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‘Aea(uay, Revista de Fiosofa, 1994, n° 8, 63.82 Acerca del conflicto entre los discursos «Metafisico», «Postmetafisico» y del feotid de Ia raion. Palabras clave: raaéa comunicatva, meta, teolopa,ontoteoings, LUIS SAEZ RUEDA* Abstract. This antele analyses the principal ass ‘pects ofthe contemporary dispute erecn the three ways of thinking» mentioned i the vie. 1 tes 1p recoostus, a the same time, diferent uses of the sid wachvords The ace in paiculr des with he arguments of Habermas and Apel in fovour ‘of apostmetaphsieal tho, andthe actions in the ates of theology. Those arguments ate brought into confrontation with Heidegger's and NNiesche's citcism of the «Occidental Mota. Dhysis» In this context, de autor agues galas ‘Athoological bass ofthe theory of atonliy nd raicains tht the present Geman Enlightenment involves, against its own conviction, a theological stem of thought inthe platnistsense. Final proposes possible meanings of «non theological hut hypothetical and sceptie metaphysics from “uagie” conception of meaning of ratioali, Key words: communicative reason, metaphysies, theology, onttheoiogy. En las postrimerfas de a modernidad, ahora que ya se empieza a hablar det agotamiento definitive de ésta, se escuchan también voces que anuncian la muerte o el acabamiento de Ia metafisica, Pero en una época en Ia que proliferan categorias rupturistas y de significado ambigu como «sociedad post-industrial», «post-estructuralismo», «post-modernidads, «post-racionalismo», eic.,el caso de un pensamiento «post-metafisico» resulta especialmente confuso, Asf, en cl proceso contemporineo a la metaffsica hemos asistido a sentencias de muerte muy distintas; al menos a las siguientes: a) imposibilidad de la metafisica en sentido aristotélico, es decir, como proto philoso hia, como pregunta ontolégica por los principios del ser en general; b) imposibilidad de la me- lafisica specials de rafz escoldstica, es decir, de una teologia 0 una cosmologia racional; e) imposibilidad del discurso filosético «metafisico» como earente de sentido, porque transgrede los 1 Agrudezeo a os prfesores Domingo BLANCO FERNANDEZ, Remedios AVILA CRESPO, Juan Antonio ESTRADA DDIAZ y Jose Antonio PEREZ TAPIAS sus observaciones 3 waa primera versin de ete wahaj, No son responses det resulado final ni de Jas dfiiencias que, con seguridad, perisien en el mismo Direccién pura lacorrespondencia: Luis Séez Ruode Departamento de Filosofia, Foculiad de Filosofia y Letras CE Bo), Universidad de Granada, Campus Universitaria de Carty, 180, GRANADA, 64 Lis Sées Rud limites de la Wigica formal o 10s crterios empiricos de la ciencia; A) imposibilidad de la metafisica ‘occidental en su conjunto, como pensamicnto «representative», olvido del ser, voluntad técnica 0 de poder. Las dos primeras alusiones corresponden, como se sabe, a un punto de viste triscendentl, de hherencia kantiana, la tercera hace relerencia a la critica del sentido de las proposiciones filossticas del primer Wittgenstein y el Citculo de Viena; la sitima procede de Nietzsche y Heidegger. Se trata de una discusign que no posce unicidad y que sugiere cierto confusionismo, siendo frecuente, como veremos, a eitcunstancia de que Tas suposiciones fundamentales de aquellos que critican la «metafisia» de sus antecesores sean Hamadas por otros, © por ellos mismos, tambign «emetafisicas>, Este trabajo no aspira a una clarificacién sistemaética y exhaustiva de los usos del discurso «metatisicom,«teol6gico» y «postmetafisico», ni pretende una investigacién primordialmente historica, Limito mis objetivos al andlsis de la discusi6n alemana actual, en Ia que confluyen referencias a estos tes «modos de pensamiento», aunque, con este motivo central, se hard necesario tener en cuenta otras intervenciones pertinentes en dicha discusién. Los puntos de vista en litigio incluyen las perspectivas erfticas a), b) y d) de las sefaladas. Las deficiencias de la perspectiva c) hhan sido ya suficientemente estudiadas por la misma filosofia del lenguaje de la que procedea. En este contexto, ademis, adopto como via de acceso al problema la critica a la metafiica que he asociado con el estilo kantiano, y las reacciones que ha provacado, Como se sabe, el punto de vista inaugurado por Kant esté representado actualmente en Alemania por J. Habermas y K,-O. Apel Abordaré, en primer lugar, los alegatos relustrados en pro de un epensamiento postmetafisca; después analizaré las reacciones en el mbito de la teologta fundamental y de la flosofia de la religiGn; en tercer lugar, confrontaré la critica reilustrada con la ertiea, procedente de Nietzsche y Heidegger, ala «anetafisica occidental»; finalmente,indagaré nvevas concepciones de la metafsica ue pueden y deben atin sobrevivir. Intentaré defender las siguientes tesis: 1. Una fandamentacién teoldgica de la teorfa de la racionalidad es inviable. 2. La reilustracion alemana supone, a su pesar, un pensamiento teolégico entendido como platonismo, 3, Es posible ain la metafisca desde una nueva perspectiva. Propondné ‘na metafisica no teolégica, hipotética y escéptica, desde una concepeién trégiea del sentido de lo racional. 1, REILUSTRACION Y PENSAMIENTO «POSTMETAFISICO> La reilustracién slemana actual, cuyos protagonistas son J. Habermas y K.-O. Apel, intenta superar las diversas ctiticas comempordneas que han minado el concepto de razén y de sujeto ilustrados recurriendo @ un nuevo paradigma lingiifstica y pragmético: la universalidad de 10 racional se funda ahora, no en la conciencia, en el «yo», sino, més bisicamente, en las estructuras formates de la intersubjetividad, del nosotros», estructuras que constituyen una unidad pragmética en cuanto conjunto de las reglas que rigen la praxis lingiistica, el diélogo. «Razén» significa ahora sracionalidad comunicativa» y la filosofia se convierte en un anilisis de los universales del Cislogo, A pesar de sus discrepancias en aspectos concretos, la versién apeliana y habermasiana de la reilustraci6n coinciden en definir el nuevo paradigma que inauguran como un pensemiento , in HONNETH, A. Jotos (64). Zstchenbetractngen int Proves der AufMarang, Franc a. M, Subwkamp, 1990, pp. 54s Y.,por ejemplo, HABERMAS, Teoria de a acc comunicaiva: complements yestdiosprevios. pp. 113-161 y 350- Acerca del conflict entre los dsearios «Metafiscan, «Posimetaica»y «Teoico» 0 las distarsiones sociales eriticables como «cistorsiones en la comunicacién» y coloea en el progreso infinite hacia la ealizacion de las condiciones ideales de una comunicacién plena Ia idea regulativa de la emancipacién y autorealizacion de la homanidad?. Si conviene subrayar en nuestro contexio la importante tess relustrada segtin la cual as condiciones de un «pensamiento postmetafisico» estin insertas ya en el sentido del prosreso histérico, Segin esa esis es posible suponer, ya en la historia misma, un proceso de racionaliza- ci6n del mundo de la vida mediante el cus! las estructura comunicativas fcticus avanzan pro- aresivamente en la instauracién de las condiciones formales de ln racionalidad dil6gica. Una racionalizacidn en ese sentido supone el logro de una actitud reflexiva para someter a erica las pretensiones de validez de los productos simbélicos del mundo de la vida y,simultneamente, la paricin de tes esferas de valid diferenciadas(cienci, moral, arte) para lacanalizacin de tales pretensiones". Los cambios sisteméticos en las estructuras del mundo de la vida, animados, si bien no por unia causalidad idealist sf por una tendencia interna, implican un proceso histrico de decentracién de las imigenes del mundo (metafisico-religiosas): en la medida en que se aleanza una aettud distanciada respecto al eonjunto de convicciones o norma que constituyen fa irama de lo imersubjetivo, y una capacidad exeéntrien para adoptar una perspectiva imparcial, ese saber de fondo (Hintergrundwissen) que sustenta el acuerdo de la comunidad tiende a estar determinado, no inmediatamente por la sujecién a la tradicidn, si , mediatamente, por cl esfuerzo dialégico de interpretaci6n y critica. Un mundo de la vida dirigido por la tradicion se convierte en una vida racionalmente'. Las estructuras comunicativo-dialégicas a cuya instauracién aspira este proceso de racionalizacién doterminarfan una comunicaci6n 0 sociedad «postradicional»'® y una ‘dentidad «postconvencional> del yo y de la comunidad, mds autoconsciente y auténoma’?. La filosofia, como teoria critica de la sociedad, tendria que contribuir al cumplimiento de este proceso, corrigiendo sus posibles distorsiones © retrocesos'*. Aungue con reservas criticas que no son per- tinentes ahora, Apel asume también los elementos fundamentales de esta tesis" 2. TEOLOGIA FUNDAMENTAL Y RELIGION EN LA ERA POSTMETAFISICA La reilustracién alemana ha suscitado una amplia controversia en la que intervienen teélogos y 69, APEL, La mansformaciin del fos, Maki, Taurus, 1985. vol. pp. MI-41S y faliilsmo, tenia consen sual de la verdad y fandamentain dima, in APEL, K-O., Teovfa de la verdad y dca del aseurse, Barcelona Paid, 1991. 9 V., por ej, HABERMAS, Teoria dela actin conunivativa, vol Mp. 327 8 APE. «Normative Beerindung er "hrnchen Theorie" durch Rekurs auf lebenswellche Siichkst? Ein transzendenalragmatsch orenieer ‘Vorsuch, mit Habermas gegen Habermas zu denen» 10 Chr, HABERMAS, tod. vl. pp. 702 y 110-147 11 Che Bid. pp. 99-100. 12. Cf, bi, vo, pp. 947-469. |. Cie, HABERMAS, Pensamiento poumesaiic. pp. 222240, 4 Cie, HABERMAS, Teoria de a arcin comuncaet, vol. Upp. 527 8 5 Cir APEL, «Nonnative Beyrindung der “klschon Theoce" durch Rekurs auf lebensweliche Sitichkst?, Ein smanszendentlpragmatischoronioner Versuch, mit Habermas gegen Habermas 2u denken». pp. 44-58 y Diskurs wad Veranwortan, Frankfun aM, Subskamp, 1988, pp. 308-370. Apel, incluso, considera paws la histess de que ico proceso de racioalizacién pueda ter entendido como una comtinvacign de Ia evolveién natural mediante Ia ‘adquisicidn de shbtos gue epunian a una «rucionalizacion del univers» (V. APEL, «Transverdenal emotes and Hypothetical Metaphysics of Evolution, in KETNER. K 1. (ed), Peirce and Conenpparary Thought, Transaetions of the Sesquicentennial International Congress, Texas Tech Univ, Pres em prensa. 68 Laie Sez Rueda te6rieos de la religin. Con ello abordo el aspecto de la discusién sobre el pensamiento metafsico que relacioné al principio con la metajisica specialis. No es mi objetivo proporcionar un estudio exhaustivo de esta polémica, sino encuadrar su sentido en el tema que nos ocupa. Con respecto a Ia obra habermasiana podriamos distinguir cuatro reacciomes de signo teoldgi- cot: 1, Una eritica teol6gicamente fundada. Tienen espacio aqut los argumentos que, desde los eriterios de una teologia fundamental critiana, rechazan el punto de partida reilustrdo; ye que el reilustrado no reconoce fundamentos trascendentes de Ia raz6n, la historia o Ia intersubjetividad, acabaria, segiin esta ertiea, en un anilisi reduetivista de la solidaridad comunicativa, Entre los cricos pertenecientes a este grupo cuentan J.B. Metz, K. Fussel, P. Eicher, W. Pannenberg, y K. Bauer. 2, Una comprensién teoldgiea de los potenciales de la oferta reilusirada, a la que se considera una secularizactén de lo religioso. R.J. Siebert, por ejemplo, ve en la teorfa habermasi na una forma secularizada de recuperacion de la mistica judeo-cristians, un mesianismo de la ‘emancipacién hacia la comunicacin ideal, can respecto al cual una pesible complementacin tei ‘ano podria servir més que como reforzamiento. 3. Una fundamentacion teolégica de la teoria de la acei6n comunicativa, que se ofrece como soluciéa a sus aporias internas. 4. Un uso teolégico del instrumentario de Ia teria de la racionalidad comunicativa, como en la teologia hermenéutica (E, Schillebeeckx), en la historia de lareligidn (E. Arens), 0 en la pedagogia de la religidn (N. Mette), La extensa produccidn procedente de estas posiciones mereceria, por sf misma, un andlisis specifica. En el contexio de este trabajo interesaaludir ms en detalle a la tercera perspectiva de las mencionadas, ya que sigue de un modo més estricto cl camino de una critica interna del opo- nente, entrando én didlogo con él. Al problema de la seevlarizacin haré referencia mas adelante. La aportacion de H. Peukert consttuye la empresa mis sistemitica y acabada de las emprendi das en esta linea, al entender la teologia fundamental como una teorfa de la accidn comunicativa. La comunicacién es el lugar de una doble experiencia, argumenta el teGlogo. Por un lado, sus propias estructuras —siguiendo en esto las conclusiones de la ética dialigica— impelen al reconocimiento 4el valor incondicional de los otros; por otro lado, nos abe tambien a esa experiencia doorosa a ta {que se refirié Benjamin: lade que la historia ha sido esencialmente la andadura de los vencedores, tuna marcha hacia adelante que ha dejado atrs, como «escombros» del progreso, la aniquilacisn de inocentes y el suftimiento de los oprimidos. Si la racionalidad comunicativa esté dinamizada internamente por su aspiraci6n a una solidaridad incondicional, entonces a su sentido no pertenece solo la amticipacion de una comunidad ideal, como crterio para una liberacidn de las distorsiones ‘comunicativas a partir del presente; le pertenece también de suyo un compromiso solidario de carécter anamnético, que incita a la compasin rememorativa para con los aniquilados por la historia y reclama, en dltimo término, su eliberacidn». La eondicién dle posibilidad de esa solida- Fidad total sélo puede ser entendida como una lberacién absoluta tras la muerte. En la comuni ign se amticipa, pues, la realidad divina como «libertad liberadora» y como referente absoloto de Ia salvaci6n, Sin la inclusiGn de esta referencia a la trascendencia entre las condiciones dela racionalidad comunicativa, la teoria habermasiana permaneceria encerrada en una aporétca, segin Peukert, al postular condiciones dle una emancipacién completa que, sin embargo, excluye @ una parte de ta comunidad posible”. De modo semejanteradicaliza Peukert la pragmaitica trascendental de Apel en una fundamentacién teol6gica'®. 16. i lector encontrar una extnsbibliovaa al respecto, af como un anlisis mas minucioso,en ARENS, E. Mabermas und die Thoolgie, Diselort, Pais Verlag, 1989, pp. 9-37 17 fr, PEUKERT, H., Wistenschaftuheorie - Handlungstheorie~ Fundamentale Theologe, rankfun aM. Subskarp, 1978, pp. 345-385. 18. Chr, PEUKERT, «lntersubjektvik - Kommunikatonssemeinschatt - Religion. Bemeckungen 20 Interpretation eines ‘Acerca del conflict entre los dscursos«Metafsico, «Postmeafscoe y “Toldgicos 0 En Espa, Adela Cortina, cuyo pensamiento esté muy vinculado a la pragmtica triscendental apeliana, ha esgrimido argumentos en una direccion semejante —si yo la entiendo bien— haciendo de la afirmacién de la realidad divina una «exigencia» —un postulado, me atreveria a decir—de la ra76n argumentativa. La anticipacién de una comunidad ideal exige de Ia historia, de acuerdo con Cortina, un cambio eualitativa y, por eso, su realizacién s6lo es comprensible racionalmente como reino escatologico”. Por cir lado, la razén, en cuanto discurso argumentativo, ha de hacer coherentes todos aquellos datos de los que parte nuestra conciencia histrica. El dato ético «valor alpsoluto dela persona» exigira, por mor de esa coherencia, concluye Cortina, otro dato: el de que el hombre esti hecho a imagen y semejanza de Dios, lo que conocemos a través de la palabra revelada: la afirmacion de que el otro es afin en si» ®. Las alusiones de Habermas a Ia teologfa han sido escasas a lo largo de su obra y, fundamen- talmente, consisten en referencias de pasada que la incluyen entre los casos del pensamiento metafisico en el sentido antes indicado, Sin embargo, la ambigiiedad de algunos pasajes que ensalzan las propiedades apelativas del lenguaje de Tos tedlogos por contraste con el de la ciencia y el silencio habermasiano ante sus critcos, han creado sospechas acerca dela determinaciGn amtteo: l6giea de la reilustracién®. Fl reciente trabajo de Habermas, «trascendencia desde dentro, trascen- dencia en el mas alld rompe ese silencio mediante arguments, a mi juicio, muy convincentes: Reconoce Habermas en las nuevss vinculaciones entre doctrina cristiana y teoria de la accion ‘comunicativa una tendencia saludable hacia una feologia postmetafisica. En primer lugar, porque se manifiesta en ellas una inclinacin a hacerse discursivas, Al acoger el concepto de razn co ‘municativa en su cuerpo doctrinal, estas nuevas formas de teologia se inclinan, ellas mismas, @ ‘enunciar a una comprensién dogmatica de la trascendenciay a levar el problema de Ios valores y tesis religiosos al émbito de la discusién critica”. En segundo lugar, porque ese intento supone un Aaconamiento dela distancia ene lo sagrado y lo profano y, por tanto, el compromiso religioso con Jas metas de 1a emancipaci6n social. Todo lo cual permite hablar de un nuevo «catolicismo ilus- trado>™, Aci asi el didlogo entre filosoffa y teologia tiene que fracasar por fuerza, piensa Habermas. En efecto, el distanciamiento reflexivo de un discurso filossfico postmetalisico implica que la , perderia su identidad si convierte InihstenStufe der Entwicklung moralischen Bewutiscins durch K.-O, Apel, in Archivio dé Flos, vol 34 (1986). pp. (67-178 19 Gir, CORTINA, A., «Puede haber un dscursoeachnalsobee Dios?» in Comin, Iil-Ag~- 198, 3M-A1S, . 410, 20 Wid. pel; Che pp ahs, 21, ARENS. A. Habermas una die Theologie, 9. 14s 22 En HABERMAS, J, Teare und Konevi, Frankfurt a ML, Subskamp, 1991, pp. 127-157 23. F, Sessler Forenza, (aunatonal Theology. Jesus and the Churn, Nom York, 1984 «Die Kite as ergs sionspemeinsehate,en ARENS, E, op. ct, pp. 115-144), por ejemplo, reconoce i digolucign de as pretensions de una explicacin cosmolGgica del mun y pide el surgimiento de una gle cor scomuniad de iterpetac ins Ge pede concurir con otras comunidades srpurenttivisrocedenle de a tacién secular. Afiemacignes en esa mis linea realiza Gary M. Simpson (en ARENS. EI, pp. 145 ss, David ‘Tracy proponesometr la radiign eriiana iia en ef marco de una public Thesousy» Theology, Critical Socal Theory andthe Pubic Rab). Flector ine ‘evade encontrar mds bbliogrtia ene trabajo de Habermas al. gue be Hecho alsin, pp 127-140. 24 Cit, HABERMAS. Ibi. pp. 127-135 1 Lue Ste Rea fen mera cita a la experiencia religiosa de su tradicién de referencia: tiene que reconocer a las experiencias articuladas en el lenguaje religioso, en este caso cl judeo-eristiano, como una base de la que puede distanciarsereflexivamente, pero sin que quede anulada, La filosofia postmetafsica, pues, es mis radical en el proyecto de desmitologizacion y en un «ateismo metodoldgico» que pone ! prueba los argumentos teoldgices en la discusin para comprobar si se mantienen o fracasan. Una forma de eatolicismo ilusirado que redujese al minime la distancia con ese ateismo metodolgico completo, como parece ser el caso de la forma propuesta por Glebe- Maller, le resulta @ Habermas incluso convincente, pero en ese caso, a su juici, queda ya roto el juego lingistico cristiano" ero si el didlogo entre filosofia y tcologia «postmetafisicas» es inviable, mucho mas lo es una fundamentacign teol6uica dela teoria de la aceiGn comunicativa, El argumento contra Peukert, que ‘yo mismo haria extensible contra A. Cortina, muestra que ese intento esté basado en una falacia. ‘Giertamente, la dindmiea misma de los procesos de entendimiento nos coloca en el «movimiento de una trascendencia»: las pretensiones de validez que presuponen los actos de habla, y cuya critica argumentativa dinamiza la renovacién continua del acuerdo intersubjetivo,trascienden todo pro vincialismo © contextualismo féetico; como se dijo, reclamamos para las normas morales o las conviceiones acerca de lo verdadero un valor universal ¢ incondicional, enticipando con ello el punto de vista de una comunidad ideal contrafictiea que rebasa nuestros actuales condiciona- ‘mientos del aqui y el ahora. Sin embargo, nuestras pretensiones de validez incondicional y, por lanto, nuestra vocacién racional de autotrascendernos, son ejercitables solo en el contexto de nuestros lenguajes y nuestras formas de vida féctica, Por esa razén, en la comunicacion estamos eexpuesios a un «movimiento de trascendencia» desde dentro”. El gue ese movimiento de amtici- pacidn no aleance a Ia correccién de lo que ya ha sido, a esa salvién de las vietimas de Ia historia 4 la que alude Peukert, es una justa percepeién de los limites de nuestra trascendencia dirigida desde dentro, pero la experiencia de un déficit noes todavia un argumento en favor de la suposicién de una «salvacién liberadora tras la muerte», no es garantia de una trascendencia en el mas alld capaz de provocar el contraproceso compensador de las miserias de la historia. Peukert y la mayor parte de los teGlogoseriticos con Habermas (y Cortina, dirfa yo) buscan, no sélo condiciones del semtido de la comunicacin, sino tambign condiciones que rediman el fracaso, siempre posible, de nuestros esfuerzos en esa dineccidn y que sean garantes del éxito de todas nuestra esperanza, para darle un sentido seguro « Ia totalidad de 1a vida y Ja historia, Este afiadide ya no puede ser fundado racionalmente, sino s6lo por recurso a eredos con contenido material que no son autoevidemtes. Y en esa linea, cl te6logo recurre a una experiencia que s6lo merece erédito en el contexto de la ttadiciGn religiosa crstiana y de su fe especitica™ En cuanto a A. Comtina, a mime parece claro que sv argumento aludido hace uso de una experiencia que s6lo podria aceptar el cristiano, el de la evelaciin de Dios en la historia, pero que no representa en modo alguno un «dato» del que fa razén, en st sentido universal, tenga mecesa- iamente que hacerse cargo. Partiondo de Apel, como parece hacer ella, ese recurso es incluso innecesario, Apel se ha esforzado por mostrar que el imperativo del respeto al otro como persona esta ya inscrito en Ia estructura misma de la comunicacién en cuanto orientacin al acuerde”, lo que 2 Wid. pp. 133-140, 26 Cle Thi. p. 139 27 Wid. pp. 124 y 142, 26 Por ejemplo, au a creinin signifies la upc de un ios cuya bond reir el mal del mundo, Slo bajo ese supuesto, woos semen Ia volidariddy el rconoeimienoinconcionl (os que, tain supuestamene rece resisieeia vel mals) necenitarian del recuso a Di par ener sentido. 29 APEL, La sransformacin de a flovet, vl. Mp 30. Acerca del confi eure los dscursos Matfiico, «Posimeafeo» y oTeoligico a permitirfa una justificacién de ese principio moral sin recurso a la metalisica distinein kantiana entre un eyo empirieo» y un «yo intligibie»”, Por la misma raz6n, tampoco necesita la ética dela referencia un «ser hecho a imagen de Dios» para aclarur el sentido de dicho imperative. Yo mantendria, incluso, la validez del punto de vista opuesto: ,qué nos impide considerar a esa referencia religiosa, no como fundamento del principio diseursvo (y del imperativo del reconoci- riento de los demas como iguales), sino como una interpretacién Iégicamente ulterior, de su sentido? Y desde este punto de vista, hay que entender la tesis de Cortina slo como una ilustracion valiosa para la fe del cristiano —lo que considero intachable—, pero en modo alguno como un argument de fundamentacién racional —lo que pretende, si yo he entendido bien. Mis coherente me parece el «catolicismo ilustrado>, para seguir la terminologia de Habermas, deJ.A. Estrada, que reivindiea la pervivencia de la religisn eristiana, a condicién de que se haga discursiva, sin dar el paso, sin embargo, hacia una fundamentacién teol6gica de los principios del diseurso" Esto en cuanto a la teologia, que sun discurso reflexivo, Pero zy la eligin, como una forma de praxis? Para los reilustrados, la praxis religiosa se hace obsoleta desde Ia perspectiva de la evoluein hacia una sociedad posteonvencional: el proceso de racionalizacin del mundo de la vida antes mencionado coincide con un simultaneo proceso de desencantamiento y desmitificacion; la fascinacién y el aura que habia hecho de los simbolos de lo sagrago y de los rtuales a ellos asociados una base lida de la eohesin social y de la idemtidad de la comunidad pierde su validez per se y es sustituida por una aniculacién discursiva de la justficacién de normas* Pues bien ,qué caminos quedan hoy para la religién desde esta perspectva reilustada? lmplica la filosofia dialégica la desaparicién de lareligién 0 admite la coexistencia? Ciertamente, algunos pasajes de la obra de Habermas dan pie a esta segunda altemativa. Conceptos como moralidad y cticidad o emaneipacién no pueden ser entendidos sin referencia a su potencial semintic, fuerte- mente impregnado por la tradicién judeo-cristiana, lo que nos impele, como europeos, no a la climinacién de esa tradicién, sino a su reapropiaei6n y transformacién filossfiea”. ¥ en la medida cen que esa transformacién no ha encontrado atin un lenguaje argumentativo convincente para cexpresar sus experiencias ¢ innovaciones, «la filosofia, incluso en su forma postmetaisica, no posi ni susttuir, ni eliminar a la religiéns'*. Arens ve en ello motivos para la coexistencia entre Pensamiento postmetafisico y religion", pero cqu€ aspeeto tendria esa coexistencia? Puesto que el principio discursivo deja en manos de los miembros del didlogo real la discusi6n de cuestiones de ‘contenido, las creenciasreligiosas de los individuos o de las comunidades tendrian atin espacio en el didlogo intersubjetivo, a condicion de que, como indicamos para el caso del diseurso, mis sisteméticn, de la teologta, se adapten haciéndose dialégieas. En esta linea argumentan Kambartel, Lube, Oelmiller y Baumgarmer. Habermas reconoce como un avanee el que hayan surgide ruevas formas de religiosidad, bajo el aspecto, por ejemplo, de la ereligion eivil, formas que ha abandonado sus presupuestos dogmiticos y se exponen ala critica intersubjetiva”. Pero en todo caso, estos nuevos espacios para la fe religiosa deberian someterse, si nos ajustamos al concepto reilos- trado de raz6n, a las reglas de la discusién argumentativa, y yo, en particular, no veo como ese 30 APEL, Diss und Veramnwortans. pp. 7083 31, so aportacién en BLANCO, Dj P. TAPIAS. J.A/ SAEZ, L eds) Diteavso y sealidad, EA. Troma cx prom 32. Cle, HABERMAS, Teords dela accion comunicativa, 0 1, pp. 248.285; vol, pp. 64-132 33. Cir HABERMAS, Pencamients posinctaisicw, p28, 34 Bid, p 6 35 _ARENS, E09. cit. pp. 17s 36. En OFLMULLER. W. (cd) Disurs: Religion, Paetborn, Ferdinand Schéningh, 1982, 37 Cie, HABERMAS. Teoria de fa aceicm camuncativa vol pp. 278 sy 410 R Lis Ses Rueda sometimiento no habria de implicar a la largs las consecuencias de lo que Hama Habermas ateismo metodol6gico, es decir, una relativizacién de los presupuestos de las tradiciones religiosas especi- ficas, Esas nuevas formas de religiosidad compatibles con el pensamiento postmetafisico estén confrontadas hoy con la necesidad de una fluidificacién discursiva de sus propuestas, lo que las ccoloca ante exigencias que rompen, en cierto modo, dogmas de la iglesia cristiana; como adviente Oclmidller, la religion cristiana tendria, en esa tesitura, que aceptar In confrontacién dial6gica con otras formas de religiosidad, por lo que la cuestién decisiva radica aqui en saber si ello es esperable ala vista de la intolerancia y fanatismo que ha mostrado a lo largo de Ia historia’, 3. TEOLOGIA ENCUBIERTA COMO PLATONISMO METAF{SICO Con estos argumentos la reilustracién alemana se despoja del recurso a Dios, tanto respecto al «Dios amoroso y redentor» de la religién, como respecto al «Dios-fundamenton, més abstracto, que ha venido a lamarse «Dios de los filésofos». Pero tras esa «muerte de Dios», sin embargo, a razén rno queda condenada a aque! escepticismo que hizo decir a 1. Karamazov (en Los hermanos Kara ‘mazov, de Dostoievski) que fallecida la divinidad todo esti permitido: las condiciones ideales anticipadas son, por su propio sentido, criterios incondicionales y regulativos para la existencia, y para el progreso en el mundo factico, en el tiempo y el espacio. Y el sentido de ese «momento de incondicionalidad» de la praxis de la raz6n «no es lo mismo que un sentido incondicionade que administra consuelo». Por eso, «el pensamiento posimetafisico se diferencia de la religién en que puede salvar el sentido de lo incondicionado sin recurso a Dios 0 a un absoluto»”. Ahora bien, ;no habri sido elevado a fdolo un nuevo dios en ese profano concepto de «incondicio- nalidad>? Desde una perspectiva nietzscheana y heideggeriana se augura una respuesta positiva: Por Jo pronto, medir e1 mundo real, el factico, desde el patrén de lo incondicionado es para Nietzsche signo de autoengaiio: ese incondicionado no es una necesidad de Ia razén, sino una, invencién que esté al servicio de la voluntad™. Y semejante autoengafo es para él una rememora- cin de lo divino: Nietesehe, que ha pensado quizds Ia més funesta critica al eristianismo y que proclamé la «muerte de Dios», previno también contra la «sombra de Dios», el fantasma de lo divino en la memoria del hombre cuando experimenta como insoportable su ausencia*'. Zarathustra, el héroe niet7scheano, proclama la «muerte de Dios» porque la idea de lo absoluto ‘como instancia de salvacién es la clave de una moral que ha devaluado el «sentido de la tierra», es decir, que ha rebajado e! mundo concreto, factico y sensible, del hombre, a la condicién de un valle de lagrimas al que hay que volver la espalda. Pero el absoluto redentor no designa aqui s6io al de la moral cristiana. De un modo més amplio, es el «mundo verdadero» platénico y todas sus versiones transformadas en Ia filosofia y la moral. La metafisiea del «platonismo» escinde lo real cen dos mundos, el «sensible» (el del devenir, la finitud y la contingencia) y el «inteligible» (el de lo ideal, lo permanente ¢ ilimitado) y confia al segundo, la salvaguarda de lo verdadero y de lo bueno, cconvirtiendo asf al primero en un mundo aparente y maligno. Crepiisculo de los Idolos relata la historia de 1a filosoffa como una sucesiva transformacién del platonismo, como una historia en la que la idea del mundo verdadero ha sido transformada y arropada bajo la apariencia de otros idols, no. 38 Clk. OLMULLER, W. op cit. pp. 78 39 HABERMAS, Terie und Komtete pS. 40. Cir. NIEZSCHE, F. Més afd de! ben y del mal, Aliana ed, MEd, 1972. § 4, p. 24 4 Cit, NIBTZSCHE, F, La Gaya Ciencia, Siglo XXL, 1979, $8 108-109 dl ibe tree ‘Acerca det conflict eure los dscurss «Metalisicor, «Posimeafseoe y «Teoligicon B slo en el Dios del cristianismo, sino también en la incondicionalidad de 1a razén ilustrada. La critica al pensamiento platénico-teoldgico es simulténeamente una critica al pensamiento raciona- lista, a.esa fe que pone en el supremo y estable ides! de la raz6n la condicién incondicionada de lo ‘éctico, y ocupa al hombre en un proyecto de futuro que le desarraiga de su aqui y ahora. Como se sabe, Nietzsche ve en la razén sélo un instrumento de las pasiones, de la voluntad” Heideuger interpreta el mensaje nietescheano «Dios ha muerto» como una critica al pensamien- to occidental en cuanto «pensamiento metafisico de la presencia», euya vocaciOn es esencialmente plat6nica“, La historia de la metafisica as entendida es Ia historia del «olvido del ser». La motafisica piensa el ser como verdad del ente, dejando impensado el sentido originario de la verdad. Esta es, genuinamente, un acontecer ontolégico en el que el ser, como origen indisponible, ‘es desvelado y ocultado al unisono en el marco de una determinada interpretacién, de un «mundo de sentido». El platonismo es el primer caso importante de esta historia del ser. Bajo sus auspicios el ser es concebido como idea, y con ello comienza a ser entendido, no como acontecimiento indisponible, como el fensmeno del aparecer, sino como lo aparecido de una vee y para siempre: el ser acaba siendo «constante asistencia»®., En el marco de la historia del olvido del ser, la época modema es slo una variante del motivo expuesto; el ser es concebido como objeto y la relacién del hombre con el mundo se define por la repraesentatio, Yo que coloca a ta raxén humana y su ley en erterio de toda presencia. ¥ esta comprensién del ser es desentrafiada como compulsidn técnica que «provoca» a lo real, lo fija, lo interpela y se asegura de él, para hacerlo objeto de medidas planificadoras". Desde esta plataforma podemios entender por qué para Heidegger la metafisica pose’, ademas, una propensivn onto-teoligica. El pensar metafisico occidental aspira a «dar razén» del ente en su tolalidad, a ganar una inteleccién fundamental, por medio de la cual el hombre asegura (Tundamenta) el ser como constante asistencia, colocando la verdad a su servicio; en ese proceso de fundamentacién busca el ente privitigiado que constituya el fundamento sitimo: lo ideal como un principio asentado en sf mismo; no otra cosa es Io divino® La filosofia trascendental —y la reilustraci6n alemana actual es una transformacion de ésta— cae dentro del pensamiento metafisico, al y como lo concibe Heidegger: sigue buscando un orden ideal y estable del ser; hora el del ego, el origen de todas las representaciones, lo que hace de Kant un caso mds del pensamiento ontoteolégico”. Salvando las distancias, tanto en Nietzsche como en Heidegger la critica al «pensamiento metafisico-teol6gico» utiliza como uno de sus argumentos fundamentales el antiplatonismo: la donuncia de ta primacfa de lo ideal sobre lo mundano y de la devaluacién de la facticidad de la cexistencia, jIncurren Apel y Habermas en esta otra forma de «metafisica» y de «teologia»? De hecho, la reilustracin alemana ha sido tachada de , en “Que e¢ metaisica” y otros ensayo, Sighn XX, Buenos Ais, 1984, pp. 100-120, AS HEIDEGGER, M,, tavodusiir ala meafsea, Buenos Ate, el, Nova, 1980, pp. 213-230. 46. Cit, HEIDEGGER, M. Sendas perdi. pp. 93 98 47 Cit HEIDEGGER, M., «La pregunta po la tésiean, Epos de Flow; ae 1 48 Cle HEIDEGGER, M., Niezsce, Pfallingen, 196, vol 1, pp. 344s. 1 1985), 9p 7 74 sls Sez Rueda facticidad de la existencia (que implica siempre el disenso, la pluralidad de formas de vida, © una ‘opacidad ineliminable en la comprensin intersubjetiva) encamindndola hacia un ideal absolutamente racional, la reilustracién serfa, de acuerdo con Ia nueva hermenéutica radical alemana, teoldgica, representando la comunidad ideal apeliana, por ejemplo, una nueva versién platénica del «reino de Dios» que se recupera en Ia historia”. E] mismo talante critico encontramos en el neopragmatismo ‘americano”, el pensamiento débil italiano” y en la postmodernidad francesa”. Parte de las reivindicaciones de la critica que acabo de mencionar son satisfechas por el nuevo giro pragmatico de Ia teorfa reilustrada de la racionalidad, pues como dije, de acuerdo con él lo racional pertenece de tn modo inmediato a las estructuras lingistico-comunicativas det mundo de la vida, Habermas ve on ello un avance en Ia comprensién de una razén situada que vincula las condiciones de la conciencia a la facticidad histérica y a Ia existencia intramundana*. Del mismo ‘modo, Apel ha insistido en que el reconacimiento de la lingiisticidad de lo racional va aparejado a tun reconocimiento, al menos parcial, de lo que Hama «tesis de la finiud de Heidegger»: que la Comprensin de los fendmenos del «mundo» y la conciencia de los objetos de conocimiento estén precondicionados por la finitud de la existencia y, por tanto, por una «apertura de sentido» que procede de la facticidad histérica”. Ahora bien, ala circunstancia de que el ejercicio de lo racional implica un compromiso «eéntrico», situado, en el sentido aludido, debe afiadirse, como rasgo evitable de ese mismo fogas intramundano, la posibiidad de un distanciamiento reflexivo y eritico respecto a los contenidos inmediatos de la apertura lingifstica del mundo, una posibilidad que esté inserta en las pretensiones de valider cuya interrelacién, como se dijo, constituye la base y el principio dinémico de la comunicacién’s esta otra posibilidad Ia ha vinculado Apel con lo que ama «posicién exeéntrica» de lo racional”. Desde ese punto de vista, la reilustracion ha podido poner al descubierto la unilateralidad de La critica hermenéutiea. Ciertamente, por un lado, toda pretension lingilstica de validex esta sujeta retroactivamente, a condiciones ficticas que la limitan, pero, praspectivamente, estéorientada por tuna vocacién exeéntriea de universalidad y de incondicionalidad que se expresa en la anticipacién de un ideal contraféctico. En ese sentido, lo ideal y lo factual, lo ineligible y lo sensible, no estén cn una relacin de dependencia, sino de tensién'®. La desconsideracién de esa otra dimensidn ex- céntrica del logos hace de la «critica total a la razén» una critica autocontradictoria, pues ella misma posee pretensiones de validez™, 49 Cri, HEIDEGGER, M.,eLa vesis de Kaa sobre el ser en 'cQué es meas?” y otras ensyos, pp. 137s 50 Cie WELLMER, A. Eh und Dizi, Frankfurt. Subkump. 1986, pp. 93 51. Cir RORTY, R.eWigenstin, Heidegger und die Hypostaserug de Sprache». in MeGUINESS, Branetos. Der Line {gich..uad wir kann inci versehon, Frag AM, Sabra, 1991, pp. 73-18 52 Ct. VATTIMO, G. La sociedad transpareme, Barcelona Pais, 1990, pp. 73-100 33 Cie LYOTARD, J-F,, «Grandlagenkrses, en Neue Helle fr Philacphie, 26 (1986), pp. 1-33 54 Cir, HABERMAS, Pensamirate poximeafsen pt 155. Cr APEL, »:8s ts muerce una condieién de posi del sigifeado? (;Fsistercaism, platnisio 6 pragmstca trascendenal?>, en Estudios Filessicos, 41 (1992), 199-213, pp. 199-202 y«Sinnkonsttuton ue Gelugstetuer- Spang. Hewdeager und das Problem der Transzndentaphiosoptien. cn FORUM FUR PHILOSOPHIE BAD HOM. BURG (ed), Martin Heidegger: Innen-uad Aussenansicien, Frankfurt 3M. Subrkamp. 1989, pp 132 56 HABERMAS. Pensamiento posometafisico. pp. 53-54 ST Chr. PEL, La tramsformacin de la flsofia, Nol. .p: 9. 5K Cir. HABERMAS, Pensamiemn posineafscn 9. $8 APEL. oSinnkonstution und Gelianpwehiferigang, Heide gerund ds Problem der Tramszendentlphilosophis. pp. 138 IABERMAS, «La Flosfio como gua e interpre», em Tearema, XII (1981). pp. 247-266; EF discarso fo sifico de Bo madera, Madi, Taras, 1989, §§ 46 y 1H: APEL, El destio de ls cites total lx raza y et ” ‘Acerca del conflict eure ls dsewsos «Metfsicon Pasimeafseoy Teotdges w Restringiendo asia critica total al raz, los reilustrados parecen haber asimilado a otro nivel I motivo antteol6gico(antiplaténico) de los contrailustrados. Coherentemente con el sentido de Ta tensa aludida, Habermas incluye entre fos rasgos del pensamienta metafisico su inctinacién «sencialmente idealist, su propensin a interpretar el se de to real en funcién de ta unidad de un ‘orden ideal de principios. Por el contraro, el pensamiento postmetitisico ya no opone a la doxa cotiiana un mundo extracridiano de valores etermos, sino que redescubre, en la practica inta- ‘mundana misma los criteriosinternos para la correccién de sus posibles edistorsioness. La misma tensin entre Io factual y lo ideal obliga a Apel a situar su filosofia en un interregno mas all dla ontologia heideggeriana, en cuanto la razin dispone de critrios ideals de lo vélido, y mas acé el platonismo, en cuanto lo ideal es sélo una «idea regulatvay interna al proceso istérico y cuya realizaviOn, siempre aproximativa,posee, como condieidn de posibilidad, la existencia de un sujeto fictico". El desconocimiento de esa dimensién pragmética de la razén es causa de una «falacia abstractivay que ve manifiesta también como pensamiento metafisco-teologico™ Qué efieacia posee esta réplicareilustrada? Tengo razones para asegurar que el pensamiento reilusirado decepciona finalmente, por su infidlidad a esa relacin mencionada de tensiGn entre idealidad y factcidad. He tratado de justificar con delle esta eritica en dos trabajos, Por motivos de brevedad puedo aqui presentar algunas de las zones que inclu en ellos, de un modo muy sucinto, con el fin de ampliarlas como eriticas a Ia tendencin platénico-teoldgica, en el sentido aqui en juego, de la relustracién habermasiano-apeliana 1, Parece dificilmente revocable que el factum de las pretensiones de validez del discurso es irrebasable. En ese sentido, la vocacidn racional de universalidad no puede ser reducida crticamente como espejismo 0 como engafo, a una mera voluntad de poder 0 a expresién de una épocu determinada y desquiciads, de la historia del ser. Tales criticas también pretenden validez: Ia posicién excéntriea del /ogos parece inexorable. 2. Ahora bien, en los conceptos de epretensin de valde? y de «anticipacién de un ideal» no est contenido el concepto de «comunidad ideal de comnicacidn», Al presenar el flésofo como criteria ideal del progreso a semejante ideal no esté meramente constatando a Hogica interna del lenguaje, sino imerpretando y proyectando contenidos que proceden de su herencia cultural e histériea —de su faeticidad, 3. Pero no sélo el sentido de In (OL Ci, APEL, «(Ela muerte una condicion de posibilidad del significado? (ZExistencil so, plsoniano © pragmatics traseendeniat?» 62. Ce bid, p. 207 68 SAEZ RUEDA, Luts, «Fundumentacién Jima fecticided. Un imtento de orgumentar “om Apel contra Apel’, en Pensumiento, vo, $0 (1994). 197 pp. 267-292: y «Facicidad y exceed de Ia auén> in BLANCO. By P. TAPIAS, AJ SAEZ RUBDA, L. (Ed), Diseuroy rata, Ed. Trot, en prem idan Antes de eleva Brancaco Sires, 29 (1989), 76 Luis Ses Reeds Pues bien, en cuanto a la reserva presentada en tltimo lugar quisiera aftadir ahora lo siguiente: ‘esa percepcién de la facticidad de lo racional es, a pesar de las intenciones habermasiano-apelianas, todavia plat6nico-teolégica en el sentido al que aludo en este apartado: expresa una devaluacién del ‘mundo prictico-vital en el que la razén tiene su asiento, al convertirio en una antesala de lo ideal, aunque este ideal ya no sea trascendentc. Frente a ese modo «dialéctico» de entender la opasicién entre facticidad e idealidad, entre posicién de lo racional, he propuesto, en el segundo de mis trabajos mencionados, comprenderla como una tensién irreducy tible en La cual 1a facticidad, la contingencia, 1a pertenencia a la historia y la corporalidad sean reconocidas, no como obsticulos, sino como potencias efectivas y positivas de sentido: una tension, régica, En cuanto a la reserva expresada en 2) quisiera afiadir ahora lo siguiente: pensar precisamente el ideal anticipado como «comunidad ideal» confirma la tendencia platGnico-teoldgica del pensamien: to reilustrado: no es falso que bajo ese ideal son nombrads, de forma secularizada, motivos de la tradici6n cristiana. F1 mismo Ch. S. Peirce, en quien se inspira Apel, se inspir6, a su vez, en el pensamiento de una «lglesia universal» para la concepeién de su «comunidad de investigadores, y ese ideal lo asocié en repetidas ocasiones con la meta de un summum bonum, con la meta ideal de tun consensus catholicus, no restringido autoritariamente, ilimitado y, por tanto, como una comu- nidad de amor". Pero este sutil enlace del lenguaje reilustrado con el religioso, si dicho enlace se puede justficar en lo sefialado, no es significativo por la circunstancia misma de que desvele una posible secularizacién de motivos de la tradicién en la nueva filosofia del dislogo; no es signifi- cativo, al menos, hasta el punto que legitime Ia afirmacién segin la cual Ia reilustracién renueva una forma de religién secular, como una vertiente critica de las mencionadas en el apartado anterior subrayaba; Ja reilustracidn, como se dijo, implica, en cuanto atefsmo metodoldgico, un vaciamiento de la experiencia religiosa cristiana; hablar de «comunidad de amor» poseeria, en este contexto, un sentido totalmente alusivo y metaforico, pero no un sentido mistico-religioso, algo asi como -«participacién en el ser amoroso de la divinidad», o «realizacién espiritual de un don divino». Lo relevante de esa semejanza entre ciertastesis reilustradas y ciertos contenidas de la religién estriba, ‘mis bien, en la sospecha de que en ambos ests presupuests la propensién a un idealismo excesivo: lo ideal en Ja reilustracién tiende a ser pensado como se ha pensado frecuentemente lo «santo», lo puro: como un estado de perfeccién cuya condicién de posibilidad es la negacién de la facticidad de este mundo; en el caso de Is religiGn judeo-cristiana, como negacién de las pasiones, de los ‘vinculos sensibles con lo terrenal; en el caso de la reilustracién, como negacidn de los elementos de la facticidad racional: del contlicto, del disenso, de la opacidad siempre inserts en la precompren. sin del mundo, de 10 pre-reflexivo, de lo no racionalizable a través de la légica det discurso argumentativo, Y esta sospecha puede ser confirmada tambign sin que sea necesario rastrear en el fondo del pensamiento reilustrado motivos religiosos secularizados. Esa sospecha se da por con- firmada en la mera caunciacién del pensamiento reilustrado. Quizés el nuevo paradigma de la teoria de la racionalidad ha puesto demasiada fe en las idealizaciones a las que nos fuerza el uso del lenguaje, hasta terminar oponiéndolas a la prop impura» de la razén linguistica. «Temo {que no vamos a desembarazarnos de Dies porque continuamos creyendo en la gramética», adviri6 ‘con sagacidad Nietzscho" jole (64 Ci APEL. Der Denlweg von Charles 5 Peirce, Franhturt aM, Shuskamp. 1975, pp. 58, 103-108, 12858, 177s. 327 65 Crepisculo de fos oto. p43. Acovea del conflicw enve los dscursas «Metafisico», «Posimeafisicu» y “Teokigico 7 4, jHA MUERTO LA METAFISICA? Partiendo de la base de que «metafisica», en el sentido peyorativo del que hace uso Ia reilustra- Gi6n, es un pretendido saber con contenido acerca del ser total de lo real, intentaré mostrar a ‘continuacién que la teoria reilustrada misma implica una concepeién con contenido acerca del todo Yj. Por tanto, que posee presupuestos que deberian ser calficados, desde el punto de mira de la terminologia habermasiano-apeliana misma, de «metafisicos»; mas all, quisiera defender la tesis siguiente: el «pensamiento metafisico», en el sentido que explicitaré a continuacién, es todavia posible, e incluso necesario. Ordenaré mis argumentos en 3 tes 2, EI presunto «pensamiento postmetafisico> (reilustrado) presupone una «metafisica>. De acuerdo con Ia tensién aludida perteneciente al Jogos, la paradgjica (y trgica) situacién del ppensamiento consiste en que, por un lado, la reflexin est consttuida siempre por una pretensién fexcéntrica de validez, mientras que, por otro, en cuanto reflexién siempre situada («céntrica»), sus resultados estan afectados ineludiblemente por la facticidad. Se desprende de esta tesitura en Ja que se encuentra el logos, que no hay reflexién sin supuestos. La reflexisn filos6fica ilustrada contiene supuestos tacitos que conforman una eoncepeién con contenido acerca del ser de lo real, es decir, ‘una ontologia implicita que no es jusificable de modo evidente ni fundamentable desde la racionalidad discursiva misma, sino que acta, mas bien, como una precomprensién del todo. En efecto, contiene Supuestos de este tipo, al menos, en tres ambitos: a) en un sentido muy general, en cuanto al ser de to real, lareilustracién alemana parte del supuesto de la existencia de una totalidad de condiciones trascendentales 0 cuasi-trascendentales de 1a inmanencia, de su carécter linglUfstico y de la accesi- bilidad de las estructuras que componen esa totalidad:; b) desde una perspectiva antropol6gica, en particular, supone que el hombre es ens communicative, que el «ser-en el mundo» humano se es- tmictura en el factum de la comunicacién, que la estructura fundamental del ser en el mundo es la ‘conversién del ser en «sentido» (como dimensién del significado), a través del lenguaje, y que 10 propio, lo auténtico, lo méximamente humano, radica en el interés por la liberacign en la persecucion {de un ideal, el cual «preexiste> ya en su ser-racional™; ¢) también de un modo mis especifico, la reilustracién pane del supuesto de que la historia posee inherentemente resortes que la empujan hacia la realizacién de las condiciones de existencia de la racionalidad comunicativa™: el ser de lo real-historico es concebido como progreso en racionalizacién y se asume que la razén, si bien no de modo determinista, s{ de modo «motivacional», gobierna el mundo. Las condiciones racionales del ‘conocimiento de lo real (las reglas de la racionalidad discursiva) son trasladadas al émbito de lo real mismo (como reglas que efectivamente rigen el decurso de Ia historia): se utiliza aqui el antiguo principio metafisico de que lo idémtico s6lo puede ser conocido pot lo idéntica y que conocer es, por tanto, s6lo pasible como un reconocer. Por consiguiente, la reilustracién slemana supone una metafisica. En esto tiene razén J. Conill, quien, partiendo de la base de que la «trascendentclidud, es decir, el acceso a una esfera de 10 comin, universal y necesario, es uno de los aspectos caracteristicos del saber metafisico, incluye entre los pensadores de la metafisica a Habermas y Apel, pues también ellos han transitado ese ‘mino investigando un orden del /ogos, un orden teleolégico y un orden l6gico-moral" GeV ZIMMERL, W. Ch, «Kommunikation und Metapbysik», en OELMULLER, W., Metapiysit heute?, Paderborn, Ferdinand Schiningh, 1987 62. Che, por ejemplo Apel, Diskurs und Verannwortung. pp. 356 3 168. CONILL, J. El erepisculo de fe metafsiea, Madi, Aotopos, 1988, pp. 257-260. w ais See Rueda 24. Todo pensamiento implica una metafisica. Enmticndo por «metafisica» lo que el témino alemén Weltanschawung transmite en su sentido mas débil y laxo: el conjunto de suposiciones acerca del ser del todo (sea de la constitucién de lo real en su totalidad, sea del hombre en particular) que forjan una eosmovision, Debido a la cit- ‘cunstancia de que todo ejercicio reflexivo esté impregnado por las condiciones de la facticidad, la metafisica, asi entendida, es inevitable. 3. Lo metafisico sobrevive no sélo come presuposicin. Puede y debe ser también el sign de una actividad filasética. Fntiendo por metafisica en este sentido una de las posibilidades de! discurso filossfico, consis- ‘ente en la elaboracién de teorias miximamente globales acerca de la constitucion (el ser) de lo real, es decir, la explicitacién y justficacion de una Weltanschawung, de una cosmovisién, Dos rasgos limitan a la metafisica desde este punto de vista, ¢ impiden que pueda aspirar a convertise en una filosofia primera 0 en una metalisica specialis: en primer lugar, y esto es lo que ha visto bien la reilustraciOn, ha de ser argumentable, discursiva, es decir, no puede estar basada en dogmas de ningéin tipo, pues toda reflexign pretende validez.y toda pretensiGn de validez responsable tiene que ser justificada; fe o experiencia mistica no son metafisica, sino, en todo caso, resortes motivadores de un tipo espeeifico de metafisica; en segundo lugar, es un saber hipotético, pues la relacién entre reflexidn y facticidad a la que aludo impide el logro de punto arquimédico alguno. En este ultimo sentido se da la circunstancia parad6jica de que todo hacer metafsico presupone, a su vez, una Weltanschawung, una metafisica, Desde esta consideracién tengo que disentir respecto a la propuesta de Jesiis Conil: la metafisica ya no puede set considerada como Filosofia primera, tal y como él Propone, es decir, como «especulacién trascendental-sistemética, capaz de construir un marco racional l6gico-teal de argumentacién intersubjetiva, en el que se conciba verdaderamente, adecuada ¥¥coherentemente, la realidad misma, die Sache sefbst, en su determinacién total y plena»”. Que haya una «cosa misma», es decir «el orden de lo auténticamente real y del que participa en diverso grado todo lo demas»”, no es principio axiomatico de la metafisica, sino presupuesto de una determinada metafisica (la que distingue entre esencia y accidente, apariencia y realidad), Pero por el mismo motivo, no hay en la metaisica método infalible, como preiende Conill, «una especie de “deduceién trascendental-sistemética’ mediante la que se constituye el sistema coherencial»”, y menos atin un ‘orden sistemitico de niveles metolégicos eoncebido como una jerarquta dada de una ver por todas, ‘orden que, dicho sea de paso, en Ia propuesta de Conill culmina en la dimensién teolégica, en la cual se trata de Ia ya aludida pretension de Cortina de tomar el tema de Dios no sélo como una posibilidad, sino como una exigencia racional”, La tarea de la metafisica no puede estar pautada de antemano, puesto que incluso qué debemios incluir dentro del pensamiento metafisico ya depende de nuestra Weltanschawuig metafisica. Lo que podemos afirmar con sentido es s6lo que una experiencia metafisica determinada produce o genera determinadas consecuencias metodolégicas, cosmoligicas y éticas, Con la conciencia de que con ello mi propio discurso parte ya de preconcepciones, me gustaria Proponer algunas de las posibles problemiéticas que hoy pueden ser abordadas desde la metafisica, tal y como aqui ha sido entendida. Bien miradas, estas lineas de investigacion pueden convivir con 68 CONILL. 1. Maasca hoy? en Pensamient, vol. 38 (1982), 469-274, p. 457 70. bi p. 437 71 bi, p. a6. 72 Che Tid, pp. 566-468, “Acerca del conflict entre las discursos »Metafisico», «Posimeijisicas y «Teolégiew 9 un analisis formal-filos6fico del tipo habermasiano y apeliano, siempre y cuando se restrinjan fos wives interns a este ditimo que hacen de él, presuntamente la funcién exclusiva de la filosofia: IA) La metafisica puede offecer cosmovisiones con contenido, tanto en el émbito de ta ética come en el tedrico, De acuerdo con Habermas, la ica discursiva solo puede ofrecer los pardmeinns aunties dela discusign de cuestiones de contenido. La defensa filséfiea de una étia de 1a vida tena ¥ de la felicidad, que propugna un forma de vida determinads, es para él wn Testes © la ecatiiea y también lo es el infento de abordar ese problema de motivacidn que. ta ver (come Inia Taylon reclama de 10s filésofos el promover la sensibitidad hacia la dimensién de Jo bueno > fl oponer resistencia al cinismo moral. Tados esos problemas residen, a su juicion sélo en la jurisdiccién de los afectados, de forma que un filésofe que piensi post-metafisicamente «llega vrempre demasiado tarde»? Desde el punto de vista que aqui he esbozado, esos problemas serfan Objeto de una ética de contenidos, aunque ésta implique en cad caso una Weltanschauung. Peo mito de la filosofia teérica, es posible, como sdmite el mismo Apel en un aarde de flexibilidad del que carece Habermas, una metafisiea ica, como disciplina de las hipotesis elobales acerca de un todo cosmol6gico™. Esta metafisica, ami juici, yano podria ser una filosofia primera, es decir, un saber fundamental anterior al saber de las clencas, sno un intento «Posie ior te unificar resultados de los diferentes saberes especiticos, B) Es coherente con la aludida tensin entre reflexisn y facticidad, en primer lugar, dé el yono es sélo sujeto de conocimiento, sino, mas ampliamente, vida pre-reflexiva, existen corpéred y faundena, y- en segundo lugar, que no es posible una autoreflexign total, es decir, que Ja conchorel® aay aybite completamente representable, que no es un fendémene transparente, Bl ser del Yo re atiene necesariamente un 4mbitd opaco que se resiste a la clarificacin refleniva total, pero que tx susceptible de ser abordado en una hermenéutica militate, en una ontologia slempr parcial, como propone P. Ricoeur, De seguro este tipo de investigacion seria considerado por ik reilustraci6n como superado en un pensamiento «postmetafisico». Y, en efecto, més o menos en este 1X0 xpresa Habermas contra D. Heinrich, quien plantea como evestion de metalsiea la indagacién de Ta pregunta, no racionalista sino existencial, «iquin soy yo?»". ‘También veria la reilustracidn un desvario en esa exigencia, puesta de manifiesto por Schnddelbach y Lyotard”, entre otros, de indagar las condiciones pre-discursivas que hacen posible la verdad de un discus, pues las condiciones dela verdad no pueden hacer: dependientes Posen vamente de tas condiciones internas del discurso (como pretend Ia teoria discursiva de 1a aargad) mas que retrocediendo a una versin hegelianizante dela verdad o incurriendo finalmen een el pure consensualisme, A eso prediscursivo podemos darle varios nombres: ¢! «set {heideggerianament), lo y , pp, 20-23. 80 Laie Ser Rueda argumentativo es el tinico meditan del conocimiento, Pero todavia queda un modo metafisico leat- timo de investigacién en este Ambito, a saber, un esfuerzo siempre falible por hablar sobre lo otro posibilitante del discurso desde el discurso, poniendo de manifiesto sus limites: un pensemiento, no ‘all del discurso, sino al borde del discurso, para Jo cual la filosofia deberia explotar el riquisimo potencial semantico y simbélico del Lenguaje. A esta forma de metafisica la fia llamado Schniidelbach «metafisiea negativa», en oposicidn a la «metafisica positivar —que cree poder dleterminar directamente las condiciones objetivas de Ia verdad y de la «vida buena»— y en analogia con ese proyecto de aproximacién a lo no-idéntico, a lo no sometido al pensamiento conceptual de Ia identidad, que Adomo pont como meta a ta filosofia: un sobrepasar el concepto ‘mediante el concepto en una especie de lucha contra los Himites del lenguaje™ 'A mi juicio, estas sugerencias abren el espacio a un tipo de reflexién que renuncia ala tendencia c

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