You are on page 1of 13
JULIO AROSTEGUI LA INVESTIGACION HISTORICA: TEORIA Y METODO sBllOG, ran walt G *' tafotocopiano mata * — = dito & Dy, slmorcada st. SO %% yas CRITICA BARCELONA 16 TWORIA, HISTORIA E HISTORIOGRAFTA ‘historia de Ia historiogralfa debamos dedicarle una atencién pretiminar y com- pplementaria, por las ruzones que en su momento expondremos también, ‘Una buena parte tumbién de esta Scccién primera se dedica a exponer de ‘manera circunstanciada e tiendo de lo conseguide por las diseiplinas mas desarrolladas, Hay unos térmi- 5. Habtargos de slenguaje formals, de league consruido por ef hombre de forma pla ficada con areyho + unas reyiay esc, por comrasle con et slenguaje natal, el hata del homntye qos va inverta ne proces sme de hotinieacn. 6, La natrateza especial dl lengunje cetiico es anuizada tans por b propia eiatemole ‘2h. y metoiopa de la chen, como po la lola del lenguaje. Cf, el antigo pero Inerosante ‘stud de G.G. Granger, Formaliame y Ciencias Humana, Ae, Barcelona, 1065. Tain ‘wet sunt ot peer Mw se K. Rety Elgin fngacnc, Bbc Pade U.A de Hare ‘a, 1900, Pa bs dian concepcines de a lene, ef). evar, fata whe meh ooh cient LF le a Ciencia eo gla KX, Cedex, Mais 1000 20 ‘TWORIA HISTORIA IE HUSTORIOGRAIA ‘nos espeetficos de la economia o de la Lingtistica, por ejemplo, que son muy ea Tacterisicos y estin absolutamente aceptndos. Pero, en todo caso, el lenguaje eespecializado es hoy una de las cuestiones mis problemiticas en el campo de as cicncias sociales, El problema terminolégico en la ciencia se manifiesta antes que nada 1 pro- Pésito del propio nombre que una disciplina constituida debe adoptar. ¥ por lo {gue concieme a la nuestra ese cs el que primero vamos w abordar. Se ha dicho menudo que el empleo de wna misma palabra para designar tanto una realidad ‘expecifica como el conocimienio que se tiene de ella constituiria una dificultad ‘apreciable para el logro de conceptuaciones claras, sin las que no son posibles ‘delantos fundamentales en el metodo y en los descubrimientos de la ciencia, Por lo tanto, siempre que un cieno tipo de estudio de 1a realidad acaba defi- ‘niendo con Ia debida claridad su campo, su Ambit, su abjeto, es deci, el tipo de fendmenos a estudiar, y se va perfilando su forma de penetrar en ellos, osea, su método, surge la necesidad de establecer una distincién, relativa al menos, cenire ese campo mismo que se pretende conocer —ya sea It sociedad, la com> posiciGn de In materia, la vida, Jos nummeros, la mente humana, et— y el con junto acumulado de conocimientos y de doctrinas sobre tal campo. La ereacidn de un vocabulario espectfico para un dea de conocimiento dada empieza precisamente ahi en cOmo diferenciar en e! lenguaje un cierto ‘objeto de conocimiento y la disciplina cognoscitiva cientifica) que se ocupa de 61, Se trata, sencillamente, de dotar a wala disciplina de un upelativo wenerico que describa bien su objeto y el cardcter de su conocimiento, Loy nombres de las ciencias se invemtan: e30 es lo que ocurrié a partir del siglo xvi. Es fre- ‘cuente asf que el nombre de muchas cicncius nacidas de la expansidn de los conocimientos desde entonces se haya compuesto de una particula descripti de a materia, ta que se ha aftadido un sufijo que es un ncologismo calificati- vo comin: Jogia, tomado del griego logor. Sociologia. psicologia, geologia, etc. 0,4 veces. grafia, descripcién: geografia cristalografia. Pero hay parcelas del conocimiento mucho mas elisicas con nombres particulares: la Fisiea es un buen ejemplo de antigii denominacién griega, aplicada ya por Aristételes. Y hay atin otro fendmeno no inusual tampaco: el de que el nombre de una disciplina haya acabado creando in adgjetivo nuevo para designar ta realidad que estudia: la implantacién de la psicologia ha acabado creando cl térraino «psico- lGgico, la geologia el término «geol6gico». In geografia «geogriticom. El nom ‘bre de tna cieacia determinada, constituido por un neologismo, ha dado lugar. 4 Yeees, « un nombre distintive para el tipo de realidad de la que se ocups. Anjibolrgia del término «Historia» 1.2 someras consideraciones que hemos hecho son titles para analizar un problemi andlogo y real de nuestra disciplina, a saber: el de la mis adecuada ‘Jetiominacién posible, y distintiva, para la investigacion de la Historia y para 1 discurio kisibrico normatizado que esto produce. La shistoriografia» es uns diveiplina afectada en diversos sentides por el problema del lenguae en que se plasma su investigacion y su sdiscurso», Por ello es preciso tatarlo ahora. MISTORIA E-HISTORIOGRAMA: LOS FUNDAMTNTOS 21 ‘La cuestidn comienza con ¢! hecho, comin a otras disciplinas, desde luego, ‘de que una sola palabra, Hisroria, ha designado tradicionalmente dos cosis tintas: ta Historia como realidad en ia que el hombre esti inserto y, por otra par fc, cl conocimiento y registio de las situaciones y los sucesos que sefalan y ‘manifiestan esa insereidn. Es verdad que el término istorie que emples el grie- £80 Herddoto como titulo de la mitica obra que todas conocemos significaba jus. lamente «investigacién», Por tanto, etimoligicamente, una «Historia» es Una «in vestigaciéns.’ Pero luego la palabra Hisioria ha pasado a tener un significado mucho mis amplio y a identifiearse con el transcurse temporal de las cosas ‘La enudicién tradicional ha aludido siempre a esta incémoda anfibologta estableciendo la conocida distineidn entre Historia como res gesiae —cosas su- cedids— e Historia como historia rerum gestarurt —relaciGn de las cosas sucedidas—, distineidn sobre ta que llamé la atencién por vez primera Hegel: la palabra historia —dice el ilisofo—redine en rsestra lengua el sentido abje- tivo y el subjetivo: significa tino historia rerum gestarum como las res gestae ‘misma, tanto la narracién hist6riea como los hechos y acontecimientose.* En la sctualidad, Hayden White ha sefialado que el término Historia se aplica que tienen las cosas. Por lo tanto, &s més Uurgente dotar de un nombre inequivoco a la escritura de la Historia que hacerlo ‘con las disciplinas que estudian esas otras realidades. que. por lo dems, tienen nombres bastante precisos: éptica, botinica, 2ologia o medicina. Es primordial dejar enteramente claro, desde In palabra misma que lo designa, qué quiere decir «investigar la Historia». No puede negarse que en el caso del estudio de la Historia existen razones suficientes para estimar que de uns primera dilvcida cid eficaz de esta cuestin terminol6gica—y después, naturalmente, de todas las demiis— pueden esperarse grandes clarficaciones, La indole no trivial de In CcuestiOn terminoldgica la manifestaron ya hace tiempo corrientes historiogr’- ficas como ts de los Annales, o la marxista, y ambss han hablado de urna «cien- cia de la Historia», La palabra Historia tiene, pues, como se ha dicho, un doble significado al ‘menos. Pero, a veces, se han introducido palabras o giros especiales para ex- presar sus diversos contenidos seménticos. As{ ocurre con la clara distincién que hace el alemain actual entre «Historie» como realidad y «Geschichte como 10, Ene capitulo 4,cm i seccin segunda de eta obra. volverems tat custones e Nereis sla entidad misma de a Histor HISTORIA E HISTORIOGRAHA: LOS FUNDAMENTOS 2 ‘conocimicnto de ella a las que se aftade iuego ta palabra +Historik» como tra- lamiento de los problemas metodoidgicos. Jerzy Topolsky ha sefialado que Ii palabra Historia, aunque sea solo usada para designar la actividad cognoscitiva, de lo histérico, encicrra ya un doble significado: designa cl proceso investigador, pero tambign cl resultado de esa invesigacién como «reconstruccién en forma de una serie de afirmaciones de los historiadores sobre tos hechos pasados».! Si bien es ésta una sutileea innecesaria, pues no hay investigacién Kigicamente separada de una construccidn de sus resultados, In observacidn ayuda a com prender las consecuencias no triviales de ext continua anfibologéa. En defini- tiva, Topolsky acaba distinguiendo tres signifieados de la palabra Historia; lox sthechos pasidos, las «operaciones de investigucidn realizadas por un investi- gadors y el «resultado de dichas operaciones de investigacidn». En algunas len- ‘guus, alade Topolsky, el conocimiento de lox hechos del pasado ha sido desig- nado eon otra palabra, la de historiograffa. ¥ es justamente en tal palahra en la ‘que queremos detenemos au con mayor énfasis Afirmii umbiéa ‘Topolsky que lt palabra en cuestién tiene un uso esencial- ‘mente auxiliar, en expresiones como «Historia de la Historiografiae, a la que Podriamos afadir otras como «Historiografia del tomate» o «Historiografiacana- Tia», por cjemplo. Ese sentido auxiliar. que sefala Topolsky. no impide, a nuestro Juicio, la venuaja de que la palabra Historiograffa tiene una significacién univo ‘s6lo se refiere al resultado de la investigaciGn». Y ello respeta au ctimalogia. Sin embargo, continia este autor, al no indicar ningin procedimiento de investi- gncidn, el témino no ha encontrado una aceptacidn general, «ni siquiera en si sentido mis estricto», Por ello «la tendencia a emplear el témino historia, mis luniforme, es obvia, uw pesar de que suponc una cierta fata de claridad.! EL concepto de «Historiografia»: investigacién y escritura de la Historia A veces se ha propuesto otro vocablo para cumplir esta funcién: Historios Jota. Es innegable que desde cl punto de vista filolégico, tal palabra desem- Peharfa la perfeecion la tare de designar Ia «ciencia de la Historian. Pero Posce, sin embargo, un matiz demasiado pretencioso: el de suponer que lt i> ‘Yestigacidn de la Historia puede considerarse, sin mas, una «ciencian. Fue Or- tega y Gasset quien propuso el empleo de ese término de «Historiologi» como esignacidn de una actividad que él crefa imprescindible: «No se puede hacer historia si no se posce ta técnica superior, que es una teorfa general de las reali slides humanas, lo que Hamo una Historiologian.* «Historiologia» es emplcada también, en ef sentido que aquf sefalamos, como investigacidn de la Historia, Por algunos fildsofos mis, mientras quc, por el coatrario, cierios historiadores 11. A Topolahy, Metodolia seta Misra, Clea, Ma, 1985 yp. $45, 12. Op. e458. 14. Ortega y Gasset, Una iterpretocin sel Hisoras Universal. En sor Tybee Ex Obra commpleta, Ma, 1943, tom IX, pps 147-148 En esta ota ve enon sobre ta Historie explicit su mala opinion de fos strtacones —, Mia a ‘iw be el eset intact de do (La corsve ce Ona) u “THORIA, HISTORIA t HISTORIOCIRATIA Jathan empleado en cl sentido de reflexidn metahistérica que le da Ortega. asi Ciaudio Sincher Albornoz y Manvel Tufién de Lara." Ea consecuencia, la pas Jabra Historiologia no es valida para nuestro propdsito. Introduce mis dificul- tuiles semainticas que tas que resuelve, “Joan Walh ha hecho unas precisiones stimamente interesantes a propésito del uso de las expresiones Historia ¢ Historiografia.” Para Walh, el recurso a los iccionatios antiguos 0 modemos en cualquier lengua no nos resuelve el pro- tblema de la distincién entre estas dos palabras. Sefala como may sutil la ayuda {que buses Hegel en el latin —res gestae. hivoria rerum gestarun— para dis- tinguir entre las dos facetas. Pero la epistemologia debe proceder con principios ids estricios que el lenguaje ordinario, Por lo tanto, propane Walh que, en t0- idos lox casos en que pueda existir umbigiledad, se acepte el término «Historia» ‘epara designar los hechos y los eventos a los cuales se refieren Ios histoniado- fess y ol de historiografia «cuando se trata de escritos —‘celul d’historiogra- phic lorsque il agit o’éerits"—. Esto ilumina con gran claridad el modo en que os palabras distintas pueden servir, ofectivamente, para designar dos reali- ‘dudes distintas: Historia, ln entidad ontoldgica de lo historico: historiograta, et hecho de escribir la Historia, ‘Abora bien, los «malos usos» de Ia palabra Historiograffa son también fre~ ccuentes. Ciertos autores, especialmente de lengua francesa, han atribuido a 1a palabra «Historiograffa» significaciones que su Sencilis eumolagta no auioriza Y que complican de forma enteramente innecesaria y hacen equivoca su origi- ‘aria significaci6n, Naturalmente, tales errores de los franceses han sido de in- mediato aceptados por sus imitadores espanoles. Exisien al menos dos usos impropios de la palabra Historiografia y algunas otras imprecisiones menores no dificles de desterar, en texto cas0. Fl primero es el uso de historiografia en ‘ocasiones como sindaimo de reflexidn sobre la Historia, al estilo de Yo que ha- tia Ontega y Gasset con la palabra Historiologia. El segundo ex ta aplicacién, como sindnimo y apelativo breve y coloquial, para designar la Historia de la Historiografia, cuando no, como se dice en alguna ocasién también en medios franceses, 1a historia de la historia!* ‘Un autor espaiiol actual hace también a lt palabra en evestién objeto de una notble diatriba, «La palabra hisoriografia —dice—es un neologismo que gus ti poco y que se utiliza en contadas beasiones. Tiene la ventaja de referise & un 14 C.Sinchee Albomoe, Hisioria y Libertad: Ensayos de Historioloria, Maid, 1974 AMT de Lara. Qu storia? Algunar cuestomes de Historie. Fn Sisiena Mati), 8. bai de 1078.09 3 99 TS J. Wath, Hlsrogrophle Structurale, Masson, Pars, 1, p19 {i tina contin) retina expresion ha tenido cir €sio on Francia La emples, entra arom bee tan prevent haeeo.y de tan espanions tadacci al espaol, como ede 1. Le Chea, Renu c Misra, Pais. Barcelona. 19P1, pp. 13 y passim. «Historia de la Historian ‘Ch enmplendo van, pr erp. en (i, Tier y J. Taland, Gime prepara un trabajo de sasuntMfenndon' Féontons) Oson-Ta, Barcelona, 1999 (version francesa de 1948). pp. 18 {inex tic edo franceses una manera com de bir la «iisets de ta Hbsoriografian Es evan pr har ye wots sbanen de ka aera ra que el estado alcanzado por una ciencia tiene razones objetivas explicables Nistiricamente. La historia de ta hisioriografia mucstm que la disciplina se ha ‘i constitsyendo en un proceso que tiene claras divergencias con el resto de las ‘encias sociales que estin hoy constituidas. La historiografia, una actividad Intelectual muy antigua, como hemos dicho, vivié en su seno el intento de con SLR. Sami i Historia popular» teria shat, Crea, Raexor, 1984, SE CNC Cipla, Fue ha Muon» ka Economia anadaceiin ts Mion Essai, 4, Caen, Harcohona, 197, p31 MM HL Che, Lemonaie# Mi Arie Maren, 1977, 2 |THORIA. HISTORIA fe ssTOMIOGRAPIA Yertirse en sciencia powitiva» mis tardiamente. y con resultados menos claros. que otras disciplinas sociales. En consecuencia. el retraso teGrico-metodol6gic de ln actividad historiogrifica puede obedecer a factores: complejos que cree- mos de tres ipos: a la propia naturaleza de su objeto, ala funcidn sociale ideol6~ gica que ha desempetiado desde antiguo y. slo en tercer lugar, a la actitud de los Historiadores. Dediquemos unas lineas a cada uno de estos tres aspectos. La Historia noes una materia objeto de conocimiento de indole aniloga a la que constituye la de otras ciencias sociales, La Historia es una «cualidad» in- serta en 1as cosas, una cualidad de lo social, sin duda, pero no es ella misma una cosa, como pensara Durkheim que eran los hechos sociales, No existe un hecho historico por su naturaleza.” En consecuencia, no ha sido nunca un objeto filo- s6fico, analtico o, incluso, empirico de ficil uprehensién. La naturaleza de to Historico ha sido desde antiguo un punto de reflexign de extremada complejidad {que ha ocupado a todo tipo de pensadores, de literatos y de fil6safos. Los ero nistas, sin embargo, identificaron siempre la Historia con los «hechos de la Historia», tos hechos de! pasado; fueron los fildsof0s los primeros que reflexio- naron sobre su natursleza y esencia, De otra pane, escribir ta crdnica de Jos hechos sucedidos, investigatlos y ‘wansmitirlos tuvo siempre o casi siempre una funcidn instrumental, La Historia ‘nacié al servicio del poder, no constitufa un conocimiento como el de Los astros, {a goografia o la matemética. Y s6lo Herddoto confess escribir «para evitar que ‘con cl tiempo los heches humans qucden en el ulvidur. La Historia 9¢ v0 siempre por un legador consustancial a Jo humano, que hacia al hombre is- tinto de la naturaleza, pero de ella formaban parte s6lo los shechos memoni- bess. No fue durante sighos objeto de un conocimiento conjelural, hipotético, sino mis bien una forma de «autocenocimienton. Pod ser objeto Ue reflexion filosética, no tebrica. ¥ ello fue asi incluso, mucho tiempe después de haberse constituido una ciencia de ta Historia. Esta ciencia era conocimiento de «he- hos», no andlisis de Ia naturaleza de ellos. Por tanto, la teoria era denostada como cosa de fildsofos... La Historia era y es una expresién de identidad y por ello ha tenido siempre una funcid subordinada: al poder, x las ideologiss socia- {es, politicas 0 religiosas: su conocimiento ha estado ligado a la elite dominante. ‘tla nacién oal Estado, Al no ser un conocimiento desinteresado dificilmente ha Podido ser un conccimiento fedrico. Por esto, a historia de ta historiograffa no se emiende fuera del contexto general de las formas sociales y las ideas de can momento.” EI propio talante, en fin, ls actitud del cronista y después del hisioriador ‘han estado mucho tiempo Lastrados por esas dos caracterfsticas: la inmaicria- fidad de lo histérico como hecho puramente cultural y la subordinacin de su st estae forma M4 Cona que yaadvimiron Langlois y Seigobus en 1808. Nos refer Inds estensa cn la Sexi sural de aoa 3S. Véase nceea de esto G. Pusan, La invenclin del métahe hire y We histerha |. Bilbao), 1994, expecialmente, ametddica en ef siglo xx. En Historia Contemporines pp IBS y ss WISTORIA E HISTORIOGRAPIA: LOS FUNDAMENTOS. 33 conocimienio 4 intereses externos. Por esto su figura se ha limitado casi siem> pre a ser la dei que investiga los sucesos del pasido y los coloca en forma de discuso coherente y Uhl. I historiador, ya lo hemos dicho, como una equivo- cada reaccidn a ciertas tendencias del siglo XIX, ha querido huit de «la fil0s0- fia», Cosa que no ha hecho practicamente ninguna otra ciencia social. La fun- cidn analitica sobre la Historia como realidad global, la area de desentranar su l6gica, s¢ ha limitado, en el mejor de los casos, al intento de aclarar «las cau sas» de los hechos. Como dijera Lucien Febvre, con su habitual lucidez, hubo lunoy smetoddlogos impenitentes» que descubrieron, hacia 1880-1890, que «al fin y al cabo Ia historia no era mAs que un método. El método histérico». Por tanio, no era en absoluto un pairimonio exclusivo de la historiografia misma, cosa que, entre pardntesis, dispensaba a los historiadores de plantearse la espi nosa cuestin (Qué es la Historia?s.% Serta dificil expresarlo mejor. Pero, justamente, el progreso histérico de la historiografia se ha fundamen- tado en Ia eliminacién paulatina pero decidida de esas tres condiciones 0 di- ‘mensiones, Se ha producido una preocupacién progresiva y determinante por él objeto propio de la historiografia y de abt Ia enorme ampliacién de sa campo, Un imtenio de hacer con ella in conocimiento acientifico» y. por consiguiente. independiente, autosuficiente, no ligado a fines ulteriores. Y un cambio en Ia propia imagen det historiador. desde las condiciones de su profesionalizacidn 2 su bagaje intelectual y técnico. El progreso de la historiografia se ha basado en ‘el esfuerzo por hacer de ella un conocimiento peculiar y, si se permite la expre- sin, objetivo. Es por ello que un texto como éste, de introduccién teérico-metodol6gica al ‘conocimiento de li Historia, 0 como manual introductorio ata prictica de La in- Yestigacién histérica, debe partir, en consecuencia, de dos supuestos bisicos ‘como los que siguen: Primero: el es{uerzo teSrico del historiador tiene que basarse en, y drigirse ‘el anilisis suficiente de ka naturaleza de la Historia, de lo historico. Y el trata- miento de ese tema tiene que integrarse inexcusablemente con el de qué cono- ‘cimiento es posible de la Historia. Se ha dicho que los historiadores rara vez reflexionan sobre Ia entidad de la Historia. Por el contrario, puede aducirse e! ‘ejemplo de otras ciencias sociales, como la sociologia, en la que 1a «ontologia del ser social» constituye siempre un tema tedrico recurrente.” ;Por qué ta na- turaleza del «ser histirico» debe ser una preacupocicn de fldsotos?... Ademas de reflexionar sobre la préctica historiognifica y producir «estados de la cues- tigime, que es ao que los historiadores acostumbran, e» includible repensar ka 36 L Fete, «facia orn Hitonae en Combates por fa Historis, Ariel, Barcelona, 1970 da icin origina de ete conjunin se enrion ex te 1953), 17. Sow muti ls publicciones que pueden citise, demuntrativas de esta afirmacidn. Vea ol semgre myzerente texto eC. Moya, Sociilogosy Sociclogia. Madd, Sipho XXI, 1970, {de J.C. Alexanler, Las tories soctliges see ln seamed gern mada Anilisis ml ‘udimensonal, Ged, Barcelona, 1989. YL, Lamo de Espiaona y I.E Retriguee Rie, Problermas be eon sil eimumgrorine C8, Moai 19S 4 ‘TRORIA, HISTORIA 1 HISTORIOGRAFLA idea misma de Historia; es decir, hacer una reflexién sobre la teoria y no sélo sobre la praxis, por muy importante que ésta sea. Y no debe temerse que esas reflexiones, que el historiador no puede en absoluto dejar de hacer, se confun- dan con ta «Filosofia de la Historias, Tanto el temor como ta confusién misma serfan una prueba mis de inmadurez. Segundo: a articulacion de una buena prictica historingrifica tiene que ‘star siempre preocupada también de la reflexidin sobre el mévado. El método.es considerado muchas Yeces como poco més que un conjunto de recetas; en otras ‘ccasiones el historiador es incapaz de algo mas que describir los pasos que si- ‘gue en su trabajo 0 los que siguen los demas. El método es una cuestion de pre- suposiciones comprobables y de sv comprobacidn efectiva. Y, advirtamoslo desde alora, debe ser entendido como un procedimiento para la adquisicion de ‘conocimientos que no se confunde con las récnicas —cuyo aprendizaje es tam- En suma, la reflexiGn sobre la disciplina historiogrifica es clave en Ia pre- Praracién del historindor, aunque no sea, por desgracia, frecuente. Y es preciso , 4 un historador ignorante de Ia economia potica; otro que desconoce las l= un tercero que no sabe una palabra de 1s asuntos ecesisticos ode los cam- Bios de i opiign pice y ots que descudan sala de la esata o as Ciencias fsicas, no obstante que estas materias son las mas importantes de tales, Jpueso que comprendcn las circunstancias principales que afectan al tempe Tamenio y a la naturalcea de la especie humana.,.: se ha perdido, por tanto, et Inuxlio que hubiera podido obtenerse mediante la analogiay la compara. wo thabiéndose ensayado la concentracin de estos trabajos en la historia, deta cual ‘son, en realidad, partes consttativas indispensabler»* {,Que resonancias no tienen estas palabras, de hace siglo y medio, cuando se las hone en relacidn con la. formacién académica que reciben los j6venes historia- ores de hoy (al menos en Espafia)? Esa formacién es absolutamente insi~ ficient, ademés de inadecuada y, desde luego, culposa por parte de quienes disefian y toleran los planes de estudio existentes. El primer esfuerzo para una ‘eficwe renovecidn en los presupuestos y las pricticas historiograficas deberia tender a la consecucién de un objetivo pragmatico y absolutamente basi 40, Lode historia sincera alate a tule wa tien conacida obra de Charles Seign thos Hisoiee sincere de ka maton francaise (1933), que despert6 coracetarion entre divertidon y sareiticon de Lucien Febre. Vea L- Feber Comores. pei, pp. 133 ys ML HET} Huckle, Misery of Chilaaion 6» Dryland, Londves, 3. W. Patker and Son, 1AS7.1861, La cita ta wana en concret de R. Altamira, La enxesancat dels Hatori, Akal ea for, Mai 1997, p16 (La esi eign ke Atami es de 1894) La oben de Mace he ‘ho coniinuanerve weit has ls ats sesenta de mut sgt, 256 LA TEORIA DE LA HISTORIOGRAPIA Elevento 0 acontecimiento Existen suficientes razones para afirmar que ¢l acontecimiento es el meca- rnismo decisivo y el elemento determinante del proceso historico, A través de los acontecimientos se modifican lov estados sociales. Fl acontecimiento es, meta (Gricamente hablando, el productor de la historia, Pero, claro esta, una cosa es 1 acontecimiento y otra muy distinta pretender identificar Ia historiograffa con la shistoria de los acontecimientos». a importancia, en sua, de que el histor dor tenga una idea muy bien definida de lo que representa en el mundo histérico «1 acontecimiento nunea podri ser exagerada, Es absolutamente erucial ‘La diatriba constante que la escuela de los Annales mantavo desde sa fan- dacidn contra Ia histoire événementielle, contra Ia ehistoria historizante» que se hhasaha en e hecho hist6rico tomado por acontecimiento, tena plenamente sen- tido. Pero era. y es, un dislate completo cualquier concepcién de la historia que no tenga una adoctrina» del significado del acontecimiento. En los aitos seten- ta se asisti6, en Ia historiografia francesa especialmente, al surgimiento de lo ‘que Edgar Morin Hum «nuevo eventualismo», pero notando claramenie que sel nuevo eventualismo [événementialisme| no tiene sentido sino en, y en rela- ida a, un sistema de referencia.” El retorno del acontecimiento la teoria de 4o social y lo historico se hacia en el seno de una nueva concepeién de la mate- tia socio-hist6rica, Pero sin factores acontecimientales, eventuales, no puede haber historia.” La nociéin de evento o acontecimiento {.Quées un acontecimiento, evento o suceso’?* Parece como si definirky tue se una tarea fil, ociosa, dada la nocién intuitiva que todos poseemos de ello, ‘Sin embargo, a nadie se oculta tampoco Ia inmensa variedad de acepciones que la palabra posee, el gran numero de situaciones a las que puede aplicarse 1a conceptuaciGn de acontecimiento y el uso particular que la ciencia hace, a ve ces, de la palabra,” Una definicidn logiea y fisica ha sido clegantemente for- ‘mulada por G. H. von Wright al decir que «un acontecimiento consiste en un par de estados sucesivos».”" Esta sencilla formulacién ensefta més sobre el ca ricter del acontecimiento que muchas paginas de disquisiciones retéricas, El 36, Esta fraue etd comteniac a poscntacdn de E. Mein del ndimeroextraontivaro de ‘a revista Communications. 18 (1972), dedicado fotepratnente a «L'événement Eimer con, tiene ur conjunto de colaboraciones de gran ied sobre el asunto ete las que desta las de! ‘propio Monn, Henri Adan, Antbony Wilden, Hen Labort, Emmanie! Le Roy Ladune, ec. Ma Fens ede este tenon fo gue a 117." Morin, aL rete de Seénement=, Communications. 18, 1 1%. Se entende que tomamos agul ews ies vocablos como perfectareme snd, «fom ‘que se pena aad alps ts, coe acaccimiento © avatar 19. Ei la toca. por ejemplo sucess una i4aci0n ads, un supuesto en cual prO- sanalinis AGN em Wag, eplicuein. 9 3 — aconiecimienio. viene a decir Von Wright. «puede analizarse (definirse) re diante In nocidn de estado de cosas». «Estados y «acontecimiento» son, en consecuencia, dos situaciones correlativas que podemos considerar dialéctica- ‘mente entrelazadas al no tener significado 1a una sin Ia otra, Aconiecimienio ¢s también, en ese caso, e1 acio del cambio de estado, Acontecimiento signi- fica ruptura, solucién de continuidad, et punto final de la permanencia, de la duracién. Un acontecimiento no sdquiere su sentido sino en el preciso contexto det ‘estado y el sistema donde se produce. En sentido ldgico, el acontecimiento po- ra ser asimilado al «instante, pero el concepto de acontecimiento incluye mis ‘cosas que el de instante, puesto que, en buena manera, el acontecimiento es Ia latribacién de unidad en el tiempo y en el significado a una ruptura cuyo equi- ‘Valente temporal no es fijo. Asi, amamos acontecimiento a la cafda de un cuer- fo, al aumento de un conjunto en una unidad, al salto de un segundo de Ia ag ja de un reloj, pero también Hamamos asf a una bata, a una revolucién, aa Publicacion de una novela y a la muerte de una celebridad. La expresién «acon- {ecimiento» deriva en la préctica su cxtraordinaria complefidad de 1a destnest- ‘ada poliseria de su significacign a Ja que s6lo da unidad, precisamente, a idea de cambio. ‘Acontecimiento, podemos aftadir, significa la expresiin tangible y, al tiem po, en ciento sentido, la unidad minima identificable de movimiento. Todo mo- Vimmicnwo se compone de wn conjunto de acontceimicntos. El ipo ds movimicato, {que llamamos proceso es igualmeate una secuenciade acontecimicntos que, ha- bblando rigurosamente, esuén sujetos a una ley de comportamiento. La existencia del acontecimicnto y, como coasecuencia, del movimiento, es, sin duda, la con- dicién necesaria y suficiemte del cambio. aunque el acontecimiento no es el ‘cambio mismo. Casi la misma dificultad que presenta el andlisis del tiempo. presenta igualmente el anilisis del acontecimiento porque, no es preciso insis- tir, el acontecimiento es también el factor primordial de Ia «construccidn» del ticmpo. Pero, en todo caso, el eventa tiene por lo general un matiz de aleatoriedd, ‘de azar* Se ha dicho que el acontecimiento es justamente el azar, es el movi- ‘miento no regulado, Porque no todo movimiento que est «incluido en ls reghas dde un sistema» puede ser tenido por un aconiecimienio. ¥ esta es otra vertien- te de la méxima importancia en la concepiuacion del acontecimiento, En efec~ to, un problema a despejar es eI de qué tipo de movimiento o de cambio puede Iamarse acontecimiento, Es claro que scomtecimiento es siempre movimiento pero s6lo aquel tipo de él que engendra cambio de estado. De ta idea de acon- {ecimiento debe exclurse, por tanto, todo el tipo de movimientos que Hamamos recurrentes, movimientos efclicos, recursivos, repetitivos, rutinizados, que tienen luna funcidn clara en la estructura pero que no producen alteraciones estructura Jes que permitan hablar de cambio de estado. En sentido socio-histrico estricto, en consecuencia, acontecimiento es cualquier tipo de cambio pero no cualquier HL OWET TEOWICO OH LA MISTOMIOOMARIA 4, Moding itp 19 258 LA THORIA DE LA HISTORIOGRAFIA tipo de movimiento, Ocurre un acontecimiento cuando podemos denotar un ‘cambio de estado, En caso contrario tenemos movimientos recurrentes. Acontecimienio histérico La diferencia enire movimientos recurrentes y movimientos de cambio es de ‘maxima importancia también para la idea de acontecimiento historic, R. Nis- bbet ha afirmado que el acontecimiento en sentido historico —que evidentemen- te él relaciona con acontecimiento en sentido de cosa importante— cs aquello s

You might also like