You are on page 1of 61
Jesus Tusén Valls LOS PREJUICIOS LINGUISTICOS editorial octaedro BOLSILLO- OcTAEDRO, Wim. 23, Titulo original: ‘Mal de lenges. A fencorm dels prejudiclstingustic, Barcelona, Editorial Empuies, 1988; 1996! Publicado en Ediciones Octaedeo en lacoleccién Lenguaje y comunicacién: 1996, 2003. ‘Traduccién libre del propio autor. PREAMBULO 7 rnotoco. 9 Primera edicién, en esta coleccién: diciembre de 2010 ne carire03 © evus Tus Vall Sneioa de echo, juziondavalory prefs lngtistioe © Deesta edicts ee eae Ediciones OCTAEDRO, SL. ‘uicios de hecho y juicios de valor 16 ©/ Balen, 5- 08010 Barcelona Labeopevtciona tights 2 Tel: 93-246 40 02 - Fax: 93 231 19 68 Wwewoctaedro.com - octaedroeoctaedro.com. Las definiciones de «prejuiciolingUistico» 25 cariruio2 Cualies forma de reproduccién, distribution, comunicaclin plea 0 Brea lata dae pesfuiel Ragttfeoe) 3) Pepe abel cent prey epee ieee ah Soputenne eee en ee em ISON, ors 8eso21146- Dito 8 449852030 eal tea eae Disefio y produccién: Servicios Graficos Octaedro Lenguas «faciles dubai Impresié: Liber 8 (ae aca eoepreebelies os Impreso en Espana Tenguas son pocos Printed n Spain carirutos Segundo peldato: los prejuiciosculturales 69 Prejlciolingtistic cultura 0» s lenguas eprimitivasny au (y nuestro “amigo del ro Columbia se sorprenderia por esta forma, para 41 superflua); dar se interpreta como «hacer que alguna cosa pase de manos de una persona a manos de otray; se repre- senta a un «beneficiarios; lo significa wobjetos; a, como diria Sapir, no se puede definirsatisfactoriamentey, sega los con- textos, indicara direccién, lugar, beneficiato... Precediendo a ella quiere decir esto iltimo, y, de nuevo, nuestro amiga chinuco se extranaria (tal vez los hablantes castellanos, pen- saria, aman la redundancia 0 aprecian mucho a los destina- tarios de los regalos) Por tltimo, ella: esta forma, opuesta (Gélo gramaticalmente) a él quiere decir «femenino»; opaesta a ella (s6lo gramaticalmente, también) significa «singular por encima de todo, significa . Salvador toma como punto de referencia las cifras algo envejecidas de Roland Breton (Géographie des langues, 1976): catalan, 8 millones; galego, 3; cuskera, casi ‘Ly recalcula los niimeros... ala baja. Al catalan le otorga~y quiere actuar con generosidad- entre seis y seis millones y medio de hablantes; al gallego, poco més de dos millones; al euskera, algo mas de seiscientos mil. No le discutiremos las cifras, acaso porque nos falta paciencia para hacer perso- nalmente los recuentos: ni siquiera una larga vida nos daria el tiempo necesario. Pero convendria determinar por qué len un ¢aso se redondean los millones al alza, teniendo en cuenta a todos los habitantes del mundo hispanico, mien- tras que en otros se hila muy delgado y a la baja, Puestos a ealeular trescientos 0 quinientos millones de hablantes, apor qué da la sensacién de que resultan molestas las len- guas «pequefias», y hay quienes emplean su tiempo y sus desvelos en escamotear un milloncito de hablantes por un lado y doscientos mil por otro? Sera producto de la desazén ante la diferencia y de la fe irrefrenable en un mundo que sélo puede ser entendido como un conjunto de estructuras politico-administrativas uniformizadas? ‘Todo resulta diéfano, sin embargo, cuando Salvador escri- be lo siguiente: «hay una tendencia, ereciente en los eltimos decenios, a considerar como un drama la desaparicién de len- guas minoritarias. ¥yo he de deci algo que en estos tiempos se tiende a percibie como agresivo: que esa desaparicién yo no la considero un drama, sino todo lo contraro [..J. Sin la paulatina y constante desaparici6n de lenguas minoritarias, a través de los siglos, la atomizacién lingaistica seria de tal envergadura que esta misma reunién que estamos celebran- do resultaria del todo imposible [..]y, por supuesto, yo no podria ejercitar mi facundia fuera de los Kites estrictos del «asco urbano de mi pueblo natale. Esta es, muy probablemen- tela cuestion de fondo: la libertad que algunos se otorgan de irpor el ancho y diverso mundo hablando s6lo una lengua. Y hay también otra cuestion de fondo, pero esa nos llevaria a hablar, una vez mas, de la expresion del egocentrismo y del etnocentrismo, En lo que se refiere al niimero de hablantes, es frecuente Ja argumentacién a favor de las lenguas multimillonarias, en zaz6n de unas hipotéticas posibilidades comunicativas, Des- de el punto de vista de las frias estadisticas esta daro que los hablantes del chino mandarin se pueden comunicar con 1s personas que quienes tienen como lengua propia (jpo- brecitos!) el inglés. Ya se intuye que esto de las estadisticas no acaba de encajar del todo. Por su parte, los griegos sélo se pueden comunicar con diez 0 doce millones de personas, ‘mientras que un castellanohablante cuenta con trescientos millones de interlocutores potenciales. ;Quién y cuéndo ha- Dlaré con tantos? Hay que bajar de las nubes estadisticas y pisar la buena tierra de la realidad: los hablantes normales (no los altsimos ejecutivos, los diplomaticos y los catediti- cos de universidad), los que trabajan cada dia a pie de obra y salen de casa, suben al metro o al autobiis, legan a la ofi ¥; siacaso, veranean en un apartamento de la costa (tercera’ nea de mar) a pocos centenares de kilémetros de su casa, tos no suefian con millones. ¥ tienen mucha suerte si pue~ den contar con los dedos de las manos esas buenas amistades: que convierten la vida en un placer, Hay que ver con dlari- dad: si alguien necesita otra lengua, la aprendera con agrado, ¥y sin complejos; pero lo que no puede pretenderse (porque: zno parece ético) es valorara las lenguas de mayor a menor en funeién de su ndimero de hablantes, Una lengua es el patri- ‘monio de una persona y de un pueblo, es parte de sus sefas de identidad; y, en cuestion de identidad, las estadisticas no tienen nada que ver ni nada que deci. aoiruos Segundo peldajio: los prejuicios culturales ‘Toda comuniaingni one derecho a coda, etandarzar peserear,desarlarypromove _srema linge, nterteenis inducer foradat= ‘Diu il Doc igi Prejuici ingistico y cultura "Nuestro camino in crescendo sube ahora un peldaho. Este simil dela escalera ya era conocido usado por los antiguos griegos ‘y fue aplicado al crecimiento del saber: todo comenzaba en la peira o habilidad de uso; en un segundo escalén descansaba la ‘empeiria, es decir, el conocimiento practico; un poco mas arri- ‘ba se encontraba la téRime (la. ars de los latinos), saber cualifi- ado; finalmente, la episteme o ciencia, patrimonio exclusive del fildsofo, el que conocia las causas de las cosas. Hay, sin ‘embargo, caminos y caminos, escaleras y escaleras; ye que se escoge en estos momentos no es el camino del conocimiento yy de la ciencia. Es, mas bien, un trayecto dspero: el que va desde la candorosa ignorancia ala responsabilidad culpable. Fs, pues, una bajada a los infiernos que ahora se detiene en el purgatorio. Las gentes de cultura (los sabios, incluso) no suelen tener la costumbre de incurrir en tosquedades. Para ellos, la bon- dad o la maldad de las lenguas es una cuestién sin sentido alguno. Pero habré que admitir -o al menos asi lo pretenden algunos- que no todas las lenguas son iguales. Unas se afir- ‘ma~ son més ricas en vocablos y otras, més pobres. No balde hay lenguas con una literatura esplendorosay, en ca bio, hay otras en las que solamente se hallarén unas poc ‘anciondillas con las que amenizar las bodas, as cosechas, las despedidas hacia aquellastierras de las que jams se pods tornar; en resumen, poca cosa. Las gentes de la calle, por contrario, no tienen el gusto de saber siel vocabulario del alés es mas rico que el de la lengua cuaquit; o si en sansert existe mas literatura que en suaheli; o si el latin «tiene itica» y el altoaragonés «no tiene gramatica» (ambas sta, tienen gramatica en el sentido chomskyan« subyacente, que es la que de verdad importa) es lengua y qué dialecto; pero, si creen ver diferencias ents tna y otro, probablemente darén un valor positivo a la pri ‘mera y negative al segundo, senal inequivoca de que alguien, presuntamente informado, les ha sorbido el eso. Los juicio de valor que se cuecen en la dimensién culta son més sutles y'lasespaldas de ls prejudicadores tratarin de descansar e 1 muro sélido dela ciencia 0, porlo menos, en el delas es disticas, No obstante, con frecuencia ese punto de apoyo serd otra cosa que la pared resquebrajada construida con sofismas mas burdos. Heemos dicio antes que conviene ser iernos con quienes han sido objeto pasivo de una mala educacién; pero resulta forzoso serimplacables con os responsables de ell. Esto nos lleva, de forma inevitable, a plantear una cuestion de orden: Y que nadie piense que a algunos nos gusta ir por el mundo aireando los trapossucios de los des 0 seBalando con el ine dice para mostrar resbalones ajenos. Seria més amable hacet ‘como el ecélogo feliz que atiende solamente ala cara hermosa ‘del mundo, Porque claro esta que existe esa fazy es evidente que los sabios dicen cosas hermosas y acertadas casi siempre [No obstante, en algunos momentos se llega a experimentar ‘una sensacion vaporosa de responsabilidad intelectual que ‘nos impele hacia la critica, acaso hacia la denuncia, ante opi- niones no stficientemente matizadas, nacidas de una mala educacién multisecular que algunos han asumido sin que ‘edie el ejercicio necesario de a desfamiliarizacién. La gente culta, y aun los sabios, son a fin de cuentas pobres humanos ‘como todos, como quienes no tenemos el consuelo de la sa bbiduria, Y por todo lo dicho no hay més remedio que pasar ‘por el cedazo algunas opiniones dicotomicas para separar el sgrano de esa paja que nos quieren endosar como alimento in- discutible y que, al menor descuido, engullimos con lacerteza yyla satiafaccién de los dogmas de fe. Decia el inevitable Sapir (inevitable, porque los maestros de verdad siemprelo son con toda su carga critica): «Esta claro, que el simple contenido del lenguaje est intimamente rela- cionado con la cultura. Una sociedad que no tiene el minimo, conocimiento de teosofia no necesita poseer una palabra que la designe; los aborigenes que no habian visto jams caballos, ‘que no habfan odo hablar de ellos, se vieron obligados = inventar 0 a tomar prestadas las palabras correspondientes cuando conocieron a esos animales. En la medida en que el vocabulario de una lengua refleja con mayor 0 menor fideli- dad la cultura a la que sirve, es perfectamente cierto que la, historia de la cultura y la historia de la lengua se mueven en. Iineas paralelas. Pero esta suerte de paralelismo superficial y curioso no presenta interés especial para el lingtista excepto porque la aparicin o el préstamo de nuevas palabras ayuda incidentalmente a explicar las corrientes formales de la len- ‘gua. Elestudioso del lenguaje no habria de cometerjamds el error, de identficar a una lengua con su diccionario. He aqui, en las palabras que hemos destacado, la denuncia del prejuicio que vamos ahora a examinar. Laslenguas uprimitivasy su «pobreza» léxica ‘Algunos dan por sentado que hay lenguas con muchas p bras y, en cambio, otras con un acervoléxico mas bien escaso ¢ incluso, de vez en cuando, se afirma -y se escribe- que primeras poseen un rico vocabulatio para las nociones abs tractas; mientras que las segundas s6lo permiten la designas . As pues, no solamente un éjército, también la propia corte celestial! Sin embargo, la existencia 0 no de un estandar, y del res +0 de condiciones que se suelen exigi pata alcanzar el rango de «lengua», plantearia problemas a los prejudicadores: era © no era lengua aquello en que Platén hablaba?; jse escribi6 l Quijre en lengua o en dialecto (la Academia dela Lengua no se fundé sino ciento ocho afios después); era el catalan un dialecto antes de la codificacign fabriana y, de repente, se convirtid en lengua? Porgue sla existencia de una escritura normalizada y de una literatura culta fuesen las condiciones indispensables para alcanzar el titulo de «lengua», entonces 1 panorama lingtstico del mundo se veria reducido de las cuatro mil lenguas a unas pocas docenas, y esto parece que choca contra a evidencia. E problema que algunos se plan- tean (bien mirado, ni siquiera se plantean problema alguno, porque suelen ir por el mundo con sus esquemas preconce- bidos y todo lo tienen resuelto de buenas a primeras) es, en definitiva, el de un cambio cualitativo lusorio: todo el mundo ha de saber que la gente se convierte en adulta, de verdad, cuando llega alos dieciocho afios y, si son hombres, una vez ‘cumplido el servicio militar, cosa que explicaria de manera perfectamente empirca y concluyente el porgué de la «inma- durez» del otro sexo. Con los dalectos pasaria una cosa and- Joga: se convertirian en lenguas cuando hubiesen realizado una proeza digna de asombro. ¥ cuil es la proeza, el momento glorioso de este cambio cualitativo? Lo podremos comprobar con una perla ideologi- ‘a disica de Ramén Menéndea Pidal (a quien, por otro lado, nadie podra negar el largo rosario de sus méritos como fl6- logo paciente y eruditisimo): «Castilla, al emanciparse de la tradicion dela corte visigética tan seguida en Ledn, al romper ‘on una norma comin a toda Espafa [la legislaion del Forum Tudicun), surge como un pueblo innovador y de excepcin. Retengamos esta caracteristica que nos explicas la esencia del dilecto castellano. Y afiadamos una curiosisima coinc- dencia: Casilla, que, caracterizada por su derecho consuett- dinario local, se opone al derecho escrito dominante en elzes- to de Espana, es la region que da la lengua literaria principal 4e la Peninsula», El paso, por lo tanto, de dialecto a lengua (palabras que hemos destacado en el texto) se concibe gracias ala mediacién de un hecho absolutamente ajeno a ambos: tum hecho juridico-politico. Témese una porcion de dialectoy afiidasele un buen chorro de empuje historico:la lengua esta servida. A partir de abi, ycon la proyeccion de los siglos, el ‘empujén inical ira aceleréndose y legarén los descubrimien- tos, las conquistas, las colonizaciones (evangelizadoras, no hay ni que dudarlo), el engrandecimiento de la cuna original, latte, la teratura, el estado jacobino... la lengua oficial. ‘Una vez mis, los linguistas ylas gentes de buena voluntad tendrian que poner las cosas en su sitio: si alguien qulere ex: presar sus prevenciones hacia certas formas de hablar, quelo diga abiertamente; i alguien quiere contemplar con miradas de sospecha a las personas que hablan de manera diferente, ue lo manifieste sin rodeos (0 mejor, que recurra al silencio ceducado), Pero todo el mundo deberia ser instruido para usar las palabras justas: un dialecto no es una desgracia,y usar} rnumea ha de ser motive que despierte complejos de insegu- ridad y de inferioridad. Porque la lengua comin para cual- quier grupo de hablantes ~dejando ahora al margen como pertinente la configuracion del mundo en estados politic audministrativos~ no puede ser otra cosa que la coincidenci tesencial de todas sus variedades, aquel denominador com aque rene sus poseedores y que, tarde o temprano, hace qt la soledad de nuestro campanario suene con voces semeja tes, en una polifonia inextinguible, coviruos Tercer peldafi: os prejuicios geopoliticos luniveralimo deb basa en una concept de Ta diveidd inguin y cultural qu supere aa wera tendenat Tomogendzadons las tendons aslamintoxlosst® Lenguas que sanan ylenguas que enloquecen Hemos llegado al peldaito postrero, més allé del cual sélo existe el vacio. Porque este iltimo escalén conduce a un abis- ‘mo en el que se niega la ternura: alli donde la humanidad deviene barbarie y las palabras podian legar a configurarse como gritos; ylos gritos como golpes. Rara vez suele recaer la responsabilidad de la mala educacin en las gentes que la sufren, en quienes se hallan instalados, sin saberlo, en el pri- ‘mer escalén de nuestro itinerario. Y tal vez también tenga- ‘mos que empezar excusando a algunos sabios porque elamor ala propia lengua haya podido oscurecerles el entendimiento hhasta el punto de Ilevarlos a cantar alabanzas desmesuradas, y porque, en ocasiones, las coordenadas en las que realizaron su tarea no siempre fueron favorables ala libertad de pensa- siento y de expresién: «Castilla, evantisca y ambiciosa en su politica, evolucionaria en el derecho, heroica en su epopeya, fue la regién mas innovadora en el lenguaje. ¥ asi como su prodigiosa vitalidad la destinaba a ser el eje de las empresas nacionales, su dialecto habia de erigivse en lengua de toda la comunidad hispénica»,escribio Rafael Lapesa (a quien tam- poco negaremos sus indiscutibles méritos como fildlogo y st amor por lenguas diversas), en ellejano afto de 1942; aunque ‘estas mismas palabras fueron reimpresas, sin mati algun, en 1980, y muchos fueron quienes las aprendieron de mem tia tal y como Lapesa las habla recogido ~casifielmente— ‘su maestro Menéndez Pidal. Estos tics de amor ala lengu ‘propia, acaso dictados por las limitaciones de una época, n son exclusivos de autores como los mencionados: Viktor Vinogradov, gramético ruso y uno de los innovadores forma: listas,escibia lo siguiente en 1945 (segin aportaSeriot): poder y la grandeza de la lengua rusa son el testimonio ir futable de las grandes fuerzas vitals del pueblo ruso, de gran cultura y de su gran destino historic. La lengua n es reconocida unsnimemente como la lengua grande de pueblo grande Son las resonancias ~y ya nos hemos referido a ellas sas de una ocasiin- de aquel deseo romantic que preten la identifcacion entre lengua y pueblo. Lo que resulta so choso es que esta simbiosis circular, gracias ala cual un pi blo construye una lengua y una lengua construye aun pu ‘nunca se plantea a la baja: somos un pueblo modesto y fs la causa por la que nesta lengua tambien lo es; somos pueblo pequefo y nuestro habla es limitada Las iden cones se realizan por referencia a patrones de grandeza y ‘organiza quien puede organizarlas, es decir, el poder sgandistico de un estado que se considera fuerte o que quiere vivir las nostalgia imperiales. Hoy, en las postrimerias del siglo 2, ningin ling avalaria con sus palabras el ideario romntico, asi como, poco dedicaria una minima parte de su inteligencia -m 6 poca- a cantar las alabanzas de un pueblo por encima losrestantes. Los linglistas,y también los antropélogos, asumido de corazén la serenidad y la ecuanimidad; han com- prendido que las diferencias entre hablas y humanos son, en realidad, puras memudencias, cuestiones de estilo, y que la especie humana es una, gracias también al lenguaje. Pero las instanclas del poder (especialmente en sus vertientes educa- ‘iva y publictaria) ni son tan licidas, ni suelen ser amigas de la autocritica: o bien mantienen inercias que llegan des- 4eremotisimos tiempos (zno lo hemos visto, recientemente, ‘on tanta celebracin transocednica y pentasecular?), o bien dan versiones nuevas de los viejo estereotipos. En estos mo- rmentos, ningiin estado poderoso 0 que se considere podero- so y moderno (o que haya de proclamar una fuerza que no tiene) anunciaria que la lengua oficial propia es la mas clara, la mas dulce, la mas facil y la que tiene mas palabras, Hoy el mundo es un espacio abierto y en él no hay lugar para ciertas afirmaciones palmariamente inocentes; por esto mismo, los ‘nuevos argumentos para cantar las excelencias de las lenguas intentarén seducirnos por el lado practico: algunos idiomas serdn (y otros no) «internacionales, de ecomunicacién» y de sprogreson. Y no ofreceremos una interpretacion brillante si afirma- mos que, en resumidas cuentas, el sentimiento de grandeza no es sino la cara empolvada de la inseguridad; una forma de resolver las dudas por una de las vias mas expeditivas: la de la ignoracia. El ldgico briténico John Wilson lo expresaba asi con palabras mas bien pesimistas: «El deseo de los humna- nos hacia el conocimiento es mas aparente que real. Su deseo bsico es la seguridad, y plantearse preguntas conduce a la duda ya la inseguridad. Porque hay que dudar dela veracidad de una frase para que podamos cuestionarnos honestamente ‘esta fraze con la mente libre: si alguien esta convencido de la vveracidad de una expresin, a duras penasllegard a condlusio- nes diferentes, Esta es la causa por la que mucha gente con- sidera que es mas cémodo y sencillo mantener cerrado el en- tendimiento. Cuando manifiestan y defienden sus creencias; no lo hacen con el ansia cientifica y racional de conocer, sind, con el objetivo de persuadirse a si mismos con la persuasidn) de los otvos: de esta forma crecerd su sentimiento de certeza, y de seguridad.» Las palabras de Wilson, acaso excesivamente descora- zonadoras, nos hablan de un universe diminuto, de unas per sonas que se pliegan sobre si mismas y que tienen miedo a verdad, a vivir en una permanente situacién de provisio lidad. Pero también podemos proyectar sus palabras ~y C01 ‘mis razén todavia~ al universo comin, porque la segurid de la ignorancia ha sido siempre el mejor recurso para dirigi alas multitudes, Tal vee simplifiquemos en demasia, pero dos formas de controlar a un pueblo: una es la opresién; otra, la asimilacién ideologica, aquello que Chomsky ha bat tizado con la expresién sla manufactura del consenso». EL ‘mero de estos métodos no nos interesa ahora, ya que clest {que a si mismo se quiera poderoso y moderno hars los mi ‘mos esfuerzos para evitar las formas cavernicolas que, ta 0 temprano, generaran gritos de liberacion dificiles de sil ciar, Las formas directas de opresién sdlo podran ser transl torias y resultarén utiles para aquella economia salvaje ‘busca beneficios escandalosamente desorbitados en tr de tiempo excesivamente breves. En cambio, la asimilaci ideologica como método de consenso, pese aser mas lenta, ‘mucho més segura, y garantiza, con la adhesién mental de| pueblo, perfodos mis largos de dominio econémico. Por paradsjico que parezca, un estado moderno ~y sus medios) propaganda- promovers, al mismo tiempo, la instrucci6n y1 jgnorancia: tendra que contar con técnicos bien prepar expertos monogrificos en disciplinas diversas y rentables aqui una de las causas del menosprecio hacia las ehumat des»), pero que no se hallen, sies posible, en condiciones de a lo tiene. ‘Volvamos ahora a nuestro viejo problema. La ignorancia se nutrira de esteveotipos: nosotros somos los buenos, los otros, no; nosotros somos civilizados, los otros, primitivos: somos trescientos (0 seiscientos) millones mientras que los otros ni siquiera existen, o si existen son poquisimos. Y¥ en lo que se refiere a la pareja lengua-poder también funcionard la asimilacion ideol6gica creadora de consenso, porque muchos estados modernos no suelen ser amigos de la diversidad y mantienen intactas y operantes las raices del es- ppritu jacobino: ahora ya no diran que hay que dejar de hablar |a lengua wxegionals, speriférica» 0 eautonémica», sino que tratardn de justificar las ventajas internacionales de una len- ‘gua oficial, la lengua comtin», la que nos permitiré superar vvientos y tempestades, e incluso pod salvarnos la vida en circunstancias de emergencia. Y no piense nadie que estas tl- timas palabras se salen de toda medida o que son una broma estlistica, Léanse atentamentela anécdota y las conclusiones que ofrece Gregorio Salvador, de cuyas palabras (la cita seré larga) no ahorraremos ni una sola linea, ni un solo gramo de retorica: eHace poco he lefdo una historia real que parece mas bien la xelacion de una pesadilla. Un dfa de 1921 la policia en- cuentra en una calle de Filadelfia a una mujer de veintitantos aftos que Mora desesperadamente, que se arafa, que se mesa los cabellos y que mezcla sus gritos con sonidos que forman palabras absolutamente ininteligibles. Como los policias no entienden nada y estiman que aquello no es asunto de comi- saria, la conducen a un hospital psiquistrico, Alli la calman con los medios que fueran habituales en la época, pero los areebatos se reproducen y no deja tampoco de emitir secuen- cias de sonidos que resultan indescifrables. Queda recluida, los médicos se van olvidando del caso y lla se convierte en un ser desolado y mudo, que va espaciando cada vez mas la articulacion de aquellas ilabas extvanas. Y pasan 48 afos hasta que, en 1968, una enfermera de origen ltuano entra a prestar servicio en aquel hospital. un dia oye musitar algo a laenfermay descubre, sorprendida, que lo que esta hablando cslituano, Casi recién legada a Bstados Unidos, sin saber una palabra de inglés ni de ninguna otra lengua, aque ya lejano dia de 1921 habia perdido a su hijo de pocos afos y de ahi su desesperacién. La historia es sobrecogedora y siniestra, Y siniestros son todos esos movimmientos y esfuerzos -ahora frecuentes- por reduir a las gentes en lenguas minoritarias, por alentar de un modo w otro el espiritu de campanario, por querer transmutar la babelizacién de maldicién divina en bendicién cultural, ‘»De esto me gustaria ponerme a hablar ahora, Pero me he pasado del tiempo que calcul Con tantos millones de exceso, yore he excedido en los minutos. Les ruego que me discal pen. ¥ confio en que algunos de mis guarismos sirvan por’ ‘menos pata alegrarlos a ustedes. Dijimos que los 300 mllo nes del programa televisivo podrian ser muy bien, hoy hoy, 275. Los suficientes para que ninguno de nosotros da correr el peligro de vivie la aterradora historia de la jove lituana, esos 48 afos de irremediable soledad lingUistca cualquiera de nosotros, antes de las 48 horas, nos la hubie remediado, con toda seguridad, alguna enfermera puertorti quefia.» (Acotacién imprescindible: en 1921, de ninguna de Jas maneras;a partir delos aos cuarenta y cincuenta, tal ve sf, Porque Ia migraciones significativas de puertorriquet hhacia Estados Unidos no fueron tan tempranas.) {No se ve con meridiana claridad cémo la piedad de guns quiere ahorrarnos el sufrimiento? ,Se entiende ahi ‘que defender una lengua «minoritariay, la propia, la des pre, aquellaen la que algunos han realizado su despertar lin- {Aistico, no es sino un movimiento siniestro, contra natura, fanesto, que sélo puede llevar a esos hablantes a a desgracia ylalocura? ;Se ha notado que promover la diversidad lingtis- tica es vivir todavia en el pecado original del orgullo contra el Altisimo y que es preciso volver al Paraiso de a lengua nia? Y ahora no quisiéramos que nuestras palabras fuesen objeto de mala interpretacién © que alguien pudiese pensar que ha Uegado el momento de los arrebatos panfletarios. Que na- die crea ahora que hay unas lenguas que son buenas porque han sido maltratadas por la historia y los poderes politico- administrativos, mientras que hay otras, malas, que tienen la desgracia de ser multimillonarias. A estas alturas sabemos ‘muy bien que ni las lenguas prevarican, ni son virtuosas. Pero lo que de ninguna manera podemos admitir es un discurso pretendidamente benefactor que olvida (ca sabiendas?) un elemento esencial que recalearemos con la maxima energia: siunas personas hablan una lengua distinta dela oficial, nolo hacen para molestar a los otros, o para mantener atavismos foleléricos; lo hacen asi porque lo han de hacer de esa manera, por las mismas razones por las que hablan su lengua los muy rmillonarios; que no la hablan porque sean muchos, sino por- ‘que es la suya. Son cosas que ni los grandes ni los pequerios han de justificar. ¥ los benefactores profesionales habrian de ppensdrselo dos veces antes de empezar a campar por el mun- do regalando a destroy siniestro sus consejos salvadores. {an dificil es entender algo tan sencillo? La ecomplejidad> lingistica del mundo Con frecuencia se habla de la «complejidad» Linguistica del ‘mundo; aunque, segin y quien emplee esta palabra, podria- ‘mos entender que quiere referirse a la «complicacions, pues- to que aalgunos les resulta descorazonadora e inguietante la realidad variada del mundo, especialmente del mundo de los hhumanos, de sus culturas, de sus costumbres y, en nuestro caso, de sus lenguas. Bs desconcertante cémo,a veces, se pue- de legar a negar la riqueza. Pero la cuestién de la «complefi- dad» depende mucho del punto de vista del hablante: si se ha tenido la suerte de conocer a un auténtico poliglota(y los hhay que legan a moverse con gran comodidad entre docena y) ‘media de lenguas) se podra comprobar hasta qué punto hay, privilegiados que se encuentran muy a gusto en el reino de la variedad, en un mundo tan diverso como el nuestro. Como contraste significative, algunos monolingttes declarados y, militantes lo ven todo muy distinto desde su impotencia vor luntaria. Pero seria necesario afirmar con toda clavidad para la humanidad en su conjunto la ecomplejidads lingiisti ‘ano existe: la inmensa mayoria de las personas que hablan portugués, aleman, francés, castellano, inglés, japonés y mue chas otras lenguas se mueven en un espacio verbal api madamente monolingte. O preguntemos en los poblados ‘Africa o de Asia cuyos hablantes saben que existen otras lena as, pero de ninguna de las maneras cuatro mil en todo ‘mundo, Tal vez andemos equivocados, pero, incluso si fu tun hecho que todos los humanos estuviésemos in dela diversidadlingistica mundial, serian muy pocoslos q vivirian realmente inmersos en la «complejidads, sobre t. teniendo en cuenta que gran parte de la poblacién mundi nace con una lengua y vive y muere con esa lengua. O a sumo con dos. ¥ a esto no se le puede llamar «complejidad, Hablemos ahora de la simplificacién, porque, con much frecuencia, usamos dos etiquetas bipolares para expresar suerte yla desgracia: hay slenguas con estadow y clenguas si estado. Esta divisién, cuya realidad no negaremos, tal sea cémoda para quien quiera hacer desaparecer una parte del problema: el que se plantea en un territorio diverso en. que una lengua oficial es propuesta (0 impuesta) como la lengua «de todos», mientras que las restantes recubren sola- ‘mente unos fragmentos del territorio del estado, Desde una perspectiva mundial, no obstante, seria mas itil una tipolo- gia algo més fina sobre la base de cuatro posibilidades dife- rentes: en primer lugar, sin duda, las lenguas que no tienen el soporte de un estado, que son abrumadora mayoria (y més tenemos en cuenta que existen unas cuatro mil contenidas en menos de doscientos estadas, tal y como ya se vio). En segundo lugar, las lenguas con estado. Pero aqui cabria introducir dos variantes: por una parte, los estados que so- Jamente tienen una lengua, que son muy pocos, y, por otra, los que poseen més de una, Estos iltimos presentan situa- ciones muy diferentes segin sea una sola la lengua oficial 0 dos 0 mis, validas en todo el territorio o solamente en una parte del mismo, (¥ conviene no olvidar que una misma len- ‘gua puede tener todas las bendiciones en tn estado, y en otro verse en situacién de no oficial y minoritaria,) El tercer caso es el de las lenguas habladas en més de un estado, El cuarto y altimo caso es el de algunos idiomas que, ade- ‘ms de tener unos dominios histéricos, gozan de un estatuto «internacional» o son considerados «de comunicacién», ‘Vayamos con los ejemplos: la primera situacion es la del quechua (lengua de dominadores en la época de la expan- sin inca y hoy lengua de dominados), del bretén, del galés, de la mayoria de las lenguas autéctonas de América y Africa yy de algunas otras que conocemos bien, ya sea por tenerlas, ‘en casa o bien por ser vecinas. La segunda situacién es la de ‘una tinica lengua en un estado que, como ya se ha dicho, es ‘aso extratio: ejemplo aproximado seria el sueco en Suecia (Gi bien hay comunidades de suecos en Estonia y Finlandia, y comunidades finlandesas y de otras lenguas en Suecia) 0 el portugués en Portugal. En contraste, los estados llamados «plurilingiies» son abrumadora mayoria. Ya sea con una sola lengua oficial (de derecho o de hecho): Francia, Gran Breta~ ‘ha, Estados Unidos... Ya sea con dos o més: Bélgica, Canad4, Suiza... (pero con diferentes estatutos lingitisticos). El tercer ‘aso es el de las lenguas que abarcan mas de un estado (con ‘mayores o menores diferencias dialectales): el portugués, el aleman, el arabe, el castellano, el inglés y algunas mas. Cabe decir a este respecto que algunas de estas lenguas se hablan ‘efectivamente en més de un estado, como es el caso del ale- man (en Alemania y Austria); pero otras plantean problemas ‘especiales, porque nadie creerd de verdad que el inglés sea la lengua de Ghana, el portugués la de Mozambique o el francés Ja del Congo, aunque figuren en estos estados como lenguas oficiales. Finalmente, en cuanto al cuarto caso, las llamadas lenguas «internacionales» y ade comunicacién» son, como todo el mundo sabe, el inglés, el castellano, el francés, el rus0 y muy pocas mas. Y ahora nos gustaria ser amigos de las utopias e incluso) poder vivir en el estado natural del salvaje roussoniano (por lo menos ideal y mentalmente, en aquellos momentos en que nos permitimos ser ligeramente maximalistas prescin- diendo del inevitable posibilismo); pero la realidad es que el panorama lingiiistico del mundo es ciertamente complejo. Y Jo es, no por si mismo, sino por la intromisién de factores ajenos a las realidades originales y naturales de los pueblos y de sus lenguas. Si el panorama linglistico es complejo se debe a la superposicién de unos pueblos sobre otros, a las conquistas ya las colonizaciones que han llevado a imponer ‘modelos de organizacién estatal unitarista a pueblos que zo habian conocido estas macroentidades politico-2dmi trativas. La complejidad Linguistica no es sino una conse- cuencia de las telaciones de dominio; una muestra de cémo cl devenir de la humanidad es, por desgracia, la historia de las desigualdades y de las humillaciones en aspectos esen- ales, Aunque estas desigualdades y humillaciones no las ‘producen las lenguas: elas lenguas -afirma Carme Junyent, experta en la situacién lingtistica africana~ no son cosas, las lenguas son ficciones; lo que da cuerpo a una lengua son sus hablantes; sin hablantes no hay lenguas. Y, de la misma forma que no existe el indeuropeo porque ya nadie lo ha- bla, las lenguas que existen estn ahi porque hay quienes las emplean, y son los hablantes, los pueblos en definitiva, los, {que son fuertes 0 débiles, grandes 0 pequetios, y no precisa- ‘mente gracias a sus lenguas sino, generalmente, a causa de ‘su capacidad de agresion.» Lenguas «de comunicacion> El poder no ve con buenos ojos a complefidad linguistic del mundo. ¥ como el poder no toler en absoluto a los compe- tidores, a poco que pudiese los borraria del planisferio: haria ‘desapatecer alas fuerzas econémicas rivals (0 supuestamen te rivals) oa un enemigo creado a propésitoy,correlatva- tnente alas calturasy las hablas diferentes, Enel presente, de la misma forma en que Africa fue inexorablemente di bajada siguiendo los dictados de una geometria implacable, el mundo esta sometido a una division en macrosreas de in- fluenciay los poderes que partcipan en ello nos hacen vivir fn un euiibrio més o menos inestabe seg las épocas, ls direcciones de la economia, las necesidades de fuentes ener- gétias ol desarrollo dela industria y del negocio armamen- titicos, entre algunos otros factores. Dentro de este panorama general hay que insertar un pro- blema que de ninguna de las maneras puede concebirse como ‘una burbuja aislada: si un pueblo exige: «;Dejadme hablar mi Tenguals, esta defendiendo la identidad propia, la supervien- ia, elespacio histdrico y su derecho irrebatible a expresar los pensamnientos por la via que le es mas natural, comoda, es- pponténea y legitima. En cambio, si un poder afirma: «Hablad Ia lengua que os propongo; abandonad las rarezas minorita- ras, es que quiere asimilar a otros pueblos, encerrindolos dentro de su area de influencia y, ademés, quiere asimilarlos émoda y limpiamente. Se ha afirmado piginas atris que los estados poderosos xy modemos ~tanto silo son, como si se lo creen, como si les ‘onviene creérselo~ no suelen actuar con modos groseros. Los poderes han aprendido urbanidad y saben, ademas, como funcionan los mecanismos de persuasién y cémo pueden lograr que las masas se congreguen en torno a los grandes ideales (es decir, os «valores» propuestes como deseables y socializadores). También saben provocar el rechazo a lo que es ajeno ya todo aquello que puede desvelar la critica y la di- sensién, presentindolo como «contravalor» y como elemento destructivo de la emorals del poder. Noam Chomsky expone ¢lcaso de Vladimir Dantxev, un locutor de radio dela antigua Unién Soviética que durante cinco dias denuncié a caballo de las ondas hertzianas la invasion de Afganistén, y que tuvo aque pasar dos anos internado en un centro psiquidtrico an- tes de ser devuelto a su lugar de trabajo. Y razona Chomsky (areemos que con mucha lucidez); «Aqui [en Fstados Unidos} jamas podria pasar algo semejante; ningiin locutor america~ no ha sido enviado jamas a un hospital psiquistrico por el hecho de lamar ‘invasién’ a una invasién americana 0 por el hecho de animar a las victimas para que ofreciesen resisten- cia, No obstante, podriamos tratar de dilucidar por qué no ha pasado esto nunca, Una posibilidad, por lo menos una po- sibilidad abstracta, es que ningiin locutor americano tendré jamas el coraje de Dantxev, 0 que no podria pensar que una invasién americana al estilo del Afganistan fuese realmente ‘ma invasién, 0 que una persona en estado mental normal udiese amar a las victimas a la resistencia, Sila realidad fuese ésta, entonces existiria un nivel de adoctrinamiento ‘mucho mas profundo que el conseguido con el terror soviet 0, mucho mayor que el que Orwell ubiese podido imaginar ‘nunca, Esto ztan s6lo es una posibilidad abstracta 0 es un re- trato fel y realista de las circunstancias en que vivimos?» Y acaba su escrito (significativamente titulado La manufactura del consenso) con unas palabras inquietantes: «Para aquellos que buscan la libertad tozudamente, no puede existir nada ‘més urgente que legar a entender los mecanismos y las préc- ticas del adoctrinamiento. Estos mecanismos son més files dde detectar en los regimenes totalitarios que en los sistemas de ‘lavado de cerebro en libertad! en los cuales vivimos y a Jos que, demasiado a menudo, servimos, consciente 0 in- ‘conscientemente.» ‘También los poderes emanufacturan el consenso» en Io que concierne a las lenguas, y lo hacen con la promocién, aparentemente positiva, de un cierto tipo de conveniencia. {Cuantas veces hemos ofdo afirmar que hay lenguas «de co- ‘municacién», lenguas sinternacionaless? 2¥ qué se quiere de- cir con afirmaciones como éstas? Pues que hay lenguas dignas de ser silenciadas, locales (0 de campanario) y birbaras; pero Tas cosas no se dicen de esta forma porque los poderes han aprendido urbanidad y saben dorar la hoz. de la siega. Pese 4 todo, las dos calificaciones mencionadas son muy féciles de denunciar, tanto desde el punto de vista de la lingistica, como desde el sentido comin més elemental. ¢Hay lenguas de comunicacién? Sin duda alguna. ;Y eudles son? Todas, sin excepeién. ¥ si algiin prejudicador llegase a encontrar una Tengua que no fuese, entre muchas otras cosas, un sistema de comunicacién, tendriamos la obligacién inexcusable de dedicarle un fastuoso monumento, porque habria descubier- to un circulo perfectamente cuadrado. En el fondo, cuando wuna persona identificada con la mentalidad lingtistica de poderes centralizadores nos proclama que su lengua es «dle comunicacién lo que nos quiere deci es que no esti en ab- solute dispuesta a comunicarse en otra lengua: el esfuerz0 lo hhan de hacer los demas. Asi, la cuesti6n de la comunicacién se convierte en un problema de comodidad desequilibrada. ¥ ‘todavia més, La mentalidad lingtistica del poder parte de un axioma no declarado: en realidad, existe una entidad subs- tancial quees [a lengua; las estantes no son sino un conjunt de accidentes, tal vez incluso tendencias subversivas cont Jaunidad. Pero no tendriamos que negar lo que es evidente: que hay ss hablantes del inglés que de a lengua galesa (en término: absolutos y si miramos al conjunto del mundo, porque en Ga: les hay mas hablantes del galés que hablantes del inglés ‘Ménaco). Como también es cierto que ls diez doce leng que encabezan las estadisticas comprenden mas de la mit de la poblacién mundial. Son hechos. Pero los promoto: de las lenguas «de comunicacién» no se atienen alos hechi sino que juegan con su propia convenienci, y por e50 no n invitarin a incrementar una lengua millonaria distinta de suya ‘Siguiendo con los hechos, y dejando al margen que to lengua es valiosa y deseable, es evidente que algunos idio ‘nos abrirdn unos caminos que otros no podrian hacerlos peditos: si alguien quiere convertirse en exportador, agent de turismo, diplomatico o profesor de literaturas comy das, claro est que tendré que orientar sus esfuerzos en algu= nna dixecci6n determinada. Justamente, habré que ver a qué paises quiere dirigir sus productos, hacia qué lugares quiere {guiar a unos viajeros ansiosos por conocer mundos diferen- tes, dénde quiere gozar de inmunidad civil y penal 0 qué li- teraturas quiere poner en relacin. Y llegamos, asi al final de este camino: toda lengua es de comunicacion en los lugares en los que funciona y a los que alguien quiere viajar para en- tablar conversacién con la gente que en ellos vive. Esta es a cuestién,y por eso no tiene sentido que alguien pretenda im- poner (ni siquiera sugerir) que hay que renunciar ala propia lengua en el propio territorio en que ésta funciona. En cuanto la segunda de las califcaciones, desde un pun- to de vista lingistico no hay lengua que merezca el adjetivo de einternacionale. Pode tener sentido desde la perspectiva ‘economica, de las relaciones transcontinentales, de un inter- ‘cambio de alta tecnologia o de algunos eventos macrodepor- tivos, factores todos que frecuentemente sugieren ignorancia sobre las realidades de los pueblos, y propios de personas que ni tan sélo hacen el esfuerzo de informarse sobre las lenguas que se hablan en los lugares en los que dejan sus pisadas inde- lebles. Pero una lengua no es més que una lengua, y sillega a ser cinternacional» sera a causa de expansiones econdmicas, tecnologicas, politicas, colonizadoras.. apoyadas frecuente- ‘mente en ejércites que actian como embajadores, o con la espada de Damocles de su amenaza, ¥ también se convier- te en «internacionaly una lengua gracias al anzuelo dorado de la «modernizacién» que se vende a los llamados pueblos «primitivos» para convertirlos en consumidores del emporio imperial, La desigualdad entre los pueblos tiene un indicador lin giistico muy evidente: «La identificacion de los préstamos léxicos ~escribe Junyent- es una buena guia para el conoc- ‘miento de Ia historia, especialmente porque son la muestra ‘és palmaria del imperialismo. No hay que profundizar de- ‘masiado en este fenémeno para apercibirse de que el tipo de préstamo est siempre en funcién de la relacién ocupante/ ‘ocupado, El pucblo ocupante puede tomar en préstamo tér- rminos como banana, tomate, etc. pero el ocupado recibe mu~ chos més, especialmente del tipo jue, ly, piensa. La conclux sion no es dificil de extraer: lo que se esté tomando prestado, de hecho, es la produccién de un pueblo, en un caso, y un sistema social ajeno, en el otro.» Los ide6togos de la lengua y la substituciénliniistica ‘Ante las dificultades que implica la definicin de lengua, hay. {quienes son muy expeditivos y afirman, no sin alguna dosis, de razén, que una lengua no es otra cosa que un dialecto que, tiene el apoyo de un ejército de tierra, mar y aire (como ya su~ ‘gerimos paginas atrés). Esta idea podria ser incluso luminosa, sino fuera porque le falta un elemento esencial: los idedlogos de la lengua, que son los acompafiantes imprescindibles de Ja milicia (real o metaférica). Ya tuvimos la ocasion de obser~ var el caso paradigmatico del francés, antes y después de la, Revolucién; un caso que ha sobrevivido al paso del tiempo y que incluso lege a nuestro siglo y contaminé a todo un gran lingtiista como Antoine Meillet, discipulo, y luego colega, de. Ferdinand de Saussure: «En relacién con el francés, el breton ‘es un instrumento tan rudimentario y tan poco itil que nin= agin bretén Iieido podria ni siquiera sofiar en usarlo como, ‘nstrumento preferente. Y no se puede decir que la bombilla, cléctrica oprime a la vela de cera; ni tampoco tiene sentido Jlamentar que la segadora perjudica a la hoz.» Solo existe un problema: el ilustre Meillet ~de quien tantos hemos aprendi- do tantas cosas itiles- perdié de vista que las velas y las ho- ces no pueden pensar, ni sentir; mientras que los bretones ( todos los que se han encontrado y se encuentran en circuns- tancias semejantes), si que pueden pensar, y piensan; si que ‘pueden sentir, y sienten. Porque la hoz desplazada existe por si misma; pero la lengua bretona vive (0 malvive) porque hay gentes que la hablan. En defintiva, menospreciando ala len- gua bretona, Antoine Meillet desdefiaba a sus hablantes. tal vez los amaba tanto que les queria hacer progresar por los ‘caminos esplendorosos de la lengua y civilizacién francesas. ‘Queda pendiente una pregunta: :por qué no invité Meillet a los bretones a que fueran fieles a su propia lengua y, ademés, adquiriesen las ganancias de otras lenguas, entre ella el fran- és, siasi lo deseaban libremente? ‘A veces, la insensibilidad alcanza cotas escalofriantes. Morris Swadesh, experto en lenguas autéctonas de América, publicé en 1946 un estudio sobre las categorias gramaticales de algunas lenguas amerindias. El estudio es un modelo des: de el punto de vista de la lingiistica descriptiva, y en él se afirma, incluso, que lenguas como el navajo, el yana y otras no son, en absolut, lenguas «primitivasy: todo aquello que se puede expresar en inglés también es posible expresarlo en cualquiera de estas lenguas. Hasta aqui, todo funciona muy bien; pero el estudio comenzaba con una lamentacién: estas lenguas se estén perdiendo. ¥ gsabemos por qué hay que lamentar su desaparicion? Porque, «condenadas ala ex: tincién, nunca podran ser adecuadamente estudiadas ya que no existe el niimero de investigadores suficentemente pre- pparados para registrarlas y describirlas». Y tendriamos todo ‘el derecho del mundo a preguntarnos: zqué se ha hecho de sus hablantes? Claro est que la insensibilidad de Swadesh ‘era del todo explicable: participé en un proyecto para la in- tegracién lingbistica de los aborigenes americanos y, lisa y lanamente, de lo que se trataba era de alfabetizarlos en la lengua autéctona para que la abandonasen inmediatamente cn favor del inglés, ‘Afirmabamos hace tan sélo un momento que a la «de- finicién» de lengua Ie faltaba un ingrediente: los idedlogos, El poder siempre ha acudido a los idedlogos porque siempre ha necesitado o bien la autojustificacién de las propias ace ciones (y eso debe de ser porque es dificil suprimir la mala ‘onciencia que se oculta en los rincones del cerebro), o bien ‘1 adoctrinamiento, o ambas cosas a la ver. Ademés, el po- der difcilmente puede basarse en el vacio y, aunque resulte triste decitlo, aprovecha los sentimientos heteréfobos, unas tendencias de odio que tienen en cada uno de nosotros el Ainico caldo de cultivo imaginable. Y como el poder, que ha aprendido urbanidad, no osa cerrar a cal y canto las bocas de unos hablantes discolos y minoritarios, porque podria provo- car reacciones no fcilmente controlables, tiene que ugar con Jos mecanismos de la persuasién. Ahora bien, la gente que de verdad maneja los hilos del poder no ha perdido el tiempo «estudiando filosofia; hay otros que lo han hecho en su lugar, sabiéndolo o sin saberlo ~como apuntaba Chomsky-, cons ciente o inconscientemente, Bastard con un ejemplo, Pero antes habria que reiterar que no es agradable ni educado sefialar a alguien con el dedo. En parte, porque un dedo es excesivamente puntual y la gente ‘ sumamente compleja; en parte, también, porque no todo 1 mundo es propenso a recibir eriticas por sus palabras, y las crticas pueden desencadenar, incluso, el efecto contrario al que se pretendia. Hace unos aftos, Manuel Alvar publicé ‘un escrito titulado Bilingtismo e integracin, que algunos han considerado como un ejemplo de Sociolinguistica no precisa- ‘mente critica hacia ciertas posiciones asimilacionistas, sino ss bien como un producto ideoldgico (en su sentido peyo- rativo) ymanipulador. Veamos por qué. En el escrito de Alvar son frecuentes expresiones tan alejadas de la Linghistica (y de la Sociolinguistica) como slento proceso de quehacer pa- tri6tico» para aludi al cambio de lengua y cultura en los pat- ses latinoamericanos; o bien la expresion «lengua nacional» ‘para referirse al castellano que hay que imponer a los indios de América, Sino erramos en las nterpretaciones,latesis fundamental del escrito de Alvar es ésta las lenguas indigenas americanas son un factor de ailamiento y de retraso porque el progreso, ten aquellos paises, se expresa en la lengua «nacional; en con- secuencia es preciso que los hablantes de las lenguas indige- nas cambien al castellano para que de esta forma se produz- ala integracion, Ahora bien, y siguiendo las propuestas de Swadesh, Alvar sugiere que se tendra que hilar muy fino en el proceso de substitucion: sera necesaro alfabetizar al pobla- ‘ign autéctona en su propia lengua, porque muchos de ellos zno saben castellano; es0 si, una vez alfabetizados, habra que onducitlos hacia la lengua castllana: «saber la lengua ver- ‘Beas eacta claves un paso dev ala total alabet zacion en castellano, Sin embargo, sera forzoso justficar la necesidad de este cambio, porque de o contrario pareceria un trabajo doloroso y gratuito; una imposicion pura, simple y sin raz6n alguna, La excusa quiere ofrecerse como benefactor comolla ensefanza a todos los iveles en las lenguas autéeto- nas le parece inviabe al autor, eno queda, pues, otra solucién {ue instruira los indigenas en la lengua nacional para acceder a través de ella~ hasta los més altos niveles de instrucci6n. De buenas a primeras, la autojustificacion parece muy clara: se trata de salvar al salvaje, de liberarlo del primitvismo y la miseria, de eromper las estructuras que mantienen margi- nadas a certas comunidades Pro las intenciones benefactoras dejan pronto el paso franco a unos objetivos que no se saben 0 no se pueden di- simular: «Es necesario que las cosas sean asi, para mejora de gentes que viven en estado de miseria y para el desarrollo equilibrado de naciones en marcha, que no pueden caminar con cel lastre de cientos le miles de personas ajenas a ta obra que la colectividad ha emprendido. Las ventajas indiscutibles y -ya- in- soslayables exigen otros sacrificos» (el subrayado es nuestro), Los sacrificios son, evidentemente, el abandono de la lengua y cultura propias que, eso si, eno se extinguen por comple- to, sino que dejan ~como adstrato- algunos elementos que condicionan a la lengua que se impone o ~como substrato~ tienen ecos para siempre en la entonacién y en la fonética» ‘Suena aparentemente hermoso: las lenguas americanas no. tendrén otro remedio que morir; pero dejardn alguna hue- Ila en la lengua triunfadora. ;Verdad que alguna vez. hemos leido el hermoso soneto de Quevedo (sensible y sagazmente editado por José Manuel Blecua) que comienza «Cerrar po- deg mis ojos la postrera / sombra que me levare el blanco, diay? Este soneto, cuyo titulo es «Amor més poderoso que: Ja muerte», es un prodigio gramatical. Con la reiteracién de las construcciones concesivas, Quevedo expresa todo aquello ue sobrevivird, pese a la accién devastadora dela Hora inevi- table. El endecasilabo final produce escalofrios: «polvo sera, ‘més polvo enamorado». ¥ ésta es la cuestién para Alvar: las enguas amerindias sobrevivirén en la otra oilla, dejaran sus resonancias amorosas en la lengua enacionals; 0 que es abso- lutamente cierto es que seran polvo, la ceniza consecutiva al sacrificio, Claro esta que la obra emprendida por la colectividad asi 1 justficaba y, ademas, si alguien sentia remordimientos de conciencia, habria de saber que substituciones como ésta ya se haban producido antes: «La situacién de la estructura co- lonial no hace sino crear una nueva ordenacién de os grupos, pero la division de los grupos venia desde mucho antes. En ‘iltima instancia, los aztecas no eran otra cosa que un pue- blo conquistador, que tenia bajo tributo a otras 371 tribus y poblados, poco propicios al yugo que se les imponia. Lo que curve es que, igual que los nahuas marginaron a las otras clturas, la azteca fue marginada por la conquista.» Paginas atris avanzamos un esbozo interpretativo del escrito de Al var. Ahora se trata le modificarlo ala vista de unos materi Tes que hemos sacado ~era forz0s0~ de su contexto; pero que vistos en su lugar de origen, y como parte del discurso global, todavia resultan mas estremecedores. Hemos llegado al final del camino: lo que conviene es sacrificarse para la construc- i6n del estado. No parece importar la gente, sus culturas y sus lenguas;no hay que pedirles su opinion para saber si quie- ten incorporarse a las grandes empresas colectivas. Hay que {incorporarlos, de grado 0 por fuerza, para que el estado nave- gue con vientos favorables. Por si no lo sabiamos, la victoria es para el mas fuerte. roca Una nueva educacién lingiiistica; una nueva educacion sa occ be ear empl eri de ‘achnereidad lings etry dene reaconesarmonins cnr le dlerentes comunidades Unglticas de od undo» ‘dain nd ec ig En més de un momento, a lo largo de estas reflexiones, he- ‘mos tenido que denunciar la irreverencia de unas opiniones y propuestas que menospreciaban a lenguas y hablantes. En nombre de las grandes empresas se han querido eliminar (y se han eliminado) realidades naturales variadas y se ha acon- sejado a los poderes para que asi lo hiciesen. Bueno seria que todo el mundo tomase nota precisa delas palabras de Popper: «Sie quiere que progrese el crecimiento de la razén y que so- breviva la vacionalidad humana, entonces jamas tendremos «gue inmiscuirnos en la variedad de Ios individuos y de sus opiniones, finalidades y propésitos (excepto en casos extre- ‘mos en que la libertad politica se halle en peligro). Incluso las lamadas a una tarea comin (que tanto satisfacen desde <1 punto de vista emotivo), aunque se trate de una tarea ex- celente, no son sino lamadas para que se abandonen las di- ferentes opiniones éticas, para que se abandonen las criticas rmutuas y los debates que estas opiniones generan. Al fin yal ‘abo, son llamadas con las que se pretende que renunciemos al pensamiento racional.» Por desgracia la historia de la humanidad es, en muchos: casos, la historia de las «tareas comunes»; de unas empresas exorbitantes que se han caracterizado por el olvido y el sa- cexifcio sistematicos de los individuos. Una interpretacion, vverositnil del devenir humano nos diria, con toda probabili- dad, que los humanos no hemos mostrado excesiva ternura, los unos para con los otros. Asi, el decurso histérico de los pueblos y de los contactos entre los pueblos podria ser enten- ddido como tna larguisima historia de presiones y opresiones, tuna lucha irracional en que el mas fuerte ha anulado (0 ha, intentado anular) al més débil, al mas educado, al que ha- bia apostado menos por la fuerza, al que tenfa menos ansias ‘expansionistas. Pero esta historia todavia contintia, porque: ‘en unos tiempos en los que nos vanagloriamos de nuestro grado de civilizacién, los pueblos, las culturas y las lenguas, contindan en peligro, En otros tiempos, los contactos de un, pueblo con los restantes llev6 a algunos hacia la teoria de la ‘propia superioridad ~como expone Louis-Jean Calvet-y por | esta via se quisieron justificar las colonizaciones. Hoy todo 3, iis sutily la «civilizacion» es, en muchos casos, una nueva, forma de colonigacién a escala planetaria. Porque en lugar de. promover el bienestar, el equilibrio dela riqueza, la cultura de, Iiberacién y el respeto mutuo, se promueven constantemente, las desigualdades entre los pueblos y el espiritu de competi- tividad y agresividad entre los individuos. ¥ la civilizacion es, asociada una y otra vez con un grado de desarrollo técnico, tal que la presién de un dedo sobre un botén podria desenca~ denar los complejos mecanismos de bombas perfectamente, orientadas. La historia de la vida y de la muerte de las lenguas corre en paralelo con la historia de los dominadores y de los domi- nados: «En una situacién puramente natural -escribe Oscar Uribe-, cuando los hablantes de dos lenguas distintas se en- ‘cuentran y desean comunicarse entre si, usan uno de varios procedimientos de aproximacién que no hay por qué detallar. Pero, fuera de esas situaciones en que el lenguaje es puro y simple expediente para la comunicacién, se suele hacer del Tenguaje tn simbolo del poder de un grupo 0 de unas socieda- des formadas por hablantes de idiomas, de dialectos o de mo- dalidadeslingtisticas diferentes. Esto explica el quehaya gru- ‘pos que traten de imponerles a otros su idioma, tanto dentro delas situaciones internas como en las internacionales, y que 1 multiinguismo de un pais revele el delicado equilibrio po- Iitico de los diversos grupos que en él conviven, ast como el ‘multilingtismo mundial revela el equilibrio politico presente y la pasada historia politica de las diversas sociedades en el mbito internacional.» Por esta razén hay lenguas que crecen (y no a causa de un aumento repentino de la natalidad) y lenguas que mueren (y ‘no porque los hombres y las mujeres hayan dejado de querer- se). ¥ para lograr que una lengua desaparezca no es necesatio asesinar a sus hablantes; no hay que hacer aquello que denun- céaba el informe de la Escuela de Berkeley sobre el paso de veinticinco millones de mexicanos autéctonosa un millén, en tan sélo el tiempo que va desde principios del xvi a finales del :ismo siglo, No es necesario ir tan lejos. Basta con la persua~ sién, con la extension de los prejuicios ycon la promocién de la desigualdad: hay lenguas mas y menos cltas, més y menos internacionales, més y menos progresistas. Ts preciso huchar contra la promocién de la desigualdad yes positive promover el igualtarismo, tanto en los niveles {generales como en el caso concreto de las lenguas. Gabriel Ferrater hablaba asi del prejuicio de la desigualdad: «La per- sona medio culta recae constantemente en lo que Leonard Bloomfield lamaba las reacciones secundarias y las reacciones terciarias ante el lenguaje: las reacciones secundarias son simplemente las preconcepciones inverificadas, y las tercia- ras son los accesos de cdlera histérica cuando el lingtista las somete a verificacion y descubre que son falsas. Fl ejemplo” clisico (mencionado por el propio Bloomfield) es el del colo- zo en Africa, o simplemente el veraneante en wna aldea de rmontafia, que vuelve contando que los negritos o os labrie- 08 no disponen mas que de un par de centenares de pala- bras para entenderse (y algunos afiaden que no legarian a ‘entenderse si no completaran el habla con la gesticulacion, To cual les impide hablar a oscuras), y que se sale de madre cuando el lingbista le certfica que todo ser humano dispone de un caudal léxico sensiblemente igual al de los profesores de universidad» Ferrater y Bloomfield son dos testimonios sds del espiritu ritico que conviene ejercitar contra las im postutas, contra la idea de que hay lenguas buenas y lenguas ‘malas, contra promocién de una jgnorancia que incluso nos llevariaa creer que hay lenguas,culturas y etnias que todavia estan caminando (y muy lentamente) hacia la humanizacién, Sin embargo, no sélo se produce el desprecio hacia unas lenguas en relacién con otra u otras lenguas. También en el ‘eno de una de éstas se promueven supuestas diferencias cualitativas y el rechazo de unas variedades genuinas consi~ deradas como inferiores al resto. Ante esta situacién, es e5- pecialmente doloroso el silencio de muchos lingtistas: «Por To que saberos ~denuncian Newmeyer y Emonds~ ningin Iingtista ha tenido en consideracién las posibles implicacio- nes racists, o contra la clase obrera, cuando se defiende que una clase socal ha de modelar su forma de hablar de acuerdo con otra. Algunos han suavizado las cosas al proponer que el inglés no estindar sea usado en la escuela elemental, otros, como Labov, han hecho lo posible para aligerar la carga im- ‘puesta al alumno negro; pero ninguno de ellos ha renunciado al objetivo final de modelar al hablante no estandar segin Jos patrones del «estandar» (por supuesto que seria objeto de mofa aquel que propusiese que los hablantes de las cla- ses dominantes inglesas modelasen su manera de hablar por ddeferencia a la ase trabajadora). En resumidas cuentas, que nuestra sociedad no permita que cada individuo hable su pro- ‘pia variedad del inglés, sin que esto implique una lacra socal, fs cosa que no ha sido criticada por los linguistas; ni los lin- sistas han luchado para extirpar de raiz la lacra, y no los dialectos». Lo que significa que el rechazo dela diversidad no sélo se produce entre lenguas diferentes, sino también res- pecto de las variedadles geogréficas y sociales interiores. La avaricia es inconmensurable y, en estos casos, a glotofagia no ‘conoce limites: el sistema escolar, por un lado, ya promocton dal ridiculo, por otro, seran los intrumentos de un poder que ha aprendido urbanidad, que ya no quiere colonizar, que sola- mente «civiliza» y ibera al pueblo della barbarie. ;Caminamos hhacia un futuro sin colores y sin los matices de cada color? Hay que reconocerla diversidad, y la profunda unidad que ‘encllase esconde y que hace posible el esplendor dela riqueza ‘humana, de una humanidad en la que nadie tiene el derecho de valer y ser mas que cualquier otro y donde nadie podra ja- mas aducirrazones legitimas para pisotear asus semejantes y a todo aquello que es obra de los humanos: sus culturas y sus lenguas, muy especialmente. En un mundo en que la realidad es desigual hasta limites lacerantes, vale la pena apostar por Ja utopia del igualitarismo y del humanismo; apostar por una ‘nueva educacion integradora capaz de superar la «toleranciax cen favor de la convivencia. La etolerancian supone que somos realmente los buenos y que alos demés, que se comportan al ‘margen de nuestras normas, les permitimos graciosamente vivir a su aire, porque somos tan generosos que incluso po- demos admitir las excentricidades. Una nueva educacién ha de apostar por el igualtarismo; ha de asumir sin reticencia ‘alguna que el mundo es de todes los que compartimos el te- soro de una evolucién que nos ha situado en la punta finisima de una fecha que no se detiene. Entre tanto, en el camino de la utopia, habra que edificar los refugios de Ia tensién para aprender a vivir rechazando los simplismos, los esquemas bi- polares el maniqueismo y los prejuicios, Habra que aprender ‘a resistir la mala educacidn (la propia yla ajena), y habré que luchar contra las dulces persuasiones del poder, desoyendo la sracilidad de los cantos de sirena. Aprenderemos a vivir hii- dos, acaso libres Bibliografia AITCHISON, Jean (1991), Lenguage Change Progresso Decoy? Cambri 2, Cambridge University Pross (rad. cast El cambio en les enguas: progres decadenca? Baxcslona, el 1902), ‘AKMAJIAN, Adrian; DEMER, Richard Ay HARNISH, Robert M. (1979), “Linguists: An Introduction to Language and Commuction, Cambri ae, Mass. The MIT Press (tra. cast: Linde una introduc al lenguaje ya comuniceién. Madrid, Alianza Universidad Textos, 1984), ALONSO, Déemaso (1964) «El primer vagide de nuestra literaturarsen.De Ios silos oscurocal de ore. Madi, Gredoe pp. 13-16. ALVAR, Manel (1972). Bilingulmo eintegracn, en Revista Espaola ‘de Linguistica, 1,1 (1873) pp. 25-57 (tambien en Teoria liga de las regines, Barcelona, 1975). ‘ARNAL, Antoni (1987). La controvésla sobre ele lenguatges natwals en ele sles xvii xv. Universitat de Barcelona (esis doctora). AURODX, Sylvain (1979), LEneydopédeagrammirs et langues au xvite site. Pris, Mame. BALLY, Charles (1932), Lingultigque ginéale et linguistiguefransise. Ber- a, Francke, 1965, BASTARDAS, Albert y BOIX, Emil, edits, (1994). Un estado sna lengua? “Lxongonzacn politica dea dversidad ngs, Barcelona, Octaed, BEAUZEE v. AUROUX BENVENISTE, file (1958), «Categories de pensée et cattgores de lan- ge, en Problimes de lngustque générale, Paris, Gallimard, 1966, Vol. I, pp. 63-74, [BLOOMPIBLD, Leonard (1927), Literate and literate Speech», en Char les F. Hocket (1970), A Leonard Bloomfield Anthology, Bloomington, Indiana, Indiana University res, pp: 147-196. OAS, Frane (191) enttoduction» al Handbook of American Indian Lan- ‘guages. Washington, Government Prntig Office CCALVET, Louie-Jean (1974). Lingustique et colnilsme: Pete trie de slttophgie. Pans, Payot (rad, cast: Ligustica yolonialome. Gia, ear 21881). CCALVET, Louls-Jean (1987) La guere de langues et Tes pltiguestn- _guisiqus. ari, Pay CCALVET, Louis Jean (1993) 1Burape ess langues Paris, Pon ‘CAPMANY, Antonio de (1786-1794; Teatro crfico: Observacions cities ‘abe a excelencia de la lngua castellaa, en Gregorio Garces. Fund ‘mento del vig y elgancia de a eng casellana. Madrid, Rivadeneyra, 1852). ‘CHOMSKY, Noam (1985), eLa manufactura del consentimenty en Saber, 40985), pp. 414 DANTE (13052), De vulgar eloguontc, edicion Intina y traduccion cas- tellana de M. Rovira y M. Gil. Madrid, Universidad Complutense, 1982). clr universal de dete Inge / Déclraion rivera de rots Ings tiqes/ Univeral Declaration of Linguistics Rights /Dclarcinunverel de decos bgt, Cenferencia mundial de dvechosinghsticos, Barc Jona, 1996 (Publicacién del International PEN/CTEMEN), FERGUSON, Charles A, (1959)

You might also like