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PW yikes CO VMH IaH Textos de Lévi-Strauss, Radcliffe - Brown, Goodenough, Kaplan, ENCE Tm A CAB ETTL)IS «Ae ACN Gluckman, Conklin, Leach, a EMU Ve ANT Beattie, Tyler, [pola,y Nutini Compilados y POUT os José Ry Llobera sL METODO COMPARATIVO EN ANTROPOLOGIA La antropotogia social y 1a cultural se ocupan de tres tipos princk ‘pales de problemas: 1) la deseripciin de los hechos etnograficos, 2})la reconstruccién inductiva de la historia cultural de largo alcance "¥3) el desarrollo de proposiciones generales sobre el comportamiento Jfumano culturalmente regulado, La comparacién intercultural es un flemento esencial en cualquir caso tanto del segundo como del tercer pproblema. Puesto que la construccién de la antropologia tedrica co- Faienza con las inferencias inductivas hechas a partir de los hechos et- fograticos débilmente interrelacionados, la argumentacién siempre puede ilustrarse con comparaciones interculturales. Hay quien cree “Ge, bien manipulada, esta combinacién de induecién mas ejempli- ficacion puede conducir al descubrimiento de verdaderas sleyes 50- lolégicas, andlogas a la «ley» de la gravedad o al eprincipio» de la conservacién de la energia. Alegan que estas regularidades pueden de- mostrarse bien como verdades universales 0 bien como probabilidades esfadisticas, En este articulo se examinarén algunas de las variedades iormales de esta doctrina. La exrticact6n crenrfeica La analogia de tas ciencias naturales En las ciencias naturales se da por supuesto que el comport miento de todos lo materiales sometidos a observacion esta determi- nado por leyes de la naturaleza. Todo experimento es repetible y las ineohereneias que resultan significan fallos tecnicos o bien fallos de comprensidn. La incoherencia nunca puede hallarse en el comporta- miento del objeto de estudio, puesto que los materiales del experi- mento no tienen voluntad propia, sav Ve » RO RAAes - ‘Con este supuesto bésico subyaciendo a todas las formulaciones teoricas, las descripciones exactas y Tos experimentos rigidamente con- {olados siempre conducen a la comprensién del mecanismo del pro- eso natural. Esta comprension debe capacitar al cientifico para pre- Secir con confianza Ia probabilidad estadistica de los acontecimien- tos futuros. Una parte esencial del procedimiento cientifico consiste fn el desarrollo de conceptos exactamente definidos (como Tos de “Gepecies, elementos, moléculas, atomos, particulas clementales, masa, tenergia, presion, dimensin espacial, temperatura) que en. conjunto proporcionan un acuerdo internacional sobre la trama de referencias En cuyos términos pueden describirse los fenémenos concretos obser- {ados por distintos investigadores, El progreso cientifico s6lo es po- Hible gracias a que todos los especialistas de una disciplina dada uti- Tizan unidades de descripeién que son comtinmente-aceptadas y tienen tina signifieselOn exactamente dcfinide, La filosofia que subyace toda esta ciencia es atomistica y el «modelo de la realidad» consiste fen un sistema de relaciones entre unidades que, para los propésitos arbitrarios de Ia discusion, se suponen aisladas ¢ impermeables. Estas coracteristicas de las ciencins naturales han sido conscien- temente imitadas por los principales tedricos de las ciencias sociales, pero éstos se han negado a admitir que los dos campos son andlogos Inds bien que homélogos. Por desgracia, hay varias caracteristicas in- hherentes a los datos de las ciencias sociales que plantean serias dudas sobre hasta qué punto la metodologia de las ciencias naturales est verdaderamente justificada, No puede presumirse que el objeto de estudio humano tenga una actitud neutral. A determinados niveles de organizacién, el material fumano tiene voluntad propia y, en consecuencia, toda prediccién basada en el andlisis de In experiencia pasada debe someterse a res- triceln. El problema de si los fendmenos sociales consisten en acon- tecimientos determinados por las voluntades individuales o bien en pprocesos no afectados por las intenciones individuales es el punto Basico que distingue el método de la historia det método de la socio- Iogia. El socisiogo busca los hechos sociales que corresponden a los fenémenos naturales, en el sentido de que son predecibles y se resis ten a la manipulacién por las voluntades humanas individuales. Dur- heim creia que existen tres clases principales de hechos sociales, fa saber: 1) la lengua y otros cédigos de comunicacion mediante los fuales los miembros de tina sociedad se comunican unos con otr0si 3) los hechos estadisticos de tipo demogrifico y econémico, que constituyen medidas de la situacién de la sociedad mas bien que de la voluntad de los individuos (por ejemplo, el indice de suicidios o el Indice de desempleo, que se han utilizado respectivamente como me- didas de la salud psicologica y la salud econémica del conjunto de la Sociedad); 3) las scostumbres» y «normas juridicas», En esta sltima categoria es donde existen las mayores dificultades. ¢Hasta qué punto se trata realmente de fenémenos que son externos al individuo? ¢Qué és una costumbre? gEs una descripcién de cémo se comporta Ta gente o de cOmo se supone que se comporta? Considérense los si 168 guientes ejemplos. Podemos aprender en las piginas de una obra standard de etmoarafia que entre los kurdos es habitual que un hom- “bre se case con la hija del hermano de su padre. También podemos aprender que en una concreta comunidad kurda, en 1951, el 45 por iento de todos los matrimonios se ajustaban a esta pauta habitual (Barth, 1954). Por otra parte, mientras que la descripciGn ctnografica standard sobre las islas Trobriand dice que es habitual que un hom- bre se case con la hija de Ia hermana de su padre, una encuesta de- mogrifica muy detallada a cabo en 1951 sélo recoge un matrimonio entre varios cientos (Powell, 1957). ¢Qué tenemos que hacer con ta Hes discrepancias? Si hay que comparar interculturalmente las cos- “tumbres, gqué es lo que se debe comparar? En las ciencias natura- Jes no se plantea este tipo de dificultad. La secuencia del procedimien- to de investigacién esté absolutamente estandarizada: en todos los “experimentos. las observaciones individuales se interpretan como ejemplificaciones de una regularidad de Ta naturaleza, de un aconte- Cimiento normal. A partir de una serie de tales normaliciades proba- das, el observador deduce un principio de regularidad o «ley». Pero fen antropologia, las costumbres y normas juridicas son normativas, no normales; aunque su naturaleza pueda ser muchas veces descu- Dierta directamente mediante preguntas y respuestas, en absoluto puede ser descubierta mediante la medida de los detalles del compor- tamiento real. Los materiales brutos de la etnografia pueden ensam- Dlarse como un conjunto de acontecimientos individualmente obser- Vados 0 bien como un conjunto de acontecimientos normales (oct “trencias reales medias), o bien como un conjunto de pautas norma tivas ideals (costumbres verbalizada). Pero la sitima clase no es tina derivacion de las otras dos. No es en absoluto evidente por qué Tas costumbres —es decir, las pantas normativas fdeales de eompor- tamiento— deben tener caracteristicas comparables a las regularida- “des que encontramos en las leyes naturales. Las regularidades de las Teyes naturales son restimenes de acontecimientos que realmente se Producen; las costumbres son meras configuraciones mentales. La mayor parte de los cientificos sociales, pero especialmente los antropstogos, entienden que se ocupan de personas que viven en con- diciones sociales «ordinarias> més bien que eartificiales». Los antro- POlogos sociales estén excluidos de los experimentos de laboratotio. No obstante, algunas veces se ha sugerido que si el antrop6logo com- Para los fenémenos «ordinarios» de dos 0 més contextos culturales istintos, el procedimiento serfa equivalente a hacer repetidas obser- vaciones en un experimento controlado de laboratorio (véase, por ejemplo, Ackerknecht, 1954, p. 125). Se sostiene esto para justificar Ta comparacién estadistica de datos procedentes de situaciones cul- turales completamente distintas. Por ejemplo, en muchas sociedades Se encuentra una regla de filiacién matrifineal asociada con una ter- minologia de parentesco en que la hermana del padre y la hija de la hermana del padre se sittian en una categoria tinica, Algunos autores _tratan esta asociacién como una especie de ley natural, de tal forma ‘que si se verificara la correlacin en todos los sistemas matrilineales 169 ES conocidos, la probabilidad de que se presentara en cualquier caso nuevo podria concretarse. De este modo, cuando en una muestra de Cincuenta sociedades con «filiacién exclusivamente matrilineal y exo- gamia», s6lo el 42 por ciento se ajusta a la pauta esperada, no obstan- te, Murdock alega que esta correlacion «tiende a ocurrirs y que, por tanto, el teorema esta «validado de forma concluyenter (Murdock, 1949, ‘pp. 166-167). Este tipo de estadisticas parece carecer de todo sentido. No nos dice si la correlacién se mantendré o no en cualquier, caso futuro. Ademés, el parecido entre tal descubrimiento y un verda- dero descubrimiento cientifico es absolutamente engafioso. El vineulo entre la filiacién matrilineal y el uso det término de parentesco es luna euestién de lWgica. La correlacién puede deducirse directamente ide las operaciones necesarias para crear una definicién satisfacto- ria de Ia expresion «grupo de filiacién matrilinesl». Lo sorprendente nno es Ia asociacién empirica de los hechos, sino su ausencia, La cir- cunstancia de que Ia estadistiea de Murdock no funcione al cien por tien nos proporciona una informacién «til, pero cientificamente des- oncertante, de que los datos culturales no siempre son coherentes, y esto invalida toda Ia metodologia, Similares criticas destructivas eden plantearse contra todos Tos intentos de mostrar que las co- relaciones de las costumbres conforman probabilidades estadisticas interculturales (Kébben, 1952). Tos hechos culturales no pueden discriminarse facilmente en uni- dades tiltimas a las que pueda darse una descripcién taxondmica exacta, Hace una generacion era bastante normal que los antropélo- gos escribieran como si «una cultura» fuese un ensamblaje simple de particulas 0 rasgos clementales, cuya naturaleza podia concretarse Con exactitud{ La realidad social, pues, podia ser descrita como un sistema de retaciones entre caracteristicas individualidades que se repetian en distintos contextos culturales, exactamente igual que los ‘Atomos individuales de los elementos concretos se repiten en distin- tos contextos qyimicos. Esta orientacién era insostenible para los datos culturales.)Las unidades de las descripciones antropolégicas ordinarias —expfesiones como «filiacién patrilineal», «residencia uxo- Tilocal», «matrimonio entre primos cruzados matrilaterales», «culto a os antepasados», «precio de la novia», «cultivo itinerantes, etc—, que todavia se utilizan como rasgos diferenciadores incluso en las formas mas sofisticadas de anlisis intercultural, no son de ninguna forma comparables a los elementos de diagnéstico exactamente defi- nidos que constituyen las unidades de discurso de Jas ciencias natu: rales, Fste es cl niicleo del asunto. Aquellos que alegan formular generalizaciones «cientificas» fundadas en la comparacién intercult- al estan afirmando que pueden reconocer, mediante inspeccién, que Ja caracterfstica x que se encuentra en la cultura A pertenece o debe pertenecer a la misma subclase de hechos sociales que la caracteriza- tica y que se encuentra en la cultura B. Lo siguiente es un caso sobre ‘el tema. Los habitantes de la pequeia isla polinesia de Tikopia reco- hocen que su sistema social se compone de grupos sociales Ilamados 170 Posi Noe anes tal Sika SoicenighinOS deohinados 0K fos Kachin del norte de Birmania reconocea grupos lamadoe i os chinos reconocen grupos Ilamados tsung-tsu; y asi sucesivamente. Brae fecpa tea cartnrse a tora Goctrevpcrdoed, todas coe at fidades tienen que claificarse como grupos de fiacion:pariincal fon ejemplos de sla misma cosan, Tales proposiciones evidentements dejan mucho lugar al escepticismo, Afirman incluso de tn Solo parti ular, que los tkopia y los chinos tienen la smisma clase de catrue ture socials debe invilar 8 tomar precauciones. zQus significa real tent tal proposicidn? Es algo bastante parecido &sefalat la indada: bie semejanza entre la estore del rel} y as estrellas del zodiaco. Bs evidentey sin embargo totalmente irelevant, No obstant, tales com: Daraciones son ortodoxas en eatropologi. La analogia de tos sistemas de comunicacion Malinowski pretendié evadir las dificultades planteadas por las comparaciones de rasgos simples mediante la lisonjera afirmacién de que cada acontecimiento social tinicamente esta definido por el total de su contexto social (Malinowski, 1944; véase también Goldsch midt, 1966). Si esto fuera cierto, toda comparacién intercultural seria futil. La tesis lanzada por Malinowski ha dado poco fruto. Un pro- Dlema es la insistencia del antropdlogo en que sus generalizaciones son cientificas. Pero si encuadramos nuestros objetivos con mas mo- destia, si simplemente tratamos de entender cémo se comportan los, seres humanos, la perspectiva no necesita ser deprimente, En la practica, a pesar de las dificultades tedricas, todos Ios antropélogos, incluido Malinowski, han recurrido a las comparaciones intereultura. les para generar ideas. Tales comparaciones pueden no probar nada, pero aportan lucidez. Puede que necesitemos alejarnos de las ciencias, naturales y poner el acento en el hecho de que todas las costumbres y reglas de comportamiento son invenciones humanas. Cierto que or- Ginariamente no observamos un individuo inventando una costumbre, pero las costumbres pueden ser descritas por los individuos, yen esta forma representan configuraciones mentales de las que son capaces todos los entendimientos humanos. No todos los seres humanos pien- ‘san igual, pero no necesitan pensar todos de forma distinta. Las pau- tas del comportamiento social pueden repetirse y se repiten en con- textos ampliamente diferenciados. Siendo esto asf, nuestro problema puede invertirse. El tema no seria! ¢Cémo podemos descubrir las Ie- Yes sociales que determinan el comportamiento cultural? Pues, de hecho, no tenemos razones vilidas para suponer que existan tales eyes sociales. En lugar de esto, podemos empezar con el hecho ob- servable de que en los distintos niveles de abstraccién se repiten simi- ares configuraciones de fenémenos culturales en distintos contextos. Qué significacién debe darse a tal repeticién? Esta Iinea de argumentacién nos devuelve a una posicién préxima a la adoptada por los evolucionistas sociales de finales del siglo xIX. 171 ie En aquel momento se suponfa que los rayos culturales de distintos contextos primitives cran comparables porque cran producto de en- tendimientos humanos en la misma etapa de desarrollo». Hoy. cl estructuralismo comparativo de Lévi-Strauss implica una actitid bas tante similar. Las culturas no deben considerarse como ensamblajes de hechos sociales que existen de forma sui geveris, sino mas bien como sistemas de comunicacién. Podemos comparar las culturas exe: tamente igual que comparamos las lenguas habladas, pero, si lo ha- ‘cemos asi, las similitudes que emergen son producto del hecho de que todos los cerebros humanos operan de la misma manera. No estamos descubriendo verdades de la naturaleza independientes de los actores humanos, sino mas bien las posibilidades de la accién humana como tal. Tal orientacién conduce a un viraje en Ia concepcién sobre los propésitos con que puede dirigirse la comparacién intercultural. Eu lugar de demostrar que una correlacién concreta de los rasgos cultu- rales p, q, r, ... se repite en los distintos contextos culturales A, B, C, «1, que es el objetivo iltimo de todos los procedimientos que supo- nen Ia confeccién de indices, tales como los Human Relations Area Files, nos conduce a otras consideraciones. En primer lugar, ¢cudl es Ja légica estructuralfuncional que pone los rasgos p, 4, r, ... en) asociacién con el contexto A? En segundo lugar, qué variaciones de esta concatenacién p, g, 7, ... son conceptualmente posibles? En tercer lugar, gcuél de estas variaciones ocurre realmente y en qué circunstancias? El resultado de tal procedimiento es una compara- cién de contrastes més bien que unas comparaciones de similitudes, y €l objetivo del ejercicio es descubrir qué es humanamente factible més bien que demostrar qué es estadisticamente probable. La com- paracin intercultural se convierte ahora en un medio de comprender Ia humanidad de los seres humanos. No se trata de demostrar que la cultura es como la naturaleza, sino de mostrar cémo la cultura difie- re de la naturaleza. ANALISIS INTERCULTURAL. A continuacién se presentan algunos de los tipos més caracteris- ticos de comparacién cultural que han sido adoptados por los antro- pélogos. Los evolucionistas sociales britdnicos La frase «el método comparativo» suele referirse, en los escritos antropol6gicos en lengua inglesa, a un concreto estilo de demostracién utilizado por amplia variedad de autores desde alrededor de 1860 en adelante. Exponentes destacados del método durante el periodo ante- rior a 1914 fueron H. Spencer, E. B. Tylor, J. G. Frazer, B. S. Hart: and, E. Westermark, E. Crawley y L. T. Hobhouse. Estudiosos mas recientes que han utilizado similares procedimientos son R. Briffault, im M. Eliade y F. 0. James. La técnica se apoya en la nocin de que et desarrollo de la sociedad humana ha sido andlogo al desarrollo del individuo humano: las sociedades primitivas corresponden a los fos hhumanos, las socicdades complejas a los adultos humanos, Ta catalogacién de una sociedad como primitiva © compleja tiene que hhacerse por inspeccién. Exactamente igual que Tos adultos humaios retienen en su constitucién psicoldgica rasgos derivados de la expe- riencia infantil, asi, también las sociedades complejas manti pervivencias» de rasgos primitivos. Se supone que el objet antropologia es reconstruir un cuadro convincente del primer estado de la sociedad humana. Las pruebas sobre Ia condicion originaria de Ia humanidad pueden extraerse bien directamente, mediante la observacidn de las sociedades primitivas existentes, o bien indirecta- mente, mediante el estudio de lax supervivencias qiie persisten en In sociedad compleja contemporanea. Puesto que el propio antropélogo ¢s el juez de lo que es primitivo o complejo, y puesto que no se traza ninguna distincion clara entre el mito y la leyenda, por una par y Ia préctica habitual, por otra, casi toda clase de pruebas etnogr ficas puede servir como pruebas ejemplificantes de condiciones so- ciales pasadas hipotéticas. Determinados rasgos son caracteristicos de todos los exponentes del método comparativo entre los primeros evolucionistas. Los autores exhibian un prodigioso campo de erudicin en el que estaban familiari- zados con una extraordinaria variedad de hechos etnograficos. Este conocimiento procedia exclusivamente de libros. Muy pocos de los autores a que nos referimos tenfan conocimientos de primera mano de ninguna sociedad primitiva concreta. (Edward Westermarck, que tenia un detallado conocimiento de Marruecos, constituye una excep- cin.) Cada elemento de prueba ilustrativa se aislaba de su contexto y se trataba como directamente comparable a cualquier otro. Todas las variedades de pruebas se consideraban acriticamente: un detalle jencionado por un autor clisico del siglo IIT a. C. recibia la misma ‘redibilidad que un tema atribuido a un viajero del siglo xv. Las pruebas tomadas del mito se trataban como si fueran equiyalentes a Jos hechos.) aA oe by an 4M EI método comparativo no tomaba en cuenta los factores cuantita- . tivos ni las variaciones de escala. Como dijo Hartland, el objetivo era silustrar una gran masa de filosofia tradicional, no reducida a nin- guna raza ni pafs, sino comiin a la humanidad». Ademés, las pruebas ‘etnogréficas se utilizan siempre para ejemplificar proposiciones gene- Tales, con la implicacién de que tales proposiciones se validaban me- @iante la acumulacién de pruebas positivas. Las pruebas neutrales © negativas nunca se tentanen-cuenta. Logicamente, este proced ‘miento es falaz. Los exponentes del «método comparativo» en real dad no probaban nada con sus comparaciones, y si algunas de las Obras en cuestién —como La rama dorada de Frazer— mantienen “cierto atractivo residual, ello se debe a la exotica condicién de sus Matos més bien que al mérito intrinseco de st argumentacién | s A Us 173 aed Ya ren HISTORIA DE LA CULTURA Desde alrededor de 1890 en adelante, las doctrinas de los evolucio- nistas sociales fueron gradualmente sustituidas por distintas formas de difusionismo. Los evolucionistas suponian que todas las socieda- des humanas seguian el mismo curso de desarrollo: la presencia de rasgos culturales similares en distintos contextos de tiempo y espacio era la prueba de la standarizacién de los entendimientos humanos y de su capacidad uniforme para la invencién. Los difusionistas en absoluto se sentian inclinados a reconocer la invencién; la distribu- cin geografica de los rasgos culturales era una prueba de los con- tactos histéricos y de la dispersién a partir de una sola fuente origi- naria. Las reconstrucciones histéricas se elaboraban a partir de una habilidosa explotacién de Ia teoria de las «supervivenciass, que se habia originado entre los evolucionistas. Las obras de este tipo abarca- ‘ban desde las grandiosas historias universales de Ia Kulturkreislehre (véase, por ejemplo, Montandon, 1934, p. 97) hasta la reconstruccién de Ia historia de los indios de California desarrollada por Kroeber y Driver (Culture 1937-1950) sobre la base de un meticuloso anélisis estadisticos de Ia distribucién de rasgos. Las obras de la Kulturkreis- Tehre sufrian los mismos defectos que las de los evolucionistas so- ciales. Un formidable aparato de pruebas etnogréficas. comparativas era ordenado de.tal forma que ejemplificara una tesis desarrollada priori. Por regla general no se tenfan en cuenta las pruebas en con- tra y se distinguia poco en Jo relativo a la calidad 0 el contexto de las fuentes de Jas pruchas. Como podia esperarse, los estudios de dis- tribucién de rasgo se han vuelto cada vez més sofisticados con el paso del tiempo, y ahora es necesario trazar una distincién entre los argu- mentos sobre la difusién de los artefactos y aquellos en que los ras- gos en cuestién son cosas tan efimeras como las costumbres, las normas y los temas de la ereencia. La relativa plausibilidad de algu- nas de las reconstrucciones historicas de los difusionistas propuestas por los arquedlogos de Ia prehistoria depende del hecho de que, pues- to que los objetos materiales forman parte de la naturaleza al mis- mo tiempo que forman parte de la cultura, podemos esperar razona- Dlemente que se ajusten a regularidades «naturales». Por el contra- rio, si tratamos de aspectos abstractos de la cultura como si fueran naturales, simplemente nos enigafiaremos a nosotros mismos. ANALISIS ESTADISTICOS DE LOS DATOS CULTURALES NO MATERTALES. ‘Tylor (1889) se conté entre los primeros que intentaron una corre- lacién estadistica de las instituciones sociales basadas en datos int culturales, en su caso entre Ia evitacién de Ia madre politica y otras convenciones sociales. Una empresa mucho mas ambiciosa fue la de Hobhouse, Wheeler y Ginsberg (1915), que pretendicron establecer una correlacién empirica entre formas bisicas de subsistencia y las 1% "formas de la organizacién social. Estos estudiosos clasificaron 552 wadores inferiores, cazadores superiores, cazadores agricultores 0 pastores a nivel uno, agricultores y pas- tores a nivel dos y agricultores y pastores a nivel tres. Luego desa- rrollaron un indice intercultural que recogia para cada 184 1:21), aunque el anélisis de Radcliffe Brown y su extensa exp, le preste una cierta plausibilidad. Personalmente, yo prefiero utilizar el método comparativo en una escala menor y con el maximo control posible sobre el marco com arativo. Ha parecido natural utilizar regiones de cultura relativamen- te homogénea o trabajar deniro de tipos sociales o culturales, y am: control de la ecologia y de los factores histéricos en cuanto ha-sido posible, Radcliffe Brown lo ha hecho con gran maestrfa en The Social Organization of Australian Tribes (1931b). Después de com- arar las estructuras de las unidades australianas y de encontrar sus jominadores comunes, yo preferiria hacer una comparaciOn con los Tesultados de un estudio similar de las estructuras de unidades y de Jas actividades similares de los indios de California del Sur, que se aproximan bastante estrechamente a Ta situacién sociocultural de ‘Australia. Los resultados de esta comparacién podrian entonces po- nerse frente a estudios similares de la Costa Noroeste y de otros Sistemas de mitades similares, y las similaridades y diferencias se examinarian sistematicamente segiin el método de las variaciones con- ‘comitantes. Creo que Hlegariamos, tal vez, al concepto de Radcliffe- jrown sobre la relacién de eoposicidn», o la unidad de los contrarios, tendriamos mucho més, también, en cuanto a una comprensién ‘iis clara de cada tipo 0 subtipo y del carécter del mecanismo con que se mantienen 0 cambian. A la vez que participo de Ia visién que RadcliffeBrown tiene de una ciencia cuyo objeto fundamental seria Ja sociedad, creo que antes tenemos que cultivar mas intensamente que Merton (1949:5) ha llamado las teorias de alcance intermedio.. Sugiero que el método de la comparacién controlada seria un ins- Arumento conveniente para explorarlas, utilizando las covariaciones correlaciones, y evitando un grado demasiado elevado de abstrac- ci6n. “Antes de examinar Jas ramificaciones y los posibles resultados de ‘una exploracién de este tipo, seria titil examinar algunos aspectos seleccionados de la historia de la antropologia, para ver cémo se han producido determinadas diferencias actuales entre los antropélogos ‘americanos y briténicos. Nos encontramos en un punto intermedi ‘de una de «las configuraciones de crecimiento cultural» formuladas }or Krocher, y es importante ver qué esquemas son todavia viables Sy cudles se estan agotando. Los primeros pasos de la antropologia cultural americana han sido descritos por Lowie (1937) y en muchos aspectos son paralelos ‘con los de la antropologia inglesa. Junto a Morgan, Bandelier, Cus- hing, J. 0. Dorsey, Alice Fletcher y otros, fueron los pioneros cuyo trabajo hoy dia en los Estados Unidos es olvidado en su mayor parte. ‘con la aparicién de Franz Boas se abrié una importante brecha con el pasado, que fue resultado no tanto de su programa para la an- 185 4 remade wea eee ‘tropologfa cultural, como de su implementacién selectiva. Boas en s. The Limitations of the Comparative Method (189) azd an pee Brama en que se incluian dos tareas principales. La primera inph caba estudios detallados de tribus individuales en sus contextos cul turales y regionales como un medio para reconsttuir la historia de Jas regiones y culturas tribaies. La segunda tarea consistia en compa, raciones entre las historias de estas culturas tribales, con el fin do formular leyes generales sobre el crecimiento cultural que tuvieran cardeter palcoldgico (1040:27879), Esta segunda tarea, que Boas via como la més importante, nunca fue plenamente impiementada po ping sds Ime fue_plenamente implementada por Boas formulé este programa junto con una critica destructiva del método comparativo tal como se practicaba entonces en Inglaterra ¥en América. Después de afirmar como principio del método que la ‘uniformidad de tos procesos era esencial para la comparacién, pasa @ decir: «Si la antropologla desea establecer las Ieyes que rigen el crecimiento de la cultura, no debe limitarse s6lo a los resultados del crecimiento sino que, siempre que sea posible, debe comparar los rocesos de crecimiento, y éstos pueden descubrirse por medio de es. tudios de culturas de dreas geogréficas pequefias» (1940:280). Pasa fentonces a comparar este «método histérieo» con el «método compa Tativo», del que afirma que ha sido notablemente estéril en cuanto resultados y predice que no daré frutos hasta que no hagamos las comparaciones «sobre Ia base mas amplia y sensata que me he aven: turado a trazar». El requerimiento de que sélo se comparen los fend. menos que derivan psicolégica o hist6ricamente de causas comunes, or valioso que fuera en su época, ha tenido el efecto de predisponer a Jos discipulos de Boas en contra del método comparativo excepto fen lingitistica, donde se pueden asumir relaciones genéticas—y de ahi en contra de cualquier generalizacién que requiera una compara cién. ¥ los procesos que Boas buscaba en un estudio sobre el atte ¥ a mitologia de la Costa Noroeste resultaron més dificiles de aislar de lo que se habia anticipado. Kroeber observa que a pesar de que Boas fue ecapaz de mostrar una multitud de procesos en la cultura, no pudo —era imposible en su época y quizis lo es todavia hoy— formularla en una teoria sistemética» (1953: 368) Durante el «Periodo Formativo» de la etnologia americana, desde l afio 1900 hasta 1915, estas consideraciones fueron de menor impor- tancia, Tenfan que estudiarse las culturas indias que estaban a punto de extinguirse y era natural que los discipulos de Boas se concentra- ran en Ia primera parte del programa, En stt mayoria escribieron tesis sobre problemas especificos, 0 con el fin de contrastar diversas teo- rias que se hobian avanzado para explicar el arte, 0 el mito, 0 el 1 tual, generalmente con resultado negativo, Era esencial aclarar Ia at- mésfera, pero llevé también a excesos, como en el famoso estudio de Goldenweiser sobre el totemismo (1910), Tavo ademas como resul- 4, Para los lmitados fines de esta ponencia he utilizado los términos que ‘Bennett aplica al érea andina en su poleneia presidencial del ano pasado, aunque ‘estoy convencido de que pueden encontrarse tcrminos mejores, 186 do que se ignoré a los antrop6logos anteriores e incluso contemporé- neos. Alice Fletcher en su The Hako: A Pawnee Ceremony (1904) des- Gribe e interpreta excelentemente un ritual, pero nunca Se us6 como modelo. ‘Los primeros estudiantes de Boas dedicaron toda su atencién a jacién de Tos datos, cada vez més numerosos, sobre los indios anericanos en él contexto tribal y regional. Durante este periodo y los “duc Ic siguieron fueron publicadas muchas monografias y estudios de importancia, que formaron una base sélida para trabajos futuros. El momento digido de esta revolucién en Ia recoleccién de datos, fue “alcanzado con el concepto de Wiesler sobre el area cultural (1914, 1922) v con los estudios de Boas sobre el arte, la mitologia y la orga. “ nizaciin social de 1a Costa Noroeste. El periodo que siguié, desde el afio 1915 hasta 1930, fue el «Perio- do Florescente» de Ia etnologia americana, El concepto de area cul tural proveyé un marco de referencia para el andlisis y la interpreta- ién_de los datos culturales en términos de historia y de proceso. Sapir inici6 el periodo con su famoso libro Time Perspective (1916) que empezaba: «La antropologia cultural esti convirtiéndose cada vez mas répidamente en una ciencia estrictamente historica. Sus datos no se pueden comprender, ya sea en si mismos o en relacién mutua, sino es como puntos finales de secuencias especificas de acontecimientos que se extienden hacia un pasado remoto.» Wissler, Lowie, Kroeber, Spicr, Benedict y muchos otros sacaron una serie famosa de estudios " regionales en los que utilizaban el andlisis distribucional de rasgos culturales, Wissler desarrollé la eley de difusién» y luego se dedicé a Jos factores dinamicos que se encuentran en Ja base del érea misma de Ia cultura. En The Relation’ of Nature to Man in Aboriginal Ame- Fica (1926) creyé que los habia encontrado en la relacién del centro de Ia cultura con su base ecolégica. Fue el periodo dominado por los grandes muscos y la antropologia americana participé de la prospe- Tidad universal y del optimismo que siguié a la Primera Guerra Mundial. Uno de Jos resultados de los estudios distribucionales fue que ta ‘eronologia tendié a convertirse en un fin en si mismo y algunos etné- Jogos se preocuparon tanto de buscar secuencias temporales, que no prestaron mucha atencién a la cultura. El] andlisis de la cultura en Tasgos o elementos y cl tratamiento que resulta de ello, a menudo jolaba los. principios del método hist6rico al despojarlos de todo contexto. El procedimiento normal entre historiadores que consiste fen basar cl andlisis sobre la cronologia, fue invertido: 1a cronalogia se convirtié en el resultado del estudio analitico. Las generalizaciones ten cuanto a los procesos que se formularon, fueron utilizades como atajos para el avance de la investigacién histérica Otro resultado importante de estos estudios fue et concepto de cultura que surgio gradualmente, La cultura pasé a ser considerada como un mero agregado de rasgos Feunidos accidentalmente por el fe- némeno de la difusion. He ahi Ja conclusién de la tesis doctoral de Benedict: «Por lo que se puede ver, uno de los hechos fundamentales 187 Ausuer >. Finan - feasen Eeasonntroe. de Ja naturaleza humana es que el hombre construye su cultura con elementos dispares, que combina y vuelve a combinar; y hasta que no abandonemos la supersticién de que el resultado es un organisine interrelacionado funcionalmente, no conseguiremos tener una vision objetiva de nuestra vida cultural, ni controlar sus manifestacioness (1923-:84-85), ‘La rebelién en contra de este concepto mecinico y atomistico de la cultura surgi de dentro y de fuera. Dixon (1928) criticd los proce. dimientos de Wissler y sus concepciones de los procesos de crecimicn. to cultural, ademas de su formulacién de la dinémica dentro del area cultural. Spier (1929:222) denuncié la reconstruccién historica como errénea ¢ innecesaria para la comprensién del cardcter de los proce. ‘sos de crecimiento cultural, proponiendo en su lugar el examen de las condiciones presentes bajo las que se desarrolla el crecimiento cultu Tal. Benedict no tardé en dedicarse al estudio de Ios esquemas y las configuraciones culturales y su Patterns of Culture (1934) ofrece una inversién total de su postura anterior: ahora la supersticién se ha convertido en realidad. Durante este periodo se manifest6 muy poco interés por Ia estruc- tura social como tal, a pesar de que Kroeber, Lowie y Parsons est. diaron de primera mano la vida de los indios pueblo. Las sombras de ‘Morgan, McLennan, Spencer y Maine todavia se cernfan sobre ellos ¥ generalmente se’ rechazaban_las_interpretaciones sociolégicas en favor de las psicoldgicas o lingiiisticas, Sin embargo, Lowie empezs @ desarrollar una postura modernamente funcional y una orientacién socioldgica con respecto a la organizacién social, cuya mejor muestra es tal vez su articulo sobre «Relationship Terms» (1929). El «Periodo Expansionista» que siguié, 1930-1940, fue época de Gificultades y de transicién para la etnologia americana. Los antiguos dioses ya no se consideraban omniscientes y hubo una invasién de dio- ses extranjeros provinientes de ultramar. La depresién arruind a Jos grandes museos y puso término, de momento, a las investigaciones que hacfan en el campo de la etnologia; el centro de gravedad oscilé cada vez més hacia las universidades, a medida que las ciencias so- ciales se enfrentaban con los nuevos problemas sociales, Fue un pe- riodo de gran expansién para la antropologia cultural, gran parte de ella en forma de departamentos unidos a los de sociologia. La arqueo- Togia también se desenvolvié grandemente durante esta década, en Parte como un resultado lateral de su aptitud para utilizar grandes cantidades de la mano de obra ofrecida por la WPA. El sistema crono- 6gico resultante, basado en la estratigrafia y en otras técnicas, aca- 6 de sefialar las deficiencias de las reconstrucciones hechas’ s6lo on os andlisis distribucionales, Mientras tanto se habfan publicado Argonauts y The Andaman Islanders, pero el efecto sobre los eruditos americanos fue relativa- ‘mente pequeiio. Se admiraron los métodos de trabajo de campo de ‘Malinowski y su concepcién funcional de la cultura tocé unas cuantas cuerdas sensibles; en cuanto a Radcliffe-Brown, su «apéndice etnolé- gico» fue utilizado, pero sus interpretaciones de las costumbres y 188 as en amenesneselieesetiairor cra eee Be on eahares Malou ecipiat «hase propre In it Bia otal en Telacrra sobre in fuse al metedo funconal yas Bee ccacas ae vesgeton a canpos Ls broves vison ASE Be ics tor Boise Unidos y ve sein eatal enn Unver Bile Calorun mde e traboo'do sus primeros dscpuls en Ose at nether suiatierciapeo ara Dlcada 1950 Ineress sobre todo dnv curso a un programa de signin en Ata 3 Fisgo cx Austral, ajo al ple sun mcuolo para el estado de in feted bien Sctiniae 9 allcentemente diferente lo que private Br pain cick dc lo antopsloges notemmricanos que valveran Bolas tea la cacsion Se metodo, a eamina sus objetivos y Rota sud a nucres problemas y’aucvasmaneras Se Ve hs mac, Nos hse escconar yacriccar ie divesidadfntlecsal tre nosorose(Refield 1937 Fs eal iam nosatate de cat y de tas lnflencns, los einlogoe ame feanos peciron a camblae sus inerees en una varedad Se ies: BED toot tesominé in laces cotre dress cutarscsy nai Ge use forma mar prouctve 9 formulé ol concepto del punts ide de una cultura para que scemplarara el Je cenro clu de eater Adonis cxplit mts extenmocnie el problema de lm ele PES cine o prondsts do cal oatnis in Cotna ED Bes Survey: a st cxtrro del espetr cultural eserbiS Conga Gedlns of Culture Growih (104), Hershouts, quien anteriormente Bie apd sl concopto Se aca caturel eh Arca, desarrolo un felons dintmico del ectdlo dc te cultura (1950), que a tendo fe Gullalos importantes, Redeld, mientras tant, eripcasba i serie de [Stsdon gue cututncvon en The Polk Citure of Yucatan (1980! un Eouc sucw ¢ inportente co el estado dl cambio scal y cl Pe Durante este periodo, ademés, Steward emperaba sus estudios fect sices ac is Sibus ein Great asim, Warner opliabn conceptos G wisccs dela artopolota sola al cata de ls comunidades Gosieraa americenas 9 Soir digas ateneon hacia Ia paigulara str bable peciss tctdencl quctas © importantes 9 as bla Jonado com sania, pvo tba spc a iescsarse To a erserlided la clture La aculuracion se conviro en tare Petable con el «Memorandum on the Study of Acculturation» (0936) de Redfield, Linton y Herskovits, y la antropologia aplicada se aseguré Bee taod en a ition Seviee otras soercis puberaimenales ins tuerontendencas, qe pretazon varietad y color ai of- Dosis americana, syudaron tambien a dejar un vale ene. centro del campo. No sabremos nunca con certeza lo que habria resultado de tain itresante deca st no Hubler estado ia Segunda Guerra Mundial. E sPeriodo Contemporinco» —el det dca a parts a guerra— ts tliat de deserlie En parte ha habido un continiscl6s de as 189 tendencias de la preguerra, en parte una continuacién de los intereses que prevalecieron durante la guerra, y en parte un interés por nuevos problemas que son resultado de la guerra y de sus consecuencias. Hay lun inlerés creciente por culturas y civilizaciones complejas, como las de China, el Japon, India y Africa, tanto al nivel de la aldea como al Ses > ~ nivel de ld eultura nacional y del cardcter nacional, y se estin ponien: do-en curso nuevas técnicas y métodos para su estudio y comparacién, Una fendencia desarrollada a partir de Ia guerra, de un interés espe. cial en conexién con esta poneneia, es 1a aceptacién gradual, pero Clara, entre muchos americanos de 1a antropologia social ‘como-una disciplina que puede verse como separada, pero telacionada’ De im. portancia potencialmente mayor, tal vez, es la creciente alianza entre ~fpla psicologia social, la soviologia'y Ia antropologia formando el grupo central de las llamadas «ciencias sociales, una alianza que también se Tefleja en el Institute of Human Relations en Yale y en el Depart. ‘ment of Social Relations en Harvard, ademis de en oiras partes, Tal vez el cambio mas importante de todos para el futuro de la antropologia ha sido el creciente intercambio de estudiantes y pro- fesores enire las instituciones inglesas y americanas, incluyendo ba- ses de investigacién de campo en Africa. Han contribuido a este inter. cambio creciente, el programa de las becas Fulbright, la Area Research del Social Science Reseach Council, el Simposio Internacional de Antropologia de la Fundacién WennerGren, y las actividades de las fundaciones Carnegie, Rockefeller y Ford. Estoy convencido de que estos contactos cara a cara en los seminarios y en el campo, repre sentan el modo mis afectivo para amalgamar técnica e ideas. EI testi rmonio de Ios estudiantes que regresan de Londres o de Africa nos dice gue estamos mejor preparados en etnografia y en los problemas de la historia de la cultura, pero somos inferiores en la antropologia social Parentesco, estructura social, organizacién politica, derecho, ete. Hay excepciones, naturalmente, pero quisiéramos que las excepciones fueran la regla. m Para detalles acerca del curso de los acontecimientos en Inglaterra tenemos la descripcién de EvansPritchard en Social Anthropology (1951) y la conferencia inaugural de Fortes titulada Social Anthropo- logy at Cambridge since 1900 (1953c). Hay diferencias de énfasis entre Oxford y Cambridge, pero en general las tendencias son claras. En Inglaterra, la antropologia cultural tuvo un buen comienzo 5. El término “antropologta social” ha sido usado por antropélogos americs rnos en el pasado: Wissler y' Radin escribieron libros de texto’ con este titulo, Dero sus libros no ofrecian puntos de vista nuevos. El Nbro Princtptes of Anthro: ology (1942) de Chapple ¥ Coon presentaba un punto de vista nuevo, incluso el ‘min6 el concepto de culiura, pero no ha sido aceptado de una manera general en los Estados Unidos 190 v) Mug aracias a los esfuerzos de Tylor, Maine, McLennan y otros pionetos de la década de 1860 y 1870, pero sus intentos de establecer fases universales del desarrollo de la cultura fallé en el fondo por carecer de hechos, Los antropélogos ingleses del siglo diccinueve eran aniro- Pologos decssillons; no fue hasta que Haddon, zodlogo de carrer, ‘organizé Ia famosa expedicién del estrecho de Torres (1898-1900) c Ta que convirtié a un grupo, en el que se mezclaban psicdloces on individuos de otras ciencias, en etndlogos, que no empezd el ts bajo de campo. Sin embargo, de este grupo selieron las caberas men. | toras de la antropologia britinica del siglo veinte: Haddon, Rivers Seligman. Segtin la deseripeién de Evans-Pritchard: «Esta expedicioy fue to que cambi6 decisivamente la historia de la antropelogia social en Gran Brelafia. Desde entonces comenzaron a desarroliarse, dos fenémenos importantes y coneclados entre st 1a antropologla empess a ser més y mas un estudio profesional con plena dedicatién, y em pez6 a considerarse parte esencial de la preparacion de los estadlan: tes, una cierta experfencia en el campor (1981:73). : Durante la década siguiente hubo una separacion gradual entre la fetnografia y Ia antropologia social que culminé, segin Radcliffe Brown (19520:276) en un acuerdo en usar el vocablo. «etnogralias para las descripciones de pueblos prealfabetos, etnologla® para Ias reconstrucciones histricas,y la «antropologia social» para cl es tudio comparado de las instituciones de sociedadés primitivas. Esta divisién de trabajo fue Institicionalizado con diferencias de organi. zacién que ha conducido a puntos de vista diferentes sobre como Aeberia constituirse la antropolosta Sir James Frazer dominé la antropologia social durante las prime- Das décadas de este siglo, y las concepciones sobre evolucion ¥ Dro. g7eso siguieron teniendo influencia mucho después de que hubieran Sido reemplazadas por otras en los Estados Unidos. Pero Fortes ob- Serva que, al par que los antropélogos tenlan un magnifico campo de Investigacién, el tema en si carecia de unidad intrinseca: «Con el Punto de desarrollo que se habia alcanzado en 1920, la antropologla de este pals y de otras partes era como un haz de temas, sus datos Tablan sido recogidos en el mismo bosque pero, a parte de esto, eran eterogéneos y estaban atados juntos por la teoria evolucionista» (495314, Ta etnologia tuvo una época de florecimiento bajo Radon, Rivers ¥ Seligman, pero con Ia aparicién de Malinowski y Radcliffe Brown, ‘la antropotogia social ha emergido como la disciplina bisica que se fecupa de las costumbres y organizacion social de las sociedades més simples» (Fortes 1953c: 16). De sus predecesores recibieron la tradi ign de Ia investigacién de campo y el principio de estudiar intensa, Mente Areas limitadas, p clusion logica, En 1924 Matinowski empez6 a preparar un grupo pequefio, pero “Brillante, de antropdlogos sociales que provenia de todas partes de Ta Commonwealth, adiestrandoles en las técnicas de investizacion de ampo y en Ia teorfa funcional que él mismo habla formulado como icipio que Malinowski condujo a su con 191 > ° resultado de su experiencia en las Trobiand, pero su método resulté insuficiente para los complejos problemas encontrados en Africa. Esta deficiencia fue remedida en parte con la legada de Radcliffe Brown, quien regresé al recién organizado Instituto de Antropologia Social Osford en 1937 y empez6 a dar a la antropologia social britinica las direcciones principales que tiene actualmente. Evans-Pritchard habla de este periodo con la autoridad del que ha participado en él, y yo les refiero a ustedes a su Social Anthropology para los detalles y para un resumen de To que hace un socio-antropologo. Los acontecimientos ocurridos en Inglaterra después de Ia guerra than sido en su mayor parte continuacién de los acontecimientos de fantes de guerra, junto con una gran expansién estimulada por ei apoyo que el gobierno ha ofrecido tanto a fa antropologia social como fa Ia investigacién aplicada. A diferencia de los Estados Unides, en Inglaterra no hay un grupo importante y establecido de socidlogos, y Ja antropologia social en parte ha llenado el vacio. Aparccen grandes diferencias con respecto al cariicter de la antropologia social sobre sies una ciencia 0 parte de las humanidades, pero estas diferencias ‘stn subordinadas a la gran area de acuerdo en cuanto a los proble. mas, a los métodos v punto de vista basicos. Exactamente como en 1920, cuando los etndlogos americanos tenian un lenguaje comiin y tuna serie comiin de problemas, los tienen hoy dia los britanicos. ‘Una clave importante para comprender la antropologia social bri ténica se encuentra en su_concepcién de estructura social. La contri- bucién a este campo, con respecto a Africa, ha sido resumida por Fortes en The Structure of Unilineal Descent Groups (1953a). Aqui hace notar que las ideas que han dirigido el anslisis de la organizacion de linajes africanos provienen principalmente de la formulacién que Radcliffe Brown hizo de los principios estructurales encontrados en todos los sistemas de parentesco y pasa a decir que no es s6lo t quien «las considera una de las generalizaciones més importantes conseguidas hasta ahora en el estudio de Ia estructura social» (p. 25). Para Fortes Ia estructura social es la base de toda la vida social de cualquier sociedad de vida continuada. Los briténicos, en estos Gltimos aos, no solo han publicado una serie de monogratias brillantes, sino que ademas han organizado pro- gramas de preparacién en universidades ¢ institutos para ascgurar ast que sigan saliendo otras, En las principales universidades briténicas, Tas primeras fases de la preparacién estén constituidas por un pro- grama mas concentrado en antropologia social, aunque los conoct mientos requeridos en otros campos son menores, y la linglistica brilla por su ausencia, en general. S6lo los estudiantes mejores con: siguen becas para haccr investigaciones de campo. Segtin la situacion ideal descrita por Evans Pritchard (1951:7677), el estudiante norma mente pasa por lo menos dos afos en su primer estudio de campo, en el que se incluye el aprender a hablar la lengua del grupo en obser: vacién. Se dediean otros cinco afios para publicar los resultados, 0 \ mis si tiene que dedicar tiempd a Ta ensemtanza. Se recomicnda cl es- | tudio de otra sociedad para evitar el peligro de pensar en términos de (192 sociedad unica, pero esto normalmente puede hacerse en un pe- fodo de tiempo més corto. -Runque concedamos que este proceso sea ideal, no deja de servir ide medida segiin el que comparar lo que hacemos en América, La fimpresién que tengo es que nuestros mejor licenciados se acercan fa este nivel, pero nuestros programas de doctorado requieren en ge- “neral menos investigacion en el campo y menos preparacién especk fica. Tendemos a ver el doctorado como una fase primera en el desa- rrollo del erudito en lugar de un hito en una carrera ya formada. Pero el programa propiesto tiene importantes implicaciones para Ja propia antropologia social. Si todos los antropdlogos siguen Ia tradicion de Malinowski y se especializan como él en una, dos 0 tres ‘sociedades y pasan la vida entera escribiendo sobre ellas ¢qué ocurri- Bees esta aoe peat von, imcte Pesce cecal eee “ma: «La cuestién de simple experiencia que (el estudio comparativo) fs un trabajo enorme que no puede ser emprendido por un hombre lo que se encuentra con el deber de publicar los resultados de dos su vida si ademas tiene un horario cargado de clases y deberes admi- nristrativos» (1951:89). (> : En lugar del método comparativo propone que se le reemplace por ‘xel métoco experimental», en que se formulan conchusiones prelimi ‘nares que Iuego se ponen a prucba por el mismo u otro antropélogo fen otras sociedades y de este modo se van desarrollando gradualmen- te hipdtesis mas amplias y adecuadas. El viejo método comparativo, “dice, ha sido abandonado porque apenas daba respuestas a las cues nes planteadas (195190). Esta concentracién en estudios intensivos de una o dos sociedades escogidas tiene sus propias limitaciones. Las hipétesis que se ofrecen ‘sobre una base tal, a menudo pueden modificarse haciendo compara- siones con estudios facilmente al alcance. Es asi que Schneider (195: 82-84) hace notar que algunas de las generalizaciones que Evans- itchard hace acerca de los nuer, podrian fécilmente haber sido ontrastadas con los datos sobre los zuliies. El grado en qu paraciones son capaces de afilar hipétesis esta bien ejemplificado en estudio de Nadel sobre Sorcery in Four African Societies (1952). Hay Otra razén para la falta de interés que Evans-Pritchard demuestra por 5 estudios comparativos y es que él cree que la antropolosfa social «Pertenece al campo de las humanidades, més que al de Tas ciencias aturales» (1951:60) y concibe su trabajo como esencialmente hist6- Fico, de «integracién descriptivas. Sus colegas actualmente estén en. acuerdo con él (Forde 1960; Fortes 1953c). Recientemente Schapera (1953) ha examinado un ntimero de estu: lios en que se utiliza de uno u otro modo el método comparativo y Os encuentra todos insatisfactorios por un aspecto ut otro. El enfoque omparativo por el cual él aboga, implica hacer un estudio intensivo de una regién determinada y comparar_con.cuidado las formas tom: das de entre la gente de Ia zona segtin los fenémenos sociales especi és que estn bajo observacién, de modo que se los clasifique en tipos. 193) ‘© tres estudios de campo, puesto que ello le va a ocupar el resto de | ry Fans nwo ef ( Estos tipos se comparan luego con los de regiones vecinas. «La antro- pologia social se beneficiaria grandemente, y tendria ms argumen- tos con qué defender sus métodos como adecuados, si en el futuro préximo dedicara mayor atencién a las comparaciones intensivas en- tre regiones» (360). Una de las dificultades encontradas en la comparacién intensiva y sistemiitica de los datos africanos, esti siendo remediada por Ethno- ‘graphic Survey que se esta haciendo bajo la direccién de Daryll For- de. La ausencia de todo interés en lingitistica es un fallo importante fen un grupo que aboga por la obligacién de aprender Ia lengua para hacer investigaciones de estructura social, pero que ignora la estruc- tura de Tas lenguas que aprenden. Lévi-Strauss (1951) ha sefialado al- gunos de los problemas en estos dos campos y es facil comprender por qué se dejan de lado. Al fin los antropélogos briténicos descubrirén que Ia perspectiva temporal también es importante y fomentardn investigaciones arqueo- Jogicas histéricas. Las potencialidades de la reciente clasificacion genética que Greenberg ha hecho de las lenguas africanas, y Ia clasi ficacién en subgrupos de las lenguas bantiies segiin correspondencias comunes y técnicas estadisticas de Iéxico, han empezado a ser apre- . ciadas. Y para los que piden documentos, ahi estan los archivos Ara bes y colecciones histéricas como los documentos portugueses sobre Ta bahia de Delagona. Que las mismas tribus, hablando todavia Jas mismas lenguas, se encuentran todavia en esta regién al cabo de cua- trocientos afios, sugiere que existe una importante cantidad de mate- ial histérico que requiere ser utilizado. Pues nunca hemos consegui- do comprender mejor el cardcter de la sociedad y de la cultura que cuando hemos examinado las estructuras sociales y los esquemas culturales a través del tiempo. Es entonces cuando podemos distinguir Jo accidental de lo general, cuando podemos evaluar con mayor cla- Tidad los factores y las fuerzas que operan en una situacién dada, y podemos describir los procesos ocurridos en términos gencrales. No aprovechar las posibilidades de estudiar los cambios sociales y cul turales bajo condiciones relativamente controladas, es s6lo hacer la mitad del trabajo que debe efectuarse. Seu Iv Encuestas como ésta, a pesar de su brevead e insufieiencia, indi can que la antropologia cultural ha seguido un curso muy diferente en los Estados Unidos comparado con Inglaterra y sefiala algunas razones de la diferencia. Sugieren ademsis que es posible reducir 1as diferencias. En los Estados Unidos la etnologia comenz6 al rechazar a Morgan y su interés por el desarrollo. dle los sistemas. sociales, ¥ aceptar a Tylor y su concepcién dela cultura. En general, las ideas de Tylor todavia prevalecen, aunque desde Ia década de 1920 han habido otras definiciones de cultura, a medida que los antropélogos trata: 194 > Guns i Bue oc? Bo ‘ban de conseguir una visién més acabada de su tema de estudio, En Inglaterra, como han sefialado Krocber y Kluckhohn (1952), ha habido ‘una mayor resistencia al término «cultura»; por otra parte, Morgan 8 aclamado como un predecesor importante, especialmente por las investigaciones que hizo sobre parentescos. Los profetas son rara, mente bien recibidos en su propio pais. ~ Tanto Kroeber (1953) como Redfield (1953) han examinado recien- temente el papel de Ia antropologia en relacién con las ciencias socia. les y las humanidades, y han acentuado las ventajas de enfocar los problemas encontrados desde puntos de vista diversos. Creo, como _ Redfield, que debiéramos seguir fomentando la diversidad entre los _ antropélogos. Pero en esta ponencia me preocupa sobre todo la an- fropologia cultural, y me inguieta la actitud de Krocber hacia la “ etnologia: «c¥ qué de Ia etnologia?s, escribe en eu Anthropology To- day: «Estoy ya casi dispuesto a abandonar al bebé entre 10s lobos». Sigue dando detalles de algunas de las razones por las que la etnologia parece estar a punto de desaparecer: la disminucién de pueblos pri Iitivos, el fracaso del intento de hacer clasificaciones y comparacio- nies y la tendencia a saltar en seguida a especulaciones grandiosas (1953:366:67). La solucién ue 1 propone es fundir la etnologia con la historia de la cuttura y, una vez establecido esto, extraer los proce- sos en funcionamiento y «generalizar la historia de la cultura en sus factores causales». Lo cual significa volver al programa originario de Boas.) £5. ject baad cath La solucién que propongo es otra. Aunque es verdad que que- dan pocos «pueblos primitivos» préximos, existen las nuevas from teras de Africa, India, del Sudeste de Asia, Indonesia y Melanesia para explorar. En estos territorios existe todavia una gama completa en términos de complejidad cultural y de grado de contacto cultural. El Africa sola es una elaboratorio» con posibilidades mucho mas com: Plejas que el de los indios americanos. Y para los que les gusta est. iar culturas intactas, hay el interior de Nueva Guinea. La incapacidad de conseguir suficientes clasificaciones y compara: iones puede remediarse en parte tomando los métodos y las técnicas de los antrop6logos sociales, 0 siguiendo las direcciones exploradas por Murdock (1949), Tas estructuras sociales nos dan una base preliminar ara hacer clasificaciones de alcance intermedio, a la vez que el obje- tivo final es llegar a principios universales. Los «tipos socioculturales», Ge Steward son otro paso en la direccién que queremos seguir.” | “Ta tendencia de saltar inmediatamente a grandiosas especulacio- nes es cada vez menor y Ia tendremos todavia mas controlada a me @a que construimos una base de hipdtesis firmes. Las especulaciones ‘Son en algunos aspectos como las mutaciones: la mayoria de ellas no tienen ningiin valor, pero de vez en cuando aparece una que nos per- Mite avanzar tremendamente. Necesitamos conservarlas por esta “¥azén, aunque no hubiera otra Si conseguimos salvar la aniropologia cultural en los Estados Uni dos, no me preocupa demasiado cl que «el haz antropolégico» se eshaga pronto, Como resultado de la cooperacién cada vez mas estre- 195 ching (nsaQiwo , | be e A © PrerPrroaia Se Wn seer cha entre Jas subdisciplinas de Ia antropologia de este pats, se cons- triyon continuamente nuevos ptientes, y surgen continuamente pro- Fiegus conjuntos € incluso nuevos campos subordinados. En tanto aeemanicstra interaecion siga siendo més intensa que nuestras rela Qouer'con otras disciplinas, 1a antropologia seguiré manteniéndose, Winn cosa que Podemos hacer es volver a los problemas bisicos que los einéloges americanos tataban de solucionar durante las Geeadas de 1920 y de 1930, con métodos y puntos de vista nuevos y Ghar gama mayor de conceptos, En otro lugar (1952:3545) he habla do de Tas contribuciones posibles que podria conseguir este enfoque SSnibinado, y he tratado de dar un ejemplo concreto con respecto a foe pucblog oceidentales (1950). No obstante, en términos de las posi blades presentes, ni una sola region de Norteamérica ha tenido un create auticionte, Ni tampoco se han agataclo las posibilidades de in- cstigacign de campo en Norteamérica. Los cheyenne, por ejemplo, Todavin hacen la Danza del Sol como en tiempo de Dorsey. Y a pesar {Ue todos los estudios que se han hecho sobre la Danza del Sol, todavia fo tenemos una descripeidn stificlente que nos dé el sentido y Ia in portancia que los ritos tienen para los participantes y para la tribu, Una descripeton tal nos posibiitarfa revalorar todo lo que se ha escri- to sobre In Danza del Sol : El drea de Los Llanos esté ya madura para una nueva integra cion que tiene necesariamente que ser més satisfactoria que las ante- Flores A las formulaciones de Wissler y Kroeber se ha afiadido una descripeién del desarrollo cultural que esté firmemente anclada en ddatos estratigréficos y de radiocarbono, ademés de una cantidad const erable de historia documental y de vina serie de monografias sobre temas especiales. Al centrar nuestra atencién en la estructura social, podemos ver la interrelaciones entre subsistencia y ecologia, por un Tado, v entre las actividades politicas y rituales, por otro, Para los que tata interesados en el proceso podemos preguntar: gPor qué los gru- fos Iribales que acudicron a Los Llanos de las regiones vecinas, con Estructuras. sociales radicalmente diferentes, tienden a desarrollar tin tipo similar? La respuesta no es simplemente el fenémeno de I Gituston (Bzyan 10370), Una ver se haya formulado nuevamente Ta uestign de Los Llanos, apareceran nuevos problemas que requerirén tm aparato mis complejo para poder resolverlos. Otro tipo de estudio comparativo que tiene gran potencial esti re- prescntado. por la investigacion de los pueblos de Los Llanos y del Budeste que hablan ta lengua de athabasea meridional. Aqui grupos exacios @ similares se han diferenciado en términos de ecolosia, Contactos y desarvollo interno. Los estudios preliminares hechos por Kluckhohn, Opler, Hoijer, Goodwin y otros indican la posibilidad de tin cnfoque de comparacion detallada de fos problemas de desarrollo cullsal en esta situacion, que esta velativamente controlada, El estur ‘iu reciente de Bellah (1952) sobre los sistemas de parentesco de 10s aihabascos del sur, en que se ulilizan las eategorias estructurales ¥ funcionates de Parsons, muestra algunas de las posibiidades de est Py) On ts } 196 En el Sudeste he intentado trabajar dentro de un solo tipo estruc- ‘tural en un drea subcultural extremadamente integrada y he utili- “Jado los documentos arqueoldgicos e historicos, que en esta zona fon razonablemente completes, para delimitar e interpretar las varia: Eiones que se encuentran (1930), Clyde Kluckhohn observa el Sudeste fesde un punto de vista més amplio y con un problema diferente, gungue relacionado: «Una de las compensaciones ms importantes del Estudio de un area cultural como la det Sudeste es que su estudio scaba por liberar a los investigadores y les permite poner cuestiones auténticamente cientificas: los problemas del proceso. Una vez se ha “eonseguido averiguar razonablemente acerca dela influencia de diver: $2: culturas sobre otras en una misma area y los efectos del medio am- Bente comin (y sus formas diversas), se puede entonces Hegar a una [primera aproximacidn, de la hipétesis “suponiendo que Tos. demas Factores son idénticos” y operar bajo ella para examinar intensiva- “nente la cuestién:.¢Por que estas culturas y estos tipos de persona: “Tidad modal son tan diferentes, a pesar de que se encuentran bajo “estimulos ambientales similates y bajo los efectos y contacto duran- “ellarzos perfodos de Ta influencia de tna cultura 0 culturas de area “feneralizata? Estamos ya preparados, ereo yo, para estudios como Gite, pero nadie se lo ha propuesto seriamente todavia» (19542698). "Er Proyecto Ramah, dirigido por Kluckhohn, ha sido pensado con elfin de ofrecer un documento continuado sobre una serie de navahos, desde Ia nifez hasta sa madurer, ademés de los cambios en su cultura, El proyecto esta en su segunda década, y una diversidad de partici ‘pantes han sacado un impresionante grupo de articulos. Hasta el mo- mento la monografia mis importante de Kluckhobn ha tratado de favaho Witchcraft (1944), que ha interpretado en términos psicol& gcos y estructurales, y que se adentra en mucho terreno muevo. Un Proyecto mas reciente en la mista regién trata de la comparacion de sistemas de valores de cinco grupos: 1os navaho, 10s zufis, 1os mones, los hispanos y los tejanos, pero todavia no se tienen los tades. (pyaar )s Ou Cowr Xe Los estudios comparativos también pueden hacerse en tna escala pequetia Los pocos miles de indios hopi estdn divididos en casi ula docena de aldeas, cada tuna de las cuales difiere de modos signi- ficativos en cuanto a origen, conservatismo, contacto, independencia, Mirst Mesa, los hano tewa hopi, que vinieron de Rio Grande hacia Tingitistica y cultural jén minoritaria, y apa- entemente también difieren en aspectos importantes en cuanto a sgos de la personalidad. La primera relacién que Dozier (1951) nos z0 de esta interesante situacién indica lo valioso que puede llegar ultar este tipo de comparacion. Las investigaciones que Alex Spochr ha hecho en el Sudeste nos jestran cuanto se puede aprender sobre los procesos del cambio cial y cultural por el método de investigacién de campo comparada n una situacién controlada. Sobre esta regién, unas investigaciones 197 do de aculturizacién y a pautas socio-culturales especificas. Y en * CRUANS PART FS VCS” DARED ITI Esivigs or Guo Toevws Paes ty preliminares del autor (19376) condujeron a conclusiones provisiona- Jes en cuanto a Ja naturaleza de los cambios en los sistemas de paren. tesco de los creeks, chociaws, chickasaws y de otras tribus de la re- gidn después de que se las trasladara a las reservas de Oklahoma, Spochr (1947) no sélo ha demostrado los eambios en detalle, sino que ha analizado los factores hist6ricos responsables, y ha aislado los rocesos resultantes. = { ‘Aqui debe también de mencionarse el estudio comparativo que ha hecho Redfield (1941) de cuatro comunidades yucatecas, en cuanto a los cambios progresivos de su organizacién, individualizacion y secu. Iarizacién a medida que se pasa a través de las aldeas, los pueblos tribales del interior hasta ta ciudad de Mérida, La importancia de sus contribuciones al método comparativo se ha ignorado por muchos en las controversias acerca de Ia indole de la «sociedad folk» y de la Uuliidad de los tipos ideales. Podemos también empezar a estudiar determinados tipos sociales en particular en cualquier parte que aparezcan. La obra de Murdock, Social Structure (1949), demuestra que estructuras sociales y siste. mas de parentesco similares se encuentran con frecuencia en dif rentes partes del mundo. Podemos comparar sistemas sociales matri reales, sistemas de parentesco del tipo omaha, en diferentes regiones del mundo sin tener que restringirnos a los requisitos impuestos ori. ginariamente por Boas. Es asi que la comparacién que Audrey Ri- chards (1950) hizo de las organizaciones matrilineales del Africa Cen- tral cobrarin importancia al ponerlas frente a los datos de la Costa del Noroeste. Cuando se comparen las variantes de los sistemas soc Jes matrilineales o patrilineales desde el punto de vista de la estruc- tura y de ta funcién, tendremos una idea mas clara de los rasgos esen- Ciales de tales sistemas y de las razones de estas variantes. Los resul- tados en cuanto a los sistemas matrilineales prometen dar una idea bastante diferente de la que Lowie trazé del Matrilineal Compler (1919) y nos ayudarén a ver mas claramente la significacién estruc- tural de pautas culturales tales como la residencia avuncolocal y los matrimonios entre primos cruzados. Estudios como estos y otros nos permitirdn finalmente presentar luna relacién comprehensiva de los diferentes tipos de estructura social que se encuentra en las regiones del mundo, y ver la indole de sus correlativos y de los factores que entran en el cambio social y cultural. Esté claro que se necesitaran desarrollar nuevos métodos y téenicas para evaluar el cambio a través del tiempo; los. datos cuantitativos serin esenciales para establecer las proporciones. de cambio que tal vez incluso podrén expresarse en términos estadis- ticos. He sugerido que puede ser ventajoso combinar los acertados com: ceptos antropolégicos de estructura y funcidn con los conceptos etno- Tégicos de proceso e historia, Si podemos hacer esto de un modo satisfactorio, podemos salvar al «nifio de la etnologia» del destino a due lo ha condenado Kroeber: Io que Mlamemos al infante cuando ya hhaya madurado, es una cuestén‘relativamente de poca importancia. 198 Al sugerir algunas de las maneras en que se puede convertir de mayor utilidad a los estudios comparativos, he cludido las cuestiones de defi- nicién y de objetivos finales. Este es slo uno de los modos en que Ja ciencia puede avanzar, y tenemos el personal y la gama suficiente de intereses para ejercerlos todos. Después de que hubiera completado los aspectos mas importantes de esta ponencia, fue publicado el tomo de articulos en homenaje a Wilson D. Wallis, que se titula Method and Perspective in Anthropo- fogy (Spencer, 1954). Gran parte de lo que Herskovits dice sobre «Some Problems of Methods un Ethnography» coneierne a puntos discutidos mas arriba en esta ponencia, especialmente el énfasis que | pone sobre el enfoque histérico y el estudio comparado de cambio documentado (1954: 19), como sobre la importancia de los andlisis repetidins de los mismos fendmenos. ¥ el erudito informe de Acker echt sobre «The Comparative Method in Antropology» acentiia 1a importancia que el método comparativo tiene para la antropologia cultural: «Una de las grandes ventajas del método comparativo sera que en un campo donde los experimentos controlados son imposi bles, offece por o_menos un tipo de control». Ve sefiales de renaci nto: «Sea cual sea la forma en que reaparezca el método compara- tivo, expresard el deseo creciente y Ia necesidad sentida en In antro- pologfa cultural de encontrar uniformidades y denominadores comt- nes detras de la aparente diversidad y singularidad de los fenémenos eulturales» (p. 125). Kroeber, cuando comenta los articulos de este volumen, esté de acuerdo ede todo corazén con la postura de Ackerknecht. Personal mente creo que no va Io suficientemente lejos, Ve el método compa. Fativo como algo que debe ser resucitado, y que lo seré. Yo diria ue nunca murié; que meramente ha cambiado de tactica.» (1954: 273). Contintia sefialando que «todas las ciencias tienen como ultimo Objetivo el conocimiento del proceso, pero que a esto le debe prece- er la descripcién de las propiedades de la forma y substancia de Jos fenémenos, la manera en que se ordenan o clasifican de acuerdo on cl andlisis de su estructura y el haber rastreado sus cambios 0 aconteceres> (pp. 27374). Estos son los puntos esenciales que he uerido resaltar respecto a la antropologia cultural. En ambos lados del Atlintico hay una creciente disposicién a prestarse mutuamente atencién, y una conviccién creciente de que los diversos enfoques se complementan en lugar de oponerse. Pode- mos estar de acuerdo, creo, con Radcliffe Brown: «Seré sélo en tun estudio integrado y organizado en que se combinen los estudios hiist6ricos con los sociolégicos donde podremos lograr una compren- sin real del desarrollo de la sociedad humana, y esto todavia no Io tenemos» (1951:22). Me parece a mi que es ya hora de que empece- mos. De hecho, ya se ha empezado. Con el tiempo conseguiremos simplificar y ordenar mas nuestros Proyectos conceptuales en términos de observaciones directas del com- Portamiento humano. Sapir, tal vez en un momento de verdadera intuicién, definis la cultura’ «como una serie sistematica de ilusio- e pape 199. nes compartidas por la gente». Pero la cultura, como el «éter» de los fisicos decimonénicos, representa actualmente un papel importante y lo seguira representando durante largo tiempo. El lejano futuro es mucho mas dificil de predecir, creo que fue Whitchead quien observs que lo ultimo que se descubre en cualquier ciencia es de qué trata, REFERENCIAS CITADAS Acxenxyectts, Exwis H., 1984, “On the comparative method in anthropology”, fen Method anid Perspective in Anthropology, ed. R. F. 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Gaepal Bite Ne Buea Sian et sein, HSS cnet en gompertne meta n sc ano te Ne ee, coaemede Soe eee ae sa ing, Wo eee ary Se se Sita AI Be eitpains,papee Tne 8) wiley. wet Misnapate, Unvesy of iencot Be sete Sel tS orcas ee tan he cdleal pntion of ts Hae Sn ee ee a ore et oe Ril cams" en Antroptoial Series, Sa et ag Mou, Val Ne 2 ese es a as Me atpraa of adn ee, Chas, a Serle Chingy Fess a we SCTE TS ta cates of the North Anercan Indian’, on Sex pinropsloge Bao ee eS Bo snc, Cott neni Pn St ie tae nee alah aneri Moe Yok, Srtd tine re 202 Este texto tiene dos objetivos fundamentales: (1) presentar una stra cuidadosamente seleccionada de todas las culturas conocidas ‘Por la historia y la etnografia, y (2) clasificar a cada cultura de acuer- ‘do a cicrtas categorias etnogrificas estandarizadas. La muestra esta pecialmente disefiada para que sea todo lo representativa posible todo el campo conocido de variaciones culturales, de tal forma ie pueda servir igualmente como indicador bruto de la presencia ntitativa de los rasgos tabulados en el conjunto de Ia humanidad ‘como una guia sobre su distribucién por regiones y areas geogré- ficas, y como ayuda para la comprobacién de las hip6tesis cientificas. Las encuestas regionales y Ias actualmente algo fuera de moda tnografias tienden a sefialar los rasgos distintos de reas culturales tas sin hacer referencia a normas universales de comparacioi Los trabajos tedricos, por otra parte, ponen tipicamente el énfasis, en Ia definicién e ilustracién de distinciones fundamentals sin reco- su incidencia intercultural real ni su distribucién geogréfica. Aqui finalidad consiste en combinar los puntos de vista distribucional lasificatorio. Los datos tabulados proceden fundamentalmente de los campos que las clasificaciones tipol6gicas se han convertido en relativa- ente regulares, a saber, Ia economia bisica, las pautas de asenta- lento y la organizacién social y politica. Para conseguir Ia unifor- nidad de juicio, el autor ha lefdo y valorado é1 mismo todas las 105 por estudiantes graduados bajo estrecha supervision. Ademas abarcar las fuentes descriptivas en las lenguas que conoce (holan- , inglés, francés, alemén, italiano y espafiol), ha tenido acceso a rto niimero de fuentes importantes en chino, japonés y ruso, tradu- idas por los Human Relations Area Files. El problema més serio ha sido la seleccién de la muestra. En un. 203

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