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Marcel van der Linden Trabajadores y trabajadoras del mundo Ensayos para una historia global del trabajo Traduccién y edicién a cargo de Lucas Poy ‘fy EDICIONE IMAGO vn a Capitulo 14 La experiencia iatmul Creo que los historiadores del trabajo podrian aprovechar los estu- dios etnologicos si «descentrasen» su enfoque tradicional. Es comtn que los etndlogos visiten y estudien un determinado grupo étnico 0 una cierta region durante el transcurso de varias décadas. Y, si bien las publicaciones que surgen de alli tienen calidad diversa y cubren una gama de aspectos diferentes de la misma sociedad local, la combinacién de diferentes trabajos puede echar luz sobre desarrollos de largo plazo, especialmente cuando el material etnolégico se complementa con la historia oral, las memorias escritas por funcionarios gubernamenta- les preocupados por la cuestion y las investigaciones realizadas en los archivos de los estados coloniales, las organizaciones misioneras, etcétera. Eneste capitulo, voy a ilustrar esta idea a partir de los hallazgos etno- légicos referidos a los iatmul, un pueblo dela region del Sepik Medio (en la provincia de Sepik Oriental) de Papua Nueva Guinea, que experimento encuentros cada vez mas intensos con el trabajo asalariado. Los iatmul vivian cerca del rio Sepik y eran, por lo tanto, facilmente accesibles por via fluvial. Ademas, producian artesanias talladas en madera. Por ambas razones, se hicieron bastante conocidos hacia la primera mitad del siglo XX; a lo largo de los afos, fueron visitados tanto por marchands de arte y musedlogos como por misioneros, funcionarios gubernamentales y, especialmente, etndlogos de Alemania, Gran Bretatia, los Estados Unidos y Suiza. Los informes elaborados por estos visitantes, a lo largo de casi un siglo, detallan no solo las vidas de los iatmul de la region del Sepik, sino también - mas tarde ~ las de aquellos migrantes iatmul que se asentaron en Rabaul y otras ciudades. Los et négrafos tambien han estudiado pueblos que vivian cerca de los iatmul, especialmente 338 + Marcel van der Linden Jos sawos y los chambri. y han proporcionado nuevas informaciongs vor parte de la literatura que sobre el contexto.! Lat urgi6 de estas investigaciones esta publicada en inglés y en aleman. Be Lt s fi BISMARCK SEA \t ly sa } $M] i oe \ iM eo SS _S i Ss = ! ~~ f 1 | iy SOLOMON SEA | i, j ! ~ GULF OF a 1 DS | Port Moresby NS | Figura 14.1 44.4 Los iatmul antes de la incorporacién” Acomienzos del siglo XX, poco después de haber sido «descubiertos» por colonos alemanes, los iatmul vivian en 20 a 30 aldeas de 100 a 300 habitantes cada una, a lo largo de las orillas del Sepik, el rio mas grande de Paptia Nueva Guinea. Cada aldea tenia de quince a veinte clanes. Los derechos sobre determinados recursos econdémicos (por ejemplo, las aguas de pesca) correspondian a los clanes, y no a los - El etndlogo z aleman Markus Schindlbeck estudio a los sawos. Su principal obra es Sago hei den Sawos (1980). Deborah Gewertz y Frederick Errington, dos etnologos estadounidenses, estudiaron a los chambri y publicaron varios articulos y libros sobre el tema: Errington y Gewertz (1987), Gewertz (1983) ¥ Gewertz y Errington (1991, 1999). ~ Uso el término «incorporacién» en la acepcién de T. Hall (1986). Hall desarrollé una tipologia de las etapas que las sociedades sin estado atraviesan en su camino a la integracién en el capitalismo. La experiencia iatmul « 339 BISMARCK SEA Wewak™ | Angoram ¢ & S wS FP sek YS, _aningif OA mew) } WATMUL Figura 14.2 individuos. La sociedad era exogamica: las mujeres y los hombres del mismo clan no podian casarse entre si. Por lo tanto, cada boda afirmaba un vineulo relacional, econdmico, politico y ceremonial entre dos clanes. Esta tradicién conectaba a cada uno de los clanes de una aldea con todos los demas clanes de la misma aldea. Ademas, cada aldea tenia grupos generacionales con su propio nombre, asi como una 0 varias grandes «casas de hombres» (Wassmann 1982, pags. 15-51; Stanek 1991; We i 1995). Los iatmul operaban una economia de subsistencia, dominada por mujeres que proporcionaban aproximadamente el 80 % de los alimen- tos. Ademas de pescar diariamente, producian trampas para pes re des, bolsas y canastas, cuidaban a los nifios mas pequenos y preparaban tura, su historia ruida a partir de resultantes. Véase ~ Dado que los iatmul y otros pueblos vecinos no poscian es durante el siglo XIX y periodos anteriores debe ser recons testimonios orales, con todos los problemas metodoldgi Roscoe (1994) y Roscoe y Newton (1997). 340 + Marcel van der Linden Los hombres eran principalmente art las comida h ANOS: Constrag, casas, tallaban canoas y remos y fabricaban arr algunas de herramientas de trabajo. Sus artesanias en madera eran muy Hombres y mujeres trabajaban juntos en las huertas. Margaret tac, 1 mas tarde, resumio del siguiente modo la distribucién de trabajo entry. hombres y mujeres: «Aqui las mujeres trabajan mas 0 menos todo el tiempo pero con bt humor, en grupos, sin ninguna sensacidn de verse excesivamente obligadas. Son rex ponsables de la pesca diaria, del pescado que se lleva al mercado, de re . lena y transportar agua, de cocinar y de tejer los grandes mosquiteros cilinds)- Cos, que son Como pequenos cuartos en miniatura destinadosa protege personas de los voraces mosquitos. Se mantienen ocupadas durante la mayor parte del tiempo, y demuestran muy poca fatiga o irritacién ante las continu, demandas de las tareas de pesca y de cuidado de la casa. El trabajo de hombres, sin embargo, es casi completamente episddico: construccidn de casas, construccién de canoas, cazas colectivas de cocodrilos en la estaci seca 0 de pequeiios roedores que son capturados quemando los pastizales, planificacion de los elaborados y teatrales escenarios de las ceremonias (...) Cuando se realizan tareas, muestran gran energia y esfuerzo, y ponen en mo- vimiento todo el cuerpo; los varones iatmul se quejan vigorosamente de estar cansados por esos esfuerzos» (Mead 1950, pags. 170-171). Los iatmul trabajaban en forma auténoma: «Si una tarea debe realizarse 0 no, donde debe llevarse a cabo, cuanto puede durar, cuan grande sera el grupo y si personas especificas deben participar: son todas cuestiones a ser decididas por los propios individuos, dependiendo de la situacién en cada momento. Nadie esta autorizado a determinar el ritmo en que la tarea sera ejecutada o el momento en que debera darse por conclui- da; cada persona que trabaja lo determina Por simisma. Las decisiones comu- nitarias de corto plazo se toman en cooperacién informal con otros miembros del grupo y en relacién directa con las necesidades técnicas o personales. El trabajo puede ser interrumpido por intervalos de relajacién, bromas 0 rituales, tanto como se desee» (Stanek 1990, pag. 266). En cierto sentido, los iatmul formaban un sistema cohesivo con sus vecinos, los sawos y los chambri. Los chambri proporcionaban mosqui- teros y herramientas de piedra, mientras que los sawos ofrecian sagu a cambio de peces.? Los iatmul también intercambiaban herramientas de piedra compradas a los chambri por valiosas conchas (dinero ritual), 3. Esta en discusién si los intercambios entre los sawos y los iatmul eran igualitarios. En términos de tiempo de trabajo, el intercambio parece igualitario La experiencia iatmut « 344 pan como dof Para SUS NOViE cos ialsmutl eran hee a: eran mucho mas poderosos en lon ena ‘ Sos. et1 €UNLO FAN MES HuMErOsOS quE Tos Chambri y - veaban con aldeas mis grandes, Demostraban su supr a vi gesporiidieas de caza de cabezas, especialmente contra eno senala Gregory Bateson, los iatmul vets vee pezas como «la principal fuente de orgullo de la ald illo esta asociado a la prosperidad, la fertilidad y el acto sexual lino». Los hombres que traian a casa la cabeza de un Soonene jan una bienvenida heroica en medio de grandes celebrac jonc s a victoria era celebrada con grandes danzas y ceremonias eae caban al conjunto de la aldea. El matador era el héroe y, al m me Janfitrion de las fiestas que acompaniaban la victoria» (Bates fi ehabian obtenido de manera indireeta de los y ste mini va las cazas ntante pO, el 1936, pag. 141). Los primeros relatos sobre los iatmul datan de la época de la co- jonizacion alemana (Buschmann 2003; H. Fischer 1981; Schindlbeck 1997. 2000). Hubo dos expediciones importantes: una en 1908-1910 y en 1912-1913. La primera expedicion, basicamente, proporcion formacion sobre la cultura material. La segunda, que incluyo a Richar nwald (quien luego se convirtié en un reconocido etnologo), aporto cimientos considerables sobre aspectos sociales, geograficos y dgicos; sus informes contienen informacién sobre las practicas de rcambio, las costumbres bélicas, el transporte por agua y por tierra le sagu y canoas. Las informaciones contenidas en dianas de los habitantes del Sepik conot biol in y la produccion di estos informes sobre las culturas coti jo indica un uerzo mayor jad del tra plica une ‘Schindlbeck 1980, pag. 552), aunque la intensid: intercambio desigual, en tanto la produccién de sagu im) gue la pesca (Gewertz 1983, pags. 21 -22). 4. “as conchas viajaban de costa a Co entre los arapesh, los abelam y los sawos, hast iatmuly (Gewertz 1983, pag. 104). . 5. Gewertz ofrece un andlisis detallado y persp') River Societies (1983, cap. 1 y 2). «A cambio de la provis \ Piedra y mosquiteros que los iatmul intercambiaban por estos bi a Ide los sawos], los chambri ere ieee sor motivos de debate si este sistema de intere ene! “politicos» 0 «econdmicos». Véase Bowd fg de acuerdos comerciales trav Ee erritorio a llegar finalmente alt de este sistema en Sep! amientas de jon de he bienes valiosos s tema ambio surg! en (1990-1991). 342 + Marcel van der Linden es, toda vez. que las deseripciones son muy “extern, gon menos titil 5 56 superficiales. | a a informes revelan que estos investigador ista. Walter Behrmann, integrante colonia 4 hn de preparar el reclutamiento para las hacienda europen, de dimos taer con nosotros, en el viaje en barco a la costa mento de la expedicion se ubicaba en Malu, al a a ayudarlos a acostumbrarse a estar sometide durante periodos breves 0 evtensos. Convencirnas a diez pe de que se nos unieran. Viajamos con nuestro barco de vapor el maximo, acompajiado de diversas balsas, casi hasta la bora | donde se ubica la aldea nativa de Karajundo» (Behrmann 1922, p Los iatmul y otros pueblos vecinos permanecieron compl z al margen de la administracion alemana y, en este sentido, constituian un «drea externa» (Thomas Hall).” 14.2 Los comienzos de la incorporacién Esta situacién comenzé a cambiar en la década de 1920, cuando ocurrieron al menos tres grandes transiciones. En primer lugar, se establecié una Pax Australiana. Como bido, la Nueva Guinea alemana se convirtio oficialmente en territorio aus- traliano (Territorio de Nueva Guinea) en 1921. En los afios siguientes, las regiones interiores fueron gradualmente controladas por patrullas, con consecuencias devastadoras. La caza de cabezas fue prohibida. Se asigno un «consejo» para cada aldea, formado por un jefe y un subjefe que actuaban como conexion con las potencias coloniales.* En tercer lugar, las relaciones étnicas, que antes eran fluidas, se hicieron fijas. 6.- Otto Reche realizé un reporte de la primera expedicion en Kaiserin- Augusta-Fluss (1913). Seguin él, «tuvimos que restringir la esencia de nuestro estudio a los aspectos superficiales de la cultura material (...)». Todas las operaciones se vieron afectadas por un problema esencial: «no teniamos ningtn intérprete familiarizado con los idiomas indigenas del tramo central del rio; esto complicaba enormemente la comunicacié6n con los nativos (...)» (Reche 1913 pag. 1). Walter Behrmann, en /m Stromgebiet des Sepik (1922), ofrece un reporte de la segunda expedicion, cuyos participantes produjeron un rico cuerpo de Publicaciones. Véase por ejemplo, Behrmann (1925). 7.- «La jurisdiccién del gobierno [aleman] cubria una franja de 15 kilometros hacia el interior en la mayoria de la colonia» (Griffin et al. 1979, pag. 43). 8.- Después de la Segunda Guerra Mundial fueron reemplazados por un «Consejo de Gobierno Local». La experiencia iatmul « 343 satmul, fos chambri aor y fot pracy de lar Bette alta bea os HET no pedtenvetendo typos, chltutales: pariewites, ques gator, “ sitorios particularesy hiniitados, yen aldenssespecihea, 7 trode te ye dolimitadkas, Los NYAULENS Al ya No podian Convent’ en Feyeee yao no podian dojat de existit, porque estos pueblos y lugares | Yecidos en Mapas y Legistiados en liblos consalese Geveris 192 123-124). rn segundo lugar, comenzaron las migraciones laborales temnpora pias, cuando la reser de fuerza de trabajo de sfuc agotandose.” Los reclutadores trataban de atraer a los hombres con herramientas de acero de fabricaci6n occidental, debido a que la Lis Ge las Naciones habia decretado que nadie podia ser forzado a trabaja La introduccion del impuesto por cabeza (a partir de la década de 1930) tambien sirvid a los propositos de los reclutadores. ns dir 5 COSTE! «Los oficiales de patrulla tenian la autoridad de recolectar un impuesto anu de 10 chelines a todos los hombres fisicamente capacitados en toda a pacificada. Habia algunas categorias de hombres, sin embargo, que queda- 5an eximidos del impuesto, entre ellos los trabajadores en régimen yidumbre por contrato. El impuesto por cabeza, por lo tanto, llevé a mucho: hombres a vender su fuerza de trabajo, algo que, bajo otras circunstanci no habrian hecho» (Reed 1943, pag. 179). La mayoria de los trabajadores migrantes eran jovenes de las aldeas. La cantidad de trabajadores que dejé la region del Sepik paso de 152, en 1924-1925, a 2.763, en 1937-1938. En un principio, se cree que los iatmul se sumaron a estas migra- ciones laborales en menores cantidades que, por ejemplo, los chambri. Gewertz ofrece una explicacion interesante para esta diferencia: argu- menta que el sistema socioecondmico tradicional de los iatmul estaba 9.~ Seaglion cree que la politica de reclutamiento se desarrollé en varias etapas “en la region del Sepik, el reclutamiento era mas bien esporadico y limitado en términos regionales en torno al cambio de siglo. Después de que el gobierno imperial aleman asumiera el control administrativo, reemplazando a la New Guinea Kompagnie, la atencidn se volcé a las plantaciones de copra, al comercio yal uso de mano de obra local, Después de que las regiones costeras hubieran agotado su potencial de fuerza de trabajo, las regiones interiores, que antes habian sido virtualmente ignoradas, fueron ocupadas y organizadas pars trabajo» (Scaglion 1990, pig. 51). . 10.~ Gewertz (1983, pag. 112), basado en los Informes a la Liga de las Naciones sobre la administracién del Territorio de Nueva Guinea, de 1924-1938. 344 + Marcelvan der Linden orientado hacia afuera Los iatmul vivian en las orillas del rio y eran mag gvanzados que sus vecinos en te rminos militares y econdmicos. «Su ubj. cacion cn el rio Sepik les permitié continuar con este rol emprendedoy después de la invasion europea, en la medida en que los misioneros, los oficiales de patrulla y los exploradores les proporcionaban bienes acambio de un transito seguro». Los chambri, por otro lado, siempre habian sido uno de los grupos étnicos mas vulnerables, y aprendieron a adaptarse a quienes eran mas poderosos que ellos. «Ellos, de todas formas, habian desarrollado la capacidad de sobrevivir adap- tandose alas necesidades de sus superiores, una capacidad que pronto trans- firieron a los administradores y empr ‘endedores europeos. En otras palabras, los chambri se acomodaron a la destruccién de su monopolio de la produc- cién de mercancias especializadas por la via de adaptar un patrén de migra- cin circular. Asi, adquirieron de los europeos lo que antes habian obtenido de los iatmul: los valores necesarios para sostener el prestigio y, ahora, también necesarios para pagar los impuestos» (Gewertz 1983, pag. 115). Aunque la hipdétesis de Gewertz sugiere que los accidentes de la geografia y la ecologia juegan un rol clave en la determinacién del destino de los grupos humanos, quiza también podria concluirse que la capacidad de los miembros de las sociedades sin clases de adaptarse a la disciplina laboral heteronoma varia segtin la pertenencia de los trabajadores en cuestion a grupos étnicos hegemonicos 0 subalternos. En tercer lugar, se instalaron en la region los misioneros de la Socie- tas Verbi Divini (SVD). Esta orden catolica alemana-holandesa, de gran capacidad emprendedora, tenia como intencién que los puestos de misioneros fueran autosuficientes en términos financieros a través dela administracion de plantaciones, madereras, etcétera. Con este objetivo en perspectiva, los padres de la SVD ponian énfasis en la disciplina de trabajo cuando interactuaban con la poblacion local. La combinacion de estos cambios transformé la region por completo. La prohibicion efectiva de la caza de cabezas a partir de 1927, por ejemplo, alteré el equilibrio de poder entre los iatmul, los chambri y los sawos. Después de todo, los chambri y los sawos ya no tenian razones para temer la violencia de los iatmul. Ademas, la disponibilidad de hachas de acero y otras herramientas implicaba que los iatmul ya no dependian de las herramientas de piedra producidas por los chambri, aera aentos tltimos de una importante fuente de ingresos. os aldeanas se mercantilizaron: se vendian cada vez mas S$ a personas de fuera y ciertos rituales (como la iniciacion La experiencia iatmul - 345 4) pasaron a ser accesibles a los turistas a través de maseulin | pago de F pte los primeros anos de este periodo transicional, el antropé soy psicaloge social Gregory Bateson (1904-1980) pasé varias tem- loge Pn fos ite, Después de un par de visitas a la region, due pynenzaron afines de la década de 1920, publicé su primer gran articulo coore elgrupoy,en ese proceso, invento un nombre para ellos (no tenian an designacion propia para el grupo étnico en su conjunto) (Bateson 1932): Después de una nueva estadia de quince meses, a comienzos dela década de 1930, escribio su principal obra, Naven, sobre un ritual jatmul en el cual las mujeres se vestian como hombres y los hombres como mujeres (Bateson 1936).1* En 1938, Bateson visité alos iatmul por ultima vez, esta vez acompaiiado por su esposa Margaret Mead, a quien habia conocido en su primer viaje, cuando ella estudiaba al pueblo vecino de los chambri. Los resultados de este estudio, sin embargo, permanecieron sin publicar durante mucho tiempo, debido al estallido de la Segunda Guerra Mundial.?? Bateson baso su abordaje en los principios de Durkheim, especial- mente en el ambito cultural. Estaba particularmente interesado en el ri- tual Navenyensu interpretacién, en el contexto de los roles de géneroy el parentesco realo ficticio. Su objetivo era abstraer dela cultura iatmul un ethos, esto es «un sistema culturalmente estandarizado de organizacion de los instintos y emociones de los individuos» (Bateson 1936, pag. 118). Las descripciones de Bateson no ofrecen practicamente ninguna infor- macion sobre politica, economia o trabajo. Menciona muy brevemente que la caza de cabezas habia «desaparecido tan recientemente» que aun. formaba «parte del escenario natural de las ceremonias» (Bateson 1936, pag. 3); y que los iatmul «no reconocen ninguna diferencia de jerarquia oclase», aunque otorgan una importancia inmensa a las diferencias de género (Bateson 1936, pag. 123). En medio de un capitulo sobre tipos de personalidad, encontramos algo sobre las consecuencias del trabajo en régimen de servidumbre por contrato. Acerca de esta cuestion, Bateson explica u «Actualmente, las aldeas de los iatmul contienen cantidades considerables de hombres jovenes que retornaron recientemente a SUS hogares clespues 14 El libro generé diversos especialmente Nouseman y Severi (1998) y Kessel (1971) ke 2.- «latmul» también puede escribirse «iatmiil» 0 «yatmiil>. igs, 212° de campo de 1938, véase Mead (1972, pags. 276-277) ¥ Mead (1977, Pass: © 288), Véase también D. Lipset (1985) v Boon (1990. PABS- 172-19). tipos de reacciones. Véase espectO al trabajo 346 + Marcel van der Linden +A, EINCO ANOS COMO Trabapadores en r FP contrate cp plantacrones y minas eurspens. Sends nite atmul, que probablemente « sculino “nature fueron y vivieron alunos anos « sciplinado y cooperative de una linea de trabajo. Ahora esti 1 thos en el cual crecieron» (Bateson 1936, pag. 167) dinitaban y corvar _ Luego s elethe Si bien algunos se readaptaron rapidamente, otros encont) serias dificultades: «Cuando nifios, probablemente adoptaron el ethos dominante poraue,« de moda y porque era el Unico patron que se les ofrecta. Pera ya han visto y vivido en un ethos diferente, estos hombres empie con desprecio su cultura nativa. Ven con impaciencia la bufoneri viejos y Gesdenan los rituales mas importantes. Demuestran abi! desinterés por los secretos de la iniciacién» (Bateson 1936, pag. 162 La desintegracion incipiente de la cultura establecida ohservada por Bateson continuo durante los anos siguientes. A fines de 195 qi mienzos de 1956, cuando el musedlogo profesional suizo Alfred Biihi visito a los iatmul con el fotografo René Gardi, advirtid, por ejemplo, qu habian desaparecido la mayoria de las «mascaras que adornahan las casas, las pinturas y otras ornamentaciones de culto». Lo asocié con un cambio en la conciencia religiosa (Buhler 1957, pag. 7).1° Ganar dinero, al principio, tenia como finalidad basica pagar el impuesto ala cabeza (que durante ese tiempo habia sido abolido), pero desde entonces también permitio que las personas compraran productos importados modernos. La principal raz6n eran las masivas migraciones temporarias de hombres jovenes a las plantaciones de la costa: «El sistema de reclutamiento de mano de obra que prevalece hasta hoy de haber sido el factor mas significativo para conducir a esta hibrid como la destruccidn de culturas. En sus lugares de trabajo, por eje! nativos reclutados entran en contacto con todo tipo de elementos prov tes del conjunto de territorio, y al mismo tiempo interacttian mas estre mente con la civilizacién blanca de lo que podrian hacerlo en cualquier ote lado» (Buhler 1957, pag. 20). Al retornar a sus aldeas natales, muy pocos de esos jovenes estan dispuestos a reintegrarse a su antiguo ambiente. La rebeldia creciente provocada por el cambio cultural es atin mas significativa en el contexto de mi anilisis. Bilhler establecio que «los 13. Respecto al viaje de Buhler y rni, véase también Gardi (1958). + 247 Fsepik. que en-el pasade hs jorio debide a su fuerza fire derados nquela ud de protesta ne coti al. La ac! Jmente, en los cultos ichos hogares privado cas decoradas con flores, siempre ncestros y sus Tegalos” (Buhler 19: pedicion de Buhler c nfirmé esta trens a (Buhler 1961, Después de la incorporacion 14.3 Otros etnégrafos suizos Vv jajaron al Bihler (Schuster 1979, pag. 173; Speiser 1 iltimo prepararon el terreno para la dura log iatmul. La fuerza motriz de este (nacido en 1930), quien, a comienzos de! dos expediciones de investigacién museo del Sepik medio durante la década previa. proyecto de investigacién.*® La intencion de Sc Ja investigacion de Bateson. En su opir 1 no habia sido estudiada en profundidad desde la de que el trabajo de Bateson debia continuarse ¥ Qt examinado de manera insuficiente tenian qu profundidad (Schuster 1979, pag. 17, a Entre agosto de 1972 y abril de 1974, seis doct instalaron en aldeas a lo largo del Sepik durant ciocho meses. El resultado se plasmo en tesis y estudi Son especialmente notables los trabajos de Bri (nacidaen 1945), Milan Stanek (nacidoen 1943) y Flor: tanek y Weiss visitaron a los iatmul no solo et obre Buhler, ~ Las expediciones tuvieron | 1967, con Christian Kaufmann y Gisela Schuste! (1964) y Schuster (1967). 16.- Las respuestas a Naven, el princiP son revisadas en Houseman y Severi (1998. Pas se Meuli (1965). . : jugar en 1961, con Fike Habe 1, Vease Habe! tudio de Bateson sobre los iat -46). al 348 + Marcel van det Linden tambien en 1979-1980, 1984-1985 y 1988-1989, Escribieron sus doctorado sobre la aldea iatmul de Palimbe sis de y mas tarde investigaron el destino de los habitantes de la aldea que habian migr de Rabaul.!” Los diferentes estudios revelan a los | la ciudad storiadores de} abajo que. luego de la etapa de contacto inicial (cuando se introdujo ¢} impuesto por cabeza y se prohibio la caza de cabezas), el capitalismo, difundio por las aldeas principalmente a través de la circulacion de mereancias, y que los iatmul se proletarizaron basicamente a través de la migracion a las ciudades y plantaciones. :n lo que respecta al crecimiento de una economia monetaria, toda la evidencia disponible indica que la economia aldeana se monetizo en forma gradual después de la Segunda Guerra Mundial. Esta claro que este aumento significativo en la influencia del dinero puede atribuirse en parte a la oportunidad de adquirir bienes de consumo. Pero esta explicacion no resulta satisfactoria. Hauser-Schaublin calculé que las frecuentes expediciones de venta de pescado, realizadas por hombres iatmul a comienzos de la década de 1970 a la ciudad vecina de Wewak, no eran lucrativas. Pero la ganancia neta no jugaba un rol de importancia. «Hacer negocios significaba vender cualquier cosa a cambio de dinero, sin importar cuales fueran los gastos financieros (por no mencionar la inversion de tiempo)» (Hauser-Schaublin 1977, pags. 37-38). Este fetiche por el dinero, cada vez mas importante entre los iatmul, transformo las relaciones de género. Por un lado, los hombres se hicieron mas poderosos, porque vendian tanto los productos de su propio trabajo (artesanias en madera) como los del trabajo de las mujeres (pescado, collares, bolsas de mano) en la ciudad. Por otro lado, la poligamia era menos practicada que en los tiempos de Bateson, dado que el precio de la novia debia pagarse en efectivo, y muchos hombres que no vivian en la ciudad no podian, por lo tanto, pagar mas que una esposa (Hauser- Schaublin 1977, pags. 28, 37-38, 131).18 Las migraciones laborales también demostraron ser un proceso mas complejo de lo que se creyé en un primer momento. E] transito a las ciudades, que comenz6 en forma gradual después de 1918 y cobré 1 (1977), Stanek (1983) y Weiss (1981, 1996, 1999). En inglés, véase tambi Stanek (1990) y Weiss (1990). Otros doctorandos que participaron fueron Schmid y Kocher Schmid (1992) Markus Schindlbeck, Jiirg Schmid y Jiirg Wa Sus tesis fueron publicada: hind|beck (1980) i 18.- Véase también Bateson (1932, pag. 286). smann. y Wassmann (1982). La experiencia iatmul 349 cepuds de 1945"? no fue resultado de un reci ° des eiss 1982, pig. 165; Weiss 1981, pag, ree oe de east ge mudaron a kas ciudades. Los trabajos de Stanck y Weise aleance de estos cambios desde la década de 1960 Mientras aot década de 1950, las migraciones eran solo temporales, a q jgracion mas 0 menos permanente aumento de manera dramdtica yeriodo posterior. En noviembre de 1972, un censo realizado p . staneky palimbei reveld que 323 de los 765 aldeanos vivian en su peer I jidea o en alguna aldea iatmul vecina, y que 423 vivian en las ciudades especialmente en Rabaul (223), Madang (88) y Wewak (44). Stanek no Jogr6 establecer el lugar de residencia de 19 personas. Mas de la mitad de Jos habitantes, por lo tanto, se habia mudado a la ciudad, posiblemente mas hombres que mujeres (Stanek 1983, pag. 24). Se trata de una tasa extremadamente elevada, considerando que apenas cerca del 5 % de la poblacion total de Paptia Nueva Guinea vivia en ciudades en esa época. gCuales fueron, entonces, las verdaderas razones de esta migracion masiva? Seguin Weiss, en la primera etapa, que se extendié desde la década de 1920 hasta las de 1940-1950, se debio a la prohibicién de la caza de cabezas, que comprometi6 seriamente la autoridad de los ancianos. «Los iatmul pasaron de ser famosos guerreros y cazadores de cabezas a ser un pueblo conquistado. Despojados de su orgullo y de su identidad, los ancianos se convirtieron en personas irritadas e impredecibles a los ojos de los jovenes, que ya no podian verlos como modelos» (Weiss 1982, pag. 160). Las tensiones que sobrevinieron entre jovenes y viejos se combinaron con las continuas y acostumbradas fricciones entre ancianos y adolescentes. Estos ultimos eran, por lo tanto, los primeros interesados en trabajar en Jas plantaciones. ch revelan el o, en 1a «Los adolescentes recibian de buen grado la invitacién de los hombres blan- cos para irse a una plantaci6n bien lejos de los insatisfechos e inseguros ancianos. Muchos también esperaban hallar una nueva identidad confiando su destino alos blancos, que después de todo habian demostrado ser los mas fuertes» (Weiss 1982, pag. 164). das formas, esta sensacidn de deses- og mas ancianos morian. En ntando: se cree que entraron Con el correr del tiempo, de to Peracién fue disminuyendo, a medida que! cualquier caso, la migracion continuo aume! 19. «Prdcticamente todos los a ; que hoy vive 19 «Practicamente todos los hombres adultos @ reer © puestos amientos han pasado periodos breves 0 largos ¢” amientos wh solamente los misioneros. Algunos han trabajado alli, oe1, pig 44)- visitaron o intentaron encontrar trabajo e? ellos» nen Palimbei asent mientras que (weiss 1 350 + Marcel van der Linden res, El primero fuc el crecimiento y la li 7 arios factores. El primero fue men ry laliberalizacig, trabajo. Hasta la década de 1960, solo aquetiog solia durar de tres a cinco afios) esta! en juego res ercado de Sea de trabajo (que so) autorizados a afincarse en las ciudade: mbarg e economia y el establecimiento de edificios ptblicos que inc Mentaroy, demanda de mano de obra cambiaron las reglas. A partir de enton , cualquiera pudo mudarse a las ciudades, con o sin contrato de trabaj, permanente. Si, en un principio, los migrantes laborales habian Sido principalmente hombres jovenes, luego comenzaron a llegar también mujeres y nifios. En segundo lugar, las fuentes autonomas de ingreso en las aldeas eran minimas, dado que las inundaciones periddicas hacian imposible el cultivo de café o cacao. En tercer lugar, los iatmul siempre habian sido un pueblo movil, y mudarse temporalmente a otra parte era una forma tradicional de resolver conflictos: ‘an n embargo, la expansion de, la cluso los nifios pequenios que pelean con sus padres o hermanos re cosas y se mudan con sus parientes. Cuando cede la tensién, vuelven a casa, @ veces varias semanas més tarde. Las mujeres que estan teniendo ificultades con sus esposos retornan a su clan. Los hombres desaparecen y udan a una aldea cercana, especialmente si sospechan que una mujer ta intentando obligarlos a casarse (...). La creacién de nuevas aldeas era la solucién mas extrema para los conflictos crecientes en la sociedad iatrnul» (Weiss 1982, pag. 159). 14.4 Asentamientos en las ciudades Las investigaciones etnograficas mas recientes van mas alla de las descripciones de las aldeas de origen de los migrantes. En 1988-1989, Florence Weiss y Milan Stanek llevaron adelante un exhaustivo trabajo de campo en un asentamiento de trabajadores migrantes de la aldea Palimbei que se ubicaba en Rabaul (Nueva Bretafia), una ciudad distan- te unos mil kilometros de la region del Sepik. Weiss describe de qué modo los jatmul de Palimbei habian establecido el asentamiento Kori en Rabaul desde 1960. En 1988, vivian en Kori 305 Personas: 167 adultos y 138 nifos y jovenes, incluyendo 149 mujeres y 156 varones. Fuera de Kori (pero en Rabaul) vivian otras 45 personas. Alrededor del 90 % de los adultos habia llegado de Palimbei, aunque la mayoria de los ninios y jovenes habjan nacido en Rabaul (Weiss 1999, pag. 87). La estructura espacial de Kori replica en gran medida la de Palimbe : «la organizacion original de clanes, vigente en la aldea, domina incluso la disposicion de las casas» (Weiss 1982, pag. 162). Durante el periodo de la investigacion, La experiencia iatmut . 354 sori fontd quinee clane: que daban forma aia estructura social ; Nor eucedia en Palimbei. al al igual que § , res adultos ajaba todas los hombre: trabajaban para ganarse la vida, La a. Lam ria de ellos eran asalariados, aunque alguno: yoria : ‘abajaban de ma snoma como escultor doo mee mane c 's en madera. Los asalariados rara ver manechin mucho tiempo con el mismo empleador, Despues 1 7 ay e] trabajo asalar’ ado implicaba cumplir una agenda estable ze obedecer al supervisor, trabajar entre extranos y realizar elacionadas con las propias necesidades. Todas esas enn irabajo eran diametralmente opuestas a aquellas que exis} oat aldeas. Segun el relato de un escultor en madera: - todo, a por areas ones en las ‘o era estibador en el puerto (...). Cargabamos en grandes barcos las bo! 2 copra que llegaban a Rabaul desde las plantaciones de coco. El t era muy duro. Descargabamos las bolsas de los camiones y las llevabam, ‘0 caminando por una plancha angosta. Cada bolsa pesaba 80 kil amos bajo el rayo del sol ardiente, bajo la lluvia, en cualquier cond ‘on climatica. El supervisor blanco era una bestia pedante. Gritaba todo el iay nos hacia bromas. No nos dejaba descansar ni siquiera un momento. Un ame cansé y le dije en su cara que no podia tratarnos asi. Me despidieron. esde entonces, he sido artesano en madera. Ahora, soy yo quien determina ito y cuando trabajo» (Weiss 1999, pag. 66). Ademés de resistir en forma regular la presion por adaptarse, des- pués de algunas semanas o meses, cuando la situacién se hacia in- soportable, los hombres «provocaban una gran discusion con el em- pleador, hablaban mal de él, incluso llegaban a enfrentarse fisicamen- te y luego escapaban. Después de un tiempo, encontraban un huevo empleo» (Weiss 1991, pag. 269). En las décadas de 1960 y 1970, los hombres intentaban aliviar las frustraciones provocadas por el trabajo alienado emborrachandose después de cada dia de pago. Durante estas borracheras, hablaban sobre sus vidas en la aldea. «Los hombres se sentaban de la misma forma que enla o See “ su aldea. Se dirigian unos a otros por los nombres de sus spas ee i mientras recordaban a sus antecesores miticos ¥ recitaban sus ea Dien borracheras comunitarias compensaban la pérdida ee mya 199 A Mundo del trabajo y la falta de confianza en S! mismos” s n habia obtenido una alguie! de actividad. Li ion redistributi ra fuerte: Si an ti a presion redistributiva era je algtin tipo cantidad excepcional de dinero a través dl >. Macelyardel Linden Sto wampartient con tos dents" Phabir qitenes elegki no VIVIEeH Kort ig se OSPELATT TUS Mtn ‘Dari Me Dates, prineipal pet ebony ( irl Que» aunea puedes giuardarte nade: Lu peeston de 909, pags. LOO TOD) nites de primera Vivre Ha SFUpO COMO Kort inphed cag eXHOSO a tovio lo que Hees _ mmadoras (Vers | vo las familias: misery negate a hori en ualeosat ale 1960, Le division del trabajo entie ha oey mujeres ent mareadamente distingt a br de Paltinbet sos mt queen braldea eran artesanos y dependigg +86 CONVITHEPON EH PrOVEEdores: fy, es bre METACTON ques TT eambiavon: los hombre do sus mujeres para alimengars mujeres perdicron su posicion attonoma respecte a ellos, Los homies ge hivieron dopendiontes de sus empleadores y las mujeres de los hon 1321, Weiss ofrece varias explieacinnes ion de los roles bres» Stanek y Weiss 998, pay relacionadas para explicar estar revers En primer lugar los hombres Cavieron historicamente una primacia de proletarizacion. despues de todo, los sobre las mujeres en terminos hombres habian trabajado desde la decada de 1920 en las plantaciones, donde dominaban la dingua franca gidgin) y, en muchos casos, habian aprendide tambien un oticio, come La carpinteriaro las taveas de polieta, Las mujeres no habian podido abanadonar sus aldeas hasta la deeada de 1960, no hablaban otro idioma mas que el iatnuly no estaban prepa radas para la vida en las ciudades. En segundo termine, on las ciudades las mujeres fonian diticullades para asegurar el cuidado de los ninos, ban en el tra Donde podian dejar a sus niios pequenos cuando ost: bajo? Nunca se habian entrentado con este problema en la aldea. Cuando SUS TNOS pequenos con iban a pescaro al mercado, nunca levaban a s dlavaldea, los nines mas grandes cuidaban a los mas pequenos rn. Ln has ciudades, sin embargo, los 1 ellas. E cuando las mujeres se ausentak minos mas grandes bana la escuela (Weiss 1991, pag. 5 ston hacen Li misma observacion sobee los chambri de Wewak: «Tal como nos dijo un chambri: Hs CONE re aque en Freiudad que cuando a alguien le va bien, todos se acerean y le piden pres astes como todos quedan igualados”» (Gewerty y irrington L991, y PL Lat asistencia a la es parece haber sido un problema consti sla mayor parte de los ninos iatmul oftece resistencia y se nega a asisll rey Las evizencias de la vida escolar son diametralnent Opvestas a le auonomia e iniciativa individual Lan importintes para los iatinul En la sociedad iatnul tradicional, los nines son reprendidos, pero no forzados ? hacer algo. Se espera hasta que comtiencen a hacer alin por su propia inieiativey (Stanek y Weiss 1998, pigs, 329), : 20. Deborah Gewerts y Frederick t Hharmente ala eseuel: La experienciaiatmut « 3g “plugar.elseetor informal era pricticamente oreo te a antes de la independencia, de autoridades australianas. inexistente en an te os hido a las re; rer Nutatas por | Bulacio- rapt rant apuest i v comercio que cumpliese todas as reglamentaciones ee «AO ell y [a venta de Comida y bebidas estaba estan cho ce Tos lances ¥ los chinos eran eapaces de cur li fon ae alamentaciones). Particularmente en este sector de la ecc jas 108g mujeres iatmul habrian podido mantener con ellas 2 embargo: 4 crue (Weiss 1991, pag. 266). como resultado de este proceso de «conversion en amas de casa», aeanas mujeres se volvieron agorafobicas, un problema que jams hi abian experimentado en la aldea (Weiss 1999, pag. 364).? Paradojica- mente, eran los hombres quienes muchas veces sufrian problemas de adaptacion mucho mas graves. «{Los hombres} tenian que adaptarse a todas las nuevas exigencias d de trabajo, incluyendo la obediencia, la sumisién, el aprovechami tiempo, la adaptacion. Les costaba aceptar que un trabajo es un acu permanente y tendian a cambiar de trabajo en forma continua, por pura fr tracién. Las mujeres experimentaron las nuevas relaciones de forma m: directa, a través de las horas de trabajo de sus esposos y las horas de escu: de sus hijos» (Weiss 1999, pags. 321-322).8 Estas nuevas relaciones de género volvieron a cambiar, en algu- nos aspectos, en la segunda generacion y en las subsiguientes. Mu- chas mujeres jovenes habian asistido ala escuela y obtenido empleos remunerados. «nla década de 1980, la primera generacion de mujeres criadas en Rabaul tenia unos veinte afjos (...). Todas estas mujeres jovenes se habian c tido en trabajadoras asalariadas. Aquellas que habian cursado un entrena- miento profesional después de terminar la escuela trabajan como enferme- ras, secretarias, vendedoras y costureras. La maternidad ha dejado de ser un ization) 22.~ Tomé prestado el término «conversion en amas de casa (house! de Mies (1986). Véase también el capitulo previo. ‘8 23.- Los misioneros aparecen en el proceso de adaptacion: ensenan & los hombres, por ejemplo, a asumit sus responsabilidades como varones proveedores ya administrar el dinero en las ciudades. «El dinero dee St obtenido y gastado en forma apropiada; no derrochado inmediatamentey a “ 1999, pag. 296), Como resultado, las practicas parentales cambiaron. BX i" aoe Ws nis jamais eran golpeacios, «Los iatmul creen que los nies no Cee Solpeados, porque eso los convertira en personas Pasiv y sometide / 1999, pig305). las chudades, sin embargo, los ninos eran So1PeSCS mejo {van der Linden 354 + Marcel sjemploaremunenado. Las mujEe Ian estab eee yg obsticale Pat dela comunidad que les permite confiar ol ene »pariontos dee ientras estan trabajando, Acomienor de tao * fora sido virTualmente imposible, poraue la inujen., " sia pocas. Todas las mujeres jovenes sin fortnacién yr siahajavioras no calificadas 0 vencden bolsas de redes los turistas> (Weiss 1991, pag. 267) tes Aunque los migrantes de Rabaul y otros sitios a menudo : ‘ado mas que los iatmul que se quedaron en |. an a region del Sepik.?4 conservaban fuertes vinculos con sus aldeas de origen, Florence Weiss relata un claro ejemplo de la década de 1960, cuando que habian log embros de la comunidad de la casa de hombres de Payambit de; construir una nueva casa de hombres, aun cuando esa parte de la aid: o lamas afectada por la emigracidn: se habian ido 236 de u 7 rsonas, incluyendo 65 varones adultos. Cada uno contribuyé con una cuota fija de unos 10 délares australianos para la construccién de la nueva casa de hombres, manteniendo asi su derecho a usarla, en caso de retornar 2 la aldea> (Weiss 1981, pags. 45-46). Las personas de las aldeas de origen permanecian en estrecho con- tacto con las ciudades donde se asentaban los migrantes, en parte a través de visitas. «Las visitas de una ciudad a otra refuerzan la cohesion entre todos los que vienen de la misma aldea. La red parece exten- derse a través del pais. Hay una aldea, y en varias ciudades hay un asentamiento iatmul, y todas las comunidades permanecen en contacto entre si» (Weiss 1999, pag. 86, véase también pag. 234). La mayoria de los casamientos se realizan entre miembros del mismo grupo étnico. “Solo se realizaron 15 casamientos entre conyuges de grupos étnicos diferentes» (Weiss 1999, pag. 87). Los vinculos entre asentamientos urbanos yaldeas no eran solamen- te emocionales: también entraban en juego consideraciones economi- cas y financieras, “Ents nedida en que 5 los adultos olo los empleados pulblicos reciben una jubilacion, la Mayores no tendran otra alternativa mas que regiesa! Milan Stane! r 4. Quienes Yuna casa quicr iatmul sal Se quedan en la aldea s ande, pero no se a las ciudad adie quiere han fracasa a una be que vivir en la ciudad impli on pobres. Puede que tengan comida imaron a la nueva tendencia. Los iatmul ‘luso si viven aqui en Kori, han ascendido Seriamente volver a la aldea. Quienes lo hacen. €? do aqui» (citado en Weiss 1999, pag. 117). Socialmente, Ny; cualquier caso, la experiencia iatmut . 355 5 44.) ELempleo de lane plazo y tos benetie, sates. La prleocupacion por los reciprocas, lo Panientes, qu ae © quied “ als y cl dinero, Muian cle be ¢ aus (runsacclones funcionan como pags adelant, nas deban regres Seco nas deban regresar ala aldea; especialmente prmanos ancianos. Alguion que nunca « dea sera tratada de la mis se acordé de Na forma (Weiss 4 9 as noticia iajan con rapidez entre los asentamient ndo alguien | e enfermaba en Palimbei, quien ie AN & eraban en veinticuatro horas, aunque la distancia fuera en bareo». Un habitante viajé «en canoa hasta la aldea de P Agwi, don conductor lo esperaba para Ievarlo a Wewak. Fue al ancaioee bajaba su sobrino y telefoned a una persona en su trabajo en Ri paul. s 1999, pag. 139). : os de los iatmu Kori se ico die aul 14.5 Conclusién Este relato intenta mostrar que los estudios etnograficos pu frecer una impresion detallada de la incorporacién gradual al ca mo. en este caso del pueblo iatmul, y de la diseminacién concomitante del trabajo asalariado en el periodo 1908-1988. Es preciso, de to formas, realizar dos observaciones. Los iatmul fueron mucho mas tudiados por los etndgrafos que otros grupos de Paptia Nueva Guinea Después de todo, como ya he mencionado, eran relativamente faciles de alcanzar y tenian un interés artistico. Por otra parte, es obvio que la investigacion sobre la proletarizacion en Paptia Nueva Guinea o en otras partes no puede /imitarse a la revision de material etnogratice. Afortunadamente, de todas formas, contamos con al menos otras cuatro fuentes de informacién. Primero, tenemos documentos de empleados publicos (informes y memorias de oficiales de patrulla), tales como las memorias de «Kassa» Townsend, quien jugé un papel importante en el sometimiento y desarrollo de la region del Sepik durante las Seeds cb 1920 y 1930 (Townsend 1968). Estas fuentes tienden a ser instrumen .s, aunque pueden refle r experienc nformes de misioneros, que aparecen en des misioneras, tiles come jn Steyler) del padve Franz Mas tarde, y politicas tales y superficiale concretas. Segundo, ¢ los archivos y public: la ya mencionada Societa - : 5 a da region ¢ Kirschbaum, quien Hegé a la region isten i jones de va , verbi Divini (mi: Jel Sepik en Lote socied 65). Tambien shbaum (1882 steffen (1992, pags. | ea (1990), Frane Kir 28.~ So ra sion, ve 25.- Sobre la primera mision, ; i in Papua New Guilt Divine Word Missionaries 356 + Marcel van der Linden durante la «segunda ola misionera», después de otras denominaciones mas pequenas, en log asenta yen otras ciudades, como las iglesias evangélicag tecostales. Obviamente, los reportes de eg en aspectos distintos a los que mas interesari del trabajo. Tercero, podemos entrevistar a los residen (Curtain 1978), a los oficiales de patrulla, a los misione etndgrafos. Cuarto, existen estudios contemporaneos — Yak circulaci6n laboral.?” Seria deseable, por lo tanto, comparar en a etnografico con otras fuentes, siempre que sea posible, del itis met 194526 + ADOs jan a log histo, iy que hacemos con cualquier otro tipo de fuente. ™MO mati, El material etnografico también merece ser discutido. He presey solo algunos pequefios fragmentos del vasto cuerpo de investigacio, etnograficas sobre los iatmul.”® Un andlisis mucho mas elaborado estas mismas investigaciones es ciertamente posible. El material etn. grafico disponible tampoco se limita a los textos publicados. Puede, por cierto, complementarse con las notas de campo que a menudo existen en los archivos y con el rico material visual (por ejemplo, fotografias y peliculas) existente.?? ° En el transcurso del siglo XX, emergié una tendencia clara al in- terior de la etnografia. Los primeros estudios apuntaban a compren- der la cultura «original» que existia antes de la invasion colonial. Este abordaje implicaba que habia que hacer abstraccién tanto como fuera Dtady, 1939) dejé un rico material etnografico, la mayor parte del cual se perdié durante la Segunda Guerra Mundial (Steffen 1992, pags. 292-293). Sus diarios estan en el Steyler Missionswissenschaftliches Institut, en St. Augustin (Alemania). 26.- Tomo el término de Jebens (1997). 27.- Véase por ejemplo, Curry y Koczberski (1999) y Curtain (1980). 28.- Morgenthaler et al. (1984) publicaron el estudio etno-psicoanalitico Gespriiche am sterbenden Fluss; también editado en francés como Conversations au bord du fleuve mourant. No me considero competente para discutir este libro. Para una critica, véase Gesch (1996). Hay otros etndgrafos cuyos trabajos no he discutido aqui, en tanto no son suficientemente relevantes para mi linea argumentacién. Uno es el de la colaboradora de Margaret Mead, Rhoda Metres Quien pas6 veintitin meses en la aldea iatmul de Tambunam entre 1967 ¥ 197° re de Eric Silverman, quien visit esta aldea en 1988-1990 y e? a por Métraun ato eeeial de Anthropological Quarterly, vol. 51,n.°L (1978), ed oe 29 Las hotas de come elinty, Motherhood, and Mocker de Silvera ote del Congreso, one po o Margaret Mead estan en sitios como la ° wafias 11.300 pies denon ambién se hallan aproximadamente 10.000 fotos'® Pelicula grabados por Gregory Bateson en 1938. La experiencia iatmul « 357 aye aquetto que bala distorsionado Ia cultura original A post , as hace al. Asi, la iin is antiguas hacen poca referencia a las influeneine ™ enclas hlicacion sdentales, (Ue son tratadas en forma implicita como «poluciones» de eso PTO: Hsta falla es menos comun en los estudios etnografiens fe peCIENICS, especialmente aquellos de fines de la década det 96 : «: los mismos tienden a tener en cuenta los cambio: ect 6 . i cos y politicos en general, y la influencia devastadora de la coloniz a yla decolonizacion en particular;2° son mas compatibles con nuest os propias preguntas y perspectivas de investigacion. om kn cualquier caso, los etndgrafos tienen mucho para ofrecer a lo historiadores del trabajo, incluyendo mas de 21.000 estudios eee tcnsos solamente sobre Paptia Nueva Guinea.” La historia globel del trabajo puede tener acceso a una cantidad de informacién rele ante mucho mayor de lo que podria creerse. mil posteriores zacion, los vinculos 20.- «Fstudiamos la situacidn colonial y su legado. la urban polities y coondgnieos internacionales Tlegamos inevirabrement SS mundo como un objeto de estudio por derecho BRP (Stanek y Weiss 1998, pay, 313). Véase también la inspirade! n Agenda de Denoon (1987, pass 51-04). para un intento de interpretacion de! desarrollo general de Papua Nueva Guinea 31.- Véase wun, papuaweb.or,/Dib-

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