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ANGEL LOPEZ GARCIA FUNDAMENTOS GENETICOS DEL LENGUAJE Este libro no plantea la cuestién del len- guaje en términos légico-matemiaticos, sino bioldgicos. El ser humano es un organismo, consta de productos minerales y de proce- sos organicos similares en todo a Ia natu- raleza, pues no deja de ser parte de ella; pero ademis habla, tiene lenguaje y, por ello mismo, piensa y vive en sociedad. Re- chazando y huyendo de cualquier «impos- tura intelectual-, es decir, sin pretender uti- lizar conceptos extraidos de las ciencias du- ras para hacer progresar las ciencias blan- das, el lector de este libro no encontrara otra cosa que una gran cantidad de leyes y categorias lingiiisticas que son equivalentes a otras tantas leyes y categorias genéticas. El resultado es sorprendente y las implica- ciones muy profundas. El tema est en el ojo del hurac4n de la cultura del siglo XxI y las conclusiones que cada uno extraiga de su lectura pueden representar un punto de inflexion en Ia imagen que los humanos tenemos de nosotros mismos. Fundamentos genéticos del lenguaje SA A A $2 Angel Lopez Garcia “ Fundamentos genéticos del lenguaje (2002) CATEDRA uNcOifstica 1." edicién, 2002 Reservados todos los derechos. El contenido de esta obra esté protegido por la Ley, que establece penas de prision y/o multas, ademas de las correspondientes indemnizaciones por dafios y perjuicios, para quienes reprodujeren, plagiaren, distribuyeren o comunicaren publicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artistica © cientifica, 0 su transformacién, interpretaci6n 0 ejecucién artistica fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio, sin la preceptiva autorizaci6n. © Angel Lopez Garcia i © Ediciones Catedra (Grupo Anaya, S. A.), 2002 : Juan Ignacio Luca de Tena, 15. 28027 Madrid i Depésito legal: M. 21.922-2002 1S.B.N.: 84-376-1991-2 Printed in Spain Impreso én Lavel, S. A. i C/ Gran Canaria, 12. P. I. Los Llanos 28970 i Humanes de Madrid (Madrid) ae em - Indice PREFACIO .... 13 Capitulo primero, INTRODUCCION .... 17 1.1. Las ciencias de Ia naturaleza y las ciencias del hombre. 17 1.2: El ser humano como organismo radicalmente antientropi 20 Capitulo II. EL LENGUAJE DE LA VIDA’... 23 2.1. El lenguaje quimico y el lenguaje bioquimico 23 1 2.2, La semiética de la vida ..... 27 Capitulo II]. La INFORMACION Y LAS FORMAS DE LA VIDA .. 31 3.1. La informacién en el interior de la célula ... 31 3.2. De la informaci6n intracelular a la informacion extracelular.. 36 Capitulo IV. Dz La INFORMACION A LA COMUNICACIO! 4B 4.1. Procesos comunicativos en la naturaleza 43 4.2. La comunicacién entre los antropoides .. 48 4.3. Las propiedades del lenguaje .... 57 Capitulo V. EL CODIGO EXTERNO DEL LENGUAJE HUMANO, » 61 5.1. El cémo del aprendizaje lingiiistico de los primates . , 61 5.2. El porqué del aprendizaje lingiiistico de los primates 65 5.3. Protolenguaje y leyes gestalticas Capitulo VI, EL CODIGO INTERNO DEL LENGUAJE HUMANO ("8 6.1, La cuestién del innatismo .... <2 6.2, Objeciones al innatismo y propuestas de solucién Capitulo VII. Las PROPIEDADES SINTACTICAS DEL CODIGO INTERNO . 7.1, Una falsa analogia ..... 7.2. Replanteamiento de la analogia Capitulo VIII. La PROYECCION FORMAL DEL CODIGO GENETICO .. 8.1, El codén y la estructura de la frase .. 8.1.1. La tercera base y el complemento 8.1.2. La segunda base y el nticleo 8.1.3. La primera base y el especific 8.1.4. La estructura del codén y la estructura de la fras 8.2. La categorizacior 8.3. Los niveles y la fijacién en el referente 8.4. La concordancia y el tambaleo ... EVAS PROYECCIO- Capitulo IX. MAs ALLA DEL CODIGO GENETIC ite y la estructura de constituyentes 9.2. El entrecruzamiento y as construcciones correlativas 9.3. La recursivida 9.4. Los transposones y itegorias vacias 9.5. Transposiciones compuestas y completivas de estilo in 9.6. La dominancia en cis y el concepto de isla sintactica Capitulo x la CONSTRUCCION DEL TEXTO .. 10.1. El cistrén y la oracién .. , 10.2, El operén y el texto .. 10.2.1: Represién'y coherencia seméantica 10.2.2; Induccién y cohesién sintactic: 10.3. Mecanismos celulares y descodificacién de textos 10.4: La transcripcién y sus equivalentes discursivos .... 10.4.1. Exones, intrones, cistrone enunciado y la oraci6n . 10.4.2. El promotor y el topico x 10.4.3.. Terminacién con rho y sin rho: el foco y el rem: 10.5. Marcas formales de la traduccin y equivalentes discursivos 10.6. El acto de traducir y la comprensién lingiiistica . 10.7. Modificaciones postraduccionales y produccié: + 10.8: La variedad del ARN, y la variedad de las lenguas .. Capitulo XI. La CONSTRUCCION DE LA GRAMATICA | LLL. La replica ién como fundamento de la produccién y del me’ . talenguaje 11.2. El surgimic 93 93 98 105 105 109 11 114 116 120 129 133 11.3. Patrones gestdlticos y patrones lingitisticos .. 11.3.1. La construccién de la escena primaria 232 11.3.2. La categorizacién primaria .. 233 11.4. Construcciones gramaticales secundarias 234 11.5. Justificacién genética de las etapas de adqui 246 11.6. Justificacién genética de la creatividad ... 248 A Teresa, mi mujer, este texto que completa otro que le dediqué hace casi un cuarto de siglo. Alora como entonces 0, mejor, mds que nunca. Prefacio El autor de este libro ha vacilado mucho antes de escribirlo. Sabe que el tema esta en el ojo del huracdn de Ja cultura del siglo x00 y también sospecha que las consecuencias que se extraen de él pueden representar un punto de inflexién en la imagen que los humanos tene- mos de nosotros mismos. Tanto es asi que he resistido la tentacién de escribir un capitulo de conclusiones: dejo a cada lector que las extrai- ga por si mismo. El problema es que un libro se escribe teniendo pre- sente al usuario potencial al que va destinado, y estos Fundamentos ge- néticos del lenguaje no sabrian dénde encontrar su lector ideal. Ultimamente se ha puesto de moda la utilizacién de conceptos ex- traidos de las ciencias duras para hacer progresar a las ciencias blandas. Esta clase de frivolidad —que Alan Sokal ha denominado con dureza «imposturas intelectuales»-— se sirve de conceptos matematicos o fisi- cos en Teoria literaria, en Psicoanilisis o en Sociologia. Personalmente siempre he sido bastante escéptico respecto a estos intentos, tal vez porque mi formacién tiene un doble entronque, cientifico y humanis- tico a la vez, de manera que soy consciente de hasta qué punto ambos mundos no tienen nada en comin. Mas, si en alguna parcela del co- nocimiento deberiamos tender un puente entre ellos, es precisamente en la que nos ocupa aqui, Resulta que el ser humano es un organismo, consta de productos minerales y de procesos organicos, similares en todo a los de la naturaleza, pues no deja de ser parte de ella; pero, ade- més, habla, tiene lenguaje y, por ello mismo, piensa y vive en sociedad. éNo habria que plantear el paso de una fase a otra en algtin momento? El problema es que dicho propésito resulta casi imposible sin un método especifico y el autor, quiero confesarlo abiertamente, carece de 13 él. Las imposturas intelectuales, a que acabo de aludir, nacen precisa- mente de esta pretension, de creer que el método hipotético-deductivo de la ciencia natural puede aplicarse al ser humano, de suponer que nuestros pensamientos, emociones y palabras pueden ser predichos desde un modelo formal y posteriormente comprobados en el labora- torio. Tal vez me equivoque, pero creo que por ahora esto no es asi y dudo que vaya a serlo alguna vez. Por ello, prudentemente, me he li- mitado a la analogia como procedimiento —que no método cientifi- co— de descubrimiento. El lector de este libro no encontrard otra cosa que una gran cantidad de leyes y categorias lingitisticas que son equi- valentes a otras tantas leyes y categorias genéticas. Es poco, pero resul- ta sorprendente y sus implicaciones —en esto no creo engafiarme— son muy profundas. pote Sin embargo, la dificultad, ya lo he dicho, estriba en el tipo de lec- tor. Nuestra formacién académica universitaria tan apenas considera sensato, y ni siquiera concebible, que un estudiante curse a la vez asig- naturas de Lingitistica y de Genética. Lo malo es que el lector de este libro deberia poseer conocimientos de ambas disciplinas. Al redactar estas paginas me he debatido constantemente entre la necesidad de es- cribir para lingilistas que no saben Genética y para genetistas que no entienden de Lingitistica. La manera de satisfacer a ambos ha consisti- do en procurar simplificar las dos posiciones, pero sin llegar a triviali- zarlas. Espero haberlo logrado. Ya sé que mis afirmaciones lingitisticas admiten niuchas puntualizaciones y supongo que a mis datos genéti- cos les sucede lo mismo. Pero si hubiera atendido a ‘ambos requeri- mientos, este libro habria resultado ininteligible y tal vez no se hubie- se escrito nunca, i. eh bots ; ; Una de las consecuencias del caracter hibrido de este trabajo es la gran cantidad de ayudas que me he visto obligado a recabar. Siempre he discutido los resultados de mis investigaciones con otros colegas, pero en este caso han leido el manuscrito muchas més personas de lo habitual. ‘A todas ellas quiero agradecer sus generosas contribuciones. Algunos lectores, que sabian lo que estaba intentando, no dejaron de alentarme ademas en todo momento mucho antes de que les hiciese llegar el texto: Luis Santos; de la Universidad de Salamanca, José An- drés Molina, de la Universidad de Granada, y Candido Pérez Gallego, de la Universidad Complutense, asi como Félix Monge, mi maestro, son los verdaderos culpables de que estas ideas hayan visto la luz. Es imposible citar aqui a todos los demas colegas a los que envié la prime: ta version de este original, pero no quiero dejar de mencionar, por el influjo que su opinién ha tenido para mejorarlo, a Valerio Baez, Igna- 14 cio Bosque, José Maria Brucart, Julio Calvo, Milagros Fernandez, Agusti Galiana, Joaquin Garrido, Carlos Hernandez, Juan Carlos Mo- reno, Antonio Narbona, Jenaro Ortega, Manuel Prufionosa y Agustin Vera, asi como a mis compajieros del Departamento de Teoria de los Lenguajes de la Universidad de Valencia. Agradezco asimismo la ayu- da que me prestaron los profesores del Departamento de Lingiiistica de la Universidad de Murcia, donde pude exponer publicamente una version preliminar, y a Giovanni Invitto, el director de la revista Segui e Comprensione, que la publicé en sus paginas. Finalmente, es para mi una satisfaccién que Ediciones Catedra acoja este libro en su catalogo. Alli publiqué hace ms de veinte afios (!) una obra que inauguraba la desaz6n intelectual a la que he aludido y que daria lugar a toda una es- cuela de pensamiento lingiiistico (para una exposicién acutalizada, véase ahora «Die gramatica liminar, s.v., Lexikon der Romanistischen Linguistik, I, 1). Es como cuando uno recupera un paisaje de la nifiez. Estos Fundamentos genéticos del lenguaje, por supuesto, son muy distin- tos, pues no se plantean la cuestion del lenguaje en términos l6gico- matemiticos, sino bioldgicos. Sin embargo, tengo la impresién de que lo que me obsesiona sigue siendo lo mismo: como entonces, lo tinico que me mueve es el viejo ideal socrdtico de «conécete a ti mismo», aunque aqui se aplique a la especie y no al individuo. 15 CAPETULO PRIMERO Introduccién 1.1. LAS CIENCIAS DE LA NATURALEZA Y LAS CIENCIAS DEL HOMBRE Hay una prevencién ideoldégica evidente que nos veda la utiliza- cién de las categorias de la ciencia natural en el estudio de las ciencias humanas. ¢Acaso podemos entender al hombre con los conceptos de que nos servimos para describir a los animales 0, peor atin, a las plan- tas? Una cosa es que los humanos desciendan de los simios superiores —hoy en dia casi nadie se atreveria a declararse antidarwinista— y otra muy diferente que la especificidad humana pueda compararse a ellos. Porque, como decian los antiguos, el hombre no sélo tiene cuerpo, también tiene espiritu. Es verdad que este planteamiento resulta ajeno ala ciencia. Pero no debemos dejarnos engajiar por las palabras. El ser humano —decimos— tiene conciencia y los animales no; el ser huma- no posee raciocinio y los animales no (algunos son inteligentes, pero esta es sélo una condicién para aquel); el ser humano acttia de mane- ra intencional y los animales no; el ser humano posee una lengua y los animales no. Conciencia, raciocinio, intencionalidad, lenguaje: he aqui comportamientos especificos del hombre, diferentes entre s{, aunque es- trechamente relacionados, los cuales antes se solian agrupar bajo el cé- modo rétulo de «espiritu» 0, como diriamos ahora, de «mente», que es palabra que asusta menos. Lo relativo al hombre pertenecerd, pues, a las ciencias del espiritu (Geisteswissenschaffen), lo relativo a minerales, plantas y animales, a las ciencias de la naturaleza (Naturwissenschaften). 17 Esta particién, quién lo duda, resulta bastante antropocéntrica. En términos de todo lo que es computable y medible, es decir, accesible a la observacién cientifica, parece que la frontera primera deberia trazar- se entre la materia inerte y la materia viva. Desde el punto de vista de las grandes leyes de la naturaleza lo determinante es, en efecto, que la materia inerte cumple la segunda ley de la Termodindmica mientras que la materia viva parece conculcarla. Como es sabido, esta ley esta- blece que, aunque la cantidad global de la energia disponible en el uni- verso permanece constante (primera ley de la Termodindmica), en cambio, la entropia —esto es, el desorden— de un sistema material aumenta progresivamente con el paso del tiempo. La ley del aumento de la entropia es, pues, una prediccién de la progresiva desorganiza- cién de las condiciones iniciales de estructuracion de un sistema molecu- lar. Pero esto, que resulta valido para los sistemas inertes, no lo es para los sistemas vivos. La vida no slo consume energia. Ante todo y sobre todo consume orden, de manera que cualquier organismo vivo toma del entorno lo que necesita para conservar y aun mejorar sus condicio- nes iniciales, es decir, para disminuir su entropia o tendencia a la desor- ganizacién en vez de aumentarla', Desde la mas humilde bacteria has- ta el ser humano, la vida de cualquier organismo vivo consiste en com- batir la tendencia.a la desintegracién mediante una: infinidad de complicados procesos bioquimicos catalizados por proteinas que ellos mismos han producido. Es verdad que al final la degeneracién resulta inevitable y que entonces sobreviene la muerte: pero no sin que los principios que hacen posible la antientropia hayan sido depositados en una continuacién del organismo, en descendientes que continua- ran la lucha contra el desorden de manera indefinida?. éA qué viene, pues, el orgullo humano, la presunta especificidad del hombre? A que en términos evolucionistas resulta ser, sin duda, ‘una especie nica, una verdadera anomalia evolutiva. Porque tiene conciencia, intencionalidad, raciocinio, lenguaje, ya lo hemos dicho. 4 Estas afirmaciones tan generales deberian matizarse de manera adecuada, pero en el contexto de la presente introduccién son suficientes. Como és sabido, el primero que puso de manifiesto la estrecha relacién de la vida con el orden y, consiguientemente, con la informacién, fue E. Schrédinger, What is life? Mind and matter, Cambridge, 1945. No es el objeto de este libro ocuparse de la termodindmica de la vida. El problema se examina, por ejemplo, en L Prigogine, «La thermodynamique de la vie», en VV.AA, La recherche en biologie moléculaire, Paris, Seuil, 1975, pags. 223-250. : 2 En los organismos sexuados esta misién antientropica queda encomendada a los descendientes, pero en los que se reproduicen por gemacién es literalmente el organismo antecesor el que se divide en sus sucesores, de manera que puede considerarse inmortal: 18 Pero no sdlo por eso. Al fin y al cabo otros animales poseen capacida- des que al hombre le resultan ajenas y que més de una vez ha envidia- do, como puede ser la de volar o la de autofecundarse. Lo relevante en este contexto energético es que la evolucién del hombre difiere de la de todas las dems especies. Mientras que estas se fueron diferencian- do a instancias de la seleccién natural, inducida por la competencia con los demés animales que ocupaban su mismo nicho ecoldgico’, el hombre evoluciona en competencia consigo mismo, con otros grupos humanos. Ademis, en el caso humano, no puede hablarse propiamen- te de diferenciacién, sino de todo lo contrario: a lo que se tiende es a que cada ser humano esté en relacién con grupos de hombres cada vez mas amplios y en el limite (tal vez la aldea global acabe siendo eso) con la humanidad en su conjunto. Y finalmente: los hombres no evolucio- nan en funcién del nicho ecolégico que ocupan 0, mejor dicho, asi fue al principio‘, pero a la postre han terminado por ser ellos los que mo- dificaron y crearon sus propios nichos habiendo modelado la totalidad del planeta Tierra seguin sus conveniencias’. 3 Advirtamos que la seleccién natural, en sentido darwinista, nada tiene que ver con Ja lucha por la vida tal y como la entiende la sabidurfa popular. La selecci6n natural con- siste simplemente en que las variedades genéticas de una especie que mejor se adaptan al entomo viven mis y consiguientemente tienen més ocasiones de procrear, por lo que a la larga sus descendientes, més numerosos y mejor dotados, terminaran por prevalecer. 4 Se acepta comanmente que la conversion de los antropoides en humanos fue de- bida a que una transformacién geolégica (tal vez el hundimiento del valle del Rift) obli- 6a aquellos a abandonar el bosque y a vivir en la sabana, De ahi se siguieron una serie de procesos relacionados: 1) el bipedismo, pues surgié la necesidad de caminar largas dis- tancias en busca de alimento o huyendo de los depredadores; 2) la evolucién de la mano, la cual, no siendo ya necesaria para la locomocién, se transforma en un érgano prensil que permitira la fabricacién de instrumentos; 3) la evolucién de los dientes y de la mandibula, los cuales ya no se emplean en masticar grandes cantidades de vegetales duros, sino que se adaptan a una dieta omnivora; 4) el aumento del tamaiio del crineo y, consiguientemente, del volumen del cerebro, dada la necesidad de coordinar acciones ‘complejas que antes no se habian planteado; 5) el desarrollo del aparato fonador junto con el descenso de la laringe, pues la vista ya no es suficiente para garantizar los sistemas de alerta y de comunicacién en el grupo; 6) finalmente, y ya fuera de todos estos proce: sos, el surgimiento del lenguaje, que algunos han vinculado a la etapa del homo erectus da- tada hace un mill6n de afios, pero que probablemente no se produjo hasta la aparicién del homo sapiens hace cien mil aiios. Entre los muchos trabajos que se han ocupado de esta cuestiGn me parece particularmente claro, a medio camino entre las humanidades y las ciencias naturales segiin nos proponemos en esta obra, el libro de J. Bertranpetit y C Junge, Viaje a los origenes. Una historia bioldgica de la especie humana, Barcelona, Penin- sula, 2000. 5 Para estas cuestiones, véase el ensayo de F. Cordén, La naturaleza del hombre a la luz de su origen biolégico, Barcelona, Anthropos, 1981. . 19 1,2, EL SER HUMANO COMO ORGANISMO RADICALMENTE ANTIENTROPICO Desde la perspectiva que acabamos de examinar ya no resulta tan desatinado postular que la verdadera frontera se da entre la materia hu- mana y la no humana. Porque el ser humano podria ser caracterizado por una nueva y més radical repugnancia a Ja entropia: no se trata tan sdlo de que, como todos los demas seres vivos, desordene el entorno para garantizar su propio orden interno; es que, ademas, el hombre in- troduce modelos de orden en el mundo para hacer mis facil y durade- ra la propagacién de su propio orden interno. Si la oposicién funda: mental es la de «entropia/antientropia», habré que convenir que la ma- teria inerte, que cumple la segunda ley de la Termodinamica, se enfrenta globalmente a la materia viva, humana y no humana, que no la cumplen. Pero cuando partimos de la dualidad «orden/desorden», resulta evidente que los seres humanos, caracterizados globalmente por el orden, se enfrentan a los demis seres, que son instancias parcia- les (seres vivos) 0 totales (materia inerte) de desorden. Lo que tenemos es una gradacién temnaria: desorden externo e interno < orden interno y desorden externo < orden interno y externo MATERIA INERTE MATERIA VIVA, ‘SER HUMANO 1 7 2 3 pero no esté claro si el paso de 1 a 2 y el de 2 a 3 se producen de for- ma gradual o de manera brusca. En principio, la materia inerte es entrdpica y la materia viva, an- tientrépica. Sin embargo, no faltan en aquella procesos fisicos contra- rios a la segunda ley de Ja entropia, como son las llamadas estructuras disipativas. Un ejemplo de estructura disipativa lo constituye la inesta- bilidad de Bénard. Si calentamos un liquido, contenido en un reci- piente, por debajo, al principio, el calor ser4 transportado por conduc- cién, pero, a partir de cierto gradiente de temperatura, se formardn por conyeccién corrientes macroscépicas, las cuales suponen un nuevo principio de orden estabilizado gracias a los intercambios de energia con el mundo exterior. Con todo, no debemos Ilamamos a engafio: un liquido calentado en el que se desarrollan corrientes por convec- ci6n es antientrdpico, pero no es un organismo vivo. Para que la vida sea posible hace falta mucho mas. Hoy por hoy lo que sabemos del origen de la misma sobre la Tierra es que hace 20 unos 3500 millones de afios una atmésfera reductora formada por me- tano, agua, nitrégeno y diéxido de carbono fue sometida a una estimu- lacién energética (rayos ultravioleta, ondas de choque de las mareas 0 calentamiento volcdnico) y asi se formé un caldo prebidtico en el que ya estaban presentes casi todos los componentes organicos de los seres vivos, en particular los acidos nucleicos, los aminoacidos y los aztica- res, Sin embargo, ni siquiera esto era suficiente. Seguidamente los su- sodichos ingredientes organicos debieron organizarse en forma de mo- léculas poliméricas autoduplicativas. Este fue el origen de la doble hé- lice de ADN, originada automdticamente por la tendencia de la adenina a emparejarse con la timina y la de la guanina a hacerlo con la citosina, aunque al principio el elemento autorreplicativo debié ser el ARN. El ultimo paso, mal explicado hasta el momento, es c6mo dicho proceso de autoduplicacin, que al principio tuvo que producirse sin enzimas, paso a ser activado por ciertas secuencias poliméricas de ami- nodcidos presentes en el caldo prebistico para finalmente ligarse a di- chos polipéptidos y guiar la sintesis de los mismos (proceso en el que Ia asimetria derivada del cardcter dextrgiro del ADN frente al cardcter levégiro del polipéptido también jugd un papel). Sdlo cuando estos procesos tengan lugar en el seno de una estructura protegida por una membrana semipermeable —que deja entrar nutrientes, pero no que salgan los productos de la sintesis biolégica—, es cuando en sentido estricto se puede hablar de vida. En resumen, puede decirse que el paso evolutivo que condujo de la materia inerte a la materia viva supuso algunos procesos graduales y otros que tienen un caracter emergente: el desarrollo de las materias que componian el caldo bidtico es gradual y resulta explicable desde las leyes generales de la Quimica; sin embargo, el fundamento del cé- 6 Esto es algo més que una suposicién. Stanley Miller lo demostré experimental- mente en 1953 sometiendo una mezcla gascosa de agua, amoniaco, metano e hidrége- no a una chispa eléctrica permanente, lo cual le permitié obtener cuatro de los aminos- cidos més importantes para la vida: alanina, glicina, acido aspirtico y acido glutamico. Experimentos parecidos efectuados en los afios siguientes permitieron sintetizar otros aminodcidos. Una via distinta, que también explica la produccién de materia organica de manera abiogénica, es la ensayada por A. Oparin, El origen de la vida, México, Edito- res Mexicanos, 1975, a partir del examen de los meteoritos, similares en su composicién al nticleo de la Tierra. El andlisis de un gran meteorito hallado en Kabi (Hungria) reveld la existencia de ozoquerita, un hidrocarburo de gran peso molecular. A su vez, Jas masas de hierro halladas entre los basaltos de Ovifaq (Groenlandia) contienen carbono en for ma de carburo de hierro: este producto, procedente del nuicleo terrestre, reacciona con, el agua de la atmésfera y da lugar a hidrocarburos igualmente. 21 ! | digo genético, la asociacién de tripletas de bases. nucleotidicas a ami- nodcidos, pertenece a una dimensién diferente, es algo propio de la vida y que no puede ser inferido desde el estadio anterior. fel Como es sabido, esta primitiva molécula organica, muy parecida a una bacteria’, fue evolucionando y por seleccién natural terminaron produciéndose todos los demis seres vivos, incluido el hombre. La pregunta es si también debemos considerar el paso de 2 a 3 como una singularidad o bien aceptar que se produjo poco a poco. Esta pregun- ta afecta directamente a la cuestién del origen del lenguaje, pues en lo demés poco diferimos los humanos de nuestros parientes més préxi- mos, los chimpancés: si el lenguaje puede derivarse de los sistemas de ¢omunicacién animal y en particular de los de los primates, habra paso gradual; si no, tendremos que hablar de salto evolutivo. "7 Hoy dia ya no se acepta tindnimemente que las eucariotas tienen su origen en las Procariotas ni que los organismos unicelulares descienden de los pluricelulares. Hay es- tudiosos que piensan que los organismos primitivos eran pluricelulares y poliploides, es decir, que constaban de muchas células y de varias copias del cédigo genético para evr tar los errores introducidos en cada mitosis. Al trasladarse a entomos célidos, el peligro de error aumenté y para prevenirlo se simplificé extraordinariamente el mecanismo lle- gandose a las bacterias. Esto se demostraria por la existencia de ARN fésil en organismos superiores, pero no en bacterias. Sea como sea, lo que si parece obvio es que, con inde- pendencia de cémo eran los organismos primitivos, la evolucién camina de los seres més simples hacia los mas complejo, segin atestiguan los restos fosiles, datados con notable precisién, de manera inequivoca, . veered ile vrestann gt ae wee} 22 Capfruto II El lenguaje de la vida 2.1. EL LENGUAJE QUIMICO Y EL LENGUAJE BIOQUIMICO » En los ultimos tiempos se han incrementado los esfuerzos para mostrar que la evolucién entre los sistemas comunicativos de ciertas especies animales y el del hombre —el lenguaje— es un proceso gra- dual. La posibilidad contraria ha sido descrita por los bidlogos como una esperanzadora historia de monstruos (a hopeful monster story), casi una legitimacién de Ja intervencién divina. Sorprende que en este punto no hayamos sido capaces de conservar la frialdad cientifica con que se abordé el problema del origen de la vida. Puede que ello tenga que ver con que la cuestién de la comunicacién entre seres vivos se plantea en el terreno de las Ciencias Humanas yuo en el de las Cien: cias Naturales. A pesar de lo anterior hay que decir que tampoco los bidlogos han conseguido caracterizar el paso de la materia inerte a la materia viva sin echar mano de la nocién de salto cualitativo. Una cosa son los produc- tos orgénicos —producidos por los organismos— y otra, la vida. An- tes de 1832, cuando Friedrich Wohler consiguié obtener urea (un com: ponente de Ja orina de los mamiferos) calentando cianato aménico, los quimicos pensaban que entre la quimica de la materia no viviente y la de la materia viviente existen diferencias esenciales. En la actuali- dad, cuando conocemos ambas muy bien, sabemos que esto no es asi y que los compuestos organicos se explican’a partir de la peculiar es: tructura del 4tomo de carbono. El problema es que; desde que Watson 23 y Crick descubrieron los fundamentos del cédigo genético en 1953, hemos Ilegado a conocer también con bastante seguridad cual es el funcionamiento quimico de la vida y a pesar de ello esta acumulacién de datos no nos ha permitido superar la estupefaccién originaria. Hoy dia el hecho de que una tripleta de bases nucleotidicas se asocie a un determinado aminodcido es explicable bioquimicamente, pero no de- riva de las leyes combinatorias de la Quimica. En Quimica las sustancias se combinan unas con otras produ- ciendo ya una mezcla ya un compuesto. En una mezcla las proporcio- nes varian: por ejemplo, existe un numero ilimitado de disoluciones de cloruro sédico en agua (1 por 100 de NaCl y 99 por 100 de H,O, 0 2 por 100 de NaCl y 98 por 100 de H,O, o 3 por 100 de NaCl y 97 por 100 de H,0, etc.). En un compuesto las proporciones son fijas: en el caso del agua tenemos siempre que en cada molécula hay dos ato- mos de hidrégeno por uno de oxigeno o, si se prefiere, un 11,19 por 100 en peso de hidrégeno y un 88,81 por 100 de oxigeno. En cualquier caso, tanto las mezclas como los compuestos responden a las propie- dades atémicas de los elementos quimicos implicados: el cloruro de sodio es soluble en agua y forma mezclas con ella, pero el hidrégeno prdcticamente no se disuelve; el oxigeno se combina con el hidrégeno, pero no con el oro. ‘ Si esta situacién se compara con la del triplete GCA (guanina-cito- sina-adenina), el cual aparece asociado al aminodcido alanina, se adver- tird su singularidad. éTenemos una combinacién o una mezcla? Evi- dentemente no se produce ningin compuesto, pues GCA nunca pier- de su identidad y la alanina tampoco. Pero la «mezcla» GCA-alanina fio se comporta como si lo fuese; no sdlo sucede que una molécula de cada nucledtido del triplete de partida se asocia a una molécula del de Hlegada, sino, sobre todo, que el primero resulta necesario para que se dé el segundo. En la naturaleza puede haber agua donde no hay cloru- to de sodio y puede haber cloruro de sodio donde no hay agua: en los organismos, para que haya alanina es preciso que la suscite el triplete GCA o alguno de sus tripletes sinénimos (GCU, GCC y GCG). Ningtin bioquimico ha sabido explicar hasta ahora qué propiedad quimica lleva a los tripletes GCA a asociar la alanina, tan sélo han des- crito de manera muy exacta y pormenorizada cémo se produce dicha asociacién. Se nos dice que una cadena de ADN que contiene la serie GCA se transcribe en una cadena equivalente de ARN mensajero (ARN, im) con este mismo triplete y que, luego, GCA es traducido a ala- nina gracias a un adaptador, el ARN de transferencia (ARN), que va cargado con el aminodcido y lo engancha en el triplete del ARN; 24 Pero esto es una descripcién, no una explicacién. No hay ninguna pro- piedad de la estructura quimica de la materia guanina-citosinaadenina que justifique su vinculacién a la materia alanina!, en el mismo senti- do en el que decimos que el tinico electrén que hay en el orbital exter- no del 4tomo de sodio se incorpora al orbital externo del Atomo de cloro, al cual le falta precisamente un electron para estar completo, re- sultando cloruro de sodio, Nat + Cl = NaCl. Lo unico que existe es una justificacién bioldgica: el mantenimiento de la vida en los organis- mos requiere la existencia de proteinas que contienen el aminodcido alanina y es esta necesidad la que justifica el acto de asociacién con la tripleta GCA. Es sintomatico que los bidlogos moleculares hayan echado mano de metéforas lingitisticas para dar cuenta de esta situacion tan particu- lar. Desde los articulos clasicos y las obras de referencia hasta los ensa- yos divulgativos, todos coinciden en decir que el cddigo genético cons- ta de «palabras» de tres «letras» cada una, las cuales llevan asociado un «sentido». Nuestra asociacién de arriba se ve ahora como un problema semidtico. A partir de las cuatro bases nucleotidicas del ARN, adenina, uracilo (timina en el ADN), citosina y guanina, representadas por las letras A, U(T), C y G, se forman 64 palabras, de las que tres represen- tan el signo de fin de la cadena y las demés, a un aminodcido. Como en los organismos sdlo son operativos 20 aminodcidos, se sigue que muchos de estos tripletes han de ser sinénimos (por ejemplo, segiin vi- mos, GCA, GCC, GCU y GCG significan alanina) 0, como se suele decir, que el cddigo esté degenerado. Por citar sdlo una de estas expo- siciones metaféricas entre miles, véase lo que dice M. Ridley en una re- ciente y apreciada obra de divulgacién?: Imaginense que el genoma es un libro. Hay veintitrés capitulos Hamados cromosomas. Cada capitulo contiene varios miles de his- torias llamadas genes. Cada historia esté compuesta de parrafos Ila mados exones con anuncios intercalados Ilamados intrones. Cada parrafo esta compuesto de palabras llamadas codones. Cada palabra estd escrita con letras Ilamadas bases. A lo més que se ha Ilegado es a advertir correspondencias de encaje entre cada tri plete y su aminodcido, remisibles a sus respectivas estructuras topoldgicas secundarias 0 terciarias. Lo cual, seguramente, es cierto, pero resulta pobre: los sombreros encajan en las cabezas, mas esto no las explica, pues también encajarian las ollas, a la par que los sombreros pueden colocarse sobre un balén. 2M. Ridley, Genoma, La autobiografia de una especie en 23 capitulos, Madrid, Taurus, 2000, 25 éHasta qué punto estd justificada esta metafora? Como luego ve- remos, los términos concretos de la equiparacién que se propone (bases = letras, codones = palabras, etc.) son muy discutibles y repre- sentan un obstaculo serio para entender el fundamento semiético del cédigo genético. Sin embargo, el punto de partida resulta inequivoco: lo que caracteriza a la vida es que su antientropia, su lucha contra la tendencia de la materia al aumento del desorden, se alcanza introdu- ciendo un factor no contemplado hasta ese momento, el factor infor- macién, Fue Francis Crick, uno de los descubridores del cédigo genéti- co, quien puso esto de manifiesto*: El dogma central establece que una vez que la «informacién» se ha convertido en proteina no puede recuperarse. Resulta posible transferir informacién desde el dcido nucleico hasta el Acido nuclei- co o del Acido nucleico a la proteina, pero la transferencia de protei- na a proteina o de proteina a acido nucleico es imposible. Aqui in- formacién significa la determinacién precisa de la secuencia, bien de as bases en los acidos nucleicos, bien de los aminodcidos en Ia pro- teina. : La vida se basa en informacién y donde hay informacién hay sig- nos. Probablemente el salto cualitativo que estamos investigando obe- dezca justamente ‘a esto. Por mucho que’se hable del lenguaje de la Quimica, en realidad la materia inerte no funciona a base de la trans- misién de informacién sino de la transmisién de energia. Siguiendo con el ejemplo de arriba, el Atomo de sodio posee un potencial de ionizacién bajo, es decir, se requiere poca energia para sustraer un elec- trén de su orbital externo, y el de cloro tiene gran afinidad electrénica, libera mucha energia cuando su orbital externo capta un electron, En consecuencia, un atomo de sodio y otro de cloro se atraerén y tende- ran a quedar unidos por un enlace electrovalente como NaCl, pues la suma de la energia liberada por el cloro y de la que resulta del enlace ¢s superior a la que pierde el sodio. También aqui es inevitable repre- sentamos los hechos de forma metaférica. De la misma manera que la asociacibn de él perro y de come nos da un «compuesto verbal» el perro come, podriamos decir que N* + Cl nos da NaCl. Més aun: si en el se- gundo caso hay un electron que salta del sodio al cloro, ahora es una propiedad de el perro, el rasgo [+ animado], la que salta a come, de for- 5 BH. C. Crick, «Central dogma of molecular biology», Nature, 227, 1970, psi nas, 561-563. E 26 ma que él drbol come no seria una oracién bien formada porque los que comen son los perros y no los Arboles. Es como si dijésemos que a e perro le sobra el rasgo [+ animado}, el cual aprovecha a come. Esta me- tafora no es trivial. La idea misma de «valencia» de un elemento quimi- co se ha trasladado a Ia Lingitistica y asi decimos que dar es un verbo trivalente porque admite tres argumentos (alguien da algo a alguien) en el mismo sentido en el que afirmamos que el aluminio es trivalente porque posee tres electrones para combinarse y de ahi que forme com- puestos con tres 4tomos de cloro como el cloruro de aluminio, AICI,. Pero a pesar de lo sugerentes que resultan estas analogias, la unién de signos tiene poco que ver con la unién de elementos quimicos. Una unién de signos que se agotase en si misma seria estéril porque su ob- jetivo no es hablarnos de dichos signos sino de otra cosa. Las reaccio- nes quimicas son reversibles sin mas que cambiar las condiciones en que se producen: as{ la electrdlisis del agua permite obtener hidrégeno y oxigeno mientras que la combinacién de estos dos elementos a ele- vadas temperaturas vuelve a dar agua: 2H,O <> 2H, + O,, Por el con- trario, la unién de los significantes [el pérro] y [kéme] en boca del ha- blante nos da [el pérro kéme], pero el oyente no descompone este sig- nificante, sino que se apresura a asociarlo a una situacién del mundo, a un significado de indole diferente «el perro come». Si se hubiese es- forzado en reconocer otra vez [el pérro] y [kéme] a partir de [el pérro kéme], no diriamos que esta persona estd conversando, sino que se tra- ta de un gramatico, de alguien que disfruta descomponiendo las cade- nas lingilisticas en sus partes. 2.2, LA SEMIOTICA DE LA VIDA Cuando se plantea la cuestién de si los animales superiores tienen © no sistemas comunicativos parangonables al lenguaje humano, ha- bria que dar una respuesta mucho mis radical: cualquier organismo vivo los posee potencialmente porque el cdigo genético ya tiene forma de cédigo se- midtico. Los semidticos se dieron cuenta hace tiempo de que muchas conductas de los animales muestran algunos rasgos caracteristicos de la semiosis. Como dice Ch. Morris‘: - : El proceso en el que algo funciona como signo puede denomé- narse semiosis. Cominmente, en una tradicién que se remonta a los 4 Ch, Moms, Fundamentos dela teorta de los signos, Buenos Aires, Paidés, 1985, pig. 27." 27. griegos, se ha considerado que este proceso implica tres (o cuatro) factores: lo que acta como signo, aquello a que el signo alude, y ef efecto que produce en determinado intérprete en virtud del cual la cosa en cuesti6n es un signo para él. Estos tres componentes de la se miosis pueden denominarse, respectivamente, el vehiculo signico, el designatum y el interpretante. El intérprete podria considerarse un cuar- to factor. Estos términos explicitan los factores implicitos en la afir macién comin de que un signo alude a algo para alguien. Un perro responde con este tipo de conducta (1) que implica la caza de ardi- las (D) a cierto sonido (S); un viajero se prepara para estar a tono (1) ‘con la region geografica (D) a que se desplaza en virtud de la carta (8) de un amigo. En esos casos $ es el vehiculo signico (y un signo en virtud de su funcionamiento), D el designatum e I el interpretan- , te del intérprete. La caracterizacién mis eficaz de un signo es la si- : guiente: S es un signo de D para I en Ia medida en que I tome en consideracién D en virtud de la presencia de S. Este proceso semiédtico se da en el lenguaje humano, y tal vez en los chillidos de los monos vervet, en los cantos de muchos pdjaros, en la danza de las abejas, etc., pero algunos componentes también aparecen en el interior del organismo mis séncillo, la célula procariota. Por ejem- plo, cuando el genoma del bacteriéfago R17 contiene una secuencia de bases nucleotidicas® ... UUUGAAGC [AUG.GCU.UCU.AAC.UUU... y cada triplete es leido a partir de la iniciacién como un aminodcido —en este caso fMetionina + Alanina + Serina + Asparagina + Fenila- lanina...—, de forma que el conjunto de estos aminodcidos da lugar a la proteina de cubierta del fago, la cual permite aislarlo y evitar su di gestidn por la bacteria, lo que tenemos en realidad es lo siguiente: 1. Hay un vehiculo signico, la secuencia de bases nucleotidicas. -2.. Dicha secuencia determina cierta proteina de cubierta. 3. Esta proteina es la responsable de una conducta protectora del fago respecto de la bacteria. 4 4. La bacteria infectada por el virus fagico sufre las consecuencias de la invasion y es destruida. ties ase _, No serfa correcto decir que el fago aprovecha (toma en considera: cién) la proteina, pero si que esta sdlo esta presente en virtud de la se- 5 Descubierto tempranamente por J. A. Steitz, Polypeptide chain initiation: nu- cleotide sequences of the three ribosomal binding sites in bacteriophage R17 RNA», Nature, 224, 1969, pags. 957.964.0500 outshine yg tes at 28 cuencia de nucledtidos de su genoma y no por alguna afinidad quimi- ca entre ellos; ms discutible todavia es que lo haga con el objeto de protegerse de la digestién bacteriana, pues evidentemente no existe in- tencionalidad; tampoco hay, obviamente, conciencia de lo que sucede por parte de la bacteria. En otras palabras, que en la asociacién de una secuencia de nucledtidos a una proteina tenemos dos de los compo- nentes de la semiosis, el vehiculo signico, representado por el ADN, y el denotatum, representado por la proteina. Faltan, en cambio, el inter- pretante y el intérprete, pues la asociacién de aquellos esta prefijada en el cédigo y no es el resultado de que su vinculacién se produzca para determinar una conducta (el interpretante) ni en la mente de un intér- rete. i Tal vez, incluso esta valoracién restrictiva sea juzgada metaférica y excesiva. Sin embargo, da cuenta muy adecuadamente del cambio cua- litativo que tuvo lugar cuando se pasé de la materia inerte a la materia viva. En aquella no hay semiosis, en esta tampoco llega a darse un pro- ceso semidtico pleno antes de la aparicién del ser humano, pero ya apa- rece la condicién circular de que los productos de la semiosis son a la vez condicién de la semiosis misma. Esta circularidad se debe a que la transcripcién de cada codén (triplete de bases nucleotidicas) no se logra tan sélo con un adaptador que lo liga a su aminodcido correspondien- te, sino que el adaptador es construido a su vez por un grupo de veinte proteinas, las aminoacil ARN, sintetasas. En otras palabras, que las pro- teinas no existen sin los Acidos nucleicos, pero las instrucciones para leer estos como proteina estan precisamente en unas proteinas®. Es casi lo mismo que sucede en la semiosis, cuya circularidad apa- rece claramente reflejada en la siguiente definicién del signo que da Ch. S. Peirce’: Cualquier cosa que determina alguna otra (su interpretante) para que se refiera a un objeto al cual él mismo se refiere (su objeto); de la misma manera el interpretante se convierte a su vez en un signo, y ast ad infinitum. § Ultimamente se ha descubierto que el origen del cSdigo genético puede simplifi- carse notablemente, pero ello no llega a resolver el misterio irreductible de la primera asociacién de nucledtidos a proteina. L. Ribas y P. Schimmel, Cell, 26-1-2001, han mos- trado que, de las 20 proteinas que son responsables de la sintesis de los aminoacil sinte- tasa, por cada proteina de una clase que se ensambla en el adaptador, hay otra de una clase enfrentada que se puede ligar al adaptador al mismo tiempo y, ademas, sus amino’- cidos correspondientes tienen propiedades quimicas compartidas. 7 Ch. S. Peirce, Obra Légico-Semistica, Madrid, Taurus, 1987, pag. 2.303. 29 La diferencia entre la presemiosis bioldgica y la semiosis lingitistica es que esta tiltima resulta ser un proceso ilimitado. En realidad, lo que distingue a la materia inerte de la materia viva es que aquella es una muestra de la categoria peirceana de la primarie- dad y esta, de la secundariedad. Como dice Peirce: «Lo Primero es la concepcién del ser o del existir independientemente de cualquier otra cosa: Lo Segundo es la concepcién del ser relativo a, la concepcién de reaccién con otra cosa. Lo Tercero es la concepcién de mediacién por Ja que un Primero y un Segundo son puestos en relacién» (6.32). Los elementos de la materia inerte son un Primero, se consideran por si mismos y en si mismos. En cambio, las relaciones entre el ADN y la proteina, en las que se fundamenta la vida, consisten en que el ADN se liga factualmente con la proteina’. '. 8 Esto no quiere decir que en términos bioquimicos tengamos por qué suponer un hiato insalvable entre la materia inerte y la materia viva. Hace un cuarto de siglo que Manfred Eigen («Molecular Self Organization and the Early Stages of Evolution», Quar- serly Reviews of Biophysics, 4, 2:3, 1971, pag. 149) propuso una explicacién basada en pro- cesos de autorganizacién resultantes de ciclos enzimiticos cataliticos que funcionan como bucles de retroalimentacién. Pero esto, aparte de ser una mera hipétesis, deja en pie !a cuestién de que, con gradualidad o sin ella, antes de la vida no habia informacion yoonlavidasi © 6 ts 4 ao y 30 Carfruto III La informacién y las formas de la vida 3.1, LA INFORMACION EN EL INTERIOR DE LA CELULA La vida consiste en una serie de operaciones codificadas por el ADN y ejecutadas por las proteinas. Esta dualidad gen-proteina es la encarnacién de la secundariedad semiética y se manifiesta constante- mente en el interior de cada célula. Los procesos mas importantes son los siguientes: a) Replicacién: el ADN, que es una doble hélice de secuencias com- plementarias de bases nucleotidicas, se duplica porque cada filamento de ADN, separado de su pareja, genera un correlato estructural confor- me al apareamiento de bases AT y G-C, b) Transcripcién: la cadena de ADN se transcribe, gracias a la me- diacién de su complementaria, como una cadena equivalente de ARN . mensajero (ARN,,), la cual es transportada desde el niicleo hasta el ci- toplasma. ; a ) Traduccién: el ARN de transferencia (ARN,) engancha un ami- nodcido a cada codén 0 triplete de bases del ARN, gracias a un anti- codén complementario; el ARN,, se degrada y queda la secuencia de aminodcidos, que es una proteina. d) Transferencia: las proteinas se desplazan por el citosol y, gracias a las sefiales que las identifican, unas veces son atraidas por los recepto- res de ciertos organulos —transferencia postraduccional— y otras veces se quedan asociadas a la membrana en la que van surgiendo —transfe- rencia cotraduccional. eet : Bee 31 Estas operaciones tienen lugar en sitios diferentes de la célula. Una célula es una porcién de materia viva separada del exterior por una membrana, la membrana plasmatica, la cual controla el flujo de nu- trientes y de informacién entre la célula y su entorno. En las células eu- cariotas —las cuales forman los tejidos de casi todas las plantas y ani- males—, el nticleo esta separado del resto por una membrana, la mem- brana nuclear; en las procariotas (bacterias, micoplasmas, etc.) no hay separaciOn. El nticleo est constituido basicamente por proteinas y por una larga cadena de ADN plegada innumerables veces sobre si misma; constituye el genoma de la célula y se agrupa en varios cromosomas, veintitrés pares (cuarenta y seis cromosomas en total) en el hombre. El resto de la célula se llama citoplasma y consta del citosol y de una se- rie de organulos entre los que destacan las mitocondrias, el reticulo en- doplasmatico, el complejo de Golgi, las vacuolas, los lisosomas y los ri- bosomas. El citosol es una solucién acuosa por la que circulan sustan- cias organicas; también contiene numerosos filamentos que son el asiento de la estructura celular. Las mitocondrias son las encargadas de producir el ATP (adenosin trifosfato), que es la base de la energia de la célula; también contienen ADN, independiente del del nicleo. Casi todos los dems orginulos desempefian funciones variadas relaciona- das con el metabolismo celular. Los ribosomas sintetizan proteinas y participan directamente en Ja traduccion, La replicacion tiene lugar en el micleo y sdlo ocurre cada vez que la célula se divide en Ja mitosis. La transcripcién supone el transito desde una cadena de ADN del ni- cleo hasta una cadena correspondiente de ARN,, del citosol. La traduc- cién de dicho ARN,, en proteinas se produce enteramente en el cito- sol. En esquema lo que tenemos es lo siguiente: Peioe 6 «.ATGATAGTGTTTTTG... «»ATGATAGTGTTTTIG... PEE eH .-TACTATCACAAAAAC... Hebra no codificadora Replicacién —> Hebra codificadora’ ‘i ool «.ATGATAGTGTTTTIG... ««TACTATCACAAAAAC... “ "ACTATCACAAAAAC. AUG |... AUA GUG...... UUU. UUG. 32 Traduccién 4 Metionina - Isoleucina - Valina’- Fenilalanina - Leucina. Transferencia + Proteina en circulacién Estas cuatro operaciones —replicacién, transcripcién, traduccién y transferencia— estén teniendo lugar constantemente en alguna de las células de un organismo y se han dado trillones de veces desde que sur- gid la vida sobre la Tierra. Es sabido que la teorfa de la evolucién supo- ne una acomodacién progresiva del organismo al ambiente: las muta- ciones que favorecen la vida dotan a los ejemplares que las han experi- mentado de un mayor ntimero de descendientes, con lo que a la larga desaparecen los representantes de la especie que no mutaron en el sen- tido favorable. Sin embargo, lo mas interesante es que dicha acomoda- cién ya estaba prefigurada en el genoma de las células del organismo. Como decia Konrad Lorenz, el fundador de la Etologia: Cuando hallamos que determinado cambio ambiental provoca regularmente en cierto organismo una modificacién que sf lo adapta de forma teleonémica a ese cambio, esta adecuacién, como cual- quier otra, se funda en informacién filogenéticamente adquirida [...] Por lo tanto, si una planta que vive en condiciones lum{nicas desfa- yorables adquiere una longitud considerable [...], estos cambios te leonémicos han sido provocados por influencias exteriores, pero constituyen la realizacién de un programa incorporado que es pro- ducto de una evolucién filogenética y esta previsto en el genoma'. R. Riedl ha desarrollado el modelo etolégico de K. Lorenz en el sentido de una biologia del conocimiento: 7 Como hemos visto, ningtin saber puede llegar més lejos que lo que alcanza su contenido de experiencia. Y simultaneamente debe basarse en aquel presaber del que ha surgido. La imagen del mundo de cualquier criatura sélo puede ser atinada en aquel ambito selecti- vo dentro del cual constantemente pueden confirmarse o fracasar sus hipétesis. Pero simulténeamente ningtn aparato de represen- 1 K Lorenz, Fundamentos de la etologla, Barcelona, Paidés, 1986, pags. 235-236. 2 R Riedl, Biologta del conocimiento, Los fundamentos flogentticos de la razén, Barcelona, Labor, 1983, pags. 220-221. : 33 tacién del mundo puede surgir sin sus predecesores, y toda amplia cidn del Ambito vital obliga a la representacién del mundo y a su aparato a unas extrapolaciones hacia lo desconocido. En la primera evolucién, en la que solo aprendia el patrimonio hereditario, el pro- ceso era tan lento que las representaciones del mundo que tenian los - animales eran todas atinadas. Por pequefia que fuera la parcela de este mundo que les era relevante. El proceso se acelera en varios ér denes de magnitud en la segunda evolucin que transmite la expe riencia por medio del lenguaje y la escritura. La parcela relevante se ensancha. Estructuralmente, la vida se inicia en las procariotas unicelulares, Desde este organismo minimo hasta el hombre lo que hay es una dia- léctica entre expectativas internas y experiencias externas. La evolucién se organiza en estratos; un cierto estrato evolutivo 7 aprovecha lo ad- quirido por el estrato precedente 2-I e intenta responder al reto que la experiencia del ambiente exterior supone para sus propias condiciones internas; el resultado se zanja con un estrato superior 2+J. La cuestién es si el transito entre estratos puede considerarse gradual o no’. Eviden- temente, asi parece serlo en lo relativo a las formas anatémicas y a los procesos fisioldgicos: por ejemplo, podemos reconocer todas las eta- pas que llevaron suavemente desde el Hyracotherium, un caballo primi- tivo, del tamafio de un perro, que vivid hace cincuenta millones de aiios, que tenia varios dedos en la pata y una dentadura para ramonear, hasta el caballo moderno, mucho mayor, con un solo dedo en Ia pata y la dentadura adecuada para pastar. Las dudas surgen cuando conside- ramos el surgimiento de las estructuras cognoscitivas del hombre, el lenguaje, la razén y la conciencia. Los organismos tienen que entrar en relacién con el entomno para satisfacer sus necesidades nutricionales. En la fotosintesis una planta absorbe agua de la tierra junto con didxido de carbono de la atmésfe- ray, con el auxilio de la energia luminica, los convierte en glucosa y en oxigeno. Un pez aspira el aire disuelto en el agua a través de sus bran- quias y hace lo contrario, oxida la glucosa y la transforma en CO, y O desprendiendo energia. Estos procesos son esenciales para la vida, pero, en sentido estricto, no suponen un proceso informativo porque pertenecen a la primariedad, se basan en una mera relacién causa-efecto. La informactén implica un cambio en el gradiente de una seal 3 Riedl considera siete estratos principales (cft. fig. 58, pag, 212): precelular, estruc- tural, instintivo, asociativo, raciomorfo, racional y cultural. Los tres tiltimos son espect- ficos del ser humano. eer i 34 -y una respuesta asociada al mismo que no guarda relacién ni con su intensidad ‘ni con sus caracteristicas. Por ejemplo, hay informacién cuando un depre- dador avista una presa y se lanza tras ella para devorarla. Hay informa- cién cuando leemos épeligro! en un cartel y adoptamos precauciones al pasar por su lado. Como pusieron de manifiesto Shannon y Weaver, la informacién* aparece siempre que un sistema —una fuente— influye en otro sistema —un destino— mediante la manipulacién de sefiales alternativas que pueden transmitirse por un canal, normalmente con el auxilio de un transmisor que las codifica y de un receptor que las des- codifica. Asi, en el caso del herbivoro atrapado por un carnivoro, la fuente es la imagen del antilope convertida en puntos de intensidad lu- minica variable en la retina del tigre; el transmisor es un mecanismo que convierte estas diferencias de luminosidad en sefiales eléctricas; el canal es el nervio dptico que a través de sucesivas sinapsis las leva has- ta el cerebro del tigre; el receptor es el 4rea visual del cerebro donde se convierten otra vez en sensaciones luminosas; el destino son los misculos del tigre que acttian atrapando al antilope. La informacion. pertenece a la secundariedad peirceana; es la concepcién de reacci6n con otra cosa. i . Ningiin bidlogo pondria en duda la afirmacién de que todos los procesos fisiolégicos de los seres vivos son reductibles en ultima ins- tancia a fenémenos bioquimicos que tienen lugar en el interior de la célula y que son predeterminados por el ADN. Por ejemplo, la respira- cidn consiste en que los organismos dotados de pulmones o de bran- quias captan oxigeno del aire o del agua para facilitar los procesos or- ganicos de oxidacién liberando al mismo tiempo didxido de carbono. Esto se logra mediante la hemoglobina, que es un componente de los hematies de la sangre. El oxigeno se une a la hemoglobina (dando oxi- hemoglobina) y, al llegar a las células, es liberado, al tiempo que la he- moglobina se carga con el didxido de carbono. Pero este proceso, que en fisiologia se conoce hace tiempo, no se acabé de entender por com- pleto hasta que Ingram demostré en 1957 que el carécter monogénico 4 C.E. Shannon y W. Weaver, The Mathematical Theory of Communication, Urbana, University of Illinois Press, 1949. Pese a que los autores hablen de comunicacién, hoy el aspecto puramente formal de la transmisién de sefiales y de sus probabilidades de apari- cién se conoce con el nombre de informacién. La informacion estd relacionada con la en tropia. Teniendo en cuenta que conforme aumenta el ntimero de estados de un sistema se necesita mis informacién para especificarlo, es evidente, suponiendo que los estados sean equiprobables, que la cantidad de informacion aumentara con nuestra incertidum- bre para predecirlos. En general, si un sistema tiene k estados, su maxima entropia H,,¢ viene definida por la ecuacién H,,., = log,k. : : 35 de la anemia falciforme es atribuible a un cambio en los aminodcidos de la cadena proteica de la hemoglobina. En otras palabras que el respon- sable de Ja estructura de la hemoglobina es un gen y la oxidacién, que se consuma en la célula, esté planeada también desde el nucleo de la célula misma. 3.2. DE LA INFORMACION INTRACELULAR ALA INFORMACION EXTRACELULAR Lo que ya no resulta tan comin es aceptar que los procesos infor mativos en los que estan implicados los seres vivos también guardan relacién con las relaciones informativas que tienen lugar en el interior de la célula. Por ejemplo, no es habitual suponer que la forma de los intercambios informativos sostenidos por las neuronas o células ner- viosas del cerebro reproduce la estructura general de los procesos infor - mativos de la célula en general, aunque si se suela admitir que el con- junto de las sinapsis neuronales est relacionado isomérficamente con la red de relaciones existentes entre los seres del mundo que aquellas intentan modelar’. Interior de la neurona NUCLEO > ARN + PROTEINA > MEMBRANA + como? Entre neuronas CELULA A > SINAPSIS > CELULA B + como Mundo exterior AGENTE > PROCESO > PACIENTE 5 Esta idea no est4 todavia generalizada, pero empieza a abrirse camino lenta- mente entre los especialistas en ciencia cognitiva. Uno de los primeros en formularla fue R Thom, «La funcién de la topologia en el anilisis semdntico», en B. Pottier (ed.), Semér- ticay Légica, Madrid, Gredos, 1983, pags. 77-79: «Resulta tentador —y conforme a la me- todologia general de la ciencia— representarse el universo semantico como una morfo- logia cuyo sustrato fuera un espacio euclidiano con un niimero muy grande de dimen- siones (por ejemplo, el espacio de los estados de activacién de las neuronas, si se adopta el punto de vista materialista que identifica un estado mental con el estado cerebral co- rrespondiente)[..] La idea general que puede proponerse en seméntica es que existe un isomorfismo aproximativo entre el logos de un ser material By el logos del concepto co rrespondiente C(E), considerado como una forma ‘espacial sobre el espacio euclidiano de las actividades psiquicas.» = ot 36 Una hipotética falta de homologia entre el intercambio de infor- macién intracelular y el intercambio de informacién extracelular resul- taria, como minimo, sorprendente. Supondria que un ser vivo, que estd hecho de células, se comunica con el entomo (el mundo exterior u otros seres vivos) siguiendo un patrén estructural W, mientras que el nticleo de cada una de las células de dicho ser vivo se comunica a su vez con su propio entomo (el citosol u otros organulos) siguiendo un patron estructural V que nada tiene que ver con el anterior. Considére- se una situacién elemental como fa que ocurre cuando la ameba, que es un organismo unicelular, se acerca a una fuente de luz y, de repente, la elude y se dirige a una zona menos iluminada. Lo que ha habido es un conjunto de procesos bioquimicos, pues la ameba carece de cé- lulas fotorreceptoras y no puede «recibir informacién»: el fendémeno se reduce a que la luz afecta directamente a las enzimas que regulan los movimientos del citoplasma. La sefial luminosa W y su conse- cuencia V, el movimiento citoplasmatico, estan ligados causalmente y guardan proporcién estricta: a mayor intensidad de la luz, mas in- tensa sera la modificacién de la enzima y mas grandes los efectos ci- néticos que provoca. Pero reparese en los efectos de la luz sobre algunos protozoos cilia- dos como el Stentor coeruleus, s6lo un poco mas complejos bioldgica- mente que la ameba. Ahora, el cambio en Ia intensidad de Ja luz afec- ta a un pigmento azul, el cual provoca un cambio de potencial eléctri- co en la membrana de la célula y a resultas del mismo Ia inversion del movimiento de los cilios que permiten nadar al animal®. {Hasta qué punto son homologas la estructura informativa W y la estructura con- ductual V? Evidentemente ambas responden al esquema general causa- efecto, pero no existe relacién directa entre la emisién de luz y el mo- vimiento de los cilios. En este caso, la variacion luminica W és una se- fial, la cual activa el pigmento y desencadena un movimiento V que no es causado por la luz sino por las diferencias de potencial eléctrico. Ha nacido la informacién, la estructura informativa més simple. Como se puede advertir, esta informacién primigenia se basa en un proceso de transferencia de la sefial: la luz es reconocida por un receptor —el pigmento azul— y ello desencadena una cadena conductual. ¢Esta justificado el nombre de transfrencia para este proceso? O en otras palabras: cuando Ilamamos éransferencia al comportamiento infor- mativo de los protozoos, éusamos dicha palabra en el mismo sentido 6 Véase V, Bruce y P.R. Green, Percepcién visual, Barcelona, Paidés, 1994, pag. 30. - 37 que cuando describe las vicisitudes de la proteina en el citosol? La pro: teina consta de una primera secuencia de aminodcidos —el lider— que facilita su anclaje en determinada membrana intracelular y una se- cuencia siguiente que es la responsable de sus efectos en el organismo. Que una proteina tenga determinados efectos sobre el metabolismo celular no es informativo. Pero que la proteina Ileve una sefial que la ancla en cierto lugar de la célula si lo es, pues dicha sefial, que se pue- de originar lejos del lugar de destino y que no tiene afinidad quimica por él ni efecto alguno sobre el mismo, debe ser reconocida. Esta se- fial, llamada secuencia lider, es una hilera de aminodcidos que se ante- pone al extremo N’ del polipéptido’ y dirige el tréfico; el lider, que pro- bablemente es reconocido por algiin aspecto de su estructura secunda- ria o terciaria (plegamiento), penetra en la membrana gracias a un reconocedor y a continuacién es roto y separado de su proteina. la cual se dispone a ejercer sus efectos metabdlicos. La transferencia constitu- ye asi el primer paso del proceso informativo bioldgico, aquel por el que los cambios del entorno son reconocidos por el organismo como sefiales que desencadenan una reacci6n. A partir de aqui es facil enten- der que algunos organismos més evolucionados desarrollen un esque- ma informativo 2T, basado en la transferencia y en Ia transcripcién y otros, en fin, el esquema informativo mds complejo 3T, basado en la transferencia, en la transcripcién y en la traduccién. : Considérese lo que sucede cuando la imagen de una mosca en mo- vimiento impresiona las células nerviosas de la retina de una rana. Como en el caso anterior, la luz es una sefial W que dispara una con- ducta V, a saber, el salto de la rana para atrapar a la mosca. Pero en este caso la relacién entre W y V todavia es menos inmediata. Antes de que la rana salte, es preciso transferir la sefial luminica de la retina al drea visual del cerebro de la rana®, siendo la identificacién por las células on de la mancha que se mueve la que acaba induciendo érdenes nervio- sas a los érganos motores del anfibio. Este proceso informativo. no sdlo supone transferencia de la sefial. W hasta la conducta V. Ademés, 7 Los aminodcidos, R, R’.. de la proteina forman laigas cadenas unidos por el enla: ce peptidico, el cual es de la forma ..CO-HN..., en H,N-CHR-CO[OH + HJHN-CHR* COOH, con eliminacién de una molécula de agua. Se llama extremo N’ el correspon: diente a HN y extremo C’ el correspondiente a CO. ; 5 Ello se logra convirtiendo fotones en electrones. Para el andlisis neurofisiolégico del sistema visual de la rana, cft. J. Lettwin, H. Maturana,W. McCulloch y W. Pitt, «Two Remarks on the Visual System of the Frog», en W. Rosenblith (ed.), Sensory Com munication, Cambridge, MIT, 1961, pags. 757-776. . . TEP id © 38 hay una transcripcin previa de dicha sefial y un transporte correlativo de la misma, desde lo que pudiéramos [lamar su formato luminico en la retina hasta su formato electroquimico en el area haunt del cerebro. Es un proceso informativo 2T. - La vision humana funciona de manera parecida, pero no equiva- lente. Considérese lo que sucede cuando un nifio ve una fuente con pasteles y se abalanza sobre ella para tomar uno. Como en los proto- 2008, una variacién de la intensidad de la luz es una sefial que activa una conducta: tenemos, pues, transferencia. Por otro lado, es evidente que ha habido transcripcién: lo que en Ia retina del nifio era una cuadricu- la de conos y bastones que recibian distintas intensidades de luz, en su 4rea visual? se convierte en sinapsis neuronales que transmiten electro- quimicamente una sensacion de imagen. Pero, ahora, aparece un nue- vo elemento que no estaba presente en la rana. El nifio ve «un pastel», es decir, asocia un cierto sentido a la sensacién visual. En el caso de la rana se comprueba que esta no reacciona ante las moscas inméviles, s6lo ante las que se mueven. Ello quiere decir que la rana no ve mos- cas, est4 preprogramada para atrapar y deglutir manchas pequeiias en movimiento (presas), pero no sabe que son presas cuando las ve sin que se muevan. El nifio lo que hace, presumiblemente, es cotejar su imagen actual del pastel con un almacén de imagenes virtuales deposi- tado en su memonia, lo cual le permite traducir la imagen pastel con el sentido «pastel». En definitiva, que en el proceso informativo humano no sélo hay sransferencia y transcripcién, sino también traduccion. Es un proceso informativo 3T. Teniendo presente todo lo anterior, la hipétesis de que querriamos partir aqui es audaz, pero no necesariamente infundada: todos los proce- sos de informacion de los organismos aprovechan y mejoran el basamento sumi- nistrado por la estructura informativa de la célula. Es como si, ante los retos que plantea el entorno, el organismo acudiese a los principios que re- gulan su organizacién genética y se inspirase en ellos para reaccionar. Esta es una manera metaférica de hablar, pero no carece de fundamen- to. Lo que queremos decir es que, asi como la actuacién puramente metabdlica y reproductiva de la célula est4 predeterminada por el ge- noma e igualmente lo estan la asociacién diferenciada de las células en tejidos, la de estos en drganos y la de los .6rganos en organismos, no parece irrazonable imaginar que se da un encadenamiento similar de los procesos informativos de cada una de estas estructuraciones sucesi- 9, Hoy en dia; més que «de una sola rea visual, se habla de varios médulos interela cionados, pero esto es indiferente. 39 vas de la materia viva. La unica diferencia estriba en que, mientras los procesos metabélicos estdn codificados en los genes, los procesos informativos es- tarian prefigurados en la forma de codificar los genes. Lo anterior no es tan sorprendente como parece. En realidad, la vida se inicié de manera similar. Desde los elementos quimicos aislados de la Tierra primitiva hasta las complejas moléculas biolégicas del caldo pre- bidtico hay un proceso gradual de combinacidn guiado por las mismas eyes. Pero cuando los tripletes de bases nucleotidicas se asocien a los aminoacidos, las propiedades quimicas de unos y de otros dejaran de ser relevantes y pasarin a serlo sus formas respectivas. Como hemos dicho, aunque hoy sea el ARN, el encargado del ajuste, hace tres mil millones de afios lo tinico que parece justificar la asociacién ADN-proteina me diada por el ARN,, es el encaje local de las cadenas de nucledtido en las cadenas de aminoacido. Esta importancia de la forma aparece en todos los fenémenos de la vida y la atestiguan innumerables situaciones. En el comportamiento de las proteinas influye tanto su composicién quimica (su secuencia de aminodcidos) como Ia disposicién topoldgica de la ca- dena, lo que se llama estructuras secundarias y terciarias. A su vez, lo que justifica la doble hélice del ADN es que las dos cadenas polinucleotidi- cas van en sentidos opuestos (son antiparalelas), una de 5’ a 3’ y otra de 3’ a 5°, La traduccién, en fin, que es el proceso decisivo de ajuste ADN‘proteina, no sdlo se fundamenta en el cddigo genético, sino tam- bign en el hecho de que la enzima aminoacil-ARNt sintetasa tiene tres lugares de unién especificos para alojar el aminodcido, el ATP (la cadena fosfatica que proporciona energia) y el ARNt: si cualquiera de ellos se desplazase 0 no encajase bien, todo el proceso fracasaria. La vida surgié porque las propiedades —los contenidos— de los elementos quimicos y de sus combinaciones hicieron valer también sus estructuras topolégicas —sus formas—. La informacién (es decir, in-formacién, donacién de forma) se manifiesta en una serie de proce- sos biolégicos y adopta precisamente las formas que caracterizan la transferencia, transcripcién y traduccién de sefiales en el interior de la célula. Tenemos asi un doble proceso de salto evolutivo: " 1 Los nuclebtidos son como peldafios horizontales de una escalera en la que los pa: samanos verticales estin constituidos por pentosas (azticares de cinco carbonos) unidas a grupos fosfatos. Cada fosfato anterior se une al carbono 5 de la pentosa y cada fosfa: to siguiente al carbono 3, con lo que el orden es 5'-3°-5°3.. Sin embargo, el empareja miento automatico de bases nucleotidicas (A con T y G con C), que sustenta los pelda fo, exige quel cadena de anicafosito del otro pasamancs mire en el sentido opt 40 propiedades de la materia + oe de la materia propiedades de la célula + formas de la célula procesos informativos de los seres vivos Naturalmente un planteamiento de este tipo parece contradecir hasta cierto punto las previsiones de la teoria de la evolucion. Frente a Jo que sugiere la cita de K. Lorenz de arriba, cada nuevo y més perfec- to grado informativo no se logra porque el genoma de las sucesivas es- pecies haya incorporado las mutaciones de los descendientes que desa- rrollaban una conducta informativa mejor integrada en el ambiente. Lo que sucede més bien es que, a partir de cierto momento, las con- ductas informativas fueron ajustandose de manera cada vez mis estre- cha a la forma de los procesos informativos intracelulares. Es como si una reorganizacion hubiera dado lugar a un gen 0, mds probablemente, a.una red de genes que tuvieran como misién la de codificar conductas informativas homélogas de los procesos informativos intracelulares. Esto no es imposible. Al fin y al cabo, todos los ingredientes de los procesos informativos intracelulares son codificados por genes: las aminoacil sintetasas y el ARN ribosémico de la traduccién, el ARN mensajero de la transcripcién y el ADN de la replicacion. Esto es una consecuencia del dogma central, del hecho de que el ADN codifica ARN, proteina o ADN, pero la proteina no puede codificar a su vez. La hipétesis evolutiva que sostenemos es, por tanto, la de que, en cier- to momento, estos genes, ocupados en regular procesos informativos intracelulares, se asociaron para regular conductas informativas exter- nas, de manera que sucesivas activaciones de los genes de la red, favo- recidas por el ambiente informativo, fueron calcando cada vez con mayor fidelidad el modelo del interior de la célula. Y es que la evolu- cidén no sdélo esté determinada desde el entorno exterior, también pue- de estarlo desde la bioquimica interna de la célula, como ultimamente reconocen muchos bidlogos!!: [...] existen muchos otros factores selectivos ademis de los que impo- ne el mundo externo ecoldgico. La mayor parte de ellos son relacio- nes internas entre los pasos bioquimicos y las etapas de desarrollo... MD, J. Futuyma, Evolutionary Biology, Sunderland, Mass., Sinauer, 1986, pag. 19. 41 Probablemente el proceso se originé en las mitocondrias y pasé luego al nticleo o bien al contrario. En la célula eucariota no toda la in- formacién genética estd contenida en el micleo. Ademés, hay orgénu- Jos con un sistema particular de ADN, el cual no responde a la heren- cia mendeliana, pues sdlo se transmite por via monoparental. Dicho ADN responde a algunos criterios peculiares de correspondencia de los codones con los aminodcidos. En los mamiferos, los tinicos orgs- nulos que contienen ADN fuera del nucleo son las mitocondrias, las cuales, segun parece, sdlo se heredan por via materna. El genoma de las mitocondrias y el de los cloroplastos posee secuencias de ADN ca- paces de sintetizar todas las moléculas de ARN del orginulo (ARN, , ARN, y ARN), asi como parte de las proteinas que necesita (las demas Jas importa del citosol). Pues bien, aunque no es frecuente, a veces se dan transferencias de ADN entre los organulos y el micleo. De hecho, evolutivamente, estos organulos debieron de surgir como bacterias in- corporadas por una célula primitiva (és lo que se llama origen endo- simbiético). La hipétesis de arriba se sustentaria bioldgicamente como sigue: en un cierto momento, material genético de la mitocondria es: pecializado en organizar los ciclos informativos en el interior del orgé- nulo habria emigrado hacia el nuicleo para, desde alli, ocuparse de or ganizar la estructura de los intercambios informativos de la célula con el entorno exterior. También podria haber sucedido al revés, que fuesen genes nucleares los que hubiesen emigrado a las mitocondrias y desde alli se ocupasen de regular la informacién. Al fin y al cabo las mitocondrias son el asiento de los procesos energéticos de la’cé- lula y la informacién, como vimos, es una forma de energia. Esta al- ternativa vendrfa apoyada por el hecho de que, como ha demostra: do L. L. Cavalli-Sforza”, las diferencias lingiifsticas de la humani- dad, que coinciden aproximadamente con sus diferencias genéticas, pueden ser rastreadas comparando el ADN mitocondrial de las dis- tintas poblaciones.”- ‘ ; ; na “? LiL. Cavalli-Sforza, Genes, pueblos y lenguas, Barcelona, Critica, 1997.) | i 42 Carfruo IV De la informacién a la comunicacién 4.1, PROCESOS COMUNICATIVOS EN LA NATURALEZA Hasta. ahora hemos examinado. algunos procesos informativos. Pero los seres vivos también se comunican entre si. La diferencia entre informacién y comunicacién es que la segunda supone un intercam- bio producido entre dos organismos. Hay comunicacién cuando la in- formacién, en vez de afectar a un solo organismo y determinar su con- ducta, es emitida por este y. dirigida hacia otro organismo para que aquel se comporte de determinada manera. En esquema: INFORMACION |... COMUNICACION entorno organismo 1 ve “ J » sefial sefial organismo ° organismo 2° - ‘Cuando se e confronta la informacién con la comunicacién no pa rece aventurado suponer la existencia de numerosas homologias entre ambas, Al fin y al cabo, la comunicacién es informacién que llega a un organismo desde otro organismo en vez de hacerlo desde el entorno. En cambio, cuando se parte de la homologia formal establecida entre los procesos informativos que tienen lugar en el interior de la célula y los que afectan a los organismos y se pretende hacerla extensiva a los Procesos comunicativos que se desarrollan entre ellos surgen todo tipo de reticencias epistemoldgicas. {Cémo es posible que la transferencia 43 de sefiales en el interior de la célula haya podido in-formar la comuni- cacién entre los seres vivos? Lo curioso es que el anilisis de los hechos empiricos parece confirmar esta hipétesis sorprendente. Esto es debido a que la comunicacién entre los seres vivos tiene lugar en el seno de grupos sociales y en ellos los demas seres son precisamente el entorno de cada ser vivo, de manera que, en este contexto, la comunicacién es informacién y, por lo tanto, transmisién bioldgica de sefiales, Los procesos comunicativos en los que los seres vivos no humanos se relacionan con otros seres vivos son fundamentalmente de cuatro tipos: El mds sencillo de todos es la transferencia de sefiales-conducta, la cual tiene lugar en el intercambio sexual. Las variadas practicas sexua- les de las distintas especies son, por un lado, sefiales que buscan atraer al sexo opuesto y, por otro, conductas que propiciaran la fecundacién. Esta dualidad aparece en todo tipo de organismos, desde las plantas hasta el hombre. En las plantas fanerégamas, por ejemplo, la poliniza- cidn es el transporte o transferencia del polen desde las anteras hasta los estigmas, ya sea por el viento 0 por los insectos, y el posterior an- claje del polen en el estigma con la consiguiente fecundacién, No pa rece aventurado establecer un paralelismo entre la transferencia de pro- teinas en el interior de la célula y la transferencia de sefiales-conducta entre dos organismos o en el interior de un mismo organismo. Adviér tase que la informacién transferida puede ser en ambos casos inmedia- ta o mediata. La transferencia cotraduccional ancla la proteina en la membrana en la que se origina, mientras que la transferencia postra- duccional lleva la proteina a un lugar diferente de la célula donde su sefial queda anclada por un reconocedor de una membrana. De mane- ra similar, hay plantas hermafroditas que se autopolinizan (es decir, en las que el estambre recibe su propio polen) y plantas unisexuales, la mayoria, en las que unas flores son masculinas y otras femeninas. La transcripcién representa un paso més, pues la seiial que pasa de un organismo a otro no determina directamente la conducta y, prueba de ello, es que tiene que suffir una adaptaci6n —transcripcién— des- de el emisor hasta el receptor para que este la haga suya. En la célula esta dualidad se manifiesta por el hecho de que tenemos dos modula- ciones de la sefial, la del ADN molde y Ja del ARN, : el ADN molde es el mensaje emitido por el genoma del niicleo, el in €S fa version ligeramente modificada de dicho mensaje! que llega al citosol y que 1 Bsta modificacién obedece fundamentalmente a dos razones: a la sustitucién de la timina (T) del ADN por el uracilo (U) del ARN y a la desaparicién en el ARN de los lla mados intrones del ADN, los cuales son largas secuencias de bases no operativas. .° 44 serd captada por el ribosoma. En los organismos vivientes la transcrip- cién caracteriza el intercambio de sefiales en muchos animales sociales (por ejemplo, entre las abejas). Lo que distingue a este proceso de los que tratamos seguidamente es que en sentido estricto no puede hablar- se de dos niveles de articulacién del mensaje, s6lo de dos formas dife- rentes del mismo, la del emisor y la del receptor. La célebre danza de las abejas, descrita hace afios por von Frisch”, es buena muestra. Cuando las abejas recolectoras descubren una fuen- te de alimento, describen trayectorias en forma de ocho, al tiempo que agitan el extremo inferior del abdomen y emiten un zumbido con in- tensidad proporcional a la distancia a la que se halla la fuente y a la cantidad de alimento; ademas, la parte central de la trayectoria, que es casi recta, informa de la direccién del alimento por el angulo que for- ma su movimiento con respecto al sol. {Hasta qué punto puede consi- derarse este comportamiento como un lenguaje? He aqui una pregun- ta absurda que nos ha vedado durante décadas una correcta compren- sién del problema: si el prototipo del lenguaje son los intercambios comunicativos vocales entre seres humanos, resulta evidente que ni la danza de las abejas ni ningun otro fenémeno parecido del reino ani- mal puede ser un lenguaje pleno, pues siempre carecerd de alguna de las propiedades caracteristicas de las lenguas de los hombres. En este “caso, entre otras, falta la intencionalidad —la abeja que vuelve a la col- mena no puede hacer otra cosa— 0 la reciprocidad —sus compafieras no le contestan—. Sin embargo, resulta evidente que esta danza es co- municativa: las abejas que Iegan informan de una situaci6n y las abe- jas que estan en la colmena o en sus alrededores son informadas de la misma. Es dudoso que unas y otras sean conscientes de lo que sucede: més bien actian de una manera instintiva preprogramada en los genes. Pero, aun asi, los movimientos de la abeja recolectora constituyen una sefial y, ademds, un sefial que cambia ligeramente y se degrada en el paso de la emisién a la recepcién. Seguin la posici6n que ocupen las abejas receptoras, su valoracién del angulo de desvio sera muy pobre y, en cualquier caso, su evaluacién de la intensidad con que su compajie- ra mueve el abdomen resultar4 forzosamente aproximada. Nétese asi- mismo que la sefial es icénica, que su forma de manifestacin es soli- daria del contenido manifestado: una cierta inclinacién del cuerpo res- pecto a la vertical transmite el contenido informativo de un cierto desvio de la fuente de alimento respecto al sol. Estas tres caracteristicas, 2 K von Frisch, La vida de las abejas, Barcelona, Labor, 1957. 45 la iconicidad estricta, la degradacién de la sefial y su ligera modifica- cidn, son precisamente las que nos permiten caracterizar esta danza como una transcripcién: el ADN cuarido se transcribe como ARN si- gue siendo un dcido nucleico parecido y que pronto serd degradado. El tercer paso en esta complicacién creciente de los procesos comuni- cativos biolégicos lo constituye la #aduccién. Cuando una secuencia de ARN,, recibe una secuencia correspondiente de aminodcidos gracias a la adaptacion ejercida por el ARN, lo que tenemos son sefiales doblemente articuladas en las que el nivel de manifestacién —Acido nucleico— y el ni- vel de contenido —polipéptido— ya no son equivalentes. Esta dualidad tampoco es ajena a los procesos comunicativos de los seres vivos, pero ge- neralmente resta confinada a los animales superiores. Uno de los fenéme- nos mas conocidos es el de los gritos de los monos vervet, estudiados por Seyfarth y sus colaboradores’. Esta especie posee varios gritos de alarma, cada uno de los cuales advierte a los comparieros de manada de la presen- cia de un tipo de depredador (del dguila, del leopardo, de fa serpiente). El resultado es, naturalmente, una conducta diferenciada: si ante el grito que advierte de la presencia de un aguila, los vervets bajan apresuradamente de los drboles y se ocultan entre la maleza, ante el grito que advierte de la pre- sencia de un leopardo, hacen exactamente lo contrario. - En conclusién, podemos establecer un paralelismo formal entre los procesos informativos que tienen lugar en el interior de Ja célula y los pro- cesos comunicativos e informativos que se dan entre los seres vivos: ‘Tipo DE PROCESO _FENOMENO. : COMUNICACION —_ INFORMACION 7 7 CELULAR * |... BIOLOGICA BIOLOGICA Transferencia (1T) “Anclaje de proteinas —_Polinizacién Visién de protozoos Transcripcién (2T) Paso ADNaARN,, . Danza de las abejas - Visibn de la rana Traduccién (31) Paso ARN,, a proteina Gritos de los vervets Visién humana ..’ Es de destacar que estas tres fases, transferencia, transcripcion y tra duccidn, son acumulativas, tanto en la célula como en los seres vivos. Esto quiere decir que en un organismo la traduccién implica la trans- ctipcién y la transferencia, y la transcripcién implica la transferencia. Estan ligadas, pues, por la siguiente relacién de implicacién que permi- te considerarlos universales de la informacién bioldgica: mes 3 R Seyfarth, D. Cheney y P. Marler, «Monkey responses to three different alarm calls: Evidence of predator classification and semantic communication», Science, 210, 1980, pags. 801-803; «Vervet Monkeys Alarm Calls: Semantic Communication in a Free-ranging Primate», Animal Behaviour, 28, 1980, pigs. 1.070-1.094: 7 46 ‘TRADUCCION > TRANSCRIPCION > TRANSFERENCIA 3I> 27 >. IT Entre los seres vivos esto se advierte con facilidad. Los monos ver- vet, que presentan traduccién de sefiales doblemente articuladas, trans- miten informaciones desde un mono emisor hasta un mono receptor, Jo cual es una caracteristica definitoria de la transcripcién y, logicamen- te, pueden degradar su sefial de un polo al otro; ademas, la emisién de dichas sefiales induce una conducta, en este caso la huida ante los de- predadores, que es lo propio de {a transferencia. Por lo que respecta a las abejas obreras, ocioso resulta destacar que su danza, que hemos ca- racterizado como una muestra prototipica de transcripcién, induce una conducta recolectora en los receptores, es decir, que también pre- sentan transferencia. Es notable que el grado de complejidad de los or- ganismos y su propia posicién en la escala evolutiva desde el primer ser vivo parece ajustarse a la complejidad creciente de estos tres procesos informativos: muchas plantas y animales inferiores presentan transfe- rencia; algunos insectos sociales asi como peces y anfibios tienen ade- mis transcripcién’; sdlo en las aves y en los mamiferos® parece darse, junto a la transferencia y a la transcripcién, la traduccién. Algo pare- cido puede decirse de los procesos informativos: un mismo fenome- no, la visién, es 1T en los protozoos, 2T en los anfibios y 3T enel hombre. : aoe Cuando pasamos al ambito de la célula, esta relacin implicativa tal vez no resulte tan evidente porque siempre es el ADN.de los genes (sal- vo en algunos virus de ARN monocatenario) el que se transcribe como ARN,,, este ARN,, el que se traduce como proteina, y dicha proteina la que es transferida al citosol. Para entender el sentido de la implicacién de arriba es preciso partir de lo que resulta imprescindible en un organis- 4 Eneste apartado habria que incluir también todas las sefiales sexuales que diferencian alos machos de las hembras y que se usan en el cortejo, por ejemplo, los cantos nupcia- Ies de la mosca del vinagre (H. Benneth-Clark, Y. Leroy y L. Tsacas, «Species and sex-spe- cific songs and courtship behavior in the genus Zaprionus», Animal Behaviour, 28, 1980, pags. 230-255) 0 los cambios de luminosidad de las luciémagas (. E. Lloyd, «Bioluminis- cence and Communication», en T. Sebeok, How Animals Communicate, Bloomington, Indiana, 1977, pags. 164-183). : 5 W. H. Thorpe, «Vocal Communication in Birds», en R.A. Hinde, Non-Verbal Communication, Cambridge University Press, 1972, pigs. 153-174, ha mostrado que muchos péjaros del bosque emiten dos llamadas diferenciadas, una corta para avisar de la presen Gia de halcones o gavilanes, y otra larga para prevenir de la de bithos o mochuelos. ‘Como se puede ver son casos de traduccién similares a los de los monos. 47 mo y de lo que no. Ningtin organismo puede existir sin proteinas, pues la vida, basicamente, son los procesos vitales y las estructuras en que in- tervienen aquellas, Pero hay fendmenos organicos que parecen consistir sdlo en proteina, sin rastro de dcido nucleico, por lo que, naturalmente, Io tinico que en términos informativos cabe distinguir en ellos es el tri- fico de proteinas, esto es, la transferencia: es el caso del scrapie de las ove- jas, una enfermedad neuroldgica relacionada con la célebre EEB de las vacas locas y que es producida por la infeccién de un prién, una gluco- proteina hidrofébica que en su forma virulenta no parece ser codificada por ninguin acido nucleico. Por otro lado, determinados procesos, como la escision del preARN,, del pre-ARN, y de algunos pre-ARN .,, se reali- zan gracias a ARN enzimaticos (las riboenzimas), los cuales Ievan aso- ciada —sin traduccién— una proteina que no parece ejercer ninguna funcién enzimatica y se limita a facilitar el proceso. Esta implicacion ADN > ARN > proteina tiene cardcter funcional, pero no parece responder a lo que sucedid en el caldo prebidtico de los origenes de la vida. Lo primero que debié formarse es ARN, pues, el he cho de tener cadena simple, le permite formar estructuras secundarias va- tiadas por emparejamiento de bases, con lo que se constituyeron las r- boenzimas. En otras palabras, que el ARN desempeiié al principio las dos funciones, la del ADN y la del aminodcido. En cualquier caso, esto nada tiene que ver con procesos mucho mds modernos como el de la hi- poteética transferencia de las estructuras informativas y comunicativas de la célula al organismo, primero, y a la sociedad de organismos, después, 4.2. LA COMUNICACION ENTRE LOS ANTROPOIDES En este capitulo nos enfrentamos a una pregunta dificil, que duran- te el ultimo cuarto de siglo se han planteado reiteradamente los inves- § Con posterioridad al experimento de Miller, Juan Ord obtuvo no sélo aminodcidos similares a los de aquel, sino también adenina al calentar juntos amoniaco y cianuro de hi- drdgeno. La supuesta prevalencia del ARN sobre el ADN en el tiempo se basa en el hecho de que, a baja temperatura, el poli U (polimero de uracil la tinica base que diferencia el ARN del ADN) tiene la notable propiedad de facilitar la uni6n de monémeros de adenina en una hélice (es lo que se llama una reaccién ditigida por patrdn). En cualquier caso, es de advertir que el primer sistema genético fue probablemente, contra lo que se tenderiaa creer, * mas complejo y menos definido que el actual, de manera que el primer Acido nucleico du- plicativo no debid de ser ni el ARN ni el ADN sino que debié de contener los cuatro nu- cledtidos actuales y alguno mis. Algo similar ocurrié con las proteinas. 48 tigadores: éen qué consiste la especificidad del lenguaje humano por contraposicion al de sus parientes més cercanos, los primates superio- res? No se le oculta a nadie que esta cuestidn tiene implicaciones de todo tipo: llegar a saber cual es la especificidad del lenguaje vale tanto como determinar cul es el fundamento de la conciencia, a la que el lenguaje sirve de instrumento y, por consiguiente, en qué consiste la naturaleza del hombre. Estas implicaciones son responsables de que la cuestién haya sido abordada desde uno y.otro lado con todo tipo de prejuicios y con planteamientos alejados del método cientifico. Por una parte, esta la posicién de los lingitistas, empefiados en demostrar que los procesos comunicativos de los primates no guardan ningiin parecido con el len- guaje humano: para defenderla han tendido en ocasiones a negar lo evidente y, sobre todo, a cifrar la especificidad de las lenguas naturales casi exclusivamente en la sintaxis, el aspecto en el que los procesos co- municativos de los primates se revelan més deficitarios. Por el lado contrario, estd la posicién de los psicdlogos y de los etdlogos: como para ellos lo que estd en juego es sobre todo una forma de conducta, y el comportamiento humano guarda obvias similitudes con la conduc- ta de los primates en los aspectos no lingitisticos (manifestacion de emociones, actitudes ante el grupo social, ante la pareja sexual, etc.), in- tentan hacer extensivas estas semejanzas al ambito lingitistico, obligan- do a los chimpancés y a otras especies a aprender remedos simplifica- dos del lenguaje. Ambas posturas son reduccionistas, aunque por motivos diferen- tes. Limitar la especificidad del lenguaje a lo sintactico parece tan capri- choso como pretender que lo que caracteriza a las plantas son las flo- res y que la raiz y el tallo son irrelevantes. Estudiar las caracteristicas de la comunicacién de los primates con chimpancés aislados en un labo- ratorio y a los que los seres humanos intentan ensefiar con grandes es- fuerzos la lengua de signos de los sordomudos o ciertos cédigos prepa- rados artificialmente para este propésito seria como estudiar el efecto de la erosion sobre el terreno regindolo con una manguera y soplando sobre él con un ventilador. Seria de desear que la especificidad de los sistemas comunicativos fuese contrastada con la totalidad de la lengua, es decir, que se examinase en sus aspectos formales, semdnticos y pragmaticos al mismo tiempo, pues también los lenguajes artificiales de la computacién poseen una sintaxis compleja y, sin embargo, no son humanos. Al mismo tiempo, seria de desear que las conclusiones que se extraigan del estudio de la comunicacién entre primates pro- vengan de la observacién de su comportamiento espontaneo en li- 49 bertad?; adviértase que lo que parece poder inferirse de los Ilamados nifios ferales es que sus pautas de comportamiento se ajustan a las de las fieras con las que se criaron®, aunque sin llegar a ser nunca del todo como ellas, es decir, que el mero aprendizaje de la conducta y leyes como la de generalizacién del estimulo tal vez permitan explicar casi todos los «descubrimientos» de los primatdlogos?. En esta disputa, que podriamos simplificar caricaturescamente con la formula «los monos no pueden/pueden hablar, no sdlo se enfren- tan los lingiiistas (defensores de la complejidad y exclusividad de su objeto de estudio) y los que no lo son, sino también dos posiciones gnoseoldgicas, la innatista frente a la conductista. En principio, estas dos alternativas son independientes, si bien a la hora de la verdad nin- gan innatista cree que los primates puedan hablar, aunque hay con- ductistas que les conceden esta facultad y otros partidarios de negarles el habla. Como es sabido, la postura innatista extrema la representan N. Chomsky y sus discipulos para quienes el lenguaje o, mejor dicho, la capacidad para aprenderlo (language adquisition device), serian inna- tos, de forma que los nifios heredarian una gramatica universal (G. U.) consistente en un conjunto de principios y pardmetros sintacticos!® que luego se modelan —se fijan— conforme a la lengua concreta que los revive en el entorno. Entre los empiristas més discretos se hallan los epistemdlogos genéticos de la escuela de J. Piaget: para estos autores lo 7 Es lo que hizo el etdlogo A. Kortlandt, «The Use of Hands in Chimpanzees in the Wild», en The Use of Hands and Communication in Monkeys, Apes and Early Hominids, Hans Huber Verlag, 1968. Segiin Kortlandt, la destreza manual de los chimpancés no sdlo les permite fabricar rudimentarias herramientas: también disponen de sefiales para pedir alimento, offecer ayuda y buscar proteccién. Hay incluso una incipiente variacién; mientras que un grupo de chimpancés utilizaba una sefial para detenerse, otro grupo ale- jado en otra zona de la selva se servia de otra. Esto parece demostrar que entre los chim: pancés parte de la comunicacién visual es adquirida en el grupo. ® Kamala, una de las nifias halladas en 1920 en la India en una manada de lobos, que era muda, andaba sobre las cuatro patas y tenfa un afinado sentido del oido y del ol fato, atrap6 una gallina en el jardin de la casa donde observaban su comportamiento y se dispuso a devorarla cruda después de matarla con las manos y los dientes. Evidente- mente, el hecho de usar las manos no puede venirle de la imitacién de los lobos, pero si todo lo demas. * .9 Casi todos, pero no todos: el comportamiento espontineo de la chimpancé Washoe, la cual signaba libremente por juego y hasta inventaba nuevas sefiales, demues- tra los limites del conductismo, También se registraron numerosas «conversaciones» en Ameslan en el seno de fa familia de chimpancés de la que Washoe era la matriarca. '© Uno de sus seguidores més apasionados, S. Pinker, ha llegado a hablar de «instin- to del lenguaje» y de un Jenguaje mental interno previo a la diferenciacin lingiistica, el mentalés. Cir. S. Pinker, El isstinto del lenguaje, Madrid, Alianza, 1995. | y 50 que se hereda no es un LAD, sino una capacidad general para el aprendizaje cognitivo, de la que carecen los demas animales y que ex- plicaria igualmente la unicidad de la especie humana!', Finalmente, la postura de los conductistas clésicos como Skinner —al que Chomsky dedicé una célebre y feroz resefial’— considera que el hombre comparte con los animales superiores una serie de habitos de aprendizaje innatos, pero, al poseer una capacidad cerebral muy superior, es capaz de aprender cosas como el lenguaje que a aquellos les resultan inasequibles. E, Linden ha puesto de manifiesto!? cémo lo que hay detras de la aceptacién de las conclusiones de los primatdlogos cuando creen po- der demostrar que los péngidos tienen lenguaje es el derrumbamiento de todo el paradigma de la ciencia occidental desde Platén. Seguin él; ya no podrian mantenerse los supuestos de Konrad Lorenz para quien Jo humano del hombre estriba en las siguientes prerrogativas: la razon y la inteligencia; la ética; la cultura; el habla, que es condicién de la an- terior; la autoconciencia; la metacuriosidad transformadora del medio. Con todo, la ilusionada euforia de Linden, quien llega a decir que ‘Washoe —la primera chimpancé a la que se intenté ensefiar el lengua- je de signos— representa un giro copernicano en la historia de la cien- cia (!), nos parece tremendamente ingenua. Esto mismo les sucede a muchos primatdlogos: una cosa es que el racionalismo, con el abismo infranqueable que tiende entre la especie humana y las demés, haya servido para legitimar nuestra falta de respeto a la naturaleza y, a la pos- tre, tal vez llegue a ser responsable de la destruccién del planeta, y otra, que el mas elemental sentido comin no nos haga advertir algo mas que diferencias de grado entre el hombre y sus parientes mds cercanos. Los principios a los que se refiere Lorenz son ciertamente humanos, pero no parece obvio ni mucho menos que, por lo que sabemos de la conducta de los primates, también resulten aplicables a ellos. Los pri- mates no han desarrollado una cultura, carecen de ética, de raciocinio y de autoconciencia y tampoco han transformado el medio en el que viven. ¢A qué fin, pues, tanto empecinamiento en negar la exclusivi- dad de la especie humana? Porque existen indicios de que los primates 1 Ambos autores contrastaron sus respectivas posturas en un célebre encuentro. Cf: M, Piatell:Palmerini, Terlas del leguaje. Teorias de aprendizg, Barcelona, Grialbo, 1983. ® N, Chomsky, «A review of Skinner’s Verbal Behavior», Language, 35, 1959, pagi- nas 26-58, : + : 7 : 13”E, Linden, «Darwin en el templo de Platén», Monos, bombres lengua, Madtid, AU, 1985, pigs. 210-223. : ; : 51 poseen inteligencia suficiente para aprender algunos rudimentos del lenguaje: se supone que es el primer paso para todo lo demas. Un rapido resumen del estado de la cuestion relativo al tema que nos ocupa seria el siguiente: A mediados de los sesenta el matrimonio Gardner" ensefié Ames- lan a la chimpancé Washoe por el procedimiento conductista de esti- mulo-respuesta. Se le mostraba un objeto y se le cogian las manos obli- gandola a formar el gesto manual correspondiente a dicha palabra, Luego se le recompensaba cada vez que hacia el signo por si misma al yer el objeto. Sin embargo, este procedimiento no fue el unico que uti- lizaron: Washoe también aprendia signos de Ameslan por si misma, observando a sus instructores y relacionandolos con el objeto. Pronto Washoe no s6lo utilizaba los signos aprendidos para objetos concretos, sino que se mostraba capaz de generalizarlos (usando el signo de «perro» para todo tipo de perros y no sélo para la muestra) e incluso legaba a inventar signos cuando no recordaba el que le habian enseiiado. El paso siguiente fue unir signos, por ejemplo «dame dulce» 0 «ti hacer- cosquillas yo». Por su parte, R. Fouts" creyé observar que, en la colo- nia de chimpancés que cuidaba, el Ameslan era empleado espontanea- mente por los primates para comunicarse entre ellos. He aqui una muestra de las sorprendentes habilidades «lingitisticas» de Washoe!s: Si el verdadero aprendizaje va acompafiado de una flexibilidad que permite adaptar lo aprendido a nuevas situaciones, la capacidad de improvisacién que demostraba Washoe en el empleo de los sig nos era la mejor prueba de que Jos habia asimilado perfectamente. Para referirse a un orinal, empleaba «caca bueno» y, para la nevera, «abrir comida bebida», aunque nosotros nombrdbamos estos obje- “ RA. Gardner y B. Gardner, «Teaching Sign Language to a Chimpanzee», Science, 165, 1969, pags. 664-672, Las investigaciones de los Gardner son las primeras en las que se intentd ensefiar un cédigo gestual a los antropoides, Antes se habia probado a ensefiarles la lengua oral, con muy poco éxito: por ejemplo, C. Hayes, The Ape in Our House, Victor Gollancz Ltd., 1952, adopté una chimpancé recién nacida, Vicky, y se forzé en ensefiarle inglés hablado durante seis aiios, sin que Vicky legara a aprender mis que cuatro palabras (mama, papa, cup y up). Evidentemente ello es debido a lo inadecua do de sus érganos fonadores (la laringe estd demasiado alta y la lengua es estrecha) y tam: bién a que los chimpancés son animales silenciosos, poco dados a imitar sonidos, aun- que muy bien dotados para la mimica. : 5 15 RS, Fouts y R. L. Mellgren, «Language, Signs, and Cognition in the Chimpan- zeen, Sign Language Studies, 1975, pags. 319-346. ; © R Fouts, Primos hermanos, Barcelona, Ediciones B, 1999, pag, 103. 52 tos como «orinal» y «caja fria» respectivamente [...] Pero esto no es todo. Washoe también aprendié a autocorregir sus errores en el uso de Jas herramientas lingiiisticas. En cierta ocasin, mientras miraba la foto de una bebida en las paginas de una revista, dijo «esto comi- da», pero luego se quedé mirando fijamente su propia mano y recti- ficé el segundo signo para decir «esto bebida». Estas sorprendentes habilidades de los chimpancés no presuponen necesariamente un vinculo icénico entre la sefial y el objeto. En la dé- cada de los ochenta, S. Savage-Rumbaugh"” y sus colegas estudiaron los procesos de generalizacién de la referencia en tres chimpancés (Sherman y Austin, y Lana como sujeto de control) mediante lexigra- mas escritos en la pantalla de un ordenador cuyas teclas eran dibujos y no letras. Al principio asociaban un lexigrama a un objeto y sdlo cam- biaban esta asociacién tras la extincion de la anterior. Sin embargo, con el tiempo Ilegaron a generalizar Ia referencia, adquiriendo una nueva y manteniendo la anterior: por ejemplo, tras haber vinculado el lexigrama de «comida» con un platano pasaban a vincularlo también con una manzana. Un hecho sorprendente es que un cuarto chimpan- cé, Kanzi, que era un bebé que asistia casualmente al entrenamiento colgado del cuello de su madre, aprendié lo mismo que su progenito- ra sin que los psicélogos le prestaran ninguna atencién'*. Un acercamiento de otro tipo fue el iniciado por D. Premack"?, quien ensefié a la chimpancé Sara un lenguaje basado en fichas de plas- tico de colores y formas arbitrarios, cada una de las cuales lleva asigna- do un significado. Con ello se pierde la espontaneidad de Washoe (Sara no podra inventar signos ni est habilitada por herencia para usar fichas), pero se facilitan las operaciones sintacticas. Lo que Sara vino a hacer es algo préximo a Ia lectura y a la escritura. Y en este campo lle- ga a construir oraciones condicionales, comparativas o interrogativas en un mecanismo de resolucién de problemas tipicamente conductis- ta: por ejemplo, se situaba la ficha de la interrogacién entre otras dos ew y se le pedia que la sustituyese o por la ficha de igual 0 por la de stinto. "7 B.S. SavageRumbaugh, Ape Language: From Conditioned Response to Symbol, Nue- va York, Columbia University Press, 1986. 18 E. S, SavageRumbaugh y R. Lewin, Kanzi: The Ape at the Brink of the Human Mind, Nueva York, John Wiley, 1994, ® D, Premack, «The Education of Sarah: a Chimp Leams Language», Psychology To- day, 4, 1970, pags. 55-58. : 53 Aun asi, era evidente que la sintaxis seguia constituyendo el punto flaco de los acercamientos primatoldgicos al lenguaje. Para remediar dicha deficiencia, R. Fouts y su equipo” se propusieron ensefjar al chimpancé Ally a «usar la sintaxis». El experimento consistia en pedir. le a Ally que tomara un objeto de entre los que habia en una caja (mu: ieca, pelota, sombrero, flor, cepillo...) y que lo colocara en alguno de los lugares elegidos o que se lo diera a otra persona. Asi se le enviaban mensajes en Ameslan como «dar a Bill cepillo» o «poner pelota en bol- so», a los que Ally respondié correctamente en un 31 por 100 de-los casos (la pura aleatoriedad no habria rebasado el 7 por 100). Una vez comprobado, segiin ellos, que Ally «entendia las construcciones sintic- ticas», se le incité a producirlas por si mismo: se le preguntaba dénde estaba algo, y él contestaba «pelota en mesa» o «flor en caja», lo cual, en opinién de estos primatélogos, suponia «manejar la sintaxis como usuario creativo». _ Resulta dificil decidirse a la hora de calificar estos comportamien- tos como «lenguaje», aunque evidentemente son procesos comunicati- vos de diversa indole. Mas sencillo es preguntarse cémo se producen. Consideremos el caso de Washoe, una chimpancé inteligente que lle- g6 a aprender centenares de signos del Ameslan. En principio, Ia aso- ciacién de un signo gestual a un objeto responde a un mecanismo con: ductista de aprendizaje similar a cualquier otro: Washoe hard el signo de platano cuando se le muestre un platano porque antes fue gratifica da por ello y espera recibir un premio similar; por la misma raz6n, cada vez que nuestro perro oye /de piel, se alza sobre sus cuartos trase Tos y se pone a hacer carantofias. Hasta aqui nada de particular, Por su: puesto, el término conductismo tiene aqui un significado muy amplio: el que Washoe aprendiera muchos signos jugando, a base de observar a los humanos, significa simplemente que la gratificacién del estimulo le venia de su propia actividad hidica, de manera parecida a como pue den aprender muchas otras cosas (ponerse y quitarse un sombrero, en cender la TV, etc.) por imitacién. Tampoco es resefiable la generaliza- cién del estimulo derivada de que Washoe utilice el signo pldtano cuan- do le mostramos un plitano diferente —més grande y algo verde, por ejemplo— del que empleamos en otras experiencias: al fin y al cabo el perro de Pavlov también terminé salivando cuando ofa una campana con un sonido préximo a la originaria. Mas interesante resulta la espo- radica invencién de algan signo por el chimpancé: esto se logra de dos 2 R S.Fouts,G. Shapiro y C. O'Neil, «Studies of Linguistic Behavior in Apes and Chil dren», Understanding Language Through Sign Language, Nueva York, Academic Press, 1978. ~ 54 maneras, uniendo signos anteriores 0 creandolos de nuevo. En cual- quiera de los dos casos se trata de una conducta que ya no es simple- mente reactiva: estos signos parten del sujeto y guardan cierta propie- dad icénica que hace plausible su anclaje en el mundo real. Por ejem- plo, Washoe «inventé» un signo especial para babero a base de trazar la forma de un babero sobre su pecho. Idéntica cualidad icdnica tienen las uniones de dos o més signos: segun los Gardner se producen en cualquier orden, pues lo tinico que parece importar es la correspon- dencia de cada uno con un elemento destacado y reconocible de la rea- lidad evocada Los lingiiistas criticaron severamente la presunta cualidad «lingitis- tica» del comportamiento de Washoe. No les falta raz6én cuando dicen que estas pruebas son engafiosas: sugieren una incipiente semiosis por- que, dentro de un tipico mecanismo conductista, aparecen estimulos que tienen la forma de signos y no de cualquier otro sefiuelo. La obje- cién més comin era la de que este lenguaje carecia propiamente de sintaxis?!, dado que las esporddicas uniones de signos corresponden a queremas simultaneos del Ameslan”, aunque, desde luego, este no fuese siempre el caso. No es de extrafiar, por tanto, que en la fase si- guiente los primatdlogos se esforzaran por dotar de una sintaxis cohe- rente a la conducta semidtica de los chimpancés. No obstante, es muy discutible que lograran su propésito, fuera de las meras asociaciones binarias de signos. Consideremos ahora el com- portamiento de Sara. Lo més sorprendente es que, en vez de ensefiarle estructuras sintacticas sencillas como la atribucién o la predicacién, Pre- mack se empefiase en ensefiarle la interrogacién o las condicionales, asi como la expresién del tamafio, de la forma o del color. Nada menos: ni siquiera tenemos constancia de que los chimpancés perciban los mis- mos colores que nosotros como para especular sobre sison capaces de expresarlos. Obsérvese cémo procedia Premack. Con una serie de fi- chas de pléstico arbitrarias a las que atribuye los valores respectivos de 5: Selec- 2 R Brown, «The First Sentences of Child and Chimpanzee», Psycholinguis ted Papers, Nueva York, Free Press, 1970. : 2 Obsérvese que el lenguage supone una compartimentacién caprichosa de la reali- dad, Por ejemplo, la idea de «abrir la mano» es eso, una idea verbalizada, pero no una sucesién de acontecimientos, pues en el mundo «abrir» y «mano» son simultdneos. Los queremas —componentes gestuales— de las lenguas de signos vuelven a restaurar la uni- dad originaria, de manera que muchas de las traducciones lingiisticas que se offecen del ‘Ameslan son engaiiosas: por ejemplo, en LSE efrbol Hinguido» es el mismo signo de «étbol> (el brazo derecho vertical con los dedos extendidos hacia arriba como si fuesent ramas), pero con los dedos cafdos y horizontales. 55 . SARA, COGER, MANZANA, MARY, DAR y CHOCOLATE, asi como los simbolos gramaticales de la interrogacién y del condicional, se cons. truye la secuencia SARA COGER MANZANA ? MARY DAR CHOCOLATE Sara y se premia al chimpancé con chocolate cuando sustituye la fi. cha ? por la ficha st. Repetida la experiencia con otras combinaciones, se termina logrando que Sara acierte siempre. De acuerdo, Pero esto no supone que haya aprendido el condicional, una relacién oracio- nal que los nifios de siete afios, cuando su sistema sintactico ya es tan operativo como el de un adulto, todavia no han adquirido. El condi- cional requiere la cognicién de lo hipotético, la de los mundos Posi- bles, la de lo contrafactivo. Lo que Sara est haciendo es concatenar una serie de estimulos a la izquierda de la ficha st y establecer una co- mrespondencia con otra concatenacion a su derecha ©, mejor dicho, telacionar la ficha relevante de la izquierda, MANZANA, con la de la derecha, CHOCOLATE, la cual representa la gratificacién. No es sor prendente que Sara aprendiese con facilidad el uso de la ficha NO, un concepto que en el lenguaje conileva la ausencia de mundos posibles y ademis restricciones de espacio operacional. La ficha se debia inser tar para rechazar una equiparacién errénea, por ejemplo, la de rojo Con PLATANO 0 la de AMARILLO con MANZANA: es el mismo procedi- miento que en el caso anterior, pero con desemejanza de los térmi- nos. Algo parecido cabe decir de los signos COLOR DE, TAMANO DE 0 FORMA DE: los tres estén construidos sobre la correlacién de dos ele mentos (GRANDE - TAMANO DE - VASO, etc.). Después de Jo anterior, queda la duda razonable de si Sara, aparte de resolver con acierto una serie de problemas conductuales, llegé al- guna vez a interpretar MANZANA como Ia ficha correspondiente a «manzana», algo que en el Ameslan de Washoe parece haberse logrado dada su naturaleza icénica. Por €s0, se volvié al Ameslan en los experi- mentos realizados con Ally. Sin embargo, es muy dudoso que su con- ducta, tanto pasiva como activa, equivalga al manejo de una sintaxis si- milar a la del lenguaje humano. Y es que, con independencia del ico- nismo que se manifiesta en algunas estructuras lingiiisticas, sobre todo en los esquemas actanciales, lo propio de la sintaxis de las lenguas es su arbitrariedad, Lo notable no es que una relacién «contenido (c) + con- tinente (C)» del mundo se verbalice como «c prep C», sino que los ni- fios hispanohablantes aprendan a distinguir y a usar correctamente Ja casa del pueblo frente a la casa en el pueblo, la casa junto al pueblo y la casa dentro del pueblo. Tampoco es decisivo que el esquema «agente-accidn- objeto», propio del mundo y que cualquier animal puede observar en la naturaleza, se verbalice como SVO: lo notable es que SVO se pro- 36 yecte metaforicamente (?) a situaciones verbales que no son acciones, como Ia casa es blanca, mi prima tiene suetio o lo que dijo me preocupa. 4,3, LAS PROPIEDADES DEL LENGUAJE ¢A qué nos conducen estos experimentos? El hecho de que tltima- mente apenas se haya continuado en esta linea parece indicar que los esfuerzos de los primatdlogos habian tocado techo. Un chimpancé no es un ser humano y nunca lograré hacer, aun con un gran esfuerzo, lo que cualquier nifio resuelve en pocos meses sin aparente dificultad. En otras palabras, que los chimpancés no hablan, no pueden hablar. Mas atin: por lo mismo, tampoco tienen lenguaje. Pero esto no quiere de- cir que lo que se les ha ensefiado no sea el lenguaje. Considérese la ca- racterizacién clasica de los rasgos definitorios del lenguaje hecha por Ch. Hockett: - . ‘eed ‘Una vez tomada esta decision, podemos considerar el siguiente conjunto definitorio para el lenguaje: cardcter abierto, desplaza- miento, dualidad, arbitrariedad, caracter discreto, intercambiabili- dad, retroalimentacién, especializacién, desaparicion’ r4pida, difu- sion a distancia y transmisién direccional. Todo sistema que tenga estas diez propiedades se Ilamar4 aqui lenguaje; cualquier lenguaje manifestado por nuestra propia especie se llamar lenguaje humano [...] Presumiblemente, si bien no de manera tan obvia, todo lengua- je tiene prevaricacién y reflexividad; al menos, el lenguaje humano si las pose”. coe : Tal y como ha sido elaborada esta lista —asegura Hockett— con- tiene las propiedades especificas del lenguaje, tanto humano como ani- mal. Las distintas especies animales comparten alguno de estos rasgos, pero no todos seguin se muestra en otro trabajo anterior, Sin embar. go, cuando se atiende a los resultados de laboratorio obtenidos por los primatélogos, no resulta dificil encontrar en su lenguaje los rudimen- tos de las diez propiedades a la vez: 2 Ch. Hockett, «The Problem of Universals in Language», en J.. Greenberg (ed.), Universals of Language, Carabridge, MIT, 1963, pag. 15. - : a, -4 Ch, Hockett, «Logical Considerations in the Study of Animal Communication», en W. Lanyon y W. Tavolga (eds.), Animal Sounds and Communication, Washington, AIBS, 1960, pgs. 392-430. os Poni tami! cs 57 —— Cardcter abierto: es posible transmitir informaciones nuevas con el lenguaje (es lo que otros autores han llamado creatividad). Evidente. mente, Washoe, que llega a inventar algunos signos, asi como los chimpancés de la colonia de Fouts, que en apariencia se comunican entre ellos en Ameslan, son vestigialmente creativos, — Desplazamiento: los mensajes pueden referir a situaciones ajenas a la percepcidn actual, ya del pasado, ya del futuro. Es el rasgo mis di- ficil de aplicar al lenguaje animal, en opinién de los Ptopios primaté- logos’. La liberacién del aqui y del ahora es a la vez efecto y condicién de la tecnologia, tan ligada al desarrollo de la especie humana. Los ex perimentos comunicativos con chimpancés no han progresado lo suf ciente como para evidenciar esta relacién, pero si se ha comprobado que poseen unas incipientes capacidades técnicas (aguzamiento de pa los para extraer termitas de su nido, etc.), de manera que no es imposi- ble que Ilegaran a programarlas con el lenguaje. — Dualidad: caricter doblemente articulado de los signos, los cua- les tienen una forma y un sentido mutuamente independientes, de ma- nera que con unas pocas unidades formales es posible construir un ni mero muy grande de unidades seménticas (en el lenguaje humano se obtienen miles de palabras con unos pocos fonemas). Esta propiedad no es una caracteristica de los usuarios, sino del sistema lingiiistico como tal. Entre los procedimientos usados por los primatdlogos care cen de dualidad las fichas de Sara y los lexigramas de Sherman y Aus: tin, pero no asi los signos de Washoe, que se basan en el Ameslan’®, —.Arbitrariedad: \a relacién entre el signo y su denotacién no es icénica. Aqui sucede lo contrario que en el caso anterior: los gestos de Washoe son relativamente motivados, pero tanto las fichas como los lexigramas se basan en una relacion completamente arbitraria. '— Cardcter discreto: los mensajes constan de unidades discretas en- tre las que es posible trazar fronteras estrictas. Se trata otra vez de una propiedad del sistema ms que de una caracteristica de la comunica- cidn. En los lenguajes utilizados por los chimpancés lo discreto estd } % Cf. Linden, capitulo 11, donde se atribuye el desplazamiento al neocértex y se caracteriza como respuesta esencialmente no emocional, ajena al sistema limbico. * Como observé W. C. Stokoe, «Sign language structure: An outline of the visual communication system of the American deaf», Studies in Linguistics, Occasional Papers, 8, los signos gestuales del Ameslan son el resultado de la combinacién de unas pocas uni- dades minimas pertenecientes a tres categorias: la configuracién manual, la localizacién en el espacio y el movimiento. Stokoe reconoce 19 configuraciones, 12 localizaciones y 24 movimientos. Posteriormente se ha afiadido alguna mas como la orientacién. 58 siempre presente, pues fueron concebidos como una sucesion de sig- nos encadenados””. . — Intercambiabilidad: \os distintos miembros de la comunidad pueden ser indistintamente emisores y receptores de mensajes. Esto es particularmente cierto en el caso de Washoe y sus sucesores, pero no en el de Sara, la cual nunca tomé la iniciativa de comunicarse con sus instructores. — Retroalimentacién: el emisor de una sefial la percibe a su vez. Se da en todos los casos, como es obvio. : — Especializacién: \as consecuencias energéticas de las sefiales emi- tidas son irrelevantes, lo que importa son los efectos que producen. Es una caracteristica de la informacién como tal y, naturalmente, aparece en todos los casos. —. Desaparicién rdpida: \a sefial perdura poco tiempo, justo el que dura su emisién. Esto sucede en el habla humana y en los signos ges- tuales de Ameslan, ya los articule un ser humano o un chimpancé. No sucede en la escritura ni, por lo tanto, en los lexigramas o en las fichas. — Difusin a distancia y transmisiOn direccional, En el habla humana estas propiedades derivan del hecho de que el sonido es una onda, pero también lo es la luz, lo que garantiza su cumplimiento: en el Ameslan. Qué conclusiones pueden extraerse de la presencia, plena o vesti- gial, de estas diez propiedades en el lenguaje.que se ha ensefiado a los chimpancés. Evidentemente que si hablar consiste en esto, ellos pue- den hablar. El problema es que hablar no consiste sé/o en esto. Las mencionadas propiedades caracterizan externamente al fenomeno co- municativo lingifstico y, como todos los rasgos externos, es posible ad- quirirlas por medio del aprendizaje. Un actor que esta representando el papel de Hamlet ha aprendido a moverse como un principe, ha aprendido a decir las cosas que dirfa un noble danés y ha aprendido a actuar como actuarla el protagonista, pero no es Hamlet. El verdadero Hamlet ha nacido y se ha hecho Hamlet’® y el actor s6lo puede damos la ilusién de que es Hamlet reproduciendo los rasgos externos que lleva- 2 Bsto es as{ incluso en Ameslan donde tiltimamente se ha sefialado el cardcter su- cesivo de muchos queremas. 28 Hay obras en las que el personaje real ha nacido como tal, pero no se ha hecho todavia, segiin le ocurre al Segismundo de La vida es suefia, En este caso lo que el actor representa es doblemente traslaticio, pues ha de simular en escena el propio proceso de constitucién externa del personaje. 59 ton a este a ser él mismo: por eso, acabada la Tepresentacién, nuestro actor se quita el maquillaje y los disfraces y pasa a enfrentarse a proble. mas vitales que nada tienen que ver con los de la obra. En el caso del Ienguaje que aprendieron los chimpancés —que no es su lenguaje, né- tese bien— sucede lo mismo. Mientras duran los entrenamientos, es- tos animales hacen como que son humanos. Pero en cuanto acaban de fingir o de jugar, vuelven a ser los animales que son. Por eso no ha ha bido ningun chimpancé que haya legado a adquirir una lengua natu- ral para usarla como Ia usan los seres humanos, con sus propiedades externas y con sus propiedades internas. Cuiles son estas propiedades internas del lenguaje es una pregunta que intentaremos responder més adelante. Por lo Pronto, ndtese que las dos tinicas propiedades externas que, segtin Hockett, no comparti- mos con los lenguajes de los animales suponen un punto de partida Para averiguarlas: : bee — Prevaritacién: los mensajes pueden ser falsos 0 légicamente in- consistentes. Algunos primatélogos han querido obviar esta dificultad objetando que Washoe y otros chimpancés engafiaban a veces a sus instructores, Sin embargo el engafio y la mentira no son lo mismo. Muchos predadores intentan engafiar a sus presas simulando una in- movilidad aparente. Pero mentir es otra cosa: supone algo mas que ocultar la verdad, es utilizar intencionalmente los signos con una de notacién distinta de la que les corresponde o sin denotacién alguna. i Ningun animal hace esto. : i — Reflexividad: el lenguaje se usa para hablar de si mismo. Desde : luego la capacidad metalingitistica es exclusivamente humana. Nétese que la reflexividad es la vertiente formal de la Prevaricacién: desviamos la aplicacién de las formas sobre los sentidos y las dirigimos a las for- «mas mismas (rojo es adjetivo) como desviamos los significados de sus re- ‘ferentes para concentrarlos en otros significados (dos 9 dos son cinco), om 7 : 2 60 CarfruLo V : El cddigo externo del lenguaje humano 5.1. EL COMO DEL APRENDIZAJE LINGUISTICO DE LOS PRIMATES La pregunta que podemos formularnos es la de como aprendieron estos chimpancés ciertas estructuras lingiiisticas y por qué no aprendie- ron el resto hasta llegar a dominar el instrumento verbal igual que los seres humanos. La respuesta que se suele dar en el sentido de atribuir- loa la menor capacidad cerebral de Jos simios es correcta, pero parcial: al fin y al cabo, en otros aspectos cognitivos no lingitisticos los grandes monos suelen mostrar notable capacidad e inteligencia. Ademas, entre los propios seres humanos no existe relacién estricta entre la inteligen- cia o el tamafio del cerebro y las capacidades verbales: aunque el domi- nio del lenguaje ayuda a la expresién del pensamiento, hay muchas personas de inteligencia media que tienen gran habilidad lingiiistica y personas muy inteligentes con escasa capacidad verbal. Afiddase a todo ello que el craneo del Homo neanderthalensis, una rama extinguida del Homo sapiens arcaico que fue superada por nuestro antepasado el Homo sapiens sapiens, parece haber sido mayor que el de este y también lo era, por consiguiente, el volumen de su cerebro!, Naturalmente esto no signifi- ca que podamos asegurar que el Homo neanderthalensis, pese a su mayor | También se han descrito numerosos casos de personajes célebres, como Erasmo de ipa ap 0 Anatole France, los cuales tenian un volumen cerebral bastante inferior a media.” 61 cerebro, carecia de lenguaje, pero si que, caso de tenerlo, era un instru. mento mds imperfecto desde el punto de vista de su éxito evolutivo, Sea cual sea el origen de la especificidad del lenguaje, desde luego no reside en el volumen del cerebro, sino en su estructura neuronal. Otra posibilidad es suponer que el cerebro humano ha desarro- llado areas lingiiisticas, mientras que el cerebro de los antropoides no lo ha hecho. Durante mucho tiempo la corriente de pensamiento localizacionista —y que situaba la capacidad lingiiistica en el Area de Broca y en la de Wernicke— constituyé el aval mas fuerte de esta hipo- tesis. No obstante, también hay que decir que las zonas correspondien- tes del cerebro de los primates podrian haber albergado el lenguaje y no lo han hecho: como todos los mamiferos, los antropoides Poseen tres capas de desarrollo cerebral, la vegetativa, el sistema limbico ye neocértex’, la ultima de las cuales est perfectamente capacitada en lo funcional para albergarlo. El problema principal para extender esta modularidad anatémica —comprobada por las carencias motoras que provocan las lesiones en el area de Broca y por las carencias de com- Prensién derivadas de lesiones en el 4rea de Wernicke>— estriba en que el alejamiento fisico de estos dos dominios (respectivamente prefron- tal y temporal) demuestra que la capacidad lingiiistica no reside en ellos sino que se limita a utilizarlos como instrumentos para expresar- se, pues en el signo la forma vocal y el contenido evocado se Presupo- nen mutuamente. Lo contrario seria algo asi como suponer que la res- Piracion estd en los pulmones, en el corazén y en los vasos sanguineos, cuando, en realidad, segiin deciamos paginas atrés, es un fendmeno que se da en cada Célula y al que sirven estos tres Organos. pen Una manera altemativa de plantear la cuestién precedente es la de preguntamos si por el hecho de haber aprendido algunas estructuras lingiiisticas, cabe afirmar que los chimpancés poseen los rudimentos cerebrales del Jenguaje..La Tespuesta no ha de ser necesariamente afir- mativa: al fin y al cabo, los seres humanos podemos aprender a nadar, pero la evolucién nos ha alejado considerablemente de los peces, al Privamos de branquias y de aletas, sin que la conformacién de nuestras ‘:? La hipétesis de que el desarrollo del cerebro en los animales se produce en tres eta: Pas que han dado como resultado tres zonas superpuestas fue formulada hace un cuar- 7 siglo por P. D. MacLean, The triune brain in evolution, Nueva York, Plenum Press, -': 3 Esta correspondencia es la que se suele establecer en lo fundamental, si bien los de- varian; por ejemplo, recientes descubrimientos han puesto de manifiesto que algu- nos pacientes de afasia de Broca tienen problemas con la comprensién gramatical, .s! 62 extremidades y de la dermis nos permita vivir en un medio liquido a la manera de otros mamiferos como las ballenas 0 los delfines. Para que Ja caracterizaci6n lingitistica de los chimpancés sea efectiva, habria que determinar si el aprendizaje de las habilidades lingitisticas que llegaron a desarrollar en el Jaboratorio (también en colonias de antropoides, fuera de él) puede ser calificado de Jenguaje ono. Pues bien, un andlisis detallado de c6mo adquirieron ‘Washoe, Sara y Ally el lenguaje nos demuestra que en apariencia pudieron valerse de leyes generales de asociacién de estimulos que no son especificas del aprendizaje verbal. Segun establecié J. S. Mill’, el fundador del asocia: cionismo psicolégico concebido como «quimica mental», la asocia- cidn se rige por estas leyes: 1) Similitud (los fenédmenos similares tien- den a ser pensados juntos); 2) Contigitidad (los fenémenos que han sido pensados en estrecha contigitidad tienden a ser pensados juntos); 3) Frecuencia e Inseparabilidad (cuando dos fenémenos han sido expe- rimentados juntamente con mucha frecuencia, se produce entre ellos lo que ha sido llamado asociacién inseparable: no sdlo ocurre que la idea evocada mediante la asociacién se vuelve inseparable de la idea que la sugirié, sino también que los hechos o fenémenos que respon- den a estas ideas vienen a ser al final inseparables en la existencia). Si ahora se comparan estas leyes con las practicas lingiiisticas a que algu- nos instructores sometieron a los chimpancés se advertira: — Que el proceder de Washoe se basa enla contigitidad. Washoe asocia cada signo de’ Ameslan a un objeto de la realidad o porque le obligan a hacerlo cuando dicho objeto est4 presente y le gratifican por ello o porque ella misma imita los gestos de sus instructores en presen- cia del objeto y termina asociandolos a él. Naturalmente, cuando quie- ra que el objeto se materialice, manifestard el signo asociado. — Que Sara establece relaciones de semejanza, avaladas por el re- ferente, entre una ficha de la cadena situada a la izquierda y otra ficha situada en la de la derécha. Ello permite simular (porque de eso se tra- ta, de una simulacién) relaciones como la expresion de la forma, el ta- mafio, el color o la interrogacién. 4 J.S. Mill, Examination of Sir William Hamilton’s philosophy, Londres, 1865. 5 Bien lejos estaba J. S, Mill de figurarse que a comienzos del siglo x0 esta expresion ya no tiene nada de metaférico, sino que los pensamientos y el lenguaje se explican en ‘uu desarrollo como el resultado de innumerables sinapsis electroquimicas, al tiempo ue, tal vez, segin se investiga en este libro, el e6digo que los hace posible también te ne una base genética, esto es, bioquimica. : « 63 — Que Ally, ensefiado a relacionar un elemento A del conjunto contenido con un elemento B del conjunto continente, luego un A’ con un B’, etc., acabard por establecer un lazo permanente entre cual- quier elemento del primer conjunto y cualquier elemento del segundo, El resultado de reiterar los vinculos, segiin advirtié ya Mill, es la reif. cacién de los estimulos mentales, es decir, ld sensacion de que los refe- rentes de las ideas también estén unidos en el mundo. Una vez sentado cémo pudieron hacer esto, cabria Preguntar por qué no Uegaron mds alld. En mi opinién, la raz6n estriba en que, si bien fueron inducidos a practicar conductas de asociacién por sus instructores, lo hicieron de manera instintiva, aprovechando la circunstancia de que. semejanza, contigiiidad e inseparabilidad son procedimientos de per- cepcién sensorial innatos en los primates, los cuales nunca les dejaron ir més alld de lo que permitia su instinto. Ello explicaria también que las colonias de chimpancés se sirvieran espontdneamente del Ameslan para comunicarse entre ellos, pero sdlo hasta cierto punto. La dotacién genética de estos animales les faculta para la segundidad semidtica, pero no para la terceridad. Un chimpancé, que posee una constelacién de genes para comunicarse conforme al modelo 3T (wansferencia + transcripcin + traduccién), es capaz de ligar un vehiculo de sefial a un teferente, pero no llega a servirse de ella de manera natural como pro- cedimiento para inducir una conducta distinta —un interpretante— en la mente de un intérprete. : Silos chimpancés hubiesen Ilegado a desarrollar plenamente la ter- ceridad, habrian podido transmitir los conocimientos adquiridos a otros miembros del grupo, con lo que habria surgido una incipiente cultura que eventualmente habrian legado a sus descendientes®. Existe una contradiccién irresoluble entre la apasionada pretensién de los pri- matdlogos cuando insisten en considerar el Jenguaje humano como una continuacién evolutiva de los hébitos gestuales que compartimos con los primates’ y el hecho, incuestionable, de que estos gestos no «it no debe confundirse con el hecho de que Washoe signasedelante de su his adoptivo Loulis y este aprendiese algunos signos de Ameslan. Lo cierto es que aquella no us6 el Ameslan para transmitirle sus recuerdos, sus conocimientos o su visién del mundo, que es lo que hace cualquier madre humana con sus hijos, 7 ig ita hip6teis sobre el origen del lenguaje se basa en las observaciones de un est die sobre a afss de D. Kimura «The Newal Bas of Language Osa Gosseos Ste in Linguistics, vol. 2, Academic Press, 1976. Kimura habia notado que sus pacientes afi- sicos tenfan dificultades para realizar movimientos Precisos con la mano, lo cual la lev concluir que la regién del cerebro que regula la secuencia de acontecimientos muscu * 64 han progresado entre ellos hasta convertirse en una lengua social. La imparable evolucién de la especie humana sdlo puede explicarse de esta manera, a base de 1a semiosis ilimitada que preconizaba Ch. S. Peirce: cuando el vehiculo de signo esta por el objeto recreando un sentido —interpretante— en la mente del intérprete, lo que tenemos es una primera modificacién del objeto, la cual, en una nueva semiosis, expe- rimenta una modificaci6n ulterior, y asi sucesivamente. No ha sido asi en el caso de los chimpanceés, los cuales, fuera de la lenta evolucién bioldgica, realmente no pueden progresar. 5,2. EL PORQUE DEL APRENDIZAJE LINGUISTICO DE LOS PRIMATES Y sin embargo, llegan a conducirse como hablantes incipientes. La Psicologia de la Gestalt ha puesto de manifiesto que la percepcién vi- sual no consiste en reproducir directamente la imagen del objeto refle- jada en la retina, sino en reconstruirla. Para ello, los estimulos lumino- sos puntuales de intensidad variada, que el nervio dptico transmite desde la retina hasta el cortex visual, deben ser agrupados en esta ubi- cacion cerebral de forma coherente®. Diversos experiments realizados con seres humanos’, pero también con todo tipo de animales", han puesto de manifiesto que este agrupamiento responde a tres leyes, las cuales configuran una verdadera sintaxis visual!!: lares de la mano y de la lengua es similar. Una vez més, se trata de acercamientos exter- nos al fendmeno lingiiistico: por una parte, hay que decir que el cerebro de algunos pé- jaros es capaz de controlar todos los movimientos de los érganos bucales necesarios para vocalizar como los humanos y, no obstante, carecen de habilidad manual (y hasta de manos); por otra, aunque las lenguas se llamen asi, lo decisivo en ellas es el cerebro, no el 6rgano gustativo que hace posible su manifestacién oral. © La transmisin de la imagen visual se produce en tres etapas: imagen bidimensio- nal de la retina > imagen unidimensional lineal transmitida por las sinapsis neurona- les > recomposicién de la imagen bidimensional en el cértex visual (a su vez, la super- Posicién de las im4genes de cada ojo crea la estereopsis y la sensacién de relieve). Es un Proceso parecido al de la transmisién de imagenes por televisién, desde la cdmara hasta el monitor doméstico. ° Se encontraré una descripcién pormenorizada de todos ellos en G. Kanizsa, Gra- matic de la vision. Percepcién y pensamiento, Barcelona, Paidés, 1986. ‘© Cf. W. Kohler, «Nachweiss einfacher Strukturfunktionen beim Schimpansen und beim Haushuhn», A.P.A.W;, 1918 y, sobre todo, Intelligeneprifungen an Menschenaf- Ja, Berlin, Springer, 1921. 1 Las leyes fueron establecidas por M. Wertheimer en 1923, «Untersuchungen zur Lehre von der Gestalt», Prychologische Forschung, 4, pags. 301-350. No se reducen a la visién, 65 — La ley de la proximidad: en condiciones iguales, la percepcién agrupa los estimulos que estan préximos entre si. Por eso, vemos XX XXX no como cinco X, sino como un grupo de dos X y otro de tres X. — La ley de la equivalencia: en condiciones iguales, la percepcién agrupa los estimulos que se parecen. Por eso, vemos xxXXX como un grupo de dos x pequefias y otro de tres X grandes, antes que como un gru- po de cinco equis sin més. — Laley de la clausura: en condiciones iguales, la percepcién tien- de a agrupar los estimulos formando conjuntos cerrados. Por eso, el hombre y los animales (en este caso, los ratones con los que se ha ex- perimentado) perciben una mancha con forma rectangular y un rectdn- gulo del mismo tamajfio como estimulos equivalentes, pues no sdélo captan los puntos uno a uno, sino el conjunto cerrado que conforman. Es facil darse cuenta de que las leyes de asociacién de ideas de Mill, la contigiiidad, la semejanza y la invariabilidad, son, respectivamente, las leyes perceptivas de la proximidad, de la equivalencia y de la clau- sura. No es de extrafiar que los instructores de los chimpancés hayan Jogrado ensefiarles a asociar vehiculos sefial con objetos 0 vehiculos se- fial entre si, ¢ incluso a inferir relaciones permanentes entre grupos de vehiculos sefial. Al obrar asi, los animales se limitaban a tratar las for- mas y los contenidos lingiiisticos de la misma manera que procesan Por instinto los estimulos visuales, algo para lo que los antropoides es- tan particularmente dotados como vimos. Pero los chimpancés no son humanos y es dudoso que las ideas que sus instructores creen que aso- cian lleguen a parecerse a nuestras ideas. Por eso, la contigiiidad de dos ideas en el cerebro de un antropoide no llega a aplicarse a una situa- ci6n semejante a la situacién en la que fueron aprendidas. En otras pa- labras, que estos rudimentos de lenguaje de los simios no les permiten hacer planes para el futuro o recordar el pasado! y transmitirselo a sus descendientes. El resultado es conocido: al carecer de la propiedad del pues también se dan, aunque ligeramente modificadas, en los demés sentidos. Las tres leyes mencionadas son las fundamentals y resultan camunes a todos los animales supe. lores y a todas las franjas de edad. Los seres humatios adultos aftaden otras leyes, como 'a dela direccionalidad, que suponen una maduracién posterior del cerebro y que no se dan en los ios ni en os animales, : 4 5e han puesto algunos reparos en lo relativo al pasado: por ejemplo, la prictica de celebrat la Navidad con los chimpances del grupo de Fouts, condujo a une feels, al vet la nieve, a pedir por sefas eérbol golosinae. Pero esto s6lo significa que recuerdan: cualquier animal que ha sido agredido por un ser humano saldré huyendo en cuanto lo vea. Recrear el pasado con el lenguaje es otra cosa, 7 et 66 i ' i i desplazamiento, el lenguaje de los primates no les faculta ni para una tec- nologia progresiva ni para la cultura. El salto evolutivo, verdaderamen- te insalvable, que les separa de la especie humana sigue sin poder ser franqueado. De esta situacién y de un anilisis de los intercambios lingitisticos de los chimpancés parte el autor de un libro reciente! para intentar ex- plicar la diferencia en términos de la coevolucién del lenguaje y del ce- rebro. Observa, muy atinadamente, que el problema de la funcién sim- bélica humana resulta irresoluble para un chimpancé fuera del labora- torio porque, para ampliar la referencia de-un signo a entidades diferentes de la que le permitié incorporarlo a la memoria por prime- ra vez, es necesario poseer previamente una red de relaciones de dicho simbolo con otros simbolos y esta sélo puede ser suministrada por el instructor. Con sus propias palabras (86, 99, 100) y a propésito de las habilidades que adquirieron Sherman y Austin: Descubrieron que la relacién que cada lexigrama guarda con un objeto es una funcidn de la relaci6n que mantiene con otros lexigra- mas, y no solamente una funcién de la aparicién conjunta de am- bos, del lexigrama y del objeto. Esta es la esencia de la relacién sim- bolica [...] En resumen, pues, los simbolos no pueden entenderse como una coleccién no estructurada de elementos que remiten a una coleccién de referentes porque los simbolos no representan ex- clusivamente cosas en el mundo, se representan también a si mis- mos [...] Los simbolos, por tanto, no quedan almacenados en colec- ciones no estructuradas que se pueden combinar arbitrariamente de diferentes maneras. El sistema de relaciones de representacién, que se origina entre los simbolos conforme se desarrollan los sistemas simbdlicos, comprende una matriz mucho mas compleja. En térmi- nos abstractos, se trata de una especie de enmarafiada red jerarquica de nudos y conexiones, la cual define un espacig semantico vasto y en continuo cambio. Lo que ya resulta més discutible es suponer, como hace Deacon, que esta reestructuracién del sistema simbdlico es una mera conse- cuencia del proceso de reestructuracion mismo y no de un plan prees- tablecido. En realidad, el hecho de que los nifios vayan alcanzando gramaticas parciales de la lengua que adquieren en casa y el de que los que aprenden una segunda lengua procedan de manera bastante simi- ® T. W, Deacon, The Symbolic Species: the co-evolution of language and the brain, Lon- dres, Penguin, 1997, : 67 lar conduce a pensar que estas etapas'’, que se suceden de manera mis 0 menos equivalente en todos los hablantes, estén prefiguradas en la men- te, aunque no en el cddigo como ‘opciones del mismo. Esta es la razén por la que los primates no podrian desarrollar el lenguaje, pues por mucho que los instructores les fueran suministrando como estimulos estructuras lingiiisticas cada vez mds complejas, su reestructuracién no es un resultado automitico de las mismas. Ademaés, si la reestructura- cién inducida por el proceso reestructurador mismo fuese una mera consecuencia de la plasticidad cerebral, no habria razon para que se de- tuviese. Pero en las lenguas esto no es asi; los procesos de adquisicién y de aprendizaje lingiiistico tienen siempre un término ad. quem consti- tuido por la gramatica del adulto nativo. Las lenguas evolucionan muy lentamente, con cambios minimos introducidos y generalizados por cada generacién. : Sentada la necesidad de anclar la capacidad lingitistica en alguna especificidad genética exclusiva del ser humano, no hay duda empero de que, como quiere Deacon, el desarrollo evolutivo del lenguaje se produjo paralelamente al del cerebro. Hay una familia de genes seria dos, los llamados genes homeéticos o genes Hox, cuyo orden secuen- cial en el cromosoma determina la activacién seriada de los érganos del embrién de los animales, desde la cabeza hasta la cola. Por lo que respecta a los mamiferos, hay dos familias de genes, los Otx y los Emx, igualmente seriados, pero que sdlo afectan al cerebro y cuya activacién se da en sentido inverso, desde la parte posterior hacia la anterior. La sucesion Otx2 > Otxl > Emx2 > Emxl se traduce en que el primero en expresarse es Otx2, el cual empieza cubriendo casi todo el cerebro, desde el cerebelo hasta el telencéfalo, y el ultimo es Emx1, que queda confinado a la region que se desarrollar4 como neocortex 0 corteza ce- rebral: No es imposible que, de la misma manera que la diferencia ge- nética entre los genes homeéticos de un gusano y los de un mamifero tuvo consecuencias para el desarrollo de la cognicién en este tiltimo, una mutacin similar en el caso del hombre acarreara el surgimiento de la capacidad lingiiistica del cerebro, la cual, significativamente, se desarrolla en la zona neocortical. Por el momento se trata de una hip6- tesis atractiva, pero no comprobada, Ademis, de llegar a comprobarla, tampoco habriamos hecho mas que empezar: una cosa es que un de- '* L, Selinker, enterlanguager, LRA.L., X, 3, 1972, pags. 209-231, ha denominado 4 estas etapas sinterlenguaje». El 95 por 100 de las personas que aprenden una L2 activa alguna(s) de estas tapas, ls cuales contienen reglas que no estin ni en Li ni en la len- gua meta (L2), por lo que son parcialmente ajenas a los estimulos externos. 68 sarrollo excepcional de la zona frontal del cerebro en el hombre haya permitido un incremento exponencial de las conexiones variables que soportan el uso del lenguaje y otra que asi lleguemos a entender algu- na vez por qué es el lenguaje como es. 5.3. PROTOLENGUAJE Y LEYES GESTALTICAS A pesar de nuestras reservas sobre las habilidades lingiiisticas de los primates y lo que las hace posibles, no deberiamos menospreciar la uti- lidad de las leyes gestalticas perceptivas para la sintaxis del lenguaje. D. Bickerton'® ha mostrado en un trabajo memorable que las cadenas lingitisticas que legan a construir los chimpancés en el Laboratorio se parecen sorprendentemente a las primeras manifestaciones verbales de los nifios antes de los dos afios de edad, asi como a los pidgins que se han formado repetidas veces en el mundo cuando hablantes de dos lenguas mutuamente ininteligibles necesitaron mantener contactos verbales esporadicos y teméticamente limitados, Bickerton (146-147, 162-163, 165) supone que ello demuestra la existencia de un protolen- guaje genético, compartido por todos los hominidos, incluido el hom- bre, y sobre el que, luego, se alzaria el lenguaje propiamente dicho tan s6lo en este tiltimo: Sin duda, tenemos que suponer una de estas dos posibilidades: que el lenguaje, tal como lo conocemos, aparecié de golpe en el mundo, con todas las complejidades descritas [...], 0 que originalmen- te aparecié en una forma mucho mis primitiva. La primera es menos probable. En la evolucién rara vez, 0 nunca, se dan saltos de esta 8 D. Bickerton, Lenguaje y especies, Madrid, Alianza, 1994, En esta misma linea, W. H. Calvin y D. Bickerton, Lingua ex Machina. Reconciling Darwin and Chomsky with the Human Brain, Cambridge, MIT, 2000, han realizado una propuesta que pretende funda- mentar neurolégicamente la hipétesis chomskiana en términos de seleccién natural. Se Supone que cada categoria verbal est4 almacenada en una parte diferente del cerebro y obtiene sus elementos (los nombres, los verbos, etc.) a base de combinar rasgos proce- dentes del cédigo especifico de cada almacén. Como estas categorias se combinan luego ‘entre s{ formando cadenas sintacticas, es preciso que las interconecte el neocértex, pero ‘como las asociaciones posibles son ilimitadas, termina actuando la seleccién natural para retener sdlo las més productivas. Los autores de esta obra dicen reconciliar a Chomsky con Darwin: en mi opinién esto no es asi, sino que se trata de la vieja cuestién del. excesivo poder generativo de la gramatica y de las restricciones que se le imponen, sdlo ue aqui estas se visten con un ropaje seudoneurol6gico. Véanse las resefias de A. Alonso Contés (Revista de Libros, 53, 2001, pags. 21-23) y J. L. Mendivil (ZynX, 1, 2002). 69 eee eee eT magnitud. La segunda se veria reforzada si pudiéramos encontrar en nuestra propia especie formas de lenguaje, 0 algo semejante al len- guaje, que también careciera de alguna de las caracteristicas especifi- cas del lenguaje [...] Los datos examinados hasta ahora dan razones para suponer que hay un modo de expresién lingitistica que esté completamente separado del lenguaje humano normal y que lo comparten cuatro clases de hablantes: los antropoides entrenados, los nifios menores de dos aiios, los adultos que han sido privados del Ienguaje en sus primeros afios'* y los hablantes de lenguas fran- cas [...] Hemos visto que el protolenguaje, como el lenguaje, forma parte de la dotacién de nuestra especie. Cuando las personas que es- tan enfermas, agotadas, bebidas o simplemente impacientes, hablan de esta manera entrecortada, estan simplemente utilizando un pro- tolenguaje ms que un lenguaje... El protolenguaje difiere del lenguaje en aspectos fundamentales de la sintaxis, no en los demas componentes. Por supuesto, su léxico es muy pobre, pero también lo es el de algunas lenguas de tribus néma- das que tan apenas necesitan mantener intercambios comunicativos. Asimismo sus fonemas son escasos, aunque existen grandes lenguas de cultura que tienen un inventario fonolégico y unas reglas de combina- cién de fonemas muy sencillas. En cambio, su sintaxis es otro mundo. Las propiedades estructurales que la caracterizan son, segtin Bickerton (162-170), las siguientes: { — Tanto el lenguaje como el protolenguaje pueden ordenarlaspa | : labras en la cadena de varias maneras, pero, mientras que en el prime- | TO, existen severas constricciones formales que restringen la tendencia i i air expresando cada elemento conforme ocupa la atencién del emisor, | i en el segundo, el tinico criterio de emisién parece ser el funcional. — En el lenguaje los elementos nulos son predecibles y recupera- bles contextualmente; en el protolenguaje puede faltar cualquier ele | mento léxico y Ja tinica manera de restituirlo es una inferencia con. textual... j — El lenguaje tiene reglas estrictas que regulan el funcionamiento | de las huellas, el protolenguaje no. * 2 — El lenguaje posee recursividad, el protolenguaje no. * Se refiere a los nifios ferales, en particular a Genie, una nifia californiana a la que su padre retuvo completamente aislada en una habitacién casi hasta la adolescencia. Una vez liberada, aprendié muchas cosas, pero nunca llegé a rebasar un nivel lingiisti co superior al del protolenguaje..:i 2+ 70 Tee EEE | — El protolenguaje apenas posee elementos gramaticales como flexivos, conjunciones, determinantes, etc. Naturalmente estas caracteristicas sefialadas por Bickerton no son las Unicas y no dejan de reflejar fuertemente el modelo gramatical —la gramatica generativa— que le sirve de referencia. Pero esto es lo de me- nos. Lo importante es comprender que, junto a los valiosos logros des- criptivos de este trabajo, hay un supuesto cognitivo de todo punto in- yerosimil y es el de que el protolenguaje se considera una suerte de eta- pa lingitistica genética fosil, anterior al surgimiento del lenguaje propiamente dicho, la cual, sin embargo, puede ser activada en caso de necesidad, tanto por hablantes de lenguas pidgin, como por los que usan su lengua matemna en circunstancias de tensién emocional. La re- ciente lectura del genoma de muchas especies, y ultimamente la del genoma humano, ha puesto de manifiesto que gran parte de la cadena de ADN es lo que se suele llamar genes basura, es decir, restos inacti- vados que constituyen fosiles de etapas anteriores de 1a evolucién. Como veremos, estos seudogenes constituyen un buen modelo para explicar las etapas sucesivas del desarrollo lingitistico en los nifios a partir de los dos afios, pero no pueden constituir la base del protolen- guaje, pues estos fésiles trazan una linea continua hasta el momento presente y el protolenguaje no. El protolenguaje supone una ruptura, impide ir mds alld de cierto limite, pero, al mismo tiempo, su manifes- tacion no esta ligada a un proceso de maduracién del cerebro, como sucede con el lenguaje. El protolenguaje tiene que tener un fundamento genético perma- nentemente activado en la especie humana actual. Una posibilidad se- tia ubicarlo en el sistema limbico, el cual es el asiento de las emocio- nes. Pero esta via, derivada de la sugerencia de Bickerton de que el ha- bla entrecortada de las personas sometidas a tensién emocional es similar a los pidgins y al habla de los niiios, seria un falso camino. Bas- ta echar un vistazo al discurso emocional para darse cuenta de que, Ciertamente, contiene numerosas elipsis, pero nunca carece de los ras- gos gramaticales fundamentales, Cuando estamos emocionados, «nos faltan las palabras», como se suele decir, pero las que usamos no care- cen de flexivos ni contradicen las leyes de ordenamiento propias de- cada lengua: nadie ordena algo furiosamente con un modo distinto del imperativo (si lo posee la lengua), ni coloca el articulo o el posesi- vo en cualquier sitio de la oracién por muy borracho que esté. EL protolenguaje remonta a un estrato de organizacién de estimu- los diferente, precisamente al sistema perceptivo. J. Piaget mostré que, 7 en las primeras etapas de su desarrollo, los nifios poseen lo que llama inteligencia sensomotriz”, es decir, una inteligencia derivada de la ma- duracién temprana de las partes del cerebro que regulan la organiza. cién sensorial de los datos del mundo. El lenguaje no aparece confor mado plenamente hasta la edad de seis 0 siete afios porque las areas ce- rebrales que constituyen su asiento no han madurado antes. En cambio, la vision precede a otras capacidades cognitivas: experimentos realizados con nifios demuestran que pueden ver como los adultos a los pocos dias de nacer. No es irrazonable pensar que, si las reglas del protolenguaje hundiesen sus raices en las leyes de la percepcidn visual, tanto el habla infantil como los pidgins y las practicas lingiiisticas de laboratorio de los primates tendrian un mismo y facil sustrato cogniti- vo. Bastaria con que todos estos usuarios tan variados echasen mano de un elenco de leyes (proximidad, orden y equivalencia) de las que no han dejado de servirse en todo momento casi desde el instante mismo de su nacimiento. Incluso explicaria que los nifios ferales pudiesen ser integrados en este grupo: mientras que el momento de aprender una lengua esté circunscrito temporalmente a un periodo de tiempo (y por eso, nunca aprendemos las segundas lenguas como la matema fuera de dicho periodo), las habilidades perceptivas se estan ejerciendo en toda su plenitud a lo largo de toda nuestra vida. Considérese la forma de cualquier secuencia tipica de protolengua- je. Ya pertenezca al habla infantil o a un pidgin, consiste en grupos de palabras que se van sucediendo conforme el emisor las va activando en su cerebro, sin ampliaciones internas debidas a la recursividad ni rela- ciones foricas estructuradas (elementos vacios y huellas), todo ello con una presencia minima de palabras gramaticales (particulas, determi- nantes, morfernas flexivos o de concordancia). Es facil adivinar en este comportamiento la aplicacién de las leyes perceptivas: — La ley de la proximidad se traduce en que cada palabra se emi- te por su inmediatez a la situacién externa que denota, es basicamente topica. 1” El periodo de la inteligencia sensorio-motriz va de los cero a los dos aftos. Le si- gue el periodo de las operaciones concretas entre los dos y los once afios, con dos sub- periodos, el de las representaciones preoperacionales, donde el sistema simbélico prima- rio al que Hegé al final de la primera etapa echa a andar, y el periodo operacional, en el que propiamente alcanza un comportamiento racional, Finalmente, de los once a los quince afios, se sitiia el periodo de las operaciones formales, en el que aparecen las es: tructuras ldgicas, los conceptos abstractos y los mundos posibles. 72 — Laley de la clausura permite organizar grupos de dos o tres pa- labras, normalmente encapsuladas en una misma curva tonal. — La ley de la semejanza permite suplir las deficiencias de un en- cadenamiento que no conoce relaciones foricas estructuradas: por eso, en vez de usar cliticos 0 huellas y elementos vacios gramaticalizados, Jo que suele haber son repeticiones constantes de un mismo elemento ode alguna variante del mismo. Obsérvese, por ejemplo, el contraste entre las secuencias en pidgin dela izquierda y las secuencias en criollo de Hawai de la derecha’®: Building, high place, wall part, time, now Get one electric sign high up on da lime, and then, now lemperalure, every wall of da building show you what time give you. time an temperature get [it is] right now Now days, ab, house, ab, inside, washi Those days bin get [there were] no clothes machine get, no? Before time, ab,’ more washing machine, no more pipe ‘no more, see? And then pipe no more, ‘water like get [there is] inside house ‘water pipe no more nowadays, ah? De manera similar, obsérvese la siguiente secuencia de lenguaje in- fantil grabada, sin que se diese cuenta, en el dormitorio de un nifio por su madre!?; What color ... what color blanket ... what color mop ...what color glass ... what color TV... red ant ... fire .. like lipstick ... blanket ... now ... the blue blanket ... what color TV ... what color horse ... then what color table ... then what color fire ... here yellow spoon - Cuestion diferente es la de por qué nos servimos de estas tenden- cias perceptivas para articular el protolenguaje. En lo relativo a la coin- cidencia de relaciones fundamentales no parece haber duda. Evidente- mente el protolenguaje aprovecha lo que son tendencias innatas de agrupamiento de elementos, y tanto da que dichos elementos sean es- timulos luminosos que Ilegan al cértex visual como que se trate de estimulos lingitisticos mentales que confluyen en los érganos neurold- Bicos del lenguaje. El hecho de que el protolenguaje no consiga repro- D, Bickerton, «Creole languages», en W. S. Y. Wang, The «Cr >, en W. S. ¥. Wang, The Emergence of Language Dexiopnent and Evolution, Nueva York, Freeman, 1991, pig. 63. B.A. Moskowitz, ‘The acquisition of languages, en W.S. ¥. Wang, 1991, pig. 137. 73 ducir a la perfeccién las caracteristicas del lenguaje constituye una prueba adicional de sus vinculos con la percepcién, pues ello podria | ser debido a que sus conexiones se ubican preferentemente en elhe | misferio derecho del cerebro. Este hemisferio resulta dominante para el reconocimiento de los patrones visuales y también para las funcio- \ nes cerebrales que ponemos en juego en el aprendizaje de segundas lenguas después que el hemisferio izquierdo, el encargado del lengua | je, ha terminado su proceso de maduraci6n. i La pregunta, con todo, es la de por qué parecen poder tratarse en un mismo nivel la percepcién y —dentro de ciertos limites relativos a sus manifestaciones mds elementales— el lenguaje. El cerebro desarro- Ila muchas otras actividades neuronales y, tal vez, podria pensarse que los procesos limbicos, responsables de la expresion de las emociones y de los sentimientos, estan mds préximos a lo verbal que las actividades puramente perceptivas. Sin embargo, como ha puesto agudamente de manifiesto J. Searle”, las percepciones visuales son tan intencionales como las creencias 0 los deseos (ya que todos ellos tienen condiciones i de satisfaccién determinadas por los contenidos de la experiencia), pero, frente a ellos, se realizan fenoménicamente como un evento mental consciente y, ademés, zo representan el objeto, sino que proporcionan el acceso directo al mismo. En otras palabras, que la percepcién visual nos infor-- ma proposicionalmente sobre el mundo, es esencialmente informati- ‘va, propiedad que comparte con el lenguaje: la diferencia estriba, entre otras cosas, en que el lenguaje es comunicativo y la percepcién visual se queda en el sujeto de la experiencia. i No es este el lugar para debatir la posicin «realista ingenua» adop- tada por Searle frente a la teoria representativa o el fenomenalismo, para las cuales la experiencia visual es el objeto de la percepcién visual, con lo que se prescinde de su intencionalidad y también del mundo re- ferencial?!, En el fondo, la duda sobre si, al ver, vemos algo con exis- tencia independiente, esta muy bien como discusién filoséfica, pero se opone a la experiencia comin del mundo y aqui es de ella de lo que partimos. También es cuestionable gnoseolégicamente si las cosas de las que hablamos existen realmente 0 son una creacién del lenguaje: no obstante, los hablantes actuamos como si el mundo existiese ahi { afuera y los lingiiistas obran en consecuencia. Por consiguiente, lo que ina Searle Intencionalidad, Un ensayo en la filosofia de la mente, Madrid, Tecnos, 1992, capitulo 2, aro : : sg Nese 1 Austin, Sie ype, Maid, Teenos, 1981, para una discusién 74 | i [ i i importa destacar es que, en la medida en que la percepcion visual sea informativa, recodificaré una sefial que remite a algo externo a ella, es decir, transformard los estimulos visuales telativos a un objeto externo en estimulos mentales que acceden a la conciencia. : Recuérdese que en el capitulo anterior hemos ejemplificado el sur- gimiento dela informacion en Ia célula precisamente con el andlisis de Ios fendmenos de percepcion visual, primero en la ameba, luego en los protozoos y en la rana, finalmente en el hombre. La percepcion visual constituye el ejemplo mas claro y casi prototipico de transmisién de la informacién desde el medio ambiente hasta un ser vivo. Dijimos en- tonces que el desarrollo del fendmeno informativo consistié en adqui- rir progresivamente la dimensién de transferencia (1T), la de transcrip- cién (27) y la de traduccién (3T) por parte de la célula. Ahora es inevi- table que nos preguntemos si las tres leyes gestalticas perceptivas recién examinadas guardan alguna relaci6n con dichas estructuras. Y asi pare- ce ser, en efecto: 1. La transferencia de proteinas es un proceso parecido a una cade- na de montaje. Cada vez que una proteina llega a un organulo, es mo- dificada enzimaticamente y su producto pasa al siguiente organulo donde lo modifica una segunda enzima y asi sucesivamente. En otras palabras, que la transferencia de proteinas es un proceso lineal que se basa en relaciones de proximidad. Dada una fase en la transferencia de una cierta proteina, digamos Ia proteina’, podemos predecir que pro- viene de una proteina‘', que se produjo en el organulo anterior, y que, asu vez, constituye el sustrato de la proteina'*!, que se producira en el orginulo siguiente: orginulo 1 [proteinat'] + orginulo 2 [proteina'] -> orginulo 3 [proteina’*)}... Esta situacién constituye un modelo formal de la cadena percepti- va: la informacion va pasando de un estado de elaboracién a otro y en cada uno se va modificando el contenido transmitido, el cual se apoya en el anterior y sirve de sustrato al siguiente: estado 1 {percepto] —» estado 2 [percepto’] —> estado 3 [percepto”]... 2. La transcripciOn sapone el paso del ADN al ARN, , es decir, la conservacién de la sefial del niicleo (ADN) en el citosol (ARN,,), sdlo que ligeramente modificada. No es dificil darse cuenta de que el fun- damento estructural de este fendmeno es la ley gestaltica de la equiva- 75 lencia: para que dos sefiales sean semejantes es preciso que compartan una amplia identidad genérica y sdlo les separe una ligera diferencia es- pecifica. En resumen: elemento de partida,yy: . ..ATTGCCGAAAGTAC... elemento equivalente,gy: --- AUUGCCGAAAGUAC... 3. La traduccién consiste en establecer una correspondencia biuni- voca entre un codén y un aminodcido. Se trata de dos entidades de na- turaleza diferente, por lo que lo tinico que justifica su unién son cier- tas correspondencias topoldgicas de sus formas respectivas las cuales, como cuando una Ilave entra en una cerradura, facilitan su encaje mu- tuo. Este proceso bioquimico modela formalmente la ley perceptiva de la clausura. En esquema: zona de encaje xyxyz> + Dabcabe codinde ARN —_aminodcido Una cuestién apasionante es la de saber si estas homologias: PROCESO CELULAR, LEY GESTALTICA Transferencia Ley de la proximidad Transcripcién. Ley de la equivalencia Traduccién Ley de la clausura son debidas a que los procesos celulares dieron lugar a Jas funciones perceptivas, si sucedié al contrario, o si se trata de una relacion aleato- tia. No la responderemos aqui, si bien nos sentimos inclinados a supo- ner una relacién de causa-efecto entre lo que ocurre en el interior de cualquier célula y las tres leyes de organizacién de estimulos propias de los organismos superiores, que no dejan de ser una agrupacién de mi- llones de células, Obsérvese también que la secuencia temporal de apa- icin parece haber sido la misma. Es razonable pensar que, para esta- blecer relaciones de semejanza entre estimulos, antes hay que aproxi- matlos (es decir, que la proximidad es anterior a la equivalencia) y, a su vez, que, para constituir un grupo cerrado con dos o mis estimulos, tienen que tener previamente algo en comin, es decir, que la equiva- lencia precedié a la clausura. ; 76 CaprftuLo VI El cédigo interno del lenguaje humano 6.1. LA CUESTION DEL INNATISMO Por el momento, nada de lo que llevamos dicho resulta particular- mente extrafio. Hemos mostrado que, desde los organismos mis sen- cillos hasta el hombre, se puede trazar un proceso gradual de compli- cacién de las estructuras de la informacién y de la comunicacién y que cada etapa se corresponde bastante bien con uno de los mecanismos de transmisién de sefiales que operan en el interior de la célula. A su vez, estos mecanismos justifican la existencia de tendencias generales de percepcién del mundo, las cuales subyacen a la forma de unir sig- nos del llamado protolenguaje de los nifios pequeiios, de los pidgins y de los primates que aprenden suceddneos del lenguaje en el laborato- tio. Cualesquiera que sean las reservas metodoldgicas planteadas a pro- pésito de la opcién implicita en las consideraciones anteriores, lo cier- toes que la misma permite trazar un cuadro de conjunto bastante con- vincente de cémo pudo producirse la evolucién de los fenémenos informativos en los seres vivos. Los verdaderos problemas, y la incredulidad epistemoldgica ‘a la que —todo hay que decirlo— ni siquiera es ajeno el autor de estas li- neas, surgen a propdsito del ser humano y su lenguaje. En cierto mo- mento de la adquisicién de su lengua matemna, los nifios dejan de cons- truir secuencias mds o menos torpes de protolenguaje y, en un periodo muy breve —entre los dieciocho y los treinta meses por término me- dio—, se hacen con el dominio de un instrumento comunicativo com- 77 plejisimo. Aun falta mucho para que estos nifios de tres afios se parez- can a los adultos en otros aspectos: sus capacidades cognitivas siguen siendo pobres, su dominio de la cultura a la que pertenecen es escaso, todavia son seres desvalidos que no saben valerse por si mismos. Estos nifios carecen de madurez emocional, de madurez racional o simple. mente de madurez anatémica. Pero no importa: por sorprendente que parezca, ya tienen madurez lingiiistica, pues, en lo fundamental, su manejo del instrumento lingiiistico es como el de los adultos. Soy consciente de que este tipo de arranque connota de una cierta manera mi discurso entre los lingitistas profesionales. Decian los preso- craticos que el origen de la filosofia es simplemente el asombro. Pues bien, hay una posicién lingiiistica que surge del asombro de que los ni- fios puedan aprender a hablar, como hay otras que se originan en el asombro producido por la riqueza y variedad de las lenguas, por las complejidades de su estructura 0 por el decisivo poder socializador del lenguaje. La posicién lingitistica a que me refiero se llama gramatica ge nerativa y la vienen sosteniendo Noam Chomsky y sus discipulos des- de hace medio siglo. Si la Lingiiistica no estuviese parcelada en escue- las mutuamente irreconciliables, lo que Chomsky denomina el proble ma de Platén, seguramente seria un punto de partida inexcusable de cualquier especulacién lingiiistica. No ha sido asi. Todavia falta mucho para que Ja Lingitistica sea una ciencia dura. Se quiera 0 no, hoy por hoy estd hecha de escuelas mas que de teoremas Y, por desgracia, mien- tras que los teoremas se demuestran, a las escuelas nos afiliamos sin més, generalmente de manera acritica y porque nos hemos formado en una de ellas. En Lingiiistica es imposible ser a la vez generativista y fun- Cionalista, y lo mismo cabe decir de otros movimientos menos exten- didos. Lo normal es que los miembros de cada escuela actien sectaria- mente: solo consideran cientifico lo que se produce en el interior de la Secta, ni siquiera conocen o les interesan los resultados de las demas sectas e, inevitablemente, sdlo se plantean parte de las preguntas rele- vantes que cabe formular sobre el objeto de estudio lenguaje. Pese alo dicho y a que, personalmente, no trabajo dentro de la me- todologia generativa, creo que el problema de Platon constituye un punto de partida prometedor y que la solucién que le da Noam Chomsky merece ser considerada. Segiin él, es imposible que los nifios aprendan su lengua materna aplicando hébitos de aprendizaje simila- res a los que les servirin para aprender muchas otras cosas que les en- sefian en la familia o en la escuela Porque los estimulos externos que reciben ‘son demasiado escasos e imperfectos como para justificar que €n un tiempo brevisimo dominen un instrumento tan complejo. En 78

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