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Mikel Dufreny@ Fenomenologia de la | Experiencia Estética VOLUMEN I La Pereepeidn Estetica Ez... Torres Editor sa TERCERA PARTE FENOMENOLOGIA DELA PERCEPCION ESTETICA La fenomenologia del objeto estético debe ahora dejar sitio a la fenomenologia de la percepcion estética; en verdad, no s6lo la prep ‘a, sno que también la presupone, dado el grado de relacinexistente entre el objeto la percepcién, especialmente en la experiencia estéti- a, Sin embargo, si hemos podide introducir su distineion no ha sido Simplemente mediante un artificio metodologico: hemos constatado y ‘etificado, através del andlisis de la obra, que el objeto estético revi dicaba la autonomia del en-s y merecia ser eonsiderado por si mismo. [No obstante, es en la percepcion donde él se realiza, yno hemos deja do de hacer referencia a esta percepciom; sabemos ya que su fines el parecer del objeto esttio, y lo ques este objeto. Lo importante sera poner de relieve los caraterespropios de la percepeién estética, y para fo conftontarla con la percepcién ordinaria. Mantendremos esta confrontacin al largo de nuestra descripién, En este sentido, adaptaremos nucsira tatea a una teoria general de la percepeiny aceptaremos la distincién de tes momentos que cons- deraremos sucesivamente: presencia, representaciOn y reflexiGn. Esta distineion puntualizasensiblemente los tes aspectos que habiamos dis tinguido en el objeto estético: lo sensible, el objeto representado y el ‘mundo expresado, No hay motivo para sorprendernos, porque el obie: tesco es también objeto peribido. Pero tampoco hay que dejarse ‘engafar por una comparacién afortunada y pronto se veré que el obje- to representado por el objeto estético, es decir, su materiasujeto, no agota tl solo el plano dela representacon, puesto que lo sensible tam: bign debe ser representado y no solamente vvido, y ademas, se sos pecha ya dello la interpretacion del expresién en la percepeion este tiea, dado que apela al sentimiento, reemplaza 0, en todo cas0, se une A lareflexi&n, mas que dentificarse con ella Por lo demés, no hay que ° olvidar que, mas allé de la pluralidad de aspectos que el andlissdistin- ue endl el objeto esttico es uno, y lo es en tanto que percibido, y Dercepeién misma es una en tanto que unificante: los momentos que ‘vamos a distinguiren ella no la dividen realmente, y miden mejor que tuna génesis eronoldgica Ia profundidad que puede alcanzar, por lo cual precisamente se transforma en percepcidnestétca, El paralelismo 4e los res momentos dela percepcidn y de los tres elementos de obje- {tw esttico nos servira pues, sobre todo, para poner en su lugar los as- pectossingulares dela percepcionesttica y para subrayar suoriginali- dad. CAPITULO 1 LA PRESENCIA “Toda percepcin, en su sentido pleno, posee una significaciOn, por «80 nos introduce o bien en una reflexin, o bien en una accion, y se integra asi en fa trama de nuestra vida. Percibirno es registrar pasiva- (> ‘mente unas apariencias en si mismas isignficantes; es conocer, de- tir, descubrir,en el interior o-ms alléde ls apariencas, un sentido {que s6lo dan a quien sabe descifrarlas yes tambien sacar de este cono- cimiento las consecuencias que nos convienen,segin la intenciOn que preside nuestro comportamiento, Pero, ic6mo descifrar esta significa cin?, icémo puede realizarse gl paso del signo al significado?.Decir fque se reaiza por medio del juiio es hacer intervenir ata inteligencia omo un Deus ex machina sin mostrar su advenimiento, y es presupo- ner un objeto ya dado a esta intligencia. Dect que es el resultado de tum aprendizaje y que la naturaleza me instruye reptiendo unas conti- fidades como se me pucde insur sobre el sentido de una seal es también demasiado simple. En primer lugar, porque ciertas sgniica- ‘iones parecen comprendidas de golpe en una experiencia inmediata el nino se adapta al mundo, comprende lo gstos 0 el lenguaje de los de- ‘més tan pronto como es capaz de certos eomportamientos, y mucho antes de que larepeticin haya podido poner y fijar en él asocaciones testabes. En segundo lugar, porque el enlace mecinico del sign con la cosa significada no con tis que con dos condiciones: primera, que esta unidn sea en cierto ‘modo sellada en el comportamiento, es decir, que revista un cierto ca rcter de urgencia ode autoridad el sentido o es, en principio, algo due pienso son ndiferenca, sin algo que me coeierney me determi fa, que resuenaenmiy me aera Ia signiicacin pura que contemplo| Sin adherirme ala ser tomada de esa significasionprmitiva que me convence porque me conmueve, et aque el sentido er un requerimien to al que espondo con mi cuerpo. Segunda, y esta candi es exen- Gialmente imperoea, qu el senido sea capac imediatamente ene Signo: a dualidad del sentido y el sino slo apatecer sobre el fondo desi unidad, como hemos vist pore lenguaje nose distngurdn mas tue cuando sa capa de iterroza os ios, de buscar la sigifca- Clon, yentonces el sentido ser mds intligble que To vvios peo slo odie descifrar ls signos si tengo yal experiencia dea sgniticacion; Solo ser capaz de realizar In shtssintlgente del significado y del Siqiicante siesta sntess me ex dada wen la cmergencia de una sigii- cacionindescomponiblen. Lo que en dima instancia quiere dei la Psicologia de la forma es que nosotros peeibimos as as sgifca- ciones el objeto es sigifcante por si mismo, leva consigo su endo nts de que sta desplegada yexpictada la relacion consfittva de a Sinica ‘Una tora dea sianiieacion debe, pues, describe primero un pli no exitencial de la pereepeidn en el que se reali Ta presencia ene ‘undo, es desir, donde se manifesta um pode de interpretardiresta- rene la signiicacion dela que el objeto es portador, pero vvizndola 4 sn tener que dscfarydeetrear una dualided, Deb dsconfar de | la nocién cdmoda ypeigrosa de wepresentacin nasi del prejuicio dela conceneacerrad, seg la cual sera necesario que tacos, para sernospresentada, para penetra en el palaio cerrado de la concien- Gi, sufree la prueba de una metamorfonis (I). La represenacin sera entonces ef aonteimiento ue ten hgat en esta intrioridad ‘ando el objet e admiidoen ella, como un expectéculoprivado, a puerta cerrada, que la conciencia e dara ast misma con los medos de Aue dspone, es decir, con las imsgensregistadas por la memoria y lmacenadas en el inconsciente, las ideas ianatas, que son tambien anteriores al xii (2). Pero, de hecho Ia perception, las cosas tos hacen presente, no hay ninginobstculo enre ells y nosotros, 2 fl plano de lo prerreflexivo ha sido analizado notablemente por Merleau-Ponty. Agu el objeto no tiene eelacién con un esprit trans- cendente que deberia comprenderlo, reuniendo imagenes dispersas fa- “itadas a cada sentido; el descubrimiento del objeto no se hace como Fesultado de una adivinanza o de un juego de rompecabezas, donde se ledan informaciones diversas y abstracts sobre el objeto, Io que supo- fe, en tigor, un trabajo propio del entendimiento. Pero el objeto que ‘yo pereibo se revela ami cuerpo, y no en tanto que ese cuerpo es un ob- eto andnimo susceptible de un saber, sino en tanto que es yo misino, ‘cuerpo animado por un alma capaz de experimentar el mundo. Los ob: Jetos ensten antes para mi everpo que para mi pensamiento, y tal vez ‘eae sentido de ete jicio de percepcidn el quedstngue Kant de jucio dde experiencia, y que responde aun primer contacto con las cosas. Sila cosa no tiene realmente secretos para mi, es porque se halla mi mis ‘mo nivel, 0 porque gracias a mi cuerpo estoy al mismo nivel que cla ‘Tene poder sobre las cosas porque reina sobre lls y, al mismo tem- po, seabre alles porque est, de alguna forma, conectado a lla yes uapaz de registrar su presencia 0 su ausencia. Se puede asgnar al cuer- po esta actividad trascendental que el intlectalismo asigna al ‘spiritu: alt donde Lagneau habla de un juicio inmesiato y debitado por el habito, se pucde hablar de una inteleecion corporal. El cuerpo fen tanto que vivo y mio es capaz de conocer, y eso sblo pata ser obje= to de escindalo para quien considere el cuerpo inicamente como un ‘objeto na camo algo animade. ‘Sin émbargo, no podemos mantener toda la percepcion aes nivel. Cuando se susttuye el cogito rellexivo por un cogito corporal sgin el cual la relacion con el mundo ya:no es el acto de una concienciaconsti~ tuyente, sino la actividad de una exitencia, ys se admite ademas que ia wconcencia puede vivir en las cosas exstentes sn reflexion, abando- narsea su estructura conereta que todavis noha sido convertia en si~ nifleacion expresable» (3), gpuede fingirse qve la percep sea verda deramente consciente? Esta ajecion no intenta en modo alguno res- taurar a alternativa del todo 0 nada, © contestar la realidad de un pla ino donde e propio cuerpo ejerce sus poderesy preludiaelconocimien- to; solamente quiere reservar los derechos de la percepcién relexiva aque es un momento de la experiencia esética y que prepara por otra 1B parte la cienca, cuyo desarrollo hay que poner de manifieso clara mente, y que no es necesario adserbirlo subrepticiamente al plano de lo irteflexivo (4). En et plano de la presencia todo esté dado, nada es conocido; 0, si se quiere, conozco las cosas de Ia misma forma que clas me concen, sin reconocerlas, La percepeion conseientehereda ‘de ahi la impresin de plenitud, de Lebhafigkeit, que la consagra, pe rodebe ataditle el poder de ver, es decir, de destacarse, Agu it sipnifi- ‘acion es experimentada por el cuerpo, en su convivensia con el mun do, Elobjeto visto dice algo, a igual que una atmosfera cargada anun- ‘a a tempestad al marino, como una entonacion desemplad indica coer; pero, por un lado lo expresa por si mismo sin sugerrlarepre- sentacin de alguna cosa, y por otro lado lo comunica a mi cuerpo sin recurrir a otro tipo de winteligencia» que la que es connatual al mis- ‘mo, pues de otro modo se tataria de una representaidn. Asics como ‘nosoiros estamos en el mundo, formando una totalidad objeto-sujeto cn la que objeto y sujeto son todavia indiscernibles. Asis el plano de a presencia. Un teoria dela percepcion no puede {quedarse ahi y debe pasar de la comprensién vvida por el euerpo a la inteleecin conscente reaizada en el plano de la representacion. Pero sede que la percepcion comienza ahi, y precisamente la experiencia cstétia puede asegurarnosi. El objeto estético es primeramente una ‘especie de apoteoss de lo sensible, y todo su sentido se da en lo sen- sible: es necesaio que lo sensible sea aceptado por el cuerpo. También objeto estético se anuncia primero al cuerpo, invitindole abierta- mente a entrar en el juego. No se trata de que el cuerpo haya de adap- tarse a l de alguna manera para conocerlo, sino que e lel que antic a, para satisfacerlas, las exigencis del cuerpo. El anilisis dela obra nos lo ha mostrado: los esquemas que organizan lo sensible busean conterile no sl su brillantezy su ptestigio, sino también su poder de ‘convencer al euerpo; primero es nustro cuerpo el que es afectado por l itmo y saturado por la armonia. El objeto estético es retomado por y nos pone en presencia de objeto espacio-temporal. Sartre reconoce {que yo pereibo mis de lo que veo, pero con Hussel, coca este «plus» nel haber de las intenciones vacias, que completan los aspectos vi Sibles del objeto y le confieren su riqueza: y siadmite que esta inten comes puedan atraer imagenes que serin Uberadas al hacerse texplicias, mantiene sin ernbargo que, mientras queden vacis, las i {enciones son heterogéneas en relacion a las imagenes, Pero 0 es eso 1 com el vacio y el leno? Se dira que la imagen arellenay la inten- Gib, pero ise puede rellenar con lo rreal? Inversamente, [as inten ciones que participa en la constitucion del objeto percibido jestén ‘erdaderamente vacias? Yo no petcibo la cara opuesta det cubo y la idea que tengo de ella es muy diferente de la percepcidn que tenia si le diera la vuelta, peo a fin y al cabo esa cara que no veo cuenta para mi, esté ahi, y yo estoy en ella; no hay en esto una plenitud? Y si se ‘define la imaginacion por su poder de rellenar, ;n0 ser necesariotrar- 1a aqui a colacén? La difcultad con la que se topa Sarre es que ha definido fo imaginasio como iseal y es evidente que no se podria mar- car muy claramente In diferencia entre el hombre que suctia y el hombre que pecibe, entre una conciencia que se aleja de [orealy una conciencia que apunta a To rea. Pero geulmina la imaginacion en el suet. Reservando la palabra imaginacion al pode nico de nezat Yo real en benefcio de lo ireal, nos arresgamos a desconocer otra posible forma de negat lo real, que es la de superar para regresat a él, como hhay una manera de instalarnos ela nada para hacer que el er emer. Hay un real que es un prerteal: es la anicipacion constante de lo real sin la cual, en efecto, loreal no seria nunca para nosotros més que un ‘specticulo sin densidad de espacio ai de duracin; estoy en el mundo A condicion de evar siempre el munds en mi, con el fin de encontraclo Ivera de mi. (Es quia también en este sentido ene} que Bergson llama 4 las cosas imagenes, y se permite decir que, en ilkima instancia, huesra percepcion est en las cosas ms que et nosotros: est en as ‘cosas, poral cosas son imagenes es decir porque ella esté en no- Sotros, puesto que la palabra imagen nos conduceirremeiablemente a nosotros). ;No es la func esencil de la imaginacién_preformar lo real en una espera que me perma no sblo no ser sorprendido y reco- 2 1 noceri, como ha mostrado Alain, sino también adherirme a él? Ente Sgn eo. tafscnacin delo incl sobre la que mse Sate ela Wis eps de aber donde loreal, dejan de sev oro = do de deanar io real se exmvetirn en fn, Pus lecunteent Ia agiacion apunta alo rely To coment, ero isso cuando a imegieectn vagabunden,ssieNo por jmpo que wl, ape de inp, eco easel vrigode aaa son ambien vrs suet mundo dcinen a oral que, may amend ses eto Shlamedida en que es aero por ln pote del imainatn, Los p ands de Bachar To musa taste bn Teno deeco 2 2 esr de ala fal nto que sofa que vula yal pola qe revive las fngene infants w ones del vo? Tambin ellos descbren uo fepectode lo fea sel abajo cx come fo han mestrado Hegel ‘Mar, la medida sprena deo relia ensobaion puede mativar cl Fiajo como ocue cuando inspira invsigaion Gentes one Gariencs, Loreal nes une oat berate, no hay son Tae to sea igi, tas ventures en el pas dees mara, os Ages aue nunca rela, oe plas que elo rcoro con los jot tered, son nn un cmeto deo raya solamente poraue repre- felon pra clanoplogo os hkoriador un aconesniat® oun ob Jeo del mundo clara, sino tambin en cuanto qu son pa con- Seni que lost, una probed ora ana facta ua nliable cetmundo: Lo imagine que es seduce nor irayetani9c0m0 908 tine Giertamente, no convene igmorar las adverencis, que desde Laci hata Alt, nos roti raconalmo, Con rept ae fevers ncin elo real que eibora la ciencl, y que conti a pros (Gets cual la exe crtsiann otc primer model Iimacna Sonu corre smprecl spo de parzer algo socal ese SB pre pomance sempre de lado de a raz separa cic ene coe percep das devon: dea magia Eesion ene peeepein yl imaginacon noe sto swein de (Gia olan de prude, Alin po epmpo, zou epila CS ewe punto cre que ratumos de recuperar la agin, aco fxs eeesosy desig una wt const? Pars iimag Stain fab en ante du dsr den corporal esa pes de odo veda 2 era en tanto que proyecto humano, y finalmenteafirmacién de un va lor que noes real pero da sentido aTo real. Un sentido que no ayuda a percibir, que no completa inmediatamente e objeto, yes en esto en To que Alain se separa de Bergson—, sino, que va mis all e la per cepeidn hacia la relizacion del hombre. Si imagine a los doses, estos dlioses son verdaderos en tanto que representan, no el sentido inme- ato de loreal, sino el sentido de la opeién por la cual encarno ala hu ‘manidad. También el trabajo y el arte son un medio tanto de confir- ‘mat como de nega laimaginacin: dan consistencia al invisible, rea: Jizan al hombre ala vez que engendran a los doses. Por lo dems, sies preciso entablar un combate sin tregua contra la imaginacién, ;no es ‘caso porate Is tenemos siempre abi? Si hay que denuncir su cardcter ilusorio, zno es precisamente porque produce iusion? ¥ si produce sion, jo es porque se adhiereestrechamente alo realy compone con 1 una mezcia dfkilmente separable? Mis ain, admitiriamos gustosa ‘mente que quizis existe una diferencia fundamental, como entre Ei Dildung y Fantasia, entre imaginaciin y fancy, entre imaginar verbo {transitive e imaginarse que donde el pronominal indica una interven idm sospechosa de subjetvidad, sugiiendo que la imagen no es aqui mds que el eco de nuesras pasiones 0 de nuestra consticion interna, y donde la susttucion del complemente directo por e que disminuye la Imencionalidad del enfoque imaginario y desacredita su veracidad. La imaginacion tendria pues dos caras, sus procedimientos serian el pre= mos que percibir lo que percbims. Si Cézanne coloca la botela obli- tuamiente, oso no enemnos que endererara; si Renoir difumina los fabelos de una mujer enel fondo del cuadeo, hasta el punto de que los {eebjeto perch, puedo imaearo por el xara, person ina Sele pov enstpscmp meno pom pe 8) Liman 9.236 CAPITULO IL REFLEXION Y SENTIMIENTO EN LA PERCEPCION EN GENERAL 1. ELENTENDIMIENTO. ‘Sila percepeion extticareprime a ta imaginacion, la percepcion normal tambien esti en guardia contra ella. La imaginacinefectia el ‘paso de la presencia a la representacién, pero esta iiltima sélo puede Hbrarse dela imaginacion, que siempre corte el riesgo de Vivir aexpen- s8.de ela, por el control del entendimiento. Ahora bien, de a imagi- rnacion, que permite la representacin, alentendimiento, que eerce el ivi, parece que haya la misma distancia, que hemos necesitado ab- servar y contestar ala ver, que de a presencia ala representacion, En brimer lugar, porque la funcion del entendimiento parece set la de ‘sorregir ala imaganacion; debido a que la imaginacion es sospechosa, or ese poder ue tiene de alterarse, la mezcla de lo percibido y de lo lmaginario debe deshacerse siempre: refleionar sobre una percepcion {8 serenarse y observar mejor, recuperar la apariencia para descubrir ‘nuevas significaciones; considerar la noche esteliada, ls lugares del srimen o una pintura es buscar detrs del especticulo lo dado exacta- ‘mente, deshacer la apariencia para buscar su ley; asi como la reflexion flosofica vuelve, mas acide ls pensamientos vividos, a un poder d st do, ante todo, para pensar. Reflesionar es, pues, reprimir, al menos provisionalmente, la imaginacion que esta al principio de lo vivido y aflojar las ataduras que establece entre el mundo y yo, mediante Lo cual se descubre un oriinari logic y no vivido, Pues noes lo mismo experimentar en la imaginacin la soidaridad de dos objtos que pen sar seg el entendimiento un vinculo nesesario. Es preciso reconocer due el entendimientosélo puede consagrar la objtvidad de una nat raleza promulgando una necesidad que revele y excluya la fantasia: scLa unin no estéen los objeto... sino en Ia operacion del entendi- rmieato.» (I). ‘Pero, inversamente, el entendimiento no puede nada sin la imag ‘acini el reconocimiento sin la reproduecidn. Y lo que es cierto sobre el plano trascendental, en el que la sntesis unificadora que inst- tuye el concepto del objeto nicamente es posible por la sintess repro uctora que da ella sola consistencia a las representaciones, es cierto ‘tambien en el plano empirico, en el que el enunciado de una ley supone cl controntamiento de varios términos 0 de varios objetos. Asi, sie entendimiento ordena una naturaleza, es preciso primero, como he- ‘mos dicho, que la imaginacidn promveva un mundo, por ese poder ‘que ela tene de uni, de aad la cosa signitiada al Signo, a reserva de lo cul la refexionratifica enseguida la sgniicacion, que da cac- ter de ley al asociacion, explicindola por un vineulo leico de identi dado decausalida, Fn el fondo, desde el momento en que e dla imaginacié se da el «ntencimiento, Pues cuando se rompe la opacidad de la presencia, lees posible al suelo, que discerne el objeto y se distingue de él, definirse al mismo tiempo como relacion de sa si —dentro de o que Kant llama afeccin de si mismo— y como unidad del movimiento por el cual se separa y vuelve para anticiparse. Esta relacin de sia si consttuye el, sujeto como unidad de la percepcién: por este recabrarse el sujeto es ‘capa a la dispersion de lo vivido donde él no es mas que refiejo y no reflexion, eco yno palabra. ¥ el objeto, a su ver, solo es objeto como correlato de esta unidad de sujeto, es preciso que &! mismo de alguna manera sea uno, siendo la divesidad siempre divetsidad dentro de la unided; es la unidad de la apariencia, y la necesidad como categoria dela modalidad esl eimiento que da unidad alas apariencias y une los 2 ‘objetos en una naturalezaintligible, El entendimiento sel érgano de la unidad de ls percepcion, imprime al flujo de fas apaiencis el sello de a necesidad,convierte en unidad necesara la unidad contingente de las asociaciones sugeridas por la experiencia vivid El es la imagina- ‘in que toma concencia de si misma y que pone una rela a a e- pontaneidad de sus asociaciones €l eel «pader de las reslas» median teed cual el objeto representado se converte en objeto para un yo pen- 40, Fles la imaginacin que se ha hecho capaz de pensar lo que repre- senia, porque es capaz de dominary, si es necesario, de epeimir su es pontancidad. En suma, entre la imaginacin y el entendimiento existe Ja misma rlacion ambigua que entre a presencia y la imaginacin, Lo iiferior yl superior, naturalezayespiritu, no cesan de unise y de dis- tinguise en nosotros; no dejamos de ser uno en el momento-en que 0s dividimos para conquistarnos,y las dialticas de ruptura que hace ‘mos para ser espirtu nos levan al esprit sin romper nuestreuniad, En cualquier caso, el progreso de la percepcion se orienta cert mente hacia una disciplina de ta imaginacion, que por si misma siempre es susceptible de equivocarse Sila imaginacion presta alo da- 4o su riqueza, el entendimiento le asegura el rigor yleconfiere esta ob- {elvidad, cuyo primer rasgo es la distancia que tomamos en relaci al ‘objeto, y el segundo, la necesdad segun la cual captamos este objeto como uno en un mundo Unico. Y, por este camino, se despliega esto imperio, aunque los progresos de la percepcién no puedan ser indetinids, va que la victoria sobre las desviaciones dela imaginacion debe renovarse constantemente; pero el peligro subsiste porque la per- ‘sxpcién debe siempre alimentatse de la experiencia de la presencia; ‘ontiene en ella un elemento de fnitud y de opacidad del cual solo ‘Puede deshacersedejando de ser percep. Pero, ademas, a medida ‘ese entiende y se purifica, dentro de estos limites, bajo el impulso ‘elentendimiento, acrecienta nuestro dominio dels aparencias yase- ‘a nuesiracaptacion de las sgniicaciones. og PEt esta actividad del entendimiento no es toda la reflexion; refi 'fadonos de nuevo a Kant, diremos que solo pane en aecin al juicio inante. Ahora bien, e juicio determinante no es todo a juicio; 0s el jucio que la Crea del juicio asla paca distinguirlo det a Drior quel es propio. Es la actividad intelectual mediante la cual las 3 ra, con Ia abdicacion de po- ter, a bisqueda deo verdadero tende aut apropiacion y se presta& inaniabras que la oponen ato bello, En efecto, la contemplacion de to ‘erdadevo es siempre el premio de una ascess;yel placer que de elo ‘otengo es el de una conquista. La verdad pede imponérseme como fina gracia ola atenein es una plegarianaturaly—, me ha sido nece- 12 sari, por lo menos, merece ese don abriéndome a dl, Cuando lo ver~ dadero ha legado a cogerse de mis redes, puedo reivindicar su pro: piedad por haberlo atrapado. Por consiguiente, la posesion de lo ver ‘dadero sera avarcios si cerrada a toda nocién de gratuidad, conside- ra lo verdadero como un haber logrado en rea lucha. Y sin dud la experiencia estética supone también una ascess: una educacion que re fine el gutoy deje el terreno libre haciendo desaparecer todo prejuiio: la reflexion mediante la cual nos hacemos sensibes a fo bello es tam= bign un esfuerzo, Pero por constante y deciido que se, este esfuerz0 ro puede merece totalmente a graca, yes aqui donde se distinguen las dos atitudes, Estoy en el derecho de creer que he provocado ia se- ‘gurdad de lo verdadero, pero la experiencia exttica conlleva la impre- sion de que me ha sido concedido alge que no depende para nada de mi boisaueda y de mi celo. Como dice Rimbaud, por més que Anim lim- pie la casa, Anima slo vendr si le aptece; ni siquiera al artista todos los ardides del talento le eximen de la inspracion; y al espectadot role bastan todas las avertencias de la critica, todas ls dilgencas de la reflex para produce la resistibl evidencia de lo bello. «Yo bus caba la bellezaytehe encontrado», dice Pelléa: entre la busqueda y el. ‘escubrimiento hay un abso que la presencia colma con un milagro siempre nuevo. Por otra parte, no me enfrento de la misma manera alo verdadero yalo bello, Lo verdadero, una vez conseguido, es tratado como un ha ber; es capitalizado, heredado y cambiado, a través del lenguaje, como tun signe monetario: poseo lo verdadero, mientras que estoy poseido porlo bello, No obstante, habria que dstnguir dos tipos de verdades Las verdades necsaris de tipo racionaly las verdades queen seatido amplio se pueden llamar intuitivas y subjetivas: hablamos agul de las primeras, que se resuelven en saberes, es decir, que se expresan en Fr ‘mulas verificadas, de las que dispongo normalmente, y que por no set utlizadas no pierden nada desu virtud. Ante estos saberes mi atitud es .un poco la de un demiurgo, yest bastante justifieado que se acom- patie de cierto orgullo: el trato con lo verdadero me devuelve ami mis- mo y meinvita a gozar de mi poder. Pore contrario, la experiencia es- tétiea nose deja capitalizar como Jo verdadero, y elo por dos razones primeramente, porque el dominio de lo verdadero esinfinito, el cono- us cimiento iende hacia una totalidad cuyos sistemas son aproximaciones siempre imperfecas, de manera que siempre hay progtesos por hacer y lerrtorios por anexionar. La experiencia estétca, por el conrario, no puede progresar com el conocimient: si hay un pragreso solo puede ser el del gusto que se afina, se aguza y nos hace mas disponibles y mis dail a objeto estético; pero este progreso no amplia el dominio de Io esttico, al conttario, vlvigndonos mas exigents, tende mis bien a restrngirlo. Por otra pare, sla fecundidad de las operaciones intlec- ‘ales depende de lo que puedo constituit como saberes que reinen _miltiplesexperiencas y autorizan otras, no puedo reduc la experie: cia estética a los saberes, porque el objeto es cada ver dnc eirrempla zable, Cuando hablo de género atistco 0 de escuela, de estilo, genera lizo, pero corto el riesgo de no percibir ya el objet estéico: yo soy his toriador y crtio, y los concepios que empleo me dan informacion acerca de la natualeza de las obras, su ejecucién, su estructura; sin ‘embargo, me preserva de una comunién ditecta con el objeto. Ahora bien, el objeto estético debe estar siempre presente para mi. Lo verd- ero to he descubierto y comyprendido de una ver por todas: puedo dar crédito de una verdad que provisionalmente dejo de consular y de ve- rifiear; el pensamiento s6lo progresa a condicin de no retroceder, de confat Ia verdad a un sistema de signos que se puede manejar y del cual se asegura el contenido sin tener que entretenerse en expliciaro, Mientras que la experiencia esttica, tan pronto como termina, solo deja un recuerdo descolorido y vano, y el saber que la reemplaza no ‘podria compensa su desaparicién. Aqui se mide la diferencia entre un saber y un seatimiento: el sentimiento s6lo se nutre de presencia concreta, de otro modo se deli, sino es sostenide, como e senti= ‘miento estético, por el resorte del desco. Se puede concebir que e en- ‘imiento del amor resista a la ausenia, aunque sea una prueba dificil cen la que sufre metamorfosis peigrosas, pero el sentimientoesttico no puede sobrevivr ala desaparicion de su objeto. En definitiva, yo no soy el mismo ante lo verdadero y ante lo bello, La distincion entre el sentimiento yel saber se expres, adem, en que cl saber es andnimo; hemos dicho qué orzullo y qué placer podia sentir al poseerlo; sin embargo, este yo que adquierey atesora los saberes no esel yo concreto, y lo verdadero que posee no es mas que un bien inter- u cambiable y no nominativo, En tanto que el objeto estéico, poraue acudo al como (otalidad, me afecta en mis obras vvas y desperta un sentimiento que me conmueve més profundamente que loverdadero, {La universalidad (rtero esencal) de lo verdadero se reer, sin duds, su objeto, pero sobre todo alo que cada uno abstae, end, d's mis ‘mo: solo accedo a lo verdadero renunciando a todo lo que constituye profundidad del yo, reduciéadome a un cogito puntual. Por el contrario, la universlidad del jucioestico se retire al pode deair- ‘macién y de persuasién de objeto, antes que al sacrifiio de a subjet vida. ‘Se ha dicho a menudo que la acopida que se hace al objet estético tanto mas Fecunda cuando uno se consagra enteramente él, Por £30, el objeto esétco me obliga y me ata mis profundamente que Io verdadero: no soy tanto una persona para quien dos més des son ‘cuatro como une persona 2 la que le gusta Debussy Es necesario concluir de ello que estan cortados los puentes entre lo verdadero y lo bello, y que reflexion filosofica no estaria autorizada a buscar una verdad en la bellezx? No, pues hay al menos otra forma de verdad ante la actual la actitud del sujeto esta més cerca dela act- td estética, Las verdades metafiscas, en el sentido mas ampli, que por una parte no se resuelven en saberesrigurososy universalmente vic lidos, porque s6lo através de mi adguieren su mis pleno sentido, y, por otra parte, recuren a mi y son al mismo tiempo wna vocaciéa y luna sujecion, que son asi, a la vez, dstintas de mie ineriores a mi, aquellas verdades proceden de una acttud que no carece de afinidad coma actitud esttica, y son ellas,y no ls verdades estrctamentelogi- «as, a las que se podria encontear mezciadas con la experiencia estti- ca, Volveremos sobre ello més adelante, Il, LASACTITUDES ANTE LO AMABLE Y LO BELLO Los caracteres por los que la acttud estética se distingue de la acti- tu ane lo verdadero son aquellos mimos que nos hacen seni a ten- tacién de aproximarla ala actitud ante lo amable. Ente la admiracion ‘stética yel amor hay, en efecto, rasgos comunes, ante todo el recono- us cimmiento del poder del otro y el consentimiento de sus derechos: estoy ‘an desarmado frente al objeto esttico, del que he de aprenderloy re- cibirlo todo, como frente al sec amado; sueio tanto en retocar este ob Jet como.en transformar al ser amado, en usar a uno como en abusar del otto, Si por el contrario soy incapaz de esta buena voluniad, si me preocupo, ate todo, de mi mismo y de lo que experimento, carezco or igual de la experiencia entéticay de la experiencia amorosa: con- vierto al otro en medio, degrado lo extético en agradableo al ser ama- ‘dg. una ocasion de aventuras de las que soy el héroe complacente: es «1 amor mismo lo que amo y no al oo; aqui Don Juan y Tristan se Fednen en los das extremos del mito dela pasion, en un comin narci- sismo, en el delete mais 0 menos secreto que desprenden, el primero, de sus plaeres el segundo, de su tormento. Por otra parte, ese don de si que el objeto estéico requiee del espectador lo requiere antes del creador: toda creacion es un ato de amor, y es por ello por lo que la vida de los artistas «malditos» adquiere todo su sentido: ella testimo: nia, bajo las apariencas de la disipacion, dl libertnajeo dela locura, ‘una renunci aloscuidados cotdianos y als atenciones que uno se da fordinariamente a si mismo, Sin embargo, conviene observar las diferencias que subsisten entre las dos acttudes ante lo bello y lo amable,Primerament, una diferen- cia de intensdad: la experiencia del amor puede revestr un cardcter patdtico y tgico, que le pertenece propiamente. Y zpor qué, sino por- ‘uc el amor se dirige a una persona y la ctitud esttica a un objeto? {nos reservamas el caso en que la belleza es unatribuo dela persona, y ‘no un cardcter de a obra de arte). ¥ por esta cazén no interrogamos paralelamente al objeto estéico val ser amado: la experiencia esttica ‘encuentra su bien en la aparienca; est en la melodia que sla rsteza, ‘en el poema. Y por eso también el couccimiento esti a cada instante ¥y para cada uno como acabado: si aprendo a ver otra cosa en la melodia o en el poema, esto no es un progtes, sino una conversion. “Mientras que el conocimiento de un ser nunca se termina. En otras pa labras, porque est enteramente en la aparienca, el objeto esttico se entreaa a mi sin reserva, ysu conocimiento slo encuentra obsticulos or mi parte, por mi propia impermeabildad, mientras que el conoci- siento deun ser, que puede siempre ocultarse,fingr o mentir, supone 116 ‘ademas su consentimiento, Peto, al mismo tiempo, esta transparencia del objeto es opacidad: entregandose a mi por entero, con una especie de desdén por lo que soy y de indierencia por lo que él es, me resulta ‘extzano: «Yo soy bello, joh, mortal, como un sueto de pied.» Pore contrario el canocimiento amoroso supone que et ot se abre a ‘my inalmente se une a mi, porque es através de la unin siempe in ‘abada como se opera esteconocimiento mismo inacabado. Es en este punto donde se acusa la diferencia entre las dos experien- clas: el amor require una unién que e objeto esético no solicita nun 8 porque, actuando sobre mi, me mantiene a distancia. En el amor, soy consciente de ser indispensable para el otro: todo amor es amor de bbenevolencia, por el cual sutituyo mi voluntad por la del otro para ayudarle a ser €l mismo. Entonces, ante lo belo me hago décil a su influencia sin que él mismo sea afectado por elo: invulnerable y casi sterna, no nevesta mi homenaje. No le puedo devolver nada de lo que ‘me da, puesto que est perfectamente acabado y todo retoque seria un atentado. Con una persona, todo encuentro es dilogo, y el amor es luna pregunta que reclama una respuesta; pregunta apremiantc, ala ‘que una respuesta negativa desespearia; también el amar se somete al juielo del otro y se preocupa dela estima en que sel tiene: quire pro- barse y probar sus virtudes; no duda en someterse a estos jucios que ‘maginan las novelas cortesanas, menos para seducir al otro que desde luego para convencerle de la snceridad y de la fuerza del sentimiento. Y ademas, la primera respuesta que espera el amor es la presencia, ¥ porque esta presencia est cargada de una significacion inagotable, Ia ‘inica que importa, el amor no sucumibe a la ausencia como e sent ‘miento esttco; pero la ausencia toma alll una dimensiOn particular ‘Un solo ser 0 falta y todo esti despoblado», este verso encuentra su comentario en Jules Romains: «La idea deausencia no era va una idea como las tras. Lega a ser una dels grandes cateporias de un uve 50 mental bruscamente acabado... Los ruidos del navio me parecian luna especie de hechizo de la ausenciay (1). La presencia misma es la condicién del don que espero, y el comienzo mismo de este don que es Ja reciproce de mi amor. Pero sel amor aspire ala uni6n, sies deseo, es que el oro le parece indispensable y propiamente complementato: he ai cl signo mis deci- sva del amor, que le confiere este color de fataidad celebrado por los poeta: el otro es el elegido, el ieremplazable, del cual no puedo pres- Cindi. Sine ser amado, ya no soy yo mismo, y mi vida carece de senti- do: «Porque ipara qué sive la vida, sino para ser dada? ;Y la mujer, sin para ser una mujer entre los brazos de un hombre?» (2). Por el Contrario, el objeto esttico mo es para mi verdaderamente comple- ‘mentario, Certamente la experiencia que tengo de él me transforma y me enriquese, pero es una accion que experimento sin Naberlo deseado fvidamente, ¥ que solo ejerce cuando esté presente, pues es en la ausencia donde se mide la fuerea del deseo y es necesario reconocer aque la banaldad y Ia urgencia de lo cotidiano bastan para nevtraizar cl deseo estetico al menos en el espectador. ¥ debido a que no experi- mento un auténtico deseo del objeto, el placer que me procura es tan diferente del place sexual: lejos deirrita y hacer slide si, apacigua y seduce, tan discret como el otto es arrebatado, tan sereno como el (otro tempestuoso, tan tenue come el ot violent. En fin, de lo quees deseo de una persona y no necesidad de un ob- jeto, el amor recibe un cardcter de inseyuridad y de incetidumbre que le son propos. Este cardcter se debe, esencialmente, a que el ot10 «5 libre: el don que espero depende de una libertad que siempre puede cambiar de parecer y volver a tomar lo que da, es el ema de la incons- tancia de los estragos del tiempo, dels intermitencias del coraz6n, El amor comibate esta incertidumbre por Ia fe, cuyos dos polos son la conflanza y la envi, E incluso respecto a si mismo practica esta fe ‘que entonces se lama fideldad: porque zpuedo estar seguro de mi mis mo si no me uno por juramento? En fin, en el amor, a pesar desu fe, ‘queda una inertidumbre que depende de su misma naturaleza: es de masiado conscente de la libertad del oto para querer obligarle, y por ello, lejos de revindica solamente, lucha entre la voluntad de unin y el respeto a la diferencia: esta antinomia le condena la insatisac~ ‘dn, Amar es, la ver, desear y rechazar la unién, porque la unién to tal seria la negacion des y del otro. Nada parecdo por lo que respecta al objeto estetico, puesto que no requete la unién: Ia presencia con la ‘Que se contenta la admiracion no despieta el deseo de una posesion ‘que seria necesario eprimir a continuacién, el sentimientoesttico no ‘onoce esta tensiny esta insepuridad que son el aguijén del amor. Se us puede decir que la experiencia esttica es, a la vee, mis y menos que le experiencia amorosa, Menos porque no comporta la experiencia, ala vez dolorosa y feliz, del deseo y de la unin y porque no ensehia al hombre el poder que tiene de trascenderse dandose. Mis porque, sien- ‘do menos exigente, se satisface con més facilided, pues es ms propen. sal serena, y, por otra parte, la distancia que se mantiene del ob- jeto al sujeto es, ene sno del fervor, una prueba de pureza Por alguna de estas observaciones se verifica lo que la experiencia cstétcatene de singular y de incomparable con otras experiencias. Va mos a justficar ahora esta espcifcidad, intentando el anlisis eric de esta experiencia y buscando cul e el priori que pone en juego en Jo que es su momento més alto y sigificatvo, es dese, la interpreta- cin que el sentimiento hace de la exprasin: pasamos asi de le ‘enomenologia ala critica de a experiencia exten 9 Notas Lacon 3 chute m2 CUARTA PARTE CRITICA DE LA EXPERIENCIA ESTETICA Para comprender mejor que la experiencia estxca culmina en el sentimiento como interpretacin de la expresion, quisigramos mostrar ‘ahora que dicha experiencia pone en juego verdaderos a priori de la Aafectvidad, en el mismo sentido en el que Kant habla de a prior! dela sensbilidad y del entendimiento: Igual que los priori kantianos son las condiciones bajo las cuales un objeto es dado 6 pensado, en este ca- so se trata de las condiciones bajo las cuales un mundo puede ser seni 0, no ya por el sujeto impersonal al que Kant se refiere —y que los postkantianos podrin identificar con Ia historia, sino por un sujeto concreto, capaz de mantener una relacion viva con el mundo, ya sea ste sujet el artista que se expresa a travts de ese mundo, oe expect ‘dor que interpretando esta expresion se asocia al artista.“ En efeco, hay algo en la experiencia estética que apela a a nocion {dea priori el poder que tiene el objeto esttic0, por su expresividad, brirun mundo y, aunque él mismo sea dado, de antcipar ala ex [No se trata solamente de solicitar tan vivamente como sea, Ta imaginacién, como hacen los objetos que Bachelard Nama integra tes, ya los que ha valorado intensaments una experiencia onirica (1); la emocién, a veces impetuosa, que inspiran se cristaiza en imagenes {que se convierten en el nce de un mundo efimero y sin consstencia, In imaginacion es a posiblidad de un mundo, pero noes suficiente pax 1a esta (area: anula las fronteras det objeto, pero no puede constitu tuna totalidad,abre pero no ciecta de nuevo. Hace falta el sentimiento, ¥ el semtimiento se despierta ante un objeto expresivo, que no solicta ‘blo la imaginacion, pero que esta totalmente dispuestoa esta funciona de expresar. Esto es evidente por lo que respcta al hombre, pero para objeto silo es posible por el milagro del arte. Es significaivo que Bachelard busque en la literatura los objtos integrantes: Estos enton- ns ces son objelosesttioos (2), si susctan un mundo; noes excitando la imaginacin, sino provocando sentimiento, éstaes la razén por la que son ¥ no pot las asocaciones a las que la imaginacién puede condu- ines, y sila imaginacion se ejerce todavia sobre ellos es cuando la ha ‘esencadenado el sentimiento, para realizar el sentido de la expresion (@), Todo objeto n0 es, pss, expresivo, come lo es por VoeaciOn e b- jelo stético, Podriamos aad: el hombre mismo no es siempre expr sivo, por lo menos ala manera del objeto estétco, 0 sea, con suficiente profundidad como para que a expresién se dilate en un mundo. Sélo es portador de un mundo —de un mundo espritual, no del mundo ma- feral del que ex centro a través desu euerpo-—, a condicion de tener Dbastante fuerza interior y plenitud. Siempre es expresivo al hablar, al sonreir y a través de todo su comportamiento: No hemos de negar na- da de lo que hemos dicho acerca del lenguaje. Pero silo que expresa apela siempre al sentimiento, esa veces a esta forma de sentimiento ‘muy cercana a lo inmediato de la presencia y no al sentimiento que compromete & un sujeto total en el descubrimiento de un objeto total: Precisamente porque entonces lo que se revela es lo accidental. El hombre s6lo s, puss, plenamenteexpresivo si es de calidad, yen sus momentos mas altos; fo que no sucede necesariamente cuando intenta cexpresarse, cuando habla o gesticula, sino cuando es & mismo. Esto también se observa en el arte cuando és representa al hombre. ‘Lo que tiene funcion dea prior es fo que el sentimiento experimen ta respecto al objeto: una ciertacuslidad aectiva que est en el pin pio del mundo del objeto. Pero esta cuaidad afectiva tiene, adem, ‘tra funcion; podemos decir que consttuye el objeto esttico, sis ver™ dad que la forma mis eleva del objeto percibido reside en la expr sion: ela prior se refiere al objeto como lo que le constituye. Sin em argo, como tampoco todo objeto constituye un mundo, no toda cualidad afectva puede tener esta virted constiuyente: sigue siendo un privilpio dela esttica. El carter deseable de esa mujer o la majes- tuosidad de ese roble no san a prior, porque la mujer sSlo es deseable ‘el roble majestuoso por aadidura 6 accident: Es un carter que les reconocemos entre otros, cuya relatividad confirmamos y que no los consttuye. Pero supongamos que una mujer no deje de hacer todo lo posible por ser deseable, deseable entonces puede ser un @ priori. Y 26 precisamente deja de serentonces, como muy bien se ha dicho, una ‘mujer natural y se convierieen un objeto estético, Por eso se maguil cl arfcio, que ya es arte, susttuye a la naturaleza; esto e¢ lo que quieren hacer con Gia las amablescortesanas retiradas que se ocupan de su carrera; y si se equvocan de metodo es porque Gigi gusta por lo aque tiene de natural y de inocene. De la misma manera, la majestuos ‘dad puede ser un @ priori para el rable, pero lo es sobve un lienzo de Ruysdie,o para una mirada que se acuerda de Ruysdael. Toda cual- dad afectiva s6lo puede constituir un a prior si se estetiz: solamente en l universo esiético el objeto, determinado y io, tal y como fin ‘mente lo transforma el arte, puede consttuirse en funcion de una cualidad afectiva: asi, la Susana de Tintoretto es eternamente desea bie, y el roble de Ruysdae es eternamente majstuoso. {Pero con qué derecho hablamos de a priori Y so afectiv desig- na un cierto modo de er del sujeto, godmo puede caificar a un objeto hasta ser para él un prior? Cuando nuesteo primer capitulo haya res- pondido a esta pregunta se planteatt otra: ila cualidad afectiva es un «priori especto al mundo del objeto esttico, lo ser también rexpec- 10.1 mundo real? ;Cual es a relacion entre estos dos mundos?, es de- cir, eu es la verdad de objeto estético? Consagraremos nuestros il ‘mos captulos a estas euestions. re CaPiTULo T LOS A PRIORI AFECTIVOS 1, LAIDEA DEUNA PRIORI AFECTIVO Qué puede significa Ia idea de un «prior afectivo? En primer lu- ar, iqué significa lo afectivo si puede ser unido a la nocion de @ priori? Es importante, en efecto, comprender bien que la afectividad ‘no es invocada solamente como el medio através dl cual serevela ela prior, sino que ea priori es mismo de naturaleza activa, como ela priori del entendimiento es de naturalera racional. Por otra parte, el primer punto puede conducir al segundo, puesto que lo propic del sen timiento, en tanto que afestvo, es conocer lo afectvo, y este afectivo cla primera deseripoin del objeto: desear una mujer es conocer co: ‘mo deseable, y esta cualidad es tan evidenteen ella como el color de sus ojos o la igereza de su tlle; por eso la funcién postica del sent :miento tiene un valor irtemplazable es injusto sospechar de subjeivi- dad: Si negamos que esta mujer sea deseablees que nos negamosasen- tir, lo cuales tan arbitrario como negarnos a ver. Pero ni siquiera es necesario desear: se puede juzgar a una mujer como provocative sin ‘responder su provocacin, ¥ como deseable sin sentir deseo; porque 1 deseo noes ya simplemente conocimiento, e acion (0 pasion) yes or lo que, inversamente, se puede también desear @ una mujer sit en contrarla deseable. Lo que Hamamos sentimiento, y que no se puede ‘elueir al deseo, es tincamente una cera manera, todavia desintresa- 4a, a pesar dela clase de participacion que implica, de conocer una 129 ‘ualidad afectiva como estructura de un objeto, De la misma manera aque a idea del circlo no es redonda, el sentimiento de lo trigico no es tragico, aunque sea opresivo 0 exctante, como el sentimiento deo de- seable noes el deSeo. Asi podeiamos decir que la afeividad no est tanto en mi como en el objeto; sentir es experimentar un sentimiento ‘como una propiedad del objeto y no como un estado de mi ser. Lo afectivo no es en mi mas ques respuesta. a una ceria estructura act va-enel objeto. Einversamente, esta estructura confirma que el objeto «espara un sujto, yque dicho objeto nose reduce alas dimensiones de la objetividad, segin las cuales él no es para nadie: hay algo en€l que sélo puede ser conocido por una especie de simpatia, y sun sujeto se bre a dl, Por eso el objeto califcado afectivamente es, en el limite de si mismo, sujeto y ya no objeto puro y simple correlato de una con ciencia impersonal: Las eualidades afectvassigifican una ciertarela- cin desiasi, una manera de constituirse en totalidad,diremos, inelu- 0 de afecarse ast mismo en vez de ser determinado desde el exterior Jndetinidamente. De aqui procede el que ls cvalidadesafectivas en las {que se resucve la atmosfera propia de cada objeto estético sean desig- rnadas antropomérficamente: lo horrible de El Bosco, la alegria de Mo- za, lo tragico de Macbeth, lo ionco de Faulkner designan tanto una ciertaacttud del sujeto como una cierta estructura del objeto; yes en el fondo porque esta estructura y esta aetitud son complementaras Pero nos queda por ver cbmo este afectiva ex a priory finalmente c&- ‘mo un cuadro de las cualidades afetivas podria constitur un cuadro de los a prior de la afetividad, y ser atibuido a una westtica puran Para esto es necesario que volvamos a considera por un momento el sentido y la funcion del ¢ priori. Si nos referimos a Kant, « prior es, ‘en primer lugar, el caricter de un conocimienta que es Wica y no pst coldgicamente anterior a fa experiencia, y que se reconoce como tal por los caraceres lgicos de necesdad y de wniversalidad (4) s, pues, 1 conacimiento trascendental el que es @ prior, va que, seein love cuerda el Vocabulario de Lalande, trascendental, por lo menos en Kant, use aplica siempre originariamente an conocimiento» y desi nna «por oposicin a lo empirico lo que es una condicin @ prion y no tum dato de la experiencia» (a partir de lo cual se Hama tascendental a «todo estudio que tenga por objeto las formas, principios o ideas @ 10 priori en su necesaria rlacién con la experiencia»). Pero, en segundo Tuga, se puede decir que el objeto al que se drie este conocimiento —categorias de entendimiento como abjeto de los princpios trascen- dentales,sujeto traseendental como objeto de la percepcin trascen- dental, y de una manera general todo lo que consituye el objeto de ese Filosofia trascendental de la que la critica es la widea»— es, 61 mismo a ‘priori, en canto que establece la posibilidad del objeto empiico, A ‘prior significa entonces consttuyente: lo que est al principio de wna realidad y por lo que esta realidad es para un sujeto, ¢No es ai como en Kant el «prior tiene esta doble funcion? Determina la eiacién con tun objeto, creando una objetvidad y asegurando como lo muestra los Protegmenos e paso del juicio de percepcion subjtivo al juiio de experiencia objetivo: y al mismo tiempo, determina la naturaleza de tste objeto como objeto de una experiencia posible: sein la conocida formula de la Deduecin trascendenta, las condiciones de la posibil- dad de la experiencia son también las coneiciones de la posbilidad del ‘objeto de la experiencia. Consituyente es, pues, lo que hace que el obje: to sea objeto, n0 en si mismo, sino en tanto que se inscribe en la expe- riencia y en tanto que el sujeto puede entrar en relacién con fl, Es de- ir, en tereer lugar, el ujetoconsttuye lo que es constituyenteenelob- Jeto. Sie a prion es verdaderamente anterior la experiencia, incluso so descubrimos en la experiencia y sobre un objeto, es porque perte- rece también al sujeto, porque es una estructura del conocimiento. ‘Como se dice ambien en los Prolegémenas, wes el espacio que est en ‘nuesiro esprit ol que hace posible el espacio fisieo: no es una po: Piedad de las cosas en si mismas sino simplemente una forma de ‘nuestra representacin sensible» (8) El anlisis ritico puede parte del objeto descubre entonces como condiciones de posbilidad de una ex Periencia las esrueturas del cogio: es el sujeto el que es portador de @ ‘Priori, Parece pues que Heidegger noes infiel a Kant cuando asigna a la eflesin critica la elucidacion de «la subjetvidad del sujeton, y ‘vando refiere lo trascendental a la tascendencia del Dasen, Lo que ‘no implica en absoluto un subjtivismo, sino que subraya solamente la Feciprocidad fundamental del sujeto y del objeto: Una filosofia de la constitucion puede ser también una filosofia del ser, porque os aspec- {os del er so se revelan a un sujeto capa de enfremtarse al. 2 Sipartimos pues del a priori como caracte del objeto de conocimien- 40, ¥ n0 del conocimiento mismo, obtenemos esta triple determina. ‘ién: el a priori es, en primer higar, ene objeto, aquelo que lo const tuye como objeto, es urs constituyente. Ademés es en el sujeto un cierto poder de abrirse al objeto y de predeterminar su captacién, po- der que constituye al sujeto como tal es pues exstencial, Y por atimo puede ser el objeto de un conocimiento que es mismo a priori (6). Pero puesto que ela priori calitica a la ve al objeto y al sujto, ¥ specifica su resiprocidad, es posible determinar este a priori a partir {elas formas de relacin del sueto al objeto. Podremos descubrirlo en los tres nivelessefilados dela presencia, la tepresentacion y sentimien- to, donde cada vez un aspesto del objeto, vvido,representado 0 senti- do responde una actitud del sujeto, que vive, que piensa o quesiente En esto cs en lo que nos alejamos de Kant: slo ha concebido la rela- cin con el objeto bajo las formas del conocimiento,y la predetermi inacin del objeto pore priori, que hace que ela prior sea «una pro- piedad constitutiva del objeto» (7), se invoca solamente para funda ‘mentar el valor objetivo del conocimiento. Pero cno se podria cone bir un trascendental que no fuera el fundamento de la objtividad y ‘que fuera constituyenteen otro sentido? Kant al no concebir més rela cin con el objeto que la cognitiva, ni otro conocimiento vilido que el Facional, nos conduce a un dilema’ o bien nuestros pensamientos solo se refieen a nosotros mismo y su subjetividad los descalifica, como en los juicios de pereepeién «que s6lo tienen valor para nosotros mismo, y sobre todo los que se refieren solamente ala afeccibn sen sible que no puede nunca atrbuirse al objeto», 0 bien nuestros pensa- rientos se atribuyen al objeto, y entonces son conocimientos, como los juicios de experiencia als que la subsuncién bajo un concepto del entendimiento puro les confere nevesicady universalidad. Pero quiz para un pensamiento existe un modo de relacionase con el suetorela- ciondndose también con el objeto, de ser subfetvo sin faltar ala obje tividad, de pensar un objeto sin eliminar al sujet, al que responderia tun objeto que él mismo fuera ala ver subjetvo y objetivo, como he- ‘mos dicho, preisamente, del mundo de la obra. Entre un juico, en fect, puramente subjtivo, como los que Kant pone de ejemplo: La habitacion esta caliete el azicares dulce, y un juieio como: la misica a2 de Bach es serena, e! mundo de Rouault es jansenista, Matisse nos le va ala luz (8), hay na diferencia que no debemos desconoce: Ia dfe rencia entre un juicio que explicita una representacion, y un juicio que explcita un sentimiento. Y si consideramos la relacion del mundo del objeto esttico por la subjetividad que produce, se trata también dela diferencia entre la manera en que un sujeto cualquiera siente el calor de Ia habitacidn o el dulzor del anicar, yla manera como Bach ve y edifca un mundo sobre la serenidad o Rouault sobre una desespera- ‘ign controlada, Hay pues varias maneras para el sujeto de relacionarse om el abje- to, y para el objeto de revelarse al sujeto. El sujet es constituyent, primer lugar, al nivel de la presencia, por esto Merleau-Ponty sere fiere als «prior! corporates, que designan la estructura det mundo vi vido pore propio cuerpo: yen segundo lugar, lo esa nivel dela repre- Sentacién, por los @ priori que determinas la potibilidad de un conoct- miento objetivo del mundo objetivo, y es agui donde volvemos & en ‘contrar a Kant; y en tercer lugar, lo es a nivel de sentimiento por los @ prior afestivs que dan acceso a un mundo vivido y sentido en prime: +a persona por el yo profundo, En cada tna de estas etapa, el sujeto ‘ofrece un nuevo aspecto: es cuerpo mismo a nivel de la presencia, su to impersonal al nivel dela representaci6n, y yo profundo al nivel del sentimiento. Y es asi como asume sucesivamente la relacin con el ‘mundo vivido, con ef mundo representado y con el mundo sentido (e- falemos, por otra pare, que el sentimiento no es aqui el pevilepio del espectador frente al mundo expresado por el objeto esttico, sino lo propio de todo hombre capaz de asumirsufciente humanidad perso: nal y suiciente profundidad como para sentir y para irradiar un mun- do que lesea personal, y que no sea simplemente el mundo en el que v- ve segin su cuerpo 6 que piensa Segin su entendimiento). Lo que ‘expresa ahora la unidad dela prior, bajo sus dos primeros aspects, es Ja triple actitud del sujeto,cuyo correlatoes un triple rostro del mundo segin una relacin dificil de concebir, donde encontramas a a vez la ambigdedad de la nocion de mando y la ambiguedad de la nocién de ‘constitucién, puesto que se trata siempre de pensar un mundo para lun sujto, pero que sea ala ver, sein la definiciOn que da Sartre de la imencionalidad, exterior y reativo a una concienca. El problema de es 133 ‘9 unidad (ala que habré que buscar mas adelante una significacion ‘ontologica) no se plantea quiza exactamente en Kant en la medida en ‘que al ceder, a pesar suyo, al idealismo, privilesa el aspectosubjetivo del a prior! y sugere que ela priori en el objeto slo es un refejo del ‘poder constituyenteen el sujet; pero se establce, en todo e380, para 1a prior afectivo, tal y como lo revela la experiencia esttea. Ex nemios, pues, un poco mis detalladamente ela prior en sus dos aspec- tos, y& continuacin en la unidad de estos aspectos. Veremos después ‘cbmo puede, a su ver, ser conocido a prior! por un Sujeto que Io re- cobra de nuevo, y nos preguntaremos entonces si es posible una este ‘a pura que distnga y enumere los a prior de a afectividad, dela mis ‘ma manera que son posbles una matematica y una fica puras y quizd también una biologa pura Il. ELA PRIORICOMO COSMOLOGICO Y COMO EXISTENCIAL Diremos que una cualidad afectiva es un ¢ prior cuando, al ser cexpresado por una obra, sea consttuyente del mundo del objeto esteti- £0 y, la ver, puesto que se rata de su verificacion, pueda ser sentida independientemente det mundo representado, de la misma manera ‘due, segin Kant, podemos concebir un espacio un tiempo sin objeto, ¥ no de hecho; porque de hecho sélo conocemos el a priori por el @ posteriori; y también en la experiencia esttice, el mundo cexpresado y el representada, la cualidad afectivay la estructura objti= va son siempre solidarias. Pero sila expresin, inmediatamente senti- da, solo puede ser reconocida por una especie de critica que se eerce sobre a obra dada, pareve sin embargo que anima al mundo del objeto ‘sttico: la cualidad afectva eel alma del mundo expresado, que est {1 mismo al principio del.mundo representado, el mundo total de la ‘obra soo tiene unidad y sentido através de ella; se dria que lo suscita para que le sirva de ejemplo; y en esto es constituyentey es larez6n por la que el sentimiento que la conoce se beneficia en la experiencia ‘esttica de una especie de prioridad. En este sentido, podriamos decir de las cualidades afetivas Io que Scheler dice de los valores como 14 ‘cuaidades materiales»: Se manifestan en los objetos que son “bienes»; cuando el valor en el objeto no es mas que una cualidad ae- casoria, el objeto no tiene, de ningin modo, personalidad propia, es ‘Sache ¥ no Ding, cuando, por el contratio, el objeto esta wconstituidon, ‘cunificado» por el valor, cuando esta wenteramente impresnado por ln valor» es un bien, pero que vuelve al estado de cosa cuando, por al- ‘guna razon, el valor se degrada en é (8). El valor puede pues preceder al objeto que constituye, anuncarlo como un mensajero: El matiz de valor de un objeto es lo que se revela de é en primer lugar... y como el ‘medio enel que se desarrolla su contenido» (10); pareve pues que el va lor sea como la forma que crea su propio contenido: el bien no resulta, 4el valor que se aad a una cosa preexistent, sino que el valor se en- ‘arma en una cosa y constiuye esta cosa como bien al encarnarse en ela, Dela misma manera, el mundo del objeto esttico esta orientado hacia ‘una cualidadafectiva que es para él un a prion ‘Pero una ver ela prior afectivo es definide por su propiedad en el ‘orden del conocimiento y por su poder consttuyente, queda ain una cuestin pendent: la de su singularidad. Aparece en una obra de la Aue consttuye el mundo; pero hay entonces tantos¢ prior como obje= tos estéticos. Se puede hablar de « priori para una cualidad del objeto ‘que es indefindamente diversa y que, por lo tanto, parece no poder dar lugar a una ciencia apodictca? Esta difcultad, sobre la que volve- remos mis adelante, nos leva a examinat ahora el aspecto existencial de este a prior. Sies singular, es que también es el carictr de un suje- to.concteto y, por lo tanto, singular. Desputs de haber deseubierto la ‘ualidadafectiva como un a prior! del objeto esttic, deberemos asig- rar este a priori, en efecto, a una subjetividad: es el autor el que se expresa a través del mundo expresado por su obra, y ya no es el sujeto impersonal de Kant, portador de «priors también impersonales y con- Secuentemente con derecho a un conocimiento racional, sino que es tna persona concreta que ya no esta en relacion con el mundo imper- sonal de le experiencia objetva, sino con un mundo propio, donde el ‘tro no penetra sino comunicéndose con dl. El prio express ls possi absolut de un sujeto frente alas cosas, su manera de dirigirse a ella, de experimentarlas y de transformarias, mediante la que se relaciona «om ellas para hacer su mundo, como ya ela prior corporal ela mane- ns

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