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4 Santiago de Chile © Marzo (ge Bt CANCION POPULAR Y POLITICA Eduardo Carrasco Pirard Debido a la particular experiencia vivida en Chile en el campo de la mi- sica popular durante los afios sesenta hasta el término del gobierno de Allende, la palabra «politica» se ha cargado con acentos tan particulares, que en nuestro anélisis sobre las relaciones que pueden existir entre can- cién y politica, se pierde a veces el sentido genuino que deberia tener este uiltimo concepto para la musicologia. La existencia de un movimiento ‘musical vine lado onpénicamente # les grupos polos protapéaivod del roceso histérico chileno de esa época, y la creacién y difusién_de can- ciones orientadas por un cometido propagandistico, a partir de propésitos dame pari TO wT nnn cnc plc one taciones un tanto Testrictivas, discutibles y criticables si se miran las co- sas desde nuestra actual realidad, en la cual la politica y la mtisica tienden a afirmarse, cada cual por su lado, como realidades independientes y au- ténomas. No queremos decir que no existan entre ambas, influencias 0 condicionamientos, pero diriamos que lo propio de cada una de ellas, en lo que se refiere a la actual experiencia de los creadores y a las actuales modalidades de la practica politica, es precisamente la afirmacién de la especificidad de sus modalidades de acci6n, no la fusién o la mediatiza- ci6n que caracterizaba las tendencias mas politizadas de la cancién popu- lar en los afios sesenta y setenta. / Si en aquella época se consideraba positivo el compromiso de los artistas llevado hasta el extremo, el poner su arte al servicio de la causa sin que molestara el que se dejase transpa- rentar la militancia en textos y declaraciones, hoy dia se valora la inde- pendencia y la libertad de la creacién frente a las diferentes formas de poder, incluidas por supuesto, las del poder politico. Y no es que los 63 64 artistas hayan tomado hoy dfa el camino de la indiferencia o de lo que algunas veces se ha denominado «el arte por el arte». Lo que ocurre es que se prefiere la intuicién, el descubrimiento personal y auténtico de las, motivaciones que puedan surgir en el propio proceso de creacién, en lu- gar de anteponerle a éste una orientacidn surgida de definiciones politi- cas previas. Asf, puede haber canciones en que vuelvan a aparecer temé- ticas sociales, de protesta o incluso, épicas, pero la necesidad de su apari- ci6n esta fundada ahora en la experiencia desnuda del propio creador, en sus impulsos éticos personales ¢ fntimos, y en necesidades que brotan de su propia individualidad. Se dirfa que frente a la politizacién que daba el tono a las expresiones més extremas y que hacfa que las urgencias politi- cas predominaran sobre las exigencias provenientes del arte, ahora se prefiere una relacién més respetuosa, que salvaguarde lo propio de cada una de las dos partes. Podrfamos decir que la creacidn actual se asume en forma independiente y auténoma como expresién esponténea, dejando atras el predominio excesivo de la motivaciones politicas. Por otra parte, la politica misma, entendida como préctica politica, pasa también a desarrollarse en un mar- co de especificidad y abandona el cardcter de absolutizacién que tuvo en la época anterior. La politica ya no lo es todo, ya no da por si sola un sentido a la vida, ya no puede aspirar a que todos los aspectos de la vida humana se alineen de acuerdo con las exigencias que brotan desde su Ambito. Ella vuelve a ser vista como la actividad especffica de ciertas personas que se dedican a ella y que incluye dentro de si todas las contra- dicciones y distorsiones de cualquier otra actividad humana. Por eso las palabras pierden su anterior sentido y tienen que ser redefinidas, si queremos sacar las conclusiones de nuestra propia experiencia histéri- ca. Para precisar las cosas, dirfamos que la palabra «politica», debido ala situacién confrontacional y a las ideologias predominantes en aquella época, tenfa por lo menos dos connotaciones que en la actualidad se han perdido: por una parte, «politica era la lucha por el poder, en sus diver- sas modalidades, lucha que enfrentaba a dos propuestas de mundo dife- rentes, antag6nicas y en el fondo, irreconciliables. Lo «politico» era aque- Ilo que impulsaba las cosas en uno 0 en otro sentido. Asf, «cancién polf- tica», era aquella cancién que asum{a su rol en el conflicto, y consciente de su fuerza convocadora y de su poder ideol6gico, media su eficacia en términos de factor de influencia en uno u otro campo. Por otra parte, como lo «politico» en el sentido anteriormente descrito i im licaba Ja denuneia de la estabil lidad alcanzada,_ verdadero género dentro de la cancidn popular, incluyendo sus f ii extremas de «can- cidn revolucionaria> j y de «cancién militante». Asi, el término «politico», en la misica popular pas6 a denominar una determinada for- ma de entender la politica, identificada con la izquierda, y una determinada forma hist6- rica de manifestarse lo politicos ,Qué significa esto? Que por causa de los condicionamientos histéricos de esa época, una forma particular de lo politico monopo- liz6 la significacién total del término, perdiéndose de vista con ello otras posibles signi- ficaciones y otras posibles maneras en que la cancién puede manifestarse como politica. Podrfamos afirmar que, precisamente la politizacién excesiva de los sesenta y setenta, al poner el acento en una posible significacién de lo politico, mAs bien sesgada, nos hizo perder de vista la esencia de lo politico, la profundidad de lo politico, y con ello, uno de los aspectos més importantes que participan en la definicién de lo popular. La redefinicién de lo politico, que por supuesto no es un mero problema de ponerse de acuerdo en la significacién de un término -no es una simple cuestién convencional que podamos resolver entre estudiosos de la miisica, sino la forma en que se expresa el mo- vimiento més intimo de nuestra época—, pertenece a los fenémenos més visibles del cambio hist6rico que han tenido lugar en los tiltimos afios, Esta redefinicién se hace en la realidad, no en las cabezas de la gente, y lleva implicita una nueva modalidad de relacién del hombre con lo social, que es la actualmente predominante. Podemos decir que el proceso de democratizacién de nuestro pais, que a su vez no es mds que una de las manifestaciones del proceso general de democratizacién planetaria, se caracteriza por el retroceso de lo politico hacia su ambito propio, al mismo tiempo que por el redescubrimiento de la especificidad de lo social, en todas sus diversas manifestaciones. Asi, amplias manifestaciones de lo social en nuestra realidad se entienden como inde- pendientes y con ldgicas de desarrollo auténomas, no atravesadas necesariamente por los intereses politicos. Estas manifestaciones de nuestra sociabilidad, que en sus miilti- ples expresiones forman lo que se ha llamado «la sociedad civil», son hoy dfa las que han pasado a ocupar un lugar de primer plano en nuestros intereses, desplazando a la politica ~en el sentido més restrictivo que ahora tiene— a su propia terreno, como disputa por las distintas instancias de poder del estado, y como propuesta de vida para quienes tienen la 65 66 especffica vocacién del servicio comunitario. Lo curioso es que si anteriormente la concepcién totalizadora de lo poli- tico, que levaba a mirarlo y medirlo todo desde la politica, llev6 paradojalmente a una restriccién de su concepto en el plano de la misica (misica politica es mtisica que hace una cierta politica), hoy dia la res- triccién de la practica politica, permite un empleo del término «politica» en un sentido mas amplio y més noble, por asf decirlo, apareciendo as- pectos que anteriormente no fueron debidamente comprendidos por cau- sa del esquematismo impuesto por los tiempos. Recién hoy dia podrfa mos comenzar a entender la forma en que una cierta conciencia politica, entendida en sentido amplio, como sentido de la solidaridad, como senti- do de los valores humanistas, como denuncia de la indiferencia, como sentido de los valores ecolégicos, como sentido de los valores sociales, no sdlo es una forma frecuente de contenido que adopta la creacién popu- lar, sino que es un componente esencial de lo popular, apareciendo bajo las més diversas formas a lo largo de casi todos los géneros conocidos. Esta manifestacién de conciencia social que viene a ser lo politico en sentido noble podemos encontrarla facilmente, sea abiertamente asumida como tema, o implicita en textos que en apariencia no tienen este carac- ter. Ellaes, en definitiva, la forma en que se manifiestan en la vida huma- na los valores que se ponen en juego en la sociabilidad, De este modo, «politica» no debe ser ahora entendida como accién en vistas de la conse- Gucién de fines de poder de ciertos grupos, sino como modo en que se muestran y se impulsan los valores sociales, aquellos que tienen directa- ‘mente que ver con la vida en comin. Asi se revela, que la cancién llamada «politica, en el sentido restrictivo de los-sesenta, no es otra cosa que una forma extrema de lo que en la miisica popular ha existido desde siempre, es decir, de la sensibilidad social y de los valores que esta-conlleva. Seria demasiado largo intentar una demostracidn de que ha sido la cancidn popular francesa la que desde el origen de la cancién popular ha abordado este tipo de temitica. Esto se ha debido a las caracteristicas propias en que aparece la conciencia social en Francia, y no es ajeno a ello, el hecho histérico mayor de la revolucién francesa. Pero sin entrar en este tema, permitanme citar como ejemplo de esta politizacién tan presente en toda mtisica popular, una cancién inter- pretada por Edith Piaf y grabada por ella en 1938, que sin ser paradigmatica, representa claramente lo que estamos tratando de mostrar. Digamos ade- més que la hemos tomado al azar, pues ella es una més dentro de un repertorio en que abunda este mismo espfritu: El gran viaje del pobre negro (Cloerc y Asso) Sol de fuego sobre el mar rojo ni una ola, nada se mueve sobre el mar un barco viejo que se dirige a Borneo. Y en las calderas llora un negro un negro negro, negro flaco y las aguas parecen querer su cuerpo. Ohio ohio, el Tata Dios no es bueno yo no querer dejar pais yo querer ver gran barco que vorita fuego y camina por el agua. Y sobre el puente me dormi entonces barco partié y capitan me dijo asi: ‘Negro carbén trabajara’. El Tata Dios no es bueno Yo no querer abandonar pais, Ohio ohio Siempre més lejos al otro lado del mundo el viejo barco sigue su ruta el mundo es grande, siempre hay puertos siempre mas y mas lejos. Y en las calderas Hlora un negro un pobre negro, negro flaco. 6 Ohio chio el Tata Dios no es bueno ahora perdi pats pais mio lejos sobre el agua yo trabajar sobre el buen barco. Siempre aqui como en el infierno nunca mds ver danzar el mar nunca més ver cielo azul pobre negro desgraciado. El Tata Dios no es bueno yo no querer abandonar pats. Al fondo del cielo sobre el mar calmo en la noche clara él ve palmeras entonces grita: ‘es mi pais’ y salta al mar. Y entre las olas canta un negro, tun negro negro, negro flaco y las aguas parecen querer su cuerpo Ohio ohio Tata Dios sea bueno Iéveme de nuevo a mi pats. Tata Dios aytidame que no voy a poder seguir nadando, Pafs demasiado lejos para llegar y pobre negro cansado Tata Dios... Adids pats Adis todo el mundo... Aqui vemos antirracismo, erftica de las condiciones de trabajo de los ne- gros, denuncia de la explotacidn. Se trata de una cancién politica en el sentido amplio y valérico en que hablébamos, y sin embargo, no necesa- riamente politica en el sentido restringido de los sesenta. Canciones como éstas hacen legién en el repertorio de la cancién popular francesa y exis- ten también en forma nutridisima en la mésica popular latinoamericana. La explicacién de esto, ami juicio, es que un componente esencial de la sensibilidad popular es precisa- mente la solidaridad que brota desde un suelo cultivado durante siglos en el seno de las familias y las sociedades. La conciencia popular en Francia y en-paises.comolos.nues- tros, esta f formada por los valores cristianos, e independiente de que estos valores se asuman conscientemente 0 no, ellos forman parte de la sensibilidad popular. Esto hace que cuando esta sensibilidad se expresa, aparezca necesariamente este aspecto. Uno de Jos ejemplos més claros en nuestra musica popular es el de Violeta Parra, quien en mu- chas canciones trasunta los valores humanistas del cristianismo popular. En este tipo de canciones, estos temas se manifiestan en formas politicas muy diversas, de alabanza al trabajo de obreros y campesinos, de denuncia de las injusticias sociales, de lamento:por= lasuerte de los menos favorecidos, de esperanza en. una vida més libre, etc.Este tipo de- iextos se encuentran también en esta forma espontanea en las canciones de Victo “en innumerables ejemplos de miisica folclérica, y hasta en obras més desarrolladas sur- gidas dentro del movimiento de miisica popular, como la Cantata Santa Marfa. Esta es una-de las razones por las cuales una de las fuentes principales de Ta misica politica en sentido restringido, es decir, la misica de protesta-de-los-aiios-sesenta, ha sido precisa- mente el fo! : Es interesante entonces constatar que la cancién politica en el sentido valérico, es decir, con temdticas en que se ponen en juego valores sociales, es una constante dentro de lo popular, y que sien los afios sesenta la cancién popular alcanz6 los niveles de politizacién excesiva que sabemos, ello ha tenido lugar tinicamente sobre la base de que, desde su otigen, estos valores solidarios han estado siempre presentes en la creacién popular. Lo popular no es inicamente un género de miisica més, definible por caracteristicas forma- les, tanto musicales como de texto, sino ademas la manifestacién de una sensibilidad determinada, que es la del pueblo de donde surgen, y que por ello, lleva implicita expe- Tiencias y valores que en cada caso deben aparecer. En el caso chileno, como en el caso francés, aunque con diferencias que también son apreciables, esta sensibilidad ha tenido Como uno de sus componentes esenciales, valores solidarios surgidos de la religiosidad Popular. Eso obliga en cada caso a definir los contenidos precisos en que lo popular se Manifiesta, contenidos esenciales que serviran posteriormente para aclarar la presencia de aspectos formales que no serian comprensibles por si mismos, En el caso de la misi- Ca chilena, la cuestién valérica es tan importante, que sin ella, jamés podrfamos llegar a “omprender como en un momento particular de su historia, la cancién llegé a politizarse hasta grados extremos, sin dejar de ser un aporte cultural y artistico, y sin transformarse . Un mero mensaje propagandistico, sin mayor alcance que los ofdos de los adeptos ala “ausa. i) 70 Yo no canto por cantar ni por tener buena voz, canto porque la guitarra tiene sentido y razén. (de «Manifesto», Victor Jara) EI sentido y la raz6n de la guitarra de Victor Jara, como la de todos los artistas verdaderamente populares, nunca residié en la complicidad mili- tante que pudieron haber tenido sus compafieros de ruta politica, sino en la presencia y vigencia de los valores sociales que conforman la sensibi- lidad popular, y que hace que las canciones, cuando logran traducir el alma de los pueblos, sigan presentes y escuchdndose, a pesar de los silenciamientos forzados impuestos por las dictaduras o por los medios de difusion. La vocacién de los artistas populares tiene precisamente que ver con este abrirle paso.a la voz silenciada y hacer que se potencie el_ valor de su mensaje. Esta unidad en que la voz del individuo se confunde con la voz de su pueblo ha sido siempre-y_precisamente Ja forma més profunda de definir lo popular. Es asf como lo popular se hace politico y lo politico se hace popular. a ial

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