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a \ _ Otto F Kemberg LA AGRESION ; ENLAS PERVERSIONES ' | YEN LOS DESORDENES | DELA PERSONALIDAD 15, LA RELACION DE LA ORGANIZACION LIMITE DE LA PERSONALIDAD CON LAS PERVERSIONES ‘Son varios Jos caminos que me han Ilevado al estudio de las perversiones. Primero, el tratamiento p o psicoterapéutico de pacientes con organizacié le personalidad revela regularmente ciertos rasgos dind- micos que permiten comprender sus fantasias yconductas_/, sexuales aparentemente casticas, y esos mismos rasgos se encuentran también en los conilictos inconscientes de_ El segundo eamino se desprende de mis st investigaciones sobre las relaciones amorosas patolégicasy“ +27) wropuestas con respecto al sindrome ifs 22 pore] Laplanche y Pontalis (1973, pég, 306) dan lo que me "we parece una definicin psicoanalitica elegante y breve de la perversion: bag Desviacién respecto del acto sexual “norms 0 el coito con una persona del sexo opuesto di iedio de la penetracién cuando el en otras regiones del cuerpo a orgasmo esté subordinado absoluta- ‘mente a condiciones extrinsecas, que incluso pueden bas- 391 Enum alii produce (gu rosexual en la relaci6n e +as0 homosexual en la re bign exageradas y gue total 393 resulta ser reflejo de una historia evolutiva més compleja que la que por lo comin caracteriza a los pacientes neu- réticos, en quienes los desarrollos transferenciales esté més estrechamente relacionados con las fijaciones realis- tas en acontecimientos pasados. Cuarto, los impulsos genitales de los pacientes con conflictos predominantemente preedipicos eumplen impor- ‘antes funciones pregenitales. Por ejemplo, el pene puede adquirir las funciones simbélicas de la madre que nutre, rehsa o castiga, y la vagina puede funcionar como boca hambrienta, nutricia o agresiva. Aunque muchos indivi- {duos neuréticos y con tipos mas leves de patologia earac- terolégica también presentan estas caracteri existencia combinada con una agresivizacién excesiva de. todas as funciones libidinales pregenitales es tipica de los pacientes.con organizacién limite de la personalidad. Quinto, lo tfpieo es que en estos pacientes se observe Jo que podria denominarse una “edipizacién” prematura de sus conflictos y relaciones preedipicos, un adelanto defensive en su desarrollo instintual, que se refleja cli- nicamente en la edipizacién temprana de la transferen- cia, El desplazamiento de los conflictos agresivo-orales desde la madre al padre acrecienta la angustia de cas- tracién y la rivalidad edipica en los varones, y en las nifias la envidia del pene y las distorsiones del cardcter relacionadas con ella, La desmesurada agresion prege- nital de la nifia a la madre refuerza las tendencias maso- Guistas en sus relaciones con los hombres, las prohibicio- nes superyoicas contra Ja genitalidad en general y la ica negativa con la madre como idealizacién defensiva y formacin reactiva contra la agresin. La pro ‘yeccfn de los conflictos primitives en torno a la agresiGn sobre las relaciones sexuales entre los padres conduce a fantasfas aterradoras y distorsionantes de la escena pri- que pueden llegar a convertirse en odio a todo el 394 su cea 10s méis generales, ‘amor que ofrezean los otros. En térm el desplazamiento defensivo de los impulsos y conflictos de un progenitor al otro alienta el desarrollo de combi- naciones confusas y fantdsticas de imagenes parentales bisexuales, condensadas bajo la influencia de un parti- cular impulso proyectado. Esta muy claro para m{ que mis observaciones sobre Jos pacientes limite se corresponden con la dindmica de las perversiones tal como se 1a ha formulado en aportes psicoanaliticos recientes a los que me refiero mas adelan- te. Por ejemplo, el refuerzo del complejo de Edipo negativo en nifios que estén bajo la influencia de miedos edipicos ntensos a la madre, combinado con el desplazamiento de a madre al padre de los conflictos preedipicos en torno ‘a la agresién (con Ia consecuente intensificacién de la angustia de castraci6n), puede conducir a un tipo de homosexualidad masculina en gran medida determinada por factores preedipicos. Bl deseo inconsciente es some- terse sexualmente al padre para obtener de él las grati- ficaciones orales negadas por la madre peligrosa y frus- trante. En estos casos de homosexualidad masculina doterminada por factores predominantemente orales, tan- to el padre como la madre (y Ia heterosexualidad) son per- cibidos como peligrosos, y In homosexualidad se utiliza para la satisfaccién sustitutiva de necesidades orales. Mis observaciones sobre la dindmica de los pacientes limite también armonizan con el foco que ponen Chasse- ‘guet-Smirgel (1970) y McDougall (1970) en los conilictos preedipicos con la madre como codeterminantes de la per- versién, y también con el énfasis de Stoller (1976, 1985) en el rol central de la agresién en la excitacién erética Stoller subraya las raices preedipicas de esta agresién, Mis observaciones también concuerdan con la idea de Meltzer (1977) de 1a confusién defensiva de las zonas sexuales en la perversién, la infiltracién agresiva de todas 395 Jas relaciones objetales en esto: y la naturaleza per- versa dela transformacién de iciones dependientes cn agresivamente destructivas. Bn un marco de referencia distinto, los estudios de Person y Ovesey (Ovesey y Per- son, 1973, 1976; Person y Ovesey, 1974a, 1974b, 1974e, 1978, 1984; Ovesey, 1983) sobre los rasgos dinémicos comunes de los varones transexuales, transvestistas y homosexuales que visten ropa de mujer, también revelan conflictos de separacién-individuacién, perturbaciones en Ja formacién de la identidad y caracteristicas estructura les Ifmite. El estudio de André Lussier sobre el fetichismo, Les déviations du désir (1982), lo utiliza como paradigma para el estudio general de la perversién. Enumera las siguientes caracteristicas de los pacientes fetichistas varones: 1) tienen necesidad de ejercer un control abso- luto, ineluso sédico, sobre la mujer, y utilizan el fetiche como reaseguramiento simbélico de este control y de la independencia respecto de la mujer que frustra; 2) usan el fetiche como simbolo de la posesién segura de los senos de la madre, lo cual protege de la angustia de separacién yy de la depresién como expresiones de miedos relaciona- dos con Ja frustracién oral; 3) temen el desamparo y el abandono completo, esto se relaciona con el miedo a los efectos destructivos de la agresién inducida en tales con- iciones, agresién proyectada sobre la madre y de la cual defiende la posesién del fetiche; 4) presentan intolerancia a la angustia o la tensién provenientes de cualquier fuen- te, y el fetiche actia como fuente de supremo goce ¥ como renegacién de la angustia severa; 5) su concepeién de la escena primaria es extremadamente sadica y masoquista, con confusién sobre si el agresor o la vietima es la madre ‘el padre, e incertidumbre sobre si es preferible identi: ficarse defensivamente con el agresor de esa escena sexual ambigua 0 someterse de modo masoquista ala 396 destruccién por esa figura ambigua y aterradora; el fe tiche, dice Lussier, facilita la identificacién defensiva con ambos padres en Ia escena primaria y reasegura contra la castracién y In madre félica peligrosa que condenssa la ‘agresién preedipica y de Ja escena primaria; y 6) tionen ‘miedo a la homosexualidad vinculada al sometimiento al padre sddico y a la madre filica castradora de esa esce- na primaria; una vez més, el fetiche reasegura contra la fantasia inconsciente de un falo femenino, y también coi tra la castracién Lussier sefiala la combinacién de los conflictos edipi- 0s y preedipicos, la escisién del yo en relacién con los con- flictos preedipicos y la intensidad inusual de todos los componentes de los conflictos edipicos en los pacientes que studi. LA PERVERSION Y LA RELACION DE LA PAREJA La segunda via que me condujo a interesarme por las perversiones partié del extremo opuesto del espectro de la psicopatologia, a saber: Ia importante funcién de las fantasias y actividades perversas polimorfas en las rela- ciones amorosas maduras. En obras anteriores (1974a, 1974b, 1980a, 1980b, ea- pitulo 14 de este libro) he legado a la conclusion de que, para que un hombre y una mujer desarrollen una relacion norasa sana y stable, los dos deben tener, en primer lu- x, capacidad para ampliar y profundizar la experiencia cépula y ol orgasmo con un erotismo derivado de la integracién de la agresién y la bisexualidad (identificacio- nes homesexuales sublimatorias). En segundo término, nn ser capaces de una relacién objetal profunda, que supone transformar los impulsos y conflictos preedipicos en ternura, preacupacién por el otro, gratitud y capacidad 397 josicin a la conducta sexual ‘mente, que apunta a controlar los componentes agresivos y, en términos general Los aspectos de la sex te como parte de |: El interrogante es si ‘con su importante fancién de *metabolizar” Ta de otros mec relaciones amorosas Bn una relacién de pareja, la agresién se expresa on Jas relaciones con objetos parciales que se activan en el juego soxual y en la e6pula, en fantasias y actividades ‘séieas y masoquistas, en el uso del compatiero como obje- to y en la exeitacién de ser usado de ese modo. En térmi- nos de relaciones objetales, 1a agresién se expresa en la con objetos totales, 24 ed{pica-realizada introduciendo a un tercero en la rela- cién amorosa y-amenazando-asi con un rival a nuestro objeto-de-amor (Kernberg, 1991a)—. Los ue expresa el amor y el , quizg condens: 399) En t6rminos de funcion jucrada en la sumisién a la sexualidad convencional y los rasgos superyoicos proyectados que se oponen apetencias sexuales. Al mismo tiempo, la integracién del amor y la agresién en el superyé posibilita un sistema de valores firmes y estables, una moral interna y un sentido de preocupacién por el otro y responsabilidad que también, refleja el amor. Esta funcién protege la relacién de pareja activacién excesiva de la agresién en la ambi- valencia normal de todas las relaciones objetales intimas; cn particular, protege de los componentes agresivos de la, triangulacién edipica invertida, Postulo que la sexualidad infantil perversa polimorfa zt S como si las transformaciones de la expe- riencia temprana del dolor en excitacién sexual, y de la, experiencia de placer que acompafa a la conducta agre- siva en placer en la expresién de la hostilidad erética, le proporcionaran a la exeitacién sexual una caracteristica de elacién, vineulada a la fantasia de que ya no estén en contradiecién los deseos sexuales como expresién del amor y los deseos sexuales como expresion de la agresién (Kern berg, 1991b). La condensacién resultante genera una sen- sacién de poder y la ausencia de conflictos; cwando esta contenida por la seguridad de una relacién objetal amo rosa, también procura reaseguramiento contra las conse- ‘cuencias temidas del aspecto agresivo de una ambit cia inaceesible. Creo que en esto resi importante de los aspectos perversos polimorfos de la iad normal: cimentan la relacién de la pareja y 400 a a ae sa polimorfa normal y I én en la perversion? De ese interrgante se desprende la tereera senda que smo condo al encuentro con a perversiGn, Me refiero a nia propuestas recientes acerca del sindrome del narci- Tjamo matigno (vase el capitulo 5). Como los pacientes con naresismo maligno también pueden.presentar Jos tigus mas graves de perversin (os decir, con agresiGn yo- sinténica amenazadora de Ja vida y/o agresién autodes- truetivay la exploracin psicoanaltie de este espectro de tn psicopatologia puede arrojar nueva luz sobre In natt- raleza y las funciones de la agresién en la perversién. ‘La exploracign analitica de pacientes con narcisismo maligno me ha llevado a proponer gue tienen una pato- fogia del supery6 earacterizada por: 1) In ausencia de pre- iors iealizados del supery6 (representaciones idea- fzadae del semismo y el objeto que por lo comin constituyen el ideal del yo temprano) que no sean las inte- fradas en el sf-mismo patolégico grandioso; 2) un predo- trinjo del nivel més antiguo de los preeursores dics del ‘upety6, que, debido a su poder desmesurado, son las i- cas representaciones objetales internalizadas confiables Gulas que se dispone,y 3) la consolidacisn intrapsiquica de un statu quo, en la fantasia, que permite la supervi- ‘encia cuando las tnicas representaciones objetales con elas que se dispone son las de enemigos sidicos El predomino sin oposicién de los precursoressidicos 401 zno neutralizados del supery6, que expresan una conden- sacion de la agresién preedipica y edfpica irrestricta, cons- tituye una estructura intrapsiquica patolégica devasta- dora. El s{-mismo patol6gico grandioso cristaliza en torno a Jas representaciones del si-mismo y el objeto sddicos, y también absorbe los precursores idealizados del supery6 de los que se disponga. Las fantasfas sexuales de estos pacientes son sorpren- dentemente andlogas a las de los pacientes eon perver- siones sexuales sddicas y masoquistas, Hay una agresi- vizaci6n sistematica de todos los deseos sexuales. La netracién genital equivale a destruir los genitales 0 a Ienar las cavidades corporales con excremento. El pene como fuente de veneno que invade el cuerpo es la contra- cara de los pechos hostilmente inaccesibles, que sélo se pueden incorporar por medio de su devoramiento destruc- tivo, La falta de diferenciacién de las metas sexuales —de modo que las fantasfas orales, anales y genitales estén condensadas y expresan al mismo tiempo impulsos y ame- nazas de todos los niveles del desarrollo sexual—corres- ponde a una desdiferenciacién de las caracteristicas sexuales del varén y 1a mujer, de modo que los impulsos homosexuales y heterosexuales se mezclan caéticamente. ‘Los pacientes con narcisismo maligno presentan los ras- gos que Meltzer (1977) ha denominado “confusiones zona- les” y “transferencia perversa”. La promiscuidad sexual los defiende de] compromiso profundo con un compaiiero sexual, compromiso en el cual podria hacer irrupeién una violencia incontrolable. Es tipico que estos pacientes pre- senten también una “analizacién”, un tipo de relaciones objetales que tienden a renegar de la diferenciacin sexual yy generacional, sogrin lo ha deserito Chassegguet-Smirgel ‘978, 1983) ‘Algunos de los pacientes con narcisismo maligno que he visto no tienen ninguna perversién sexual manifiesta 402 En otros, las tendencias sexuales parecfan aproximarse ‘alas perversiones masoquistas por su naturaleza bizarra, y ciertos casos presentaban automutilacién masoquista ton implicaciones claramente sexuales. En algunos pacientes con narcisismo maligno se encuentran perver~ siones sddicas con conducta agresiva peligrosa; otros pre sentan perversiones bizarras con expresi6n directa de intereses anales. Las perversiones sddicas en pacientes con personalidad antisocial propiamente dicha (véase el capitulo 5) son, por definicin, extremadamente peligro- sas, incluso con riesgo de vida Por ejemplo, un paciente de algo més de veinte afios, con un trastorno antisocial de la personalidad, se mastur- baba en la azotea mientras arrojaba ladrillos a las muje- res que pasaban por la calle, Experimentaba una intensa excitacién sexual en el momento de arrojar el Ladrillo sin saber si golpearfa o no a la transetinte, excitacién mez. clada con la del miedo a ser sorprendido en un acto cri- minal. Llegaba al orgasmo en el momento en que el ladri- Ilo se aplastaba contra el pavimento o golpeaba a su vietima, y con la primera muestra de que la mujer se habia asustado; por cierto, aguardaba esa demostracién de susto antes de huir. ‘Otro paciente con el sindrome del narcisismo maligno asociado a promiscuidad homosexual y heterosexual, pre- sentaba una pauta de relaciones sexuales con mujeres que representaba el acting out de un guién perverso. Primero le decfa con toda claridad a 1a mujer —Ia cual, obviamen- te, en ese momento estaba interesada en él— que queria poner a prueba el amor que le tenfa obligandola a some- terse a experiencias sexuales cada vez mas humillantes. Después de algunos encuentros preparatorios, le pedia que le succionara el pene y le lamiera el trasero en pre- sencia de un amigo de 6], Durante esa experiencia culmi- nante le presentaba el amigo a la mujer. A continuacién 403 los dos hombres hacian apuestas sobre cuénto tiempo le tomarfa al paciente conseguir que la mujer se prestara a Jas maniobras de ambos. Después este sujeto daba por ter- minada su relacién con la mujer sin ninguna explicacién, aunque antes, como parte de sus esfuerzos de seduccién, habia fingido un profundo compromiso con ella, Bra esen- que la mujer estuviera verdaderamente interesada en uuna prostituta no servia. Los persistentes miedos para- noides a que la mujer volviera a vengarse, que en este contexto equivalian casi a te paranoides, revelaban la profundidad de la patologia yal mismo tiempo la fragilidad de la organizacién de su personalidad. La perversién y la perversidad El hecho de que en este caso,se fingiera amor al ser- vicio de Ia agresién nos conduce a la earacteristica fin 10, una calidad de perversidad en la relaciones objetales en general. Por perversidad entiendo la transformacign consciente 0 ingonsciente de algo bueno en algo malo: el amor en odi, el significado en sin sentido, Ta@ooperacion en éxplotacién, Ia comida en heces. Esti claro que perversidad po es lo mismo que perversion; ésta puede definirse como una des- viacién respecto de una funcién sexual normal, reempla- zada por otra idiosinerésica y extravagantemente rigidi- zada. Seguin mi experiencia, sidgd en la transferendia y en otras relaciones objetales, La perversidad, segin yo Ja veo, es una calidad de las relaciones objetales que refleja el reclutamiento consciente o inconseiente del amor, la dependencia y/o la sexualidad 404 en el sentido corriente, al servicio de Ia agresién. Refleja elesfuerzo tendiente a ejercer un control sAdieo y la omni- -andioso en el narcisis- (Rosenfeld, 1971, 1975) que provoca las més severas reac- ciones terapéuticas negativas. Estos pacientes extraen implacablemente todo lo que es bueno en el analista para hacen lo mismo en todas las relacio- 8. de las relaciones transferenciales, Bion Jo que denominaba transferencia ‘para- sitaria” como una relacién entre dos personas concertadas para destruir a una tercera —es decir, a todo lo nuevo, que po tico”, que pudiera desarro- Iarse en el curso del tratamiento—., En esencia, postulaba Bion, en las relaciones parasitarias hay un esfuerzo igno por destruir la verdad y la confianza; para este autor, la relacién entre el embustero y el analista era el prototipo transferencial de esa distorsién maligna. Existe toda una literatura sobre la perversidad, desde las obras de teatro de Harold Pinter (1965, 1973, 1978), en unextremo, hasta los argumentos de th cionales en el otro, que sigue lineamientos similares: una persona, excitada sexualmente y enamorada de otra, es explotada por esta tltima, que después de vacilar entre el deseo de responder con amor sexual y un compromiso previo secreto de traicionar al enamorado con un tercero,, finalmente consuma esa traicién. El drama de este tri gulo perverso se intensifica significativamente cuando la persona enamorada, sabjendo que seré traicionada, acep- ta su destino, internalizando de tal modo el reclutamiento del amor y el sexo al servicio de la agresién. Chasseguet-Smirgel (1978, 1983), al destacar la cali- dad anal de los procesos de desvalorizacién caracteristicos de las transferencias narcisistas, subray6 la transforma- 405 jones objetales en “segmentos” indi- ferenciados, desvalorizados, que inconscientemente repre- sentan heces. A su juicio, la renegacién omnipotente de las diferencias entre los sexos y entre las generaciones y Ja equiparacién omnipotente de la homosexualidad y heterosexualidad en multiples actividades sexuales per- versas polimorfas, reflejan la destruccién perversa de las relaciones objetales por medio de su analizacién. He observado a algunos pacientes con narcisismo maligno que obtenian un placer directo y consciente en su vinculo destructivo con el analista, cuando comenzaban por tratar de absorber implacablemente todo lo que proviniera de él, y a continuacién lo desmantelaban del mismo modo implacable. Ademés, la fantasia anhelante del paciente de destruir todo lo bueno que hay en el analista o de transformario en heces incluso antes de arrancarlo por 1a fuerza, puede llevar a una orgia de agresin frenética y triunfante. Cuando este proceso no puede resolverse ana- Iiticamente, lo tipico es que culmine en una etapa en la cual el paciente siente que lo ha absorbido todo del ana~ lista, que todo lo que aprendié ya lo sabsa en parte o lo descubrié por si mismo, y que de todos modos no tiene mucha importancia, En tales condiciones, la interrupeién del andlisis lo protege del miedo a la retaliacién agresiva de] analista y, en su fantasia, refuerza una sensacién de omnipotencia, las defensas contra Jos sentimientos de cul- ‘pa por su agresién y la ausencia de duelo por la pérdida del objeto, Lo tfpico es que esos pacientes induzcan en el analista una sensacién de caos y futilidad en esas etapas Jes de su tratamiento, sensacién que refleja el caos lad caracteristicos de su propio mundo objetal, incluso de su ambiente fisico. ‘La sensacién maligna de grandi Ja perversidad puede encontrar una expresién directa en perversiones s4dicas reales, como en e] caso del paciente 406 dos analmente y potencial- ‘mente venenosos, L in de una sensaciés taseada de poder y control absolutos por parte del si-n mo grandioso patolégico con el que el paciente ¢: totalmente identificado, de poder sobre el mundo, con induecién de caos como parte de la destruccién anal ambiente, nos lleva de modo directo a las novelas del Mi qués de Sade, a Ja psicologia de la locura y el caos medio del poder absoluto en 1984 de Orwell y a sus con- tracaras en la realidad: los casos de los tiranos sadicos que ejercen un control absolute, con el eaos subyacente en las sociedades dominadas de ese modo. Bn Reflections of Nazism: An Essay on Kitsch and Death (1984), Saul Friedlander dice que la yuxtaposicién del orden y el caos es un aspecto aterrador pero extrafia- ‘mente atractivo de ciertos procesos grupales regresivos. La fascinacién que la Alemania nazi estd ejerciendo sobre ‘una nueva generacién de intelectuales que tratan de com- prender el atractivo de las ideologias totalitarias, puede yelacionarse con esta fascinacién del orden total junto a ‘un caos destructivo simultdneo. Si la perversidad se basa en fantasias y actividades perversas polimorfas que hacen caso omiso de las distin- ciones entre los sexos y las generaciones y equiparan inconseientemente no sdlo todas las actividades sexuales sino también todas las relaciones objetales con la materia fecal, y si los mundos locos de Los 120 dias de Sodoma, de Sade (1785), una fantasia, y de Auschwitz, una re dad, representan la condensacién bésica de la agresién y la perversién, entonces las “perversiones comunes” que mantienen un guién sexual rigido, obligatorio, en el con- texto de la preservacién de las relaciones genitales comu- 407 mant fesentan un lado v le una par Jos cuales un cambio fo el objeto sexuales (véase el capitulo 16) a describir todas las perversiones como si repres sapa de conffietos, con jaerte predominio de los problemas preedipicos, yo he 1es con una tipica organizacién neurética que presentan una per tomatologfa. En sintesis, la perv de la personalidad. Un profesor univ egé al consultorio historia de su desarrollo «doso pero nujeres de mas edad que infantil revelaba a un padre bon d de parie yar atos nesa para Imente lo fueron fascinando los 408 ‘adoleseoncia habia estado sign 's voyeuristas, y el fetiche del zapato in funcién de satisfacer su excitacin sexual ¥ proporcionarle una sensaeién de independencia respecto je experimentabn como mujeres sidicamente DaF- husadoras, Este paciente sentia que masturbar- tos de la secret ta privacidad de la madre sin ser sorprendido, El profesor tripe easado y tenfa una relacién satisfactoria con 1a tsposa, salvo en cuanto a que Ia vida sexual con ella care tie de la intensidad que encontraba masturbindose con ‘zapatos obtenidos subrepticiamente En su transferencia durante los cinco ai que terminaron con la resolucién del fetichismo y un nota tie aumento de su capacidad para experimentar placer sexual con la esposa, predominaron claramente los temas eipicos, De hecho, en el tratamiento surgieron muy pocas {de Ins defensas yoieas y las reacciones objetales primitivas ten las que ponen énfasis los aportes recientes sobre la por- Jersién en general y el fetichismo en particular, ya men Vonados en este capitulo, Aunque los mecanismos de {defensa primitives prevalecen en pacientes con perversio- nos que presentan organizacién limite de Ia personalid ca auseneia en pacientes perversos con organizacign new tética de In personalidad indica que tales mecanismos tstin relacionados con Ia organizacién yoica del individuo y con el nivel de organizacisn de las relaciones objetales, mis bien que con la perversién en si 409 Las fantasias, actividad , actividades y capacidades perversas lladhaaccabe cin wah sere seve ta Jidad humana, en todos los niveles de In patologia y la nor- malidad, De hecho, la ausencia de tales fantasias y con- ductes en la vida sexual pods eonsiderare on sntoma o, En pacientes con organizacién neurética de la personalidad que tienen capacidad para la cépula y el orgasmo heterosexuales con un compaflero heterosexual estable, Ia inhibieién de In sexualidad infantil perversa polimorfa suele responder bien al tratamiento psicoans- litico, y en algunos casos a intervenciones psicoterapéu- ticas menores, terapia sexual e incluso a presiones u opor- tunidades culturales facilitadoras, En contraste, Ja ausencia de tendencias sexuales per- vversas polimorfas en pacientes con organizacién limite de la personalidad, particularmente en aquellos con perso- nalidad narcisista y narcisismo maligno, puede indicar una falla de la estimulacién mas temprana de las zonas erdgenas, y conflicts edipicos extremadamente severos en la relacién madre-infante; tales casos tienen un pro- ndstico reservado. Por la misma raz6n, las fantasfas y la conducta sexuales perversas polimorfas en pacientes con organizacién limite de la personalidad indican una posible evolucién favorable, y pueden llevar, en el curso de la reso- lucién de la patologia limite, a una integracién r mente fécil del erotismo pregenital con una sexu les perversos polimorfos. La consolidacién de una perversin esp precondicién obligatoria para la gratificaciéa sexual, en Getrimento dela libertad y la flexibilidad comunes de la gratificacién sexual en una relacién estable con un objeto 410 .r un grado severo 0 inante in sea el nivel predo objetales del do do pat jzacién yoiea y las relaciont 's perversiones sexuales espectficas de la orga ite de la personalidad tienen un pronéstico ‘son més dificiles de tratar que las per- jones sexuiales en Ia organizacion neurdtica de la per- ind, Por ejemplo, el tratamiento de In homosexw: Tidad masculina que refleja una sumisin ineonsciente al padre edipico, debida a la culpa por el deseo edpico de la Fnadre y ala angustia de eastracién, tiene un prondstico mucho més favorable que el de la homosexualidad mas- tulina basada en la condensacin de conflictos edfpicos ¥ preodipicos,tipica de la organizacién limite de 1a perso nalidad. Bi pronéstico es atin més reservado en el caso de los pacientes eon estructura narcisista de la personalidad que fanciona en un nivel limite, especialmente en el narcisis- tno maligno. En contraste con la funcién de los impulsos perversos polimorfos en las circunstancias normales, © jncluso en muchos pacientes con organizacién limite de Ja personalidad, en este caso el sexo y el amor se reclutan al servicio de la agresién, Io cual lleva a veces a Ia per- ‘ersidad en las relaciones abjetales y a una violencia real. Hasta ahora he relacionado la perversién con la dimensién estructural del desarrollo del yo, que va desde tos easos limite mas graves hasta la normalidad. Otra dimensién crucial que codetermina la gravedad de la per~ in es el nivel evolutivo y Ia integracién de las fu tones del supery6. El predominio avasallante del nivel rs antiguo de los precursores del superyé —los precur- sores sfdieos, que normalmente se integran con el nivel nlterior de tos precursores ideslizados— es la precondicién «is gravemente patoldgica que facilita la expresién yo- sinténica de la agresin primitiva, La agresion en forma an de actividad criminal del psicépata y la agresin en forma de violencia sddica del narcisista maligno pueden también expresarse en la perversion sddica violenta, que ilustra las precondiciones estructurales en las cuales la actividad perversa polimorfa primitiva normal puede ser rem ade pr Ts ion mas rata y ters de perversin sexual La patologia del superyé es menos severa y menos importante en el paciente limite comtin, con sexualidad perversa polimorfa y el correspondiente caos en las rela- ciones objetales. El nivel de integracién del supery6 puede ser de valor para el prondstico general en estos casos, en. el sentido de que el tratamiento de la organizacién I de la personalidad tiene mejcres perspectivas cuando no existen rasgos antisociales, pero el vineulo directo entre la patologia del supery6 y la perversién es menos aparente en estos pacientes que en la personalidad psicopatica y ene] narcisismo maligno. En contraste, la relacién entre Ja perversién y la patologia del supery6 en la organizaci6n neurética de la personalidad tiene una gran importancia clinica. En estos cas0s, las prohibiciones inconscientes contra la sexualidad genital, debido a su significado edi- pico inconsciente de incesto, y Ia angustia de castracién, promueven y mantienen la estructura perversa como una defensa contra tales conflictos edipicos subyacentes. Finalmente, en el nivel del funcionamiento sexual nor- ‘mal, el supery6 maduro debe tolerar la expresién de las tendencias sexuales infantiles perversas polimorfas como parte de la vida sexual. Pero, segiin hemos visto hay una subsistencia universal de restos de las prohibiciones infantiles contra la sexualidad adulta, de modo que la pareja sexual estable debe luchar con la tendencia a some- terse inconscientemente, a través de la activacién reeipro- ca de las funciones superyoicas, a la represién de los com- ponentes perversos de la sexualidad. 12 Después de haber examinado la sexualidad perversa polimorfay la perversin desde le perspectiva de los nive- Jes de la organizacién del yo, con sus correspondientes relaciones objetales y operaciones defensivas, y en los tér- sinos de la integracién del superyé, ahora exploraré este ampo en funcién de Ia integracién de la agresién en Ia vida sexual. La presién directa de la agresién como parte idea conducta sexual en los psiedticos esta documentada ‘nla literatura psiquidtrica: los pacientes con enfermedad aquizofiénica y psicosis paranoide créniea pueden come- ter asesinatos sexuales a causa de sus ideas delirantes, Podriamos decir que la expresién directa de la ageesién primitiva es facilitada por la ausencia de prueba de rea- Tidad y por la confusion entre el si-mismo y el no-si-mis- mo. La identificacién proyectiva en los niveles més pri- snitivos refleja el intento de distanciarse de la agresion intrapsiquica intolerable, externalizéndola sobre un obje- to; el objeto debe ser entonces destruido porque es impo- sible mantener la diferenciacién respecto de él ‘La intensidad de la agresin primitiva, sea cual fuere su origen, es una causa fundamental de Ia patologia de Ja capa més antigua de los precursores sAicos del super- 16, los cuales, habiendo infiltrado al sf-mismo grandioso patolégico, determinan Ia estructura del narcisismo malig Foy la psieopatia, Se podrfa especular que en el narcisis- ‘no maligno, en contraste con la personalidad antisocial, hhay por lo menos una integracin de algunos precursores idealizados del superyé en el si-mismo patologico gran- dioso, de modo que una ideologia de “el propio derecho” reemplaza, por asi decirlo, a la agresién sin racionaliza- tin ideolégica del psicépata, En todo caso, en estas cir~ tunstancias la perversion puede alcanzar los niveles mas severos de expresién directa de la agresién y, de hecho, reflejar el reelutamiento perverso de la excitacién sexual al servicio de la agresién. 413 En la organizacién limite de la personalidad de tipo comin, la agresién enfrenta una mejor defensa, constitui- a por Ia escisién generalizada del yo y relaciones obje- tales alternantes que, en su multiplicidad y caos, protegen al sujeto de la invasién y el control totales por la agresién intolerable. Las actividades perversas pol nivel tienen una calidad menos directamente sdica que en el narcisismo maligno. El esfuerzo por integrar la agre- sifn en la excitacién sexual como parte del reclutamiento de la agresién al servicio del amor, tiene su p: el punto del espectro que ocupa el paciente En el paciente con organizacién neur6t reactivas caracterolégicas, de modo que las caracteri manifiestas de las perversiones suelen excluir notable- mente la conducta agresiva violenta. Resulta paradojico que sea en el nivel normal del compromiso sexual donde la percatacién més consciente de las fantasias agresivas ta puede convertirse en un aspecto impor- tante del juego y las actividades sexuales y en una fuente de intensa excitacién sexual. Resumiendo estas vicisitudes de la agresién en las perversiones, se podria decir que la agresién es un com- ponente esencial de toda sexualidad y que, al ampliar el repertorio de las funciones corporales erotizadas y de los aspectos de las relaciones objetales reclutados en la sexua- lidad general, en realidad enriquece la experiencia sexual yy el amor, en la forma de los componentes perversos poli- *morfos de la sexualidad humana. En circunstancias nor- males, su reclutamiento al servicio del sexo y el amor enri- ‘quece la vida amorosa; no obstante, en circunstancias . 414 extremadamente patolégicas, la agresién puede reclutar el sexo y el amor y ponerlos al servicio de propésitos des- tructivos, que se reflejan en la transformaci6n de la per versién en perversidad. En los niveles intermedios de la patologia, la agresién es fundamental como vinculo entre fos conflictos inconscientes de la etapa preedipica y los de ta etapa edipica, y como determinante de la condensacién de todos estos conflictos. En todo el espectro de la psico- patologia, desde la neurosis hasta la psicosis, la perver~ Fi6n refleja Ia influencia combinada de las relaciones obje- tales, las vi del superyé, la presencia del narcisismo patol6gico y la intensidad de la agresiOn, pues todos estos factores en conjunto ineiden sobre la sexualidad perversa polimorfa. 415

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