad la hoja es alienante, ese efecto se ve rebasado por otro que se relaciona especificamente con la historia mexicana. A la ‘yer que disminuye el papel del cuentista en la sociedad, la hoja, por su catécter de palabra escrita, es un instrumento para conserva lo folelé- rico. Tanto el cuento del vatiente como el del ranchero y el gavilén son “tescatados” y “guardados” por la imprenta. Las formas ¢ ideas de la vida rural ahi destacados fueron un factor decisivo en la Revolucién de 1910. Esa revolucién fue, en parte, una lucha entre la europeizacién promovida por el régimen de Diaz y lo mexicano. Asf, a hofa folelérica, sibien contribuia ala fragmentaci6n de la comunidad, fortalecfa al mis- ‘mo tiempo la resistencia al programa de extranjerizaci6n que foment el general Diaz. Los estudiosos de la sociedad del espectaculo coinciden en sefialar que los medios masivos producen yuxtaposiciones chocantes y extrafias ‘en sus representaciones. Por ejemplo, en la televisi6n, después de una ‘escena de matanza brutal se puede continuat con el anuuncio que prego- na las ventajas de algin desodorante. Ocupando paginas contiguas en alguna revista se ven fotos de un terremoto y las de una nueva fragan- cia, con el olor impregnado en la pagina. En 1967 Vaneigem escribi6: “El esposo que mata al amante de su esposa compite por la mirada del espectador contra el Papa en su lecho de muerte; los calzoncillos de Mick Jagger van a la par con la gorra de Mao Tse Tung, Todo es uno, todo vale igual, en el espectéculo de la incoherencia".* Estas incoherencias en el contenido de los medios surgen en gran parte por la necesidad de vender el espacio a quienquiera que pueda "id, tess 4. * Raoul Vancigem, The Revolution of Everyday Life, Londres, Rebel Press, 1983, p97. 166 pagerlo. Por conjuncione aunque con Un cas Aladerech: cha contra por este ejér soldados qu contra indic nera indiger cayendo de Junto a esta murmullos ¢ garel coraxé gobiemo qu dar una vue las hojas de tavo que co otra empres: deseo de ca! guerra o alr Posada racterfstica cias importa debe distingy gioso que go: 1030, del pro su patria. L aunque algé fenémeno di XIX, con ela revistas y lit suede concluir que x “Ia alienacién valism. cto se ve rebasado vria mexicana. A la lad, 1a hoja, por su onservar lo folelé- toy el gavilén son ‘mas ¢ ideas de la ula Revolucién de 2 la europeizacién la hoja folelorica, » fortalecta al mis- A que foments nciden en sefialar cantes y extrafias + después de una tuncio que prego- nas contiguas en aa” va fragan- neigem escribi6: vor la mirada del 5 calzoncillos de 1g, Todo es uno, 3 surgen en gran tiera que pueda Rebel Press, 1983, Por eso la publicidad resulta a veces tan desagradable. Tales Bigacio. : curren también en las hojas de Posada, jnjunciones, Por otra parte, Brique con menos frecuenci Un caso interesante es el de una hoja publicada en 1900 (fg. 47). EA Iadezecha, un corrido cuenta la derrota de un grupo de indios en Iu Sha contra el ejército. El texto proclama la gran victoria conquistada Bor este ejércitoy Posada la representa, con el reyocio yasornbro de los, Jdados que presencian la fuga del cnemigo. Se trata de la campafia Fura indios mayas, perseguidos en Yucatén en 1900. De ninguna ma- [jefa indigenista, la hoja proclama la victoria en estos términos: “Me voy “ayendo de risa, / Porque los Indios Mayas / Ya se volvieron pura ceniza”. jJanto a esta historia se ve una agradable y pacifica escena callejra: los ‘murmullos de la serenata que canta un sefior de clase media para dable- sar el corazén de una mujer. El sefior se anuncia como un empleado del gobierno que pasea en bicicleta e invita a la mujer a salir de su casa para dar una vuelta. Pero no era una necesidad comercial la que imperaba en las hojas de Posada (ya que la casa editorial ganaba bastante con el cen- tavo que cobraba por cada hoja y el editor no estaba ligado a ninguna otra empresa ni tenfa vinculos con algtin monopolio comercial), sino ¢l deseo de cautivar la atenciGn del comprador a través del cuento de la guerra o al menos con los versos amorosos. Posada también participa en el culto de las celebridades, otra ca- racteristica del espectaculo de los medios masivos, aunque con diferen” las importantes que determinan la cultura mexicana. Una “celebtidad” debe distinguirse del der poltico que incita alas masas, del mistico réli- gioso que goza de gran fama por su supuesta comunidn con el Todopode- 10s0, del profeta que acusa a la autoridad, y también del héroe que salva su patria. La celebridad moderna o “estrella” no trata de esas hazafias, aunque algin faroso tal ver muestre rasgos de uno u otro carécter. El fenémeno de la celebridad nace en la sociedad europea a partir del siglo XIX, con el auge de la alfabetizacién y la difusién masiva de peri6dicos, revistasy libros, con la industrializaci6n y sus congéneres, la urbaniza- 167 ign y el aburguesamiento. La celebridad crece, dice Debord, donde la gente se encuentre desprovista de sus antiguos nexos con la tierrao con lavida independiente del artesano. La nueva estratificacion de la socie- dad moderna ieapulsa la fragmentaciGn de trabajos, afin de que ningu- no trabaje por si solo , por lo tanto, se encuentre alienado de su inde- pendencia y de su creativided. En ese momento nace la celebridac! Las estrellas las creamos nosotros mediante el antojo que tenemos; no- nacen del talento ni de la falta del talento ni de la industria cinemato- réfica ni de la promocién, La ansia miserable y fatal dela vida anénima que se quiere extender hacia la dimensi6n de la vida cinemética [...] La estrella es la proyeccion de exe deseo.? La estrella entonces cumple una funcién de remplazo. Sila vida mo- dema es més especializada, burocrética, impersonal y restringida que la’ del pasado, llenamos el hueco contemplando las vidas de celebridades, que supuestamente son més libres, creativas y privile- giadas que las nuestras. En la época de Posada hubo estrellas, aunque sin la radio, la televi- sin y las revistas que reprodujeran fotograftas; Ia fama que éstas cose- charon no era muy grande en comparacién con la que disfrutan ahora. Las celebridades mexicanas no se creaban en el cine, entonces incipien- te, sino en el teatro y la corrida de toros. De abt surgieron personas que interesaban al pueblo mexicano. Del teatro, la soprano italiana Adelina Patti y otros cantores mexicanos gozaron de gran fama” La corrida de toros era también cuna de muchos famosos, tanto espafioles (Luis 2 Guy Debord, “On the Passage of a Few Persons Through a Brief Moment in Time, 1959", gui6n para pelicula, Ken Knabb (ed), Sirationist huerational “Anshology, Berkeley, Bureau of Public Secrets, 1981, p. 33 [1959]. 16 Armando de Maria y Carnpos, La zarzuela.y evento musical en México, México, Xéchitl, 1943. 168 Mazzanti’) cottos).!! Posada p cuada al puek por la sencilla nes, La cortid de precios de permitfa el ac ‘16 muchas hi que su exaltar dibujé a torer famosos mata lieron en las b tado en unas cogida mortal Ponciano Dia Como ej difundié la let pieza loando | los Lombardit Luis Freg, An les. Los verso manos del edi ico de Gaone Por cierto, Ga como mestiza, deel tendido, diciembre del ; " Bnrique "Carlos México, Biblioce ce Debord, donde la scan la tieeta ocon it i6n de la socie- » afin de que ningu- alienado de su inde- ce la celebridad: ‘ojo que tenemos; no industria cinemato. de la vida angnima ‘a cinemética [..] La 120. Sila vida mo- nal y restringida nido las vidas de eativas y privile- la radio, la televi- 8 que éstas cose- :disfrutan ahora, 1 cesincipien- “on personas que italiana Adelina ° La corrida de espatioles (Luis ha Brief Moment ‘onst Intemational nMésico, México, wzantini) como mexicanos (Rodolfo Gaona, Ponciano Diaz y iu i Aan particip6 en el culto de la estrella, pero de una manera ade- uuada al pueblo que compraba las hojas. No inclufa estrellas del teatro por la sencilla razén de que la clase trabajadora no asistfa a las funcio- ~ pes. La corrida de toros, en cambio, era un caso distinto: la amplia gama Ede precios de las localidades (desde ochenta centavos hasta diez pesos) B jermitia el acceso de gente de casi todas las clases sociales. Posada il i tr6 muchas hojas que trataban temas taurinos y al examinarlas se nota que su exaltacién de los toreros era muy selectiva. For ejemplo, jams = dibuj6 a toretos esparioles en condiciones favorables. Ninguno de los famos0s matadores esparioles que se conocia en México en esos dias sa- lieron en Tas hojas de Posada. La excepcién fue Antonio Montes, retra- tado en una setie de hojas que contaban con detalle la historia de su cogida mortal. En cambio, hay varias que retrataron a los mexicanos Ponciano Dias y Rodolfo Gaona, aquél del siglo XIX y éste del xx. ‘Como ejemplo se oftece la hoja Bl cancionero popular (fig. 48), que difundi6 la letra de una cancién taurina del tipo entonces comtn. Em- pieza loando la maestrfa de Rodolfo Gaona y después menciona a Car- los Lombardini y Pedro Lépez, diestros mexicanos. M&s abajo figuran Luis Freg, Antonio Fuentes y “Lagartijillo”, mentados toreros espaiio- les, Los versos terminan exaltando “la sangre torera” en general. En ‘manos del editor y el ilustrador, fa composicién se convierte en panegt- rico de Gaona, quien figura en la cabecilla y en el grabado de Posada, Por cierto, Gaona fue elogiado tanto por gente de ascendencia europea como mestiza, pero su fama no evité que le gritaran “indio bolero” des- deel tendido, aludiendo agresivamente a su tez azteca.!? Meses antes, en. diciembre del afio anterior ala publicacién de la hoja, Gaona se encontr6 "Enrique Guarner, Historia del toro en México, México, Diana, 1979. Carlos Quit6s ("Monosabio"], Mis 20 arias de torero: ebro fntimo de Gaon, ‘México, Biblioteca Popular El Universal, 1925, p. 84 169 comprometido en un caso de ataque sexual a una mujer alemana, quien se suicidé después de pasar una noche en compaiifa de toreros."® Gaona fue encarcelado por treinta dias, y liberado posteriarmente por falta de pruebas. En su carrera, en suma, no faltaron claroscuros. La hoja que produjo Posada y su editor es, sin embargo, un encomio sin reservas. Posada participé en el culto del toreo, difundiendo la fama de los toze- 10s preferidos por la clase trabajadora, Por supuesto, en esa época el mas célebre entre los célebres era el presidente, el general Porfirio Dfaz. Posada lo retraté vatias veces si- guiendo otro criterio del espectiiculo. Segiin Debord, hay dos espect- culos: el difundido, que es la suma de publicidad de varios productos, noticias de varias celebridades, historias de eventos sensacionales; ese especticulo florece donde exista la produccién moderna, El otro existe donde hay una dictadura, que él llama de especticulo concentrado: “La imagen impuesta de Lo Bueno encierra en su especticulo la totalidad de lo que existe oficialmente, y es enfocado en un solo hombre, quien garan- tiza la cohesi6n totalitatia". Ejemplo de ese tipo de especticulo es la dic- tadura de Stalin o la de Hitler, dispuestas para crear el culto al Iider: “Esta celebtidad es el amo que no consume, y es la imagen heroica que convierte en significado aceptable la explotacién absoluta [...] Donde reine el espectaculo concentrado, también reina la policfa’.# Posada participé en ese espectéculo concentrado, ilustrando hojas que retrataban de manera favorable al general." Se ve como ejemplo El sol dela paz, portada de un libro para nifios publicado en 1901 (fig 49) "EL asunto es contado en Quirés, op. cits Marfa Luisa Garza, Los amores de Gacna, San Antonio, Texas, Art Advertising Company, 1922. Por mi parte, abordé con detenimiento el caso en Posada's Broadsheets: Mexican Popular Imagery 1890- 1910, Albuquerque, University of New Mexico Press, 1998, pp, 153-164. 1 Guy Debord, The Society of the Spectacle, op. cit, esis 64, 'S Posada carieaturiz6 a Dfat en revistas opositoras como El Hijo del Ahuizot, pero éstas no se difundfan masivamente. Fampoco hay hoja suelta que se busle del ‘general Elgeneral e- zonte, rode: Abajo se ve otto términe ensetes, yar paisaje ideal Diaz era la c pacién en el Porlos do, ya que t casos se adv. necesidades cho en los d editor, sacia fas, pues di catcelaba a Poemas sobr neral; Posad: do Ignacio F inenos cuatr Durango, far nada bueno Lailustraciér bata, montac una espace ce més al Any or alemana, quien exeros. Gaona yor falta de uros. La hoja que mio sin reservas. fama de los tore- 108 célebres era el 5 varias veces si- hay dos especté- zarios productos, ansacionales; ese 1, El otro existe soncentrado: “La lola totalidad de bre, quien garan- ctdculo es la dic- el culto al Itder: igen heroica que uta [...] Donde ica’ zando hojas omo ejemplo El 1 1901 (fig. 49), sez, Los emores de sr mi parte, abordé dar Imagery 1890- 53-164 "Hijo del Ahuizote, a que se burle del Jneral es el sol mismo y ocupa un espacio amarillento sobre el hori- fe, todeado por la bandera y un ramo de olive que simboliza la pes bre telegrafico y el tren, sfmbolos del progreso, el jo-se ve el alaral 35 término del lema porfirista. Al lado aparece el trabajador con sus es, arriba las torces de la Catedral, el refugio de los pecadores. Un E also ideal que es vgilado por la figura del tirano bondadoso. Si bien bs faz era la celebridad méxima, Posada no lo dibuj6 mucho. Su partici E acion en el espectéculo concentrado no fue habitual. = -Por lo visto, Posada y Vanegas Arroyo preferfan el culto al bandi- ya que realizaron muchas hojas sobre este tipo de estrella. En estos Ecsisos'se advierte nitidamente su manejo del espectaculo conforme a las eéesidades mexicanas. Por cierto, el pueblo jomnalero se interes6 mu EX cho en los datos biogréficos de varios criminales profesionales. Para el ‘editor, saciar la fascinaciGn del piblico representaba un rigor en esos ‘fas, pues durante el porfiriato se censuraba la prensa e incluso se en- ‘carcelaba a los periodistas; asf Ins hojas producidas presentan datos y { poemas sobre diversos reos, pero sin elogiarlos abiertamente. Por lo ge~ E neral, Posada deslizaba los elogios en el grabado. La hoja sobre el bandi- do Ignacio Parra se publicd por primera vez en 1903 y fue recditada al fienos cuatro veces més (fig. 50). Parra, un cuatrero en la provincia de Durango, fue finalmente atrapado y fusilado en 1892. El texto no dice nada bueno del reo: ‘A mucha gente robs ‘Sin piedad ni compasién, A veces atin los matabas Pues fue de mal corazdn. La ilustracién lo muestra muy bien vestido con chaqueta, sombrero y cor- bata, montado a caballo como héroe nacional y armado solamente con tuna espada en alto, como caballero andante. En la imagen, Parra se pare- ce més al Angel Vengador que al criminal terrible del texto. Aunque de él qm slo existe esta hoja, otras se ocuparon del bandido veracruzano San- tanén y diversos maleantes célebres, Se ‘cuentan, por ejemplo, las histo- tias de Jess Bruno Martinez, asaltante de joyerfa en 1891, y de Jess Negrete, asesino y ladrén en la primera década del sigio Xx. La cantidad de hojas producidas es otra vez evidencia de la fascinacién del ptiblico por esos reos, y la obra de Posada conservaba su memoria. Si se puede acreditar la opini6n del historiador del handidaje Etic Hobsbawm, quien sefialé que el culto del bandido es “forma muy primi- tiva de protesta social”, Ia difusién de la fama de estos criminales en la obra de Posada es preludio de la Revolucién de 1910, pues no faltaron ‘nexos entre el bandido y el revolucionario. El bandolero Heraclio Bernal cooperaba con [a rebelién a la postre fracasada de Trinidad Garcfa de la Cadena en 1886." Francisco Villa era -cémplice de la pan- dilla de Ignacio Parra." Santanén fue nombtado. -coronel revolucionario por los hermanos Flotes Magén."* ¥ Jestis Negrete anuncié su deseo de ‘ncorporarse alas tropas tevolucionatias después de empezar las hostili- dades en 1910, con las siguientes palabras: “IQué listima que estoy en- carcelado! Si fuera libre tendria mi propio partido con muchos hombres detras mio”. Por tanto, podemos coneluir que la obra de Posada, en este caso, aparte de aumentar el culto a las celebridades, promovis de forma primitiva inquietudes sociales “que después desembocarfan en violencia revolucionaria. A mi entender, la diferencia mas importante entre la obra de Posa- day los medios masivos de hoy —y lo que contribuye en mayor medida "6 Véase Nicole Gixén, Heraclio Bernal, :bandoleo,cacique,o precursor de la Re volucién?, México, Se, 1976. "" Paul Vanderwood, Disorder and Progress: Bandis, Police, and Mexican Development, Lincoln, University of Nebraska Press, 1992 "* Jacinto Barrera Bassols, El bardo yel bandoleo, Puebla, Universidad Aut6no- ta de Puebla, 1987. ‘Las (tims horas de un gran culpable”, en El imparcal, 22 de diciembre de 1910, pL 172 a su inmenso artesanal, des clibujada y es0 maestrfa al sey composicién n daasuentorn timiento, En | (6g, 42), Posu accién un esp: hojas se notan tanto en fa pla la fabricacién ; ‘hueco rectang: ‘ocurtié en tod: Tetra, como sie do concluirlo reducir su escal Retinen irresist pertando en el« de gradualmen: en que vivimos Para termj que transciend: €poca anterior, en su infancia, } ciones del espe esto enseguida pasado afiorado, *Vease Tho Posada y la prensa Munal, 1996. forma rauy priny s criminales en ly elrevolucionario incié su deseo de® apezar las hostilis; aa que estoy eng § ‘auchos hombres ca de Posada, ef #8, promovi6 de “4 % ocarfan efi’ a la obra de Posa- a mayor medida precursor dela Re: lice, and Mexican iversidad Auténo- 2 de diciembre de i inmenso atractivo— es sin lugar a dudas su apariencia de factura ssanal, de ser “hecha a mano”. Se nota la mano del artista en lalinea Sijada y es0 le da un “aura” especial al contemplarla, Posada dibbuja con nestrfa al ser humano en sus varias actitudes y estados de énimo. La F omposicién mantiene la proporci6n de Ia figura perfectamente adecua- ;rsu entorno y casi siempre con alguna expresién de emocién o sen- into. En Ia hoja sobre la batalla de los indios mayas, por ejemplo , 41), Posada emple6 la perspectiva con gran eficacia, llenando de én un espacio de composicién de reducidas dimensiones. En otras .éjas sé notan algunos elementos mal resueltos y/o crudezas técnicas, tanto en la plancha grabada como en la letra impresa, lo que denuncia “la fabricaciGn artesanal. En la hoja sobre Ignacio Parra (fig. 50) hay un Fhueco rectangular en la montura de Parra. El defecto es inexplicable y * ocurrié en todas las ediciones. Ademés, el titular retine tres fuentes de letra, como si el disefiador, al empezar por la izquierda, no hubiera podi- do concluirlo con letras del mismo tamafio y se hubiera visto obligado a educir su escala. Las hojas no son tan logradas como los medios de hoy. Retinen irresistiblemente la produccién masiva y la mano artistica, des- pertando en el espectador la nostalgia por el oficio artesanal que se pier- de gradualmente en las regiones mas “adelantadas” del mercado global cen que vivimos. Para terminar, las hojas de Posada son atractivas hoy por razones que transcienden el nacionalismo y el realismo. Son evocacién de una época anterios, cuando lo que se ha llamado espectéculo se encontraba en su infancia, La hoja resulta familiar en parte porque cumple las fun- ciones del especticulo —nosotros, como espectadores, reconocemos esto enseguida—, al mismo tiempo que encontramos en ella rastros de un pasado afiorado, cuando no estébamos abrumados por el asalto constante * Véase Thomas Gretton, "Sobre como se hicieron los grabados de Posada”, en Posada y la prensa dhstrada signos de modernizacién + resistencias, México, INBA/ Manal, 1996. de informacién ¢ imagenes; cuando la empresa privada no se habia con- vertido en la empresa multinacional; cuando la intervenci6n de un in- dividuo (el artista) tenfa un efecto determinante en el producto final y cuando no se resentia tanto el influjo a la vez embriagante y alienante de los medios masivos. Posada muri en el anonimato en 1913. No hubo quien reclamara sus restos y éstos se entertaron en fosa comén. Irénicamente, el ocaso de Posada coincidié con el auge de la tecnologfa para reproducit foto- grafias junto a la letra de molde. A pattir de ese momento, cada afio se imprimisfan més y mas fotos en revistas y periédicos, iniciando la inunda- ci6n de imégenes reproducidas mecénicamente que hasta hoy experi- ™mentamos. Sin embargo, tanto en México como en ottos paises donde domine el espectaculo, los grabados de Posada nos Ilevarin a la época en que se crearon, cuando el espectécula apenas asomaba. Introducciér Entre 1880 y ciudad de Me nay se convit plir un papel cultural inter: iodo de dese cional, cuyo te en ella se mos avances del planificacion Nos, presents ‘Los tradi Eduardo Tejet quienes oftecier enPanams, nos ‘este trabajo con Latina y eon oby a dscusion y

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