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La discusién en Los iltimos afios acerca del canon literario indudablemente tiene gu epicentro en Z/ canon occidental (1994), obra con 1a que HaroldiBleom destapé una, polémica que le ha hecho ganarse acérrimos enemigos en el mundo académico anglosajén y fervientes admiradores por todo el mundo, Pero antes de afrontar el caso. conereto de Bloom y considerar e panorama actual en torno al tema, conviene establecer no sélo In definicién del objeto que nos ocupa, sino también atender a 1a historia de! mismoyy a los elementos que entran en juego en esta polémica. ‘Cuando peasamos en un cancn, Jos conceptos que vienen ata mente son los de ons mis ie conceatramos solamente en el campo literario, nos referimos a Ce eae pronto adquirié una nueva cimensiin cuando los fil logos al¢jandrinos se sirvieron de este término para designar el elenco de obras escogidas por su perfecciéa en el uso de 1a lengua, de ahi ‘que fueran ditinguidas como modelos a imitar. A partir del siglo Ifa Iglesia también utilizé ¢l témino para indicar aquellas obras que finalmente consituyeron las Excritnras, y también se adopté para mostrar cudies eran sus degidos al “cmonizar™. Bl uso eclesiastico predomind hasta finales del siglo XVIII, cuando D. Ruhnken (1978) puso de nuevo en circulacién “canon” dentro del ambito escrito y pedagigico que ys a lista de los autores huviera para los fildlogos alejandrinos, confeccionando de nuevo mis importantes para su estudio. En definitiva, podemos sus acepdiones ea — Bs evideate que extonces surge la cucsflén sobre Lote de sees pane elaborar correctamente esta lista, Wendell V. Harris intents hallarlos a través de las funciones que lor cinones tienen: = intercambiar Tavores (en el sentido de que los escritores suelen ser decisivos en Ia formacién de un canon prestindose atencién entre , 5) Ieitimara teorn.6) oftecer una perspective histxi ¥y 7) plaralizar (no timitindose a una tradiién, es deci, practicando la pditica del reconocimiente)». Sin embargo, es imprescindible pensar que ‘no silo la seleccion es fundamental, sino que ésts es nit sno logra dvulgarse, ya que uno de sus fines principales es el de servir de modelo a otros, ¥ en este sentido se vuelve pertinente la retlexién sobre 1a mediadén de fa institucién. Hoy en dia ésta es principal ente Wf Saipan, yal que a foo sl glonpecortatt nie ae lea Kermode ha desarrollado este paralelismo en términos de “supervivencia de Ia obra®, ya que Is vida de ésta se asegura a través del comentario. No hace falta mencionar que las consecuencias no sGlo afectan @ 1a continuldad intelectual, sino que los intereses econémicos son considerables para la editorial, a 18 que muchas veces tinde pleitesia la tueva instancia interpretativa, es decir, d mundo universitario, esn critica legitimada que decide qué textos son canénicos, administrando muchas veces el canon con pantas ajenas a lo que deberia ser 1a supuesta excelencia dela obra. Es én este ambiente donde se puede empezar a comprender ef caso de Harold Bloom y 1a polémica que sustit6 2) canon occidental. Recordemos cémo éste tiene en au eGspide a Shakespeare, canonizando también a Dante, Chaucer, Cervantes, Milion, Goethe, Wordsworth, Whitman, E. Dickinson, Freud, Katka, Borges y Nemuda entre otros; es decir, un total de 26 autores, todos ellos de raza tlancay de sexo masculino, con 1a excepcién de2 mujeres. Esta apreciacién podria parecer no pertinente, a no fuera al principal caballo de batalla en el mundo académico norteamericano. A esta diseusén se le puede aiiadir la relevante omisién de los autores griegos y latinos; qué diria T.S. Hliot cuando en su Qué es un clésico? ensalzaba a Virgilio como el modelo de cliico por excelencia?, por no hablar de la influencia que ha tenido el mito de Ulises en ta literatura occidental. Desde Espafia ya hubo una critica considerable a Ins exclusiones de nombres de Ia tradicién literariaespatioia, tal y camo se pudo ver en dl nimmero 13 de Lateral. Asimismo, han Sido frecuentes 1as criticas de anglocentrismo, al que se ‘epondirian otros cénones literaios necionales o lingiisticos; William Beanett ya plantes este problema y propuso o la apertura del canon hacia 1a pluralidad sociocultural o 1a sistitucién de ese canon por cénones locales, representatives solamente de las comunidades que se Identitican con ellos. ‘Como podemos observar, i “multiculturalismo”, para el que Bloom se ha converfido en el gran conrincante en una lucha que él ya ve perdida en e mundo académico cuando hace declaraciones cortio ésta; «Sigo ensellando en Yale y en Nueva York, pero ya no hay estudios literarios en las universidades del mundo anglopatante, se han convertido en insiituciones Politicamente correctas donde Shakespeare se ensefla como feminista, marisa o deconstruciivista (,..) En los tltimos 35 affos fic visto la destuccién entera de tos estudios académicos literarios, En el entomo de EE.UU. y Gran Bretafia tos estudios literasios han sido sustituidos por Jos estudios culfurales, que son pura basura». YY es que el multiculturatismo ha luchado contra aquea concepdn pedigésica «que privitegi La forma de entra occidental, como si fhera superior a las Gems. Esto, traducido al ambiente literaro, supuso un acercamiento« los mérgenes de la hadiciéa y “A aquello que representaba alas minorias, convistiendo tn critica literaria en un juicio “donde 1os pardimetros principales pasaron a ser raza, la clase'y el géncro, Fl trasfondo de esta tendencia es 1a creencia de que Lo literario es el “reflgo” de un legado cultural y, por tanto, puede ser el medio para reivindicar a una minoria hasta entonces silenciada. Se ha renizado asi el carficter paidético y mimético, educando a los ciudadanos segtin una sensibilidad hacia las minorias, aun @ riesgo de 1a fragmentacién en culturas singulares, que con mis o menos estruendo se separan de una supuesta raiz 0 espacio comin. En el debate norteamericano sobre el canon se han ido imponiendo fas tendencias feministas, marcistas y afroamericanas, mientras que en Europa parece todavia predominar el sentido critico de 1a teorfa literaria, aunque sin desatender completamente estos considerandos. Al estar en juego una serie de releciones, podria Parecer que esta discusién no es sino una més de las manifestaciones de esta lucha entre ‘Jo “politicamente correcto” y ciertas categarfas que parecen obsoletas y marginadoras, fn embargo, hay que recaar que la lucha en tomo al canon eg palmariaprincipalmente “en dl campo literario, Aquello que podkia ser legitimamente reconcdido par todos, como €8 d conccimiento y respeto de Ia alteridad, 1a reivindicacién histérica de les grupos ‘oprimidos, te defensa de una lectura eritice capaz de aproximarse més a 1a realidad de os hechos, ha derivado paradéjicamente con bastante frecuencia hacia posturas nada tolerantes. Es evidente que ea el subsuelo de estas disputas se encuentra la conviecién e queta “ensefianiza de {a literatura es 1a ensedianza de los valores”, apostando por ta defensa de une identidad cultural y social occidental o por una basadi en multiculturalismo; y al mismo tiempo, se debate cuales son tos modelos en los que poder reconocerse y ante fos que surgen preguntas como ta que formula la mujer afroamericana que dice no sentirse representada cuando lee a Shakespeare. Fa lineas generates éte es el debate que surgié en la sociedad norteamericana y fal que Europa no escapa, aunque sin caer en excesos académicos como el de la seleceién dirigida por Paul Lauter a través de la Heath Anthology of American Literature, que se propuso dar un canon dlametralmente opuesto al de Bloom, al apostar por los autores no DWAMs (Death White Anglosaxon Males, Varones Blancos Anglosajones Muertos), En esta antologia lo “politicamente correcto” Iega a limites insospechados, ya que antes incluso de considerar este mevo canon mutticultural, el proceso de seleccién dle Ins personas que configuraron el Consejo Editorial fue suticientemente significative, ys que fueron mujeres y hombres a partes iguales, repartiéndose también a 50% los blancos y los pertenecientes a grupos étnicos. Al primar los criterios de género y raza parece que quedan en gegundo plane los méritos académicos 0 las competencias intelectnales, ante lo que Paul Lauter responde: «antes de que apareciera 1a Heath nunca hnubo ningiin profesor de color en el consejo editorial de ninguna de las antologias precedentes y tan sélo un par de mujeres (...) Lo que primaba ¢s que fuera 1o suficientemeate representative en el sentido de refldur In multiculturalidad de ta literatura norteamericana y considero que eso es académico», En resumen, ta “revisién” Wevada a cabo por la Heath se caracteriza por dar a conocer las ‘obras literarias de forma fragmentaria (como si del Reader's Digest se tratara) y por bien ctiterios de “comeccion politica”. Se ‘aiende asi a esa corriente académica que ‘pucde producir ensos como que se vete el comentario del Quijote porque en a obra de ‘Cervantes hay “menosprecio de 12 mujer” y “actitud despediva hacia las minorias Ginicas”; tendencia que no sélo afecta ya a las antologias, sino que también se ha extendido a los trabajos de investigacion. ‘Una vez sefialados Jos excesos de las posturas multiculturalistas, también cabria sefialar un titimo aspecto de 1s teoria de ese gran eritico que es Bloom, y esa riesgo no ‘de comulgar con sus anilisis, sino de limitarnos s6io a ellos. Hsto se debe a que, en ef fondo, Lo que defiende Bloom freate a 1s “Escuela del Resentimiento” -comollama a los, Dette emcnnermcetartraneneee 4 lo mismo, eifend al acto soltario deta Tectura todo posble efecto dela misma, como Si no tuviera ninguna implicacién en a esfera de Lo colectivo, Recordemos por un momento 1a critica a lasideologiasy el discurso de responsabilidad, culpa y silencio tan implica el cuestionamiento presente en la literatura de los afios cincuenta, cuya deann de la actividad artistica, tal y como se pudo comprobar a través de autores como Adorno, Brecht, Broch, Canetii 0 Celan, Tn definitiva, lo que hace Adorno en su Teoria estética no es sine luchar contra esos paraisos artificiales que creaba el arte para nuestro consuslo y que nos hacian apartar la mirada de la realidad, es decir, acaba criticando lo estético desde instancias éticas, un legado que quizas con buena intencién haya querido hacer suyo el multiculturalismo, pero que en su deriva no es més que una caricatura de tunas reivindicaciones que, no obstante, son necesntias -y justas, y que de olvidarlas, pueden abocarnos a un panorana peligroso. Es ianegable que la dscusign sobre ext lect intentional del pasado que todo “canon €5, conscientes de Ia relevancia que adquiere 1a propagacién de una norma Srvauencia caen en ciegos extremos que tnoen imposible ef consenso y distorsonan un “ideario comin de conceptos hasta ahora compartides como el de Literatura, A este respecto, me parece una disincién sensata aquella que proponé Walter|Mignelopal _discamivary fa daboracén de tinones mas ali de es fonteras cultures, annque sin olvidar que no se debe universalizar y elevar af orden epistémico lo que bien visto no son sino valores locales y vocacionales, Sin duda, a través de esta discusi6n podemos percatamos de ese cruce de infereses calturales, sociales y politicos que enltan a formar parte de todo debate sobre ta etucacion, Hab pues; que vilorr todo «as justa medida'y no optar gor une ~| Bibliogratia bisica Harold Bloom: Tie Western Canon. The Books and School of the Ages, Nueva York: Harcourt Brice & Co., 1994; tr, esp. de Damidin Alou: £! canon occidental, Barcelona: Anagrama, 1995. Paul Lauter (ed): The Heath Anthology of American Literature, Lexington — (Lassachusetts): D.C. Heath, 1904. . 5 Enric Sulla (ed.); I canon literario, Madrid: Arco/Libros, 1998.

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