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CoN TECNICA a SOBRE LA EVALUACION DE LA SEGURIDAD DE LAS PRESAS DE MATERIALES SUELTOS ! Antonio Soriano Pefa. ; Dr. Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, Profesor Titular de la Universidad Politécnica de Madrid. INGENTERIA CMTE ? Francisco Javier Sanchez Caro. F Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos Ingenieria del Suelo, S.A. } RESUMEN E Seguin el nuevo “Reglamento técnico sobre seguridad de presas y embalses” las presas espatolas han de clasificarse, en funcién del riesgo que entrafian, en tres categorias. En consecuencia parece logico que Ia seguridad de las presas sea también clasificada y esté de acuerdo con la categoria del riesgo. En este articulo se describen las lineas nerales que pueden servir de guia para evaluar la seguridad de las presas de materiales sueltos y se ilustran con algunos ejemplos. También se exponen algunas ideas sobre la investigacién de ciertas patologias. ABSTRACT According to the new “Reglamento técnico sobre seguridad de presas y embalses”, all spanish dams have to be classified into three categories depending on the risk they impose. As a consequence, it seems appropriate that the safety of dams be also classified and be in agreement with the risk category. In this paper, general guidelines are described for evaluating the safety of earth and rockfill dams and some examples are given. Some ideas about the investigation of dam pathologies are also considered. INTRODUCCION El nuevo Reglamento de Seguridad (1996) exige que los proyectos, las construcciones, los planes El asunto principal que se quiere tratar aqui es la evaluacién de la seguridad de las presas de ma- teriales sueltos existentes, El tema es de actualidad porque la seguridad de las presas evoluciona con la ‘edad y no es posible garantizar que las presas, que fen su dia eran suticientemente seguras, hoy sigan siéndolo. Esto es particularmente cierto cuando se ‘considera, ademas, que lo que se entiende como sguridad necesaria” es un concepto cambiante y ‘cada dia mas exigente. ac E. avis 2 este ‘aticulo, que deberdo sar remit aa Redaccicn de fa ROP. antes del 30 de marzo de 1998. de llenado y las explotaciones de los embalses se- ‘an analizados desde el punto de vista de la seguri- dad, Las presas, ademas, deben ser revisadas pe- ‘édicamente para evaluar sus condiciones de se- ‘uridad. Estas condiciones serdn tanto més estric- tas cuanto mayor sea el dafio potencial. A esos ‘efectos, se establecen tres categorias de presas ‘segin el riesgo que entrafia su rotura. Son las de- nominadas categorias A, B y C. Si bien existen ya varios trabajos que permiten definir una cierta me- REVISTA DE OBRAS PUBLICAS/DICIEMBRE 1997/N° 3.371 97 ‘Antonio Soriano Peis y Francisco Javier Sanchez Caro todologia para abordar esa clasificacion (J. Yagiie (1996), M. Se- rrano (1996), L. Berga (1996) y J. Penas (1996), entre otros) no cxisten tantos acerca de los posibles procedimientos para eva~ luar la seguridad aunque, evidentemente, el tema ha sido trata do en buen niimero de ocasiones (E. Vallarino (1985 y 1994), A Soriano (1985), R. del Hoyo (1996), M. Castillo (1994), R. Lafitte (1994), J.M. Gaztafiaga (1994), J. Yagule (1994) y M. Alonso Franco (1994) de las publicaciones de las jomadas espariolas de presas y del curso de seguridad de presas), La prdctica del ejercicio de evaluacion de la seguridad de las 'resas no esta bien establecida en nuestro pals. Los casos en os que se han analizado asuntos de este tipo han sido aborda- dos de una manera singular; cada técnico 0 grupo de técnicos {ue ha tenido que abordar un problema de esta indole ha defini- do la forma de proceder més conveniente para su caso concre- to. En lo que sigue se intentan transmit algunas ideas que pu- Gieran ayudar a terceros en el proceso de evaluacién de la se- Guridad de las presas. Para poder concretar algo el trabajo se consideran Unicamente las presas de materiales sueltos; las presas de fébrica s6lo se consideraran de manera secundaria, ‘en lo. que sea necesario, para istrar el tema en cuestin. Aunque se dice que el tema se refiere a presas existentes, el proceso de andiisis que se describe se intenta que sea aplicable 4 presas que estén en sus primeros afios de vida o incluso en ‘construccién. También podrian aplicarse las ideas que aqui se ‘punten en la evaluacién de la seguridad ya implicta en los pro- yyectos. Los distintos aspectos que se quieren considerar segui- ‘an un orden similar al de avance de la vida de las press, ini- ‘iiéndose en las tareas de eleccin del tipo de cerrada y del tipo de presa y, en ese sentido, la parte inicial de lo que se dice, po- ria ser aplicable @ la revision de los proyectos de presas ain no ‘construidas. FORMAS DE MEDIR LA SEGURIDAD. METODOS PROBABILISTICOS Los técnicos, acostumbrados a cuantificar las cosas que ‘manejamos, querriamos poner también numeros en el problema de la seguridad. Seria muy bueno para nosotros que existiese alguna forma de medir la seguridad. Por desgracia, hoy no exis- te, a efectos practicos, ninguna manera de hacerlo aunque exis- ten algunos indices parciales que pueden ser utiizados para la ‘cuantificacién aislada de alguna parcela de la seguridad, ‘Se ha intentado y se sigue intentando, medir el riesgo de las bresas en términos econémicos, evaluando los dafios que pue- e causar la rotura de la presa, incluso poniendo precios a las Vidas humanas. El esquema de ese proceso es el que se indica (en la Fig. 1. El producto de la probabilidad de ocurrencia anual {de cada uno de los modos de fallo previsibles por el coste del dafio correspondiente daria una medida del “riesgo anual” ati- buible a cada una de esas formas de rotura, La suma de esos “riesgos' integrada a lo largo del tiempo conduciria @ una medi- 98 REVISTA DE OBRAS PUBLICAS/DICIEMBRE 1997/N' MODOS DE FALLO POSTBLES a del riesgo global durante la vida util que se establezca. Ese ‘camino conduce siempre (salvo aquellos casos excepcionales de alta probabilidad de rotura) a situaciones que implican el pro- ducto de cantidades muy pequefias (la probabilidad de fallo) por otras excepcionalmente aitas (el dafio). Son problemas del tipo “cero x info” que conducen a una indeterminacién del riesgo ¥ en consecuencia’ no pueden utiizarse como una medida de la seguridad. Podtria efminarse del proceso el intento de evaluar los dafios ue Ia rotura de la presa puede causar y evaluar Unicamente su Probabilidad de fallo. Esto ain exige defini una estructura pro- babilstica para cada una de las variables que entran en el pro- Cces0 y esto es précticamente inviable. El problema queda domi- ‘nado nor la forma de las “colas" de esas distribuciones. Si dic ‘85 ya establecer con alguna precisién cual es el valor medio de tun determinado parémetro, mas dificil es definir con precisién ‘alguna medida de su dispersién y mucho més dificil ain estimar la forma de la distribucién en las zonas de pequefia probabil- dad, Por otro lado, existen en las presas aspectos que no son ‘susceptibles de una cuantifcacion clara tales como el problema de la erosién interna en el cimiento. Aun hoy no se sabe cuanti- ‘car claramente ese fenémeno. En sentido contrario, existen as- ‘Pectos que podrian ser susceptibles de alguna cuantificacién ta- les como es e! desbordamiento por coronacién o el riesgo de Gesiizamiento. Ain asi, cuando se trata de probabilidades pe- ‘quefias, ol resultado se vuelve muy impreciso. En esquema y para situaciones muy sencillas, se podria pensar que un modo de fallo pocria estar caracterizado por una sola variable, Por ejemplo, en el caso del modo de fallo de des- bordamiento por coronacién se podria plantear el problema s6lo €en términos del caudal punta de la avenida. Ain con esa grave limitacién, habria que estimar la probablidad anual de que la “accion” (la avenida) supere a la “resistencia” (a capacidad de ‘evacuacién). Con ese esquema, que se ilustra en la Fig. 2, se podria calcular la probabilidad anual de rotura si se desea, in- tegrindolo a lo largo de fa vida uti, la probabilidad total de fllo ssegtin ese modo. Este célculo necesita la definicion de una es tructura probablistica no sélo de la accion sino también de la resistencia ya que la “capacidad” del aliviadero es también un dato que no se conoce con precision. La aplicacién de este es- ‘querna a otros modos de fallo tales como el desiizamiento del cuerpo de presa o de los taludes del vaso, es mas dificil. Como se ha dicho, cuando se trata de aspectos tales como la erosién intema, el posible célculo de probabilidades parece ya inviabl. CALIFICACION DE LA SEGURIDAD. CLASES DE SEGURIDAD Viendo que el estudio explicito de la seguridad no es viable en la practica, conviene abordar el problema indirectamente me- ciante la consideracién parcial de una serie de aspectos relacio- rnados con el proyecto, a construccién o la explotacién. Cuando Un determinado aspecto sea susceptible de cuantiicacién sera recomendable el ejercicio correspondiente, en otros casos, que seran la mayoria, s6lo se podré calificar la seguridad atendiendo ala “calidad” del proceso que se siguié al considerar el aspecto ‘en cuestién, ‘Aunque no existan pardmetros claros de medida, se puede intentar una cierta calificacién en lo relatvo a la seguridad, Si- ‘Quiendo algo el espiritu que se establecié en el desarrolo de la tecnologia de la seguridad nuclear se podtia intentar establecer varias “clases de seguridad’. Esas clases podrian denominarse A’, *B" y °C" y podrian coresponder a las seguridades exigh- bles a las presas ya calificadas con esas mismas letras en el ‘nuevo “Reglamento de Seguridad” en funcién del dafio que cau- saria su rotura, sas tres clases de seguridad, a su vez, podrian defini, al ‘menos en sus rasgos generales de manera que existiera un pro- Ccedimiento algo objetivo que permitiese clasificar cada presa en el grupo correspondiente. En lo que sigue se tiene en mente ese ‘esquema para avanzar algo en esa posible definicién. En la clase de seguridad "A", a modo de ejemplo, se podria ‘exigir que, en cualquier andlisis de segurided que pudiera reali- zarse de manera explicita, la probabilidad anual de rotura co- rrespondiente a cualquier modo de fallo que pueda implicar et vaciado no controlado del embalse fuera inferior a 10“Yafo. Esta citra, que en general no podra verficarse directamente, puede servir de guia en el proceso de evaluacién. En términos de ave- niidas y de manera aproximada, esa cifra conduciria a disponer alviaderos capaces para evacuar caudales cuyo petiodo de re- SOBRE; LA EVALLACION DE LA SEGURIDAD DE LAS PRESAS DE MATERIALS SUELTOS RESISTENCIA [@ ACCION |. f Fe) Uf fy an} de 0 0 [Four rauactn den rota ot] toxno fuese del orden de mil siglos. Un periodo de retoro simi- lar habria de exigire en el estudio del sismo que pudiera provo- carla rotura de la presa. Eso conduce a definiciones como son la PMF (avenida maxima probable o posible) 6 el TMC (terremo- to maximo crelble 0 razonablemente posible) que son concep- tos dificimente cuantificables aunque en la tecnologia actual se estén estableciendo procedimientos y metodologias que permi- ‘ten una definicién aproximada, La probabilidad de fallo que se indica para la clase "A" pare- ‘ce muy baja. La inteligencia humana no parece capaz de distin- Quir probabiidades tan pequefias. Igual que nuestros ojos no distinguen mas que un determinado nimero de imagenes cada segundo 0 nuestros oidos son incapaces de distinguir frecuen- cias fuera de un cierto intervalo, es posible que nuestra mente sea incapaz de detectar tan bajos niveles de riesgo como la s0- ‘cledad esta dispuesta a aceptar. La probabilidad que se indica (10*/afc) seria precisamente la que tiene una persona de que ‘acierte con “el gordo” en la loteria de Navidad cuando juega un slo nimero. No parece que la sociedad acepte riesgos mayo- res con las roturas incontroladas de las presas. En|a clase de seguridad “B” esa probabilidad nominal de ro- tura incontrolada podria reducirse entre uno y dos ordenes de magnitud, Esto es, que la probabilidad maxima de rotura con ‘vaciado incontrolado del embalse, no superase una cifra entre 10*/afio y 10°afo. Esa cira habria que precisaria, En cuanto a las presas de clase C podria no fiiarse un limite ‘especifico ya que, al no implicar més que riesgos econémicos, la probabilidad de fallo podria ser bastante mas alta. En cual- ‘quier caso no parece prudente construir presas en las que un ‘posible calculo explicto de fa probabllidad de rotura condujera a ‘una probabilidad de rotura con vaciado incontrolado superior a 10%/aio, REVISTA DE OBRAS PUBLICAS/DICIEMBRE,1997/N" 3.371 99 Antonio Soriano Peta y Francisco Javier Sanchez Caro En términos no cuantitativos podria definirse como clases de seguridad "A", “B" y “C” aquellas en las que se han tomado to- das las precauciones técnicamente posibles para garantizar la seguridad (Clase A) 0 se han tomado sélo aquellas que son de Un coste moderado (Ciase B) 0 se ha seguido un proceso en el ue se admit cierta probabilidad explcta del falo porque sélo ‘existon riesgos materiales (no de vidas humanas) y se han pro- yectado, construido y/o explotado con criterias de coste total ‘minimo (ataguias de algunas presas, a modo de ojempl), Es claro que la definicion de las clases de seguridad que aqui se hace es débil, se trata s6lo de un primer intento para es- tablecer unas bases de discusién que permitan avanzar en el fu- turo, Puede que en lo que sigue, revisando cada paso de la vida de la obra con este esquema de seguridad en la mente, se acla- re algo lo que podria entenderse como cada una de las tres cla- ses de seguridad mencionadas. MODOS DE FALLO DE LAS PRESAS DE MATERIALES SUELTOS Para evaluar la seguridad de las presas es preciso detfinir tuna serie de “mods de fallo". Una vez establecidos cada uno de es0s modos, sera necesario el intento de evaluacién de la posibilidad de ocurrencia de cada uno de ellos. Seria posible, después, intentar la calficacién de la seguridad como sintesis de los ejercicios precedentes. Parece evidente que cualquier técnico, al construr su obra, piensa en las posibilidades de falo y trata de imaginar la forma ‘en que éste puede producirse, Hoy, para el caso de las presas de tiera, este ejercicio es mas facil de realizar que hace unos afios, ya que existen posiblidades recientes de conocer datos relativos a las formas en que fallaron algunas presas. Tales da- tos pueden consultarse en las publicaciones del ICOLD citadas €en las referencias al final de este articulo asi como en otras pu- biicaciones mas especificas que pueden encontrarse en la Ii teratura técnica, El andlisis de esa informacion esta llevando a los técnicos in- teresados en investigar sobre el tera a proponer ciertas clasifi- caciones de los modos de fall. Desde el punto de vista de los autores de este articulo, parece interesante una clasifcacion en tres grandes grupos, a saber: V 1.- Roturas violentas. Serian aquellas que liberan el agua ‘embaisada en pocas horas creando una inundacién impor- tante aguas abajo. La presa queda parcial o totalmente des- truida. ‘¥ 2.- Roturas con vaciado controlado. Serian aquellas que pprovocan o requieren el vaciado del embalse y permiten ha- Cerio de una manera controlada, sin dafios a personas ropiedades. La presa necesita después una reparacion im- portante para volveria a poner en servicio. ¥'S- Incidentes graves. Serian aquellos fallos que obligan ‘una limitacién de la explotacién o incluso a un vaciado par- 100 REVISTA DE OBRAS PUBLICAS/DICIEMBRE 1997/" 3.371 cial, para restitur la funcionalidad de la presa, En caso de ’presas en construccién obligan a paralizar la obra y reconsi- 150 ALTURA DE PRESA (m) de mantenimiento, posibles recrecimientos, posibles tratamien- tos del cimiento durante o tras el llenado o, incluso, las posibles desviaciones durante la construccién que pueden esperarse ‘mayores en uno u otro tipo de presas. El motivo principal que lleva a construir presas de fabrica es la capacidad necesaria del aliviadero. Los grandes caudales cobligan a alviaderos importantes que suelen construirse con es- tructuras de fébrica y eso inciina a extender el uso del hormigén 8 toda la presa. Ese ha sido el argumento preferente en la selec- cién de! tipo de presa en los grandes rios espafioles, especial- ‘mente tras la rotura de la vieja presa de Tous. Son ejemplos de ello las modemas presas de Itoiz, Rules y Rialb que, teniendo posibles soluciones alternativas en materiales sueltos, se han juzgado mejores en hormigén fundamentalmente por razones de seguridad frente al desbordamiento, Las presas de fabrica no pueden construirse en todas las cerradas pero el mite de esta tipologia de presas se esta exten- diendo cada vez a cerradas de menores resistencias y conse- uentemente de mayores deformabilidades. Existen presas im- Portantes donde esta cuestién se ha planteado claramente y en las que se ha debatido con intensidad el problema antes de de- ‘idir que la solucion de fabrica no es viable. De todas las situa cones de debate conocidas por los autores en ninguna se ha Podido desechar técnicamente la solucién de fabrica Como se ha dicho, las soluciones de tierras se pueden cons- ‘ruir en cualquier cerrada y pueden ser, en principio, igualmente ‘seguras, incluso ante avenidas extremas, que las soluciones de hormiggn. Ademés, no suelen ser de mayor coste. En Espafia y recientemente, parece que se ha inclinado la balanza hacia la cconstruccién de presas de fabrica y s6lo cuando éstas no son TONDELAS GURIDAD DE. LAS PRESAS DE MATERIAL Figura 8 Mistograma de alturas de presa, Viables, se considera la construccién de presas de tierras. Esta moda puede tener su génesis en la ya varias veces ‘mencionada rotura de la presa de Tous. Desde aqui se ‘uiere repetir que es posible construr con la seguridad debida presas de tierra incluso en los grandes rios. Puede {ue en el prdximo futuro las razones medio-ambientales y/o razones de envejecimiento inciinen la balanza hacia el Uso de presas de materiales sueltos. Estadisticamente parece que la seguridad global de las presas de hormigén fue mayor que la correspondiente a las presas de materiales sueltos, pero hoy, consideran- do las presas modemas (después de 1950) no puede ad- vertirse ninguna diferencia notable. Las presas de hormi- ‘96n presentan roturas @ incidentes en cuantia semejante 4 las de las presas de tierra; aunque no sean tan sensi- bies frente a los rebosamientos por coronacién, ni sean susceptibles a problemas erosivos del cuerpo de presa y ‘sean aproximadamente igual en su afeccién frente a pro- blemas del cimiento, son claramente menos seguras en los asuntos relacionados con el envejecimiento. La decision det tipo de presa suele tomarse antes de Iniciar la construccién pero no son pocos os casos en los que esta decisién se replantea una vez iniciada la construccién de la 'resa. Ei cambio de tipologia suele venir motivado por razones {de muy distinta indole, aunque es muy frecuente que tal cambio ea justiicado exclusivamente por razones geolégico-geotéeni- cas. Seria conveniente que el proyecto primero que se haga de la presa decida ya el tipo de obra a realizar. No parece bueno iniciar ta construccion de las obras sin tener ol asunto sufciente- mente claro. En experiencia de los autores, los cambios de tipo- logia durante la construccién pueden conducir a mermas en la seguridad y salvo una justiicacion suficientemente clara, deberi- an evitarse. ‘TIPO DE PRESA DE MATERIALES SUELTOS ADECUADA. La seleccién de materiales de construccién esta ligada es- trechamente al tipo de presa a construit. Hoy parece evidente ‘que las presas de materiales sueltos se pueden construir con précticamente cualquier tipo de suelo o roca, aunque siempre Tequiere la utiizacion de algin material impermeable que puede {formar todo o parte del cuerpo de presa Los factores que influyen mas en la seleccién de uno u otro, tipo de presa son la disponibilidad de materiales locales, ta cali- ddad del cimiento y las condiciones de construccién (fundamen- talmente el clima). La eleccién del tipo de presa, dentro de las tipologias de ‘materiales sueltos, es un ejercicio en el que se puede influir en la ‘seguridad de las presas. De forma muy esquemitica, la Tabla I! REVISTA DE OBRAS PUBLICAS/DICIEMBRE 1997/N" 8371 105 ‘Antonio Soriano Peia y Francisco Javier Sinchea Caro Poet adanthar ei Svat ans oe Cron 7y TIPO DE CERRADA. MATERIALES QUE EXISTEN EN LA ZONA CLASE 1 CLASE 2 CLASE 3 ‘Sélo materiales impermeables (a) Presa homogénea Presa homogénea No aplica ‘Solo materiales permeables Poco frecuente Solucién especial Presa de pantalla (b) Presa de pantalla Existe todo tipo de materiales, Presa homogénea o presa de nticieo (c) Presa denucleo Presa de niicieo TIPOS DE CERRADA Clase 1.- Valles aluviales amplios con depésitos de suelos de gran espesor. Clase 2.- Valles con depésitos de suelo de espesor moderadio y laderas en suelos 0 en rocas blandas, Clase 3.- Valles con depésitos de suelo de espesor moderado y laderas rocosas fimes, a. Para fitros, drenes y protecciones se necesitan otros materiales. b.- Las presas de pantalla exigen una consideracién especial del encuentro pantalla terreno en estas circunstancias. .- En estas condiciones las presas de niicleo pueden ser mas adecuadas para mayores alturas de presa que las homogéneas y viceversa. agjunta indica el tipo de presa que puede ser ms adecuado y fen consecuencia mas seguro, en funcién de los materiales que cexistan en la zona y del tipo de cerrada Las presas homogéneas son la solucién més frecuente y la ‘mas natural en aquelas situaciones en las que la altura de presa ‘es moderada. La mitad, aproximadamenta, de las presas espa- fholas de materiales sueltos son de seccién homogénea, cons- truidas basicamente con un mismo tipo de material aunque cexista ciera selecci6n del mismo para colocario en una u otra parte de la presa y existan, también, materiales especiales como Son los fitros, os drenes y las protecciones extemas. Son ejem- plos claros de este tipo de solucion las presas de La Pedrera y la de Barbate, por citar dos que sean bien conocidas por los au- tores. Las presas de nicleo son mas indicadas en aquellas ocasio- nes en las que el cimiento puede soportar un cuerpo de presa con taludes externos més pronunciados, con el consiguiente ‘ahorro de material y siempre que el material alternativo, los es- ppaldones que protegen al nucleo, exista en abundancia, Aproxi- ‘madamente la cuarta parte de las presas espafolas de materia- les suettos son de este tipo y como puede verse por la estadist ca parcial que se ofrece en las figuras adjuntas, es una solucién que suele resuitar mas conveniente en presas de mayor altura. Las mayores presas de tierra espafiolas son de este tipo, como € el caso de la presa de Canales, la mas alta de materiales ‘ueltes en Espaia (156 m) 0 lo son la nueva presa de Tous o las de Zahara, Zutre, Baiios de Montemayor, Rivera de Gata, Gii- baile, Calanda, El Bayco y Pajares, por citar algunos ejemplos ‘mejor conocidos por los autores. Las‘presas de pantalla impermeable, en fin, formarian el tipo restante de las presas a considerar. Su necesidad es clara en 106 REVISTA DE. OBRAS PUBLICAS/DICIEMBRE 1997/N* 3, aquellos casos en los que no existe un material natural imper- ‘meable 0 su extraccién no es admitida por la sociedad, hechos estos que se dan en muy contadas ocasiones. Las presas de pantalla exigen que el cimiento tenga una cierta calidad ya que ‘el encuentro de la pantalla con el terreno requiere una zona de unién con cierta resistencia, preferiblemente una roca sana. Otro tipo de ventajas, tales como la simplicidad del proyecto o las fa- cilidades de construccién, ha motivado que se construyan pre- ‘sas de este tipo en Esparia tan importantes como El Siberio, Huesna, Martin Gonzalo, Alflorios o Undirraga, por citar algu- Nos ejemplos mejor conacides por los autores, ‘Ademds de los tres tipos basicos indicados existen otros ti- os de presas de tierra posibles tales como los de niicleo cen- tral bituminoso, que en Espafia ain no existe, ya que ain no se hhan dado las condiciones necesarias para que su construccién sea atractiva. Laseleccién de uno u otro tipo de presa de materiales suel- tos es un proceso tipico de proyecto en el sentido de necesitar luna via de aproximacién al problema en tases de detalle cre- ciente. Con un estudio previo de la cerrada y de los materiales €s posible tantear distintas altemativas, La altemativa que se ha indicado como mas adecuada o més segura en los parrafos precedentes debe tantearse, pero puede no ser la mas conve~ riente en cada caso concreto cuando se tienen en cuenta todos los factores y no s6lo los materiales y la cerrada. A mado de ejemplo pueden citarse los inconvenientes serios que puede re- presentar la construccién de un niicleo arciloso en climas de ‘montafia Asi ha ocurrido con la presa de Pajares por ejemplo, Seguin indican J. Diaz Mora y otros (1983) en la que s6lo una pe- ‘quefa fraccién del total de los dias del atio fueron aptos para ‘extender y compactar el nicleo. Los tres tipos de presa mencionados pueden proyectarse ‘con la seguridad que el caso requiera, cuando las cerradas y los materiales son adecuados. Es posible que se puedan alcanzar mejores condiciones de seguridad frente a un determinado mo- {do de fallo seleccionando uno u otro tipo de presa, dentro de las de materiales sueltos. Aunque las consideraciones que siguen sean muy subjetivas se quieren afiadir para lustrar algo la posi- bile relacion entre el tipo de presa y las probabilidades de ocu- rrencia de cada modo de fallo. En el caso de desbordamiento de las aguas por coronacién ‘cualquier tipo de presa de materiales sueltos parece igualmente vulnerable salvo que en el proyecto se haya previsto tal contin- 50, IP = 24) que, ademas, presentan un cardcter expansivo (hinchamiento libre del 8%, con una presién de hinchamiento de 3.5 Kp/om?. Este tipo de arcilas se utilizé ‘en la ritad inferior del nicleo, construyéndose la mitad superior ‘con arcillas de expansividad limitada (pp < 1.0 Kp/om, Cuando pueden exist contactos del material del ndicieo con ‘materiales muy rigidos (hormigones, por ejemplo), es necesario garantizer una adecuada seguridad frente a posibles ftraciones. erosivas, En estos casos, puede resultar conveniente dotar a és- te de una mayor flexiblidad en las proximidades de los contac- ‘tos mediante la utlizacion de una arcita claramente més plastica ‘que puede obtenerse, caso de ser necesario, con la adicion arti- ficial de bentonita mezclada con la arcila natural (Como en la re- cconstruccién de la presa de Tous, por ejemplc) En el mismo grafico anterior puede observarse la situacién de algunos materiales usados como nucleos en algunas presas ‘extranjeras un tanto singulares. Se trata de suelos laterticos procedentes de la alteracién, en condiciones tropicales, de ma- ‘eriales tipo volednico (dando lugar a arcilas halloysiticas), de plasticidad muy elevada, que se han utiizado en las presas de Mrica-Soedirman (Central Java, Indonesia) y de Thika (Kenia) Entre las presas europeas, el caso mas notable es quizé el de la presa de Blufi Sicilia Italia), que presenta valores del indice de plasticidad de IP = 35%-65%. ‘Con s6lo las propiedades indice y sabiendo que no existen materiales perjudiciales (yesos u otras sales, materia orgénica, ttc...) puede decidirse el origen de los materiales impermeables REVISTA DE OBRAS PUBLICAS/DICIEMBRE 1997/N* 3.371 107, Antonio riano Pia y Francisco Javier Snchez Caro 50 = ‘*ESPAROLAS: . UTERAS| 40 ~——— 20 INDICE DE PLASTICIDAD 10 5060. 90 100 LIMITE LIQUIDO | laura 8 Postilded del material del ndceo (Carta de Casagrande. | ‘que después conviene caracterizar con mas detalle. En ese pro- cceso de caracterizacién posterior seré preciso determinar las condiciones de compactacién en laboratorio y en ocasiones, en campo (mediante terraplenes de prusba), y estudiar la erosiona- bilidad, la resistencia, la permeabildad, ete En cuanto al material para espaldones quiere apuntarse que, ‘salvo aquellos materiales que presenten un cardcter marcada~ ‘mente evolutivo (yesos y margas yesiferas por ejemplo), existen ‘muy pocos préstamos que no permitan construir espaldones de presas. La condicién fundamental es que la construccién pueda Controlarse, de otra forma no seria posible garantizar su calidad, En este sentido los rellenos de prueba realizados “in situ” pue~ 80 ‘Niemero de: Sh wwAUON@oSEBERS PRESAS DE PANTALLA Numero Prasas = 34 Niimero de. evaaa SBE RES 2 I 0 ° mm 0 (<25 25.20 20.35 35-40 4045 4550 >50 REVISTA DE OBRAS PUBLICAS/DICIEMBRE 1997/N" 3.371 109. ‘Antonio Soriano Pei y Francisco Javier Scher Caro eh eee uae e SEB EEE das; son las presas que se listan, junto con sus datos més signi- ficativos en la Tabla n° 5 al final del articulo. Evidentemente se trata de un estudio parcial o incompleto pero que, a jucio de los ‘autores, permite obtener una cierta perspectiva de la practica cespafiola en ol proyecto de este tipo de estructuras. Para ello, ‘se ha confeccionado la Fig. 11, donde se incluye el histograma ‘correspondiente a la relacién del ancho del nucleo y la atura de 'a presa en la totaidad de las presas espafolas seleccionadas (excepto Arenés y Beninar, ya que éstas presentan una disposi- cién del nicleo claramente inciinada hacia aguas arriba), junto ‘con una seleccién adicional de 123 presas de este tipo corres- Ppondientes a otros paises. En ambos histogramas se distinuen las presas con alturas superiores @ inferiores a 65 m, En ta Fig. 12 se ilustra también este aspecto, en sendos dia- ‘gramas altura de presa frente a la anchura del niicleo. En ellos, puede observarse que si se supone un ancho tedrico del nucleo ‘en coronacién de 5 m la suma de taludes del ndcleo da lugar a tuna anchura maxima que excede del valor anterior en b metros, ‘obteniéndose como correlacion tipica que b/h = 0.5. Finalmente en la Fig. 13 se presenta la correlacién que esta- 200 Um? escollera), maxime en el espaldén de aguas arriba. De esta forma y utilizan- do espesores de tongada moderados, se reducen las deforma- cones que, por humectacién, sufi el material granular del es- ppaldén y se evitaré que la presa, en su primer llenado, sufra un fendmeno de “colapso importante" (Rivera de Gata, Canales, etc) ‘Con este tipo de materiales suelen ulilizarse compactadores, de rodillo liso vibrante, de peso estatico elevado. Antiguamente ‘se realizaba el apisonado estatico de estos materiales, incluso el simple vertido, dando lugar a asientos diferidos muy impor- tantes, tal como se refleja en la Fig. 18 (tomada de J.L. Sherard y J. Barry Cooke, 1987) Es una buena prdctica establecer los espesores de tongada de los espaldones tras realizar las oportunas dreas de ensayo, Esto parece exigible si se desea obtener la maxima calidad. Los informes técnicos que se hagan durante la construccién oben agjuntarse, junto con los demas documentos técnicos, €en el archivo de la obra. En particular debe prestarse especial atencién a las desviaciones de proyecto que puedan presentar- ‘se; cualquiera que ocurra debe quedar justificada. EI proyecto de liquidacién debe resumir los documentos de control de cali- {dad de la ejecucion y referenciarios debidamente. En cada presa existiran elementos especificos (posibles pan- tallas continuas de estanqueidad en el cimiento, proteccién de los paramentos de la presa, obras de correccién en las laderas del vaso, galerias, etc...) que deben recibir un tratamiento seme- jante. No se mencionan expresamente las obras de hormigén ni los elementos metalicos dado su cardcter especifice no geotéc- nico pero que, evidentemente, deben ser objeto de un control documentado similar LA AUSCULTACION DURANTE LA CONSTRUCCION La observacién del comportamiento de la presa debe co- ‘menzarse tan pronto como sea posible. Los aparatos de auscul- tacién que se coloquen deben comenzar a leerse tan pronto co- ‘mo sean instalados y los datos que se obtengan han de ser de- bbidamente interpretados. Buena parte de la auscultacion de las presas de tier esta destinada fundamentalmente a detectar posibles desviaciones de la realidad respecto al proyecto. Ese € el caso, por ejemplo, de la observacién de asientos durante Figura 17. Espesor de tongada después de compactar (Nicleo). REVISTA DE OBRAS PUBLICAS/DICIEMBRE 1997/N" 3.371 119 Antonio Soriano Peiay Francisco Javier Snches Caro Murchinson dam, 4m Escollera ‘compactada ‘Alto Anchicaya Dam, 140m ‘Mackintosh Dam, 75m Foz do Arela"dam, 160m Dix River Dam, 84m Nantanala Dam, 80m Escollera ‘vertida Aslento de coronacién, cm Exchequer Dam 180m ° 6 10 15 20 ‘Anos desde fin de construcci6n | Figura 18. asientos diferidos en escolleras compactadas y vertidas. {a construccién 0 de la observacién de presiones intersticiales ‘en el cuerpo de presa o en el cimiento, ‘La observacién durante la construccién puede alertar sobre, problemas no previstos. Esto permit darles solucion y prose- ‘ir su evolucién. Como ejemplo de lo anterior puede citarse la construccién del desagie de fondo en falso tunel de la presa de Zahara-El Gastor. La nivelacién periédica de su solera permitié detectar ‘que el asionto era irregular. En la zona del niicleo y debido a la descarga tensional de éste, se producian asientos menores que fen las zonas inmediatas aguas ariba y aguas abajo del nucleo. Estas nivelaciones, junto con la auscultacién de convergencias: del tunel permitieron proyectar y construir los refuerzos necesa- fos (en un tramo de unos 20 m de longitud en la zona de aguas arriba del nécleo) para mantener la debida seguridad de la obra, ‘Quiz e! ejemplo més notable de los conocidos por los au- tores en el sentido de la ayuda de la observacién del comporta- miento en la construccién de presas sea el caso de la presa de Barbate. El cimiento de esta presa os blando y, segun los célcu- los de proyecto sdlo se podia garantiza la establidad durante la cconstruccién si las presiones intersticiales en la cimentacion no ‘sobrepasaban cierto limite, La observacién de éstas mediante los piezémetros. de cuerda vibrante instalados en el cimiento Permitieron la construccién segura de la presa. 120 REVISTA DE OBRAS PUBLICAS/DICIEMBRE 1997/N° .371 MODELOS MATEMATICOS En el contexto de la auscultacién puede que sea convenien- te disponer de un madelo matemtico del cuerpo de presa que pueda reproducir los movimientos observados asi como las pre- ‘siones intersticiales que se midan en el elemento impermeable del cuerpo de presa. Existen un buen nimero de obras en que tales modelos se han aplicado, En muchos casos las relaciones tensién deforma- Cién se define en funcién del modelo hiperbélico de JM. Dun- can y CY.Chang (1970). En la Table V se adjuntan algunos da- 10s tipicos obtenidos con esos estucios. CONDICIONES DE EXPLOTACION Puede que la mejor herramienta para garantizar la seguridad de las presas sea la explotacion cuidadosa. Desde el punto de Vista geotécnico conviene que se disponga de un “manual de observacién de la presa" donde se especifique claramente la serie de actividades que periédicamente han de realzarse, entre elas, a lectura de la auscultacién, los informes anuales del ‘comportamiento de la presa y el vaso, las revisiones periédicas {de mayor plazo, etc... Ene! citado manual, redactado con la ex- periencia adquirida mediante la observacién de la presa durante ‘SU construccin, deben fjarse los niveles de alerta que se vean més convenientes para advertir el comportamiento anémalo de algin aspecto o alguna parte de la presa. El nuevo Reglamento de Seguridad define con bastante pre- Cisién los requisitos basicos que han de cumplirse para la explo- tacién de las presas de acuerdo con la categoria de riesgo. INVESTIGACIONES COMPLEMENTARIAS La situacién més usual cuando se quiere evaluar la segut dad de una presa es que exista cierta falta de informacion en al- ‘ain aspecto concreto; a veces las carencias son muy importan- tes. En cualquier caso, el primer paso del proceso de evaluacion de la seguridad debe consistiren el examen detenido de toda a Informacién técnica existente. Con sélo el andlisis de esa infor- ‘macién puede emitirse un primer juicio que, en el mejor de los ‘casos, puede ser concluyente en el sentido de apreciarse und seguridad suficiente y suficientemente bien documentada. ES posible también que queden dudas importantes acerca de algi aspecto relacionado con la seguridad y, en ese caso, sera nece- sario defini la serie de actuaciones ¢ investigaciones necesarias para aclararlos.. I proceso de investigacién necesario para obtener la infor macién que se busca puede ser largo, puede requerr, incuse, Ja ampliacion del sistema de observacién (incluyendo la coloca- cin de nuevos elementos de auscuitacién) y ta observacion la presa durante un cierto periodo, mas o menos largo. En #898 ‘casos conviene hacer evaluaciones de la seguridad intermedias NOCLEO Presa Namero del Exponente Razén de rotura ° * médulo. del médulo Ry im © K n Mrica-Soediiman (Indonesia) 50 070 69 10 30.0 Gura-Apelor (Rumania) 75 022 0.62 a4 180 vito (Portugal) 178 0.20 087 66 168 La Esperanza (Ecuador) 250 0.10 0.90 100 80 Zahara-€! Gastor 75 0.80 0.90 190 220 Canales 100 0.55 0.80 18 23.0 Rivera de Gata 200 0.70 0.80 23 187 ‘Tous (Nécleo Nuevo) 300 0.80 0.80 10.0 30.0 “Tous (Niicleo Viejo) 400 0.80 0.80 20 27.0 ESPALDONES Presa Namero del Exponente Razén de rotura e e médulo del médulo R, wim () K f IMrica-Soediiman (Indonesia) (andesitas) 400 0.20 084 00 450 Mrica-Soediiman (Indonesia) (Mat. excavacién) 660, 0.48 087 00 350 Avito (Portugal) 505 0.19 087 6s 275 Santa Juana * (Chile) 1.484 0.44 0.82 00 500 Rivera de Gata 400 0.70 0.80 0.0 450 Tous 4.100 0.50 0.70 00 4500 Canales 1.400 023 0.83 00 400 Zanara-El Gastor (escollera) 2.500 0.60 070 00 450 Zahara-E1 Gastor (zahorras) 2.000 0.60 0.70 40 35.0 “ Nota: Escolera de presa de pantalla de hormigon medida que se vaya disponiendo de informacién sobre cada aspecto concreto, antes de emitir el informe final Como ejemplo de este tipo de investigacién se puede citar el ‘caso de la presa de La Sotonera descrita por J, Sancho Marco y M. Pérez Cabo (1993), Un tipo de actuacién similar se siguié en el caso de la presa de La Pedrera, publicado por A, Maurandi y otros (1993). Aun- Que los detalles del proceso de revision pueden verse en la pu bicacién mencionada, se quieren destacar aqui algunas de las Conclusiones de mayor interés. Durante-el proyecto y la cons- ‘tuccién se temié por el posible deslizamiento del espaldén de 0uas arriba, ya fuera durante la construecién o durante un \esembalse rapido y por ese motivo se dispusieron una serie de ‘tenes horizontales. Los datos de la auscultacién piezométrica ea presa, que han resultado ser de una gran calidad, apuntan ® que la seguridad frente a ese modo de fallo es suficiente y ‘@puntan también a que la colaboracién de los drenes horizonta- ‘es en la seguridad es practicamente despreciable 0, incluso, negativa. En espaldones'tan impermeables los fiujos de-agua ‘90n tan lentos que los drenes horizontales-s6lo son eficaces ‘cuando estan tan proximos entre sf que los hace econémica- ‘mente de escaso interés. La auscultacién del cimiento puso de relieve que existe un lento proceso de evolucién creciente de las Presiones aguas abajo que conviene vigilar pero que atin no se ‘hacia merecedor de una actuacion especifica de ampliacién del sistema de drenaje desde la galeria perimetral Tras revisar cada uno de los aspectos resefiados en la histo- tia de Ia presa via examen de la documentacién existente y ‘completando el asunto con las investigaciones que fueran nece- sarias para soslayar algin defecto documental, seré posible ca- liicar la seguridad de la presa en cuestiOn segin las tres cate- ‘gorias propuestas. En términos generales, una presa tenia una ‘Seguridad de categoria “A” cuando en todos los aspectos anali- zados merece tal.caifcacién. Si en alguno de ellos la documen- tacién o fa situacién encontrada con las investigaciones muestra ‘alguna deficiencia, sin legar a ser ésta importante, podria consi- REVISTA DE OBRAS PUBLICAS/DICIEMBRE 1997/N* 3.371 121 ntonio Soriano Pei y Francisco Javier Scher Caro coms EN = CamAneADATO 360 ae SPN 331 920 Ws 200 ASIENTOS MEDIDOS DURANTE CONSTRUCCION MovnMIENTOS trios a rie Wn 12-99 aay 360 AGUAS. ARRIBA, AGUAS ABAI0 94g 920 300 200 1260 CONTROL TOPOGRAFICO DE TALUDES ATAGUIA PRESA Figura 19. La observacién ‘de movimientos durante Ja construccién alerté de tuna posible fata de ‘corrigié oportunamente rellenando con acarre0s 6! 1. Tapiz impermeable ‘estabiidad del espakdén 2 Pentalie ce inyeccnin {de aguas arriba que se 3. Oren bajo cuerpo de presa espacio. ‘SECCION TIPO-PRESA DE GIRIBAILE (Tomada de 1 publicacién de J. Martin 1993. IV Jornadas. Murcia) 122 REVISTA DE OBRAS PUBLICAS/DICIEMBRE 1997/N° 3.371 ‘eomprendido, entre presa y atagu derarse que la presa tendria la categoria de seguridad "B". FI. rnalmente cuando alguno de los aspectes importantes que se han mencionado no fueron considerados 0 no existe documen- tacién acerca de su consideracién, la categoria de seguridad se ria C. El asunto de estas clasificaciones queda sélo esbozado en sus lineas generales. Es necesaro realizar un mayor esfuerzo en este sentido antes de poder aplicarlo en los futuros procesos de revision que hayan de realizarse sobre nuestras presas. ESTUDIO DE PATOLOGIAS ESPECIFICAS Las consideraciones hechas hasta aqui pueden servir para cevaluar la seguridad a través de la revision de los documentos de la presa. En muchas ocasiones, la necesidad de evaluar la seguridad se suscita cuando se advierten sintomas de algun ti po de patologia. En esos casos y como paso previo convene también revisar los mencionados documentos; con ello no sélo se conocera la presa en cuestion sino también se obtendra una primera impresion de su clase de seguridad de acuerdo con los, criterios precedentes. En ocasiones, cuando el proyecto y la construccién fueron bien documentados, se pueden tener suficientes elementos de juicio para opinar sobre la patologia en cuestién, para opinar so- bre la necesidad de tomar ciertas medidas e incluso para pro- yectarlas. Como ejemplo de esta situacién quiere citarse la in- vestigacién de un caso patolégico reciente en el que los autores fueron requeridos por la Confederacién Hidrografica del Guadal- ‘uivir para evaluar la seguridad frente a desizamiento del espal- dén de aguas arriba de la presa de Giribaile. La observacién de ‘movimientos durante la construccién (1993, ver Fig. 19) habia ‘creado cierto temor en ese sentido y como consecuencia se ha- bian realizado una serie de refuerzos (rellenos de zahorra) en el pie del espaldén de aguas arriba. Dos afios después (1995) aun 'e temia por la estabilidad del espaldén. La revision de la infor- ‘macién técnica del proyecto, de la construccién, de la ejecucién de los refuerzos y de la auscultacion, que estaban bien detalla- 0, permitié emitir pronto una opinién positiva acerca de las ‘condiciones de seguridad respecto al modo de fallo cuestiona- do. No se juzgé necesario tomar medidas precautorias adicio- rales en ese sentido. Una situacién similar a la precedente se planted en el andli- sis del riesgo de fitraciones erosivas en la presa de Calanda. Cuando el autor primero de este articulo fue consultado para cemitir una opinion sobre el problema, tal opinién pudo ser for- ‘mada con el andlsis detenido de los documentos de proyecto y ‘construccién y, sobre todo, estudiando los datos de la ausculta- cién hidrdulica (fitraciones y piezémetros). En este caso la opi- nién resulté negativa dando lugar a operaciones de reparacién (ratamientos de inyeccién) que se ejecutaron oportunamente, Podtrian citarse mas ejemplos de casos patolégicas especifi- ‘cos en los que una buena documentacién previa del proyecto e la construccién y de la observacién han permitido el andisis ‘SOBRE LA EVALUACION DE LA SECURIDAD DE LAS PRESAS DE MATERIALES SUEL.TOS del caso planteado. Al menos en la experiencia directa de los autores, asi se han podido resolver no sdlo las patologias men- cionadas en Calanda y Giribaile, sino otras en cuyo andlisis han sido requeridos como fueron, en el contexto de las presas de pantalla, las presas de Los Afilorios, Undirraga, y El Siberio, ‘con patologias en los plintos de unién pantalla-terreno 0 en el caso patolégico de rotura del elemento impermeable con filtra- ‘in erosiva de la presa de Martin Gonzalo o en el estudio de la ppresa de Zutre (pequefios sintomas de agrietamiento de la coro- ‘nacién que hicieron pensar en una posible falta de seguridad) 0 incluso en el incidente menor de la presa de Rivera de Gata (con sintomas de agrietamiento mas notables. Ver referencia de J.M* Macias y otros, 1993}. En todas esas ocasiones y en otras, co- ‘nocidas directamente por los autores asi como en otras no cita- das, aunque sean conocidas directa 0 indirectamente, se han odio resolver las cuestiones planteadas con los datos del ar- cchivo técnico dela presa Lo més comin es, sin embargo, que una patologia impor- tante motive un reconocimiento espectfico. Tal reconocimiento debe ser pensado para la presa en cuestién y para el tipo de problema planteado, Existen sin embargo algunos aspectos co- ‘munes de estos trabajos que pueden ser de interés. RECONOCIMIENTO DE NUCLEOS MEDIANTE SONDEOS: Cuando la patologia se presenta en la parte impermeable de la presa, puede ser de interés reconocer el estado del material y ‘sus caracteristicas geotécnicas. En la experiencia de los autores cesta situacién ha ocurtido en varias ocasiones. La exploracién ‘mediante sondeos se ha juzgado necesaria para obtener infor~ ‘macién directa ya que la documentacién existente dejaba lugar ‘a dudas en ese sentido. Uno de los casos mas recientes es el de la presa de Cazalegas (ver publicacion de R. Trapote y otros, (1993). La antigiedad de la presa hizo que la documentacion cexistente no fuera sufciente y se requiriese hacer un reconoc- miento especifico que incluyé no sélo los sondeos del cuerpo de presa, sino también el reconocimiento mediante sondeos del cimiento, la reaizacién de unos ensayos sencillos de bombeo y ‘completar la auscultacion hidrdulica y de movimientos de la co- ronacién de la presa. Ver Fig. 20. Con la informacién obtenida ‘se pudo proyectar el refuerzo de la presa que se creyé més con- veniente. Otro caso que quiere comentarse fue el estudio de un ni cleo recién construido y dal que se sospechaba que podria te- ner grietas peligrosas. Aunque la documentacién existente per- rmitia asegurar que tal agrietamiento era altamente improbable, ése y otros argumentos, movieron a realizar sondeos en el nk cleo. En este caso se juzg6 de gran interés que el reconccimien- to fuese continuo y por eso se especifica la realizacién de una serie de ensayos de penetracién estatica continua con la obser- vacién complementaria de las presiones intersticiales (piezoco- REVISTA DE OBRAS PUBLICAS/DICIEMBRE 1997/N" 3.371 123 Antonio Soriano Peiay Francisoo Javier Sanchez Caro oe AuWaL” 9 FLwo a TRaves DEL EIMIENTO. | Figure 20. La evatuacion dela seguridad dela prosa de Cazalegas Serwaleé con ayuda de reconocimientos especies y ampliando | in auscultacten. | ‘o) Ver Fig. 21. Una sonda, perforando a tramos, ayudé a reali zar el ensayo de penetracién a grandes profundidades. La experiencia de los autores en la perforacion de nicleos de presas (tamibién se han sondeado en otros muchos casos, no sélo los dos descritos) indica, como aspecto més importante a transmit, que los sondeos son muy peligrosos. Los niicleos pueden romperse (fracturacién hidréulica) al realzar los sonde- 0s. La presion hidrostatica que resisten los ndcleos puede ser inferior ala presion del fluido de perforacion. Por ese motivo, si ‘se hacen sondeos en un nucleo, deben hacerse en seco. Inclu- +0 el aire puede provocar la fracturacién. La mejor forma de eje- cutar estos sondeos es en seco y con recuperacién continua de testigos. OBSERVACION DE LA PATOLOGIA. AUSCULTACION La auscutacion es una herramienta muy it en el estudio de casos patoligices y sobre todo en la observacién posterior ne- cesaria para conocer el grado de eficacia de la solucion que se ‘adopte para corregita. También se ha cicho (es una frase he- ‘cha) que la auscultacién ayuda en la prevencién de las patologi- as, Esta dima aseveracién, sin embargo, conviene hacerla en ‘sus justos términos. 124 REVISTA DE OBRAS PUBLICAS/DICIEMBRE 1997/N" 3.371 ‘Cuando fue explicada en Espafia la rotura de la presa de Te. ton se le plantes al ponente una pregunta muy concreta. Si hu- bese habido una buena red de piezémetros en el cimiento ¢Hu- biera oourrido la rotura de la presa?. La contestacién fue algo sarcdstica diclendo que se hubiera producido la rotura exacta- ‘mente igual, ya que los piezimetros apenas tienen resistencia para soportar al cuerpo de presa. Fuera de esa anécdota, ha de decirse que aun no existen procedimientos de observacién que alerten con seguridad frente a un problema de erosién interna. Pueden dar indices 0 pistas pero también pueden ocurrr inci= dentes graves sin que la auscultacion haya detectado sintomas previos claros. También en contra de una posible sobreevalua- cién de la bondad de la auscultacién hay que decir que son ya varios los casos en los que a las “zanjas de la auscultacion” que ‘8@ hacen para los cables o conductos de los cistintos aparatos, ‘5 les ha atribuido (0 al menos se ha sospechado) la génesis de sintomas patolégicos de erosion interna o de fitraciones excesi- vas. Como ejemplo de esto que se dice se puede mencionar el ‘caso de la presa de San Rafael de Navallana citado por M. Alon- ‘50 Franco (1993) 0 el caso de la presa de Pajares, conocido por los autores. Si antes se mencioné que los sondeos de reconoci- rmiento pueden dafar al nicleo, ahora conviene decir que fa ins talacion de equipos de auscuttacién en los nicleos (0 en el cuer- po de presas homogéneas) puede dar origen a problemas de Cierta importancia, Hoy se piensa (cada vez somos mas los que pensamos asi) que los problemas de filtraciones erosivas s¢ pproducen por defectos locales, no existe nada parecido a la ho- mogeneidad de las redes de fitracién, la distribucién espacial SOBRE LA EVALUACION DE LA SECURIDAD DE LAS PRES de presiones en los nicleos son siempre dispersas y:mucho mas dispersas serdn las velocidades de fitracién. En cualquier ‘zona débil (menos comprimida o locamente mas permeable) Puede concentrarse una fitraci6n importante y las zanjas de auscultacién pueden ser una de elias. ‘A pesar de sus limitaciones y de los posibles inconvenien- auscultacién especitica de los casos patolégicos es @ ‘veces imprescindible no s6lo para aclarar el diagnéstico corres pondiente sino también para observar especificamente la evo- lucién posterior a los tratamientos de correccién que se hayan decidido, RESUMEN Y CONCLUSIONES El tema considerado se ha analizado en una serie de pasos ‘Sobre los que se han ido haciendo comentarios, siempre subje- tivos, que surgian a hilo de su exposicién. Se ha hablado de la inviablidad actual de cuantifcar la mayor parte de los aspectos \8 DE MATERIALES SUBLTOS CPTU Wr: SONDEO 8 ~ PERFIL 13 Upep/ema) Pex & 18050001 03 -s100 Protundidad (em) & s LUE i i eos t ee toe) | relacionados con la seguridad de las presas y como alternativa 0 propone caificar(oclasiicar las presas segin tres clases de seguridad que se denominarian “A, “B* 0 °C" y que podrian co- responderse con las clases de seguridad exigibes a los tipos de presa que, por la importancia de su riesgo, ya establece el nuevo "Reglamento de Seguridad” ‘Se han comentado los datos estacisticos de las roturas@ in- cidentes de as presas de materiales suetos y se estima que es posible, garantizando la calidad, alcanzar una situacion en la ‘que la frecuencia de roturas violentas (0 la probabildad asocia- da) se reduzce, en las presas de categoria o clase de 10'/afo. Las roturas con vaciado controlable podian ser de frecuencia (0 probabilidad) similar. Los incidentes graves (segin '@ define en el texto) seguitan siondo del orden de diez veces més frecuentes. Las presas de categoria“B" 0 “C" tendrian me- ‘os garantias de estar exentas de fallos y/o incidentes. La tnica forma razonable de conocer sila seguridad implicl- ‘a en un proyecto 0 en una construccién es de una u otra clase estriba en la revision de los documentos asociados para cono- cer si se han tommado, frente a cada posible problema (lamados REVISTA DE OBRAS PUBLICAS/DICIEMBRE 1997/N" 3.371 125, Autonio Soriano Peta y Franciso Javier Sincher Caro TABLA N° 1.- PRESAS HOMOGENEAS Id Nombre Presa Afio Rio Localizacién Provincia = H(m) = Talud AA Talud AB 1) Chaco Redondo 1983 Pamones Los Baris cic 750 300 270 2 taPedera 1878 Remade Aleoras —Grhuels ‘ante 730 330 300 3 Usaiea tsa raed {Ress Jlaros-Vile Sur Burgos 530 290 220 & Retr i9e7Aanea, eter Burgos 610 20 210 3 Gossan 1877 Rejondito Footnt Fa a7 230 23) 8 Aoyo Vahondo 1885 rojo arondo ———PusblaDon Rigo «Cua Resl == a0 230 ie > Coble 1858 Cubllan (Chapa Aboete 20 200 200 3 TowedalAguta 1847 Salado ce Morin tera 20 300 250 8 Taba 1973 Tala Yetas 300 220 200 10 Home Tero 1867 cara Cersecia 370 500 25 1 GPardo 1970 Manzanares ErParce 350 250 250 12 Colomin 1872 Cotemin Macina Sonia 30 300 300 13 Casara 3952 Aguas Umpias Salon Bo 235 178 14 Fistor 1877 Ader Mora so 500 280 33 USotnera 1903 Asteny Seton ‘sit de Gurea 20 835 400 18 Mayes 1380 Ramblacsltayés ce 30 300 200 17 reaniage 1800 reanege Vale le Mena a8 3.00 230 1 Babate ser Sareate Benalup de Sonia 31 400 400 18 Coens 1863 Vaguada Casaueja 300 250 209 20 EIMotnar fost Soeur Vitae Yes 280 350 550 21 Utes 1015 Cara sede “Torr ce Segre 280 350 350 22. Vatbomedo 1931 Vatboraco Navarrete (ao 20 300 250 2 VaenclaceAcéntara 1882p Valenciade Acénsra Caceres 25 200 200 BE Caraseal 1971 Carascat Yoges de atte Seaowa bso 5.00 280- 2 Alsoca. 1978 Pre Aled ‘ede Cees 280 300 ai 28 Casrajon i987 Tao Puetiace Mortabin Foto 260 300 25) 2 BPortquis 1879 AroyoPorugués —Cartitance Nroyos' Sevilla 230 ato 280 28 BTorolon 1983 Caralderumen—Marean Hossea 20 250 |. 250 22 Eanes Pecgueo 1902 Chdoooe Cianore Lage bes 300 300 50 Layer 1974 oye Bariega Mung Vecaya 240 400 880 31 Hires 41908 Lobera trea Granada 230 2i8 225 3 Usa 17 Gate Lgando-Uodo ova 230 300 250 3 uelgn corso 1983 Riverade Gurgantel magn Chee Ret 280 200 200 St Sonamanas sr AroyeSaigurel” Maga de Cepeda Leon 208 500 200 35 Cas Navae 1928 ston Navas toon Hieoca 200 350 73 38 Valsnora 1983 Baranco de Valea Views uscea 200 250 250 Sr Aga 1986 Aroyo Palomera. ANgal seers igo 500 250 38 Maino de Hoe 1873 Guadarama as Rosas Masia 180 2a 238 38 Arona dV 1988 Bora Benavices teen 1a0 3.00 200 4 SonBaroeme 1908 ArbadeLueste pea dete Cabaleros Zarapora 130 300 225 3) Cogotos oe Guadix 1373 Ramele Cepoioe de Guach Granada 10 350 250 % Carcabras 1972 AroyoLasGameras Reta ce Bulaqso —Chudad Real «17 220 210 $ — Monecarmona 1983 ota GranacadeRo Tite Hooks m0 250 2o0 aor 1864 Aroyodelvale——_Elvalo Hons m0 200 200 4% Lahosea t06 ood des Vioos SCTenette 160 200 20 4 Temser 3974 Tomy Gazstadela Sora Seva 180 280 228 47 Caldera vase Mosna 3983 Caldera ‘eguaste SCienete 188 380 350 4% Lossarvos 4982 Recondio. Aimencte iva 1g2 240 240 2 Candonctio 1877 froyo Canconcito Nia Hota 150 278 200 50 Donsines 1879 rove Dotaings”—Abenoor Gludad Rea 180 250 200 51 Encinas 197 hyoTrimonte Desa Encinas de Eaguva ——Valadol 180 300 200 | 52 Estanea Alanis 1348 Guscaope ‘Aare Tervt 380 300 200 5 Gargoea ist Gaguere ‘Tejade oo Tar Scores 380 250 Er 5 Lagunede Saroverto 3875 LagunadeBarloverto mroverto .aPalma) SO Tenenfe. 180 278 300 Fincsn ce Balesiros 1860 Aroyo'Separagnlga’| Caceres cores 5.00 200 58 Agua 1883 Puente Pore, Mees Badaior 400 300 57 rove Cascojoso $989 Aoyo Csscaioso —Hinojosadel Duque Cordoba 278 178 38 Arroyo Mambo 3878 _royo Vaecia Moree. Sacer 500 200 53 ErCorene, 1s71 Araya Godino Pesaran dela Vera Gates 300 200 Freee srr Froenera Toa : Gaoeres 300 350 1 VilaroyeLa Hor 1866 Ramslade Roots Varroyadela Siena Zaragora 280 0 82 Monoga ae ses Cobar Navan ‘ease 200 200 88 Monteaqudo elas Viearas 1982 Naja Monteagudo Viewas Sora 300 300 84 aso Catuoio 1980 Medios aries —_‘Bralearar Crdota 280 220 65 Vaabuentes 1981 Valdelcomoque ——_Valdotentes + Caceres 500 250 85 Hoje Gio ta ‘gen (aioa 300 200 87 Mascatnas 1873 Aroyo Mascalnas Macro heres 250 200 68 Machuess 1879 Machvcas dara go le Vera Gaowres 200 200 63 Ammochue! 1314 Aguas Umpias ‘NimochootVnacete —Zarag- Ter S00 500 1 rove Boqueren 1383 Boqueron Fllsboe hoes 3.00 200 Sei 3904 Amoyotacavera adorn scares 3.00 S00 2 Torears 1971 Magdens a Peck Seoova, 300 250 7% etsueto 1877 Bulleque Retuerta de Butaque Ciudad Fel 250 200 74 Torehaneca 1877 rove Toreherera— Macrtera Scores 250 200 73 Gea 3 Egea deles Cobatoros Zaragora 280 100 78 Arye Bremudo 1974 AroyoBremudo ——Mowoy Cicer 500 200 126 REVISTA DE OBRAS PEBLICASDK IMBRE 1997/N° 3.371 SOBRE LA EVALUACION DE LA SEGURIDAD DE LAS PRESAS DE MATERIAL ES SUELTOS TABLA N° 2.- PRESAS DE NUCLEO. 1d Nombre Presa ‘Ano lo Localizacion Provincia Hom) TolusAR Tau AB ——Anch. ™ 1 Conaes 1880 Gent ur Sierra Ceanads 160 170190470 © 2 Tous 1996 Jocar ‘Tour Valencia 1350 185150 ™ 3 Cuevas deAmamoca’ 1986 Amarzora CCuovas de Almanzora Amara 160 250 200 2 Arent 1979 Mines Mootanjos Cason toro 20300 140 a 5 a Vina 1985 Guxo Lavivela Malaga 960 250 280 38 6 ElLimonero 1983 Guadsimedina log Maloga 950 200180 50 7 ime 1997 Guadalimar moe Viches ate 940 20020 6 1 Poredemours 1907 Ula Ponodemoursiain LaConutaPontev. 63.0 27m 180 39 2 SanClemente 1900 Guardal Hudecar Granada s10 180150 “6 10 Bena 1883 Grandede Adra—_Beninar Almeria e790 30170 as 1 Flo Yequas 1980 Alo Yequae MontoraMarmolgjo _Cxdaba/Jaén 250 Tn) 38 12 Francisco Abetin 1904 —Fardes, Foneas ceanada 850 10170 a 13 zatara-€l Gator 1992 Guadaiote Zahara-Agosonaes Cdk 850 170150 53 14 Gusdateda 1972 Gundatba Ccobantes-Campitos Mage ato 175 58 15 RambladeAlgecras 1095 Rambla Algeciras Libra Murcia a0 ss 278100 18 Gaya 1978 Gaya Cctlar Tarapona 790 200140 36 17 Guacalescin 1903 Msiaoete rez dola Frontera Ce 1s iso 470 “ 18 Gundanore 1873 Guadahoce = Gobartes-Petanubia Maga 750 5 75 2 19 Alcorio 1978 Bomba Aeeto Guadaljara 730 040 38 20 Paes 1963 Prqverae Lumber LaFioia 730 10155 6 21 Guadaranque 1865 Gusdaranque Gastar Fontwa Cie 9 300225 2 22 Dre 1965 RweradeHunva Zuko Huot 0 10160 6 23 Renegade 1969 Arroyo Renegado Ceuta outa 650 190180 ° 24 Calande 1982 Gusdalope Calomarde Tort 0 v7 140 20 25 Colomers 1990 Colomora Colomera Granada e20 10 170 2 25 Bera 1982 Some agate Guadalajara s70 20 0180 2 27 Rivera de Gata 1900 Fverade Gata —Vilasbuenas de

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