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EL ROCK CHILENO Y EL PODER: GENESIS DE UN PROYECTO INCONCLUSO Fabio Salas Ziigg La relacién entre la misica popular, o el arte en su acepcién general, y e] poder siempre ha sido traumética y ambivalente. En la medida que la creacién artistica ha reproducido los procesos del poder y generado cul- turas dominantes a lo largo de la historia, la dialéctica se ha debatido entre un fluir disidente, abriendo posibilidades y perspectivas a la accién humana o un reflujo disciplinado y obsecuente, verdadero germen y mo- lécula de totalitarismo y opresin. El perfodo del génesis del Rock Chileno (RCH), comprendido entre 1966 y 1973, es particularmente ilustrativo de cémo la relacién entre musica y poder, sea éste politico o medial, admite un espacio sesgado por la marginalidad y la discriminacién, cuando no de un abierto prejuicio aptio- ristico sobre su condicién cultural. El presente trabajo se permitird el and- lisis sociocultural de este perfodo y de como sus caracteristicas primeras son condiciones determinantes para la permanente interdiccién del RCH, situacién que todavia se prolonga hasta nuestros dias. Para hablar de cémo se gesté el inicio de la mtisica rock en Chile hay que considerar como indispensables los elementos contextuales siguientes: 1. Como en todo el mundo de habla no anglosajona, la penetracién del rock and roll aporta los elementos modernizadores para la constitu- cién de una dindmica creativa nueva en la misica popular local. 2. Se establece una suerte de dependencia cultural tipo centro/periferia alimentada por el desfase tecnoldgico y la tardia liberalizacién cultu- ral de las sociedades latinoamericanas. 3. A partir de un padr6n imitativo el RCH comienza su propio proces? de concientizacién cultural y productivo enraizado en el devenit sociopolitico del pafs. q 4, Se gesta una condicionante represiva en torno al rock al concebirlo como un ente disociador y pervertidor de la juventud por parte de los sectores conservadores, y como un reflejo de Ja alienante cultura imperialista domi- nante por la izquierda tradicional. La relacién entre el RCH y los medios de comunicacién esta banalizada y , desodorizada debido a la carencia de una auténtica prensa especializada y de la au- sencia de referencias culturalistas entre el rock y el piiblico, quedando aquél relega- do la mayoria de las veces al espacio frivolo de la prensa de variedades. Debio a la ausencia de una historiograffa seria e informada, se suele atribuir los orige- nes del RCH al espacio conocido como la Nueva Ola, frente de cantantes ¢ intérpretes que cultivaron una variedad entre el rockabilly, el twist y la balada, a semejanza de los tardios representantes del colectivo norteamericano de los “Pretty Faces” (Paul Anka, Fabian, Ricky Nelson y otros). Sin embargo el rock and roll de la Nueva Ola dista mucho del salvaje dramatismo de los padres del infierno (Berry, Holly, Vicent 0 Elvis de la primera época). Todo el perfodo de la Nueva Ola (1961 a 1967 aproximadamente) esta definido por este simulacro de modernidad ajeno a toda transgresi6n, a toda subversién conductual tan propia del rockabilly clasico y que ha arrojado numerosas modas para el consumo; “oldies but goldies” de una generacién que de tiempo en tiempo revive televisivamente sus afioranzas juveniles. Sin embargo, el gran aporte de la Nueva Ola fue abrir un espacio para la mtisica en castellano en la radio y la prensa locales. Pero no serd hasta 1966 que en Santiago y Valparafso surgen las primeras agrupaciones rockeras definidas a imagen y semejanza de los Beatles, los Rolling Stones y demés miembros de lainvasi6n inglesa. Le corresponde a la agrupacién portefia Los Mac’s inaugurar la evo- luci6n histérica y discogréfica del RCH con un album -Mac’s 22 a Go-Go, editado el 21 de noviembre de 1966— que recoge covers y versiones de clasicos de la época. No obstante, seré hasta la aparicidn de Kaleidoscope Men (4 de diciembre de 1967), que Los Mac's darén el gran paso hacia la institucionalizacién del RCH al presentar un album Conceptual grabado integramente con composiciones originales que alternan el inglés y elespaiiol y que son un vigente reflejo del pop de tal época. Ademas esta placa contiene ¢lprimer hit y gran clasico del rock nacional: “La muerte de mi hermano”, composicién de Payo Grondona y Orlando Walter Mufioz en la que se protesta por la invasidn de los Marines norteamericanos a la ciudad de Santo Domingo. El trabajo de “arqueologfa” Musical sefiala que Los Mac’s y sus compafieros de generacién gozaron de cierto presti- Bio £n la prensa establecida y en la radiodifusién; pero el complejo de “arte menor” 0 __Inisica colérica” con que los medios de comunicacién motejaban las propuestas de s Como ésta, resulta determinante para entender por qué el RCH nunca pudo salir © 88e espacio de otredad, de rarificacién marginal y extravagante que el acartonamiento ‘MPerante en la cultura nacional de los sesenta le imponfa. Situacién que, por otra parte, ya Comenzaba a afectar a otras expresiones emergentes de la musica popular chilena 251 como la Nueva Cancién y el contingente de cantautores y conjuntos et. quetados como “cancién protesta”, situacién que ya exigia una puesta a dia con la actualidad musical de Europa y América. En esta primera generacidn del RCH deben incluirse también los iustreg nombres de agrupaciones como los Beat 4, primer conjunto que basé sy repertorio cantado totalmente en castellano, postura que por su forma. ci6n universitaria se imponia como un acto natural y autoconsciente, Log Vidrios Quebrados, por su parte, se inscriben en esta historia con la edj- cién de Fictions (1967), su tinico disco elepé, cantado en inglés y que constituye un sumario de las convocatorias que congregaban a los ado- lescentes del momento en torno a una dindémica comin. Propuesta que pasd inadvertida para la opinién publica pero no para los primeros aficio- nados al rock que vieron en este disco un refrescante referente de su ge- neracién, realizado ademés con talento y una apabullante energfa, Tam- bién es necesario mencionar a Los Jockers, una banda santiaguina que’ fue el simil local de The Rolling Stones y verdaderos precursores del Hard Rock hecho en Chile. Autores de una placa inolvidable, Nueva So- ciedad S.A. (1967), Los Jockers fueron tal vez los primeros en considerar todas las implicaciones culturales que la nueva musica pop estaba origi- nando para los espacios locales; su propuesta ha permanecido como un valioso antecedente del hippismo y la bohemia juvenil chilena de los afios sesenta, Estos grupos y otras bandas menores (Los Larks, Los Picapiedras y otros) abrieron el primer boquete por donde se filtrarfa la modernidad musical en la escena chilena. Coléricos, inconscientemente anarquicos, ptimitivos e intuitivos, los primeros rockeros nacionales aportan ya en ese momento de la historia el plasma de una expresiva vitalidad y frescor, que a pesar de todo, no alcanza a romper el espacio de otredad al que la ignorancia de los medios de comunicacién terminaron de relegarlos. La bisagra o puente de unién entre los afios sesenta y la década siguiente lo establece el grupo Aguaturbia. Formado por Carlos Corales en guita- ra, la vocalista Denisse, Willy Cavada en bateria y Ricardo Briones en bajo, los Aguaturbia son un caso, a todas luces, excepcional. Aparecen en un instante que anuncia la expresin musical de los sesenta en Chile junto a otros ilustres miembros de promocién (Musica de Jardin, Kissing Spell, Destruction, Mac’s, Beat 4, The Apparitions, High & Bass, Congres0)- pero son el grupo de mayor convocatoria, lo que queda registrado en sus dos tinicos albumes grabados para el sello Arena (Aguaturbia!, enero de yo70y Volumen 2, noviembre del mismo afio). Desempefiaron a cabalidad el rol de ma- sioos inadaptados | con que la prensa los motejé a partir dela cardtula de su primer elepé, ‘en la que aparecian totalmente desnudos simulando una convivencia o fiesta juvenil. Duoiios de una integridad musical incuestionable, Aguaturbia supo plantear desde el co- mienzo una propuesta que no se prestaba a equivocos: un timbre metdlico y denso (apo- vyado en la guitarra de Corales), continuas referencias al dcido lisérgico, un declarado erotismo adolescente (encarnado en la figura de Denisse) que no excluia una dosis de rersion y brio angelical, y una base ritmica que remitfa continuamente su filiacién al Hard Rock. Propuesta que no tard6 en ser satanizada por los medios locales y que como ‘contrapartida obtuvo un fuerte respaldo de ventas y asistencia a sus conciertos. Aguaturbia fue el primer grupo chileno de musica rock que rompis el cerco de la interdiccién para obtener una amplia resonancia colectiva y piiblica en el mercado nacional. Pero esto no es todo ; a partir de ellos se establecen las dos Ifneas culturales en las que el emergente RCH va a sustentar toda su historia: una linea o tendencia proletaria, residente en la actuacién en directo, intuitiva y apolitica que no obstante seguird las directrices del Oficialismo de turno; y otra burguesa, manierista, informada e intelectual que apoyard en su extraccién de clase toda su convocatoria ptiblica. La primera est4 representada por grupos como A guaturbia, surgidos del barrio Matadero, uno de los sectores més populosos dela capital de Chile; mientras que la segunda est4 encamada por grupos como Blops y Kissing Spell, que compartfan su misma procedencia del colegio The Grange School, Tecinto enquistado en pleno barrio alto de Santiago. Esta dualidad o dicotomia clasista es determinante para comprender como el RCH ha subsistido en un abierto descampado Sociocultural por casi treinta afios, descampado que parece eclipsarse en el periodo inme- iato al cambio de década: el gobierno del Dr. Salvador Allende Gossens. Aprtincipios de los afios setenta ya se podia delinear con claridad un padrén diferenciador nite las distintas tendencias que acufiaban la fisonom{a del RCH en su generalidad, a * Una clase de rock imitativo que seguia reproduciendo calcadamente los esténdares del rock anglosajén, en estructura musical y con letras en inglés, con grupos como Escombros, Los Trapos e Influjo, entre otros. Untipo de rock con padrén anglosajén y cantado en castellano en base a composicio- Nes propias, donde se incluyen Aguaturbia, Frutos del Pafs, En Busca del Tiempo Perdido, Tumulto, Masquenunca y muchos més. Un Gttimo tipo lo forma la fusién de los padrones pop con las misicas verndculas de tinoamérica y el Caribe en lo que podria llamarse “Rock del Tercer Mundo”, re- — por Los Jaivas, Los Blops, Congreso, Amerindios, Congregacién, Manduka Otros, oO 253 254 Pese a la incipiente diversidad del RCH durante el perfodo 1970.73, la polarizacin dela sociedad chilena impuso un nuevo corte de exclusigy sus espacios masivos de consumo cultural. La persistencia de la dereg| 7 en ver al rock como musica degenerada, extranjerizante y libertina e. avalada por los prejucios excluyentes de la izquierda que, incapaces dy ver més alld de su concepto confrontacional, solo ve en el rock una posi. bilidad de penetraci6n cultural deliberada del imperio americano en d espacio juvenil. La dicotomfa amigos/enemigos; la instrumentalizacign de la creacién artfstica en pos del proceso politico (que se hace patente en la existencia de la Nueva Cancién Chilena); la mediatizacion de la militancia entre arte “comprometido” y arte “alienante”, y la sospecha de arte complaciente por su declarada desafiliacién partidista, afectan la con. solidacién definitiva del RCH. Si bien existe el acceso a la edicién discogréfica, el peso determinante de la caucién politica envuelve la pre- sencia rockera afectando tanto su sistema de expresién como su ubica- cién decididamente secundaria. Con esas precisiones el RCH enfrenta nuevamente una doble tarea: imponerse por sf solo ante el escenario cul- tural y superar la satanizacién que le asignan los espacios politicos. Dua- lidad que le marcard hasta la actual transicién a la democracia. Pero para entonces la alternativa para la juventud era clara: plegarse al fervor revo- lucionario o engrosar la oposicién golpista, lo cual significaba la adhe- sién incondicional a un universo de cédigos cerrados. El RCH entonces cafa en la continua acusacién de ser un vehiculo para la evasion y la disipacién lisérgica, 0 bien resultaba ser el reflejo més claro del intent imperialista norteamericano por mantener enajenada a la juventud de sus obligaciones y responsabilidades hist6ricas. Cual paladines de una utopia totalizante y absolutista, los dirigentes cul- turales de la Unidad Popular definieron taxativamente las reglas del jue- go: ser joven implicaba estar con los pies puestos sobre la tierra, no tomar drogas, trabajar y estudiar por y para el proceso de liberaci6n nacional y ofrendar la vida si las luchas populares lo requerfan. De esta manera el RCH se vefa obligado a emitir certificado de una buena conducta de ace do ala coyuntura histérica. Con todo, el perfodo 1970-73 es el mas prolf- fico e interesante de todas las etapas vividas por el rock nacional. Pes @ los obstaculos, los miisicos tuvieron la oportunidad de consolidar un ¢- pacio dotado de una propuesta y un mercado propio. Surge asf la divers dad de estilos y tendencias: cuando en Europa se imponfa el imperio rock progresivo, en Chile grupos como Embrujo (ex-Kissing Spell), En Busca del Tiem- Perdido, Masquenunca, Teykers, Dulce Experiencia y otros, van internalizando el movimiento. El Jazz-rock se hace presente con bandas como Fusién, Xingti, Panal 0 fdmundo Villarroel. Teatros como el Marconi, IEM, Isidora Zegers (ex-La Reforma), Gran Palace, y gimnasios como el Manuel Plaza, alientan con sus conciertos a un paibli- co cada vez mas Avido, y los festivales de “Piedra Roja” (especie de Woodstock criollo) en 1970 y “Los Caminos que se Abren” en Vifia del Mar en 1971, representan la eclosién de un instante fascinante por su dinémica espontanea y colectiva a la vez. Y a pesar de la desconfianza de la izquierda més ortodoxa y del pdnico puritano de la derecha, el RCH atrae la atenci6n de algunos insignes creadores de la Nueva Cancién provocando asf el momento mas espectacular de creatividad y despliegue musical en toda la historia de nuestra musica popular. Victor Jara era ya un consagrado de la cancién de izquierda cuando Ilamé a Los Blops para grabar su cancién “E] derecho de vivir en paz”, obteniendo asf uno de los impactos més grandes de su discografia. Este hecho dio paso a una ctapa de colaboraciones y ‘convergencias musicales como no se ha vuelto a ver en nuestro pais. El sustrato organico que representaba la miisica latinoamericana en la propuesta de la Nueva Cancién encon- {t6 una cantera de insospechadas posibilidades en su acercamiento al rock. Un pop lati- no, un folclore progresivo, un arte nuevo, en fin, rétulos mas o rétulos menos, el RCH encuentra en esa interseccién con la Nueva Cancién Chilena su antecedente més exitoso Y exigente en cuanto a los resultados creativos, El golpe militar y el desbande criminal de la represién pinochetista alcanzé al RCH, anulando por completo las perspectivas futuras de desarrollo que este movimiento habia Conseguido auspiciar. La quema y destruccién de matrices de grabaciones originales, el Exilio y asesinato de muchos miisicos y artistas, la censura indiscriminada y el monopo- lio de los medios Por parte de la dictadura vienen a sellar durante el resto de la década el Suefio de toda una generacién ligada al rock. La brutalidad experimentada por la socie- dad chilena impuso, entre otras cosas, la partida de grupos y solistas: Los Jaivas, Los Blops, Julio Numhauser, Antonio Smith y la permanente interdiccidn de otros grupos “omo Congreso o la conversién incondicional de otros grupos (como La Mariposa) hacia los érdenes imperantes de la naciente maquinaria comunicativa de la dictadura militar. Peto el RCH seguia existiendo ligado a la sensibilidad estética de toda una generacién de J6venes chilenos, marginados y reprimidos por el oficialismo, que despojéndose del trauma “Spiritual de la represion y alejados de la glorificacién suftiente y vanamente triunfalista aizquierda, mantendrian vivo el espiritu y la presencia del rock en nuestro pafs hasta Posibilidad de un nuevo renacimiento. Pero eso ya constituye otra historia. 255

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