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Constitucién. De la Antigiedad a nuestros dias Maurizio Fioravanti ‘Traduccion de Manuel Martinez Neira EOLECCION ESTRUCTURAS Y PROCESOS ‘Serie Derecho Consejo Aisesor: Perfocro Andrés Josguin Aparicio ‘Antonio Bayles Jar: Ramen Capel uae Terrain Primero edit: 2001, mara empreiin 2097 Segunda rorpresén 2017 Tho engi: Costuione © Edtoal ote, SA, 2001, 2007, 2011 Feat, 85. 28008 Madi Telelone: 91 54303 61 Fox 91 543 14 883 mal ediosclrommes Mmm © Sei eric i Mloe,Balogna, 1999 © Menus Marine Neo, 2007 Dito seequin Callge SBN: 978-046166-424.0 Depesto tga. 75-2011 Inpresicn Gries De Bepe ‘CONTENIDO Note del traductor Pralogo LA CONSTITUCION DE LOS ANTIGUOS: 1, Polite y ves publica. 2, LA CONSTITUCION MEDIEVAL... 4. Los caracteres generaes 2 Rey y trano 3. La supremacfa de la comunidad volts 4. La construcion mize. 3, LA CONSTITUCION DE LOS MODERNOS. 4, Soberanta contra constitucién.. 2, Bl eonstitucionalismo 5. Las evoluciones 4. Consttucion contra soberania 5. ‘ Estado ¥ constiucl6n won Democracia y constitucisn Bibliogafia Indice onomtico 100 120 132 12 16s 167 2 LA CONSTITUCION MEDIEVAL 1, Los caracteres generales Hay una idea general sobre el Medievo todavia bastante difundida, aunque ya no comiin, Es la idea del Medievo teocritico, dominado por la presencia rectora, en sentido universalista, del Imperio y de fa Iglesia, dentro del cual las tinicas autoridades politicas legstimas son aquellas directa o indicectamente vicarias de Dios: una época en la que todo el poder desciende de lo alto, a través de una cadena jerrquicamente ordenada. Desde este punto de vista, las diferen- cias con Ia constitucin de los antiguos resultan evidentes. Los an~ tiguos habjan suftido tirantas y despiadados regimenes oligarquicos pero, al menos en los casos de la polis priega y de la res publica romana, habfan propugnado la necesidad de experiencias politicas yy constitucionales de alguna manera participativas, que incluso es- taban fundadas sabre un cierto protagonismo de los ciudadanos, es decir, sobre una concepcién ascendente y no descendente del po- der. La conclusi6n de tal planteamiento es también obligada: ef Medievo, desde el punto de vista de la historia constitucional, apa- rece entre paréntess, es la edad del eclipse de la constituci6n, com- prendida entre lo antigua y Io moderno, la edad en que la concien- cia colectiva de la necesidad de una ley fundamental se disuelve! 1L_ Lae conocidinas metstors del poder atendent y derendene son de ‘Waker Ulin, cys poricidn por otro ado ee mucho mae comple qo ls ste ‘eid en elec wea W. llsnn, The idl and Society nthe Midd Ae, Ealeimore, 196, Las ess de Ullman hap sd recestemene roads por M, Do lan nodson ld cstiuionale, Balog, 1994, pp 111 a peg ro 4 : i f j 3 i a Ye daaenelenn go recast RS aha Opler ed Pues bien, todo nuestro segundo capitulo esté dedicado a re cchazar esta tesis y a sostener ast la existencia de una verdadera y aauténtica constitucién medieval, dotada de caracteristicas histéricas ppropias, distintas de las caracteristicas de la constiruci6n de los anti- {gu05, como tambien de aquellas peculiares de la constitucién de los ‘modernos. Todo lo que sucede en la complicada escena constitucio- nal de la Edad Media debe por ello interpretarse en su autonomia y tipicidad, ni como mera prosecucién a continuacién, orenacimiento de la constitucién de los antiguos, ni como meza anticipacidn 0 pre- patacién dela constitucién de los moderns, sino como una realidad que existe en si, que estéhistéricamente detecminada, En primer lugar, debemos ser conscientes de la enorme ampli- tud del Medievo, desde Ia cafds del edificio politico romano en el siglo v hasta la aparicién de la soberanta estatal de los modernos a partir del siglo xv. En el curso de estos diez siglos no existe ciertamente una forma tipica del ejercicio del podet. Existen po- deres orientados en sentido universalista, como el imperial, pero con frecuencia escasamente dotados de efectividad en la vida con- creta de la sociedad medieval. Y existen por el contrario poderes agentes con otro grado de conerecién sobre espacios territoriales bastante fimitados, con frecuencia legitimados tinicemente por la posesién de la tierra, de donde se deriva el mismo ejercicio de los poderes de imperium: la administracin de la justica, la recauda- ‘ign de impuestos, la llamada a las armas. Bxisten rey, prfacipes y sefiores, [aicos y eclesifsticos, que derivan sus poderes de maneca is 0 menos seguea y lineal de los poderes arientados en sentido universalista, y que, a su vez, de manera més 0 menos clara, tien- den a considerar ef objeto de su dominio como un territorio mis ‘© menos unificado, 0 como un simple conjunto de tierras unidas por relaciones de cardcter feudal, Existe, fnalmente, sobre todo a partic del siglo xi, el extraordinario fendmeno de la constirucién de los ordenamientos de las ciudades, que se dotan de formas de gobierno también en gran medida participativas. $i se mira ahora horizontalmente toda esta extraordinaria complejidad, nos damos cuenta de que estamos frente a formas de ejercicio de los poderes piblicos y modos de legitimaciOn bastante distintos, autocraticos pero también oligérquicos, mas 0 menos cerrados, 0 quizésabiertos, como ocurre con frecuencia en el caso de las cindades, de manera més o menos consistent, hacia Ia base c 2. Una snes gnerl puede enconzatee en G Tabacco y GG, Met, Mee dias (Balog, 1983, reenre ferent of adrminsbacas juried +t oisedaste’ de inpuesds 34 & Named a be seas ef munca poli Hes me SRN Ae come | mundo politico medieval es entonces al menos tan variado ‘como el antiguo. En todo caso, no puede ciertamente subsomirse por completo en la imagen, de la que hemos partido, del poder flescendiente de Dios asus vicarios en la tierra y de éstos a aquellos ‘gue ocupan los distntos grados mas bajos, segiin una cadena férrea- mente ordenada en sentido jerérquico, con un tinico erterio origi- nario de legitimacién en su cumbre. La realidad politica medieval es infinicamente mas compleja, ciertamente no se puede reducir a ese descarnadlo esqueleto. Investigar sobre la constitucién medieval sig: nifica por ello y ante todo ser consciente de esa complejidad, sin amputazla 2 priori, para comprender asi cudles son los raegos co- mmunes a esas realidades de poder tan distintas. Sélo el conjunto de fstos raigos determinaré los contornos de muestra constitucién medieval "No es cuesti6n de poca monta. En pocas palabras: se trata de comprender que tienen en comin poderes tan distintos como los de la Iglesia y los imperiales, con vocacién universalisa, los del feudatatio y del sefior territorial, Ios que asumen la responsabilidad del gobierno de los ordenamientos de las ciudades. Dest nuestro punto de vista, a historiogeaffa ya ha construido algunas respuestas precisa. En realidad, todos estos poderes, independientemente de su radio de accién sobre las personas, sobre las cosas y sobre las tietras,e independientemente de la manera de su legtimacién, tie ren en comin el hecho de no ser poderes soberanos, de no tener ninguna pretensién totalizadora y omnicomprensiva en relaci6n cont los sujetos, Jos bienes, as fuerzas y los érdenes que existen en cconcreto dentro de sus respectivas jurisdicciones. Tanto en la mis alta y noble faente de derecho, como en el mas humilde estatuto ‘iudadano, siempre encontramos la misma caracterfstica de fondo: Ia parte mis relevante de la vida de los ciudadanos, sobre todo quella de relevancia econémica y pattimonial, se desarrolla fuera de aquellas escasas previsiones normativas, en la praxis, siguiendo Ja fuerza normativa aurénoma y primaria de la costumbre. Pn Podemos formular ast una primera caracteristica general de‘) nuestra constitucién medieval la intrinseca limitacin de los pode- fy 105 priblicos, No se trata de una limitacion establecida por normas a eli a 3. Me refer sobre odo P. Gros, Lorine iio medivle, Roma Bat, jg 1995, pp. 39s trad. nt. Bond pra mada, Mad, 196; a gue stadia, gy porgse es todavia ejmpar a clrhady capciad de sreiyF. Kern Rec und Vedasang im Micealer: isorache Zeta 120 (1919, pp. sey Tabiogen, 1952, reed, Daria, 1992 hari a j Oud Heneren comin 6 Oud a Ce a ae ne so Dy Grectoe sgentes ny ee ree positivas generales y escrtas, que ninguno tenia el poder de elabo- tar, ni siquiera [a voluntad de hacerlo, sino de una limicacién de hecho, que toma cuerpo de manera cada vez més consistente a partir del siglo v, después de la caida del edifcio polit Con aquel edificio no sdlo cae la concteta férmula politica imperial romana, sino que sucede mucho més: desaparece, desde una cons: deracién més amplia, y por mucho tiempo, la misma posibilidad de cordenar en sentido global, a partir de un centro, de cualquier cen- ‘0, el conjunto de relaciones civles, econémicss y politicas. Este conjunto se ordené en esencia, cada vex ms, por cuenta propia, sesiin formas distintas e infinitamente variadas. En este sentido, fueron decisivos los primeros siglos de la Edad Media, precisamente esos que frecuentemente son considerados los sighos ‘mds oscuros, los de mayor decadencia. En realidad, fueron los si- alos en el curso de los cuales los hombres, para fos que bien poco Podia significa ya el ideal politico antiguo de la ciudadanta, se hhabituaron a buscar refugio y consuelo dentro de ordenamientos particulares, con frecuencia territorialmente bastante reducidos, dentro de fos cuales el valor tranguilizador de la comunidad revivia esencialmente a través del derecho, a través de la presencia de re- alas escritas en las cosas, establecidas consuetudinatiamente, sobre cuya base cada uno podia encontrar [a medida concreta de sus propias pretensions, Ia seguridad propia y, también, el limite al cjercicio de los més penetrantes poderes piblicos de coaccién, los de aquellos que legitimamente podian imponer teibutos, lamar las armas, ejercer el oficio de juez. Entonces, si aquellos poderes se detentan siempre y sin excep- «ign ante un umbral concreto —mis alla del cual se desarrollaba la parte mis relevante y cotidiana de la vida de la comunidad—, no ra por una deliberada y consciente voluntad de respetar la llamada autonomfa de los particulares —eambién esto seria una manera de \deformar la constitucién medieval—, ni siquiera la mayor parte de las veces por el remor a una verdadera y auténtica sancién efectiva- ‘mente aplicable, sino porque los titulares de esos poderes se habia Ihabituado a su vez, en el curso de fos siglos, a considerar al conjun- ‘to mas relevante de las relaciones econémicas, sociales y politicas como algo que de hecho se situaba més allé de si capacidad de rnormacién, como algo que ya estaba en sf jusidicamente ordenado, Llegamos ast al punto tal vez mas erftico, que nos permite secar ala luz la segunda cacacteristca fundamental de Ia. constitucidn medieval, estrechamente relacionada con la intrinseca limitaci6n cle los poderes pablicos. Se trata de la concepci6n de aquel conjunto 36 ‘ ws Yongvirse de ly fa nd, Cabun® bagnenteton reas ample yarbee . de relaciones sustancialmente indisponibles por pare de los pode- A piblicos en los términos de un orden jurtdio dado, estructura: {o por mil vinculos y conwvenciones, ran concretado en los hechos ¥ $ que provoca Ia nds extrema fagmentacin, el més amplio particu- {Bfiomo, La cas ilinitada variedad de la constnacién medieval, lo 3 {pelos modernos, desde sa punto de vista, perciben como un into- 2 table desorden, fue posible durante muchos siglos precisamente por este motivo: porgue todos ls sujets protagonistas de esa cons- rucion eran bien conscientes de la imposibilidad de salir del lugar Fae funcién que a ellos correspondia dentro de un orden que era (eet profasdamarte como telat pecmamente cond tn} drden juridico, La fuerza que obraba potentemente para fjar los idad de normacign de los poderes publics obra- 7 & ba tambien horizontalmente entre los sujetos operantes en el émbi- to de la constitucién medieval, Ninguno de ellos, en efecto, podia Aisponer de aquella constiucién "Aparcce asi con absoluta evidenca la linea de separacién, en verdad bastante profunds, nce laconsttucin de ls antguos y la onstitucin medieval. Como veremos ms adelante, en realidad el pensamiento politico medieval reomaré muchas de is problemti- Exspresentes en la antigtiedad: el vemor ala condena de la tran, {a raturaleza mixta de la constitucion, y otras mds. Pero se watacd cot frecuencia de la bisqueda de una autoridad, de esa autoridad ‘que todavia inevtablemente ge attbufa a las fuentes antiguas, y no dela voluntad de prosegur el mismo diseurso, que ya no podia ser talen un contexto hstérico tan cambiado. Lo que habla cambiado on el paso de la Edad Antigua a a medieval era precisamente, el tipo de constitucién. : En sintesis, si fa constitucién de los antguos podfa concebiese como unt orden politico ideal, al que tendes prescriptivamente, la ConstticiGn medieval puede entenderse mds bien como wn onden Juridico dado, a preservar, a defender frente a todos aquellos que $ pretendan introduciralteraiones abitatias en ls equilizio exis ~ Tentes. Como hemios vist, la reflexin de los antiguos sobre la i cob 4 3 Constitucgn se afitma en as fases de crissy de decadencia potica, oando se teme perder el valor primero dela unidad polis, como £ nel caso dela poli grega ode la res publica romana. Alcontario, In eflexidn medieval —de los St6soos, de ls tedlogos, de los rmismosjuritas—~ se afrna a pati del siglo en Ia plenitad de ad layer Tekednest inspoatl beag testis Ca font J erat 4 Levers pe dl sgn ae Ay Bahia Means Re 37 Feondins a te Ran Sad Calbia AU Sa eteem ese ete ‘Prony ae geal we ws 3 fe Seals beyes Cumate mectles: rach Mec, dione ah oho Pibielimaniobec ite 38 miare stufasen af aetiter 2 a“ hau ae ofich. sd esr hr, = | Buea ie a trata sets SURES dem 2 (Sunaslvbury CUS consrrtucion. oF ta anriaoenan 4 mutivaos ohh eines oe errsitucion Wibievay _Polieentea! | pene tien nee Leche ae BLeden ee la Edad Media, y s6lo puede comprenderse teniendo presente que Jos protagonistas de esa reflexién presuponen la existencia de un orden juridico dado, sentido como vinculante por los hombres y por las fuerzas agentes de la sociedad medieval Mientras en la Edad Antigua el discurso sobre la constituci6n, sobre la polis, sobre la es publica, ests dirigido a la construccién de la unidad politica, de fa ciudadanfa comin, en la Edad Media el dis- ‘p curso sobre la constitucién, sobre el limite més alld del cual el principe se convierte en ticano, sobze el ejercicio del derecho de resistencia, sobre las leyes fundamentales, est dirigido a la defensa y la tutela del orden juridico dado. Mientras en el tiempo histérico ,? antiguo el primer enemigo de la constituctén es el espirim de fac- ion, es decir, todo aquello que divide a la comunidad politica, que debilica el sentido politico de comin pertenencia sobre el cual se funda la polis y la res publica, en el tiempo medieval el principal enemigo de la constituci6a es'el arbitrio, es decit, toda posible y cdesmedida pretensién de dominio sobre la complejidad de la reali- dad juridicamente ordenada. Mientras los antiguos pensaban en el ‘mundo de los bienes, de las riquezas, de las terras, como el lugar en el que podia producitse el conflicto entre ricos y pobres, que cons: tirufa Ia primera amenaza para la comunidad politica, y asf en Is ciudadania politica como el lugar en el que los hombres se redimfan de sus tendencias egoistas, en el Medievo aquel mundo de Las rela- ciones econémicas y patrimoniales era precisamente sobre el cual se ponian las primeras y decisivas piedras, que estaban en la base del edificio police y constitucional medieval. Mientras la constitucién de los antiguos empujaba a los hombres a ejerctar la préctica de la viread, de la dedicaciéa a la cosa pica, la constitucién medieval Ihabituaba a los hombres @ gozar de sus libertades concretas, aque- Ias que se establectan directamente en la practica social, segin el Ingae y la funcién que a cada uno cortespondia en el smbito del ‘orden jurfdico dado. PPor esto, en fin, la Edad Media puede deseribirse como la edad cn la que ef discurso sobre la constitucién deja de pertenecer de ‘manera exclusiva al campo politico y moral, del perfeccionamiento del hombre a través de la experiencia de la ciudadania politica comin, y comienza a entrar en el mundo del derecho, 2 convertise en discurso jurfdico, que nace de la préctica social. Por eso, hablar de la constitucin medieval significa hablar de reglas, de limites, de actos y contratos, de equilibrio. Esto es lo que haremos en las mas pains a ps a nov pat’ etalt0oaf peer “Kins Nfodato, a c pestenceee ee are = Citon gla, Weoley aad es ae 2, Rey tirano — s\edoe a dele dinns hh Ada? OP Como hemos visto, una verdadera y auténtica reflexi6n sobre el corden politico y jurfdico medieval s6lo comienza aproximadamente § pactt del final del siglo xi, en un tiempo sefialado por indudables Cambios y, también, marcadas transformaciones de la sociedad medieval. Esas transformaciones han sido descritas en varias oca~ siones. Todo parece estar en movimiento en la segunda mitad del siglo Xt, desde el cambio del paissje agrario y la formacién de una figueza ya no exclusivamente fundiaria, sobre todo a través del ‘estamento profesional de los mercaderes, ala progresiva erosiGn de [os latifundios eclesidsticos y laicos, con la aparicién de las ciuda- des, dotadas de nuevos regimenes politicos’. Enseguida se asstiré también al florecimiento de nuevos centros de educacién y de estu- dio, de la flosofia, a teologla y también del derecho, con la relec- ‘tira del derecho romano justinianeo, precisamente en funcién de las nuevas exigencias que emanaban de la transformacién de la sociedad medieval. Y, algo mis adelante, hacia la mitad del siglo xi, el descubrimiento de la Politica de Arist6teles contribuirs de forma importante a proporcionar una base, o un punto de referen- cia autorizado, para la reflexién medieval sobre la politica. El primer festimonio relevante en el Ambito de esta reflexién es ciertamente el del prelado inglés Juan de Salisbury (1115-1180), ‘con su Policraticus, escrito a finales de los afios sesenta de siglo Xi El tema central de esta obra es el de la diferencia sustancial e ierenunciable entre rey, 0 principe, y tirano. Esta diferencia séto puede comprenderse dentro de la constitucién medieval, cuya fir- ine existencia evidentemente se presupone. En efecto, es cierto que 5. Tara lo puede ser enaase I ete de. Violante y J. Pid (ed), I scl wna sos, Holga, 1993, deat forage revs la inerpretacion de FE Beaman, Law aid evoltion. The Formation ofthe Were Legal Tradition, Combes Me, 1983, qe enfcia desea el giro del siglo, rommpiend Ibunidad de ln expcienca poi aia andra «snepretan on ei ‘Spud Medio como el nie dsl Geno htxea moderna. 6. Juande Salibcy, Polisi et dC. C1. Wey, Lona, 1909, eee, Frankfort a Mz 1965; 06, ense Foliraticny de M, A Ladera, Madd, 1994 Sobre Salibary yeas: The Worl of fob of Salisbry, ed de M, Wis, London- (Oxford, 1984, Sobre soda eta fated I reflexion pollcn medieval, en genera, felon esenctales:T. Srey Die Enihlang der orgoologacber Stausefsns I Mila, Stage, 1978; 8. Black, Poll Thought m Barope (1250-1450), Cambridge, 1992, K: Pentington, The Prince end he Law, 1200-1600, Besely, 1995; yD. Vydcke, rncpe Lei Sole, Eine Untorschung 2 famodemen ‘ace sed Stasi, Bern, 1978 ae # Hirone o » SAN IAES peed nie~ consiTuBioNoy ut AifieSeoaD « NUEsTAOS DIAS Z 2 ley, segin la conocida maxima quod principi placuit legis habet 5 vigorem, pero exto no sucede por casalidad, sino porque el dcber Bde principe de proniover la justicia y Ia equidad et absoluto, y no {puede por ello depender dela eficacia de una sancién, contenida en ‘una ley positive oponible formalmente a é” Ea la mentaidad me- 2%. dieval quel que es justo y equitativo sélo por estar sometido a la 5 ley, sélo por el temor de una sancién, no es digno de ocupar el puesto de regidor supremo del destino de la comunidad polities 2 _Deeesta manera, si el principe concentra en sf el poder, no es por casualdad, sino para que asi tenga capacidad suficiente para buscar y procurar el bien pariculae y comin, y se establezca de la 3, mejor forma la disposicin de toda la comunidad politica humana, en la que unos son miembros de otros, El poder del principe, Iimitado segan la teosia moderna de la comperencia, es en reali- dad limitadsimo desde el punto de vista de su obligada finalidad, ae es la de mantener la paz y la concordia de la comunidad, 1b de la equitatva y prudente consderacin de la uilidad de cada tino y de todos, de la razonable composicion de las partes segiin sus reciprocas telaciones, como teza el texto antes citado. Todavia resulta mis sigificativo el hecho de que juan de Salis bury, en evidente didlogo con los juristas desu tiempo, recura ala figura de la equidad para indica la nica ley que el principe no puede viola, cuya violacin produce la condiciSn manifiesta de tanta, Bvidentemente, el precip del que aquthablamos se con- vierte en tirano cuando pierde au cardeter de ya supremo, cuando no cumple con su deber absoluto de mantenex(a)paz de la comune dad, de reconocee a cada uno au lugar y sa fane%Gn, de reprimie las violaciones del orden existente. Un principe no equitativo, que co mmience a converte en tirano, es entonces un principe que Ya 90 sabe, o ya no quiere, mantener unida ala comunidad que se le ha confiado, que ya no es imagen de ellaentera y de la muliplicidad de las relaciones que en ella se desarcolan, y se convierte por el contrario en imagen de una sola parte o sdio de algunas pates, inevtablemente comienza as a establecer prvilegis injusto, acx- tablecer penasinjustas. La de Juan de Salisbury es ya una bucna y definida configara- cin del gobernante del tempo histGrico medieval. En aquel tem mies ole et 5 fotos Ne Come gem ju abe AP it ciate cinty Roc atey 2 Juan de Salsbar, Petia, V, 2 Rates 8 ids *W os & Sis al Lb golainar xb eles, 40 wage \wrpe gegen a pene La constitucion meoievat ‘po gobernar no significa en efecto elegy digi, sino juzgar segtin el derecho existente, segiin un derecho sustancialmente preexis- tente a la voluntad del principe, que él era Hamado a mantener, a reproducic. Ciertamente, la sentencia del principe era inapelable. Pero en el mbito de la constitucién medieval se partia del presu- jpuesto de que no necesitaba apelacién. Si el principe era verdadera- mente tal, no podia pronunciarse de manera injusta: del jefe auténtico de la comunidad politica no se podia esperar un pronun- amiento disconforme al derecho, que no fuese expresién de la ‘misma racionalidad que se encontraba en los lazos y relaciones cfectivamente existentes en aquella misma comunidad. Si esto no sucedia, entonces debfa pensarse que ya no se estaba ante un prin- cipe, sito ante un tirano. ¥ contra él, precisamente en nombre det derecho y de la constituciéa medieval, era posible, y de alguna manera obligado, el ejercicio de! derecho de resistencia". ‘Como se decfa, la obra de Juan de Salisbury es ya suficiente- mente representativa de la conciencia de su tiempo, y en particular de la distincién entre una mera voluntad politica, que tiende a convertirse en atbitearia y tirdnica, y una voluntad conforme al derecho, que respeta el orden concreto de la comunidad politica, Sin embargo, esta distincién fundamental est confiada en esta obra a pocas y escasas méximas, claras pero aisladas, que no tien- den a componer una verdadera y autéatica doctrina. El siguiente paso, y en cierta medida decisivo, esti contenido en las obras de Toms de Aquino (1225-1274), en particular en su Suanma theo- logica, peecedida del De regimine principurs, compuestas a partir de 1265. Tomas de Aquino repite lo que ya habia afirmado Juan de Salisbury: que el principe es legibus solutus sélo en lo que respecta 2 la fuerza coactiva de la ley, en el sentido de que él no puede ser legalmente sometido, bajo amenaza de sancién, a la observancia de Inley, pero no en lo que se sefiere a fa fuerza directiva de la misma ley, de la que el principe es méximo intérprete y ejecutor, en ef sentido de que st deber de obrar a favor de Ia comunidad, de manera equitativa, ¢¢ absoluto"l. La novedad frente a Salisbury re- 10. Del derecho de esitenla not ocupaenosdfsamente mie adelante 11, Tomfe de Aguioo, Summa teolge,1liae,q 96,.§ (exten vais tad cat, a Suna de tog, BAC, Mai 18H), Sobre Tomé de Aquino, una prospec cerana ala gears, véanse M. Ban, Natrance de ee moder, Pai, 1990, - Cron, Un drt sent Set (a noztne di stosomia come fondsnento dhs costsrone prides medical) en fd, Aoaton gird edu pia, Mons 198 eas sa, “Tonk. L\22s-4 Tomb ga Aqvine Eleline wk pave yo a chomt y | _ oes miner egiphr & ~ bth eile side en el hecho de que el discurso sobre'el principe justo esté ahora, inserco en un tratado mis ambicioso sobre las formas de gobierno, que en buena medida reanuda el modelo aristatdlico. En conereto, en los primeros seis capitulos del primer libro del De regimine principum Tomés de Aquino no se limita a Ja usual contraposicién entre tirana y principe justo, y se sitia por el con- trario en el punto de vista mas amplio de la monagquia como forma ideal de gobierno, la mas adecuada para mantener la unidad y la ppaz del pueblo, de fa multiead asociada. En estas péginas, como en ‘otras, se siente obrar con fuerza la gran metifora organicista segiin Ja cual todas las infinitas articulaciones de un cuerpo, natural 0 politico, viven en armonta las unas con las otras, bajo Ia condicién, de que exista un coraz6n, uno solo, un Ginico centro motor para todo el organismo, CGiertamente, también fa monarquia puede convertirse en tira- nfa, pero la diferencia esté en que ain mas puede hacerlo la demo- So obliga elves P. Pod 1 ecromenta del por: geramento pai ela toi cosisonledl'Occdet, Bologna, 1392 ye we ? 50 dbo Gemantes em Frenne Gore SRE La cousrirucion mepsevat Canoes te ose ssi en Inger, E oni $e al principio slo se manfesaba en la radiional magma ‘ura, 7 slo en determinadas sivacionescriticas, en virud de una SSorseaeis por pate del yy —owra en el avo dal yertents Se Westminster de 1254 o del parlamento de Onford de 1259 dkvenegradualmente cada ver mis, de manera cecentemente table inmituionlizada, en el parfamenta de nla, ue a Hamad de manera cada vr ms recente en el ears dl oil x, Un peramesto en elu, anc ley, coder weet repeeoun deste ns sla sgnintesineecones poles y realidades fartraes del ein, alfeadas de dignidadesnobilara, pero tambzn expres de as comunidades roalesy urbana, en en the prosevaments cooducil ln etucurcin dal periments Tediane lt dos conoidsiosssumbeas de los Lorde de lo Commons. Por lo demas, yen lao 1322 puede leet a gui: te decaracion del palament ingle Todo lo que debe decdiese por el reino y por la totalidad de Ia comunidad polities, debe ser discutido y determinado en el pal mento, por el rey nuestro sefior, con el consenso de los prelados, de los condes, de los baronesy de los commoners del rein, segin is antigua costanbre. Ciertamente, el caso inglés tiene sus caracterfstcas especificas, pero no se trata de un caso aislado. Junto a la Magna Charta de 1215 pueden recordarse la Bula de oro hingara de 1222, e Prive gio general aragonés de 1283, hasta aquellos verdaderos y propios contratos que después se estipularon entre sefiores terrtoriales y estamentos, sobre todo en los terrisoriosalerhanes, como el Tratado de Tubinga de 1514. Y junto al pazlamento inglés tenemos los Es- tados generales en Francia, las Cortes en la peninsula Ibérica, los Landtage, las asambleas teritoriles, en Alemania. Asistimos ast, a Io largo de todo el territorio europeo, ala formacién de un derecho ‘iiblico, en el amplio contexto del reino o dentro de ambitos terri- toriales mas reducidos, que tiene como cardcter dominante aquel medieval de la terrtorialidad, que responde a una concepcién del territotio no como mera definicién perimeteal del poder de impe ritwn, como sucederd en el derecho pilblico moderno, sino como realidad viva, que contiene un derecho concreto de la comunidad 24, La deslaracién se encuentra canbida, con dsiotaaducién, en RW. 9 A. Calle A History of Meiaea oltizl Theory ot the West, Edinburg London, 1830, 2 de Hagar TEX Lyi) X Gok sige ACAmps) gy eRealeyet Seager 1289 Miotele Taliep LIM lemon ) Pos ah ee el politica, ue Tos distintoscontratosy auerdos eserios, a partir dela ‘Magia Chart, presuponen y prevén en su organizaciOn, con el in- tonto evidente de mantener aquel derecho, de asegurar en su puesto Yen su funcidn a todas ls facraas agentes de ague terrtorio cero. Pero la supremacta de la comunidad politica y de su derecho no se expresa sélo, en la Edad Media, por la via del dezecho pibli- 0 terctoral, de los rinos, de los principados, de los sefiores. La compleja y bastante viva experiencia politico-constitucional de [a Edad Media conoce también, como es sabido, el importante fen- meno de los Muniipios (Conon), formados por una progresiva agregacin de familias de origen seforal y, después, por otros es- tamentos de origen popular por las coxporaciones de las artes y de los oficios, por los mismos mercaderes. Tambien estas realidades tenderin ensepuida a convertse en comunidades politicas, dota- das de propias y particulares formas de gobierno, dentro’ de las cuales aparecerd deforma concreta el problema general, propio de {oda la época medieval de la supremacia de la comunidad politica, Estas son las reaidades que laten en las paginas del célebre Defensor pacs, del aio 1324, de Marilio de Padua (1275-1343). En verdad, la obra de Marsilo no estéexplicitamente dedicada al cstudio del nuevo poder municipal. Més bien —y la novedad no et ciertamente de poca importancia—, no presupone ya fa necesidad de a forma de gobierno monirquica o seforal,y entonces discute del gobernante, nosotros diremos de la foncidn de gobierno, como emus, especto al cual la misma monarguis ex spaces, ax{ como lo Son los nuevos ordenamientos municipates, o cualquier otco modo de organizacién del poder. Como puede comprobarse, el Medievo rmaduro presta cada ver mayor atencién ala problemética constitu- ional, y el camino recorsido sobre este terreno a partir dela tad del siglo xites ya suficientemente largo, desde la discusin sobre las Virtudes del principe justo hasta fo que ya puede considerarse un verdadero y auténico tratado general sobre la forma de gobierno. Y, sin embargo, este tratado esté profundamenteinserto en el contexto medieval. No sélo porque Marsilio para, como todos los autores medievales, de lays habitual clasificacién arsttélica de las. formas de gobierno", sino tambign y sobre todo por la presencia 25, Un iatoduccidn excelente # Marlo ee de C. Dalen Intoacone Mario di Pedse, Roma Bas, 1995. Una trades estos del texts Maso ‘de Pads, El defonsor dela par, Mads, 1988. Un encuadramieto tds ampli fC, Vaal, sPapatee npeo rel ttdo Medloeve: Dame, Mali, Ockham 0 Stoo delete pote, amano vcil cy Il Madi i Ho. 343 #0 26, Masi de Padua, Defonsor pac I, lo 32 Seen, | ee NEE Poy Enid cates APR se (ola sen Se eee is Ae vids dala nisiea censu obra de otto, y mucho més sustancial, elemento de continui- Ghd. Se trata, en pocas palabras, de le persistente ¢ irrenunciable fiaecea del argamento organicista, que leva a Marsilio, en linea con toda la precedente reflexidn politica medieval, a individuar en el igobernante la pars principans, es decir, aquella parte de la comuni- dod politica cuya funcién activa, cuya hidad cooces, Desde ete punto de vet, lo que Hotman arma tsbre lon ead ganerles no dfee mucho de lo que unos sige tote baba afta a propésito del palanento ingles Bn ame tov cao lv virtues de lacontcton son les sma el hecho de fer cantgua, en el vendo de que ext profundamenteeadiada tL historia de In comnidas'y el hecho de ser mixta, de qe oades juno al ey, la fancy de on agate, de oe gia 28, FH Fc al ob Gay H Sinn, Cong 1972 vewe wae Hoe Costa helo ees Sry ie Petey ft ey Nees Enno rsa rane WE Chics Conon eg ent en Pe cesta Lane! Ge eases Seance fe, Fete eee ee ence eee Soh Ted Coe S11 gt eunmcbl tered te Conta ie Seca fase) Di ety be tag mr Ste tiny, 7 9 @ eh os Pci hae tg Caieage ral 2c Laon oe caer Te at oe Sr Eee tee ene ae ok nant lias done insbctones Lees be é eid, conbitindpo tm riod. ner pos RIO a eRe Saar treet See SEE cette EeEEC RESET EEE Reece aES ESE STEELE anh ye A eey ity 4 Put anes porte remncime i Anke gefece mek € gale & retomae por SU Todo gieter Gus en's} nasiomesk fe Se nn 3 i topraentacion de oahded dea comunidad po i ate un embargo una novedd,cambién de souble rir, area nade tc ane con nhs ancl aaa ok Carats Shea por lotus, cel ago dela plc police ee cal cas a cate ea pecans fe dose Fat "Elarcca pcs an trrena by itn de equal en Ili misc sears poliaes moder de es lee) ae cde y ste «pra de savoury Tors TEAMile adeno de eamenca fe seco, ee derek srla dni Ics dr date mds gue pea saclnaly Be is enlsanniioe “entonwrtnqudanile ce aoe el gran organismo medieval se recompondria con un rey legitimo a Se eats guaran in ge marae 7 soe sue Shue ae de Sua organic ‘Hotman va mucho més alld en este punto. El piensa ciertamen- te Htc Dar lcs de cetera dere eee aon nace con keane encom por eis ey ju, Perocoan eos ora ponble no ddan Cre wae Nee tod pedacamoue tn itde ah tna Yor stale d pods ous wlan wea, cay rela kale Soha elt i in comneuion Sais oe al sm bad pueblo A Mids wp 160 \o Fai ip ch ombio & prudened FERAaMS pV Toms As Aquino’ wsbih a wnswen desea shih conduce of preklogl asy A ivisibn Gy fviomes Fe ee ube Urlor drclenes ( Catamrenddes Crudates; pvircies {de contebs Ones 9 fa commaided poet elas darts en Wleuence at igas dilaetts én houencen la CONSTITUCION. DE LA ANTIOUEOAD A MUEETROS Olas trados y a los oficiales del reino. Estos, incluso los elegidos, no responden frente al pueblo, como sise estuviese agufanticipando la tmoderna soberania populat, Por el contrario, ese mismo pueblo se condenarfa a sf mismo —y volvera a ser la cbestia» que s6lo venta scabezas, individuos singulares— i imentase atuar por sf mismo, Jgnorando las funciones de los magistrados y oficiales y negando, as, la necesaria componente aristoeratca de la constitucién. Pero las Vince no son un fendmeno aislado, Pertenecen a un tipo delterataea potica que en otros lugares, y no s6lo en la Fran cia de las guerras de relgién, oma como objeto propio una res pu brica entendida como res populi, como modo histrico concreto de crganizacién del pueblo, de asociacién, dentro de él, mediante una serie de pactos y de coniratos entre rdenes, estamentos, ciudades, provincias. Otro notable ejemplo en esta direcién es la Politica rmethodice digesta de Johannes Althusius (1557-1638), publicada por vez primera en 16039. La problemética contenida en Ia Politica de Althusus es la mis- sma que ya hemos encontrado en las Vindiciae, y andlogas son sus conclusiones: desde la supremacia del pueblo como realidad origi- natiaconsttuida por méltipls partes —de la que resulta el eardcter derivado de los poderes del rey, adquicids por é sslo mediante el, pacto jurado estipulad con el mismo pueblo—, hasta el derecho de resistencia, también en este caso ejercitado mediante el trémite ne- cesario de los-magistrados elegidos por el pueblo. Sin embargo, existe en Althusus tna caraterstica original, que conviene esaltar Se trata dela existncia, bien subrayaa en su obra, de un primer y otiginario pacto, que precede al que después ser&estipulado entre el pueblo y el rey. Este es un pacto completamente horizontal que en realidad est compuesto de miltiples contatos acuetdos, etable- cidos entre os drdenes las ciudades y ls provinias, en suma, entre todas las componentes dela que Alhusius lama zmiversalisconso~ iatio, que no es otra cosa que el pueblo en su totalidad® Pero lo ms interesante es el hecho de que Althusius considere ‘ste pacto este conjunto arménicoe interdependience de contatos 43, J. Alihuus, Foitica mshi diet, 3. ed, Hesorn, 1614, red, Aser, 1961. Vine también fd, De Repna rece insiend ec adminiserndo, Dips poli (0602}r Quer’ fentint pr I ators dl penser parca maderso 25 (0996) pp. 23s, que comprende tambien io esadiot de Michael Stalls y Cae pe Dato, aden dela mts biigrfes de Maco Seatl 44, J. Alias, Poles, cea. XVI. Loe magtados son denominados aga foros camo en spar Seabates eae CI, uxineriatidak Rte y acuerdos, como la verdadera ley fundamental de la comunidad politics, aquello que debe ser preservado de modo absoluto, sobre todo, ate la posible accidn de un rey que se converts en tirana" La ley fundamental no es por ello una proposicién abstracea a la «que se pueda atibuir un eardcter normativo y vinculante en rela- {an con el principe, sino algo bastante mas concteto que pertenece al mundo de las cosas: es la ley que regula las relaciones entre las partes que componen la comunidad polftic, asignando a cada una Ge ells ambitos reservados y precisos deberes en relaci6n con la tniversalidad, En ots palabras, la ley fundamental es expresin de la unidad, de la existencia de un universal que comprende distintas partes, pero también, y al mismo tiempo, garantéa de Ia permanenia de manera separada de aquellas pares, ain dentro del universal. En definitiva, la ley fundamental es, en el sentido indicado por Althu- sius, a dimensi6n normativa propia y especifica de la constiucién ‘medieval, dentro de la cual a busqueda de la unidad politica se realiza siempre de manera asociativa, construida sobre partes ys: jetos distintos que asf quieren permanecer, aungue dentro de una mis emplia comanidad politica. Althusius nos ayuda as a recordar aque el carder mixto de ia consttucién medieval no es una realidad seramente institucional, que como tal se cefiera exclusivamente a ta organizaciGn de las formas de gobiczno, sino que siempre apare- ce, yen primer lngar, como una realidad social, que se tefere a la cultura y a la mentalidad de aquel tiempo: a a convieciéa de los hombres de entonces de poder reconocet la nidad politica comin silo partiendo de realidades politcas ya formadas, que constitui- rian cletamente parte inteprante de aquella unidad, pero siempre sabiendo que existe una ley fundamental que garantiza la perma: nencia de la especifica identidad de cada pare, de cada componen- te del todo, Asi, la constitucién medieval es mixta porque se zefiere a una ‘ealidad politica y social compuestay plural opuesta a todo intento formizacién, dispuesta a reconocerse en una ley fundamental comin s6lo porque es consciente del hecho de que és ley no viene de ariba, sino que por el contrario es la snteis de la plualidad de pactos y acuerdos que las distintas partes, as cistintas realidades ferttorales, los dstntos érdenes, han esipulado entee ellos. Esos 46, cp. XIX, 43, paca a oc de lex fdamentlis y cap. HERVE, sal gue del ano, que peesamene eel que smenaa efndamtent incl, ES pute ds Ve vai pit ee Tetra ego aera denny obs anes AUF oiss "C1559 1b3D iheGiee “Comde oithe mia consbivers Hedewrd tg Pa mebhaice dvgente CHE) ipo do wail gaan orale AT) 3B, vie eollad Oued GueSBye rebar ob soe ante vont Ve On _ sasene | Tre bombed de etn ees cy polite en Ce wnalag actos y acuerdos no sustituyen a la ley fundamental, Por el contear Ho, estin comprendidos en esa ley y por ello —en defintiva— son cconfirmados por esa ley. Sélo a partir de este conocimiento ~y sélo si partimos de este concepto general de ley fundamental, de constituén— es posible comprender la compleja dinimica que se deserrolla en el éltimo

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