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Fragilidades del andlisis’ Jean Allouch Traducci6n del francés por Rodolfo Marcos-Turnbull Facil de romperse, de ser alterada, deteriorada, destruida, débil de constitucion, sin solidez, la fragilidad no tiene buena prensa. Sin embargo, no habra paradoja alguna si consagramos las siguientes observaciones a un clogio de la fragilidad del analista y del andlisis mismo. Sobre todo porque el andlisis ha adquirido, al filo del tiempo, lo que puede lamarse una falsa 0 supuesta solidez debida a un exceso en su valoraci6n, la cual, lejos de convenirle, inhibe su eficiencia, la desvia incluso de su meta. Tres tejidos diferentes componen este exceso: 1. Mientras que Sigmund Freud esperaba —de su alianza con Carl Jung— que ¢l psicoanalisis conquistara a la psiquiatria, nada de eso sucedid: por el con. trario, ha sido la psiquiatria la que no ha cesado de informar (en el sentido de dar cierta forma) sobre el tratamiento de los problemas encontrados en elanalisis: “psicopatologia” es el nombre de esta conjuncion teratologica de dos métodos incompatibles. 2. Mientras que Freud sabia del riesgo que corria el psicoanalisis en caso de que cayera en manos de los sacerdotes, una relacion no demasiado di tante, teme- Tosa y, en una palabra, rigida frente ala religion ha regresado al andlisis bajo la forma de una religiosidad psicoanalitica: “ética psicoanalitica” es el nombre que se ha dado a esta religion que no se asume como tal. 3. Mas recientemente, creyendo estar en capacidad de responder a una apre- miante demanda social de normas, el psicoanalista ha venido a decretar para cada cual y para el grupo mismo, la ley sobre su bien: “antropolo- gia psicoanalitica”, tal es su nombre. Debemos a Michel Foucault haber distinguido el punto original de este triple y pesado deslizamiento de terreno. El Psicoanialisis, declaré, no ha tenido, aparte de Lacan, la valentia de constituirs como una forma de saber que recogiese “las muy viejas, las muy fundamentales cuestiones de la epimeleia heautou y, por * Publicado originalmente en Critique N° 800-801: Ou est passée la psychanalyse?, t LXX, Paris, janvier-février 2014, pp. 19-31. FRAGILIDADIS DL ANALION 7 to tanto, de fa espiritualidad como condicién de acveso u lu verdud* Se mostrar Que solo el estatuto del ejercicio espititual puede ofrecer al andlisis esa ligereza y esa fragilidad que, adn hoy en dia, le hacen mucha falta. Punto de garantia Después de més de un siglo de existencia, zhabra el psicoandlisis conquistado el es- tatuto de una disciplina de ahi en adelante reconocida? A pesar de una cierta preset la en la Universidad y en diversos lugares psiquiatricos, psicologicos, pedagégicos, Juridicos, o aun en los medios de comunicaci6n, su extraterritorialidad se man- tiene como aquello que lo caracteriza de manera més puntual. No se ejerce bajo Ja base de un oficio legitimado por un diploma; ninguna Academia o Colegio esta en posicién de certificar a los psicoanalistas; sus actos, por otro lado, son apre- clados de manera muy diferente si son evaluados por cada uno de los numerosos grupos inscritos en un espacio que Jacques Lacan denominé “campo freudiano’ Bajo esta denominacidn tampoco existe acuerdo para el encuentro: para algunos cel campo es “psicoanalitico”, para otros “lacaniano” y, en fin, para otros mas que contemplan una alianza entre el psicoandlisis y la antropologia, simplemente no hay campo, llamese como se le lame. Algunos —a veces psicoanalistas— han podido y pueden ain juzgar deplorable esta situacin, y no han faltado momentos en la historia reciente del psicoandli- sis en los que se ha intentado ponerle fin. En vano! Al menos en Francia y por ahora, ya que en otros lados (pero no en todos) se ha instaurado un marco juridico para el Psicoanalisis. Esto no carece de consecuencias para el ejercicio psicoanalitico mis- ‘mo, desde entonces largamente asimilado a una practica psicoterapéutica. Uno de los efectos de este nuevo posicionamiento del psicoanilisis en lo social es, nadia mas y nada menos, el desvelamiento del secreto llamado “profesional”. Asi, en Canada Por ejemplo, un psicoanalista esta obligado a responder frente aun tribunal sobre lo que ha tenido lugar en tal 0 cual psicoanilisis si, por ventura y como resultado de un divorcio del 0 de la analizante, la parte contraria lo llegara a exigir. Pero, se dira, ;donde esta el problema? Se puede percibir a partir del momento en que se plantee la siguiente cuesti6n: “Puedo confiar a cualquiera lo que me venga a la mente a propésito de aque! o aquella con quien me he comprometido, a sabien das de que este cualquiera podria un buen dia, eventualmente, reportar mis pa abras ante un tribunal?”. Uno se pregunta: “zqué seria un hablante que aceptara que su palabra fuera garantia a priori de la verdad (su psicoanalista testigo frente * Michel Foucault, La hermenéutica del sujeto. Curso del College de France (1981-1982), tr. Horacio Pons, Frédéric Gros (ed. lit), bajo la direccion de Frangols Ewald y Alessandro Fontana, Akal Ediciones, Madrid, 2005, p. 41 10 JAN ALLOUCH al tribunal, cuando Jura decir ‘toda la (su) verdad'y?". :Hablaria?. ,Qué seria de un amante que se atuvicra absolutamente a la garantia de ser amado? Amaria? Qué seria de un retozo sexual si de entrada su “éxito” estuviera asegurado? Un momento de infinita tristeza. Qué seria de un creyente que exigiera de Dios la certeza de ser admitido en el paraiso? {Creeria? La bien intencionada empresa (se tiene la preocupacion por el bien del “consu- midor”, con el riesgo de coartar silenciosamente su libertad al denominarla asi) de poner en correcto orden la practica psicoanalitica, maltrata lo que es hablar, amar, coger, creer. Dicho de otra manera, todas las cosas que estan en juego en la locura, aquello en Jo que la locura esta entramada. La ausencia de garantia que ofrece el analista —esta fragilidad— es afin al cardcter nunca seguro de hablar, de amar, de coger, de creer. 2A gulén se habla a veces en una situacién de gran tensin? 0, quiz incluso, ga qué? Sucede que se le habla a una piedra,’ no necesariamente tumbal, como Jo muestra una reciente pelicula de Atiq Rahimi cuyo titulo en persa, Sangue Sa: bur, fue traducido al espaol como La piedra de la paciencia, una piedra negra a Ja cual, confiando en ella, se dirigen los desesperados. Ahi, un guerrero caido en ‘coma por haber recibido una bala en la nuca, es esta piedra. No diré ni manifes- tard nada durante todo el tiempo en el que su mujer —hablandole siempre en for- ‘ma muy franca y resuelta (a la manera de la antigua parresia‘}— se dirige a él y se transforma. No se necesita ninguna otra prueba mas que el conmovedor momento nel que ella alcanza finalmente una imagen, la suya, bella, en un espejo. Hidrata el cuerpo de su interlocutor con una sonda manteniéndolo, a minima, con vida; a pesar de su silencio de piedra, su fragilidad es patente. Ella jamas le hubiera hablado sila guerra no lo hubiera dejado en silencio, disponible, presente, a pesar de su estado comatoso 0, mas bien, gracias a @. No se trata, por cierto, de alegar aqui que el analista debe encontrarse permanentemente sumido en un coma. No obstante, La piedra de la paciencia permite entrever lo que puede ser el silencio del analista —que no esta menos presente cuando interviene si es desde su posi- cin de analista que interviene. En vecindad en esto con Sangue Sabur, gno ha declarado Jacques Lacan que el andlisis era “una hipnosis al reves”? Hablar a alguien, sobre quien uno termina por caer en cuenta de que no me- tera sus narices en el decir que se le dirige; a alguien que sabra guardar para él y hasta la tumba lo que habra escuchado, es raro, excepcional, muy valorado en tiempos que pretenden ser de transparencia y de trazabilidad. La amistad misma, si bien tan preciosa, no ofrece eso con frecuencia (lo que ningin diploma podria jamas garantizar), 5 O.a.un personaje de pura leyenda definitivamente inmovilizado entre dos muros. Cf: Yoko Ogawa, Le Petit Joueur d’echecs, tr. du japonais au francais par Martin Vergne, ales, Actes Sud, Paris, 2013. 4 “El parrésiastés es aquel que dice todo", Michel Foucault, £1 gobierno de sty de los otros Curso del College de France (1982-1983) tr. Horacio Pons, Akal, 2011 u FFRAGILIDADES DEL ANALISIS Punto nosografico Hecha de una abstencion activa, esta otra ascesis que consiste en el gesto de no recurrir a las entidades clinicas establecidas no fue lograda de entrada por el and: lisis, lejos de eso; y hoy en dia tampoco la admite un buen niimero de practicantes (alli también reina un disenso). Empero, Sigmund Freud habia ablerto este camino al menos de dos formas: Por una parte inventando —empujado para ello por ciertas jévenes mujeres que recibia— una practica inédita donde no era ya su saber lo que guiaba su accion Y, or otra, queriendo que el “movimiento” que habia creado obrara y se mantuviera fuera del alcance del discurso médico (y del de los curas). Apenas lo siguieron en ssto, hubo que resignarse y el andlisis, an hoy en dia, es ampliamente practicado por médicos (psiquiatras) o psicélogos clinicos. Ahora bien, no hay nada que sea evidente. Fl dominio sobre la locura por parte de un médico especializado es un dato historicamente reciente (que generalmente data de la Revolucién francesa, cuando Philippe Pinel “libera” a los alienados de sus cadenas), lo que conduce a interrogarse si el analisis debe inscribirse en la linea de pensamiento de esta apropiacion (se trata de es0?), o bien reconciliarse con otros hospicios que, en un. pasado mas lejano, dentro de las escuelas filosoficas antiguas, estuvieron reser- vados a la locura. En lo que concierne a la relacion del andlisis con lo médico, una de las afirmaciones mas esclarecedoras de Freud es la siguiente: En efecto, nosotros no podemos penetrar en el conflicto del neurético cuando él ya lo leva acabado dentro, A la inversa: cuando conocemos ese conflict, olvidamos {que es un enfermo, del mismo modo como él, al tomar conocimiento de su conflicto, deja de estar enfermo.* iFl avance mismo de cada analisis lo desmedicalizarfal Al inicio, lo que era con- siderado como enfermedad dejaba de serlo en el curso del “tratamiento” a partir del momento en que se pudo y supo tomar conocimiento de ella. No se puede imaginar como un analizante prolongaria su frecuentacion al consultorio analitico a partir del momento en que él ya no se considerara mas como un enfermo si el estatuto de su analista fuera el de un sanador. De ahi la justeza de una peticién hhumoristica que circulaba en un momento en que el Estado francés contemplaba reglamentar el ejercicio de la psicoterapia y del psicoanalisis:"iDéjennos a nuestros charlatanes!”. se percibe aqui la incidencia de cualquier equivoco frente alo que Michel Foucault, siguiendo los pasos de los antiguos, ha hecho valer a titulo del *euidado de si". ;Relevo de lo (s6l0) médica? Sigmund Freud, “Personajes psicoapaticas en el escer Completas, tr. 10" (1942 [1905 0 1906), Obras 61. Fcheverry, t. Vil, Amorrortu Ealitores, Ruenon Alten, 1976, p. 281 2 JEAN ALLOUCH Jacques Lacan ha contribuido bastante a dar cuerpo, consistencia y valor a tres centidades clinicas respectivamente llamadas perversion, neurosis, psicosis (en una palabra: pernepsy). Sobre este terreno han parecido converger durante un tiempo una psiquiatria —a partir de entonces calificada como “clasica’— y el psicoanali Sin embargo, esta empresa ha sido cada vez menos preponderante en su enseiianza. Esto hasta el punto de desembocar en una iltima definicion de la clinica (llamada asi en la apertura de una seccidn justamente titulada “de la clinica psicoanalitica”, el 1 de mayo de 1977}: {Qué es la clinica psicoanalitica? No es complicado. Tiene una base —es Io que se dice en un psicoanalisis* Mas simple, en efecto, no se puede. Y no podria tampoco poner mas resuelta- mente a distancia toda perspectiva nosografica. Tanto mas cuando Lacan insiste cn el tema refiriendo la clinica analitica no més al analizante (cuyo “blablabla” provee solamente la “base” de esta clinica) sino al psicoanalista —lo que es evi- dente si este blablabla, como cualquier palabra, no se presta a consecuencias sino por la recepcidn que le esta reservada. La clinica psicoanalitica interroga al ana- lista, el analista alli es el objeto, Orientado de esta manera, Lacan califica ese dia a la clinica freudiana de “elucubracion”; reconocfa haber contribuido a ella y precisa su posicion presente: “pero esto no es una raz6n para que me quede alli”. [in una palabra, lo que Erasmo toma de Rabelais: todos morésofos. Punto comun {Qué ¢s, entonces, lo que se encuentra mas profundamente cuestionado del lado dlol psicoanalista, y cuyo rechazo conduce a mas de uno a aferrarse a la nosogra- flu como a un salvavidas sin el cual estaria excluido ejercer? Fs la relacion del tunalista con Io diverso como tal lo que plantea un problema y se presenta como luna nueva fragilidad ligada, también, a una renuncia: una vez regulado lo diverso, el analista no podria mas que abstenerse de proferir esa palabra de autoridad (puesto que esta avalado por una autoridad) que es la asignacion de un sujeto a luna entidad clinica predefinida. Una vez regulado por lo diverso, el analista seria levado a recibir a alguien abs- wnléndose de cualquier accion y pensamiento identificativo. Se entrevé que esto © Jacques Lacan, Apertura de la secctdn clinica, sequn Jacques Lacan, tr. Maria del Carmen Meleyattly Rufuel Pere, col. Grapas, Editorial me-cayd- el veente, otofio de 2007, Mé- lea, p. 1 — FRAGILIDADES DEL ANAUISIS. ——~ no es tan facil, que incluso puede ser imposible, Porque no se trata solamente de excluir una identificacién de tipo nosografico sino, por parte del analista, de excluir cualquier identificacion, la que sea, no importa cual. Pensar “acabo de recibir a una ‘Mujer, 0 a un nifio, o a un emigrado, 0 a un pobre, o a un colega, o a un deportista, eteétera” es ya abusivo, incluso si, considerados en ellos mismos, tales nombres no son descripciones definidas. Porque tales descripciones son como ser llamado por elnombre, porque el imaginario persiste. Ahora bien, ¢como podria el analista saber {que se trata de una mujer, de un nifto, de un emigrado, de un pobre, de un colega, de un deportista? Fsta “mujer” no tiene, quizé, la sensibilidad de una mujer, ni este nifto el alma de un nifio, ni este emigrado la condicion de un emigrado, ni este pobre el estatuto de un pobre, ni este colega la virtud de un colega, ni este deportista la resistencia de un deportista. Tales requerimientos” no se fundan mas que en per cepciones de orden fenomenologico, cuando no en un pasaje ala bascula, Su efecto de interferencia esta asegurado. Por tanto, nada asegura que regularse por lo diverso sea cosa facil. Inspirado en un célebre fragmento de Heraelito (aumerado 64 por Diels), Lacan admitia incluso que estaba excluido para cualquiera mantenerse regulado permanentemente pot lo diverso. ,Qué enuncia este fragmento? Que el relimpago rige al universo (ca anta)® Sin embargo, segin la lectura que han propuesto Eugen Fink y Martin Heidegger,’ el rekampago regiria no el universo sino “Ios todos” —un “todos” que no reenvia a una totalidad tomada en tanto tal sino... a lo diverso. El rekimpago revela la totalidad y, entonces, revela que no hay universo, mientras que —agrega Lacan— “como lo manda nuestra posicion subjetiva, sin duda estamos forzados pensar el mundo como un univers”. La enunciacidn heracliteana —prosigue— “pro cede de una idea verdaderamente capital de la heterogeneidad entre las cosas".!” Si se considera excluido permanecer en lo diverso (la lengua como portadora de categorias se opone) quiza no es necesario, empero, apretar de manera insistente la soga de la universalidad. Es lo que hizo el 2 de noviembre de 1973 cuando, al prolongar su meditacién sobre lo diverso, alcanza a recusar la nocién de “tipo clinico". La “vieja clinica”, con la creacién de tipos, desatendié lo diverso —que era de lo que pretendia dar cuenta— y no hizo mas que obliterar. * Em el original “assignation” tiene un sentido judicial; es el requerimiento a presentarse ante la Justicia. [N. de T.] Literalmente: “todo lo gobierna el rayo". ® Martin Heidegger y Eugen Fink, Herdclita, tr. Jacobo Murioz y Salvador Mas, Editorial Ariel, Barcelona, 1986. "® Jacques Lacan, "Intervention dans la séance de travail ‘Sur la passe’ du samedi 3 novembre”, Congreso de la Ecole Freudienne, La Grande Motte, noviembre de 1973, Disponible en: Pas tout Lacan, Biblioteca de la Ecole lacanienne de paychanalyse (03. 11-1973): hrtpy//www.ecolelacantenne.net/ bibliotheque:php [En espafol véase: http:// clpsicoanalistalector blogspot.mx/ 2008/05 /jacques-lacan-sobre-lu-expertencla el hm JEAN ALLOUCH Esta cuestion puede también ser abordada bajo otro ngulo. {Por qué razon acan hablo no tanto de Freud como de fa cosa freudiana? Por qué tanto en él como en Heidegger esta presente esta problematica de “la cosa” que lo condujo hhasta el punto de desanidar el das Ding en Freud? Respuesta: uno se aparta menos de lo diverso, uno desatiende menos lo diverso cuando convoca la cosa freudiana ‘que cuando se apela a Freud. No era tanto Freud quien hablaba sino una cierta cosa lla misma parlante, la cosa llamada por Lacan “freudiana’. De la misma manera, Heidegger y Fink se dedicaban a alcanzar no a Heraclito (lo que habria sido una roseria), sino la cosa de Herdclito. Empero, mientras que este acceso seria en Meldeggger un acceso al Ser, en Lacan, en cambio, la experiencia del relampago da ‘acceso a lo diverso. Una obertura eminentemente puntual en cada ocasién debida al relampago, y sobre la que el analista no tiene dominio: fragilidad. La temporalidad ‘aqui es la del kairos, la de la oportunidad de pescar al vuelo, y que puede fallar. No es a partir de ese dia que data el interés y el cuidado de Lacan por lo diver- xo, Porque un poema, su dnico poema, atraviesa todo su decir."' Escrito en 1929, ‘enviado a su amigo Ferdinand Alquié y publicado cuatro afios mas tarde, vuelve 4 publicarlo en 1977, Heraclito se encuentra ya ahi (el panta rhe, igualmente la ‘cosa (y las formas) en la que el fuego hace de Jacques Lacan el “amante inmortal”. Val como el fuego hace al amante de las cosas, el relémpago hace al amante de lo diverso. En cada ocasién esta relacion amorosa con las cosas y con lo diverso se ve ‘amenazada; con lo diverso porque su permanencia es insostenible; con las cosas orque interviene Io que Lacan llama en su poema "clemonio pensante”. {or qué la cosa es tan decisiva en el ejercicio analitico? Porque se trata de ella, de la cosa de cada analizante y no de @, del analizante, Identificar a este analizante, dicho de otra manera, requerirlo a un comin, corresponde a alejar su cosa hasta volverla inaccesible. Punto fronterizo “Diivan’ la palabra, de origen arabe, habria dado “aduana” en espaftol. Se deberia + en el analista a un aduanero? Si hay un lugar donde se le solicita comportarse como tal, es en las fronteras del campo freudiano. Una frontera es tanto como decir un punto de fragilidad —Io atestiguan los controles y otras barreras. La historia del andlisis, tan rica en anatemas, muestra que la cuestiOn de lo que es umisible 0 no dentro del campo freudiano se planteé permanentemente. Y ello desde el interior de este campo. Pero su frontera esta también concernida por Law dos verstones de este poema se pueden Ieer en francés en Pas tout Lacan, op. et Dowanne en trance en el original “————— FRACILIDADES DML ANALIN lo que se presenta en él desde el exterior. La actualidud ofrece varlos casos que, con frecuencia, distinguen los analistas aduancros. Asi, algunos observan —no sin espanto— la precipitacién de la psiquiatria bajo influencia estadounidense hacia una metodologia de orden estadistico, mientras que otros encuentran alliuna oportunidad de especificar de mejor manera el estatuto del analisis al poner un término a su flirteo con la psiquiatria. Asi, algunos acogen favorablemente los vances recientes en neuropsiquiatria mostrando que Freud los habia anticipado mientras que otros los rechazan igualmente en tanto peligros. Asi, algunos, ya se ha sefalado, se muestran favorables a una apertura del analisis frente a los datos antropol6gicos para asegurar su salvacion, mientras que otros los descartan como algo que no podria ser sino lo peor. Asi, algunos ven una presencia casi satanica en. los estudios de género mientras que otros encuentran alli una fructifera oportu- nidad para poner en duda lo que se crefa haber adquirido en términos de sabres. Este punto requiere ser evocado porque es dar un paso nada despreciable, aunque ‘no fuera sino el de ya no saber Io que se crefa saber, de no considerar como esta- blecido lo que se crefa establecido. Las ahora muy recientes despatologizaciones de la homosexualidad, seguidas de las del transexualismo y otras pretendidas “enfermedades”, no han sido producto del psicoanalisis sino de militantes que han “hecho movimiento” (en los dos sen- tidos de la expresién). El psicoanilisis y su comparsa de la época, la psiquiatria, hhan tomado posturas, en ocasiones de dientes para afuera, sin dejar de pensar de la misma manera. Aquellos que lo han hecho, avergonzados por las descrip: ciones “clinicas" —hoy en dia bastante obsoletas— y por las practicas normaliza- doras que con frecuencia les iban a la par, han devuelto a la cara de los psicoa nalistas esta verguenza. Resulta que la cantidad de objetos que son portadores de esta vergitenza aumenté y, a partir le este hecho, deben ser revisados. Asi su- cede con el sado-masoquismo que, después de la descripcion que Gayle Rubin ha hecho de él, no puede més ser tomado por el hilo con el cual se le cercaba. Rubin, con Lynda Hart, lo han repensado como una performance. O aun con la sodomia, cuyo estatuto es propiamente teoldgico como lo demuestra Mark Jordan. ;Por qué, pues, no se ha sabido ver? A decir verdad, es el concepto mismo de perversion el ue se encontré mas que estremecido cuando Vernon Rosario describié su génesis, aleanzando con ello el de la heterosexualidad, de la cual uno se entera también, esta vez bajo la pluma de Jonathan Katz, de que, lejos de ser un universal, es de reciente factura. Igualmente se pone en cuesti6n, a través de los trabajos de John Winkler y David Halperin, la relacion del andlisis con la Grecia Antigua.!* "Los nombres propios mencionados lineas arriba remiten a algunas obras publicadas en la coleccidn “Les grands classiques de l'erotologie” de las edictones Epel, Pars. En espanol, algunos de estos textos han aparecido en Ediclones Literales, Cordoba, Argentina y en ‘México, en especifico: Jonathan Ned Katz, 1a Invencidn de la heterosexualiad,t. Jose 16 JAN ALLOUCH Hace medio siglo nacio un campo de estudios cuyos objetos recortan parcial- mente, al menos a primera vista, algunos de aquellos sobre los cuales los analistas hhabjan querido cjercer su influencia. Esos sobre los que se escribia la “verdad” palcosexual, acusandolos (o tanto como) de no haber asumido su castracton, Anatruyen a partir de alli a los que pretendian decir que si lo hacian. Han tomado luna palabra que no han sabido recibir en su momento de emergencia, a pesar e los bellos y lenitivos discursos sobre la “escucha”. A lo largo de medio sigio, orciones enteras sobre la erotica han quedado inexploradas; se ha hecho mucho para llegar a tal resultado (0, mas bien, a la falta de un resultado). No se ha sabido volver porosa una frontera cuando eso se imponi Punto psi Hace mas de veinte aos que Gérard Granel propuso suprimir el “psi” de psicoanilisis”.« Seria a este pequefio y sin embargo imperialista y al que se deba la ceguera que acabamos de evocar? Los equivocos que suscita, las vacilaciones alas que da lugar dejan transparentar, aqui también, una fragilidad. Se han requerido varias decenas de aos para que en Francia, a pesar de un muy elevado numero de publicaciones provenientes de diferentes escuelas ps coanaliticas que comentan los escritos de Freud, se hubiera terminado por caer en cuenta de que alli figuran dos términos: Psyche, adjetivado psychisch, y Seele, ‘adjetivado seelisch. Las traducciones de Freud al francés han eludido durante mucho tiempo este problema que suscita la cohabitacién al traducir indiferentemente ‘uno y otro por “psiquismo” 0 "psfquico”."5 zAcaso se debe al hecho del acento puesto por Lacan sobre el significante? Siempre termina uno por preguntarse si no ha habido gato encerrado. Y, en efecto. Tanto que el problema, esbozado asi, sse complejiza, aunque quizés se simplifica con la presencia en Freud de un tercer término, Geist, adjetivado geistig 0 geistlich, el cual, en su tiltima obra Moisés y la rreligién monoteista, no podria dejar su lugar nl a Psyche ni a Seele para que estos términos mantuvieran su funcién heuristica. La historia de la espiritualidad (Geis- tigkeit) que desplicga este libro, no podria equivaler a una historia del psiquismo ni, mucho menos, a una historia del alma, De la misma manera, se considera incon- veniente nombrar en francés al chiste como “palabra psiquica’."* La importancia en Freud de la Geistigkeit al dirigir su ltimo mensaje es tal que Bruno Karsenti no Las Cisneros, col. TA EROTIKA, Editorial me cayys-eb veunte; México, 2012. [N. del E] 1 Gérard Granel, “Lacan y Heidegger, reflexiones a partir de los Zollikoner Seminars", en: Lacan con las filésofos (1991), te. 'sin crédito, Biblioteca del Colegio internacional de Flosofia, Siglo XX1 editores, 1" edicién en espatiol, Mexico, 1997, pp. 193-208. "5 Sucede de la misma manera en espaftol 1 *Chiste” en frances es: “mot despri’ literalmente: “palabra del espiritu’.{N. de T] 7 —— Fracuanes pe. antusis duda en consagrarle un capitulo entero de una obra reciente y, ademas, preciosa: Moise et 'idée du peuple juif'? Como vemos, la suerte de temblor que maniflesta la presencia simulténea en Freud de tres términos —mientras que s6lo uno de entre ellos figura en el nombre de “psicoanalisis"—vale como indice de una cuestidn que no ha quedado resuelta y, de ese modo, de otra fragilidad. Ella deja ver, por otro lado, el uso que da a en- tender y leer tanto “psicoanalisis” como “analisis” como si alli hubiera una sola y tinica significacién la cual, incluso aislando asi el “psi", deja planteado un pro- blema sin presentarlo explicitamente. Empero, no se podria reconocer un temblor tal en Freud mas que considerando su obra sincrénicamente. Tomada diacronica- ‘mente (lo que se impone a partir del momento en que no se trata, como tampoco en Lacan, de un “sistema de pensamiento”) muestra, al contrario, que finalmente se ocupa del espiritu. Basta con leerlo para saber que este espiritu no presenta a sus ojos nada de etéreo, de “espiritualista’, es decir, de “espiritista’. Se plantea, en. tonces, una pregunta: ,puede el andlisis mantenerse al corriente con esa dltima Indicacion de Freud de admitir, bajo su sugerencia, el espiritu como siendo aquello de lo que se trata? Dicho de otra manera: no olvidar aquello que ya sabian bien los contemporaneos de Freud —y no los menores: Wittgenstein, Mann, Andreas- Salomé, Jung, Pfister, Auden, etc Uno se ve las caras con un movimiento orientado de manera semejante hacia un desistimiento del "psi" en Lacan. Ya sea en 1953 (el debut efectivo de su “ense- fianza’) en donde como lector de las Memorias de Daniel Paul Schreber reconocia el relato de una *catastrofe espiritual” y no “psiquica", 0 el mismo afo ligando su ensefianza con la “linea espiritual de Ferenczi", o en 1964 mientras fundaba tuna escuela con referencia explicita a las escuelas filosoficas antiguas que en 1967 cuando proponia a los analistas tomar modelo a partir de los ejercicios espiritua- les de los escépticos; o a partir de que la espiritualidad ha sido esta area comin de donde ha surgido su toma en cuenta del pensamiento heideggeriano; y, para finalizar, su clara declaracién del 11 de febrero de 1975 que pone los puntos sobre las ies: aquello a lo que Freud llama “realidad psiquica” es “exactamente la misma cosa” que la realidad religiosa. Reconocer en el andlisis una figura ain inédita de la espiritualidad es lo tinico que podra permitir distinguir el andlisis de esta “misma cosa" que puede muy bien ser llamada “psicologia” o “religion”. Tal rechazo de lo Psicolégico no es, por otro lado, novedoso: Ludwig Wittgenstein y con él un buen nntimero de seguidores de la filosofia analitica, Martin Heidegger, Georges Canguil: hem, Michel Foucault, principalmente, lo hah manifestado claramente. Al admitir asi lo que es, el andlisis levantarfa una ambigiiedad, perderia esta fuerza inhibidora y desviante que le viene de todo lo que arrastra subrepti © Bruno Karsenti, Moise et lidée du peuple juif, la verté historique selon Feud, coll Pas ‘sages, Les Editions du Cert, Paris, 2012, Is a — Jean AULoucH ente de psicologia y de religion; asi, devendrfa fragil para encontrar por ahi su modo propio de eficacia. Haria suya la proposicién de Michel Foucault quien ‘on 19K] sostenia que el andlisis no habfa tenido hasta entonces (fuera de Lacan) | *valentia” (es su término) de pensarse y de ejercerse como una forma de espiri- tuulldad, Espiritualidad, qué quiere decir? La definicién que propone Foucault Ie va bien al andlisis: s6lo una transformacion del sujeto puede permitirle su acceso fla verdad. No es, por cierto, una casualidad que en Foucault como en Lacan, en en sentido diferente, se encuentre convocado el concepto de subjetivacion, ‘rant en uno como en otro el sujeto no esta dado, no existe esta fijeza a partir dela ual todo lo demas se ordenaria. Un sujeto puede advenir, dividido, al volverse ‘¢colocar en una cierta alteridad. Aun hay un lugar donde esta alteridad conviene. lin sus Cuadernos de juventud, Ferdinand Alquié escrib\6: "Cuando Eluard dice Mi olor como un poco de sol en el agua fri’, sin duda, no hay que hacer en ese verso un ‘eafuerzo para traducir en primer lugar, un dolor dado. Mas bien hay que partir del ‘nol en el agua fria. Eso es lo dado y es lo que crea el dolor”."* "Traducir un dolor ucla": he ahi la psicologia. “Partir del sol en el agua fria", he ahi Ia espiritualidad. Y of anilists, sequin Jacques Lacan, ha debido terminar por indicar —nadie lo habia oludo que la palabra “expresién” no figuraba en ninguna parte de “Funcién y ‘campo de la palabra y el lenguaje”.!” El poeta nt se explica ni metaforiza. Este “sol”, ‘enlu“ayua fria” valen como signos que, enlazados tal como estén, producen su dolor ddonite el momento en que quedan en espera de su descomposicion. Des-componer ‘on unullzar. La figura se deshace, sus componentes advienen como significantes ain nenitelo, 1 dolor da lugar a esta fragilidad que, por consiguiente, testimonia la ependencia del poeta abandonado a su suerte frente al lenguaje. © Feraina 2014, p. Jacq . *Funeidn y campo de la palabra y el Ienguaje en psicoanalisis” (1953), Iria, f, Tomas Segovia, revisada con la colaboracion del autor y Juan David Nasio, Siglo XXI etores, Méxieo, 1972, pp. 58-130. Alguit, Cuadernos de fuventud (1927-1934), Ediciones Literales, Cordoba, 7” lo

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