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458 Eptlogo cientes de que reconstruimos «textos virtuales», no «textos performados», es decir, no los textos que de hecho se pronunciaron o se escribieron en su tenor literal. Pero cuando investigamos prudentemente qué estructuras, qué elemen- tos de base, qué secuencias narrativas elementales pertenecieron en cada caso a la tradicién sindptica, podremos aproximarnos aun hoy dia a esas etapas pre- vias de la tradicién, que ya no se conservan. 4, La cuestiOn acerca del «Sitz im Leben» Teiterada situacién de uso que daba al texto cierta estabilidad, incluso en la tra- -dicién oral. La «situacién vital», por definicin, no era una situacién Gnica y_ Se coordinaba con ella no el tex- to particular de carfcter individual, sino su género y forma. Precisamente@la3) )De este modo, y de una manera metodolégicamente refleja, se integré una perspectiva sociolégica en la exégesis. El desarrollo que se produjo después de R. Bultmann muestra una tenden- cia a una noci6n ampliada en un triple aspecto, del concepto de «situacién vi- tal». Una primera ampliacion fue propuesta por J. (femia®, Die Gleichnisse Jesu (71952), 16 [la traduccién espaiiola: Las pardbolas de Jesiis ('°1992) se hizo sobre la sexta edicién alemanal. Este especialista @istinguia entrelunal pre “Mera «situacién vital» en la situaci6n singular y tinica de la actividad de Jestis, . Por eso, en posteriores ediciones J. Jeremias’ Pero la falta no consistia en la ampliacién del concepto de «situaci6n vital» pa- ra aplicérselo a Jestis, sino en su ampliacién para aplicdrselo a una situacién singular y tnica de esa vida. ,No tuvieron que darse también en Jestis situa- ciones tipicas y que se repetian? ;Jestis vivia en la sociedad judia, inmerso en sus formas de comunicacién, en sus géneros e instituciones! H. Schiirmann, Die vordsterlichen Anfainge der Logientradition, en Der historische und keryg- matische Christus (1961), buscé en la vida de Jestis esas situaciones perdura- bles de comunicacién, aa (@lasmiaronylaitradicionjacereawewesiis: No en contra de la historia de las for- mas (como los representantes de la «hipstesis de la tradicién en escuela») sino en el marco de sus premisas, lieg6 él a la hipétesis de una continuidad mucho mayor entre Jestis y las comunidades post-pascuales: el circulo pre-pascual de los discipulos de Jesis, para el cual se formularon las palabras de Jestis, se identificaba con el circulo post-pascual de los discfpulos que trasmitfa esas pa- Eptlogo 459 labras Este enfoque fue continuado por G Theissen, Radicalismo itinerante Aspectos luterario-sociolégicos de la tradicion de las palabras de Jesiis en el crisnanismo primiivo, en Estudios de soctologia del cristanismo primitvo, Salamanca 1985, 13-40 GHEREGIVERBERTE -sin stabslutas loci, distanciados de la familia, del trabajo y de las posesiones— ntre ellos pudo conser- varse el radicalismo de la predicacién ética de Jestis segtin el espiritu de Jestis Por el contrario, la htstoma clasica de las formas vefa predominantemente en las «comunidades locales» Ja «situacién vital» de la tradici6n El extenso debate sobre el radicalismo itinerante fue sintetizado por Th Schmeller, Bre- chungen Urchristliche Wandercharismatiker um Prisma sozologisch orien- nerter Exegese (1989) En esta obra se corrigieron unilateralidades de la tesis ‘CU sean emnpicion’ G6 CoNGERED Ia propuso W Marxsen, Der Evan- gelist Markus (1956), 12 [trad esp de la segunda edicién alemana El evange- lista Marcos (1981), 21] junto a la primera situact6n vital en la vida de Jestis, a la segunda situacién vital en Ja Iglesta primitiva,@ihablabaldelunaltercer También esta amplicon, enten- dida en sentido estricto, serfa ilegituma, st se refiriera exclustvamente a la si- tuaci6n individual de los diversos evangelistas y de sus comunidades Pero. en principio. se puede suponer Ia existencia de una situacién supraindividual en el el relevo de los carismiticos itinerantes por Jas comunidades locales— amt parecer, las tradictones radicales de los grupos carismaticos itinerantes, y lo ha- cen de manera tal que esas tradiciones puedan ser vividas por las comunidades ~ ocalesfasentadas, cf G Theisen (1997 [de la versién esp }), 3088s Todos se hallan interesados en la tarea de disipar, mediante la indole de su exposicién, todos los temores erréneos de que Jestis habiera sido (en sentido politico) un Mesias, asi aaa también K aoe (1987), 207-210 acerca de la «situacién vital», que la hace extenstva a todo el contexto social. - de los textos y de Jas convicciones Inspirada por la historia de las formas, se desarrollé durante los afios setenta y ochenta una exégesis de tendencia histé- nico-social Interpretaba, por ejemplo, a los carismaticos tunerantes del cristia~ nismo primitivo como una variante del desarraigo social, determinado por los cambios originados por las crisis que tuvieron lugar en la sociedad palestinen- se (G Theisen, Sociologia del movimiento de Jesiis [1979]) No vamos a en- trar aqui en mas detalles sobre los trabajos realizados por esta tendencia en la labor de mvestigacién> Lo tinico importante es que en ella siguen viviendo los impulsos de la historia de las formas Pues también en la historia de las formas 5 Cf R Hochschild, Sozialgeschichtliche Exegese Zur Entwicklung Geschichte und Me thodik emer neutestamenthichen Forschungsrichtung, tests teologica (1993 se publica hacia 1995), S R Garrett, Sociology (Early Christianity), en ABD 6 (1992), 89 99 460 Epilogo no sdlo se planted la pregunta acerca de la «situacién vital» en las pequefias co- munidades, sino que encuadré esa historia ~como literatura menor y popular- en el marco de la sociedad global. La ampliacién del concepto de la «situacidn vital» conduce con necesidad intrinseca a una redifinicién del concepto: la «situacién vital» abarca en el fon- do «todas las situaciones tipicas de contacto entre el texto y la realidad social»; as{ se expresa K, Berger (1987), 161. Esta ampliaci6n no afecta sélo a la reali- dad social, sino también a los textos mismos:@O)S61O1GS|BEneros Sino tambien los textos o grupos de textos individuales tienen «contacto» con la realidad so- Gia) En todo ello hay que abandonar la idea de que los géneros y la «situacién vital» se corresponden en una relacién de uno a uno.@ajimisnia @situacion vie tal», por ejemplo, el culto divino del cristianismo primitivo, puede ser el lugar Gelvarias\formas|ydelvarios|géneros. El mismo género puede utilizarse en di- versas ocasiones, mas atin, ungMisMOyyEinicoextoypucderejercersenjunicon- texto diverso funciones diversas. Esta ampliacién del concepto de «situacién vital» no significa una erosién de la historia de las formas, sino que muestra que en dicha ampliacién @(COR firma un axioma de la historia de las formas: la literatura se va plasmando me- diante su utilizacién. Especialmente en la tradicién oral se trasmite sélo lo que (ejerceluinalfuncion! Social Sin embargo, en contraste con la historia clasica de las formas, se relativizan las situaciones concretas de la trasmisién —particular- mente la idea de un poder creativo de la «situaci6n vital». En este lugar sur- tieron su efecto los interrogantes formulados por la «Escuela escandinava» (B. Gerhardsson). Asi nos lo hacen ver E. P. Sanders-M. Davies (1989), 123-145 y 192ss: en la literatura epistolar del nuevo testamento hay muchas situaciones de las comunidades, que no se dominaron con ayuda de la tradicién acerca de Je- stis, y que menos atin condujeron a la formacién de nuevas tradiciones acerca @eJesiis) La parenesis sobre la oracién, en Pablo, no hace referencia al Padre- nuestro; la polémica de la Carta de Santiago contra un paulinismo mal entendi- do, no se sirve de ninguna sentencia de Jestis (cf. Sant 2, 21-24), aunque hubiera podido disponer de palabras como las de Mt 5, 19. En las exhortaciones éticas que hallamos en Rom 12, 17-21a, resuenan palabras de Jestis, sin que Pablo se apoye en Jestis. La conclusion de Sanders:

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