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Suse's soudies: a Condicién de clase y posicién de clase Pierre Bourdieu hs partes constitutivas de una sociedad estratificada, cases 0 geupos de status, forman una estructura, es decir, para atenernos provisionalmente a una definiciéa minima, en qué medida esas partes mantienen entre si relaciones que no por consiguiente; manifiestan propiedades que derivan de'su pertenencia a la totalidad o més precisamente de su posicién en el sistema completo de relaciones que rige el sentido de cada relacién particular. sean de simple yuxtaposicion y, Tomar en serio la nocién de estructura social es ‘suponer que cada clase social, por ocupar una posicidn en una esteuctura social histéricamente definida y por estar afectada por las relaciones que-la unen con las demas pactes constitutivas de la estructura, tiene propiedades de posicién velativamente independientes de propie- : dades intciasecas tales como cierto tipo de practica profesional o de condiciones materiales de existencia®. * wEscructua’ Hene a veces ua significado tomado del sentido comtin, como cuando hablamos de la esteuctura de una danza, Orcas veces enfatiza la forena, o la oxganizacidn; como en el cérino ‘esceuceura social, que tiende a reemplazar al de ‘oxganizacién social’ sin agregar nada, al parécer, en cuanto al con- teaido o la significacién”. AL. Kroeber, “Stcucture, Function and Patcera in Biology and Antheopology”, Ti Scientific Monthly, ui, 1943, pp. 98-120. F De esce modo -esctibe Radeliffe-Brown- [,..] cuando nos ocupamos dun sistema esteuctural, 00s enconcamos con ua sisterna de fosiciones sociales, mientras que ea una OfganizaciGn nos encontramos con un sistema de roles”. Structure and Function in Primitive Society. Londzes, 1963, p. tL Rare Colombiana de Socioiogs Isso 0120-139 ‘Vol Vil No.1 + 2002 ep. 119-141 Sea un ejemplo: como lo hace Weber, puede aislarse en la condi¢ida del gam: pesino lo referente 2 Ja situacion y a la practica del trabajador de !a tierra, es decic, cierto tipo de relacién respecto de Ja naturaleza, situacién de dependencia y de su- misién, correlativa de ciertos rasgos recurtentes de la teligiosidad campesina, o lo referente a le posicida del campesino en una esteuctura social determinada, posi- cidn extremadamente variable segiin las sociedades y las épocas, pero dominada por la relaciéa con el habitaate de la ciudad y con la vida urbana; asi, Redfield sos- tiene que cl campesino, como tipo humano, s6lo puede ser definido por referencia ala ciudad®, dado que la relacién con el habicante de la ciudad y con la vida urbana en todas sus aspectos ¢s uaa de las cacacteristicas constitutivas de la exiscencia campesina: “el cazador o el aldeano ‘pre-civilizado’ es ‘pre-alfabetizado’; el cam pesiao es analfabeto”', ¥ asi como ciectos rasgos universales de la religidn campe- sina estan vinculados a la situacién y la practica del campesino, otros s6lo pueden comprenderse por referencia a su posicién: asi, en la Argelia teadicional, muchas caracceristicas de la religiéa practicada en el campo se debian al hecho de que ésta se juzgaba a si misma con referencia ala religiéa de las ciudades, y, tanto en la for- ma como ca la significacién de sus practicas, se interpretaba segiin las normas de la religién islimica. No hay duda de que las propiedades de posicion y las propie- dades de situacién no pueden disociarse sino por una operacién mental, aunque sélo fueca porque la situacién de clase puede definirse también como posicién en cl sistema de las rclaciones de produccida, y, sobre todo, porque la situacién de clase define el srargen de variaciin, generalmente muy limitado, de que disponen las propiedades de posicién. No obstante, la tinica manera de medir el valor de esa distincién consiste en poner a prueba su fecundidad heuristica Si, pata retomar uria distincién de Wertheimer’, la clase social no es sdlo un “elomento” que existe por si mismo sin ser modificado 0 calificado de algin modo por los elementos con que coexiste, sino también una “parte”, es decir un consti tayente determinado por su integracién en una estructura, se comprende que la ig- norancia de las determinaciones especificas que una clase social tecibe del sistema de sus relaciones con las demés clases puede llevar a efectuar falsas identificaciones y @ pasar por alto analogias reales, De esta manera, el sistema de ériterios que se utilice para definic a tal o cual clase social en una pequefia comunidad determinara, “En ver de usar, (la palabra ‘campesino’}, como algunos Jo hacen, para cualquier comunidad de produciores en pequeda escala para el mercado, reservémosla para este nuevo tipo. Para que comenzars io hubo campesiaos ances de las primeras chudades. ¥ esos pueblos 4 existir, se necesitd de fa ciudad. ® primitivos supervivientes, que ao viven conforme a los cequetimientos de a ciudad, no son campesinos [oud El-campesino os un indigens cural cuvo orden de vida, eseablecido desde andguo, toma muy en cucaca ala ciudad”, R. Redfield, El mundo promitive y sus transformacisaes, ECE, México, 1963, pp. 48-49. “bia, p. 54 + Wercheienee,“Uneersuchungen 2ur Lehce von der Gest, Pychuegzehe Forsch, 1921, pp. 45-0. Revises Columbiana de Sasiolgin aplicado q una gran ciudad o a la sociedad global, una categoria estructuralmente muy diferente: la clase superior de una pequetia ciudad presenta casi todas las caracteristicas de las clases medias de una gran ciudad; pero ao solamente, como 3 miembros de los circulos més cerrados de la sugiecen Lipset y Bendix’, porque sociedad provincial sean Frecuentemente excluidos de los circulos equivaleates de tuna gran ciudad, sino, sobre todo, porque ubicados en posiciones sociales estruc- turalmente dif muchas de sus conductas y acticudes los distinguen de aque- tes, Jlos con quienes pueden compartir ciertas caracteristicas econdmicas, sociales culturales”, Pero, si el hecho de tomar en cuenta las propiedades de posiciéa debs exctuic ‘un imprudente trasiado de los esquemas descriptivos y explicativos de una sociedad 2 otta,-o.de una a ota época de la misma sociedad, cello coloca a los sociélogos ante la alteenativa —bien conocida por los etndlogos—* del universalism vacio y abstracto y de la idiografia, cuyo afin de reubicar a cada grupo o a cada rasgo cultural en la red de sus relaciones con los demés grupos 0 con los demis rasgos de cada sistema particular le impide captar las formas y los procesos comunes? Ea. realidad, cuando Marx habla de objetivismo pequefioburgués’ 0 cuando. Max Weber asigna a cada clase 0 a cada grupo de status, campesinos, burdcratas, guerreros o intelectuales, propiedades transhistéricas o transculturales tales como SM. Lipset y B. Bendix, “Social Searus and Social Structure: A Reexamination of Data aad [nter- peetariones”, The British Journal of Sacalogs, 1, 1951, pp. 230-254. * Asi come la signifieacida ¥ la fancidn que cad2 clase social conflere 2 fa foxografia se defiaen por posicisa a las que le confieren las otras clases, la prictica focogeifica que las clases altas, sobse todo en Paris y en Ia eegioa parisiense, deaden a cechazar como vulgar por estar divulgada, en otros contextos puede encontrar su valor de signo de “distincién” de searus: mas alejada del foco de los valores culrocales ¥ menos provista de opoctunidades de disseacciones ables, la burguesia de las ciudades de provincia puede encontrar en una prictica cercena a la de las clases medias de Pacis un medio de expresar una posicién diferente en una estructura social diferente, mientras que la pequetia burguesia emancipada de aa pueblo del sudeste de Cézcege exaiciona con una adhesin a veces ferviente a esta prictica comada de la sociedad urbana, modelo de toda distincidn, el deseo de escapar de fos enteetenimieatos habituales, encuentros en el café veladas familiares, y de comper con la mondcora sutina de uaa sociedad teadicional que organiza los contactos sociales ateaiéndose mis 2 las celaciones de parentesco que a la diversidad de fas condiciones. Cf. P. Bourdieu ¢ oteos, Un art mayen, ested sur ler wcages sociaux de la photographie, Eid. de Minuit, Paris, 1965. ‘CE, AR. Radeliffe-Beown, “The Comparative Method ia Social Antheopologs",en Methods in Sei! _Antirspology, ed. por MIN. Seinivas, The Caiveesity of Chicago Press, Chicago, 1958, pp. 109-116, v C. 4uiSerauss: “La sociolagic frangaise”, en La sociolagie de xxe siécle. PUF, Pasis, 1947, p. 536. [Hay waduceién castellana: Sociologia del siglo x} 3B] demacrata, por cuanto representa a la pequeta burguesia, es decic, a una clase intermedia, ea ‘eajo sen se emboran los iaceceses de las das clases opuestas, cree esta por encima de los antagonismos de clase”. K. Marx: Le 18 Brunmae de Lanis Bonaparte, €0. Sociales, Pais, p. 45. (Hay eaduceion cas- tellana: El discccho Brumare de Luts Bonaparte, Ariel, Barcelona, 1968]. Pieere Bouraien ee Bex) cierta actitud frente al mundo o cierto tipo de religiosidad"’,suponen que esta resuelto el problema de las condiciones de comparabilidad de las “partes” de estructuras diferentes, y de la validez de las leyes generales en Sociologia, problema andlogo al que encuentra la Emologia estructural cuando se dispone a comparar Jos rasgos culturales insertos dentco de culturas de estructuras diferentes" Sis cierto que dos clases (0 dos sociedades) definidas por condiciones de exis- tencia 7 peicticas profesionales idénticas o semejantes pueden presentar propie~ dades diferentes cuando, insertas dentro de estructutas sociales diferentes, ocupan posiciones estructuralmente diferentes”, e inversamente, que dos clases (o dos grupos) caracterizados por condiciones de existencia y pricticas profesionales di- ferentes pueden presentar propiedades comunes porque ocupan posiciones ho- mélogas en dos estructuras diferenses, el establecimiento de proposiciones gene- rales, transculturales y transhistéricas, no puede cesultar dé la simple vinculacién de casos aislados del contexto histérico y social dentro del que estén insertos; como observa Georges Dumézil, “el comparatista debe estudiar las estructuras, tanto y mas que sus elementos”, En efecto, la comparacién sélo puede estable- cerse entre estructuras equivalentes.o entre partes estcucturalmente equivalentes de esas estructuras. Asi como un circuito eléctrico y un ciccuito hidriulico semejantes en su estructura presentan propiedades andlogas -en el sentido de que esas propic- dades pueden tiaducitse del lenguaje de la electricidad al lenguaje de la hidraulica, con una correspondencia biunivoca de los elementos de cada estructura, del mis- mo modo las estructuras sociales de dos sociedades diferentes pueden presentar propiedades estructuralmente equivalentes a pesar de las profundas diferencias que existen on el nivel de las caracteristicas objetivas (en particular, econémicss) de las clases que las constituyen. La distincién entre una captacién estructural y una captacién “réalista” de las clases sociales seria gratuita si no permitiera some tera toda clase social a uns interrogacién més sistematica y metédica. Y se ganatia por lo menos en claridad si se observara que entre las proposiciones generales so- bre las clases sociales hay algunas que, aplicandose a unidades defiaidas exclusiva © primordialmeate por su posicién diferencial ea una esteuctura social, establecen "EL capieulo de Wirtschaft und Gesellschaft diulado “Stinde, Klassen und Religion” conticne ejemplos moy tipieas de proposiciones genecales sobre tas clases en su universalidad. Kiepenheuer uod Witsch, Koln-Beslin, 1964, vol. Ip. 368 y ss. (Hay waduccidn castellana: Eeonomie y sociedad, CE, México, 1964) © CE-A.R: Redaltfe-Brown, “The stady of Kieship-systems", en Strwcture aud Function i Primitive Sviety, Londres, 1963, pp. 53-54 y sambiéa pp. 86-87 y 194 Bato es valido, asimismo, paca les lenguas 0 las culcueas: "Dos culturas ~escribe C. Kluckhohe— pueden cener inventatias casi idénticos, v ser, a pesar de ello, notablemente difecertes”. Mirror of Mer. MeGraw-Hill, Nueva York, 1949, p. 34. "G,Duméeil, L'henitage indocuropien d Rome, Gallitnard, Pacis, 1949, p. 38 pasbinna de Sociologia | / | | enlaces regulares entet porisiones homolygas y entce decerminadas caracteristicas de las unidades ubicadas en esas posiciones, miencras que otras, al enfocar grupos de- finidos exclusiva 0 primordialmente por su situacién, establecen celaciones entre situaciones que pueden ser tratadas como idénticas 0 semejantes (en la medida ea que no deben nada, 0 muy poco, al contexto histéricocultural) y determinadas tetisticas de los grupos ubicados en esas situaciones. Al primer tipo corees- ponderia por ejemplo la proposicién que, con ciertas variantes, se encuentra en cara Sombatt y en Weber, segiia la cual el resentimiento, encubierto bajo las apasiencias de la indignacién moral, esté asociado historicamente a una posici6n inferior en la estructura social, mas precisamente a la pertenencia a los estratos inferiores de las clases medias. Al segundo tipo corresponderia la proposicién segiin la cual Ia inse- guridad econdmica (asociada, entre otros factores, a a inestabilidad del empleo) impide que los subproletarios puedan constituir ua cuerpo coherente de reivindi- caciones econémicas y sociales. Es evidente que la fuerza explicativa de las proposiciones de tipo estructural varia considerablemente segiin la posicién de las clases sociales a las que se apli- can, y segiin el grado en que las propiedades de posicién son irreductibles a las propiedades de situacidn. No es sin duda casual que las proposiciones universales sobre los subproletarios establezcan celaciones entre los determinismos objetivos que definen la situacién y las actitudes 0 representaciones que son un efecto di- recto de esas condiciones interiorizadas, mientras que las proposiciones sobre las clases medias, cuyas conductas, menos detecminadas por la situacién, dependen en mayor medida de una posicién definida dindmicamente, son naturalmeate de tipo estructural. La posicién de un individeo o de un gmupo en la estructura social no puede definirse nwaca por completo desde un punto de vista estrictamente estatico, es decir, como posicién celativa (“superior”, “media” o “inferior”) dentro de una de- tetminada estructuca en un momento dado def tiempo: el punto de la-trayectazia, .. captado por un corte sincrdnico, encierca siempre el declive del /rayecto social: por tanto, so pena de dejar escapar todo aquello que define concretamente a expe- riencia de la posicién como etapa de un ascenso o de un descenso, como promo- cién o retroceso, es necesatio caracterizar cada punto por la diferencial de la funcién que expresa la curva, es decie, por toda la curva. Esto hace que sea posible distinguie propiedades ligadas a la posiciin definida sincrémicamiente y propiedades ligadas al devenir de la posicién; en efecto, dos posiciones aparentemente idénticas desde al punto de vista de la sincronia pueden mostrarse profundamente diferentes si sc las tefiere al tinico contexto real: el deveair histérico de la estructura Social en su conjuito, y'¢l de la posiciéa; inversamente, individuos (por ejemplo los que Jurgen Ruesch lama clizters —individuos que ascieaden— 0 strainers —individuos que aspiran a ascender sin lograrlo— 0 también los gue Harold L. Wilensky y Hugh Pierre Borden By) Se Edwards llaman shidders ~iadividuos en descenso~) o grupos (clases en ascenso 0 clases en declinacién) pueden tener propiedades comunes en la medida ea que tienen en comiin, si no su teayectoria social, por lo menos el declive, ascendente 0 descendente, de sus trayectos"’ Para mostrar que dos clases sociales que ocupan la misma posicidn (sincrdnica y sobre todo diserénicamente) en dos estructuras sociales diferentes pueden pre- sentar numezosas propicdades comunes a pesar de las diferencias de situacién que sana definicién aristotélica registraria mecinicamente ~y, evidentemente, tanto mis cuanto mayor sea la parte de sus propiedades que deben a su posicida diferencial-, bastard con un ejemplo: “En la sociedad isabelina ~escribe Louis B. Weight pue- de distinguirse un amplio grupo medio cuyas preocupaciones eran comerciales y cuyos initereses inteleceuales estaban teflidos por las particularidades de su ubicavién on ef orden social”, Situada entre la clase alta compuesta de la nobleza con titulos, la nobleza terrateniente y miembros de las profesiones ilustradas, y por otro lado los campesinos analfabetos, los pequefios artesanos y los trabajadores no califica- dos, la clase media, compuesta principalmente de mercaderes y artesanos acomo- dados, desacrollaba un estilo de vida original, que oponia sus virtedes de ahorro a los ocios ruinosos de le nobleza y a la pobreza imprevisora de las clases populares, La descripcidn de este estilo de vida muestra numerosos rasgos que, sobre todo en materia de actitudes frente a la educaciéa y la cultura, valdrian, més alla de clertas coloraciones citcunstanciales, para las clases medias de nuestras sociedades: creen- cia en el valor de la educacin como instrumento de ascenso social, como “medio de curar los males sociales, producir la felicidad y hacer 2 la humanidad més sabia, rica y piadosa’™, reivindicacién de una educacién “prictica”, capaz de proporcionar el entrenamiento para la futura profesidn, estética “utilitarisea” que conduce a juz- gar el valor de ua libro en vietud de su atilidad (ese es el motivo, por ejemplo, de los prefacios y las dedicatorias que declaran los méritos de las obtas 0 invocan intenciones didacticas y morales). Los burgueses isabelinos expresan en su interés por las obras de vulgarizacion histérica y cientifica (que florecen al mismo tiempo que los manuales sobre el comportamiento mundano) yen su desdén ceceloso por la ficcidn frivola, el mismo ethos dominado por los valores de utilidad y seriedad, Ia misma buena voluntad cultural y la misma busqueda ansiosa de la ideatificacién con Ia cultura (cultura objetiva y cultura objetivada) de la élite que impulsan a los 3, Rucsc, “Social Technique, Social Staros and Social Change in Tlines”, en C. Klackhobn y HLA. Muceaj, Personality in Nature, Soiety and Caltre, Alfced Knopt Nueva York, 1964, pp. 131-132; HL. Wilensky y H. Edwards, “The Skidder: Ideological Adjustments of Dowawaee Mobile Workers”, American Journal of Seciolegy, xX (1939), pp. 315-331 1B, Wrighe, Middle-lass Catture in Elisabethan England, The University of Noxth Carolina Peess, Chapel Hil, 1935, Prefacio, VIL El subcayado €3 mio, * Ibid, p44 Revista Cotsabians ae Sociotogie | pequedoburgueses de nuesira sociedad s leer las revistes Science et Vie, Historia o esa literatura de distincidn que son los premios literarios' De este modo, el enfoque estructural permite captar, mediante el estudio siste- mético de un solo caso particular, rasgos tearishistécicos y transculturales que se encuentran, con pocas variantes, en todos los grupos que ocupan posiciones equi- valentes. Se puede sugerit, sin entrar en los detalles de un largo anilisis, que Ia pequefia butpuesta, clase de transicién que se define fandamentalmente por lo que ya no es y por lo que atin no ha llegado a ser, debe muchas de sus actitudes, por ejemplo su inclinacién al objetivismo, a una posiciéa de oposicin doble: respecto de las clases superiores y respecto de las clases populares, No es casual que con- fl van en-mas de un punto las célebres descripeiones de Grocthuysen en Las orige 1: del espittitu burgués en Francia, las de Sombast en E/ burgués, las de Globot en La barviére ete pivean donde muestsa que el rigor jansenista ha persistido en alguaa as de ‘Max Weber sobre la afinidad esteuctural entre el espiritu de la burguesia naciente y al puritaniismo, las que socidlogos, psicélogos y psiquiatras nortcamericanos pre- sentan del “individu modal” de las clases medias (es decir; en relacién con !a estructura particular de nuestra sociedad, el peguesiaburgués)"*. Asi, por ejemplo, el rigorismo de las clases medias, que se manifiesta en una temprana educacién mas ancesa de los sigios diccinueve y veinte~ medida cn la pequefia burguesia rigida y tepresiva, opuesta tanto al liberalismo (permissiveness) de las clases populares como al Jaxismo de las clases superiores, posee sin duda afinidad esteuctural con los sistemas éticos 0 religiosos que exaltan el trabajo, el esfuerzo, la seriedad, la templanza y el ahorro”, y quizé no sea absurdo reconocer, en la oposicién entce 'tamibién Dina Berton Jovine muester que ea Tala, ea a segunda mitad del siglo x1, a litratacr de volgarizacion llega sobre todo a las clases melas: "Esce era ef pablico mas predispuesto a suftic la inuensia de esos libros: un pailico que de buen grado seconocia en los eiemplos de trabajo y de hones: tdad el zellejo de su propia existencia y de la de sus propios padces, y que aborrecia la violencia y el esorden; geate que habia salido de la incenidumbce econdmica o de una condiciSn social miodesea @ costa de paciencia, conscancia inteligenciay actividad, saccficios y renunciamnientos”. Storia dell dacaxiane popolare in Talia, Universae Laterza, Basi, 1965, p. 318. CF porejemplo A. Davis y RI. Havigues, Father ofthe man, Boston, 1947, y "Social class and color diffecences in Child- Rearing’, American Sociological Review, t{1946), pp. 698-710; MC, Ericson, “Chil Rearing and social status”, lnercan Journal of Sovolgy, Ut (1946), pp. 190-192. Se ha vista que a forms diferenves de cepcesién coscesponden formas difereaces de enfeemedad mental: “La cultura de las clases bajas ~csezibe J. Ruesch- favorece condiciones de desorden y de rebelidn, la cultura de clase medi, ta formacioa de sintomas fisicos y de reacciones psicosomivess y la cultura de clase alta priconeurosis y sicosis de tipo maniacodepresive” ("Social Techoique, Social Sears and Social Change in Titness”, en C Kluckhohn y HA. Mureay, Personality in Nature, Seely and Caltere, Nueva York, 1964, pp. 123-136). En ‘oreo sentido, E.M, Duvall bbserva que las clases medias insisten en el “desarrollo”, mientras que las clases populaees soa mis “radicionaltas”, ("Conceptions of Parenthood”, American Jounel of Sociolgy, i, 1946, pp. 193-203). © Como “la extétion” espontines es 4 menudo uaa dimeasi6n del evs, es comprensible que pars las clases medias el tabajo del acisa sea uso de los crcetios Fundamentaies dela apreciacion artistica 1. Pecce Boudica sv) quienes hoy esperan Ia salyaci6n escolar € intelectual de la ascesis de las. obras y aquellos que la esperan de la gracia de los dones, una forma moderna dei debate entre el ascetismo jansenista de la burguesia ea asceaso y el laxismo jesuita de la burguesia enriquecida. No puede dejar de asombrar, por ejemplo, la analogia que existe entre las expectativas (@ menudo oscuras y difusas) qu¢ los nifios de las cla- ses populares y medias trasladan al universo escolar y'que, explicitadas y sistema- tizadas, podrian conducir a la seivindicacién de una pedagogia racional, fundada en el establecimiento de un contrato que defina explicitamente lo exigible y en la racionalizacién de las técnicas de transmisién de la cultura y de contzol del saber, y jas expectativas de la burguesia en ascenso en materia de salvaci6n: “Insensible- mente, Dios sera sustinuido por una carts, una constitucién, y los destinos kuma- nos seria regulados de manera que la criatura pueda conocer exactamente todo lo referente a su salvaci6n, Se desecha la politica secreta, se exige que.las cosas se ha- gana laluz dei dia, a fin de saber a qué atenerse y tomar las disposiciones del caso, todo es simple y bien ordenado en ua mundo sin misterios. Nuestra salvaci6a es nuestra propia obra, con el socorro de la geicia; es uaa recompensa, y no an azar imptevisto, como la gracia de una loteria, sobre la que nuestros deseos nuesteos esfuerzos no ejetcen ainguna influencia. La gran incégnita, el-terrible secreto que en ottos tiempos Uenaba de espanto el corazdn de los fieles, ha desaparecido””" Si se ha podido ver en el resentimiento una de las dimensiones fandamentales del ethos y de la ética ascética de la pequeite burguesia (o mis generalmente, de la burguesia en su fase ascendente), es sin duda porque autoriza a los miembros de las clases medias, conscientes de que su ascenso sélo se debe a privaciones y sacti- ficios de que estan libres por lo menos, asi lo creen— Jos miembros de las clases populares y los miembros de las clases superiores, a hacer, como se dice, de nece- sidad virtud y 2 condenar tanto cl laxismo de quienes no tuvieron que pagar el pre- cio del ascenso como la despreocupacién imprevisora de aquellos que no quisieron © n0 supieron pagatlo. Bi padre Bourdaloue explicita asi los principios del exbes burgués (0, con respecto a ora estructura, pequefioburgués): “Pues digamos la verdad: si hay inocencia en ¢] mundo, zdénde esta sino en las condiciones y en los estados en que se observa estrictamente la ley del trabgjo? Entre los grandes, los nobles, los ticos, es decir entre aquellos cuya vida no es mas que diversi6n y molicie, no busquéis la verdadera piedad y no esperéis encontrar lz pureza de las costumbres [...]. B, Geocthussen, Origine de gprit bourgeais en Enno: I, L'B gh la bewrgeaire, NRF, Pacis, 1927 pe lls. Revists Coton mo el mérico de lograrlo. Frente a la divinidad, establece sus propias cespon- sabilidades’™. © De este modo, lejos de que pueda verse ua puro y simple efecto de la organiza- cién y de la prictica buroceaticas en algunos de los caractes las capas inferiores de la pequefia burguesia (empleados, funcionarios subalternos y medios), como la indlinacién 2 zefugis tigido de la observancia del reglamento, seria facil mostrar que estos casgos, que también pueden manifestarse fuera de la situacién buroctatica, expresaa, en la logica de esta situacidn, el sistema de valores implicitos o explicitos o las “vietudes”, probidad, minucia, tigorismo moral y propensi6n a la indignacién moral, que los miembros de los estratos inferiores de Jas clases medias (donde se reclutan los pe- quefios fuagionarios) deben a su posicién (definida dindmicamente) en la estructura social, y que bastarian para predisponerlos 2 adherir a los valores del servicio pii- blico y a las.virtudes exigidas por una buractacia si las carreras administrativas no Pe -s mAs manifiestos de se en el formalismo o en el rigorismo fuecan también para ellos el medio por exceleacia del ascenso social Habria que mostrar asimismo que las caracteristicas dle las diferentes clases sociales no dependen solamente de su posicién diferencial en la estructura social, sino ademas de su peso fiencional en esa estructura, peso proporcionado a la contri- bucidn que aportan a la constitucién de tal estructura y que-no esté ligado sola- mente a su importancia numérica. Asi, por ejemplo, en sociedades en que el débil desasrollo de la economia y, més precisamente, de la industria sélo confiere a ta burguesia industrial y al proletariado un débil peso funcional, el sistema de rela- ciones entre la pequefia burguesia que suministra los cuadros administrativos del Estado y el inmenso subproletariado, formado por desocupados, trabajadores intermitentes de las ciudades y campesinos “desarraigados”, domina y determina Citado por B. Groeshussen, op. ct, pp. 200 y 223. ze ® Seen Ranlf, Moral Indigeation and Middle Class Pypchology, Copenbage, 1958. Nexe B. Miller y Joho Dollard muestran también que a agresividad (que encuentra un exutorio “Legitimo” en a reprobacién ‘mocal) se encuentra 2 menudo en personas que realizan un marcado ascenso social (Serial Learning and Imitation, Yale, 1964, p. 6) c€. también A. Davis y |. Dollaed, Children of Bondage, American Council on Education, Washington, 1940), ® “Tmagingos al buegués formado segiin las ceglas de la Iylesia. Se acuestay se levanta a horas regula: ses. Tiene sus horas de teabajo 5 de descanso. Nunca hari esfuerzos demasiado grandes s munca traspondré los limites que se ha fjado. El espftins de su vida es fa regulandad. Es menester que las jocaadas se suce- dan en una perfecta unifoemidad y que nada esté trastornado ea el orden establecido. Pars él, el trabsjo Forma patee del riemo geacral de vida; no eeabaja/porla @ecesidad de legar a ua téemino, trabaja para dar consistencia a su vida, que de otto modo no la tendrla. La Iglesia lo bendice a causa de su sesiedad y porque se atiene 2 lo establecilo. Este burgués, por cierto, existe; es el empleado modelo. La Iplesia ha ‘contribuidn a formar un ciettn tipo de buxguesie media ¢ 4 poblar las aficinas. Hombee de bien, este bur: gues modesto y ordenado va todos les domiegos 2 misa asi como todos los dias de la sermana va a su oficina”. B, Groethuysen, op. ee, pp. 218-219. vicere Bourciew L 29 Fee toda la estructura de la sociedad. Por este motivo, la pequefia burguesia de traba- jadores permanentes y no manuales puede presentar numerosos rasgos que la acercan alas clases medias de sociedades mds desarrolladas desde el punto de vista econémico, como Ia inclinacién al ascetismo y al moralismo, al mismo tiempo que muchos de sus caracteres originales, por ejemplo en cl orden de la accién politica, Jos deben a su posicin con respecto al proletariado, que impugna su “aburguesa- miento” y sus privilegios pero es muy débil como para imponerle sus exigencias, y con tespecto a los subproletarios, dispuestos 2 acoger las profecias milenaristas que les propone la “intelligentsia proletaroide” surgida de las clases medias, Sies cierto que las clases sociales son, desde unt punto de vista, “partes” de la cotalidad social, y desde otro “elementos”, con grados desiguales segiin su posicién en la Estructura social y segiin la estructura social, es posible establecer dos tipos de proposiciones transhistoricas y traasculturales, poniendo las caracteristicas de las clases sociales en relacién, unas con la situacidn de estas clases y otras con su posicidn en la estructura. Sin ignorar -todo lo contrario— lo que las clases sociales deben a sa posicién en una estructura social de un tipo determinado, y sin presu- poner ~a diferencia de las proposiciones que Lewin llamarfa “aristotélicas”— la referencia a la serie completa de los casos histéticos, las proposiciones de tipo estructural establecen regularidades ligadas a homologias de posicién. Dicho de otro modo, asi como el descubrimiento de las estracturas de una len- gua multidialeccal supone Ia aprehensién previa de las estructuras patticulares de Jos diferentes dialectos que la componen, igualmente las proposiciones de preten- sién universal sobre las sociedades globales o sobre los grupos constitutivos de “estas sociedades, como lis clases, rio 808 mas que clasificaciones abstractas hasta tanto las categorias propuestas no reflejen las estructuraciones que pueden descu- rise en los sistemas concretos” el esfuerzo por descubrit y describir la estructura especifica de una sociedad particular, es decir, el sistema de las telaciones que se * Ba ta logica del pensamiento de Saussuce, que consideraba a la lengua ~por oposicida af lengua, tena lengua patticule; el francés, el alemia como al tnico objeto concreto de a lingistica, Kenneth L. Pike opone la“édca”, que, establecieado peopasiciones generalizadas sobre los datos permite identificas, escribir y clasfiear sistemiccamente codas los datos comparables de todas las lenguas «de todas las cul turas geacias aun sistema de crceios (aborado por el. analista con antzriordad al esoudio de la cultaca pactculae de la que coma sus datos), y organizar en tipas los elernentos asi claificadas ala “émica”, que se propone escubrir y descrbirel modelo de waa lengua o de una cutuea pacticula “tomando en cuenta ta manera particles en que los difecectes elementos de esta coltuea estén unidos entre sf ea el funciona tniento de un modelo particular” (KL, Pike, Language in Relation to Unified Theory ofthe Structure of Hix ‘nan Behavior, 1, Sumnener Insitute of Linguistics, Glendale, 1965, p. 8) (E}origen de los teminos “étics” 1 “émnica” es explicado del siguiente modo por Pike: “He ereado las palabras air y amie deivindolas de phonetic [fonetico| y phonemic (Fonémico Foaemitic)], siguieado el uso lingiistico eqnvencional de Gichos térmninos. Uso las expresiones sbeeviadas de una mane andloga, aunque con ua propésit axis general”, Op cit. 2 ed. rev. Mouton & Co, 1967, p.37.N. del T} = Revises Colombian de Sociologia establecen entce sus difereates partes y confieren por ello una singularidad icce ductible a cada'una de esas partes asi como a la totalidad que componen, no impide Ja comparacidn entre partes que pertenecen a toralidades diferentes; més atin, lo que constituye la condicisn de validez de una comparaci6n es que, para estar real mente fundada, debe establecerse entre partes esteucturalmente equivaleaces ana clase social nunca se define Gnicamente por su situacién y por su | posicién en una estructura social, es decir por las relaciones que objeti- vamente mantiene con las demas clases sociales; también debe muchas de sus propiedades al hecho de que los individuos que la componen eatran deli- berada u objetivamente en relaciones simbélicas que, al expresar las diferencias de situacién yde posicién segiin una logica sisternitica, tienden 2 transmutarlas en distinciones.significantes, La independencia relativa del sistema de actos y procedi- mientos expresivos 0, si se quiere, de marcas de distincidn, gracias a las cuales los sujetos sociales expresan y, al mismo tiempo, consticuyen, para si mismos y para os otros, su posicidn en la estructura social (y la relacién que mantienen con esta posicién), inficiendo una teduplicacién expresiva a fos “valores” (en el seatido lin- gilistico de] téemino) aecesariamente vinculados con la posicidn de clase, aucoriza la autonomizacién metodolégica de un orden propiamente cultural. En efecto, esta “expresiOn sistematica” (sega los términos de Engels) del orden econdmico y social puede, como tal, constituisse legitimamente y tratarse como sistema y, por tanto, ser objeto de una apreheasiéa estructural Luego de comprobar que el poder pura y simplemente econémico y sobre todo “la fuerza desnuda del dinero” no coastituyen necesariamente un fundamento ce- conocido del prestigio social, Max Weber distingue 2 Ia clase social como un grtipo de individuos que, conipartiendo la misma “situacién de clase”, es decir, le misma “situacién de mercado”, tienen las mismas opoxtunidades tipicas en el mercado de los bienes y del teabajo, condiciones de existencia y esperiencias personales, ya los grupos de status (Stande) como conjuntos de hombres definidos por cierta posicién en la jerarquia del honor y del prestigio. Todo parece indicar que Max Weber opone la clase y el grupo de status como dos tipos de unidades reales que podrian encontrarse Con mayor 0 menor frecuencia segiin el tipo de socieclad (es decir, all parecer segiin el grado de autonomizacién y de dominacién del orden econdmico); pata otorgar a los andlisis weberianos toda su fuerza y su alcatice, hay que ver allf més bien unidades nominales que pueden restituir mas o menos completamente la realidad segiin el tipo de sociedad, péto que son siempre ¢l resultado de fa eleccid de actntuar ef aspecto econdmice 0 ef aspecto simbilico, aspectos que coexisten siempre en la realidad (en proporciones diferentes segiin las sociedades y segun las clases sociales de una misma sociedad), ya que las distinciones simbélicas son siempre secundarias respecto a las diferencias econdmicas que expresan, transfigurindolas. Plerte Bovediew BR Bk ye Lo que Max Weber llama “el orden propiamente social” como mado de distei bucida del prestigio social, slo dispone de una auconomfa relativa, porque esta unido al orden econdmico como modo de distribucida y de utilidacién de los bie~ nes y de-las prestaciones econdmicas por selaciones de interdependencia mas o menos estrechas y mas 0 menos segiin las sociedades”, pero en virtud de esta auto- nomis parcial, puéde desarrollar su propia légica como universo de las relaciones simbélicas. Ea efecto, es notable que todos los casgos:que Max Weber asigaa al grupo de status corresponden al orden simbdlico, ya se trate del estilo de vida o de privilegios honorificos (tales como el uso de ciertos vestidos o el consumo de pla- tos especiales, vedados a otros, la portacién de armas, el derecho de dedicarse co- mo diletante a pricticas artisticas) 0 también de reglas y prohibiciones que rigen los intercambios sociales y pacticularmente los mattimonios. Pero, més profunda- mente, rienceas que “todo tipo de situacién de clase, sobre todo cuando ésta des- cansa en el poder de la propiedad como tal, se realiza en su forma mas pura cuando todos los demas determinantes de las relaciones ceciprocas estén, en la medida de lo posible, auseates” -y “siendo Ia posesiéa y la desposesion las categorias funda- mentales de la situaciGn de clase”-, los grapos de status se definen menos por un tener que por un ser irceductible a su tener, meaos por la posesi6n pura y simple de bienes que por cierta manera de usar esos bienes, pudiendo siempre la busqueda de la distincién introducir una forma inimitable de rareza, la rareza del atte de con- sumir bien, que aun puede conferir rareza al bien consumido més comin. Por eso, como observa Max Weber, “podeia decicse, a costa de una excesiva simplificacién, que las clases se distinguen segtin su relacién con la produccién y la adquisicién de bienes, y los grupos de status, en cambio, segiia los principios de su consumo de los bienes, representado por tipos especiticos de estilos de vida’™. O sea que las diferencias propiamente econdmicas aparecen reduplicadas por las distinciones simbélicas en Ja manera de usar esos bienes 0, si se quiere, y atin mis, en el consumo simbdlico (u ostensivo) que transmuta Jos bienes en'signos, a las diferencias de hecho en distinciones significantes, 0, para hablar como los lingtiistas en “valores”, privilegiando la manera, ta forma de la aceién o del objeto en detri- mento de su funcidn, De lo que resulta que de todas las distinciones las mas pres- tigiosas son aquelles que mas claramente simbolizan la posicién en la esteuctura M. Weber, op. cit, t If, p. 688. > De lo que resulta -obsena Max Weber que fas “diferencias entce ins clases se enteeceuzan de mil ‘manctas coa las distinclones de stacus”: en otros téernioos, si la posesiOn de bienes tiende siemp convertirse, a Ja langa, en ta condicidn necesarin de la pertenencia a un grupo de status, por otro lado a0 ces punca uae condicion suficiente, vel konor de ua orden estaracario no esei necesariamentetigado a unt te, por regla generat de las pretensiones sitaacidn de clase, va que, por el contranio, se distingue rascal dle Ia pura y simple propiedsd. Pt Revisea Columbiana de Suciologt social ~como el vestido, el Lenguaje 0 ¢} acento, y sobre todo las “rmaneras”, el buen gusto y la cultura-, porque pretenden aparecer como propiedades esenciales de la person, comio un ser ireductible al tener, en resumen, como una naturalega, peto paraddjicamente una qaturaleza cultivada, una cultura convertida en natura leza, una gracia y un don. Lo que esté én juego en la divulgacién y en la distinciéa, como se ve, no es mas que la excelencia humana, lo mismo que toda sociedad reconoce en el hombre cultivado. No es pues casual gue, como observa Weber, “los grupos de status son los portadores de todas fas convenciones”: toda “estilizacidn de la vida, cualquiera sea Ja forma en que se manifieste, dene su origen en un grupo de status 0 es mantenida en vida por un grupo de status”, Poner ol acento en ta manera, es privilegiar la forraa de ta'accién a expensas de su funcida y de los insteumentos materiales que utiliza: por*consiguiente, como nota Weber, ao hay nada que repugne més fuerte- mente al Honor de los drdenes estatutarios que el regateo, elemento esencial del juego de miercado, completamente diferente del juego de los intercambios simb3- licos, Es natural, pues, que al igual que las sociedades tradicionales, los grupos de status impongan a quienes quieran pacticipar de ellos, ademas de los modelos de comportamiento, modelos de la modalidad de los comportamientos, es decir re- glas convencionales que definan la justa manera de ejecutar los modelos. “Vale la pena notar ~escribe Veblen~ que toda esta categoria de observancias ceremoniales clasificadas en el capitulo general de las maneras ocupa un lugar mas importante en la estima de los hombres en la etapa de cultura en que el ocio ostensivo conoce la mayor difusiéa como marca de honorabilidad que en las etapas ulteriores-del desa- rrollo cultural [...]. En la visiéa popular, las maneras terminan por encerrar una utilidad sustancial en si mismas, han adquirido ua caricter sacramental”. Disociar de los fines perseguidds la manera de alcanzatlos y proponerla como objeto deuna aprehensién especifica, privilegiar el estilo en detrimento de la eficacia y someterlo ala estilizacién, considerar la ejecucién consumada de la pastitura social como el signo por excelencia de la scalizaciéa social, todo esto equivale a hacer del arte de vivir una de las bellas artes y a transmutar las coerciones naturales en reglas culeu- rales, propiamente humanas De este modo la logica del sistema de los actos y los procedimientos expresivos no puede comprenderse independientemente de su funcién, que es la de presentar una traducci6n simbélica del sistema social como “sistema de inclusién y exclu- sida”, segiin la expresion de McGuire, la de significar la comunidad y la distincién £ M. Weber, op. HT, p. 686. jon and Mobility Parteros", Ascericar Secilogical Review; sv, 1950, ® MeGuire, “Social Sadfic pp. 195-204, Bieee Bord. ae] eres transmutando los bienes econdmicos en signos y las accione’ orientadas hacia fines econdmicos en actos de comunicacién (que pueden expresar una negativa a comunicarse). Nada seria mas falso, en efecto, que creer que las acciones simbélicas (o el aspecto simbélico de las acciones) se limitan a significarse a si mismas; las acciones simbélicas siempre expresan la posicién social segiin una légica que es la misma de la estructura social, la de ia distincidn. Los signos, que como tales se “de- finen, no positivamente por su contenido, sino negativamente por su relacién con los demas términos del sistema”, y que, no siendo mas que Io que los otros no son, deben su “valor” a la estructura del sistema simbélico, estin predispuestos por una especie de armonia preestablecida a expeesat el “tango” estaturatio que ~como la palabra lo dice~ debe !a esencial de su “valor” a su posicién en una es- tructura social definida como sistema de posiciones y de oposiciones. Es, pues, como si los sistemas simbélicos estuvieran destinados, por la Logica de su funcionamiento como estructura de homologias y de eposiciones, o mejor, de separaciones diferenciales, a desempefiar una funci6n social de asociacisa y de disociacién y, més ptecisamente, a expresar las separaciones diferenciales que definen ala estructura de una sociedad como sistema de significaciones, arrancando alos elementos constitutivos de esta estructura, grupos o individuos, de la imsignift- sancia. Asi, el lenguaje y el vestido, o mejor, ciettas maneras de tratarel Lenguaje y al vestido, introducen o expresan separaciones diferenciales en el interior de la so- ciedad, en calidad de signos 0 insignias de la condicién o de la funcidn” De todos los consumos 0 de todas las conductas que pueden recibir una fun- cién expresiva, ya se trate de la compra de an automavil, de la decoracién de un depactamento o de la eleccion de un establecimiento escolar para los hijos, el ves- tido y el atavio son Jos que, en efecto, en razdn de su alto rendimiento simbélico, cumplen més perfectamente, junto con el lenguaje y Ia cultura, la funcién de aso- ciacién y disociacién, Como observé Simmel, la moda del vestido es un proceso que combina Ia individualizacién y la imitacién, que, como Sichgletch-machen, ha- cerse el igual, segrin los eérminos de Hegel, expresa paraddjicamente la voluntad de afirmar la particularidad por la biisqueda de la diferencia altima. Y Simmel observa también que la moda, al permitir maccar simbélicamente la “tistinciéa” adoptando sucesivamente diferentés signos distintivos, obedece a una légica semejante'a la del honor (tal como se observa, por lo menos, en las sociedades estratificadas) en la medida en que contiere también una macca comin a los miembros de un grupo * L. Hjelmsler, Essais linguistiques, “Travaux du Cercle Linguistique de Copeahague, vol. x, Copenhague, 1959, p. 106. 4CE.C. Lévi-Strauss, Lr rm ef le eit, Plon, Paris, 1964, p. 60. [Hay traduccion castetana: Le crud 4 cocida, FCE, México, 1969) Revista Colaimbiana de Sociologia | | | particular al mismo tempo que los distingue de los extrados al grupo". Ba reali dad, la logica dé la divulgacion (que Bernard Barber y Lyle S$, Lobel Uaman fickle down pattern) autoriza y exige ala vez 1a busqueda de diferencias sutiles sobre un fondo de semejanzas toscas. Asi, én los Estados Unidos, a medida que se difunden Jos nuevos estilos de origen parisiense que los costureros ceproducen, imiténdolos, en niimero limitado, por tanto muy costosos, los creadotes de las diferentes series de precio inferior integran lo mejor que pueden los rasgos de la nueva moda en las lineas que crean, para cesponder a la demanda actual o anticipada de las personas de rango inferior. Por consiguiente, a lz manera de !a lengua, el vestide como sis- tema simbélico de funcién expresiva obedece a la légica de las oposiciones signifi cativas: en [a cima de le jeracquia social, las familias antiguas de Nueva Inglaterra aficrnan una “distincién” fandada en el nacimiento y la herencia (por oposicién al logro profesional), rechazando las audacias de la moda francesa y reivindicando la acistocracia’inglesa en sus gustos por los “tweeds” y Jos “woolens” y en general en su estilo de vida. Por debajo, las familias de antigua fortuna (old money families) en cuentzan en la moda parisiense simbolos de vestido ligados a la riqueza y a un estilo de vida mas cosmopolita que expresan mejor su condicién econdémica y su posicién social que la moda conservadora de la alta sociedad y, preocupadas por definirse tanto respecto a la clase superior como tespecto.a la clase inferior, se esfuerzan por asociar la opulencia a la elegancia discreta y buscan el chic y la “so- fisticacién” (por oposicién a la distincidn atistocratica de la clase alta), evitando la ostentacida chillona del nuevo rico. Las clases medias rechazan la moda parisiense como “osada”, “exteaordinaria” y “excesiva”, y sustituyen el afin por el efecto bascado —que manifiesta la palabra chie~ por la busqueda de una “cespetabilidad distinguida” ~expresada en Ia palabra smart". Aunque la divulgaciéa de la moda supone la produccién en serie, condicién de ka baja de los precios, los produciores se esfuerzan por evitar la uniformidad completa “distribuyendo sus lotes sobre tuna vasta rea geografica, colocando un mimero limitado de prendas del mismo estilo, del mismo origen y de la misma talla en el envio destinado a cada ciudad, a cada minoriste’”. Asi, la dialéctica de Ja divulgaciéa y de la distincién explica en: teramente el funcionamiento del sistema el cambio incesante que lo caractetiza: ua estilo, necesariamente, debe cambiar cuando se ha divulgado por completo, ya que en calidad de signo distintivo no podria universalizarse sin perder la significacion, 4G, Simmel, “Fashion”, Internationa! Quarter X, 3904; pp, 130-135, reeditado en Ameritas Journal of Socisiegy, 139% (1957), pp. S41-$58, * B, Barber y LS. Lobel oe cit ® Silas reglas que igen las eleccionesextétieas de cada clase se expresan ficilmente bajo la forma de receptos negativos, poeden ser negativas, o mejor, opositivas, sin reducirse a la negacién de las teglas a que obedecen las otras clases. El rechazo de la “wulgasidad” como biisqueds de la distincisn se expresa vennnnnenn Pigtte BOUeBlEA un BS) © mejor, el “valor” (en el sentido saussureano) que recibe desu posicién en un, sistema y de su oposicin a los demas elementos del sistema. Sin duda, hay un mis- mo principio que impone a la busqueda de la distinciéa una reaovacida incesante de sus procedimientos expresivos en todos los dominios en que —por ejemplo con la produccién en serie— los indices tcadicionales de status llegan a ser mas amplie mente accesibles, y el affin por marcar las diferencias debe expresarse ent el rechazo de los coasumas y las practicas demasiado comunes (la fotografia, la television 0 cierto tipo de curismo, por ejemplo) o en la manera original de rendir culto a esos consumos o 2 esas practicas; en este caso, la sepatacidn diferencial aparece en el nivel de la modalidad de los compostamientos. No es casual que el snob, como personaje social, creador ¢ imitador de ptocedimientos expresivos en materia de indumentaria, vivienda y estilo de vida, sea contemporaneo de la revolucién in- dustrial y de la desaparicién de los “érdenes” estarutarios; en efecto, todo lleva a admitir que la renovacién incesante de los procedimientos expresivos que carac- tetiza al esnobismo se impone crecientemente, en dominios cada vez mis diversos y entre grupos cada vez més amplios, a medida que las diferencias objetivas, eco- némicas 0 estatutatias tienden 2 borrarse. Es una logica del mismo tipo la que regula Jos fenémenos de fingimiento que se observan en el uso de la lengua. También en este caso la logica de la simbolizacion de la posicién social no debe nada, o muy poco, a las intenciones individuales, ya que la busqueda mis explicita de la distincidn se organiza, en realidad, segiin reglas socialmente definidas, de modo que las conductas “distinguidas” son con respecto al sistema de los procedimientos expresivos lo que el lenguaje hablado es con res- pecto a una lengua™, “Bn las comunidades lingiisticas fuertemente diferenciadas -observa NS. Trubetzkoy-, estas distinciones son muy matcadas en las promun- segiia una légica propia de cada clase, por el hecho de que debe su forma y su coloracién particular al efbos de cada clase. Asi, del inisrmo modo que la oposicién entze las antiguas familias y las familias de natigua Fortuna se organiza'en torno del principio abjecivo de las difecencias que las separan ¥ de los valores asociados a este principio, es decir, muy groscramente; a herencia y el dinero, también ta desenvolcura negligente con que 10s miembros de las clases superiores se dedican, cuando to hacen, a la fotogratia se pone a la ascesis aboriosa de la adquisicidn que se exprese, por ejemplo, en el verbo “hacer” en “hacer la América”, como la distinciSa natueal se opone al esfuerzo penoso. » Bs, pues, como si las diferentes sociedades y las difercates clases sociales propusierasi a sus miem- bens otros tantos sisternas diferentes de indices de diferencizcidn. De este modo, mnienteas queen nucsteas sociodades las pricticas culturiles deben a su alto cendimiento sitnbdlico el hecho de ser ef medio de cexpresin por excelencia de la busqueda de la difesencia por la diferencia, ésta ha podido expresasse tam- bign, en otras épacas, en atzos dominios, par ejemplo el dela religion: “Si llega a ocursir que aquellos que antes fueron simples cteyeates adopcan ¢! leaguaje de la gente ilustrada, ¢s para probarse a si mismos ¥ a los demas que son de waa clase mds elovada, que se han convertido a su vez en “personas de cierto estilo”, Ese es ena prueba adicional de que la geligin ha pasado a ser un asunco de! pueblo, Para ser burgués, es smenester no creer. Este hombce que “mica can desprecio, desde lo alto de su grandera, a ese pobre pueblo que asiste resperuoso a los santos Misterios”, ese hombre gue “se cree un personaje distinguido porque, Reviews Co imbians de Sociolaghs ciaciones, que descansan en una estructura provincial, profesional o cultural de ia sociedad |...]- La lengua corziente de Viena suena en la boca de un funcionario oficial de manera rhuy distinta que en la boca de un tendero. En fa Rusia prerre- volucionatia, los miembros del clero se distinguian por la pronunciacién espirante de lag |...], aunque, en general, hablacan Ja Jengua literaria ms pura; existia una pronunciacién particelarmente “noble” y una pronunciacién “de comerciante” del ruso literario, En todas las lenguas existe una oposicidn entre la pronunciacién de las ciudades y la pronunciacién de la campaiia, asi como entre la pronunciacién de las personas ilustradas y la pronunciacién de los ignorantes. A menudo existe una pronunciacién “mundana”, caracterizada por una articulacién indolente propia de los dandys y de los snobs de todo tipo’. Como se ve, la diferenciacién de los procedimigntos expresivos de la lengua expresa la diferenciacién social segin una logica original. De lo que resulta, por una parte, que cada procedimiento expresivo sdlo tecibe su “valor” de su posicia en el sistema de los procedimientos expresivos hasta el puato de que seria ingenuo considerar que un individua tiene, por si mis- mo, catactetisticas tales como “vulgaridad” o “distincién”; como observa Gécard Genette, ta tradicién retérica “define las figuras como maneras de hablar alejadas de las naturales y ordinatias 0 aun [...] simples y comunes {...]. En otras palabras: el gfecto de las figuras (vivacidad, nobleza, gracia) es facil de calificar, pero suser sdlo puede designarse por el hecho de que cada figura es una figura aparte y las figucas en general se distinguen de las expresiones no figuradas por tenet una mo- dificacién particular, llamada figura”. ¥, por otra parte, es posible observar ras- 03 constantes en los grupos sociales de rango elevado: asi como Trubetzkoy caracteriza la pronunciaciéa mundana por su“ indolencia”, observando que la “negligencia en la articulacién de las consonantes y la r uvulares son procedimien- tos expresivos por los que se reconoce a un dandy”, dica a los grupos privilegiados una tendencia a la “estilizacién” de la vida, al des- déa por la “actividad de adquisicién racional” y especialmente, por la actividad empresatial, y se puede observar que los miembros de las clases cultivadas thani- , tambiéa Max Weber-adju- fiestan una fuerte inclinacién al diletantismo y a una representacién carisondtica de la telacion con la cultura”, Lejos de que ciereas propiedades se vinculen intrinse- camente con determinadas éondiciones econdmicas y sociales, por tanto con cier- al evés de los demas, ao hace inclinaciones, geaullexiones, plegarias”.[...J. sl mismo cempo que ceniega de su celigibn, establece uaa distincién ene dos clases sociales, hace de aigin modo una declaraci6n, para ‘que se zeconczcan sus derechos de busgués” (B, Groethuysen, Oniginer de Fesprit bourgeois en France, LiEglive et la bourgesisie, NRE, Paris, 1927, p31) “NS. Teoubetzkoy, Principes de phonologie, Klincksieck, Patis, 1957, pp. 21-22. * G. Genewe, Figures, Seuil, Paris, 1966, p. 209. * Ibid, p. 22, * CEP. Bourdieu y A. Darbel, L'Amour de "Ars fe maze et ton public, Ed. de Miit, Pacts, 1968 Pierre Bound es ic Ky 1 pe] tas situaciones existenciales, es necesario admitir que a “posiciories” homélogas en Ja estructura social corresponden conductas simbdlicas de estilos equivalences. En realidad, a diferencia del siscema lingitistico propiamente dicho, los sistemas simbolicos que pucden llamarse exptesivos (tomando de Trubetzkoy esta palabra, con Ja que él caractesiza los procedimientos fonolégicos que “en una comunidad linglifstica sieven para caracterizar a.un grupo detecminado de sujetos bablantes”)®, constituyen sistemas jeracquizados, que se organizan por referencia aun término fijo, es decis, las maneras distinguidas del grupo cuyo rango es mis elevado, 0, por el contrario, las maneras comunes del grupo de range infetior". Como el principio de los sistemas expresivos no es mas que la buisqueda de la diferencia, o mejor, de 1a distincién, en el sentido de macca de diferencia que separa de lo comtin por “un caricter de elegancia, nobleza y buen tono” ~como dice el diccionario Listré— se comprende que los grupos de status tiendan a distinguirse unos de otros por oposiciones mas © menos sutiles, y por consiguicate, que los grupos de rango mas elevado sean también aquellos que estén en mejores condiciones para descollar por el refinamiento, ya se trate del Jenguaje, del vestido 0, mas generalmente, de todo el habitus. La bisqueda de diferencia en materia de lenguaje puede conducic a la pura y simple “bifurcaciéa lingiiistica”, cuando las clases cultivadas utilizaa un lenguaje distiato del de las clascs populares’. Pero la intencién de distinguirse se realiza quiz mas perfectamente en los refinamientos que se introducen en el lenguaje co- méa: en Ceilan, el lenguaje de los sacerdores y de los jefes es rico, dulee, elegante, afable, como las personas que lo hablan, y un observador puede notar el gusto de los cingaleses por los refinamientos estilisticos, mas admirados cuanto més artifi- ciales son®. Pero las maneras mas buscadas no son siempre las mas complejas, y ¢! juego de las oposiciones, en el caso de ciertas estructuras sociales, puede. conducis alos grupos de rango clevado a adoprar las costumbres mis “simples” por una es- pecie de doble negaciéa. Asi como el estilo simple de la retdtica clisica se define como tal en virtud de una carencia, es decir por referencia al sistema de las figuras, del mismo modo, como observa Trubetzkoy, los estilos expresivos pueden dis- tinguirse tanto por emplear el recurso de Hamar la atenciéa como por atenuarlo “Compirense, por ejemplo, el discurso exageradamente tefiido de afectividad de ” Shid, p. 22 # Se habla de un rosteo comin -dice Kant, por oposicisn a un sosero distinguido”. B. Kant, Antiorspologie dx point de wre prageratique, Nia, Paris, 1964, p. 147, 4 Ralph iets, “Speech and Socieiy: A Sociological Approach co Language”, American Sectalogical Review, $4, 1951, pp. 499-50 * Loe. cit, p. 26, Revista Cofomibisea 2 Sociologia una dama afectada y el discurso solemnemente flemitico de un viejo € importante dignarasio”, Igualmente, aun en nuestra sociedad, el afin por escapar al celo inge- uo de los fotdgrafos apasionados que se reclutan sobre todo én las clases medias, s de la clase cultivada tografica aparenternente muy semejante a la de las clases populares, una adhesion reservada y desengafiada ~a veces afirmada como por despecho o por desafio— a uaa actividad juzgada vulgar én virtud de su divulgacién. En una sociedad dife- renciada en la que no se trata solamente de diferir de lo cormin sino de diferir de manera diferente, la [dgica de las transposiciones del pro 0 contra produce en- y la simplicidad puede conducie a los miem! spresar en uaa prictica fo- cuentros de este tipo entre la simplicidad simple de los “simples” buscada de los refinados®. Con este iiltimo ejemplo se habrd notado que es necesar pecto simbglico de la posicién de clase no sélo los procedimientos exptesivos, es decir los actos especifica ¢ intencionalmente destinados a expresar la posicién so- cial sino tambiéa el conjunto de los actos sociales que, incluso sin quererlo o sin saberlo, traducen o traicionan, a los ojos de los demas y al grupo, una cierta posicién en la sociedad (la percepcidn de la situaciéa de dase, de la nuestra o de los otros, ¢s espontiineamente “estructural”). La autonomizacién io englobar en el as- sobre todo de los extrafios de! aspecto econémico de las acciones no se realiza nuaca tan perfectamente, in- cluso en nuestras sociedades (y a fortiori en las sociedades téedicionales que acen tian a voluntad la ambigiiedad de las conductas), como para que las acciones mas directamente orientadas hacia fines econdmicos estén totalmente desprovistas de fanciones simbélicas. Esto, desde luego, vale sobre todo para los actos de consu- mo que, como lo demostré Veblen, siempre expresan, por lo menos secundatia- or” determinado por oposicién a otras posiciones) de quienes los efectiian, por ser caracteristicos de un determinado geupo de status. En otros términos, si los procedimientos expresivos comoiactos subjetiva e intencionalmente destinados 2 expresar la posicién social se opohen a mente, la posicién social {provista de un “v Jos actos objetivamente expresivos (es decir a todos los actos sociales) en la medi- da en que vehiculan significaciones de segundo grado, productos de una reduplica- cidn expresiva de las significaciones de primer grado que los actos sociales deben necesariamente a la posicién en la estructura social de quienes los efectian, se pasa “ “Peasando en el obcero, Cittoén peetendlia separar de un golpe la foncién material del automévil y su valor simbélico. Un Jaguar tipa E, por ejemplo, és un puro simbolo. Es demasiado caro, conte demasiado ripido, no es bastante espacioso,es demasiado frigil,

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