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Font OC 105 ogre a5, los suspiros, los silenclos, etc. Sin embargo, cabe recordar que toda transcrip- cin implica una transformaciOn del lenguaje oral en una escritura codificada. La transcripei6n de la entrevista debe ir acompafiada de una ficha, general- ‘mente introductorla, en la que se indicardn las caracteristicas principales de la ‘entrevista (nombre del entrevistador, fecha y lugar de realizaclén, si ha sido ‘registrada total o parcialmente, duraci6n, et.) y del informante (nombre codif- ‘cado, lugar de residencia, profesién, edad, etc.). Cabe recordar que a veces tam- ign es importante fjarse en lo que no se dice. Las ventajas de este tipo de tratamiento de la informacién recogida mediante Ja transcripeién integral son la calidad de la informacién y la sensacion de au tenticidad. Los inconvenientes tienen que ver con la dificultad de utilizacién del texto obtenido, porque genera una lectura engorrosa y compleja y no siempre del todo inteligibie. Paradéjicamente, la reproduccién minuciosa e integral, en jugar de facilitar 1 acceso al individuo, mantiene opaca la dimensidn personal. Es por ello que lun tratamiento més sofisticado del material nos puede conducir a hablar de diferentes fases del trabajo de tratamiento del material 1) La transcripei6n. Se transcribe, siguiendo y respetando las reglas seflaladas anteriormente, la entrevista grabada, tratando de espaciar suficientemente las lineas y dejando, como se ha dicho, un margen suficientemente amplio. Se dejan en blanco las palabras o las frases diffcitmente comprensibles, 2) La relectura Se lee el texto transcrito a la vez que se escucha nuevamente 1a grabacién. En la medida de lo posible se van completando los espacios en blanco dejacos anteriormente, 43) La elaboracién del relato y la buisqueda de la legibilidad Se trata de una fase que en la mayor parte de los casos no es necesario llevar a cabo, ya que generalmente el contenido de las entrevistas constituye bas! camente una Informacién sobre la que trabajard el investigador. Tan s6lo hay ‘que efectuarla cuando pretendemos publicar integramente el contenido de la entrevista. Entonces el problema que surge es el de como hacer legible para una tercera persona el documento bruto, Recordemos que la transcripclén etnogréfica no necesarlamente debe seguir otros modelos de transcripcién como los de Is lin la sociolingtistica. ca 0 los desarrollados en 2 tshotia VOC 107 _ Caputo ta enon como price de campo EI proceso consistiré generalmente en hacer una serie de retoques en el que se suprimen las faltas del lenguaje oral, los terminos pardsitos (pues, bueno, et, et.) as interjecciones, las repeticiones incites, las palabras sin sentido, etc., que, aunque forman parte de la personalidad del interlocutor y dan espontaneidad al relato, por escrito pueden diifcultar la comprension del texto. El cimo se dice puede ser tan importante como el qué se dice: fijaros en la estructura nacrativa, en las repeticiones, en el uso de expresiones y en la manera de hablar, En este mismo sentido se pueden hacer, siempre con mucha prudencia, algt- ‘nos ajustes, como por ejemplo de tiempos verbales, de restablecimiento del or- den de os términos, de rectifcacién de la puntuacién, etc. con el fin de obtener luna mejor comprensién. De todos modos, habré casos en los que nos interesard mantener, en la medida de lo posible, el tono coloquial, las expresiones y las construcciones agramaticales propias del hablante. Ejemplo de transcripcién de una entrevista: Ficha entrevista Entrevista nsimero 19 Tipotogia: 7.1 Entrevistador: Felix Informante: Josepa Edad: 52 anos Fecha entrevista: 24/11/92 Sexo: Mujer Duracién: 4 horas Procedencia geogréfica: Vilallonga Residencia: Tarragona Nivel socioeconémico: Medio Ocupacién: Funcionaria Resumen: La informante vive sola con su marido. Tiene tres hijas casadas. ‘Cuando eran pequefias recibié la ayuda de su madre para cuidarias. Explica muy reatemente em is obras siguientes: Ef Evans-Pritchard (1977) 1s Nur (pig. 8657, ed ona An I940). acetone: Anagrams; BK. Malnows (1977), El eultvode a tira yas saris rises Trt (pi. 160-164, c.Onginl 1935). Barcelona aber. ‘gt Aunque el ibro sigutente no tate drectamente reel uso etogrifco dea fotografia, e texto nee de ets bilan ensayistaestadounidensees uns lector ecomendable para prfundizat cet sigufado de la fororaia mis ald desu dimensénartisticay por medio de wn reorido Shesloado sobre [a obra de fllgafos an reconocidos como Canier-Breson, card Avedon Srovane Aebun § Sontag (1981). Sob la fea. Barcelona: Eats sors v0e 17 Capt Un buen ejemplo de uso de formas de recogda y presentactén de It in- | formacién cstnta de las que utilan la escritua se puede encontrar en la | monogratia cascade Ef. EvansPeitcrd Los Nue. El Wor ineluye acto mapas que srven para mostrar la ubcacién y la distibucién de los nue, catore | hurr oinjon-quctponucn cabs pt acer mantel prs on | servargus, nas hecas con el exo den oro yun jason enero de | buy, a cara de un tere dseeado, una ania para desta scr, guts de barto que representantoos, diferentes tipos de ganado segin a distibucin de ls colores des pe, instruments para atraer ls pecs, lanza, cola, | cacharas,ete= y treinta fotogratias de jovenesy adultos nuer en los campos, ordenando,pescando,recoglendo heces para hacer combustible, construyendo | umestabo, en el transcurso de un cito de iniclacén, y también de paisajes del entorno (la sabana en diferentes épocas dela, plantaciones de milo, zonas | pantanosis ef, del rebano, de construccones, et, (Gguta 29). | fn general se puede decir que tanto los ibulos como tas Fotografias que | iguean en las monografis cidscastenen uno finalidad biscamente ustativa de algunos de os aspectos mis importantes de lo que se describe en l texto, en el que eventualmente se hacen referencias intennasy, en algunos cass, como Jos mapas y algunos gréficos,desarollan también una fancién informativa o acartoia | 1a fotogratia como método de Investigacion etnogréfica ha sido explorada desde dierentes dngulos por John Caller Jey Maleolm Colle Estos autores | Gefinen et uso de Ia fotografia en el trabajo de campo como una herrarienta que permite la descrpciny el andliss de unidades de observacion como una omsnidad agricola una escuela 85 1aexploracidn que hacen . Clie J. y M. Colter deo fotografia puede encontrar ene bra Siguiente: J. Collet M, Colles (1966). Visual Ancroplogy,Phowgraphy a. researc method Aburquergue: Univesity of New Mexico Pres ON tonal VOC ve En cuanto ale descripci6n, podemos fotografiar el entcrno ambiental de une comunidad (por ejemplo, para estudiar aspectos de transformacién urbana), os procesos tecnolégicos o as interacciones sociales. También se puede usar Ia fo tografia como técnica de ellctaci6n de respuestas en las entrevistas, de manera ‘gue las imagenes pueden activar la memoria de los enteevistados y conduct la conversacion. Por tiltimo, podemos analizar igualmente el uso cultural dela fotografia ~por qué, c6mo, cuéndo y cémo se utilizan y organizan las imégenes fotogréficas como hace, por ejemplo, Piere Bourdieu en su libro La otografia, um arte inter- medio (1979), 0 Richard Chalfant, que hizo un estudio sobre ef uso de Ta instan- ‘nea en la clase media americana. En cualquier caso, como veremos también a continuacién, como técnica utilizada en el proceso de obtencién de datos es imprescindible que el etnégrafo tenga claro que pretende y qué puede obtener mediante el uso de la cémara en tuna busqueda concreta ‘Si no lo hacemos asi perderemos el tiempo y posible informacién, como reconoce el mismo Malinowski en tono autocritico: eoes1 W0e 179_Capitulo Ls eno como pra deco “Hay que senalar wna mancha capital en mi trabajo de campo; me reieto a las fo- togrlias [J Me dediqué la fotografia como una ocupacionsecundalo yun sistema poco importante de recager datos. Esto fue un eror seria |). He cometido uno 0 dos pecados morale conta el metodo de trabajo de campo. Concretamente me dejé evar por el principio de lo que podriamos amar pintrsqusmo y la accesibilidad. Siempre que tenia que pasar algo Important, me levaba la cimar. Stel cuadro me parecia bonito y encafabs bien, lo revataba[.] As, en lugar de redactar una sta de ceremonias que se tenian que dacumentar @ cuaguler precio con Fotografias ¥, después, asegurarme de hacer cada una de esas fotografias, puse la fotografia al mismo rivet que larecoleccién de curlosidades. Casi como un pasatiempo acesorio del tra- bajo de campo [..] lo dnieo que ocuria es que muchas veces perdi incluso buenas ‘oportunidades [.. También he omitido en ml estudio dea vida dela Trobland gran parte deo cotidano, poco lamativo, monétono y poco usual” 6.2.2, El cine etnogréfico Si la fotografia ha servido a la Investigacién etnogréfica como ilustracién, fuente documental e instrumento de andlisis, lo mismo se puede decir del cine. ‘Ya.en 1898 en la expedicién al estrecho de Torres, el equipo de cientificos llevd luna cfimara para recoger escenas de la vida de Ios pueblos que se encontraban en el camino. De hecho, el desarrollo del cine etnogratico ha estado marcado por una doble orientacibn: servir a la investigacién y servir como medio de ‘transmisién del conocimiento antropol6gico, Dentro de la tradicién del género documental, ha habido muchas aproximaciones a la utilizacién det cine para describir uns realidad social y cultural. Del género documental podemos apren- der muchas cosas sobre las maneras de representar la diversidad cultural. El tipo de aproximacién audiovisual que se puede adoptar a la hora de re presentar otra cultura estard en funcién de criterios como los objetivos def estu- dio, el proceso de obtencién de datos, el tipo de edicién final o la audiencia potencial a quien iré dirigido. De todo ello, y para facilitar su comprensién, se puede derivar, simplificadamente y siguiendo a Peter Crawford, la emergencia de tres grandes modelos, segin sea la Interacclén entre el cineasta, el medio o sujeto filmado y el espectador: + El modelo individualista distante o (pretendidamente) perspicuo: responde a Ta estrategia de distanciamiento, buscando la menor intervencién posible 186 Bronisaw Malinowski (comp) (1939). “Confestones de igneranla y faeaso". En JR. ober (1975) a Antropol como cei pp. 188-139), Barcelona: Anagrams, ‘oan YO 140 rogn del cineasta respecto de los acontecimientos sociales. La cémara penetra fen un territorio ajeno y termina por controlar a los filmados. Estos dan a ‘menudo su consentimiento en le medida en que casi no estén informados de los abjetivos y la dimensién del estudio. Esa vieja concepcién de a cé- ‘mara como mosca er fa pared, como si no estuviers, que darfa lugar @ une perspectiva observacional del cine: el tono adoptad por el cineasta es mas bien distante -se opta a menudo por la inclusién de una voz directiva- y suele estructurar el discurso en tercera persona, pera reforzar la idea de ‘objetividad de la grabacion. La pretensién es que Is acontecimientes que se desarroflan ante la cAmara se den con normaltéad y espontiineanente y {queeel realizadors61o sea un mediador imparcial en la comuntcacién entre los flmados y los espectadores. Un ejemplo clésico seria The Ax Fight, de TT Asch y N. Chagnon. “The Ax Fight (1975) muestra un conflicto en un poblado yanomami desde que empieza hasta que termina en una secuencla no eitada, luego se expics €l porqué del conflcto segin sus participantes y, finalmente, se proporcions un fsquema interpretativo dentro ¢ la teoria antropologic, con un epilogo en el {que se nos muestra una versin edltada, «+ El modelo de méxima colaboracién o experiencial: supone una mayor im plicacién por parte del etnocineasta, que puede intervenir interpelando, Dpinande, provocando reacciones, et, hasta el punto de comprometerse personaimentea veces con los problemas de los suetos lmados. £1 mismo parece en la pantalla, se visibiliza mas ald de la ‘voz divine", hablando y hnaciéndose presente en todo momento, en lo que se podria definir como situacién de mosca er la sopa, que compondria una perspectiva implicada ¥ participative, en un intento para insertar al espectador en el transcurso ‘de la accion filmica. La neutralidad del investigador no se entiende, como fon el caso anterior, como invisiblidad sino como no direccionismo, No fe espera que la acclén ocurre, sino que se provoca en mayor 0 menor medida, Un ejemplo es Chronique d'un été, de Roach y Morin, Chronique d’um été (1961) es una pelicula que marcauun punto de inflexién en el cine de carécter documental y que influye incluso en cineastas como Godard fo Truffaut, Su innavacién més grande consiste en la Incorporacién a escena de los mismos realizadores, que intervienen dlrectamente en los acontecimientos que filman reflexionando sobre ellos y reproduciendo las respuesta de Jos per- sonajes al verse reflejados en el film. batons VO {apt a nog come pts de amp + EI modelo evocative: el cineasta se interroga, en un plano claramente re- flexivo, sobre el grado de intrusin que han significado su presencia y las consecuencias de su Interaccién con los filmados, y revela su actitud y posicionamiento en el proceso de obtencién de datos. £l cineasta / inves- tigador no busca tomar distancia sino partido en la situacién observada. La explicitacién del proceso de construccién forma parte del andlisis final. Serta Ia situacién de mosca en el yo o mosea en el ofo, ligada a un tipo de perspectiva lestimorialy reflexiva, que eesponde a una narracién en prime ra persona, donde las entrevistas o los mondlogos revelaran al espectador Ja vertiente més subjetiva del proceso de investigacién. Un ejemplo lo aportaria T. de Broombead en The leer, ls driver and the driver's wife Sol Worth y fohn Adair, en la década de los sesenta, ensenaron a.un grupo de Indios navajos cGmo se utilizaban las cdmaras y c6mo podian filmar us propias, Imagenes sobre lo que quisieran. Los cineastas navajos aprendieron a manejar cémaras de 16 milimetros con una rapidez sorprendente y en el perfodo de dos meses produjeron trabajos cortes y slete peliculas mudas, El propésito de esta estrategia queda bastante claro en las palabras de S. Worth y J. Adair: “Una hipétess de trabajo para nuestro estudio consistia en que la pelicula concebida, llmada y montada secuenciaimente por personas pertenecientes a un. grupo étnico ‘como los navajos revelariaaspectos de codificacin y de cognicién, y también valores {que posiblemente estarian inhibidos, no observables o no anallzables dlcectamente ‘cuando Ia investigacion depende totalmente del intercamblo verbal (y especialmente ‘cuando Ia investigacién se reall en el lengue del investigadory"*” 6.3, La camara en la investigacién etnografica 6.3.1, Consideraciones técnicas, teéricas y metodolégicas La Inserci6n en ef medio con 1a ciara es una decisién de gran trascendencia en el transcurso de una Investigacion. Si la simple presencia del etndgrafo con lun cuaderno y un boligrafo, o con una grabadora de pequenas dimensiones, puede transformar las relaciones que establece con sus informantes, qué no 187 &.de Bgaed (1975), “Historia del cine etnogrSfico” in E. Aréivok: Len Tan (195). nage entra, Perspective cine ogc (pig. 33-72) Dipataién Provincial de Granada. e2ztors! UOC 1s bi puede pasar cuando se introduce un aparato més espectacalar como es la cémara y los micr6fonos direccionales, los tripodes, etc. En este sentido, la situaci6n ideal serfa la de disponer de tanto tiempo como fuera necesario para que la comunidad o entorno estudiado se pudiera acostum- ‘rar a la presencia del equipo de investigacidn, conocer él alcance del proyecto, ‘colaborar en él, dar su opini6n, etc, en definitive, conseguir una previa familia- rizacl6n del investigador con sus informantes y viceverse. Entrar con la cémara desde el principio en contextos desconocidos por el investigador puede incre- ‘mentar la distancia con los informantes, ademas de registrar gran cantidad de material sin un propésito definido, Clertamente aqui, como en relacién con el trabajo de campo en general, hay quien defiende la opcisn de lanzarse a filmar de repente sin saber queé se quiere hacer con todo ello y cemo medida para evitar ‘sesgos provenientes del conocimiento previo del medio que se pueda tener, En general, se recomienda llevar a cabo prospecciones inicieles que permitan la fa- tiliarizacion con los sujetos y el contexto que hagan itil la insercion posterior con la cémara, La clave de todo ello estd en el hecho de detenerse a considerar para qué se incluye una cémara entre los instrumentos de investigacién y qué ‘consecuencias puede conllevar su inclusién. Es por todo ello que J. Grau", por ejemplo, propone tener en cuenta los siguientes puntos a la hora de generar productos audiovisuales en el marco de proyactas de investigacin antropologica: ‘+ partir de un marco teéricu vestebrado desde la anttopologia. + Estar informados por un primer trabajo de campo prolongado de tipo prospectivo, un disefia metodolégico y técnico especifico y una nueva fase de trabajo de campo tan dilatada como sea nzcesario, + Ser explicitos respecto a los crt cos € ideol6gicos de partida, 1s metadolgicos y los supuestos tedrl- + Usar el apoyo audiovisual para enriquecer la tecria antropolégica y no para dotar de espectacularidad efectista un trabajo de investigacion. + Contemplar también condiciones de falsacin en lugar de convertisse ‘inicamente en un ejercicio de verificacién, 186 J, Grau 2000), UL toga come pices de campo Parece quedar claro, después de lo que hemos ido viendo, que una an- ‘tropologia visual que no explore los efectos de representaclén puede caer en las trampas de una objetividad que se base en la técnica y no en el método, Incluso algunos te6ricos del cine etnogréfico han llegado a argumentar que la realidad socialmente construida ~la cultura~ se puede entender a partic de una obser- vaci6n detallada sin ayuda de ninguna teorfa clentifica. J.R. Rollwagen ha criticado con dureza este planteamiento y ha senialado que hhay que superar la idea de que el foco del cine etnogratfico deben ser los aconteci- mientos “naturales” de una cultura, sin determinar qué se entiende por tal cosa, ¥ que esto requiere entender la teoria antropolégica para tratar el tema con un. rigor cientifico mas grande. Para este autor, pues, la etnogratia no es la recogida de lo que dicen los seres humanos o lo que hacen, sino la interpretacion de estas, observaciones en el seno de un marco teérico desarrollado.” Por esta misma razén, el cine o la fotografia etnogréfica no deben ser simple- ‘mente la grabacton de lo que el ser humano dice y hace, sino la Interpretacton de estos registros en el marco de la disciplina antropolégica, incluyendo la to- talidad de! proceso de filmacién, desde su concepei6n hasta la ejecucién, I edici6n y la presentacién, De esta manera, un cineasta o un fotdgrafo que observa con la cSmara ya interpreta, al decidir qué quiere mirar y hacia dénde se dirige !a camara. St el realizador no tiene un marco teérico en antropologia, lo que haré es interpretar la cultura observada desde sui propio conocimiento cultural, y serd su sentido comin el que guiaré los movimientos de la cémara. En cualquier caso, como sucede con as notas y los dlarios de campo, el et- ndgrafo recoge los datos de acuerdo con los objetivos de la investigacién ~que a ‘menudo pueden cambiar en el transcurso de la investigacién-teniendo en cuen- tau formacion y sus preocupaciones te6ricas, su personalidad, las caracteristicas de la unidad 0 unidades de observacién, la participacién social que asume 0 aleanza, ete ‘Todo ello se entiende mejor si recordamos que hay dos corrientes generales ‘en antropologia en relacién con la recogida de datos: *+ Lo emic, que implica la descripcién de un sistema cultural estudiado a partir de cémo lo entienden tos nativos. {99 Para conocer més a fondo ls Ideas de. Rollwagen, puede consulta. Rllwagen (1988). ‘The Kole of Anthropological Theory in Ethnographic isang” Antropol! Fiamakig. ‘Nueva York: Harwood Academie Publishers. 2 Eahonl VOC negate + Loetic, que implica el andlisis de un sistema cultural a partir de las herra- ‘mientas conceptuales elaboradas desde la misma diseiplin ‘Ast las cosas, un cineasta, por ejemplo, sin formacién en antropologia fil- ‘maré de acuerdo con dos sistemas emic -el de los nativos y su propio como nativo de su cultura-, mientras que un cineasta con formacién en antropologia puede diferencias entre los dos sistemas emic impilcados y aportar el sistema tic desarrollado en su clisciplina para hacer las abservaciones y la investigacién. La mirada de la c4mara estar guiada entonces por un enfoque tebrico y refle- ‘xivo, Asi pues, cualquier esfuerzo de filmar 0 tomar fotografias desde un punto de vista antropologico riguroso tend lugar tras fa realizacion de un trabajo de campo extensivo en el sistema cultural fmplicado y la eleccién del tipo de fk macién reflejaré la eleccién hecha en el trabajo de campo anterior, En consecuencia, un trabajo de campo de aproximacién emic, en el que se explicitard la naturaleza del sistema cultural tal coma Io entienden los par ticipantes, determinard que la seleccién del material pam filmar o fotografiar se ‘centre en el comportamiento {incluyendo el verbal, como las explicaciones) de Jos participantes en este sistema cultural, mientras que un trabajo de campo de aproximacién emic / etic, centrado en los temas sehalados como importantes ¥ significativos tanto para los participantes del sistema cultural como para el antropélogo segiin el marco teérico trazado por su investigaci6n, elegira su ma- terial de filmacion a partir de las distinciones senaladas como importantes y significativas por los participantes abjetos dela investigaci6n y de aquéllas otras ‘que lo son para el antropélogo. En definitiva, pues, 1a propuesta es que el cine y ls fotografia etnogréfica eben estar al servicio de la teoria antropoldgica, y no al revés. Lo que hace an- tropologico el cine o una foto no es el objeto 0 os temas tratados, sino el marco de referencia explicito en el quese procede a la filmacién. Para una antropologia visual, Jogicamente, este marco general debera destacar los aspectos fundamen- tales de la disciplina en la actualidad, como la aproximacién en términos de sistemas culturales al estudio de Jos seres umanos, el acercamiento holistico a Jos sistemas culturales, la perspectiva comparativa, el estudio de casos 0 1a cO- slente emic / etic. En resumidas cuentas, sin embargo, una realidad ~nas bien penosa- parece resultar cierta: el arrinconamiento de buena parte de la etnografia filmica -at {gual que mucha etnograffa escrita- en polvorientas astanterias de museos o instituciones académicas. Las razones, para MacDougall (citado en Grau, 2000), ‘habria que buscatlas en el predorninio del interés por la anéedota y la excepcio- Capita a etnogai come pte de arp nalidad exética. Las soluciones, tal vez, debesfan pasar, entre otras, por sepensar Ja relacion del cineasta com la forma de representacién elegida para el trabajo de campo, le cortelacion entre cineasta,espectadory sujetos de estudio, las formas de edicién de metzaje de acuerdo con el propésito de difusién, los modelos de aproximacisn al estudio de las situaciones presentadas en los productos audio- visuales, y las analogias entre filme y trabajo académico. Crawford? distingue varias eategorias de productos filmicos segin el peril de la audiencia a quien va dirigido: metraje etnagrifico sin editar, equivalente a las notas de campo-; flmes de investigacion -ediciGn del metraje en bruto para propésitos exclusivamente de investigacion-; documental enugnifico ~que tiene especial relevancia para la antropologia, pensado para ia gran pantalla y dirigido una audiencia general-; dacunental televisivo eowgrifico~ pensado para la tele- visi6n y para audiencias no especialisas-; filmes de educacién e informacién -pen- sados con propésitos educativos, ete. 6.3.2, Realidad y ficcién: un (zfalso?) debate permanente Buena parte de la historia audiovisual antropologica ha sido atravesada, en buena medida, por una problemtica que es posible recoger en estos cuatro puntos: + La veracidad de lo que se registra, * La distorsidn de la realidad a partir de la seleccién de lo que se registra y del montaje. * Los mecanismos de dominacion que emergen de los dos puntos anterio- 15, eercidos especialmente sobre los sujetos y actores de la realidad social, documentada, ‘+ Los mecanismos de dominacién desarrollados desde los medios de comu- nicacién de masas y por éstos. Asi pues, de manera resumida, se puede decir que la dualidad realidad-ficcin, deviene una especie de pareja idiosincrésica del campo de la etnogratia de la imagen. El binomio conceptual, ademés, se suele ampliar acompaftado de otras, 90 Crawford (1992), fee ce eS ae polaridades hasta llegar, por ejemplo, a las series: reaicad-verdad-documental / ficcién-no verdad-film comercial. La base hist6rica de esta propuesta habria que bustarla en el hecho de que hhasta el advenimiento de la fotografia los limites de la representaci6n parecian circunscribitse a la subjetividad del autor y se podfa legar, como mucho, a hablar de realismo o tendencias realistas en e] marco de las artes plasticas. La aparicion de la fotografia, en este contexto, representé la posibilidad de aprender 1a reall~ dad misma, de alcanzar lo que la pintura s6lo puede desear: la objetividad. La ‘camara, pues, funciona como un ojo auténomo que capia lo que ocurre ante si ‘nal cual" Tanto la imagen como el sonido son medios que infunden wna grant sensacidn de credibilidad, por lo que inconscientemente asumimos que lo que hha sido recogido con la cémara o el micréfono debe ser cierto. ‘Como han sefialado diversos autores y, de hecho, no se podia esperar menos de una aproximaci6n antropol6gica al tema, el problema de este planteamiento reside en que el concepto de realidad no es estatico y esta circunscrito a domi- nos culturales especificos. En su monografia sobre los pigmeos mbuti, Collin Turnbull” exptica que, en ‘una acasidn, invito a uno de sus informantes 2 que le acompafiara en Jeep fuera de la selva en una visita que debja hacer a una misién relativamente prospera. Dicho informante no habia abandonado nunca la selva y aceptd encantado el ofrecimiento del antropélogo. Subiendo un monticulo, ef acompanante de ‘Tumbull miré a lo lejos y le pregunté: “Que clase de insectos son estos?” ‘Turnbull, estupefacto, dirigié la mirada alternativamente hacia el pigmeo y los “insectos” que habfa visto. En realidad, eran vacas. La explicaci6n, sin embargo, era obvia, aunque tal vez no inmediata. Los mbuti viven en un entorno selvtico donde Ia visiGn real 2 media distancia es de unos diez metros. Su capacidad para {dentificar insectos mintisculos perfectamente camuflados en el tronco de un ar- bol siempre le habia sorprendido desde que llegé al Congo. ;Cémo era posible, pues, que no vieran animales tan grandes en un espacio abierto? Sencillamente porque més alld de diez metros, los mbuti son completamente miopes. Su vision se ba adaptado a sus necesidades: sobrevivir con éxito en un entorno en el que la profundidad de campo es muy reducida:* La mirada, pues, tal como nos muestra este ejemplo, se entrena y especializa. ‘Tiene que ver con la variabilidad individual -a cada uno le interesan cosas dife- rentes y orientaré, por tanto, su mirada a aspectos diferentes del mundo que ‘91 €. Twenbull 98). ‘92 §, Grau (2000) tahoe UOC 187 Capito. ts enogaa come pris de campo hos rodea-, pero en la medida en que compartimos un bagaje cultural comtin, clertos aspectos de esta mirada secén comunes. Entre la contemplacién de un hecho y su representacién audiovisual hay tun abismo, ya que la manera en que contemplan La realidad exterior siempre es ‘mediada: el punto al que dirigimos la mirada, el momento en que lo hacemos, cl lugar. Por otro lado, la mirada siempre es intencional y, por tanto, su analiss, siempre es contextualizable, ya que no miramos desde la vacuidad cultural”. La cémara, pues, no filma desde la neutralidad, sino que selecciona, En definitiva, ‘nuestra mirada no es inocente, ni con la cémara ni con el cuaderno de campo, sino que miramos desde una perspectiva particular que nos proporcions la cul tura a la que pertenecemos. ‘Como ha senialado con acterto Paul Byers™, las cémaras no hacen fotogratias, pero Ia gente si, Las filmaciones, como las notas de campo, son selectivas, ya que, por un lado, recogen informacion que nos es insuficiente ~como las fo- tografias que sin el comentario al pie no nos dicen nads— y, por otro, tienen las ‘mismas limitaciones de espacio y de tiempo que el propio etndgrafo, casi siem- pre solitario en lugares donde la accién se multiplica aqul y alld La imagen grabada, en este sentido, es el punto de convergencia entre la objetividad del hecho y la subjetividad de su percepcién. La subjetividad, sin ‘embargo, no falsea la realidad, simplemente la sitéa en un posicionamiento determinado, y el hecho de que la mediacién técnica no sea garantia de objetivi- dad no Is invallca como instrumento de obtencién de datos empiticas y de re- exién sobre la realidad sociocultural. La introducci6n de la fotografia, del cine © del video en la investigacién se inserta plenamente en las interpretaciones Gticas del investigador, ya que la imagen, como documento, no debe aislarse de su contexto sociocultural. Para entender una produccién, sea cual sea, debemos ponerla en relaci6n con el contexto cultural, econémico y politico ~y sles nece- sarlo teérico- en el que se ha generado. EI valor de la imagen no reside, pues, en el hecho de gue sea una repro ducci6n fiel de la realidad, un registro objetivo. El valor etnogrifico no es una propiedad del objeto, sino el producto de una relacién entre el investigador, 1o ue se ina investigado y sus mediaciones técnicas."* 93 5. Grau 2000), 94 itado por. Grav (2000, 9 . Avo, 200, pig. 87. Saker UOC 1 ogra En clerto modo, creemos que el posicionamiento del etnégrafo ante los ‘medios audiovisuales no presenta una problematica muy diferente de la que xgeneeran las otras técnicas de recogida de datos y fuentes documentales que hemos ido presentando a lo largo de este capitulo. En todo caso, la especific!- dad de este medio consiste en que es a la vez técnica de obtencién de datos, fuente documenial y soporte de presentacién de resultados de la investigaci6n. Las reservas, limites y potencialidades de estos medios estén en linea, pues, con aquellos que corresponden a la observacién plasmada en el diario de campo, fn Ja grabacién de una entrevista, en el texto documental o resultado de la transcripcién de una entrevista, o en la confeccién de una monogratia. Por esta zaz6n, 1a idea, por ejemplo, de limitar el uso de la imagen por su posible carga de subjetividad es tan poco defendible como lo seria promover la limitacién del uso de la escritura en la descripcién etnogréfica por sus posibles sesgos retdricos. Quizé no es del todo descabellado, en definitiva, recordar laevidencia de que la ‘etnografia no trata con objetos principalmente sino con sujetos. ators YOS 189 _Capttuto nog conn pee campo SERINE 18) cat. nop corn pit eco Conclusiones En este capitulo hemos presentado tas principales téenicas ce campo que se uwillzan en el trabajo etnogrético: la observacion participante, las entievisss, el anillsis de redes sociales, las cartas de parentesco y las genealogias, las fuentes cocumentales y los archivos, y la fotogratia, el dibujo y las grabaciones audio. visuales, En cuanto a la observacién patticipante, hemos sefalado que se trata de {2 técnica de campo por excelencia, que articula todo el conjunto de informa. ciones que se obtienen por medio de otras técnicas mas formalizadas y les da sentido, Observar y participar constituyen las practicas que permiten a la et. ografia suimergirse en la vida cotidiana de las personas, para comprender ef sentido profundo de sus acciones, de sus motivos, de su légica, Flemos dado una gran importancla a una concepcién compleja, densa, dela etnografia, que se fundamenta en un ejercicio de contrastacion de fuentes, en 42 Disqueda de la pluralidad de voces que ris permita caracterizat las sensibili. dades diferentes de los actores sociales, que pueden interpretar un mismo hecho social de maneras muy contrastadas, Observar y Pparticipar, en este sentido, quiere decir buscar los diferentes srupos sociales: hombres y mujeres, nifios, j6venes, gente adulta y ancianos, ‘obreros o campesitivs y propietarios. Observar, en definitiva, nos permite tomar Contacto con realidades concretas y particulates que nos pueden dar acceso a comprender e interpretar adecuadamente la l6gica general en la que se basa un sistema social, ba técnica de las entrevistas constituye un soporte bésico para sistematizar ¥ formallzar el conocimiento obtenido a parti de la observacién partcipante, Por un lado, es muy importante la seleccién del tipo de entrevista que requiere cada situacion y cada tipo de informante. Hemos distinguido cuatro tipos bis. (Cos de entrevista: [a informal, la no estructuradsa, la focalizada y las entrevistas srupales, Dehecho, la entrevista informal cae mas dentro del émbito de la observacién articipante que en la misma técnica de las entrevistas, ya que por su naturaleza 6s fruto de la interaccién entre el investigador y las personas de la comunidad con la que convive. Sea como qulera, to que marca la diferencia entre la forma como se llevan @ cabo las entrevistas etnogeéficas, por contraste con las técnicas ezaiont vor a_i de otros cientificos sociales, es su cardcter de entrevistas con detalle, ya que son frito de encuentros reiterados entre el investigador y los informantes en el transcurso de las largas estancias de campo en las que se apoya la etnografl El analisis de redes sociales es quizas la técnica més formal que hace servir el etnégrafo y, en general, se puede afirmar que se ha utilizado en los estudios lurbanos y en ese tipo de realidad social caracterizada por la discontinuidad de fas relaciones sociales la ausencla de relactones cara a zara y de control social. Ti estudio de las cadenas migratorias es un caso tipico de aplicacién de esta t€c- nica sociométrica. Como hemos podido ver, slempre utlizamos tas redes sociales a partir de un individuo o ego, nuestro informante, alrededor de. cual se forma un con- junto de relaciones (que, en algurios casos, puede ser un conjunto de accién © cuasigrupo), cada una de las cuales constituye un n6dvlo, igado al ego por unt vinculo, a partir de un atributo, es decir, aquel elemento institucional o social compartido: amistad, vecindad, trabajo, etc. De acuerdo con los objetivos analiticos nos interesaré representar s6lo las relaciones del ego con sus nédulos (estrella) o, también, los vinculos entre los ldistintos nédulos ligados al ego (zonas). También podemos representar s6l0 las relaciones directas del ego (esteellas o zonas de primer orden), o bien las rela- Cones de segundo, tercero, cuarto 0, incluso, de quinto orden, como en el caso de las elecciones municipales de Dewas en India. Lo més importante, con todo, no es la técnica por si misma, sino todo el ‘universo analitico que se desvela a parti de este instrumento: el campo de las relaciones sociales no institucionallzadas y, por tanto, no sometidas a reglas o constrenimientos normativos. El Yamado método geneal6gico es tan antiguo como la etnografia profe- sional. El analisis de las relaciones entre parientes y, espectalmente, de las termi- nologias de parentesco fue un tema de interés preferente desde la €poce de Lewls ‘Morgan y William Halse Rivers. La manera como se establece la frontera entre parientes y no parientes, como se establece la jerarquia entre una proximidad mayor 0 menor, el uso social que Jos grupos humanos hacen del parentesco para regular el matrimonio (exogémni- ccos 0 endogimicos), el acceso a la herencia o los cargos politicos, constituyent temas centrales para las teorias antropoldgicas y pars la interpretacién de los ‘etndgratos. Hemos intentado, en la medida que ha sido posible, fundamentar y ejempli- ficar el concepto de familia y, de una manera més general el concepto de grupo lcd OC 191__ Capt La ena come residencial, destacando la dimensién dlndmica det ciclo familiar, entendido como un proceso reproductivo, las cartas de parentesco sirven para comprobar que el ego representa (de ‘manera subjetiva) todo aquel conjunto de relaciones de parentesco que son ex- ternas a la unidad residencial. De hecho, una carta de parentesco es una forma | specifica de red social, en la medida en que representa una parte del universo de relaciones sociales que mantiene el individuo. Las genealogias, en relacién con las cartas le parentesco, tienen una pro- fundidad generacional mas grande y una extensién colateral mas pequeita. En los sistemas cognaticios de parentesco, como el nuestro, en que clasficamos como parientes las ramas paterna y materna, se produce una progresion geo- | métrica en cada generacién como ser ascendiente -dos padres, cuatro abuelos, ocho bisabuelos, decisis tatarabuelos, treinta y dos “r-tatarabuelos’, etc. 10 que impide poder reconstruir genealogias en las que se representen todos los antecesores pasibles De hecho, lo més usual es que se hagan genealogias a partir de una sola rama, por ejemplo a patie del apelido oa partir de los diferentes apeldos que aparecen como propletarios de una casa en el sistema de familia troncal Bl andlisis docummentaltlene cada vez una importancia mayor en el trabalo etnogtéfico, especialmente desde que la antropologiaabandon6 su orientacién | exclusiva acta el estudio de las sociedades dgrafas. La importancia del andlss textual y d los estudos de ovientacin histrica guia al etnégrafo hacia Ie lo- | calizactan yet estudio de archivos y documentos, | vw ha quedado patente que hay muchas tipologias posibles para clasifcar tos documentos. Hemos introduc también el concepto de observacién docu rental, entendido como aque! tipo de observacién que tlene como abjtivo las | realizacioneshumanas, os productos dela vida social en la medida en que reve- lan ideas, opiniones y formas de actuary de vivir y hemos seMalado,ssimismo, ta velaciGn existente entre archivos, memoria y patrimonto. sta perspective, complementaria de la observacin participante, consti tulra la segunda fase de una investigaci6n, sega el esquema utlizado por L.A. oubin (1981), Finalmente, hemos hecho una presentacién breve del valor analitico de la fotografia, del dibujo y dels grabaciones audiovisuales. Hay que dec, sin em- bargo, que el uso mis frecuente de a sconogratiaen Ia etnografia clsica ha sido el de elemento ilustrador, como complemento dela escritura enogréfca, mis que como un elemento de andisis comparable aos datos del dlario de campo 0 pho VOC 2 Emnogatt a la transcripcién de las entrevistas. Sin embargo, la imagen esta asociada a dos ‘grandes funciones en el marco de la antropologia: una ilustradora o testimo- nial y otra de cardcter metodolégico, en cuyo caso se distingue la imagen como objeto de estudio, su andlisis, y como metodologia de trabajo para Ta toma de datos. E] dmbito del cine ha sido el que de una manera més evidente ha puesto en primer plano la posibilidad de hacer un uso analitico del registro filmico, el cual, segiin Jean Rouch, equivaldria al registro escrito habitual. I proceso de montaje de un filme etnogréfico eqtivaldria al proceso de es- critura etnogréfica, y la pelicula montada no serfs otracosa que una monografia, ‘etnografica expresada en imagenes y sonido. La antropologia visual, entendida como la tradicién que impulsa el uso de los registras filmicos como una her- ramienta etnogréfica més y, la vez, que propone la conveniencia de desarrollar obras etnogréficas en formato audiovisual, es un ambito de trabajo cada vez ‘mas desarrollado, que reivindica una vision del cine etnografico al servicio de la ‘teoria antropol6y thon woe 2 ‘Capita LL ogra coma destin Capitulo IIL La etnografia como descripcién de las sociedades humanas Modalidades de escritura etnogréifica Joan J. Pujadas y Jordi Roca i Girona En el capitulo It hemos visto dénde recage los datos el etndgrafo y como los recoge. El proceso de obtencién de datos es muy importante porque sin datos s6lo nos queda el recurso de expresar nuestras convicciones apriovstcas, ms 0 ‘menos originales pero vacias de contenido y de valor cientiico. Pero las infor- rmaciones, por sf solas, nos ayudan poco a profundizar nuestto conocimiento sobre las realidades que expresan. Tenemos que ordenar estos datos, hacerlos hablar ent ellos, relacionarlos, intentar interpretatlos y, finalmente, presen- tarlos. En [a explotacion de los datos etnogrificos no hay ninguna formula magis- | tral ni ningin procedimiento estandarizado e infalible. Quien To desee siempre | puede Luntar entre fos procedimlentos establecidos en la metodologia cuantita- | tiva la seguridad de un camino disenado previamente, inequtvocamente trazado ¥ seguramente también bastante menos apasionante. Sin embargo, hay que set audaz en la bisqueda: las fronteras entre métodos cualltativos y cuantitaivos ‘no son fijas y Ia labor de cualquier investigador es desarrollar la metodologia adecuada a sus problemas teéricos. Pero para decidir sobre cul es la técnica que smis se adapta alas necesidades de la investigacion es necesario conocer el tr3- bajo realizado por otros investigadores y las distintas formas que puede adoptar | esata emopat | La escritura etnogréfica no es un camino de rosas. Son muchos los que, | después de un trabajo de campo més 0 menos intenso y emocionante, con desis vatables de penalidades y sactlicios, se han atascado precisamente en este pur to. Acumular montafas de informaciSn, por muy amplia y vaiosa que pueda ser, puede acabar convirtiéndose en una forma como cualquier otra de perder el tiempo si luego no se es capaz de traducir en un informe, en una descripeién 0 | | OT SS 94 mogeato ‘un analisis que represente verdaderamente una aportacién sustantiva a nuestro conocimiento sobre la realidad estudiada. Por ello es fundamental conocer y familiarizarse minimamente con algu- nas de las diferentes y principales modalidades de escritura etnogréfica. En este capitulo veremos unas cuantas, Se trata de varios intentos, no siempre, o quizis ‘nunca, exitosos del todo debido a la misma dificultad dela empresa, Es segura ‘mente por ello por lo que, en las cortespondientes presentaciones, ademés de revelar la naturaleza de cada estilo de escritura, no huimos de la critica. Por otra patte, come itemos comprobando, el dificil arte, si se nos permite la expresiOn, de la descripeién etnogréfica, o mejor dicho, la forma o modalidad {que toma la escritura etnografica, puede ser el resultado de las caracteristicas de la realidad abordada en cada caso por el etndgrafo (la idiosincrasia de lo que se hha encontrado en el trabajo de campo le indica, por decitlo asi, Ja mejor manera de presentarlo}, como la consecuencia légica y coherente de la manera como el cetndgrafo se representa la realidad. eto boc 195, apo La singin como desespcin. 1. Los estudios de caso en profundidad Joan J. Pujadas £1 objetivo principal de todas las ciencias soclales, cada una desde su parcela acotada como observatorlo de la realidad humana, es establecer generalizaciones, imponer ractonalidad, orden y pautas sistematicas en e] mundo de la experiencia sensible, a la realidad con que se enfrenta el individuo que, como actor social inmerso en el continu de Ta realidad, la vive como algo ambiguo, imprevisible ¥, a veces, cadtico. Las clencias sociales a menudo han derivado, siguiendo en bbuena parte el modelo de las ciencias naturales, hacia un objetivismo que las, conduce a la formulacién de proposiciones generales sobre la persona y Ia socie- dad que no tienen en cuenta la experiencia concreta y subjetiva de las personas de su propio entomo social. Pero es innegable que los sistemas socioculturales estan constituides, entre otros factores, por las experlencias conscientes ¢ In= conscientes de sus actores sociales, que pueden explicarse mediante los procesos cognitivos y la relacién interactiva reciproca, Las cieneias sociales han pretendido a menudo esta aproximacién objetivista a a realidad, creando modelos abstractos de representaci6n social que dan la espalda a la perspectiva emic, es decis, al punto de vista que los actores sociales tlenen de su entorno mas inmediato. Este punto de vista ¢s fruto tanto de la experiencia vital, como de los valores transmitidos eulturalmente La etnografia tiene como meta basics la recogida de estos testimonios subje- tivos, personales, a menudo irreductibles a las abstracciones y a las generaliza- ciones del analista. Es indudable que la perspectiva analitica del investigadior no ela perspectiva de los sujetos de la accién social, pero es indispensable incorpo- rar a la perspectiva etic de la teoria social estas subjetividades, estos “stomas de realidad” que son el punto de partida para confeccionar unos modelos interpre tativos de la sociedad con la base empicica que nos proporcionan la experiencia, y los puntos de vista de la gente, La aproximacién humanista ala realidad social pone de relieve el testimonio de las personas, como via para acercarnos a las experiencias vitales ya las situa taonl VOC ee 1a viviends tipica es una habitacién de ladrllo con techo de cartén 0 de lamina, de aspecto provisional y los materiales se pueden trensportar y reutilizer. Se compara ‘esfavorablemente con la vivienda campesina, en especial por a falta de espacto |) ‘La barsiada de Cerrada del Céndor no existe en los mapas oficiales de Io cludad. Sin ‘embargo, su orlgen s€ remonta a 1930-1940 y su poblacion no es de invasores 0 pa~ Tacaidisas, Muy pocos pobladores son duefos de su vivienda, la mayoxia rentan el terreno o ‘piso’ donde levantan una casa, propia © alqullade. Dos de los pobladores, hherederos del dueio oxiginal, son los propietarios de la mayor parte del terreno de Is barrlads, No obstante, la construccién se encuentra al margen de ls ordenanzas mu- ‘njcpales y, por tanto, la barriada vive bafo la misma amenaza de desslojo o taslado ‘Como si se tatara de uma tenencia ileal, También hay un peligro reat de desalojo por In presign del aumnento del precio de los terrenos cizcundantes, que podria tentar 2 los fraccionndores" A diferencia de otros asentamientos urbanos, aqui nos encontramos con una poblacién que vive “al margen del estado y del municipio". Todo el espacio de las relaciones sociales ¢ institucionales esta cubierto por la familia, Jas relaciones de parentesco y las relaciones informales entre vecinos y amigos. Se trata de un ‘grupo social al margen de la sociedad: es a paradoja de la autonomia virtual de Ja marginacién, que nace de la inhibicién y de ta desasistencia por parte de las instituciones. Como decfamos antes, 1a dindmica de la sociedad y los procesos de cambio provienen del desajuste entre los dispositives institucionales y las aspizaciones mayoritarias de los individuos.”” En este caso el desajuste 0 no existe 0, por el contrario, es total: administra- tivamente la barriada no existe, par eso el Estado declina toda responsabilidad sobre esta comunidad de personas, si bien es cierto que tolera su existencia, Ent Ciudad de México, como bien sabemos, estos casos son numerasos y son fruto de un ritmo de crecimlento urbano desorbitado y, hasta cierto punto, incontro- lado. La marginacién y la penuria en las condiciones de vida pone en primer plano la necesidad que unos individuos tienen de los ottos. El analisis de redes sociales es una de las herramientas privilegiadas del etndgrafo para describir este tipo de situaciones, 10 Larisa A Lomnit, 1963: 37-41, 1 Se puede amplior Informacin en libro de LA. Lome (2883), Como sobrevven los marg ‘ado, México DF: Siglo XXI stout vor 20s Caplio. a enognte cone dacs. 1.2.4. Parentesco y redes sociales aplicadas al estudio de comunidades: Cerrada del Condor 1) Antropologia urbana y estudio de comunidades: una aproximacién a | procesos dle marginacién social Para la poblacién de Cerrada del Céndor la sociedad urbana, en su conjunto, constituye una realidad hostil, poco o nada bueno pueden esperar, tanto de las instituciones piblicas, como de los propietarios que alqullan la pequefta parcela, para construir sus humildes barracas. De este modo, sus relaciones de parentes- co, de amistad y de vecindad se convierten en su tinico capital social. Lomnitz ‘Nos muestra la multifuncionalidad de las relaciones de parentesco, el despliegue ue los diferentes agentes familiares desarrollan para cubrir mutuamente las necesidades de todos los miembros del grupo. Pero hay que contextualizar la Importancia que las relaciones de parentesco tienen en México, al igual que en otros paises de América Latina, como modelo que regula, no sdlo las relaciones ‘entre los parientes propiamente dichos, sino también las relaciones sociates muy estrechas con personas que no estin ligadas por parentesco: las relaciones de padrinazgo (compadrazgo) de las cuales ya hemos hablado, En el caso de Cerrada del Céndor encontramos ejemplos de unidades domés- teas formadas por familias nucleares, es decis, una pareja con sus hijos solteros. También encontramos, sein arma Loninita diferentes formas defamas ex. tensas, formadas por parlentes consanguineos de hasta cuatro generacionesdife- | rentes mis sus cOnyuges y descendientes. De hecho, el patrin resldencal de las | familias en México coresponde a unidades doméstiasformads por una aria | nucteat Debeentenderse, pues, que a consituclon de unidades dmestias mis | ampiias, como la de fa famitia Gonastes formada por 25 personas de cuatro generaciomes y compuesta por 6 familias aclere), es una respuesta adapativa 8 unas cicunstancas adversas,en ia que los padres buscan la ayuda mutua, més que un ideal en Ja forma de onganiza la vida de los hogares, Fendmenos del mismo tipo han sido estudiados en Catalufa entre fais inmigrantes de otras partes de Espana durante los aos 80 incios de os 60", No es muy caro que se pueda hablar en este caso, como hace omit, de familias extensas, ya que «estas agrupaciones no responden a un pat institucional de familia, ino que 12 Se puede consulta el articulo: D. Comas Anger; JJ. Pujadas (1990). “Faris migrantes: ‘eproduccié de a ientided y del setimiento de pertenenca*, Papers (i 36, pig. 33-58). ee

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