el sueño -que, al despertar, no está ya en nuestras manos- de aromas y colores imposibles... Y un día sin aurora la cortamos. Dichoso es el que olvida el porqué del viaje y, en la estrella, en la flor, en el celaje, deja su alma prendida. Y yo había dicho: ¡Vive! Es decir: ama y besa, escucha, mira, toca, embriágate y sueña... Y ahora suspiro: ¡Muere! Es decir: calla, ciega, abstente, para, olvida, resígnate... y ¡Y Ella viene siempre! Desde espera. Era un agua que se que nacemos, su paso, secó, un aroma que se lejano o próximo, huella el esfumó, una lumbre que se mismo sendero por donde apagó... Y ya es sólo la corremos hasta dar con Ella. aridez, la insipidez, la hez... Lleno estoy de sospechas de La Vida se aparece como un verdades que no me sirven sueño en nuestra ya para la vida, pero que infancia...Luego me preparan dulcemente a despertamos a verla, y bien morir… Mi caminamos el encanto pensamiento, como un sol buscándole risueño que ardiente, ha cegado mi primero soñamos;... y, espíritu y secado mi como no lo hallamos, corazón... El cuerpo joven, buscándolo seguimos, hasta pero el alma helada, sé que que para siempre nos voy a morir, porque no amo dormimos. ya nada.