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ara mie amigos en Pas y Desaralla, para todas los nie MH. Con todo mi amor, para Ana y Rent Garay LG. Ue pad emi: sin sp puro ne cin de Nan ‘Mun Mapes ln por La Gay = To sie “Calon Bone Boe 2013, Isa 978-987-901 8 1. Nain fil il tm. FG, LH Dann Carn Pir MW ‘Traduecion: Carmen Diana Dearden © 1098, Testo, Moni Hughes {© 1998, heen Las Cosy 1B det ticen agin: 1995, Fans Bane 2 dees eicin, 2018, Cabrscopio Edens Asie 485 (1414) enon “Tas 11) 4858 808? se cabrio com ae ¥ Ediciones Ear Av. Laie Ross Et Bano set Lib. Amita Su. Caras 1060, Venera C/'Sim Ago ten OSOL? Belo, Fp ‘tae con Sh 978.987 1801-3841 Arm: Mur Ine Gon ua ein 4 9.600 ejemples se tein de primi cn Gris Per, Diiganes Taborda 48, (iu Autonora de Macies Sry su warn de 2013, “Todos ton doch wacnadoe abled aiiaimente en ngs por Leiter Publishing Lamted, Canad, Tso gina: A Mand of Seeds (Queda pris tse total pani de ea obra sina autrzain pea, y por ecto, def eit ‘Queda echo el depo que ebice laley L728, Un Punado de Semillas Monica Hughes Tlustraciones de Luis Garay Ediciones Ekaré Concepeién vivfa con su abuela en una casita en Ja cima de un cerro, Juntas limpiaron el terreno para hacer tan huctto, Sembraron maiz, fijoles y aj. —Recuerda guardar suficientes semillas para la préxima siembra -dijo la abuela~. As{ nunca te faltaré de comer. ‘Todos los dfas, Concepcién bajaba a la quebrada a buscar agua y regresaba con los pesados baldes colgando de sus hombros, Vaciaba con cuidado el agua alrededor de las matas de mafz. Pasaron las semanas. El sol brillaba. Luego, llegaron Jas lluvias y ¢l maiz crecié muy alto. Los tallos de los fijoles se enroscaron en busca del sol y las matas de ajf florecieron. Cuando el maiz, los frijoles y el aji maduraron, la abuela entregé parte de la cosecha al duefio de la tierra y guard6 suficiente para tener con qué comer. Vendié el resto al vecino que Jo llevé al mercado de la ciudad, allé lejos, en el valle Un ia triste, la abuela muri6. —No te puedes quedar aqui -dijo el duefio de la tierra a Concepcién-. Ya alquilé esta parcela a otra familia —Pero yo puedo trabajar para usted dijo Concepcion. —Esta familia puede trabajar més que tt. Puede cosechar mis frijoles y maiz -replicé el dueno, Enzonces, Concepcién tuvo que dejar la casita de paredes pintadas y piso de tierra —Ven a vivir con nosotros -dijo la mujer del vecino. Pero Concepcida sabia que ellos tenfan siete hijos que alimentar. —Me iré para alli =dijo sefialando el valle nublado donde estaba la ciudad, —Es una caminata demasiado larga para piernas tan cortas -dijo con tristeza la mujer del vecino. —Mis piernas se han hecho fuertes de tanto cargar agua. Concepcién se despidié y abraz6 a la mujer del vecino ya sus hijos. —Que Dios te acompaie le dijeron. Concepeién hizo un atado con el maiz, los frijoles y el ajf que la abuela habfa guardado, y partié con su pequetia carretiila por el sendero pedregoso que bajaba al valle. Fue una caminata muy, muy larga. Concepcién tenfa los pies eansados y rotos cuando por fin lleg6 al barrio que rodeaba la ciudad. Vio cientos de ranchos de hojalata, plistico y carton que estaban amontonados unos encima de otros. — {Esto es la ciudad? ~pens6 desalentada~. ¥ yo que ref que seria hermosa. Caminé por los estrechos callejones llenos de barro, y ya agotada por el cansancio se topé con una pandilla de nifios. —¢No ves por dénde vas, tonta? —Perdén -contesté Concepcién amablemente. Los nifios tenfan la ropa rota, las caras sucias y el pelo enmaraitado. Pero cuando Concepcién les sonrié, eflos también sonrieron, —Me llamo Tomis. ¥ ti, ge dénde vienes? Concepcién sefialé los cerros en la distancia y dijo: Mi abuela murié. —Si quieres, puedes quedarte con nosotros. ‘Te ensefiaremos a recoger basura para venderla y a sacar comida de los puestos de venta sin que te vean. —Eso es robar ~dijo Concepcién sorprendida, Tomas se encogid de hombros: —Es mejor que morirse de hambre. —Tengo maiz, frijoles y ajf -dijo Concepcién mostrando su carretilla —Eso no es suficiente para una buena comida ~contesté Toméds con desprecio. —Cuando crezcan las plantas habré suficiente, ya verds —Aqui no crecerén jamés. ;Estis loca! ~Tomis la miré un rato y luego ageegé: —Pero de todos modos, puedes quedarte con nosotros, 'Y asi, Concepcién se quedé a vivir con los niftos a la orilla del basural. Construyé un pequetio muro de piedras. Con el mango roto de una olla cav6 la tierra y planté un puiiado de semillas de maiz, de frijoles y de aji. Todos los dias regaba la tierra y miraba atentamente hasta que vio brotar los primeros retofios, verdes y brillantes, Los fiijoles y el ajf florecieran y en todo el barrio, no habia nada més bonite que el pequefto huerto de Concepeién. ¥ ella estaba segura de que, desde el cielo, su abucla cuidaba del huerto. Pero un dia, Tomis y los otros nifios legaron corriendo hasta el basural, perseguidos por la policia. Los nifios corrian y lloraban. Los policias gritaban y los golpeaban. Concepcién se escondié en medio de la basura {Para qué me vine a la ciudad? -se preguntaba. Cuando todo pasé, se asomé poquito a poco, como un ratén asustado. Los nifios estaban Henos de moretones y el huerto estaba todo pisotcado, — or qué lloras? ~preguntd Tomas enfadado-. No fue a tia quien le pegé la policia —Mi huerto esti destrozado. Si ¢l maiz, los frijoles y el ajf hubieran madurado, habrfamos tenido comida pare vender y ustedes no tendrian que robar. ~De nada te sirve Morar. Tu huerto se acabé. Concepcién se secé los ojos. No, no se acabé -dijo-. Todavia me quedan algunas semillas. —Esti bien -dijo Tomis, paséndose Ja lengua por el labio roto~. Esta vez te ayndaremos nosotros, Con a ayuda de todos, araron in trozo grande de terreno y sembraron el resto de las semillas de la abucla. Hicieron tumos para regar las matas y cuidarlas. Pronto, el maiz crecié muy alto. Las vainas de los frijoles estaban gordas y firmes y brillaban los pequetios ajfes verdes yamarillos. ——Haremos una gran fiesta ~dijo Tomis-. ¥ el resto, lo levaremos a vender al mercado. —Pero siempre debemos guardar semillas para la proxima siembra -recordé Concepcién. Cocinaton el maiz. y los frijoles con el ajf. El delicioso. aroma de fa comida se esparcié por el barrio. Cuando comenzaban a comer, otra pandilla de niftos hambrientos aparecié, Concepcién y Tomés los invitaron a compartir la comida, —Nuestro huerto no alcanzara para alimentar a todos los niftos del barrio ~se lament6 Concepcién. Pero entonces tuvo una idea. Tomé un pufiado de las semillas que habfa guerdado y se las dio al jefe de la otra pandilla, Le expficé cémo preparar la tierra, como sembrar y regar fas plantas. —Y siempre debes guardar suficientes semillas para la préxima siembra y para compartir con los otros niftos del barrio “le dijo Concepcién, tal como Ia abuela le habia dicho a ella. El muchacho prometié hacerlo. Concepcién estaba segura de que la abuela fe sonrefa desde el cielo y que sus ojos ya no estaban nublados por la edad, sino brillantes como las estrellas sobre el barrio, nas palabras finales En el mundo existen muchos millones de nifos abandonados. Al igual que Concepei6n, la nina de esta historia, logran sobrevivir gracias a su coraje, ingenio y perseverancia para encontrar dia tras dia comida, abrigo y un lugar donde dormir. Pero en medio de este duro trabajo diario, Ia comunicacién y el entendimiento pueden convertirse en valiosas armas para a sobrevivencia, Surge entances la soli- daridad y la esperanza que, al ser compartidas, se propagan como las semiillas que sabiamente la abuela dejé a Concepeién. A todos ellos, a todos las ninas y ninos abandonados, esti dedicado este libro. ‘También a los que tienen familia, comida y un lugar donde vivir, porque los libros rnos ayudan a comprender las vidas y los sentimientos de los dems. Nos ensenan a set colerantes y solidarios con las personas que nos radean: con los que tienen, mucho, los que tienen poco y también con los que tienen s6lo esperanza. Los libros son como un puiado de semillas: retofian en mentes despiertas y cultivan en nosotros el deseo de construir un mundo mejor. ‘Carmen Diana Dearden Presdence, BBY Asociaciéntnternacional de Libros para Ninos y Jovenes MONICA HUGHES nacié en Inglaterra y pasé los primeros afios de su vida en Egipto, Durante la Segunda Guerra Mundial, se enlist6 en el Servicio Naval de Mujeres y luego, cen 1952, ge traslads a Canad, donde actualmente reside Su escritura incluye obras de ciencia-ficeidn, novelas de aventuras y de misterio, asf como caentos de corte realista€ hist6rico. Ha merccido por su trabajo el premio de la Asociacion Americana de Biblioteeas, el premio Canadiense del Libro, menciones en Ia Lista de Honor de IBBY y usa nominacién ala Medalla Hans Cheistian Andersen en 1984, LUIS GARAY es un joven artista nicaraglense residenciada en Canad, Sus pineuras han, sido expueseas en Centro América y en Canada. Con Un puriada de semillas, se inicié en la itustraci6n de libros para nifios, Ha ilus trado también una excelente antologia de cuentos de la tradieidn oral de América Latina Dreatesel ntecltomenarare ecrain noah eae taGoetrece edi Bi ere ee eee ated ere oe eer Ee ieee haat teres COLECCION AST ViVIMOs La elle es libre - La composicion « Nj ert vaca ni era caballo, Ta penta colorada - Miguel Vicente para ealiente Un punado de semills {Vamos a ver a paps!

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