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Emma Green Cien facetas del Sr. Diamonds CMO er TAN Pest Barly eciureaed Cien Facetas del Sr. Diamonds - vol. 6: Relumbrante 1. Que asi sea [Amande dulce, te devuelvo tu libertad. Haz buen uso de ella...) Ha escrito el mensaje con tal pulcritud que no cabe dudar de sus palabras. Gabriel acaba de dejarme, definitivamente. Tras descifrar dolorosamente estas palabras, mi mundo se hunde un poco més. Me aparto las sabanas, me cuesta respirar, la cabeza me da vueltas, mi estémago se contrae y siento unas violen- tas néuseas. é€or qué se ha marchado? No soy nada sin él. ‘Me sumerge una ola de tristeza, de desesperacién, me siento hueca, vacia. Por fin puedo admitir que estoy enamorada de ese hombre. Si, lo confieso, ile quiero! Como nunea habia querido antes y nunca pensé que podria hacerlo. Me encuentro ligada a él en cuerpo y alma, es algo fisico y mental, delicioso y dolo- r0s0, inconcebible y manifiesto, éPara qué amar a un hombre que no te quiere...? Mi vocecita interior intenta poner fin a mis lamentos, mi ira aumenta de for- ma brusca y violenta y ahoga mis sollozos. Si mal no recuerdo, ayer por la no- che, Gabriel me prometfa el el sol y las estrellas. Cierto, no me prometia amor, s6lo el resto. "Amandine, no sabes de qué soy capaz por ti..". Esas palabras me parecfan tan prometedoras... Las promesas se han hecho humo, mi terrible amante acaba de dejarme, de abandonarme, de escaparse de mi cama como un Casanova de tres al cuarto. Y eso no lo acepto. De repente, estoy como poseida, un subidén de adrenalina me da fuerzas para levantarme, para actuar. Me visto répidamente y corro hasta el metro. Ne- cesito verle, escucharle, demostrarle que, si él no esta dispuesto a luchar por nosotros, yo lo estoy més que nunca. Fl andén de la linea 6 estd pricticamente desierto, No es raro un domingo a las 7.30 de la mafiana... Sigo absorta en mis pensamientos y casi se me olvida bajar en Nation. Mientras me dirigo a buen paso hasta el andén de la linea 2, me preparo psicolégicamente para enfrentar- me a Gabriel. éSe alegrara o se enfadara al verme? Durante las diecinueve esta- ciones que me llevan hasta Monceau, hago todo lo posible para canalizar mis emociones, para adoptar una imagen de tranquilidad, Saco mi espejo de bolsi- llo, el pequefio neceser de maquillaje e intento mejorar mi rostro marcado por dese Cien Facetas del Sr. Diamonds - vol. 6: Relumbrante la falta de suefio y por las lagrimas. Nada sofisticado, slo quiero evitar asustar- le con mi aspecto asolado. Aunque... Quizds ast se daria cuenta del dafio que me ha hecho. Todavila tengo la llave que abre la inmensa puerta de madera maciza de su palacete. Al sacarla de mi bolso, me doy cuenta de la ironfa de la situacién. Ga- briel ha decidido sacarme de su vida sin preguntarme y ahora me dispongo ha- cer lo mismo: entrar en su casa porque yo quiero, sin su permiso. Un poco fe- bril, giro la lave en la cerradura y penetro en su santuario. Sin pensarlo, me dirijo hacia la escalinata y empiezo a subir los esealones que me separan de Ga- briel. Mi tinieo deseo es abalanzarme contra él y agarrarme con todas mis fuer- zas a su cuerpo musculoso para impedirle que me rechace. Pero un obstéculo vestido de punta en blaneo y con un mofio tenso se interpone en mi camino. La veo cuando no estoy més que a un metro de ella. Suelto un pequefio grito estri- dente. Tres escalones por encima de mi, con los brazos cruzados contra su pe- cho, Soledad me mira con dureza. Cuando empieza a hablar, st voz. esta carga- da de reproches. —Seforita Baumann, .qué puedo hacer por usted? —Necesito hablar con Gabriel. éEst aqui? Es urgente, —El sefior Diamonds se ha marchado de Paris hace varias horas. Ha tenido que ir al extranjero por cuestiones de negocios, —éAl extranjero? éA dénde? —No puedo ofrecerie esa informacién, sefiorita Baumann. Su actitud condescendiente empieza a hincharme las narices... —tAhora soy la sefiorita Baumann? ¢Ya no me lama Amandine? —No, no hay ya raz6n alguna para que le llame por su nombre, Por otra parte, le rogarfa que me devolviera la llave, ya no le pertenece. —ZFs una orden de Gabriel? —Si, efectivamente, me lo ha pedido el sefior Diamonds. —iAst que sabia que vendria? —Si, me ha comunicado que asf podri ser. Ahora, si lo desea, voy a acom- paiiarle hasta la salida. Pero, iéquién se cree es?! —No se moleste. Aqui tiene la llave. Emocionada, le devuelvo el tinico objeto que me daba acceso al mundo de mi amante perdido. Doy media vuelta y bajo las escaleras intentando contemer las légrimas Antes de franquear el umbral de la puerta, no puedo evitar dirigir- le estas uiltimas palabras patéticas... Cien Facetas del Sr. Diamonds - vol. 6: Relumbrante Cuando vuelvo a mi casa, Ilevo ya casi una hora Ilorando. En el felpudo, descubro la colorida funda de un vinilo. Let it be, de los Beatles. Lo traduzco mentalemente: Déjalo estar, qué asi sea. El anénimo me pone de los nervios, posiblemente sabe que mi amante me ha dejado y se alegra de ello. Harta de librar una batalla constante contra un enemigo invisible, entro a mi apartamen- to, tiro el disco a la basura y me instalo delante del ordenador. El correo es mi nica y dltima oportunidad para ponerme en contacto con Gabriel. He intenta- do lamarle una decena de veces pero mi cruel amante no me ha contestado. Al parecer, su contestador esta lleno pero temo que, en realidad, Gabriel me haya bloqueado el acceso. Entro a mi correo electrénicos con la esperanza de haber recibido noticias suyas, un signo de vida, la prueba de que no me ha olvidado por completo. Nada. Las lagrimas vuelven a inundar mi rostro. Redact6 un co- reo electrénico, espero que me conteste... De: Amandine Baumann En: Gabriel Diamonds Asunto: éPor qué? Te necesito. Te quiero. Apenas un minuto después de haber pulsado la tecla de Enviar, recibo un mensaje. El corazén me va a mil, mis ojos no consiguen ver con claridad, tengo la impresidn de flotar entre el paraiso y el infierno. De: Gabriel Diamonds Pera: Amandine Baumann Asunto: Para protegerte. No soy quien tu crees. Ni el que necesitas. De: Amandine Baumann A: Gabriel Diamonds Asunto: No es necesario. No eres ti el que debes decidirlo. Quiero ser tuya. Me niego a que me de- jes. De: Gabriel Diamonds A: Amandine Baumann Asunto: Si tu supieras... Cien Facetas del Sr. Diamonds - vol. 6: Relumbrante Me duele, Amandine, pero no tengo otra opcién. Tu entrada en mi vida ha cambiado todo. Has derrumbado mis barreras, tengo que volver a le- vantarme. Has despertado todo lo que estaba aculto, ahora tengo que en- terrarlo. Estoy perdido, necesito reencontrarme. Te mereces otra cosa, no quiero destruirte, deseo que seas feliz, Eres tan importante para mi. De: Amandine Baumann A: Gabriel Diamonds Asunto: Dil, Sé que me quieres. Tus ojos, tu boca, tus manos, tu sexo... los quiero to- dos sobre mi, contra mi, en mi. Y tti quieres lo mismo, ilo sé! Dilo, Ga- briel, por compasién, dilo para liberarme, para que pueda volver a respi- rar. Te pertenezco, sélo te deseo a ti, Vuelve. De: Gabriel Diamonds Baumann Cuidate, Amande mia. No me olvides demasiado deprisa... ‘Sus tiltimas palabras me rematan. Sin pensarlo, cierro el ordenador, levanto mi cuerpo, que parece pesar una tonelada, y doy unos pasos para llegar hasta el sofa. Me dejo caer, ya no tengo lagrimas, sélo un dolor agudo que me atra- viesa todos los centimetros de mi cuerpo. Estoy abrumada, atontada, corroida por una desesperacién que me invade y me desgarra. Este sufrimiento me hace ser consciente de cudnto amo a este hombre. Unos segundo mas tarde, pierdo el conocimiento y me caigo en los brazos de Morfeo. Estoy en un playa desierta, acostada en la arena caliente, bajo un sol abrasa- dor que se soporta bien gracias a la suave brisa marina. Los rayos dorados inundan mi piel y me aportan una sensacién de bienestar absoluto. El agua ti- bia y cristalina me acaricia las piernas desnudas y tan solo el murmullo de las olas osa interrumpir el silencio que reina a kilmetros a la redonda, No sé dén- de estoy pero me siento mejor. El dolor ha desaparecido, la desesperacién ha dejado paso a un exquisito letargo. Aqui no podrds alcanzarme, iDiamonds ! Una vez mas, mi vocecita interior ha hablado demasiado deprisa. Tras unos segundos de relax total, percibo un olor embriagador y almizcleio de Gabriel. Cien Facetas del Sr. Diamonds - vol. 6: Relumbrante Al levantarme, le veo, vestido totalmente de blanco, avanzando hacia mi. En este entorno idilico, parece un angel. El angel Gabriel... (Mi amante diabélico se ha metamorfoseado? Soy incapaz de moverme, me limito a admirarle mien- tras recorre la corta distancia que nos separa. Es terriblemente guapo. Su piel es color miel, lleva el pelo alborotado y la ropa se adapta a la perfeccién a esa silueta esbelta y viril. La escena pasa a cémara lenta ante mis ojos subyugados. Cuando llega por fin hasta mi, mi bello amante se arrodilla sin decir una sola palabra y sumerge su mirada azul en la mia, La tensién sexual es palpable. Sin ni siquiera tocarme, se enciende en mi in- terior una hoguera. Su rostro leno de deseo se acerca despacio al mio, como un depredador se acerca insidiosamente a su presa, Respiro a sacudidas, espe- rando que este ser sublime haga lo que quiera conmigo. Cuando al fin sus la- bias se apoderan de los mios, gimo, con el corazén a punto de explotar. Mi reaccién le invita a continuar, y, mientras su lengua acaricia la mia, coloca sus manos sobre mi piel. Me rozan la nuca, los hombros, me cogen los pechos y ba- jan hasta mi intimidad hiimeda. No llevo nada debajo de mi vestidito de playa y separo las piernas para alentarle a proseguir. Me introduce un dedo y descri- be circulos al ritmo de mis jadeos. Cierro los ojos y saboreo el momento. Somos los tinicos seres de esta isla paradisiaca, nada podria arruinar este momento inesperado. Todo se acelera. Mis ojos estan Ilenos de placer, mi amante bestial saca su sexo empalmado, me echa contra el suelo, se coloca entre mis muslos dominan- dome desde arriba. Se introduce en mi, siento cémo se me abre la carne para acogerle y me levanto del suelo. A lo lejos, percibo sus gemidos de placer. Se retira y vuelve a penetrarme, esta vez con mayor violencia. Repite ese movi- miento una y otra vez, sin dejar de mirarme, hasta que le suplico que se quede en mi, que no vueiva a dejarme. Su virilidad se desliza en mi cuerpo cada vez més fuerte, cada vez mds deprisa y siento que llego al abismo. Escapan de mi garganta gemidos roncos mientras mi voz articula sonidos agudos. Finalmente, mi cuerpo se rinde y disfruto de un orgasmo de una intensidad loca, casi sobre- natural. Estoy en las nubes, agotada pero noto como mi amante reencontrado se arquea en lo més profundo de mfy se derrama en mi intimidad, —Amandine, idespiertal El aterrizaje ha sido brusco. Cuando escucho la voz de mi mejor amiga a un metro de mi, me doy cuenta de que estaba sofiando. Me cuesta mirarle a los ojos ya que todavia sigo excitada por esta escena inolvidable. Quizas no deberia haberle dado una copia de mis llaves... Y, después, me vienen a la memoria to- dos los acontecimientos recientes y eso deja de tener importancia alguna. Me doy cuenta de que es domingo, de que Gabriel me ha dejado esa mafiana, de que los mails intercambiados no han arreglado nada, de que nunca reconoceré sus sentimientos hacia mi y de que tengo ganas de morirme. Cien Facetas del Sr. Diamonds - vol. 6: Relumbrante —Estabas gritando en suefios,

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